29 Diciembre 2017/Fuente: elespectador/Autor: Felipe Corona-EFE
Mamug koe ixo tig», un novedoso método de alfabetización que preserva la lengua indígena en una lejana aldea de la Amazonía, sobresalió entre más de 5.000 proyectos de escuelas de Brasil y le rindió el título de educadora del año en el país a la profesora Elisângela Dell-Armelina Suruí.
«El nombre de mi proyecto es ‘Mamug koe ixo tig’, que significa ‘El habla y la escrita de los niños’ para niños del primer al quinto grado» de enseñanza básica primaria, contó a Efe la profesora, de 38 años, vencedora en 2017 de los premios «Educadora Nota 10» y «Educadora del Año», ambos de la Fundación Víctor Civita.
La profesora explicó que su grupo de estudiantes «son niños que hablan la lengua materna paiter-suruí, entonces, llegaban al salón de clases hablando la lengua materna, pero se topaban con libros y materiales en portugués, entonces juntos, para incentivar el uso de la lengua materna, construimos el material».
La aldea Nabecob Abalakiba, que pertenece a la tribu de los Suruí, está localizada en la zona rural del municipio de Cacoal, a 525 kilómetros de Porto Velho, la capital del norteño estado de Rondonia. Una región de difícil acceso y uno de los epicentros del conflicto por la disputa de tierras en la Amazonía.
Elisângela no nació en la aldea ni tiene raíces indígenas, pero decidió radicarse en ese lugar después de participar en 2001 de un proyecto voluntario y conocer allí sus «dos pasiones»: Naraimi Suruí, su esposo e hijo del cacique Anine Suruí, y la docencia.
En 2012, la profesora contrarió el método que es aplicado en muchas tribus brasileñas y apostó en la valorización de la lengua autóctona materna, muchas veces sólo utilizada por los miembros más viejos de las comunidades indígenas.
El proyecto piloto de la pedagoga comenzó en la escuela de enseñanza primaria Sertanista Francisco Meirelles, a la que acuden todos los niños de la aldea para compartir juntos en el mismo salón de clases sin importar el grado escolar, y se fundamentó en el derecho de los menores para estudiar en la lengua paiter-suruí.
La profesora investigó temas del cotidiano de la comunidad que sirvieron de inspiración para el material didáctico usado en las clases y que ahora es ejemplo reconocido a nivel nacional para la enseñanza en las comunidades indígenas.
Con ese reconocimiento, la pedagoga espera que sus libros sean impresos de forma más organizada y sus publicaciones sean compartidas con otras aldeas del pueblo Suruí.
De acuerdo con la educadora, el método desarrollado en la aldea «también puede ser realizado en otras comunidades tradicionales» no indígenas, como en «las comunidades quilombolas (de descendientes de esclavos negros)».
Además de preservar la lengua paiter-suruí, la educadora incluyó en su material el lenguaje de señales pensando en los niños con deficiencia auditiva de las demás aldeas Suruí.
Como vencedora del premio, la profesora recibió un equivalente de 30.000 reales (unos 10.000 dólares) para compras en diferentes tiendas y 6.000 reales más (unos 2.000 dólares) para la escuela, que serán destinados para la construcción de un pequeño parque de juegos infantiles e iluminación para la cancha de fútbol de la aldea.
Al momento de recibir el premio en Sao Paulo, la profesora dedicó en lengua paiter-suruí el galardón a los 15 alumnos de la aldea que contribuyeron para la elaboración del proyecto, que según ella puede ser el «abrebocas» para una enciclopedia en una lengua que después de siglos sólo consiguió su forma escrita hace diez años.
Además de su trabajo como docente, la profesora y su marido lideran el proyecto de una cooperativa propia de producción de alimentos, lo que despertó el descontento de los madereros de la región y al parecer motivó un atentado a tiros que la pareja sufrió el 30 de noviembre y del cual salieron ilesos.
El Gobierno regional de Rondonia apoya la iniciativa que espera extenderse a las 118 escuelas indígenas de ese estado e pase a integrar el programa «Açai» (nombre de una fruta amazónica), orientado a la formación de profesores que actúan en ellas.
Rondonia, según la Secretaría de Educación regional, tiene matriculados 3.637 alumnos indígenas y 332 profesores, de los cuales 240 son propios miembros de las tribus.
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