Por Daniel Seixo
En Nueva Revolución charlamos sobre la figura del Che Guevara con Jacinto Barreiro Rodríguez, profesor de Lengua y Literatura española que desde hace 40 años forma parte de la Asociación Galicia-Cuba Francisco Villamil, de Vigo.
53 años después de su asesinato en Bolivia, ¿qué queda del pensamiento guevariano en la política actual?
Aunque es imposible de cuantificar, el Che perdura siempre. Representa el paradigma del revolucionario antiimperialista interesado en los problemas del tercer mundo y es ahí en donde su huella es más fuerte. Desde muy joven ya había leído a Marx, Engels y Lenin y se consideraba marxista-leninista, siempre decía que los militantes del marxismo deben dar ejemplo, procurar ser los mejores y estar siempre dispuestos para la lucha. Él era un paradigma en este sentido, sus ideas y su acción siguen siendo un ejemplo para todos los pueblos. Especialmente en América Latina, su influencia fue y sigue siendo enorme. Aunque queden menos movimientos guerrilleros, sus ideas perduran en muchos jóvenes en todos los procesos de la lucha. En Europa, la situación social no es la misma y el imperialismo no se sufre con la misma dureza, pero la figura del Che se impondrá siempre.
¿Qué diría que ha heredado Cuba de Ernesto Guevara?
En el discurso que pronuncia Fidel Castro en la Plaza de la Revolución el 18 de octubre de 1967 ante un millón de personas conmocionadas por la muerte del Che, pregunta: ¿cómo queremos que sean nuestros hijos? Y el mismo responde, queremos que sean como el Che. El Che se convirtió en un signo de los pioneros por el comunismo, «seremos como el Che». El Che simboliza los más altos valores humanos, era una persona culta, inteligente, con una extraordinaria voluntad. Era el primero que se apuntaba al trabajo voluntario y a cualquier misión de riesgo, tenía un absoluto desprecio por el miedo. Por tanto, a partir de su muerte, todo lo que se hace en Cuba tiene que ver con el Che. Como diría Fidel: «nuestra nación se interesó tanto por erradicar el analfabetismo y desarrollar la educación para que todos sean como el Che». Por eso se convierte en un mito para la revolución cubana.
El Che expuso en más de una ocasión que solo la revolución social, la toma del poder político y el cambio en la estructura productiva permitiría superar definitivamente la explotación de los pueblos por parte de la superestructura capitalista, ¿cómo interpretaría hoy Ernesto Guevara las diferentes experiencias reformistas que en Europa o en América Latina se han desarrollado por diferentes gobiernos de izquierda o próximos al pensamiento de izquierdas?
El Che siempre se centró de forma especial en el tercer mundo, en los países que sufrían de cerca al imperialismo. Su gran ilusión hubiese sido poder participar de la organización de la guerrilla en su propio país, Argentina. «Al imperialismo, ni un tantito así» decía, por eso Europa le quedaba un poco más lejos. Hay un hecho histórico que va a afectar especialmente al equilibrio del mundo, la desaparición a principios de los noventa de la URSS. A partir de ahí la intervención del imperialismo yankee pasa a ser más contundente y despiadada, ya fuese con la intervención inmediata o solapada. Esto conlleva la práctica desaparición del movimiento guerrillero, en algún caso como el de las FARC, tiene lugar de una manera precipitada, lo que lleva ahora mismo al asesinato de muchos de sus militantes en Colombia. Estamos ante las manidas condiciones subjetivas y objetivas, a veces se dan las condiciones objetivas para que triunfe una revolución pero no se dan las subjetivas, mientras que otras veces las subjetivas propician las objetivas. De todas formas, todos los caminos están abiertos y estoy seguro de que el Che vería con buenos ojos la revolución bolivariana, la lucha en Chile o las experiencias electorales en su momento en Ecuador, Argentina, Bolivia o México. No creo que le interesase demasiado lo que pudiese pasar en los regímenes parlamentarios burgueses de Europa.
¿Se ha banalizado en exceso la figura del Che Guevara?
La figura del Che es imponente… Es la pureza revolucionaria, un ejemplo a seguir. Precisamente por ese carisma se convierte en subversivo y peligroso y por ello la burguesía, el capitalismo, lo asimila para manipularlo a su antojo utilizándolo como un icono romántico de ideas imposibles de llevar a la práctica. Pretende convertirlo en un objeto más del consumo. Todo esto tiene el objetivo de vaciarlo de contenido ideológico. También hay que decir que en algún sector de los llamados progresistas, se juzgaba al Che como un idealista y se incidía en su acción guerrillera como algo erróneo, aunque sabemos que los que así lo juzgaban desconocían su pensamiento y simplemente se quedaban en un análisis propio del reformismo burgués.
En Cuba se suele asegurar que al Che se le respetaba porque decía lo que pensaba y hacía lo que decía, ¿quedan hoy liderazgos políticos con esos mismos valores?
Cuenta Fidel Castro que cuando los detuvieron en México mientras preparaban la expedición del Granma, en el interrogatorio le preguntaron al Che si era comunista y este respondió afirmativamente, entonces lo llevaron ante un fiscal y el Che termina discutiendo con él acerca del culto a la personalidad de Stalin. Este era el Che, una persona integra y de enormes valores morales, noble y desinteresado. Seríamos demasiado pesimistas si pensásemos que no puede haber en el mundo más personas como él, pero también debemos considerar que el mundo actual no es igual al de hace 53 años y al Che no le interesaba tanto la inacción política, como la acción revolucionaria, por lo que a veces había que frenarlo en sus decisiones. La situación social no es la misma y las condiciones subjetivas no propician la parición de figuras como el Che.
Empatía, solidaridad y humanismo, ¿qué queda en la militancia actual de ese hombre nuevo que ejemplificaba «el Che»?
Cuando analizamos la figura del Che debemos tener en cuenta dos perspectivas distintas, la europea y la latinoamericana. La Europea desde un plano superior, desde el viejo espíritu colonial, y la latinoamericana desde la tierra. La cultura del consumo, sobre todo en Europa nos lleva a un mundo más individualista, menos humano, falto de militancia, solidaridad y ayuda mutua. El tejido social va formando las identidades de un colectivo y la militancia no forma parte tanto como antes de esos valores. Toda esta anomia social lleva a la despolitización de la sociedad, aunque siempre debemos pensar que sigue habiendo personas como el Che, personas a las que las condiciones subjetivas no les permiten aparecer.
¿Cómo definirías esas condiciones?
Estamos viviendo una época de confusión, pero de una confusión deliberada. Se trata precisamente de confundir a la gente y lograr manipularla, llegando incluso a manipular para ello la figura de líderes como el Che que tiene una trayectoria muy clara y evidente.
Acorde a la política de solidaridad e internacionalismo cubano, Ernesto Guevara visita el 18 de junio de 1959 la Franja de Gaza, ¿qué importancia tiene hoy la figura del Che para las luchas internacionalistas?
Si hay un país solidario e internacionalista, ese es Cuba. Incluso en estos duros momentos en los que estamos sufriendo una pandemia, fue el único país que envió brigadas médicas a los países llamados desarrollados. La visita a la Franja de Gaza es muy significativa. Palestina, una cárcel al aire libre, es el ejemplo de un país sometido en su propia tierra por el colonialismo de un país artificial, Israel, con el apoyo del imperio Yankee. El Che es una referencia en el internacionalismo. Desde el primer momento se preocupa por los problemas del tercer mundo, asiste a las reuniones del Movimiento de países no alineados, la conferencia de Bandung, se ve con Zhou Enlai, Nehru, Nasser, Sukarno… Ya desde muy joven con sus ideas marxistas hizo viajes por Latinoamérica solo y en compañía de su amigo Alberto Granados. Además de conocer toda la geografía del continente, estuvo en Bolivia, en donde en 1952 hay un gran movimiento obrero y campesino. En 1954 está en Guatemala, en donde tiene lugar el derrocamiento del gobierno progresista electo de Jacobo Árbenz que pretendía una reforma agraria y resulta enfrentado por la invasión yankee propiciada por la United Fruit Company que tenía grandes intereses en aquellas tierras. Se dirige a México en donde se prepara la expedición del Gramna para iniciar la revolución en Cuba, años después del triunfo de la revolución, por su insistencia, Fidel le propone la misión en el Congo para ayudar a Lumumba contra Mobutu y los mercenarios europeos. Su vida termina con la misión en Bolivia. Si hay un ejemplo de internacionalismo, ese es el Che.
La figura de Óscar Fernández Mel resulta de vital importancia para conocer las estrechas relaciones culturales y políticas entre la comunidad gallega y cubana, ¿en qué estado de salud se encuentran hoy esas relaciones?
Óscar Fernández Mel fue una figura fundamental para profundizar más en las relaciones entre Cuba y Galiza. Hijo de padres lucenses, aunque nació en Cuba, cuando tenía un año sus padres viajaron a Galiza y estuvieron siete años hasta que en 1937 regresaron a Cuba. Se hizo médico, se incorpora al movimiento 26 de julio y después del asalto al Moncada, a la guerrilla. Llegó a ser alcalde de La Habana y General de brigada de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Gran amigo del Che, que fue padrino de su boda, estuvo con él en el Congo. Galiza, por razones históricas debería tener estrechas relaciones con Cuba, son muchos los gallegos que emigraron a Cuba en diferentes épocas. Grandes personalidades cubanas tienen ascendencia gallega: Fidel Castro, Camilo Cienfuegos, Frank País, Abel Santamaría… Podríamos citar a muchos, personalmente, en mi viaje a Cuba, he podido comprobar el cariño que sienten los cubanos por Galiza. Las relaciones de Cuba con Galiza fueron profundas y muy importantes desde el punto de vista cultura, el precioso edificio que era el Centro Gallego en La Habana es hoy el Teatro Nacional, por citar un hecho, el himno gallego se estrena en Cuba. Sin embargo, hoy este gobierno – como dice Beiras: «de demolición y limpieza étnica de Feijóo»– está terminando de destrozar Galiza.
Al Che se le responsabiliza de forma directa de numerosos fusilamientos tras el triunfo de la revolución, ¿qué hay de verdad en esas acusaciones?
Cuba debe pelear continuamente contra infundios y difamaciones del imperialismo, simplemente no es verdad esta acusación, se trata de buscar algo para manchar la figura incólume del Che. Los fusilamientos llevados a cabo después de la revolución nunca fueron decisiones de una sola persona, ni del presidente del gobierno, son decisiones colectivas de un numeroso consejo de guerra. En todo caso, el error que reconoce Fidel es haber hecho juicios públicos contra los que habían cometido crímenes horrendos, porque la gente siempre es más dura con los culpables. Al Che le impactaba mucho la muerte de sus compañeros de guerrilla, como la de Eliseo Reyes, el Capitán San Luis, de quien escribe en su diario aquellos versos de Neruda: «Tu figura pequeña de capitán valiente». Era un hombre de una profunda humanidad.
¿Qué balance hace de la Figura de «el Che»?
La maravillosa foto de Alberto Korda está en infinidad de pósteres, camisetas e imágenes de todo tipo, el Che es una figura grandiosa, mítica, la personificación de un auténtico revolucionario. Es el símbolo de la coherencia, la correcta conciencia moral, el desinterés… Nadie puede ir en contra de él, porque representa la lucha contra la injusticia por todos los desheredados de la tierra. Un visionario. Herido sin fusil, lo llevan a La Higuera, al día siguiente el 9 de octubre de 1967 al medio día, lo ejecutan a sangre fría. En el lugar en donde muere, todavía hoy van a postrarse los campesinos bolivianos.
Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/