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Entrevista a Nando López: “No creo que me afecte el veto parental; sus defensores no leen mucho”

Entrevista/06 Febrero 2020/Autor: Rodrigo Santodomingo/eldiariolaeducacioon.com

Nando López es docente (en excedencia) y autor. Además, visita unos 100 centros por año para hablar, sobre todo, de literatura. Desde hace algún tiempo, la militancia LGTBI tiene una gran importancia en su quehacer cotidiano. Hablamos con él de vetos parentales, derechos humanos, adolescencia y literatura.

Profesor de secundaria en excedencia, adalid de la escuela pública, el barcelonés Nando López ha hecho de la mezcla entre literatura y diversidad su bandera. Visita más de 100 centros al año en un tour sempiterno. Habla con vehemencia y dulzura de su experiencia personal, de su pasión por los libros como agentes de cambio, de los márgenes para innovar en el aula a pesar de los pesares. Charlamos con López en uno de los cafés con más solera literaria del madrileño barrio de Malasaña.

Eres carne pin parental. ¿Te bloqueará el sistema?

Lo haría si no fuera por el trabajo de las familias y los docentes, que en su mayoría están en contra del veto. Mis libros se leen en la pública, y también en la concertada y la privada, religiosas o no. Y cada vez me llaman más para que vaya a centros, quizá precisamente por culpa de esa minoría que arma tanto escándalo. Puedes vetar charlas, pero no encuentros literarios.

O sí, la verdad es que no está muy claro… Entiendo que unos padres pueden enterarse de que eres militante LGTBI e impedir que su hijo te escuche.

La lectura forma parte del currículum, a mí me contactan departamentos de Lengua y Literatura. Aunque bien pensado, el otro día vetaron una charla sobre reciclaje, los peligrosísimos contenedores… [ríe]. Supongo que en teoría sí me pueden vetar, pero no creo que ocurra porque la literatura requiere un esfuerzo que es leer, y yo creo que los que están a favor del veto no leen mucho.

En cualquier caso, parece que han conseguido embarrar el debate apelando a derechos abstractos como la libertad de educación, cuando el problema se reduce a cuestiones bien concretas. Por ejemplo, no queremos que se normalice la homosexualidad en la escuela porque para nosotros no es normal.

El problema es que estamos comprando su discurso. Dicen que la educación tiene que ser según los valores de cada padre. Un valor es, por ejemplo, la generosidad. Pero los derechos que recoge la Constitución no son valores, son derechos inalienables, y los profesores estamos obligados legalmente a educar según nuestra Constitución, que recoge el respeto a la diversidad. Más aún, la homofobia o el machismo son delitos de odio. No son cuestiones debatibles, y me entristece el hecho de que se estén debatiendo.

Pero es ahí donde están ganando la batalla: poniendo sobre la mesa asuntos que casi no provocaban controversia.

Yo creo que están perdiendo esa batalla. El ruido que han generado es mayoritariamente en su contra. Quizá tiendo a ser muy optimista, si no, no sería educador. Casi diría que han conseguido sacar el orgullo del colectivo LGTBI y han despertado el activismo, que estaba un poco dormido. Y lo que jamás podrán controlar es lo cotidiano, la actitud de tantos profesores y profesoras que han dejado claro que no se van a callar. Una charla es algo puntual, pero educa más lo que haces en tu día a día. Yo pedía a mis alumnos que analizaran frases como “Ana y María se besan” o “Pedro y Juan se quieren”. Son pinceladas que introducen la diversidad en el aula de forma muy natural.

¿Supone un riesgo alto salir del armario durante la adolescencia?

Yo creía que no, pero hace poco, en un encuentro, les dije a los chavales que ahora tenían suerte porque era más sencillo. Al final se me acercó un chico muy discretamente, me dijo que no lo era y se fue. Me dio mucho que pensar. Recuerdo también el caso de una chica trans que me contó que tenía que esconder su ropa porque sus padres se la rompían. Depende mucho de las zonas. En algunas, llevan abiertamente la bandera arcoiris. En otras, aún se vive con miedo. Es una etapa difícil, ya que luchas entre la singularidad y la aceptación.

Me pregunto si esa chica trans ha encontrado en su centro el apoyo o la comprensión que no tiene por parte de su familia.

Sí, y hay muchos casos similares. Por eso yo hablo tanto de la visibilidad docente. Que una profesora mencione abiertamente a su novia, o un profesor a su novio, que haya profesores trans. En mi novela La edad de la ira hay un chico que vive una situación de homofobia brutal en su familia. Está basada en experiencias reales de alumnos a los que los profesores intentamos salvar de entornos hostiles. Son situaciones que me provocan mucho dolor e impotencia, ya que como docente uno tiene unos límites. ¿Los hijos de padres homófobos, machistas o racistas tienen que heredar esas actitudes y prejuicios? ¿Cómo vamos a frenar entonces el acoso escolar? Escribir esa novela se convirtió en una necesidad.

¿Y percibes, en esta gira sin fin que haces por colegios e institutos, un aumento de actitudes machistas entre los alumnos?

No, pero sí una cierta polarización. Hay una adolescencia muy interesada en estos temas, chicas y también chicos que quieren vivir su masculinidad de una forma no tóxica. Y luego te encuentras lo contrario, chavales que dicen cosas que antes no se atrevían a decir. El discurso de la ultraderecha ha conseguido que se pierda la vergüenza al utilizar “feminazi” o expresar que el mero hecho de ser feminista conlleva algo negativo. No veo más machismo o más racismo, simplemente veo que se hacen más obvios esos que antes estaban latentes.

Por su especial gravedad se habla mucho del machismo cuando deriva en agresión directa, pero no tanto de otras cuestiones menos graves, aunque quizá más generalizadas. Por ejemplo, las crecientes imposiciones estéticas: parece que cada vez más adolescentes han asumido que están obligadas a ir maquilladas cuando salen de casa. O esa sexualidad sumisa de las mujeres jóvenes en tantos vídeos musicales.

Son fenómenos que también afectan a los chicos. No hay más que ver el repunte tremendo de casos de vigorexia. Las redes sociales son a veces puro exhibicionismo, para ellas y para ellos. Y en cuanto a esos roles que reproducen ciertos vídeos y canciones, claro que cosifican a las chicas, pero también ejercen mucha presión sobre los chicos, que piensan que tienen que ser así: duros, tóxicos, con una actitud ante la vida en la que la mayoría no encaja. Eso genera mucha frustración. Cuando vivamos en una sociedad feminista, el hombre también podrá ser libre. Para que esto ocurra hace falta, como siempre, más educación, de manera que los jóvenes puedan tener una mirada crítica ante lo que les rodea. Y no se trata de prohibir el reguetón en las fiestas escolares, algo que solo produciría más interés y curiosidad.

Eres un gran defensor de la escuela pública como garante de una igualdad de oportunidades real. Mencionas con frecuencia lo mucho que te ha ayudado a ti. Defiendes incluso una especie de justicia compensatoria: que se apoye más a los centros de entornos especialmente desfavorecidos. Un debate que casi no existe en España.

No todos los centros han de recibir lo mismo. Al igual que no todos los alumnos deben recibir la misma ayuda: algunos requerirán un poco más de esfuerzo, por la circunstancia que sea. Al menos ahora se van a prohibir los ranking de centros, una aberración que provocaba que determinadas escuelas fueran aún más gueto. Listados que no tenían en absoluto en cuenta la realidad socioeconómica del centro. Habría que estudiar el contexto de cada colegio o instituto, ver sus necesidades y apoyar con decisión a aquellos con problemas auténticos. Actuar a partir de una noción de redistribución equitativa. Conozco a un profesor con un programa maravilloso de fomento de la lectura a través de novelas gráficas. Tras meses de trabajo en un centro con familias de pocos recursos, le dieron 80 euros al año. ¿Qué haces con 80 euros? Estas desigualdades están llevando a muchos profesores al borde del agotamiento emocional. Se habla mucho de la ilusión, pero la ilusión necesita medios.

¿Hemos retrocedido en el camino hacia ese horizonte de igualdad de oportunidades a través de la educación?

Los recortes que hubo no se han recuperado. En algunos centros hay ratios en Bachillerato de casi 40 alumnos; los profesores tienen más horas y más chavales. Se han rescatado bancos y autopistas, pero no colegios. No se apuesta de manera decidida por la FP, el sistema apenas ha cambiado desde que yo estaba en BUP, no se generan oportunidades. Si unes una educación poco sólida con un mundo laboral precario, el futuro de los jóvenes es un sitio muy gris. Hace unos años, ser mileurista significaba precariedad; ahora, no es solo normal, es incluso deseable. Hemos bajado en expectativas, y es algo que está sufriendo todo el sistema social. Me preocupa mucho que, ante este panorama, nos quedemos atascados en cuestiones como el veto parental o que se utilicen las banderas para tapar todo lo que hay debajo.

Desde un óptica pedagógica, ¿es el sistema español demasiado monolítico o resistente al cambio?

Muchos profesores van por delante del sistema, y eso genera estrés porque tienen que moverse entre lo que les obliga el currículum y lo que piensan que deben hacer. En Lengua y Literatura, desde 5º de primaria hasta 2º de bachillerato los alumnos analizan sintagmas nominales, contenidos que aborrecen y que no van a entender mejor porque se lo repitas mucho. ¿Por qué no se trabaja más la expresión escrita y oral y la comprensión lectora?

A veces parece que nos empeñamos de veras en convertir en puro tedio una asignatura que debería ser gozosa y creativa.

Añade al análisis sintáctico el comentario de texto convencional y los exámenes de lectura. Convertir al libro en objeto de examen: una gran manera de matar cualquier pasión lectora. Hay que replantearse dónde queremos llegar con este tipo de enfoques. He tenido alumnos que analizaban oraciones maravillosamente pero eran incapaces de escribir un texto argumentativo. Si quieres ser lingüista, resulta fundamental que domines la sintaxis. Si no, es mucho más importante que sepas escribir y leer bien.

En cuanto a la literatura, entiendo que lo profesores tenéis que combinar el acercamiento a los clásicos con el fomento de la lectura. Hay quien pensará que se trata de objetivos casi antagónicos…

Para muchos alumnos somos la única ventana a los clásicos, estoy muy a favor de que se enseñen. Pero tengo la obligación de que, a través de mí, amen La Celestina. No puedo endosársela para que la lean en casa. Se pueden plantear también otros ejes. ¿Por qué no enseñar la literatura por géneros? ¿O en un orden cronológico inverso? En 3º de ESO tienen 14 años; si empezamos por la literatura medieval y El Libro del Buen Amor, acabarán odiando un libro fascinante, divertidísimo e irreverente. Pero si empezamos por el siglo XXI, podemos llegar ahí desde otro lugar. Yo en mis clases planteaba viajes temáticos: empezábamos por una peli de actualidad y de ahí buceábamos en los referentes y llegábamos al clásico que la había inspirado. Para entonces ya tenían muchas ganas de leerlo. Y siempre facilitaba la participación de los alumnos. A pesar de las trabas, muchos otros compañeros están trabajando los libros de maneras muy originales: book trailers, dramatizaciones…

Innovar resulta más difícil cuanto más avanzamos en la enseñanza obligatoria. En bachillerato, se antoja algo casi heroico.

Se pierden muchos lectores en el salto a la ESO. Tiene que ver con el salto a la adolescencia, pero también con los programas: si paso de leer libros adecuados a mi edad a leer El Lazarillo, pues El Lazarillo es maravilloso…, pero con 12 años no lo entiendo. Conforme subes el nivel, la presión externa es mayor. Yo odiaba dar 2º de bachillerato. Literatura de los siglos XIX y el XX; chavales de 17 años con un nivel crítico muy alto. Todo perfecto, pero se volvía una pesadilla porque era una carrera para llegar a Selectividad.

Quizá esa pérdida de lectores a los 12-13 años también tenga que ver con que a esa edad los chavales empiezan a tener smartphones.

El otro día me preguntaba una chica por qué pensamos que cuando los adolescentes están con el móvil, no están leyendo. Me dijo que ella leía en el móvil. Muchos adolescentes cuelgan poesías en sus cuentas de Instagram. Los adultos tenemos muchos prejuicios.

Pero, con todas sus ventajas, parece que tener móvil con internet siempre disponible no ayuda a leer libros, con la concentración y a veces paciencia que requiere esta actividad. Nos pasa también a los adultos: no hay más que coger el metro. A lo mejor muchos están leyendo obras en sus pantallas, pero desde luego no lo parece.

La verdad es que me cuesta ser negativo porque mis libros cada vez se leen más. Es cierto que el móvil es muy tentador, y que los autores competimos además con Netflix y HBO. Yo tiendo mucho al capítulo breve, en los libros para adultos también. Las editoriales me recomiendan segmentar aún más. Y trato de enganchar desde la primera página. El libro, por otra parte, ayuda a entenderte como adolescente y tiene algo muy poderoso que es la intimidad. Mis libros gustan porque en ellos los chavales encuentran esa parte oscura que no se atreven a decir a nadie.

Desmontando al examen en clave de humor

La última obra de Nando López, En casa me lo sabía (Ed Martínez Roca), aborda desde la ironía el temido examen. Sus toneladas de humor sirven para desdramatizar EL momento mientras revelan cuánto de absurdo tiene la obsesión por las pruebas cerradas con notas numéricas. “He intentado hablar de educación de una forma simpática, algo que ya estaba presente en Dilo en voz alta y nos reímos todos. Es una manera divertida de denunciar por qué hemos convertido a los exámenes en la única forma de evaluación, por qué el sistema nos obliga a puntuar en criterios, estándares, etc, cuestiones tan difíciles de meter en una tabla de excel”.

López aboga por introducir “otras herramientas que humanicen la evaluación y tengan en cuenta el contexto de la clase y de cada alumno”. Para ello resulta imprescindible “trabajar con ratios menores que nos permitan ver a nuestros alumnos como personas en vez de como a un taco de exámenes”. Sin embargo, el autor barcelonés piensa que el examen podría sobrevivir en el aula y cumplir una importante función: “Dar al alumno un pequeño aprendizaje vital sobre situaciones de estrés”.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/03/no-creo-que-me-afecte-el-veto-parental-sus-defensores-no-leen-mucho/

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OVE celebra su 4to aniversario «Hemos aprendido haciendo» (Vídeo)

Otras Voces en Educación 

Hace cuatro años dijimos partida y decidimos lanzarnos a esta maravillosa aventura muy comprometida con las maestras y los maestros a nivel regional y mundial.

Cumplimos 4 años de actividades ininterrumpida en defensa de la educación pública, gratuita, científica y de calidad, mas de 55.000 documentos, informaciones, entrevistas, artículos, libros… así lo evidencian y más de 25 millones de visitan muestran la utilidad de este espacio.

Hoy en día destacamos la tarea de construir la más potente base de datos sobre reformas educativas a nivel mundial.

Hemos tejido una red con maestras y maestros a nivel regional, somos un punto de coincidencia de hombres, mujeres, maestros y maestras que trabajan en las aulas, que estudian y se actualizan permanentemente, y que luchan en las calles.

En este cuarto año estamos decididos a internacionalizar el equipo para hacer más efectiva las tareas. Hemos propuesto lanzar en las próximas semanas una convocatoria para 100 reporteros de Ove en América Latina y el Caribe y así poder sembrar raíces en distintos territorios.

Seguimos creciendo con los aportes, ideas y colaboraciones de educadores de todo el mundo. El futuro de una educación auténticamente inclusiva vale este esfuerzo de un colectivo voluntario abnegado y comprometido.

Ayúdanos a seguir contando con más lectores y colaboradores del portal de los y las maestras.

Gracias a todas y todos nuestros seguidores y lectores por su confianza en OVE.

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Realidad alterada: educación y UAM

Por: Hugo Aboites

No se trata de las resistencias y desajustes que inevitablemente genera un proceso profundo de transformación, lo que ahora comenzamos a vivir como protestas y conflictos en la educación básica y superior es la reaparición de problemáticas del pasado, irresueltas y agravadas. En educación, el cambio apenas rasguñó la recia corteza neoliberal y corporativa de la SEP y de las escuelas y universidades. En contraste, baste ver lo que hoy ocurre en el terreno de la salud pública. Ahí hay una propuesta radical, se ha establecido el derecho para todos, pleno y gratuito; innovadora, además, puesto que se aleja de la concepción decimonónica que confunde salud con curación, y se pronuncia por la promoción de la salud; el paso de los grandes sistemas hospitalarios a los esfuerzos locales de salud-promoción a cargo de equipos (promotor de salud, enfermero, médico) a escala de comunidad o barrio, que consolidan el paso de la salud individual a la colectiva. Una propuesta completa que incluye una nueva definición del trabajo –promoción local– y un planteamiento laboral que incluye una basificación generalizada y, con eso, –comunidad-empleo–, hace posible la creación de un enorme soporte social que, si incluye rasgos fuertes de democracia, puede enraizarse profundamente y garantizar su permanencia. Y, finalmente, todo esto no como salida a un conflicto puntual, sino por la pura fuerza de la convicción de cambio labrada por años de acumulación de taras institucionales, el reconocimiento del abuso laboral al personal de salud y el fracaso e inoperancia del viejo esquema de atención.

En educación, en cambio, el actual gobierno se mantiene y nos mantiene a todos, en otra dimensión, una realidad alterada. Para empezar, hoy no se reconoce el derecho pleno a la educación y la gratuidad. Y en la propuesta de Ley General de Educación Superior (LGES,Oct. 2019) se dice que quiere volver legal esa situación, al sostener que el “Estado garantizará el derecho de toda persona… a tener la posibilidad de recibir educación”. De esta manera la educación 4T queda por debajo del planteamiento del neoliberal gobierno de Salinas que en 1993 incluyó en la Constitución que todo individuo tiene derecho a recibir educación, y esa frase todavía constitucional no se retoma como base en la propuesta de ley. Peor aún, se establece que serán las instituciones (es decir las autoridades colegiadas o individuales) las que determinen “los requisitos de admisión…” Lo que significa poner el derecho a la educación en manos de instancias que una y otra vez han aplicado restricciones a la matrícula, exámenes del Ceneval, cuotas y condiciones restrictivas para la permanencia. Y significa hacer a un lado la normatividad que ya existe y se aplica para el acceso a las instituciones de los niveles superiores.

Por todo lo anterior, una educación llena de contradicciones y conflictos, sin utopías, con escasos procesos organizativos propios y democráticos, y, peor aún, conducida por actores que claramente no están pensando en cambiar radicalmente de visión y de esquema, sino en mantener lo más posible –así sea generando conflictos entre maestros– las realidades de proyectos del pasado. Es lo que explica la pobreza de miras de los cambios constitucionales y legales, y lo concreto y básico de sus luchas. En todos los niveles. Como la lucha de los estudiantes en 1999-2000 por la gratuidad, un congreso universitario, la permanencia, el rechazo al Ceneval, y de unos años para acá la lucha de las mujeres. Y la lucha de maestros y maestras (CNTE) a partir de 2012 contra una reforma profundamente autoritaria y agresiva, y también, la demanda airada de las y los trabajadores de la UAM que el año pasado mantuvieron una larga huelga y que ayer decidían si iniciar otra por la misma causa: la redistribución del presupuesto universitario para acabar con una enorme diferenciación salarial (una distancia de 20 veces entre el ingreso más bajo y el más alto, cuando antes de la era neoliberal era de seis).

Estos son los efectos de cambios constitucionales y legales que desde 1980 han creado procedimientos que garantizan la menor participación posible de estudiantes y trabajadores organizados y que fortalecen a las autoridades. Se propician distorsiones, corrupción y fuertes conflictos al interior de las instituciones. Habría que apostarle a un proyecto educativo de gran calado para la educación en conjunto –básica y superior–, que incluya, además del derecho pleno a la educación y la gratuidad inmediata, estabilidad laboral, salarios dignos para todos y la creación de espacios de participación democrática amplia de estudiantes y trabajadores universitarios organizados. De otra manera, la educación, una vez más, quedará rezagada y convertida en inoperante por el clima de autoritarismo y la reiterada necesidad de resistir.

*UAM-Xochimilco

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/02/01/opinion/016a1pol

Imagen: StockSnap en Pixabay

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Educación de calidad en el ODS 4: sus progresos van por países I

Por: Carmelo Marcén

Nuestra escuela, a un lado y otro del Atlántico, debe proporcionar una visión crítica del mundo, sujeto a múltiples interacciones entre ricos y pobres, presente y futuro. Los escolares de hoy, de cualquier país deberán utilizar criterios de lectura diferentes para entender el complejo y cambiante mundo que se les presenta.

Las escuelas de todo el mundo acogieron con expectación disimulada, dada la experiencia previa tan llena de olvidos, la formulación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), esos que buscan que ninguna persona se quede atrás en el camino hacia una vida digna en relación amistosa con el medioambiente que es el planeta y sus moradores. Algunos actores del mundo educativo, de forma interesada las escuelas que desde Latinoamérica nos siguen, mirarían con más detalle lo que venía a decir el ODS. Núm. 4; en general suelen tener más carencias a la vez que esperanzas. Su mismo enunciado “Educación de calidad” ya dice algo, pero cada una de sus metas merece la lectura e interpretación reposada; diríamos que sacude un poco las adormecidas ilusiones de cambiar el paso errático del mundo a través de la educación. Los ODS están pensados para las personas; la educación también. Este axioma se olvida a menudo. La educación lo es cuando mejora el pensamiento y la vida de las personas, hoy y mañana, cerca y lejos; poca trascendencia adquiere para sí misma como no sea su cordura.

Ahora acaba de conocerse el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, publicado por la UNESCO. Se detiene de forma especial en cinco escenarios fundamentales para conocer qué debemos hacer en nuestro ámbito si queremos mantener la ilusión educativa global: acceso, equidad, aprendizaje, calidad y financiación. Convendría que los departamentos o ministerios de Educación y quienes tienen competencias para mejorar los derechos de la infancia y adolescencia en cada país se lo estudiasen con detalle y pusiesen en marcha lo que falta para conseguir en cada una de las metas del ODS 4. También los equipos directivos de nuestras escuelas, las comunidades escolares de un lado y otro del Atlántico, deberían llevar a cabo un análisis comparado de lo que en él se dice. De todas formas, por si el quehacer diario impide encontrar ahora mismo el tiempo de su consideración, nos permitimos hacer una breve interpretación de algunos aspectos básicos, que continuaremos en el siguiente artículo de esta ecoescuela abierta.

En estos momentos de efervescente opinión educativa, muchas veces contaminante, hay que ocuparse de lo interesante. Hay que hablar de los ODS en los cursos de formación permanente del profesorado, no estaría de más que se dialogase con sentido crítico y reflexión no limitada a lo personal sobre estas metas que acordó la ONU y firmaron muchos países. Pero no porque sea una moda sino porque es una urgente necesidad. Es aventurado decir que los ODS van a cambiar totalmente la vida de las personas en todo el mundo, pero hay que conservar la utopía que supone la satisfacción personal, en este caso del profesorado, por la lucha hacia la mejora social. En primer lugar, hay que tener una idea fundada y compartida, una perspectiva global, del estado de la educación en el mundo, de los progresos habidos en algunos países, de la posible incidencia en la sociedad del futuro, de la influencia en las economías locales y en las dinámicas políticas y sociales, de las repercusiones que puede tener en los movimientos sociales y las migraciones, de si se puede hacer algo para retener el desastre social que se nos anuncia, etc. Pero también, para analizar la situación en la Unión Europea y en España.

Empezamos por el acceso a la educación de calidad. La meta para 2030 decía que el 100 % de los niños y niñas del mundo debería superar el primer ciclo de educación secundaria. Hoy apenas llega al 72 %: lo cual sale de que alcance el 95 % en los países de ingresos altos y el 33 % en los de ingresos bajos. Tres curiosidades: en Guinea-Bissau el 13 %, en España el 87 %; en el mundo, alrededor de 1 de cada 60 niños, más probabilidades si son niñas, nunca irá a la escuela; casi todas-os viven en países de ingresos bajos.

Más cosas de las que hablar en relación con los ODS en su conjunto. Hay una máxima que se repite a menudo: no dejar a nadie atrás, en particular a las niñas y adolescentes. Digamos, de entrada, que se han producido avances, que lo dice el informe, pero también recalca lo mucho que queda por conseguir: “Aunque en la educación preescolar la paridad mujeres/hombres es casi de 1 hasta en los países con ingresos bajos, en el mundo solo dos de cada tres países han logrado la paridad de género en la educación primaria, uno de cada dos en el primer ciclo de secundaria y uno de cada cuatro en el segundo ciclo de secundaria”. Hay que señalar que en este tramo educativo se han dado progresiones importantes, entre 1990 y 2018, que merecen ser analizadas: en los países de ingresos altos la paridad era de 1,02 y ahora es 1; en los de ingresos medios altos (0,95 a 1,05); ingresos medios bajos (0,59 a 0,96); ingresos bajos (0,52 a 0,80). Por regiones, hay que destacar que el Asia central y Meridional ha pasado del 0,44 al 0,96.
Se puede analizar mucho más, como el hecho de ver el porcentaje de escolares en edad superior al curso que les correspondería (Indicador 4.1.6 de los ODS). O que las tasas de no escolarización están estancadas en muchos países de ingresos bajos (Indicador 4.1.5). Así, quienes por circunstancias diversas no están en el curso que les correspondería por su edad a escala mundial suponen el 8,2 % en primaria, el 15,6 % en primer ciclo de secundaria y el 35,25 % en el segundo ciclo de secundaria (datos de 2017). Una afirmación del informe para tener en cuenta: aunque la tasa de niños sin escolarizar se ha reducido en más de la mitad durante este período, su número apenas ha cambiado, especialmente en el África subsahariana; aumentaron mucho los nacimientos.

Otra afirmación que incluye el informe y puede estar detrás de muchas de las rémoras sociales, económicas y de todo tipo que sufren los habitantes de algunos países: “Los más pobres no tienen prácticamente ninguna oportunidad de recibir educación terciaria en los países de ingresos bajos y medianos” (Indicador 4.5.1. de los ODS).

¿Acaso alguien se opone a que se hable de esto en la comunidad educativa? ¿Por qué? Las escuelas no deberían encerrase en sí mismas; mucho menos las de los países con ingresos altos que disfrutan de privilegios lejanos a las de los países con ingresos bajos. Son unos convenientes espejos donde mirarse. Hay que saber cómo están las de fuera; ayuda a conocerse a sí mismas. Esto de las diferencias educativas por países o regiones del mundo también debería trabajarse de forma especial en algunas materias de los currículos de secundaria y bachillerato; para nosotros es mucho más importante que buena parte de lo que mandan los currículos. Nos preguntamos si no serían estos unos buenos temas de diálogo para el profesorado que quiere transitar hacia la Educación Ambiental o para la Sostenibilidad, o que tienen en marcha ya proyectos de este tipo.

A modo de conclusión, copia textual del informe: “Existen niveles inaceptables de desigualdad en la educación entre países y entre grupos dentro de un mismo país. Es indispensable contar con datos desglosados de alta calidad para formular estrategias apropiadas que permitan reducir estas desigualdades y, en última instancia, no dejar a nadie atrás en el empeño por alcanzar el ODS 4”. Nuestra escuela, a un lado y otro del Atlántico, debe proporcionar una visión crítica del mundo, sujeto a múltiples interacciones entre ricos y pobres, presente y futuro. Los escolares de hoy, de cualquier país deberán utilizar criterios de lectura diferentes para entender el complejo y cambiante mundo que se les presenta.

Y hasta ahora solamente hemos anotado cuatro cosas de lo que en el Informe se dice con respecto al acceso a la educación, que por lo que parece todavía no es un derecho humano universal. Hay mucho más en el Informe. No dejen de leerlo detenidamente.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/01/31/educacion-de-calidad-en-el-ods-4-sus-progresos-van-por-paises-i/

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Educar para erradicar todo antisemitismo

Por: José Juan García

¿Existe aún el antisemitismo? ¿Aún existen prejuicios que pueden dañar la identidad de todo un pueblo? Uno quisiera responder de inmediato que no, que es un triste prejuicio superado. Y la fe cristiana, la misma comunidad judía y la escuela han tenido su parte en esa nivelación superior. Pero llega en estos días a mis manos un Informe de Euromedia Research por parte del «Osservatorio Solomon», que nos dice que el 1,3% de los italianos cree que la Shoah es sólo una leyenda. El 10,5% piensa que durante los duros años de la Shoah no han muerto 6 millones de judíos y el 46,9% afirma que los judíos se autocomprenden como seres superiores a los otros. Recientemente, el vicepresidente de EEUU, en la reunión de enero de 2020 en Jerusalén, acusó a Irak de ser el único país en no aceptar la existencia del Holocausto. En Austria y Alemania, se tuvo que adoptar la medida de sancionar penalmente cualquier forma explícita de negacionismo. De hecho, un docente de la Universidad de Pisa, hacen dos meses, fue echado del claustro por argumentar en favor del negacionismo absurdo. Negar el holocausto es dar pie a otras posibles tragedias.

A esto se le ha de sumar episodios como desmanes en tumbas de cementerios hebreos, descuidos aislados en la educación escolar, graffitis difamatorios, etc, que no faltan en diversos lugares del mundo. En Argentina no hay un antisemitismo explícito. Lo que aparece es falta de buena educación sobre el tema.

Ante los datos mencionados, se vuelve más evidente que hemos minusvalorado cierto movimiento ascendente de antisemitismo mundial. Urge estimular iniciativas de todo tipo, siempre pacíficas, para frenar ese movimiento antihumano. El Holocausto fue una tragedia provocada por una ideología de matriz neopagana, contraria a la identidad judía. Ha de quedar claro. Fue creciendo con los años y culminó en los horrendos campos de exterminio. Auschwitz fue el anti-Sinaí, el lugar de la revelación del horror humano, la barbarie sin freno ni tapujos. Allí murieron en cámaras de gas 6 millones de personas, exterminadas porque eran judías. También cayeron en la tragedia algunos grupos humanos en menor número: gitanos, homosexuales, hombres y mujeres de la resistencia. Fue ejemplar el martirio del padre franciscano polaco Maximiliano María Kolbe, el 14 de agosto de 1941, quien voluntariamente se ofreció ocupar el lugar de uno de los presos en Auschwitz y fue asesinado. Juan Pablo II lo elevó justamente a los altares, años más tarde.

Sólo partiendo de la educación y la cultura, se pueden cambiar definitivamente las cosas. Elie Weisel, escritor sobreviviente de los campos de muerte y luego premio Nobel de Literatura, afirmaba: «la neutralidad favorece siempre al opresor, no a la víctima; el silencio pone coraje siempre al torturador, nunca al torturado».

Nosotros hemos de alimentar una lectura crítica de la historia a través de una Escuela participativa e inclusiva, portadora de un mensaje cotidiano de respeto y escucha del otro.

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Conmemoración del cierre del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, con la presencia de más de 200 sobrevivientes radicados en distintos países.

 Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/columnasdeopinion/Educar-para-erradicar-todo-antisemitismo-20200127-0079.html

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Perú: ¿Eres docente? Minedu lanza 1,200 plazas para institutos pedagógicos públicos

América del Sur/Perú/02-02-2020/Autor(a) y Fuente: andina.pe

Con una remuneración de S/ 2,487 por jornada laboral de 40 horas pedagógicas semanales.

Los institutos de educación superior pedagógica públicos del Perú contratarán, mediante concurso público, a 1,200 docentes para el presente año académico, de acuerdo con las exigencias de los planes de estudios del centro de enseñanza, anunció el Ministerio de Educación (Minedu).

Los docentes que obtengan las vacantes recibirán una remuneración de 2,487 soles por una jornada laboral de 40 horas pedagógicas semanales. Además, percibirán una asignación especial de 600 soles si la institución está ubicada en una zona rural y 120 soles en frontera.

Las Direcciones Regionales de Educación (DRE) son las encargadas de la convocatoria y publicación del cronograma y, a su vez, determinan el número de plazas y las horas disponibles.
De acuerdo con ello, los institutos publican los cronogramas de contratación y conducen el proceso. En ambos casos, la difusión la realizan dichas instituciones a través de sus páginas web.
Los contratos de los docentes tendrán vigencia hasta diciembre de este año, además no pueden tener un periodo menor de 30 días.
Los docentes contratados cubrirán 1,200 plazas de 40 horas semanales, quienes se sumarán a la labor de los 1,287 docentes nombrados de los institutos pedagógicos públicos.
Este proceso de contratación se encuentra en el marco de la Resolución Ministerial N° 335-2019, publicada a inicios de enero.
Los concursantes deberán llenar un formulario virtual que se encuentra en la página web del Minedu, el cual tiene carácter de declaración jurada. Luego, el formulario se presenta en mesa de partes del instituto.
Para mayor información, ingresar a la web de la Dirección de Formación Inicial Docente del Minedu o al siguiente enlace web.
Fuente e Imagen: https://andina.pe/agencia/noticia-eres-docente-minedu-lanza-1200-plazas-para-institutos-pedagogicos-publicos-783588.aspx
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Entrevista con Alex Beard: «Ser maestro debe ser el trabajo más importante del siglo XXI»

Por: Alejandro G. Millán Valencia

Alex Beard era maestro en una escuela en el sur de Londres hasta que, después de un tiempo de sentirse estancado en su oficio como profesor, decidió partir en búsqueda de nuevas alternativas.

Y ese viaje, que incluyó más de 20 países, le sirvió a Beard para encontrarse con escuelas que incuban los principales métodos para afrontar los retos que presenta el siglo XXI.

Su recorrido terminó en el libro «Otras formas de aprender» (Natural Born Learners), en el que no solo recoge los ejemplos más destacados sino también reflexiona sobre lo que tal vez son los temas más importantes que afrontará la educación en las próximas décadas.

«La creatividad, la capacidad de resolver problemas y la importancia de los maestros son los grandes desafíos de las escuelas. Y todo esto, envuelto bajo la gran incógnita de cómo manejar las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial», señaló.

Esta es la entrevista de Beard con BBC Mundo con motivo del Festival Hay en Cartagena.

Es una buena pregunta, que nos tenemos que hacer con urgencia. Mira, yo comencé como maestro en una escuela del sur de Londres, en Kent Road -que, para que te des una idea, en el juego Monopolio es la propiedad más barata- y ahí me golpeó el hecho de que enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos 2.000 años a unos niños que tenían sus celulares y vivían en el futuro.

Creo que ese es el mayor error que estamos cometiendo actualmente: las escuelas se quedaron en el pasado y, bajo estos métodos caducos, nos pasamos 12 años dentro de las aulas, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la escuela.

El segundo reto que afronta la educación de hoy es que no sabe con claridad en qué debe enfocarse, en qué debe centrarse teniendo en cuenta el futuro. Cuando me veo de nuevo en un aula de clases, me veo como un profesor que entrena a los niños para que superen un examen.

Para que saquen una nota aceptable, que es lo que necesitan, si hablamos en términos prácticos, para pasar de grado en el colegio.

Niño sobre el céspedDerechos de autor de la imagenVEJAA
Image caption«Las escuelas está viviendo en el pasado y bajo estos métodos nos pasamos 12 años dentro del colegio, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la enseñanza».

Y eso no tiene nada que ver con formar profesionales del futuro…

Exactamente, los estamos entrenando para empleos y oficios que en el futuro van a poder hacer los robots. Me queda claro que no los estoy preparando para nada de lo que viene. Y el error que estamos cometiendo es que ponemos mucha de esa culpa en los maestros.

Lo que creo que debemos hacer es convertir al maestro o maestra en una de las personas más importantes de la sociedad. Porque al final son ellos los que van a moldear nuestra creatividad, nuestra cohesión social, los que van a sentar las bases que lleven a crear una economía fuerte y sostenible.

Debemos esforzarnos por darles autonomía y fortalecer su profesionalismo, en vez de culparlos porque las generaciones más jóvenes no dan la talla.

En ese sentido, ¿qué habilidades deben enseñar los maestros en las aulas para afrontar el futuro?

Creo que los niños requieren tres cosas. La primera es aprender a pensar, pero de una manera acorde a los retos del futuro. Deben pensar de forma crítica sobre el mundo, sobre el rol que quieren ejercer a partir de un conocimiento profundo de ellos mismos.

Lo segundo es aprender a actuar, pero especialmente cómo ser unas personas creativas. Ahora estamos afrontando retos inmensos en cuestiones ambientales, el aumento de la desigualdad, un escenario donde los trabajos actuales serán reemplazados por máquinas… Así que allí vamos a necesitar que los niños desarrollen a fondo su creatividad.

Y eso significa que los niños no solo deben aprender a ser creativos, sino también a trabajar, con la ayuda de las nuevas tecnologías, en conjunto con otras personas.

Robots.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption¿Los maestros serán reemplazados por robots? Beard cree que no será así.

Y lo tercero, aplicar esa creatividad en la resolución de problemas que afronta el mundo moderno. Para cuidarse a ellos mismos y a las personas que los rodean.

Mientras la sociedad se polariza cada vez más, los estudiantes necesitan desarrollar su inteligencia emocional para ser capaces de conectar y sentir empatía con otras personas, ya sean de su comunidad o a nivel global.

Pero sobre todo que aprendan a comprender su propio desarrollo emocional, para que sean capaces de manejar su bienestar en un mundo en el que cada día es más difícil vivir.

Hay un tema que está presente en su libro «Nuevas formas de aprender»el papel de la educación en ayudar a buscar «el sentido en las cosas que estamos haciendo».

Una de las cosas que está transformando la forma en que entendemos la educación es la investigación sobre cómo funciona nuestro cerebro, en el campo de la psicología, el desarrollo temprano e incluso la neurociencia.

Y una de las cosas que los científicos cognitivos han encontrado es que hay una jerarquía en nuestras experiencias cuyos resultados nos llevan a aprender. Si insistimos en repetir y memorizar, entonces vas a retener una cierta cantidad de conocimiento y vas a aprender en alguna medida.

Pero, pero si las cosas que estás aprendiendo te causan una reacción emocional – o sea, te hacen sentir entusiasmado, triste, confundido, te estremecen y así- es posible que retengas más conocimiento que a través de la memorización.

Robot educador

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Las escuelas hoy en día no saben con claridad en qué deben enfocarse, en qué deben centrarse teniendo en cuenta el futuro»
 

Lo más importante de eso es que tanto los investigadores como los psicólogos han llegado a la misma conclusión: que si ese aprendizaje tiene un sentido para los estudiantes, es entonces cuando realmente ocurre.

¿Y qué significa que el aprendizaje tenga sentido?

Puede que una enseñanza tenga sentido porque hay un trabajo en particular que quieres tener y quieres que las cosas que aprendes te ayuden a conseguirlo y a ejecutarlo.

Pero esa es una visión muy estrecha del aprendizaje. Puede tener mucho sentido para ti porque es algo que amas hacer. Es importante para ti como persona. Tal vez ames las matemáticas, aprender nuevos idiomas, la música.

Y, cuando comienzas a hacer estas cosas que amas, tienen sentido para ti porque tienen que ver con tu identidad y tu manera de expresarte.

La gente incluso puede encontrar su propia autoexpresión en crear códigos. Por ejemplo, donde esta idea se convierte en una búsqueda creativa o donde puedes encontrar significado en lo que haces al ver que ayuda a resolver un problema sobre cosas que te importan en el mundo.

Por lo tanto, es posible que te interese el cambio climático, que te importe la creciente desigualdad dentro de la sociedad y si puedes aplicar el aprendizaje que se está llevando a cabo en el aula a intentar resolver problemas relacionados con esos temas que a ti te importan, entonces encontrarás significado en el aprendizaje y en la aplicación de ese aprendizaje.

CreatividadDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUno de los únicos recursos ilimitados que tendremos en el futuro será nuestra creatividad.

El libro habla de la conexión entre el aprendizaje, la tecnología y la inteligencia artificial ¿es posible que el ser profesor pueda ser considerado una profesión obsoleta en el futuro?

Bueno… una de las razones por las que emprendí este viaje es que cuando trabajaba como profesor en Londres sentía que estaba estancado.

Veía cómo las nuevas tecnologías, las redes sociales y el surgimiento del big data estaban tomándolo todo alrededor y, de un momento a otro, mi principal interés fue saber cómo esas nuevas tecnologías, entre las que se cuenta la inteligencia artificial, se aplicaban en el campo de la docencia. Si realmente las nuevas tecnologías podían transformar el modo en que aprendemos.

Por eso, si la premisa era que los robots nos iban a quitar nuestro trabajo, mi primer destino fue Silicon Valley. Yo pensaba que, tras la estrepitosa derrota de Gary Kasparov ante Deep Blue en 1997, la inteligencia artificial iba a arrasar con todo.

Pero mi visita al Silicon Valley me enseñó otra cosa. Y allí vi por primera vez a un robot profesor. Y no era un androide que estaba de frente a un salón de clases: era, en cambio, un software de inteligencia artificial dentro de un ambiente de aprendizaje por internet.

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El problema es que yo enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos dos mil años a unos niños que tenían sus celulares y ya viven en el futuro»
 

¿Cómo funcionaba eso?

Ellos tenían un laboratorio de enseñanza donde había un profesor y unos diez niños de 5 años, cada uno frente a un computador, con audífonos. Todos los niños estaban callados, concentrados en su computadora, donde había programas diseñados para ayudarles con su aprendizaje de lengua o con la solución de problemas matemáticos.

Lo interesante allí era que mientras el programa ayudaba a los estudiantes, a la vez «aprendía» con los datos que obtenía en cada sesión cuáles eran las debilidades y fortalezas de esos niños y automáticamente adaptaba esa experiencia para la siguiente sesión.

Así que al final se ofrecía un trabajo casi personalizado de aprendizaje, a la vez que estos datos se pasaban a los profesores, que contaban así con más información sobre cada uno de sus estudiantes.

Este es un ejemplo de lo que ha ocurrido: la inteligencia artificial no ha sobrepasado a los maestros, sino que se ha convertido en una herramienta útil, en un complemento muy necesario.

Otro ejemplo: en 2013, un estudio de la Oxford Martin School reveló que había 700 profesiones que podrían ser reemplazadas por robots en el futuro, pero ninguno de los trabajos relacionados con la docencia -o sea, maestro de primaria, preescolar, profesor bachillerato e incluso universitario- iban camino a desaparecer. Y es verdad. Y eso ocurre porque enseñar es el proceso humano definitivo.

Logo de GoogleDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSilicon Valley es sede de grandes avances en el tema de la educación para el futuro.

¿Y no hay riesgos en esas convivencias con los datos y la inteligencia artificial?

Aunque haya inteligencia artificial o robots, la educación depende de la interacción humana. Aprendemos de manera natural, pero nacemos para aprender en sociedad. Nosotros conocemos las cosas de otras personas. Y en el futuro, vamos ver muchos avances tecnológicos, pero van a ser incorporados y utilizados por los maestros.

El gran riesgo es que esa inteligencia artificial logre ser mejor que los peores maestros en algunas zonas del mundo. Y el riesgo existe porque la inteligencia artificial es barata. Y tal vez no sea la mejor educación que un maestro pueda dar, pero al menos va ser más barata. Y eso es un gran peligro.

Pero esa es mi versión pesimista del futuro. Yo creo que podemos evitarla si invertimos más en los maestros, en su formación, que dé como resultado profesores más expertos y mucho más capaces de manejar adecuadamente las herramientas tecnológicas.

Pero hablando de eso, varias veces has dicho que los profesores son bastante reacios a aceptar esas nuevas maneras de enseñar, ¿por qué ocurre esto y cómo se puede resolver?

Creo que, en primer lugar, la enseñanza va ser el trabajo más importante del siglo XXI.

Estamos viviendo una era en la que los recursos de la Tierra se están agotando, nos estamos quedando sin nada.

Y lo único que es ilimitado, el único recurso ilimitado que tenemos, es la inteligencia humana, el ingenio humano, nuestra capacidad para resolver problemas. Los maestros son los que cultivan ese potencial humano.

Maestro ayudando a un niño

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El único recurso ilimitado que tenemos es la inteligencia humana, nuestra capacidad para resolver problemas y los maestros son los que cultivan ese potencial humano»
 

Así, sostengo que enseñar es el trabajo más importante de nuestro siglo. No tengo ninguna duda al respecto, pero por el momento no estamos preparando a los maestros para que tengan el mayor índice de éxito posible en ese trabajo.

Podemos tomar el caso de Finlandia: el curso más difícil de acceder es el de maestro de primaria. Y si entras, la carrera en sí es bastante rigurosa. Es difícil de aprobar y graduarse.

En mi mundo ideal, yo formaría a los profesores de la misma manera en que se enseña a los médicos. Es decir, los profesores se graduarían de la universidad y después deberían pasar tres años combinando la enseñanza con el aprendizaje de otros profesores más experimentados.

De ese modo, en su primer día como maestros no solo estarían aplicando lo que recibieron en la universidad, sino que además continuarían con su proceso en compañía de otro profesor que le ayudaría a mejorar sus capacidades.

Clase de educaciónDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPara Beard, la educación siempre va a necesitar el elemento humano para ser efectiva.

Hablando de la región, ¿cuál crees que son los principales desafíos que enfrenta la educación en América Latina?

El principal es el tema de la inequidad. Creo que el sistema educativo en América Latina es significativamente desigual en el mayor nivel con relación al de los niveles más bajos.

Hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de ellos solo son accesibles para el sector pudiente de la sociedad. Y al mirar hacia el otro lado del espectro, tienes unas escuelas que realmente están luchando por sobrevivir.

Esa desigualdad es mucho más evidente entre centros urbanos y zonas rurales. Y ése es un desafío al que debe prestarse atención no solo de manera integral, sino urgente.

El otro gran desafío creo que es el acceso a la educación misma para muchos niños. Ya ni hablar de educación de calidad: hay lugares donde los niños solo tienen acceso a cinco años de colegio, no más.

Y el tercer punto, creo que el más crítico, son los maestros. Que es el mayor desafío también alrededor del mundo. Hay que resolver los problemas de formación, pero no solo eso, sino de capacitación, de fomento de la vocación y de que no dejen el oficio por otros trabajos mejor pagos.

Creo que tenemos que hacernos la preguntas sobre varios aspectos: ¿cómo podemos formar mejores maestros dentro de las escuelas?¿Cómo podemos hacer que la enseñanza sea una profesión atractiva para las personas?

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En América Latina hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de esas instituciones solo son accesibles para la parte pudiente de la sociedad»
 

Muchas de las escuelas en América Latina tienen un cariz religioso o confesional, ¿eso no es un obstáculo para un proceso de aprendizaje óptimo?

Bueno, creo que hay dos elementos que son fundamentales en el trabajo que realiza la escuela hoy en día.

Por un lado, ayuda a los estudiantes a entender quiénes son como ciudadanos, como miembros de una comunidad. Y transmite los valores de esa comunidad.

Y por otro lado, está el objetivo de formar personas creativas y comprometidas con la sociedad y que deseen acceder a la mayor cantidad de conocimiento posible.

Los colegios religiosos, en la mayoría de los casos, hacen muy bien lo primero, pero el error en el que no pueden caer estos colegios es el de limitar la ejecución de proyectos educativos excitantes que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar el siglo XXI.

Desafíos.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa capacidad de crear proyectos colaborativos serán fundamentales para los desafíos que trae el siglo XXI.

Yo estoy convencido de que lo pueden hacer. También sé que es difícil porque requiere un cambio cultural, pero si logras separar estos aspectos es posible que puedas llegar a desarrollar proyectos maravillosos.

Por ejemplo, hay un colegio en Barcelona que se llama «Escola Nova 21», que es dirigido por religiosas pero a la vez es una de las escuelas más futuristas e interesantes de todas las que visité para documentar el libro.

Allí están verdaderamente conectados con el tema de la tecnología, con que los estudiantes lleven a cabos proyectos basados en temas de la vida real, donde aprenden a colaborar entre ellos para resolver problemas en un entorno de aprendizaje natural.

Pero, a la vez, todas las maestras son monjas. Y ellas viajan por el mundo hablando sobre la educación en el siglo XXI, sobre cómo preparar a los jóvenes para afrontar desafíos económicos y sociales actuales, como la inequidad y el calentamiento global.

Otro de los proyectos del que hablas en tu libro es la Academia Khan, que en América Latina funciona, por ejemplo, en algunas lugares del Amazonas.

Sí, uno de los retos que constantemente enfrentan los lugares como América Latina es que hay algunos lugares donde el acceso desde los centros urbanos es casi imposible.

Por esa razón se deben crear nuevos modelos, para que los niños y jóvenes puedan tener una buena educación en lugares donde es muy difícil que lleguen los maestros

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En mi mundo ideal, yo formaría los profesores de la misma manera en que se le enseña a los médicos»
 

Y el ejemplo de la Academia Khan es muy bueno porque logra utilizar de forma adecuada las nuevas tecnologías para crear proyectos de educación a distancia, que les funcionan muy bien y que pueden ayudar al buen desempeño de los estudiantes.

Pero lo cierto es que la idea de la Academia Khan necesita de una infraestructura de acceso a internet para funcionar. Y además, aunque tengas la infraestructura, uno de los grandes desafíos que enfrentaba este lugar es la baja retención que tenían los cursos de educación a distancia.

Así que es revolucionario lo que están haciendo allí, porque entendieron el proceso de educación a distancia pero no se olvidaron de la importancia de los maestros para optimizar la educación que se imparte.

«Nos estamos moviendo hacia una sociedad que comparte sus ideas, desde una fuente de conocimiento sin restricciones», esa es una frase tuya, ¿cómo se traduce ese concepto en la educación del futuro?

Uno de los grandes problemas que tiene el sistema educativo actual es que establece una especie de competencia constante entre los estudiantes.

En Corea del Sur -que es uno de los países que visité para escribir el libro- hay un ejemplo extremo de esto: los estudiantes practican un examen a los 18 años para establecer un rango nacional que casi decide cuál es el trabajo que puedes tener y a qué universidad puedes ir.

Básicamente, toda tu salud, riqueza y felicidad, y todo el sistema educativo hasta ese momento es esencialmente una carrera para llegar tan alto como sea posible.

Y esto causa una serie de comportamientos terribles. Los cuatro o cinco años antes del examen, los jóvenes deben pasar estudiando 15 horas diarias los días de semana y el fin de semana, 12 horas. Se vuelven muy competitivos en estos centros de entrenamiento.

Jardín de bombillaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl siglo XXI debe ser el inicio de proyectos menos competitivos y mucho más colaborativos.

Allí no comparten el conocimiento. No hay colaboración. Les aterra la idea de hacer un proyecto alterno, porque eso significa que en el tiempo que ellos dedican a eso, los otros están preparando el examen.

Y eso crea un ambiente cerrado, de poca creatividad, nula colaboración. Y ahora sabemos que esos tres valores, apertura, creatividad y colaboración, son fundamentales para el mundo actual.

Estamos enfrentándonos a desafíos que solo podrán ser superados mediante la colaboración y la imaginación humana. Eso nos obliga a contar con personas que estén diseñadas para desarrollar una inteligencia colectiva más allá de una inteligencia individual.

Pero todavía vemos que en nuestros sistemas educativos los estudiantes no comparten el conocimiento ni colaboran porque están compitiendo. Incluso hay maestros que no aceptan que nadie venga a decirles cómo pueden hacer su trabajo mejor.

Una de las cosas que más me impactó cuando era maestro es que ningún colega venía a mi salón de clase y yo tampoco iba al salón de otros colegas. Parece que lo que estamos haciendo es tan vergonzoso que no merece que lo vea nadie. Personalmente, creo que hay que abrir nuestras aulas.

Hay muchos estudios y muy serios que demuestran la efectividad de los sistemas abiertos, donde se fomenta la creatividad, donde se generan más ideas, Y eso nos lo enseña la propia naturaleza: mientras un animal va creciendo, logra ser mucho más efectivo a la hora de concretar y canalizar la energía que necesita para sobrevivir.

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Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 30 de enero y el 2 de febrero de 2020.

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