La puja entre el Ministerio de Educación y los Maestros sigue sin asomo de conciliación. Con este tire y afloje es difícil saber por dónde se va a romper la cuerda, lo que si es cierto es que si no se toman medidas radicales y estructurales va pasar lo del paro de 2015; es decir, nada. En esta columna se lanza una reflexión inicial sobre la carrera docente que requiere el país.
Por: Hernando Bayona Rodríguez.
La puja entre el Ministerio de Educación y los Maestros, representados por Fecode, sigue sin asomo de conciliación. Entre más pasa el tiempo los maestros suben el tono de sus peticiones y le han venido ganado terreno al Ministerio, y también 1.18 billones de pesos al presupuesto en educación. Lo que se ve en las calles, que poco muestran los medios de comunicación, son maestros empoderados y dolidos por el trato que se les da, maestros convencidos de que esta es la hora de dar la pelea. Por su parte, y como respuesta a este fortalecimiento del Magisterio, la Ministra también está subiendo la voz, anunciando descuentos en los salarios, reposición del tiempo y la novedad de hoy es que ya salió el Gobierno a reprimir las protestas con bolillo en mano.
Con este tire y afloje es difícil saber por dónde se va a romper la cuerda, lo que si es cierto es que si no se toman medidas radicales y estructurales va pasar lo del paro de 2015; es decir, nada. La pregunta del millón es: ¿Cuáles son esos cambios estructurales? Si la respuesta fuera simple ya se habría resuelto el asunto hace rato. Sin embargo, por algún lado hay que arrancar con los “cambios estructurales” que requiere el sistema educativo colombiano. De lo que no tengo duda, es que no podemos dejar el destino del sistema educativo al libre mercado, como han sugerido tantos economistas en el pasado.
Me atrevo a enunciar un “cambio estructural” que puede recoger gran parte del debate, sin que esto signifique que es la fórmula mágica. Me voy por este lado porque puede ser el más débil de la cadena que impide el avance de nuestro sistema educativo. Lo que no significa que debemos pensar en otros.
La carrera docente
La carrera docente debe ser el punto central de las discusiones para un cambio estructural del sistema educativo. Una gran cantidad de estudios recientes, y también el simple sentido común, indican que el docente es uno de los factores más importantes en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, es por esta razón que definir una carrera docente resulta fundamental. La trasformación que se haga a la carrera docente debe ser tan fuerte que rompa con las actuales estructuras del mercado laboral que impiden atraer a los mejores.
El mercado laboral docente tiene particularmente tres segmentos. En el primer segmento están los colegios de élite que buscan profesores bilingües certificados internacionalmente. Este grupo de colegios cada vez menos contratan licenciados, prefiriendo profesionales en las diversas disciplinas. Las condiciones laborales en estos colegios son generalmente muy buenas, tienen salarios más altos que el promedio, posibilidad de ascender, estabilidad laboral, entre 25 y 28 horas de clase, y hasta doce meses de contrato al año; sin embargo, el acceso a un puesto en estos colegios es muy competitivo y difícil.
El segundo segmento del mercado laboral docente está formado por los colegios privados pequeños, o de barrio, que tienen grandes dificultades para subsistir con matrículas y pensiones muy bajas. Las condiciones laborales de los maestros son diametralmente diferentes a los colegios privados de élite. En general, los salarios son mucho más bajos, los contratos son máximo por diez meses, entre 30 y 35 horas de clase y la estabilidad laboral es poca. En la mayoría de los casos, la primera experiencia laboral de los licenciados es en este segmento de colegios.
El tercer segmento está conformado por los colegios oficiales, que para los maestros que están en el segundo segmento, es el Santo Grial. En otras palabras, todos los docentes que están en el segundo segmento sueñan con aplicar y pasar algún día a una plaza en colegio público debido a las condiciones laborales. Los maestros estatales tienen 14 salarios al año (salarios, primas y todas las arandelas), estabilidad laboral, posibilidad de ascender (discutible actualmente), entre 22 y 25 horas de clase, siete semanas de vacaciones y 30 horas de permanencia en el colegio.
La actual configuración del mercado laboral docente es particularmente problemática, pues quienes estudian para ser profesores tienen como mercado laboral más factible, al salir de la universidad, el peor segmento de este. Lo anterior hace que esta profesión resulte poco atractiva para los recién egresados de los colegios quienes prefieran estudiar carreras diferentes a las licenciatura. Por lo anterior, hay que reformular una carrera docente que rompa con este grave problema que se le dejó al libre mercado.
Me aventuro a dar una postura frente a lo que se debería hacer para comenzar un cambio estructural en el sistema educativo arrancando por la carrera docente.
El ingreso a la carrera:
Actualmente los candidatos a la carrera docente en el sector público provienen principalmente de lo que he denominado el segundo segmento del mercado laboral docente. Si bien el concurso docente busca los mejores, estos son los mejores entre los que están en el segundo segmento. Para romper con este, que es el problema fundamental, se requiere que el ingreso a la carrera docente sea antes. Esto significa que los futuros maestros sean reclutados desde el colegio, donde los requisitos deben ser mínimo dos: 1) Pruebas Saber altas, estar en el cuartil más alto; y 2) aprobar una prueba vocacional hacia la docencia. El Estado debe pagar la educación universitaria y un sueldo de aprendiz a estos futuros maestros. Esta primera parte de la propuesta ya se ha probado sin mucho éxito, por ejemplo, Ser Pilo Paga para licenciaturas no fue particularmente popular. La razón del poco éxito se debe, entre otros factores, a la desconexión entre ofrecerle una beca los estudiantes y el enganche al mercado laboral. Si se le garantiza al futuro licenciado el ingreso al Magisterio, esto realmente podría ser atractivo. En esa dirección va esta propuesta.
Una vez el becario termine su licenciatura, el Estado le pedirá como retribución ir a las escuelas públicas que lo requiera por un periodo de tres años (con sueldo de profesor novel), en los cuales el profesor novel realizará su labor, la cual documentará en un portafolio y en compañía de un profesor mentor. Una vez pase los tres años, el profesor novel presentará el portafolio a un grupo de maestros mentores que decidirán si el profesor tiene las competencias necesarias y está listo para trabajar. Una vez el profesor pasa su periodo como novel, puede decidir si quedarse en el Magisterio o salir de este. En el caso que desee seguir, es nombrado como profesor (con salario de profesional) en periodo de prueba, que tendrá una duración de mínima de tres años y máximo de cinco que será superada al cumplir con dos condiciones: 1) Presentar satisfactoriamente su portafolio desarrollado durante los tres años; y 2) haber cursado la maestría en educación. Una vez cumpla con estos requisitos será nombrado de planta.
El ascenso
Los ascensos, en esta carrera docente que propongo, inician una vez el profesor es nombrado de planta (con sueldo de maestría). Los ascensos deberán tener como único requisito el proceso documentado de enseñanza-aprendizaje. Para esto, el docente debe presentar una valoración inicial de sus estudiantes y un plan de trabajo que dé cuenta sobre cómo se potencializará el desarrollo integral de sus estudiantes de acuerdo con sus características individuales. Al final de cada semestre el docente debe documentar los avances de sus estudiantes y los cambios al plan inicial derivado de los análisis semestrales. Todas las evidencias sobre el proceso de documentación hacen parte integral del portafolio del docente. Al finalizar el tercer año del proceso de documentación, el profesor presenta su portafolio a la junta evaluadora, quienes deciden si el docente cumplió con el plan propuesto y si ese plan sí fue efectivo para el proceso de aprendizaje de los estudiantes. El proceso anterior garantiza que el ascenso se debe a un ejercicio juicioso de la labor del docente donde prima los aprendizajes de los estudiantes, entendiendo la diversidad de los mismos.
El tiempo de trabajo y el sueldo:
En esta carrera docente los maestros estarán tiempo completo en la institución, lo que implica entre 25 y 30 horas de clase y una permanencia de 45 horas. Los docentes mentores tendrán menos carga académica con el fin de acompañar a los profesores noveles. Este número de horas es menor que, por ejemplo, el caso chileno en donde los profesores pueden tener hasta 33 horas de clase. Con relación a los sueldos, en esta carrera docente el sueldo podría ser 27% más alto que los sueldos actuales sin que esto implique un mayor gasto, ya que el mayor sueldo se vería compensado por el mayor número de horas que los profesores trabajan.
Por supuesto que soñar no cuesta nada, dirán muchos colegas. Sin embargo, no podemos hacer cambios estructurales si no tomamos decisiones radicales y ambiciosas. En una próxima entrega discutiré las externalidades positivas que esta propuesta puede traer y el tiempo que tardaría una implementación para todo el sistema educativo.
Fuente: http://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/paro-de-maestros-tiempo-para-repensar-la-carrera-docente
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