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Mirta Lojo: «La educación sexual y afectiva en las escuelas se hace tarde y mal»

España, Barcelona/16 mayo 2016/Autor: Mauricio Bernal/Fuente: El Periódico Sociedad

Psicopedagoga y doctora en Ciencias de la Educación, Mirta Lojo (1953, Avellaneda, Argentina) coordina el programa Red de Escuelas e Institutos para la Igualdad y la No-Discriminación del Ayuntamiento de Barcelona, uno de cuyos ejes es la educación afectiva y sexual. Lojo es demoledora en su visión de la educación sexual que se imparte actualmente en las escuelas: “Se hace tarde y se hace mal”, dice.

Empecemos. Pornografía. ¿Cree que la facilidad de acceso está determinando la educación sexual de los adolescentes? Yo lo que creo es que si es solo hasta la adolescencia que empezamos a hablar de educación sexual y afectiva, es que hemos perdido mucho tiempo. ¿Sabe cuándo se empiezan a trabajar estos temas? Cuando aparece el riesgo de embarazos no deseados. Como si antes no hubiera pasado nada, como si antes no hubiera sexualidad.

¿A eso se refiere cuando dice que empieza tarde? Imagínese: de golpe, fuera de contexto, les enseñas a los alumnos cómo se ha de poner un preservativo. No: la sexualidad está presente durante toda la vida de una persona, y esto en educación no se puede obviar. Por ejemplo, no es raro que en párvulos las maestras se encuentren con niños que se masturban. Es habitual.

¿Es entonces cuando hay que empezar la educación sexual? ¿En párvulos? Educación afectiva y sexual. Hay que llamarla así porque lo afectivo es muy importante. Y sí, hay que empezar  a trabajar desde las primeras edades. El valor de las caricias, el placer que provocan las caricias deseadas, el contacto humano, la relación con el propio cuerpo, el reconocimiento de lo que te gusta y de lo que no: todo eso debería formar parte de la educación afectiva y sexual de los pequeños. Nada de eso está recogido en los currículos, pero sé de maestras que lo hacen.

Mucho antes de que los chicos vean su primera escena pornográfica. A eso me refiero. Es importante esta educación desde primera edad para que sepan, para que tengan unos principios, unos valores que hagan que el porno quede en el campo de lo anecdótico, que es donde debe estar. Por curiosidad se accede a muchas cosas, pero lo que no se debe permitir es que la educación sexual que reciben los jóvenes sean esas imágenes. No solo por las imágenes en sí, sino por lo que simbolizan.

¿A qué se refiere, exactamente? Me refiero a que el porno reproduce las relaciones de poder social: el hombre tiene el papel dominante y la mujer tiene el papel sumiso. Además, el porno representa unas relaciones sexuales totalmente genitalizadas que olvidan el valor del erotismo. En resumen: es una caricatura estereotipada de lo que puede ser una relación sexual con otra persona.

¿Cómo debería abordarse con los niños pequeños el tema afectivo, el tema sexual? Bueno, por ejemplo trabajando la relación con el cuerpo, con el propio cuerpo. Y hablando, pero no hablando de ‘sexualidad’: hablando del cuerpo, de las sensaciones que tienes con tu cuerpo, de tus sentimientos… La terminología se introduce a medida que se avanza en el conocimiento del tema y según la respuesta de las criaturas. Siempre, eso sí, teniendo muy claro que no debe haber tabús.

No deben existir muchos recursos escolares para eso. Hay pocos, pero los hay. Hay un libro, por ejemplo, ‘Pessigolles’, que habla de la masturbación infantil, y que lo hace de una manera nada truculenta, y permite abordar muy bien el tema. O un libro que se llama ‘Lilith’, que habla de la menstruación, un tema reprimido y menospreciado en educación. Hay que tener en cuenta que cuanto más pequeños son los alumnos, más fácil es hablar con ellos.

¿Qué es lo importante? ¿Qué se les debe transmitir? En términos generales, creo que con los niños hay que trabajar desde muy temprano la relación con uno mismo y con el otro.

¿Por qué? Porque si yo carezco de los mecanismos para protegerme yo mismo, y si no pienso en las necesidades del otro, todo eso inevitablemente va a pasar factura en mis relaciones afectivas y sexuales. La educación sexual y afectiva no es algo al margen de la educación de una persona, es parte integral.

Por lo tanto, empezar a hacerlo a los 15 años es empezar tarde. Claro. A los 15 años ya hay una representación del mundo bastante construida.

Una representación que podría incluir la pornografía como algo no anecdótico. Exacto. Necesitamos jóvenes que tengan las herramientas intelectuales y afectivas para poner en tela de juicio las cosas: el porno, por ejemplo, o por ejemplo la publicidad, que también perpetúa las relaciones de poder social. Si yo no sé nada de un tema, y como ocurre con el porno, tengo la posibilidad de acceder con mucha facilidad, la información que tendré sobre este tema serán solo estas imágenes que circulan por internet, porque no tengo con qué contrastarlas.

Fuente:

http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/entrevista-mirta-lojo-psicopedagoga-educacion-sexual-afectiva-pornografia-5135411

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Más educación sexual necesaria para los jóvenes de Malasia.

Asia/Malasia/Mayo 2016/Autor: Sin Chew/Fuente:http://www.mysinchew.com/

Hay habitaciones de mejora para los jóvenes de Malasia sobre educación sexual, revela a través de la encuesta de Malasia Juvenil Sexual y Salud Reproductiva (SSR).

35% de los encuestados no creen que las mujeres podrían quedar embarazada en la primera relación sexual y cuando se le preguntó si el embarazo podría evitarse de pie durante las relaciones sexuales, 51% mujeres y 20% de los hombres encuestados

El 19% de los encuestados protección es mejor cuando se usan dos condones, el 11% de los encuestados que son sexualmente activas tenían enfermedades sexuales y cerca de una cuarta parte (24%) no buscar tratamiento.

1071 jóvenes de Malasia aged18 al 29 respondieron a la encuesta, de un 85% de los encuestados de 19 a 23; 516 hombres encuestados (48,2%) y 555 mujeres encuestadas (51,8%). 445 encuestados eran chinos (41,5%), 502 bumiputras (47%), 101 encuestados eran indios y 23 encuestados son jóvenes de otras razas.

La encuesta se llevó a cabo a nivel nacional por la perspectiva estrategias con el apoyo de Durex Malasia y Mujer, la Familia y el viceministro de Desarrollo Comunitario Datin Paduka Chew Mei Fun estuvo presente en el lanzamiento. El estudio se centró en cinco áreas clave: educación en SSR, el conocimiento del embarazo, enfermedades de transmisión sexual de sensibilización, conocimiento anticonceptivos, el sexo y las relaciones.

Chew dijo que el resultado de la encuesta podría ayudar a las partes interesadas relevantes para discutir las medidas pertinentes para la educación de SSR.

«Es muy importante proporcionar el conocimiento SSR correcta para la juventud para evitar las relaciones sexuales prematrimoniales, y de acuerdo con la encuesta realizada por el Departamento de Población y Planificación Familiar (LPPKN), solamente con suficiente SSR podría ayudar a prevenir la temprana edad sexual actividades o relaciones sexuales antes del matrimonio. «, dijo.

Dijo LPPKN ha lanzado la salud reproducción y por supuesto la educación social (PEKERTI) en ciertas escuelas y programa de entrenamiento de servicio nacional desde el año 2012. Y a partir de 2014, PEKERTI se puso en marcha en la escuela primaria de orientación y la forma de seis 3 estudiantes, su departamento continuará revisando e improvisar el programa.

«El Departamento de la Mujer también ha establecido un total de 14 kafe @ TEEN, un centro integral, que brinde orientación en SSR para los jóvenes de entre 13 y 24. El año pasado, un total de 2.712 jóvenes se ha beneficiado del proyecto, entre 1843 ellos se proporcionaron asesoramiento. En el total de 6374 eventos fueron organizados y se pusieron en marcha campañas de concienciación 92,135 «.

Reckitt Beckinser Malasia y Singapur director de marketing Matias Caride dijeron que es pertinente para promover la salud sexual y reproductiva, especialmente cuando Malasia está caminando hacia el 2020 la primera visión nación del mundo, hay una necesidad de ayudar y animar a la juventud de Malasia para entender sus órganos sexuales y de reproducción.
«Nos espero que el estudio podría servir de base para los tomadores de decisiones, organizaciones no gubernamentales y el sector privado para colaborar en este tema «.

Dijo, Durex Malasia ha estado promoviendo #SomebodyLikeMe Choose2Protect, una campaña de sensibilización a cargo de la promoción de diálogos abiertos y veraces. La campaña, lanzada entre 2013 y 2015, con el apoyo de la Organización de la Mujer de la Ayuda (WAO), Federación de Asociación de Salud Reproductiva, Malasia (FRHAM) y AISEC, Malasia.

El total de Malasia Encuesta de Salud sexual y reproductiva para jóvenes podría acceder en: http://www.durex.com.my

Fuente: http://www.mysinchew.com/node/114114?tid=4

Imagen: http://www.mysinchew.com/files/CMF_0.jpg

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Alemania ofrece la educación sexual desembarazada y condescendiente para los inmigrantes.

Europa/Alemania/17.05.2016/Autor:Jill Petzinge/Fuente:http://qz.com/

Cuando el Centro del gobierno alemán de Educación de la Salud puso en marcha un sitio web a principios de este año para explicar los diversos aspectos de las relaciones sexuales, la salud y las normas de algunos de los residentes más nuevos del país, el momento era lamentable.
Sólo unas semanas antes, cientos de mujeres que habían sido atacadas sexualmente en Colonia en la víspera de Año Nuevo por hombres que describieron como «Norte de África» o «árabe» buscando. El sitio web parecía un condescendiente, incluso racista-reacción.
El gobierno se defendió, argumentando que el sitio había sido creado para apoyar a los consejeros y los médicos que asesoran a los migrantes mucho antes de la llegada masiva de refugiados comenzó el año pasado.
» Zanzu-Mi Cuerpo de palabras e imágenes » se divide en secciones como la planificación familiar y el embarazo, las relaciones y los sentimientos, derechos y leyes. Algunas partes son bastante condescendiente: explicar cómo lavar los genitales propios, cómo el cuerpo de todo el mundo se ve diferente, y lo que significa la virginidad.

También es muy gráfico en sus representaciones de las posiciones sexuales y permutaciones-muy acorde actitud desembarazada de Alemania de sexo en general. «El hombre puede estar en la cima de la mujer, la mujer encima del hombre o el hombre detrás de la mujer», se explica. También cuenta con secciones sobre las enfermedades de transmisión sexual, los juegos previos y cómo usar un condón.

(Zanzu)
Alemania se enfrenta a la enorme tarea de la integración de miles de personas de culturas donde la homosexualidad es ilegal o la violencia contra la mujer no es considerada como un crimen, y el sitio realiza una función útil en términos de explicar las leyes de Alemania y ofreciendo consejo para aquellos que sufren de abuso.
Sin embargo, ha causado una oleada de controversia también. «Zansu es una iniciativa alemana proporcionar educación sexual a los refugiados. Muy deficiente en el lenguaje de los derechos «, dijo una persona en Twitter.
Heinz-Jürgen Voss, un científico de sexo en la Universidad de Merseburg, dijo al Washington Post que era «racista» asumir que los sirios e iraquíes fueron menos instruidos que los alemanes cuando se trata de sexo.
Y, como de costumbre, se llevó racistas de la carpintería en las redes sociales: Un poco de Twitter que el sitio podría alentar a los hombres migrantes a probar suerte con las mujeres alemanas, mientras que otros acusaron al gobierno de reventa de las mujeres alemanas como parejas sexuales para los refugiados.

Fuente: http://qz.com/685425/germany-offers-unembarrassed-and-condescending-sex-education-for-immigrants/

Imagen: https://qzprod.files.wordpress.com/2016/05/rtr2oocu.jpg?quality=80&strip=all&w=1600

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¿Qué supone en la práctica el aprendizaje sobre derechos sexuales y reproductivos?

De: Maryam Hamami, Sabri Yazidi, Camille Roch

Poder tomar tus propias decisiones en cuanto a tu salud, cuerpo y vida sexual es un derecho básico. Sin embargo, ¿cómo se puede reivindicar ese derecho cuando todas las personas que te rodean piensan que es un tema tabú? En Túnez, un grupo de activistas ha desarrollado iniciativas para romper el silencio sobre temas de los que nadie habla.

“Cuando me involucré por en la campaña Mi Cuerpo Mis Derechos, cada vez que sacaba el tema de los derechos sexuales y reproductivos mis amigos me paraban o se negaban a escucharme”, dice Sabri, de 23 años, activista de Amnistía Internacional en Túnez.

“Por la influencia de la religión, por las costumbres… porque es algo de lo que simplemente no se habla.”

Abogar por los derechos sexuales y reproductivos en Túnez supone un gran desafío. Tratar temas sexuales, informar sobre casos de violencia y abusos o acceder a información todavía se ve mayoritariamente como un tabú.

Por el contrario, la violencia y la discriminación contra las mujeres siguen estando muy presentes. En 2010 una encuesta del gobierno mostraba que casi la mitad de las mujeres en Túnez había experimentado violencia al menos una vez en su vida. La legislación sigue sin prevenirla y a las víctimas de violencia sexual se les dice con demasiada frecuencia que lo asuman.

Así que, ¿cómo se puede romper el silencio sobre la discriminación y los derechos sexuales y reproductivos cuando nadie quiere hablar de ello?

El colectivo de activistas de Amnistía Internacional en Túnez ha conseguido cambiar las cosas a través de la educación y ha compartido tres casos que ilustran cómo la formación en derechos humanos los ayuda a desarrollar nuevos proyectos sobre educación y llegar a otros y otras jóvenes.

Los derechos sexuales y reproductivos en pantalla

Los y las activistas han organizado cursos de formación para estudiantes en universidades de todo el país para que desarrollen un pensamiento crítico sobre los derechos sexuales y reproductivos.

En los talleres de realización de cortos se utilizan imágenes que ayudan al grupo de estudiantes a expresar en la pantalla lo que ven que ocurre en la vida real y a usar la ficción para representar lo que significa la discriminación en sus vidas.

“Creemos que es una buena manera de hacer que el estudiantado se exprese sobre los derechos sexuales y reproductivos. Las películas, que están dirigidas por y para estudiantes, muestran sus preocupaciones sobre temas como el acoso sexual, las violaciones que han sufrido o por qué las mujeres sienten que no pueden ejercer los mismos derechos que los hombres”, explica Sabri.

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Un grupo de estudiantes de la universidad asiste a la primera edición del festival de cine sobre derechos humanos en Gafsa, Túnez, febrero de 2016. © Amnesty International

Seif, de 23 años, es uno de los monitores. Ha podido observar el impacto que ha tenido este tipo de formación en el grupo de estudiantes de las ciudades de Gafsa y Túzar:

“Estamos intentando crear un sitio seguro en el que la gente pueda hablar sobre el tema de los derechos sexuales y reproductivos, algo que supone un desafío por diferentes factores, como que la mayoría de personas son conservadoras o por la influencia de la religión. Después de la sesión, vimos cómo la gente joven cambiaba de actitud y de manera de comportarse respecto a los derechos sexuales y reproductivos y cómo hablaban con los demás y cambiaban el comportamiento de sus amistades y familiares.”

El conjunto de estudiantes que participó en los seminarios dirigió en total 19 cortos que se emitieron en la primera edición del festival de cine sobre derechos humanos, creado para apoyar su trabajo.

La igualdad de género a escena

En las zonas periféricas de Túnez, la capital, se ha formado a 120 profesores y profesoras en más de 20 escuelas para que realicen obras de teatro sobre temas entre los cuales se incluyen los derechos sexuales y reproductivos y los derechos de las mujeres.

En Cartago, 480 estudiantes de escuelas primarias participaron en obras que se centran en mensajes como el derecho de los niños y niñas a decidir sobre sus cuerpos, dónde recibir ayuda y cómo tratar temas tabú en las escuelas.

Tratar estos temas a través del teatro facilita el proceso de aprendizaje de los niños y niñas, pero también promueve la participación de sus progenitores:

“Intentamos centrarnos en la igualdad de género en vez de en la sexualidad, ya que se ve como algo menos problemático cuando se tratan temas difíciles o tabú. Con este método hemos observado que el estudiantado se involucra más en temas como la ciudadanía o los derechos sexuales en la escuela y en su entorno familiar. También son más comunicativos entre sí y entre géneros. Esto hace que se cree un ambiente de confianza y apertura en la clase, así como un mayor entendimiento”, dice Bechir Manai, activista e inspector de escuela primaria.

A principios del próximo año, se extenderá este método a las regiones del norte del país para llegar a más escuelas.

Los derechos de las mujeres en los medios de comunicación

La labor de sensibilización acerca de los derechos de las mujeres debe ir más allá de la educación formal y llegar a personas de todo el país.

Para hacerlo posible, Amnistía Internacional Túnez ha estado proporcionando formación a profesionales de los medios de comunicación en Medenine para reforzar sus conocimientos sobre derechos sexuales y reproductivos. Periodistas, blogueros y blogueras han participado en sesiones que se centran en la defensa de los derechos humanos en los medios de comunicación y en enviar mensajes claros al público.

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En los dos días que dura la formación, el grupo de profesionales estudia maneras de informar mejor sobre las violaciones de derechos humanos y los derechos de las mujeres, Medenine, Túnez, marzo de 2016. © Amnesty International

“Después de la revolución, se ha producido un gran auge en el periodismo, tanto en el número de periodistas como en el número de reportajes sobre temas que antes se consideraban tabú; pero también ha crecido la preocupación sobre el impacto que los medios de comunicación pueden tener a la hora de conformar la opinión pública.”

“Hemos visto que cuando se informa sobre violaciones de derechos humanos o de derechos de las mujeres no se hace un uso adecuado del lenguaje. Hemos organizado sesiones de formación para elaborar una carta de conducta con periodistas y establecer nuevas maneras de pensar e informar sobre estos temas”, dice Monem Khaskhoussi, coordinador sobre educación en derechos humanos de Amnistía Internacional Túnez.

Tras la formación, el grupo de periodistas que ha participado en las sesiones firma un código de conducta por el que se comprometen a poner de relieve los derechos de las mujeres y mejorar su trabajo en el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos.

En Túnez, la formación de activistas es parte del programa Educación – Empoderamiento –  Justicia (EEJ), que tiene como objetivo reforzar los derechos humanos y contribuir a una mayor justicia a través de la educación en derechos humanos e iniciativas de empoderamiento, en concreto aquellas que combaten la violencia contra las mujeres en Túnez y sensibilizan sobre los derechos sexuales y reproductivos.

*Publicado primeramente en: https://www.amnesty.org/es/latest/education/2016/04/what-difference-does-learning-about-your-sexual-and-reproductive-rights-make-in-practice/

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La colombiana que ‘hackeó’ la toalla higiénica para cambiar la vida de las niñas en África.

(CNN Español)/ 12-05-2016/Por Paula Bravo Medina

Para millones de mujeres en el mundo la menstruación es algo normal –quizá molesto– con lo que deben lidiar cada mes. Para muchas más, especialmente cuando son niñas, sus periodos no sólo son incómodos, sino que por falta de recursos se convierten en una carga, una dificultad que se interpone en su vida normal y las excluye socialmente y –a futuro– económicamente.

Es el caso de muchas niñas africanas que no tienen acceso a productos de higiene femenina para manejar sus periodos mensuales y terminan usando lo que tienen a la mano: trapos, paja seca, y trozos de tela gruesos que les pueden causar llagas en las piernas puedes por lo general deben caminar varias horas para llegar a la escuela. Muchas veces, por temor a manchar sus uniformes, se quedan en casa y faltan 4 o 5 días a la escuela. Este drama se repite cada mes.

Diana Sierra, una diseñadora industrial colombiana, está decidida a cambiar eso, para que las niñas vivan con dignidad, se eduquen más y mejor y sean más productivas.

Según cifras de Unicef, 1 de cada 10 niñas africanas en edad escolar falta al colegio o se retira completamente de la escuela por asuntos relacionados con su menstruación.

Estas niñas no pueden darse el lujo de perder ni un día de educación. De acuerdo con la organización Girl Effect, «si una niña va al colegio por más de siete años, se casa más tarde en su vida y tiene menos hijos. También será más probable que posponga tener relaciones sexuales, que sea menos propensa a que la obliguen a tener sexo y, si es sexualmente activa, es más propensa a usar métodos anticonceptivos. Una niña educada aporta al Producto Interno Bruto de su país y es esencial para sacarla a ella, a su familia y a su comunidad de la pobreza»

Sierra conoce de primera mano el valor de la educación. Nació en Santuario, Risaralda, una pequeña población de 15.000 habitantes en el centro-occidente de Colombia. Cuando se graduó del colegio pudo acceder a una beca para niños de bajos recursos, lo que le permitió estudiar en la Universidad de los Andes en Bogotá.

«Todo lo que soy y todo lo que tengo, todo lo que forjé, se lo debo a mis estudios», dice Sierra conmovida, afirmando que la educación es una de sus pasiones, además del diseño.

Sierra llegó a diseñar productos para Panasonic, Nike, Hewlett Packard y más. «Sentí que había cogido el cielo con la manos. Yo vengo de un pueblo pequeñito, nosotros no tenemos semáforos, es muy rural, y no se me ocurrió jamás que iba a estar trabajando en un estudio en SoHo en Nueva York».

Pero un día cambió la tecnología por los calzones y las toallas higiénicas.

Durante su maestría en Columbia fue a hacer su pasantía en Uganda con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y allí, mientras trabajaba con campesinos caficultores, se dio cuenta de que había niñas en el grupo porque habían faltado tanto al colegio durante sus periodos que tuvieron que salirse y dedicarse a trabajar.

«Supe que tenía que hacer algo. Y me dije: ‘Bueno, yo no soy política, ni experta en salud, soy diseñadora’. Entonces cogí una toalla higiénica y dije: ‘La voy a hackear'».

Sierra creó así su primer prototipo con los materiales que tenía a la mano: un producto hecho de tela de mosquitero y el material del que fabrican las sombrillas.

En términos sencillos imita las características principales de un producto sanitario de este tipo: por una parte tiene un material impermeable, del otro una malla de tela. El producto tiene un espacio que las niñas pueden rellenar con el material que prefieran, y como una toalla higiénica, tiene alas, pero en lugar de adhesivo tienen botones que permiten ajustarlas a la ropa interior.

«Eso funcionaba muy bien, pero había lugares a donde llegábamos en los que las niñas nos decían que no tenían ni siquiera ropa interior para ponerse la toalla», recuerda Sierra.

Sierra creó un el segundo producto: panties con un bolsillo integrado y los mismos materiales impermeables.

«Las niñas pueden ir a la escuela, atender a clase, concentrarse, aprender y volver a casa sabiendo que no van a tener una mancha de sangre, van a estar seguras, limpias, tranquilas, les damos independencia y dignidad», afirma.

Así nació Be Girl, la empresa que fabrica estos productos y que comenzó como un proyecto personal de Sierra en 2011. De la mano de su socio, el ecuatoriano Pablo Freund, se convirtió en un emprendimiento en 2014 después de que un inversor quiso financiar su proyecto después de enterarse de lo que hacían a través de un artículo en el Huffington Post.

Actualmente los productos llegan a 12 países: Uganda, Malawi, Tanzania, Ruanda, Malí, Jordania, Marruecos, Islas Salomón, Georgia, Etiopía, Somalia y ahora en Estados Unidos.

Be Girl hace llegar las toallas sanitarias y la ropa interior a estos países, pero también los vende en línea. Por cada producto que se venda –hay también ropa interior para los hombres– se dona uno para las niñas en África, que también educación de salud reproductiva.

Estos productos reutilizables también tienen un impacto ambiental, pues en promedio una mujer usa unos 150 productos sanitarios como tampones o toallas higiénicas al año, según cifras de Be Girl.

Las etiquetas de los productos de Be Girl que ahora reciben cientos de niñas dicen: “Diseñadas con amor para una niña poderosa como tú».

Según Sierra, esa es la esencia de lo que hacen, lograr que ellas tengan más oportunidades, que triunfen, y que se sientan orgullosas de ser niñas.

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Entrevista a Valeria Flores: “Una puede leer sobre género y poscolonialidad pero es fundamental intervenir en la práctica”

Buenos Aires, Argentina / Mayo 2016 /Autoras: Estefania Veronica Santoro y Andrea Beltramo./ Fuente: http://derrocandoaroca.com/

Valeria Flores es escritora, profesora y activista lesbiana feminista. A través de sus textos y su carrera docente supo visibilizar y cuestionar determinadas narrativas que reproducen la heteronorma en el ámbito educativo. Cree necesaria la emergencia de textos político-disruptivos, que desafíen los límites de los discursivos vigentes y permitan florecer otras formas de escritura y de nombrar la sexualidad, la cultura y la sociedad en su conjunto. Derrocando a Roca charló con ella para conocer qué prácticas hay que desnaturalizar en las aulas y cuáles son las “normas” que nos enseñaron y continuamos reproduciendo. Además nos adentramos en su nuevo libro “El sótano de San Telmo” y sus investigaciones sobre el activismo lésbico en Argentina.

_¿Actualmente estás dando clases?

_No, estoy dando talleres en centros culturales o en mi casa, no estoy en el ambiente de la escuela. Hoy en día, mi trabajo está relacionado con la educación desde el sindicato docente -UTE (Unión de los Trabajadores de la Educación), en la parte de formación con tutorías de escritura.

_¿De qué se trata?

_Desde el Instituto Cacho Carranza, instituto de formación e investigación, se convoca anualmente a un congreso pedagógico para estimular la escritura de las y los docentes, y se hace todo un proceso de acompañamiento de esa escritura, por eso se le llama tutoría. No es una corrección del texto ni una evaluación, sino que es como un diálogo, hacia una construcción más horizontal del conocimiento. La ponencia está pensada como un debate público que quieren dar los docentes: estimular el posicionamiento político-pedagógico y recuperar ese saber que se construye en la escuela, y que muchas veces queda ninguneado o impugnado o privatizado en el ámbito del aula. Estamos cerrando este congreso que se llama “Poéticas de la pedagogía del sur. Educación, emancipación, igualdad”.

_En tu etapa de docente de escuela primaria implementaste talleres de sexualidad. ¿Cuál era la dinámica de aquellas clases y cómo las preparabas para “correrte” de los textos escolares que imponen determinada sexualidad y que acompañan la heteronorma?

_Trabajé 15 años en escuelas primarias de la ciudad de Neuquén. La intervención dentro de mi propia práctica sobre sexualidad, géneros y deseos fue variando a lo largo de los años y tiene que ver con los cruces con el activismo y una formación bastante autodidacta desde el feminismo, la disidencia sexual, la teoría queer. Hubo todo un proceso. Desde un principio fue el de incorporar la temática dentro de algún área, en general el área de naturales. Le fui dando un espacio y tiempo propios al taller de sexualidad como tal, con actividades corporales, de debate, desplazando el guión escolar de la clase hacia otros formatos mucho más participativos y lúdicos. Tiene que ver con las bibliografías políticas y pedagógicas donde hay activistas y feministas. Esa confluencia de saberes permitió que el recorrido de ese tipo de intervención vaya cambiando: desde una postura más encuadrada en un feminismo, tal vez, más clásico a propuestas un poco más radicales y menos ortodoxas.

_En tu escrito “Alegorías del temblor” hablas de la necesidad de deshacerse del conservadurismo social y político que imponen los textos escolares y que inevitablemente coartan la formación de un adolescente. Como docente, ¿qué se podría hacer para elegir otro camino que no sea el impuesto? ¿Cómo lograste hacerlo desde tu experiencia?

_Usaba materiales que por ahí no tenían que ver con la escuela y los buscaba, o también los producía. Todo el tiempo tenía una mirada atenta sobre esa capilaridad de las prácticas que organiza el espacio escolar. Desde el material que les das a los chicos a cómo se dispone el espacio, las voces, las relaciones entre chicos y chicas, estar de algún modo interviniendo esas micro-situaciones donde se va produciendo el género. Por ejemplo, en el almuerzo, los varones repetían la comida porque eran los más rápidos en comer y las nenas no llegaban a repetir. Otra situación similar se daba en los recreos: tenía un alumno amanerado, los varones constantemente lo acosaban, le sacaban la pelota. Entonces, acudía a la maestra que estaba a cargo del sector para que preste atención a ese tipo de situaciones. Otro caso es el de los profesores de educación física, respecto a las ejercitaciones que establecían para chicos y chicas: saltar a la soga, los chicos lo hacian 20 veces y las chicas, 40.

_Por otro lado, te nombraste lesbiana en la escuela; desde el lugar de la docencia, ¿qué reacciones notaste?

_El proceso de visibilidad siempre estuvo articulado no para pensar la visibilidad como un fin en sí mismo sino como una herramienta que permite politizar o (des)heterosexualizar la tarea docente, como siempre, en el marco de una propuesta de repensar la producción del conocimiento escolar. No fue solo “salir del closet” y como maestra decir “soy lesbiana”, sino que esa autoafirmación estuviera ligada a una problematización del conocimiento dentro de la escuela y por lo tanto, en la articulación de una propuesta que sea descolonizadora, antirracista, que tenga una perspectiva de clase porque sino quedamos entrampados en una cuestión meramente identitaria que no interpela la norma que rige el conocimiento escolar.

A nivel personal, creo que tuvo la posibilidad del empoderamiento, de plantarme y entrar más entera al aula y a su vez, dentro de las reacciones de los chicos y las chicas ante el proceso de visibilidad conjugada con una propuesta crítica, me tomaron como la maestra que siempre tenía algo para decir. Era una conjunción de cosas que a veces estallaba en los sentidos más instalados respecto de lo que debe ser la maestra, la práctica, la escuela en sí y generaba una incomodidad, un interrogante y también reacciones violentas. De parte de los chicos y las chicas, en general, las chicas tienen una recepción bastante amigable, genera un diálogo, inquietudes y curiosidad. En los varones, los que tienen una masculinidad más hegemónica, hay una resistencia que se muestra en repreguntar: “Seño, ¿usted tiene novio?”; lo repreguntan como una forma de negar.

_Con las madres y los padres, ¿qué reacciones hubo?

_Algunas madres me venían a consultar si yo había dicho “eso” en la escuela. “Eso”, nunca nombraban la palabra lesbiana ni lesbianismo. También hubo algunos padres varones que nunca venían a las reuniones, no los conocía, y aparecían de forma intimidatoria, enojados porque había comentado ante los chicos mi identidad sexual.

Cuando me corté el pelo, incrementó la violencia de los padres que pretendían que me adecuara a los parámetros de lo que debe ser una maestra. Pero hay que pensarlo en el contexto, porque cuando yo empiezo a trabajar sobre cuestiones de sexualidad y géneros en la escuela, en Neuquén ya había una ley provincial de educación sexual desde 1997, previa a la ley nacional que crea el programa de educación sexual integral. Es decir, que ya había un marco jurídico que habilitaba el tratamiento de este tema. Lo que no había era una decisión política de que esto se implementara en las escuelas. Por ejemplo, las escuelas privadas y católicas tienen programas de educación sexual, pero están orientados a fines reproductivos, a reforzar la heterosexualidad y los mandatos de la maternidad.

_Ante estas reacciones de la “comunidad educativa”, ¿tuviste que crear una pedagogía propia, o pudiste entablar relaciones con otras docentes como para tener una línea distinta que cuestione el discurso de la heteronorma?

_Eso variaba según la escuela. En una pude hacer articulación con mi compañera con la que daba clases en otras áreas. Y en la última escuela en la que estuve, en la zona este de la ciudad de Neuquén donde es una zona más empobrecida, titularizamos en un año varias maestras nuevas. La directora también era nueva y eso creó todo un proyecto pedagógico bastante singular y muy potente, de mucho trabajo grupal, mucho debate pedagógico y político. La escuela tuvo distintas líneas que tenían que ver con el trabajo en educación sexual, tal vez no todas las maestras implementando los talleres, pero sí mínimas reflexiones que tenían que ver con la cuestión de género, los chistes sexistas, heterosexistas, el trabajo sobre los actos escolares encarándolos siempre en vinculación con la comunidad. Para un acto del “Día de la Independencia”, hicimos preguntas sobre el presente y se llamaba “La toma”; la toma de la palabra por parte de las mujeres.

_¿Qué otras prácticas desnaturalizaste para que entren en tensión para su cuestionamiento entre lxs estudiantes?

_La propuesta de sexualidad tenía otros modos de escucha que hacía que fuera más permeable a repensar algunas prácticas, incluso en un momento pensamos cambiar las filas de chicos y chicas y eso generó discusiones porque era como que se derrumbaban los cimientos de una institución. Cuando yo lo planteé a la entrada generó muchísima resistencia por parte de las madres que planteaban cosas como: “Ah bueno, después van a ir al baño todos juntos”. Era un pánico moral y sexual porque justo lo planteaba una maestra lesbiana. Donde encontramos más resistencia en desbaratar la formación fue en los varones, para ellos pasarse a ese lugar simbólico que está instalado para las nenas implicaba un cambio de género que los feminizaba. En este sentido, algunas maestras no ponían mucho énfasis en tratar de modificar esa práctica pero sí ponían mucha energía en el tema de la gripe A, por ejemplo, en llevarlos al baño, lavarles las manos, volver… Como que esa práctica sí merecía tiempo y compromiso para hacerlo, ahora esto de cambiar las filas se intentó dos o tres veces y como no resultó se dejó.

_En estas prácticas descolonizadoras, en el desplazamiento del poder y la construcción de autoridad, que en principio genera obediencia inmediata, se genera tensión con las teorías que se leen. ¿Notaste esa tensión en vos como lectora o como estudiante?

_Tengo una relación con la teoría que no es la que se instituye en general en la academia. Entonces, para mí, producir teóricamente es poner la práctica en el centro de escena y construir desde ahí en términos de praxis política. Por un lado, es una disputa con ciertos modos de producción académicos y por otro lado, también dentro del activismo donde hay cierta impugnación de la producción teórica, porque la producción teórica está vista como una tarea que se hace por fuera de los contextos y desvinculada de las prácticas. En este sentido, creo que las maestras sí históricamente tienen un lugar de subordinación intelectual, así que para mí, pensar la práctica y producir teóricamente es una forma de disputar ese lugar de subordinación, de apostar a la autonomía intelectual y esto es intervenir también el dispositivo de feminización de las maestras. El sistema educativo es super jerárquico y produce esa feminización, donde las maestras de primaria o de inicial son el último orejón del tarro. Son aquellas que deberían bajar la teoría a su práctica. Esas concepciones no me resuenan. Sí me alimento de producciones académicas, obviamente, para mí es un gráfico constante sin dejar de estar atenta a que la academia impone determinados modos de construcción de conocimiento donde el cuerpo del investigador está soslayado o autoinvisibilizado para construir el criterio de objetividad. Pero no sé si me pondría a pensar tanto en que los que producen académicamente no tienen que ver con la práctica sino que hay algo más para problematizar que es el modo de producción de conocimiento. Es una práctica constante donde tenemos que descolonizar nuestros propios cuerpos en contextos particulares porque son disposiciones que hemos construido en relación a otros cuerpos. Es una práctica de vida constante.

_Volviendo a las aulas, considerando que la autoridad es la maestra y los demás son personas “sin luz” (alumnos), subordinadas a recibir información constante como una paralización de lo corporal y una construcción de obediencia…

_Una puede sentarse a leer cuestiones de género, poscolonialidad, pero es fundamental intervenir los modos de la práctica y los modos de hacer del cuerpo. En nuestras propias historias escolares, si uno se pone a pensar, ¿cuáles son las cuestiones que hicieron huella, de las cuales tenemos memoria? Siempre hay algo relacionado a la corporalidad que está presente. Nuestras propias historias nos están diciendo cómo construimos memoria, cómo construimos esos aprendizajes que muchas veces son mucho más significativos de eso que está pasando, de lo que está enseñando la maestra en ese momento. Esas miles de formas si no tienen una presencia dentro del aula a través de materiales gráficos, a través de audios donde se pueda también escuchar otros tonos de voz, hay algo de la cuestión perceptiva en la que tiene que intervenir la escuela. Siempre nos encontramos una lámina con un nene o una nena con una carita sonriente, con formas muy suaves porque están vinculadas a como debería ser la infancia y no hay otras experiencias visuales, sonoras, corporales, entonces no hay manera de transformar esos modos de hacer del cuerpo o darle vida o entidad a otras formas para ser niños y niñas.

Citando uno de tus textos, ¿de qué manera es posible desmontar la lengua del mandato de la que vos hablás y qué caminos podemos transitar para criar la lengua del desacato?

_Es un diálogo que mantuve con dos activistas chilenos. Fue una apuesta de Jorge Díaz – que pertenece a la Coordinadora Universitaria de la Disidencia Sexual (CUDS)- y Enrique Murga. Esa coordinadora en la Universidad de Santiago de Chile es un grupo con el cual dialogo dado que tienen una apuesta por la producción de otras ficciones feministas, entender el lenguaje como un campo político donde se puede intervenir. A partir de un diálogo virtual que mantuvimos se organizó el fanzine. La idea es pensar el lenguaje como aquel contrato fundamental que organiza al mundo y la necesidad de intervenirlo para desarmar esas categorías que resultan opresivas y son normativas que requieren ponerse a pensar en la lengua del desacato, en la posibilidad de construir una lengua que intervenga constantemente esas normativas.

_¿Qué importancia tiene para vos hablar de disidencia sexual en lugar de diversidad sexual?

_Para mí, diversidad sexual es una práctica política epistemológica y afectiva que tiene que ver con estar analizando permanentemente como funcionan las políticas sexuales en articulación con las políticas económicas, culturales, sociales y estar atenta a todos los procesos de normalización de la identidad sexual, genérica, racial, de clase o como se articulan entre ellas en función de las diversas coyunturas históricas. Y disidencia sexual no nombra una población específica, no es sinónimo de población LGTB, sino que la verdad es una operación política y de problematización permanente. La diversidad sexual es un término que viene de las políticas neoliberales y en el ámbito educativo se instaló como inclusión, tolerancia, integración; que lo que hace es organizar, pacificar y homogenizar el conflicto político que plantea las diferencias. Es decir, que vino a desnombrar las identidades, con suerte se dice sexual.

_Desde la docencia, ¿cómo lo tratas? ¿Cómo ves que lo hacen tus colegas?

_Las maestras pueden decir “Yo trabajo la diversidad sexual”, pero diversidad sexual es otra forma de nombrar lo que no es heteronormativo entonces lo que se termina haciendo es no poner en el centro de la escena la norma que organiza la sexualidad: la heteronormatividad . Se corre siempre la mirada hacia la existencia de lesbianas, gays, trans con narrativas bastante estereotipadas, homogéneas, desproblematizadas, o se presenta de manera armónica como lo hace siempre la escuela respecto del saber y termina teniendo cierto efecto político que  acalla ciertos debates. No repensar las relaciones de poder que construyen esas categorías, eso tiene que ver con las políticas estatales que imponen ciertos términos para hablar de ciertas poblaciones.

Una como maestra se encuentra atravesada por estas políticas públicas en la educación, donde por un lado tenés la ley de educación sexual, que plantea un marco jurídico, que habilita a trabajar ciertas temáticas, el tema es que como una no es funcionaria en términos de obediencia hacia el Estado sino que también puede intervenir esas narrativas y plantearlas en términos de disputa política con ciertos saberes que justamente lo que hacen es neutralizar la potencia política que tienen ciertas identidades de desbaratar la organización o ciertos régimen de poder. Muchas veces aparecen en las charlas esto de trabajar la diversidad sexual y con una pregunta muy sencilla que es, ¿vos dónde te pones respecto de la diversidad la sexual? La gente no lo ha pensado, damos cuenta que la diversidad sexual opera como un término para nombrar a otro que no es heterosexual. Las categorías de diversidad cultural que hay han sido problematizadas hasta por la propia antropología, por los propios pueblos originarios que vienen a (des)nombrar, a pacificar ciertos conflictos porque ahora adoptar el término de diversidad sexual.

_Por último, tu nuevo libro “El sótano de San Telmo”, ¿qué nos podés contar?

_Es parte de “Potencia tortillera”. “Potencia” es el archivo digitalizado del activismo lésbico en Argentina que desde el 2011 veníamos sosteniendo con Fabiana Tron, Gabriela Adelstein, María Luisa Peralta y yo. En este último tiempo, dentro del archivo me interesó instalar algunas líneas de investigación. Cuando volví a Buenos Aires en el 2014, me había quedado con esta inquietud que durante la presentación pública del archivo en el 2011 que hicimos en “Sembrando”, Adriana Carrasco había traído el dato de que en la parte del archivo que tenía menos documentación, la parte del período de la Dictadura, se hablaba de un sótano donde se juntaban lesbianas a hacer actividades. Me contacté con Adriana que reconstruyó la experiencia del sótano que fue motorizado por quien fue su compañera Marta Ferro, una periodista trotskista. Este sótano funcionaba como un centro de actividades culturales y políticas en la dictadura y terminaba siendo un lugar de sociabilidad lésbica. No era un lugar de activismo lésbico porque todavía el término lesbiana no constituía una identidad que agrupara políticamente sino que terminaba siendo un lugar donde la mayoría de los que concurrían eran lesbianas. Marta Ferro, por ejemplo, se decía a sí misma “karmática”. Había distintas maneras de nombrar que no son las de ahora. De algún modo en el sótano se articulaba la lucha de clases, la emancipación de las mujeres, la liberación de las mujeres como se denominaba en aquel momento y la posibilidad de vivir el deseo de otra manera. Lo que hace el libro, que en realidad es un artículo que se publica en Potencia tortillera a fines del 2014, es articular la experiencia de la izquierda, el activismo lésbico y resistencia política. El año pasado la Editorial Madreselva me propone publicarlo y adquiere la forma de libro, pero el artículo ya estaba en “Potencia tortillera”. Las memorias históricas del movimiento lésbico también son distintas porque las configuraciones han sido diferentes. En Córdoba se dan articulaciones que en Buenos Aires no: entre trabajadoras sexuales y el movimiento de la disidencia sexual. Córdoba esta a favor del reconocimiento del trabajo sexual y no necesariamente reglamentarista y acá es hegemónicamente abolicionista. Entonces, también eso marca distintas alianzas y posibilidades de diálogos o de no-diálogos. Lo interesante justamente del archivo es la propuesta de convocar a estas compañeras de los distintos lugares del país es que estén presentes todas esas configuraciones que se dan en los distintos lugares lo cual también es una práctica descolonizadora..

Fuente: http://derrocandoaroca.com/2016/05/03/valeria-flores-una-puede-leer-cuestiones-de-genero-poscolonialidad-pero-es-fundamental-intervenir-en-la-practica/

Fuente de la imagen: http://diarium.usal.es/frias/files/2014/07/valeria-flores.png

Autoras:  Estefania Veronica Santoro @fanusantoro y Andrea Beltramo @AnBeltramo

Fotografía: Nati Aue @NatiAue

Socializado por: Carlos A. Bracho León. Docente e Investigador del Centro Internacional Miranda (Venezuela), del Núcleo Académico “Investigación sobre Transformaciones Sociales” Universidad Bolivariana de Venezuela.

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Caso “Matatena”, reflejo de pocas acciones de educación sexual y políticas públicas: experta

www.educacionfutura.org/05-05-2016/ Por:  Erick Juárez Pineda

Las autoridades educativas no solo deben actuar con firmeza contra los casos de abuso infantil, sino que deben establecer políticas y programas urgentes de educación sexual para niños, maestros y padres, así como tener una mayor vigilancia en los centros escolares, señaló Eugenia Flores.

Flores, reconocida educadora sexual, en entrevista para Educación Futura, advirtió que la Secretaría de Educación Pública (SEP) se ha tardado en establecer medidas de confianza y control en escuelas públicas y privadas, a fin de prevenir casos como el del Jardín de Niños Montessori-Matatena.

Explicó que los niños menores de 6 años son los más vulnerables a abusos sexuales, pues son las personas más indefensas y existe un mayor riesgo porque están siendo educados para obedecer a sus mayores.

“Unos de los principales riesgos es que en las escuelas y los hogares a los niños se les enseña a obedecer a todos los adultos, sin cuestionar nada de lo que se les dice”.

En este sentido, dijo que es fundamental instruir de manera adecuada a los niños, para reportar o evitar abusos a su persona. Para lograr esto, agregó, es necesario un acompañamiento psicológico, pedagógico y jurídico, todo desde un marco de enseñanza y aprendizaje.

Señaló que si se ha detectado un caso de abuso sexual como el caso del Jardín de Niños Montessori-Matatena, es fundamental, primero, ver si los niños son conscientes de que han sido agredidos y, a partir de ahí, comenzar a actuar.

“Suena polémico, pero muchas veces los niños no se han percatado del todo que han sufrido un ataque, y por lo tanto, aunque se sienten confundidos, no se les ha generado algún tipo de trauma. No es necesario hacerlo”.

manifestacion-montessori3Puntualizó que en primer lugar, se debe hablar con el menor para saber qué tanto daño tiene, y si se percibe que no ha sido vulnerado psicologicamente, la tarea siguiente es orientarlo para evitar que sea una nueva víctima de abuso.

Sin embargo, indicó que si el niño presenta diversas anomalías en su comportamiento, es fundamental que sea atendido por diversos expertos, para que eviten que el daño sea mayor y pueda el niño sentir confianza en los centros educativos.

Autoridades poco capacitadas

Ante el caso de abuso de la escuela, la sexóloga señaló que las autoridades aún no cuentan con mecanismos eficientes de atención, prevención y difusión de medidas al respecto.

“Considero que a las autoridades educativas, de procuración de justicia y administrativas no tienen la suficiente capacidad para atender este tipo de casos, pues, como vemos, se siguen presentando en diversas partes de la República”.

Finalmente, consideró que a partir de ahora, non basta con que se despida a los funcionarios que no atendieron oportunamente esta situación, pues “con ello no se arregla nada”; por lo que es necesario establecer medidas jurídicas y legislativas al respecto, donde exista la participación de toda la sociedad civil y gobiernos de los tres niveles.

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