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Cortapisas y caminos.

Hoy nuevamente y después de dos años del último paro del magisterio se volvió hablar de la educación en Colombia, de la falta de infraestructura, alimentación, transporte, salidas pedagógicas, condiciones económicas de los educadores, bibliotecas escolares, útiles, etc.

Por: Yesid Gonzalez Perdomo.

Como es costumbre en el país, los grandes temas para el futuro del mismo solo llegan a la agenda pública con paros, movilizaciones y mítines.

Hoy nuevamente y después de dos años del último paro del magisterio se volvió hablar de la educación en Colombia, de la falta de infraestructura, alimentación, transporte, salidas pedagógicas, condiciones económicas de los educadores, bibliotecas escolares, útiles, etc., la realidad es que son muchas las variables que permiten un buen proceso pedagógico en las escuelas; y lejos estamos del sueño santista de ser los más educados en el 2025.

Para lograr ese sueño, es necesario pensarse un sistema educativo que responda a las necesidades más sentidas de la población colombiana, situación compleja si tenemos en cuenta las particularidades y riqueza cultural que nos caracteriza. 

Las condiciones materiales de vida en el Chocó no son las mismas que las de Bogotá o Antioquia. Esas particularidades deben ser tenidas en cuenta para poder consolidar un sistema educativo que rompa las cortapisas que el establecimiento ha introducido para perpetuar la inequidad social. Para nadie es un secreto que el sistema capitalista funciona como un embudo donde solo muy pocos logran acceder plenamente a una vida digna.

Así pues, si se realiza un barrido por los países de América Latina, nos encontramos que Colombia no está dentro de los 5 primeros puestos en inversión del PIB para educación, y aunque es cierto que la destinación del presupuesto nacional para este año en el sector educativo es superior al de defensa por primera vez en la historia, no cabe la menor duda que es insuficiente, la buena educación necesita más recursos para materializarse.

Pero, si a la necesidad de inversión le sumamos que buena parte del presupuesto se va para despliegues mediáticos exagerados y una crónica contratitis de los amigos que rodean el MEN y las secretarías de educación, que proveen la pésima alimentación, la lenta implementación de redes y acceso a la internet, los mismos pupitres de hace dos siglos, las consultorías que copian modelos sin tener en cuenta el contexto colombiano como se hizo con el ISCE[1], el nuevo contrato de refrigerios en Bogotá, cambiado para mejorar sus bolsillos eliminando la fruta del menú, los únicos que no ven un buen negocio en la educación son los padres y madres de  familia, el cuerpo docente y nuestros estudiantes, quienes sufrimos la dictadura legal de ministras y secretarias, que evaden la mirada ante los enormes casos de corrupción en el secto.

Para concluir, mientras que la dirección de la educación del país continúe en cabeza de tecnócratas, abogadas o economistas, seguiremos teniendo los mismos problemas que nos aquejan desde la propia colonia, es necesario reorientar urgentemente  la educación en el país  en tiempos de pos acuerdo, un gran encuentro nacional por la educación debe ser convocado para que todos los actores involucrados, inicien un dialogo constante que permita en un lapso razonable, proponer una alternativa que supere de una vez por todas la crisis educativa colombiana.

Fuente: http://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/cortapisas-y-caminos-61307

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La educación, un debate ya.

La educación puede producir, a nivel de sociedad y de los individuos, adición a la justicia para contrarrestar la capacidad de generar desigualdades.

Por: Cecilia López Montaño.

A raíz de la muerte de un gran amigo y uno de los profesionales latinoamericanos más sobre salientes en el campo de la investigación en educación, Juan Carlos Tedesco, tuve la oportunidad de conocer su última conferencia, meses antes de su desaparición.
Después de escucharla repetidamente, creo que da los mensajes que hoy se requieren en Colombia. Adicionalmente, estas reflexiones vienen en el momento preciso, en medio de este larguísimo paro de maestros, porque dejan en evidencia la pobreza de nuestro debate sobre la educación. No se trata de desestimar las razones del paro, pero sí es una invitación para abrir una discusión más profunda sobre lo que hoy significa ser educador y frente a los reales objetivos del sistema educativo colombiano.

Pocas veces los economistas tenemos la oportunidad de escuchar una visión histórica, que relacione, de manera clara y contundente, la evolución del sistema educativo de la región con las formas de producción vigentes, y menos aún, con las consecuencias que se desprenden de esta realidad. Por ello, incluyo el link de la conferencia de Juan Carlos Tedesco, porque aporta numerosas luces, en este y otros temas, que no estamos considerando.

http://www.redposgrados.org.mx/red_de_posgrados_en_educacion/.

Precisamente, para los economistas, esos análisis aclararían, en parte, la pregunta de por qué seguimos siendo la región más desigual del planeta y nuestro país uno de los más injustos. Al hacer un recuento histórico sobre la forma como ha evolucionado la educación en el mundo y en América Latina, dos de las reflexiones de Tedesco son particularmente pertinentes. La primera se refiere a que entre nosotros, en algún grado, se dieron los cambios en la educación que buscaban fortalecer la ciudadanía, sin embargo, nadie se ocupó de reconocer que el sistema productivo seguía siendo el mismo, excluyente, concentrador e injusto. Tratando de interpretar a Tedesco, en nuestra región en particular muchas cosas han cambiado, como él afirma, “vivimos transformaciones muy profundas”, pero la forma como se produce sigue siendo intocable. Además, afirma que con esta sociedad del conocimiento, se genera innovación, se exige mayor estudio en las actividades productivas y sociales, pero, al mismo tiempo, se genera exclusión, fragmentación, xenofobia y todos esos males que hoy caracterizan al mundo.

La segunda observación plantea que, a mediados del siglo XX, cuando la educación pierde el sentido de crear ciudadanía, de desarrollar la educación pública para apoyar la nación, la educación entra al campo de la economía. Es decir, deja su sentido de construir ciudadanos para producir recursos humanos para el desarrollo. Se vive un déficit de sentido de la educación, que se acentúa a partir de los años noventa. Ya no se trata de un gasto sino de una inversión, se impone lo privado sobre lo público, que genera cohesión, prima la individualidad y la discusión educativa se centra en lo administrativo. ¿Alguna vez los economistas nos hemos preguntado las consecuencias de este cambio que aplaudimos? Pero resulta que los verdaderos educadores si lo han hecho, y de su preocupación nacen las dos preguntas vitales que de acuerdo a Tedesco, son el desafío actual de la educación: ¿para qué? y ¿para dónde?

Sin embargo, se reconoce que hay una preocupación mundial sobre la necesidad de generar justicia social, y en ese punto, según Tedesco, se debe centrar el debate educativo. La educación es la que puede generar. a nivel de la sociedad y de los individuos, “adición a la justicia” para contrarrestar “la profunda capacidad que tiene el nuevo capitalismo de generar desigualdades”. Se trata de una educación que contribuya a acabar con la hipocresía individual que aprueba la equidad general, pero practica la desigualdad cuando de sus intereses personales se trata. Frente a esta tarea transformadora a nivel individual y social, los docentes dejan de ser empleados públicos para convertirse en actores del profundo cambio que nuestra región exige.

Al mirar el contenido de las demandas de los maestros es evidente que se concentra en temas administrativos, particularmente en la remuneración, los servicios de salud, la dotación de infraestructura, entre otros. Claro que debe reconocerse que en Colombia, ni los maestros ni los policías, han recibido jamás el reconocimiento que se merecen por las imprescindibles tareas que realizan para bien de los individuos y de la sociedad. Estos temas deberían haberse resuelto hace rato, pero como todavía figuran en los pendientes, en la movilización de los maestros no es la política educativa del país la que está en juego. Como afirma Tedesco, mejores insumos materiales no mejoran los resultados, pero, además, la política educativa no se puede limitar a la discusión de los salarios.

Por eso, una vez resuelto el paro en Colombia, se tiene que entrar a discutir para qué estamos educando a nuestros jóvenes y para dónde debe ir el sistema educativo. Tedesco nos deja insumos para esta discusión:

* Colombia, desde ya, debe pensar en el largo plazo y reconocer que la educación anticipa el futuro.

* La educación no tiene plazos gubernamentales, debe ser una política de estado.

* Sin educación, la reducción en pobreza y marginalidad es una tarea imposible.

* La educación no es una política sectorial, sino el pilar de una sociedad más justa.

* Los educadores son actores sociales y no simples funcionarios públicos, porque deben lograr transformaciones en los individuos y en la sociedad.

Fuente: http://www.portafolio.co/opinion/cecilia-lopez-montano/la-educacion-un-debate-ya-analisis-506669

Imagen: https://www.grupopiquer.com/wp-content/uploads/2016/07/ni%C3%B1os-en-el-instituto.jpeg

 

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Paro, educación e institucionalidad.

El  sistema educativo colombiano, no facilita y menos garantiza  educación de alta calidad.

Por:  Marcos Silva Martínez.

Las leyes 30/92 y 115/94, definieron,  en forma general, el modelo  y  flexibilidades del sistema.
Los resultados del nuevo sistema, después de más dos  décadas  de  vigencia, no corresponden a lo que demanda un desarrollo educacional académico integral, de calidad.
El estado incumplido la vigilancia, control y financiación necesarios. No  desarrolló  innovación y actualización, que demanda el desarrollo del conocimiento y tecnologías.
El espíritu  de la Constitución del 91 y las leyes que la desarrollan, imprimieron al sistema educativo colombiano,  las dinámicas del mercado y la rentabilidad.
Así, la educación en Colombia se convirtió negocio, con franquicia legal para  particulares, con precarios controles y regulación.
La  relación entre, educación, sociedad, mercado laboral y conocimiento técnico-científico,  es contradictoria y  dominada por el afán de lucro y estatus social.
La  atención que  da el sistema educativo a la formación para  el trabajo y el desarrollo humano, son precarios y carentes de articulación con el desarrollo económico y social.
La  formación en competencias y habilidades, son  insuficientes y de escaso entrenamiento y desarticuladas con los requerimientos de los diversos sectores de aplicación del conocimiento.
La ciencia, la tecnología y la innovación, motores del desarrollo del mundo, son quimera en un país con una economía basada en el extractivismo rentista,  especulación financiera e inmobiliaria, consumismo y debilidad institucional.
La síntesis de la pésima calidad de la educación, en todos los niveles, está en los resultados de las Pruebas Saber 11, Pruebas Saber Pro (ECAES),  y Pruebas Pisa, en las que Colombia siempre ocupa las últimas casillas (lectura, matemáticas y ciencias), desde que participa en ellas (2006).
Docentes y ciudadanos,  deberían ser conscientes de lo que ocurre con el sistema educativo y exigir al estado, una inmediata reingeniería para lograr una reestructuración capaz de conducir a estadios de formación académico-cultural óptimos,  en el mediano y largo plazo.
Los docentes, de todos los niveles educativos, deben  hacer de las reclamaciones salariales al gobierno,  el escenario  para exigir, mínimo los siguientes puntos:
1.-Reestructuración  de la financiación del  sistema,  con la obligación de  incrementar  0.5% del  PIB anualmente hasta el 8.0% y para ciencia y tecnología, incrementar anualmente, en 0.2% del PIB, hasta el 3.0%.
2.-Implementar políticas de capacitación y actualización académica de docentes, con cargo al presupuesto del sector educativo.
3.-Ampliar y mejorar  la planta física, de las instituciones educativas.
4.-Redefinir escala salarial para docentes, con un mínimo de $2.500.000/mes y precisar requisitos únicos, para ingreso y acenso en el servicio docente, fundamentados solo en capacidad académica, demostrada en pruebas escrita, de conocimiento específico y ampliación de planta docente, en todos los niveles del sistema educativo, que corresponda a la reestructuración y optimización del sistema.
Las peticiones planteadas, le darían plena justificación al paro y solo así, todos los colombianos, sin excepción, debemos apoyarlos en sus reclamaciones.

Fuente: http://www.lanacion.com.co/index.php/opinion/item/288708-paro-educacion-e-institucionalidad

Imagen: https://i2.wp.com/otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2017/05/319473_800x600_crop_5915d5f815607.jpg?resize=350%2C200

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Sin resultado diálogo para solucionar paro de maestros colombianos.

América del Sur/Colombia/06.06.2017/Autor y Fuente: http://www.prensa-latina.cu/
Como en un juego de ajedrez, líderes del paro de maestros colombianos y el ministerio de Educación, huelga que se extiende por 25 días, mueven hoy sin éxitos sus piezas en el diálogo para encontrar una solución.

La última propuesta del gobierno en las conversaciones fue la inclusión de un mediador, como el caso del Procurador en el paro cívico del puerto de Buenaventura, lo que es rechazado por la Federación de trabajadores de la Educación (Fecode).

Esta proposición trajo como consecuencia que se levantara la mesa de diálogo momentáneamente, en tanto los lideres magisteriales llamaron a una tercera demostración en las calles para continuar enarbolando sus demandas reivindicativas.

La anunciada ‘Toma permanente de la capital del país’ fue confirmada para el martes próximo por el Comité Ejecutivo de Fecode, que a su vez llama a sumarse a la acción a las delegaciones de maestros de todo el país.

En relación con la nueva marcha, el sindicato magisterial exhorta a la salida desde tres puntos de Bogotá (La sevillana, Monumento a los Héroes y Avenida Boyacá), hasta llegar a la Plaza Bolívar, donde se mantendrían en vigilia hasta que no se llegue a un acuerdo en la mesa de diálogo y concertación.

En cuanto a la propuesta de mediadores por parte del gobierno nacional, que tomarían decisiones por encima de los negociadores, Fecode afirmó en un comunicado que se trata de una provocación y un irrespeto.

Mientras tanto, el viceministro de Educación, Pablo Jaramillo, indicó que el anuncio la movilización sólo demuestra la falta de voluntad de los lideres sindicales para finalizar la huelga.

Al referirse a la marcha de las conversaciones, explicó que todavía no se ha podido salir del tema de las bonificaciones, para poder avanzar en otros aspectos como nivelación salarial y primas por extensión de horarios.

Los maestros reconocen que el tema económico es el que mantiene trabadas las negociaciones, pues demandan recursos para la jornada única de clases, reformas de políticas educativas y mejoras de la infraestructura de la educación, entre otros exigencias.

El paro mantiene sin actividad a unos 350 mil maestros en toda Colombia, así como a unos ocho millones de estudiantes de primeros niveles de las escuelas públicas.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=90705&SEO=sin-resultado-dialogo-para-solucionar-paro-de-maestros-colombianos

Imagen: http://www.prensa-latina.cu/images/2017/junio/04/PARO-MAESTROS-COLOMBIA.jpg

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Soy maestro.

Por: Uriel Escobar Barrios.

En la apertura de la Cumbre Líderes por la educación 2015, Gina Parody, en ese entonces ministra de Educación, pronunció las siguientes palabras: “Colombia la más educada debe ser un propósito nacional; pero solo lo lograremos en la medida en que se vuelva un propósito de la sociedad en su conjunto: de ustedes, líderes del sector educativo, el Congreso, el Gobierno nacional, los gobiernos locales, los medios, los estudiantes, los profesores, los padres de familia y los empresarios”. Por su parte, en su posesión, Juan Manuel Santos dijo que los tres pilares de su gobierno eran la paz, la educación y la equidad.

Ante la crisis que vive el sector educativo, generada en gran parte por la falta de recursos provenientes del Sistema General de Participaciones (Ley 715 del 2001), desde el 11 de mayo del 2017 los docentes del país se han declarado en paro indefinido, lo que afecta la normalidad académica de 8.000.000 de estudiantes del sector público. A propósito, la Federación Nacional de Educadores (Fecode) ha desenmascarado las mentiras del Gobierno y de la ministra de turno y han puesto en evidencia la grave situación que afecta la educación de nuestros niños. La ministra, en lugar de analizar esta cruda realidad, ha salido a los medios a decir que “se acerca la toma de medidas que tendremos que hacer desde el Gobierno”.

La protesta de Fecode pone el dedo en la llaga de las falencias de nuestro sistema educativo. ¿Dónde están los demás sectores sociales que deben estar comprometidos con el futuro de la educación en Colombia? Como sociedad debemos apoyar los justos reclamos de Fecode para que Colombia tenga una mejor educación, porque esta es la base del desarrollo de los pueblos, como lo expresaba el estadista Benito Juárez: “La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos”; o como lo decía el también mexicano Pancho Villa: “Primero pago a un maestro que a un general”.

Fuente: http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/soy-maestro1706.html

Imagen: http://npaper-wehaa.com/pub-files/123007255749516aed3bf10/pub/ElPlaneta-08-31-2012/lib/134638267950402b572955c.jpg

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Colombia la mal educada.

Por: Jesús Saldarriaga G.

De acuerdo al informe nacional de competitividad para Colombia para el año 2016, en el país de cada 10 estudiantes que comienzan la primaria, 8,5 llegan a secundaria y solo cuatro logran graduarse.

Con esos resultados quedan en el aire varias preguntas relacionadas con la eficiencia de los recursos que se invierten en el sector educativo oficial del país. Es de reconocer que, aunque cada gobierno en sus propuestas presentadas durante las campañas pone la educación como estratégica comprometiéndose a mejorar la cobertura, la calidad y la pertinencia, solo el actual en el plan de desarrollo 2014-2018 planteó el sector educativo como uno de los tres pilares estratégicos.

La Ley 1753 de 2015 por la cual se aprobó el plan nacional de desarrollo tiene como uno de los propósitos llevar a Colombia a ser la más educada de Latino América. Para el año 2017 el presupuesto general de la nación fue aprobado por $224,4 billones de pesos de los cuales al sector educativo se le asignaron $34 billones. Dicho presupuesto no calculó incremento salarial para los profesores oficiales. Esto porque el déficit fiscal por cuenta de la descolgada de los precios del petróleo tiene las finanzas de la nación en cuidados intensivos.
El problema es crítico para la nación porque del total presupuestado, el servicio a la deuda se lleva $54 billones de pesos al año y el hueco fiscal ya suma $33,6 billones de pesos, casi el presupuesto total para el sector educativo del año 2017.

El gasto que hace el Estado en educación, aunque es de los más altos de todos los tiempos, no es suficiente para desatrasar el sector de tantas y complejas problemáticas por el olvido, la desidia y la politiquería en que la nación ha tenido el sector educativo oficial. Esto a pesar que un grueso de la educación preescolar, primaria, básica, secundaria, técnica, universitaria y de postgrados la asumen las familias con sus propios recursos. Los colegios y universidades privadas es un sector muy importante en el país.

La brecha entre educación pública y privada es grande. Los mejores resultados en pruebas saber, saber 11 y saber pro. se generan en colegios privados y universidades privadas. Los estándares de calidad de calidad están también en el sector privado. En Colombia las familias que son conscientes que la educación de alta calidad es fundamental y tienen recursos económicos pagamos colegios y universidades privadas porque sabemos que la educación pública en su mayoría no es de buena calidad ni está desarrollada comparativamente con sistemas educativos de países desarrollados.

¿Cómo puede Colombia salir de ese círculo vicioso de no llevar la educación pública a estándares de calidad altos porque no tiene recursos y estos no se generan porque la gente que forma el sistema no logra los resultados requeridos por la sociedad en términos de eficiencia, productividad, emprendimiento, innovación y crecimiento económico?

Fuente: http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/colombia-la-mal-educada1706.html

Imagen: http://www.vanguardia.com/sites/default/files/imagecache/Noticia_600x400/foto_grandes_400x300_noticia/2015/03/04/web_colp_063798_5_big_ce.jpg

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Desfinanciamiento de universidades públicas.

Por: Ignacio Mantilla.

Por estos días, cuando se habla de las dificultades económicas por las que atraviesan las universidades públicas y cuando se debate sobre las aparentes fortalezas y conveniencias de programas como “Ser pilo paga” y otras iniciativas de créditos para adelantar estudios universitarios, y en general, cuando se defiende el subsidio a la demanda con preferencia al financiamiento de la oferta de las universidades públicas, aparece el falso argumento de la ineficiencia de las universidades públicas como causa de su desfinanciamiento.

Es mi obligación, por lo tanto, pronunciarme sobre este tema y muy especialmente, hacer énfasis sobre algunas de las verdaderas causas del problema financiero de las universidades del Sistema Universitario Estatal.

Desde la aprobación de ley 30 de 1992, actualmente vigente, las universidades públicas han aumentado su cobertura. En efecto, en 1993 teníamos unos 160.000 estudiantes de pregrado matriculados en las universidades públicas del país y actualmente hay cerca de 560.000. Hasta hace 25 años no había sino un par de programas de doctorado en el país, desarrollados en la Universidad Nacional. Actualmente hay cerca de 4000 estudiantes de doctorado y 1700 de especialidades médicas. En 2003 ya se contaban 19.652 estudiantes de posgrado en las universidades públicas, cifra que hoy se ha duplicado.

Estos números revisten especial importancia por cuanto el costo de la formación en posgrado, especialmente en programas de maestrías de investigación y doctorados, es considerablemente superior al costo de la formación en pregrado. En la Universidad Nacional, por ejemplo, los estudiantes de posgrado constituyen el 18 % de la población estudiantil actual y su costo semestral promedio es de 3 veces el de un estudiante de pregrado.

El decreto 1279 de 2003 estableció un régimen salarial para los profesores universitarios de las universidades públicas que incluyó factores nuevos tales como la productividad académica y los títulos universitarios, que tienen un peso especial en la remuneración. El impacto de este decreto ha mejorado los indicadores nacionales de investigación, pero ha implicado un incremento anual real adicional cercano al 3% en los salarios de los profesores, que las universidades públicas han cubierto con sus recursos propios.

Normas y sentencias en aspectos salariales, con posterioridad a la vigencia de la ley 30 de 1992, han contribuido al desequilibrio presupuestal de las universidades. (Ver documento del Sistema Universitario Estatal: “Desfinanciamiento de la educación superior en Colombia”). Así mismo, incrementos salariales por encima del IPC no han sido siempre garantizados por los gobiernos en los presupuestos de las universidades, teniendo éstas que cubrir con recursos propios las diferencias que se acumulan y crecen anualmente, por cuanto afectan también los aportes parafiscales. Su efecto se estima hoy en unos $300 000 millones.

La apuesta por mejorar y aumentar la formación de estudiantes de doctorado y maestría ha implicado, como es apenas natural, una transformación de una planta docente que para el año de expedición de la ley 30 estaba constituida  en su mayoría, por docentes que sólo tenían un título de pregrado. A manera de ejemplo, en la actualidad, en la Universidad Nacional de Colombia 1459  de sus 3008 profesores tienen formación doctoral y 1271 tienen un título de maestría de investigación o de especialidad en alguna rama de la medicina. Esta alta cualificación docente ha demandado importantes recursos adicionales por el reconocimiento de títulos y publicaciones, pero también ha demandado esfuerzos económicos adicionales para el cubrimiento de comisiones de estudio que han permitido alcanzar estas cifras.

Las universidades públicas cuentan hoy con cerca de 2500 grupos de investigación, el 50 % del total del país, que requieren infraestructura, apoyo tecnológico, de cómputo, de comunicaciones, pero muy especialmente de equipos de laboratorios y de técnicos y operarios adicionales.

La misión social, que adicionalmente cumplen las universidades públicas para formar una población estudiantil vulnerable, obliga la implementación de programas de bienestar ambiciosos que garanticen la permanencia y faciliten el buen desempeño académico, con evidentes costos adicionales.

Los anteriores aspectos, entre otros, han producido unos costos de funcionamiento que crecen anualmente a una tasa real de 4 puntos por encima de los aportes que establece la Ley 30 de 1992 para tal fin.

Los esfuerzos adelantados por las universidades públicas por ofrecer educación y realizar investigación de alta calidad, mayor cobertura, alta cualificación docente y mejores condiciones de bienestar para sus estudiantes, así como el cumplimiento responsable de la ley y decretos reglamentarios atendidos con recursos propios, son las verdaderas causas de su desfinanciación.

Es irracional, entonces, que a pesar de mostrar contundentes resultados la política educativa se incline ahora a financiar la demanda de la educación superior en contra del apoyo financiero indispensable para las universidades públicas.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/por-que-impugnar-una-ley-que-beneficia-la-educacion-superior-columna-694629

Imagen: http://www.elespectador.com/sites/default/files/ef3e72fe1189b2ad147831189b92f55b.jpg

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