Por Eduardo Sandoval Obando
El cerebro humano es un órgano tremendamente complejo y eficiente, capaz de interpretar patrones dinámicos de comportamiento, procesar información y simultáneamente, coordinar múltiples funciones, tareas y actividades. Esta enorme capacidad para operar y funcionar de manera auto-organizada, le permite al ser humano responder cotidianamente a los múltiples desafíos que le demanda su entorno.
Prueba de ello, es que desde el punto de vista socio-cognitivo, existen numerosos estudios (Sandoval-Obando, 2014a; 2014b; Moreno y López de Maturana, 2015; Calvo, 2016) en los que es posible observar que la propensión a aprender fluye de manera multidireccional y polifacética en los niños y niñas, siendo capaces de elaborar hipótesis complejas acerca del mundo, y al mismo tiempo, dejándose llevar por la curiosidad y la exploración, la observación y la despreocupación del error, la creatividad (Sandoval-Obando, 2018) y el juego. Es decir, estarían dotados de un enorme repertorio cognitivo y una alta apertura hacia el aprendizaje.
Sin embargo, y paradójicamente estas potencialidades cognitivas experimentarían un progresivo anquilosamiento (Sandoval-Obando, 2012), como resultado de una lógica escolar centrada en los resultados y que tiende a reproducir invariablemente prácticas pedagógicas monótonas y rígidas, muchas veces ancladas en planes y programas absolutamente desconectados de los saberes y experiencias previas acumuladas en los ambientes de origen del alumnado. Así, la práctica educativa formal, da paso a una acción generalmente institucionalizada desde el nivel central, con base en un currículum rígidamente establecido e interiorizado por el docente, en la cual, según Rogers (2004), “el aprendiz cede su autonomía, se inscribe en un programa y acepta la disciplina impuesta externamente de éste”. Esta realidad se agrava cuando nuestros niños ostentan una de las peores cifras del mundo en términos de salud mental, experimentando altos índices de obesidad, Ansiedad, depresión, hiperactividad y conductas agresivas.
A propósito de lo anterior, conviene preguntarnos y reflexionar en torno a las siguientes interrogantes ¿Cuál es la importancia de la estimulación temprana en los niñ@s? ¿Cómo impacta el buen trato en la primera infancia, desde el punto de vista cognitivo? ¿De qué manera podemos construir ambientes de aprendizaje activos y atractivos para nuestros niños y niñas en América Latina y el Caribe? Al respecto, es posible señalar que la estimulación temprana (ET) se entiende como aquel conjunto de acciones sistemáticas, intencionales y deliberadas que favorecen el desarrollo armónico del ser humano durante sus primeros años de vida (Tamayo, 2000), estimulándolo cognitiva y emocionalmente para despertar al máximo sus potencialidades y capacidades sensoriales, motrices, relacionales, etc. Esta intervención beneficia significativamente a los niños y niñas, ampliando sus estructuras cognitivas y favoreciendo su adaptación a un entorno altamente dinámico y exigente. Más aún, la experiencia clínica educativa acumulada, nos ha permitido observar en contextos de protección y Justicia Juvenil Chilenos, que los niños estimulados desde su nacimiento despliegan un mayor desarrollo orgánico y funcional en su sistema nervioso, además de un equilibrio adecuado en su crecimiento físico, cognitivo y emocional, a diferencia de aquellos menores situados en ambientes deprivados socio-culturalmente (caracterizados por la pobreza, inestabilidad familiar, maltrato; estilos de apego ambivalente o desorganizado; estrés psicosocial, deserción escolar, etc.) quienes, ante una persona desconocida no hablan, tienen miedos y estallan en llanto, incidiendo significativamente en sus potencialidades educativas futuras. Además, muestran una disminución del peso y talla, una propensión marcada a las enfermedades, dificultades en la atención y la concentración, pobreza intelectual (Raczynski, 2010).
Por ello, sólo en la medida en que la institución escolar pueda repensar y tensionar las prácticas socio-pedagógicas que la sustentan así como la creciente estandarización del aprendizaje, podrá valorar y reconocer los múltiples talentos y experiencias que cotidianamente construye el alumnado en tiempos y espacios diversos, superando con creces los límites definidos por la formalidad de la escuela.
Estas reflexiones nos invitan a la configuración de pautas y dinámicas relacionales desafiantes, activas y lúdicas de las figuras de apoyo (padres, madres, educadores, etc.) que posee un educando en sus contextos de origen, para aprovechar los periodos críticos del ciclo vital. Al mismo tiempo, recalca la importancia de construir y proponer investigaciones multidisciplinarias en el campo de las Ciencias Sociales y Humanas, en donde se proponga una reforma epistemológica de la escuela así como el diseño de Políticas Públicas que protejan y resguarden transversalmente los derechos de la infancia en América Latina y el Caribe. Tal vez de esta forma, se fomentará el buen trato y la disciplina positiva, los estilos de vida saludable y las oportunidades que brinda la estimulación temprana, potenciando en definitiva, la propensión a aprender de nuestros niñ@s; transformando la institución escolar en un espacio y tiempo en el que todos y todas tenga cabida; fomentando la estimulación de la libertad, la confianza, la creatividad, la curiosidad y el aprendizaje practico.
Referencias
Calvo, C. (2016). Del Mapa Escolar al Territorio Educativo. Disoñando la Escuela desde la Educación (4° Edición). La Serena: Nueva Mirada.
González, C. (2007). The Early Stimulation Programs from the Teacher’s Perspective. Liberabit, 13(13), 19-27.
Moreno, A. y López de Maturana, S. (2015). Ambientes Educativos Escolares: Una Investigación sobre la Propensión a Aprender en Jardines Infantiles Chilenos. Estudios Pedagógicos, 41(especial), 169-180.
Raczynski, D. (2010). Política de Infancia Temprana en Chile: Condicionantes del Desarrollo de los Niños. En Foco, 77, 1-24. Recuperado de http://expansiva.cl/media/en_foco/documentos/19062006104331.pdf
Rogers, A. (2004). Looking Again at Non-formal and Informal Education. Towards a New Paradigm. Recuperado de http://www.infed.org/biblio/non_formal_paradigm.htm
Sandoval, E. (2018, Agosto 12). La Creatividad ¿Un Factor Ausente en el Sistema Escolar Chileno? El Mostrador. Recuperado de http://m.elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/08/12/la-creatividad-un-factor-ausente-en-el-sistema-escolar-chileno/ DOI: 10.13140/RG.2.2.35847.29602
Sandoval-Obando, E. (2014a). Posibilidades Educativas del Adolescente Infractor de la Ley: Desafíos y Proyecciones a partir de su Propensión a Aprender. Psicología Educativa, 20(1), 39 – 46.
Sandoval-Obando, E. (2014b). Propensión a Aprender de los Adolescentes Infractores de Ley: Reflexiones desde el Enfoque Biográfico. Polis, 13 (37), 251-273.
Sandoval-Obando, E. (2012). Construcción Socio-histórica de la Propensión a Aprender de los Adolescentes Infractores de Ley. Tesis de Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativa. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile. Recuperado de http://cybertesis.uach.cl/tesis/uach/2012/egs218c/doc/egs218c.pdf
Tamayo, R. (2000). Estimulación Temprana en el niño pequeño. Recuperado de http://www.neurorehabilitacion.com/estimulacion_temprana.htm#