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Los avances de Vietnam en educación

Por: ÁNGEL PÉREZ MARTÍNEZ

Los resultados de los jóvenes de 15 años de Vietnam en las pruebas de PISA contradicen varios de los supuestos que tenemos en Colombia sobre cómo mejorar la calidad de la educación básica y media.

Los puntajes de los estudiantes de 15 años de Vietnam en las pruebas PISA del 2012, cuando se presentaron por primera vez, y del 2015, fueron sorprendentes para ellos, como país, y para el mundo.

Vietnam es un país más pobre que Colombia, con un PIB per cápita menor, cuya inversión en educación por estudiante es baja cuando se compara con los países de la Ocde, con el 34% de su población en edad escolar por fuera del sistema educativo y en ascenso económico, su crecimiento económico es superior a los 7 puntos en los últimos 10 años.

En primer lugar, una breve comparación económica de Colombia y Vietnam. Utilizando el PIB a precios corrientes, el Banco Mundial calcula que la economía colombiana se encuentra en el puesto número 41 (US$282.463 millones) entre 181 países mientras que la economía vietnamita ocupa el puesto 46 (US$202.616 millones). El PIB per cápita de Vietnam es más bajo, la población de Vietnam es de 92,7 millones, para 2016, frente a los 48,6 millones de Colombia. En dólares Vietnam tuvo un gasto público de 53.020 millones (2013), mientras que el gasto público de Colombia fue de 86.837 millones (para el año 2015). El per cápita del gasto público es de US$1.802 (2015) en el caso colombiano y de US$584 (2013) en el vietnamita; el gasto público representa cerca del 29% del PIB para ambos países.

En competitividad Vietnam se ubica mejor, pues está en el puesto 55, mientras que Colombia se encuentra en el 66. En el ranking de innovación Vietnam nuevamente supera a Colombia (puestos 63 y 59, respectivamente). La tasa de desempleo es muy diferente para cada país siendo de 9,2% para Colombia y 2,1% para Vietnam. Así mismo, el gasto educativo de Colombia, para el año 2015, fue de US$13.092 millones, lo que representa el 15% del PIB, mientras que en Vietnam fue de US$9.651 millones, lo que equivale al 19% del PIB. El gasto público per cápita en educación es de US$272 para Colombia y US$108 para Vietnam.

Así mismo, una breve comparación entre los resultados que obtuvieron los adolescentes de 15 años de Colombia y Vietnam, frente al promedio de los países de la Ocde, permite sobresaltar los resultados de los jóvenes de Vietnam en las pruebas de PISA, año 2015.

En ciencias, los jóvenes de 15 años en Colombia obtienen 416 puntos (Vietnam 525 puntos), mientras que el promedio de los países de la Ocde es de 493 puntos; en Colombia los hombres de 15 años se desempeñan mejor que las mujeres con una diferencia estadísticamente significativa de 10 puntos (Vietnam 3 puntos a favor de las mujeres, diferencia no estadísticamente significativa), en los países de la Ocde la diferencia es de 3,5 puntos en favor de los hombres.

En matemáticas los adolescentes de Colombia obtienen 390 puntos (Vietnam 495), frente al promedio de los países de la Ocde que fue de 490 puntos. Los hombres en Colombia se desempeñaron mejor que las mujeres con una diferencia estadísticamente significativa de 11 puntos (Vietnam 3 puntos a favor de las mujeres), mientras que el promedio de los países de las Ocde fue de 8 puntos más para los hombres.

En lectura los adolescentes de Colombia obtienen 425 puntos (Vietnam 487), mientras que el promedio de los países de la Ocde fue de 493 puntos. Las mujeres en Colombia se desempeñaron mejor que los hombres con una diferencia estadísticamente significativa de 16 puntos (Vietnam 3 puntos a favor de las mujeres) y en la Ocde, en promedio los hombres obtuvieron 8 puntos más que las mujeres.

¿Qué ha hecho Vietnam de manera especial para obtener estos resultados? Andreas Schleicher, Director de educación y conocimiento en la Ocde sostiene que hay tres factores clave que contribuyeron a estos logros: i) un gobierno comprometido, donde el Ministerio de Educación tiene un plan de largo plazo para la educación, al que realiza seguimiento permanente y evalúa; ii) un plan de estudios que abarca poco y profundiza mucho, lo cual obliga a los profesores a estar centrados en dicho plan (Schleicher destaca que en las aulas vietnamitas hay docentes con un impresionante nivel de rigor y quienes siempre desafían a los estudiantes con preguntas difíciles), y iii) una fuerte inversión en profesorado, el gasto público que Vietnam hoy destina educación representa más del 20% del total de su presupuesto, en proporción, es más grande que el de cualquier país miembro de la Ocde. Vietnam es pobre, pero prioriza su gasto en educación.

Por último, y quizás la variable más importante para explicar este éxito educativo se relaciona con la disminución de la relación docente-alumno en educación primaria: previo al año 2002 Vietnam tenía una relación más alta que la de Colombia (38,6 contra 30,6, en 1981). Ambos países tienen una tendencia a la baja, pero la de Vietnam, especialmente a partir de 1993, es más fuerte. En 2002 tuvieron la misma relación (alrededor de 26,5). Para 2015 la relación de Vietnam fue 19,2 mientras que la de Colombia fue 23,7, según datos del Banco Mundial.

A manera de conclusión Vietnam ha demostrado que se puede ser pobre y tener calidad en el sistema educativo. Además, el caso de Vietnam evidencia que crecimiento y desarrollo de la educación pueden ir de la mano.

Fuente del Artículo:

http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/los-avances-de-vietnam-en-educacion-por-angel-perez/252811

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Argentina: La educación siempre espera

Argentina/ 14 de noviembre de 2017/Por: Sergio Sinay/Fuente: http://www.perfil.com

En una entrevista televisiva efectuada esta semana el ministro del ramo, Alejandro Finocchiaro, enfatizó la necesidad de orientar la educación hacia las posibilidades no desarrolladas de la Argentina, como, por ejemplo, producir especialistas para aprovechar el vasto litoral marítimo. Un par de día antes se había evaluado a 1.200.000 alumnos en 31.300 escuelas de todo el país a través de las pruebas Aprender. Los resultados que este operativo arrojó en 2016 mostraron, entre otras cosas, que el 90% de las escuelas públicas tiene jornadas de cuatro horas (y hay que descontar los tradicionales días de paro docente), que la mitad de los estudiantes secundarios no comprende lo que lee, que siete de cada diez salen de la secundaria sin tener los fundamentos básicos de las matemáticas. En sólo un año no es posible esperar grandes cambios para 2017. Estas y otras cuestiones, como los paupérrimos resultados en Lengua, podrían explicar por qué el gremialismo docente se opone a esta evaluación. También habla de ellos, puesto que los chicos no se educan solos.

Ante el estado de la educación argentina, cabe preguntarse si un camino de salida es, como pareció desprenderse de las entusiastas respuestas del ministro, la formación de especialistas. La insistencia a veces eufórica en conceptos como “conocimiento” y “especialización” cae una y otra vez sobre la educación prometiendo una panacea. ¿Pero es eso lo esencial de la educación? Guillermo Jaim Echeverry, ex rector de la Universidad de Buenos Aires y autor de una obra imprescindible, La tragedia educativa, suele recordar al poeta griego Hesíodo que, en el siglo VII antes de Cristo, decía que educar es ayudar a una persona a ser lo que es capaz de ser.

Y esto es lo que, entre sindicalistas belicosos y funcionarios tecnócratas, nunca termina de aparecer en el centro de la discusión. Agreguémosle la indiferencia de la mayoría de la sociedad (con una masa crítica de padres a la cabeza) por la trascendencia de la educación, y los resultados de las pruebas Aprender, PISA, o las que fuere, pueden cantarse de antemano sin sorprender a nadie. De una manera sutil, la educación, en su real significado e importancia, se convierte así en un derecho humano no atendido y olvidado. Está bien movilizarse por una Justicia mejor. Pero la educación sigue esperando, al margen del marketing oficialista u opositor. Siempre espera.

Transmitir conocimientos es importante, pero antes hay que especificar qué se entiende por conocimiento. Si son habilidades tecnológicas y datos puros y duros referidos a éstas, la apuesta resulta pobre. Con el furor de innovar por innovar, que impulsa una carrera desenfrenada hacia ninguna parte, todo conocimiento es vetusto mientras se lo absorbe. Se sabe mucho, y perecedero, sobre algo y nada sobre mucho e importante. O, por el contrario, conocimiento puede ser, como propone el pedagogo español Ricardo Moreno Castillo (de quien recomiendo Panfleto antipedagógico, De la buena y la mala educación y La conjura de los ignorantes), la transmisión de una cultura filosófica, científica y literaria. Además de valores. Quienes carecen de esto (y no sean provistos por la educación) caerán más fácilmente en especializaciones limitantes o, peor, en fanatismos y sectarismos, como advierte Moreno Castillo.

Mientras por distintas razones los involucrados (padres, funcionarios, docentes) sigan mirando a la educación, cuando la miran, desde un punto de vista utilitario, un manto de incertidumbre permanecerá sobre los adultos de mañana. Más allá de sus roles y funciones (dirigentes, profesionales, trabajadores) serán responsables de la sociedad en la que vivan y de cómo se viva en ella. Generacionalmente, sus recursos serán muy pobres, aunque ellos sean especialistas monotemáticos. Porque, para bien o para mal, los resultados de la educación se expresan en el futuro. Una educación que se oriente sólo a lo útil da ciertos resultados. Una que forme personas da otros. Las sociedades eligen.

Fuente de la Noticia:

http://www.perfil.com/columnistas/la-educacion-siempre-espera.phtml

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El Nuevo Modelo Educativo ¿Es modelo, es educativo y qué tan nuevo es?

Por:

La sala vacía

Esta vez, la crónica empezará por el final, relatando ese tipo de sorpresas que el periodismo regala cuando uno es aprendiz de reportero. Quizá sea “la nota” de la sesión, aunque ya no había público y los muchachos de las cámaras quitaban los cables del suelo, jalándolos para separar la cinta adhesiva que les ponen encima para que no se tropiecen los que pasan.

Haga de cuenta como en cantina, en que, por ser tarde, empiezan a trapear con Maestro Limpio y le piden que levante los pies. Apagan varias luces, no pocas, y los meseros ponen las sillas sobre las mesas haciendo ruido para que lo notes en tu mesa, la única ocupada a deshoras de la noche.

Ahí ocurrió lo inesperado: este relator conversaba con un alto funcionario de la SEP, quien asistió a la mesa dedicada al Nuevo Modelo Educativo (NME) en el auditorio del INEE. En eso, llega un señor y nos interrumpe con una tarjeta de presentación en la mano, que no suelta mientras inicia, por su cuenta y sin respeto alguno, otra conversación, de la que no soy parte, con una gracejada plena de interés por quedar bien[1]:

  • “Los gestores, mi estimado, los funcionarios que realmente se empeñan en cambiar las cosas para bien, siempre van a ser criticados de forma injusta por los académicos”.

El señor funcionario endurece el rostro. Está de acuerdo, no le importa la interrupción pues el tema le interesa sobremanera y le dice:

  • “Me hubiera gustado pararme y decir, a voz en cuello (aunque hubiera sido muy duro) que el documento (se refiere al inmenso volumen en que se da cuenta del NME) no fue escrito para intelectuales ni filósofos, banda de parásitos, sino para maestros.”

El señor metiche ríe, y le da la razón:

  • “Claro, lo que importa es que los profesores lo entiendan, no esos críticos que nunca están conformes con nada”

Este intercambio no se entenderá sin poner a usted en contexto: Marisol Silva, académica de la Ibero, realizó un comentario crítico a la exposición de Elisa Bonilla sobre las bondades del NME. Entre otras cosas que se relatarán después en estas cuartillas, expresó que, a su juicio, hacían falta en el documento contextos históricos de reformas previas, referencias conceptuales y de índole filosófica, para fundamentar algunas de las aseveraciones sobre equidad, inclusión, educar, aprender, la sociedad del futuro… que abundan en el libro de marras.

  • “Ya ves cómo es esto, continua el habitante del Palacio Educativo, son una molestia permanente.

Cambia el tono y le pregunta:

  • ¿Dónde andas ahora?
  • “Soy consultor, en una empresa pequeñita, a tus órdenes y comprometido con la Reforma actual que es el verdadero cambio educativo… te dejo mi tarjeta”
  • Te busco pronto y nos tomamos un café.

Se despiden. Por no dejar, el señorcito de traje que merecería ser gris si no fuera tan café, me ofrece una mano pequeña, al estrecharla blanda y húmeda, de esas que no dan confianza… propia de un comerciante avieso que hasta en ese gesto, flojo, calcula. Se presenta pronunciando su nombre y el consabido “mucho gusto”. Yo solo digo, apenas, mis generales y lo veo partir: hizo el contacto, a eso venía: ya se va. Orondo.

Seguimos nuestra plática sobre los daños a la oficina de la SEP donde trabaja por el sismo del 19, su intenso intercambio con los profesores y las maestras (¿Cuántos serán? Nunca lo dicen, pero siempre relatan una anécdota preciosa con “la maestra Lupita…”) que le conducen a afirmar que el magisterio está de acuerdo en todo, y de otras cosas…

  • Hasta luego, Manuel, que estés bien. Ya leeré tu crónica.

Así fue la despedida. Se dirigió a su coche, mal estacionado, donde lo esperaba, presto, para abrirle la puerta su chofer. Yo tomé rumbo a un café cercano que conozco a escribir, aunque sea el inicio de la crónica para avanzar. Me ha tardado mucho en las anteriores.

Fui testigo, reflexiono, del viejo dilema de Weber entre el político y el científico, pero en vivo: al político encargado, junto con otros, de darle a la Reforma Estructural del Pacto Corporativo con El SNTE, al mero final, un toque educativo que nunca la orientó, no le pareció oportuna (le enfadó) la crítica de la académica que echaba de menos un fundamento teórico en el enunciado del nuevo rumbo de la educación nacional, y de la construcción del nuevo ciudadano que pregonan.

La ética de la responsabilidad, por un lado (hacer que la cosa pase, parezca, funcione, sea creíble al menos) y la de la convicción (el deber de fundar lo argumentado, y no solo proponerlo o dejarlo suelto, como palabra sin contenido).

El comerciante se congraciará con el político, haciendo un comentario que le halaga, por si acaso hubiera algún negocio en el futuro. Él está de acuerdo y se afirma en su seguridad. Cosa curiosa: no advierten que, en medio, invisible, han dejado a un tipo como el que ahora recuerda lo sucedido, que es profesor, procura investigar, anda de cronista y registra lo que ve y escucha, dado que no ha faltado a ninguna sesión del seminario con su pegatina que dice “prensa”.

La banqueta siempre ha sido un sitio importante para las ideas. Caminar esclarece. En un momento dado, la neurona se prende y me prendo: “Un momento, me digo: más allá del encontronazo entre la que tiene que hacer cosas para conservar su poder y El Poder del que le paga, y quien tiene que pensar para conservar la integridad de su oficio, ¿lo que se dijo en ese diálogo, además y mucho más preocupante, es que los profesores no requieren, o no comprenden, son incapaces de valorar conceptos bien delimitados, ideas de filosofía o teoría de la educación? ¿Que no lo necesitan? ¿Les bastará recibir un documento sin cimientos sólidos, que han de seguir al pie de la letra? ¿Son piezas en el tablero de las autoridades educativas, de tal manera que hay que decirles cómo hacer las cosas, sin necesidad de argumentar su fundamento? Si ni siquiera leen las 18 paginitas de 700 en las que se habla de autonomía curricular, me dijo el funcionario, cuantimenos referencias analíticas. ¿Piensan por su cuenta o esperan, apacibles, los “lineamientos” de la SEP para ser autónomos, estar en el centro, renovar sus prácticas?

Ahí dejo la estampa vivida: imagine que usted soy yo, y presencia este intercambio que le describo. ¿Desprecio al magisterio? ¿Menosprecio de la crítica, así sea tan elegante y ponderada como la que realizó la Dra. Marisol Silva Laya? ¿No hay más ruta que la nuestra, la de ellos, los funcionarios acompañados del aplauso y el sarcasmo de los quedabien? ¿El halago al empleado público porque puede requerir los servicios del consultor “independiente”? Hay muchas posibilidades y combinaciones para comprender lo que sucedió en ese medio minuto. ¿Con qué autoridad le digo lo que fue, si caben muchas alternativas para interpretar lo acontecido? Mejor le ofrezco la descripción. Usted dirá. A mí me asombra el poder de reportear, cómo la nota brinca cuando menos lo esperas, de qué manera ese diálogo arroja claves de lo que sucede entre el político y el científico, y entre el poder y los comerciantes de baratijas educativas.

Una vez compartida esta viñeta, procedo, como siempre, a hacer lo mío en estas sesiones: compartirles mi mirada.

La prescripción desde la altura

Ya sin comentar nada sobre la impuntualidad, sólo registro que la sesión inició, en el reloj de esta computadora, a las 5 y 20, pero en el del moderador, José Carreño Carlón, a las 5 y 16. Como Director del Fondo de Cultura Económica (FCE), avisa que ya habló con el Consejero Presidente del INEE, Eduardo Backhoff, y le propuso que con base en estas presentaciones se haga un libro, no para especialistas nada más, sino para padres de familia e integrantes de la sociedad civil. Porque ha seguido de manera remota las sesiones anteriores, y considera que los encuentros han sido muy interesantes, equilibrados y esclarecedores de lo que se juega en el futuro educativo del país.

Elisa Bonilla, encargada de la coordinación del equipo que pergeñó la serie de documentos que forman parte del NME, explica que una de las grandes ventajas de este novedoso planteamiento es que, por cada uno de los ejes que se han establecido como cimientos para el ciudadano del Siglo XXI, hay objetivos precisos de lo que se espera en cada grado y ciclo, de tal manera que las y los profesores saben qué tienen que hacer en el tramo que les toca, y conocer qué es lo que ya se hizo y lo que continuará. Para sorpresa de quien ve la ilustración, en una sólo diapositiva está todo clarito. Claro, no se alcanza a ver, pero se la copio para que tenga la misma sensación de nosotros ahí:

Cada vez es más frecuente que los expositores digan que, en esa diapositiva, que no se alcanza a ver, hay tal o cual cosa…

Para dar una mejor idea de lo que se propone, en el eje de lenguaje y comunicación se afirma que, al terminar el preescolar: “Expresa emociones, gustos e ideas en su lengua matera”. Al acabar la primaria:” Comunica sentimientos, sucesos e ideas en su lengua materna y en español, tanto de forma oral como escrita; se comunica en inglés en actividades simples y cotidianas; usa las TIC para satisfacer su curiosidad y expresar ideas”. Al concluir la secundaria, ya usa el español y su lengua materna “con múltiples propósitos y en contextos diversos; describe en inglés necesidades, acontecimientos y aspiraciones y usa las TIC para realizar investigaciones y para comunicarse”. Y cuando llega al final de la media superior: “Argumenta con eficacia y se expresa en español y su lengua materna con claridad, de forma oral y escrita; se comunica en inglés con fluidez y naturalidad; utiliza las TIC para obtener, procesar, interpretar información y comunicar con eficacia”.

De este modo, en cada ciclo hay algo que se espera que haya aprendido y se pueda contrastar con lo logrado en seis ámbitos: el ya reseñado del lenguaje y comunicación, el pensamiento crítico y reflexivo (matemática), valores, convivencia y colaboración, desarrollo físico y emocional, México y el mundo, arte y cultura, y medio ambiente. Todo queda ordenado y el resultado será el ciudadano del siglo XXI: habla español, su lengua materna e inglés; es todo un investigador pues analiza fenómenos, genera hipótesis, desarrolla argumentos; a su vez, respeta la ley y tiene juicio ético, ejerce sus derechos y cumple sus obligaciones y trabaja en equipo; es consciente, determinado y persistente, afronta la adversidad y cuida su salud física…; siente amor por México, acepta distintos puntos de vista, y entiende la relación entre fenómenos locales, nacionales, internacionales y mundiales y valora la diversidad étnica y cultural, el arte y es ambientalista.

Con este horizonte y sus pasos, el NME propone que se aprenda a ser, a hacer, a conocer y a convivir. Y todo esto se unificará en una trenza, en una interrelación de estos elementos. ¿Trenza? Sí, mire usted la imagen:

La maestra Bonilla sigue exponiendo bondades del NME. Entre ellas, destaco:

1.- aprender a leer en los dos primeros años de primaria es crucial.

2.- que se disfruten las matemáticas.

3.- que sean curiosos, exploren el mundo social y natural. (en ese momento, advierto que hay una cosa que no conocía – siempre se aprende: UCAS. Son Unidades de Construcción de Aprendizajes. (Una colega, muy atenta, me dice que no debo (debemos) decir aprendizajes, sino aprendizaje, en singular pues, así como no hay digestiones, sino digestión, eso de ponerle plural a un proceso es incorrecto) Me parece bien.

4.- Hay tres ejes académicos: leer y escribir, matemáticas y ser curiosos al indagar por lo social y lo natural… y otros dos ejes: con base en las neurociencias, atender a lo socioemocional, y como hay que ser cultos, al arte y el deporte.

5.- Un tema al que dedica mucho tiempo es al de la autonomía curricular. Es curioso, se indica que las escuelas tendrán ciertas horas para decidir, de manera autónoma, el contenido curricular cada semana. Que hay un plan piloto, pero que una vez que se termine el plan piloto, entonces la SEP hará lineamientos para ser autónomos. ¿Lineamientos para la autonomía?

6.- A su juicio, la clave es que se re-valore la función docente. Y uno piensa: ¿ahora sí van a valorar lo que destruyeron para hacer posible la reforma laboral camuflada de educativa? La golpiza a la imagen de las maestras, de los profesores, del magisterio en su conjunto, culpable de todo, será restañada con las menciones en el NME de su importancia… Quizá la SEP no tenga memoria, los profesores sí…

Claro, se dirá que hay mucho más, y es cierto, pero como de nuevo se llenó la presentación de información, datos, modalidades y contrastes con un pasado lleno de maldad frente a un presente y futuro repleto de luz, le sugiero que, si quiere saber más detalles, entre a la siguiente liga:

www.aprendizajesclave.sep.gob

Le da Carreño la palabra a Marisol Silva, investigadora de la Ibero, y reconociendo avances en la propuesta, hace preguntas que – como ya relaté – incomodan a las autoridades:

a.- ¿Cuál es la sociedad del conocimiento, y la economía del conocimiento, que se postula? Se da por hecho, y no se sabe si se prepara a los alumnos para que sean consumidores de ese futuro, o lo sepan analizar e incluso criticar.

b.- ¿No había nada bueno antes del NME de esta administración? No hay contexto histórico en el planteamiento, de tal manera que, al parecer, al llegar las autoridades llegó la posibilidad de cambiar decenios de memoria y punto. Considera que, en este aspecto, la propaganda exageró. Y eso no hace justicia a procesos de larga data, que incluso, con claridad, el NME recupera.

c.- Marisol señala que hay un riesgo: “no todo lo nuevo, por ser nuevo, es bueno”.

d.- A su juicio, es un acierto enfocar el cambio por el lado de los tres tipos de aprendizaje clave, para evitar en enciclopedismo, y también advierte como un paso adelante lo socioemocional.

e.- Sin embargo, considera que no hay un concepto profundo de lo que se entiende por equidad, de tal manera que se confunde acceso con inclusión.

En mis notas, hay un comentario de la académica que merece ser meditado: todo el NME dice estar centrado en el niño… Marisol se pregunta, ¿no debe estar centrado en la relación del niño con el mundo? Me parece acertado: el niño no es un recipiente que, en lugar de información, recibirá competencias y saberes… el niño, para ser tal, siempre es un vínculo: con sus profesores, con sus padres y hermanos, con el resto de la familia… centrarse en el vínculo, no en un nodo de la relación. Buena idea.

El turno, ahora, es de Jorge Hernández Uralde, titular de la Unidad de Evaluación del Sistema Educativo Nacional. Expresa que se va a concentrar en el planteamiento curricular.

Hay, dice, aciertos indiscutibles: el esfuerzo sistemático por identificar y recuperar los aspectos positivos de los currículos previos (aquí quien esto escribe se hace bolas: ¿no que todo lo pasado era repetir, repetir y repetir?). En fin, el señor ha de saber lo que los demás ignoramos. Que se incorpore el programa de lengua materna, así como lo socioemocional, la articulación de la básica con la media y los espacios de autonomía curricular. Para él, los aciertos son notables.

Sin embargo, al leer su texto, indica que estos aciertos en términos generales generan preocupaciones, por falta de claridad y precisión en algunos conceptos. (De nuevo, la molesta intervención de estos señores, me imagino que piensa el funcionario del que hablé al principio, al insistir en la claridad conceptual: ¿para qué, si va destinado a maestros?).

Ejemplifica con el tema de la autonomía curricular. Al no estar claro cuál es el límite de esa autonomía, se pueden incluir, en esos espacios, aspectos ideológicos o comerciales. Tampoco están preparadas las escuelas y los maestros para lo socio-emocional. No hay, señala, una definición mínima de contenidos programáticos.

Creo que el comentarista resume, en la siguiente sección de su escrito, la ausencia de un trabajo más detallado y cuidadoso, en el plano conceptual (y dale con el tema, se despeina el funcionario) sobre asuntos no triviales: señala tres: “aprendizajes clave”, “aprendizajes esperados” y “la naturaleza del aprendizaje”. Hay que hacer mucho trabajo adicional, pues a pesar de las 700 páginas, hay temas que se tienen que detallar, so pena de quedar en espacios de riesgo y de interpretación diversa.

La palabra regresa a la expositora que, como es costumbre, dice que las críticas o riesgos ya han sido tomados en cuenta, y que no hay problema: que en este año se está haciendo una prueba piloto del Modelo, y que ya el año que viene habrá lineamientos y, aclara, es necesario entender que este documento es un documento vivo, es decir, que sigue abierto…

Marisol insistirá en que reconocer avances no implica dejar de advertir problemas, y que muchos de los avances y límites se pueden hacer más sólidos o resolver si se dialoga con las comunidades escolares. Hay, siempre, una enorme distancia entre el currículo prescrito y el vivido, y hay que, en efecto, dialogar, no simular que se dialoga como a veces ha ocurrido.

Retomo de Jorge Hernández una conclusión preocupante: afirma que está de acuerdo en que haya apertura a la crítica y que sea un documento vivo. Pero, señala, el año que entra, al entrar en operación el NME, habrá la oportunidad de hacer un enorme pilotaje…

Recordé la intervención de Rodolfo Ramírez, en la primera sesión de este seminario del INEE: hay que tener cuidado con hacer pruebas piloto con el avión lleno: si falla, no sólo fallará lo planeado, sino que se lastimará a los ocupantes de la nave, a los que ni siquiera se les pide permiso para subirse a un avión que no se ha probado.

La sensación final es esa: por la prisa, por haber puesto lo primero al final, por simplificar la historia, estamos ante un experimento social y educativo de gran magnitud, sin control, sin previsión, basado en lo que los prescriptores desde arriba, hablando con algunos profesores, dicen que ha de hacerse.

El dicho expresa que nadie experimenta en cabeza ajena… creo que, con el NME, la SEP está desmintiéndolo: está experimentando, sin parar mientes en el peligro que esto significa, en millones de cabezas y cuerpos ajenos.

Cuidado: en una de esas, la prisa porque la reforma pareciera educativa, ha generado una manera atropellada de mejorar, renovando, con el horizonte de una economía y sociedad del conocimiento sin definir… Pero eso tiene que ver con conceptos, con la lata de las ideas, la monserga de pensar de manera rigurosa, y no solo enunciar frases tan, pero tan nuevas, como “aprender a aprender”.

Si esta frase, y su intención, son novedosas, entonces es probable que esté por inventarse el Nuevo Modelo de la Rueda, el NMR. A rodar, colegas… Y que haya suerte para todos.

 

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El Nuevo Modelo Educativo ¿Es modelo, es educativo y qué tan nuevo es?

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El nuevo modelo educativo y las elecciones del 2018

No recuerdo un currículo escolar cuya vigencia iniciara tres meses antes de un cambio de gobierno federal. El nuevo plan y los programas de estudio (PPE) de la educación básica publicado por la SEP en el DOF el 29 de junio pasado, entrarán en vigor gradualmente a partir de agosto de 2018, con “doce ciclos lectivos de vigencia mínima”.

La vigencia mínima obligatoria es inusual, sobre todo si consideramos que el PPE es una norma administrativa implementada por un Acuerdo (07/06/17) firmado por el titular de la SEP. Una simple instrucción del nuevo presidente derribaría el modelo educativo de Peña.

Lo novedoso no es el PPE per se. El documento sigue las líneas de las reformas educativas de México desde la década del 2000 y el Acuerdo de Articulación de 2011. También sigue, aunque de manera obtusa, a las dos grandes líneas de reforma educativa del mundo, el conductismo renovado y el constructivismo. El nuevo currículo mexicano se las ha arreglado para navegar entre los dos paradigmas, como si los redactores trataran de mezclar en un cóctel dos visiones opuestas de la educación.

En fin. La pregunta es, ¿qué sucederá? Se aproximan tres etapas por las cuales tendrá que pasar el nuevo currículo.

Primera, el destape. En esta etapa, si la educación será el producto que cautive al elector, la única variable de control es para el partido en el poder. El gobierno actual es el único que puede usar a la educación como moneda de cambio, pues la reforma educativa fue lanzada por el gobierno de Peña. En este tenor, el candidato sería Nuño. Para el resto de los contendientes, el tema es completamente exógeno. Nada qué hacer. Ningún otro partido o candidato colocaría a la educación como el tema central de su campaña.

Segunda, el período electoral. Aquí observaremos dos posibles caminos. Si el candidato oficial es Nuño, el ring de las campañas será la educación, “va con todo”. Los candidatos opositores no tendrán más opción que utilizar a la educación como costal de box. A darle duro. La reforma educativa será fuertemente atacada, no por sus méritos y debilidades técnicas, sino por su valor político. Si se desprestigia a la reforma; se desprestigia a su candidato. Si el candidato oficial no es Nuño, la educación dormirá en sus laureles como tema colateral por algunos meses, hasta la siguiente etapa.

Tercera, la transición. Aquí el árbol de decisión se bifurca aún más. Si Nuño es el candidato ganador el PPE se aplicará como está previsto; el juego termina con certidumbre total. Si Nuño no fuera el candidato o perdiese las elecciones, la educación entrará en un impasse. La bifurcación quedaría así. Si Nuño como candidato pierde (recordemos que en la segunda etapa el tema del ring es la reforma educativa), en parte sería por el golpeteo de los candidatos opositores. Ellos habrían expuesto a la reforma educativa a partir de los pendientes estructurales, a saber: pobreza, desigualdad, segregación, centralización, democratización auténtica de los sindicatos, nueva formación inicial de maestros antes de una reforma curricular para estudiantes, descentralización real de la política educativa hacia estados y municipios, la revisión del poder del INEE, etc.

En dicho tenor, el presidente electo, tendría un dilema: ¿Qué hacer con la reforma educativa cuando ya se tienen dos PPE tanto para educación básica como para media superior? Además, sería un modelo que bien podría jalar tanto al conductismo como al constructivismo. Para abundar, el candidato electo debe enfrentar los argumentos de que en la redacción del modelo participaron muchas personas, expertos, maestros y opinantes.

¿Cuál es el escenario más factible? Bueno, dada la magnitud de la reforma y del modelo, y que difícilmente en tres o cuatro meses de transición podría organizarse un equipo que produzca una nueva reforma, el presidente electo tendría dos opciones: 1) continuar con la reforma y el modelo educativo al pie de la letra (o cercano a lo que ya está cocinado); 2) ordenar una postergación de al menos un año para estudiar el tema. Si el presidente electo proviene de un espectro ideológico y político muy diferente al del candidato del partido oficial, el escenario dos es el más probable. Si el presidente electo proviene de un candidato cercano a la ideología oficial, por ejemplo, un candidato oficial diferente a Nuño, pero cercano a Peña, el primer escenario es el más factible.

¿Qué deben entonces hacer las escuelas, los editorialistas de libros de texto y las autoridades locales? Prepararse para los dos escenarios, pero elegir un paradigma. Pueden desde ahora seleccionar, conductismo o constructivismo, sin importar quién gane. Ya sea con el modelo actual o con un nuevo modelo, la política educativa tendrá, a fuerza, que ubicarse entre alguna de las dos filosofías. En otras palabras, lo que pasa en el aula se queda en el aula.

Fuente del Artículo:

El nuevo modelo educativo y las elecciones del 2018

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Perú: Ministra de Educación: Esta semana comienzan despidos y contrataciones

Perú/ 29 de agosto de 2017/Fuente: https://peru21.pe

Marilú Martens señaló que la huelga de maestros ya no tiene ningún sentido.

La ministra de Educación, Marilú Martens, señaló que la huelga de maestros ya no tiene ningún sentido, como lo señaló el dirigente Pedro Castillo esta tarde a Perú21.

En diálogo con Panorama, Martens aseguró que los descuentos ya se están ejecutando, y esto afectará a miles de familias. «También hay procesos y sanciones disciplinarias, incluso despidos», afirmó, tras anunciar que mañana saldrá un Decreto de Urgencia para que las regiones puedan poner en marcha el plan de recuperación necesario para que los alumnos no pierdan más clases.

Martens hizo un pedido a Castillo para que «ponga al estudiante por delante» y deje atrás las amenazas de huelgas de hambre.

La titular de Educación se mostró confiada en que los despidos no afecten a un gran número de maestros, pues espera que mañana reanuden sus labores la mayoría de docentes.

«Nadie pretende pedirle a un profesor lo que no puede dar», aseveró, tras remarcar que las pruebas de calidad no apuntan a despedir a los profesores.

En otro momento de la entrevista, dijo: «Sí, soy bachiller, pero tengo maestrías». También aclaró que tenía tres años de experiencia como profesora de aula.

«No voy a renunciar», remarcó Martens, tras afirmar que espera la interpelación con tranquilidad.

Fuente de la Noticia:

https://peru21.pe/politica/ministra-educacion-semana-comienzan-despidos-contrataciones-373416

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E.I. research reinforces advocacy against growing privatisation of public education

Prensa Internacional de la Educación

Resumen:

En el marco de su respuesta mundial a la privatización de la educación, la Internacional de la Educación ha publicado documentos que exploran la privatización y su impacto en el acceso a la educación, la educación de calidad, y las condiciones de trabajo de los maestros. Cada tema se considera a través del prisma de cuatro estudios de casos basados ​​en investigaciones llevadas a cabo en nombre de la Internacional de la Educación (IE) en Kenia, Uganda, Ghana y Filipinas. Para la IE, la privatización y la comercialización de la educación sigue siendo la mayor amenaza para el logro de la calidad, la educación inclusiva y equitativa para todos, tales como el desarrollo sostenible Objetivo 4 (SDG4). En un mundo donde prevalece el afán de lucro, los estudiantes, los profesores, la calidad de la educación, y las comunidades atendidas por los educadores, son los primeros en ser afectados.

In the framework of its Global Response to the privatisation of education, Education International has published documents exploring privatisation and its impact on access to education, quality education, and teachers’ conditions of employment.

Each topic is considered through the prism of four case studies based on research undertaken on behalf of Education International (EI) in Kenya, Uganda, Ghana, and the Philippines. For EI, the privatisation and commercialisation of education remains the greatest threat to the achievement of quality, inclusive and equitable education for all, such as the Sustainable Development Goal 4 (SDG4). In a world where the profit motive prevails, students, teachers, the quality of education, and the communities served by educators are the first to be affected.

Access to education

Following SDG4, Target 4.1, governments have committed to ensuring that all girls and boys complete free, equitable and quality primary and secondary education leading to relevant and effective learning outcomes. The EI’s research underlines that the growing presence of corporate actors in many countries and across sectors poses serious human rights challenges to achieving free quality public education for all. Whilst claiming to offer “affordable” education, the fees charged are certainly not affordable for the populations they purport to serve. The evidence shows that any price put on accessing education serves as a barrier for the poorest and most disadvantaged and therefore deepens inequality and segregation.

Education International reaffirms that anything other than free quality education for all undermines inclusive and equitable education.

Quality education

In addition, the business model implemented by for-profit corporate-backed school chains involves measures designed to increase profitability and which compromise quality teaching and learning. EI insists that that this business model is predicated on the employment of unqualified staff and delivers a standardised scripted curriculum showing little, if any, respect for inclusive education and cultural and linguistic diversity. It is a curriculum which invariably does not satisfy national standards.

This does not constitute quality education, EI stresses.

Teachers’ conditions of employment

Noting that teachers’ salaries account for approximately 70 percent of a school budget, EI strongly deplores the practice of employing fewer teachers, underqualified teachers, or unqualified staff in order to boost profit margins.

Privatisation, and the associated deregulation of working conditions that accompanies it, results in downward pressure being put on professional standards, salaries and working conditions for all teachers, and ultimately the quality of education.

Fuente: https://www.ei-ie.org/en/detail/15075/ei-research-reinforces-advocacy-against-growing-privatisation-of-public-education

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Mercantilización de la educación

Xavier Díez
Viento sur

Si preguntamos a cualquier actor que participa en esa representación teatral cotidiana que es la escuela, esto es, alumnos, padres, madres, maestros, inspectores, personal de administración y servicios, académicos, políticos… expresarán cierta preocupación por la evolución de la educación en muchos sentidos. También muchos detectarán que uno de los problemas tiene que ver con la ausencia de un marco normativo mínimamente estable. Es más, detectaríamos una corriente de reformas que, al igual que sucede con otros sectores esenciales de la sociedad, parecen haber sido hechas con el ánimo de deteriorarla. En cierta medida, si existe un mínimo consenso entre la pluralidad de intereses y orientaciones políticas, es que la escuela tiene problemas, y que la evolución de los últimos años sólo hace que empeorarlos.

Reformas educativas a escala planetaria

Ahora bien, uno de los problemas que tenemos en nuestro país en general, y nuestra educación en particular, es nuestra proverbial tendencia a mirarnos el ombligo. Preocupaciones y angustias similares están aconteciendo en varios países. Y reformas polémicas y estériles también marcan las agendas políticas de países como Francia, Portugal, Inglaterra y Gales, Suecia o Italia.

Precisamente en Italia, Silvio Berlusconi, hombre capaz de hacer groserías sublimes cuando de defender la última reforma educativa se trata, y en un ataque de sinceridad, sintetizó lo que debían ser las líneas políticas que tenían que transformar el sistema educativo italiano en la línea de eficacia empresarial que tanto entusiasmo causa entre sus afines. Decía que, la educación italiana debía fundamentarse en las tres «I»: “Inglese, Informatica e Impresa” o en otros términos, había que redefinir su orientación para adquirir competencias tecnológicas, usar el inglés como lengua vehicular, y utilizar el sistema educativo para esta tendencia cada vez más extendida, hacer «enaltecimiento del capitalismo», que es la finalidad que persiguen en todas partes nuevas asignaturas y contenidos como «emprendimiento». En cierta medida, las tres «I» italianas, sirven para resumir las prioridades de las políticas educativas de los próximos años.

Más allá de simplificaciones más o menos brillantes, lo cierto es que los sistemas educativos occidentales están pasando por una fase de homogeneización. Cada vez las reformas educativas se parecen más unas a otras.

Y estas pasan por elementos como la estandarización especialmente a partir de procesos de evaluación cada vez más homogéneos y cuantitativos, con la voluntad de reducir la complejidad del hecho educativo a estadísticas y la gestión de datos al más puro estilo big data, (y aquí los informes PISA tienen una importancia capital), a hacer auditorías propias del mundo empresarial para puntuar escuelas e institutos, a aplicar procesos industriales y empresariales en un trabajo, la docencia, de carácter esencialmente artesanal.

También encontramos la sustitución de contenidos convencionales, tradicionalmente asumidos como aquel conjunto de saberes que debe conocer la ciudadanía por competencias básicas. Estas son definidas por Nico Hirtt como una simplificación de conocimientos y el aprendizaje de habilidades para adaptarse al cambiante mundo laboral. Con cierta ironía, el filólogo Jaume Aulet, las ha traducido como «lo básico para competir», es decir, que el cambio de contenidos por competencias busca sustituir la escuela, de espacio de aprendizaje, a espacio de adiestramiento.

Muy ligado a esto, y como ya denuncia la filósofa Martha Nussbaum, otro de los pilares de las reformas consiste en abolir las humanidades. Aquellos conocimientos que servían para comprender el mundo (y que Marx advertía que era condición necesaria para transformarlo) ahora pasan a ser reservados para la élite. Porque, efectivamente, en los grandes centros académicos reservados para los alumnos destinados a mover los hilos en la arena global (Oxford, Eton, Cambridge, las universidades de la Ivy League, la ENA francesa, el col • legi del Pilar de Madrid, Virtèlia en Barcelona) potencian en sus currículos la filosofía o la literatura. Incluso en las academias militares de West Point o Sandhurst recomiendan a sus futuros oficiales a graduarse en alguna rama de las humanidades. Con las humanidades es posible adquirir las habilidades para pensar y mandar. Con las competencias básicas, destinadas para los estratos inferiores, se adquieren las capacidades imprescindibles para trabajar y obedecer, sin tener recursos para cuestionar órdenes.

Otro de los hechos que acompañan las reformas son los procesos de privatización, que pueden ser endógenos (con servicios, comedores, formación permanente, personal educativo, …), que pasan a ser gestionados por empresas, a menudo muy vinculadas al poder político; o también exógenos, es decir, que directamente las escuelas pasan a ser gestionadas por empresas. Esto ya ha pasado en Inglaterra, Estados Unidos, Chile o Suecia, por poner un ejemplo. De hecho, de ejemplos curiosos podemos encontrar a manos llenas. En Chile se privatizaron gracias al golpe de Estado de Pinochet en 1973; en Nueva Orleans se usó la destrucción ocasionada por el huracán Katrina para eliminar prácticamente la red pública y pasar las competencias educativas a varias «charter schools» e impulsar los «vouchers» o «cheques educativos» para que las familias buscaran escuelas privadas. En Inglaterra, las reformas en la época de Tony Blair permitieron cerrar aquellos centros con malos resultados y pasar su gestión a empresas como Ferrovial, aunque una parte importante fue adjudicada a varias empresas como SERCO, especializadas en defensa, gestión de centros penitenciarios o de internamiento de extranjeros.

Hay otros países, como es el caso de Catalunya, donde quizá resulte más difícil que pasen cosas como estas, porque ya disponen de sistemas duales, es decir, con una fuerte presencia de centros de gestión privada, mayoritariamente a cargo de órdenes religiosas, que reciben una generosa financiación pública. De hecho, allí donde hay presencia de una red concertada, coincide con una fuerte dualización educativa; escuelas de ricos y de pobres; sistemas basados ​​en competencia desleal, lo que acompaña procesos de dualización social y sociedades internamente rotas y descohesionadas.

Finalmente, y aquí entraríamos directamente en el «cui prodest», asistimos a una abducción de los sistemas educativos por parte del mundo empresarial. Los diversos lobbies empresariales hace décadas que tratan de intervenir en la política educativa con la intención de poner escuelas e institutos al servicio de las empresas. Los laboratorios de ideas de la patronal, como puede ser la Fundación Catalunya Oberta o EduCaixa están obsesionados con arrebatar al Estado el control de la escuela para que ésta forme trabajadores solícitos, y eviten que en las aulas, los docentes formen ciudadanos críticos.

Todo ello se acompaña de una verdadera involución del mundo universitario. Las reformas han comenzado por la parte alta de la educación, en el sentido de que han adquirido e imitado las fórmulas de los sistemas universitarios globalizados de Estados Unidos. El Plan Bolonia (2009) ha sido el punto de inflexión en el que, de acuerdo con las directrices del empresariado global ha subvertido las formas y los objetivos de las universidades. De formar élites, a convertirse en negocio; de convertirse en pilar de la cultura, a vender humo a crédito, al más puro estilo de la economía financiera. Vamos a concretar. Todos los estados europeos adaptaron sus sistemas universitarios excepto tres: Reino Unido, Irlanda y Malta. ¿Por qué? Por que todos eran ya Bolonia; con su sistema de créditos, las posibilidades de comercialización de servicios, su conversión de autonomía universitaria en un formato empresarial, en su sometimiento a los intereses económicos, en su erosión, hasta el final, de sus antiguas prácticas democráticas y la imposición de una fórmula de gestión propia de una Sociedad Anónima.

También, y teniendo en cuenta que un título universitario sigue siendo una apuesta para competir en mejores condiciones en busca de mayor estatus económico y profesional, y por su condición de ascensor social, es lógico que la principal reforma universitaria haya consistido en un encarecimiento de las tasas. Esto responde a dos objetivos. El primero, serrar el cable del ascensor, evitar que personas de estratos modestos puedan subir y blindar la posición de los que ya ocupan los pisos superiores, en un momento en que las clases medias sufren un riesgo serio de derrumbe. El segundo, y de acuerdo con lo que ya está pasando en Estados Unidos, en Latinoamérica, el Reino Unido (y aquí empieza a suceder discretamente) para alimentar la nueva burbuja: la burbuja educativa. Millones de familias y estudiantes se están endeudando para ejercer el derecho a estudiar y formarse. Los bancos ven en esta necesidad básica una fórmula de negocio a la que no quieren renunciar. La mayoría de estadounidenses de clase media con grado universitario continúan pagando una deuda inflada de manera artificial. Una anécdota muy significativa es que el propio presidente Obama no terminó de pagar hasta que llevaba unos años en la Casa Blanca.

El papel de los organismos financieros y las estrategias educativas globales

Como decíamos, nosotros percibimos localmente lo que es un fenómeno global. Detrás de buena parte de las reformas educativas sincronizadas encontramos a la OCDE. Este organismo internacional de carácter mixto entre las Naciones Unidas y un club de países ricos, fue en sus orígenes una entidad surgida de los acuerdos de Bretton Woods en 1944 que, bajo la forma de Organización para la Cooperación Económica Europea, fue encargada de gestionar el Plan Marshall de reconstrucción del continente después de la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1961 tomó su denominación actual, y se convirtió en uno de los organismos encargados de promover el desarrollo económico de varios países, de acuerdo con los parámetros de la economía capitalista. Esta alianza de países, trataba de perseguir el crecimiento económico a partir de promover la estabilidad financiera, el comercio, la tecnología o las buenas prácticas gubernamentales. Esto implicaba que uno de los principales pilares deviniera la inversión educativa. Y, de hecho, durante las décadas de los sesenta y buena parte de la de 1970 impulsó reformas educativas para mejorar la eficiencia de la industria.

Un buen ejemplo es que la OCDE, uno de los pocos organismos que admitía España como miembro en una época, la franquista, de aislamiento internacional, participó en la elaboración del libro blanco de educación que dio lugar a la Ley general de Educación de 1970. la OCDE quería que España tuviera un sistema educativo que permitiera extender la escolarización primaria y secundaria a millones de estudiantes marginados del sistema educativo con el fin de promover una mano de obra mejor formada. Esto, en cierta medida la hace responsable de la masificación de los sistemas educativos en los institutos y en las facultades universitarias que vivimos en los años ochenta y noventa del siglo pasado.

El problema fue que, a partir de inicios de la década de 1980, cuando el sistema industrial fordista parece que empieza a tener problemas de viabilidad, esta estrategia de expansión educativa empieza a ser corregida. A partir de 1973 los economistas clásicos, la tendencia ideológica del neoliberalismo, se apropia de las viejas organizaciones de Bretton Woods (el FMI, el BM, el GATT), y termina haciendo involucionar las intenciones primigenias para pasar a impulsar otro tipo de política económica. La OCDE que sobre todo hace estudios, confecciona estadísticas con gran competencia y elabora informes muy detallados y profesionales, pasa de considerar los sistemas educativos como medios para alcanzar el desarrollo económico, a objetivos en sí mismos. La escuela ya no será aquel espacio tradicional de ascensor social, sino que pasará a ser considerado como un espacio de adoctrinamiento capitalista y un objetivo de negocio. La transición de un sistema industrial, fordista, a uno de financiero hace que la escuela ya no tenga que formar trabajadores para las fábricas, sino un no-lugar, en términos de Marc Augé, un espacio indefinido que a menudo se convierte en un espacio de tráfico o confinamiento en un capitalismo en el que pasamos del humo de las fábricas a fabricar el humo de la especulación financiera.

A partir de este momento, cuando el paradigma económico se transforma radicalmente, la OCDE asume el neoliberalismo como religión. Como todo sistema de creencias, impulsa sin recelos los 10 mandamientos compilados por John Williamson en 1989 en lo que se conoce como el Consenso de Washington y que, como todo pensamiento religioso, construye una tríada que convertirá el mantra actual a acatar por todos los gobiernos: desregulación, recortes y privatización. A mí me gusta denominarlo el Triángulo de las Bermudas, porque allí donde pasa desaparecen los derechos sociales, concretamente, el derecho a la educación, que pasa a ser transformada en un negocio más.

El neoliberalismo transforma a fondo las sociedades. Sin el viejo sistema industrial, con la especulación como principal industria, desde un punto de vista sociológico, pasamos de ser una sociedad de clases (en lenguaje marxista) a una sociedad líquida (en términos de Zygmunt Bauman). Este es uno de los factores que ha causado una gran desorientación a la izquierda, que ahora parece incapaz de comprender el mundo, y, por tanto, de transformarlo.

Vayamos por partes. Si bien durante la época que los historiadores franceses llaman «los treinta gloriosos», referido al periodo de crecimiento económico de 1945-1975, y los anglosajones denominan la era del Wellfare, entramos de lleno en lo que el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz denomina como la gran divergencia. A partir de este momento, las diferencias sociales se ensanchan en una medida que recuerdan la era anterior a la Primera Guerra Mundial. Diferencias de renta, salariales, y también culturales y educativas hacen insostenible toda cohesión social. Ya no podemos hablar de clases integradas en una sola sociedad, sino de dos universos paralelos, de galaxias que se alejan de manera virulenta. Así, usurpando una expresión de Umberto Eco, la sociedad ya no se divide entre «los de arriba» y «los de abajo», sino entre los integrados (que gozan de redes de protección y seguridad) y los apocalípticos (aquellos que no tienen nada más que a sí mismos, van perdiendo los derechos sociales, y son a menudo presentados como una especie de zombis): los pobres, los inmigrantes, los ni-ni, la gente refugiada, precaria, …

Esto se traduce en lo que el pensador recientemente fallecido, Zygmunt Bauman denomina la sociedad líquida. Bauman considera que el cambio de paradigma se fundamenta en que las personas, que antes se consideraban ligadas a sus comunidades pierden los referentes, las seguridades que antes otorgaban instituciones sólidas (Estado, nación, clase, pueblo, profesión, sindicato, familia,…). Nadie parece garantizar la seguridad personal, ni el hecho de tener una carrera profesional, ni un trabajo para toda la vida, ni una familia más o menos estable. Ante los azares de la existencia y la globalización negativa, el individuo queda solo, abandonado a su suerte, sin anclajes colectivos ni morales, dejado a su propia responsabilidad. Cualquier éxito del pasado no servirá de gran cosa en el futuro. Cualquier título académico, en una dinámica de cambio y transformación constante, será rápidamente caducable. Aquí, como recuerda Christian Laval, cada uno debe hacer de empresario de sí mismo. La suerte o la desgracia es atribuida a la acción individual: cada persona es culpable de sus fracasos mientras que cada éxito resulta efímero. Las consecuencias son demoledoras. El individuo ya no tiene ninguna referencia, se encuentra solo, abandonado, desprotegido, y eso no hace más que generar un malestar y un miedo, que como constatamos en la actualidad, será explotado por cualquier aventurero político o por algún aprovechado dispuesto a vender soluciones milagrosas (casi siempre utilizando formas de «coaching» y pensamiento positivo). la precariedad ya está convirtiéndose en el nuevo modo de vida, la epidémía del siglo XXI, como nos recuerda Guy Standing.

Y aquí entramos en lo que el pensador Ulrich Beck denomina «la sociedad del riesgo». La ausencia de seguridades, de seguridad económica, de tener trabajo, carrera, familia, comunidad, sindicato, vecindario, hace que vivamos en una sociedad donde cada persona corre el riesgo de perder el tren, de ser relegado, de perder el estatus. Ya lo hemos visto: Los votantes de Marine Lepen o Donald Trump expresan este mundo en el que los perdedores son los mismos de siempre, porque los riesgos son siempre asimétricos: las élites blindan sus privilegios y disfrutan de sus tarjetas Black, mientras que el resto son desahuciados de sus hogares con la tarjeta roja de la globalización negativa. Aquí, el gueto es la imagen física, la metáfora del mundo globalizado. Cuando hablamos de gueto nos referimos, tanto el conformado por las élites o para aquellos sectores acomodados que se aíslan en urbanizaciones privadas o escuelas privadas, como el generado por los perdedores del sistema, que viven sin trabajo estable, en entornos degradados, precarios y empobrecidos, como las banlieux de Francia o como los barrios de favelas o escuelas con elevados porcentajes de pobreza.

El gueto, o con más precisión, el hipergueto (en términos de Loïc Wacquant) deviene la forma de vida actual y del futuro. De hecho, Ulrich Beck utiliza el término de «Brasilerización de occidente» para describir estos procesos de marginación social y cultural. Barrios privados, acomodados, ordenados y cerrados y protegidos por vigilantes privados, rodeados de masas amenazadoras de perdedores, peligrosos, desordenados, sin normas, deshumanizados que los rodean, como una nueva era medieval en que las ciudades parecen islas de prosperidad rodeados del desorden feudal. ¿Qué papel juega la educación en este proceso? De hecho, la erradicación de las humanidades, como comentábamos antes, y como se quejaba la pensadora Martha Nussbaum, impide tomar conciencia de la propia condición, quita el pensamiento y el lenguaje a la masa creciente de desposeídos y facilita la tarea de dominación a la minoría beneficiaria del sistema. Que víctimas de la globalización en Norteamérica apuesten por alguien como Donald Trump, que es uno de sus principales impulsores, dice mucho sobre el envenenamiento y degradación del sistema educativo (y comunicativo) estadounidense.

Sin pensamiento crítico, hay dominación y explotación asegurada. Y, de hecho, fenómenos como la “pos-verdad” no se explican a partir de la sociedad de la información, gobernada por élites hipe-ricas, se degenera sobre lo que el filósofo situacionista Guy Débord había denunciado hace medio siglo: la sociedad del espectáculo, en que todo debate sobre cuestiones sociales ha pasado a convertirse en un único y plural reality show en el que las clases populares, como denuncia Owen Jones, son demonizadas, a menudo por ellas mismas.

Para que haya sucedido esto, ha sido necesario subvertir el paradigma educativo. La escuela fordista no era nada del otro mundo. A pesar de que ofrecía la oportunidad de convertirse en un ascensor social, no dejaba de ser, esencialmente, un reproductor de las diferencias de clase. Ahora, con escuelas y sistemas educativos diferenciados según el gueto de referencia, no las reproduce, sino que las potencia y las hace insalvables. El mundo anglosajón, y especialmente Estados Unidos ven la coexistencia de experiencias e itinerarios educativos tan singulares que es dudoso que exista lo que podríamos denominar un único sistema educativo. Hay desde escuelas google, donde se trabaja por proyectos y seminarios, de una manera muy «innovadora», home scooling que permite a los alumnos no mezclarse con nadie que no sea de sus círculos, hasta escuelas penitenciarias, con regímenes de semi internamiento y detectores de metales como los describe David Simon en su magnífica serie The Wire. El resultado, un archipiélago educativo insatisfactorio, y que genera grandes déficits en todos los niveles, incluso respecto a la obsesión mostrada por la OCDE de la «empleabilidad».

Sin embargo, esto no es ningún problema: Estados Unidos puede reclutar toda la mano de obra de cualquier lugar del mundo: matemáticos indios, ingenieros alemanes, astrofísicos,…. Esta nueva regla del juego genera la reconversión de los debates educativos. Si, hasta hace unas décadas, la prioridad consistía en discutir sobre las finalidades de la educación, el “para qué” servía la educación, qué tipo de sociedad se quería construir a partir de las aulas, ahora nos encontramos con la neutralización de estas cuestiones. En cambio, ahora parecemos obsesionados por el “cómo”, debates metodológicos buscando las piedras filosofales que nos deberían permitir mejorar la educación cambiando la manera de trabajar. Sin embargo, como nos explica el sociólogo de la educación, y principal experto en fracaso educativo Saturnino Martínez, sólo un 6% de los resultados se explican en función de la organización o las metodologías. Los factores fundamentales tienen que ver con la cohesión social y el entorno de los centros (a parte de la propia motivación y capacidad de resiliencia de los estudiantes).

En Catalunya La Escola Nova 21, Ara és Demà pretenden hacer creer, con ciertas dosis de pensamiento mágico, que es posible mejorar la escuela adoptando el trabajo por proyectos o cambiando el nombre de diversas técnicas pedagógicas que hace décadas que se vienen practicando en las escuelas. Centrar el debate sobre estrategias en el aula sirve para camuflar que, hoy por hoy, la escuela está diseñada para potenciar las diferencias, para hacer de las aulas callejones sin salida, para justificar que no se ofrezcan los recursos necesarios que, efectivamente, como demuestra la literatura académica, es lo que puede mejorar las posibilidades de nuestros alumnos. Estudios como el Tenessee ya han constatado que reducir las ratios a la mitad, propician mejoras de un 28 % de rendimiento académico de media, y hasta un 40 % en los alumnos más desfavorecidos. Por qué, pues, estos debates que, como se está demostrando en la azarosa trayectoria del Ara és Demà no están yendo demasiado lejos: efectivamente, porque las propuestas en los términos de una administración educativa que actúa como correa transmisora de las políticas educativas globales, está destinada al fracaso. Y el fracaso es precisamente el objetivo, porque busca deslegitimar los sistemas educativos públicos a fin de preparar las opiniones públicas para aplicar reformas en el sentido de las que se hicieron en las décadas de 1980 y 1990 (y aún en la actualidad) en Inglaterra y Gales: desmantelar el sistema público, privatizar, alimentar burbujas y blindar los guetos acomodados de la competencia educativa de los sectores más modestos.

Las resistencias

Frente estas circunstancias, hay que articular las resistencias. Y las resistencias no funcionarán sin alternativas viables y protagonizadas por la propia comunidad educativa mancomunada (estudiantes, familias y docentes). Esto no será posible si no somos capaces de articular debates públicos abiertos y honestos, con una participación ordenada, rigurosa y disciplinada.

Para ello, será necesario rehacer el diagnóstico actual sobre la situación de la educación. La situación de la educación en nuestro país, y en buena parte de la Unión Europea, si bien es mejorable, es mejor de lo que describen los medios y los supuestos expertos. A base del esfuerzo de los docentes, los alumnos y de las familias, el sistema, a pesar de las amenazas, aguanta. Uno de los problemas es el de su vulnerabilidad debido a que las administraciones públicas ya no representan los intereses de la ciudadanía, sino que están sujetos a las políticas globales dictadas desde organismos como la OCDE o el FMI, y que además han de cumplir con los acuerdos comerciales de la OMC que obliga a liberalizar los servicios (también la educación) a fin de que el capital internacional (y también el local) pueda vampirizar dinero público a base de gestionar escuelas, institutos y universidades. Por lo tanto, es necesario un proceso de reapropiación, gestión directa, desprivatización y blindaje respecto a cualquier interés económico. Esto también nos obliga a repensar la escuela, no tanto respecto a metodologías, como a recursos y finalidades.

Por todo ello, además, hay que plantear alternativas. Si bien los proyectos de futuro guiados por los diferentes gobiernos y poderes extraterritoriales no son precisamente estimulantes, lo que teníamos en el pasado tampoco es demasiado atractivo. Hacen falta proyectos propios, mancomunados, discutidos, agradables e inspiradores. En este sentido, la experiencia reciente de la ILPEducació debería ser un buen punto de partida para definir cómo debería ser la escuela de todos.

Y esto sólo será posible si establecemos una unidad de la comunidad educativa fundamentada en el empoderamiento de la base. Soy consciente de que en este artículo he abusado demasiado de citas de varios autores y numerosas referencias. Permitidme una última, y ​​no precisamente laica. La prioridad número uno, hoy por hoy, es expulsar a los mercaderes de nuestros templos.

Xavier Díez, escritor, historiador y articulista es portavoz del sindicato Ustec-Stes a Girona

Artículo original en catalán: http://www.vientosur.info/spip.php?article12599

Fuente: http://vientosur.info/spip.php?article12598

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