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El normalismo rural en México: El rio revuelto de las discordias

Publicado en educacionfutura.org

Alejandro Moreno Lozano

Desde su nacimiento, Las normales rurales se han caracterizado por ser instituciones escolares que preparaban a profesores que enseñarían la lectura y la escritura, matemáticas, comportamiento social adecuado para la época en los lugares de mayor consentración poblacional. Está lógica se rompe con el fín del régimen de Porfírio Díaz en 1911, Para adquirir un sesgo mas rural.

En los años posteriores a la Revolución, la educación rural fue una preocupación constante para los nuevos grupos gobernantes, no sólo porque México era un país predominantemente rural, sino porque una cantidad significativa de los habitantes apenas se imaginaban parte de una entidad política llamada México. Como es el caso de toda nación, el Sistema Educativo Mexicano de ese tiempo, estaba íntimamente ligado a la necesidad de forjar patria. Así mismo, el origen agrario de la Revolución Mexicana exigía una reforma íntegra y las escuelas rurales serían instrumentos fundamentales dentro de este proceso. Los profesores mismos debían ser líderes en las comunidades y sus lecciones harían posible la transformación que el nuevo Estado decía llevar a cabo. De esta forma los profesores serían el vínculo concreto entre los ideales abstractos del nuevo proyecto nacional y los beneficios materiales, como el acceso a la tierra.

La orientación socialista que tuvo en la década de los treinta la educación, permaneció con fuerza en el Sistema Educativo Mexicano. Aunque su significado era siempre ambiguo, mientras que para unos esta orientación significaba socializar los medios de producción, para otros representaba simplemente una lucha contra el alcoholismo, la superstición y el “fanatismo religioso”. Con su “socialismo a la mexicana”, el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) desde su campaña presidencial había delimitado el perfil del maestro de la educación socialista: se concibe al maestro como revolucionario, líder social, consejero, orientador, que no solo se aboca a enseñar a leer y a escribir, sino muestra también la manera de convivir mejor, de crear una existencia más humana y justa.

Aunque en la práctica la educación socialista fue siempre problemática, su apoyo por parte del Estado abrió un importante espacio para la transformación social. José Santos Valdés, profesor, inspector de normales rurales y pedagogo, se mostró inicialmente escéptico a la educación socialista. Al parecer sabía que era una contradicción introducir una educación socialista en un país de propiedad privada. Sin embargo, en la contradicción se vislumbraba una amplia oportunidad para la creación de la necesaria conciencia de clase en las niñas, niños y jóvenes de esa época, quienes serían los propiciadores del cambio revolucionario. Así lo comprendió la burguesía y de allí su ruda oposición. Ciertamente, la oposición se hizo sentir de forma virulenta. Auspiciados por hacendados y por la Iglesia, los Cristeros se dedicaron a quemar escuelas, a asesinar y desorejar maestros, y a violar maestras .

Cuando el Estado logró derrotar a este movimiento religioso, los grandes terratenientes siguieron activos en la persecución de profesores y el clero no desdeñaba oportunidad para hablar mal de ellos. Ser maestro significaba enfrentar no sólo el aislamiento y las dificultades de habitar tierras lejanas, sino exponerse a la violencia de los que defendían el antiguo orden. De allí la imagen del maestro que cargaba el libro en un brazo y el rifle en el otro, un heroísmo celebrado tanto en círculos populares como en oficiales, y que muestra el papel tan importante que ocupa el maestro rural en la historia contemporánea.

Forjar patria era una de las primeras preocupaciones de los arquitectos del Sistema Educativo Mexicano. Moisés Sáenz, subsecretario de Educación de 1924 a 1933, afirmó que los dos propósitos trascendentales de la educación rural fue la incorporación de [la] gran masa indígena a la familia mexicana; [y] la formación del espíritu rural. Sin considerar el conocimiento que la población rural había acumulado tras siglos de vivir de la tierra (o simplemente caracterizándose como retrógrada), el gobierno revolucionario se propuso instruir a las comunidades en los mejores métodos para cultivar la tierra.

Pero este esquema pronto dio lugar a varias contradicciones. Por un lado, la efervescencia del nuevo orden revolucionario creó un ambiente propicio para la experimentación con las más recientes teorías pedagógicas. La filosofía de John Dewey, por ejemplo, tuvo especial resonancia en México. Moisés Sáenz, que estudió con él en la Universidad de Columbia, se dedicó a propagar sus ideas. En 1923 la SEP decretó que todas las escuelas debían ser “escuelas de acción” conforme a la filosofía expuesta por Dewey, en la que el niño aprende haciendo. En ningún lugar parecía encajar mejor esta teoría que en la escuela rural, donde el mismo campo abierto sería el salón de clase. La naturaleza proveería la base para construir una nueva realidad. Dewey mismo, quien en 1926 impartió una serie de conferencias en México, resaltó las posibilidades que daba el momento en que se encontraba México. “Creo ocioso decir que ustedes, aquí en México –dijo en su primer seminario– están pasando por una época tan crítica que, si su sistema de escuela ha de estar en armonía con lo que exige la vida social, debe perseguir un ideal de creación y transformación social, más bien que la simple reproducción del pasado”.

El énfasis que ponía Dewey en la necesidad de integrar la escuela con la comunidad, era otro elemento natural de las escuelas rurales cuyos maestros serían no sólo educadores, sino líderes sociales. Ningún sistema educativo en el mundo –observaría Dewey–, demuestra mejor el espíritu de íntima unión entre actividades escolares y aquellos de la comunidad .

La escena que se vislumbraba del profesor rural era de un único maestro, en una pequeña escuelita con piso de tierra, sin materiales, con mesitas precarias y con un montón de chiquillos de todas las edades que tiene que organizar por lo menos, enseñarles a leer y escribir. Maestros que muchas veces se quedan a dormir en la propia escuela y que tardan horas para llegar a las cabeceras municipales a cobrar raquíticos salarios.

Fuente e Imagen: https://www.educacionfutura.org/el-normalismo-rural-en-mexico-el-rio-revuelto-de-las-discordias/

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Argentina: Volvió a la escuela de grande y a dos materias de terminarla ve truncado su sueño

América del Sur/Argentina/08-09-2023/Autoría y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

Emiliano Quinteros asegura que no es el único con miedo a que levanten definitivamente el programa que le dio la posibilidad de culminar con sus estudios básicos.

Incertidumbre y temor gira en torno a los alumnos del Plan FinEs, quienes fueron comunicados hace algunos días que ya no podrían ni cursar ni rendir bajo dicho programa educativo. Emiliano Quinteros habló con Diario de Cuyo y dio un panorama de la complicada situación que atraviesan los estudiantes, quienes algunos les restan dos materias para culminar con el secundario. «Nos dijeron que no nos pueden dar ni un certificado con las materias que hemos rendido», comenzó preocupado.

El sanjuanino de 32 años, quien asistía todos los sábados a la escuela Timoteo Maradona para poder finalizar con los estudios que dejó cuando tenía 18 años con el objetivo de trabajar y hacer «algunas monedas», contó que el 26 de agosto fue el último día de cursado y el 31 de agosto rindió la antepenúltima materia que le quedaba del año. Pero ahora todo se vio truncado por la suspensión del programa que generó dudas entre los estudiantes.

Emiliano relató que cuando su hija comenzó el secundario, fue la chispa que encendió la mecha dentro de él para culminar con el secundario y poder darle un cierre a esa etapa de su vida. «Me anoté en el 2020 y con pandemia cursamos de manera online y los años posteriores fuimos presencial», contó.

También dijo que al no haber porteros ese único día que iban, les prestaban el salón de actos del establecimiento ubicado en Rastreador Calivar y Coll, en Rivadavia. «Juntamos plata entre los compañeros para poder comprar un pizarrón, ya que ahí no había y como soy metalúrgico, yo lo hice. Lo donamos a la escuela porque seguramente a más estudiantes les servía», manifestó.

Con ese entusiasmo, el grupo fue cursando, rindiendo materias y este año se notificaron que el programa quedó suspendido por falta de fondos nacionales y provocó una ola de incertidumbre, ya que muchos estaban a un paso de recibir su título secundario. «Tengo compañeros que están a dos materias como yo y no les quieren dan un certificado de cursado o las materias que han rendido y pueden perder el trabajo, ya que desde algunas empresas, les exigen el nivel secundario y les dieron un tiempo para completarlo», resaltó.

Dos materias lo separan a Emiliano de su objetivo y si bien asegura que no lo toma como tiempo perdido lo que aprendió desde que retomó los estudios, asegura que volver a hacer los mismos años en otro plan educativo complicaría a muchos compañeros como él que trabajan para mantener una familia.

La decisión que tomaron los estudiantes fue empezar a contactarse entre los diferentes establecimientos en donde se dictaba el plan FinEs y crear un grupo para juntar firmas o avanzar en una solución para que quienes estén a pocas materias de recibirse, puedan terminar o que les validen los años cursados en otro programa.

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/Volvio-a-la-escuela-de-grande-y-a-dos-materias-de-terminar-la-secundaria-vio-truncado-su-sueno-20230904-0036.html

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La escuelas de Palestina en huelga contra las políticas de Israel

Por: Tercera Información

  • Varias escuelas palestinas en la zona ocupada de Jerusalén Este mantienen hoy una huelga indefinida para denunciar medidas arbitrarias adoptadas por las autoridades municipales israelíes contra los estudiantes.

El Comité Central de Padres de las Escuelas del barrio árabe de Jabal al-Mukaber afirmaron que la medida continuará hasta que sus demandas legítimas sean atendidas.

Estas incluyen la reubicación de los estudiantes de dos planteles debido al mal estado y la presentación de un plan de acción para construir nuevas instituciones educativas, señaló la agencia oficial de noticias Wafa.

La huelga resalta los desafíos que enfrentan los estudiantes y padres palestinos en la Jerusalén ocupada debido a las políticas racistas israelíes, subrayó la fuente.

El pasado año las escuelas palestinas en esa zona cerraron sus puertas por otra huelga general en rechazo a los intentos de Israel de imponer el plan de estudios de ese país y cambiar los libros de textos.

El Ministerio de Educación israelí revocó en julio de 2022 la licencia a seis centros educativos en Jerusalén Este por un período de un año al considerar que impartían un discurso contra su país.

Argumentó que esos planteles usaban libros que incluían “la glorificación de los prisioneros (palestinos) y su lucha armada contra el Estado de Israel”.

Los textos culpaban a nuestra nación por la crisis de agua en la zona y denunciaban “asesinatos, desplazamientos y masacres militares”, afirmó esa cartera en un comunicado.

En respuesta, el gobierno palestino condenó la decisión al estimar que era otro paso más en la estrategia para judaizar la ciudad.

La cancillería subrayó que esa disposición busca imponer el currículo israelí y la narrativa colonial en los centros de enseñanza a los ciudadanos de Jerusalén.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/03/09/2023/la-escuelas-de-palestina-en-huelga-contra-las-politicas-de-israel/

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Dime cuánto mides y te diré quién eres (extrañas variables en el desempeño escolar)

Por: Andrés García Barrios

La formación por hileras y estaturas es parte de un conjunto de tácticas de control que dio comienzo a finales del siglo XVIII, cuando el filósofo alemán Jeremy Bentham desarrolló el concepto de panóptico, presente hasta la actualidad en prisiones, hospitales, y por supuesto, en escuelas.

Hace algunos meses prometí en este mismo espacio que escribiría sobre la relación de la pedagogía con el giro de las perillas en las puertas de los consultorios médicos. Era un chiste, claro está. Un chiste hecho sólo con la intención de reafirmar que la educación tiene que ver con todo lo que existe en este mundo. Sin embargo, en ese momento no imaginé que un día, entre mis artículos, vendría éste que escribo ahora, y cuyo título original podría ser parte de la misma lista que aquél: La estatura de los estudiantes como determinante de su desarrollo escolar. En este caso, no era un chiste.

El asunto empieza con la siguiente anécdota.

Hace no mucho me hallaba platicando con un par de amigos de la primaria en una reunión de generación escolar. Los tres rebasábamos el uno ochenta de estatura.

.─ ¿Se dan cuenta ─dijo uno de ellos, Gonzalo─ de que nosotros tres seguimos siendo amigos cercanos porque hace cincuenta y tantos años, el día en que entramos a la preprimaria, la maestra formó a nuestro grupo por estaturas, y nosotros tres quedamos hasta atrás de la fila, juntos?

Nunca lo había pensado. Gonzalo y Alan, el tercer amigo, fueron en efecto dos de los compañeros con los que mantuve más comunicación durante aquellos años de primaria y secundaria, y unos de los que más marcaron mi desempeño escolar. Conocí a sus familias, frecuenté sus casas y nuestra amistad tuvo que ver con casi todo lo que me ocurrió en el colegio en aquellos años.

Todo por ser altos.

El hecho de coincidir en las filas puede parecer azaroso, pero tiene su historia. Formar a los niños y niñas en hileras por estaturas no es sólo la útil ocurrencia de alguien. A todos nos parece lógico y hasta natural que la directora desee dominar con la vista a cada uno de los estudiantes; incluso sin problema podemos imaginar a nuestros ancestros primitivos recurriendo a esta tipo de estrategias al dirigir grupos. Pero no. Hasta donde entiendo, la formación por hileras y estaturas es parte de un conjunto de tácticas de control que dio comienzo a finales del siglo XVIII, cuando el filósofo alemán Jeremy Bentham concibió un modelo de prisión en el que los guardias ocupaban un puesto central desde el cual podían vigilar a los presos, ubicados en celdas a su alrededor. El concepto se llamaba panóptico y de ninguna manera fue algo trivial. Como modelo de prisión se llevó a la práctica escasas veces, pero como concepto de vigilancia y control materializó una mentalidad omnipresente en la época, la cual se extiende hasta nuestros días. Según el filósofo francés Michel Foucault el concepto/modelo de Bentham está presente en la sociedad moderna en prisiones, hospitales psiquiátricos, cuarteles y por supuesto, escuelas, pero también de forma oculta en todas nuestras concepciones del mundo (los foucaultianos actuales no vacilan en estudiar el fenómeno de Google y las redes sociales con este mismo enfoque, delatando la hipervigilancia a la que todos somos sometidos por un poder tan objetivo como interiorizado).

Suena exagerado (y seguramente lo es, como toda posición filosófica), pero al menos yo puedo aceptar la agudeza de este pensamiento con sólo imaginar lo siguiente: es el inicio del día en una primaria de gobierno como todas; la directora da un anuncio a niñas y niños, no desde un sitio central y en alto sino desde cualquier lugar del patio, a ras de piso, mientras los chavitos la escuchan, no formados en filas ni por estaturas sino acomodados a su antojo en pequeños o grandes grupos, de pie o sentados, dondequiera. Todos ellos están atentos, escuchando ─o al menos en silencio─, y cuando la maestra acaba de hablar, se encaminan a sus clases.

Fin de la fantasía.

En esta utópica imagen todo es igual a nuestras escuelas de hoy, salvo que en ella la directora no ha tenido a la vista a todos y cada uno de sus estudiantes; ahora bien, ese solo detalle es tan determinante que, para mí, sólo podría ocurrir en una sociedad por completo distinta a la nuestra: calles distintas, casas distintas, transporte distinto, personas relacionándose de maneras distintas, vistiendo incluso ropa diferente, y por supuesto, todo ello en tal contacto con la naturaleza que en sus ciudades proliferarían ventanas como la de ese edificio de la ciudad de México de la que emerge un árbol.

El orden escolar actual tiene sus fortunas, como la mía de haber coincidido con aquellos dos amigos. Pero no podemos negar que, a muchos estudiantes, la rigidez de “detalles” como el de las estaturas les afecta duramente. Hablo de “detalles” y por el momento sólo me estoy refiriendo a la planeación logística y dejando de lado otros órdenes más hondos que influyen en los satisfactores básicos de los niños (si la formación por estaturas determina tantas cosas, no quiero ni pensar las consecuencias de haber nacido en cierto medio social, de asistir a ciertas escuelas, de tener acceso a ciertos alimentos, de vestir de determinadas formas…).

Sin tener que entrar todavía en estas profundidades, puedo extenderme un poco y platicarles otra anécdota que deja ver cómo esto de la mirada panóptica crece hasta invisibles horizontes. Para hacerlo, es momento de comentar un rasgo del modelo original de Bentham, que no mencioné antes: resulta que en éste, las ventanas del puesto del vigilante están hechas de un material que le permite a él ver a los presos sin que ellos lo vean, e incluso sin que sepan si en realidad se encuentra en su puesto, observándolos, o si ha abandonado el lugar para irse a casa. De esa manera, el vigilante se convierte en una especie de mirada omnisciente que los presos interiorizan y que cargan siempre sobre sí (además, como el vigilante puede o no estar ahí físicamente, el panóptico significa un gran ahorro en sueldos de personal para la institución carcelaria).

Pues bien, mi segunda anécdota, que tiene que ver con esto, es la siguiente. Resulta que en mi escuela, como en tantas otras, los niños éramos divididos en grupos que se identificaban con letras, en mi caso AB y C. Todos sabíamos que los alumnos del A eran los más aplicados y mejor portados (puedo decir que en mi recuerdo eran también los más peinaditos); en el otro extremo, los del C éramos los más inquietos, los menos aplicados e incluso los menos dotados académicamente (y claro, los menos preocupados por permanecer peinados); los del B eran un nivel intermedio entre ambos. Está de más decir que cuando se trataba de concursos académicos entre los tres grupos, ganarles a los del A e incluso a los del B, significaba para los del C (o para mí, al menos) sobreponernos a una especie de humillación siempre latente.

Pues bien, no hace mucho tuve la oportunidad de platicar con uno de los directores de aquellos años. Para mi enorme sorpresa, me contó que los grupos siempre habían sido conformados al azar, sin que mediara ninguna característica personal en las decisiones: nada de mayor capacidad intelectual, ni medios sociales distintos, ni diferencias de comportamiento: ¡nada! Todo eso era ─me dijo─ una especie de mito que corría de forma inevitable entre los estudiantes y que los hacía autoclasificarse de esa manera, provocando conductas como las que describo.

¡Quién sabe cuántas cosas habrá determinado aquel “detalle” en nuestras vidas! Debo decir que todavía mantengo un chat de amigos con aquella generación, y en él aún aludimos a esas diferencias. Lo hacemos con humor, pero hay amigas y amigos que recuerdan, por ejemplo, su paso por el grupo A como una experiencia angustiante, de competencia feroz, depresión y estrés constantes. Por otra parte, si doy mi testimonio como alumno del C, debo confesar que no puedo dejar de asociar esta letra con ser flojo y un poco tonto (lo cual, por otra parte, siempre me abrió grandes oportunidades de diversión).  La mirada omnipresente del panóptico foucaultiano sigue de alguna forma dentro de mí.

*

¿Cuántas arbitrariedades como esas unen y separan a los niños? ¿Por cuáles caminos prestablecidos llegan a conocerse unos a otros, o a desconocerse? ¿Cuántos prejuicios operan para que decidan a quién quieren acercarse y a quién no, configurando no sólo el universo social que los acompañará por largo rato sino distorsionando el sentido mismo que tiene y tendrá en sus vidas el tomar decisiones? Una tercera historia personal me permitirá darles la vuelta a estas preguntas e intentar responderlas de forma positiva, buscando una salida a esas rutas inconscientes que determinan nuestras relaciones y comportamientos. Se trata de un ejercicio que un grupo de personas llevamos a cabo hace muchos años en una escuela de la Ciudad de México. Formaba parte de un amplio proyecto llamado Taller de Integración, que habíamos creado con la simple intención de apoyar la convivencia entre estudiantes de cuarto y quinto grados de primaria, y de explorar prácticas de comunicación e inclusión. Mediante charlas, juegos y dinámicas de grupo, aspirábamos a aportar nuevos canales de encuentro entre niños que se mantenían separados entre sí por motivos de los que ellos mismos no eran conscientes.

El ejercicio en cuestión consistía en trazar una raya al centro del aula, con los niños colocados en torno. Los maestros hacían una pregunta: “¿A quién le gusta la música?”, y en vez de decir “A mí”, los niños debían colocarse sobre la raya. Era una forma de crear efímeros grupos con quienes estaban unidos por esa característica. Si bien al principio las preguntas convocaban a un montón de niños a ir a la línea, poco a poco apuntaban hacia inclinaciones menos comunes (¿a quién le gusta pintar?, ¿a quién le gusta tener momentos de soledad?) hasta aludir a condiciones íntimas (¿quién ha perdido a un ser querido?, ¿quién siente enojo con frecuencia?). Los niños sobre la raya formaban ahora grupos más reducidos, y teníamos la esperanza de que algunos pudieran identificar coincidencias que los unían con compañeros que no eran sus amigos, o a los que rechazaban, o incluso con quienes tenían una relación de bullying. Recuerdo bien que una de nuestras principales dudas era hasta dónde podíamos llevar las preguntas sin violentar la intimidad de nadie.

Años después tuve la fortuna de ver repetido este ejercicio ─que, por cierto, no habíamos inventado nosotros─ en un experimento social en el que ocurría lo mismo, sólo que con mayor cantidad de gente, toda adulta. El objetivo era evidenciar las coincidencias que había entre habitantes de distintas zonas de una ciudad conflictiva. En un inicio los participantes formaban seis o siete grupos, unidos por edad o por medio social, no recuerdo. Comenzadas las preguntas, los grupos se iban disolviendo para formar otros con nuevas características (los que eran hijos únicos, los que habían perdido un hermano, etc). Resultaba conmovedor ver a toda aquella gente desplazándose por el gran salón para formar conjuntos con nuevas e inesperadas diversidades. De todo aquello tengo dos recuerdos entrañables: la imagen de un motociclista gigantón, vestido de cuero oscuro y con todo el cuerpo tatuado, agachándose para recibir el abrazo de una anciana de aspecto tímido y conservador, y llorando juntos por haber coincidido en no sé qué pregunta. La otra imagen conmovedora fue la de un chico que recorrió el escenario, él solo, para colocarse tímidamente al centro, único participante que respondía a la pregunta: “¿Quién de ustedes es bisexual?”

Creo que es un ejercicio que todos deberíamos hacer en nuestras comunidades. La educación que yo quiero lo incluye definitivamente. No sé a ciencia cierta si esta interacción puede abrir ventanas oxidadas en nosotros y hacernos pensar y actuar distinto. Quiero creer que la anciana y el motociclista nunca volvieron a ser los mismos después de aquel abrazo; que al verse uno reflejado en otro, ambos derrumbaron grandes prejuicios sobre sus diferencias. Quiero también pensar que alguno de nuestros estudiantes del Taller de Integración se dio la oportunidad de acercarse a algún compañero “desconocido” después del juego aquel. Quiero creer que dinámicas como ésta pueden abrir vías de solución a problemas, por ejemplo, al bullying, el cual presumiblemente opera cuando una persona no se quiere ver reflejada en otra.

Tal vez este ejercicio no sea suficiente para revelar a los participantes que llevan dentro de sí una mirada vigilante que los persigue y los induce a creer ciertas cosas. Para mí, bastaría con que les permitiera vislumbrar que nuestros atributos y experiencias están más repartidos de lo que creemos, y les dejara sospechar que los seres humanos estamos más unidos unos con otros que con ese deber omnisciente que se la pasa vigilándonos.

Quisiera, en última instancia, volver al inicio de este texto y pararme frente a aquellos niños de mi preprimaria para gritar con voz tierna y firme: ¡Rompan filas! Algunos de ellos se quedarían con sus amigos recién conocidos, pero otros seguramente se irían a rondar por ahí, atraídos por una mirada, una sonrisa o una estatura diferentes.

Todos se sentirían súbitamente libres. En nuestro mundo hipervigilado, eso resultaría un respiro insondable.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/el-modelo-panoptico-en-las-escuelas/

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Educación superior: Reanudación del curso escolar y novedades del próximo período lectivo. Cuba

América Central/Cuba/08-09-2023/Autoría: Randy Alonso FalcónOscar Figueredo ReinaldoYunier Javier Sifonte DíazClaudia Fonseca SosaRogelio Carmenate/Fuente: www.cubadebate.cu

Este martes, en la Mesa Redonda, el Dr. Walter Baluja García, ministro de Educación Superior, dialogó sobre varios temas relevantes relacionados con el reinicio del curso escolar en las universidades cubanas.

Durante la conversación, se abordaron las prioridades de nuestra educación superior, los exámenes de ingreso, el fomento de la ciencia y las adaptaciones que se realizarán en los próximos cursos.

Al iniciar el programa radio-televisivo, Baluja García relató que cursó estudios en Telecomunicación y Electrónica en la Universidad Tecnológica de La Habana, más conocida como la Cujae, y años más tarde decidió quedarse trabajando en este centro de altos estudios asociados a proyectos de redes de computadoras y de datos de esa universidad.

En el año 2002 comenzó a dirigir el departamento docente que tenía una maestría de muy alta aceptación en aquellos momentos, comentó el ministro.

“Se relacionaba con la telemática, la cual unía lo que se planificaba en los proyectos con la enseñanza de postgrado. Esto tiene una gran vinculación con la visión del Comandante en Jefe de vincular la formación de la educación superior con las actividades prácticas”.

Más adelante alcanzó el grado de doctor en el área de ciberseguridad, ocupando en el año 2009 el cargo de decano de la Facultad de Energía Eléctrica de la Cujae. “Durante esos años pasamos por varios procesos de acreditación bien rigurosos. Otro aspecto a destacar es que esta facultad cuenta con varios centros de investigación que tributan a la aplicación de la ciencia en la solución de los problemas de estas ramas del saber”.

Años más tarde, asumió como vicerrector para atender las áreas de informatización y telecomunicaciones de la universidad, cargo que ocupa posteriormente en el Ministerio de Educación Superior. “Fue un momento complejo, pues nos encontrábamos en medio de la interconexión por fibra óptica de los centros. También era el momento de la integración.

«En el año 2018 comienzo a dirigir la Universidad de Ciencias Informáticas y durante esos años tuvimos la oportunidad de crear la carrera de Ciberseguridad, así como consolidar el técnico superior de Seguridad y Administración de Redes. La UCI durante la etapa de la covid se convirtió también en un gran hospital, llegando a tener 2 400 camas”.

Valoró como un gran reto la tarea de ser ministro de Educación Superior del país y destacó el papel de sus antecesores en la conducción de este ramo. “Vamos a hacer todo lo que está a nuestro alcance, con el acompañamiento de toda la comunidad universitaria, por honrar esa labor de servidor público que nos corresponde. Que esta enseñanza tenga cada vez más calidad y sirva a los objetivos de desarrollo que tiene el país”.

Al comentar sobre el desarrollo del curso escolar, comentó que fue un periodo muy importante, pues se desarrolló en condiciones de pospandemia, “retornando a la actividad habitual del sistema educativo cubano. Desde el curso 2018-2019 no teníamos un periodo lectivo de 42 semanas. Este paso era fundamental, pues nos permitió recuperar la presencialidad sin demeritar las buenas prácticas adquirida durante este periodo, en la cual se aplicaron variantes con el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones”.

Este curso será propicio para estabilizar la labor de nuestros procesos. “Retornar al punto en que nos encontrábamos antes de realizar todos los ajustes por la pandemia. Recordar que tuvimos 42 centros de aislamientos con más de 50 000 pacientes”.

Sobre el curso escolar iniciado en 2022, dijo que su contexto es muy retador. “La experiencia del uso de las TIC nos ha ayudado en situaciones de semipresencialidad en varias carreras y diferentes universidades a continuar el proceso docente, sin que esto signifique una pérdida de la calidad”.

Subrayó que en el presente curso, la Educación Superior cubana exhibe 112 carreras y 58 técnicos superiores de ciclo corto. “La educación superior tuvo sus particularidades, pero no se detuvo en su desarrollo”.

Cursos por encuentros

Al responder a una pregunta sobre los cursos por encuentros y las posibilidades de formación durante toda la vida que ofrece en estos momentos el sistema de educación superior en Cuba, el ministro dijo que “los cursos por encuentros son una fortaleza”.

Esta modalidad de estudio “brinda oportunidades de superarse y alcanzar una carrera universitaria a las personas, cuadros y dirigentes a nivel territorial que están desempeñando tareas importantísimas”.

Afirmó Walter Baluja que estamos convocados por la máxima dirección del país a “dominar herramientas para el trabajo científico, para aplicar la innovación a la solución de nuestros problemas”.

“Estamos conscientes de que el curso por encuentro es otra oportunidad más, otra puerta más, de formación continua”.  

El ministro comentó que actualmente de los más de 264 000 estudiantes de la educación superior, la mayor parte están vinculados a los cursos por encuentros. “Unos 120 000 son estudiantes del curso diurno donde el MES y Minsap tienen su mayor peso, más de 10 000 están ubicados en la educación a distancia, y el resto en cursos por encuentros”.

Destacó que en los cursos por encuentros, los centros universitarios municipales desempeñan un papel clave. “Estos centros son fruto de otra idea de Fidel durante la Batalla de Ideas, que ahora toman mayor importancia, no solo por la función que realizan en la formación profesional universitaria, sino también en las ofertas de posgrado, en la aplicación de la ciencia y la innovación, así como en el desarrollo local”.

“Es tener la universidad en el municipio; una oportunidad que tenemos que aprovechar y a la que estamos dándole seguimiento para fortalecerlos”.

En ese sentido, comentó que la situación de los centros universitarios municipales se llevó al más reciente periodo ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde se subrayó el trabajo que realizan en la gestión del gobierno basado en ciencia e innovación en los territorios, en los municipios, en las provincias.

Campamentos y cursos de verano

En otro momento de la Mesa Redonda, el ministro de Educación Superior se refirió a los campamentos y cursos de verano que ofrecen las universidades cubanas.

“La idea de los campamentos de verano se basa en experiencias anteriores. Reúne jóvenes de diferentes edades, de diferentes procedencias en cuanto a organizaciones e instituciones, y los pone a trabajar juntos en tareas productivas, los lleva a las comunidades, a realizar labores sociales extremadamente sensibles. También los lleva a sitios históricos, a practicar deportes y expresiones artísticas. Son experiencias enriquecedoras”.

Consideró, además, que las familias de amigos que se crean en esos campamentos de verano, son la garantía de que esos jóvenes continúen trabajando –y aportando– de conjunto, en sus sectores, por su desarrollo, y por la base de sus organizaciones.

En las universidades del MES y de otras instituciones del país alojamos a más de 3 000 jóvenes para los campamentos de verano. “Ha sido una experiencia magnífica, no obstante, ciertamente hay que hacer algunos esfuerzos adicionales, siempre con el acompañamiento de los gobiernos de los territorios y con las autoridades políticas de las diferentes provincias”.

En cuanto a los cursos de verano, Walter Baluja dijo que son una tradición y una de las actividades más importantes que se realizan en nuestras universidades. “Brindan la posibilidad de que a través del posgrado los profesionales se sigan superando”.

De acuerdo con el ministro, “se incentivan cada vez más los cursos de verano para los estudiantes del pregrado, de manera tal que se puedan complementar contenidos, se pueden preparar para los exámenes que tienen pendientes o para las materias que van a recibir en el próximo periodo o en el próximo curso”.

También destacó que no se pierde nunca la vinculación con las tareas de impacto. “Más de 7 000 estudiantes nuestros estuvieron vinculados a las tareas de impacto durante este periodo vacacional, y realmente eso siempre tiene muy buena acogida en las comunidades y tributa muy bien a la formación integral de esos estudiantes”.

Comentó que como parte de las actividades realizadas por la educación superior en la etapa de verano, en la segunda quincena de agosto una delegación de la Universidad de Cultura Física y Ciencias del Deporte participó en un festival deportivo en Ekaterimburgo, Rusia. “Competimos en cinco deportes, con resultados destacados”.

Asimismo, “estuvimos preparando el próximo curso 2023-2024, el cual fue un trabajo intenso por parte de la comunidad universitaria”. “Desde ayer se continúa en el segundo periodo del actual curso, lo cual nos coloca en un punto diferente para seguir avanzando en los retos que tiene la educación superior”.

Logística para el actual curso

Sobre los temas de infraestructura de las universidades y el transporte para la movilidad de los estudiantes, Walter Baluja argumentó que están garantizadas todas las condiciones logísticas esenciales para el curso.

Señaló que la pandemia de covid-19 y su enfrentamiento impactaron en la infraestructura de las universidades, en algunos casos porque los locales estuvieron cerrados y en otros porque se sobrexplotaron para poder atender la emergencia sanitaria.

“En varias instituciones esa infraestructura se ha ido recuperando poco a poco, primero con el apoyo presupuestario que eso requiere, a partir de la asignación de los organismos competentes y aprobado por la dirección del país y por la ANPP.

“Ejecutar esos presupuestos es complejo también en la situación actual, y allí los gobiernos territoriales han jugado un papel muy importante. No son pocas las autoridades de las provincias y del Partido que se acercan a las autoridades del MES para gestionar la solución a determinado problema que tiene la universidad de su territorio”.

Por otra parte, el ministro comentó las prioridades para el segundo semestre del actual curso escolar en la preparación, en la formación, en la vinculación con la sociedad de las universidades cubanas.

Explicó que los principales cuadros del MES realizan en estos momentos un recorrido por las instituciones de la educación superior para evaluar el aseguramiento para el desarrollo con calidad de las actividades del segundo periodo del curso.

Asimismo, al decir de Walter Baluja, se le dedica un tiempo a atender otras situaciones que tributan al cumplimiento de nuestra misión, incluyendo un chequeo de la base del cumplimiento de los objetivos estratégicos de cada institución.

Retos para el actual curso

De acuerdo con el ministro, existe un grupo de retos importantes para el actual curso.

“Tenemos las pruebas de ingreso que dan acceso a la educación superior que, como está planificado, se van a desarrollar en el mes de octubre, en su primera ronda de exámenes. Eso lleva un esfuerzo organizativo, académico y logístico muy grande, que hemos discutido en los espacios correspondientes, para garantizar que una vez más los exámenes le den la tranquilidad que necesita nuestra población, que los estudiantes puedan realizarlos con la preparación adecuada”.

El ministro agregó que “tenemos la convocatoria también, por mandato de la Asamblea Nacional, a trabajar de conjunto con el resto de los organismos formadores –coordinados en este caso por el MES– en la Ley de Educación de país, que está en el cronograma legislativo para 2025”.

Otro reto está vinculado con los estudios de posgrado, con una propuesta que estamos preparando sobre la gestión de becas de doctorado en el país, con los recursos que aportan las instituciones y el sistema empresarial”.

Sobre este tema señaló que “siempre la formación de posgrado en el exterior ha tenido un espacio en las relaciones internacionales de todas las instituciones de la educación superior del país”.

El ministro calificó de reto importante el análisis de las experiencias vividas en estos cursos y cómo vamos a adoptar el calendario docente para la educación superior en el retorno al calendario tradicional. “Se buscan variantes para el retorno a ese calendario a la mayor brevedad posible y con la mayor calidad posible”, dijo.

Añadió Walter Baluja que las universidades colaborarán en los ejercicios que habitualmente realiza la Contraloría General de la República, que comienzan en septiembre.

En cuanto al ejercicio de práctica docente, dijo que como parte de las actividades de retorno a la normalidad se ha priorizado. “Siempre tratando que todo el componente práctico que está dentro de los planes de estudio se vincule a una situación, a una entidad de la sociedad y la economía cubana, para que realmente el estudiante pueda formarse sobre la problemática real de un futuro centro de trabajo”.

Ingreso a la educación superior: Priorizar la calidad

En otro momento de la Mesa Redonda, Walter Baluja explicó las proyecciones para afrontar los procesos de ingreso a la educación superior y la organización del proceso docente. En este sentido, resaltó la importancia de trabajar con mucha seriedad, mantener el rigor, la transparencia y el derecho al acceso a la universidad de todos los estudiantes.

“Las pruebas de ingreso deben tributar a la calidad del ingreso, pero nuestro objetivo es que la mayor parte de los jóvenes en edad universitaria estén en ella. Para eso hemos trabajado y poco a poco vamos avanzando en ese propósito, siempre en una estrecha relación con las instituciones de la educación general”, agregó.

Respecto al proceso de ingreso del próximo mes de octubre, el primero de los dos que afrontarán las universidades en el actual curso, el ministro anunció que se ofertarán más de 115 000 plazas, como parte de los incrementos sostenidos que se evidencian desde el año 2020, siempre con la premisa de la eficiencia en el empleo de los recursos materiales y humanos.

“En el actual curso tendremos los tres exámenes tradicionales en las asignaturas de Español, Matemática e Historia y mantenemos las ocho carreras con requisitos adicionales para el acceso. Estas son las de Relaciones Internacionales, Periodismo y las vinculadas a la Universidad de Arte”, agregó.

Novedades para los próximos cursos en el ingreso a la universidad

Asimismo, Walter Baluja explicó que este año iniciaron experimentos para acercar la demanda de plazas y su otorgamiento a las necesidades de cada territorio. La meta radica en suplir las necesidades de los municipios y fortalecer el uso de la ciencia en los Gobiernos locales.

Al respecto, las provincias de Pinar del Río, Villa Clara y Holguín encabezan este nuevo proyecto, el cual al decir del ministro marcha de forma positiva y aspiran a generalizarlo en todo el país en el año 2025.

Por otra parte, igualmente existe el propósito de brindar una mayor atención a los jóvenes en situación de vulnerabilidad y desvinculados del estudio y el trabajo. El objetivo es apoyarlos no solo en la preparación, sino también en el seguimiento y la tutoría. Incluso, dentro del marco regulatorio ya establecido, ofrecerles algún tipo de ayuda económica.

Al referirse al proceso de ingreso pactado para el mes de mayo de 2024, la fecha en la que tradicionalmente se llevan a cabo los exámenes, el máximo responsable de la educación superior en Cuba explicó que será para los estudiantes que iniciaron ahora el duodécimo grado. Ya existe un calendario propuesto para las convocatorias tradicionales.

“Hemos pensado en otras modificaciones, pero consideramos que en este curso no son factibles. Para 2025 traeremos otras propuestas, con la premisa de que todo el que ingrese a una universidad deba vencer los contenidos de los exámenes, lo cual de por sí fortalece el ingreso. Esto obedece también a la vuelta del calendario docente tradicional entre los meses de septiembre y julio, tras un grupo de análisis que reflejaron las ventajas de esta organización”, explicó el ministro.

En tal sentido, el curso de 2024 iniciará en febrero de ese año, mientras el período lectivo de 2024-2025 lo hará en septiembre. Para ello se ha priorizado proteger la calidad y reducir la afectación a los planes de estudios, en cada caso en construcción colectiva entre los organismos formadores y las universidades.

Ciencia e innovación: Pilares de las universidades cubanas

Al decir de Walter Baluja, si algo distingue a las casas de altos estudios en Cuba son los resultados de la ciencia y la innovación. De hecho, el 76% del claustro está compuesto por másteres o doctores, mientras los procesos de acreditación marchan de forma estable en todo el país.

“Asimismo, la adopción del esquema de la gestión de Gobierno basada en la ciencia y la innovación, nos ha obligado a dar asesorías y vincularnos a más proyectos de desarrollo local. Todas nuestras universidades tienen centros de estudio asociados a las localidades y contamos con más de 1 100 proyectos de investigación en las diferentes modalidades”, aseguró.

De igual manera, más de la mitad de los Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba van a los claustros universitarios, y solo en 2022 más de 90 premios se vincularon a proyectos de desarrollo local. Mientras, 367 doctorantes realizan tesis que tributan a estos proyectos y Cuba cuenta con dos empresas de interfase y mipymes que facilitan el enlace entre la sociedad y las universidades.

Antes de concluir, Walter Baluja destacó la labor del claustro en cada centro universitario, de quienes resaltó su compromiso con la formación continua de los jóvenes para el desarrollo de Cuba.

Fuente e Imagen: http://www.cubadebate.cu/noticias/2023/09/05/educacion-superior-reanudacion-del-curso-escolar-y-novedades-del-proximo-periodo-lectivo/
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Profesores de educación media y básica de Chile comienzan paro nacional indefinido

El Colegio de Profesores de Chile, que incluye a pedagogos de educación media y básica, comenzó un paro nacional indefinido en demanda de mejores condiciones laborales.
«En todo el país, este martes 29 de agosto el profesorado chileno inicia una movilización nacional de duración indefinida para exigir respuestas concretas ante las demandas del Petitorio Docente» presentado al Gobierno de Gabriel Boric, indicó el gremio en su página web.
De acuerdo con el presidente del Colegio, Carlos Díaz Marchant, más de 100.000 educadores participarán de la movilización.

«No están consideradas demandas económicas para los docentes. Nuestras demandas apuntan a mejorar las condiciones para que los estudiantes puedan estudiar de la forma que merecen», afirmó al canal local 24 Horas.

La medida fue adoptada luego de que Díaz se reunió con el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, quien dijo que entregará una contrapropuesta el 29 de agosto.
Entre sus demandas, los profesores piden al Gobierno medidas contra la violencia en los centros educativos, aumentos salariales y pago justo de bonos de retiro, así como programas de salud mental para docentes.
https://sputniknews.lat/20230829/profesores-de-educacion-media-y-basica-de-chile-comienzan-paro-nacional-indefinido-1143144208.html
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Demagogos y pedagogos: ¿En qué se distinguen?

Por: Andrés García Barrios

En la educación que yo quiero, de ninguna manera se pide a los maestros que mantengan un estado de ánimo siempre positivo; se pide que puedan verse a sí mismos y puedan exponerse con toda franqueza frente a sus estudiantes.

¿Lavado de cerebro?

¿Existe de verdad un tipo de manipulación en la que una persona dicta a otra la manera en que debe pensar, sentir, desear y actuar, y consigue que ésta asuma el mensaje como verdad absoluta y lleve a cabo todo lo que se le dice? Si un publicista predica que determinado producto de limpieza es una maravilla, ¿esa persona irá a comprarlo? Si un líder de opinión declara que fulanito es una buen político, ¿sin pensarlo irá a votar por él? Y si el sacerdote en su sermón afirma que tal deseo es malo, ¿de inmediato lo asegurará también, borrando toda inclinación personal al respecto?

Creer que existe el llamado “lavado de cerebro” se considera una posición “crítica al sistema”. A mi parecer, se trata en realidad de una visión mecanicista sobre las reacciones humanas, bastante parecida a la que aplicamos cuando pensamos en el perro de Pavlov, que segrega jugos gástricos con sólo oír la campana que antes sonaba cada vez que le daban de comer. Sin embargo, me atrevo a afirmar que tanto el perro de Pavlov como cada uno de nosotros ─cuando somos sometidos a ese tipo de señales externas─ conservamos nuestra subjetividad siempre bien despierta y activa, igual que hacemos en cada interacción con el mundo.

La intención de este artículo no es sólo negar tal tipo de manipulación sino revisar en qué consiste realmente eso de “ser manipulado”. Ciertamente, no consiste en sustituir mi subjetividad por la de otro; de hecho, podemos decir que manipular es todo lo contrario: en vez de hacer enflacar mi ser interior, quien me manipula se dedica a engordarlo, darle gusto, apapacharlo. Sí, la manipulación funciona porque atina a decir cosas que quiero oír, a mostrarme cosas que quiero ver, a poner frente a mi algo que me gustaría tener, a venderme algo que en realidad deseo; en resumen, a ofrecerme una versión de la vida que me gusta (o que me disgusta, pero con la que concuerdo).

No estoy hablando de que todo mi ser resulta implicado en esa visión del mundo que adopto al ser manipulado. En el fondo, mi ser interior es capaz de concordar con mil cosas más que las que el demagogo manipulador me muestra. Ese ser mío es abierto, inmensamente abarcador… En él se cumple aquello de “¡Hasta el infinito y más allá!” (exclamación que incluso puede quedarle corta). Mi ser interior es capaz de mirar el mundo desde cualquier punto de vista. “Soy humano, y nada de lo humano me es ajeno”, decía Terencio. Sin embargo, con sus predicas constantes ─bien planeadas, bien producidas y emitidas en los momentos adecuados─, el manipulador consigue poco a poco limitar mi ser sólo a aquello que a él le conviene que yo sea, impulsándome a desarrollar sólo aquellos intereses y atributos míos que le reportan un beneficio.

Ninguno de esos intereses y atributos es falso. Por el contrario, son aspectos auténticos de mí mismo, tanto que los puedo llevar a la práctica en el momento en que quiera: lo que la publicidad me ofrece, lo puedo buscar afuera y disfrutarlo; los valores que favorece, los puedo practicar y moverme con ellos por el mundo (sobre todo en entornos donde la gente es sometida a las mismas estrategias de manipulación). Por supuesto, en ese estrecho mundo siempre viviré insatisfecho, siempre existirá una disparidad entre mi potencial humano y lo que el entorno me ofrece; pero eso también lo tiene contemplado el manipulador, quien suplirá calidad por cantidad, ofreciéndome una lluvia constante de bienes y valores que no me dejarán tiempo para detenerme y voltear a verme.

Larga historia

Como es obvio, nada de esto data de la era de la comunicación iniciada en el siglo pasado. Desde siempre, los seres humanos nos hemos aprovechado de lo que los otros nos muestran de sí mismos; atentos a las huellas que inevitablemente van dejando los demás, nos hacemos una noción de sus deseos y temores, y utilizamos esta información cuando queremos acercárnosles; sentimientos positivos nos pueden hacer usarla para favorecerlos; sentimientos negativos, para exaltar aquellas partes que más convienen a nuestros propósitos. Esto último es lo que hace Yago al celoso Otelo cuando lo convence de que su esposa le es infiel; es lo que hacen los “artistas de la televisión” cuando nos engañan para que compremos un champú que ellos jamás usarían; es lo que hacen las plataformas de noticias al llenarnos sólo de opiniones con las que estamos de acuerdo, ayudándonos a pensar que el mundo entero se reduce a lo que a nosotros nos parece importante (yo, por ejemplo, llevo semanas ilusionado con la idea de que todos en este mundo estamos enormemente interesados por el devenir de la inteligencia artificial, cuando es probable que sólo unos cuantos compartamos esa preocupación).

En los inicios de nuestra historia, este tipo de manipulación se basaba en exaltar las necesidades comunes a todos: la búsqueda de bienes básicos, el miedo a la muerte, la percepción de la imperfección del mundo… Ya en siglos más recientes, en el inicio de la modernidad, la manipulación comenzó a incidir sobre necesidades más personales, apoyada (es lamentable decirlo) en el surgimiento de la democracia, que daba un lugar especial al individuo bajo el entendido de que “cada cabeza es un mundo” (claro, siempre y cuando ninguna de esas cabezas se excediera en sus atribuciones, a riesgo de que la guillotina le hiciera entrar en razón).

En el siglo XX, ya aplacado todo exceso, al conocimiento de lo humano se añadieron ciencias como la sociología y la psicología, y técnicas como la mercadotecnia, y se dio carta abierta a quienes quisieran indagar en las inclinaciones íntimas de cada poblador. Finalmente llegó el día de hoy, en que todo ese conocimiento (desde el de las necesidades comunes hasta las específicas de cada persona) se concentra en tecnologías minuciosamente programadas para registrar las huellas que cada quien va dejando a través de sus dispositivos electrónicos y para generar con ellas un algoritmo cuya misión, como hemos visto, es crear reducidos mundos personales acordes con todo aquello que conviene al mercado.

Enseñar es compartir la necesidad de aprender

Idealmente, la escuela sería un espacio para contrarrestar este poderoso influjo exterior que nos asalta sin que podamos controlarlo. A ella iríamos para ampliar nuestro espectro de intereses y para darnos cuenta de que además de la visión que nos han dado nuestros padres y los medios, existen muchos otros puntos de vista sobre lo que pasa en el mundo.

Eso es lo que ocurriría idealmente, insisto. En la realidad, las cosas pueden ser patéticas. El filósofo español José Ortega y Gasset nos da un punto de vista estremecedor (a pesar de que fue expresado hace más de cien años): “El estudiante es un ser humano a quien la vida le impone estudiar ciencias de las cuáles él no ha sentido auténtica necesidad. Ser estudiante es verse obligado a interesarse por lo que no le interesa”.

Ligando esta idea ─bastante familiar a todos nosotros─ con lo que vengo diciendo sobre la manipulación, me gustaría proponer al ilustre pensador español un pequeño ajuste: no es que las cosas que los maestros enseñan no tengan interés para sus estudiantes (¡sólo recordemos la pasión con la que aprendimos a escribir y leer o a recitar las primeras tablas de multiplicar!). Tal vez lo que ocurre es que ─a diferencia de lo que decíamos sobre la publicidad─ la escuela nos enseña cosas que no podemos llevar a la vida práctica (salvo si se trata de técnicas que ejerceremos en una profesión). Decíamos que si un anuncio nos promete una prenda de ropa o un perfume, nosotros podemos ir a la tienda y comprarlos; y si un discurso nos alienta a seguir determinados valores, podemos salir a la calle y actuar conforme a ellos. Sin embargo, con respecto a la escuela, es como si ahí nos mostraran la fotografía de deliciosos manjares que no se sirven en ninguna parte o de parques de diversión que no existen en el mundo real.

Creo que detrás de todo esto hay un malentendido. Desde hace mucho, la escuela se ha concentrado en compartir productos de conocimiento y no procesos del mismo. Son dos cosas distintas: la segunda se puede llevar a la vida, la primera, no (salvo, como digo, en contextos técnicos específicos). Enseñar la ciencia, la matemática, la gramática, la historia o cualquier otra maravilla de la creatividad y el entendimiento humanos, no puede limitarse a mostrar datos y fórmulas, es decir, conclusiones; debe enseñarnos éstas junto con la vida humana que está implicada en ellas, es decir, debe presentarnos también a los seres humanos ─exactamente iguales a nosotros─ que han vivido esos procesos de conocimiento. Para poder llevar este último a la vida real, el estudiante necesita verse participando en él, necesita sentir cómo es que él mismo se encuentra presente en la capacidad de sospechar, indagar y descubrir, cómo le son afines los distintos vértices de la sabiduría humana.

Y ahora viene lo que, a mi parecer, es lo mejor de todo esto. Para mostrarnos a los seres humanos que están implicados en el conocimiento, el profesor puede contarnos historias de sabios, hablarnos de su pasión, ponernos ejemplos, describir sorprendentes ideas y descubrimientos; sin embargo, nunca tendrá mejor ni más inmediato ejemplo que el de sí mismo. Para enseñarnos tanto el conocimiento como a la persona que va en su búsqueda, ─el profesor─ es el más vivo y confiable testigo. Antes de exponer ningún tema, el maestro se expone a sí mismo, dejando ver a sus estudiantes como en él se siembran el aprendizaje y el conocimiento, y cómo a veces, al florecer, éstos desgajan la estrecha visión del mundo que aprendió antes, impulsándolo a salir y a expandirse hacia territorios más amplios.

Enseñar es, en esencia, compartir la necesidad de aprender.

Exponte a ti mismo

Quiero terminar con lo que me parece una descripción atinada de lo que es exponerse a uno mismo, y aclarar cuál sería la mejor habilidad de un maestro en la educación que queremos. Es algo que vi en la película Ad Astra, protagonizada por Brad Pitt. En heroicas peripecias espaciales en un mundo futuro, nuestro héroe debe someterse a constantes evaluaciones de su estado psíquico, mediante el simple procedimiento de pararse frente a un robot y decir cómo se siente. En casi todas las escenas, la máquina determina que el sujeto es viable para seguir con la misión. Sin embargo, esto termina cambiando, no cuando el personaje confiesa sus perturbaciones emocionales y las dudas que tiene de su capacidad, sino cuando no puede identificar su propio estado de ánimo, y confundido balbucea ideas sin lograr hacer insight ni reconocer lo que siente. Entonces la máquina determina que ha dejado de ser útil. El héroe es apto para su misión sólo si puede ser honesto consigo mismo.

En la educación que yo quiero, de ninguna manera se pide a los maestros que mantengan un estado de ánimo siempre positivo y ecuánime; se pide que puedan verse a sí mismos y puedan exponerse con toda franqueza frente a sus estudiantes, mostrando una manera de estar en el mundo con la que éstos puedan identificarse. Toda verdadera enseñanza proviene de esta sinceridad. Es posible que la antigua frase “conócete a ti mismo” fuera dirigida más a los maestros que a quienes deseaban aprender. Aunque, bien visto, ¿no son ambos lo mismo?

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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