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Marchan por una educación no sexista en Chile

América del sur/Chile/17 Mayo 2018/Fuente: Telesur Tv

Movimientos feministas de Chile marcharon este miércoles en rechazo a la violencia machista en universidades.

Alrededor de 100 mil chilenos marcharon este miércoles para rechazar una educación no sexista, que regule las denuncias de acoso y abuso recogidas en diversas universidades públicas y privadas.

La Intendencia Metropolitana chilena dio su aprobación para la marcha y delimitó el recorrido, sin embargo, las fuerzas de seguridad salieron a reprimir a los manifestantes.

Paola Dragnic@PaoladrateleSUR

Marcha por una educación no sexista termina en represión, incluso para grabar este tuit @temasteleSUR

Con consignas como «Acá se gradúan violadores» y «No más machos ni fascistas», exigen la protección de las mujeres en las casas de estudios.

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Paola Dragnic@PaoladrateleSUR

Universidad Católica emplazada directamente en la Macha Por una educación No Sexista @ConexiontlSUR@teleSUR_Chile

«Estamos viviendo una situación histórica que responde a las necesidades que tenemos como país, hoy levantamos la consigna de educación no sexista porque creemos que la educación es fundamental para prevenir y luchar contra la discriminación», afirmó en una rueda de prensa la vocera de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Francisca Ochoa.

Periódico Resumen@rsumen

Foto aérea de la en Santiago

«No vamos a permitir que una persona anti mujeres, anti diversidad sexual, esté trabajando en un ente público que debe garantizar esos derechos», aseveró una vocera de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES), Amanza Opazo.

Unas 15 universidades se plegaron a la manifestación con paros internos o con ocupaciones de estudiantes al interior de sus edificios.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/chile-marcha-educacion-sexista-violencia-genero-20180516-0036.html

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Declaración de académicas por tomas feministas:“No buscamos una universidad más neoliberal con perspectiva de género. Buscamos transformar la educación”

Por: The Clinic/16-05-2018
Estamos ante un movimiento de trascendencia histórica. Se levantan en nuestro país, en diversas universidades, asambleas, paros y tomas feministas, configurando formas de acción colectiva que hace pocos años atrás no eran siquiera imaginables y que hoy irrumpen en el escenario público para impugnar los cimientos patriarcales y androcéntricos de las instituciones universitarias.

Este nuevo ciclo de movilizaciones, que se inicia por denuncias de acoso sexual y por la insuficiencia de los protocolos y normativas existentes, abre una inédita posibilidad de poner en cuestión el sistema de educación superior en su conjunto, en tanto la violencia machista y la reproducción de las desigualdades de género denunciadas, están estrechamente imbricadas con el carácter antidemocrático y mercantil de las instituciones educativas.

Sabemos que la violencia de género es grande y compleja y que atraviesa todas las esferas de nuestra vida. Por ello, transformar esta dimensión en las universidades implica transformar estructuralmente la educación, minando las bases del sexismo que reproduce, en las instituciones educativas, la división sexual del trabajo, reforzando la asociación de razón, poder y éxito en el mercado con lo masculino y de emocionalidad, subordinación natural y precarización con lo femenino. En este sentido, no es para nada casual que usemos la frase “casa de estudios” para nombrar las universidades, si vemos cómo estas replican los roles de género, constituyendo así una extensión de la casa heteropatriarcal en la esfera de la educación formal.

La lucha contra el patriarcado y contra la reproducción de los roles de género es también una lucha contra la educación de mercado, pues las carreras feminizadas, asociadas a las labores de cuidado, crianza y empatía, son precisamente las más precarizadas, mientras que las carreras típicamente masculinas son las más valoradas socialmente, las más exitosas en el mercado y las que cuentan con mayores recursos. Esto sigue reforzando la reproducción de los roles de género y perpetúa la violencia hacia los cuerpos feminizados. El feminismo, precisamente, invita a impugnar esa reproducción y a entender que no podemos luchar en contra del patriarcado en la educación sin luchar en contra del mercado que refuerza las asimetrías de género y que orienta las instituciones educativas.

Pensar la educación feminista significa pensar la democracia, la libertad y la igualdad. Ideales que no son sinónimo de empoderamiento individual y meritocracia, sustentada en privilegios socioculturales y que tampoco pueden ser procesados mediante la adición cosmética de la “perspectiva de género” en cursos, programas de perfeccionamiento o formación contínua, capacitaciones u otros mecanismos propios de la administración universitaria neoliberal. Una educación feminista significa transformación desde la raíz, abarcando el orden jurídico (cambio de estatutos desde una ordenación feminista), igualdad sustantiva (procedimientos de paridad, igualdad de salarios, etc.), perspectiva teórica feminista para el cuestionamiento general del concepto de educación y de universidad, desde las disciplinas hasta las jerarquías. La educación feminista significa también retomar las históricas banderas de la lucha por la educación pública e insistir en la educación como un derecho social y en la necesidad de financiamiento directo a las universidades públicas, para poder materializar un proyecto educativo transformador y garantizar condiciones de dignidad e igualdad laboral para académicas/os y funcionarias/os, porque el feminismo impugna también la precarización del trabajo.

El feminismo pone en cuestión las jerarquías, los privilegios y las desigualdades, pues precisamente las asimetrías de poder y el carácter estamental en los espacios sociales generan condiciones propicias para el abuso y para su naturalización. En ese sentido, la democratización de las instituciones educativas y el trabajo triestamental son condiciones de posibilidad para llevar adelante la transformación de nuestras universidades desde una perspectiva feminista.

Las movilizaciones estudiantiles que han estallado son una rebelión contra la injusticia que imponen los mandatos del género en el neoliberalismo. Por tanto, la recuperación de la educación pública de la captura del mercado sexista no pasa por tener una universidad más neoliberal con “perspectiva de género”, sino por derribar las bases de la educación mercantil-sexista para construir desde el feminismo una nueva educación pública.

Saludamos y apoyamos con entusiasmo a las estudiantes que han levantado este movimiento y como diputada feminista, profesoras universitarias, escritoras e intelectuales hacemos un llamado a asumir un rol activo en esta movilización, organizándonos, creando espacios de discusión y articulándonos en una alianza feminista amplia, que siente las bases de un nuevo pacto social por una nueva educación pública, democrática y feminista.

Firmantes:

Camila Rojas Valderrama. Diputada Izquierda Autónoma. Frente Amplio.

Beatriz Sánchez. Instituto de Comunicaciones e Imagen. Universidad de Chile.

Faride Zerán Chelech. Universidad de Chile.

Diamela Eltit. Escritora.

Nelly Richard. Crítica Cultural y Ensayista.

Alejandra Castillo. Filósofa feminista. Departamento de Filosofía. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

Daniela López Leiva. Encargada Feminista Diputación Camila Rojas Valderrama.

Pierina Ferretti. Socióloga. Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos Universidad de Chile – Fundación Nodo XXI.

Camila Miranda. Directora Fundación Nodo XXI.

Carolina Olmedo Carrasco. Universidad Alberto Hurtado. Directora Fundación Nodo XXI.

Yesenia Alegre Valencia. Socióloga. Universidad Viña del Mar. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Leticia Arancibia Martinez. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Gloria Caceres Julio. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

María Angélica Cruz. Universidad de Valparaíso. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Mónica Iglesias. Instituto de Sociología. Universidad de Valparaíso. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Patricia González San Martín. Facultad de Humanidades. Universidad de Playa Ancha. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Tania de Armas Pedraza. Directora Departamento de Sociología Universidad Playa Ancha. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Sonia Reyes Herrera. Instituto de Sociología Universidad de Valparaíso. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Lorena Zuchel Lovera. Departamento de Estudios Humanísticos UTFSM. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Jeanne Hersant. Departamento de Sociología Universidad de Playa Ancha. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Alejandra Ramm Santelices. Universidad de Valparaíso. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Claudia Montero. Instituto de Historia y Ciencias Sociales Universidad de Valparaíso. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Maribel Ramos Hernández. Departamento de Sociología Universidad de Playa Ancha. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Marjorie Mardones Leiva. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Playa Ancha. Red de Académicas Feministas de Valparaíso.

Pamela Soto Vergara. Psicóloga. Universidad Andrés Bello.

Luna Follegati Montenegro. Historiadora. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

Rosario Olivares. Departamento de Filosofía. Universidad Alberto Hurtado.

Carolina Avalos. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Austral de Chile.

Lelya Troncoso. Trabajo Social. Universidad de Chile.

Mia Dragnic. Socióloga. Maestra en Estudios de Género. Universidad de Chile.

Caterine Galaz. Trabajo Social. Universidad de Chile.

Hillary Hiner. Escuela de Historia. Universidad Diego Portales.

Laura Albornoz Pollmann. Departamento de Derecho Privado. Universidad de Chile.

Daniela Marzi. Universidad de Valparaíso.

Javiera Arce. Universidad de Valparaíso.

Isabel Piper. Psicología. Universidad de Chile.

Paula Quintana. Instituto de Sociología. Universidad de Valparaíso.

Antonella Marín. Instituto Arcos Viña del Mar.

Paula López. Instituto Arcos Viña del Mar.

Eloid Chabaud. Instituto Arcos Viña del Mar.

Ana Luisa Muñoz. Profesora de Historia e Investigadora.

Claudia Rojas Necuhual. Facultad de Economía y Negocios. Universidad de Chile.

Ana Traverso. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Austral de Chile.

Karen Alfaro. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Austral de Chile.

Mónica Peña. Facultad de Psicología. Universidad Diego Portales.

Ariadna Biotti Silva. Archivo Central Andrés Bello. Universidad de Chile.

Javiera Carmona Jiménez. Universidad de Playa Ancha.

María José Yaksic. Magíster en Estudios Latinoamericanos. Universidad de Chile.

Ximena Azúa. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.

Daniela Jara. Instituto de Sociología. Universidad de Valparaíso.

Carolina Benavente Morales. Centro de Investigaciones Artísticas. Universidad de Valparaíso.

Javiera Robles Recaberren. Doctoranda en Historia. UNLP/IIGG-CONICET

Karin Berlien Araos. Departamento de Ingeniería Comercial. Universidad de Valparaíso.

Pamela Jaime Elías. Profesora de Historia.

María Isabel Puerto Perez. Abogada. Docente Universidad de Valparaíso.

Verónica Francés. Arquitecta. Centro de Investigaciones artísticas. Universidad de Valparaíso.

Carolina Andrade Amaral. Encargada Oficina Comunal Diversidades Sexuales y Docente en Violencia de Género. Universidad Andrés Bello.

Sara Avalos Urtubia. Profesora de Historia y Geografía. ONG Contra de Reñaca Alto.

Sandra Rojas Cáceres. Trabajadora Social. Universidad de Viña del Mar y Universidad de las Américas.

Ana Gálvez Comandini. Historiadora. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

Alejandra Zuñiga Fajuri. Escuela de Derecho. Universidad de Valparaíso.

Marcela Díaz Rebolledo. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO Chile.

Sofía San Martín Moreno. Socióloga. Universidad de Playa Ancha.

María Soledad Vargas Carrillo. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Directora Magister en Comunicaciones.

Lina Marín Moreno. Universidad de Valparaíso.

Nico Mazzucchelli. Trabajadora Social. Académica Universidad de Viña del Mar y Universidad de Valparaíso.

Nicole Cisternas Collao. Socióloga.

Carolina Pinto. Socióloga. Académica Universidad de Viña del Mar.

Claudia Espinoza. Universidad de Valparaíso.

Tamara Ortega Uribe. Socióloga. Universidad de Playa Ancha.

Camila Arriagada B., Unidad de Control de Proyectos Universidad Técnica Federico Santa María

Claudia López, Departamento de Informática y Observatorio de Género en Ciencia e Ingeniería UTFSM.

Paulina Santander Astorga, Departamento de Industrias y Observatorio de Género en Ciencia e Ingeniera UTFSM.

Marianna Oyanedel, Departamento de Estudios Humanísticos UTFSM.

Aldonza Jaques, Departamento de Ingeniería Química y Ambiental UTFSM

Marcela Prado Traverso Facultad de Humanidades, Universidad de Playa Ancha

Francesca Iunissi, Facultad de Ingeniería, Universidad de Playa Ancha

Karen Alfaro, Facultad de Filosofía y Humanides, Universidad Austral de Chile

Ana Traverso, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile

Paola Bolados, Instituto de Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.

Karina Marambio Guzmán, Escuela de Psicología. Universidad de Valparaíso.

Esperanza Díaz Cabrera, Profesora de Historia, Magíster en Historia.

Verónica Figueroa Huenchu. Instituto de Asuntos Públicos. Universidad de Chile.

Paulina Vergara Saavedra. Instituto de Asuntos Públicos. Universidad de Chile.

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China: Número de estudiantes universitarios internacionales cerca de medio millón

Asia/China/universityworldnews.com

El número de estudiantes extranjeros que estudian en universidades en la parte continental de China se acerca al medio millón, con 489.200 estudiantes en 2017, según las últimas cifras del Ministerio de Educación de Beijing publicadas la semana pasada. Sin embargo, aún no es suficiente para cerrar la brecha con el número de estudiantes chinos que estudian en el exterior, que superaron los 600,000 por primera vez, en 608,400, un incremento interanual de casi 12%, en estadísticas separadas que el ministerio reveló en el finales de marzo.

La cifra para el número de estudiantes entrantes a China incluye a los matriculados en educación secundaria, no solo a la educación superior, a diferencia de otros países que producen las dos estadísticas por separado. Según el ministerio, los extranjeros matriculados en educación secundaria en China representan casi un tercio del total. Los analistas dicen que esto se debe a la expansión de las escuelas internacionales en China, que a su vez atrae a ciudadanos extranjeros, incluidos los chinos que regresan del extranjero con pasaportes extranjeros. China ha lanzado una serie de planes para atraer chinos altamente calificados del exterior , incluida la prioridad para registro en ciudades populares como Shanghai y Beijing.

Sin embargo, en comparación con el año pasado, el crecimiento en el número de estudiantes extranjeros en educación secundaria y superior en China fue más del 10% por segundo año consecutivo, según el ministerio, impulsado en parte por un mayor crecimiento en el número de extranjeros que eligen China para un maestría o doctorado «en una amplia gama de disciplinas», y becas otorgadas por el gobierno chino que «están jugando un papel cada vez más importante en la atracción de estudiantes extranjeros», dijo el ministerio. El número de estudiantes graduados y doctorados extranjeros, en 75.800, aumentó un 18,62% en comparación con 2016, según el ministerio, mientras que el número de estudiantes de pregrado, que representan la mitad de todos los estudiantes extranjeros en China, creció un 15% año tras año. .

Las becas traen estudiantes

En 2017, 58,600 estudiantes extranjeros de 180 países recibieron becas del gobierno chino, lo que representa alrededor del 12% del total. Alrededor del 88% de los destinatarios eran estudiantes de grado (51.600), pero el número de becas para graduados o estudiantes de doctorado aumentó un 20% en comparación con 2016 en beneficio de alrededor de 40.800 estudiantes extranjeros de posgrado. Las becas para estudiantes de los países de «Belt and Road» han mostrado el mayor crecimiento, con estudiantes de estos países que ahora representan alrededor de dos tercios de todos los estudiantes internacionales en China.

El gobierno chino ha ofrecido 10.000 becas cada año para estudiantes de los países de «Belt and Road», lo que ha provocado un gran aumento en el número de estudiantes de países como Pakistán y varios países de África. Los 10 principales países emisores en 2017 fueron Corea del Sur, Tailandia, Pakistán, Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Indonesia, Kazajstán y Laos, mientras que Pakistán, un receptor clave de la infraestructura y el comercio de «Belt and Road» de China, ahora ocupó el tercer lugar en términos de países emisores en comparación con el cuarto en 2016 y el noveno en 2015.

Aunque el número de estudiantes surcoreanos en China puede haber disminuido después del período cubierto por las estadísticas publicadas la semana pasada, debido a las tensiones geopolíticas , una tendencia en los últimos años para que un creciente número de estudiantes provenientes de India atraídos por títulos médicos más baratos se hayan retrasado. La cantidad de estudiantes autofinanciados fue de 430,600 o el 88% de todos los estudiantes extranjeros. China se ha fijado el objetivo de llegar a 500,000 estudiantes extranjeros para 2020, mientras que atraer talento extranjero es un objetivo estratégico importante del liderazgo del país en su intento de convertir a China de un centro de fabricación a una «economía de innovación».

 Más estudiantes chinos en el extranjero

Entre los estudiantes chinos que viajaron al extranjero en 2017, unos 227.400 eran investigadores doctorales y postdoctorales, un aumento de alrededor del 15% en comparación con el año anterior, según las últimas cifras del ministerio . El ministerio señaló que el destino de los estudiantes chinos que estudian en el extranjero «todavía es relativamente concentrado», y la mayoría va a universidades europeas y estadounidenses, pero señaló que los países de «Belt and Road» se han convertido en nuevos puntos de crecimiento.

El número de estudiantes chinos que estudian en el extranjero a lo largo de ‘One Belt, One Road’ fue 66,100, un aumento del 15,7% con respecto al año anterior, que superó la tasa de crecimiento general de los estudiantes extranjeros que estudian en el extranjero.

Fuente: http://www.universityworldnews.com/article.php?story=20180503165205109
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Lecciones para después de una crisis

Por: Alejandro Tiana

Lo ocurrido alrededor de Cristina Cifuentes y de la Universidad Rey Juan Carlos debe valer para reflexionar sobre autonomía, transparencia, financiación y titulaciones de las universidades públicas españolas.

A partir de finales del pasado mes de marzo, las universidades se convirtieron en objeto de escrutinio y comenzaron a ocupar un amplio espacio en los medios de comunicación e incluso en las conversaciones cotidianas de muchos ciudadanos. El motivo es bien conocido: el escándalo motivado por el título de máster obtenido irregularmente en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) por la ya dimisionaria presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Lo que podía parecer un hecho exclusivamente referido a una persona (relevante, eso sí) y a una universidad concreta, adquirió tintes de crisis general, afectando al conjunto del sistema universitario español y muy especialmente a las universidades públicas.

En mi opinión, no era para menos, dadas las circunstancias que conocemos del asunto. Todo apunta a que una persona con una alta responsabilidad política habría recibido un rechazable trato de favor en la consecución de un título académico oficial por parte de una universidad pública de su propia comunidad autónoma. Cuando surgieron las primeras denuncias todas las miradas se volvieron hacia esa universidad, pero también, de rechazo, hacia el mundo universitario en general. ¿Cómo era posible que un caso así se diera? ¿Quién había adoptado esas decisiones tan claramente irregulares para beneficiar a una persona concreta? ¿Por qué motivo se habían eludido los habituales controles académicos que aseguran la corrección de los títulos emitidos? ¿Se trataba de un caso aislado o desgraciadamente era una muestra de prácticas más extendidas? El limitado conocimiento y una cierta desconfianza hacia el funcionamiento de las universidades contribuyeron a que esas preguntas se difundiesen rápidamente y diesen lugar a numerosos comentarios, algunos certeros, pero otros con falta de información, cuando no claramente sesgados. Y si a todo ello se añade el desvío de responsabilidades que algunos medios y personalidades políticas hicieron del asunto, trasladándolas directa y exclusivamente a la universidad (y de paso a las universidades), es lógico que se generase una tormenta casi perfecta que situó al sistema universitario público en el ojo del huracán.

Ahora, una vez pasados los momentos más álgidos de la crisis, no debemos hacer como si nada hubiese sucedido. Las críticas y los ataques que hemos recibido las universidades merecen una reflexión detenida y una respuesta convincente. Nos las debemos a nosotros mismos y también a la opinión pública.

Desde mi punto de vista, lo primero que se debe reconocer, antes de entrar en otras consideraciones, es que algo estaremos haciendo mal cuando no conseguimos una mayor complicidad y confianza por parte de muchos ciudadanos. Los universitarios estamos convencidos de que la tarea que desarrollamos es valiosa, está al servicio de nuestra sociedad y colabora al crecimiento de nuestros ciudadanos, pero parece que no conseguimos que esa sensación se difunda con mayor contundencia, al menos con tanta como para lograr un apoyo mayoritario, que necesitamos. Y eso que me parece indudable que la universidad española ha experimentado un progreso muy destacable en las últimas décadas, que le ha permitido alcanzar unas cotas que nunca había conseguido en su historia. Aunque haya voces que ponen en entredicho tal progreso, los datos son contundentes, como mostraba claramente el presidente de la CRUE en un reciente artículo publicado en El País, que merece la pena leer con atención y cuyos argumentos no reproduciré de nuevo. No se trata de defender un honor herido, sino de justificar que las universidades prestan en condiciones más que satisfactorias el servicio que la sociedad española demanda legítimamente.

Dicho esto, el escándalo vivido pone de manifiesto que existen algunas irregularidades en el funcionamiento de nuestras universidades que, aunque no sean excesivas, requieren que actuemos con decisión. El hecho de que en su mayor parte se detecten internamente es una buena noticia, pues quiere decir que existen mecanismos de garantía del correcto funcionamiento de las instituciones. En un mundo universitario tan amplio como el español, que abarca tantos organismos y tantas personas, no debe extrañar que se puedan producir conductas incorrectas. Lo importante es que se actúe tan pronto como se detecten. Y eso es precisamente lo que la experiencia demuestra que sucede, pues existen casos anómalos detectados y ya corregidos por las propias universidades, fuera del foco mediático. Y esa debe ser una norma habitual de actuación.

Por otra parte, no basta con corregir esos casos inaceptables, sino que deben existir mecanismos de control que impidan que se produzcan. Conviene recordar que las universidades públicas estamos sometidas a múltiples controles, por parte de los órganos de fiscalización y de las administraciones públicas, que nos ayudan a detectar las disfunciones que puedan producirse y a evitar que aparezcan casos de malas prácticas. Esos mecanismos indispensables, que resultan a veces incluso algo exagerados, unidos a los que internamente poseemos, nos ayudan a organizarnos y funcionar mejor y a ser más transparentes.

Y buscando más allá de ese juego de controles y correcciones, habría que buscar solución para algunos de los problemas que vive la universidad española y que deberíamos afrontar con decisión. No tengo ninguna duda de que el principal consiste en la escasa autonomía que poseen las universidades, que las hace dependientes y tributarias de los poderes políticos. Es una idea que he expuesto antes en este medio, por lo que no abundaré más en ello. Pero debo insistir en que la combinación de autonomía y rendición de cuentas constituye la base necesaria para la prestación de un servicio eficaz e independiente. Sin un buen planteamiento, más decidido, acerca de la autonomía universitaria, nos será difícil mantener una línea de actuación consistente, independiente y comprometida con nuestra misión científica y social.

Hay algunos otros asuntos, de menor entidad que este, que también merece la pena revisar. Comenzaré por referirme a las garantías exigibles a los títulos propios que ofrecemos las universidades. Resulta necesario establecer sistemas rigurosos de control de su calidad y su pertinencia, concibiéndolos como parte integral de nuestra oferta académica y no como un añadido marginal. A ello habría que añadir la necesidad de revisar nuestra oferta académica en general, con objeto de ofrecer una formación y unas titulaciones adecuadas a las necesidades actuales y las demandas sociales que se manifiestan.

La reciente incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior nos ha hecho modificar nuestro modelo tradicional de titulaciones y es seguro que debemos replantearnos algunos aspectos concretos del nuevo, así como la oferta que realizamos de grados y másteres. Y otro tanto diría en relación con la necesidad de adoptar políticas transparentes de personal, tanto docente e investigador como de administración y servicios, que eviten las sospechas de favoritismo o endogamia, que tanto daño hacen. Y por si ello fuese poco, resulta necesario dotar a las universidades de los recursos que necesitamos para cumplir nuestra misión. No se trata de reclamar más recursos por principio, como he escrito también en este medio, sino de asegurar que recibimos los medios necesarios para prestar un buen servicio público.

En suma, esta crisis nos ha servido para presentar ante nosotros mismos y ante la opinión pública algunos de los asuntos que deben reclamar nuestra atención e impulsar nuestra acción en estos próximos tiempos. Las respuestas y soluciones dependerán unas de nosotros mismos y otras de nuestras autoridades de tutela. Pero todos debemos colaborar en encontrarlas y aplicarlas. A fin de cuentas, estamos hablando del futuro de una de las instituciones más antiguas que poseemos y que, lejos de ser vieja y obsoleta, está en una magnífica situación para seguir contribuyendo de manera renovada a la mejora de nuestra sociedad y de nuestros conciudadanos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/08/lecciones-para-despues-de-una-crisis/

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Toma feminista en Derecho de U. de Chile: Suspenden exámenes de grado y ceremonias de egreso

América del sur/Chile/10 Mayo 2018/Fuente: Cooperativa

«Es una medida desmovilizadora, de amedrentamiento», acusó la vocera de la movilización, Danae Borax.

Recalcó que «hoy estamos respondiendo con mayor unidad».

Al cumplirse 12 días de la toma feminista que se lleva a cabo desde el pasado 27 de abril en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chileel decanato decidió suspender exámenes de grado y ceremonias de egreso.

La vocera de la toma, Danae Borax, acusó que la decisión es una medida para presionarlas para que vuelvan a clases.

«Es una medida desmovilizadora, esto es una medida de amedrentamiento, es el intento de una moneda de cambio en torno a cómo desarticular esta movilización, a cómo tratar de ponernos un poco en contra entre todas y claramente no funcionó«, aseveró.

La dirigenta estudiantil recalcó que «hoy estamos respondiendo con mayor unidad«.

La movilización, a la que se sumaron las facultades de Ingeniería, Ciencias Sociales y Negocios, fue gatillada por la denuncia de acoso sexual por parte de una estudiante que involucra al profesor de derecho administrativo y ex presidente del Tribunal Constitucional Carlos Carmona.

Las denuncias de acoso y abuso sexual también han originado tomas en establecimientos educacionales de regiones, exigiendo protocolos para atacar la violencia, el acoso sexual de compañeros y profesores, y que se trate a todos por igual, sean mujeres, hombres, homosexuales o transgéneros.

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Exigencias de las movilizaciones

Hay movilizaciones en la Universidad Austral de Valdivia, en la UTEM en Santiago -donde no están dejando entrar a hombres al plantel-, laUniversidad de Concepción, y desde esta madrugada en el campus Vitacura de la Universidad Técnica Federico Santa María, donde existen tres denuncias por abuso y acoso sexual.

Desde la Universidad Austral, la vocera de la toma, Alen Mancilla, detalló que «hemos recopilado algunos casos de compañeras que han sido agredidas, tanto abuso, violencia o discriminación, y tenemos también casos de funcionarias».

«Hoy lo que nosotros necesitamos que esto deje de pasar y, para poder visibilizarlo de la manera correcta, es que se genere un comité paritario en esta sede», agregó.

Mientras que Luna Mancilla, secretaria de la FEC, expresó que buscan hacer «un petitorio único como universidad, no solamente de la toma de educación o de la toma de sociales, sino que trabajar todas las mujeres juntas en un petitorio unificado».

Nueva marcha «Ni una menos» este viernes

Por su parte, para este viernes se está convocando una marcha de la coordinadora «Ni una menos» en apoyo a estas ocupaciones en las universidades.

La vocera Ximena Riffo declaró que «nuestra marcha se llama ‘Contra la cultura de la violación’ y será el día viernes 11 de mayo desde las 18:30 para marchar por la Alameda».

«La marcha está autorizada y vamos a hacer una detención en el memorial de la violencia política sexualque está en Los Héroes, y vamos a continuar hasta Echaurren», añadió.

Fuente: https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/educacion/universidades/toma-feminista-en-derecho-de-u-de-chile-suspenden-examenes-de-grado-y/2018-05-09/115402.html
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Ante los desafíos en la educación superior, la unión sindical marca la diferencia

Por: Internacional de la Educación 

«La austeridad en los presupuestos públicos, la disminución de sueldos, las amenazas a la libertad académica, la creciente precarización del trabajo docente, la expansión de la privatización y disminución del personal académico sindicalizado», son algunos de los principales desafíos que enfrentan los docentes en la enseñanza a nivel superior, explicó en México, Nelly Stromquist, experta en política educativa internacional.

La experta de la Universidad de Maryland en Estados Unidos expuso durante la conferencia titulada  “Entre los derechos del profesorado de educación superior y los desafíos del presente”, organizada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de México, que contó con la participación de la Internacional de la Educación (IE).

Stromquist destacó que estos retos no son nuevos, pues desde hace más de 20 años la UNESCO emitió la “Recomendación relativa al personal docente de la enseñanza superior”, que delineó los derechos y obligaciones que permiten garantizar la protección de esos profesionales.

Señaló que hasta el momento esos lineamientos no se han cumplido en su totalidad y la información que lo evidencia se encuentra en su investigación titulada “Veinte años después: Los esfuerzos internacionales para proteger los derechos del personal docente de la enseñanza superior siguen siendo insuficientes”.

Alertó que la Recomendación de la UNESCO, único referente internacional relativo a las condiciones del personal que trabaja en este nivel educativo, es poco conocido en el mundo y así quedó demostrado en una encuesta aplicada por la IE a diversos académicos, docentes, dirigentes sindicales y personal de distintas organizaciones que se ocupan de la educación.

Los cuatro pilares relativos a los derechos de quienes laboran en el Nivel Superior son: La libertad de enseñar; La libertad de llevar a cabo investigaciones y difundir los resultados de las mismas; La libertad de participar en órganos profesionales u organizaciones académicas representativas, y La libertad de ejercer sus libertades civiles sin sufrir discriminación alguna y sin temor a represalias o censura institucional.

En tanto, Howard Stevenson, director de Investigación en la Escuela de Educación de la Universidad de Nottingham, Inglaterra, destacó la importancia de los sindicatos y la unidad. «Cuando trabajamos individualmente no podemos lograr los cambios, pero cuando trabajamos colectivamente sí podemos. La clave es la unión. En la experiencia personal, juntos tenemos la fuerza para cambiar las cosas. Este sindicato tiene esa oportunidad. Es ahora cuando hay que recordar: la unión hace la fuerza”.

Por el SNTE, la profesora Juana Imelda Infante Arratia reiteró que se requiere mejorar las condiciones laborales de los docentes de educación superior, incluidas las Escuelas Normales, y resaltó el tema de la sindicalización. “Es la manera de apoyar a los profesores de este nivel para que ejerzan sus derechos como académicos, que cuenten con libertad de cátedra, pero además que tengan los derechos como trabajadores con sus prestaciones de ley”.

Como invitados, acudieron Nikola Wachter y Martin Henry del área de investigación de la Internacional de la Educación e Ina Eriksson del Sindicato de Docentes de Suecia.

*Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/detail/15786/ante-los-desaf%C3%ADos-en-la-educaci%C3%B3n-superior-la-uni%C3%B3n-sindical-marca-la-diferencia

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Chile: Primer Estudio de Consumo de Drogas y Alcohol en Estudiantes de Educación Superior

América del Sur/Chile/ 07.05.2018/ Fuente: www.senda.gob.cl.

El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), con el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), se encuentra realizando desde hoy 07 de mayo hasta el 01 de junio, el Primer Estudio de Consumo de Drogas y Alcohol en Estudiantes de Educación Superior.

El objetivo de este estudio es levantar información que permita describir la prevalencia del consumo de sustancias psicoactivas en la población de estudiantes de educación superior, así como sus principales patrones de uso y factores explicativos.

Para la aplicación del estudio, se cuenta con un cuestionario disponible online, administrado por la OEA, donde los estudiantes seleccionados pueden directamente responder la encuesta. El núcleo del cuestionario estará compuesto por preguntas sobre:

• Caracterización del uso de drogas (prevalencia, frecuencia y trastornos por usos de sustancias)
• Percepción de riesgo
• Facilidad de acceso y disponibilidad de drogas

El estudio es llevado a cabo en una muestra aleatoria de estudiantes de educación superior, pertenecientes a distintas casas de estudio de las regiones de Antofagasta, del Biobío, de Los Ríos, de Los Lagos y Metropolitana.

Los alumnos y alumnas que fueron seleccionadas al azar para responder esta encuesta, recibirán un correo electrónico con las instrucciones para ingresar al cuestionario online.

Para el éxito de este estudio, esperamos contar con la importante participación de cada uno de los alumnos y alumnas seleccionadas.

Es importante tener presente que

  • Las respuestas son absolutamente anónimas, nadie puede acceder a ellas.
  • Los resultados solo serán analizados a nivel agregado y en ningún caso por casa de estudios o por alumnos participantes.
  • Si recibiste el correo electrónico invitándote a participar del estudio, y eres uno de los primeros 7.800 estudiantes que respondan la totalidad del cuestionario, te regalaremos una entrada al cine.

Fuente: http://www.senda.gob.cl/observatorio/estudio-educacion-superior.

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