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Entrevista a Antonio Márquez: “El diseño universal para el aprendizaje no es difícil una vez que has asimilado la dinámica”

Entrevista/05 Diciembre 2019/Autor: Víctor Saura/El diario la educación

Antonio Márquez es un maestro de educación especial –nombre cada vez más en desuso, él mismo prefiere el de maestro de pedagogía inclusiva– que se ha hecho muy popular gracias a su blog, Si es por el maestro nunca aprendo, con el que desde 2015 reflexiona sobre educación inclusiva, pero en el que sobre todo ofrece consejos y recursos que ha ido desarrollando para hacer viable lo que los teóricos han definido como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Márquez trata constantemente de aterrizar la teoría en la práctica, y para ello un buen día dibujó la rueda del DUA, un esfuerzo de síntesis para poner al alcance de los docentes esas alternativas que deben permitir eliminar las barreras al aprendizaje. Pero como la rueda puede parecer muy compleja, diseñó también un Pack Dua Básico pensando en los no iniciados.

Márquez trabajó durante doce años con alumnos con discapacidad visual de Granada, un trabajo itinerante que le permitió pasar por más de medio centenar de centros de esa provincia, experiencia que considera clave en su evolución personal y profesional. “Cuando tienes una perspectiva desde fuera, y vas viendo lo que ocurre en un centro y en otro y en otro, ves cosas muy diferentes a si siempre estás en el mismo centro y crees que todo el sistema educativo es lo que ocurre en tu centro”, comenta. Desde hace más de un año está en excedencia y se dedica en exclusiva a dar formación. Hablamos con él después de una charla sobre el DUA dirigida a familias con hijos con síndrome de Down, en un reciente encuentro de Down España celebrado en Almería.

¿Por dónde debe empezar un docente para identificar esas barreras de aprendizaje?

Lo que les propongo cuando les doy formación es que, en primer lugar, tienen que pensar sólo en las actividades que van a proponer, en sus diseños, sin pensar en los alumnos. Pero no sin pensar en un alumno con discapacidad o que va tener problemas. Sin pensar en ningún alumno. De hecho, en muchos casos pido que se intercambien experiencias y actividades entre un docente y otro, y las pongan en práctica en otra aula para que empiecen a tomar conciencia de que el foco no está en el alumnado sino en lo que voy a presentar. También les pido que hagan una reflexión interna sobre qué problemas han ido encontrando en un determinado tipo de actividades que están muy acostumbrados a poner, por ejemplo un dictado o un comentario de texto. Son actividades que conocen y por tanto saben dónde suelen estar los problemas mayores, pues les pido que reflexionen en las barreras que están poniendo al alumnado y traten de solventarlas ofreciendo algún tipo de recurso (una alternativa, un apoyo visual…) Ese sería el paso fundamental para un docente. Eliminar esas barreras frecuentes. A partir de aquí ya empezaría a poder ir trabajando las barreras más específicas.

¿Realmente hay docentes que para cada unidad didáctica se preparan un vídeo, un audio, un texto de lectura fácil, algo con pictogramas, rúbricas, portfolios, actividades de aprendizaje cooperativo…? ¿Pero cuánto tiempo se necesita para preparar una clase?

Esta es la mala noticia que trae aparejada el DUA, es necesario trabajar. Visto así puede resultar muy complejo, sin embargo siempre animo a los docentes a que lo hagan de una forma progresiva. Que incorporen al inicio solo uno de estos elementos que me citas y prueben en el aula. Los alumnos y alumnas suelen recibirlo con una acogida tan positiva que les animará a ir incorporando más elementos paulatinamente. Puede resultar complicado al principio, en las primeras ocasiones. Pero realmente no es difícil una vez que has asimilado la dinámica. No lleva más de una hora ajustar una temática con estos aspectos. Y la parte positiva es que una vez que has realizado el ajuste lo tienes disponible para todas las veces que necesites trabajar esta temática.

¿El concepto DUA suena aún a chino o ya empieza a ser conocido?

Cada vez más, aunque sí es cierto que todavía hay mucho profesorado que no lo conoce y que hay quien dice que lo conoce pero es más bien de oídas, sin haber entrado en profundidad. Yo suelo mostrarles los trabajos que hemos hecho con un centro en el que hemos aplicado el DUA y examinamos los puntos de verificación. ¿Qué ocurre? Que en la realidad cuando yo he trabajado con los centros, al ser tantos puntos de verificación, no se cumple todo, los docentes no hacen tantas alternativas, les cuesta a veces entender muchos puntos de verificación. Entonces mi propuesta para ellos es que simplifiquen y vayan al grano sobre los puntos que son más interesantes en base a esas barreras frecuentes y empiecen a aplicar algunos puntos de verificación del DUA. Incluso les propongo: mañana pongo un vídeo solamente y ves lo que pasa en el aula. Al día siguiente incorpórale un audio, y vamos a ver lo que pasa. Y ellos mismos van a ir descubriendo, paso a paso, como podría aplicarse el DUA en la mayor parte de los casos usando un número de puntos de verificación que en definitiva haga que participen tus alumnos del aula.

¿Pero los puntos de verificación exactamente qué son? ¿No son a posteriori?

Todo lo contrario. El DUA lo que propone son puntos de verificación a priori. Imagínate que estás haciendo un diseño didáctico y tienes al lado una serie de ítems que tienes que ir marcando como realizados cada vez que propongas una alternativa en tu diseño didáctico. Con lo cual, cuando termines tu diseño didáctico, miras los puntos de verificación que te dice el DUA y ves si es muy accesible, poco accesible, poco universal o más universal. Este es un requisito fundamental, el diseño universal tiene que ser a priori, porque si lo hacemos a posteriori estaremos haciendo una adaptación curricular, estaremos adaptando algo para un alumno concreto. Aquí lo hacemos universal y a priori, y ya después es cuando entraría el concepto de ajustes razonables. Es decir, si yo he hecho todo esto y aún así hay algún alumno que no puede, entonces ya hago algo específico para él.

¿Por lo tanto un ajuste razonable podría ser una adaptación curricular?

No, en la mayor parte de los casos no hay que hacer una adaptación curricular, sino que va a ser una adaptación de acceso. Imagina que yo pongo alternativas de vídeo, de audio, de lectura fácil pero hay un alumno ciego y requiere braille; en este caso solo lo va a requerir él, entonces estaríamos hablando de un ajuste razonable. Pero es porque previamente he ofrecido todas esas alternativas, e incluso igual en este ejemplo el alumno ciego podría optar por el audio y al darle el braille le damos la capacidad de elegir.

Todo esto parece muy utópico, teniendo en cuenta cuál es la realidad. Porque si encuentras un centro en el que se hacen adaptaciones curriculares sistemáticas bien concebidas ya parece muy inclusivo.

El recurso fácil es la adaptación curricular, que además se suele hacer súper fácil, porque en la mayoría de casos se coge el libro del año anterior. Claro, entre esto y proponer un montón de alternativas, recursos y tal, pues evidentemente lo primero es mucho más fácil. Pero es que nos volvemos a fijar nuevamente en el alumno con dificultades. El potencial que tiene el DUA es que no va dirigido a ningún alumno en concreto, sino que va a facilitar la comprensión y la participación de todos tus alumnos. Porque tu puedes tener un alumno que sea un pensador visual, y no hablo de discapacidad. Sistemáticamente estamos ofreciendo alternativas que pasan por la ruta fonoarticulatoria. Cuando le ofrecemos otra vía quizás potenciemos aprendizajes. Y nos pueden sorprender muchos alumnos en nuestras aulas que pasan con un rendimiento o normal o pobre, y podrían tener un rendimiento mucho más adecuado. Claro, esto implica esfuerzo y trabajo… y salir de la zona de confort docente.

Imagino que del DUA habrá más experiencias en primaria que en secundaria. ¿De secundaria le llaman para alguna formación?

Curiosamente las demandas de formación que me llegan son bastante más abundantes en secundaria. Estamos viviendo una realidad que no podemos negar por más tiempo, y es que las aulas cada vez son más diversas. El profesorado de secundaria suele encontrarse con situaciones donde lo que antes le servía, ahora no. Donde el alumno promedio ha dejado de existir. Esto viene provocado por muchas causas: mayores diagnósticos de los equipos de orientación, mayor situación de desigualdad socioeconómica en las aulas, el auge de las redes sociales que hacen que los problemas de conducta actuales sean diferentes a los que siempre han tenido… Esta diversidad creciente está desbordando en muchos casos al profesorado de secundaria, que se encuentra sin herramientas para poder atenderla. Y se une a que las nuevas normativas están incidiendo en la inclusión y en la necesidad de atender esa diversidad.

Jamás hubiera dicho que habría ese interés en la secundaria.

Es cierto que cuesta más que el profesorado de secundaria se sensibilice con el alumnado con la atención a la diversidad, pero ya no lo hacen, creo yo, por una cuestión de conciencia, sino de necesidad.

¿A todo esto dónde queda la personalización del aprendizaje? Creía que era un factor clave para la inclusión.

Es que todo lo que he contado es personalización del aprendizaje. Cuando hablamos de individualización lo que estamos proponiendo es hacer algo concreto para un individuo concreto. Pero si hablamos de personalización lo que hacemos es ofrecer un abanico de alternativas, y que cada persona dentro de sus propias capacidades elija de entre las alternativas que le estoy ofreciendo.

En Cataluña, por ejemplo, cada alumno con necesidades educativas tiene su plan individual, muy detallado y en teoría acordado entre el centro y la familia, y su evaluación se hace acorde a los objetivos fijados en ese plan individual. ¿Esto lo hacemos mal?

Ese modelo responde al de una escuela integradora, que es la que hace precisamente eso. Evaluar de una forma diferente trabajos diferentes de alumnos diferentes. La escuela inclusiva lo que busca es que todos estén trabajando de lo mismo a la vez, lo que pasa es que ofreciendo diferentes alternativas. Estas alternativas que se tienen que ofrecer en el DUA también tienen que ofrecerse en los modelos de evaluación, y en las herramientas y técnicas de evaluación. Yo no puedo estar evaluando un aprendizaje, creyendo que estoy evaluando el aprendizaje, cuando le pongo un único medio para que lo exprese. Si, por ejemplo, yo sólo utilizo un examen o un trabajo de redacción, estoy condicionando el aprendizaje del alumno al medio. En el DUA tienes que valorar que realmente sirve para todos los alumnos, porque si no estás excluyendo a algún alumno. Eso va en oposición a lo que me comentas de los ítems marcaditos para el alumno, ya no necesito calentarme la cabeza con un instrumento de evaluación porque ya le estoy pidiendo una cosa concreta.

¿Pero entonces cómo mido su progreso si no le marco unos objetivos?

¿Cómo evaluamos un progreso de un alumno que no tiene discapacidad? Exactamente igual. Le estamos haciendo una propuesta formativa en el aula, que es un currículum abierto, para todos, flexible, multinivel. Cada alumno va avanzando y a eso me refería: si seguimos pensando en ámbitos de calificación nos vamos a ir estrellando en esta idea de personalización contra individualización. Aquí lo que habría que dotar son herramientas que fuesen eficaces para medir aprendizajes, para medir competencias. Parece que se nos olvida que nuestro modelo curricular es competencial y lo que estamos evaluando continuamente son contenidos.

Eso es cierto.

Entonces, si todo eso lo hacemos en una dinámica, ¿cómo vamos a valorar el progreso de un alumno? Pues igual que el de otro. No le vamos a pedir que esté en un nivel similar al otro, tendrá su propio nivel. Pero tendríamos que cerrar todo este proceso de contenidos y calificaciones.

¿Le parece mal que un alumno con discapacidad sea sacado del aula, por decir algo, un par de horas por semana para hacer un trabajo específico, por ejemplo, de logopedia, o incluso para trabajar más intensivamente la lectura o los números?

Cada vez estoy más convencido de que las intervenciones específicas, casi todas, pueden tener cabida en el transcurso general de la dinámica de clase. Infusionar aspectos relacionados con las áreas del desarrollo con aspectos curriculares es algo muy positivo. Además, cuando lo hacemos no solo realizamos una intervención específica con un alumnado concreto, sino que estamos realizando una prevención primaria sobre los posibles problemas de aprendizaje que pueden darse en cualquier alumno y alumna en el futuro. ¿De verdad pensamos que las funciones ejecutivas no se pueden entrenar cuando trabajamos una actividad relacionada con los ríos de España?

¿No se puede proponer el trabajo de habilidades sociales mientras están ocurriendo relaciones sociales en el aula ordinaria?

Es cierto que algunas atenciones son muy específicas y requieren de un entrenamiento más individualizado, pero en nuestro país tenemos la tendencia a pensar lo contrario, que todas las atenciones son específicas y tienen que ser trabajadas fuera del aula ordinaria. Este es el cambio de mirada al que me refería antes. Pensar siempre en la participación y progreso del alumnado pero pensarlo desde el aula ordinaria… Sólo cuando no sea posible pensaremos en otras opciones.

Además de lo que sería el método, cuando va a hacer formación a algún centro ¿hay algún otro aspecto clave para la inclusión que comente con la dirección o con el claustro?

Muchísimos aspectos más. El primero es el necesario impulso que los equipos directivos y equipos de orientación deben dar en sus centros para que el claustro sienta que se trata de un cambio propuesto desde los proyectos educativos propios. El segundo aspecto más importante es el necesario cambio de mirada de todos los docentes que trabajan en este centro. Esa búsqueda incesante de fórmulas mágicas a un alumno con TDAH, Asperger o la etiqueta que sea es muy difícil de cambiar. La inclusión pasa por que el profesorado centre su foco de atención en sus propios diseños didácticos y busque las barreras que ellos mismos están poniendo al alumnado al que atiende, pero a todo el alumnado, no al que tiene Asperger o TDAH.

Además, la inclusión requiere de unos pre-requisitos para poder llevarla a la práctica, y el primero y más importante es que las prácticas docentes dejen el modelo expositivo y academicista con el profesor activo y el alumno pasivo. Esos pre-requisitos pasan por trabajar realmente en los centros por competencias, que se asuma que el nivel del alumno no es determinar cuántos contenidos conoce, que se empodere al alumnado y se le dé oportunidad para tomar decisiones… Cuando logremos esto, podremos avanzar hacia un modelo de currículo más flexible que dé cabida a todos y todas.

Me gustaría acabar volviendo al mundo terrenal. Aún hay muchos chicos y chicas con discapacidad que son enviados por el sistema a Centros de Educación Especial porque se entiende que allí recibirán la mejor respuesta educativa. ¿Cómo lo ve?

Estamos en un inmovilismo pedagógico. Estamos en un momento en el que no se replantea que es posible atender a estos alumnos dentro del aula ordinaria. Se dice: “No podemos atenderlos, te lo tienes que llevar a otro centro”. Y nos quedamos tan tranquilos. Ya que antes has hablado de utopía, yo creo que el proceso para que estos alumnos en centros específicos estén en centros ordinarios es muy complejo. En este sentido, siempre soy muy claro. Vamos a intentar primero arreglar lo que tenemos en los centros ordinarios, que no somos capaces de hacerlo, vamos a replantear ese modelo de escuela inclusiva, donde alumnos que ahora mismo están en la ordinaria no estén excluidos ahí mismo, y luego empezaremos a pensar en los alumnos que están en los centros específicos. Cuando ya seamos capaces de tener centros inclusivos reales. Mientras tanto, si los centros ordinarios están o no preparados para atender a estos alumnos, pues depende de qué alumno, porque también es cierto que depende de qué orientador un alumno puede ser derivado a un centro específico y a lo mejor otro orientador no lo hubiese derivado y seguiría trabajando en el ordinario y nadie cuestionaría por qué está en el centro ordinario. Hay un grupo importante de alumnos en centros de educación especial que también podrían estar en centros ordinarios. Eso debería ser un caballo de batalla. Ahora bien, alumnos con problemas de salud grave, o que necesitan atenciones muy especializadas, pues ahí tenemos que ver si realmente estamos preparados… y no lo estamos en absoluto.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/03/el-diseno-universal-para-el-aprendizaje-no-es-dificil-una-vez-que-has-asimilado-la-dinamica/

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Down España lanza una emotiva campaña para impulsar la educación inclusiva

Europa/ España/ 02.12.2019/ Fuente: www.extradigital.es.

  • Tiempo BBDO, que firma la acción, ha creado “Quién es quién” y ha contado con la colaboración de “El Cangrejo” para producir una pieza audiovisual que se grabó en el Colegio Cardenal Spínola de Madrid.
  • El spot de dos minutos puede verse online y su versión de 30 segundos aparecerá en las principales cadenas de televisión

Cuando somos pequeños no vemos más diferencias que las que son realmente obvias. Vemos si uno es más alto o bajo, si tiene el pelo de color rubio o moreno o si lleva gafas o no. Porque a los ojos de los niños y niñas, todos somos iguales. Esta es la premisa de la que parte Tiempo BBDO en su nueva campaña para Down España, que defiende la educación inclusiva como la única que ve a todos los alumnos con la misma mirada que los niños. Es decir, todos iguales, sean cuáles sean sus necesidades o sus características físicas, psíquicas e intelectuales. Una enseñanza que no solo beneficia a los alumnos con síndrome de Down. También ayuda a avanzar a toda la sociedad en términos de igualdad, empatía y solidaridad.

La agencia creó el concepto “Quién es quién” y contó con la colaboración de la productora “El Cangrejo” para producir una pieza audiovisual que se grabó en el Colegio Cardenal Spínola de Madrid, centro pionero en el modelo de educación inclusiva en España. Los alumnos de 1º de primaria son los protagonistas de esta campaña de Down España por la educación inclusiva. Participaron dibujando un retrato de un compañero o compañera suyo. Más tarde, sus dibujos se usaron para poner a prueba a padres, madres y profesores: ¿serían capaces de identificar quién es cada uno de los niños?  Y ahí, precisamente, está la clave de la emotiva campaña.

Un reto y una oportunidad

Para Eva Crespo, directora creativa de Tiempo BBDO“causas como las de Down España siempre son un reto y al mismo tiempo una gran oportunidad de trabajar junto a personas que cada día hacen de nuestra sociedad un sitio más justo e igualitario. Después de la realización del vídeo y de conocer la realidad de estos niños y niñas en una escuela como el Colegio Cardenal Spínola, todos somos mucho más conscientes del camino educativo que queremos para nuestro futuro”.

“Quién es quién” podrá verse online en su versión de dos minutos, y en un spot de 30 segundos que aparecerá en las principales cadenas de televisión del país durante las próximas semanas. Además, para completar la campaña, se han preparado diferentes acciones abiertas a la sociedad: colaboraciones con influencers, exposiciones temporales en toda España y la edición de un libro realizado con la colaboración de Penguin Random House Grupo Editorial. Tanto la exposición como el libro mostrarán los dibujos realizados por niños y niñas de distintos centros inclusivos de Madrid, Huesca, Sevilla, Écija, Valdepeñas, Ciudad Real, Lleida y Valladolid, que también participaron en la campaña.

En palabras de Beatriz Prieto, directora de Comunicación de Down España, “es muy necesario concienciar a las familias, las escuelas y a la sociedad en general, de lo positivo de la inclusión. Actualmente, muchos de estos niños y niñas son derivados a centros de educación especial o acuden a colegios donde no reciben el apoyo que necesitan. Se vulnera así su derecho a una plena inclusión en la sociedad, recogido en la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU”.

Fuente de la noticia: http://www.extradigital.es/down-espana-lanza-una-emotiva-campana-para-impulsar-la-educacion-inclusiva/

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España: Celaá anuncia un real decreto sobre la educación inclusiva del alumnado con discapacidad

Europa/España/28 Noviembre 2019/El economista

Celaá citó la mejora de la formación inicial del profesorado

La ministra de Educación y FP en funciones, Isabel Celaá, anunció este miércoles que su departamento sacará adelante un Real Decreto donde se recogerán las medidas necesarias para garantizar el derecho a la educación inclusiva de las personas con discapacidad.

Dicha norma verá la luz después de que el nuevo parlamento apruebe el proyecto de ley para la reforma educativa presentado por el ejecutivo socialista antes de las elecciones, según avanzó Celaá en la entrega de los premios Fiapas de Investigación en Deficiencias Auditivas celebrada hoy en Madrid.

En su intervención, la ministra destacó que este real decreto de desarrollo de la nueva ley educativa recogerá lo «estipulado por la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad» ratificada por España, que en su artículo 24 reconoce el derecho a una educación de calidad en igualdad de conciones.

Su intención es «armonizar las distintas normas y actuaciones puestas en marcha por las comunidades autónomas», explicó, pues «aunque hay legislaciones muy avanzadas, el marco común aún necesita mucho desarrollo».

La ministra en fuciones explicó que las medidas previstas en la futura norma parten de un estudio detallado de algunas regiones españolas y de varios países europeos como «nuestro vecino Portugal, que han avanzado mucho en educación inclusiva».

Entre estas, Celaá citó la mejora de la formación inicial del profesorado; la mayor dotación de recursos a los centros educativos; una flexibilización del currículum y de los sistemas de evaluación; profundizar la detección precoz y la atención temprana, y una renovación de los procesos de evaluación psicopedagógica que dan lugar a los dictámenes de escolarización.

Propuestas

Según Celaá, un objetivo de este Real Decreto es promover «una actitud favorable hacia la educación inclusiva entre todo el profesorado, pero ello solo será posible si estos se sienten preparados» para abordar estas nuevas realidades complejas.

En este sentido, abogó por incorporar a la formación inicial conocimientos sobre sistemas de comunicación alternativos, competencias a fin de detectar necesidades de apoyo de forma temprana, nuevas metologías de enseñanza como el trabajo por proyectos o la docencia compartida, etc.

Celaá indicó también la necesidad de flexibilizar el currículum, de cara a «condensar las competencias básicas y evitar un aprendizaje de tipo eciclopédico» y, en línea con esto, revisar los sistemas de evaluación.

«Debemos encontrar el método de evaluación que sea capaz de decirnos de verdad lo que un alumno ha aprendido», apuntó, pero al mismo tiempo «no podemos permitir que una evaluación excesivamente rígida deje fuera a los alumnos con discapacidad».

Por otro lado, aseguró que el Real Decreto contendrá referencias a la urgencia de dotar a los centros educativos con los recursos físicos y tecnológicos necesarios que garanticen la accesibilidad de los alumnos con discapacidad, así como con los especialistas de apoyo que precisen (intérpretes, profesores de audición y lenguaje, terapeutas, etc.).

Además, la ministra indicó que todas estas medidas serán evaluadas en función de los resultados, y pidió la colaboración de las familias y las asociaciones de personas con discapacidad para la redacción de la norma y puesta en marcha.

Por último, señaló que en esta norma «se garantizarán las medidas necesarias que faciliten la continuidad de los alumnos con discapacidad en los estudios posobligatorios», con especial atención a la ESO y a la formación de adultos.

Fuente: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/10226158/11/19/Celaa-anuncia-un-real-decreto-sobre-la-educacion-inclusiva-del-alumnado-con-discapacidad.html

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Mel Ainscow, experto en educación inclusiva: “Las escuelas saben más de lo que creen”

Por: Cecilia Álvarez.

Considera que la clave en la transformación de los sistemas educativos es “invertir en los docentes”

Mel Ainscow es docente e investigador de la Universidad de Manchester, Inglaterra, y es uno de los autores que definieron la educación inclusiva. “Todos los niños importan. Y todos los niños importan por igual”, repite como un mantra, en un concepto muy vinculado a la inclusión de niños con discapacidad pero que Ainscow invita a ampliar, pensando en qué niños son los más vulnerables en cada país y prestándoles especial atención a ellos. En el marco del proyecto “Inclusión educativa de personas en situación de discapacidad en el sistema educativo de Uruguay: pedagogía en clave de diferencias”, en el que participan la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y el programa Eurosocial de la Unión Europea, Ainscow estuvo la semana pasada en Uruguay y mantuvo reuniones con las autoridades, talleres con docentes y actividades con organizaciones de la sociedad civil que trabajan en torno a estos temas. Su rol, afirma, es “estimular la discusión” y aportar la experiencia de otros sistemas educativos en el mundo. Wilson Netto, presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, aseguró que visitas de expertos como Ainscow “enriquecen la formación y nos permiten poner en la agenda temas de alta relevancia”, pero consideró que la inclusión tiene que ser “un proceso sostenido”: “Poner en la agenda y gradualmente construir herramientas, dispositivos, formación y transformación cultural de la sociedad toda”.

Avanzar hacia un sistema educativo inclusivo y equitativo es un desafío para todos los países del mundo, asegura el investigador. Sobre cómo hacerlo, sobre las críticas por la pérdida de calidad y sobre las recomendaciones que presentó ante las autoridades conversamos con Ainscow en su tercera visita a Uruguay.

La última vez que estuviste en Uruguay dijiste que la reforma tenía que ser total para lograr políticas inclusivas. ¿Es posible avanzar cuando es necesario un cambio tan grande?

De lo que estamos hablando es de una agenda de transformaciones para cambiar la forma en que funciona el sistema educativo. Eso no es fácil; llevará tiempo y necesita compromiso en todos los niveles del sistema. Antes que nada, se necesita el liderazgo del gobierno, que debe dar una dirección clara sobre cuál es el propósito de todo esto, así todos tienen una idea precisa de cuál es el compromiso. Después, hacia abajo, en todos los niveles del sistema educativo, todos tienen un rol que jugar. Por eso es tan importante tener claro el propósito. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de inclusión en educación? Recientemente UNESCO lo expresó con la consigna “Todos los niños importan. Y todos los niños importan por igual”. El énfasis es en la inclusión pero también en la equidad, en lo que es justo. Esto es un desafío para todos los países del mundo: ¿cómo creamos un sistema educativo en el que todos los niños tengan la misma importancia? Los docentes son cruciales en esto, son la clave. Si los docentes no entienden, si no se sienten valorados, si no se sienten apoyados, las buenas intenciones van a quedar fuera de la puerta del salón del clase. Si mirás los países que han hecho los mayores progresos, son aquellos en los que hubo una fuerte inversión en docentes, no necesariamente pagándoles mejores salarios –aunque estoy muy a favor de eso–, sino haciéndoles entender lo importantes que son. Si vas a Finlandia, enseñar es una de las profesiones más importantes. Cuando los jóvenes dejan la escuela, quizá quieran ser abogados, doctores, pero quizá también quieran ser maestros, porque en Finlandia los docentes son personas importantes. Creo que en otros países, como en Uruguay o en Inglaterra, tenemos que entender eso, tenemos que invertir más en los docentes, hacerlos sentir valiosos, y tiene que haber desarrollo profesional durante toda su carrera, que empiece en la formación de grado pero se extienda durante toda la carrera.

Muchos docentes que tienen la intención de generar inclusión en sus clases dicen que no están preparados para hacerlo. En Uruguay no hay formación en educación inclusiva, salvo algunos talleres. ¿Es importante que exista este abordaje en la currícula de la formación docente?

Esto ha sido central en las reuniones y talleres que hemos tenido. Mi argumento, basado en la experiencia de muchos lugares, es que usualmente las escuelas saben más de lo que creen. En cualquier escuela hay más experiencia de lo que la gente se da cuenta, y para avanzar tenemos que hacer mejor uso de esa experiencia. Hay problemas estructurales en la forma como las escuelas de todo el mundo hacen su trabajo: docentes en sus clases con las puertas cerradas, solos para resolver los problemas que surgen. En las escuelas que han hecho avances se buscó romper específicamente esa soledad de los maestros; la escuela está organizada de manera que ocasionalmente los docentes tienen tiempo para verse, para compartir ideas, para resolver problemas juntos y, sobre todo, para ver cómo los otros están enseñando. Los docentes que trabajan en soledad están limitados a su propia experiencia, y cuando tienen la chance de ver a otros colegas trabajar e intercambiar sobre sus prácticas educativas, eso les da la oportunidad de conocer la experiencia del otro pero también de reconocer y valorar la propia. Como profesionales –yo me considero un docente– tendemos a subestimar nuestra propia experiencia, principalmente porque no sabemos cómo hablar de nuestras prácticas, porque estamos muy ocupados aplicándolas. En parte, cuando digo que inviertan en los docentes pienso en que las escuelas tienen que ser organizadas para que cada tanto haya tiempo para que los docentes vean cómo otros están enseñando, para compartir ideas y materiales, y para resolver problemas juntos. Por eso este abordaje que estoy presentando es de transformación: tenemos que cambiar la forma en que trabajan las escuelas, tenemos que romper con la soledad de los docentes, los docentes tienen que trabajar con otros docentes, los niños tienen que trabajar con otros niños –porque los niños pueden ser una fuerza muy poderosa para la inclusión–, y, por supuesto, las escuelas deben trabajar con las comunidades, especialmente con las familias. Las escuelas que hacen progresos ven a las familias como compañeros del proceso educativo. Es una transformación que requiere mucho esfuerzo, mucho liderazgo en el sistema.

“Los docentes tienen que poder aprender métodos efectivos para poder hacer una clase más inclusiva”.

¿Pero no debería incluirse esta perspectiva en la formación de grado de los docentes?

Sí, claramente la educación de los docentes es un factor muy importante, y las próximas generaciones de docentes tienen que ser introducidos a las ideas de inclusión y equidad. Son principios, los docentes tienen que pensar sobre ellos y revisar sus ideas previas. También pienso que en su formación los docentes tienen que poder aprender métodos efectivos para poder hacer una clase más inclusiva. Y para eso hay mucha investigación; no hay que empezar de nuevo, sabemos mucho de lo que hacen los buenos docentes.

En tus trabajos hacés énfasis en que, cuando se habla de educación inclusiva, no se hace referencia sólo a los niños con discapacidad, sino a todos los colectivos que pueden ser más vulnerables.

En lo que estamos involucrados es en un cambio de paradigma, una forma diferente de pensar. La señal de la Organización de las Naciones Unidas en Educación 2030 es clara en que cuando decimos “educación para todos” necesitamos a todos los niños. Quizá hay niños que ya están en la escuela que son vulnerables, capaz que simplemente son niños callados, tímidos, niños que tienen problemas en sus casas, niños de familias migrantes; cualquier niño puede tener vulnerabilidades. La política de inclusión y equidad trata de llegar a todos. Tradicionalmente, los niños con discapacidad son vulnerables, y necesitamos estar seguros de que no son pasados por alto. Mi abordaje es apuntar a todos, pero estar atento a aquellos grupos que sabemos que son vulnerables. En Inglaterra probablemente los estudiantes más vulnerables son los chicos blancos de clase trabajadora. Sabemos, por las estadísticas, que en general son más proclives a abandonar y son más proclives a no hacer progresos en sus aprendizajes, entonces un proyecto de inclusión en Inglaterra tiene que mirar a esos niños. La pregunta sobre quiénes son los más vulnerables en Uruguay tiene que responderla la gente de acá, pero me preocupa, por lo que he escuchado, el número significativo de adolescentes que dejan la enseñanza secundaria. ¿Por qué dejan? ¿Qué nos dice eso sobre la forma en que las escuelas se organizan? ¿Qué nos dice sobre la currícula? ¿Es significativa y relevante para esos adolescentes? Me preocupa también, por lo que he escuchado, el número de estudiantes que repiten. Entiendo que los números en Uruguay son más grandes que en otros países, y puedo adivinar –aunque no lo sé– que muchos de esos adolescente que repiten son los que eventualmente abandonan. La repetición no les da confianza personal ni autoestima. Estas evidencias son desafíos para pensar en torno a cómo se organiza la educación, sobre la forma en que se enseña y se aprende.

Una de las críticas que se suele hacer cuando se habla de educación inclusiva es la de la pérdida de calidad. ¿Cómo respondés a ese argumento?

Tradicionalmente la gente ve la idea de la inclusión en tensión con la excelencia, con la calidad, y no puedo soportar eso. Hay países en el mundo que son excelentes en términos de sus sistemas educativos y que también son inclusivos. Si mirás lo que pasa en esos países, una de las razones por las cuales se volvieron excelentes es que han desarrollado una gran capacidad para tratar con las diferencias: no las ven como un problema, sino como una oportunidad para la innovación. Podemos tomar distintas partes del mundo y ver que es posible crear un sistema educativo excelente siendo inclusivo. Como venía diciendo, es un desafío.

“En parte, cuando digo que inviertan en los docentes pienso en que las escuelas tienen que ser organizadas para que cada tanto haya tiempo para que los docentes vean cómo están enseñando otros”.

Hablando específicamente sobre niños con discapacidad, en Uruguay uno de los formatos que se ha dado para incluir a niños en las escuelas comunes es el de la escolaridad compartida: el niño va unos días a la escuela común y otros a la escuela especial. ¿Es un formato inclusivo?

Es un paso en la dirección correcta; la gente que lo promueve, seguro, está buscando vincular al niño. No lo desaprobaría, pero tiene que ser visto como un paso, no como el final. Me preocupa lo difícil que debe ser para estos niños estar en dos escuelas diferentes: ¿tienen amigos en las dos escuelas o están semiintegrados? Pienso que vincular las escuelas especiales con las escuelas comunes tiene que ser otro paso, porque la colaboración entre ambas escuelas es parte del viaje. Hay mucha experiencia en las escuelas especiales, y no debemos perderla, lo que tenemos que hacer es usarla de forma más efectiva, llevándola hacia las escuelas comunes.

Además de invertir en los docentes, ¿qué otras recomendaciones estás haciendo a las autoridades en Uruguay?

Me voy a repetir, pero es lo primero: inviertan en los docentes, esa es la clave. Por lo que he escuchado, tienen un sistema muy centralizado, y hay ventajas de un sistema centralizado, por supuesto, pero en los sistemas educativos más efectivos existe lo que se llama una capa intermedia, que vincula al gobierno nacional con las escuelas, que coordina los esfuerzos para colaborar entre las escuelas y con la comunidad en el sentido más amplio. Por lo que he escuchado, eso no está muy bien desarrollado aquí. Pienso que sería bueno invertir en desarrollo local.

A nivel intermedio aquí existen los inspectores…

Sí, pero no me refiero a ellos, que seguro tienen un rol, sino a socios a nivel local. De nuevo, si te fijás en los sistemas educativos exitosos, como el de Finlandia, el de Ontario, en Canadá, o el de Singapur, aunque son sistemas diferentes, todos ellos tienen socios poderosos a nivel local, que coordinan y están atentos a todo, que se aseguran de que no haya niños que queden a un lado. Le diría a la gente de aquí que busque la forma de liderar una capa intermedia que conecte los lineamientos nacionales con las escuelas. También pienso que el liderazgo de las escuelas es muy importante, los directores de las escuelas son cruciales en esto, y ellos necesitan desarrollo profesional sobre cuál debe ser su rol apoyando al equipo de docentes a encontrar mejores formas de alcanzar a todos los niños. No lo sé, pero me pregunto cuánto esfuerzo se hizo en fortalecer el liderazgo a nivel de las escuelas, porque eso es muy importante.

Habías estado en Uruguay hace dos años. ¿Cómo evaluás el estado de la discusión en relación con tu última visita?

Creo que hay evidencia de un desarrollo muy positivo. Los docentes que he conocido están muy entusiasmados por hacer más, de fortalecer el sistema educativo; percibo que hay un compromiso muy grande de los colegas de la ANEP para crear el ambiente en el que los docentes puedan hacer su trabajo. Creo que hay muchas razones para ser optimistas, pero, por supuesto, todavía hay desafíos muy grandes en su sistema educativo.

Fuente de la entrevista: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/11/mel-ainscow-experto-en-educacion-inclusiva-las-escuelas-saben-mas-de-lo-que-creen/

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Mel Ainscow, experto en educación inclusiva: “Las escuelas saben más de lo que creen”

Por diarialaducacion.uy

Considera que la clave en la transformación de los sistemas educativos es “invertir en los docentes”

Mel Ainscow es docente e investigador de la Universidad de Manchester, Inglaterra, y es uno de los autores que definieron la educación inclusiva. “Todos los niños importan. Y todos los niños importan por igual”, repite como un mantra, en un concepto muy vinculado a la inclusión de niños con discapacidad pero que Ainscow invita a ampliar, pensando en qué niños son los más vulnerables en cada país y prestándoles especial atención a ellos. En el marco del proyecto “Inclusión educativa de personas en situación de discapacidad en el sistema educativo de Uruguay: pedagogía en clave de diferencias”, en el que participan la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y el programa Eurosocial de la Unión Europea, Ainscow estuvo la semana pasada en Uruguay y mantuvo reuniones con las autoridades, talleres con docentes y actividades con organizaciones de la sociedad civil que trabajan en torno a estos temas. Su rol, afirma, es “estimular la discusión” y aportar la experiencia de otros sistemas educativos en el mundo. Wilson Netto, presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, aseguró que visitas de expertos como Ainscow “enriquecen la formación y nos permiten poner en la agenda temas de alta relevancia”, pero consideró que la inclusión tiene que ser “un proceso sostenido”: “Poner en la agenda y gradualmente construir herramientas, dispositivos, formación y transformación cultural de la sociedad toda”.

Avanzar hacia un sistema educativo inclusivo y equitativo es un desafío para todos los países del mundo, asegura el investigador. Sobre cómo hacerlo, sobre las críticas por la pérdida de calidad y sobre las recomendaciones que presentó ante las autoridades conversamos con Ainscow en su tercera visita a Uruguay.

La última vez que estuviste en Uruguay dijiste que la reforma tenía que ser total para lograr políticas inclusivas. ¿Es posible avanzar cuando es necesario un cambio tan grande?

De lo que estamos hablando es de una agenda de transformaciones para cambiar la forma en que funciona el sistema educativo. Eso no es fácil; llevará tiempo y necesita compromiso en todos los niveles del sistema. Antes que nada, se necesita el liderazgo del gobierno, que debe dar una dirección clara sobre cuál es el propósito de todo esto, así todos tienen una idea precisa de cuál es el compromiso. Después, hacia abajo, en todos los niveles del sistema educativo, todos tienen un rol que jugar. Por eso es tan importante tener claro el propósito. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de inclusión en educación? Recientemente UNESCO lo expresó con la consigna “Todos los niños importan. Y todos los niños importan por igual”. El énfasis es en la inclusión pero también en la equidad, en lo que es justo. Esto es un desafío para todos los países del mundo: ¿cómo creamos un sistema educativo en el que todos los niños tengan la misma importancia? Los docentes son cruciales en esto, son la clave. Si los docentes no entienden, si no se sienten valorados, si no se sienten apoyados, las buenas intenciones van a quedar fuera de la puerta del salón del clase. Si mirás los países que han hecho los mayores progresos, son aquellos en los que hubo una fuerte inversión en docentes, no necesariamente pagándoles mejores salarios –aunque estoy muy a favor de eso–, sino haciéndoles entender lo importantes que son. Si vas a Finlandia, enseñar es una de las profesiones más importantes. Cuando los jóvenes dejan la escuela, quizá quieran ser abogados, doctores, pero quizá también quieran ser maestros, porque en Finlandia los docentes son personas importantes. Creo que en otros países, como en Uruguay o en Inglaterra, tenemos que entender eso, tenemos que invertir más en los docentes, hacerlos sentir valiosos, y tiene que haber desarrollo profesional durante toda su carrera, que empiece en la formación de grado pero se extienda durante toda la carrera.

Muchos docentes que tienen la intención de generar inclusión en sus clases dicen que no están preparados para hacerlo. En Uruguay no hay formación en educación inclusiva, salvo algunos talleres. ¿Es importante que exista este abordaje en la currícula de la formación docente?

Esto ha sido central en las reuniones y talleres que hemos tenido. Mi argumento, basado en la experiencia de muchos lugares, es que usualmente las escuelas saben más de lo que creen. En cualquier escuela hay más experiencia de lo que la gente se da cuenta, y para avanzar tenemos que hacer mejor uso de esa experiencia. Hay problemas estructurales en la forma como las escuelas de todo el mundo hacen su trabajo: docentes en sus clases con las puertas cerradas, solos para resolver los problemas que surgen. En las escuelas que han hecho avances se buscó romper específicamente esa soledad de los maestros; la escuela está organizada de manera que ocasionalmente los docentes tienen tiempo para verse, para compartir ideas, para resolver problemas juntos y, sobre todo, para ver cómo los otros están enseñando. Los docentes que trabajan en soledad están limitados a su propia experiencia, y cuando tienen la chance de ver a otros colegas trabajar e intercambiar sobre sus prácticas educativas, eso les da la oportunidad de conocer la experiencia del otro pero también de reconocer y valorar la propia. Como profesionales –yo me considero un docente– tendemos a subestimar nuestra propia experiencia, principalmente porque no sabemos cómo hablar de nuestras prácticas, porque estamos muy ocupados aplicándolas. En parte, cuando digo que inviertan en los docentes pienso en que las escuelas tienen que ser organizadas para que cada tanto haya tiempo para que los docentes vean cómo otros están enseñando, para compartir ideas y materiales, y para resolver problemas juntos. Por eso este abordaje que estoy presentando es de transformación: tenemos que cambiar la forma en que trabajan las escuelas, tenemos que romper con la soledad de los docentes, los docentes tienen que trabajar con otros docentes, los niños tienen que trabajar con otros niños –porque los niños pueden ser una fuerza muy poderosa para la inclusión–, y, por supuesto, las escuelas deben trabajar con las comunidades, especialmente con las familias. Las escuelas que hacen progresos ven a las familias como compañeros del proceso educativo. Es una transformación que requiere mucho esfuerzo, mucho liderazgo en el sistema.

“Los docentes tienen que poder aprender métodos efectivos para poder hacer una clase más inclusiva”.

¿Pero no debería incluirse esta perspectiva en la formación de grado de los docentes?

Sí, claramente la educación de los docentes es un factor muy importante, y las próximas generaciones de docentes tienen que ser introducidos a las ideas de inclusión y equidad. Son principios, los docentes tienen que pensar sobre ellos y revisar sus ideas previas. También pienso que en su formación los docentes tienen que poder aprender métodos efectivos para poder hacer una clase más inclusiva. Y para eso hay mucha investigación; no hay que empezar de nuevo, sabemos mucho de lo que hacen los buenos docentes.

En tus trabajos hacés énfasis en que, cuando se habla de educación inclusiva, no se hace referencia sólo a los niños con discapacidad, sino a todos los colectivos que pueden ser más vulnerables.

En lo que estamos involucrados es en un cambio de paradigma, una forma diferente de pensar. La señal de la Organización de las Naciones Unidas en Educación 2030 es clara en que cuando decimos “educación para todos” necesitamos a todos los niños. Quizá hay niños que ya están en la escuela que son vulnerables, capaz que simplemente son niños callados, tímidos, niños que tienen problemas en sus casas, niños de familias migrantes; cualquier niño puede tener vulnerabilidades. La política de inclusión y equidad trata de llegar a todos. Tradicionalmente, los niños con discapacidad son vulnerables, y necesitamos estar seguros de que no son pasados por alto. Mi abordaje es apuntar a todos, pero estar atento a aquellos grupos que sabemos que son vulnerables. En Inglaterra probablemente los estudiantes más vulnerables son los chicos blancos de clase trabajadora. Sabemos, por las estadísticas, que en general son más proclives a abandonar y son más proclives a no hacer progresos en sus aprendizajes, entonces un proyecto de inclusión en Inglaterra tiene que mirar a esos niños. La pregunta sobre quiénes son los más vulnerables en Uruguay tiene que responderla la gente de acá, pero me preocupa, por lo que he escuchado, el número significativo de adolescentes que dejan la enseñanza secundaria. ¿Por qué dejan? ¿Qué nos dice eso sobre la forma en que las escuelas se organizan? ¿Qué nos dice sobre la currícula? ¿Es significativa y relevante para esos adolescentes? Me preocupa también, por lo que he escuchado, el número de estudiantes que repiten. Entiendo que los números en Uruguay son más grandes que en otros países, y puedo adivinar –aunque no lo sé– que muchos de esos adolescente que repiten son los que eventualmente abandonan. La repetición no les da confianza personal ni autoestima. Estas evidencias son desafíos para pensar en torno a cómo se organiza la educación, sobre la forma en que se enseña y se aprende.

Una de las críticas que se suele hacer cuando se habla de educación inclusiva es la de la pérdida de calidad. ¿Cómo respondés a ese argumento?

Tradicionalmente la gente ve la idea de la inclusión en tensión con la excelencia, con la calidad, y no puedo soportar eso. Hay países en el mundo que son excelentes en términos de sus sistemas educativos y que también son inclusivos. Si mirás lo que pasa en esos países, una de las razones por las cuales se volvieron excelentes es que han desarrollado una gran capacidad para tratar con las diferencias: no las ven como un problema, sino como una oportunidad para la innovación. Podemos tomar distintas partes del mundo y ver que es posible crear un sistema educativo excelente siendo inclusivo. Como venía diciendo, es un desafío.

“En parte, cuando digo que inviertan en los docentes pienso en que las escuelas tienen que ser organizadas para que cada tanto haya tiempo para que los docentes vean cómo están enseñando otros”.

Hablando específicamente sobre niños con discapacidad, en Uruguay uno de los formatos que se ha dado para incluir a niños en las escuelas comunes es el de la escolaridad compartida: el niño va unos días a la escuela común y otros a la escuela especial. ¿Es un formato inclusivo?

Es un paso en la dirección correcta; la gente que lo promueve, seguro, está buscando vincular al niño. No lo desaprobaría, pero tiene que ser visto como un paso, no como el final. Me preocupa lo difícil que debe ser para estos niños estar en dos escuelas diferentes: ¿tienen amigos en las dos escuelas o están semiintegrados? Pienso que vincular las escuelas especiales con las escuelas comunes tiene que ser otro paso, porque la colaboración entre ambas escuelas es parte del viaje. Hay mucha experiencia en las escuelas especiales, y no debemos perderla, lo que tenemos que hacer es usarla de forma más efectiva, llevándola hacia las escuelas comunes.

Además de invertir en los docentes, ¿qué otras recomendaciones estás haciendo a las autoridades en Uruguay?

Me voy a repetir, pero es lo primero: inviertan en los docentes, esa es la clave. Por lo que he escuchado, tienen un sistema muy centralizado, y hay ventajas de un sistema centralizado, por supuesto, pero en los sistemas educativos más efectivos existe lo que se llama una capa intermedia, que vincula al gobierno nacional con las escuelas, que coordina los esfuerzos para colaborar entre las escuelas y con la comunidad en el sentido más amplio. Por lo que he escuchado, eso no está muy bien desarrollado aquí. Pienso que sería bueno invertir en desarrollo local.

A nivel intermedio aquí existen los inspectores…

Sí, pero no me refiero a ellos, que seguro tienen un rol, sino a socios a nivel local. De nuevo, si te fijás en los sistemas educativos exitosos, como el de Finlandia, el de Ontario, en Canadá, o el de Singapur, aunque son sistemas diferentes, todos ellos tienen socios poderosos a nivel local, que coordinan y están atentos a todo, que se aseguran de que no haya niños que queden a un lado. Le diría a la gente de aquí que busque la forma de liderar una capa intermedia que conecte los lineamientos nacionales con las escuelas. También pienso que el liderazgo de las escuelas es muy importante, los directores de las escuelas son cruciales en esto, y ellos necesitan desarrollo profesional sobre cuál debe ser su rol apoyando al equipo de docentes a encontrar mejores formas de alcanzar a todos los niños. No lo sé, pero me pregunto cuánto esfuerzo se hizo en fortalecer el liderazgo a nivel de las escuelas, porque eso es muy importante.

Habías estado en Uruguay hace dos años. ¿Cómo evaluás el estado de la discusión en relación con tu última visita?

Creo que hay evidencia de un desarrollo muy positivo. Los docentes que he conocido están muy entusiasmados por hacer más, de fortalecer el sistema educativo; percibo que hay un compromiso muy grande de los colegas de la ANEP para crear el ambiente en el que los docentes puedan hacer su trabajo. Creo que hay muchas razones para ser optimistas, pero, por supuesto, todavía hay desafíos muy grandes en su sistema educativo.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/11/mel-ainscow-experto-en-educacion-inclusiva-las-escuelas-saben-mas-de-lo-que-creen/

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Joker, o sobre la educación inclusiva

Por: Pluma Invitada

A unas semanas del estreno de la película Joker (Guasón), resulta relevante analizar al protagonista del filme desde una visión más socioeducativa que esteta. Desde esta óptica, la cinta revela grandes problemáticas de las sociedades globales en la actualidad: individualismo, competencia malsana, materialismo, racismo y exclusión a la diversidad. La educación, en específico la institución llamada escuela, ha preservado a lo largo de su historia como principal encomienda la formación de individuos con capacidades para incorporarse al mercado laboral, con lo cual se potencialice el desarrollo económico de las Naciones, relegando en muchos aspectos la necesidad de Bildung (entendida desde el pensamiento de Humboldt) en estas nuevas generaciones.

Estas carencias de la escuela se perciben en Gótica, ciudad con tanto y tan poco como otra cualquiera, en la que los problemas y necesidades son el cotidiano de sus habitantes y la reproducción bourdieuana de la escolarización que prima en sus generaciones. Se evidencia que esta institución ha normalizado y mal empleado el término competencia en el argot escolar al grado de ser una búsqueda constante por los actores y tomadores de decisiones en educación, con fines de diferenciación social: entre más competente, mejores condiciones de vida. Joker puede —y en lo personal pienso que debiera— entenderse como la respuesta a las endebles aspiraciones formativas que la escuela pacta con los estudiantes (puesto que la responsabilidad es compartida), a la estandarización de planes y programas de estudio, así como de modelos educativos en los que subyacen procesos homogéneos de transmisión de la cultura (aludiendo a Durkheim y su definición de educación).

Ante estos retos, los sistemas educativos de la Región han buscado afanosamente resarcir el pendiente de la aceptación del otro como mecanismo de desarrollo socioeducativo. Un caso particular es el Sistema Educativo Mexicano (SEM) que presenta un nodo histórico relacionado con la atención a la diversidad y la no discriminación, cuya génesis se remonta a la mitad del siglo XIX con la creación de la Escuela Nacional para Sordos; en 1993 se constituye como nivel educativo denominado educación especial; y que en los últimos años (2015 a la fecha) ha evolucionado a educación inclusiva, conceptos que lastimoasamente se han considerado símiles en su definición como en sus alcances y población objetivo.

A guisa de precisión conceptual, defino la educación especial como el modelo pedagógico que permite, a la escuela y a sus principales actores, dar respuesta a las características, estilos y necesidades de los alumnos con discapacidad, trastorno, síndrome o aptitudes sobresalientes (en esencia, a la población con NEE), permitiendo su desarrollo académico y social por encima de las deficiencias o potencialidades físicas, genéticas o del Sistema Nervioso Central  que posean. Por otro lado, la educación inclusiva es aquel modelo educativo que vela por el derecho a una educación equitativa y de calidad para todos los individuos —con o sin Necesidades Educativas Especiales (NEE) o Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP)— con apego a los preceptos de la justicia social. En otras palabras, y aunque a ambas las define su carácter de modelos formativos, los propósitos diferencian y realzan la importancia de estos agentes dentro del campo educativo, aunque la realidad operativa deje mucho que desear (cfr. Acuña Gamboa, Mérida Martínez y Villaseñor Rodríguez, 2016; Cigarroa de Aquino, Rojas Wiesner, Evangelista García y Saldívar Moreno, 2016; Laparra Méndez, 2017).

Pero, ¿qué relación guarda el Joker con la educación inclusiva? Si bien Slavoj Zizek asevera que el filme expone la indiferencia gubernamental, las ya marcadas asimetrías en el poder económico, cultural y simbólico, y el deseo disidente por reivindicar el lugar del pueblo sobre el Estado; en definitiva, el hartazgo social por los regímenes actuales (Hernández Melendez, 07/10/2019), es en el desenlace del personaje donde se observa la incapacidad que dichos Estados tiene para proponer más y mejores ejes de intervención política en y para sus Sistemas Educativos, con énfasis en la atención de los grupos en situación de riesgo; en la opacidad profesional de los docentes y directivos escolares por dar respuestas certeras a sus estudiantes y sus múltiples intereses; en la recalcitrante postura de las sociedades por enaltecer el tener más que el ser; en resumen, la carencia de una educación con sustento en la equidad y el respeto a la diversidad como común denominador de todos los procesos formativos institucionalizados; aquí es donde la educación inclusiva entra en juego en la medida que busca el desarrollo de habilidades sociales y educativas en los estudiantes para la plena aceptación de esta diversidad, donde el o la alumna con NEE o BAP es y se define en la relación con los que vive y convive en el día a día, y viceversa.

Para lograr estas empresas, se precisan como bien lo asevera Emiliano Rodríguez, maestros —a lo que añado tomadores de decisiones, directivos, padres de familia y ciudadanos en general— que quieran ser personas dispuestas a comprender y divulgar que la educación es más que una competencia por ser el mejor de la clase o en el ámbito laboral; a resarcir las ideas de homogeneización e individualización social por la colectividad y el interés por el otro; a visualizar en las diferencias áreas de oportunidad personales y grupales; así como la necesaria reestructuración de espacios sociales más justos y equitativos. Sin duda, el Joker es la expresión cinematográfica de un grito apagado de los grupos en situación de riesgo, grupos a los que el SEM, en específico, ha olvidado y relegado de las áreas prioritarias de la educación nacional. No basta con enunciar modelos pedagógicos para la atención a las NEE y BAP, se precisa que estos se implementen en la realidad educativa de los estudiantes, y que los actores clave en la educación tomen la batuta ante los nuevos desafíos que signfica la formación de las nuevas generaciones; o por el contrario, ¿esperamos que sigan apareciendo nuevos Jokers como respuesta a la ignorancia e intransigencia colectiva?

REFERENCIAS

Acuña Gamboa, L. A., Mérida Martínez, Y. y Villaseñor Rodríguez, A. D. (2016). Trastorno del Espectro Autista e Inclusión Educativa en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas: ¿reto posible para la USAER? Revista Nacional e Internacional de Educación Inclusiva, 9 (1), pp. 278-291.

Cigarroa de Aquino, R. I., Rojas Wiesner, M. L., Evangelista García, A. A. y Saldívar Moreno, A. (2016). Educación inclusiva y niñez migrante: barreras a la educación de niñez de origen centroamericano en escuelas de Tapachula, Chiapas (México). Revista de Investigación en Educación, 1 (14), pp. 85-104.

Hernández Melendez, J. C. (07/10/2019). ¿Por qué sentimos empatía por el Joker? El Tiempo Blogs. Recuperado de http://blogs.eltiempo.com/masalladelcine/2019/10/07/sentimos-empatia-joker/

Laparra, Méndez, S. A. (2017). Formación docente para el medio indígena: interculturalización o inclusión. Revista Electrónica de Investigación e Innovación Educativa, 2 (3), pp. 26-35.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/joker-o-sobre-la-educacion-inclusiva/

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