Costa Rica / 16 de junio de 2019 / Autor: José Solano Alpízar / Fuente: Yo Profesor
El contenido de este libro, ha sido elaborado con el propósito de compartir un conjunto de conocimientos sobre la educación, que se vienen a complementar con los que ustedes han adquirido, como producto de su proceso de formación docente y su propia práctica pedagógica cotidiana.
En este libro, se ofrece una secuencia temática, que busca mostrarla interrelación existente entre la filosofía de la educación, las teorías contemporáneas de la educación y las principales teorías del aprendizaje, que han venido influyendo de una u otra manera en la práctica pedagógica centroamericana; todo ello con el objeto de comprender que la educación se encuentra permeada por lo que se ha planteado en otras disciplinas, pero, sobre todo, para comprender cómo se manifiesta lo planteado por éstas, en el trabajo educativo que realizamos día con día.
El libro está concebido didácticamente, como un material para generar procesos de autoaprendizaje aunque no exclusivamente a partir de sus propias experiencias. En este sentido, busca ser consecuente con una perspectiva de trabajo que cree firmemente en la construcción compartida del conocimiento; entendiendo por tal, aquella experiencia educativa, mediante la cual compartimos nuestros conocimientos, nuestras inquietudes, y nuestras dudas, para realimentarnos cada una y cada uno de nosotros.
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 16 de junio de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – Bolivia: El salario de los profesores subió hasta en 188% en 12 años
06:00:00 – Colección Pedagógica formación inicial de Docentes Centroamericanos de Educación Primaria o Básica. Volumen 2: Educación y Aprendizaje (PDF)
15:00:00 – Las TIC se han convertido en un eje transversal de toda acción formativa : como instrumento facilitador , canal de comunicación y recurso didáctico…
22:00:00 – 1.579 maestros fueron víctimas del conflicto en los últimos 60 años. La fundación Compartir presentó un informe sobre la situación de la docencia rural en Colombia
En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.
Manuel Antonio Fernández es uno de los máximos expertos en neuropediatría a nivel nacional y un maestro de la comunicación. Además, recientemente ha sido votado en la plataforma Doctoralia como el pediatra mejor valorado de España. Con un estilo directo y sencillo, sin dejar nunca de lado la parte más científica, explica a través de su blog, artículos y libros en qué consiste el TDAH. Recientemente en un encuentro con profesores de primaria en ACADEse dirigió a estos para explicar lo que él opina como profesional de la medicina. Y es que en cuestiones de TDAH la coordinación entre profesores, familia y neuropediatras es vital para detectar y tratar el trastorno.
Las escuelas infantiles y de primaria, claves en la detección precoz
Por norma general es en primaria cuando se comienzan a detectar los primeros signos de alarma. ¿Son los profesores quienes dan el primer aviso? Es decir, ¿están lo suficientemente preparados? Manuel Antonio Fernández considera que ‘la realidad que me encuentro cada día en la consulta dice que la situación es muy variable. Hay familias a las que el primer aviso de signos de alarma de autismo o signos de alarma de TEA se los da el colegio, pero en la mayoría de los casos, la sospecha surge en casa directamente de los padres’. Además, añade, ‘si tenemos en cuenta que la mayoría de los casos empiezan a mostrar conductas sospechosas alrededor de los 18 meses y que la inmensa mayoría muestra síntomas significativos antes de los 6 años, sería importante formar adecuadamente a los maestros de primaria para que puedan ayudar a las familias en la detección de este tipo de casos cuando aún no se ha hecho’, reclama.
El porcentaje de pacientes que llega a la consulta pensando que su hijo tiene algo porque han sido advertidos en el colegio es bastante significativo. Alrededor de un 20-25% de los casos llegan tras de la voz de alarma en la escuela. ‘Lamentablemente el sistema y la dinámica de trabajo diario en los centros educativos de nuestro país -sostiene el experto- dificulta la detección precoz a través de esta vía de problemas como el TDAH (Déficit de atención, hiperactividad…), la dislexia, las altas capacidades,el autismo… A esto le unimos que la figura del maestro o del profesor ha sufrido mucho y se ha degradado socialmente como referente, lo que conlleva que los padres no valoren adecuadamente la opinión de los mismos. En muchos casos, ante la duda, dejan dar su opinión para evitar conflictos con los padres que niegan la existencia de algún problema’.
Profesores en infantil y primaria, mejor formados
Para el neuropediatra sería fundamental que ‘los maestros y los profesores de primaria fueran formados en la detección de problemas de aprendizaje y trastornos del neuro-desarrollo ya que después del entorno familiar -explica- el escolar es en el que los niños pasan más tiempo de su día a día y el hecho de estar con otros niños de su misma edad facilita la comparación. Dado que contamos con un 25% de fracaso escolar en nuestro país y que la inmensa mayoría depende de este tipo de dificultades, podemos imaginar la repercusión de una mejor y más temprana detección de estos casos’.
Ratio de alumnos con TDAH
Según las estadísticas que se encuentran en los estudios realizados en diferentes países, también en España, la frecuencia del TDAH entre niños de 6 a 14 años es de un 6-7% aproximadamente. ‘Esto supone una media de 1,4 alumnos por clase de 25 alumnos. O lo que es lo mismo, en cada clase encontraremos al menos un niño con TDAH y en algunos casos habrá 2’, explica el neuropediatra. Además, añade, ‘si pensamos en un colegio de primaria con dos líneas equivalentes a 50 alumnos por curso desde 1º a 6º, encontraremos entre 12 y 18 alumnos con TDAH. Todo profesor va a trabajar con este tipo de niños cada día de su vida profesional’, advierte.
Los centros de educación, poco preparados para atender a los TDAH
Aunque suene un tanto negativo, la verdad es que no están preparados en opinión del experto. ‘En nuestro país se han hecho grandes inversiones en educación en los últimos años y décadas, pero en aspectos principalmente técnicos y tecnológicos. Las aulas cuentan con pizarras digitales, proyectores láser y demás, pero el número y la formación de los orientadores educativos, así como del personal de apoyo es insuficiente. Tampoco contamos con programas generales de detección e intervención para niños con necesidades educativas especiales que sean realmente útiles y den como resultado una disminución de las cifras de fracaso y abandono escolar precoz’, reclama.
Necesidades específicas para los TDAH
La realidad es que la gran mayoría de las necesidades educativas especiales que puede tener un niño con TDAH son relativamente sencillas de cubrir algo con lo que está de acuerdo el experto: ‘Especialmente si tenemos en cuenta que son medidas que benefician a todos los niños del aula aunque no tengan TDAH. La cuestión es que, si un niño con TDAH no cuenta con ellas, tiene las cosas mucho más complicadas mientras que los demás, no sufren especialmente’, argumenta.
Son medidas orientadas a estimular la motivación dentro del aula, favorecer la participación activa,organizarla materia a impartir, usar refuerzos visuales, dividir las actividades en tareas más sencillas y de menor duración, favorecer al movimiento cuando sea necesario… Cosas que, desde una perspectiva pedagógica, son básicas y como digo, relativamente sencillas de poner en marcha.
Desmontando mitos: No hay ahora más niños TDAH que nunca
Antes había los mismos niños con TDAH que ahora, pero nadie los detectaba y se catalogaban habitualmente como torpes o vagos. ‘Se han solido definir como un niño «que no vale para estudiar». La pena es que, en nuestra época, aún ocurre esto con mucha más frecuencia de la que podemos imaginar y, por lo tanto, se quedan sin detectar muchos casos. Son 1 de cada 3 niños con TDAH está diagnosticado actualmente según los estudios que se han realizado en diferentes zonas de España en los últimos años. Para que luego digan que esto del TDAH es una moda y se están diagnosticando demasiados niños’, sostiene.
Escuela pública versus escuela privada. ¿Quién está mejor preparada?
El experto se muestra igual de pesimista para ambos casos: ‘No hay una diferencia significativa en función del tipo de educación que vayamos a analizar. Al no haber estrategias específicas, la situación de cada caso queda en manos del tutor de turno, del claustro de profesores o del equipo directivo del centro. Cada uno en la medida de su formación y capacidad, acaba haciendo lo que puede. Precisamente por esto, es fundamental la formación a los profesionales educativos desde una perspectiva médica y científica que complemente la pedagógica’, explica.
Las madres, principales voces de la primera alarma
El experto considera que la madre es fundamental en la detección de los primeros síntomas del TDAH: ‘Efectivamente, la intuición de una madre se basa en la experiencia de convivencia y trabajo diario con su hijo en el día a día. Todo el mundo puede equivocarse, pero suelen acertar. Si una madre viene porque le han dicho que su hijo parece autista, pero ella cree que no lo es, investigo. Igual si es en el sentido contrario. La realidad es que, en casi todos los casos, llevan razón y lo que debo yo hacer como profesional es explicarle la situación y el porqué de las conductas de su hijo. Tengamos confianza en las madres porque son las que más interés tienen en saber lo que les pasa a sus hijos y así, poder ayudar’, concluye.
Los alumnos de primero a cuarto de primaria reciben menos horas de matemáticas y lengua. La OCDE ya prepara una evaluación de nuevas competencias emocionales
Allí, todas las aulas están en una sola planta, dentro de pequeños bloques que se comunican con pasillos al aire libre, como un pueblo en miniatura. De fondo, se ve la montaña y las plataneras. En una clase de tercero, hablan en corro sobre el síndrome de Down, ese día todos llevan un calcetín de cada color para simbolizar lo diferente. La profesora les pregunta si saben qué es la trisomía, habla de parejas de cromosomas y de algunos niños que tienen, además, un trío. Sus rasgos y su forma de sentir son más pronunciados, detalla. Uno de los alumnos la interrumpe: “Borja también es diferente”. Uno de los niños, bastante más alto que los demás —les saca dos años— y con unas lentes de aumento, levanta la cabeza, están hablando de él. “Borja —continúa la maestra— tiene un retraso en el aprendizaje y por eso aprende más lento que los demás, ¿verdad Borja?”, le lanza. En este centro educativo ya no hay tabúes, todo se habla, sin excepción.
Este es el quinto año que Canarias imparte la asignatura Emocrea (Educación Emocional y para la Creatividad), una decisión que al principio resultó polémica al tratarse de la sexta autonomía con el mayor índice de abandono escolar, un 20,9% en 2018 frente al 17,9% de la media de España (lejos todavía del 10,6% de media de los países de la UE). Eso supone que uno de cada cinco canarios de 18 a 24 años no tiene más estudios que la ESO.
La aprobación de la Lomce por el PP en 2013, dio a las comunidades autónomas la posibilidad de incluir en sus programas académicos asignaturas de libre configuración. El Gobierno de las islas, en ese momento formado por Coalición Canaria y el PSOE, decidió destinar dos sesiones de 45 minutos a educación emocional y, para ello, restaron una hora de Matemáticas a los alumnos de 1º y 3º de Primaria, y una hora de Lengua a los de 2º y 4º. “La tradición más academicista sostiene que hay de destinar más tiempo a Matemáticas y Lengua, pero nosotros decidimos quitárselo para no marginar a las materias más humanísticas, como Música, Plástica o deportes. El profesorado nos ha acabado dando la razón”, explica Antonio Gómez, técnico de la Consejería de Educación encargado de la supervisión del programa.
Solo dos países de la UE imparten educación emocional como materia obligatoria: Reino Unido y Malta. La OCDE ya está trabajando en esa línea y desarrollando un nuevo marco para evaluar a los alumnos no solo en matemáticas y comprensión lectora, sino en habilidades sociales. Es lo que llaman Global Competences. “Hay una base científica muy fuerte sobre la relación entre la capacidad para aprender y el estado emocional. Lo que más importa es que se haga un cambio de mirada y se tenga en cuenta cómo sienten los chicos. Hemos centrado la educación en los contenidos durante demasiados años”, explica Verónica Boix, investigadora de Project Zero de la Escuela de Educación de la Universidad de Harvard, donde cerca de 40 expertos desarrollan nuevas metodologías de innovación.
“Ahora vivimos en un mundo mucho más complejo, con emociones más difíciles. El tema de la inmigración, por ejemplo, genera respuestas emocionales fuertes: temor, inseguridad… no lo podemos desvincular de la educación”, señala Boix, que forma parte del equipo que desarrolla el sistema de medición de la OCDE. El currículum debe incluir dos nuevos retos: “cultivar el potencial del ser humano”, en referencia a la capacidad social, intelectual, moral y ética, y dar valor a las relaciones personales, cómo nos comunicamos con los demás. “Hay que enseñar a los niños a indagar, por qué se sienten así, poner nombre a sus emociones, reconocer y aceptar sensaciones que no siempre son agradables”, continúa Boix.
Precisamente, la nueva herramienta de la OCDE —en fase de prueba y aún sin fecha para su lanzamiento oficial— busca analizar cómo los alumnos toman perspectiva sobre temas globales como el cambio climático, cómo entienden las posturas de otros y cómo consideran la posibilidad de pasar a la acción. “En todo eso juega un papel el control de las emociones”, añade Boix.
Los fenómenos globales tienen un impacto emocional sobre los niños y las escuelas deben acompañarles. En una investigación en 500 colegios de Estados Unidos conducida por John Rogers, profesor de Educación de la Universidad de California, se demostró que los estudiantes no son “inmunes” a los discursos políticos de odio. “El clima del país llega a los niños en forma de agresión a los compañeros migrantes, incapacidad de dialogar a través de las diferencias… la agresividad de la era Trump también se cuela en las escuelas y hay que tratarla desde la emoción”, sostiene Boix.
El trabajo debe empezar por la formación de los docentes. En un estudio de uno de los equipos de Project Zero en Los Ángeles, se vio que los profesores suelen tener reacciones autoritarias o agresivas hacia alumnos de clases socioeconómicas más bajas.
La idea del nuevo currículum de Canarias fue de Antonio Rodríguez, profesor de Psicología de la Educación de la Universidad de La Laguna (Tenerife). En los noventa, centró una de sus investigaciones en comparar la psicología del niño canario con la del resto de autonomías. “Históricamente, hemos sido una de las regiones con la tasa más alta de analfabetismo, eso influye en la autoestima de los estudiantes y en cómo ven sus posibilidades de futuro”. Los resultados de las pruebas a más de 2.500 chavales de diferentes autonomías confirmaron la tendencia canaria a “autodevaluarse”. “La fragmentación de las diferentes islas y la desconexión son factores que afectan”, dice Rodríguez. Años más tarde, él y su equipo desarrollaron junto a un comité de maestras, las líneas de educación emocional y los parámetros para evaluar esas competencias.
Una revisión de 500 estudios internacionales publicados sobre el tema ha confirmado que esos programas mejoran un 13% el rendimiento académico. De momento, en Canarias no lo han medido porque tienen que esperar a que la primera generación de alumnos llegue a sexto de primaria. La parte emocional sí la evalúan cada año, con cuestionarios a los estudiantes y profesores. Preguntas como: “Cuando sientes ira hacia un compañero por coger algún material tuyo sin permiso, ¿cómo reaccionas?”, o “al llegar a casa, ¿tu familia te recibe con un abrazo?”. “Aprenden a reconocer las señales que emite el cuerpo, a descifrar los códigos corporales asociados a estados emocionales. Entienden que la frase ‘no estoy gritando, yo hablo así’, ya no sirve”, apunta Rodríguez, que acaba de lanzar su libro Educaemoción: la escuela del corazón (Santillana), una guía para docentes con 100 actividades. Se les enseña que tienen derecho a enfadarse, pero que hay límites, no pueden gritar o pegar a un compañero. Que la emoción siempre tiene un efecto sobre su conducta y que antes de actuar, hay que parar y respirar.
“El sistema límbico, la parte del cerebro que se encarga de las emociones, tiene una respuesta automática. Con entrenamiento, se aprende a gestionarla, y cuanto más pequeño se es, más potencial de cambio”, señala Rodríguez. Los indicadores muestran una mejora de todas esas habilidades. En el colegio La Laguna, de Los Llanos, afirman que previene el bullying. “No podemos decir que son cosas de niños, tienen que ganar confianza en sí mismos para decir ‘no me gusta que me llames así’ o ‘no me gusta que me toques la cabeza de esa forma”, dice Mónica Viña, directora del centro. Echando a los alumnos de clase no se soluciona nada, defiende, porque no sabrán por qué se han comportado así ni cómo frenarlo. La asignatura de educación emocional es la única en la que el alumnado puede estar en silencio y no intervenir si no se siente a gusto ese día. “Ellos deciden”.
PRIMERO, LOS PROFESORES GESTIONAN SUS «HERIDAS EMOCIONALES»
El Gobierno de Canarias recomienda, en su orden de inclusión de la nueva asignatura, que la impartan las tutoras de cada curso de primaria. En los últimos cinco años, han formado a 1.189 docentes (de un total de 7.881). En la Universidad de La Laguna, para los estudiantes de Magisterio ya es una asignatura opcional. «Hacemos dinámicas para gestionar nuestras heridas emocionales, primero tenemos que solucionar lo nuestro, y luego ya pensar en ayudar a los alumnos», cuenta Alejando Dayekh, estudiante de 3º. Cree que forma parte de una nueva generación de maestros que ya no cree en la hegemonía de las «materias duras», que ya no sigue los estereotipos emocionales de género y que defiende que en clase cualquiera puede romper a llorar. «No hay que ser psicólogo para impartir esta asignatura, sino estar dispuesto a hablar de tu mundo interior y del de los otros», opina Rosi Marrero, profesora del colegio público Las Mantecas, en Tenerife.
Además de la experiencia de Canarias, donde el abandono escolar ha bajado del 27,5% de 2013 al 20,9% de 2018, otros 320 colegios (50% públicos, 35% concertados y 15% privados) españoles han participado en un programa voluntario ofrecido por la Fundación Botín, que desde 2006 ha analizado la inclusión de la educación emocional en 24 países. «Creemos que no basta con un solo profesor, se tiene que implicar todo el centro, y la materia debe ser transversal», indica Javier García, director del programa Educación Responsable de la fundación. Se inspiraron en modelos como el de Sudáfrica, donde tratan el conflicto racial a través de habilidades emocionales.
En estos años han formado a más 8.000 docentes españoles, y los alumnos de 1º de infantil a 4º de ESO que han probado sus herramientas en clase (más de 500 para los diferentes niveles) han mejorado 12 puntos en identificación emocional —que les permite saber por qué se sienten de una determinada manera— y más de 25 puntos en creatividad. Ahora están desarrollando junto a un comité de expertos de la Universidad de Málaga y la de Cantabria, un sistema de evaluación con 10 variables, entre ellas, una que mide la capacidad de desbloquear emociones a través del arte, y en ese punto están colaborando con el Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale. «La educación en España se ha centrado en el ámbito cognitivo: Lengua, Historia y Matemáticas. Hay que ser capaz de responder a los retos que plantea la vida. Estamos pasando página», apunta García.
¿Cómo debe preparar un país a sus niños para el futuro?
No basta con enseñarles lengua, matemáticas o robótica. Hay otra habilidad tan fundamental para la vida que también debe aprenderse en la escuela: comprender y manejar las emociones.
Ésa es la premisa de una colaboración pionera entre España y América Latina que está impartiendo a miles de niños en Uruguay herramientas de inteligencia emocional.
«Para los trabajos del futuro se requieren habilidades de toma de decisiones, de negociación, de superar obstáculos, de manejar crisis y de reinvertarse a uno mismo, porque las organizaciones que existen hoy no van a existir en 10 años», señaló a BBC Mundo Ilan Bajarlia, fundador de la Asociación Civil Emocionarte, una «sociedad de personas voluntarias influyentes en diferentes ámbitos interesadas en mejorar la educación».
«Te puede haber ido muy bien en la universidad. Pero de qué te sirve si luego fracasás en un trabajo y no tenés la capacidad de seguir adelante porque te frustrás o tenés problemas de autoestima», agregó Bajarlia.
10.000 alumnos
Bajarlia fue quien llevó a Uruguay inicialmente el programa «Educación Responsable» de la Fundación Botín de España.
El programa, que comenzó hace más de una década, ya ha extendido sus herramientas de inteligencia emocional a cerca de 300 colegios españoles.
El impacto del programa español fue evaluado por la Universidad de Cantabria desde 2006 a 2011, y se encontró que mejora la asertividad y el manejo del estrés, disminuye tanto la ansiedad como los comportamientos violentos y mejora el rendimiento académico.
Expertos de la Fundación Botín han venido formando docentes en Uruguay desde hace cuatro años.
Y hace dos años comenzó a participar en los talleres el Plan Ceibal, el plan estatal que convirtió a Uruguay hace más de una década en el primer país del mundo en dar una laptop a cada alumno en las escuelas públicas, y desde entonces ha sido líder en innovación educativa.
En total, la Fundación Botín ha formado unos 1.000 docentes uruguayos y el año pasado comenzó a realizar sus primeros talleres en Chile.
El programa de educación emocional está alcanzando este año a unos 10.000 alumnos de Uruguay en 40 escuelas y liceos tanto privados como públicos (16 a través del Plan Ceibal y el resto a través de Emocionarte).
Qué es inteligencia emocional
«La inteligencia emocional abarca toda una serie de habilidades que tiene que ver con la capacidad para motivarse a sí mismo, identificar las emociones, comprenderlas y manejarlas de una manera positiva«, explicó a BBC Mundo Adriana Yépez, una de las expertas de la Fundación Botín que ha venido formando docentes.
«Tiene que ver con una comunicación positiva con mayor empatía, con cómo conectar con los otros con escucha activa, con tener un nivel de autoafirmación y poder decir lo que pienso de una manera respetuosa».
«En la escucha activa escuchamos con todo nuestro ser, dejando de lado los pensamientos y centrándonos en la persona y en lo que está compartiendo con nosotros. Esto se tiene que reflejar en nuestra mirada y en nuestro lenguaje no verbal y verbal».
Yépez señala que parte del aprendizaje es reconocer que no hay emociones buenas y malas.
Los niños aprenden a identificar lo que sienten, y si sienten miedo, por ejemplo, antes de hacer una presentación en clase, trabajan pensamientos positivos y ejercicios de respiración para tranquilizarse.
«También buscamos que aprendan a reconocer esas emociones en sus compañeros, y puedan decir, este amigo está triste, me puedo acercar acercar a él y preguntarle qué le pasa».
Cómo se enseña en la práctica
En los talleres a docentes, Yépez enseña diferentes recursos vinculados con las artes.
Cada recurso tiene tres etapas que marcan pasos diferentes en el proceso de aprendizaje.
En uno de los recursos, por ejemplo, se pide a los niños que lleven una prenda que sea significativa y expliquen en clase lo que significa para ellos.
«Uno llevó un trapito, tenía miedo en las noches y dormía con ese trapito, otro llevó la camiseta de un primo que había fallecido, y otro la camiseta de su equipo favorito«, relató Yépez.
El segundo paso es conocer la exposición de un artista que trabaja con textiles.
Y por último, los niños, en su rol de artistas, trabajan en equipo.
«Finalizan el recurso con una obra creativa, por ejemplo, haciendo un telar que une todos sus trozos de tela».
Empatía
Yépez pone a disposición de los docentes cientos de actividades específicas en el sitio fundacionbotin.org, para trabajar la empatía.
Los niños más pequeños, por ejemplo, ven un video llamado «lo mío es tuyo», en el que dos niños abren sus bandejas para merendar, pero un niño no tiene nada, mientras que otro tiene un sándwich.
«Cuando ven el video sirve para un diálogo muy bueno, si a ellos les hubiera pasado, ¿habrían compartido?», señaló Yépez.
En el caso de los adolescentes, los alumnos asisten a trozos de películas o anuncios publicitarios en los que se ve a un chico que quiere integrarse, pero le dejan de lado.
«El video les sirve para conectar con situaciones similares que han vivido, y en la clase se genera un espacio de confianza para dialogar».
Por qué se sumó el Plan Ceibal
La dimensión afectiva es clave en el aprendizaje, señaló a BBC Mundo Martín Rebour, gerente de formación del Plan Ceibal.
«Si aprender matemática me genera ansiedad, o tengo miedo a equivocarme porque una vez me equivoqué y un docente me señaló o mis padres se rieron, eso afectará mi aprendizaje».
Rebour afirmó que diferentes investigaciones en Uruguay apuntan a un problema de «baja tolerancia a la frustración«.
«Por ejemplo, me enfrento a un material que no entiendo y ya me frustré y no persevero, en lugar de preguntar al docente o a un compañero o buscar otro material».
«O un niño se molesta con un compañero, y en lugar de decirle, ‘mirá, me molestaste’, va y le pega».
El Plan Ceibal integra una iniciativa de colaboración internacional llamada Red Global de Aprendizajes, que pone énfasis no solo en la integración de nuevas tecnologías y herramientas de aprendizaje, sino en cómo los niños aprenden.
«Trabajamos en seis competencias: pensamiento crítico, comunicación, trabajo colaborativo, creatividad, ciudadanía y carácter», explicó Rebour.
Y en el carácter entran las habilidades de inteligencia emocional que tienen que ver con la autoregulación y la tenacidad.
Ciudadanos integrales
La idea en esencia, según Martín Rebour, es escalar en el futuro la enseñanza emocional a todos los colegios públicos en Uruguay.
«Lo que queremos son ciudadanos integrales», explicó el gerente de formación del Plan Ceibal.
«Queremos ciudadanos que puedan dar respuesta a los desafíos de su propia vida y de la sociedad, pensar con otros y pensarse a si mismos de una manera crítica, que sean creativos y que puedan comprometerse en cuestiones vinculadas a la ciudadanía, como el cambio climático».
Para Ilan Bajarlia, es esencial que los niños aprendan a comprender sus emociones, a resolver las cosas conversando, a mejorar su autoestima y a relacionarse con empatía.
«Imagínate a largo plazo una sociedad que siente en todos los niños desde chiquitos esas bases de inteligencia emocional», señaló Bajarlia.
A lo largo del periodo de escolarización, además del aprendizaje propio del aula, los niños deberán hacer frente a importantes cambios que afectarán a sus relaciones sociales y a la formación de amistades, estos cambios suponen un reto en el que los escolares deberán afrontar los diferentes desafíos con mayor independencia que durante la infancia temprana en la que los padres y cuidadores estructuran la mayor parte de las actividades diarias. En el ambiente escolar sedesarrollan actividades de grupo que precisan una mayor destreza para desenvolverse en el entorno social y, por otro lado, se espera el dominio dehabilidades que implican autonomía dentro del aula. Sin duda, algunos de nuestros alumnos van a necesitar apoyo frecuente para gestionar adecuadamente las situaciones con las que se van a encontrar en su entorno escolar.
Atender con eficiencia a un alumnado heterogéneo supone un importante desafío para la comunidad educativa que requiere de una dotación de recursos y estrategias adecuados con los que poder ofrecer una respuesta pedagógica adaptada y al mismo tiempo un nivel optimo de intervención.
(…)
En resumen, la atención educativa a las necesidades específicas de los escolares con TEA requiere una individualización de los procesos de enseñanza-aprendizaje, teniendo en cuenta no solo la adaptación del currículo sino también la valoración y adecuación del contexto, procurando un proceso flexible y eficiente que facilite la adaptación del alumnado.
El propósito de esta guía es aportar un instrumento útil y sencillo que permita conocer las características delos niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista y proporcione estrategias aplicadas al entorno educativo que contribuyan a su desarrollo favoreciendo su integración.
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