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Palestina en la educación

Hace tres meses escribí un artículo sobre “La escuela ante la barbarie”, escandalizada por lo que estaba sucediendo en Gaza y tratando de convencer que era necesario que el profesorado tratara el tema en el aula[1].

 

Después de estos tres meses, más escandalizada aún por la magnitud de la masacre, vuelvo a escribir, aunque ello implique repetirse. Porque es imprescindible no olvidar, no callar, continuar denunciando, en todos los ámbitos, y también en la escuela, en el instituto y en la Universidad. Y por ello, voy a insistir en esta idea: ”No podemos dejar que las futuras generaciones crezcan insensibles a lo que ocurre en nuestro país y en el resto del mundo. Que sean conscientes de que todas y cada una de nosotros formamos parte de esta humanidad y si queremos un futuro justo y en paz, será necesario trabajar para conseguirlo”.

 

Cada día que pasa hay más dolor, más niños y niñas masacrados, más persones inocentes asesinados, más edificios calcinados, más hambre, más sed, más injusticia y más crueldad. Y existe la tentación de terminar cansadas y angustiadas por tanta barbarie y que dejemos de mirar y de hablar de ello. Y no nos lo podemos permitir. Por ello voy a insistir en el mismo tema.

 

El filósofo alemán Theodor Adorno en 1966, en su libro ““La educación después de Auschwitz” afirmaba: “Cualquier debate sobre ideales de educación es vano e indiferente en comparación con este: que Auschwitz no se repita.[2] Y durante muchos años, generación tras generación, en la escuela, en el instituto y a veces también, en la Universidad, se cumplía esta máxima. Todos las profesoras y profesores, los maestros y maestras nos involucrábamos a fondo para hablar del horror del Holocausto, y nuestros alumnos sabían más de la segunda guerra mundial y de las barbaridades de Hitler, que de cualquier otro acontecimiento histórico.

 

Ahora, sin embargo, estamos ante otra barbarie histórica, un genocidio televisado en Gaza. Por supuesto, no es el primer holocausto que se repite. Por desgracia tenemos una larga lista de guerras y barbaridades desde que Hitler fue vencido.

 

Pero la guerra de Israel contra Palestina no es una guerra cualquiera, no hay dos ejércitos que batallan entre sí, con los “daños colaterales” que siempre aparecen. Ahora hay un ejército que bombardea a una población desarmada, que mata civiles, hombres, mujeres y niños, que destruye viviendas, Universidades, hospitales y escuelas, que deja a los dos millones de personas que vivían en Gaza sin casa, sin alimentos, sin agua y sin un lugar seguro donde cobijarse de las bombas. No es el Holocausto, pero es tan grave como él. Y, sin embargo, parece que ahora no es importante hablar de todo ello con nuestros niños/as y jóvenes.

 

Dicen, algunos, que esto es “adoctrinar”. ¿Entonces, llevamos años y años adoctrinando, por hablar del Holocausto y la necesidad de que no se repitiera?

 

Y ¿por qué es importante hablar de lo que está sucediendo en Palestina?

 

Porque el ataque de Israel abarca todos los aspectos de la vida de los habitantes de Gaza y Cisjordania y, por supuesto, llega a la educación. Las cifras del genocidio educativo son aterradoras, como lo indican datos, porque el objetivo, además de matar seres humanos, es el de destruir cultura y valores, de destruir criaturas y jóvenes y privarles de la posibilidad de la educación. A pesar de los continuos bloqueos y ataques que llevan sufriendo desde hace años, Gaza tenía un bajo índice de analfabetismo (del 0 o el 2% según las fuentes) y uno de los niveles más altos de matrícula escolar en el mundo, con un 95% de niños y niñas cursando la educación básica. Situación que va a ser imposible que continúe.

 

Los ataques israelís han dejado a 625 mil alumnos sin escuela en Gaza; 90 mil universitarios sin clase; el 60% de las escuelas y el 90% de las universidades han sido destruidas; 94 profesores universitarios han sido asesinados, así como más de 50 científicos y escritores. Sólo en los tres primeros meses del ataque murieron 4.300 estudiantes y 231 maestros/as de educación básica. Otros 7.259 estudiantes y 619 profesores resultaron heridos. Todo ello implica que miles de niños y niñas sufren traumas psicológicos, depresión, ansiedad, miedo, soledad, impotencia y, desgraciadamente, todo hace pensar que ello puede derivar en un gran deseo de venganza, en un futuro. Para muchos jóvenes palestinos, estudiar era algo más que librarse un futuro, era la única ventana abierta al mundo. Ahora solo les queda huir, si pueden, o unirse a la resistencia que, probablemente, será el futuro de muchos de ellos.[3]

 

Las personas que nos dedicamos y amamos la educación no podemos permanecer impasibles ni callados ante lo que está sucediendo en Gaza. Debemos actualizar el mandato de Adorno e informar a nuestros niños y jóvenes que, después de la segunda guerra y del genocidio perpetrado por los Nazis, se han producido muchos más holocaustos y que ahora tenemos uno ante nosotros. El hecho de ver en vivo y en directo toda la barbarie que está cayendo sobre el pueblo palestino, añadido al hecho de que nadie ha sido capaz de parar la masacre, hace más necesaria que nunca una reflexión y una explicación. Los hechos nos interpelan como educadoras y educadores y nos recuerdan nuestra obligación de educar en el conocimiento de los problemas de la humanidad, en la reflexión crítica del porqué de los acontecimientos y en la obligación moral de transmitir valores humanos y solidarios. Por ello no podemos callar, nuestra práctica educativa debe abarcar las cuestiones fundamentales del pasado y del presente.

 

La educación por la paz, la educación por los derechos humanos, la educación para la convivencia… son todos ellos mandatos de nuestro sistema educativo y están presente en todos los currículums. Pero, ¿cómo educar para la paz y la defensa de los derechos humanos, si nuestros jóvenes ven cada día como se conculcan estos derechos en Palestina, con el beneplácito de los países “democráticos”, como Estados Unidos y la Unión Europea?

 

Nuestro deber es explicarles que los valores de inhumanidad de que hace gala Israel no deben ser normalizados ni olvidados. Nuestro deber es explicar la historia de los dos países y el conflicto que ha llevado a esta barbarie. Y, sobre todo, es imprescindible que sean solidarios y sensibles ante el dolor humano de niños/as y jóvenes como ellos y ellas.

 

Y sí, hay que explicarles que las guerras no son justas, que siempre son por intereses de una minoría, pero que siempre pagan la gran mayoría de los que tienen menos dinero y menos poder. Hay que explicarles que Europa está cayendo en el error de ser parcial porque sigue los mandatos de EEUU y que España continúa vendiendo y comprando armas a Israel, que servirán para continuar matando y masacrando a personas civiles.

 

Debemos reflexionar conjuntamente con nuestros alumnos y alumnas sobre el papel de la tecnología, muy positiva para algunos asuntos, pero totalmente letal cuando se usa para matar. ¿Por qué ese culto a la tecnología al servicio de la muerte y el dolor? ¿Por qué esta admiración ante la IA que ayuda a lanzar a diario centenares de bombas inteligentes en aviones supersónicos? ¿Es este el futuro que nos espera? ¿Deberíamos hacer algo para impedirlo? Y debemos debatir con ellos y ellas por qué un pequeño país en el Occidente de Asia, Israel, que solo cuenta con nueve millones de habitantes, puede matar, destruir, aplastar a los palestinos con total impunidad. Por qué Europa sanciona a Putin por la invasión de Ucrania, pero apoya a Israel en su invasión de Gaza y Cisjordania. Por qué Europa, que reaccionó y se escandalizó con la barbarie de los nazis, ahora está impasible ante esta nueva barbarie. Por qué el mundo occidental está tan preocupado por la emergencia climática y se olvida que las guerras y la destrucción que conllevan, además de las víctimas humanas, son lo más anti-ecológico que existe. Y también deberíamos reflexionar sobre el futuro que les espera a todos estos niños/as y jóvenes, que han visto morir a sus padres o hermanos, que han perdido piernas o brazos y que han visto sus casas convertidas en cenizas. Cómo será posible superar las secuelas físicas y psíquicas y cómo podrán vivir sin odiar con fuerza a sus verdugos.

 

Todas estas preguntas deberían formar parte de nuestras actividades pedagógicas en el aula, si nos creemos, de verdad, que la educación tiene que desempeñar un papel importante en la formación de los futuros ciudadanos y ciudadanas, despertando su conciencia crítica para que sean capaces de implicarse en la construcción de un futuro mejor.

 

Finalmente, y no menos importante, es señalar que a pesar de toda la censura son miles y miles las persones que en todo el mundo han salido a la calle para reclamar el fin de este genocidio que Israel está infringiendo a los palestinos. Que, en todas partes del mundo, se han organizado actos de protesta contra este genocidio y en solidaridad con el pueblo palestino. Y que ellos y ellas pueden también participar, yendo a las protestas, pintando murales, haciendo vídeos, visitando a las compañeras (en Barcelona) que están en huelga de hambre, escribiendo cartas a nuestros presidentes para que den apoyo a las denuncias Internacionales que se están haciendo en distintos países, para que deje de comprar y vender armes a Israel. Y pueden también hacer boicot a los productos de Israel (McDonald’s, por ejemplo).

 

Y termino con lo que ya dije hace tres meses: Es importante que los chicos y chicas salgan del Instituto y la Universidad con la convicción de que es necesario luchar contra todo tipo de violencias y que hay que defender los derechos humanos, que no se acostumbren a que las guerras y las masacres son normales, que no terminen insensibles ante el dolor ajeno y que sean capaces de indignarse ante las injusticias y ante la violencia. Que se sientan solidarios con las personas que sufren y tengan ganas de implicarse en detener todo tipo de agresiones, guerras y violencias.

 

Éste debería ser el mandato ético de todas las personas implicadas en la educación. Porque no se trata de educar para que el día de mañana nuestros alumnos y alumnas se “adapten” lo mejor posible a un mundo injusto, violento y lleno de injusticias y desigualdades, sino para que tengan información y conocimientos que les permitan entender cómo funciona el mundo y tengan elementos y voluntad de mejorarlo.

 

Notas

[1] Cañadell, Rosa: “La escuela ante la barbarie” Diario de la Educación . 8 noviembre 2023. https://eldiariodelaeducacion.com/2023/11/08/la-escuela-ante-la-barbarie/

[2] Theodor Adorno, “La educación después de Auschwitz”, en Consignas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1973.

[3] Vega, Renán. “La educación después del genocidio de Gaza” . Rebelión. 05/02/2024. https://rebelion.org/la-educacion-despues-del-genocidio-de-gaza/

Fuente: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/palestina-en-la-educacion/

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Anarcoeducación: ¿cómo es la educación que quiere Milei?

Por: Daniel Filmus

Desde el inicio del proceso de construcción del Estado Nacional, sobre fines del siglo XIX, todos los gobiernos que se sucedieron adjudicaron una función social trascendente al sistema educativo argentino. Por supuesto, esta función tuvo características muy diferentes de acuerdo al modelo socio-económico y político que se intentó implementar desde la conducción del Estado. Nos encontramos, por primera vez en la historia argentina, frente a una situación inédita: un gobierno que, a partir del intento de aplicación de las teorías de la escuela económica austríaca y del anarcocapitalismo, conceptualmente plantea que: a) el Estado no tiene que ser responsable de la gestión del sistema educativo y del acceso al derecho a la educación, ya que esto sería una responsabilidad de las familias y del mercado, y b) el modelo de desarrollo económico y de valores sociales no exige que la educación, la ciencia y la tecnología nacional jueguen un papel estratégico.

El Presidente Julio Argentino Roca promulgó en 1884 la Ley 1420 que estableció la obligatoriedad de la escuela primaria en Argentina. La función social que la Generación del ’80 concebía para la educación era muy precisa: construir la unidad cultural de una Nación que, tanto poblacional como territorialmente, era muy heterogénea. Hipólito Yirigoyen la concibió como una herramienta de democratización social, ampliando la escolaridad en todos los niveles, incluso el universitario a partir de la Reforma del 18. Más tarde, durante el proceso de sustitución de importaciones y el peronismo, se definió la función de la educación en dirección a satisfacer la formación de trabajadores y profesionales para atender las demandas de la industrialización que vivió el país a partir de la década del ’30. Las dictaduras posteriores vieron en la educación una política privilegiada para transmitir los valores que garantizaran el control ideológico, el orden y la disciplina. El sistema educativo se constituyó en una de las principales estrategias que debía posibilitar la aplicación y legitimación del terrorismo de Estado.

Cada gobierno que sucedió a la recuperación de la democracia también definió explícita o implícitamente la función social que concibió para la escuela, la universidad y la ciencia. Para el Presidente Raúl Alfonsín, la educación fue una herramienta fundamental para consolidar la democracia. Posteriormente, en los ’90, se intentó acompañar desde el sistema educativo el proceso de transformaciones neoliberales propuesto desde el modelo económico, transfiriendo los servicios educativos nacionales a las jurisdicciones y colocando como función principal de la educación la de formar para una economía de mercado.

El kirchnerismo, modificó fuertemente el modelo de desarrollo llevado adelante en la década anterior, para lo cual concibió la educación como una herramienta de integración social y desarrollo económico que privilegió la industria. Para ello aprobó un conjunto de leyes que conformaron un plexo normativo nuevo, revirtiendo las tendencias del período menemista. El gobierno de Mauricio Macri también propuso una función importante para el sistema educativo. Privilegió su papel en torno a difundir valores que consideró fundamentales para construir el orden social de mercado al que aspiraba, desarrollando valores que apuntalaban el individualismo, la competencia y el emprendedurismo. A su vez, el sistema educativo también desempeñó funciones importantes aun en los momentos en los que el país atravesó profundas crisis como las de la hiperinflación, la hiperdesocupación y la pandemia. En estos períodos el sistema educativo resintió su función pedagógica y se convirtió en un espacio de contención social y un “refugio” frente a una coyuntura que tendía fuertemente a la exclusión social.

Al contrario de lo hecho por los gobiernos anteriores, el proyecto que encabeza Javier Milei no plantea ninguna función definida para el sistema educativo. Ya en su campaña electoral, el actual presidente planteó que había que eliminar la educación obligatoria. No era una postura improvisada. Es la concepción que muchos de los economistas ultraliberales y de la escuela austríaca enuncian como dogma.

Esta concepción no prevé que la educación juegue un papel importante en la formación para el trabajo, la productividad o el desarrollo científico-tecnológico. Principalmente, porque el modelo propuesto no incluye una ampliación del mercado de trabajo, un proceso de industrialización o de creación de conocimiento y tecnologías propias. Siguiendo las teorías del Capital Humano, los anarcocapitalistas sostienen que la sociedad no debe invertir en formar trabajadores o profesionales que no se sabe si encontrarán puestos laborales para ejercer su carrera, ya que ello implicaría “sobreeducar”. Bajo su paradigma, esto implica realizar un gasto público por el que no se obtendría una tasa de retorno que justifique la inversión social. En otras palabras, ¿por qué la sociedad debería financiar los estudios de un futuro ingeniero que seguramente no podrá aplicar en el país los aprendizajes que obtuvo a lo largo años de estudio? Se trataría así de una inversión a riesgo que debería ser asumida por los particulares.

En una sociedad altamente polarizada como la que propone este modelo, los pocos empleos altamente calificados que requerirá una economía crecientemente concentrada pueden ser cubiertos por los circuitos educativos de élite o de alta calidad que pertenecen principalmente al sector de la enseñanza privada. La mayoría de la población, que tendrá trabajos poco calificados, no necesitará una educación de calidad. Por otra parte, considera que son los propios actores del mercado, y no el Estado, quienes en última instancia tienen la responsabilidad de formar su propia fuerza laboral, ya que son quienes se apropiarán de la renta diferencial que produce el trabajo calificado. En este punto, la experiencia muestra que en nuestro país la mayor cantidad de mano de obra ocupada pertenece a pequeñas y medianas empresas o se desempeña en el cuentapropismo o la economía informal. Se trata de sectores que, a diferencia de las grandes empresas, no están en condiciones de generar instancias propias de capacitación laboral.

Al mismo tiempo, el ataque permanente y las amenazas de desaparición del CONICET, la prédica respecto de la inutilidad del trabajo de los investigadores y la inclusión en el proyecto de ley de la autorización para privatizar algunas de las importantes empresas tecnológicas, como ARSAT, NASA, VENG, DIOXITEX, etc., deja en evidencia que el modelo propuesto no incluye el desarrollo de las capacidades científico-tecnológicas nacionales, sino la dependencia de los centros mundiales de producción de conocimientos.

Sin embargo, más allá de todo lo expuesto, la característica particular del gobierno de Javier Milei es que no sólo no considera importante el sistema educativo para el modelo económico, sino que tampoco lo percibe como necesario para transmitir su ideología y sus valores. Al contrario que otros gobiernos, inclusive los que sostenían una perspectiva neoliberal o incluso autoritaria, no confía en la escuela, en los docentes y en el currículum escolar como posibles portadores de los valores culturales que quieren difundir.

Milei está convencido de que las redes le han ganado a la educación la supremacía en la capacidad de la construcción del imaginario social. Y es allí donde apuesta e invierte recursos para lograr una hegemonía ideológica en torno al individualismo, el liberalismo y la lógica del mercado. El fuerte impacto que ha tenido el actual presidente en su llegada a la juventud a través de las redes en la campaña electoral, lo fortalece en esta convicción.

Por otra parte, los defensores del anarcocapitalismo proponen que no hay que confundir educación con escolaridad; sostienen que hay que combatir la escolaridad porque es una herramienta del Estado para adoctrinar con ideas colectivistas o populistas a niños y jóvenes. Por lo tanto, la primera tarea es apartar al Estado de la educación. La educación, para la escuela austríaca, es una responsabilidad indelegable de las familias que deben adquirir, de acuerdo a su capacidad de consumo, igual que cualquier otro bien que se distribuye en el mercado. Uno de sus principales defensores, Nogalez Lozano sintetiza esta posición: “…para el anarcocapitalismo no cabe duda que una educación libre exige en todo momento separar la educación del Estado; apostar claramente por la implantación de los mercados privados en la enseñanza libre, mercados en los que no exista coacción alguna, ni en la forma ni en los contenidos educativos y en donde el total protagonismo de la enseñanza lo tengan oferentes y demandantes de la enseñanza…”

En sintonía con esta concepción, el Poder Ejecutivo incluyó en la primera versión del Proyecto de Ley Ómnibus un artículo en el que se permitiría que los niños desde los 9 años cursen sus estudios en sus casas sin ir a la escuela y sin seguir necesariamente los planes oficiales para el aprendizaje, legalizando el “home schooling” y el “unschooling”. La resistencia que provocó esta propuesta obligó a que en los borradores de la nueva versión del proyecto de Ley -hoy en suspenso- aparezca más diluida, sólo para actividades extracurriculares. Pero, aun así, como iniciativa para menores de 18 años y para la escuela primaria, continúa siendo discriminadora. Los principales factores de trabajo por la igualdad que tiene el sistema educativo son el ámbito de la institución escolar y la actividad presencial del docente.

Llama la atención de que a pesar de denostar la participación del Estado en la educación, en el proyecto de Ley Omnibus se amplía notoriamente su función de control y de evaluación del sistema y sus protagonistas. Entre otras, se incluyen nuevas instancias de pruebas para quienes egresan del nivel secundario y para los docentes. Ahora bien, ninguna de estas instancias aparece vinculada a estrategias pedagógicas que permitan subsanar los problemas de calidad de la educación que seguramente estas evaluaciones permitirán detectar. Ni siquiera están vinculadas a nuevas formas de promocionar. Si no es para mejorar o para promocionar, ¿para qué se pretende evaluar? Es evidente que el objetivo es favorecer la discriminación social. Por ejemplo, en un país donde 2 de cada 3 jóvenes termina la escuela media, ya no alcanza con este certificado para conseguir trabajo. Todas las investigaciones muestran que los empleadores, a la hora de incorporar personal, privilegian a aquellos trabajadores que egresan de los colegios o circuitos educativos a los que concurren sectores sociales más acomodados. Ahora tendrán un nuevo indicador para seleccionar a sus trabajadores: el resultado de la prueba al finalizar el ciclo medio. Como ya muestran las pruebas Aprender, el nivel socioeconómico de la familia es el principal predictor de la nota que obtienen los jóvenes. Nuevamente serán quienes provienen de los sectores más desfavorecidos los que corran el riesgo de una mayor discriminación, aún para aquellos trabajos que no requieren de los conocimientos adquiridos en la escuela.

Por último, el Presidente J. Milei y su Ministro de Economía, Luis Caputo, anunciaron que el mayor ajuste en el gasto público se efectuará en las transferencias a las provincias. Ello implica, no sólo dejar de cumplir con la inversión prevista en la Ley de Financiamiento de Educación, sino también profundizar las desigualdades entre las jurisdicciones que están en muy diferentes condiciones para hacerse cargo de los aportes que no enviará la Nación. Este proceso ya lo hemos vivido en los inicios de los ’90 a partir de las transferencias de instituciones educativas a las provincias sin los recursos correspondientes. Los resultados estuvieron a la vista: se profundizó el deterioro, la desarticulación y la desigualdad del sistema educativo. Los anuncios respecto de la intención de reemplazar el modelo actual por el financiamiento de la demanda o la aplicación de los vouchers, contribuiría aún más a ampliar las brechas sociales frente a la educación.

En síntesis, nos encontramos frente a un riesgo inédito en la historia de nuestro país. Una combinación particularmente peligrosa para el futuro educacional. Un gobierno que niega el papel del Estado en la regulación del funcionamiento de la sociedad y en particular de su participación en la distribución de conocimientos y valores a través del sistema educativo. Un proyecto económico que no demandará mayor capacitación para la mayoría de la fuerza laboral. Un modelo de construcción de hegemonía ideológica que prescinde del papel de la escuela para concentrarse principalmente en las redes sociales. Una política de ajuste económico que disminuirá drásticamente la inversión en educación, ciencia, y tecnología, y golpeará fuertemente el salario docente, profundizando la desigualdad y condicionando la posibilidad del inicio y continuidad del ciclo lectivo y la calidad de los aprendizajes escolares.

El anarcocapitalismo sólo nos puede llevar a la anarcoeducación. Estamos frente a la posibilidad de que, lejos de solucionarse los actuales problemas del sistema educativo, la aplicación de estas políticas lleve a un enorme aumento de la desarticulación interjurisdiccional, a la agudización de la desigualdad en el acceso y las oportunidades de niños y jóvenes, y a un descenso mayor aun en la calidad de la educación que brindan nuestras escuelas. Una verdadera anarquía educativa.

A pesar de estas intenciones del oficialismo, y como se vio en el debate del Proyecto de Ley Ómnibus, existe en las distintas fuerzas políticas, en la sociedad y, particularmente, en la comunidad educativa, una fuerte convicción de que la educación, la ciencia y la tecnología deben jugar un papel decisivo en la construcción de una Argentina que logre combinar un fuerte crecimiento económico con mejores condiciones de distribución del ingreso e igualdad social. También existe un fuerte consenso en que nuestro sistema educativo necesita de profundas transformaciones si se pretende colocar a la educación a la altura de este desafío. Que así como está, nuestra escuela no logra resolver exitosamente la función social que tiene encomendada respecto de la necesidad de garantizar una educación moderna y de calidad para todos. Hay coincidencia en que no se trata únicamente de “resistir” o de estar a la defensiva frente los intentos de aplicar la anarcoeducación. La urgencia del momento exige abrir el diálogo entre todos los sectores democráticos para avanzar en la formulación de una amplia coalición entre todos aquellos que valoran el insustituible papel de la educación, con el objetivo de elaborar en forma participativa las mejores propuestas de cambio y dar el debate y la lucha para que se implementen.

https://www.pagina12.com.ar/712019-anarcoeducacion-como-es-la-educacion-que-quiere-milei?

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Colombia: ¿Por qué el regreso a clases recuerda lo lejos que está el país en acceso y financiación de la educación?

Por: Alexandra Armero

El regreso a clases de más de 9 millones de estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y media en Colombia es una oportunidad para plantear los retos que tienen los nuevos gobernadores y alcaldes que asumieron sus cargos en enero de 2024 para garantizar una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos los niños, niñas y jóvenes del país, a través de los planes de desarrollo que le van a proponer a las ciudadanías. 

Entre los principales desafíos que enfrentan los nuevos mandatarios se encuentran la financiación, la reducción de las brechas de acceso y permanencia, así como la calidad educativa en las zonas urbanas, rurales y entre los grupos poblacionales más vulnerables.

La educación como factor esencial de desarrollo y construcción de sociedades más equitativas y prósperas sigue siendo el mayor reto que tiene el mundo. Las dificultades de acceso a la educación se manifiestan como una de las brechas que profundiza las desigualdades, que resta las oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida de las personas y mantiene los círculos de pobreza y miseria.

La UNESCO señala que en la actualidad hay más de 250 millones de niños y jóvenes que están sin escolarizar y alrededor de 781 millones de adultos son analfabetos en el mundo. Del total de adultos analfabetos casi dos tercios son mujeres.

Las cifras no dejan de ser preocupantes para Colombia. Según datos del Ministerio de Educación Nacional (MEN) con corte a diciembre de 2022, hay 11.063.196 personas entre 3 a 16 años en el país, de los cuales 9.076.127 están dentro del sistema educativo, mientras que a 1.987.069 de niños, niñas y adolescentes se les ha vulnerado su derecho a educarse.

Las brechas de acceso a la educación no han podido ser disminuidas en el país. Desde hace 3 décadas el Gobierno Nacional no aporta los recursos suficientes para financiar la educación de millones de niñas, niños y jóvenes, ni para financiar a la población de jóvenes y adultos que no lograron culminar la primaria o secundaria completa.

Aun cuando la cifra de inversión en educación para el 2022 fue de más de 87.7 billones de pesos, de los cuales cerca del 80% (43.18 billones de pesos) se dirigió a los niveles de educación preescolar, básica y media, este gasto está por debajo de lo que invierten otros países de la región como México, Chile y Brasil por estudiante (OCDE). Según el informe “Education at a glance 2023″, Colombia gasta 4.481 dólares anuales por estudiante equivalente a tiempo completo, muy por debajo del promedio de la OCDE de 12.647 dólares.

En un estudio de caracterización donde se identificaron las brechas principales en el sistema de educación preescolar, básica y media de Colombia que fue liderada por el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio de Hacienda, se calculó que el presupuesto de educación para estos niveles debería aumentar de $43.18 billones en 2022 a aproximadamente $95.75 billones si en realidad se desea atender la desfinanciación de la educación en el país. 

El desafío de garantizar el acceso, el financiamiento y la calidad en el sistema educativo por parte de los entes territoriales toma especial importancia con la aprobación de los planes de desarrollo departamentales y municipales, pues estos planes deben incorporar las estrategias y acciones para los próximos 4 años que vayan en armonía con la calidad educativa, el acceso universal y el financiamiento adecuado.

El ciudadano de a pie puede participar no solamente en la construcción de los planes de desarrollo, sino también en la supervisión del presupuesto educativo, pues es fundamental implementar sistemas de responsabilidad y evaluación de desempeño para asegurar un uso eficiente de los fondos asignados a la educación.

A su vez, y no menos importante, resulta determinante que el Gobierno Nacional incremente el financiamiento en educación a través de una asignación justa de los recursos en todos los grados educativos, asegurando también los recursos apropiados para la educación universitaria. Solo así se podrá garantizar el derecho a una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y todas, que contribuya al bienestar y al progreso de la nación.

¿Por qué el regreso a clases recuerda lo lejos que está el país en acceso y financiación de la educación?

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Vitrina Venezuela: Transformar la educación para el siglo XXI

Por: Benjamín Tripier

El gobierno debería invertir en un año más de estudio, ya sea a los bachilleres en curso o inclusive los que se graduaron en años anteriores, generando un quinto año repetido donde se valorice todo lo que se estudió hasta esa etapa.

El objetivo es para ayudar a los estudiantes en su primer año de universidad. Hay que hacer énfasis en las matemáticas y asegurar que los alumnos en ciclo básico sepan leer y escribir funcionalmente. Asimismo, los profesores también deben ser evaluados para desarrollar un sistema de educación sólido y estable, para acabar con el analfabetismo funcional. 

Hay que crear un sistema de rescate que tome a los últimos estudiantes de la primaria para pasar a la secundaria. Entre los siete y ocho años de edad, es la etapa prioritaria en la vida de los niños, ahí es primordial para enseñarles los conocimientos básicos.

En la etapa de blindaje se deberá cortar las graduaciones automáticas y ofrecer una especie de delay time de dos años para que se alcance un nivel competitivo, así requiera la repetición de un año. Los planteles privados tendrán menos problemas que los públicos, pero hay que reforzar las actividades del maestro público con entrenamientos y actualizaciones. Lo que esté bueno se queda, lo que no, será sustituido.

Como ya hemos hablado, hay que volver a las escuelas técnicas y agregar un año adicional. Se aplicarán filtros positivos (no para que se pierda, sino para que se gane), diseñando un sistema que favorezca a las escuelas técnicas para instruir a los estudiantes.  De esta forma, también se trabajaría en la selección de carreras para las necesidades del mercado venezolano.

El objetivo es que, una vez que se gradúen, los alumnos puedan tener trabajo inmediato en distintas empresas. Estudiar lo que puede y lo que hace falta en el país, le agregará valor. Por lo que el Estado presentará la lista de las carreras más urgentes y, para ellas, establecerá ayudas y financiamientos.

También tendrá que traer a profesores de alto nivel para que formen a nuestros jóvenes. Asimismo, habrá que fortalecer la realización de los exámenes de ingreso en las universidades para ofrecer nuevamente calidad, logrando que los índices se incrementen y que nuestras universidades aumenten de categoría.

Todas las universidades tendrán el mismo criterio y se intentará igualar el sistema público de educación universitaria con el privado. Hay que vender incentivos y volver al utilitarismo. Al estar en una etapa inicial en la reconstrucción del país, desde una base de un deterioro muy grande, el país no puede darse el lujo de tener excedentes en ciertas carreras y faltantes en otras.

El modelo de desarrollo del país que nos hace falta, define con bastante claridad las áreas y los criterios para la formación de profesionales en esta etapa; tener exceso de comunicadores sociales, abogados y administradores, mientras hay faltantes necesarios en ingeniería, tecnología, física y matemáticas, le quitará eficiencia al gasto y al proceso de reconstrucción de conocimiento.

Restaurar la calidad y eficacia de las carreras técnicas y de lo que pudiera llamarse “artes y oficios”. Deberemos contar con la base de habilidades, conocimientos y experiencia a la medida de una etapa crítica en la recuperación económica, social y ética del país. Ya después de la reconstrucción, podremos darnos el lujo de flexibilizar la matriz de necesidades vs disponibilidad de conocimiento.

Nuestro nuevo sistema debe apoyarse en las potencialidades de desarrollo personal, a partir de la infancia, de forma tal que ya en tercer o cuarto grado de primaria, se pueda definir la orientación humanista o científica, y la orientación hacia lo técnico o lo profesional.

De forma tal que, cuando se inicia la etapa del colegio secundario, ya haya una claridad del tipo de carrera que resulta más favorable al perfil individual, pero siempre cumpliendo con la matriz de necesidades del proceso de reconstrucción nacional.

Si bien alguien podría decidir tomar una carrera diferente al de las capacidades que se identificaron, el abandono de esa línea, debería tener un costo elevado para quien toma esa elección, pues de alguna manera, se tratará de una apuesta que no necesariamente llevará a la eficiencia armónica del desarrollo nacional.

Ya después de la reconstrucción, podremos darnos el lujo de adaptar la mencionada matriz de necesidades.  La duración de los ciclos primarios, secundarios y universitarios también debería flexibilizarse para asegurar que cada persona cumpla con los requisitos para poder entrar a la etapa siguiente; a la cual no se podrá entrar hasta que los cumpla.

La estructura de los periodos de clase y la composición de los pensum también debería revisarse a la luz de sistemas como el japonés o el finés, que han probado ser exitosos a la vez que innovadores y disruptivos.

La alimentación también es un punto importante. Se deberán desarrollar proyectos nutricionales para que los jóvenes estudiantes mantengan una dieta balanceada que ayude en su crecimiento; por lo que incorporar estrategias alimentarias para recuperar los niveles proteínicos permitirá avanzar en la evolución de cada persona con proteínas y ejercicio. Los institutos privados tendrán que pasar por los mismos filtros.

En una etapa inicial habrá que aplicar una encuesta con perfil de examen a una muestra representativa a nivel nacional, de maestros, profesores y alumnos de todos los niveles, de forma tal de contar con un perfil de disponibilidad realista del recurso humano, en formación, del que se dispone.

A partir de esta información, habrá que rediseñar los pensum y el tipo de prueba al que deben ser sometidos. Debe quedar claro que habrá que manejar los conceptos de autoestima, diversidad y resistencia, con un criterio más de ayuda y contribución al desarrollo personal, que de premio – castigo. El estudiante podrá repetir los ciclos las veces que lo necesite y hasta podrá reajustar su perfil en función a las nuevas experiencias que va viviendo.

El resultado final siempre debe ser que, para cada nivel y cada categoría, cada estudiante cuente con un mínimo de conocimiento que lo haga un profesional confiable, que aporte valor a una sociedad mal acostumbrada a que con “tener el título ya es suficiente para ejercer”, así no tuviera la capacidad requerida.

https://www.elnacional.com/opinion/vitrina-venezuela-transformar-la-educacion-para-el-siglo-xxi-3/

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Unesco alerta de que se desconoce el nivel educativo de casi 700 millones de niños en el mundo

En el mundo hay 680 millones de niños de los que se desconoce su nivel educativo, ya que casi la mitad de los países no miden los niveles de aprendizaje, especialmente en África y en el sureste y este de Asia, alertó hoy la Unesco en una conferencia sobre Datos y Estadísticas de Educación.

“Son invisibles, no tenemos ningún dato, no están contados, no sabemos cuánto aprenden, no sabemos si terminan el sistema educativo, no sabemos si reciben estímulos en su hogar, no sabemos cuáles son las diferentes inserciones sociales”, explicó a EFE la argentina Silvia Montoya, directora del Instituto de Estadística de la Unesco (UIS).

“Pero sabemos -completó- que muy posiblemente los datos, si los tuvieran, no serían buenos”.

Esa constatación forma parte de las señales de alerta que encuentra la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura al medir el ritmo de avance del aprendizaje en el mundo, cuya cadencia es insuficiente o incluso se ha ralentizado en los últimos años en la mayor parte de los países.

Esos progresos los mide la Unesco desde 2015 en relación a compromisos nacionales fijados por los propios países y son objeto de monitoreo en foros como la conferencia que comenzó hoy en la sede de la agencia de la ONU en París.

Son menos ambiciosos que los que fijan los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 pero se trata, según Montoya, de que cada país proponga una hoja de ruta “dentro de sus posibilidades”.

“Hay solamente un cuarto de países, alrededor de uno cada cinco, que están haciendo progreso suficiente como para poder llegar a sus objetivos nacionales y poder decir que a nivel internacional, si bien no se alcanza la meta total, por lo menos estamos haciendo un progreso”, alerta Montoya.

Con esos factores en mente, uno de los objetivos centrales de la conferencia sobre Datos y Estadísticas de Educación, que concluirá el viernes, será reforzar el mensaje de que aunque “alcanzar la meta total” es difícil, “el esfuerzo debería ser mayor”, porque en palabras de Montoya, “a este paso no estamos alcanzando ni siquiera los objetivos nacionales”.

Lagunas en Asia y África, ralentización en Latinoamérica
Algunas regiones sufren lagunas de datos sobre el aprendizaje especialmente grandes. Por ejemplo, desde que empezó el seguimiento en 2015, nunca se ha evaluado la capacidad de lectura al finalizar la escuela primaria o secundaria del 93 % de los niños de África Central y Meridional y del 62 % de los de África Subsahariana y Asia Oriental y Sudoriental, todas ellas regiones muy pobladas.

Con menos densidad poblacional, también presentan grandes problemas zonas como las islas del Caribe y el Pacífico.

Otras, como Latinoamérica, partían de un buen nivel inicial, pero sufrieron un serio revés con los prolongados cierres de escuelas durante la pandemia de covid-19.

Latinoamérica “tiene la ventaja de un nivel alto de partida, pero la desventaja es que las últimas tendencias muestran que los resultados están siendo hacia la pérdida de aprendizajes. Ahí hay un llamado de atención”, indicó esta experta de origen argentino.

En general, los países ricos son los que progresan adecuadamente, lo que supone un toque de atención para la comunidad internacional. El “futuro de cientos de millones de niños” de África y Asia, resalta Montoya, debe ser una “preocupación central” para todos “como humanidad”.

Para la resolución de este problema es vital abordar otro: que no hay suficientes docentes adecuadamente cualificados.

En ese elemento se centra la segunda edición del Tablero ODS 4 de la Unesco, un informe en torno al Objetivo de Desarrollo número 4 para 2030 -el relativo a la educación- que se presentó hoy en la conferencia de París.

“Hay un problema de cantidad de docentes calificados, que en un contexto de pobreza y de dificultad y de expansión (poblacional), hace que realmente sea un cóctel explosivo”, lamentó Montoya.

El informe también resalta que si los países estuvieran en vías de alcanzar sus metas de referencia para 2025, “el 76 % de los niños participarían en la educación de primera infancia y el 66 % de los estudiantes serían competentes en lectura al final de la primaria”.

Sin embargo, en la actualidad estas cifras se sitúan en el 69 % y el 58 %, respectivamente. EFE

Unesco alerta de que se desconoce el nivel educativo de casi 700 millones de niños en el mundo

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Presidente de Guatemala destaca necesidad de mejorar la educación

 Prensa Latina
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, destacó hoy la necesidad de mejorar la formación estudiantil de cara al futuro y apostar por escuelas dignas con un proceso de calidad.

“La educación importa, porque cada niña y cada niño importa”, subrayó el mandatario en su perfil en la red social X, y agregó sobre su participación, junto con la ministra del sector, en el inicio del remozamiento de la Escuela Naxombal, en el municipio Tamahú, departamento de Alta Verapaz.

En el acto para el lanzamiento del proyecto de remozamiento con todos los factores locales implicados, el jefe de Estado expresó que “tenemos que empezar a poner en pie la infraestructura educativa del país, eso comienza por sus escuelas primarias”.

Comentó que este Estado tiene una deuda con toda su población, porque durante mucho tiempo no hemos invertido de la misma manera para llevar el desarrollo a todas las partes del país con equidad y con justicia.

Aseguró que van a trabajar y hacer, por eso están en Tamahú, mientras reflexionó que no van van a resolver todos los problemas, porque los hay de cientos de años, “pero juntos podemos hacer la diferencia”, remarcó el político de 65 años.

El abanderado del partido se comprometió a regresar dentro de tres meses al municipio, para ver cómo se logró entre todos trabajar para levantar la escuela y mejorarla, como parte de un esfuerzo que comprenderá cuatro mil en tres meses y 10 mil en el año.

Así vamos a accionar con los salubristas, afirmó, y mencionó que están ocupados en generar las condiciones para que no falte la medicina, para construir más puestos de salud y que la gente tenga acceso a una salud digna.

Vamos a salir adelante, todos juntos trabajando, aseveró Arévalo, cuyo gobierno en apenas cuatro semanas impulsa medidas para estimular la participación de la gente, la transparencia, el combate a la corrupción, entre otras.

En una medida de la víspera, el Ministerio de Educación divulgó el cese de los cargos todos los Directores Departamentales, para fortalecer la eficiencia en la gestión.

Mientras se concreta la contratación de los nuevos funcionarios, las dependencias estarán a cargo de los titulares interinos, de acuerdo con las normas vigentes.

Anunció que iniciará durante el presente mes el proceso de contratación por oposición de esos puestos sobre la base de términos de referencia técnicos y objetivos, en cumplimiento de manera transparente con la Ley.

rgh/znc

https://www.prensa-latina.cu/2024/02/02/presidente-de-guatemala-destaca-necesidad-de-mejorar-la-educacion

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Profesores de FP de Madrid se unen a la lucha de sus compañeros andaluces al cobrar menos que los nuevos opositores

Administrativando Abogados defiende a este colectivo de más de 80 profesores madrileños junto a los 245 docentes de Andalucía.

Con la nueva reforma de la Ley Orgánica 3/2022 de 31 de marzo de ordenación e integración de FP, se ha introducido como requisito estar en posesión de una licenciatura, una ingeniería, grado universitario o diplomatura. Algo que antes no sucedía.

Más de 80 profesores madrileños de Formación Profesional (FP) han reclamado ante la Comunidad de Madrid cobrar igual que sus compañeros que acaban de aprobar la oposición. Una batalla que también están intentando ganar 245 docentes de Andalucía.

Y es que, con la nueva reforma de la Ley Orgánica 3/2022 de 31 de marzo de ordenación e integración de FP, se ha introducido como requisito estar en posesión de una licenciatura, una ingeniería, grado universitario o diplomatura.

Más de 80 profesores madrileños de Formación Profesional (FP) han reclamado ante la Comunidad de Madrid cobrar igual que sus compañeros que acaban de aprobar la oposición. Una batalla que también están intentando ganar 245 docentes de Andalucía.

Y es que, con la nueva reforma de la Ley Orgánica 3/2022 de 31 de marzo de ordenación e integración de FP, se ha introducido como requisito estar en posesión de una licenciatura, una ingeniería, grado universitario o diplomatura.

Algo que está causando un gran revuelo entre los profesores más veteranos porque antes no se exigía tener ninguno de estos títulos, de modo que la categoría a la que pertenecían era A2. Sin embargo, ahora, los nuevos integrantes, al tener estudios superiores, acceden al subgrupo A1.

Una categoría que es más alta y por la que cobran más a pesar de estar realizando el mismo trabajo, de modo que dichos profesionales se han unido en una reclamación colectiva al considerar que su retribución debe ser la misma que el resto de los compañeros en base al principio de «a igual trabajo, igual salario».

«LA INJUSTICIA ES PATENTE»

Algo que no es más que una manifestación del principio de igualdad consagrado en el artículo 14 de la Constitución Española. Ya que, para ellos, la injusticia es patente.

Tal y como declara Antonio Benítez Ostos, socio director y fundador de Administrativando Abogados, el despacho que ejerce la representación de este colectivo de profesores de FP, y también de los compañeros de Andalucía, ha explicado que «el principio de igualdad de retribución entre trabajadores para un mismo puesto de trabajo o para un trabajo de igual valor, es reconocido en el artículo 157 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea vigente desde el 12 de junio de 1985».

Por otro lado, el letrado también ha resaltado que ello está plasmado en el artículo 23.2 de la Constitución, que hace referencia al reconocer a los ciudadanos el derecho de acceder en condiciones de igualdad a las funciones públicas, y también en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que habla sobre la permanencia en dichos cargos en igualdad de condiciones.

Al igual que el artículo 14 del Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público.

Pues en el apartado i) reconoce el derecho de los empleados de la Administración Pública a no ser discriminados por razón de nacimiento, origen racial o étnico, género, sexo u orientación e identidad sexual, expresión de género, características sexuales, religión o convicciones, opinión, discapacidad, edad o cualquier otra condición, o circunstancia personal o social.

Por último, Benítez Ostos ha comentado que en la reclamación presentada, se alude a diversa jurisprudencia de la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo, sobre la obligatoriedad de atribuir el mismo salario a todos aquellos que realizan el mismo trabajo.

Profesores de FP de Madrid se unen a la lucha de sus compañeros andaluces al cobrar menos que los nuevos opositores

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