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Hadi Partovi: El rol de la educación en la transformación digital (Video)

Chile – Irán / 14 de octubre de 2018 / Autor: El CEP presenta / Fuente: Youtube

Publicado el 9 oct. 2018

Hadi Partovi, fundador y CEO de Code.org. Sebastián Marambio, Director del Centro de Innovación Pedagógica del Ministerio de Educación. Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudios Públicos. Fecha: Jueves 4 de octubre de 2018 Hora: 18:30 horas Lugar: Auditorio CEP, Monseñor Sótero Sanz 162, Providencia.

 

 

 

Fuente: https://youtu.be/KwOfwqZCNjw

ove/mahv

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Home schooling: la tendencia que valida la educación en casa

Estados Unidos – México / 7 de octubre de 2018 / Autor: Diego Rammsy / Fuente: Publimetro

La educación en casa ha cobrado fuerza en algunos países, como Estados Unidos. Gracias a las herramientas digitales, es más fácil acceder a los contenidos educativos y monitorear las materias de estudio de forma autónoma

La educación tradicional para muchas familias es la única alternativa para sus hijos. Es más, hay muchos padres que ni siquiera cuestionan este tema, dando por hecho que es la opción correcta para todos los niños.

Sin embargo, hay una tendencia que ha llevado a varias familias a buscar una manera diferente de educar a sus hijos.

Ya sea por problemas de adaptación, motivación o del desgaste del mismo sistema educativo, algunos han optado por la educación en casa o  home schooling, una tendencia que ha ido cobrando importancia a la par con el desarrollo de las herramientas tecnológicas que, al servicio de la educación, permiten que sea posible.

ESTADOS UNIDOS, LOS PIONEROS

El home schooling comenzó a manifestarse en el vecino del norte a comienzos del siglo XXI.

Para el año 2012 ya el Departamento de Educación de EU estimaba en más de un millón 800 mil estudiantes los que se sumaban a este sistema y actualmente la cifra ha aumentado a dos millones, lo que representa a un 3.4% de los estudiantes de Estados Unidos.

Entre los motivos que los padres tienen para adoptar este camino, un estudio del Departamento de Educación reveló tres principales razones: “proveerles instrucción moral y religiosa” fue la primera (35%), “preocupación por el entorno escolar” (21%), y en tercer lugar “por insatisfacción con el sistema y la enseñanza académica” (17%).

MÉXICO Y LA EDUCACIÓN EL MUNDO

Si bien la educación en casa es posible y legal en algunas partes, en otras se encuentra en un vacío legal, y en algunas está prohibida por ley.

Por ejemplo, en países como Brasil, fue desconocida como una forma legítima de educación en 1990, sin embargo, un movimiento llamado Asociación Nacional de Educación en Casa (Associação Nacional de Educação Domiciliar), desde 2010 lucha por abrir mejores condiciones y legalizar este modelo educativo.

Canadá, en cambio, destaca por tener un marco legal que respalda el home schooling y quizás sea uno de los países donde mayor respaldo tiene. Y uno de los programas de estudios más reconocidos y usados en ese país es Distributed Learning.

En México no está prohibido pero los padres que deciden tomar este camino deben enfrentar ciertas problemáticas. Partiendo porque es una práctica a veces socialmente incomprendida.

Afortunadamente, con los programas de la Secretaría de Educación Pública disponibles, es posible tener las materias a mano y gracias a plataformas de monitoreo como Khan Academy, y lecciones en línea, la tarea cada día es más amable.

Educación en casaDreamstime

Cómo certificar los niveles de estudio en México

Para validar ante instancias oficiales los conocimientos aprendidos en casa, algunas familias mexicanas se están apoyando en los exámenes que realiza el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), instancia por la cual es posible certificar los niveles de primaria y secundaria.

Para preparatoria es posible apoyarse en los exámenes que realiza el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval).

Fuente de la Noticia:

https://www.publimetro.com.mx/mx/plus/2018/07/29/home-schooling-educacion-casa.html

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La educación bajo la lupa de un científico atípico: Reflexiones de John Warner, un músico que se dedicó a la ciencia

Estados Unidos – Colombia / 7 de octubre de 2018 / Autor: Análisis Universidad EAN / Fuente: El Tiempo

Si bien John Warner viaja por el mundo difundiendo el concepto de química verde, no suele presentarse como químico sino como un “diseñador de moléculas”. Así es él: un verdadero profesor, que aborda los temas sin complejidad ni arandelas, pero sí con una profundidad que soporta en metáforas y anécdotas.

Este científico, músico e inventor llegó a Colombia invitado por la Universidad EAN, la primera en Latinoamérica en firmar el compromiso con la química verde, al que también están adscritas 50 universidades de Canadá y Estados Unidos.

Con su calidez característica, no solo instó a la industria a reflexionar sobre la importancia de crear productos no tóxicos, sino que se refirió al modelo educativo mundial y sus falencias.

La palabra “química” está usualmente asociada a lo tóxico y dañino. ¿Cómo derribar ese mito y asociarla con un concepto de sostenibilidad?

Cuando voy a una fiesta y digo que soy un químico, la gente se escandaliza, así que yo prefiero presentarme como un “diseñador de moléculas”. Creo que ese rechazo sucede porque no hay un entendimiento verdadero de esta ciencia. No solo se asocia con toxicidad, sino que muchos tuvieron experiencias negativas en su paso por el colegio con esta materia.

Es muy importante que la gente entienda que todo es química. Nuestra piel es química, nuestro pelo es química… todos los compuestos son química. Entonces, no todos los químicos son malos.

Todo empieza por la educación. ¿Qué deben hacer las universidades colombianas para empezar a trabajar en esa dirección?

Yo tengo una organización sin ánimo de lucro llamada Beyond Benign, que lleva más de 15 años trabajando con los departamentos y facultades de química de varias universidades. La idea es crear una red de colaboración entre las instituciones educativas que están implementando los principios de la química verde para que puedan comunicarse entre ellas y expandir sus saberes. La mayoría de universidades que pertenecen a esta red son de Canadá y Estados Unidos; sin embargo, la Universidad EAN es la primera de América Latina en firmar el compromiso con la química verde.

¿Cómo entender la química verde desde la vida cotidiana?

Uno de los problemas de la química es el ego del ser humano. Nosotros creemos que podemos controlar y dominar la naturaleza e inventar tecnologías mejores que la misma naturaleza. Nada más alejado de la realidad. Mientras los humanos acuden a la antropía, la naturaleza es pura entropía.

La entropía es la forma como suceden las cosas de manera natural, en tanto la antropía necesita una inyección de energía externa para generar un cambio y modificar las reacciones de las moléculas. Para producir algo, las industrias emplean fuentes de energía externas; deberían emular más a la naturaleza y su forma de producción para reducir los niveles de toxicidad.

Usted también se refiere a la entropía como caos, pero el caos se asocia con desorden. ¿Cómo puede ser esto positivo?

El caos es hermoso y yo lo asocio con diversidad. De hecho, la naturaleza no esconde su deseo por el caos. La verdadera razón por la cual nos reproducimos y tenemos hijos es para ser más caóticos y seguir aumentando la diversidad. Pelear con esa naturaleza hace que creemos sustancias tóxicas que no son naturales.

Por ejemplo, a lo largo de la historia la educación occidental ha intentado poner todos sus contenidos en pequeñas cajas separadas, sin darse cuenta de que al hacerlo nos estamos alejando de la entropía y su complejidad, que justamente es sinónimo de interconexión y sistema.

¿Por ese mismo dinamismo, un músico como usted terminó siendo científico?

Sigo siendo un músico, pero ahora soy un compositor de moléculas. Cuando tenía 15 años descubrí que lo que me gustaba de la música era que se parecía mucho a lo que hacían los científicos. La música es innovadora, es cercana a la creatividad, y así concibo yo la química. Muchas personas que se dedican a la ciencia no la ven como un proceso creativo y por eso la enseñan de manera rígida y acartonada. Para mí es innovación pura y me encanta.

La ausencia de innovación y el castigo al error son los problemas más grandes de la educación…

Absolutamente. Si bien yo creo que para ser un excelente músico de jazz se requieren estudios en música clásica y que para ser experto en química se necesitan los fundamentos y postulados base, el problema es que nos apoyamos completamente en el conocimiento enciclopédico y no pensamos de manera crítica ni abrimos posibilidades.

Los humanos siempre nos hemos sentido atraídos por todo lo que podamos medir y calificar y las instituciones académicas han reforzado este tipo de pensamiento. Y resulta que una niña de 4 años, por ejemplo, es 100% intuitiva porque no tiene conocimiento enciclopédico. Ella cree que puede hacer cualquier cosa y lo logra. Sin embargo, cuando entra al sistema escolar y universitario esa creatividad se va perdiendo hasta llegar a cero.

Lo paradójico es que ahora colegios y universidades se han lanzado a enseñar innovación y creatividad, pero resulta que eso no es algo medible. Es ridículo sacarle una métrica a la creatividad. La creatividad es algo natural de las personas y hay que fomentarla desde el principio, no matarla para luego enseñarla.

El fallecimiento de su hijo fue un hecho trascendental en su vida. ¿Tuvo algún efecto en su visión científica?

La angustia de haber perdido un hijo fue algo terrible, pero a la vez una luz porque me cambió para siempre. Cuando empecé a trabajar en el concepto de química verde, lo vi bajo una perspectiva empresarial y del conocimiento, pero la partida de mi hijo me hizo ver el componente humano de lo que estaba a punto de crear.

Usted también es un inventor ¿Cuál es la creación que recuerda con más cariño?

El producto que desarrollé para restaurar naturalmente el color del cabello. Se llama Hairprint y es muy significativo porque no solo lleva felicidad y levanta la autoestima de millones de personas, sino que les devuelve la vida a enfermos de cáncer que habían perdido la posibilidad de restaurar su pelo porque en el mercado solo existen productos tóxicos que afectan su salud.

Otro muy importante es el asfalto sostenible, que no es contaminante ni deja de ser rentable. También he creado tratamientos para tratar la diabetes, el Alzheimer y algunos tipos de cáncer, pero con el tiempo me he dado cuenta de que esas enfermedades son causadas por la toxicidad del medio ambiente que nosotros mismos contaminamos. Por eso, si todos aplicáramos la química verde, el ambiente no estaría cargado de esas toxinas y las enfermedades desaparecerían.

¿Cómo puede ayudar la química verde a Colombia, que basa su economía en la industria extractiva?

Inventar nuevos productos y tecnologías no tiene que ser considerado como una amenaza para las industrias tradicionales. No se trata de una competencia. Al contrario, lo que hay que hacer es trabajar de manera colaborativa. De hecho, las grandes industrias no le temen a la química verde porque saben que pueden crecer gracias a los nuevos conocimientos que se pueden desarrollar. En el caso de la industria de los hidrocarburos lo que se podría hacer con la química verde es desarrollar procesos de sostenibilidad para reducir los impactos que le estamos generando al planeta.

Ha conocido poco de Colombia, pero ¿cuál cree que sea el potencial de nuestra gente y de las industrias?

Llevo pocos días en Colombia y no creo que pueda dar una opinión completa sobre el país. Por supuesto, el talento de su gente es lo más destacable y, por lo mismo, quiero invertir mi tiempo en conocer y capacitar a la gente que quiera hacer esto más grande. La Universidad EAN, por ejemplo, ya se vinculó a este proceso y va a aplicar los principios de la química verde, así que me siento muy complacido de acompañar a esta institución en este camino de descubrimientos.

Fuente de la Entrevista:

https://www.eltiempo.com/vida/educacion/trabas-del-modelo-educativo-bajo-la-lupa-de-un-cientifico-atipico-275676

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La historia del profesor que enseñó por 17 años en EEUU sin saber leer o escribir

Estados Unidos / 30 de septiembre de 2018 / Autor: Jaime Parra / Fuente: BioBioChile

John Corcoran fue un maestro en el estado de Nuevo Mexico, Estados Unidos, por cerca de 17 años. Enseñó educación física, ciencias sociales, e incluso ramos de tipeo en computadoras. Sus alumnos lo estimaban, y era visto como una gran ayuda para la comunidad escolar.

Sin embargo, Corcoran tenía un secreto: nunca aprendió a leer o escribir.

En entrevista con el medio británico BBC, confesó que cada día vivía con pánico de que alguien lo fuera a descubrir.

“Recuerdo el miedo que sentía cada día. No podía ni leer la lista. Tenía que pedirle a los estudiantes que pronunciaran sus nombres en voz alta”, afirmó.

John Corcoran | John Corcoran Foundation
John Corcoran | John Corcoran Foundation

Sin embargo, tenía tácticas con las cuales podía evitar los problemas más graves causados por su analfabetismo. “Identificaba siempre a dos o tres estudiantes que podían leer y escribir mejor que el resto, y les pedía que fueran mis asistentes. No sospechaban nada. Nadie sospecharía algo así de un profesor”, explicó.

En la universidad, logró pasar sus clases gracias a la ayuda de sus amigos, quienes completaban tareas por él, o le ayudaban a obtener las respuestas a los exámenes de selección múltiple, para que él las aprendiera de memoria.

Las clases de Corcoran se realizaban en un salón con una ventana en el primer piso, lo cual le permitía pedirle ayuda a un amigo que se sentaba afuera para resolver y responder todo. Para las pruebas escritas, le pasaba su cuaderno o hoja para que completara todo por él.

John Corcoran | John Corcoran Foundation
John Corcoran | John Corcoran Foundation

Corcoran podía salirse con la suya gracias a que su asiento estaba casi al final de la enorme sala de clases, con decenas de estudiantes entre él y su profesor.

De esta forma, logró esconder su analfabetismo durante su carrera profesional. Luego de retirarse de la docencia en el año x, comenzó a trabajar en la industria de bienes raíces, donde tuvo mucho éxito gracias a su carisma y contactos.

“Algunas veces me sentía como un buen profesor, porque trabajaba duro y me importaba lo que hacía. Pero estaba equivocado. No pertenecía a la sala de clases, estaba traspasando. No debía haber estado ahí, y lo que hacía me enojaba todo el tiempo. Pero me sentía atrapado, como que no le podía decir a nadie”, confesó al medio británico.

Sin embargo, la vergüenza que sentía por su no saber leer lo llevó a aprender en 1976, y a confesarse a través de un discurso público, donde admitió todo.

Su historia fue utilizada en los medios e instituciones educacionales para ayudar a toda persona que se sintiera en menos por su analfabetismo a no pensar que estaban solos, y para inspirarlos a seguir sus pasos para poder aprender a leer.

John Corcoran | John Corcoran Foundation
John Corcoran | John Corcoran Foundation

Corcoran se convirtió en una de las caras más reconocibles de la lucha contra el analfabetismo, escribiendo un libro que publicaría en 1994 titulado “El profesor que no podía leer”.

El hombre llegó a ser parte de múltiples instituciones dedicadas a combatir los problemas de lectura en Estados Unidos, como el Instituto Nacional para el Alfabetismo y creando su propia fundación dedicada a ayudar a los niños que no pueden leer, bautizada como la John Corcoran Foundation.

Su historia ha inspirado a muchos a seguir sus pasos, ya sea para poder superar su propio analfabetismo, o buscando tener un impacto positivo en su comunidad.

Fuente de la Reseña:

https://www.biobiochile.cl/noticias/sociedad/curiosidades/2018/07/13/la-historia-detras-del-maestro-que-nunca-aprendio-a-leer-o-escribir.shtml

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Tara Westover: «La educación debe generar preguntas, no certezas»

Estados Unidos / 23 de septiembre de 2018 / Autor: Andrés Seoane / Fuente: El Cultural

Nacida en una familia mormona radical, Tara Westover se crió en un entorno aislado y alienante, sin pisar durante su infancia ni una escuela ni un hospital. En Una educación (Lumen) narra cómo su paso por la universidad rehízo la esencia misma de su ser, lo que llevó al cisma con su familia.

Tara Westover (Idaho, 1986) creció en las montañas occidentales de Estados Unidos preparándose, junto a sus seis hermanos y sus padres, mormones supervivencialistas, para el Apocalipsis. De niña jamás pisó un médico, su padre no creía en ellos, obtuvo su certificado de nacimiento a los nueve años, y la primera vez que pisó una clase para hacer el examen preuniversitario tenía dieciséis. Para entonces, las creencias de su padre, un conspiracionista antigubernamental, se habían vuelto más extremas, uno de sus hermanos abusaba violentamente de ella y estaba harta de trabajar en la chatarrería familiar y de ayudar a su madre, partera y herborista natural. Así que decidió ir a la universidad para escapar.

Hoy, Westover vive en Londres, va al médico y tiene un doctorado de Cambridge y una beca en la Universidad de Harvard. Cómo se produjo ese cambio radical es el tema de su libro de memorias Una educación (Lumen). En él, Westover narra una infancia feliz pero dura, a veces brutal, y explica cómo la educación la convirtió en otra persona. Un cambio que le costó a buena parte de su familia, pero del que no se arrepiente.

Pregunta.- ¿Por qué escribió estas memorias?
Respuesta.- Es una parte más del proceso de adaptación a la pérdida de mi familia. Hay muchas historias sobre casos de alejamiento como el mío, pero normalmente la gente los narra al final de su vida, cuando muchos de los protagonistas ya están muertos. Pero una de las dificultades que tiene el distanciamiento, es precisamente no saber qué va a ocurrir en el futuro, no saber cómo va a terminar la historia. Así que también lo escribí para personas en una situación como la mía, jóvenes en una situación familiar difícil y que no saben muy bien cómo va a evolucionar.

P.- El libro es también una crónica de su lucha por la educación, por acceder a un mundo que se le había negado, ¿qué ha significado para usted? ¿Cómo le ha cambiado?
R.- La historia de mi educación y la historia de mi familia están ligadas. Nuestros padres nos criaron en el aislamiento y la educación es precisamente lo contrario. Conseguir esa educación, entendida en un sentido amplio de autocreación, te cambia como persona, te da acceso a distintas ideas, perspectivas, opiniones, que utilizas para decidir lo que piensas, para ir conformando un criterio. Para mi familia ese tipo de cambio, esa nueva yo con ideas propias fue imposible de aceptar.

Es importante que la educación no se convierta en arrogancia. La educación siempre debe ser una ampliación de tu perspectiva»

P.- ¿Hasta qué punto el deseo de autonomía, de hacer algo por sí misma, fue el motor de su deseo de educarse?
R.- No estoy segura de que tuviera ese deseo en mi interior al principio. Cuando decidí ir a la universidad sencillamente quería cantar, me encantaba la música y quería aprender música y ser profesora de canto. Pero una vez que ya estuve allí y comencé a aprender tantas cosas de las que jamás había oído hablar… Por ejemplo en una clase de Historia se me ocurrió preguntar qué era el Holocausto. No lo sabía, pero me tomaron por una especie de racista. Esa apertura al mundo me suscitó el deseo de querer ser autónoma, así que los dos deseos se retroalimentaron.

Pero además de los efectos benéficos de la educación, Westover también advierte sobre sus peligros, que una gran brecha cultural fomente el clasismo, o que la educación, en lugar de un mecanismo para cambiar y ampliar nuestra forma de ver el mundo se convierta en un elemento que reafirme nuestros prejuicios y convicciones. «Es importante que la educación no se convierta en arrogancia. La educación siempre debe ser una expansión de tu mente, una profundización de tu empatía, una ampliación de tu perspectiva. Nunca debería endurecer tus prejuicios», avisa. «En la medida en que la gente consuma su educación como si se tratase de una fábrica de montaje en cadena, puede reafirmar prejuicios. Sobre todo en entornos endogámicos. La educación debería servir más para plantear preguntas que para afianzar certidumbres».

Sin embargo, al echar la vista atrás, la historiadora opina que su extraño viaje, a pesar del alto precio, ha merecido la pena. «Evidentemente fue un proceso muy complejo en el que he perdido muchas cosas, pero la alternativa hubiese sido vivir una especie de vida a medias, y doy gracias de estar en condiciones de poder establecer determinados límites y tener determinadas exigencias con respecto al trato que me van a dar los demás en mi vida. Una posición de fuerza que durante años nunca tuve», recuerda. «Está la tristeza real de haber perdido a la mayor parte de mi familia, pero la autonomía y el confort que eso me aporta, también es real».

La tristeza de perder a mi familia es real, pero la autonomía y el confort que eso me aporta, también los son»

P.- Más que su marcha a la universidad, lo que definitivamente abrió la brecha familiar fue su denuncia de los abusos de su hermano, que incluían golpes, vejaciones y amenazas de muerte. ¿Cómo vivió esa realidad?
R.- En efecto, lo que rompió mi familia no fue ni el radicalismo, ni la ideología, ni la religión, sino la violencia de mi hermano y el cómo mis padres respondieron a ese problema. Él no podía soportar verme crecer para ser una mujer, regularmente me llamaba ramera. Cada vez que me lastimaba, siempre se disculpaba después. Trató de decir que era solo un juego que no pretendía dañarme, y me hice creer que era verdad. Tras mi proceso formativo conseguí una independencia de pensamiento tal que fui capaz de interpretar de forma diferente lo que ocurría en mi familia. Eso hizo que me resultase prácticamente imposible aceptar la interpretación que tenían mis padres y otros hermanos con respecto a su comportamiento. Ahí nació el conflicto.

P.- ¿Por qué sus padres decidieron mirar hacia otro lado durante tanto tiempo?
R.- Esa es la mayor pregunta de mi vida. Fui muy reacia a hablar con mis padres sobre esto durante mucho tiempo porque no quería reconocer lo impensable, que ya lo sabían pero que no habían hecho nada al respecto. Hasta que mi hermana me dijo que había sufrido lo mismo no me decidí. Aunque luego ella se asustó y cerró filas con la familia. No la culpo. Mis padres no podían lidiar con eso, no quisieron escucharlo, así que se volvieron hacia el otro lado y me hicieron quedar a mí como la mala. En familias como la mía el peor crimen es decir la verdad, sobre todo si es una verdad distinta a la oficial.

P.- Al final del libro indica que lleva varios años sin hablar con sus padre y con algunos de sus hermanos, ¿todo sigue igual? ¿Son conscientes del libro, ha tenido noticias tras su publicación?
R.- Sí, todo sigue igual, mis padres y hermanos consideran que tengo un demonio dentro, que soy la encarnación del mal. Tengo trato con tres de mis hermanos y con algunos tíos. Ellos leyeron el libro antes de su publicación y me ayudaron mucho a la hora de recordar. Pero la parte de mi familia de la que estoy distanciada no estoy segura de que lo haya leído.

En familias como la mía el peor crimen es decir la verdad, sobre todo si es una verdad distinta a la oficial»

P.- A pesar de todo, gran parte de su infancia en Idaho fue idílica, ¿en cierto sentido justifica el tipo de crianza irregular que tuvo?
R.- No sé si lo compensa o lo justifica, no pienso en ello en esos términos. Pero en este libro quería escribir sobre esa parte bonita de mi infancia y sobre los sacrificios que hicieron por mí otras personas. Mi hermano Shawn era violento, pero también amable y me salvó la vida en más de una ocasión. Para mí era importante reconocer lo complejos que son los lazos familiares, era necesario escribir sobre las cosas positivas para poder transmitir porqué esas relaciones son tan potentes y tan difíciles de abandonar.

P.- Vemos el cambio paulatino en su pensamiento que se traduce en su cada vez mayor incomodidad en el seno familiar, ¿cómo es ese proceso de renuncia a los valores que primero cree de su padre y después descubre que son propios?
R.- Es un proceso largo y complejo, para separar las cosas buenas, que hay muchas del resto. A veces uno tiene una idea que se le transmitió en la infancia y no la descarta, pero sí que la puede modificar, evolucionar. Mi padre siempre dijo que uno es quien mejor puede enseñarse a sí mismo. Él despreciaba a los profesores. Yo, sin embargo, que respeto a los profesores, también valoro esa idea que me transmitió de hacerse a uno mismo, de que uno tiene que responsabilizarse de su propia formación.

P.- ¿Tratar de entender las opiniones y actos de su familia es el primer paso para perdonar?
R.- Supongo que sí tengo algo que perdonar, pero nunca me he sentido especialmente enfadada con relación al modo en cómo mis padres me criaron, porque creo que ellos pensaban que estaban haciendo lo correcto. Tengo una teoría sobre la rabia. Tiene un papel importante que desempeñar, es un mecanismo de autodefensa que tenemos y que utilizamos para salir de una situación mala. Pero una vez que uno está en lugar seguro, esa rabia, esa ira, ya no sirve para nada, y creo que es posible y deseable desecharla y vivir mejor sin ella. Sí me enfadé con ellos por la forma en que respondieron a la violencia de mi hermano y a mi pedida de auxilio. Como resultado me repudiaron y eso me puso furiosa, claro, pero también tuve que perdonar eso. Esa rabia no ha desaparecido del todo, a veces vuelve, pero quiero perdonarlos, no solo por ellos, sino también por mí, por mi salud mental.

Fuente de la Entrevista:

https://elcultural.com/noticias/letras/Tara-Westover-La-educacion-debe-generar-preguntas-no-certezas/12550

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La portada de la revista Time que refleja la cruda realidad de los profesores en Estados Unidos

Estados Unidos  / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Tele13

«Trabajo en 3 empleos y dono sangre para pagar las cuentas», cuenta Hope Brown, profesora de historia de una escuela estadounidense.

«No soy necesariamente una persona religiosa, pero sí creo que me pusieron aquí para ser profesora. Solo quiero poder hacer eso financieramente«. Este es el testimonio de Hope Brown, profesora de historia que relata la adversa realidad que viven los docentes en Estados Unidos, a través de un reportaje de Katie Reilly, publicado en la revista Time.

La investigación da cuenta de la compleja situación que viven día a día más de 3,2 millones de profesoresen ese país tras el peor estancamiento salarial que se recuerde desde 1990, según datos del Departamento de Educación (DOE).

Brown asegura que puede ganar $60 dólares donando plasma de sus células sanguíneas dos veces por semana, además de obtener ganancias extra al vender parte de su ropa en locales de consignación. Esto, explica, funciona como apoyo para pagar las cuentas o gastos relacionados con su automóvil. Esto pese a contar con un grado de magíster. 

“Este malabarismo financiero ahora es parte de su vida cotidiana, algo que nunca esperó hace casi dos décadas cuando obtuvo una maestría en educación secundaria y se convirtió en maestra de historia de la escuela secundaria”, narra Reilly en uno de los párrafos.

La profesora imparte clases en la escuela Woodford County High School en VersallesKentucky, además de verse obligada a dedicarse a dos empleos más; dirige una compañía de viajes y se encarga de los detectores de metales en Lexington junto a su esposo.

«Realmente amo enseñar. Pero no nos pagan por el trabajo que hacemos«, expresa en uno de sus testimonios.

El reportaje, que fue publicado este jueves, revivió el debate en torno a la situación de las escuelas públicasen Estados Unidos, que ha provocado una serie de movilizaciones en las calles bajo la exigencia de aumentar salarios, fondos y beneficios para los docentes.  

TIME

@TIME

TIME’s new cover: This is what it’s like to be a teacher in America https://ti.me/2Of77Cz

 

Fuente de la Noticia:

http://www.t13.cl/noticia/mundo/revista-time-revela-cruel-realidad-profesores-estados-unidos

ove/mahv

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