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Eduy21: para educar mejor

Por. Antonio Mercader

La madre de todas las reformas es la reforma educativa”. Esta frase del historiador Gerardo Caetano fue una de las más acertadas entre las que se oyeron durante la presentación de Eduy21, una asociación privada dedicada a trabajar por la educación nacional. Una frase que de alguna forma evocaba aquella de Tabaré Vázquez pronunciada en su primer mandato sobre la trascendencia de la -prometida y nunca concretada- reforma del Estado.

Por supuesto que reducir, modernizar y agilizar el Estado uruguayo es una asignatura urgente, pero más lo es reformar la enseñanza. Eduy21, conformada por académicos, expertos y representantes de diversos sectores sociales, se propone colaborar en esa tarea en la que al país se le va, si no la vida, al menos buena parte de su futuro. Ya sea en la economía, la seguridad, la salud o el cuidado del medio ambiente, sus perspectivas dependerán de aquí en más de la formación que se brinde a las nuevas generaciones.

La presentación de Eduy21 dejó en claro esa preocupación por el porvenir. Aunque parezca un lugar común decir que el mundo cambia aceleradamente y que hay que prepararse para los cambios, más vale asumirlo entre todos y entender que con el sistema educativo actual vamos al despeñadero. Renato Opertti, un especialista de prestigio internacional y miembro de la nueva asociación, sintetizó así el objetivo: “Transmitimos conocimiento de forma magistral, pero el mundo que se viene necesita alumnos que produzcan conocimiento”.

El desafío no puede ser más acuciante.

El mundo laboral, tal como lo conocemos, está dejando de existir como lo muestran quienes predicen que de aquí a veinte años -o menos-, no se necesitarán la mitad de los puestos de trabajo que hoy existen. Basta ver cómo se manejan las grandes plantas productoras de celulosa en Uruguay -computación, robótica y logística mediante- para saber que ese vaticinio es correcto. Eso no significa que la educación deba rendir culto exclusivo a la tecnología, pues tan necesario como enseñar el dominio de los nuevos instrumentos es moldear ciudadanos de mente abierta, creativos, con sólida cultura y, sobre todo, emprendedores.

Uno de los principales responsables de esta oportuna iniciativa ciudadana, el maestro Juan Pedro Mir (ex-director de Educación), lo formula así: “Reconocer los cambios vertiginosos que estamos viviendo y que hace que nuestras instituciones fundamentales (familias, partidos políticos, Estado, agremiaciones, iglesias, y por supuesto sus instituciones educativas) se vean interpeladas y resignificadas”. Eduy21 parte de la base de que en esa labor debe participar no solo el sistema educativo sino “otros espacios que también están en crisis”.

“Para educar a un niño hace falta todo un pueblo”, reza un antiguo proverbio africano que resalta que la causa de la educación es de todos y no sólo patrimonio de las escuelas y los docentes. Ojalá que esta nueva institución que surge con el auspicio de tantas personalidades logre encolumnarnos a todos en una empresa que tiene al menos una parte del trabajo hecho: el diagnóstico de los males que afligen a la educación nacional. Ahora que sabemos lo que no hay que hacer en la enseñanza, Eduy21 puede ayudarnos a enderezar el rumbo.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/opinion/eduy21-educar-mejor-enfoque-mercader.htm

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Las neurociencias no revolucionan la educación

Por: Daniel  Brailovsky

El fenómeno mediático y comercial que explota los valiosos aportes de la neurociencia contemporánea como un hito revolucionario del campo educativo, reedita conservadurismos y asordina una mirada política y propiamente pedagógica sobre los desafíos que enfrenta el sistema educativo.

El impulso de un proyecto de ley sobre Dificultades Específicas del Aprendizaje (1) ha suscitado una oleada de reacciones por parte de educadores, profesionales de la salud y científicos sociales que reconocen en esta iniciativa otra expresión de las miradas cientificistas y reduccionistas sobre el aprendizaje escolar. Si bien la iniciativa se funda en la intención de garantizar derechos, evitar estigmatizaciones y ampliar el compromiso del Estado asumiendo mayores compromisos en materia de salud y educación, tras la apariencia científica de los argumentos, el aprendizaje escolar (y sus dificultades) aparece definido como un problema puramente biológico o neuronal. Esto supone valoraciones sobre la sociedad, la cultura y la educación que van desde el reduccionismo y la falacia, hasta la más pura eugenesia o el darwinismo social. Los portavoces de esta perspectiva asumen que hasta el 10% de los problemas escolares se debe a la falta de diagnóstico temprano de un proceso de índole neurobiológico con base genética. La puesta en segundo plano de las principales dimensiones del fracaso escolar (pedagógica, didáctica, social, cultural, económica y política), convive en el debate amplio con argumentos tan escandalosos como la formulación de una explicación neuronal de la pobreza, descripta en términos de “capital mental” (figura teórica que podría leerse como una caricatura fisiológica del capital cultural de Pierre Bourdieu) y que es presentada en forma mediática y bajo el auspicio de grandes empresas por los principales promotores de esta corriente de pensamiento.

Pero ni el proyecto ni sus promotores constituyen el centro del problema, pues éste es la expresión más reciente de un fenómeno más amplio. En perspectiva, se inscribe en el contexto de iniciativas análogas que han visto la luz en los últimos años. Probablemente una de las más pintorescas sea el proyecto de una ley de “educación emocional” que busca “desarrollar mediante la enseñanza formal las habilidades emocionales” (p.e. autorregulación emocional, motivación o aprovechamiento productivo de las emociones), convirtiendo algo tan complejo, inasible y sanamente ingobernable como la emoción en una especie de currículum afectivo normalizador. (2) Esta mirada neopositivista de las dificultades de aprendizaje se reconoce también en el llamado “Trastorno por déficit de atención con hiperactividad” (ADD o ADDH), que con demasiada frecuencia es lisa y llanamente un eufemismo médico para aludir al hecho de que no todos los alumnos se quedan quietos escuchando cuando las clases son aburridas, están mal pensadas o desconocen la necesidad de construir la enseñanza desde la alteridad y el diálogo. La experiencia con el ADD/ADDH, además, ha mostrado contundentemente lo que sucede cuando los problemas de aprendizaje son sacados de contexto y adjudicados a una patología del alumno: severas situaciones de abuso de los medicamentos, adicciones y situaciones recurrentes de estigmatización.

Hasta aquí, nada nuevo. Neurólogos (o psicólogos, o gurúes del credo que fuere) desbordan de entusiasmo y creen que sus postulados están llamados a revolucionar la educación. Ya ha sucedido muchas veces. Y no es curioso que, como en todas las versiones anteriores, muchos de los textos que hablan de neurociencias y educación se digan portadores de visiones críticas acerca de la escuela tradicional, y hasta se autoproclamen revolucionarios. “La revolución del cerebro”, “la nueva educación basada en el cerebro” o “la revolución de la neuropedagogía”, son algunos de los estandartes que sostienen. Para cualquier pedagogo, sin embargo, es evidente que los hallazgos en materia de neurobiología no aportan a la pedagogía lo bastante como para considerarse revolucionarios. La asombrosa posibilidad de observar mediante complejas tecnologías el funcionamiento de un cerebro vivo, es fascinante. Sólo la buena ciencia ficción ha anticipado este increíble avance. Pero creer que este logro se traduce en revoluciones educativas es un exabrupto que desconoce por completo el sentido del hecho educativo.

Pero ya se ha dicho tanto, y tan bien dicho, sobre estas iniciativas como emergentes de un nuevo conservadurismo educativo, que optaré aquí por entrarle al asunto desde otro ángulo. Me gustaría analizar la cuestión a partir de la pregunta por el autoproclamado carácter “revolucionario” de los enfoques neurocientíficos aplicados a la vida escolar, y esbozar algunos argumentos que podrían ayudar a pensar la cuestión desde una perspectiva más que legítima: la propiamente pedagógica.

La enseñanza se enfrenta a enormes dilemas. Los profesores se aferran a modelos “tradicionales” aun cuando desde hace siglos existen voces críticas que intentan desterrarlos de las aulas. Los manifiestos escolanovistas de principios del siglo XX ya expresaban (mucho antes de las resonancias y las tomografías, y de un modo mucho más ordenado y elocuente) todos los principios que hoy proclama la neuropedagogía. Una excelente recopilación de estas ideas clásicas puede hallarse en el libro más reciente de Philippe Meirieu, el punto de partida es su cólera hacia los panfletos que difunden las tesis clásicas de la educación nueva presentándolas como paquetes fáciles de vender. (3) Y traigo a Meirieu simplemente para mostrar que son muchos en todo el mundo los que observan con preocupación cómo los gurúes mediáticos del momento presentan, simplificadas y vulgarizadas, ideas que ameritan pensarse mejor.

La mayor parte de las prácticas “tradicionales” criticadas tienen que ver con el excesivo centramiento de la enseñanza en la figura del docente, que explica y despliega sus saberes, y con el olvido de los intereses auténticos y las necesidades de los alumnos, que quedan relegados a una posición de espectadores pasivos. Algunos partidarios de los enfoques neuropedagógicos suponen que conocer mejor el cerebro equivale a conocer mejor al alumno y sus potencialidades, y creen que este conocimiento devendrá en una revitalización del olvidado lugar del estudiante en el aula. Sin embargo, en este razonamiento hay una falacia evidente: las razones del olvido del lugar del alumno no pueden buscarse sólo ni principalmente en los misterios del cerebro. No sólo porque el organismo no es el cuerpo, sino porque este dilema educativo tiene explicaciones mucho menos lineales, que es preciso mirar pedagógicamente.

Ensayemos entonces una explicación desde la pedagogía, presentando tres argumentos.

Primer argumento: mirar el cerebro, no es mirar al alumno. La enseñanza es dos cosas a la vez. Por un lado, es una relación que involucra el encuentro (emotivo, intenso, comprometido) de personas que ahondan en algo tan íntimo y profundo como el saber, las creencias, las convicciones y la ideología. Y al mismo tiempo, la enseñanza es un sistema político y social, de proporciones industriales, que distribuye credenciales, habilitaciones y títulos profesionales. A la enseñanza le cuesta mucho ser ambas cosas a la vez, pero necesita imperiosamente ser las dos cosas. Necesita ser una relación, porque sin alteridad, no podría haber aprendizaje profundo y significativo. Y necesita ser un sistema público, porque de otro modo no podría estar al servicio de un proyecto social, y sería un abanico atomizado de experiencias individuales. Cuando discutimos sobre las tareas que la maestra manda para hacer en el hogar, por ejemplo, pensamos la enseñanza como una relación. Cuando opinamos sobre la inclusión en el currículum oficial de la educación sexual, en cambio, la pensamos como un sistema. Ambas cosas son necesarias. Pero –y aquí viene el problema– algunas demandas del sistema influyen fuertemente en las relaciones de enseñanza. El ejemplo más obvio: la existencia de contenidos obligatorios, como la mitocondria, los ángulos consecutivos, el Peloponeso, las dicotiledonias, los anticiclones, los afluentes del Paraná, etc. El programa oficial es necesario, pero hace más difícil para los profesores partir del puro interés de los alumnos, y vuelve a la enseñanza más proclive a centrarse en la explicación del docente. Este antiquísimo dilema, como es evidente, no se resuelve conociendo mejor las bases fisiológicas o neuronales del aprendizaje, sino pensando mejor las relaciones entre las dimensiones didácticas y políticas de la educación.

Segundo argumento: conocer científicamente el aprendizaje no es el único modo (ni el mejor, tal vez) de mejorar la enseñanza. Las neurociencias que miran la educación con la esperanza de revolucionarla, emplean la expresión “enseñanza basada en el cerebro”. El punto de partida, dicen, debe ser un conocimiento más detallado de los mecanismos del aprendizaje. Los argumentos que se utilizan en general son parecidos a los de la psicología evolutiva clásica: “si entendemos cómo funciona la mente, educaremos mejor”. En ambos casos el riesgo es similar: se intentan reemplazar los esfuerzos que demandan las relaciones educativas (complejas, cambiantes, políticas, insertas en instituciones) por fórmulas esenciales sobre “el alumno” o “el aprendizaje”.

Desde un lugar muy diferente, las pedagogías críticas (en plumas como las de Paulo Freire, por nombrar un destacado referente) sostienen que el punto de partida de la enseñanza es el marco cultural, ideológico, político y social de los alumnos. Esta idea se reafirma desde muchos ángulos, incluidas las nuevas visiones psicológicas sobre el aprendizaje, representadas en las lecturas actuales de la teoría sociohistórica de Lev Vigotsky, donde el aprendizaje no es escindido de las relaciones sociales en las que tiene lugar. Desde esa visión, está claro que no hay recetas ni verdades absolutas. Hay que saber mirar, y desarrollar en forma más artesanal que metódica una mirada sensible sobre las relaciones que van tejiendo la trama de lo educativo. Y aunque esta idea es más o menos incompatible con la que sostiene que el punto de partida de la educación es el conocimiento del cerebro, paradójicamente muchos autores de la corriente neurocientífica se dicen afines a las pedagogías críticas, y a la corriente de la escuela nueva. Sin embargo, si uno toma algunos de los principios generales de las pedagogías críticas o del movimiento de la escuela nueva, observará que las coincidencias son pocas, y las diferencias muchísimas.

En lo que sí coinciden es en algunas de las recomendaciones prácticas propuestas. Repasando el artículo 6 del proyecto de ley sobre Dificultades Específicas del Aprendizaje, por volver al ejemplo, pueden leerse ideas tan interesantes como “brindar mayor cantidad de tiempo para la realización de tareas”, “asegurar que se han entendido las consignas”, “facilitar el uso de ordenadores, calculadoras y tablas”, “ajustar los procesos de evaluación a las singularidades de cada sujeto” o “asumirse como promotores de los derechos de niños (…)”. Se agregan otros del orden de: “evitar copiados extensos y/o dictados” y evitarle a los niños “exposiciones innecesarias frente a sus compañeros”. Todas estas recomendaciones, eclécticas herederas de tradiciones tan diversas como la didáctica clásica, la psicopedagogía diferenciada, el escolanovismo, la educación especial y el sentido común, existen todas ellas desde hace muchísimo tiempo en la teoría y en el currículum oficial, que es donde suelen hallarse referencias a recomendaciones tan específicas. En lo que claramente no se basan, es en un crucial conocimiento acerca del cerebro. Todo parece apoyar la idea de Steven Rosede que la dirección de la utilidad es la contraria: “Esto es menos sobre lo que los educadores puedan aprender de nosotros, y más acerca de cómo su experiencia de la enseñanza puede ayudar a enmarcar las preguntas que los neurocientíficos hacen sobre el cerebro”.

Los conocimientos científicos acerca del aprendizaje siempre han sido un insumo del trabajo escolar. Sirven para acompañar hipótesis de trabajo de los docentes y para brindarles una formación amplia y general. Pero no son el único modo de fortalecer el lugar de los alumnos en las relaciones educativas. Y no lo son, porque en lugar de acercar a maestros y alumnos en una relación más libre, más sincera y más comprometida, estos saberes (psicológicos antaño, neurocientíficos más recientemente) ponen al aprendizaje y a la enseñanza en lugares rígidos y supuestamente asépticos. Puede ser útil saber qué límites impone la biología a los tiempos de un bebé, por ejemplo, o cada cuántos minutos la mente debe descansar, o cuán necesaria es la hidratación para prestar atención. Pero lo cierto es que las acciones de los maestros se significan en sus relaciones con los alumnos, y no hay un modo de estandarizar ni medir en forma absoluta sus efectos.

En el caso puntual de la dislexia, puede ser interesante saber que las dificultades para aprender a leer y escribir (que cualquier maestro detecta y reconoce sin un certificado médico) incluyen en su origen componentes biológicos. Pero ello no cambia el hecho de que el trabajo pedagógico para acompañar el aprendizaje de esos niños y niñas no se nutre de (ni se basa exclusivamente en) el diagnóstico. Resulta difícil imaginar en este caso efectos diferentes a los de la misma estigmatización que se pretende prevenir. La experiencia con el ADD/ADDH ha mostrado claramente a qué puede conducir la medicalización de los problemas de aprendizaje. El terreno para construir esta reflexión no es el de la ciencia dura, sino el de la ética. El lugar de la ciencia no es clasificar a los alumnos según su condición sino, en todo caso, formar parte del amplio conjunto de instancias con las que cuentan los docentes y el Estado, para dar forma a los proyectos educativos.

Por último, el tercer argumento reposa en el hecho de que el fenómeno de las neurociencias en educación es uno de orden discursivo, con todo lo que ello implica: tribus que crean y habitan sus jergas, y lenguajes que, al decir de Foucault, tallan los objetos que nombran. En ese punto, el cruce entre ambas disciplinas (neurobiología y pedagogía) se funda en una serie de malentendidos, el primero de los cuales es la visión deformada que cada una de ellas tiene de la otra. Muchos educadores aceptan con demasiada ingenuidad todo lo que proviene de las investigaciones neurológicas, tal vez por la misma razón que aportaron cinco millones de “me gusta” al sitio en Facebook que promueve la ley de educación emocional. ¿Quién va a estar en contra de hablar de las emociones en la escuela, ante tanta tradición racionalista en los sistemas de enseñanza? ¿Quién se va a oponer a tomar aquello que los científicos descubren como plataforma de la enseñanza, con lo serios y asépticos que se ven en sus delantales, igual que en las propagandas de jabón para la ropa? Los expertos en neurociencias, por su parte, tienen en general una visión algo simplificada de lo que significa educar. Los relatos de sus experiencias en la escuela y algunas estadísticas generales suelen ser toda la evidencia que aportan para reconocer en la escuela un recipiente ideal de los avances en las investigaciones. Los reduccionismos a ambos lados de la relación, entonces, no ayudan.

Finalmente, lo que parece haber detrás de esta euforia por los avances neurocientíficos como panaceas capaces de revolucionar la educación es la vieja idea iluminista del progreso, siempre solidaria con los afanes de control. La misma idea que Pablo Minini expresó muy bien en su artículo del 24 de septiembre en este diario: una conducta o una emoción generan cierta actividad neuronal medible, y la expectativa de estos enfoques es lograr que la conducta se adapte a la norma. “Lo que en verdad les importa”, dice Minini, “es lo que las neuronas les hacen hacer a las personas. Y cómo un técnico puede controlarlo”. Por eso, desde una visión crítica parece improbable que los aportes de las neurociencias a la educación constituyan algún tipo de revolución copernicana para la educación, la enseñanza y las prácticas escolares. Los modos de la educación de cambiar de paradigma, de atravesar sus “revoluciones”, en general tienen que ver con cosas pequeñas, pero muy trascendentes: cómo establecemos una conversación entre maestros y alumnos, cuánto y cómo sabemos escucharnos, cómo imaginamos el futuro común, qué permisos habilitamos para ser uno mismo dentro del aula y, por supuesto, cómo conciliamos las demandas que la enseñanza presenta a nivel de las relaciones individuales y a nivel de las utopías sociales.

(1) Se trata del proyecto de ley S-1680/15, presentado por la senadora María Laura Leguizamón.

(2) Puede hallarse más información al respecto en el sitio en Facebook del proyecto:https://www.facebook.com/fundacioneducacionemocional/about/

(3) Philippe Meirieu, Recuperar la Pedagogía: de lugares comunes a conceptos claves, Buenos Aires: Paidos, 2016.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/las-neurociencias-no-revolucionan-la-educacion/

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Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la Educación: Retos Y Posibilidades

20 octubre 2016/Edior¨

Fundación Santillanal, mp’jjnnnnn7 Fuente: openlibra

En los últimos años, la implantación de la sociedad de la información y del conocimiento en todos los estamentos de la sociedad es un hecho incuestionable. Y el aprendizaje a lo largo de la vida es una de las claves de la educación de los ciudadanos del siglo XXI. El éxito en la sociedad del conocimiento requiere de todos la capacidad, por una parte, de llevar a cabo aprendizajes de diversa naturaleza a lo largo de nuestras vidas y, por otra, de adaptarse rápida y eficazmente a situaciones sociales, laborales y económicas cambiantes. Las tecnologías de la información y la comunicación tienen un potencial reconocido para apoyar el aprendizaje, la construcción social del conocimiento y el desarrollo de habilidades y competencias para aprender autónomamente.

(…)

Por su parte, para enfrentarse a esta sociedad el alumno ya no tiene que ser fundamentalmente un acumulador o reproductor de conocimientos sino que, sobre todo, debe llegar a ser un usuario inteligente y crítico de la información, para lo que precisa aprender a buscar, obtener, procesar y comunicar información y convertirla en conocimiento; ser consciente de sus capacidades intelectuales, emocionales o físicas; y disponer también del sentimiento de su competencia personal, es decir, debe valerse de sus habilidades para iniciarse en el aprendizaje y continuar aprendiendo de manera cada vez más eficaz y autónoma, de acuerdo con sus necesidades y objetivos.

Para leer, descargue aqui:https://openlibra.com/es/book/download/las-tecnologias-de-la-informacion-y-la-comunicacion-tic-en-la-educacion

Fuente: https://openlibra.com/es/book/download/las-tecnologias-de-la-informacion-y-la-comunicacion-tic-en-la-educacion

 

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Primer Congreso Virtual de Tecnología y Educación

América del sur/Argentina/18 de octubre de 2016/Fuente: educación futura

Con el acceso a las redes sociales y de la información hoy vemos como cada vez mas gobiernos a nivel mundial implementan y proponen leyes, reglamentos, programas y acciones para adentrar a sus naciones el acceso a las TIC y al combate a la brecha digital; algunas lo hacen muy bien, otras dejan mucho que desear, cada nación es un caso particular.

En esta nueva era digital el lenguaje universal que une y comunica a las naciones del mundo es sin dudarlo, la tecnología y la educación. Por ello en esta sociedad cada vez más globalizada y digitalizada existe la necesidad de seguir tendiendo puentes entre las naciones y sobre todo entre los actores educativos y tecnológicos, no solo locales, sino también globales para comunicarse, intercambiar, compartir, enseñar y aprender unos de otros, lo cual implicaría un beneficio directo a quienes tengan la disposición de participar en estas comunidades de aprendizaje.

Por ello resulta importante señalar que un punto de encuentro innovador, integrador y de acceso para todos será el 1er. Congreso Virtual Argentino e Iberoamericano de Tecnología y Educación mejor conocido por sus siglas como COVAITE, el cual surgió como una comunidad académica independiente de docentes Argentinos y Colombianos instituida por Andrea Moreno, Iván Artaza, Bruno Bustos,  Álvaro Neill y Sebastián Ocaño; que hoy como Comité Organizador invitan a la colectividad internacional y particularmente de Iberoamérica a participar en este primer espacio de encuentro digital que busca como su objetivo central el generar un espacio de difusión de temáticas vinculadas al uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación aplicadas a la educación.

Además este congreso pretende compartir, reflexionar, divulgar, fomentar y difundir lo que las comunidades y actores educativos de Iberoamérica están realizando en sus respectivas naciones con el uso de estas tecnologías universales, por ello convocan a docentes, formadores, funcionarios, estudiantes, profesionales y empresarios interesados en estas temáticas educativas.

Sin duda será un encuentro muy importante por la cantidad de prácticas, usos y sobre todo reflexiones que se puedan compartir sobre el uso de las TIC en entornos educativos, sociales, digitales y globalizados; además de que la experiencia de los ponentes dará a conocer diversas herramientas, propuestas, y temáticas de interés para todos, como serán, el favorecer y dar a conocer actividades educativas con uso de Tecnología, especialmente con el uso de las TIC como herramientas o medios que pueden contribuir  a la construcción y reconstrucción del conocimiento, además de considerar las bondades pedagógico-didácticas al servicio de los actores educativos.235242363-jpg

Sabemos de parte del comité organizador que el Congreso se desarrollará bajo la modalidad Virtual y en dos etapas claramente definidas:

  •  Temporal: Un evento intensivo de 5 días de duración, en la que se presentarán temáticas en distintos formatos digitales a elección del ponente (Video, presentación, documentos de texto, etc.).
  • Atemporal: Después de finalizado el Congreso, los participantes contarán con acceso a las ponencias y/o trabajos presentados durante un lapso de 15 días, a fin de rescatar experiencias y apropiarse del material necesario para socializarlo en su entorno educativo más próximo, posterior a ello la plataforma se cerrará definitivamente.

Los ejes temáticos que se abordaran son los siguientes:

  • Recursos didácticos y tecnológicos aplicados a la educación.
  • Experiencias áulicas con TIC.
  • Proyectos Institucionales con TIC.
  • Tecnologías móviles en educación.
  • Educación Virtual.
  • Realidad Virtual, Realidad Aumentada, Impresión 3D.
  • Accesibilidad, inclusión y TIC
  • Investigación en el Área de TIC y educación.

Hasta hace poco el asistir a un evento internacional implicaría realizar un gasto tanto de las personas interesadas en participar o de las instituciones o empresas que les representan; hoy la red y el mundo de internet permiten realizar lo que antes no era posible, cada vez con mayor perfección.  Que nadie quede fuera de una capacitación, de un curso, de la posibilidad de seguir creciendo, aprendiendo, enseñando y compartiendo; hoy ya es posible y solo es cuestión de querer participar, esa es la propuesta del COVAITE para lograr la colaboración mutua y desinteresada de educadores e instituciones educativas de todo el mundo, donde podrán lograr el enriquecimiento y generar, proponer y aportar  cambios y mejoras a la comunidad educativa internacional.

Por ello, hoy por medio de una Plataforma Virtual que los organizadores han preparado para este Primer Congreso Virtual, brindan a quien guste participar la oportunidad de acceder, interactuar, socializar, conocer, divulgar y experimentar una oportunidad única y gratuita, partiendo de la igualdad de oportunidad para todos, la posibilidad del debate y dialogo sobre los temas educativos en constante evolución y desarrollo.

Quien esté interesado en ser parte de esta experiencia internacional, a llevarse a cabo del 23 al 27 de noviembre de 2016,  puede visitar la página web www.covaite.com

Éxito al COVAITE  y a toda la comunidad educativa internacional.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/primer-congreso-virtual-de-tecnologia-y-educacion/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/10/logo.jpg

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Bolivia: Gobierno garantiza educación en casa para 1.500 personas con discapacidad

América del Sur/Bolivia/18 de octubre de 2016/Fuente: paginasiete

Darán computadoras con acceso a internet domiciliario a los primeros 90 beneficiarios. Habrá vehículos para trasladar a los maestros voluntarios que serán compensados.

Desde el lunes, los ojos de Mayda Aliaga, una muchacha de 19 años con discapacidad intelectual,  ya no verán sólo el techo blanco  de la habitación de su casa ubicada en la ciudad de  El Alto. Ese día,  ella conocerá a la maestra que le  enseñará a leer y escribir, pero también a manejar una computadora e internet.
 «Estoy feliz. Mi hija está 19 años encerrada en ese cuarto. No sale porque no camina; si a veces la saco debo empujar la silla de ruedas y eso me cansa… ya soy de edad”, cuenta la madre de Mayda, doña  Francy Valdés.
Hace 17 años, la joven fue diagnosticada con discapacidad intelectual  y desde entonces no recibió ningún tratamiento de rehabilitación. «Es que no teníamos plata”, explica su madre.
Finalmente, se abrió una esperanza para Mayda. Desde el lunes, ella y otras 89 personas con discapacidad grave y muy grave podrán estudiar en sus casas a través del Programa  de  Educación Sociocomunitaria lanzado para esta población, que no puede asistir a un centro  educativo debido a sus precarias condiciones socioeconómicas.
«Ahora implementamos un programa muy lindo. Las personas que no puedan ir al colegio, al centro de rehabilitación, tendrán la visita de un profesor de primera”, precisó ayer el vicepresidente Álvaro García Linera en el acto de lanzamiento del programa y la oficialización del Decreto Supremo 2980. Según la norma, los maestros  voluntarios que participen en  este plan serán compensados con la homologación de año de provincia o ganarán una gestión en el escalafón.
 Ayer, la emoción colmaba el hall del Palacio. En el acto, decenas de niños con diferentes tipos de discapacidad escuchaban atentamente los discursos.
 El ministro de Educación, Roberto Aguilar, explicó que en primera instancia serán 45 docentes los que atenderán al grupo de personas con discapacidad identificadas y que  la formación será  en sus propias viviendas.  Aseguró que en 2017 se incorporarán a otros 500 beneficiarios  y espera que en 2018 lleguen a 1.500.
  El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, garantizó la dotación de computadoras para  cada uno de los beneficiarios del programa y prometió  la  instalación de  internet en  los hogares  con varias aplicaciones especiales para los estudiante. Además, dijo que dará un vehículo a cada departamento para que traslade a los maestros.
Por su parte, el viceministro Noel Aguirre, aclaró que el programa comienza el lunes. «Los maestros acudirán a las casas al menos dos jornadas cada 15 días. Las clases las darán durante cuatro horas o más”, dijo. Los beneficiarios también tendrán la visita de un médico para que supervise la  salud de los estudiantes y de un asesor jurídico para que ayude a  las familias que lo precisen.
Tras el anuncio, Mayda movió el brazo y regaló una cálida sonrisa en muestra de  gratitud. «Está feliz”, dijo su madre.
Testimonios de padres de beneficiarios del Programa
Maya Cruz,  madre de Richard de 21 años
En el colegio no querían recibirlo
Estamos contentos por mi hijo. Él tiene parálisis cerebral y por ello los colegios no querían recibirlo; ahora podrá estudiar en casa, con la ayuda de su maestra. Él está feliz de la vida con este nuevo reto; por ello, muchas gracias.
Este programa ayudará al proceso de incorporación, real y funcional de la educación de nuestros niños.  Las familias fuimos bendecidas  con él.
Eugenio Poma,  padre de Angélica de 24 años
Mi hija nació sana y se enfermó
Mi hija nació sana y así estuvo hasta que cumplió tres años. Luego se puso mal y ya no podía levantarse, caminar y tampoco comía. La llevé al médico, pero me pidió estudios que no le hice hacer por falta de dinero, ya que ella es la octava de mis once hijos.
Ahora agradezco por este programa porque sé que me ayudará a que ella sea independiente.
Francy Valdéz,  madre de Mayda Aliaga de 19 años
Quiero que aprenda a comer
Ella es mi única hija. Tiene discapacidad intelectual y por eso apenas mueve un poco el brazo. Yo quiero que aprenda a comer, lavarse y a comunicarse, porque  hasta el momento no puede hacerlo.
Quiero que le enseñen todas esas cosas  que son necesarias, porque ya soy de edad y tengo miedo faltarle en algún momento. ¿Qué será de ella? Me preocupa el futuro de mi hija

Quintana sugiere un servicio militar alternativo

Página Siete  / La Paz
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, sugirió el  «servicio militar alternativo” para que los jóvenes que son parte del servicio militar obligatorio  ayuden  por un periodo  a las personas con discapacidad.
«Si logramos construir este proyecto de servicio militar alternativo, los jóvenes podrían servir un año y medio o dos años a las personas con discapacidad, por supuesto cumpliendo con los requisitos básicos del servicio militar. De tal suerte que tendríamos 5.000 jóvenes voluntarios que harán un poco de  servicio militar, pero una mayor parte de su trabajo será social al lado de cada una de las personas con discapacidad”, propuso ayer  el ministro Quintana en el lanzamiento del programa de Educación Sociocomunitaria para personas con discapacidad.
Añadió que aún falta  amplitud para generar alternativas al servicio militar obligatorio. «Incluso los profesionales -como maestros, psicólogos  y otros- podrían hacer su servicio de compensación profesional”, apuntó.
 Esa propuesta  -dijo la autoridad- ya se aplica en Europa y algunos países de Latinoamérica, por lo que no es ningún «invento”. Por ello comentó que deben ser «más creativos” para compensar el servicio militar.
Aseguró que para armar ese «ejército de voluntarios” se debe sensibilizar a los jóvenes en todo el país. «Para que apoyen con toda la voluntad y el compromiso revolucionario a todas las personas con discapacidad a aliviar el peso que soportan cada una de esas familias”.
Fuente: http://www.paginasiete.bo/sociedad/2016/10/15/gobierno-garantiza-educacion-casa-para-1500-discapacitados-113530.html
Imagen: https://3.bp.blogspot.com/–K2_lzSayEY/Vv29UR0O3bI/AAAAAAABXqc/N27wCTxvgUslAfGxUViqvR1E6cr3dO8yg/s640/20160331022f.jpg
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Internet está modificando la forma de leer y procesar la información de niños y adolescentes

15 octubre 2016/Fuente: redem

Durante miles de años, los seres humanos adquirimos la información necesaria para relacionarnos con el entorno físico y con los demás, a través de la experiencia directa. La mayor parte de la información llegaba, lentamente, después de observar fenómenos y situaciones con nuestros propios ojos. El cerebro era alimentado también por relatos e informaciones procedentes de las experiencias vividas por otras personas, que trasladaban de forma verbal lo que habían visto con sus ojos, o escuchado con sus oídos. La transmisión de la información se realizaba de forma oral, con todas las ventajas e inconvenientes que esto supone, y de una forma evidentemente muy limitada y condicionada, fácil de alterar y sometida a la degeneración del mensaje propia del boca a boca.

Hace aproximadamente 5.000 años, con la creación de la escritura y la lectura, se produce una auténtica revolución en nuestro cerebro. Para adaptarse a la lectura, el cerebro tuvo que reorganizarse, permitiendo el desarrollo de largas y cada vez más complejas argumentaciones, acompañadas de multitud de datos que no era necesario memorizar en su totalidad, y dando lugar a pensamientos mucho más reflexivos. La lectura puso en marcha todo un proceso de desarrollo creativo. La imaginación y las investigaciones de unos, permitieron que otros continuaran creando hasta convertir en realidad muchas de las cosas que hoy nos rodean.

Pero, incluso este fabuloso cambio tuvo sus detractores y enemigos. Así es, nada menos que Sócrates, personaje sobre el que habría mucho que decir, consideraba que la escritura traería más problemas que beneficios. Afirmaba que la dependencia de la letra escrita alteraría para peor la mente de las personas. Defendía que la escritura amenazaba con convertirnos en pensadores menos profundos intelectualmente, menos sabios y menos felices. Nada menos… Por suerte y con el paso del tiempo se fueron imponiendo los argumentos defendidos por Platón, que veía en la escritura una oportunidad, aunque durante los primeros siglos estuviera reservada sólo a una minoría privilegiada.

Two pupils leaning on a pile of books while reading on touchpad

El segundo cambio importante se produciría con la adopción de la lectura silenciosa. Así es, durante siglos la lectura fue algo practicado por unos pocos y siempre en voz alta, con el objetivo de transmitir. Entorno al año 380, San Agustín se sorprende al ver a San Ambrosio leer sin abrir la boca ni emitir sonido alguno… La lectura en silencio, para el propio lector, trajo consigo todo un mundo de reflexiones, variedad y diversidad en las interpretaciones y autoconciencia. Permitía pararse, debatir consigo mismo sobre lo leído, releer, etc.

El tercer cambio se produjo entre los siglos XII y XIII, con la aparición y generalización en el uso de las palabras y los signos de puntuación. En efecto, durante siglos y siglos los manuscritos estuvieron formados por tediosos encadenamientos de letras, sin espacios que permitieran separar las palabras o detenerse ante puntos o comas. El lector debía realizar ímprobos esfuerzos por interpretar finalmente el contenido y sentido de las letras encadenadas que acababa de leer.

El cuarto cambio supuso una verdadera revolución, así como la popularización de la escritura, la lectura e incluso la cultura y el pensamiento en todas sus formas. A mediados del siglo XV, el orfebre alemán Johannes Gutemberg inventa la imprenta. Los escasos y artesanales libros dan paso a la edición y distribución de miles de ejemplares por toda Europa. Obras antes apenas leídas comenzaron a estar al alcance de los ciudadanos del momento. Los precios y los tiempos de edición se redujeron enormemente, y la demanda de libros se disparó. Según los cálculos realizados por Michael Clapham en “Printing”, en los cincuenta años posteriores a la invención de la imprenta, se editaron tantos libros como los reproducidos por los escribas europeos a lo largo de los mil años precedentes. A finales del siglo XV más de 250 ciudades europeas tenían ya imprenta, y circulaban más de 12 millones de libros. Pero este maravilloso invento también tuvo sus detractores… Muchos comenzaron a preguntarse si era bueno que todo el mundo pudiera tener acceso a la información… Y no digamos ya si se trataba de información, contenidos u opiniones que podían no ser compartidos por el poder imperante en el momento. Según señala Joad Raymond en “The Invention of the Newspaper: English Newbooks”, el primer censor oficial de libros que hubo en Inglaterra planteó que la tipografía estaba trayendo más daño que beneficio a la cristiandad. Pero, como todos sabemos, la imprenta no sólo no cesó de imprimir libros, sino que gracias a ella la Biblia es el libro más difundido del mundo..

Y, finalmente, el quinto cambio también debe ser considerado una revolución: la escritura y lectura digitales a través de internet. La web 2.0 ha convertido además a las personas en productoras de información, y no sólo en meras consumidoras. Blogs, redes sociales, webs temáticas, foros, etc, etc, están permitiendo que cualquier ser humano con una conexión a internet pueda comunicar algo al resto del mundo con posibilidad de ser accesible para unos 2.500 millones de usuarios. Según los datos publicados por Science en el año 2011, la humanidad actual genera cada 2 días la misma información generada por nuestra especie durante casi 5.000 años. Es decir, 5 Exabytes de información cada 48 horas.

El acceso a la información hoy en día es digital: menos del 0’1% de la información generada en la actualidad está en papel. El 99,9% de la información se encuentra disponible sólo en formato digital. Cada minuto que pasa se realizan 2 millones de consultas en Google. Es decir, el buscador es el principal y omnipresente medio de búsqueda de información para niños, adolescentes y adultos.

Y he aquí que, tal y como señalan investigadores y neurocientíficos de todo el mundo, la forma en que adquirimos la información influye en nuestra forma de percibirla y de transmitirla. El tipo de actividad mental que desarrollamos configura nuestro cerebro y la distribución de las neuronas. Tenemos la suerte de estar dotados de una herramienta extremadamente sensible, con una fabulosa característica que conocemos como NEUROPLASTICIDAD. El cerebro se modifica a sí mismo. No es estático ni rígido. Las neuronas establecen nuevos caminos, ponen en marcha nuevos circuitos neuronales y abandonan otros que quedan obsoletos. Algunas neuronas son descartadas, pero otras muchas pasan a engrosar y reforzar los nuevos caminos. La economía del reciclaje manda en el cerebro.

Pues bien, la herramienta que utilizamos para leer y para escribir nos condiciona. Sea la que sea… El propio Nietzsche afirmaba que desde que había comenzado a escribir con una máquina de escribir, no sólo su prosa sino incluso sus pensamientos se habían visto condicionados. El paso del papel a la máquina supusieron pare él un cambio importante. No podía ni imaginar lo que supondría más tarde el paso al cibertexto…

¿ES DISTINTO LEER INFORMACIÓN EN LIBROS A LEERLA EN PÁGINAS WEB?

Pues sí. Los estudios que lo ponen de manifiesto son muchos y muy variados. Uno de ellos es el realizado por el Dr. Jakob Nielsen, Director del Grupo Nielsen Norman que cofundó con el Dr. Donald A. Norman (ex vicepresidente de investigación de Apple Computer). Tras la realización de un estudio de seguimiento ocular, concluye que los usuarios de internet no realizan una lectura lineal, sino que “escanean” la pantalla. Los usuarios realizan una “lectura en F”. Leen las dos primeras líneas, y bajando por la izquierda vuelven a detenerse en el centro. Después abandonaban de nuevo la lectura lineal y bajan hacia la parte inferior izquierda. Las mismas conclusiones han sido obtenidas por otras entidades como el Laboratorio de Investigación de Usabilidad de Software de la Universidad Estatal de Wichita.

Según las investigaciones de Jakob Nielsen, las personas realmente leen menos del 20% del contenido de una página web. Así mismo, concluye que muchos usuarios dedican hasta un 69% de su atención al lado izquierdo de la pantalla, y sólo el 30% a la parte derecha.

Un estudio realizado entre jóvenes de 12 a 18 años por el University College of London, dirigido por el Profesor David Nicholas, determinó que los adolescentes necesitan mucho menos tiempo para encontrar una información en internet que los adultos. Son seis veces más rápidos que sus mayores. Pero, del mismo modo, el estudio concluye que internet disminuye la capacidad de concentración, así como la capacidad de los jóvenes para leer y escribir textos largos.

La empresa israelí de software ClikTale, recogió durante dos meses datos del comportamiento de un millón de visitantes de páginas web. Averiguó que en la mayoría de los países los usuarios de internet sólo pasan entre 19 y 27 segundos en cada web que visitan. Nunca leen una página entera.

Los estudios realizados por Ziming Liu, Catedrático de Biblioteconomía de la Universidad Estatal de San José, indican que está surgiendo un comportamiento lector basado en la pantalla, en el que la lectura se realiza en forma de exploración, de manera aleatoria, ni lineal ni fija y centrada en la búsqueda de palabras clave.

La psicóloga del desarrollo Patricia Greenfield, profesora en la Universidad de UCLA, repasó en 2009 más de cincuenta estudios sobre los efectos de los medios de comunicación en la inteligencia de las personas y su capacidad de aprendizaje. La conclusión fue la siguiente: el creciente uso de la Red está debilitando nuestras capacidades para el “procesamiento profundo” que permite “la adquisición consciente del conocimiento, el análisis inductivo, el pensamiento crítico, la imaginación y la reflexión”.

La verdad es que después de leer tantos artículos e investigaciones, no es difícil quedarse con la idea de que la lectura en internet está desestabilizando nuestros cerebros, hasta el punto de que puede llegar a producirse una involución. No obstante, creo que debemos ser mucho más objetivos, y situar cada cuestión en su contexto antes de sacar una conclusión.

¿LA LECTURA EN INTERNET ES COMPATIBLE CON LA LECTURA LINEAL DE LIBROS?

Creo que esta es la verdadera cuestión. Personalmente, como muchos de ustedes, pongo en práctica lo que considero son dos formas de lectura muy distintas, utilizadas siempre en función de las circunstancias. Leo, o “escaneo”, cientos de páginas web todos los días. Pero lo hago para buscar e identificar informaciones concretas. Sin esta forma de lectura, tan desarrollada por los adolescentes de hoy, tardaríamos muchas horas en determinar si la información contenida en una web responde a lo que estamos buscando o no. Es cierto que con la práctica se puede descartar un contenido en pocos segundos. La lectura en “F” me parece muy lógica. Leemos los encabezados y las primeras líneas para determinar si nos interesa, y después bajamos por la izquierda porque es donde empiezan los párrafos tras un punto y aparte. ¡Pero no hacemos esto sólo en internet! Lo hacemos también cuando hojeamos un libro de una estantería para saber si puede interesarnos, o cuando pasamos las páginas de una revista, o incluso cuando aun leemos algún periódico en papel.

Y lo cierto es que no he dejado de leer libros. Y no los “escaneo”, sino que realizo una lectura lineal, reflexiva y en profundidad, como hacemos todos cuando leemos un libro o un artículo que nos interesa (aunque sea tan largo como este). Creo, sinceramente, que ambas formas de lectura responden a necesidades distintas y son absolutamente compatibles y NECESARIAS.

EL HECHO DE QUE DOS FORMAS DE LECTURA PUEDAN CONVIVIR, NO QUIERE DECIR QUE VAYAN A HACERLO…

En efecto, esta es la siguiente cuestión que debemos plantearnos. Personalmente, como seguramente usted mismo/a, he pasado los primeros 30 años de mi vida leyendo libros, de forma lineal y reflexiva. Durante todo ese tiempo se han asentado en nuestros cerebros toda una serie de estructuras y circuitos neuronales, la mayoría de los cuales permanecen. No me inicié con la lectura en internet, ni he tenido que compaginar la lectura “tradicional” con la lectura “digital” hasta hace pocos años. La verdad es que no debemos asumir que los niños adoptarán ambas formas de lectura sin problemas, y sabiendo diferenciar perfectamente entre una y otra. Y no debemos asumirlo porque sabemos cómo funciona nuestro cerebro…:

  1. Nuestro cerebro es un ahorrador nato. De hecho, siendo tan pequeño consume el 20% de toda la energía que utiliza nuestro organismo. Parte de su trabajo consiste en optimizar recursos y ser “sostenible”. Si puede hacer algo de una forma más sencilla y que suponga menos esfuerzo LO HARÁ. Leer siempre de la misma manera es más fácil que tener que cambiar de registro y hacerlo de dos formas distintas en función de las circunstancias. Si una forma de lectura se realiza mucho más que la otra, el cerebro reforzará los procesos asociados para que cada vez nos resulte más fácil y sencillo leer así. En definitiva, la afianzará.

  2. No nos engañemos, la lectura de una página web o un contenido online bien diseñado resulta mucho más atractiva, en especial para los más pequeños. La mezcla de colores, fotografías, imágenes en movimiento, vídeos, banners, enlaces a otros sitios, etc, satisfacen la constante e innata curiosidad de nuestro cerebro. Muchos y muy diversos estímulos pueden tenerlo entretenido disfrutando con cada nuevo impacto, con cada nuevo descubrimiento, pero sin permitirle finalmente centrar su atención y profundizar dejando a un lado las distracciones.

CONCLUSION

Sinceramente, creo que existe el riesgo de que en los más pequeños, que no tienen años de experiencia en la lectura lineal y reflexiva, terminen adoptando y afianzando una forma de lectura en “escaneo”, que no permite profundizar en los contenidos, con una necesidad constante de cambiar de tarea para recibir nuevos estímulos, y muy dada a la distracción.

Y a tenor de los resultados señalados en el último informe PISA, lo último que necesitamos es que la comprensión lectora de los niños y adolescentes sea aun peor.

Pero NO podemos tampoco convertirnos en los Sócrates de nuestro tiempo, ni en los censores que desconfiaban de los nuevos inventos. La lectura en “F” es necesaria y fundamental ante la cantidad ingente de información que circula por internet. Es una adaptación a un nuevo entorno que no podemos ni debemos perder. Es más, debe entrenarse. Los niños y adolescentes están ya realizando ese entrenamiento. Pero hoy, más que nunca, es necesario reforzar la lectura lineal y reflexiva que permite PROFUNDIZAR, ASIMILAR y AFIANZAR información, datos y conceptos. Esto también debe entrenarse. Más que antes, sin lugar a dudas.

Obliguemos a nuestro cerebro a esforzarse. Puede hacerlo (¡y en el fondo le gusta!). Es vital que los niños y adolescentes de hoy lean libros enteros, profundicen y reflexionen sin distracciones. Nos jugamos más de lo que pensamos. En este momento, que los niños lean libros debe ser una prioridad para padres/madres y educadores. Debe ser una prioridad para toda la sociedad.

Fuente noticia: http://www.redem.org/internet-esta-modificando-la-forma-de-leer-y-procesar-la-informacion-de-ninos-y-adolescentes/

Fuente imagen: http://www.gob.mx/cms/uploads/article/main_image/17394/Unicef_-_700.jp

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Claves para el Ecosistema Educativo en Red

13 octubre 2016/Autores: Linda Castañeda -Jordel Adell/Fuente: openlibra

El interés de los Entornos Personales de Aprendizaje (PLE, por sus siglas en inglés) no reside tanto en su novedad conceptual o tecnológica, como en la asunción de una perspectiva sobre la educación que intenta responder al gigantesco cambio tecnológico y cultural que ha tenido lugar en las últimas dos décadas en nuestra sociedad.

La reflexión y el debate sobre este tema se ha desarrollado hasta la fecha más en ámbitos informales de la blogosfera que en los canales tradicionales de difusión de la investigación (revistas científicas y congresos) y, en ocasiones, con una orientación tan excesivamente tecnológica o tan excesivamente filosófica que ofrece con pocas ideas aplicables a la práctica educativa cotidiana.

Este libro pretende ofrecer al lector una introducción al concepto de PLE y al ecosistema de ideas pedagógicas que lo sustentan, además de algunas experiencias relevantes que ejemplifican cómo puede utilizarse en la práctica en todos los niveles educativos y cómo se aborda la investigación sobre PLEs desde diferentes perspectivas.

Fuente: https://openlibra.com/es/book/claves-para-el-ecosistema-educativo-en-red

Si desea Leer descargue aqui:  https://openlibra.com/es/book/claves-para-el-ecosistema-educativo-en-red

 

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