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A propósito del anuncio de Albert Rivera respecto a implantar el inglés como lengua vehicular en España

Un ejemplo de pérdida de dignidad, de incultura radical, de aceptación de la condición de súbdito colonizado:
«Albert Rivera apuesta por implantar el inglés como lengua vehicular en España».
Reproduzco un párrafo del libro de Albert Memmi (1957). «Retrato del colonizado».
«… la lengua materna del colonizado, aquella que se alimenta de sus sensaciones, sueños y pasiones, en la que se expresa su ternura y se produce su asombro; aquella que canaliza la mayor carga afectiva, es precisamente la menos valorada. No goza de ninguna dignidad en el país ni en el concierto de las naciones. Si quiere conseguir un empleo, labrarse un puesto, existir en la comunidad y en el mundo, tiene que empezar por someterse a la lengua de otros, los colonizadores, sus señores. La lengua materna es humillada y aplastada en el conflicto lingüístico en que vive. Y acabará por hacer suyo este desprecio objetivamente fundado. Empezará a suprimir por sí mismo esa lengua débil, a ocultarla ante los extranjeros a solo parecer cómodo en la lengua del colonizador. En suma, el bilingüismo colonial no es ni un desfase, donde coexistan un idioma popular y una lengua de purista, pertenecientes a un mismo universo afectivo; ni una simple riqueza políglota, que se beneficiara de un teclado suplementario, pero relativamente neutro. Es un drama lingüístico.»…

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El tiempo y el trabajo en equipo

Por: José Javier León

9 junio 2016

“Las peripecias de la facultad de proyectar se confunden

con las peripecias de la creación de la libertad”

José Antonio Marina

Posiblemente en el área de la educación no exista una idea más acariciada que la del trabajo en equipo. No obstante, pese a todos los esfuerzos en su mayoría necesariamente conscientes para alcanzar dicha meta, ese trabajo conjunto, colaborativo, solidario, no hace parte plenamente, de la cotidianidad escolar.

Mi experiencia me lleva a pensar que existe una limitación estructural que impide el trabajo en equipo: una concepción del tiempo individual y por ende, fraccionado, que interrumpe los procesos y fragmenta las expectativas reduciéndolas en el mejor de los casos a metas y objetivos personales sin comunicación con las metas y objetivos de los otros. El trabajo en equipo es preciso concebirlo en colectivo, esto es, que el tiempo no afecte a cada uno en particular sino al todo o al conjunto de los docentes que se asocian para trabajar juntos. Tener un tiempo para todos, para un todos que se convierte en uno, pasa porque todos trabajen en un proyecto con objetivos y metas comunes. Así, el proyecto deja de pertenecer en exclusiva a la esfera personal del docente para formar parte de la compleja unidad de colegas que lo comparten, hasta integrar “una gran sinfonía” al decir de José Antonio Marina[1]. Pero para que ocurra, los docentes deben estar dispuestos a declinar sus proyectos personales en función del proyecto acordado en común. Lo dicho hasta acá, aunque suene obvio, sencillo y fácil de acometer, es acaso la piedra de tranca del trabajo colaborativo y del desarrollo de proyectos como tal, puesto que no existe al menos en educación proyecto que no reclame participación colectiva.

La labor docente es en esencia colaborativa. Sin duda nos debería asombrar que existan docentes que desatiendan esta condición si se quiere natural puesto que el conocimiento es una construcción social en la que participan (han participado históricamente) comunidades diversas. Puede alguien creer que lo que sabe o aprende depende de su sola persona, mas apenas salga un poco de su ensimismamiento tendrá que reconocer la participación de al menos generaciones de investigadores y estudiosos que adelantaron dichos conocimientos y le entregaron –en sus manos y sin pedir nada a cambio- el “testigo”. Por sólo poner un ejemplo, ¿existe algo más maravilloso que el lenguaje que empleamos y que aprendimos naturalmente? Pues he aquí un vivo y palpitante ejemplo, cotidiano e invisible, de ese trabajo minuciosamente colaborativo que es el lenguaje oral y escrito. No obstante, pasa con todo lo que sabemos, aprendemos y enseñamos. Formamos parte de comunidades que nos han entregado lo acarreado por siglos, para que de alguna manera lo continuemos y sigamos creciendo.

Llevar estas ideas a la escuela, a la universidad y al trabajo en equipo no es sino actualizar y hacer cotidiano ese aprender social inherente al conocer y a los conocimientos. El sólo sé que no sé nada es aceptación de que lo único que podemos saber no está en nosotros, que debemos ir abiertos y humildes al afuera donde están los otros.

Pero para que la colaboración se dé, es preciso que el tiempo particular se ponga en relación con el tiempo colectivo (deponer el tiempo del interés individual) pues sólo en comunión lo que sabemos (y somos) se entrega despojado del yo para ser de todos. El conocimiento así construido obviamente, no es de nadie en particular, no se puede almacenar y mucho menos “bancarizar”. De hecho, cuando ocurre esto último el conocimiento es sacado de circulación y, pasible de ser privatizado deja de crecer y de alimentarse de las experiencias infinitas, y se estanca. Como dice Marcos Santos Gómez en un texto que recuerda las ideas pedagógico-liberadoras del maestro brasileño Paulo Freire: “El educador bancario es, y en esto Freire sigue muy de cerca a Erich Fromm, un «necrófilo» (Freire, 1992, p. 85)[2]. Mucho conocimiento fatuo y pretencioso está enfangado en “conocimientos” que ya no circulan libremente, que no se ventilan en el ágora infinita que es la vida en sociedad.

Los proyectos educativos son en definitiva, espacios de encuentro y colaboración, en los que se pone en común el tiempo de cada uno para hacer nacer el espacio-tiempo de todos. Ocurre entre estudiantes y docentes, entre docentes, o en equipos mixtos que trascienden las rejillas administrativas para juntar-se y relacionar saberes y prácticas.

Lo importante entonces es reconocer las limitaciones que ofrece el espacio tiempo administrativo que recurre a los estancos para clasificar y controlar. Se trata de una racionalidad que comprende separando. Pero esto, que puede funcionar con materia objetiva –ajena y abstracta- como lo ha demostrado la ciencia moderna e ilustrada desde el siglo XVII –aunque no son pocos los problemas que ello ha traído a la pervivencia de la especie humana-, se dificulta cuando se trata de materia subjetiva (e intersubjetiva), de saberes con contornos difusos, donde lo real e imaginado, lo visible y lo invisible, lo mensurable y lo imponderable, lo material e inmaterial se conjugan para producir realidades complejas, menos experimentadas que experienciadas, si cabe el término.

La administración escolar acostumbra ser, lo sabemos, rígida. Los docentes nos encontramos con asignaciones particulares, individuales e individualizadas (total es a cada uno en particular a quien el sistema paga salarios y a cada quien en particular reclama cumplimiento), con objetivos por materia que deben cubrirse siguiendo un programa en cuya formulación difícilmente participó el docente. Aunque tenga lo que se conoce como “libertad de cátedra” lo cierto es que el programa y sus contenidos son antiparras con los que se ve lo ya visto, aceptado y permitido. Lo nuevo –si sobrevive a esta asfixia programada- debe pues, elevarse por encima de tales limitaciones.

Y es en este escenario obturado donde escuchamos deseos y petitorios que invitan al trabajo en equipo. ¿De verdad tienen tiempo los docentes para planificar y proyectar juntos? ¿Pueden sacar de la planificación general las cátedras y unidades para conjuntar intereses distintos y hacerlos comulgar, construyendo una unidad de espacio tiempo fundado en una figura inédita: la administración plural –autónoma y responsable- del tiempo? ¿La escuela, la universidad, están dispuestas a abatir los cercos administrativos para que los sujetos (estudiantes y profesores) trabajen en función de proyectos colectivos sin atender a las prerrogativas –disciplinarias- de los contenidos curriculares? ¿Es que pueden los docentes desafiar la vigilancia y el castigo disciplinar, propio de los cotos de saber que la tradición enciclopédica encapsula? Si respondemos afirmativamente, otra será la escuela y otra la organización académico-administrativa a la que se deban los docentes. Los proyectos podrían más fácilmente existir puesto que el trabajo en equipo tendría materialidad, un piso real y no conjetural desde donde poder levantarse. Otra también sería la evaluación: menos memorización; menos respuestas pre-conocidas. El docente dejaría de ser el que más conoce para ser uno más en el camino.

Antes de cerrar insistiré en una reflexión que subyace: el tiempo fragmentado que conduce a la individualidad es la raíz de la competencia (no de las competencias). Es decir, el uso particular e individual del tiempo conlleva el aprovechamiento de los recursos también individuales que, administrados con celo, inclinan inequitativamente la balanza de la suerte y las oportunidades.

Los proyectos en cambio, buscan homologar los tiempos y por lo tanto hacer nacer de manera si se quiere espontanea una homeostasis que convierta los talentos individuales (siempre naturalmente distintos y diversos) en oportunidades del proyecto, el cual crece y se fortalece precisamente en y con la diversidad. En cambio, con el uso fraccionado e individual del tiempo las competencias son puestas al servicio de la competencia (vencer al otro, superarlo como parte fundamental del éxito).

Dice Byung-Chul Han (2009) en el sugerente libro El aroma del tiempo: “La fragmentación del tiempo va acompañada de una masificación y una homogeneidad cada vez mayores”[3]; en efecto, el tiempo fragmentado masifica y homogeniza en la misma medida en que los sujetos sin iniciativa propia devienen objetos despersonalizados hasta la impersonalidad, lo cual conduce como bien sabemos a la inanidad y la idiotez. “Idiotas en cualquiera de las acepciones de la palabra: en la griega, la que se aplica al ciudadano vuelto hacia sí mismo, que ignora a los demás, lo público; o en las más recientes, la originariamente francesa, como ignaro, como desinformado, o, la más común, como trastornado, como incoherente”[4].

Por el contrario, en la construcción colectiva del tiempo, las competencias están al servicio del proyecto y el éxito del mismo redunda en el crecimiento (me atrevería a decir, re-nacimiento, por la conciencia y la responsabilidad crecientes) de todos los participantes.

Alcanzar ahora sí, como equipo, la meta, los objetivos del proyecto común, hará parte de una aventura educativa que incursiona por senderos desconocidos, atravesando el undoso bosque de la libertad.

[1] José Antonio Marina (1993) Teoría de la inteligencia creadora, Editorial Anagrama, Barcelona. El capítulo “Tratado del Proyectar” está disponible en: http://mpison.webs.upv.es/seminario2/textos/tratado_proyectar.pdf

[2] Marcos Santos Gómez (2008) “Ideas filosóficas que fundamentan la pedagogía de Paulo Freire

 

[3] El libro está disponible en: https://es.scribd.com/doc/276896569/El-Aroma-Del-Tiempo-Han-Byung-Chul

[4] Félix Ovejero Lucas (2008) “¿Idiotas o ciudadanos?”, en Claves de Razón Práctica, N° 184. Disponible en: http://fahora.es/?q=node/87

IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la Cultura Científica

Publicado en: http://www.oei.es/divulgacioncientifica/?El-tiempo-y-el-trabajo-en-equipo

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Educación y Política: notas para pensar más allá de las dicotomías

 

Por: Margarita Pacheco

¿PUEDE LA EDUCACIÓN SEPARARSE VERDADERAMENTE DE LA POLÍTICA? CONTRARIO A LO QUE AFIRMAN Y DIFUNDEN CIERTOS DISCURSOS PÚBLICOS, EMPEÑADOS EN SEGMENTAR LA REALIDAD EN DICOTOMÍAS FALSAMENTE OPUESTAS ENTRE SÍ, EN EL CASO DE EDUCACIÓN Y POLÍTICA EL VÍNCULO ES, QUIZÁ POR FORTUNA, MÁS INDISOLUBLE DE LO QUE A VECES SE NOS QUIERE HACER VER.

En el modelo de producción social que vivimos en estos tiempos, se dan fenómenos sospechosos todos los días, la mayoría relacionados con la forzada separación de cosas que no están separadas en realidad; a estas les podemos llamar dicotomías (división en dos partes de algo que es complementario). Aquellos que buscan mantener y reproducir el orden de cosas tal y como está en la sociedad capitalista, en su versión neoliberal, constantemente tratan de explicarnos el mundo a partir de dicotomías, de separar las cosas que están relacionadas. Este afán de diseccionar tiene como finalidad dificultar la comprensión de la realidad misma y facilitar la legitimación de lo no-legitimable; es decir, además de los efectos en la construcción del pensamiento –aunque de la mano con esto-, pensar en términos dicotómicos la realidad, tiene implicaciones profundamente políticas.

Estas escisiones, que sólo pueden sostenerse recurriendo a discursos retóricos, son inexistentes en los hechos, no obstante cumplen un propósito específico: crear la ficción de que los intereses económicos de ciertos grupos no inciden en la organización del poder y, al mismo tiempo, que estos no pautan las líneas que han de seguir las instituciones sociales de acuerdo a proyectos de sociedad encaminados a beneficiar a determinadas élites.

Es usual que cuando escuchamos hablar del, por demás complejo, asunto de la educación sea común que se dicotomice economía–política, educación–política, educación-economía, sin reconocer que todas estas dimensiones de lo social se encuentran relacionadas. Para los ideólogos que pretenden preservar el poder tal y como está, resulta conveniente presentar a la educación como un terreno “neutral”, más allá de los intereses de los grupos que controlan el poder o los que manejan la economía ―que casi siempre son los mismos. Es corriente escuchar en las declaraciones de los secretarios de educación frases como “la educación debe estar por encima de intereses partidistas”, “la formación de nuestros niños es la prioridad de este gobierno” y más del estilo. Mientras de manera discursiva se sostiene que los programas de las instituciones educativas deben ser ajenos a los intereses de los grupos políticos, en los hechos, estos programas atienden a las necesidades e intereses concretos de éstos.

Debemos tener claro que procesos educativos nunca son neutros, encarnan en todo momento un proyecto político, es decir, en última instancia, da cuenta de un proyecto de sociedad específico. Cuando hablo de proyecto político quiero referirme a una forma específica de organizar el poder para la producción y reproducción de una sociedad. En este sentido, cada sociedad demanda sujetos ―personas, hombres y mujeres― que hayan sido formados de acuerdo a los valores, creencias, costumbres, formas de producir y consumir, con una manera de entender el mundo y su movimiento de acuerdo a la historia que les ha tocado encarnar.

Siendo así, es necesario reconocer en todo momento que la educación, la manera y los contenidos  con los que se forma a los sujetos de una sociedad, es un terreno que se encuentra en permanente disputa; que se halla en tensión entre los intereses de los diferentes grupos de poder (políticos, empresarios, organismos internacionales…) y las necesidades profundas de las sociedades en las que se insertan. Depende de la fuerza de una sociedad para organizarse y su capacidad de reconocer y defender sus necesidades, que se trasluzcan sus demandas educativas en el sistema de educación, en cualquiera de sus niveles. Una sociedad poco reflexiva en torno a la formación que requiere para transformar sus condiciones de existencia, se encuentra a expensas de la imposición de programas educativos que buscarán, primordialmente, generar ganancias a partir de la explotación del trabajo de una población que difícilmente se beneficiará de ellas.

En la sociedad capitalista contemporánea, en la que las pautas sobre las que se organizan mujeres y hombres dimana de la organización del mercado, y ésta a su vez de las necesidades de acumulación de un grupo muy, pero muy reducido de personas, la educación lógicamente está encauzada a alimentar la acumulación de los dineros en las manos de este grupo. No solamente en términos de la preparación de cuadros aptos para realizar tal o cual trabajo en la cadena productiva; el diseño del sistema escolar también busca establecer los contenidos y mecanismos que susciten la legitimación del modelo de sociedad en el que emerge, es decir, su aceptación en el imaginario social. El trabajo de formación y aceptación ideológica en una sociedad como la nuestra se construye de manera cotidiana  a través de los medios de información masiva y los sistemas educativos, de allí que sea indispensable analizarlos con lupa crítica.

Si estamos de acuerdo en que cada proyecto educativo está vinculado a un proyecto político específico, hay que poner atención entonces a cuáles son los intereses a los que éste responde. En el caso del sistema educativo mexicano (como en la mayoría de los casos del mundo), es posible ubicar históricamente a qué propósitos ha servido el aparato educativo institucional de acuerdo a las necesidades sociales, económicas y políticas de los grupos de y en el poder en cada momento. Tristemente, tras un recuento de las transformaciones que ha sufrido la educación institucional en este país, es posible reconocer que, salvo honrosas excepciones (las Casas del Pueblo en los años 20, el proyecto Cardenista de educación socialista –con sus limitantes-, la creación de las Normales Rurales, y mucho más recientemente, la fundación de los Colegios de Ciencias y Humanidades por Pablo González Casanova), los movimientos que se operan en el sistema educativo mexicano han estado encaminados a reacomodarlo en función de las necesidades de los grupos políticos en el poder y, a últimas décadas, cada vez más de las necesidades de los empresarios (verbigracia la Educación por competencias, que traspasa la evaluación en las organizaciones empresariales, a los sistemas escolares).

En estos tiempos en los que el debate en torno a lo educativo en México cobra nueva actualidad, es importante trascender los discursos popularizados que pretenden desconocerla como real terreno que es disputado por los diferentes proyectos de sociedad, para estar atentos a cuáles son los intereses profundos que guían las transformaciones del sistema educativo en el país. A fin de ir deshebrando la enredada madeja de lo educativo, es necesario profundizar en un análisis que asuma la educación como elemento central en la organización y legitimación del orden social, que sea capaz de ubicar la relación que la dimensión educativa mantiene con lo político, lo económico, lo cultural; es imprescindible reconocer cómo es que se tejen estas relaciones, de qué manera se condicionan o determinan y cómo impactan en la vida cotidiana de mujeres y hombres, niñas y niños.

Quedan un puño de aristas que considerar para ir avanzando en la comprensión del tema educativo; en siguientes entregas trataré de ir planteando algunos elementos que considero centrales para elaborar una crítica reflexiva y concienzuda sobre la educación. Nos quedan pendientes temas como la diferenciación entre educación y escolarización,  la transformación de los modelos en los últimos años en beneficio del mercado, la pauperización de la enseñanza, pero también, nos resta hablar de las experiencias de educación que, a veces desde el terreno institucional y otras fuera de él, proponen formas educativas desde el diálogo, la equidad y el reconocimiento del otro, para la construcción de sociedades que trabajen para la libertad.

Tomado de:

http://pijamasurf.com/2013/03/educacion-y-politica-notas-para-pensar-mas-alla-de-las-dicotomias/

https://www.google.com/search?q=Educaci%C3%B3n+y+Pol%C3%ADtica&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjN4JK2jJzNAhVMmx4KHXlmB3cQ_AUIBigB#imgrc=G0LrPDUKKcrtvM%3A

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Educación en tiempos de drones

 

RioNegro/10 de junio de 2016/Por: Sergio Povedano

Increíble: los chinos usan drones para monitorear a sus estudiantes “para que no se copien” en sus exámenes. Un examen de selectividad (“gaokao”) permite el acceso a la mayoría de centros universitarios y supone todo un acontecimiento social en China. Son llamados a la prueba 9,42 millones de estudiantes. El Ministerio de Educación asegura que a esta prueba sólo la pasa una cuarta parte de los inscriptos. Las universidades más requeridas son la de Pekín, Shanghai o Hangzhou. Existe gran presión para los alumnos, a tal punto que ha habido suicidios en estudiantes desaprobados en otros años. Pasar este examen significa el futuro del alumno y de su familia. El dron ya ha sido utilizado en dos centros de prueba de selectividad en la ciudad de Luoyang (provincia de Henan).

El presente artículo sostiene la idea (obvia) de que educar a los pobres es una obligación del Estado que requiere de profesionales, herramientas, recursos e inversión muy por encima de, por ejemplo, la educación de alumnos de clase media. Se trata de un trabajo enorme que engloba todo el entorno social del alumno. Es llevarlo de la casa a la escuela, retenerlo, asistir a sus padres y lograr que la educación entre en la vida del alumno y su familia. No es lo mismo “educación para pobres” que “educación pobre”, o no debería serlo, sino más bien dos puntos opuestos.

Veamos algunos pormenores al respecto, sumado esto a sucesos vinculados con la expresión “tiempo de drones”.

El dron es un robot, un avión no tripulado que funciona con una gran capacidad de banda ancha y el GPS. Este “juguete” se desempeña en la “recolección de datos” e identificación de objetivos, además de poder portar armas. Y es usado en otras actividades funcionales y recreativas. Así, su uso está en medio de polémicas.

El presidente Obama admitió recientemente que un dron asesinó a tres estadounidenses y un italiano después de un atentado fallido en enero de este año. El programa de drones habría provocado la muerte de más de 4.000 personas en Pakistán, Yemen, Somalia y Afganistán. Voceros de Estados Unidos aseguran que casi la totalidad de las personas que murieron eran combatientes enemigos. Sin embargo, los operadores de aviones no tripulados eligen sus objetivos al detectar patrones sospechosos que ellos ya tienen planteados de antemano. Así, si se diera una caravana de vehículos que se mueven juntos, esto podría indicar, quizá, que hay militantes agrupados y esto provocaría su destrucción. Cabe señalar que las procesiones de bodas o funerales tienden a moverse de una manera similar, por lo que se ha sugerido con demasiada frecuencia la muerte de civiles que asistían a una boda o un funeral. Y así terminó la vida de Warren Weinstein y Giovanni Lo Porto. Unas pocas empresas se hay repartido “el negocio de los drones” en este ‘contexto de guerra’, por así decirlo. Esto significa miles de operadores observando los videos de estos robots vigías. Un negocio más que rentable.

El párrafo precedente viene a cuento de que los tiempos cambian rápidamente y de que todo tiene vinculación, aunque no la veamos. Si un dron vigila a jóvenes en un examen y otro es un arma de última generación, no hay ninguna distancia. Incluso, el gobierno chino paga los estudios a sus más altos promedios y luego los asigna en puestos militares. Así es que serán ellos mismos (los que fueron vigilados por aviones no tripulados) quienes rediseñarán los drones. En Argentina, cuando se habla de que hay que repensar e implementar otra forma de educación, no existe excusa de “no se puede”.

Drones sobrevolando a los estudiantes en China son prueba de eso. “Mucho nuevo” se puede hacer. Cuando el papa Francisco dice “hagan lío… pero después arreglen la cosa” invita a una interpretación obvia de revolución en su acepción evolutiva. Es decir, desarmen lo que no funciona y armen algo nuevo. Y también dice lisa y llanamente: “Deben pensar de otra manera”. Por otra parte, sin desmerecer los datos alentadores del actual gobierno sobre la construcción de nuevas escuelas y salitas y la refacción de viejos edificios, se debe saber que la mejora en infraestructura es necesaria pero no suficiente para erradicar la pobreza.

La pobreza puede aumentar y de hecho datos históricos así lo dicen. En www.worldbank.org se comenta que, tal como lo establece la Declaración de Incheon de 2015, emanada del Foro Mundial de Educación, se debe trabajar para que “los docentes y los educadores estén empoderados, sean debidamente contratados, reciban una buena formación, estén cualificados profesionalmente, motivados y apoyados dentro de sistemas, que dispongan de recursos suficientes, que sean eficientes y que estén dirigidos de manera eficaz”. El UIS (Instituto de Estadística de la Unesco) calcula que para alcanzar el objetivo de la educación primaria universal de aquí al 2020 los países deberían contratar un total de 12,6 millones de maestros de primaria. Entre la pobreza extrema y la escuela hay una distancia que el Estado debe ver con claridad. Y en Argentina hay que evitar que ciertas provincias argentinas conserven la pobreza como moneda electoral.

Está claro que no a todos les interesa la educación pública o que la educación pública avance, por diferentes razones: ideológicas, de intereses propios, sociales (clasistas), etcétera. Mas la pregunta es fundamental: ¿cómo hacer que nuestro país piense de otro modo? Sin embargo, los candidatos a presidente dan a entender que tienen la respuesta a “esa pregunta”.

La inversión educativa constituye un espacio fundamental en la política de los gobiernos y de organismos internacionales. Esto en favor a una proyección de desarrollo y lucha contra la pobreza. Pero sucede que la mayoría de los sistemas educativos no redunda en beneficio de los niños más pobres. Se estima que 250 millones de niños no saben leer ni escribir, si bien muchos han asistido a la escuela durante años. Se trata de una tragedia que tiene consecuencias graves para el objetivo de acabar con la pobreza extrema.

Afirma Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial: “Al existir en la actualidad casi 1.000 millones de personas que siguen condenadas a una situación de pobreza extrema, los esfuerzos sostenidos por mejorar el aprendizaje de los niños movilizarán un enorme potencial humano en los años venideros. Los mejores resultados en el aula ayudarán a poner fin a la pobreza extrema”.

Volviendo al pasado, recordamos el camino de la barbarie a la civilización con la educación de Sarmiento. Para algunos, tal intención educativa fue interpretada como el menosprecio de la cultura indígena. Hoy el camino de la educación requiere todo su paradigma para educar a los pobres, pensar de otro modo, porque debemos dar como resultado otros representantes, mejores dirigentes.

En este “tiempo de drones”, podemos acceder a conclusiones a partir del big data desde programas inteligentes o, al contrario, ignorar lo precedente y ejecutar medidas creativas antes no vistas. Existen recursos antes jamás vistos para educar a nuestros niños. Así, repito: educar a los pobres es una obligación del Estado que requiere de altos profesionales, herramientas, recursos e inversión muy por encima de “la educación normal”.

Al fin, no será lo mismo “educación para pobres” que una “educación pobre”, o no debería serlo, sino más bien dos puntos opuestos.

Tomado de: http://www.rionegro.com.ar/columnistas/educacion-en-tiempos-de-drones-NCRN_7958354

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Venezuela: Docentes universitarios reciben formación para abordaje de estudiantes sordociegos

Venezuela/ 08 junio 2016/Autor: Carmen Gómez/ Fuente MPPEUCT

El evento educativo está enmarcado dentro del Sistema Nacional de Formación Permanente del Docente Universitario que adelanta el Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (Mppeuct), a través del Programa de Divulgación y Formación, que tiene como objetivo la atención de las personas con discapacidad en el sector.

El Colegio Universitario de Caracas (CUC), realizó este miércoles la I Jornada de Formación Docente en materia de Abordaje Pedagógico de estudiantes con discapacidad de sordoceguera, con el objetivo de proporcionar a los profesores universitarios herramientas teóricas y practicas para favorecer la igualdad de derechos, oportunidades e inclusión de las personas con discapacidad en la educación universitaria.

El evento educativo está enmarcado dentro del Sistema Nacional de Formación Permanente del Docente Universitario que adelanta el Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (Mppeuct), en articulación con profesores universitarios y expertos en discapacidad, provenientes de distintas casa de estudios del estado Zulia, Barinas, Táchira, Monagas, Yaracuy, Anzoátegui, Miranda y Distrito Capital.

Dimas Yépez, profesor universitario del Programa de Deficiencia Auditiva de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel), expresó que este centro de estudios superiores se encuentra en su etapa final de transformación curricular lo que significa la creación de nuevos diseños curriculares para la atención de las distintas necesidades que tiene el país en el área de la educación, “eso ha dado con la creación de la carrera en Interpretación de Señas, es un trabajo que se ha iniciado y pretendemos ser una de las primeras universidades en comenzar esta carrera universitaria”, señaló.

Yépez forma parte del Programa de Divulgación y Formación que inicia el Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (Mppeuct), que tiene como objetivo la atención de las personas con discapacidad en el sector.

Por su parte, Nelly Ramírez, directora de la Asociación de intérpretes de Lenguas de Señas Venezolana y Guías Intérpretes para Sordociegos (Asoive), refirió que esta formación resulta de una guía instruccional de la necesidad de formar docentes que sean conocedores de que existe una población en esta condición y que se les brindan las oportunidades en todas las universidades del país.

Entretanto, Romina Sciacca, docente de la cátedra de Educación Especial de la Upel, informó que se viene trabajando en un proceso de inclusión de la población con sordoceguera en el subsistema de educación universitaria, “para que las personas con esta discapacidad única que lleguen a este nivel universitario tengan las adaptaciones para darle la mayor accesibilidad posible”.

Thais Lugo, docente del Instituto Universitario del estado Bolívar, viene trabajando con las políticas de Estado y el proceso de inclusión de las personas con discapacidad en el sector universitario, lo que representa un campo novedoso por cuanto la población con la condición de sordoceguera es bastante reducida en el país.

“Es una equiparación de oportunidades, no es solo el proceso de formación sino el proceso de intregración socio-laboral orientado a que estas personas sean unos adultos plenos e independientes y que asuman su responsabilidad de vida en el núcleo familiar”.

La actividad se realiza en el marco del mes de la Sordoceguera en homenaje a Helen Keller, siendo el 27 de junio el Día Internacional de esta discapacidad, fecha establecida por la Declaración de las Necesidades básicas de las personas sordociegas. Según Asoive, en Venezuela existen cinco mil sordociegos y 760 personas registradas con esta discapacidad.

Fuente:

http://www.mppeuct.gob.ve/actualidad/noticias/docentes-universitarios-reciben-formacion-para-abordaje-de-estudiantes

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Niño, cómete las acelgas

España/08 junio 2016/Autor:Javier Sampedro/Fuente:El País

El cerebro infantil lucha entre su apetencia por el dulce y los consejos dietéticos de la madre

Una sociedad opulenta no siempre encaja con la naturaleza humana, que evolucionó en un contexto mucho más magro. Nacemos programados para comer dulces, grasas y todos los alimentos hipercalóricos que arruinarán nuestra salud futura, y cada vez es más esencial que el niño aprenda a controlar esas apetencias insalubres. Una investigación neurológica aclara ahora cómo se desarrolla el principal mecanismo de compensación: el niño incorpora un modelo del tipo de alimentos que le aconseja su madre, y dos partes de su cerebro luchan entre el deseo salvaje del pastel y el discreto encanto de la acelga que ha aprendido de mamá. He aquí el aprendizaje nutricional en acción.

En su alegoría del auriga, Platón representa el alma humana como un carro tirado por dos caballos, uno ruin y otro noble, que simbolizan la pasión desbocada y el impulso racional. El conductor (auriga) pasa las de Caín para evitar que cada caballo tire para su lado y llevar el carro a buen puerto. En términos neurológicos, el caballo ruin es el córtex prefrontal ventromedial, un módulo cerebral implicado en los circuitos del placer, o de la recompensa. Y el caballo noble es el córtex prefrontal dorsolateral, una región responsable del autocontrol. Todavía no sabemos exactamente dónde está el auriga –y hasta es posible que no exista—, pero eso es irrelevante para el actual estudio.

Amanda Bruce y sus colegas de la Universidad de Kansas han estudiado a 25 niños de 8 a 14 años de edad con una combinación de pruebas psicológicas de comportamiento e imágenes de su cerebro en acción con resonancia magnética funcional. Les han pedido, para empezar, que puntúen 60 alimentos (manzanas, coles, patatas fritas, gominolas y así hasta 60) según dos criterios: si les gustaría comérselos y si a su madre les gustaría que se los comieran. También han examinado la actividad de su cerebro mientras tomaban esas decisiones penosas.

Los resultados, que presentan en Nature Communications, muestran que la elección del niño se debe a una combinación de sus apetitos salvajes con lo que, según entienden, su madre habría elegido para ellos. La resonancia magnética ha demostrado luego que la activación del córtex prefrontal ventromedial (el caballo ruin) se correlaciona con las preferencias personales del niño; y que la activación del córtex prefrontal dorsolateral (el caballo noble) lo hace con las preferencias de la madre que el niño ha internalizado. Bien por la alegoría del auriga.

Pero hay un tercer resultado que se le escapó por completo a Platón: que la actividad del caballo noble reprime a la del caballo ruin. Esto, desde luego, alivia de forma considerable el esfuerzo del auriga. El caballo noble, en realidad, le da hecha buena parte del trabajo y, si se activa de manera vigorosa, garantiza por sí solo que las dos bestias tiren en la misma dirección. Como vimos antes, es posible que el auriga no exista, es decir, que no sea más que un sistema emergente formado por caballos autónomos.

En cualquier caso, los resultados revelan la importancia clave de los mensajes que la madre –o el conjunto de los padres y los educadores— transmiten a su desconcertada prole. Incluso a una edad tan temprana como los ocho años, y tal vez incluso antes, esos mensajes van a formar parte de su cerebro, literalmente. Así que, aunque a la niña le gusten los pasteles, los padres deben insistir en que se coma las acelgas. Aunque no lo haga, pero díselo.

Fuente:

http://elpais.com/elpais/2016/06/07/ciencia/1465288012_134774.html

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