Un nuevo estudio advierte que el enfoque de estilos de aprendizaje puede simplificar la cognición humana y proporciona recomendaciones equivocadas, teniendo como consecuencia resultados dudosos o negativos para los estudiantes.
Los estilos de aprendizaje son una serie de teorías que plantean que la educación debe personalizarse para que cada individuo saque provecho de sus fortalezas de aprendizaje. Este enfoque ha tenido una gran influencia en la educación, a pesar de ser duramente criticado.
El estudio «Learning styles theory fails to explain learning and achievement: Recommendations for alternative approaches» señala tres problemas críticos de este enfoque:
No tiene un marco de referencia claro
Tiene problemas de medición
Le falta vincular los estilos de aprendizaje con los resultados
En un análisis del estudio, Carolina Kuepper-Tetzel advierte que la personalización de la educación puede tener consecuencias negativas para los estudiantes y, además, identifica tres ideas erróneas y proporciona alternativas:
No existen personas verbales vs. visuales, sino formas múltiples de aprender. La combinación de representaciones verbales y visuales permitirá un mejor aprendizaje.
No hay estilo concreto vs. abstracto, sino expertos vs. novatos. Las diferencias individuales se explican mejor por los conocimientos previos y la experiencia de la persona.
No hay estilo impulsivo vs. reflexivo, sino personalidad y procesos cognitivos universales. Esta dicotomía está equivocada porque otras combinaciones de velocidad y precisión son válidas.
Sumado a este estudio, un grupo de académicos criticó los estilos de aprendizaje al argumentar que carecen de pruebas suficientes y no deben ser implementados.
América del Sur/Colombia/13 Mayo 2017/Fuente: Semana
Las mejores instituciones, también en Colombia, invierten gruesas sumas de dinero en la contratación de estas editoriales virtuales. Sin embargo, algunas no están haciendo buen uso de estas herramientas.
A pesar de que las bases de datos universitarias son una puerta al conocimiento, también son un tiquete sumamente costoso que solo algunas instituciones pueden pagar para garantizar a sus docentes y alumnos la producción científica. Es el caso de la Universidad Nacional que destina de su presupuesto entre 5.000 y 6.000 millones de pesos anuales para la contratación de editoriales que ofrecen plataformas de información distribuida en monografías, tesis, revistas, periódicos, investigaciones, banco de imágenes, audios y videos. Recursos que son de vital importancia para la generación de conocimiento.
Esta institución, pionera en la producción de artículos científicos en Colombia, según el Ranking ASC-Sapiens 2016, cuenta con más de 70 editoriales contratadas, entre ellas, la polémica editorial científica Elsevier, que en 2014 fue acusada por la Universidad de Harvard de incrementar los precios de contratación. La queja se refería, entre otras minucias, al cobro excesivo de las revistas por las que podrían estar pagando 40.000 dólares por la suscripción.
Estas cifras en Colombia también pueden llegar a ser escandalosas, especialmente porque es común escuchar que aquí no se invierte en investigación. Pero al buscar la cantidad de contrataciones que tienen las mejores universidades del país, esto no es del todo cierto. Por ejemplo, la Universidad de los Andes cuenta con 112 bases de datos vigentes para el año 2017, la Universidad del Rosario con 200, la Universidad Javeriana ,con 232, y la Universidad de Antioquia tiene 65. Aunque varias de estas instituciones prefieren no revelar el precio que pagan por ellas cada año, la cantidad que destina la Nacional podría aterrizar entre 5.000 y 6.000 millones de pesos.
“Queremos llegar a un presupuesto de 8.000 millones de pesos para obtener más bases de datos. No tiene sentido limitar el precio del conocimiento. Yo soy de los que cree que para que exista una sociedad desarrollada debe generarse conocimiento nuevo, y para hacerlo hay que buscar la información más actualizada, y esa no se encuentra en libros o revistas impresas”, aseguró a Semana Educación Édgar Prieto, director nacional de las bibliotecas de la institución y profesor de la Facultad de Medicina.
Pero, ¿es eficiente destinar esta cuantiosa suma para la contratación de bases de datos?, ¿la comunidad académica está aprovechando este recurso? o, incluso, ¿será que no hay otra manera de acceder a investigaciones globales?
Julián David Cortés, profesor de la Universidad del Rosario, quien realizó una investigación en 2016, titulada “Eficiencia en el uso de bases de datos digitales para la producción científica en universidades de Colombia”, encontró que de 27 universidades acreditadas en alta calidad en 2014, la relación entre la cantidad de profesores de tiempo completo que emplean estas plataformas y los recursos de información científico-tecnológica y la producción de documentos científicos es débil. Además, según Cortés, no hay un uso eficiente de estos recursos en general.
Por ejemplo, el estudio identificó casos críticos de universidades como la Javeriana que cuenta con 160 bases de datos y de la Universidad del Valle con 126 y un número de profesores de tiempo completo considerablemente mayor a las demás universidades: la Javeriana cuenta con 1.457 y la del Valle con 833. A pesar de contar con los recursos, tienen un desempeño relativo ineficiente en la producción de documentos.
“Mientras seis de las universidades acreditadas en el país hacen un uso eficiente de los recursos para el avance de la producción científica, 14 instituciones se encuentran entre el tercero y cuarto puesto en términos de eficiencia”, expuso Cortés en su investigación, publicada en la revista Española de Documentación Cietífica.
¿Cuál sería la solución?
En este estudio, Cortés recomiendó una solución que la mayoría de académicos han sugerido alguna vez. Se trata de la adquisición conjunta de bases de datos entre todas las universidades, ya que cada una paga por una editorial que la mayoría también está contratando. Asimismo, aconseja el uso de bases de datos de libre acceso.
Pero al parecer no es cosa fácil. Óscar Gualdrón, director de Fomento a la Investigación de Colciencias, señaló a esta publicación que puede ser más costosa la contratación de estas bases de datos en conjunto. “Las editoriales cobran de acuerdo al número de miembros que ingresan a la base de datos y por la frecuencia de uso. De modo que no tendría sentido unir la Nacional con los Andes, por dar un ejemplo”.
Por otro lado, la idea que da Cortés sobre “la creación de un sistema que optimice la inversión en bancos de información científica de calidad, de cara a un oligopolio por parte de las editoriales académicas de mayor prestigio”, también la comparte Prieto desde la Universidad Nacional, quien argumentó que el gobierno debería financiar ese banco al que todas las instituciones de educación superior deberían acceder.
Mientras eso sucede, las universidades de Colombia, y casi todas en el mundo seguirán pagando altas sumas de dinero por el conocimiento que producen los investigadores, a quienes en muchas editoriales no les pagan por sus artículos, aseguró Robert Darnton , director de la Biblioteca de Harvard en 2014 al diario The Guardian. Lo que quiere decir que, algunas instituciones tienen que pagar para tener acceso al conocimiento de sus propios profesores e investigadores.
En los distintos ámbitos de la vida, los indicadores son útiles. Si usted quiere saber si salud avanza o retrocede, hágase un estudio clínico y tendrá un referente de algunos componentes (azúcar, colesterol) que indican si está sano o enfermo.
En el ámbito económico, también existen indicadores que muestran si vamos por mal o buen camino. Por ejemplo, si hay un aumento generalizado y continuo de los precios en bienes y servicios, decimos que la inflación es alta. Para resolver esta situación se elevan las tasas de interés con lo que se pretende desincentivar el consumo y equilibrar la demanda de productos con la oferta. Los indicadores, por lo tanto, sirven para tomar algunas decisiones de política.
En el sector educativo también contamos con referentes para saber si estamos acercándonos a los umbrales de calidad planteados. Aunque la Secretaría de Educación Pública (SEP) genera sus propios indicadores (deserción, cobertura y reprobación), es el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) el encargado de publicar, desde 2004, el denso y útil Panorama Educativo de México.
El Panorama contiene indicadores sobre la estructura del sistema educativo, sus actores y recursos, el acceso y trayectorias de los estudiantes, los procesos educativos y de gestión, los resultados educativos y del contexto social donde operan las escuelas. Al realizarlo un organismo autónomo e independiente como el INEE, se espera que la información presentada coincida – o no – con la reportada por la SEP. No olvidemos que siempre hay la tentación de presentar cuentas alegres desde el gobierno. El INEE está entonces para combatir la “verdad oficial” con fundamento técnico.
La actividad científica, por otro lado, no está exenta de la medición. El Foro Consultivo Científico y Tecnológico de México ha expresado que uno de los insumos más importantes para monitorear las actividades de investigación y para formular políticas en esta materia es construir indicadores sobre el gasto en investigación, número de investigadores o número de artículos publicados y patentes, entre otros (Guadarrama y Manzano, 2016).
Por algunas iniciativas de organismos internacionales, pareciera que a la investigación educativa (IE) le llegó la hora de su monitoreo. En el marco de la reunión anual de la Asociación Americana de Investigación Educativa (AERA), nos reunimos varios colegas a discutir la pertinencia de tener indicadores científicos que pudieran dar cuenta del avance de la IE a nivel mundial. Se partió del supuesto de que, a la fecha, es poca la información que se ha recolectado de manera sistemática en algunos países. Además, se dijo, los indicadores de investigación educativa varían considerablemente entre países y no se sabe qué miden.
Stéphan Vincent-Lacrin, del Centro sobre Investigación Educativa e Innovación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (CERI-OCDE), hizo una espléndida presentación donde mostró datos por país sobre el gasto en investigación educativa – y donde, por cierto, no apareció México – y sobre el número de artículos científicos publicados en este campo. Ahí nos enteramos que la tasa de crecimiento anual en el número de artículos publicados de 1996 a 2003 en nuestro país fue de 15, lo que nos coloca cinco puntos por arriba del promedio de la OCDE. Parece entonces que va en ascenso la publicación del artículo científico en México.
Pero el número de artículos publicados en revistas científicas no debe ser el único referente para valorar el avance de la investigación educativa. Los participantes en el panel fueron enfáticos y sugirieron analizar de manera sistemática la formación de nuevos doctores aunque aquí apareció una salvedad. Dadas las recientes políticas de profesionalización docente, en algunos de nuestros países no es raro hallar un número creciente de maestros de educación básica buscando ser doctores. La pregunta es cuántos de ellos pasan a ser investigadores y cuántos permanecen al frente de un grupo o en la escuela. Habrá entonces que detectar y reconocer las distintas trayectorias de los nuevos doctores en investigación educativa.
Otro comentario fue tener más claro para qué queremos construir indicadores de investigación educativa (IE), es decir, cuál es el referente normativo o conceptual al desarrollar estas mediciones. ¿Acaso lo que queremos con estos indicadores es reflexionar sobre lo realizado en el campo de la IE? En este sentido, ¿será verdad que está directamente relacionado un mayor nivel de inversión pública con un desarrollo científico prominente? ¿Entre más dinero más y mejor pensamiento? ¿O mas bien lo que queremos es valorar y cuestionar la calidad de la IE de México? ¿Será esto posible por medio de los indicadores?
Gracias a la estimulante discusión en el panel, quedo flotando una pregunta que habrá que retomar en encuentros futuros: ¿será posible capturar una dimensión cualitativa del avance científico en nuestros países por medio de referentes cuantitativos? Creo que éste es precisamente el reto. Para enfrentarlo, el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (Comie) podría tomar una posición más clara al respecto y proponer la elaboración de un informe sobre la calidad de la IE en el país con datos válidos y actuales que generen discusiones colectivas sobre nuestro quehacer científico. Un documento de este tipo podría contribuir a tener una interlocución más abierta y fundamentada con la SEP, con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), con los gobiernos de los estados y con la amplia comunidad científica del país.
Así como en el campo de la salud personal y de la economía, en el campo de la investigación educativa se requiere tomar mejores decisiones con base en los datos, el razonamiento y la reflexión.
Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/para-que-construir-indicadores-de-investigacion-educativa/
Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/02/escuela-morena.jpg
Un informe reciente indica que América Latina ha sido la región con el mayor crecimiento continuo de la privatización en el sector educativo de las últimas décadas.
El nuevo informe titulado La privatización educativa en América Latina: Una cartografía de políticas, tendencias y trayectorias muestra que, en las últimas décadas, América Latina ha sido la región con un mayor crecimiento continuo de la privatización en el sector educativo. La zona destaca tanto por presentar la tasa más elevada de matriculaciones en educación primaria privada del mundo como por el crecimiento más significativo en la oferta del sector privado. Este punto también se aplica a la educación secundaria; de hecho, América Latina encabeza junto al África subsahariana los porcentajes de mayor nivel de alumnos en el sector privado.
Entre los ejemplos se incluyen la supresión de los derechos educativos fundamentales como consecuencia de la «libertad de elección» característica de la privatización como reforma estructural que se observa en Chile, que cuenta actualmente con uno de los sistemas educativos más desiguales del mundo por este motivo (OCDE, 2014). En Argentina, las antiguas relaciones entre lo público y lo privado que se establecieron entre en 1940-1960 han favorecido la liberalización de las escuelas privadas.
A través de estos y otros ejemplos, el informe analiza este fenómeno en el contexto político de cada país concreto. La enorme diversidad de enfoques representada por estas trayectorias revela que América Latina es una región especialmente apta para reflexionar y participar en un diálogo teórico y social sobre la economía política de las reformas educativas.
Europa/Francia/Abril del 2017/Noticias/https://theconversation.com/
Depuis le forum mondial de Dakar sur l’Éducation pour tous (EPT) en 2000, une mobilisation internationale sans précédent a eu lieu en faveur de l’éducation en direction des pays les plus en retard, pour la plupart en Afrique subsaharienne. Considérés comme un droit et un moteur du développement, l’accès, la qualité et le financement de l’éducation posent encore un très grand nombre de questions sur lesquelles la recherche est amenée à travailler pour envisager l’atteinte des Objectifs du développement durable (ODD) en 2030.
La production de connaissances sur l’éducation dans les pays en développement, de statuts divers (scientifique comme institutionnelle) s’est donc considérablement accrue dans les dernières décennies et de nombreux espaces dédiés d’études et recherches ont vu le jour dans le monde. Commanditée par l’Agence française de développement (AFD), une récente étude réalisée par un collectif de chercheurs de l’Association pour la recherche sur l’éducation et les savoirs (ARES) apporte des éléments de réponses inédits sur la production scientifique française au travers des thèses, des offres de formation de niveau master, des publications académiques des chercheurs et des programmes de recherche dans ce champ de l’éducation.
Plus de 600 thèses de doctorat en France depuis 1990 sur le sujet, en nette augmentation depuis 2000
À partir des bases existantes de référencement de thèses dans le champ de l’éducation (hors linguistique, pédagogie et didactique) sur les pays en développement entre 1990 et 2013, un corpus de 448 thèses soutenues et 179 thèses en cours a pu être identifié. Fruit d’un « effet EPT », l’évolution globale du nombre de thèses sur l’éducation dans les pays en développement révèle une nette augmentation au cours des années 2000. Si ces thèses de doctorat sont toutes soutenues en France, un grand très nombre d’entre elles le sont par des étudiants originaires des pays en développement.
Figure 1 : thèses soutenues en France sur l’éducation dans les pays en développement, répartition (%) par année et par discipline
Une concentration des thèses soutenues sur les sciences de l’éducation, l’Afrique subsaharienne, le cycle primaire et l’offre éducative
Au niveau des disciplines de ces thèses, on observe une prédominance des sciences de l’éducation (60 %), suivies de l’économie (20 %) et de la sociologie (10 %). En termes de régions, il faut noter une nette priorité géographique accordée à l’Afrique subsaharienne (54 %). Sur la période 1990-2013, il y a un intérêt croissant pour l’Asie et une diminution des thèses portant sur l’Afrique du Nord.
Répartition ( %) des thèses selon la région concernée au cours des deux périodes de temps, 1990-2004 et 2005-2013
En ce qui concerne le niveau d’enseignement, il y a un intérêt porté avant tout sur le niveau primaire (35 %), mais également un fort pourcentage de thèses portant sur l’ensemble du système éducatif (29 %) ; en revanche, l’enseignement technique et professionnel est très peu traité (3 %), de même que l’éducation non formelle (2 %) et la petite enfance (0,8 %).
Répartition ( %) des thèses selon le niveau/type d’enseignement concerné au cours des deux périodes de temps, 1990-2004 et 2005-2013
Du côté des thématiques abordées, l’accent est mis avant tout sur l’offre éducative, à travers principalement la question des enseignants (statut, formation, pratique), la pédagogie, les apprentissages, les curricula, mais aussi les politiques éducatives et l’analyse des systèmes éducatifs. Parmi les thématiques peu traitées, on peut noter les différentes formes d’équité, la santé (hormis quelques thèses sur le handicap), les violences en milieu scolaire, les conflits, le secteur privé, les parcours scolaires, les langues d’enseignement et l’éducation non formelle.
Une dispersion grandissante des directeurs des thèses et une absence de pôle académique spécialisé
En termes de cartographie académique, 44 % des thèses soutenues l’ont été à Paris (Universités, Institut d’études politiques, Institut national des langues et civilisations orientales et École des hautes études en sciences sociales), dont près de 20 % dans seulement deux universités : Paris 5 Descartes et Paris 8. Seulement 13 universitaires ou chercheurs ont dirigé au moins 5 thèses relatives à l’éducation au Sud sur la période 1990-2013. Malgré le nombre très important de thèses soutenues, l’analyse démontre l’inexistence, en France, de pôle académique structuré et centré sur le champ de l’éducation dans les pays en développement. Il y a ainsi 137 directions de thèse différentes sur les 179 thèses en cours au total.
Près de 386 publications académiques généralement en français, publiées après 2000 et axées sur le primaire et l’Afrique subsaharienne
À partir de différentes sources existantes depuis 1990, 386 publications sur l’éducation dans les pays en développement peuvent être référencées : 279 articles parus dans 63 revues à comité de lecture, 68 chapitres d’ouvrage et 39 ouvrages. Les revues anglophones et hispanophones représentent plus du tiers des 63 revues répertoriées. Près de 80 % des références ont été publiées après 2000. L’analyse, réalisée à partir des titres des articles parus en français, met en évidence une recherche fortement concentrée sur le niveau primaire en Afrique subsaharienne.
Une recherche insuffisamment structurée, faiblement soutenue et donc peu visible
Cet état des lieux, assurément incomplet et bien sûr provisoire, a permis de recenser un peu moins de 70 chercheurs (majoritaires) et enseignants-chercheurs travaillant actuellement sur ce thème, réparti dans 23 structures de recherche. Parmi celles-ci, le Centre Population et Développement (CEPED) apparaît aujourd’hui comme la seule structure de recherche qui comporte une équipe explicitement centrée sur l’éducation dans les pays en développement. Parmi les autres laboratoires, seuls cinq affichent encore au moins deux enseignants-chercheurs, chercheurs permanents et/ou associés travaillant sur les questions d’éducation dans les pays en. Au cours de toute son histoire, une institution comme l’Institut de recherche pour le développement (IRD) a recruté moins de dix chercheurs en rapport avec le champ de l’éducation.
Ce qui ressort globalement de cette analyse, c’est à la fois l’intérêt continu porté sur le sujet en France, qui confirme l’analyse des thèses passées ou en cours, mais aussi la dispersion de ces forces et la déperdition qui en résulte. Les chercheurs qui travaillent isolés manquent visiblement de soutien qui les aiderait à poursuivre des recherches dans cette voie et à publier.
Par ailleurs, l’inventaire des offres de formation de niveau master, portant sur l’éducation avec une dimension internationale et orientée vers les pays du Sud, s’avère très limitée. La faible présence d’enseignants-chercheurs, responsables de la formation des futurs doctorants, ne laisse pas augurer d’une amélioration prochaine de ce relatif isolement de la recherche française sur l’éducation dans les pays en développement. En outre, très peu de programmes de recherche dédiés ont bénéficié d’un financement spécifique, de type Agence nationale de la recherche (ANR).
Finalement, la recherche française démontre une dispersion grandissante des directeurs de thèses, un nombre très restreint de ces directeurs étant spécialistes de la question et une absence de pôles académiques spécialisés ; elle apparaît insuffisamment structurée, faiblement soutenue et donc peu visible, alors même que l’intérêt pour le champ est croissant. Face à cette situation, il revient à la communauté scientifique impliquée dans ce champ, en France mais aussi dans l’ensemble de l’espace francophone et tout particulièrement dans les pays du Sud, de trouver les voies et moyens pour davantage communiquer, échanger et se rendre plus visible
México/03 abril 2017/Autores:Ricardo Sánchez Puentes/Fuente: openlibra
Enseñar a investigar. Una didáctica nueva de la investigación en ciencias sociales y humanas, de Ricardo Sánchez Puentes, es una obra fundamental y un referente indispensable tanto para aquellos que comienzan a adentrarse en el campo como para aquellos que forman parte de él y enseñan a otros a construir conocimientos.
En este libro, Ricardo Sánchez Puentes propone, con un profundo sentido pedagógico, que no predetermina rutas o modelos, sino que acerca al maestro y al aprendiz a transitar por su propios caminos de aprendizaje, una nueva didáctica de la investigación social y humanística.
La propuesta concretada en este libro identifica a la investigación como un proceso complejo en el que concurren numerosas operaciones relacionadas con lo que se enseña al enseñar a investigar, además de desarrollar formas diferentes de enseñar este oficio.
A veinte años de la primera edición de Enseñar a investigar. Una didáctica nueva de la investigación en ciencias sociales y humanas, de Ricardo Sánchez Puentes, el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México se complace en presentar esta nueva edición, revisada y actualizada, de esta obra señera ya clásica en su campo.
Para leer, descargue aqui: https://openlibra.com/es/book/download/ensenar-a-investigar
Napoleón decía que la educación de una persona comienza antes de su nacimiento, pues educando a los padres estás educando a las nuevas generaciones. Partiendo de esta idea, podemos decir que México se encuentra en un momento decisivo. Hoy tenemos la generación más grande de jóvenes en nuestra historia: 30.6 millones de mujeres y hombres entre los 15 y 29 años, es decir 25.7 por ciento de la población total (1). Compete al gobierno y a la sociedad toda hacer de ellos personas preparadas pero también seres humanos íntegros, libres, creativos y responsables.
Consciente de la importancia centralísima de este asunto, hace tres años el CIDE creó una unidad de investigación académica especializada en educación y política educativa. El objetivo central de esa unidad
–Programa Interdisciplinario sobre Políticas Públicas y Prácticas Educativas (PIPE)– consiste en producir conocimiento riguroso e innovador para mejorar la política educativa y para enriquecer el debate público sobre educación. Todo ello, con el propósito último de contribuir a que los niños y jóvenes mexicanos accedan a una educación que les permita ser dueños de sus proyectos de vida y participantes activos en la construcción de un país con futuro.
El PIPE está conformado por un grupo de investigadores, en su mayoría jóvenes, provenientes de distintas disciplinas y formados en universidades nacionales y extranjeras de primer nivel. Sus líneas de trabajo abarcan desde la educación temprana hasta la educación superior e incluyen temas centrales, aunque poco explorados en el país.
Destacan, entre estos últimos, los siguientes: alumnos con talento intelectual sobresaliente; la migración de retorno y su inserción/reinserción en el sistema educativo mexicano; el impacto de la cultura en la formación temprana de los estilos de aprendizaje de los niños/as; la economía política de las reformas educativas, la brecha educativa entre alumnos indígenas y no indígenas, la observación sistemática de las interacciones en aula y la educación privada.
Al igual que en el conjunto del CIDE, en el PIPE el trabajo de investigación académica se combina, cotidianamente, con esfuerzos orientados a participar e incidir activamente en elevar la calidad del debate y de la acción gubernamental. Como resultado de la solidez de la investigación que sirve de fundamento a tales acciones, el PIPE ha logrado posicionar en la agenda educativa temas nuevos o insuficientemente atendidos o explorados, tales como la necesidad de dejar de desperdiciar nuestros talentos o la urgencia de atender las necesidades educativas de los mexicanos deportados de los Estados Unidos. También ha contribuido a enriquecer y fortalecer acciones gubernamentales y privadas orientadas a mejorar los aprendizajes y el pleno desarrollo de los alumnos mexicanos.
Entre nuestras contribuciones en política educativa, sobresalen: la simplificación de los requisitos para el acceso a la escuela y el reconocimiento de estudios previos en países extranjeros –en especial, Estados Unidos– para los migrantes de retorno, y puesta en marcha de un nuevo programa de becas de la SEP –primero en su tipo a nivel nacional– para alumnos de educación media superior para estudiantes con alto potencial de talento intelectual inspirado en el programa Talentum-Media Superior del PIPE/CIDE.
En este mismo sentido, destaca nuestra contribución a la sistematización de las opiniones –más de 300 mil– vertidas en la Consulta Nacional sobre el Nuevo Modelo Educativo propuesto para la SEP en julio de 2016. Al respecto, cabe señalar que frente al reto mayúsculo de coadyuvar a fortalecer la credibilidad de la Consulta, así como de sistematizar tal volumen de comentarios, nuestra tarea se sustentó en los siguientes ejes y principios.
Primero, privilegiar la plena transparencia del proceso, enfatizando, para ello, la conveniencia de generar registros audiovisuales de los foros de consulta organizados por la SEP, de documentar y hacer públicos todos los materiales de la Consulta, y de garantizar el acceso de los medios de comunicación a todo el proceso. Segundo, contribuir a formatos de discusión y acopio de las opiniones ciudadanas que maximizaran el carácter genuino de la Consulta, facilitando la expresión de la pluralidad de opiniones esperables en un país tan plural como el nuestro. Tercero, apuntalar el trabajo técnico de sistematización del enorme volumen de opiniones vertidas por los participantes durante la Consulta a través del uso de un software cualitativo de alta calidad (atlas.ti) y de un trabajo de análisis objetivo, riguroso y sistemático por parte del equipo técnico del PIPE.
Como resultado del interés compartido de la SEP y del PIPE/CIDE en garantizar la transparencia y autenticidad del proceso de Consulta pública sobre la propuesta original de la SEP, así como de la objetividad y rigor con la que el equipo PIPE sistematizó la multitud y diversidad de opiniones vertidas en ella, México cuenta hoy con un planteamiento ambicioso y, al mismo tiempo, concreto y ampliamente discutido sobre el rumbo a seguir para hacer de la educación de calidad para todos una palanca efectiva para impulsar el desarrollo del país.
Apenas van tres años. Nos queda mucho por hacer. Para celebrar nuestros primeros tres años, los invitamos al conversatorio Educación y Migración: Desafíos Actuales, vinculado a una de nuestras principales líneas de investigación y a un asunto nodal, si queremos que la educación en México sea palanca de futuro, a celebrarse mañana jueves 16 de marzo en el CIDE.
(1) Dato del Censo de 2015, Inegi.
Fuente del articulo: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/tres-anos-impulsando-la-educacion-desde-el-pipe-cide.html
Fuente de la imagen: http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2015/06/04/55711f9818b9d.jp
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