Page 2 of 2
1 2

Casi medio millón de menores sirios escolarizados en Turquía

Turquia/23 febrero 2017/Fuente: Prensa Latina

Turquía ofreció enseñanza gratuita a 483 mil menores sirios en edad escolar, según informó hoy el ministro de Educación turco, Ismet Yilmaz, en una entrevista concedida a la agencia de noticias Anadolu.
La cifra supone algo más de la mitad de los 850 mil niños sirios que se encuentran en el país, sobre un total de 2,75 millones de refugiados según los datos de Naciones Unidas.

El ministro indicó que el gobierno trata de ampliar el programa de educación gratuita, integrando en la escuela pública a los escolares extranjeros con los locales y aplicando programas intensivos con un plan de estudios programado con maestros árabes y turcos, para preparar a los menores sirios para cuando tengan que volver a su país una vez que la guerra haya concluido.

‘Queremos proporcionar educación no sólo a nuestros propios hijos, sino también a aquellos que se han refugiado en mi país y aquellos que no son capaces de vivir en el suyo propio. Si una persona es ignorante, él o ella estará expuesto a riesgos adicionales estén donde estén’, dijo Yilmaz.

Aunque la Unión Europea se comprometió a entregar a Turquía 300 millones de euros (unos 319 millones de dólares) para el programa educativo de los niños refugiados, el ministro señaló que hasta el momento solo se transfirieron 90 millones de euros.

Turquía asegura que desde el inicio de la guerra civil en Siria en 2011, el país destinó cerca de 25 mil millones de dólares para ayudar y ofrecer servicios básicos a los desplazados por el conflicto que cruzaron sus fronteras.

Fuente:http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=63863&SEO=casi-medio-millon-de-menores-sirios-escolarizados-en-turquia

 

 

Comparte este contenido:

Entrevista a Justin Forsyth (UNICEF): “Hay que asegurar la educación a los niños refugiados para evitar una generación perdida”

20 Noviembre 2016/Fuente:El País /Autor: JESSICA MOUZO QUINTÁNS

El directivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia avisa de que la UE necesita un plan integral para asistir a los desplazados

Alrededor de 50 millones de niños en el mundo están desarraigados. De ellos, unos 28 millones han tenido que huir por la violencia de su lugar de origen. El director ejecutivo adjunto de UNICEF, Justin Forsyth, acaba de volver de un viaje a la frontera entre Jordania y Siria, donde se eterniza uno de los conflictos bélicos más encarnizados. En Alepo, relata, los médicos tienen que elegir qué niños mueren y cuáles viven en función de su gravedad, porque no hay suministros sanitarios para atenderlos a todos. Y todavía no se ha tocado techo, sospecha. “Habrá muchos más desplazados”.

El alto directivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia recala este fin de semana en Barcelona para celebrar el décimo aniversario de la alianza entre UNICEF y el FC Barcelona y reivindicar los derechos de los niños, reconocidos en un tratado internacional hace 27 años y hoy denostados en medio mundo.

Pregunta. Con una crisis de desplazados como la que arrecia Europa en este momento y decenas de enfrentamientos bélicos activos, ¿dónde queda todo lo que recoge la Convención internacional de los Derechos del Niño?

Respuesta. En los últimos años ha habido un gran progreso con los niños en el mundo, pero para los que están atrapados en un conflicto o en movimiento por el hecho de ser refugiados o tener que emigrar, la situación es bastante desoladora.

La situación en Alepo es desesperante. Se ha acabado el agua en parte de la ciudad, la comida casi se ha terminado y el invierno se acerca. Y además de las consecuencias físicas de la guerra, está también la pérdida de esperanzas y la desolación. Una mujer cuyo marido e hijos han muerto intentó matar a su bebé, porque decía que no tenía esperanzas ni futuro.

Un 40% de niños refugiados sirios están fuera del colegio

Pero hay más. En Yemen estamos ante una hambruna masiva por la guerra que hay en este momento. En Sudán del Sur, además del hambre, están reclutando niños soldado y hay violaciones masivas.

P. ¿Los desplazamientos forzosos constituyen hoy en día el gran reto al que se enfrentan gobiernos?

R. Sí, no solo trabajamos con niños en conflicto o niños desplazados pero es verdad que los más vulnerables y los que más lo necesitan son los niños que están en medio de un terrible conflicto. Una niña que vino desde el norte de Nigeria huyendo de Boko Haram me contó que una banda la retuvo en una prisión subterránea de Libia durante ocho meses y fue violada diariamente. Luego los traficantes la vendieron en Italia para ejercer la prostitución. La rescatamos y ahora está en un centro de menores en Sicilia.

Estos niños no solo escapan de los conflictos armados, sino que también están cayendo en manos de traficantes de seres humanos y esto es aterrador.

P. ¿Los menores no acompañados son los que corren mayor riesgo?

R. Sí, son los más vulnerables en Europa, pero también antes de llegar a Europa. Conocí a un niño de Eritrea que había escapado de su país para no hacer servicio militar, para el que lo reclutan a los 10 años. El chico se fue a Sudán, donde acabo siendo vendido como esclavo.

P. Según la Europol, 10.000 niños refugiados no acompañados están en paradero desconocido. ¿Cómo hacen las autoridades para controlar o registrar a estos menores?

R. Todos los países tienen la obligación de registrar a estos niños a través de sus sistemas de protección o registro habituales. Los niños no acompañados tienen derechos especiales, como el derecho a no ser retornados a sus países. Lo que pasa es que en lugares donde no hay un gobierno, esto no sucede.

P. ¿Qué está fallando en Europa para que se pierda la pista de muchos niños no acompañados?

R. Algunos países en Europa han hecho enormes esfuerzos: Alemania se ha quedado más de un millón de refugiados y tiene medidas especiales para niños no acompañados y medidas para intentar que vayan a la escuela. Pero otros países como Grecia tienen muchos menos recursos. Es necesario que la UE, en conjunto, tenga un plan integral para responder a todas estas crisis, para atacar el problema en el origen, en el tránsito y en el país de destino, un plan que proteja a los niños no acompañados durante su proceso.

P. ¿Qué sucede con los niños que nacen ya como desplazados?

R. Internacionalmente, los niños tienen derechos nazcan donde nazcan. Cada país tiene su legislación diferente y en Europa y EE UU si el niño nace en esos países se puede quedar, pero es diferente en cada lugar. Si naces en Norteamérica, tienes derecho a la nacionalidad.

P. Mantener la escolarización de los niños es una de las recomendaciones de Unicef en sus informes. ¿Qué se está haciendo para garantizar esta escolarización?

«Estos niños no sólo escapan de los conflictos armados, sino que también están cayendo en manos de traficantes de seres humanos»

R. El acceso a la educación es clave. En Alemania estamos intentando que aprendan el idioma y que se unan al sistema escolar. En países como Líbano y Jordania construimos escuelas en campos de refugiados y en Siria también para que puedan seguir yendo a la escuela.

La parte mala es que, pese a estos apoyos, todavía hay más de un 40% de niños refugiados sirios que están fuera del colegio. He estado con niños refugiados en Jordania y tienen sed de ir a la escuela. Hay que garantizar la educación para evitar que en la zona afectada por el conflicto de Siria haya una generación perdida.

Fuente de la entrevista:

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/19/actualidad/1479570000_751706.html

Fuente de la imagen:

http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2016/11/19/actualidad/1479570000_751706_1479574393_noticia_normal_recorte1.jp

Comparte este contenido:

La escolarización de niños refugiados en escuelas griegas despierta el rechazo social

Grecia/15 octubre 2016 /Fuente: El Pais

Veinte colegios acogen desde el lunes a los primeros 1.500 migrantes entre las protestas de muchos padres locales.

El primer día de clase para 1.500 menores refugiados en Grecia, tras meses privados de enseñanza reglada, fue una experiencia agridulce a la que pusieron una nota de color las mochilas de colores de la Organización Mundial de Migraciones (IOM, en sus siglas inglesas). Los pequeños acuden desde el lunes a 20 escuelas seleccionadas en todo el país por su proximidad a los campamentos donde viven y lo hacen solos, sin la presencia de sus padres, y acompañados únicamente por voluntarios de la IOM. Se incorporarán progresivamente al sistema otros 20.000 niños (el resto de población flotante en edad escolar), en medio de protestas e incidentes protagonizados por padres de los menores griegos con los que comparten colegio.

El hecho de que los pequeños refugiados estudien en horario distinto (de dos a seis de la tarde, una vez concluida la jornada oficial), sin cruzarse siquiera físicamente con sus teóricos compañeros de aula, y las garantías de las autoridades de que están vacunados —por eso sólo han empezado los que ya disponen de cartilla sanitaria—, no han tranquilizado a los padres griegos. Las críticas de las AMPAS (acerca de la elección de los centros, la falta de condiciones materiales o la necesidad de contratar trabajadores auxiliares) revelan una primera reacción de la población local, hasta ahora muy solidaria y acogedora, frente a los migrantes, más de 60.000 seres atrapados en el país quién sabe por cuánto tiempo.

“No sabemos quiénes son sus familias; tampoco cómo es su higiene en el campamento donde viven, si tienen suficientes duchas o baños, o si padecen alguna enfermedad que puedan transmitir a nuestros hijos. Además, no están vacunados”, se queja a las puertas del 72º colegio público de Atenas Sofía S., madre de dos escolares, ignorando las garantías dadas por las autoridades. “Por supuesto que tienen que estudiar, pero ¿por qué en este centro? ”. Al establecimiento acuden desde el lunes unos 40 menores del cercano campamento de Elaionas, el primero levantado por el Gobierno griego, en agosto de 2015, en plena eclosión de la crisis migratoria, y poblado en su mayoría por afganos, aunque los responsables de la IOM a cargo del traslado declinaron especificar la nacionalidad y la edad de los escolares. Tampoco quiere pronunciarse la dirección del centro. “Es un tema muy sensible, entiéndalo”, se excusa la directora desde el patio.

“No podemos crear un colegio dentro de otro colegio, eso es lo más preocupante; no me parece bien que los segreguen en clases y horarios distintos pero es verdad que por cuestiones de idioma no pueden incorporarse a las de los nuestros. Este sistema sólo creará guetos. Y no vean aquí racismo porque no lo hay: son niños como los nuestros, con todo el derecho del mundo a la educación; no hay más que ver con qué alegría esperaban encontrarse en el patio [en el acto de bienvenida] unos y otros. En la clase de mi hijo los recibieron con galletas y dibujos… son niños, y eso lo sabemos mejor que nadie los padres… Pero este modelo no va a funcionar. Además, el Ministerio nos ha informado muy tarde, apenas un día antes, de haberlo sabido antes nos habríamos hecho a la idea”, sentencia Apostolis ante el mismo centro, en un plácido barrio de clase media a los pies de la Acrópolis.

Angelikí Perdiki, profesora auxiliar de inglés y bisnieta de otros refugiados (los griegos del Asia Menor), tiene otra versión, la de lo sucedido en las aulas: “Ha ido todo como la seda. Los niños están un poco asustados, pero es la ansiedad lógica de cualquier primer día de clase. Las críticas no les afectan, y esperamos que en unos días puedan recuperar un poco de normalidad vital, si es que eso es posible para un refugiado”. Griego e inglés figuran entre las primeras materias de estudio para los niños recién escolarizados.

Incidentes aislados

Sin llegar a casos extremos como el de la isla de Quíos, donde los padres han convocado un referéndum sobre el asunto, o el pueblo de Volvi, cerca de Salónica, donde entre agrias protestas nacionalistas los vecinos cerraron con candados las puertas del colegio y dejaron en casa a sus hijos para evitar que se mezclaran con los refugiados (lo que ha provocado la intervención de la fiscalía), los testimonios parentales constatan un estado de ánimo preocupante, tanto que para muchos la inserción de los refugiados en la cotidianidad, superada ya la fase aguda de la crisis y cronificada su presencia en Grecia, puede convertirse en una bomba de relojería. Mientras, la presión migratoria sobre las islas del Egeo (como Quíos) resulta más que acuciante: más de 11.000 migrantes, que rebasan ampliamente la capacidad de los centros de internamiento. El Gobierno de Atenas prevé trasladarlos al continente.

Este reportaje carece de la versión de los padres de los niños refugiados porque, a diferencia de toda vuelta al cole normal, con las lógicas emociones del estreno, entre lloros y rabietas y niños agarrados como lapas a las piernas de los padres, estos no pueden acompañar a los suyos a la escuela ya que viven en campamentos situados a kilómetros de distancia. Resume sus posturas un profesor griego voluntario que solicita el anonimato y colabora en el traslado de los menores desde Elaionas —donde da clases— al colegio, y viceversa: “Hay tres grupos de padres, el de los que suspiran aliviados porque creen que la rutina hará bien a los niños, además de lo que aprendan; el de los que no están muy convencidos pero consideran que algo hay que hacer con ellos mientras esperan [seguir viaje], y el último grupo, que no quiere siquiera que sus niños vayan a clase porque creen que no les servirá de nada, y que está aún en fase de negación total de la situación de inmovilidad a la que se ven condenados. Pero no depende de ellos que vayan, sino de las autoridades educativas, y ningún niño se va a quedar sin escolarizar en Grecia”.

El modelo finlandés: mismos colegios, clases separadas

“La escolarización de los menores refugiados sigue el modelo finlandés, mismos colegios y clases separadas”, explica en su despacho de la Universidad Politécnica de Atenas Nikos Belavilas, uno de los 30 expertos que forman el consejo asesor del Gobierno griego para la gestión de la crisis migratoria. “Cada uno de nosotros tenemos adjudicada la supervisión de uno o dos campamentos, del medio centenar que hay ahora en Grecia, y el mío es el de Skaramangás”, con 3.440 residentes (unos 1.200, niños).

Este campo cercano a Atenas es considerado el mejor del país, con una escuela que desde abril ha dado clases de idiomas (griego, inglés, francés y español) a cientos de jóvenes y adultos. “Por encima de los mil habitantes, un campamento es un problema potencial porque puede convertirse en un gueto, pero al menos aquí hemos logrado rebajar su población casi a la mitad, desde los 6.000 iniciales”.

A Belavilas se debe la tipología de estos centros, que sustituyeron a asentamientos como el de Idomeni, pero también ha contribuido en el diseño del programa educativo especial. “En marzo el Ministerio de Educación empezó a registrar a todos los niños: qué edad tenían, cuál era su nivel previo y qué programas [educativos no reglados] seguían en los campos. En junio ya se había completado el registro. Los niños menores de siete años de momento seguirán en los campos, donde se ultiman las instalaciones para educación preescolar”.

Belavilas, que también alienta una red de apoyo regional a los refugiados llamada Kalos Tous (Bienvenidos), para facilitar su integración en la comunidad local, exhibe un visible arañazo en el antebrazo. Se lo hicieron el lunes, el primer día de clase, un grupo de ultras que intentaron impedir por la fuerza la entrada de un grupo de refugiados a un colegio de Atenas. Pero quita hierro al percance: “Son incidentes aislados, la tónica es la normalidad”.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/15/actualidad/1476520624_713589.html

Comparte este contenido:
Page 2 of 2
1 2