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Educación Emocional en las Escuelas. ¿sí o no?

Por: La Voz/Mariana Otero/27-02-2019

Es la estrategia pedagógica del momento, que busca mejorar el desempeño a través del desarrollo de habilidades emocionales. Se utiliza cada vez más en el mundo, pero no todos están de acuerdo: algunos afirman que persigue el disciplinamiento del sujeto.

os promotores de la educación emocional aseguran que más del 70 por ciento del “éxito” en la vida adulta depende de las habilidades emocionales desarrolladas en la niñez. Es decir que el aprendizaje estaría ligado indefectiblemente a las emociones.

La fundación Educación Emocional, que dirige el psicólogo Lucas Malaisi, promueve en la Argentina una ley de educación emocional (Corrientes y Misiones ya tienen la suya) para que todas las escuelas públicas desarrollen el conocimiento personal, la automotivación y la empatía, entre otras cosas.

El proyecto plantea la creación de un espacio, transversal y curricular para los alumnos, pero también espacios para que aprendan los padres y los docentes (fundacioneducacionemocional.org).

La educación emocional, que comenzó a difundirse en ámbitos educativos en los últimos años en la Argentina y en el mundo, busca educar las emociones, a las que se considera habilidades que permiten mejorar el desenvolvimiento social y los aprendizajes. Se basa en el autoconocimiento y en la autorregulación.

Diversos países la aplican en las aulas y hasta la incluyen en los lineamientos de sus políticas públicas. Pero, además, organismos internacionales como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) promocionan esta práctica como eficaz.

Quienes adscriben a esta idea argumentan que en los tiempos que corren es preciso promover las “inteligencias emocionales” y dejar atrás los esquemas de la escuela tradicional que pone el foco en el raciocinio.

Sin embargo, y pesar de que cada vez hay más evidencia científica del papel que juegan las emociones en la vida de las personas, no todos están de acuerdo en que es beneficioso implementar políticas y prácticas de educación emocional en los colegios.

Consultamos a dos especialistas para debatir por qué sí o por que no introducir la educación emocional en las escuelas.

Sí: una vida más plena

Iliana Bustos, abogada y coach profesional, explica que el mundo de las emociones de los seres humanos ha sido soslayado en la educación tradicional, anclada en el paradigma cartesiano de que lo privativo y distintivo del ser humano es la razón.

“En la actualidad, y en especial a partir de la difusión del concepto de inteligencia emocional planteado por Daniel Goleman, la temática vinculada al emocionar humano ha cobrado particular relevancia. De manera especial, y enfocada a obtener mejores resultados, se la considera seriamente en los ámbitos educativos, laborales, y en general en cualquier organización en la cual las personas interactúen”, plantea.

El concepto de inteligencia emocional, explica Bustos, hace referencia a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos.

“Para Goleman, la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales”, sostiene la especialista, quien asegura que estas teorías tienen jerarquía científica. “La clínica médica ha reconocido la directa incidencia del factor emocional, no sólo en la aparición y desarrollo de numerosas patologías, sino también en las posibilidades y alternativas de recuperación de enfermedades y mantenimiento de la buena salud. En cuanto a las capacidades y destrezas incluidas en el concepto de inteligencia emocional, estas revisten una influencia dirimente no sólo en el aprendizaje, sino también en todos los ámbitos del quehacer humano”, remarca. Y sostiene que las emociones predisponen a la acción.

En este sentido, puntualiza, el alumno que se asombra, se interesa y confía en sus capacidades aprende con rapidez y es capaz de retener nuevos conceptos y relacionarlos con otros ya conocidos. Es decir que puede gestionar de manera autónoma su propio aprendizaje.

“De igual manera, logrará relaciones sanas y productivas con sus congéneres y con sus maestros desarrollando un sentido de integración y participación no sólo en la escuela, sino en su vida en general”, plantea Bustos.

Y agrega: “Los beneficios de la inteligencia emocional en los niños y adolescentes son múltiples: la mejora de la conducta, la creación de una autoestima sana, hace a los niños y adolescentes más responsables, seguros y autónomos, ayuda en el bienestar personal y a desarrollar las habilidades sociales básicas para cualquier tipo de relación”.

Bustos remarca que, cuando las personas se conectan con sus propias emociones y aprenden a reconocerlas y gestionarlas de manera eficaz, “sus vidas adquieren una dimensión más plena, se potencian sus naturales aptitudes, obtienen logros más significativos en todas sus iniciativas y se convierten en personas más activas, felices y satisfechas con su vida”.

Para la especialista, el aprendizaje emocional debe iniciarse en los docentes. “Sólo quien puede reconocer y conectarse con su propio mundo emocional puede propiciar a que otro lo haga. El docente tiene que ser capaz de generar contextos emocionales propicios al aprendizaje, generar climas emocionales que despierten interés, atención y entusiasmo por aprender”, opina.

No: es disciplinamiento

Ana Abramowski, investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso, Argentina), explica que la “educación emocional” propicia que los individuos deban autoexaminarse con detenimiento para apaciguar y aplacar (regular) aquellas emociones que se encuentren confusas o se consideren negativas y, por lo tanto, dañinas.

Otro pilar de esta educación, dice, es el énfasis en lo positivo: tener actitudes y conductas positivas, construir relaciones positivas, crear climas positivos.

“Mi posición es contraria a las políticas y prácticas de educación emocional”, sostiene Abramowski, quien explica que discutir este tipo de educación no significa negar que la práctica educativa, el trabajo docente, la enseñanza y el aprendizaje estén atravesados por afectos y emociones.

“Discutir con la educación emocional implica poner sobre la mesa que no hay una única manera de concebir las emociones en su vínculo con la educación. Es imperioso considerar las emociones en su ambigüedad, atravesadas por relaciones de poder, contradicciones, ideologías, políticas y disensos”, remarca. Y agrega: “En lugar de aislar e intentar regular y acallar las emociones que circulan en las escuelas, en lugar de enfatizar el carácter adaptativo de la educación, considero preciso comprender por qué se producen unas emociones y no otras, cuánto pueden estar hablando de desigualdades e injusticias como así también de experiencias movilizantes y enriquecedoras”.

Estos son algunos de los argumentos de la investigadora de Flacso:

Esta clase de educación se centra en el disciplinamiento de los individuos. Lo emocional, lejos de explorarse, comprenderse y, por qué no, amplificarse, es sometido a la autorregulación. En este sentido, se trata de una educación con una fuerte impronta adaptativa.

El énfasis en las emociones positivas niega y obtura las emociones difíciles y poco clasificables (que se califican con el simple rótulo de “negativas”), emociones que forman parte de lo humano y cuyo destino no debería ser la simple regulación.

Para la educación emocional, las emociones son simples, transparentes, auténticas y están ubicadas en el yo. No tienen historia ni están atravesadas por relaciones de poder, condiciones materiales, ideologías ni políticas.

El énfasis de la educación emocional en el trabajo de autoexamen y autorregulación de los individuos deposita en cada persona la responsabilidad de su éxito o de su fracaso, de su alegría o de su sufrimiento. Por estos motivos, la educación emocional psicologiza, individualiza, descontextualiza y emocionaliza los problemas educativos.

Fuente del artículo: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/educacion-emocional-en-escuelas-si-o-no

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La figura del mediador en la intervención socioeducativa con minorías

Por: Saray Marqués

Hace unas semanas el relator de Naciones Unidas para cuestiones de minorías subrayaba la necesidad de incorporar a los representantes de las comunidades gitanas al diseñar y monitorear programas para avanzar hacia la igualdad. Hablamos con la asociación Barró sobre cómo lo hacen ellos en Madrid desde 25 años.

“Instaría a que los programas para promover la igualdad de los gitanos se diseñen y monitoreen en consulta con los representantes de las comunidades gitanas, en lugar de ser diseñados y monitoreados por otros”. Se trata de una de las muchas recomendaciones del Relator Especial de las Naciones Unidas, Fernand de Varennes, tras su visita a España a finales de enero. En un informe preliminar recuerda a nuestro país cómo contamos con la segunda comunidad gitana más numerosa de Europa y que el camino ha sido exitoso en la disminución del analfabetismo pero no tanto en el éxito escolar, con un 64% de alumnos gitanos que se van del instituto sin título. También se muestra alarmado por haber tenido constancia de centros educativos con una concentración de hasta el 90% de alumnado gitano sin que exista un plan nacional para abordar esta realidad.

Tina y Barró

La Asociación Barró funciona desde hace 25 años en Puente de Vallecas (Madrid) y en este tiempo ha ido extendiendo su acción a otros lugares como Ciudad Lineal, Villa de Vallecas o la Cañada Real. De centrarse en la alfabetización de la mujer gitana en un primer momento ha ido ampliando su ámbito de actuación a los niños, adolescentes y jóvenes. Ya no solo de etnia gitana, también de origen migrante y, más en general, en situación de vulnerabilidad.

Ha cambiado mucho desde su creación por la Compañía de María a petición de los Servicios Sociales en 1994, como nos relatan Esther Galante, coordinadora general de proyectos; Aura Morales, mediadora intercultural, y Estrella (Tina) Iglesias, de la primera promoción de mediadoras gitanas de Barró, la de 2004-2005. Esta última interviene hoy, entre otros, en el CEIP Asturias y en el IES Madrid Sur, pero en un principio tuvo que mentir en casa para poder apuntarse a ese curso: “Yo estaba acostumbrada a estar en mi casa, atender a mis hijos, a mi marido. No pensé que podía hacer nada que no fuera eso, el tema de los cuidados. Al recibir la renta mínima de inserción (RMI), acudía a una asociación de mi barrio, Mujeres Opañel, y surgió el tema del curso de mediación para mujeres. Yo he sido siempre una persona con una autoestima más bien baja, con muchos miedos, no sabía cómo me iba a organizar… pero finalmente di el paso, pensando aún en cómo lo iba a contar. Al final a mi marido le dije una mentirijilla, que nos iban a quitar el RMI si no hacía ese curso”.

No ha sido un camino de rosas, pero en este tiempo, Tina (47), a la que “sacaron” en 6º de EGB –a ella y a su hermana, los varones siguieron estudiando– ha conseguido su primer contrato laboral –en un campamento de verano de la asociación El Fanal–, se ha sacado el graduado escolar por las tardes trabajando por las mañanas, se ha formado en el curso de la Universidad de Navarra de experta en intervención con la comunidad gitana y, desde 2006, como otras compañeras de promoción, entre ellas la hoy coordinadora técnica del programa de mediación, trabaja para Barró.

Tina Iglesias es mediadora en la Fundación Barró

Ha participado en numerosas reuniones entre familias gitanas y profesores, ha asesorado a docentes, ha trabajado apoyando a la educadora con grupos de mujeres de Cañada Real, y en el grupo de apoyo escolar de niños y adolescentes también allí –“donde más experiencia adquirí”, reconoce-. Ha animado a otras mujeres a sacarse el graduado y ha visto cómo uno de sus hijos sigue sus pasos y está formándose para ser mediador. Hoy se acuerda de la vergüenza que pasaba al principio, cuando al elaborar informes para los centros educativos tenía dudas con la ortografía, o de aquel educador que, en las prácticas dentro de un programa contra el absentismo escolar en Villa de Vallecas, le recomendó dejar lo de mediadora por lo de monitora de aerobic, “con muchas más salidas”. También, de los conflictos con un marido que nunca hasta entonces la había visto salir de casa, enfrentarse al mundo laboral, relacionarse con personas no gitanas… O de la respuesta medio en broma de sus hijos –“Mamá, qué paya eres”– cuando les obligaba a ir al instituto. Si le preguntas “¿Qué estarías haciendo ahora si no hubieras hecho nada de esto?” responde: “¿Yo? Con pijama y bata, fregando…”.

Empezar a trabajar, a relacionarse con otras personas y sentir que estaba haciendo un buen trabajo le cambió la vida radicalmente, reconoce Tina, “a mí, que estaba en casa, que rara vez salía a vender con mi marido y que ni sabía hacerlo, que una vez cuando nos quitaron el género me puse a llorar… pero que sentía que ese era mi entorno, que eso era lo que se esperaba de mí por ser mujer gitana”.

La transformación de Tina ha corrido pareja a la evolución del programa de mediadores de la Asociación Barró. “La mediación social se utiliza mucho, pero no con esta metodología de rescatar a la propia gente. Tenemos mediadores que son ellos mismos realojados, mujeres contratadas que siguen viviendo en Cañada y se convierten en referentes sociales en su propio espacio comunitario como una especie de trabajadoras sociales, de referente al que acudir”, explica Esther.

Hoy poco queda de aquella asociación de 1994, salvo el lugar en que se encuentra. Lo que arrancó con el esfuerzo de muchos voluntarios hoy se ha profesionalizado, hasta los 37 trabajadores de plantilla que la integran. La mediación, junto con el trabajo en red –colaboran con otras entidades en la red Artemisa– son dos de sus pilares. Pero tampoco ha sido fácil. Para el primer curso de mediación, el de Tina, hablan con el Ayuntamiento, diseñan unas prácticas de un año… “Pero el sueño dura poco: son mujeres que en la mayoría no cuentan con el graduado escolar y empieza a haber trabas burocráticas”, rememora Esther. Lejos de rendirse, estas mujeres se siguen formando y, si no es posible que logren un puesto de trabajo en un centro educativo, sí pasan a trabajar para la red Artemisa u organizaciones como Barró, que desde un principio apostó por esta figura “como un filón para complementar proyectos y programas y lograr mejor los objetivos”: “Son perfiles fundamentalmente receptores de la renta mínima de inserción, pero empezamos a ver que ahí hay mujeres líderes de su comunidad, con ganas de aprender, de superarse, para tener un papel mucho más activo en los cambios sociales y educativos que intentamos producir”.

Así ha funcionado con Tina, Manuela, Paqui, Sandra, Samuel… Barró forma –ha habido cuatro cursos en este tiempo, con entre 10 y 15 personas– y el objetivo es reinsertar después en los propios proyectos: “Esto ha supuesto un cambio brutal a la hora de trabajar en Barró, porque yo puedo ser una muy buena educadora, trabajar con una familia gitana y llevarme estupendamente con ella, y puedo decirle que el niño tiene que ir al cole y que tienen que ir a hablar con la profesora… pero si va también una mediadora gitana y se lo dice desde sus claves culturales, desde un entendimiento de la situación, va a conseguir muchísimo más. Ellas ejercen como puente, van dejando pequeñas huellas en los centros”, proclama Esther, que reconoce que el sistema educativo no está preparado para afrontar la diversidad cultural actual. “Los docentes no están formados para tratar esta diversidad, no cuentan con competencias interculturales. La mediadora, con su trabajo, puede lograr el acercamiento e implicación de las familias, que vean el centro como algo suyo, que crezca su sentido de pertenencia, pues sin esto es muy difícil avanzar. Pero hace falta también que los profesores cuenten con esas herramientas, que lo vean como algo natural… El proyecto de mediación no es para favorecer a esta o aquella comunidad, es para intervenir con las partes, también con la institución, asesorando a los profesores sobre el mejor modo de expresarse ante una familia en una reunión”, secunda Aura.

Poco a poco, las instituciones empiezan a ser conscientes de lo beneficioso de esta mediación. Existen, por ejemplo, mediadores gitanos en el Tanatorio Sur y el Ayuntamiento se acordó de Barró en todo el proceso de desmantelamiento y realojo del poblado chabolista del Gallinero. “Había entidades trabajando, pero sobre todo con los niños, les está costando acceder a los jóvenes y a las familias. Y nos piden hacer una réplica. A nosotros nos da vértigo, porque la población gitano-rumana no tiene demasiado en común con la población gitana española, pero hacemos el primer curso de mediación social con población gitano-rumana en 2014-2015 y la experiencia es muy positiva y se repite en 2016 y 2018, tanto con hombres como con mujeres. Hoy tenemos contratados a seis gitanos rumanos que colaboran con el Samur Social del Ayuntamiento en asentamientos urbanos, en colegios, en rutas, presencia en horario lectivo… una figura que fue, además, muy importante durante el desmantelamiento y el realojo el mes de septiembre pasado, con una mediadora que se encarga del seguimiento ahora de las familias ya realojadas”, explica Esther.

Mesa de igualdad de la mujer gitana. Fotografía: Red Artemisa

Tina, que fue receptora –cuando hacía cursos de alfabetización, búsqueda de empleo y habilidades sociales– y hoy es protagonista de programas dirigidos a la comunidad gitana, reconoce que “es fundamental contar con el apoyo de entidades, de profesionales, que ven que puedes, que te animan a seguir adelante aunque se te pase por la cabeza rendirte”. “Yo estoy cansada de oír ‘es que no quieren integrarse’. Si esa gente viviera un día en la piel de una persona gitana –que vayas al supermercado y te siga el de seguridad, que quieras alquilar un piso y te veten por ser gitano, que en el colegio tus hijos estén mirados de otra manera…– verían que no es fácil, que muchas veces es hasta normal la hostilidad”, reflexiona Esther, que defiende sus programas como complementarios de otros como los de la Fundación Secretariado Gitano: “Desarrollan una importante labor de documentación, estudios, campañas de visibilización… Pero se centran demasiado en las experiencias de éxito, en ese chico o chica que ya está en el instituto y con un refuerzo completa sus estudios… Nosotros nos ocupamos de esos niños con menos recursos, que puede que ni siquiera tengan libros y vayan a clase con fotocopias”.

El alumnado gitano

Sobre la segregación del alumnado gitano, Tina constata que en el colegio en el que ella estudió, el mismo en que estudiaron sus hijos, esta ha ido a más: “A veces hay colegios que rechazan de una manera muy sutil a las familias gitanas: “Aquí el niño se va a sentir mal, casi no hay gitanos, todos sus primos están en otro cole, el nivel es más alto y no lo va a tener fácil…”, señala.

“Tenemos centros que también rechazan el servicio de mediación, que se niegan a que una persona externa se integre en su dinámica. Y otros que no nos informan ni a los educadores ni a las mediadoras de los expedientes de absentismo para que no intervengamos porque así esos alumnos disruptivos siguen faltando”, relata Esther, que, además de un buen proyecto intercultural y de inclusión social, de la formación de los docentes, entiende que es necesario bajar la ratio y aumentar los recursos. “Programas como el bilingüismo son tremendamente segregadores para niños con bajos recursos, cuyos padres tienen pocos estudios o ninguno, y que no cuentan con la posibilidad de enviar a sus hijos a una academia de idiomas… pero además el sistema educativo está concebido de manera que los niños deben dedicar todos los días tres o cuatro horas a los deberes, de forma que se tiene que reforzar casi más en casa, y hay familias que, a medida que sus hijos van creciendo, no están preparadas para reforzar”, constata.

A eso se añade muchas veces la falta de información, incide Tina. Familias que aceptan que lo mejor para su hijo es acudir a la clase de compensatoria porque allí van más niños y niñas gitanos y se va a sentir arropado, y firman sin saber con qué nivel van a salir de allí. Aunque suene impopular decirlo, Esther asegura que en determinados casos, como medida excepcional, una repetición a tiempo puede ser beneficiosa: “Quizá en una clase de 30 niños repiten un máximo de 5 y, curiosamente, nunca son los niños gitanos. Así, nos encontramos con niños que acaban 6º de primaria sin saber leer ni escribir, y sin expediente de absentismo, lo que es una vergüenza”.

Y esto, en el colegio. En el instituto, reconocen, es aún más difícil. También para las mediadoras. “Allí no hay la misma relación con la tutora, son muchos profesores, los alumnos están en plena adolescencia y es brutal la presión del grupo”, enumera Tina. “A mí no se me habría ocurrido decirle a mi padre o a mi madre que estaba pensando en dejar el instituto. Sabía que esa no era una opción”, analiza Esther. “En una familia gitana, desde mi experiencia, no hay ninguna mujer que si le preguntas ‘¿Quieres que tu hijo estudie?’ te responda que no. Pero ese hijo entra en la adolescencia y entonces le reconocen como adulto, y dice que no quiere ir, y se echa novieta e inicia otra vida que culturalmente no está mal vista… El ‘Si es lo que quieres, vale’ se abre paso”. “A muchos de esos chicos que abandonan nos los encontramos después en Barró, con 22 años, sin la ESO, en el proyecto de adultos para sacarse el graduado”, concluye Esther.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/18/la-figura-del-mediador-en-la-intervencion-socioeducativa-con-minorias/

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Sesiona cuarta reunión de ministros de Educación del Caribe Oriental

Centroamérica/21 Febrero 2019/Fuente: Prensa Latina
Los 10 ministros de Educación de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO) se reunieron hoy aquí para tratar temas importantes del sector en la región.
Para esta cuarta reunión anual destacan temas clave como el acceso de todos a la educación, la equidad, la gestión de los principales riesgos en las escuelas y la movilidad en el Caribe para los jóvenes.

Este encuentro de dos días intenta continuar el diálogo iniciado en Martinica el año pasado, centrado en la estrategia educativa en el Caribe Oriental.

La OECO es una organización subregional surgida en el año 1981, para consolidar su esquema de integración económica, concentrada en lograr la armonización de las políticas exteriores de sus Estados miembro; Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas.

A esta organización pertenecen también, Montserrat, territorio dependiente de Reino Unido, y como miembros asociados; las Islas Vírgenes Británicas y Anguila, territorios británicos de ultramar.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=254344&SEO=sesiona-cuarta-reunion-de-ministros-de-educacion-del-caribe-oriental
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Reportan más de mil 300 denuncias en escuelas de Costa Rica en 2018

Centroamérica/Costa Rica/20 Febrero 2019/Fuente: Prensa Latina

La Contraloría de Derechos Estudiantiles del Ministerio de Educación Pública (MEP) informó hoy que en 2018 atendió mil 321 denuncias por temas académicos, violencia, negligencia y discriminación en centros educativos de Costa Rica.

Y esa elevada cantidad, precisó la directora de la Contraloría de Derechos Estudiantiles del MEP, Rocío Solís, pese a que el curso lectivo 2018 tuvo casi tres meses menos que todos los anteriores, debido a la huelga general contra el plan fiscal.

Las cifras de esa entidad reflejan que en las denuncias de tipo académico, las relacionadas con la evaluación ascendieron a 110 y las de conducta fueron 80, mientras las de violencia sumaron 85, las de negligencia 42 y las de discriminación 15.

Por otra parte, según una consulta realizada por el Departamento de Convivencia de la Dirección de Vida Estudiantil del MEP en 2018, en un 53 por ciento de los centros educativos de Costa Rica se reconoció la presencia de situaciones de bullying (acoso) y en un 71 por ciento los estudiantes identificaron la presencia de esa conducta negativa.

Ante todas las situaciones que se pueden presentar en los centros escolares, Solís pidió a los padres de familia no esperar hasta las últimas instancias para alzar la voz, sino que deben hacerlo apenas surja la duda.

‘No se tarden, hablen con la institución y si nos les hacen caso acudan a la Contraloría de Derechos Estudiantiles. En cuestiones de niñez y adolescencia no hay que esperar hasta las últimas consecuencias’, subrayó Solís.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=252476&SEO=reportan-mas-de-mil-300-denuncias-en-escuelas-de-costa-rica-en-2018
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Casi la mitad de las escuelas del mundo no tiene ni jabón

Por: Tiziana Trotta

Más de un tercio de las escuelas en el mundo (34%) no dispone de saneamiento adecuado, una situación que atañe a 620 millones de niños, según un nuevo informe de Unicef y la Organización Mundial de la Salud, Agua potable, saneamiento e higiene en las escuelas, presentado este martes en Estocolmo el marco de la Semana Mundial del Agua. El número de afectados crece hasta los 900 millones si tomamos en cuenta el acceso a servicios básicos de higiene como jabón, ausentes en casi la mitad (47%) de los centros de estudio.

Unos 570 millones de estudiantes también tienen que enfrentarse a la falta de agua potable en el 31% de las escuelas. Alrededor de la mitad de los centros educativos de Oceanía o África Subsahariana, así como dos tercios de los de Asia central y del sur, dispone de este servicio básico. En las zonas rurales, la cobertura es aún más baja.

Las carencias son generalmente más pronunciadas en las primarias y las infantiles, ya que una de cada tres no dispone de agua limpia y saneamiento adecuado, mientras que la proporción en las secundarias es de una cada cuatro.

La diarrea relacionada con la falta de servicios de agua y saneamiento, según el informe, es responsable de la muerte de un menor de cinco años cada dos minutos. Además, afecta a la presencia de chicas en las aulas, quienes se ven obligadas a renunciar a las clases durante el ciclo menstrual. Por ejemplo, en el sur de Asia, una de cada tres alumnas deja de ir a la escuela unos días al mes por esta razón, como destaca un reciente informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y WaterAid.

Las diferencias en el interior de la misma región pueden ser muy marcadas, según el estudio elaborado sobre la base de datos de 152 países entre 2000 y 2016. En África Subsahariana, por ejemplo, apenas el 12% de las escuelas de Sierra Leona dispone de servicios básicos de saneamiento, mientras que la isla Mauricio y las Seychelles han logrado la cobertura universal. Estos problemas llegan hasta Europa. En Croacia, por ejemplo, este porcentaje es de apenas el 34%.

Un 12% de las escuelas presenta servicios de saneamiento limitados, es decir, instalaciones básicas sin separación por sexo o que no podían ser utilizadas durante la realización del informe, mientras que en un 23% de los casos este servicio no estaba disponible. Esta última situación es muy común en África Subsahariana y en Asia del Sur y del Este, donde afecta a un tercio de las escuelas. Incluso cuando los centros disponen de infraestructuras, menos de la mitad son accesibles para personas con movilidad limitada.

“Las escuelas son un punto de partida importante para mejorar los hábitos de higiene de toda la familia, ya que los niños transmiten a sus padres lo que aprenden en las aulas”, explica Tom Slaymaker, de Unicef. El experto admite que las metas marcadas por los Objetivos de Desarrollo Sostenible en este ámbito (acceso para todos a agua asequible y limpia, así como a servicios de saneamiento e higiene adecuados) son muy ambiciosas y los obstáculos, muchos. “Es preferible que cada país fije sus propios objetivos de manera realista, según su contexto. La financiación, por ejemplo, sigue siendo un problema en muchos países”. En otros, en cambio, se trata más bien de empezar a pensar de manera distinta. “No es solo una cuestión de construir infraestructuras. Hay que plantearse también cómo asegurarse su manutención y funcionalidad a largo plazo”, asegura.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/08/28/planeta_futuro/1535448554_657812.html

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Excluyen de libros de texto de Brasil al marxismo y feminismo

América del sur/Brasil/07 Febrero 2019/Fuente: La Jornada

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, está llevando su guerra ideológica contra la izquierda a las escuelas y universidades del país, generando angustia entre profesores y autoridades educativas que sostienen que el gobierno quiere luchar contra un enemigo que no existe.

El mandatario y otros altos cargos anunciaron planes para revisar los libros de texto y suprimir referencias al feminismo, la homosexualidad y la violencia contra las mujeres. Además, apuntan que el ejército tomará el control de algunas escuelas públicas y atacan regularmente a Paulo Freire, uno de los educadores más famosos del país y cuyas ideas tuvieron repercusión mundial.

«Uno de los objetivos para sacar a Brasil de las peores posiciones en las clasificaciones educativas internacionales es combatir la basura marxista que se ha extendido en las instituciones educativas”, escribió Bolsonaro en Twitter en la víspera de su toma de posesión.

Aunque los alumnos quizás no noten muchas diferencias en su regreso a las aulas este mes, los cambios están en marcha.

«Seguimos esperando a ver cómo va a terminar todo esto en la práctica. Ahora mismo, esto no tiene ningún sentido”, dijo Nilton Brandao, presidente de uno de los mayores sindicatos de maestros del país, PROIFES Federacao.

Para el gobierno, la batalla ideológica comienza con la retirada del legado del Freire de los centros educativos, que según Bolsonaro y otros conservadores, convierte a los estudiantes en “militantes políticos”.

Freire, que murió en 1997, fue uno de los fundadores de la pedagogía crítica. Los conservadores dicen que este método anima a los alumnos a cuestionar valores tradicionales como la familia y la Iglesia. Freire, que era socialista, estuvo encarcelado brevemente durante la dictadura militar (1964-1985) que recibió los elogios de Bolsonaro.

En su campaña electoral, el ahora presidente dijo que quería «entrar al Ministerio de Educación con un lanzallamas para eliminar a Paulo Freire».

Bolsonaro y su ministro de Educación parecen estar buscando inspiración en filósofos como Olavo de Carvalho, un brasileño residente en Estados Unidos conocido por sus opiniones antiglobalización y antisocialistas.

Mientras Freire defendía que la misión del Estado es educar al pueblo brasileño, incluyendo a agricultores rurales pobres y a analfabetos, de Carvalho aboga por reducir su papel en la educación en favor de las escuelas privadas o religiosas.

«El gobierno no tiene que educar a nadie, es la sociedad la que tiene que educarse a sí misma”, dijo el filósofo el año pasado durante una charla sobre educación en su canal de YouTube. Las propuestas «basadas en la idea de que el gobierno federal es el gran educador son las que voy a combatir hasta la muerte”, agregó.

Tras la toma de posesión de Bolsonaro el 1 de enero, el Ministerio de Educación desmanteló su departamento de diversidad y publicó nuevas directrices para los editores de libros de texto que eliminaban las referencias a temas como la violencia contra las mujeres y el sexismo.

Ante la oleada de críticas, los funcionarios dieron marcha atrás en la revisión de los textos afirmando que las normas habían sido redactadas por el anterior gobierno y que se publicaron por error. Sin embargo, en su discurso inaugural el ministro de Educación, Ricardo Velez Rodriguez, prometió poner fin a la “agresiva promoción de la ideología de género”.

Velez defendió en su lugar lo que calificó de valores tradicionales, como la familia, la religión, la escuela y la nación, que dijo estaban amenazados por una “ola globalista loca”.

Bolsonaro manifestó que revisará el contenido del examen nacional de secundaria para eliminar cualquier cuestión sobre género o movimientos LGBT. Hizo el anuncio en un video en YouTube tras ver una pregunta de la prueba del año pasado sobre un «dialecto secreto utilizado por homosexuales y travestis», llamado pajuba.

El dialecto pajuba mezcla portugués y lenguas del África Occidental y se utiliza principalmente en religiones afro-brasileñas, pero también fue adoptado por la comunidad LGBT del país. «No se preocupen, no habrá más preguntas como esta”, declaró Bolsonaro.

Tras asumir el puesto, Velez dijo al diario Folha de Sao Paulo que su oficina animará a las municipalidades interesadas a poner sus escuelas en manos del ejército o la policía.

Brasil tiene 13 escuelas dirigidas por el ejército y, aunque están pensadas para la educación de los hijos de los militares, también aceptan a estudiantes externos con base a sus méritos. El ejército es la institución más respetada del país y sus escuelas tienen mejor reputación que muchas de las públicas.

A veces se convoca al ejército para codirigir un centro público y restablecer el orden.

El año pasado, la escuela pública tuvo 39.5 millones de estudiantes matriculados, mientras que las instituciones privadas, que pueden costar varios miles de dólares al mes, atendieron a nueve millones.

Los críticos dicen que el selectivo proceso de admisión de las escuelas militares terminaría siendo discriminatorio en zonas empobrecidas. En general, los contrarios sostienen que el gobierno está centrado en las cosas equivocadas.

Claudia Costin, directora del Centro para la Excelencia e Innovación en Políticas Educativas, un centro de estudios con sede en Río de Janeiro, apuntó que los esfuerzos deberían centrarse en mejorar la formación y los salarios a los maestros, dificultar su examen de ingreso y elaborar un programa de estudios común para el país.

El gobierno «se queja del adoctrinamiento en la escuela”, mencionó Costin. «Pero esas cosas no se resuelven con leyes”.

Brasil quedó en la posición 63 entre las 72 naciones y regiones que participaron en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de 2015, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Según el grupo, ese país tiene una de las mayores proporciones de adultos sin educación secundaria. Los colegios están abarrotados, los sueldos de los profesores son bajos y los edificios donde se imparten las clases suelen presentar problemas.

Más de cinco mil 800 escuelas no tenían agua corriente en 2017, casi cinco mil no tenían electricidad y 8.400 no tenían saneamiento, según cifras del gobierno.

Muchos brasileños no parecen convencidos por los planes de Bolsonaro.

En una encuesta publicada el 8 de enero, 71% de los encuestados manifestaron que la política debería discutirse en la escuela, y el 54% pensaba que está bien hablar de educación sexual en las aulas.

La encuesta, sin embargo, indicó que las opiniones conservadoras del nuevo gobierno funcionan bien entre los evangélicos, una poderosa cantera de votantes para Bolsonaro durante la campaña. El 59% de los evangélicos no aprobó que se impartiese educación sexual en las escuelas.

La encuesta de Datafolha se basó en dos mil 77 entrevistas realizadas entre el 18 y 19 de diciembre y tenía un margen de error de más menos dos puntos porcentuales.

Caua dos Santos Borges, una estudiante de una escuela pública de Río de Janeiro de 15 años, apuntó que, en su experiencia, los profesores rara vez hablan de política en el aula y que nunca le pareció que el género fuese un área central del currículo.

«Una vez, un estudiante le preguntó al profesor si apoyaba a Bolsonaro, pero él no respondió y cambió de tema”, explicó dos Santos Borges.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/ultimas/2019/02/06/excluyen-de-libros-de-texto-de-brasil-al-marxismo-y-feminismo-1328.html

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Escolares berlineses se movilizan para incluir el cambio climático en los planes de estudio

Europa/Alemania/07 Febrero 2019/Fuente: DW

¿Las escuelas están enseñando a sus alumnos las habilidades necesarias para entender y enfrentar el cambio climático? Algunos escolares alemanes no lo creen así y están tratando de cambiar su plan de estudios.

Victoria Bederov inclina la cabeza hacia un lado y considera la pregunta por un momento. ¿Qué piensa una alumna berlinesa de 18 años sobre la educación climática en las escuelas alemanas?

«Lamentablemente, la educación sobre el clima es horrible”, afirma contundentemente. Sus compañeras de clase, Alina Runk, de 19 años, y Leonie Brockmann, de 18, asienten con la cabeza.

Las tres cursan su último año de secundaria en la escuela privada Kant de Berlín. Creen que el sistema educativo no está dotando a los niños y adolescentes de las aptitudes necesarias para hacer frente al cambio climático, algo que consideran una grave amenaza para su futuro.

«No se trata solo del aprendizaje sobre el cambio climático, sino de nuestra propia supervivencia”, dice Bederov. «No es suficiente que el sistema educativo diga que la respuesta es reciclar y cambiar las bombillas”, añade.

Sin embargo, precisamente, estas sugerencias son las que aparecen en los libros de texto de la escuela secundaria cuando se trata de reducir las emisiones de CO2, según las escolares. No solo en Alemania, sino también en otros países.

No obstante, estas medidas tienen un efecto mucho menor en las emisiones que una vida sin vehículo propio o la decisión de viajar menos en avión, añade Bruce Phillips, maestro de biología de las tres jóvenes.

«Todos (los estudiantes) conocen los problemas”, dice Phillips. «Pero no saben qué hacer para reducir realmente su propia huella de carbono. En estos momentos, los estamos preparando para que hagan todo lo contrario».

Runk, Brockmann y Bederov exigen que cambie esta situación. Para ello se han impuesto la misión de actualizar el currículo alemán del futuro.

Activismo estudiantil

Las escolares comenzaron replicando un estudio de la revista científica sobre medio ambiente Environmental Research Letters, que analiza los diferentes escenarios posibles para que los individuos reduzcan las emisiones de CO2, así como la frecuencia con que aparecen en los libros de texto de ciencias en Canadá.

Los autores encontraron que decisiones como la de vivir sin automóvil, que ahorra el equivalente a 2,4 toneladas de emisiones de CO2 al año, constituía apenas el cuatro por ciento de las acciones recomendadas en los diez libros de texto de ciencias canadienses que examinaron. Una familia en el mundo desarrollado que optara por tener un hijo menos ahorraría, 58,6 toneladas de CO2 al año, pero esta opción nunca fue citada. Por lo contrario, las soluciones de bajo impacto aparecían con mucha más frecuencia.

Las tres escolares y su profesor examinaron el aspecto de los libros de texto de geografía, química y biología destinados a niños de 11 a 18 años en el Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos y Australia, y llegaron a la misma conclusión. Algunas de las soluciones propuestas en los libros, no habían sido actualizadas en los últimos 25 años, según Phillips.

Son conscientes de que sugerencias como tener menos hijos son controvertidas. Pero quieren presionar a los departamentos de educación para que incluyan estas ideas en sus planes de estudio para que los alumnos conozcan las opciones y las discutan críticamente.

«Realmente debería de tratarse como un tema más de educación”, dice Brockmann. «Por supuesto, no de una manera radical, en términos de `no deberías de tener hijos´. Pero tenemos que favorecer que los jóvenes tomen decisiones de forma consciente en el futuro.

Para lograr su objetivo, las alumnas se han dirigido directamente a los editores de libros de texto y a los políticos. Piden un cambio en el plan de estudios a fin de incluir soluciones de mayor impacto para el cambio climático, no solo en Berlín, sino en toda Alemania.

Una criatura lenta de cambiar

Cambiar el plan de estudios en cualquier país es una tarea ardua. La cantidad de enseñanza sobre el clima y el medio ambiente que recibe un escolar depende en gran medida de la prioridad que se le otorgue a ese tema en su escuela, o el interés de un profesor concreto, o de la autoridad estatal o local a cargo de su sistema educativo. El sistema educativo de Alemania, por ejemplo, está muy descentralizado, y cada uno de los 16 estados federales establece su propio plan de estudios.

«En Alemania cada Estado Federado tiene autonomía de decisión”, explica Jonas Andreasen Lysgaard, profesor asociado de la Escuela Danesa de Educación. «Así que un cambio en el plan de estudios es un proceso muy lento. El currículo es tradicionalmente una criatura muy lenta, lo que se hace aún más obvio con un tema como el cambio climático”.

Esto no solo es un problema en Alemania, según Lysgaard. En Dinamarca, donde se centra la mayor parte de su investigación, las autoridades municipales son responsables de las escuelas.

Por lo tanto, si una autoridad local hace del cambio climático una prioridad, será más fácil para una escuela integrarlo en su temario. «De lo contrario, puede que solo se centren en el cambio climático durante una semana al año. A nivel político, estamos bastante atrasados”, lamenta.

Otro desafío es dotar a los maestros, que ya están desbordados, de las habilidades necesarias para enseñar adecuadamente sobre el cambio climático en un «currículo abarrotado” que, según los críticos, ya sobrecarga a los estudiantes y profesores con demasiadas asignaturas.

Nuevas formas de enseñar

Lysgaard y muchos de sus colegas coinciden en que el cambio climático no solo es una cuestión científica, sino que también afecta a muchas otras áreas. Por ejemplo, si se clasificara socialmente, sería más fácil para los estudiantes comprender mejor la complejidad del problema y sus implicaciones.

«Ellos son la generación del clima”, destaca Angus MacKay, director de la Asociación para el Aprendizaje sobre el Cambio Climático de la ONU (UN CC:Learn) a DW. «Ellos son quienes necesitan más ayuda, y lo que yo llamo una comprensión intuitiva del cambio climático”.  MacKay espera que este entendimiento ayude a la próxima generación a desarrollar soluciones efectivas para abordar el cambio climático.

MacKay y UN CC:Learn están trabajando en un proyecto piloto en el Reino Unido con la compañía de recursos educativos Harwood Education para introducir la enseñanza del cambio climático en materias de literatura y matemáticas en 80 escuelas durante este año.

«Los maestros en el Reino Unido están muy ocupados”, afirma Melanie Harwood, cofundadora de Harwood Education. «Por eso reciben lecciones creadas de antemano”, explica. Las lecciones se ofrecen a los niños a través de tabletas. Si el proyecto piloto tiene éxito, Harwood espera presentar el programa también a otras escuelas.

Algunas escuelas alemanas también han tomado la iniciativa de promover un espíritu medioambiental que abarque todos los aspectos. Un ejemplo es la escuela secundaria de Hagenbeck, en el noreste de Berlín. Aquí, los estudiantes aprenden sobre biodiversidad y vida sostenible, así como sobre cómo cultivar un huerto. Tareas como medir bancales elevados para el huerto son parte de las clases de matemáticas.

Mientras esperan que el plan de estudios del resto de la ciudad se ponga al día, Runk, Brockmann y Bederov animan a sus compañeros a que tomen medidas y pidan a sus maestros y escuelas que encuentren formas de incluir el cambio climático en los planes de estudio.

Las tres alumnas dieron charlas en la cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas de diciembre de 2018. Para difundir su mensaje, están haciendo campaña a través de las redes sociales, y han participado en las huelgas escolares por el clima, una iniciativa estudiantil a favor de la protección del clima que está teniendo lugar en todo el mundo, faltando con ello a clase para pedir a los líderes mundiales que hagan más para luchar contra el cambio climático.

«Como estudiantes, tenemos una gran influencia en nuestras comunidades”, afirma Bederov. «Es importante saber de qué estamos hablando y transmitir ese conocimiento. Después de todo, todos estamos en el mismo barco”, concluye.

Fuente: https://www.dw.com/es/escolares-berlineses-se-movilizan-para-incluir-el-cambio-clim%C3%A1tico-en-los-planes-de-estudio/a-47376909

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