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Salud, educación, institución y alternativas al modelo médico de salud agotado

Por: Jorge Díaz Piña e Iliana Lo Priore.

Favorecer una política de salud que se defina como  defensa y cuidado de la autonomía, tanto física, orgánica y biológicamente como intelectual, cultural y espiritualmente, ante el rotundo fracaso del modelo médico o clínico de salud que impuso la modernidad, –fracaso reconocido hasta por las mismas Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de Salud (OPS) y lo evidencian sus tendencias estadísticas de los incrementos sufridos y proyecciones de morbilidad y mortalidad a niveles internacionales o globales–, para garantizar el derecho a la participación y realización social de todos en  los más diversos ámbitos de la convivencia social y de calidad de vida, es una tarea que nos concierne éticamente con prioridad  desde el punto de vista individual y colectivo.  Para comprender esta prioridad, hay que desechar la idea de que la salud consiste en no-estar-enfermo, y de estarlo no hay que asumir ser-paciente-clínicamente y depender únicamente de la atención médica o clínica para intentar restaurarla terapéuticamente.

Esta dependencia anula la autonomía, esto es, el autocontrol individual y colectivo de la vida.  Esa dependencia es lo que ha sido instituido y enseñado educativa y culturalmente, mejor dicho, contraculturalmente, porque todo lo que atente contra la autonomía es opuesto a la cultura y a la libertad deseada como auto-co-determinación de los modos de satisfacer equitativamente y con justicia las necesidades y los deseos vitales, por cuanto la libertad responsable depende paradójica y relativamente de la autonomía. Sin embargo, la autonomía puede intervenir reflexivamente sobre las condiciones de poder y subordinación que alienan y hacen depender la libertad, e incidir contrarrestando  su control heterónomo (por otros con poder que dominan y manipulan mediáticamente) a través de instituir contrapoderes emancipadores de la alienación para defender la calidad de vida e impedir su progresiva degradación por la depredación de la naturaleza y la corporeidad humana debidas al neoliberalismo que entre otras aspectos, induce  las enfermedades endémicas,  la contaminación y calentamiento global, el individualismo competitivo y su estresamiento correlativo, sobreexplotación de la fuerza de trabajo, la falta del cuidado de sí (y de los(as) demás), la producción y el consumo antiecológicos, condiciones antiergonómicas en el campo laboral, etc.

De allí la relevancia de saber articular la salud con la educación y lo instituido al respecto para indagar sobre las opciones alternativas.  Para empezar, habría que recuperar concepciones sobre la salud que han sido solapadas.  Entre estas, nos parece importante la definición dada por George Calguilhem en su famoso texto Lo normal y lo patológico (2005), al definir la enfermedad como la incapacidad de un cuerpo para instituir normas y transformarlas (lo patológico); lo contrario, su capacidad para normar o normarse (lo normal), sería lo saludable. Canguilhem  lo expresó así:

“estar sano no es sólo ser normal en una situación dada, sino también ser normativo en esa situación y en otras situaciones eventuales.  Lo característico de la salud es la posibilidad de superar la norma que define lo momentáneamente normal, la posibilidad de tolerar infracciones a la norma habitual e instituir normas nuevas en situaciones nuevas” (pp.149-150)

Por lo tanto, lo normal o saludable se correspondería con la condición autónoma de los cuerpos. Así mismo, lo opuesto seria lo alienante, la limitación de la autonomía y de su libertad relativa o plena. En consecuencia, la opción alternativa a la terapéutica médica que transforma al presunto enfermo en paciente (alienado por carecer de capacidad para normarse o normalizarse por cuenta propia), radicaría en aquella que restaure su capacidad de normar con autonomía y lo desaliene de su sujeción o dependencia.

Lo expuesto hasta ahora, advierte en torno a los obstáculos que se le interpondrían a la realización de una política pública de salud orientada a propiciar y favorecer la autonomía porque tanto la lógica del discurso educativo como la dinámica de lo institucional prevaleciente, así como el modelo médico, conspiran contra ello, ya que su naturaleza sociocultural es reproductora de la dependencia heterónoma, de la sujeción de los individuos al biopoder (el poder ejercido sobre la vida).  No obstante, al ser lo institucional un mecanismo social para estabilizar el sentido y las condiciones de realización del discurso hegemónico sobre la salud y la enfermedad, la estabilidad así conseguida, está condicionada por la entropía (tendencia a la degradación o disfuncionalidad de un cuerpo, organización o sistema, -es la segunda ley de la termodinámica-, y que, por ello, tiende a producir una reestructuración interna alternativa o superadora denominada neguentropía, también llamada, estructura disipativa), por la inercia que genera y que, al mismo tiempo, demanda su transformación a través de la dialéctica de lo instituido y lo instituyente o contrainstitucional, como el análisis institucional de René Loureau (1991), en su obra El análisis institucional, y otros, nos lo han hecho comprender.  Ellos han puesto en evidencia la acción de sujeción y entropía de lo instituido en las organizaciones y la potencial acción alternativa de lo instituyente o estructura disipativa que se le contrapone mediante analizadores o dispositivos de análisis que lo hacen manifestar.

Con base en ello, propondremos una estrategia interpretativa y de promoción transformadora de las relaciones complejas e incompletas por su incertidumbre, entre las acciones educativas y la dinámica institucional en el campo de las políticas de salud.  Una estrategia de naturaleza tensional y no causal, que permita construirle viabilidad teórica y metodológica a las políticas públicas en salud a través de la educación permanente de los trabajadores de la salud y de toda la población, que contribuyan al desarrollo de su autonomía social para defender y construir calidad de vida.

La estrategia consiste en representar y dinamizar las relaciones a manera de cruzamientos entre el eje de los dispositivos  lo-institucional y lo-educativo, y el eje continuo y diferenciador de los estados dependencia-heterónoma y autonomía.  A tal efecto lo ilustraremos con un diagrama en el que se interceptan los ejes para lograr representar y dinamizar los cruces.

En el plano inferior al eje horizontal, ubicamos los cuadrantes correspondientes a los cruzamientos entre lo-institucional y lo-educativo con la dependencia-heterónoma, bajo el dominio de la racionalidad instrumental (o lógica de pensamiento y acción que inviste o concibe a todos los aspectos como medio, recurso o instrumento para lograr un objetivo).

El cuadrante de lo educativo/dependencia-heterónoma ubica el proceso de normalización social que se da por medio de las acciones educativas de poder-saber a escala masiva o gestión-de-gubernamentalidad sobre la población y de la subjetivación individual o “gobierno-de-sí-mismo(a)”: como se debe ser.

El cuadrante de lo institucional/dependencia-heterónoma activa la construcción de lo instituido como norma por el poder que, de acuerdo a lo expuesto con anterioridad, corresponde a lo establecido como lo normal y lo patológico para el campo de la salud, y como lo normal y lo no-normal para otros campos (por ejemplo, el educativo).

Como ya señalamos, estos dos cuadrantes interactúan retroactivamente reforzándose entre sí, ya que lo educativo institucionaliza y lo institucional educa; conformando una barrera que a modo de eje-pared, salvaguarda a la dependencia-heterónoma y bloquea las acciones que tiendan a favorecer la autonomía; es su dinámica institucional inmanente, lo instituido y la normalización operan con ese horizonte de sentido. Entre las posibles acciones de autonomía bloqueadas, reprimidas o subordinadas ubicamos, por ejemplo, a las terapias alternativas a las alopáticas: saberes terapéuticos populares o ancestrales que son acervos culturales de las comunidades originarias, étnicos, etc.

El plano superior del eje lo-institucional/lo-educativo, localiza su articulación con respecto a la autonomía bajo el horizonte de sentido que produce la racionalidad comunicativa-afectual, o razón sensible-empática, es decir, el consenso crítico que induce la afectación identificadora de sentir y sentirse juntos entre los(as)   involucrados(as), (los(as) presuntos(as) enfermos(as) o pacientes, familiares, amistades, trabajadores(as) de la salud, etc. principalmente) que se comunican por afectualidad (resonancia empática entre los cuerpos que, a diferencia de la afectividad  que es intersubjetiva, es trascendente por ser trans-subjetiva).  Este plano es dinamizado por la búsqueda de autonomía como factor atractor y convertidor de las acciones de lo institucional/autonomía. Orienta la reinterpretación de lo instituido como lo normal y lo-patológico/no-normal, a través de su crítica y replanteo como patología-de-lo-normal, propiciando con ello la emergencia de una nueva y relativizada normatividad de lo instituyente, una nueva institucionalidad que late virtualmente como proyecto en el cuadrante de lo-institucional/dependencia-heterónoma.

El cuadrante de la autonomía/lo-educativo, como manifestación reproductora y reforzadora de lo instituyente, activa las acciones auto-co-educativas intersubjetivas afectuales o empáticas, y de reconocimiento de las alteridades u otredades entre sí de los(as) involucrados(as), y de la puesta en escena de la experiencia-de-sí (lo que cada quien ha acumulado reflexivamente individual y comunitariamente como acervo vivido de su tránsito en la condición de enfermo o paciente, familiar, etc.) en la construcción de su autonomía, que se encuentran contrarrestadas, resistiendo, en los cuadrantes de la dependencia-heterónoma/lo-educativo y dependencia-heterónoma/lo-instituido. El reconocimiento de la afectualidad entre pacientes, familiares, amistades, etc., puede llegar incluso a formar grupos o movimientos sociales en defensa de la calidad de vida y contra el neoliberalismo.

La representación gráfica no contrapone excluyentemente a los dos planos que configuran los ejes de manera horizontal.  Si bien los distingue, los relaciona también sistémicamente, de modo que la entropía provocada por la inercia de la dependencia-heterónoma, sea superada por su negación o energía neguentrópica reconfiguradora del atractor autonomía, que la toma de la conversión ecológica de los efectos “residuales” (resistencias contrainstitucionales: por malestares, decepciones, ineficacia, malas praxis, rebeldía, etc.) propiciadas por la misma entropía de la dependencia-heterónoma del modelo médico de salud.

Es una relación compleja, auto-eco-reorganizadora, en términos del pensamiento complejo de Edgar Morin expresado en sus diversos textos publicados.  Con esta perspectiva nos inscribimos en una nueva racionalidad política, una biopolítica como la definió Antonio Negri en su Del retorno. Abecedario biopolítico (2002), que responde a una analítica de la resistencia al biopoder, y en un proyecto ético que para Paul Ricoeur en el texto El sí mismo como otro (1996), orienta “a vivir-bien con y para los otros en instituciones justas y a estimarse a sí mismo en cuanto portador de este deseo” (p. 393), en fin, en la lucha por una “estética de la existencia”.

Correos: diazjorge47@gmail.com  /   ilianalopriore11@gmail.com

Autor Imagen: Luis Tinoco.

 

 

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España: ¿Están los niños preparados para leer y escribir antes de los 6 años?

Por: Carlota Fominaya

Dos de cada tres maestros, en contra de adelantar contenidos al periodo no obligatorio de Educación Infantil.

Los maestros de segundo ciclo de infantil —un periodo educativo que comprende desde los tres años hasta los seis— alertan de la «pre-primarización» de esta etapa, a la que acceden muchos niños en estos días. «Se está convirtiendo en una preparatoria para la escuela primaria, hecho muy negativo que afecta al desarrollo cognitivo y socio-emocional del niño», denuncian uno de cada tres profesores en el estudio de opinión realizado por la Asociación Mundial de Educadores Infantiles AMEI-WAECE.

Durante este periodo educativo, «que no es obligatorio en nuestro país», recuerdan desde esta institución, «a muchos niños de cinco años se les exige saber leer, escribir al dictado, y hacer sumas y restas, una situación bien distinta a la de los países nórdicos en los que nos miramos, donde a esa edad están todavía jugando y aprendiendo a relacionarse con los demás y no es hasta mucho más tarde cuando empiezan a tomar contacto con las letras y los números», explican.

Adelantar etapas

En España, sin embargo, prosiguen los docentes del informe, «las exigencias curriculares, así como las sociales y familiares, hace que los maestros se vean obligados a dar prioridad a unas áreas frente a otras». De hecho, según el estudio, el 83 por ciento afirman dedicar más tiempo a la lectorescritura, la lógico-matemática y el aprendizaje de un segundo idioma, cuando en realidad afirman querer (y no poder) centrarse en los aspectos emocionales y en la educación de valores.

Tendencia escolar

Las exigencias educativas, añaden desde AMEI-WAECE, «hacen que la etapa de infantil sea un adelantamiento de contenidos para llegar a primaria con unas competencias que no tienen en cuenta el ritmo ni el momento evolutivo especial de estas edades». Así lo corrobora la psicopedagoga Yolanda Cortés, colaboradora del portal Hablemos de Neurociencia, para quien existe una idea bastante extendida socialmente, de que la mejor estrategia educativa es iniciar cuanto antes determinados aprendizajes. «La tendencia escolar está orientada básicamente a prepararlos para la etapa siguiente. Pero para escribir en un papel, los niños han de ser capaces de coordinar y controlar los movimientos de sus dedos, y la corteza motora del cerebro, que controla la coordinación de las manos y los dedos, generalmente, no está desarrollada del todo, al menos hasta los cinco años de edad. De hecho, este desarrollo prosigue a lo largo de la enseñanza Primaria».

Empezar más tarde

Habrá niños, prosigue Cortés, «que no puedan seguir este ritmo acelerado, para los que tales planteamientos de “cuanto antes mejor” constituyan un flaco favor: en vez de salir fortalecidos y seguros de sí mismos, acaban la etapa con una incipiente sensación de impotencia y, probablemente, catalogados como problemáticos». Estos niños, prosigue Cortés, «necesitan más de ese empujón, pues quizá no estén listos para la comprensión lectora cuando empiezan a ir a la escuela. Tal vez su cerebro se desarrolle más lentamente. Si a estos niños se les da otra oportunidad para aprender a leer a una edad más tardía, pongamos que a los 7 años, la cosa puede funcionar».

En otros países, señala esta psicopedagoga, «como Dinamarca, o Finlandia, los niños no comienzan a ir a la escuela hasta los 7 años, lo cual facilita que los niños que aún no están preparados, lo estén y aprendan a leer sin presiones, sin tener que seguir al tran tran el ritmo de otros, con bloqueos emocionales. No hay tanta prisa. Les estamos obligando a crecer más rápido de lo que se merecen. Hay cosas que simplemente han de cocerse a fuego lento para que el resultado sea el esperado, y se convierta en un proceso hecho de forma natural y con calma». Para Pilu Hernández Dopico, esto se traduce en un «llamamiento a administraciones y familias: más lecciones de vida en esta etapa, más sentimientos, más juegos cooperativos, más arena, y más saltar en los charcos y ensuciarse. En definitiva, más niños y menos catedráticos en educación infantil, que ya tendrán tiempo de llegar donde quieran».

Respetar los ritmos del menor

Por fortuna, señala la colaboradora de Hablemos de Neurociencia, «ya hay pedagogías alternativas donde el proceso de enseñanza y aprendizaje en los niños respeta el ritmo de cada uno de ellos, tanto con el alumno que ha nacido en enero, como con el que lo ha hecho en diciembre, porque de lo que se trata es de enseñar la lecto escritura de una manera lo más cercana y natural posible». Lo más importante, concluye esta experta, «es respetar siempre la individualidad de cada menor. Si reciben respeto del adulto, ganan confianza en sí mismos, y eso es más importante que cualquier otro proceso de aprendizaje. Esto no quiere decir que no podamos llevar las letras a infantil, al contrario. Las letras y los números tienen que estar presentes en las aulas, lo que tenemos que hacer es cuidar el modo».

Fuente e imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-estan-ninos-preparados-para-leer-y-escribir-antes-6-anos-201909180157_noticia.html

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La teoría del aprendizaje social: ¿qué es y cómo surgió?

Por: Paulette Delgado

El psicólogo Albert Bandura se dio a la tarea de investigar si el comportamiento observado afecta las actitudes de los niños, cambiando su manera de aprender.

Anteriormente se creía que ver comportamientos violentos ayudaba a liberar la tensión y agresividad del observante, Sigmund Freud lo define como catarsis. Albert Bandura, un psicólogo Canadiense-Americano, decidió probar esta teoría de Freud y decidió, en 1961, llevar a cabo el “Experimento de los muñecos Bobo”.

Este experimento buscaba demostrar que exponer a niños a violencia los haría más agresivos. El estudio se llevó a cabo en la Universidad de Stanford, donde Bandura fue profesor, experimentando con niños de preescolar que asistían a la guardería de la universidad. Se dividió a los niños en tres grupos: uno donde se les mostraban adultos golpeando muñecos Bobo, otro grupo veía comportamientos y actividades no agresivas con los muñecos, y el tercero no observó ningún comportamiento relacionado con estos juguetes. Los niños que fueron testigos de los actos agresivos, al estar frente a los muñecos, comenzaron a golpearlos y lanzarlos. Los que no presenciaron esas actitudes violentas no lo hicieron, y en su lugar jugaban con los muñecos o los ignoraban.

Pocos años después, Bandura volvió a recrear el experimento, esta vez utilizando la televisión para ver si producía el mismo efecto. A un grupo los expuso a videos del experimento pasado donde los adultos golpeaban los juguetes y a otro grupo les enseñó contenido sin agresividad. Los resultados fueron los mismos, los niños que estuvieron expuestos a imágenes violentas actuaron de manera agresiva ante los muñecos. Este experimento ayudó a demostrar que los niños aprenden por medio de la observación y a partir de este estudio se desarrolló la teoría del aprendizaje social.

La teoría del aprendizaje social

La teoría del aprendizaje social se apoya en la idea de que los niños aprenden en entornos sociales por medio de la observación y de la imitación del comportamiento que vieron. También refuerza la idea de que el niño se ve afectado por la influencia de otros. Se basa en tres conceptos clave: que las personas pueden aprender a través de la observación, que el estado mental afecta este proceso de aprendizaje y que sólo porque se aprendió algo no significa que esto resulte en un cambio en el comportamiento de la persona.

Bandura explica que sería muy peligroso si las personas aprendieran sólo a base de su experiencia, como se creía anteriormente, en lugar de que sea a través de observar a otros y aprender de sus acciones. Por ejemplo, si un alumno está copiando en un examen y la maestra lo castiga, los compañeros pueden aprender que ese tipo de acciones están mal por ver las consecuencias de las acciones de su compañero. «Afortunadamente, en la mayoría de los humanos el comportamiento se aprende de manera observacional a través del modelado: al observar a otros se forma una idea de cómo se realizan los nuevos comportamientos, y en ocasiones posteriores, esta información codificada sirve como guía para la acción», dijo en su libro Social Learning Theory (1977).

Este libro se enfoca en tres modelos: 1) uno vivo, que involucra a una persona real actuando de cierta manera; 2) otro de instrucción verbal, que implica describir y explicar un comportamiento; 3) y otro modelo simbólico donde, a través de libros, películas, programas o medios en línea, personajes reales o ficticios demuestran ciertas actitudes.

Estos modelos demuestran que el aprendizaje se puede dar de muchas formas, por ejemplo, a través de la lectura o de ver la televisión. Este último punto ha generado mucho debate debido al impacto que la televisión, la computadora o los videojuegos pueden causar en los niños y jóvenes.

A partir de su investigación, Bandura describió el aprendizaje social en cuatro principios:

  1. Atención: Para aprender, es necesario estar enfocado y poner atención. Especialmente en el caso de los niños, si ven algo novedoso o diferente, es más probable que presten atención.

  2. Retención: Internalizar la información que acaban de aprender y almacenarla como recuerdo.

  3. Reproducción: Reproducir información que se retuvo anteriormente y utilizarla cuando sea necesario, como en un examen.

  4. Motivación: Sin motivación no hay interés de hacer cualquier cosa. Esta motivación se puede originar cuando observamos que otra persona es recompensada o reprochada por hacer o no algo, lo que motiva al observante a querer hacer lo mismo o evitarlo.

Albert Bandura, con su experimento de los muñecos Bobo, desarrolló un modelo de aprendizaje alejado de las creencias de la época en las que observar actos de violencia era algo catártico y hacia al espectador menos agresivo. Demostró que el aprendizaje es social porque involucra a la comunidad. Los alumnos aprenden del comportamiento de sus padres, maestros y compañeros, no sólo del tema expuesto en la clase.

Con el avance de la tecnología, la teoría del aprendizaje social ha generado muchos nuevos estudios, enfocados en las redes sociales, el disfrute de los medios, o un meta análisis sobre el efecto de los medios, entre muchos más. Recientemente esta teoría ha tenido un nuevo auge ya que se ha hablado del aprendizaje social entorno a los videojuegos y la polémica sobre si los videojuegos pueden promover la violencia en niños y jóvenes.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/teoria-del-aprendizaje-social

Imagen: tartupStockPhotos en Pixabay

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Tres proyectos de innovación que impulsarán la educación en América Latina

Por:

La primera edición de la Convocatoria Novus Tríada ha seleccionado los tres proyectos de innovación educativa que recibirán 30 mil dólares para hacerlos realidad.

Con información de CONECTA.

La alianza educativa conocida como La Tríada –entre el Tec de Monterrey, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de los Andes de Colombia– lanzó la Convocatoria Novus Tríada para apoyar proyectos de innovación educativa en Latinoamérica.

“Esta constituye una de las iniciativas para fortalecer la vinculación entre las tres universidades”, señaló Luis Omar Peña, líder de Experimentación y Medición de Impacto de TecLabs, del Tec de Monterrey.

Los proyectos seleccionados recibirán un apoyo de 30 mil dólares y cuentan con un representante de cada una de las instituciones educativas participantes y se espera que sus resultados impacten a más de 2,700 estudiantes en América Latina. Realidad aumentada, una aplicación móvil con portafolio de evidencias y realidades extendidas, son parte de la tecnologías que se implementarán en las propuestas ganadoras, que presentamos a continuación.

Realidad aumentada para mejorar el aprendizaje de anatomía

¿De qué trata el proyecto? El uso de realidad aumentada, componentes virtuales y analógicos como la impresión 3D, permitirán que alumnos en el área de salud tengan mejores experiencias en el aprendizaje de anatomía.

Profesores líderes del proyecto: Ricardo Treviño, del Tec de Monterrey; Denise Montt, de la Pontificia Universidad Católica de Chile; y Roberto Rueda, de la Universidad de los Andes de Colombia.

Impacto: este proyecto puede impactar a 600 estudiantes de las tres universidades.

“Trabajaremos para tener un proyecto de punta a nivel Latinoamérica, incluso del continente, sobre la manera más acertada de aprender anatomía”, compartió Treviño, profesor de la Escuela de Medicina del Tec, campus Monterrey.

Portafolio profesional virtual

¿De qué trata el proyecto? La idea consiste en el desarrollo de una app que fortalezca el desarrollo de la identidad profesional de estudiantes de medicina a través de un portafolio virtual.

Profesores líderes del proyecto: Silvia Olivares, del Tec de Monterrey; Natalia Mejía, de la Universidad de los Andes; y Klaus Puschel de la Universidad Católica de Chile.

Impacto: Se espera que pueda impactar aproximadamente a 1300 estudiantes de las instituciones de La Tríada.

«La app es un recurso que permitirá canalizar y capitalizar las vivencias más significativas de interiorización y reflexión de los estudiantes», describió Silvia Olivares. «Este tipo de apoyos nos ayudan a tomar acciones que vayan más allá del diálogo y que ayuden a los alumnos a cumplir con sus ideales profesionales», añadió la profesora.

Realidad extendida para aplicar los conocimientos en el entorno laboral

¿De qué trata el proyecto? La creación de un vínculo entre los conocimientos adquiridos y el entorno laboral a través de contenidos reales y vivenciales, con el uso de tecnología de realidad extendida que mezcla elementos reales y virtuales.

Profesores líderes del proyecto: Ileana Ruiz, del Tec de Monterrey; Luis Arturo Pinzón, de la Universidad de los Andes; y Michael Leatherbee, de la Universidad Católica de Chile.

Impacto: El proyecto se implementará en cinco campus de las tres instituciones y tendría impacto en 870 estudiantes.

«La idea es usar la realidad extendida para acercar casos de empresas, equipos, líneas de producción, todo lo que esté vinculado con las disciplinas de nuestros alumnos del área de ingeniería», señaló Ileana Ruiz, profesora de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec de Monterrey, campus Monterrey. «Es un privilegio que nos apoyen nuestras instituciones para formar equipos de profesores con intereses comunes por hacer investigación y desarrollar recursos para nuestros alumnos», añadió.

Sobre la Convocatoria Novus Tríada

Las universidades de La Tríada contaban ya con iniciativas propias para incentivar que sus profesores desarrollen proyectos que impulsen la educación. El Tec de Monterrey cuenta desde el año 2012 con el fondo Novus, del cual se origina el nombre de la convocatoria conjunta. Por su parte, la Pontificia Universidad Católica de Chile desde 2017 impulsa el concurso Innovadoc; mientras que la Universidad de los Andes realiza desde el año 2013 la Convocatoria de innovación educativa con apoyo de TIC.

Las experiencias de estas iniciativas permitieron la definición de la Convocatoria Novus Tríada. Esta primera edición de la convocatoria se realizó en dos fases. En la primera cerca de 208 profesores presentaron propuestas de innovación, de los cuales 116 fueron del Tec, 58 de la Pontificia Universidad Católica de Chile y 34 de la Universidad de los Andes. Para la segunda fase se identificaron ideas similares y surgieron 23 propuestas de colaboración, de las cuales finalmente fueron elegidas tres por el comité evaluador. Para ser desarrollados, los equipos de profesores tendrán un lapso de 18 meses a partir del año entrante.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ganadores-convocatoria-novus-triada

Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

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Alumnos con discapacidad intelectual entran en la Universidad Complutense por la puerta grande

Por: Carlota Fominaya

Alberto, Lara, Elena… se mueven como peces en el agua entre sus clases y la cafetería de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Forman parte de la tercera promoción de Liceo Achalay, el programa de formación para personas con discapacidad intelectual que se desarrolla bajo el paraguas del mayor centro universitario de nuestro país. Se trata, explica Ramón Pinna, presidente de la Fundación Achalay y motor del proyecto, «en algo único en su enfoque, en lo inclusivo, en lo vocacional, y en la implicación de facultades y profesores universitarios». El cambio de paradigma que supone esto, remarca Pinna, «es brutal. No solo porque el estudiante elige lo que quiere estudiar, y no le viene impuesto como hasta ahora, sino porque el lugar al que vienen a estudiar a diario, y la mayor parte de forma autónoma (metro o autobús), es la Universidad. Nuestros alumnos terminan con un diploma como estudiantes de la UCM».

Liceo pone el foco en la idea de que si estos muchachos se forman en aquello que de verdad les gusta, alcanzarán mejores niveles competenciales. De ahí que en el Liceo, añade el presidente de Achalay, la orientación curricular la hayan ido acomodando los propios alumnos y se hayan determinado tres especialidades: Comunicación e Imagen, Trabajo con Animales, y Cuidado de personas dependientes. El primer año las asignaturas son comunes para todos los estudiantes, y en el segundo eligen su trayectoria. «Este proyecto surge con la idea de abrir un abanico de oportunidades a estos chicos. Hasta hace bien poco solo se pensaba que podían acabar como reponedores de mozo de almacén, o haciendo ciertas labores de jardinería, pero hay ámbitos laborales que hasta ahora no habíamos pensado y que a ellos les interesan».

MAYA BALANYA
MAYA BALANYA

Todo esto es posible gracias al compromiso de maestros como David Tanarro, pedagogo y maestro de Educación Primaria y master en Educación Especial, o Juan Antonio Fernández, maestro en Audición y Lenguaje. quienes explican que esta formación dura dos años. «El primer año tienen asignaturas comunes, como Matemáticas, Nuevas Tecnologías, Comunicación… pero con un enfoque que da respuesta a las características de estos alumnos. Ellos eligen su especialidad en el segundo curso, pero durante ambos años hay talleres cognitivos que tratan de estimular todas las áreas del cerebro», explica Tanarro.

¿Quién puede optar a estas plazas?

Para acceder a Liceo no hay que acreditar un nivel cognitivo alto (dentro de la referencia de la discapacidad intelectual). Hay alumnos con Síndrome de Down, otros que están dentro del espectro autista… «El acceso se limita cuando se observan trastornos serios en la conducta de un joven que hacen compleja su inclusión en el entorno universitario», explica Tanarro.

MAYA BALANYA
MAYA BALANYA

Si un alumno quiere cursar Liceo y no tiene recursos… también lo puede hacer becado por Achalay, ya que tal y como explica Pinna, «consideramos que la discapacidad intelectual y la pobreza –cuando concurren juntas- son dramáticas… y ahí tenemos que estar nosotros. En 2020 el Presupuesto del Programa Liceo de Achalay superará los 200.000 euros. Más de un tercio de los recursos casi 75.000 euros directos, los pondrá Achalay a financiar becas completas o parciales de jóvenes que desean acceder a esta formación».

Por último, Liceo no abre a los padres de los jóvenes con discapacidad las puertas de una contratación segura. No obstante procuramos ayudarles a encontrar un empleo vinculado a su vocación y a sus gustos… y ahora nos estamos apoyando en la Fundación Adecco para ello.

MAYA BALANYA
MAYA BALANYA

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-alumnos-discapacidad-intelectual-entran-universidad-complutense-puerta-grande-201912040136_noticia.html

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Italia destina 55.000 millones de euros para luchar contra el cambio climático en quince años

Europa/Italia/12 Diciembre 2019/Euronews

https://youtu.be/u_7Pi0tbHas

55.000 millones de euros en quince años para luchar contra el cambio climático.

El nuevo Gobierno italiano ha puesto la reducción de la contaminación y las políticas medioambientalmente sostenibles en el epicentro de sus iniciativas. Su compromiso es cumplir con el objetivo de Naciones Unidas de alcanzar las cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) en 2050.

Un nuevo decreto prevé un paquete de medidas para promover el uso del transporte público en lugar del privado y ayudar a los comerciantes que vendan comida y líquidos a granel.

La protección del medioambiente es ahora el elemento clave de un decreto que abarca todos los ámbitos de la acción gubernamental.

«Impone la planificación de la dotación económica tanto para que este Gobierno como los próximos gobiernos apliquen políticas verdes», explica en declaraciones a Euronews el ministro italiano de Medioambiente, Sergio Costa.

La revolución verde italiana pretende generar recursos para la educación y el estado del bienestar además de reducir el impuesto sobre la renta.

Aunque el principal reto es acabar con las 500.000 toneladas de desechos, muchos plásticos, que terminan cada año en el Mediterráneo.

Giorgia Orlandi, euronews:
La medida que genera mayor controversia del nuevo decreto gubernamental es el conocido como impuesto al plástico. El plan original establecía para la industria el pago de un euro por cada kilogramo de plástico producido, incluyendo embalajes, recipientes, botellas de leche o de detergente y en general los envases y etiquetas. Ahora el Gobierno ha cedido a las quejas de varias organizaciones empresariales advirtiendo del riesgo que supondría para el sector que repercutiría en los costes para los consumidores.

Los italianos se muestran divididos aunque el 54% están a favor del decreto. «Si se aplica como se debería es una buena idea, si se trata de marear a la gente pues no me convence», dice un hombre.

«Si miramos mi compra, llevo muchísimo plástico, tomates, panceta, la carne, todo envuelto en plástico, verdaderamente creo que es un impuesto justo», indica una mujer.

Algunas grandes compañías y organizaciones empresariales han remitido una carta al Gobierno italiano pidiendo la retirada del decreto.

«No hay nada decidido, empezamos a caminar. No se ha hecho nada durante los últimos cuarenta años, y nosotros vamos a un ritmo de una ley cada tres meses, me parece que no es poco», añade Costa.

El nuevo Gobierno italiano apunta alto, quiere hacer los deberes cuanto antes. No hay tiempo que perder en uno de los países con el aire más contaminado de toda la Unión Europea.

Fuente: https://es.euronews.com/2019/12/11/italia-destina-55-000-millones-de-euros-para-luchar-contra-el-cambio-climatico-en-quince-a

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Dieciséis libros sobre educación: cosecha 2019

Por: Jaume Carbonell

Se termina 2019 y con él un buen año para la edición de libros sobre educación, desde muy diferentes perspectivas. Dejamos aquí una selección de algunos, no son todos los que podrían estar, pero sí los suficientes como para hacerse una buena panorámica.

Más allá de la escuela

Beard, A. (2019) Otras formas de aprender. Barcelona: Plataforma Editorial.

“¿Por qué metemos a los niños en un aula y les hacemos permanecer en ella durante doce años hablando con una persona cuando eso no volverá a sucederles en toda su vida? No tiene ningún sentido”. Este es uno de los muchos testimonios que recoge el autor que, tras una experiencia docente no muy satisfactoria, emprendió un viaje por medio mundo para explorar qué funciona en educación y qué no -este es el subtítulo del libro- hablando con gente vinculada al mundo de la ciencia, la empresa, la economía, la tecnología, la medicina y, por supuesto, la educación, constatando el divorcio que existe entre los progresos del mundo y el enquistamiento de la escuela en modelos tradicionales obsoletos. También bucea en la historia, destacando aquellas aportaciones como la inteligencia o la neurociencia, entre otras, que apuntan hacia otras vías de signo innovador, subrayando el valor de la creatividad como elemento de ruptura y haciendo acopio de una información ingente, a veces poco estructurada. Con este propósito visita los mejores centros tecnológicos y escuelas del Silicon Valley californiano o las de Finlandia y Corea del Sur que, con orientaciones contrapuestas, obtienen las mejores evaluaciones de PISA, un instrumento de medición y comparación controvertido que merece sus elogios.

La obra se estructura en tres partes: pensar de nuevo, hacerlo mejor y ejercer el cuidado, y la cierra con un decálogo sobre lo que Beard considera una revolución del aprendizaje que, en líneas generales, coincide con otras propuestas alternativas: aprender constantemente; piensa críticamente; desarrolla tu creatividad; desarrolla el carácter; empieza pronto; fomenta la cooperación; practica la enseñanza; utiliza sabiamente la tecnología; construye el futuro, y nosotros somos el sistema: “El sistema no está ahí afuera. El sistema somos nosotros y está compuesto por las relaciones entre las personas. Todos tenemos una función que desempeñar dentro de él y la capacidad de influir en su funcionamiento, para mejor o para peor”. Beard respira optimismo y hace una apuesta por el desarrollo de nuestro rendimiento, nuestro intelecto y nuestra ética en clave solidaria y no competitiva; algo que se consigue con diferentes formas de aprender en función de las finalidades educativas. Y se despide con este mensaje: “Hasta los economistas coinciden en señalar que el aprendizaje garantiza la rentabilidad de las inversiones. ¿Qué es lo que nos detiene?”.


Viajar y soñar, porque Ítaca existe

Echeita, G. (2019). Educación inclusiva. Barcelona: Octaedro.

Este autor, que subtitula la obra como ‘El sueño de una noche de verano’, se ha dedicado media vida en cuerpo y alma a trabajar por lo que estima uno de los sueños posibles: el de la inclusión educativa. Tras su larga y sólida trayectoria como profesor universitario en los campos de la docencia, la investigación y el asesoramiento, hace un alto en el camino para escribir una obra de madurez, donde se deslizan ideas, emociones, narrativas y unas cuantas metáforas, entre otros recursos literarios, aderezados con la colaboración poética de Gemma Serrano. Y. sobre todo, muchos aprendizajes. Por eso, el libro se organiza como un viaje que guarda cierta analogía con el poema Educar de Gabriel Celaya y con otras metáforas marineras. Habla de vientos favorables, de cartas de navegación, de guías para la travesía o de turbulencias hasta llegar a Ítaca. Y este viaje lo hace arropado por colegas, docentes, equipos directivos y padres y madres -sobre todo madres-, porque Gerardo se ha perdido con frecuencia entre aulas y pasillos y ha atendido un montón de demandas familiares.

Para él existe un referente especialmente emblemático: la Declaración de Salamanca y su marco de Acción, producto de la Conferencia Mundial promovida por la UNESCO. Su tesis nuclear es que toda la infancia, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, lingüísticas u otras debe ser acogida en la escuela ordinaria, mediante una educación común, garantizando, por tanto, el acceso en términos de equidad y calidad del llamado alumnado con necesidades educativas especiales: un largo camino trufado de dificultades. Uno de los principales retos es el de transformar todo tipo de barreras excluyentes en oportunidades, mediante un enfoque sistémico que significa un cambio radical de las políticas, culturas y prácticas educativas. Un proceso que requiere entornos acogedores y participativos para la atención a la diversidad, reflexiones compartidas, formación docente, un marco inequívoco de valores, escuchar la voz del alumnado, apoyos dentro y fuera de la escuela, variedad de recursos para el aprendizaje, estrategias de presión para vencer resistencias y una revisión y análisis constante de cuanto ocurre dentro del centro. Otro referente citado en este punto es la Guía para la Educación Inclusiva. Desarrollando el aprendizaje y la participación de Tony Booth y Mel Ainscow, uno de los expertos más reconocidos en este campo.
Echeita presenta un discurso esperanzador, por aquello del optimismo de la voluntad, pero también tiene muy claro que “la educación inclusiva solo avanzará significativamente si, y solo si, se pone en marcha una transformación profunda de los sistemas educativos excluyentes que ahora tenemos”.


Aprendizaje profundo

Fullan, M. (2019) El matiz. Por qué unos líderes triunfan y otros fracasan. Madrid: Morata.

Desde que la literatura educativa anglosajona empezó a traducirse al español, allá por los años 80, el nombre de Fullan se convirtió pronto en un referente para analizar los procesos de reforma, cambio e innovación, iluminándonos en sus críticas y alternativas. Esta es la tesis del libro: en un mundo en el que la toma de decisiones es cada vez más veloz, estratégica y determinante, se requieren liderazgos sólidos donde los matices y las sutilezas son muy importantes. Pero conviene señalar qué modelo educativo hay detrás. El autor rehúye recetas de la aborrecida escuela convencional y de las píldoras tecnocráticas y neoliberales, y apuesta por una educación pública igualitaria y transformadora que promueva el aprendizaje profundo: un aprendizaje de calidad “que queda anclado en la persona durante toda su vida, incrementa la implicación del alumno mediante la personalización y la apropiación y le pone en contacto con el mundo real”, donde se generan valores, destrezas, conocimiento, y nuevas relaciones de cercanía y confianza entre los diversos miembros de la comunidad educativa. Para Fullan esta innovación se condensa en lo que llama las competencias globales o las cuatro C: el carácter, la ciudadanía, la colaboración, la comunicación, la creatividad y el pensamiento crítico.

¿Qué liderazgo se requiere para este aprendizaje? Sobre todo uno que sepa profundizar y pueda ayudar a entender el cambio y a optimizarlo, tanto en el ámbito micro como en el macro. El matiz escapa a la superficialidad y está atento al detalle para que, a través de un proceso de inmersión y reflexión, pueda captar la imagen completa del sistema con toda su compleja red de conexiones, más o menos visibles: para que pueda ver los árboles pero también el bosque. El liderazgo atento al matiz siente curiosidad por lo que es posible, es sensible al contexto y abierto hacia otras personas, trabajando no solo para el grupo sino con el grupo, con una actitud integradora. Este es una de sus primeros atributos: el cambio requiere una determinación conjunta, con un propósito común y una interacción continua: el “juntos lo conseguiremos”. El segundo atributo es la adaptabilidad, y el tercero la cultura basada en la responsabilidad, individual y colectiva. En todos los casos se documenta con ejemplos de casos en los que se pone de relieve el liderazgo atento al matiz y al mundo en los procesos de cambio y mejora.


La pobreza en España tiene rostro infantil

Marí-Klose, P. (2019) La infancia que queremos. Madrid: Catarata.

Los niveles de pobreza infantil son una anomalía y solo se afrontan luchando contra la desigualdad y la vulnerabilidad. Este es el diagnóstico de partida del autor, profesor de Sociología de la Educación y diputado socialista, y exdirigente del Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil. En este ensayo desgrana, con rigor, estudios, datos y argumentos que, amén de las privaciones materiales que comporta, muestran diversas situaciones de un fenómeno que se rejuvenece y que provoca frustración, vergüenza, humillación y baja autoestima en quien lo padece. Porque, dentro de las políticas de bienestar que, con la crisis han ido a menos, las ayudas específicas para pobres suelen ser ayudas pobres.

En la primera parte, se destaca el carácter acumulativo de los problemas relacionados con la pobreza y el carácter multidimensional de la exclusión social: vulnerabilidad económica, vulnerabilidad laboral, falta de acceso a los bienes y servicios públicos y déficits de interacción social. Las evidencias educativas más llamativas tienen que ver con la segregación: el alumnado más desfavorecido se concentra en los mismos centros y entonces el rendimiento educativo baja en picado; con el fracaso escolar y con el abandono prematuro; con un acusado déficit de escolarización en el primer tramo de la educación infantil; o con el menor disfrute de actividades extraescolares y culturales, así como de apoyo y acompañamiento familiar. Todo ello repercute, en suma, en la formación básica y en la falta de credenciales para lograr una cierta mejora y movilidad social. El ascensor cada día permanece más tiempo averiado.

El autor da cuenta de algunos modelos exitosos en las políticas de bienestar infantil como los escandinavos, sin duda, de merecido reconocimiento. Más cuestionables resultan, por el contrario, las políticas que destaca del laborismo durante el gobierno de Tony Blair. Y, aunque es cierto que las políticas de infancia han entrado en la agenda de la Unión Europea, los pronósticos no son tan optimistas como se pintan. En la última parte, se presenta “Una agenda para erradicar la pobreza infantil” -éste es el subtítulo del libro- trufada de debates y propuestas: uno de ellos es el de la renta básica y su posible idoneidad o no. Las medidas tienen como horizonte la corrección de la privación material -como desfamiliarizar costes de crianza- y de la exclusión social, con intervenciones centradas en la propia infancia, la familia y la escuela y la comunidad: más escuelas infantiles, evitar las repeticiones que no conducen a ninguna parte, incidir en la equidad del ocio o hacer frente a la segregación.

Habrá que ver hasta qué punto los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, de modo general y respecto a la infancia en particular, superan las dificultades institucionales y financieras, además de las resistencias ideológicas, que también las hay. Al tiempo.


Las enmiendas educativas de un profesor de secundaria

Navarra, A. (2019). Devaluación continua. Tusquets: Barcelona.

Desde la publicación de Panfleto antipedagógico, de Moreno Castillo (2006), no han cesado de aparecer textos escritos por profesores de secundaria -casi siempre hombres- que, a partir de sus vivencias han puesto a caldo la situación de la enseñanza en este tramo educativo, sobre todo tras la aplicación de la reforma educativa de la LOGSE, a la que se le atribuye la causa de todos los males. ¿Qué tiene de común y de específico el libro de Navarra, construido a partir de historias vividas u observadas durante su media docena de años de docencia, un campo de estudio bastante reducido? Las coincidencias abundan en dos primeros capítulos de este ‘Informe urgente sobre alumnos y profesores de secundaria’ -así reza el subtítulo-, repletos de escenarios y situaciones que, a veces de forma irónica y corrosiva, y siempre con una prosa muy rica y fluida, habla de lo que califica de fenómenos paranormales y del profesor sobrehumano: del imparable descenso del nivel educativo; del síndrome del examen en blanco; de la pérdida del hábito lector y de las dificultades en la comprensión lectora; del abandono de los contenidos y su sustitución por las competencias; de la miseria cultural del entorno; de la indisciplina y desorientación del alumnado; de la angustia y del malestar del profesorado que tiene que dimitir de su función instructiva para convertirse en un mero animador.

Lo específico se mueve en un mar de contradicciones. Cuando se limita a contar su experiencia se percibe un entusiasmo y un compromiso inequívoco por explorar nuevas vías de enseñanza y aprendizaje y de conexión con el alumnado, en términos de ensayo y error, evitando la deriva hacia el catastrofismo del blanco y negro y fijándose también en lo que funciona o podría funcionar. También denuncia con brillantez los efectos de las prisas, la inútil sobrecarga burocrática, las visiones economicistas, los brotes de racismo, la pobreza y la desigualdad. Y es sensible a las dificultades familiares y a las carencias emocionales de su alumnado. Pero en el momento que pasa de la anécdota a la categoría, con ánimo de teorizar y generalizar, el matiz deja paso a la contundencia de un discurso reduccionista y simplificador: “La nueva educación degrada nuestra democracia”; “La nueva pedagogía es profundamente clasista”; “El constructivismo genera analfabetismo funcional”. U otras afirmaciones sobre el nivel educativo y la memorización.

Por otro lado, conviene resaltar su devoción por Gregori Luri, al que considera el mejor pedagogo y a quien cita una buena cantidad de veces. Lo mismo que hace con Inger Enkvist, profesora y pensadora sueca, su otro gran referente, defensora acérrima de la educación tradicional -donde primen la disciplina, el esfuerzo y la autoridad del maestro-, porque entiende que toda nueva educación ha fracasado. Ni Enkvist ni Navarra hacen distingos entre las diversas versiones de la innovación o renovación educativa, como si se tratara de un relato único.

Este profesor apuesta por un proyecto educativo neutral, más allá de derechas e izquierdas, y por otro tipo de centros públicos que “tienen que rediseñar los profesores, no los sistemas anónimos, a partir de iniciativas libres”.


Una apuesta por el éxito escolar

Uruñuela, P. (2019) La gestión del aula, Madrid: Narcea.

El autor, profesor de secundaria, inspector y formador, ahora ya jubilado, sigue siendo un todo terreno muy luminoso de la convivencia. ¡Qué cantidad de talleres, seminarios, cursos y conferencias ha impartido estos últimos años en las diversas comunidades autónomas! Su conocimiento experto en este campo dejó su huella en su paso por el Ministerio de Educación, durante el gobierno socialista de Zapatero, con la elaboración del Observatorio de la Convivencia, un referente que debería tener continuidad anual. Con otras personas creó la asociación CONVIVES para la mejora de la convivencia -dispone de una publicación digital- y en El Diario de la Educación es el responsable, junto con Josep Maria Puig, del blog en torno a la convivencia y el aprendizaje servicio.

“Yo empecé a dar clase sin que nadie me hubiera hablado nunca de cómo es un adolescente y, mucho menos, de cómo son los adolescentes de treinta en treinta”. Consciente de la necesidad y de las dificultades de conducir hoy una clase con adolescentes, se propone contar -así reza el subtítulo- “Todo lo que me hubiera gustado saber cuando empecé a dar clase”. Se trata de un libro que combina el diagnóstico y la reflexión con las propuestas concretas de intervención, como un cuaderno de bitácora para orientar al profesorado para lograr un buen clima y gestión del aula, identificando y corrigiendo las conductas disruptivas; e introduciendo los necesarios cambios metodológicos y organizativos y trabajando la motivación y el bienestar emocional del alumnado. Su tesis es que un aprendizaje exitoso requiere una buena convivencia. En este proceso intervienen varios factores y actores: proyecto educativo, alumnado, familia,… Y profesorado: su actitud y formación; y a esto último se ha entregado Pedro Uruñuela con horas y horas de compromiso. Una obra madura, clara y bien organizada que incluye en cada capítulo un breve ensayo, unas conclusiones y un amplio y útil repertorio de propuestas prácticas, con pertinente bibliografía, siempre con una mirada positiva y lejos del clásico modelo disciplinario sancionador.


Entre dudas, preguntas, escuchas y ayudas

Funes, J. (2018) Quiéreme cuando menos me lo merezca… Porque es cuando más lo necesito. Barcelona: Paidós.

Este psicólogo, educador y periodista lleva toda la vida en medio de jóvenes y adolescentes: observándolos, escuchándoles, hablando con ellos y, sobre todo, tratando de comprenderlos, más allá de lo que dicen y hacen, rehuyendo discursos fáciles, etiquetas y estereotipos. Se trata, sin duda, de una de las voces más autorizadas para hablar de estos colectivos: porque ha trabajado a pie de aula, desde los equipos psico-sociopedagógicos; en la calle para dar respuesta a los diversos rostros de la marginación en aras a lograr transiciones hacia la vida activa y la inclusión; en diversos ámbitos institucionales; y en la formación de educadores y educadoras. Una larga trayectoria que le ha permitido conocer las adolescencias desde distintas miradas.

Tras varias publicaciones, llega este libro, un auténtico best seller del cual, desde que salió a finales de 2018, se han vendido 20.000 copias -en catalán y castellano- llegando a estar entre los libros de ensayo en catalán más vendidos: algo insólito en un texto educativo. Además, no hay semana que no tenga una nueva presentación. Un día me lo encontré y le pregunté cuál era la razón de tan buena acogida. “Las familias andan cada día más preocupadas y con más dudas, y piden respuestas”. El propósito del libro de Funes se encuentra en el subtítulo: ‘Una guía para padres y maestros de adolescentes’. Ahora bien, comprometido como está con la renovación pedagógica transformadora, no siempre se lo pone fácil a quienes le escuchan: porque huye de los discursos oficiales al uso y de las recetas cómodas, tratando de devolverles las preguntas e invitándolos a pensar. Su saber experiencial lo condensa en dos agrandes apartados: el trabajo de convivir con adolescentes y propuestas para gestionar algunas preocupaciones. Y en el epílogo desvela una de sus prioridades: “Nuestra tarea debería consistir en descubrir sus malestares, reducir las contradicciones que las provocan y buscar formas de ayudas sensatas”.


¡Qué poco se conocen y respetan los Derechos de la Infancia!

Tonucci, F. (2018) Manual de guerrilla urbana. Barcelona: Graó.

Este psicólogo italiano que, con un gran poder de seducción, consigue llenos espectaculares en sus intervenciones en España -dicen que más que en su propio país- es tan conocido como Tonucci como por Frato, su alter ego, que pone en tela de juicio las miserias del sistema educativo y de la pedagogía convencional a través de sus viñetas. Desde su primera obra, Con ojos de niño, no han cesado sus miradas a la infancia en sus diversos espacios educativos: la escuela, la familia y la ciudad, porque entiende que su bienestar se encuentra en esos y en otros lugares y artefactos que contribuyen a su socialización. Observador agudo e irónico, sabe reflejar en un dibujo un pensamiento profundo. Esto le permite ser muy prolijo en sus publicaciones: quizás no hace nuevas aportaciones pero aporta detalles y matices muy eficientes. Ahora, ya jubilado, ha dejado la investigación psicológica, pero como abuelo encuentra un rico campo de observación y creatividad.

Este manual de guerrilla tiene un destinatario: las niñas y niños que quieren conocer y defender sus derechos. En este caso el texto escrito pesa más que su ilustración, aunque nunca faltan las viñetas de Frato para resaltar con oficio y humor las ideas clave. La primera parte es una breve historia de la Convención sobre los Derechos del Niño, que se abre con esta pregunta: ¿Sabías que el art.3 de la Convención dice que el interés de las niñas y niños es siempre superior? Bastaría con que lo supieran el presidente, los ministros, los empresarios, los sindicatos, los alcaldes, los guardias, los maestros y los padres….”. Y la segunda se centra en las propuestas de rebelión, donde se habla del interés superior del niño; del derecho a expresar su propia opinión y a participar; el derecho al tiempo libre; y de derechos y deberes. El libro lo dedica a una niña de Rosario de 10 años, que dice: “La culpa de todo la tienen los mayores; debemos limitar el poder a los mayores”; y a un niño italiano de 5 años: “Si los adultos no escuchan a los niños, tendrán serios problemas”. Aviso para navegantes.


Contra mentiras y tópicos

Trilla, J, (2019) La moda reaccionaría en educación, Barcelona: Laertes.

El autor cuenta con una amplia y diversificada trayectoria en el campo de la práctica educativa -maestro de primaria, monitor de colonias y, desde hace muchos años, profesor en la Universidad de Barcelona- y en la investigación y producción teórica: pedagogía del ocio, educación moral, el análisis de diversas pedagogías y de cuestiones socialmente controvertidas. Este es un libro que se mueve en esta dirección, porque desmonta las falacias, tópicos, simplificaciones e invenciones que, con tanta contundencia como ligereza, difunden prestigiosos opinadores mediáticos -que cuando no hablan de educación son bastante progresistas- y un buen puñado de profesores, sobre todo de secundaria.

¿Cuál es la piedra de toque de su discurso, de las pedagogías que Trilla califica de reaccionarias? La reivindicación nostálgica de hace unas décadas en las que sostienen que el nivel educativo era más alto, se valoraban los contenidos, la autoridad docente no era cuestionada y se imponía la disciplina en las aulas. Tiempo en que los rituales de la escuela tradicional, sostienen, aún no habían sido sustituidos por las nuevas pedagogías renovadoras, causantes de todos los males y desgracias del actual sistema educativo. Trilla parte del análisis de algunos libros de esta órbita, sobre todo del pionero más influyente: El panfleto antipedagógico, de Moreno Castillo, y de piezas periodísticas, y con una argunentación sólida y minuciosa refleja buena parte de los mitos reaccionarios que se venden como la salvación de las mejores esencias educativas. Y esto se hace magnificando, de forma catastrófista, algunos problemas educativos actuales, en contraste con una idealización del pasado al que se le atribuyen todo tipo de virtudes. Quizás sí que la escuela de otros tiempos fue diferente para unas minorías socialmente y/o culturalmente privilegiadas pero no, ni mucho menos, para la mayoría de la población.

En el catálogo de las modas reaccionarias, donde se mezclan los discursos de la antipedagogía con algunas rémoras del pasado -que habría que diferenciar más nítidamente-, Trilla incluye cuestiones de signo bien distinto: la disciplina y los castigos corporales; autoridad del profesorado y de la atención a los contenidos; la condena indiscriminada a los pedagogos; la segregación por sexos y por niveles; el adoctrinamiento, muy centrado en la enseñanza de la Religión etc. Al final, aunque de forma breve, tampoco ahorra críticas a las pedagogías progresistas donde «tampoco es oro todo lo que reluce». Supongo que el autor podría extender la crítica a otros libros que han aparecido últimamente, algunos de ellos muy mediáticos.


Resistir al neoliberalismo desde la escuela pública

Rodríguez Martínez, C. (2019). Políticas educativas en un mundo global. Barcelona: Octaedro.

La autora es una de las caras más visibles del Foro de Sevilla, un colectivo que nace en esta ciudad a finales del 2012, conformado por profesores y profesoras, sobre todo del ámbito universitario, preocupados por la evolución y la deriva conservadora del sistema educativo y comprometidos por su mejora y transformación. A partir de su manifiesto fundacional: “Por otra política educativa”, han promovido encuentros y debates con otras redes que se mueven en la misma dirección, y han elaborado gran cantidad de textos para promover el debate, muchos de ellos publicados en el Diario de la Educación. Carmen atesora una triple mirada y experiencia: como profesora e investigadora universitaria: como responsable de la renovación pedagógica de la Junta de Andalucía hace ya algunos años, y como activista social en el campo de la educación y del feminismo.

Este libro, se inspira en la filosofía del Foro de Sevilla, aunque aporta su particular punto de vista y ahonda en cuestiones educativas y pedagógicas de enorme calado. De manera clara y ordenada arremete contra sistema educativo español, inscrito en el relato europeo neoliberal del capital humano, la competitividad, la gestión empresarial, la rentabilidad y la progresiva privatización, pero con un acento específico más conservador tras la aprobación de la LOMCE, con sus itinerarios segregadores y la homogenización y centralización del currículo, entre otros puntos negros. Asimismo, critica los sistemas de evaluación y las condiciones de precarización de la profesión docente, con una formación inicial desvinculada de la práctica y con una formación permanente a la baja, basada en el cursillismo y la mera certificación. Todo ello, sostiene, obstruye la autonomía personal y el empoderamiento docente.

En contraposición, Carmen Rodríguez apuesta por el modelo de escuela pública que garantiza los derechos de toda la ciudadanía, la laicidad y la justicia social; y por una educación para una ciudadanía crítica y democrática, sin olvidar la naturaleza política y ética del currículo: “Un conocimiento participativo, con sentido y transformador para construir una escuela democrática, deliberadora y reflexiva que evolucione desde la estrechez cultural hasta una verdadera ciudadanía universal conocedora de su legado”.


Miradas y propuestas críticas y solidarias

Moliné, B; Planes, Ll; Bonals, J. (2019) Educando para otro mundo posible: por una escuela comprometida. Barcelona: Graó.

Los tres autores, aparte de su actividad docente y educativa, han trabajado en el campo de la cooperación interescolar, la renovación pedagógica, la animación sociocultural y el asesoramiento psicopedagógico. Y los tres han formado parte de la Xarxa d’Escoles Compromeses, estrechamente vinculada a la Educación para el Desarrollo, cuyo propósito es generar conciencia crítica para la transformación social y política para avanzar hacia la justicia global en todas las comunidades del planeta. Esta modalidad educativa ha evolucionado desde un modelo asistencial y proteccionista hasta un desarrollo humano sostenible.

La obra, de una gran solidez, se estructura en dos bloques claramente diferenciados: el marco conceptual y las propuestas y experiencias. En el primero, dentro de un planteamiento que apuesta por la educación en valores y para la ciudadanía, se compaginan las dimensiones personales y relacionales, lo global y lo local, la teoría y la práctica, la mirada larga hacia horizontes utópicos y la pegada a las condiciones de la realidad cotidiana. Cabe destacar, entre otras valiosas aportaciones, los atributos derivados de la competencia social con las otras personas, sistematizada en estos puntos: la buena disposición hacia los demás, la hospitalidad, la generosidad, el cuidado, la equidad, el reconocimiento y la dignificación, y la capacidad de dejar ser. En los distintas temáticas que parten de dos premisas -conocer para tener criterio y tener criterio para actuar- se aprecia una cierta similitud con los ejes transversales contemplados en la LOGSE –la reforma impulsada por los primeros gobiernos socialistas-, tales como el medio ambiente, la cultura de la paz o el interculturalismo, que ahora han queda diluidos sino desaparecidos del currículo oficial.

En segundo bloque contiene siete experiencias que ilustran las conceptualizaciones, donde se ponen de relieve el compromiso social, el poder de la conversación, el intercambio entre comunidades y culturas mediante la correspondencia al estilo freinetiano, el trabajo en torno a los refugiados o la ciudad educadora. Un abanico de posibilidades para una comprensión e intervención crítica sobre la realidad.

Larrosa, J. (2019). Esperando no se sabe qué sobre el oficio de profesor. Avinyonet del Penedès (Barcelona): Candaya.

Este profesor de Filosofía de la Educación en la Universidad de Barcelona muestra en sus ensayos, con ciertas pretensiones literarias, un amplio bagaje lector. Así, más allá de la pedagogía, son frecuentes sus incursiones y referencias a la filosofía, al cine, a la literatura y a otros campos culturales. En sus anteriores producciones ha dado cuenta de ello. En este libro se incluye el género epistolar, la descripción de cursos y conferencias con sus correspondientes comentarios y otro tipo de intercambios con amigos, colegas y congresistas que enriquecen el núcleo de un relato amenizado por el fuerte protagonismo del autor.

Hay cuatro viejos conceptos recurrentes que vertebran la obra con los que Jorge Larrosa va conversando: la materia de estudio, el aula, la escuela y el profesorado. Los elogia, cuida y homenajea, defendiéndolos con pasión y sin fisuras, porque entiende que es la única manera de dignificar una escuela pública equitativa y de calidad que pueda sortear los nuevos vientos neoliberales.

“Es en la materia donde está la nobleza y, sobre todo, la magia, y lo único que el profesor debe tratar de hacer es que la magia de la materia llene la sala de clase”. En este sentido, se muestra muy crítico con las propuestas que tratan de diluir su esencia, con propuestas más modernas y rompedoras como los estudios culturales y de otro tipo de innovaciones. El aula, con un tratamiento excesivamente reiterativo, la concibe como el epicentro del aprendizaje, un lugar para el encuentro, la celebración y el goce. Se sitúa en las antípodas de los planteamientos que reivindican la hiperaula o más escuela y menos aula, como así titula M.Fernández Enguita uno de sus últimos libros. La función de la escuela la asocia a la lectura atenta, a la conversación rigurosa -no al mero parloteo- y a los objetivos básicos de la instrucción. Y al profesorado -dice que sólo debe ejercer de profesor para dignificar su oficio, prescindiendo de otros roles y atributos- le compete, sobre todo, conocer el mundo y ponerlo en el centro del aula, tratando de renovarlo y de impedir que no se desmorone, así como llamar la atención sobre las cosas importantes. No obstante, parece que Larrosa esté pensando más en el espacio universitario y en los niveles superiores del sistema educativo que en los inferiores.

Se agradece que el autor trate de dignificar aspectos tales como la materia, el silencio, la atención o la perseverancia, fruto de la mejor tradición, con frecuencia demasiado olvidados o asociados únicamente a un modelo pedagógico conservador; ahora bien, no acaba de entenderse que, cuando afirma que “tal vez ahora la tarea no sea tanto renovar la escuela como defenderla”, solo cite como amenazas la escuela de Disney, de los bancos y de las empresas tecnológicas, del shoping, de la emprendeduría, del coaching y del aprendizaje cognitivo, y se olvide de otros muchos relatos e intervenciones renovadoras y transformadoras en el seno de la educación pública.


Conversaciones para gozar y pensar

Nomen, J. (2019). El niño filósofo y el arte. Barcelona: Arpa.

El año pasado este profesor de la escuela Sadako, un centro innovador de reconocido prestigio, publicaba El niño filósofo, en torno al pensamiento crítico, mientras que el que nos ocupa versa sobre el pensamiento creativo en la infancia, que se desarrolla a partir de múltiples y ricas relaciones que discurren entre el arte y la filosofía, y que abren apasionantes vías de indagación. La huella de Lipman y su propuesta para el desarrollo de habilidades de razonamiento es una de sus fuentes de inspiración más notorias. “Debemos trabaja la creatividad para que los niños y las niñas se abran al mundo para recrearlo, para superar sus dificultades y bloqueos, para ir más allá en el difícil ejercicio de la libertad humana que exige la autonomía del pensamiento crítico, el coraje del pensamiento creativo y el amor del pensamiento cuidadoso”.

Se trata de un texto sumamente original y bien trabado que combina el ensayo con una propuesta de trabajo que rehúye el utilitarismo que con tanta lucidez denuncia Nuccio Ordine en la Utilidad de lo inútil, quien estima que hay actividades que no sirven para nada y son imprescindibles. Razón y emoción se hermanan para poder leer y comprender la realidad. La mencionada propuesta la conforman doce conversaciones entre filósofos y artistas que, desde un enfoque interdisciplinar, incluye pautas y actividades para el diálogo, la creación plástica, literaria, fotográfica y musical.

En cada conversación, donde se asocia la obra de un pensador con la de un artista, existe un tópico que, a modo de interrogante, actúa como hilo conductor: ¿Podemos ser libres?, ¿Es siempre incorrecto mentir?, ¿Podemos prever el futuro?, ¿Hay que saber vivir en la incertidumbre?, ¿Vivimos en una sociedad cansada?, o ¿Qué se puede entender por belleza? Por ahí circulan Beauvoir, Aristóteles, los hermanos Grimm, Freud, la Mafalda de Quino, la danza de los pequeños cisnes de Tchaikovsky o los poemas de Gloria Fuertes.


¿Innovación al servicio de quién y de qué?

Martínez, M / Jolonch, A (coord.) (2019). Las paradojas de la innovación educativa. Barcelona: Horsori.

Libro coral con una docena de aportaciones autóctonas y foráneas de diversos autores y autoras, interés desigual, la mayoría de ellos con una amplia y sólida producción teórica detrás. Aunque no hay un hilo conductor que dé continuidad -Vaya, que los textos se pueden leer sin orden ni concierto-, sí que existen unos tópicos que circulan por todos ellos: las diversas lecturas, significados y ámbitos de aplicación de la innovación educativa y, sobre todo, su relación con la calidad y equidad, tanto en cuanto a los procesos de aprendizaje del alumnado como a las dinámicas de cambio en el centro y en la comunidad. Una reflexión necesaria en un momento en que el término innovación se ha convertido en un mantra al que todo el mundo hace referencia para pensar y hacer cosas muy diferentes.

En el primer capítulo introductorio «¿Qué hemos de innovar y qué debemos conservar en educación?», Miguel Martínez presenta una visión panorámica sobre los retos pendientes a partir de la premisa de que la innovación por sí sola no es garantía de mayor calidad en educación , y de que nunca es neutral. Así, plantea los cambios que genera la necesidad de renovación pedagógica, en un momento en que cada vez hay más educación fuera de la escuela; la compleja relación entre contenidos y capacidades; o la formación integral y la creación de espacios de aprendizaje y convivencia para una educación democrática en valores. Lástima que las paradojas que plantea, muy adecuadas, no siempre tengan respuesta en los otros textos.

La aportación de José Manuel Escudero, «Innovación y calidad en educación», es muy clarificadora al presentar una cartografía alrededor del triángulo innovación-calidad-igualdad, y al diferenciar la innovación en clave de justicia y equidad de la innovación neoconservadora y neoliberal. Antoni Tort en «Escuelas, territorio, trabajo en red e innovación en educación», avanza en el discurso sobre las dinámicas de cambio en la escuela con respecto a los procesos de reinstucionalització y regulación, destacando el potencial que tienen las redes educativas horizontales.

Anna Jolonch pone el foco en «Las comunidades profesionales de aprendizaje», a partir de diversas investigaciones internacionales. No faltan aterrizajes más concretos, como el de Begoña Gros en «La innovación en los entornos y materiales aprendizaje» donde presenta una selección de materiales y recursos con criterios innovadores muy afinados para que, como dice ella, innovar no sea digitalizar contenidos.

También se incluyen otros textos generales sobre la innovación o más específicos sobre liderazgo, evaluación o formación del profesorado. Se echa en falta, sin embargo, una valoración más amplia y profunda sobre la avalancha de prácticas que forman parte de lo que se llama la nueva primavera pedagógica. Aunque, bien mirado, tal vez esto sería otro libro.


La grandeza de una escuela justa

Perrenaud, P. (2019). La organización del trabajo, clave de toda pedagogía diferenciada. Barcelona, Graó.

Desde la publicación de La construcción del éxito y del fracaso escolar, un libro que abrió un nuevo horizonte analítico, Perrenaud no ha cesado de ocuparse de las desigualdades: de cómo siguen reproduciéndose, en sintonía con el ya clásico discurso de Bourdieu, y de cómo pueden afrontarse con cierta eficacia, en clave de discriminación positiva, fijando diferentes estrategias orientadas a objetivos comunes. Esta es la clave de la pedagogía diferenciada: aunar la exigencia de igualdad con el derecho a la diferencia. Huye, por tanto, de visiones uniformistas y convencionales, apostando por concepciones renovadoras donde se perciben las resonancias de Freinet y Meirieu, por citar dos maestros más próximos. Una diferenciación que atiende a cada sujeto individualmente pero no olvida su pertenencia a una colectividad que conviene democratizar y cohesionar.

Perrenaud arranca con una pregunta obvia pero a la que, en la mayoría de los casos, sigue sin obtener una respuesta: “¿Por qué hay alumnos que pasan años y años en la escuela sin aprender todo lo que la escuela les promete? Sostiene el autor que ello es debido a que raramente el alumnado se ve enfrentado a situaciones susceptibles de hacerle aprender. A partir de ahí elabora una propuesta de intervención que ofrezca el máximo de situaciones de aprendizaje sólido y fecundo, articulada a partir de una organización del trabajo radicalmente distinta. No se trata de hacer más actividades ni aumentar el tiempo de atención para quien lo necesite sino de hacerlo mejor en el mismo tiempo. Ello supone cambios en el currículo, rompiendo los compartimientos disciplinarios e introduciendo proyectos multidisciplinares; en los tiempos y espacios; en la gestión de ciclos plurianuales de aprendizaje, más allá del aula, o en la configuración de nuevos agrupamientos.

Una nueva organización del trabajo, que aterriza en propuestas muy detalladas, que se propone dotar al alumnado de un capital cultural escolarmente rentable; un deseo de apropiarse de los conocimientos escolares, y un entorno que puede apoyarlos en su trabajo escolar y en su orientación. Esta es la escuela justa por la que lucha Perrenaud: la que cumple con sus promesas para todo el alumnado, independientemente de su origen, sexo o condición social.


El qué y, sobre todo, el cómo.

Williamsom, B. (2019). El furo del currículum. La educación y el conocimiento en la era digital. Madrid: Morata.

¿Qué visiones sobre el currículo del futuro se imaginan, ensayan o promueven, y qué conocimientos debería incluir? Estos son algunos de los interrogantes nucleares que se plantea este libro-informe, que se nutre de diversos estudios y grupos de trabajo sobre innovaciones digitales promovidos y financiados por la Fundación John D. y Catherine T. MacCarthur, en cuyas conclusiones se pone de relieve cómo aprenden, juegan, socializan y participan en la vida la infancia y la juventud actual.

Una de las tendencias más emblemáticas es el tránsito de una visión centralizada, controladora y canalizadora, por otra cada vez más descentralizada, distribuida y dispersa, a través de multitud de redes y conexiones. Se argumenta que la arquitectura y desarrollo del currículo ha dejado de estar exclusivamente en manos del Estado y pasa a depender de una mezcla confusa de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, empresas comerciales y del sector privado, organizaciones filantrópicas, laboratorios de ideas y programas sociales. En cierto modo, se experimenta un proceso de desinstitucionalización en la línea que apuntara Iván Illich hace ya medio siglo en torno a las mallas de aprendizaje. El énfasis se pone en la adquisición de destrezas y en competencias como el razonamiento: “Es la consecuencia de la tesis de que hoy es más importante ‘saber cómo’ que ‘saber qué’, pues es probable que la mayor parte de conocimientos que se aprenden en la escuela queden rápidamente desfasados en un mundo tan hiperconectado como el actual”.

Todo ello se ilustra con algunos estudios de caso como el Opening Minds, un currículo por competencias implantado en 200 escuelas británicas; el Quest to Learn, una “escuela para niños digitales” en la ciudad de Nueva York; o la red de escuelas concertadas de San Diego High Tech High, que integra la educación técnica y académica en un aprendizaje basado en proyectos, y que el pasado mes de noviembre recibió el premio al mejor proyecto educativo del mundo en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación 2019 (WISE). En las diversas experiencias planea la economía del conocimiento y el aprendizaje supeditado al mundo laboral -reforzada por la presencia de las grandes multinacionales informáticas- aunque también se visualiza un enfoque crítico y progresista que coloca, por ejemplo, al alumnado y al profesorado en pie de igualdad como creadores activos de contenidos, procesos y productos curriculares a través de un aprendizaje conjunto.

Este es otro de los grandes interrogantes: “¿El currículo del futuro se orientará más hacia prácticas comunitarias y cooperativas o, por el contrario, se dejará arrastrar por los patrones individualistas y economicistas de carácter neoliberal?».

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/12/11/dieciseis-libros-sobre-educacion-cosecha-2019/

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