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México: Formación Ética, Cívica y Política

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

A pesar de que en nuestro país existe una intensa actividad política (en lo cotidiano y en lo no cotidiano), aún existen enormes vacíos en el ejercicio de los derechos políticos.

En ese terreno, una de las cuestiones que se preguntan las y los docentes, así como las y los especialistas y diseñadores de planes y programas de estudio, es: ¿Por qué no existe una asignatura o materia que se denomine: “Formación Ética, Cívica y Política”, desde la Educación Preescolar, Primaria y Secundaria, es decir, desde la Educación Básica?

La pertinencia de un campo de formación con tales contenidos, estaría justificada al contestar algunas preguntas como las siguientes: ¿Nuestros jóvenes de 18 años entienden la diferencia entre elecciones federales y locales? ¿Cuáles son nuestros derechos y obligaciones políticos? ¿Identifican en qué consiste una curul ganada por medio del voto directo o de mayoría (simple) relativa y en qué una diputación obtenida por el procedimiento de representación proporcional?

El próximo domingo se llevarán a cabo elecciones constitucionales para elegir a los y las legisladores de la Cámara de Diputados Federal para el periodo 2021-2024. Además, en 15 entidades se elegirán a gobernadoras y gobernadores, también, diputadas y diputados de los congresos locales y presidentes municipales o titulares de las alcaldías. ¿Saben nuestr@s niñas, niños y jóvenes cómo está integrada la Cámara de Diputados federal? ¿O cómo se integra el congreso local en su estado o municipio (alcaldía), que son los órganos de representación política más cercanos a sus comunidades?

Las y los estudiantes de educación básica deben saber, a estas alturas, que este 6 de junio, 2021, se renovarán (o ratificarán, por vía de la reelección), a las y los 500 legisladores de la Cámara Baja (300 por votación directa o de mayoría relativa, y 200 por el criterio de representación proporcional o de partidos). Y que a partir del 1 de septiembre del 2021, estos representantes populares integrarán la LXV Legislatura del Congreso de la Unión de México. También habrán de estar enterados de que, durante esa jornada electoral, se elegirán a las y los diversos candidatos a ocupar los puestos de elección locales ya mencionados. Y si no lo saben o no lo manejan ¿de quién sería la responsabilidad de esta insuficiente educación política?

¿Saben nuestras y nuestros estudiantes que el padrón electoral del país (ciudadanos que se registraron ante el Instituto Nacional Electoral o INE) consta de poco más de 93 (casi 94) millones de mexicanas y mexicanos? ¿O conocen cuál fue el porcentaje de ciudadanas y ciudadanos que ejerció sus derechos políticos en 2018? ¿Cuál será el porcentaje estimado de participantes para la elección de este 2021?

Las movilizaciones de la sociedad civil y de las instituciones del Estado antes, durante y después de la jornada electoral, son y serán extraordinarias, en términos de la participación tanto en la organización como en la participación de votantes, pero no alcanzarán la magnitud de la participación cívica en las elecciones de 2018, en que se eligió, además de senadoras y senadores, al presidente de la República. Este año, sin embargo, se espera que en los estados del país donde haya contienda por la gubernatura, la participación se dé en forma numerosa (más del 50 por ciento del padrón electoral). Lamentablemente, en los estados donde no estará en juego esa posición política, el porcentaje de votantes será menor. Un tanto ello se debe al bajo atractivo que representan las elecciones intermedias, y otro tanto a las crisis sanitaria y económica que vivimos.

¿Por qué nuestras niñas, niños y jóvenes no alcanzan a distinguir, por ejemplo, entre un “voto útil” (o inútil) y la anulación del voto? ¿Saben los futuros ciudadanas y ciudadanos que las elecciones “intermedias” se llevan a cabo al tercer año del período sexenal, en funciones, del Poder Ejecutivo Federal?

Para much@s observadores y analistas del entorno político nacional, ésta será una especie de evaluación del ejercicio, como cabeza del poder público en el gobierno federal, del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Acaso no sería un termómetro social interesante observar, con esa mirada, los resultados de las elecciones del próximo domingo? ¿Qué opinan las comunidades educativas al respecto?

Sin duda, antes de que los balazos le sigan ganando la partida a los abrazos; y antes de que tengamos ejércitos de sicarios que ocupen el lugar de millones de jóvenes becarias y becarios, será conveniente para el país que la sociedad involucrada en los asuntos educativos y las autoridades correspondientes, se pongan (nos pongamos) a trabajar sobre el diseño y operación de una materia o asignatura (o campo de formación) donde se revisen, estudien y confronten las ideas de las ciencias políticas (el Estado y sus múltiples ángulos de complejidad), así como de la sociología, la psicología y la antropología políticas, para que se reflexione y se pongan en práctica ejercicios didácticos que permitan a nuestra niñez y juventud crecer, desarrollarse y formarse como ciudadanos participativos, responsables y críticos.

Es increíble ver que, si nos observáramos en un espejo como sociedad, existen profundas carencias en nuestra cultura política y democrática; hay una especie de “analfabetismo político” en la sociedad, que se refleja desde las relaciones entre vecinos en nuestras colonias, barrios, unidades habitaciones o fraccionamientos, hasta la organización en las redes sociales más cercana o lejanas, es decir, familiares, de trabajo, en la escuela o en las organizaciones o asociaciones civiles de diversa naturaleza.

Los impulsos autoritarios, centralistas, antidemocráticos se disparan con suma facilidad en los diferentes círculos sociales o ámbitos de organización de la sociedad civil. La deplorable actitud de la mayoría de los partidos políticos (recordemos cómo son elegidas –antidemocráticamente- sus dirigencias), y la selección y actuación lamentable, pobre (política y culturalmente hablando) de las y los candidatos a puestos de elección, parecen estar diseñados para que la ciudadanía se desmotive, se vea desencantada y pierda simplemente el interés por la vida pública y política.

La elección de gobernantes o legisladores es un derecho de todas y todos los mexicanos, el cual se encuentra establecido en nuestro marco constitucional ¿Por qué habría de negarse el ejercicio de este derecho fundamental (y su estudio elemental o durante los primeros años de vida) desde la educación básica?

Fuente e imagen: www.sdpnoticias.com

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Opinión: La necesidad patente de la educación política

Por: Sofía García Bullé

La educación media superior no cuenta con un capítulo de transición entre la educación cívica de los niveles básicos y una formación profesional en ciencias políticas.

En artículos anteriores hemos hablado sobre el derecho básico de una educación cívica que ayude a entender cómo funciona el gobierno bajo el cual vivimos. Pero el presente año ha presentado nuevas situaciones que señalan un área de oportunidad en términos de educación para el ejercicio de la democracia. Las elecciones en Estados Unidos fueron un proceso extenuante para los ciudadanos de uno de los países más poderosos del mundo. El resto del planeta también estuvo atento de los resultados de uno de los procesos electorales más críticos en la historia estadounidense.

Tomando en cuenta lo dramático que fue el evento y su seguimiento, es importante puntualizar que en este caso, y muchos otros a nivel mundial, los aspectos sociales de los votantes influyeron igual o más que sus inclinaciones políticas. La conversación pública en torno al voto americano no se centraba en cuestiones como querer un gobierno de izquierda o de derecha, querer un paquete fiscal de impuestos, o un plan de educación específico o de salud. En Estados Unidos la gente votó con base en su postura de un plan económico frente a la presente crisis, si creían o no en la necesidad de un movimiento como Black Lives Matter, si estaban de acuerdo con la libertad de derechos reproductivos, si deseaban opciones para mitigar o cancelar la deuda estudiantil, un servicio médico universal proporcionado por el Estado, o si buscaban defender su derecho a portar armas.

En muchas ocasiones, durante la conversación circundante a las elecciones estadounidenses, el sentimiento general era que la gente votaba para elegir candidatos que defendieran sus intereses en asuntos de vida o muerte. Constantemente, la prensa y los contenidos en redes se refirieron a las elecciones como “Una batalla por el alma de Estados Unidos”, ¿cómo un proceso electoral puede volverse tan crítico?

Sin transición de educación cívica a educación política

La educación cívica de los niveles básicos va de la mano con la formación ética. A los niños se les enseñan las bases para entender de dónde vienen las leyes y reglas no escritas de la convivencia social, así como una idea fundamental de cómo funciona su sistema de gobierno. Después de esta fase, en la que aprenden sobre sus obligaciones, atribuciones y derechos como ciudadanos de sus respectivas naciones, las instancias de educación en este rubro se agotan.

Para fines de aprender y ejercer su rol en un gobierno democrático los jóvenes se enteran sobre cómo, cuándo y porqué votar de sus familias, de la prensa y de los propios candidatos a través de su publicidad y propaganda, con poca o nula formación académica en el tema.

No existe un nivel intermedio entre la educación cívica básica de primaria a secundaria y una carrera en las ciencias políticas que habilite a los alumnos para comprender los aspectos de la inclinación política, los planes de gobierno de candidatos en todos los niveles. Ante este vacío de conocimiento, jóvenes y adultos con el derecho a votar se basan en otros criterios para emitir sus votos.

La complejidad real del voto americano

Las recientes elecciones en Estados Unidos son un mapa para comprender cómo funciona el voto de un ciudadano promedio en un sistema democrático. En 2016, año en que Donald Trump consiguió su primer y último periodo presidencial, el show de variedades Jimmy Kimmel Live! realizó una dinámica en la que uno de sus corresponsales preguntó casualmente a transeúntes qué se necesitaría para que el magnate republicano perdiera su voto.

Las respuestas de los votantes republicanos dejaron una idea clara acerca de cómo se aproxima el público general a las cuestiones políticas. De acuerdo a un artículo de American Political Science Review solo el 3.5 % de los votantes americanos cambiarían su voto si el candidato que favorece hiciera o dijera algo que perjudicara la base de un sistema democrático.

Esto pudiera parecer inconcebible para ciudadanos de país con un gobierno basado en la democracia, pero el caso de Estados Unidos es muy especial. Si habláramos de México, en comparación, todos los ciudadanos de 18 años en adelante solo tienen que tramitar la credencial del Instituto Nacional Electoral para que se les dé de alta en el padrón y votar en todas las elecciones concernientes a la zona donde viven. En Estados Unidos no todos los mayores de edad con identificación tienen acceso al voto. La identificación oficial más básica del ciudadano americano, que sería la licencia de conducir, no les habilita a votar, requieren de un registro específico para poder hacerlo. Este proceso es complicado y en muchos casos no cuenta con los recursos para incluir a personas de minorías sociales y económicas.

Como resultado, solo el 64 % de los ciudadanos americanos pudieron registrarse para votar en las elecciones de 2016, y en las del presente año, el número de personas registradas y elegibles para votar fue sólo del 67 %. Esto significa que más de la cuarta parte de la población estadounidense no tiene la facultad de elegir a sus servidores públicos.

Existen otras complejidades características de la democracia estadounidense, como el colegio electoral y el voto por estado que, a diferencia de otros países, el voto que cuenta en Estados Unidos no es propiamente el individual. En las elecciones presidenciales, los estados se manejan de forma independiente y cada uno tiene una cantidad de votos diferente dentro del colegio electoral. Son estos votos los que deciden un puesto de presidencia. Por ejemplo, California tiene 55 votos, Texas 38, Florida 29; mientras que otros estados como Montana, Dakota del Norte y Wyoming solo tienen 3.

Mapa Electoral de Estados Unidos. Fuente: 11Alive

Mapa Electoral de Estados Unidos. Fuente: 11Alive

Sumado a esto, la práctica del Gerrymandering, ha sido históricamente una de las fuerzas más caóticas en tiempo de elecciones. El término se refiere a la manipulación de las circunscripciones electorales de un territorio, para favorecer o desfavorecer a un partido. A lo largo de la historia de las elecciones estadounidenses ha sido instrumental para definir elecciones presidenciales para los demócratas y republicanos en distintas ocasiones. Sin embargo, uno de los aspectos más dramáticos que pudieron verse en las elecciones americanas del presente años fueron los tiempos de votación. En Georgia, los votantes esperaron en fila aproximadamente once horas para ejercer su derecho al sufragio, Texas registró un máximo de ocho. En comparación, países como Inglaterra, Estonia, India, Nueva Zelanda y Australia promedian un rango de 1 a 10 minutos para que sus ciudadanos emitan un voto.

No todas las democracias tienen un grado de complejidad tan profundo como el del sistema americano pero mecanismo electorales como los que vemos en su sistema ponen de manifiesto la necesidad de la continuación de una educación ética hacia una educación política. Aspectos como el hecho de una exclusión de votantes que afecta desproporcionadamente a un sector social o económico, la facultad de servidores públicos de manipular límites estatales a placer para su beneficio, la dificultad extrema de muchos votantes para ejercer su sufragio, todos estos son asuntos de ética, que replican en la política y afectan directamente cómo, cuándo, por qué y en qué capacidad la gente vota. Y aún si estos problemas no se reproducen de manera idéntica en las democracias de otros países, cada sistema tiene sus situaciones endémicas a tratar.

Es por eso que una educación política que complemente la cívica es de crucial importancia para la obtención de una ciudadanía completa y un sistema democrático que funcione tanto en teoría como en la práctica. ¿Piensas que las instancias de educación política son necesarias para que los ciudadanos ejerzan sus derechos más plenamente y tengan un mejor equilibrio democrático? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-politica-opinion

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China emite directriz sobre fortalecimiento de educación ideológica y política

Asia/China/15 Agosto 2019/Spanish.xinhua

Las oficinas generales del Comité Central del Partido Comunista de China y del Consejo de Estado emitieron una directriz sobre el fortalecimiento de la reforma y la innovación de los cursos de teoría ideológica y política.

Al destacar que la educación ideológica y política debe ser fortalecida, la directriz enumera los principios generales y los requisitos específicos de los cursos.

La directriz pide mejorar el sistema para los cursos de teoría ideológica y política y avanzar en la compilación de los libros de texto relacionados.

También pide mejorar al personal de enseñanza.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2019-08/15/c_138309389.htm

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Educación política en el pensamiento de Gramsci

Por: Marlon  Javier López/ Kaos en la Red

Una educación liberadora debe comprender un proceso gradual que busque estimular la personalidad de los grupos sociales en su totalidad, desde sus primeros años hasta la edad madura.

En virtud del deterioro actual de la democracia, la elaboración de un lenguaje crítico y de posibilidad se vuelve una necesidad imperiosa. Se trata de reconstruir nuevas formas discursivas que no solamente fijen su mirada en los aspectos antihumanistas y antidemocráticos del capitalismo actualmente existente, sino que, al mismo tiempo, irradien alternativas esperanzadoras. La obra de Gramsci cobra especial importancia en este sentido, en la medida en que nos permite entender a las escuelas como parte de un conjunto mayor de relaciones de poder. De este modo, la lucha por la escolaridad implica “no olvidar ni alejarse de la lucha en favor del cambio social” (Giroux, 2000, p. 124). Antonio Gramsci, gracias a conceptos como el de Hegemonía cultural y su idea deIntelectuales orgánicos, redefinió completamente el modo de entender la política, centrando la atención en los aspectos que la vinculan con las prácticas culturales, relaciones y discursos educativos.

Cultura y política

Aún en la actualidad la izquierda no ha sido capaz de vislumbrar correctamente la relación entre la cultura, la política y la producción de identidades. La obra de Gramsci, apunta en esa dirección, constituyendo uno de los más profundos y vigorosos esfuerzos por poner de manifiesto el papel de la educación en las configuraciones políticas, mediante el análisis del contexto emergente de inicios del siglo XX. No se trata simplemente de comprender la nueva función de la cultura y sus consecuencias políticas, se trata, ante todo, de esclarecer cómo transformar las distintas esferas culturales en espacios de lucha y resistencia, animados por un nuevo tipo de intelectuales capaces de romper con la polarización característica de la sociedad contemporánea, entre una intelectualidad, que sabe pero no comprende, y el elemento popular que siente, pero no sabe. Es un error creer que se puede saber sin comprender, “no se hace historia-política sin pasión, esto es, sin estar sentimentalmente unidos al pueblo, esto es, sin sentir las pasiones elementales del pueblo, comprendiéndolo, o sea explicándolo”. (Gramsci, 1981, p. 164)

Al igual que el resto de esferas culturales, las escuelas son el resultado de luchas de significado, sometidas a mecanismos permanentes, que involucran al conjunto total de los actores sociales. En este punto cobra relevancia lo que Gramsci denominó sociedad civil, la cual define como la “hegemonía política y cultural de un grupo social sobre la sociedad entera como contenido ético del Estado”. (Gramsci, 1984, p. 28) Se trata pues del espacio público desde el cual es posible reorganizar las energías de la ciudadanía en torno a actos de afirmación, resistencia y lucha.

Bajo estas coordenadas, la educación se vincula a un proyecto de democracia radical, en oposición a las visiones conservadoras, las cuales la relegan a ser una actividad centrada en la producción de tecnócratas y toda clase de expertos profesionales (Giroux, 2000). El dedicado esfuerzo llevado a cabo por Gramsci, con el propósito de entender cómo se vincula la cultura, el conocimiento y el poder, así como sus estudios acerca de las relaciones de la vida cotidiana, nos permite extender la esfera de lo político, señalando los diversos espacios en los que se despliega el poder. Permiten asimismo entender de manera acertada la relevancia de la cultura popular, evidenciando el vasto espacio público en el que tiene lugar la educación y el ejercicio de la política.

Educación y cultura

Una pedagogía radical debe tener muy presente que la educación es una forma de intercambio y de producción cultural. En este sentido, los educadores críticos deben abordar el modo en el que el conocimiento es producido, mediado y representado dentro de relaciones de poder tanto dentro como fuera de las instituciones educativas.

Es necesario prestar atención a la forma en la cual los estudiantes construyen activamente las categorías de significado que prefiguran el modo en el que ellos producen el conocimiento y reaccionan ante él; aquellas instancias que moldean sus experiencias, permitiéndoles definir y construir su sentido de identidad política y cultural (Giroux, 1997).

El estudio de la cultura popular adquiere en este punto una importancia crucial, proporcionando la posibilidad de entender el modo en el que las formas culturales, centradas en la afección y el placer, condicionan las relaciones de la gente con los procesos de aprendizaje, así como la política de la vida cotidiana, en aras de considerar la totalidad de elementos que organizan las subjetividades; pues si bien es cierto que la producción de significado constituye un elemento esencial en la configuración de la subjetividad, dista mucho de ser el único que interviene. La producción de significado es inseparable de las implicaciones emocionales y de la producción de placer. Estos aspectos, en su conjunto, determinan las identidades de los individuos y grupos sociales en relación a sí mismos y a su visión del futuro.

La dialéctica de la cultura popular

En contraposición a las visiones unilaterales que prevalecen acerca de la cultura popular, la obra de Antonio Gramsci proporciona una base teórica profunda para su análisis. El término Gramsciano de hegemonía redefine los principios que moldean las relaciones entre las clases en las sociedades contemporáneas. El liderazgo hegemónico es el que explica, más que el uso de la fuerza, el ejercicio de control de parte de las clases dirigentes en una determinada sociedad. El concepto de hegemonía hace referencia a la lucha por asegurar el consentimiento de los grupos subordinados ante el orden social existente.

En su esfuerzo por señalar los diversos aspectos por los cuales tienen lugar los procesos de construcción hegemónicos, Gramsci ilumina los modos complejos mediante los cuales el consentimiento se estructura, como parte de un proceso pedagógico activo en la vida cotidiana. De esta forma, el concepto de hegemonía señala importantes consideraciones relacionadas con la forma en que las distintas prácticas culturales, políticas y económicas definen lo que él llama “sentido común”. La disputa por el consentimiento posee una carga política y pedagógica, en la medida en que atraviesa una serie de procesos constantes de aprendizaje, elaboración y reelaboración de valores y reestructuración de las relaciones de poder.

Es importante subrayar que no se trata de ninguna polaridad entre una cultura dominante y una cultura subordinada. El proceso de lucha por la hegemonía relaciona la cultura popular con el consentimiento, no dejando lugar para ningún tipo de “esencialismo cultural” (Giroux, 1997, p. 221). En lugar del desplazamiento entre visiones del mundo rivales, lo que tiene lugar es una permanente transformación del terreno ideológico y cultural. Los grupos dominantes, en aras de lograr el consentimiento de los grupos dominados se ven obligados a articular algunos intereses y valores de estos. Del mismo modo, los distintos espacios de resistencia y afirmación de las culturas subordinadas, llevan la obligación de negociar aquellos aspectos apropiados por la cultura dominante y aquellos que mantienen como seña de clase de sus deseos e intereses. Por ello, es imposible pensar que la cultura dominante se encuentre en algún momento en “estado puro”, no contaminado; lo mismo vale para el caso de la cultura de los grupos subordinados.

En el pensamiento de Gramsci, la hegemonía y la educación establecen una relación dialéctica. La realidad social es asumida por el filósofo como una red de relaciones móviles, que transforman y reconstituyen permanentemente al sujeto, tanto en su dimensión individual como colectiva. En tal sentido, la hegemonía implica un proceso siempre en permanente construcción, disputa y renegociación del sentido común.

No se trata de un proceso externo a los sujetos, sino puesto en marcha por ellos mismos. Por tanto, la dominación nunca es ejercida por imposición, sino más bien, por medio de una naturalización del control social. (Jarpa, 2015) El sentido común se construye bajo la complicidad de los dominados, alimentando el conformismo y creando un estado de aceptación y naturalización de las condiciones impuestas por la ideología hegemónica.

La educación es crucial en la construcción de lo que Gramsci denomina “bloque histórico”. Los intelectuales no se definen por el trabajo que hacen, sino por el rol que desempeñan, como aquellos destinados a liderar técnica y políticamente a la sociedad. Resulta falaz, entonces, caracterizar a la educación como una actividad neutral, en la medida en que se encuentra vinculada a la realidad cultural, social, política y económica sedimentada como concepción del mundo en la ideología dominante. Gramsci se opondrá, tanto a los enfoques positivistas que defienden un conocimiento sin sujeto, como a los enfoques libertarios que insisten en el sentimiento y la emoción desligándolos de la realidad social e histórica:

El interés de Gramsci por los “hechos” y el rigor intelectual en sus escritos sobre educación únicamente tienen sentido como una crítica debidamente razonada de aquellas formas de pedagogía que separan los hechos de los valores, el aprendizaje de la comprensión y el sentimiento de la inteligencia. (Giroux, 1990, p. 254)

Por otro lado, la educación agrega una dimensión moral, en el deber ser inherente a su fin. Es por eso que “toda relación hegemónica es una relación pedagógica” (Gramsci, 1986, p. 210). Todo educador tiene que elegir, de manera responsable, entre generar los vínculos orgánicos que perpetúen la ideología dominante, o elevar el nivel de consciencia para construir disenso o cuestionamiento, asumiendo posiciones de liderazgo que contribuyan a generar sociedades humanas, emancipadas de la explotación.

Conclusiones

La educación cumple una función política en el pensamiento de Gramsci. Esto es así en un doble sentido. Primero, a medida que prepara a los ciudadanos para ejercer un rol en la sociedad, dotándolos del nivel cultural y técnico indispensable para el mantenimiento del orden imperante. En segundo lugar, porque como parte de la superestructura se vuelve productora y transmisora de ideología.

La escuela es uno de los principales medios a través de los cuales todo Estado cumple la función de construir y difundir las costumbres, prácticas y actitudes que sostienen un específico tipo de civilización. La profunda comprensión de este hecho constituye un importante aporte a la educación de parte del filósofo italiano.

Los educadores, como intelectuales orgánicos, tienen la tarea de consumar el nexo entre la instrucción y la educación. En el proceso de construcción hegemónica, la escuela actúa sobre un entramado de relaciones sociales, configurando un sistema de valores culturales, activo y dinámico, en permanente transformación.

En este sentido la educación posee un importante aspecto ético, el cual está definido por la norma de conducta que debe regir a la humanidad en términos genéricos. Existe, entre la moral y la política, una tensión dialéctica. En esta relación, el lugar predominante pertenece siempre a lo político, dada la imposibilidad para cada individuo de abstraerse de lo social. Por esta razón, la escuela opera desde una función ética y política, la cual le otorga la tarea de organizar los aspectos centrales dentro de la formación del Estado, -y por tanto, dentro de la superestructura ideológica de la sociedad- en la formación de consenso hegemónico. Dicha tarea, en definitiva, se reduce a elevar formativamente a la población al nivel correspondiente con las necesidades de las clases dominantes.

En ese sentido, una educación liberadora debe comprender un proceso gradual que busque estimular la personalidad de los grupos sociales en su totalidad, desde sus primeros años hasta la edad madura; especialmente la de los grupos explotados, marginados y subordinados dentro del capitalismo. La educación debe ser capaz de dotar a los oprimidos de la capacidad de cuestionar la realidad, asumir liderazgo y crear nuevos argumentarios favorables a una propuesta de cambio radical.

Referencias bibliográficas

Giroux, H. (1990). Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía crítica de los aprendizajes. Barcelona: Paidos/M.E.C.

Giroux, H. (1997). Cruzando Límites. Trabajadores culturales y políticas educativas. Barcelona: Editorial Paidós.

Giroux, H. (2000). La inocencia robada. Juventud, multinacionales y política cultural. Madrid: Ediciones Morata, S. L.

Gramsci, A. (1984). Cuadernos de la cárcel (Vol. 2). México D.F.: Ediciones Era S.A. de C.V.

Gramsci, A. (1981). Cuadernos de la cárcel (Vol. 3). México D.F.: Ediciones Era S.A. de C.V.

Gramsci, A. (1986). Cuadernos de la cárcel (Vol. 4). México D.F.: Ediciones Era S.A. de C.V.

Jarpa, C. G. (2015). Función política de la educación en el pensamiento de Antonio Gramsci. Cinta moebio, 124-134.

 

Fuente: https://kaosenlared.net/educacion-politica-en-el-pensamiento-de-gramsci/

 

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Si las aulas están “libres de política”, la derecha crecerá

Por: Henry A. Giroux , Verdad

Un número desconcertante de académicos y maestros en el momento actual continúan uniendo fuerzas con políticos de derecha y agencias gubernamentales conservadoras para argumentar que las aulas deben estar libres de política . ¿Su conclusión compartida? Que las escuelas deben ser espacios donde deben materia de energía, los valores y la justicia social no pueden ser abordados .

La acusación desdeñosa en este caso es que los maestros que creen en la educación cívica adoctrinan a sus estudiantes. Aquellos que hacen esta acusación sugieren que es posible existir en un mundo ideológicamente puro y políticamente neutral, donde la pedagogía puede ser simplemente una transmisión banal de hechos en los que no se dice nada polémico y los maestros tienen prohibido pronunciar una palabra relacionada con cualquiera de los principales problemas. frente a la sociedad más ampliamente.

Por supuesto, esta visión de la enseñanza es tanto una huida de la realidad como un ejemplo de pedagogía irresponsable. En contraste, un enfoque útil para abarcar el aula como un sitio político mientras se rechaza cualquier forma de adoctrinamiento es que los educadores piensen a través de la distinción entre una pedagogía politizadora , que insiste erróneamente en que los estudiantes piensan exactamente como lo hacemos como educadores, y una pedagogía política., que enseña a los alumnos a través del diálogo sobre la importancia del poder, la responsabilidad social y la toma de posición (sin detenerse). La pedagogía política, a diferencia de una pedagogía dogmática o adoctrinadora, encarna los principios de la pedagogía crítica al involucrar rigurosamente toda la gama de ideas sobre un tema dentro de un marco que permite a los estudiantes pasar de un propósito moral a una acción intencionada en busca de una polis democrática.

La promesa de la pedagogía política

La pedagogía política ofrece la promesa de educar a los estudiantes para que piensen críticamente sobre su comprensión del conocimiento en el aula y su relación con el tema de la responsabilidad social. También responde al desafío de educar a los estudiantes para que se involucren críticamente en el mundo para luchar por las condiciones políticas y económicas que hacen posible la participación democrática en ambas escuelas y en la sociedad en general.

Dicha pedagogía afirma la experiencia de la esfera social y las obligaciones que conlleva con respecto a cuestiones de responsabilidad social y transformación política. Lo hace abriendo preguntas importantes sobre el poder, el conocimiento y lo que significa para los estudiantes comprometerse críticamente con las complejas condiciones que influyen en ellos mismos y en los demás.

Paulo Freire tenía razón al argumentar que la pedagogía crítica como un proyecto político se define, en parte, por la necesidad de enseñar a los estudiantes a «lidiar de manera crítica y creativa con la realidad y descubrir cómo participar en la transformación de su mundo». La pedagogía proporciona a los estudiantes los conocimientos y las habilidades para trabajar para superar las relaciones sociales de opresión que hacen que la vida sea insoportable para aquellos que son pobres, hambrientos, desempleados, privados de servicios sociales adecuados y considerados bajo la égida del neoliberalismo como en gran medida desechable. Las palabras del dramaturgo alemán Bertolt Brecht resuenan bien con la necesidad de enfoques pedagógicos que combatan la mentira y la ignorancia. El escribe:

Hoy, cualquiera que desee luchar contra la mentira y la ignorancia, y escribir la verdad, tiene que superar al menos cinco dificultades. Debe tener el coraje de escribir la verdad, a pesar de que está reprimida en todas partes; la astucia de reconocerlo, aunque esté disfrazada en todas partes; la habilidad para hacerlo apto como arma; el juicio para seleccionar a aquellos en cuyas manos se hará efectivo; [y] la astucia de difundirla entre ellos.

Lo importante de este tipo de pedagogía es cómo se entiende la responsabilidad como un asunto ético y como un acto estratégico. La responsabilidad no es solo un elemento crucial con respecto a los problemas que abordan los maestros en un aula; también se materializa en sus relaciones con sus colegas, estudiantes, padres y la sociedad en general. La responsabilidad como parte crucial de cualquier práctica pedagógica sugiere proporcionar el tejido conectivo que permite a los estudiantes plantear cuestiones sobre las consecuencias de sus acciones en el mundo y sus comportamientos hacia los demás, y analizar la relación entre el conocimiento y el poder, y los costos sociales. a menudo promulga. El énfasis en la responsabilidad resalta la naturaleza performativa de la pedagogía al plantear preguntas sobre la relación pedagógica que los maestros tienen con los estudiantes.

Aquí es fundamental la importancia de que los educadores alienten a los estudiantes a conectar el conocimiento y la crítica como condición previa para convertirse en un agente de cambio social respaldado por un profundo deseo de superar la injusticia y un compromiso enérgico con la acción social.

No confundamos la educación política con la educación politizadora

La educación política enseña a los estudiantes a tomar riesgos y desafiar a aquellos con poder. Del mismo modo, alienta a los estudiantes y maestros a reflexionar sobre cómo se utiliza el poder en el aula. La educación política propone que el rol del maestro no es consolidar la autoridad, sino cuestionarla e interrogarla, y que los maestros y los estudiantes deben atenuar cualquier dependencia de la autoridad con un sentido de conciencia crítica y una voluntad aguda de responsabilizarla por sus consecuencias. . Además, la educación política pone en primer plano la educación guiada no por los imperativos de la especialización y la profesionalización, sino por objetivos diseñados para ampliar las posibilidades de la democracia. Vincular la educación a los modos de agencia política es, por lo tanto, parte de un proyecto más grande para promover la ciudadanía crítica y abordar el imperativo ético para aliviar el sufrimiento humano.

Por el contrario, politizar la educación se calla en nombre de la ortodoxia y se impone a los estudiantes al tiempo que socava el diálogo, la deliberación y el compromiso crítico. La educación politizante a menudo se basa en una combinación de rectitud propia y pureza ideológica que silencia a los estudiantes al promulgar posiciones «correctas». La autoridad en esta perspectiva rara vez se abre a la autocrítica o, en este caso, a cualquier crítica, especialmente de los estudiantes. La educación politizadora no puede descifrar la distinción entre enseñanza crítica y terrorismo pedagógico. Sus defensores no tienen idea de la diferencia entre fomentar la agencia humana y la responsabilidad social, por un lado, y por otro lado, moldear a los estudiantes defendiendo una posición ideológica incuestionable y aplicándola a través de un guión pedagógico ortodoxo e inquebrantable. En este discurso, la corrección teórica se convierte en un vehículo para silenciar a los estudiantes en nombre de una pedagogía dogmática. La educación politizadora trata más de la formación que de la educación. Alberga un gran disgusto por complicar los problemas, promover el diálogo crítico y generar una cultura de cuestionamiento.

La educación funciona como un sitio crucial de poder en el mundo moderno. Si los maestros están realmente preocupados por salvaguardar la educación, tendrán que tomar en serio cómo funciona la pedagogía a nivel local y global. La pedagogía crítica tiene un papel importante que desempeñar tanto para comprender como para desafiar cómo se despliega, afirma y resiste el poder dentro y fuera de los discursos tradicionales y las esferas culturales. En un contexto local, la pedagogía crítica se convierte en una importante herramienta teórica para comprender las condiciones institucionales que imponen restricciones a la producción de conocimiento, aprendizaje, trabajo académico y democracia en sí misma. La pedagogía crítica también proporciona un discurso para comprometer y desafiar la producción de jerarquías sociales, identidades e ideologías a medida que atraviesan las fronteras locales y nacionales. Adicionalmente,

Si los educadores y otros quieren contrarrestar la mayor capacidad del capitalismo global para separar la esfera tradicional de la política del ahora alcance transnacional del poder, es crucial desarrollar enfoques educativos que rechacen un colapso de la distinción entre las libertades de mercado y las libertades civiles, y un mercado La economía y una sociedad de mercado. La resistencia no comienza con la reforma del capitalismo sino con su abolición.

El capitalismo neoliberal crea la base de lo que he llamado fascismo neoliberal y se hace eco del discurso del sociólogo alemán Max Horkheimer de 1939.que, «Quien no esté preparado para hablar sobre el capitalismo también debe guardar silencio sobre el fascismo». Esto sugiere desarrollar formas de pedagogía crítica capaces de desafiar al neoliberalismo, las diversas tradiciones antidemocráticas y una política fascista en crecimiento. En este caso, la pedagogía crítica se convierte en una práctica política y moral en la lucha por revivir la alfabetización cívica, la cultura cívica y una noción de ciudadanía compartida. La política pierde sus posibilidades emancipadoras si no puede proporcionar la condición educativa para permitir que los estudiantes y otros piensen en contra del grano y donde los estudiantes se den cuenta de que son ciudadanos informados, críticos y comprometidos. No hay una política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiando el sentido común y creando modos de análisis en los que las personas descubren un momento de reconocimiento que les permite repensar las condiciones que dan forma a sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como socióloga Ruth Levitas.señala , el sentido de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo el sentido siempre presente de carencia podría [ser templado]».

Además, los educadores deberían hacer más que crear las condiciones para el pensamiento crítico de sus estudiantes. También deben asumir responsablemente el papel de los educadores cívicos en contextos sociales más amplios y estar dispuestos a compartir sus ideas con otros educadores y con el público en general haciendo uso de las nuevas tecnologías de los medios. Comunicarse a una variedad de audiencias públicas sugiere usar oportunidades para escribir, charlas públicas y entrevistas de medios ofrecidas por la radio, internet, revistas alternativas y enseñar a jóvenes y adultos en escuelas alternativas, por mencionar solo algunos ejemplos. Esos medios de comunicación deben hacerse públicos cruzando esferas y avenidas de expresión que hablan a audiencias más generales en un lenguaje claro, accesible y riguroso. Aprovechando su papel como intelectuales, los educadores pueden abordar el desafío de combinar la erudición y el compromiso utilizando un vocabulario que no es ni aburrido ni obtuso, mientras buscan hablar con una amplia audiencia. Más importante aún, a medida que los docentes se organizan para afirmar la importancia de su papel y el de la educación en una democracia, pueden forjar nuevas alianzas y conexiones para desarrollar movimientos sociales que incluyan y se expandan más allá de trabajar consindicatos .

Desarrollando un discurso de crítica y posibilidad.

Uno de los desafíos más serios que enfrentan maestros, artistas, periodistas, escritores y otros trabajadores culturales es la tarea de desarrollar un discurso de crítica y posibilidad. Esto significa desarrollar discursos y prácticas pedagógicas que conecten leer la palabra con leer el mundo.y hacerlo de una manera que mejore las capacidades creativas de los jóvenes y les brinde las condiciones para que se conviertan en agentes críticos. Al emprender este proyecto, los educadores y otros deberían intentar crear las condiciones que brinden a los estudiantes la oportunidad de convertirse en ciudadanos críticos y comprometidos que tienen el conocimiento y el coraje para luchar para que la desolación y el cinismo no sean convincentes y la esperanza sea práctica. La esperanza en este caso es educativa, alejada de la fantasía de un idealismo que desconoce las limitaciones que enfrenta el sueño de una sociedad democrática radical. La esperanza educada no es un llamado a pasar por alto las condiciones difíciles que dan forma tanto a las escuelas como al orden social más amplio, ni es un plan eliminado de contextos y luchas específicos. De lo contrario,

La esperanza educada proporciona la base para dignificar el trabajo de los maestros; ofrece un conocimiento crítico vinculado al cambio social democrático, afirma responsabilidades compartidas y alienta a los profesores y estudiantes a reconocer la ambivalencia y la incertidumbre como dimensiones fundamentales del aprendizaje. Tal esperanza ofrece la posibilidad de pensar más allá de lo dado. Por difícil que parezca esta tarea para los educadores, si no para un público más amplio, es una lucha que vale la pena librar.

Contra el neoliberalismo, los educadores, los estudiantes y otros ciudadanos preocupados enfrentan la tarea de proporcionar un lenguaje de resistencia y posibilidad, un lenguaje que abraza a un utopismo militante, mientras que está constantemente atento a aquellas fuerzas que buscan convertir esa esperanza en un nuevo eslogan o castigar y Rechazar a los que se atreven a mirar más allá del horizonte de lo dado. El fascismo engendra cinismo y es enemigo de una esperanza militante y social. La esperanza debe ser atenuada por la compleja realidad de los tiempos y vista como un proyecto y condición para proporcionar un sentido de agencia colectiva, oposición, imaginación política y participación comprometida. Sin esperanza, incluso en los tiempos más difíciles, no hay posibilidad de resistencia, disensión y lucha. La agencia es la condición de la lucha, y la esperanza es la condición de la agencia.

La esperanza es el requisito afectivo e intelectual para la lucha individual y social. La esperanza, no la desesperación, es la condición previa que fomenta la crítica por parte de los intelectuales dentro y fuera de la academia que utilizan los recursos de la teoría para abordar problemas sociales apremiantes. La esperanza también está en la raíz del coraje cívico que traduce la crítica en la práctica política. La esperanza, como el deseo de un futuro que ofrezca más que el presente, se vuelve más aguda cuando la vida de uno ya no puede darse por sentado. Solo al mantener tanto la crítica como la esperanza en tales contextos, la resistencia hará concreta la posibilidad de transformar la política en un espacio ético y un acto público. Y un futuro mejor que el que ahora esperamos desplegar requerirá nada menos que enfrentar el flujo de la experiencia cotidiana y el peso del sufrimiento social con la fuerza de la resistencia individual y colectiva y el proyecto interminable de transformación social democrática. Al mismo tiempo, para que la resistencia asuma los desafíos planteados por el surgimiento de una política fascista, tendrá que desarrollar un despertar del deseo. Esta forma de deseo educado está arraigada en el sueño de una conciencia colectiva e imaginación alimentada por la lucha por nuevas formas de comunidad que afirman el valor de la igualdad económica, el contrato social, los valores democráticos y las relaciones sociales. Para que la resistencia pueda enfrentar los desafíos planteados por el surgimiento de una política fascista, tendrá que desarrollar un despertar del deseo. Esta forma de deseo educado está arraigada en el sueño de una conciencia colectiva e imaginación alimentada por la lucha por nuevas formas de comunidad que afirman el valor de la igualdad económica, el contrato social, los valores democráticos y las relaciones sociales. Para que la resistencia pueda enfrentar los desafíos planteados por el surgimiento de una política fascista, tendrá que desarrollar un despertar del deseo. Esta forma de deseo educado está arraigada en el sueño de una conciencia colectiva e imaginación alimentada por la lucha por nuevas formas de comunidad que afirman el valor de la igualdad económica, el contrato social, los valores democráticos y las relaciones sociales.

La lucha actual contra un fascismo naciente en todo el mundo no es solo una lucha por las estructuras económicas o las alturas dominantes del poder corporativo. También es una lucha por las visiones, las ideas, la conciencia y el poder para cambiar la cultura misma. Es también, como señala Hannah Arendt., una lucha contra «un temor generalizado de juzgar». Sin la capacidad de juzgar, se vuelve imposible recuperar palabras que tienen un significado, imaginar mundos alternativos y un futuro que no imite los tiempos oscuros en que vivimos, y crear un lenguaje Eso cambia la forma en que pensamos sobre nosotros mismos y nuestra relación con los demás. Cualquier lucha por un orden socialista democrático radical no tendrá lugar si «las lecciones de nuestro pasado oscuro [no se pueden] aprender y transformar en resoluciones constructivas» y soluciones para luchar y crear una sociedad postcapitalista.

Los progresistas deben formular un nuevo lenguaje, esferas culturales alternativas y nuevas narrativas sobre la libertad, el poder de la lucha colectiva, la empatía, la solidaridad y la promesa de una verdadera democracia socialista. Necesitamos una nueva comprensión de la política, una que se niegue a equiparar capitalismo y democracia, se niegue a normalizar la codicia y la competencia excesiva, y rechace el interés propio como la forma más alta de motivación. Necesitamos un lenguaje, una visión y un entendimiento del poder para habilitar las condiciones en las cuales la educación está vinculada al cambio social y la capacidad para promover la agencia humana a través de los registros de cooperación, compasión, cuidado, amor, igualdad y respeto por la diferencia. La oda del autor Ariel Dorfman a la lucha por el lenguaje y su relación con el poder de la imaginación. La resistencia y la esperanza colectivas ofrecen un recordatorio apropiado de lo que se necesita hacer. Él escribe :

Debemos confiar en que la inteligencia que ha permitido a la humanidad evitar la muerte, hacer avances médicos y de ingeniería, alcanzar las estrellas, construir templos maravillosos y escribir cuentos complejos nos salvará de nuevo. Debemos amamantar la convicción de que podemos usar las gracias suaves de la ciencia y la razón para probar que la verdad no puede ser vencida tan fácilmente. A aquellos que repudiarían la inteligencia, debemos decir: no conquistarán y encontraremos la manera de convencer.

Al final, no hay democracia sin ciudadanos informados y no hay justicia sin un lenguaje crítico de injusticia. Al mismo tiempo, cualquier enfoque crítico de la política fracasará si ignora un imaginario radical que abarca la esperanza social como una mezcla de modos colectivos de resistencia y posibilidades democráticas. La democracia comienza a fracasar y la vida política se empobrece en ausencia de esas esferas públicas vitales, como la educación pública y superior, en la que los valores cívicos, la erudición pública y el compromiso social permiten una comprensión más imaginativa de un futuro que toma en serio las demandas de la justicia. Equidad y coraje cívico. La democracia debe ser una forma de pensar acerca de la educación, una que prospere al conectar la pedagogía con la práctica de la libertad, el aprendizaje a la ética y la agencia a los imperativos de la responsabilidad social y el bien público. En la era del fascismo naciente, no basta con conectar la educación con la defensa de la razón, el juicio informado y la agencia crítica; También debe estar alineado con el poder y potencial de los colectivos.resistencia . Además, es crucial que los centristas, los liberales y los radicales no hagan causa común con el derecho sobre la idea de que las aulas deben estar «libres de política». Podemos vivir en tiempos siniestros, pero el futuro aún está abierto. Ha llegado el momento de desarrollar un lenguaje político y herramientas pedagógicas en las que los valores cívicos, la responsabilidad social y las instituciones que los apoyan se vuelvan centrales para fortalecer y fortalecer una nueva era de imaginación cívica, un sentido renovado de agencia social, lucha colectiva y un apasionado. Sentido de coraje cívico y voluntad política.

Nota: el autor desea agradecer a la Dra. Rania Filippakou por sus comentarios editoriales perspicaces sobre este artículo.

Fuente: https://truthout.org/articles/if-classrooms-are-free-of-politics-the-right-wing-will-grow/

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Ignorancia política, ¿otro fallo del Sistema Educativo?

España / 3 de marzo de 2019 / Autor: Mireia Long / Fuente: Pedagogía Blanca

Pues se acercan elecciones y he visto una entrevista a chicos y chicas de 18 a 20 años en la que les preguntan cosas sobre su intención de voto, la política de cada partido o los nombres de los candidatos.

No se si creer que no han sido elegidas específicamente o si los jóvenes responden con tan poca certeza por los nervios de las cámaras pero muestran una gran ignorancia política, algo que considero que es otro fallo del Sistema Educativo.

El discurso, en general, es bastante superficial y muestra, más que no seguir telediarios (cosa que aplaudo) una enorme falta de educación política. Votan por cuatro consignas, por tradición, no por analizar la trascendencia del voto, el sistema o las propuestas con sus consecuencias.

Yo, estas cosas, las veo como un fracaso del sistema educativo que, se supone, debe atender la educación ciudadana, enseñar Historia y hablar sobre Derechos Humanos, economía, fórmulas de gobierno.

Sus familias, me diréis, son también responsables. Pero es que no podemos evitar que haya personas con nula preparación o ética política y para paliar esas lagunas se supone que está la escolarización obligatoria.

Estos muchachos han estado, al menos, diez años en un centro educativo a diario. Muchos de ellos seguramente más. Y esto es lo que han aprendido sobre el mundo en el que viven.
Si no vemos que algo está fallando y que no podemos permitirnos tener este vacío es que nos merecemos un futuro en el que otros decidirán por nosotros, quizá los mismos que están consiguiendo que la educación sea un simple barniz para ocupar un puesto de trabajo al servicio de los que nos poseen.

Fuente del Artículo:

https://www.pedagogiablanca.net/ignorancia-politica-otro-fallo-del-sistema-educativo/

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 3 de marzo de 2019: hora tras hora (24×24)

3 de marzo de 2019 / Autores: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 3 de marzo de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – El presidente del Consejo Asesor de la OEI reflexiona sobre las reformas educativas en Iberoamérica

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302761

01:00:00 – Radio FAPA. Somos escuela 326. Decreto de convivencia (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302441

02:00:00 – Panamá: Sistema educativo está colapsado

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302765

03:00:00 – El sitio del magisterio (Artículo de Manuel Gil Antón)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302447

04:00:00 – Paraguay: Organizaciones de sociedad civil presentan Observatorio Educativo Ciudadano (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302752

05:00:00 – Entrevista a el docente argentino finalista del premio Nobel de educación +Info (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302630

06:00:00 – Libro: Sistematización de materiales educativos para la prevención del embarazo adolescente, Chile (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302933

07:00:00 – Hilos de Twitter sobre educación que te harán reflexionar (Artículo de Miriam Egea)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302627

08:00:00 – Libro: Nuevos desafíos en educación. Una mirada interdisciplinaria (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302937

09:00:00 – Pedagogías críticas y educación popular – Seminario virtual CLACSO (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302681

10:00:00 – Libro: Educadores con perspectiva transformadora (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302945

11:00:00 – Ecuador: ‘Revolución educativa’ y Educación Popular (Artículo de Rosa María Torres)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302685

12:00:00 – ¿Cuánto cuesta el material escolar en Chile y en otros países de la región?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302916

13:00:00 – El Lado Educativo De Youtube

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302900

14:00:00 – Perú: Solo 6 de 48 lenguas originarias están incluidas en el plan nacional educativo del país

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302910

15:00:00 – Ignorancia política, ¿otro fallo del Sistema Educativo? (Artículo de Mireia Long)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302688

16:00:00 – Argentina: Congreso de Ajedrez educativo y discriminación a las ajedrecistas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302903

17:00:00 – Pablo Poó: “Hay mejores métodos de evaluación que los exámenes tradicionales”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302919

18:00:00 – Nicaragua supera a sus docentes para reforzar sistema educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302768

19:00:00 – Estrategias para impartir clases de forma dinámica (Artículo de Jesús Falcón)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302444

20:00:00 – España: Castellón estrena una nueva edición de la Muestra Internacional de Cine Educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302756

21:00:00 – 30 aniversario de lucha del CNTE (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302633

22:00:00 – Costa Rica: FARO da giro radical a 30 años de evaluación educativa

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302748

23:00:00 – Infografía: El uso de las Redes Sociales como Estrategia Pedagógica

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302928

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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