Gracias a las TIC, el acceso a la educación ya no es “lujo” que se pueden dar algunos, sino que abre paso a todos aquellos que quieran ampliar sus conocimientos. Aunque algunos de los cursos de formación virtual no tienen costo, si se debe cumplir con un mínimo de requisitos definidos:
- Disponer de acceso a Internet.
- Cumplir horarios de entrega de las actividades encomendadas.
- Disponer de una cantidad de tiempo semanal, para estudiar los archivos de apoyo que envíe el tutor (lecturas, videos, audios).
Este tipo de educación es práctica en comparación con la modalidad presencial, ya que permite al estudiante el manejo autónomo de su tiempo. En ambas modalidades es necesario que haya un alto grado de responsabilidad y honestidad por parte del alumno, sin embargo, la responsabilidad no debe recaer solamente en el estudiante, sino también en el tutor:
El tutor, deberá disponer de tiempo para la revisión de las actividades enviadas por los estudiantes, brindar retroalimentación, conservar y estimular la comunicación entre ambas partes.
Nada más lamentable que un tutor que califica con la nota más excelente a su estudiante pero nunca leyó el trabajo que entregó. Eso es una falta de respeto no solamente con el estudiante sino con un oficio tan maravilloso como lo es la docencia.
Es entendible que existe una gran carga de trabajo y pocas horas en el día para cumplir con todas las actividades, sin embargo, no educar correctamente al estudiante impide que puedan hacer frente a un mundo laboral en constante cambio y altamente competitivo.
Al calificar con la mejor nota a un estudiante que tiene dudas frente a un tema o que incluso, cometió errores delicados en sus trabajos o proyectos entregados, es enviarlo al campo de acción con bases débiles y vacías en su formación.
La importancia del el feed-back:
el rol del tutor en el mundo del e-learning debe ser dinamizador. No vale la pena acceder a un curso virtual donde el tutor se limite solamente a colgar la información y enviar al final del curso las notas o el certificado correspondiente.
El tutor no puede perder su rol como guía, como igual sucedería en una clase presencial. La capacidad de un estudiante no puede ni podrá ser jamás medida por la nota que tenga éste al final, sino por sus capacidades, aptitudes, y habilidades que presente al transcurrir el curso.
Por esto, es necesario replantear el rol del docente como educador y formador y no como supervisor y autócrata. El docente no puede solamente cumplir la función de obligar al estudiante a aprender de memoria o hacer trampa para “sacar buenas notas”, su labor es alistar a los alumnos para que puedan enfrentar un mundo laboral y profesional competitivo y vertiginoso.
El ser humano necesita adquirir conocimiento para evolucionar y no simplemente ser medido por un número que en el mundo real no le servirá de nada. Es de vital importancia generar en los alumnos un entusiasmo e interés por adquirir conocimiento, y es ahí donde justamente radica la principal función del tutor.
Oportunidades mal utilizadas:
¿Qué está pasando? Algunas personas han ido convirtiendo esas grandes ventajas que ofrece la educación virtual (como por ejemplo la practicidad de manejar horarios, la reducción de costes y la posibilidad de no desplazarse para tomar clases entre otras) en obstáculos:
Es común ver alumnos revisando su Facebook, bajando música y hasta mirando videos en Youtube mientras toman sus clases virtuales. Sin embargo no solo los alumnos han ido desvirtuando este proceso tan valioso para otros, sino también los tutores, quienes no guían a sus alumnos, no los retroalimentan y se limitan solamente a subir la información y nada más.
Un proceso educativo en medios virtuales puede ser mucho más importante para las personas, que aquellos conocimientos adquiridos bajo una dinámica presencial.
Esto no significa que la modalidad presencial valga menos, significa que mientras que dentro de un salón de clase existe un docente que marca las pautas, en el medio virtual es el alumno quien debe marcarse esas pautas a sí mismo, llámense de comportamiento, puntualidad o participación. Esto hace que el proceso sea más exigente e importante, debido al crecimiento personal que se llega a alcanzar.
Se necesita que cada vez hayan más tutores comprometidos no sólo con el proceso de brindar información para educar, sino comprometidos con sus alumnos, al brindarles una comunicación permanente y recíproca para que éstos, cuando finalice su proceso de aprendizaje en un curso u otro, puedan hacer frente con herramientas contundentes, a un medio tan competitivo y vertiginoso como lo es el medio laboral.
Se necesitan tutores con ganas y entrega, para brindar y a su vez para adquirir conocimiento con reciprocidad.
La posibilidad de acceder a la educación por medios virtuales, es un acto revolucionario que permite la evolución y el acceso a la información y al conocimiento. Es importantísimo tener en cuenta que los sistemas y la consecución de información a través de Internet en general no es cosa solo de «personas grandes» sino que felizmente también va dirigido a la población infantil y los adultos mayores (andragogía).
El acceso a la educación por medio de Internet, de software especializado para procesos pedagógicos, la tecnología, las redes, y los satélites entre otros, marcan un precedente y un punto de partida para acceder a la información y por ende al conocimiento de una manera ya ilimitada. En definitiva, estos nuevos procesos de enseñanza-aprendizaje mejoran la calidad de vida, pero no se puede olvidar que el proceso de aprendizaje es y debe ser bilateral.
Contenido publicado originalmente en Colombia Digital.
Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/opinion-y-analisis/columnas/la-importancia-de-un-buen-tutor-virtual-en-la-era-de-educacion-online