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Prevén mayor déficit de profesores en Chile para 2025

América del sur/Chile/09 Mayo 2019/Fuente: Prensa Latina

Para 2025 Chile presentará un déficit del 15 por ciento de profesores con la formación pedagógica requerida, lo que equivale a 32 mil 166 educadores, reveló un estudio sobre el tema publicado hoy.

De ellos, el 45 por ciento corresponde a docentes de asignaturas que se imparten en todos los niveles como Inglés, Tecnología y Música, 43 por ciento a educación media y 12 por ciento a la enseñanza básica, lo que significa que la carencia se manifestará en todos los niveles.

El problema se manifestará en todo el país, pero más en las regiones del norte, particularmente en la de Atacama donde el déficit se calcula en 42 por ciento de los profesores necesarios.

El estudio fue realizado por Elige Educar, una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es trabajar por una educación de calidad promoviendo la formación calificada del personal docente.

Las proyecciones de la pesquisa señalan que para 2025 se cuadruplicará el déficit actual de docentes, que ya es de unos seis mil 900 profesionales, plazas que están cubiertas por personal sin la formación requerida en sus respectivas asignaturas, lo cual influye negativamente en la formación de los alumnos.

Esta situación se debe, plantea el análisis, a la caída de la matrícula de pedagogía, por existir mayores exigencias para las instituciones que imparten la carrera, y el aumento de horas para que los profesores puedan preparar mejor sus clases, lo que obliga a contratar más maestros, a pesar de ser menor la cifra de egresados.

Para corregir el problema, Elige Educar considera necesario aumentar la matrícula de estudiantes de pedagogía, disminuir la deserción de profesores en ejercicio, que solo en 2014 fueron alrededor de 10 mil, así como implementar otras acciones adicionales, según explicó Joaquín Walker, director de Elige Educar.

Entre ellas señaló potenciar la atracción de jóvenes con alto desempeño académico, reactivar mecanismos de financiamiento para licenciados de otras disciplinas que deseen continuar estudios en pedagogía, y que el Estado promueva con las universidades el aumento de las matrículas.

También, desarrollar un programa de acompañamiento y orientación que responda a las necesidades de los estudiantes de pedagogía para reducir su deserción durante la carrera, Homologación de títulos de universidades extranjeras y estimular materialmente a quienes se trasladen a zonas con déficit de educadores idóneos significativo.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=274742&SEO=preven-mayor-deficit-de-profesores-en-chile-para-2025
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Arquitectura del cerebro y DTIN

Autor/a: Luis Bonilla-Molina

  1. Siguiendo las migajas de pan que deja el ogro

Esta nueva entrega de la serie de artículos dedicados al análisis de la perspectiva del Banco interamericano de Desarrollo (BID) en materia de Desarrollo Temprano de la Inteligencia en la Niñez (DTIN), es un esfuerzo que se realiza en medio de las múltiples tareas que adelanto de manera simultánea en estos momentos, pero, además, en la contingencia derivada de la actual coyuntura de asedio a mi país.

Esta serie es un esfuerzo de sistematización crítica, que seguramente no develará todas las aristas, pero es una invitación para que los colegas de las pedagogías críticas combinen el estudio de los referentes históricos con los documentos que develan la orientación actual del modo de producción dominante en materia educativa.

En América latina y el Caribe el papel del BID es esencial en la estructuración de las reformas y contrarreformas educativas en marcha y por venir. No es un actor neutro, por el contrario, cada vez el BID se convierte de manera más nítida en una instancia altamente politizada, como lo evidenció el apoyo que le diera el presidente de este órgano, el señor Luis Alberto Moreno, a la tentativa del señor Guaido el día 23 de febrero de 2019, para generar una desestabilización en la frontera de Venezuela con Colombia, así como en la oferta de apoyo financiero que le formulara en nombre del BID, para un eventual gobierno de transición, si este fuera conducido por el actual líder de la oposición venezolana.

Pero más allá de estas circunstancias, reitero la invitación a leer, desde la perspectiva y la metódica de las pedagogías críticas, cada uno de los documentos de este órgano en materia educativa y muy especialmente la serie sobre desarrollo infantil, en razón que sus enunciados seguramente se expresarán en las operaciones de cambio que impulsen los gobiernos de la región en los próximos meses y años.

En el caso de este serie de artículos, utilizando como documentos base de trabajo las publicaciones del BID, aprovecho la oportunidad para avanzar en la construcción de referentes alternativos que nos permitan ir elaborando nuestras propias narrativas e imaginarios respecto a la educación inicial, que empalmen con otras producciones y las resistencias pedagógicas de este nivel educativo, que hoy se desarrollan en todo el continente nuestro americano.

 

  1. Construyendo la arquitectura del cerebro

Iniciemos en esta entrega con el abordaje del cerebro y su arquitectura en los procesos de desarrollo temprano de la inteligencia en la niñez.

Somos seres sociales y la realidad en la que interactuamos cada uno de nosotros(as) esta mediada por las condiciones materiales de vida. Esa materialidad se expresa en la cultura, es decir, en las amistades que tenemos y las que buscamos, las condiciones laborales, el modelo de relación de pareja, el lugar en el cual vivimos, las interpretaciones que hacemos de los conflictos familiares y sociales, la escuela a la que fuimos y enviaremos a nuestros hijos e hijas, la posición política que tenemos sobre el medio ambiente, el aborto, las migraciones, la diversidad cultural, el deporte que decidimos seguir o practicar, la espiritualidad que asumimos. Ello es lo que expresa la clase social a la cual pertenecemos y la conciencia que tenemos de ello.

La mayoría de las veces no hemos asumido como propio ese capital cultural y creemos que los demás que se definen en la línea de nuestros paradigmas, piensan igual que nosotros. Nada más alejado de la realidad. Además, como nos enseñó Pierre Bourdieu (1930-2002), dentro de una misma clase social existen diferencias culturales, cognitivas, emocionales y experienciales derivadas de los recorridos particulares las distintas familias e individuos.

Esa singularidad solo es posible gracias a nuestro diseño cerebral, a nuestras redes sinápticas que han construido unas interpretaciones que no solo expresan nuestra forma de sobrevivir en el mundo, sino también la forma particular como lo asumimos. Ese capital cultural se va consolidando en una interpretación intersubjetiva de la realidad que se conforma en nuestro paradigma de vida.

La primera labor que tenemos que asumir como pedagogos críticos es tratar de hacer consciente esta realidad histórico cultural concreta y, a partir de ella, plantearnos un horizonte de transformación personal, familiar y social como marco en el cual abordamos el hecho educativo.

En el caso de los padres de familia, es necesario entender la realidad en la cual se vive para poder acompañar de manera adecuada a nuestros hijos e hijas en el proceso de construcción ética de su andamiaje cerebral. Esta es la situación ideal desde una lógica de compromiso social pleno. Pero, como esto no suele ocurrir en la mayoría de los casos, es la sociedad y el Estado quienes deben asumir la contingencia de contribuir a garantizar el mejor entorno posible para este advenimiento.

En el modelo de educación moderno, Comenio (1592-1670) subrayó la importancia de contar con una educación para los primeros años, organizada por el Estado y desarrollada por los maestros y maestras como científicos sociales, quienes tendrían la tarea de: a) trabajar desde lo pedagógico las carencias de bases culturales comunes que se evidenciaban en muchos niños y niñas; b) potenciar los cimientos cognitivos y morales positivos que se expresaban en su cotidianidad y; c) construir un mínimo consenso cultural que permitiera existir como sociedad civilizada.

Lo cierto es que cuando Comenio formuló sus ideas, en el continente nuestro americano, a diferencia de lo que ocurría en la “Europa civilizada”, muchos niños y sus padres vivían en condiciones de esclavitud y de marginalidad terrible, mientras que otros no eran sujetos de derecho pleno, sino que eran asumidos como pequeñas versiones de los adultos. El adulto centrismo era el lente con el cual se invisibilizaba conceptualmente y en la práctica cotidiana al niño y niña.

El desarrollo tardío del capitalismo en América Latina y el Caribe, demandó el impulso de los proyectos de independencia nacional, a partir de los cuales las ideas liberales en materia educativa encontraron caminos de expresión real en la región. Se estructuran los sistemas escolares y dentro de ellos el kindergarten aparece casi como una política opcional o complementaria.

El Kindergarten y las “escuelitas pagas” fueron los primeros intentos por apoyar institucionalmente el desarrollo temprano de la inteligencia de la niñez, en el primero de los casos, explorando su propia identidad desde lo lúdico y el arte; en el segundo, más centrados en los aprendizajes básicos de lectura, escritura y operaciones matemáticas de base. Pero inicialmente su desarrollo fue precario y cuasi experimental.

Progresivamente se comienza a estructurar el nivel de la educación preescolar para niños y niñas de 3 a 7 años, tanto en las legislaciones y sistemas educativos, como en la formación docente (inicial y continua); posteriormente se comenzaría a trabajar la educación maternal mediante las figuras de hogares de cuidado diario. Todo ello hasta llegar al concepto de educación Inia que incluye el periodo maternal institucional y el preescolar, no como estancos sino como dinámicas integradas y complementarias.

Sin embargo, el conocimiento que se tenía sobre el funcionamiento del cerebro era muy precario y, casi por ensayo y error, se asumía que la reiteración de las enseñanzas y las evaluaciones de los aprendizajes eran las evidencias más próximas para la determinación de la inteligencia y la eficacia de la enseñanza.

El estudio del cerebro, desde los griegos, estuvo vinculado a la polémica sobre la localización de la mente y la inteligencia; unos pensaban que la masa gris, de un kilo de peso, era su lugar de localización, mientras otros lo negaban. Más tarde, René Descartes (1596-1650)sumaría leña al fuego de esta polémica, al separar la mente del cuerpo y, dejar al cerebro en un papel prácticamente accesorio funcional.

El estudio sistemático y científico del cerebro es reciente, prácticamente ubicado en el siglo XIX. Estos estudios permitieron relocalizar la mente y la inteligencia en el cerebro, dando paso a los estudios del aprendizaje, así como las mediciones de la inteligencia. Entre Alfred Binet (1857-1911) y sus estudios del coeficiente de Inteligencia y, Hanna Damasio (1942-  ) con la identificación de la corteza prefrontal como una de las zonas responsables de las emociones y la razón, muchas tentativas se hicieron para conocer mejor al cerebro.

Las pedagogías han vivido desde sus inicios una relación de amor y odio con los avances en los estudios del cerebro, que se evidencian en las polémicas sobre la mente humana como una “tabula rasa” o la defensa de las “ideas innatas”. Cerebro, mente, inteligencia, conciencia crítica y acción transformadora de carácter reflexivo se conforman en un espectro de interés para las pedagogías, a partir de los estudios que en la materia se realizan.

Los debates que se han generado alrededor del estudio del cerebro y sus funciones, han impactado incluso al marxismo, al materialismo dialéctico, en la pre historia de las pedagogías críticas. La relación de las condiciones materiales en las cuales el individuo nace y crece, la forma como se produce la relación de éste con su entorno y la capacidad para transformar la realidad, pasaron a ser elementos de interés en la mirada dialéctica de las estructuras cerebrales y su arquitectura.

Luego, emerge la necesidad de conocer los mecanismos, la lógica constructiva del pensamiento crítico, lo cual toca de manera determinante a la mente humana. Surge en el campo educativo la noción de proyectos emancipatorios, de educación liberadora, que agregan una problematización teleológica al pensamiento crítico. Todas estas preocupaciones constituyen parte del recorrido de las pedagogías críticas, pero también de los científicos sociales dialécticos que estudian el cerebro.

Surgen dos grandes enfoques epistemológicos que influyen en los campos de trabajo sobre el cerebro. El primero, que lo considera una especie de máquina con componentes, procesos y resultados. La segunda, que se concentra en la plasticidad del cerebro, en su capacidad permanente para construir redes de procesamiento de información. El primero rápidamente se vincula al campo de la informática, el pensamiento lógico matemático y la programación neuro lingüística, entre otros. El segundo, se asocia a la inteligencia artificial, la evolución del ADN humano y el aprendizaje abierto, pero también a los enfoques de pensamiento crítico, de teoría crítica. Ambos, se relacionan con los estudios de la ideología, la modelación de conductas, pero también al aprendizaje significativo y las teorías del caos y la complejidad.

Con la llegada de la tercera revolución industrial en la década de los sesenta del siglo XX se intensifica el interés en el conocimiento del cerebro y crece el volumen de inversión financiera pública y de la banca de desarrollo en este tipo de estudios.

En todo este proceso queda clara la importancia de acompañar las dinámicas de toma de conciencia de la mente, mediante la educación, la cultura y con los medios de comunicación de masas. El surgimiento y la rápida evolución de la neurociencia le darían un giro de tuerca y una aceleración singular a este tema.

Los avances en el conocimiento del funcionamiento del cerebro, el mapeo del ADN humano, los alcances de la biología molecular, la inteligencia artificial, la robótica y la conexión 5G les plantearon a teóricos de la ciencia de punta, la posibilidad de trabajar en el surgimiento de la era de la singularidad, en la cual el transhumanismo es solo una expresión. Perspectiva que trabaja las posibilidades de fusión de la neo corteza cerebral con la nube digital. En algún momento analizaré en detalle los tres textos lde Ray Kurzweil que abordan este enfoque; el primero, “Máquinas espirituales” (2006), el segundo, “la era de la Singularidad” (2012) y, el tercero, “Como crear una mente” (2015).

Los pedagogos críticos no podemos abstraernos de estos debates y sus implicaciones en la cotidianidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje en el siglo XXI. Por ello, trataremos de hacer una aproximación crítica al llamado desarrollo Temprano de la inteligencia de la niñez, a partir de la epistemología que nos plantea el BID.

 

  1. La concepción, gestación y nacimiento en el proceso de construcción de la arquitectura cerebral

En oposición a las teorías creacionistas el materialismo histórico se centra en los aspectos biológicos reproductivos de la vida, en la evolución de las especies, la importancia del ADN y el desarrollo de la neo corteza cerebral. De hecho, en este terreno existen dos posiciones respecto a la vida humana; una que la ubica en el desarrollo del cerebro en el feto y, la otra, que se concentra en la valoración de la vida a partir del nacimiento. Tal vez por ello, por la falta de debatir ampliamente estas variantes en las pedagogías críticas, hoy tenemos una  limitada bibliografía que trabaje la perspectiva crítica en el proceso de concepción, embarazo y parto. Esta es una deuda que tenemos quienes nos reivindicamos del campo del socialismo científico.

El embarazo tiene que ser una decisión libre de la mujer. Solo ella decide sobre su cuerpo. Si decide continuar el embarazo y no interrumpirlo, tiene el derecho de aspirar y exigir el acompañamiento de su pareja y familia, así como la protección del Estado. Es urgente continuar produciendo un quiebre paradigmático que posibilite romper con la huella de sufrimiento de millones de mujeres, quienes a través del tiempo han vivido el embarazo como reflejo de la concepción sexista, patriarcal y opresora de la sociedad.

Hoy, desde las pedagogías críticas, empezamos a trabajar el tema desde la concepción consciente, saludable, armónica, no patriarcal y profundamente ecológica. Es decir, asumimos como propio el proceso reflexivo desde el cual, la decisión sobre la maternidad y paternidad, parten de una de problematización del mundo en el que vivimos, que nos lleve a vincularnos a procesos alternativos que apuntan a la construcción de otro mundo posible. La desintoxicación de nuestros cuerpos, pero también de nuestros pensamientos y emociones como anticipo al acto amoroso y planificado de la concepción es un tema de especial sensibilidad en esta innovadora perspectiva.

Esto implica la problematización creativa del proceso de gestación, en el cual se deben fortalecer los lazos entre el padre, la madre y el niño en formación, tomando conciencia que el feto no es ajeno a las emociones y estado de salud de los padres y, por el contrario, se debe trabajar una afectuosidad que permita el encuentro permanente. Las manos acariciando a la madre, el roce de pieles en el vientre, los labios del padre posando sobre la barriga que crece y late, pero también el trato justo, solidario e igualitario con la madre, construyen una invitación al niño y niña para que venga al mundo en unas condiciones emocionales de fraternidad y solidaridad. Ello pasa por la defensa de las mejores condiciones de seguridad laboral, descanso y pre y post natal de la madre y el padre, para que el niño o niña pueda contar con los mejores escenarios para su llegada al mundo, caracterizados por la tranquilidad y el goce compartido del mayor tiempo útil posible, para el acompañamiento por parte de sus progenitores, una vez que nazca.

Ello no implica el abandono de la tarea de transformar el mundo, por el contrario, la vibración emocional que implica luchar no solo por lo propio, sino por mejores condiciones para todos y todas, implica una construcción paradigmática para recibir en resistencia activa y constructiva al hijo o hija. En la medida que él bebe desarrolle sus capacidades para comenzar a sentir, la comprensión integradora del afecto crece. Se trata, como lo dije, de preparar el encuentro amoroso que surgirá en el parto.

El propio parto es un tema de debate, donde desde las pedagogías críticas al cuestionar la violencia obstétrica, abriendo paso a formas más armoniosas de apoyar las labores de parto. Se trata de evitar que el niño, desde su nacimiento sienta la violencia de un mundo que la usa para dominar, pero también una forma de mostrarle el respeto que se siente por la madre a quien se le garantizaría de esta manera, el trato humanizante que corresponde a este importante momento.

La reivindicación de lactancia materna no puede ser un acto de castigo a la madre, debe ir acompañada de una adecuada alimentación compensatoria y del apoyo de su pareja y toda la familia. La lactancia y el tiempo de duración de la misma es una decisión de la mujer en la relación dialéctica que construye con sus hijos. No es una imposición moral.

Todas estas condiciones, está estudiado y documentado, tienen un impacto directo en el desarrollo temprano de la inteligencia de los niños y niñas.

 

  1. El contexto humano en la arquitectura cerebral

Las relaciones que establece el niño o niña, desde su nacimiento y durante los primeros meses de vida, con sus padres, hermanos, abuelos, tíos, familia extendida y amigos, es esencial para posibilitar el máximo desarrollo del cerebro, de sus capacidades de registro, análisis, síntesis de ideas, formulaciones críticas y pensamiento autónomo. Pero también le dará un marco de referencia cognitivo y emocional que fundamentará la estética, ética e interacción del niño o niña.

Desde las primeras horas de vida es muy importante el ambiente sensorial del niño, quien comienza a despertar los sentidos que serán los vasos comunicantes con el cerebro respecto a la realidad. Los padres (en plural) deben hablarle, cantarle, recitarle con un volumen adecuado de voz para que el niño o niña comience a identificar cercanías afectivas, pero también diferencias de tonalidades, en lo que comenzará a ser una explosión incesante de diversidades. Los olores deben ser lo menos agresivos y naturales posibles, que le permitan comenzar a distinguir diferencias y establecer las primeras categorizaciones al respecto. En fin, se debe tener pleno convencimiento sobre la importancia de trabajar de manera adecuada el despertar de los sentidos en los niños o niñas. La forma que va tomando el cerebro a partir de las primeras conexiones con el mundo real, ratifican el hecho que éste se hace a partir de la base biológica inicial. Por ello, es correcto afirmar que “el cerebro necesita de una buena base que soporte todo su desarrollo futuro” (BID,2019)

Luego, en la medida que pasan los meses es muy importante la relación de los niños y niñas con sus cuidadores, en una etapa donde no pueden garantizarse su propia defensa y, ni siquiera logran verbalizar su inconformidad. Este acompañamiento no puede ser un acto empírico. Cada vez más los estudios confirman la necesidad de formar adecuadamente, yo agregaría de manera científica, a quienes tienen a su cargo los primeros encuentros sociales y a quienes corresponde ser la representación protectora para los niños y niñas. Esta formación no puede sustentarse en la suposición de “buena fe”, sino en la educación para el desarrollo armónico del cerebro. En consecuencia, debería haber un acompañamiento también para los padres, para el desarrollo de las necesarias habilidades que les permitan cumplir adecuadamente con su tarea.

Una de ellas, lo que Camila Londoño (2017)[1]denomina como las llamadas “interacciones recíprocas de enviar y devolver”, que no son otras cosas que las variantes comunicativas de una misma narrativa visual, gestual, verbal, táctil (jugar, representar, cantar, sonreír) con el niño o niña.

Pero la realidad nuestra que muchos padres tienen trabajos con horarios fijos extendidos, o estudian, mientras otros y otras están en el sector informal de la economía, cuyas dinámicas comerciales demandan una dedicación de tiempo muy extendido.

Entonces surge la necesidad de la educación maternal de 0 a 3 años. Ello implica una estrategia institucional y familiar combinada, que debe partir de una clara agenda social de acompañamiento y apoyo por parte del Estado.  Este esfuerzo procura contribuir a la consolidación y/o desarrollo de habilidades emocionales y sociales, así como “las funciones ejecutivas de auto regulación” (Londoño 2017).

Tanto los padres, la familia, como los adultos cercanos al niño y niña, durante sus primeros años, tienen que ir fortaleciendo, mediante el diálogo y la reflexión compartida la capacidad de los niños y niñas para tomar decisiones asertivas, justas y comprometidas con la transformación creativa del entorno.

En el niño o niña, ello pasa por analizar participativamente los distintos puntos de vista y alternativas, las consecuencias de cada una de las opciones y los beneficios del seguimiento. Esto contribuye a romper la discrecionalidad y el capricho de decisiones inconsultas que no toman en cuenta sus efectos en terceros. Este proceso inicial, aunque cargado de subjetividades, va construyendo un camino de diálogo inter subjetivo que fortalece el cerebro. Ello también parte de una valoración del niño y niña como un sujeto social con derechos y deberes.

Igualmente, importante resulta el desarrollo de habilidades para valorar normas y actuar en consecuencia.  Esto es lo que algunos psicólogos llaman el proceso de construcción de estructuras mentales para la constitución de los arquetipos de normatividad en sociedad. Aprender a escapar de las pulsiones al individualismo, el capricho y la soberbia en medio de la caótica realidad forman parte de un proceso importante en el desarrollo de esas funciones ejecutivas del cerebro.

La idea es regularizar los flujos de información y toma de decisiones en el cerebro. Pero, ello no puede aparecer en el niño como algo mecánico, por el contrario, es importante que comprenda la importancia de superar la tentación a la dogmatización, aprendiendo que toda decisión corresponde a un momento (histórico) y sus circunstancias y, que ante una nueva puesta en escena que se presente como muy similar, es importante reconocer lo emergente, que genera variaciones en la toma de decisiones.

Se trata de fortalecer el pensamiento crítico y la capacidad para actuar en un mundo en permanente cambio. Una mentalidad positiva abierta ayuda a evitar “colisiones mentales” (Londoño, 2017). El desafió es acompañarlos en el proceso en el cual los niños y niñas, edifican el momento en el que se sienten confiados para tomar sus decisiones razonadas de manera independiente, creativa y ética.

Los hogares de cuidado diario, los maternales, las instituciones encargadas de sustituir a los padres durante una cantidad regular de horas diarias, deben contar con profesionales de la docencia formadas(os) para abordar y acompañar de manera científica este proceso.

El discurso de la vocación profesional para los y las futuras docentes, centrado en el voluntarismo, es peligroso, porque desvalora la importancia de una formación deontológica para el trabajo con niñas y niñas en su desarrollo temprano de la inteligencia (DTIN). Ser docente de educación inicial es una actividad científica que demanda una acabada formación profesional para ello; algo que no se puede resolver con un simple título académico convergente.

Cada día son más las y los profesionales en el sector, pero las últimas contrarreformas educativas en la región enfatizan en el desconocimiento de la pedagogía como la ciencia calificada para realizar esta actividad. Es decir, desconocen el carácter científico del trabajo que realizamos los y las docentes.

La despedagogización de los maternales, hogares de cuidado y otras instituciones encargadas de acompañar el DTIN, afecta las posibilidades institucionales de contribuir a un adecuado desarrollo infantil en el primer tramo de la niñez. Esto puede ser especialmente dramático en el caso del preescolar.

Las metas del ODS4 contemplan el compromiso de las naciones con la ampliación de la cobertura en educación inicial (maternal y preescolar), pero no se trata solo de construir locales donde guardar a los niños y niñas como si fueran pequeños alfileres, sino de entender la enorme importancia que tiene el trabajo diario de seis a ocho horas, realizado por profesionales docentes, en el desarrollo integral del niño o niña. Esto solo se puede garantizar con una adecuada formación del personal docente que allí labora, con la experticia que facilita la carrera pedagógica.

Lo lúdico y afectivo constituyen un factor determinante en el adecuado logro de los propósitos y tareas de la educación inicial, pero la tendencia a sobreestimarlos en detrimento de la intervención científico pedagógica puede convertirse en una apuesta por el quiebre de la unión dialéctica entre voluntarismo y conocimiento.

No se trata de hacer una labor educativa adulto céntrica, sino de entender que hay unas premisas científicas y rituales pedagógicos que contribuyen al logro de los propósitos más holísticos del acompañamiento en el desarrollo infantil temprano.

Para Jack P. Shonkoff[2], director del Centro de Estudios del Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard, “el desarrollo saludable de los niños pequeños en los primeros años de vida sienta literalmente las bases para (resolver)casi todos los problemas sociales” (2019). Esta afirmación, expresada de manera tan contundente y cierta, no puede ocultar las responsabilidades del Estado para resolver los problemas y limitaciones existentes en la realidad cotidiana del niño o niña. No es éticamente correcto, transferir esta responsabilidad de manera administrativa a los padres de los niños y niñas, ocultando que es el Estado el garante de unas condiciones óptimas para el desarrollo de la DTIN

 

  1. Investigación conductual, la Neurociencia, biología molecular

Como lo menciona Shonkoff(2017) las evidencias que emergen de investigaciones recientes muestran una alta correlación, entre la atención del desarrollo temprano de la niñez con los aprendizajes, comportamientos y salud física y mental, lo cual es el reflejo de una adecuada arquitectura del cerebro.  Estos estudios nos enseñan que:

1) el cerebro se construye de manera ascendente, es decir a partir de lo específico a lo general, de lo concreto a lo abstracto, de lo simple a la totalidad;

2) en consecuencia, el cerebro inicialmente construye circuitos básicos para luego concentrase en los complejos, edificados sobre los primeros, como preámbulo para el desarrollo de destrezas complejas;

3) el cerebro se desarrolla a partir de la experiencia. Estas experiencias determinan los paquetes de “software” que le permitirán actuar al niño y niña como sujetos sociales;

4) en el cerebro, la herencia (genética) y la experiencia se entrecruzan para moldear y reconfigurar el “hardware” y el “sistema operativo” en cada uno de los individuos, a partir de los cuales se construye el pensamiento crítico necesario para contar con personalidad autónoma y socialmente responsable. La experiencia constituye un intercambio bididreccional que fortalece los circuitos cerebrales. Es importante subrayar la importancia de interacciones creativas, positivas y sanas de los adultos con los niños y niñas para que las experiencias que se desarrollen a partir de ellas, refuercen la arquitectura cerebral;

5) el cerebro es un órgano con partes especializadas, unas de ellas centradas en las funciones cognitivas, otras en las emocionales y las restantes en los sentidos que modelan el campo experiencial. La discusión eterna sigue siendo cuál de estas partes predomina, por ejemplo, en la determinación de la posición ética, la interpretación y gustos por el arte, la selección de la pareja, entre otras; la evidencia muestra que es la función cognitiva, es decir, a los conceptos y paradigmas que tenemos los cuales parecieran modular las decisiones de este tipo;

6) las emociones, determinadas en buena medida por las interacciones con los adultos, se convierten en un factor que repercute de manera significativa en las posibilidades de uso de la potencialidad de procesamiento, razonamiento y toma de decisiones de los chicos y chicas.

Si en un niño o niña, su arquitectura cerebral e intelecto es potente, pero vive en medio de una tormenta familiar, con condiciones muy precarias de vida y en medio de inestabilidad permanente, ello disminuirá sus capacidades intelectuales. Los seres humanos en general y muy especialmente los niños y niñas somos seres emocionales que desarrollamos al máximo nuestras capacidades intelectuales cuando contamos con un acompañamiento afectuoso positivo;

7) la plasticidad del cerebro va disminuyendo a medida que pasan los años, pero el correcto desarrollo de la arquitectura cerebral puede posibilitar el sostenimiento de su dinamismo. La plasticidad se expresa en la tendencia a una sobreabundancia de circuitos cerebrales para posibilitar el desarrollo de todas las formas de interpretación y respuesta, acompañas estas dinámicas de podas para eliminar aquellos circuitos en desuso. Si la actividad cerebral es diversa, seguramente permanecerán activos muchos de los circuitos y esto contribuirá al desempeño potente de lo cognitivo, emocional y sensorial a la hora de intervenir (praxis) en la realidad concreta.

El desarrollo social y emocional van de la mano y tienen una influencia directa en el desarrollo temprano de la inteligencia en la niñez (DTIN). La incertidumbre, la inestabilidad, la carencia de contacto físico afectuoso y respetuoso, afecta la curva de desarrollo integral del niño o la niña.

El abandono o el abuso se convierten en detonantes para el surgimiento de problemas en el DTIN, que no siempre se expresan en retraimiento, sino que muchas veces se pueden mostrar en hiperactividad como respuesta a las carencias socio afectivas. Esto puede afectar el sistema inmunológico, neurológico y el funcionamiento normal del organismo; un niño o niña que vive en una situación de conflicto prolongado puede somatizar en su cuerpo y salud, los efectos directos de este desequilibrio en el entorno.

Shonkoff (2019) precisa que “El cerebro es un órgano sumamente integrado que tiene secciones múltiples que se especializan en diferentes procesos; por lo tanto, tenemos partes del cerebro que están involucradas en la función cognitiva y otras que están involucradas en el procesamiento de las emociones en la audición y la vista”. La sumatoria y complementariedad de estas funciones es determinante para el aprendizaje. Por ello, es muy importante estar atentos respecto a las condiciones de posibilidades del entorno, la sociabilidad y el compartir humano, para garantizar que el niño o niña tenga todas las posibilidades de alcanzar sus metas.

El problema es que  Shonkoff y muchos de los neuro científicos tienden a ver este desarrollo como programación con variaciones controladas, obviando la importancia del pensamiento crítico en el desarrollo de la plasticidad del cerebro y, como ello puede construir caminos inesperados, que es lo que nos diferencia de las máquinas.

Por supuesto que este “nuevo incluido” que es obviado por buena parte de la neurociencia, es problemático por cuanto la conciencia crítica puede cuestionar el injusto orden social existente. Este cuestionamiento puede ser visto como un “virus”, como una “anormalidad”, susceptible de ser corregida o sobre todo prevenida, como si estuviéramos en un laboratorio de ciencias naturales o digitales, mediante el mayor control posible sobre las variantes intervinientes.  Esto es un espejismo burocrático o como dirían en mi pueblo “a estos científicos le falta un poco de calle”.

El problema que preocupa, es que algunos compañeros que se reivindican de las pedagogías críticas solo ven el mecanicismo de una parte de la neurociencia, la investigación conductual y la propia biología molecular, y, en consecuencia, despachan de un plumazo como negativos todos sus desarrollos.

El gigantesco avance de estos campos en las dos últimas décadas no puede ser desconocido por los pedagogos y el campo de las pedagogías críticas. Lo que tenemos que hacer, es valorar como este conocimiento puede aumentar nuestros discernimientos respecto a su influencia en nuestras propuestas epistemológicas y, cómo a partir de ellos, podemos potenciar los procesos de construcción de pensamiento crítico en los niños y niñas.

Fuente de la información: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/04/22/arquitectura-del-cerebro-y-dtin/

Autor: Luis Bonilla

 

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Educación: Cada niño tiene derecho a ir a la escuela y aprender

El desafío

La educación ofrece a los niños una escalera para salir de la pobreza y un camino hacia un futuro prometedor. Pero alrededor de 264 millones de niños y adolescentes de todo el mundo no tienen la oportunidad de acceder a una escuela o completar su educación. Su educación se ve frustrada por la pobreza, la discriminación, los conflictos armados, las emergencias y los efectos del cambio climático.

En UNICEF creemos que cada niño tiene derecho a la educación, independientemente de quién sea, dónde viva o cuánto dinero tenga su familia. En 155 países de todo el mundo, UNICEF desarrolla su labor con el propósito de ofrecer oportunidades de aprendizaje desde la primera infancia que doten a cada niño del conocimiento y las competencias necesarias para prosperar.

264 millones de niños y adolescentes de todo el mundo no tienen la oportunidad de acceder a una escuela o completar su educación.

Un niño pequeño en un aula llena de escombros.

Un niño de pie entre las ruinas de su antigua aula en la escuela Aal Okab de Saada (Yemen). Ahora, los estudiantes asisten a clase en las tiendas de campaña que UNICEF instaló en las cercanías.

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Solo el 50% de los niños refugiados están matriculados en la escuela primaria.

Los niños desarraigados por las crisis pierden mucho más que un techo. Sin una educación, se arriesgan también a perder su futuro. 

Una niña pequeña sonríe y sostiene una pizarra con su lección.

Alumnos en el aula de una escuela primaria de Abidjan, la capital de Côte d’Ivoire. En Côte d’Ivoire, menos de 7 de cada 10 niños asisten a la escuela primaria. UNICEF distribuye kits escolares a los niños y apoya al Ministerio de Educación mediante la construcción de escuelas y la capacitación de docentes.

Recursos

Estos recursos sobre educación representan una pequeña selección de los materiales producidos por UNICEF y sus aliados durante los últimos tres años. La lista se actualiza de forma periódica para incluir la información más reciente.

Datos y cifras

Lee más sobre los niños que no pueden ir a la escuela


Progreso para todos los niños en la era de los ODS

Este informe evalúa el desempeño del mundo hasta la fecha centrándose en 44 indicadores que se refieren directamente al grupo más vulnerable de la agenda 2030: los niños.


Acción Humanitaria para la infancia 2018

Esta publicación destaca un aspecto fundamental del trabajo de UNICEF: sus actividades para hacer frente a las necesidades complejas y únicas de todos los niños a quienes una situación de crisis humanitaria ha conmocionado sus vidas


El Estado Mundial de la Infancia 2017: Niños en un mundo digital

Este infofrme examina la forma en que el acceso al mundo digital puede cambiar las cosas en favor de los niños o convertirse en una nueva línea divisoria.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/educacion

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Colombia: Fecode, en sus 60 años prepara el III Congreso Pedagógico para el primer semestre de 2020

Fecode/08-05-2019

Una particularidad caracteriza al espíritu del maestro, esa avidez innata y persistente de conocimiento, de actualización, de formación, no sólo por impartir sino por aprender.

En este momento, Fecode es una de las principales organizaciones sindicales del país. Congrega en su interior a miles maestros de Colombia en todas las regiones, municipios y veredas, para los cuales la defensa de la educación pública es una prioridad, junto a la reivindicación de los derechos del Magisterio y de los colombianos.

Desde su fundación el 24 de marzo de 1969, Fecode ha abanderado este propósito con marchas, denuncias y paros. Entre las décadas de 1980 y 1990, en Colombia se desarrolló un movimiento intelectual, a la vez sindical, político y pedagógico, sin igual en otros países de Latinoamérica. Fue una lucha a la par en las calles, con movilizaciones, y en las tribunas, con debates argumentados.

El Movimiento Pedagógico buscaba rescatar y posicionar un buen caudal de experiencias, visiones y corrientes pedagógicas existentes al interior del magisterio; estimularlas mediante una coordinación nacional, propiciando que su organización y difusión permitiera enfrentar la política educativa del gobierno del momento. Existía (y aún hoy) una pretensión del Gobierno por controlar la práctica pedagógica para socavar el liderazgo intelectual y social de los docentes en sus escuelas y regiones. El Movimiento reivindicó la visión del maestro como intelectual, trabajador de la cultura y luchador de sus derechos políticos.

Durante treinta años, junto al Centro de Estudios e Investigaciones Docentes (CEID-FECODE) y la Revista Educación y Cultura (fundada en 1984) han abordado la comprensión y teorización de las problemáticas que conforman el campo de la educación en Colombia. Desde sus aulas, los maestros construyen innovaciones, experiencias, investigaciones y proyectos. Fecode ha recogido estas iniciativas para plantear propuestas, metodologías y mecanismos con el objetivo de contribuir a la explicación, comprensión y transformación de la escuela.

El Movimiento Pedagógico contribuyó en los debates sobre la Ley General de Educación y en el primer Plan Decenal, defendiendo el sentido de la educación pública, el derecho a la educación, la proyección del gobierno escolar, la autonomía curricular, la libertad de cátedra y la búsqueda de un sistema nacional de formación docente. Su incidencia en las facultades de educación planteó el debate sobre la formación de las maestras y maestros con el propósito de superar visiones reduccionistas de la Pedagogía.

Desde allí han surgido conceptos como gratuidad educativa y hoy persiste una lucha por jornada única con sustentación pedagógica y condiciones dignas para todos los miembros de la comunidad educativa. Por ello, precisamente en el marco de sus 60 años, la Federación desarrollará el III Congreso Pedagógico en el primer semestre de 2020.

En general, Fecode son los maestros del país, y todos siguen siendo maestros en constante ejercicio de pedagogía, en la medida en que enseñan y aprenden. Ejercen su importante labor, incluso contra las políticas privatizadoras neoliberales, las falencias de los sistemas impuestos por el Ministerio de Educación y las deficiencias por la ausencia de inversión; a la par, continúan enarbolando propuestas avanzadas de política pública educativa de calidad y financiada por el Estado, con suficientes recursos.

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Libro: Modelo Pedagógico y Fracaso Escolar de Juan Carlos Tedesco

Autor (es):Tedesco, Juan Carlos
Tipo: Revista

Editor: Naciones Unidas/ Comisión para América Latina, CEPAL

Fecha: diciembre 1983
Idioma: spa
Resumen:Aunque existe consenso en que el fracaso escolar continúa siendo un problema tan importante en América Latina que empaña los logros alcanzados por la cobertura cada vez mayor del sistema educacional, sus causas son materia de intensa controversia teórica y empírica. En este artículo se examinan dichas causas con el propósito de esclarecer el problema, determinar en qué áreas convendría concentrar la investigación y ayudar a orientar con mayor eficacia las medidas destinadas a solucionarlo. El autor divide las causas en diversos tipos según sean exógenas o endógenas al sistema educativo o se refieran a aspectos materiales o culturales. Las causas exógenas materiales aluden en especial a las condiciones socioeconómicas y a la composición familiar; las exógenas culturales, a las actitudes y valores familiares frente a la educación, los patrones lingüísticos y los medios de comunicación de masas; las endógenas materiales a los recursos y dotación de las escuelas y a las pautas organizativas del sistema escolar; y, finalmente, las endógenas culturales, a los métodos, contenido y orientación de la enseñanza y a la capacitación y actitudes de los docentes. Después de pasar revista a las principales investigaciones realizadas en América Latina sobre el tema, concluye que no existe evidencia firme que permita sostener el predominio unidimensional de alguno de aquellos tipos de causas, como lo afirman, entre otras, algunas escuelas sociológicas, biológicas, sicopedagógicas o socioeducativas. Por ello recomienda realizar algunas investigaciones sobre aspectos clave del fenómeno y orientar las medidas de política sobre fracaso escolar sin desestimar a priori algunos de los tipos de causa mencionados.
Descargar en: Modelo Pedagógico y Fracaso Escolar Juan Carlos Tedesco

Fuente: http://bibliotecadigital.cenamec.gob.ve/index.php/modelo-pedagogico-y-fracaso-escolar/

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Plan Nacional Aprender Matemática

América del Sur/ Argentina/ 07.05.2019/ Fuente: educ.ar.

 

El Plan Nacional Aprender Matemática es una iniciativa del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología que propone cambiar la estrategia tradicional utilizada por los docentes a la hora de enseñar matemática para promover mejoras en el aprendizaje y construir conocimiento matemático.

Apertura

Evento apertura del Plan Nacional Aprender Matemática en el marco del primer encuentro de formación de formadores.

Presentación

Presentación del Plan Nacional Aprender Matemática, realizada por el ministro de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, Alejandro Finnochiaro, y la secretaria de Innovación y Calidad Educativa, Mercedes Miguel, junto al presidente de la Nación, Mauricio Macri.

¿En qué consiste?

Mercedes Miguel: «La formación docente es el factor de cambio»

Una colaboración

Daniela Reyes: «Es una propuesta que va a dejar huella»

Documentos

Fuente de la noticia: https://www.educ.ar/colecciones/71

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Jordi Adell: “Los países asiáticos que salen tan bien en PISA son un auténtico infierno para los niños”

España / 5 de mayo de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Yo Soy Tu Profe

Desde Castellón, entrevistamos a Jordi Adell @jordi_a, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación y profesor de la Universitat Jaume I. Este docente, especializado en tecnologías educativas, viene siendo de esos que nos invitan a reflexionar sobre nuestro ser en el mundo.

En esta larga charla pudimos hablar sobre muchos temas, algunos quedándose fuera del tintero. Una gran experiencia de aprendizaje sobre las tecnologías, la formación del profesorado, las competencias digitales o su visión sobre la educación.

Si es un placer escucharle y ver como posee el don de, con una simple pregunta, dar una clase magistral y unir una idea con otra manteniendo el argumento, esta entrevista puede ser un pequeño resumen de lo que da de sí algo menos de una hora tomando apuntes.

P. Para llegar a ser maestro hay que estudiar una carrera, para ser profesor hay que hacer carrera y máster. Sin embargo, ¿cómo se llega a ser docente universitario?

R. Con mucha suerte. Es una carrera un poco rara. No se exige una formación didáctica. Se empieza con buen expediente, con publicaciones, proyectos, etc. Con suerter se consigue una beca para hacer la tesis, luego, en concurso público, una plaza de ayudante doctor y tras varios años ya puedes optar a ser contratado doctor o profesor titular. Pero no hay unos estudios específicos. No se exigen capacidades docentes o formación didáctica.

P. Claro, pero matiza este camino para la universidad pública. En la universidad privada no ocurre lo mismo. ¿Se ha liberalizado el sector?

R. Bueno, lo podríamos llamar más que liberalización, privatización. No existen garantías. En las universidades privadas se trabaja en unas condiciones lamentables. Se paga muy mal, sobre todo en la formación online. Por otra parte, estas universidades tampoco se caracterizan por ser de calidad en investigación. Realmente, apenas tienen. No quiero ser muy duro, pero al final acaban siendo “chiringuitos.”

P. Pero, sabe que las universidades públicas tampoco se libran de esto. ¿Hay falta de transparencia en ellas?

R. Sí, absolutamente. Hace falta transparencia en los procedimientos. Es curioso porque están sometidas a un reglamentismo que a veces puede llegar a sacarte de quicio. Puede llegar a paralizar muchos procedimientos necesarios. Y luego, existe una falta de transparencia que ha provocado muchos “chiringuitos” en universidades públicas. Y creo que no hace falta citar nombres.

Por ejemplo, si queremos sacar una titulación nueva necesitamos dos años para la aprobación de la ANECA. Luego nos piden que estemos atentos a las demandas de la sociedad, es algo inviable.

“La palabra innovación empieza a no significar nada hoy en día”

P. Cambiando un poco de vertiente. En las últimas décadas se han aprobado sucesivos planes y políticas educativas para integrar las TIC en los centros de enseñanza. ¿Por qué no se ha alcanzado el impacto esperado?

R. Yo creo que no se ha alcanzado el impacto esperado en ningún lugar del mundo, no solo en nuestro país. Tal vez las expectativas eran muy altas. Las iniciativas “top-down” (arriba-abajo) en muchas ocasiones son recibidas por buena parte del profesorado con desconfianza. Ocurre lo mismo en otros sectores. Existe cierta desconfianza, falta de medios, falta de tiempo para realizar la formación requerida. También es cierto que parte, no todo, del profesorado, percibe como las autoridades no se acaban de creer lo de las nuevas tecnologías.

Parece más que los proyectos revolucionarios son estrategias de marketing para mostrar lo modernos que somos de cara a las familias, futuros votantes.

Al final, parte de los proyectos con TIC no han tenido continuidad o se truncaron. Un ejemplo es el de Escuela 2.0, llegó la crisis y se acabó el dinero. Llegó el PP y se acabó el proyecto.

P. Entonces, ¿la falta de continuidad puede ser uno de los principales motivos para que los proyectos no lleguen a madurar?

R. Sí, la falta de continuidad y la falta de apoyo a los y las docentes innovadores. Aunque la palabra innovación hay que explicarla, porque, hoy en día, empieza a no significar nada.

Falta una política decidida de apoyo a los docentes que sí que creen en estos proyectos. Existe el “café para todos” o la ausencia de “café para todos.” En muchas ocasiones, las políticas desconocen las necesidades de los docentes y se dejan llevar por modas de “palabros raros”. Están diseñadas dejándose llevar por “gurús educativos” que se ponen de moda. Existe una pseudoinnovación que responde más a intereses de empresas tecnológicas que a la realidad.

Y otro de los factores es la falta de apoyo a los centros y a sus proyectos innovadores. Lo cierto es que no se ha avanzado mucho para que los centros cambien metodologías o incorporen las tecnologías en las aulas. Estamos en un momento de eufemismo innovador. Cuando uno lee proyectos de BYOD (“Bring Your Own Device” o  “Trae tu propio dispositivo”), en el fondo estamos en proyectos de traer tu propio ordenador porque la Administración no tiene dinero para comprarlos. Luego ya veremos qué hacemos con él. También se ha apostado demasiado en dispositivos y poco en la formación del profesorado. No ha habido reformas con especial énfasis en la metodología didáctica.

Finalmente, una de las mayores carencias es la falta de evaluaciones de estas políticas que se han realizado. Se terminan los planes y no se analizan las razones y los resultados obtenidos. No existen proyectos de evaluación y análisis en estos planes y esto supone su falta de continuidad.

“Hace falta plantillas estables y equipos directivos favorables a la innovación.”

P. Antes apuntaba al centro como agentes del cambio. Entonces, ¿son los centros los agentes del cambio y no los docentes como se suele apuntar?

R. Yo creo que son los centros. Los docentes están en centros, si las condiciones no son favorables, la innovación no es viable. La actuación de los docentes es contextual, se toman decisiones dentro de un marco. Nos podemos encontrar maestros y maestras aislados que son innovadores, pero acaban quemándose o su impacto se limita a su aula  ya pocos compañeros. Nos encontramos ahora con centros realmente innovadores.

Dentro de la enseñanza pública hay factores que hacen que esto sea difícil. Si un centro cambia un porcentaje muy alto de su plantilla cada año complica mucho la continuidad de los proyectos. Hacen falta plantillas estables y equipos directivos favorables a la innovación.

El currículum tampoco es flexible. Esto impide que se puedan integrar nuevos factores. Lo que termina ocurriendo es que, dado que tenemos un régimen de evaluación, muchos docentes acaban enseñando para que sus alumnos y alumnas aprueben los exámenes.

P. Entonces, ¿es independiente el nivel de competencia digital que puedan tener los docentes?

R. El problema de la competencia digital es que se entiende como un conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas que tiene un docente y que lleva allá donde va. Yo creo que la competencia digital se materializa de facto en la agencia del docente, en la capacidad de poner en funcionamiento sus habilidades. Cosa que depende del contexto. Yo he conocido maestros que durante un tiempo eran los más innovadores del mundo y que, tras cambiarse de centro, no han podido hacer casi nada en este sentido durante años. Si no existen los elementos necesarios, no se desarrollan. ¿Ha perdido su competencia digital? No. ¿Evalúan los marcos vigentes el contexto? No.

“Hasta que la clase media no vuelva a confiar en la enseñanza pública difícilmente la pública levantará cabeza.”

P. En ese sentido, entiende que los contextos, de algún modo, ¿promueven la desigualdad a la hora de integrar las TIC?

R. Absolutamente. En los centros con falta de recursos, muchas veces, aunque se haga el esfuerzo por parte de las familias para comprar los dispositivos, como puede ser una tablet, pueden también carecer de conocimientos, del capital cultural, para que estos dispositivos sirvan para aprender. Por ello, al final esa tablet acaba siendo utilizada para cualquier otra cosa, incluso para apostar por Internet. La primera brecha digital es el acceso, la segunda es la falta de conocimientos y actitudes para saber aprovechar la tecnología.

Si te encuentras con escuelas donde el absentismo es muy alto, es injusto que te midan con la misma vara de medir que con una concertada o con un centro de un barrio rico.

Supuestamente existe igualdad de oportunidades y eso es falso. En este país, parte de lo que detectan los informes internacionales es que el sistema de escolarización en la pública y en la privada es de calidad y de resultados. Pero luego, cuando ves los informes de las ONG te das cuenta que el asunto de las concertadas es una trampa. Se paga con dinero de todos y, por otra parte, se les saca dinero a las familias con unas cuotas supuestamente voluntarias. Somos una anomalía en Europa. Solo se debe financiar públicamente los centros necesarios para escolarizar a la población, no un sistema segregador y de clase como el que tenemos.

Hasta que la clase media no vuelva a confiar en la enseñanza pública difícilmente la pública levantará cabeza.

P. Volviendo a la competencia ya que ha citado a los marcos de la competencia digital, ¿crees que es necesario evaluarla?

R. Necesitamos desarrollarla. Pero no sé si eso se consigue evaluándola o certificándola. No quiero ser agresivo, pero con tanta evaluación y niveles esto se consigue una competencia digital “de titulitis”. Cuando uno ve las definiciones realizados por parte de, por ejemplo, el INTEF, inspirado en el JRC de Sevilla, uno se da cuenta que lo que hacen es definir algo que haga fácil su evaluación. Por ejemplo, definiendo niveles y subniveles basados en la taxonomía de Bloom, un esquema muy antiguo.

Si me preguntas, ¿una persona que está certificada y ha pasado todos los niveles es capaz de ejecutar un proyecto? Te diría que no tengo ni idea. La competencia que ellos definen no habla de eso. Habla de cosas discretas que juntas se supone que forma la competencia digital.

La última definición de la Unión Europea de competencia digital, la de 2018, va mucho más allá de lo que hizo el JRC o el INTEF. No es que me guste demasiado. En relacion a la competencia digital docente, junto a Linda Castañeda y a Francesc Esteve hemos publicado algunos artículos que reivindican una competencia más holística y menos atomística y discreta.

P. Sí, los he leído. En esos artículos señalan el carácter utilitarista o instrumentalista de la competencia digital y cuestionan la falta de perspectiva social. ¿Por qué ocurre esto?

R. Ocurre porque estamos aún muy centrados en los “cacharros”. La gente que está detrás de estas fórmulas entienden que las tecnologías son instrumentos o herramientas que una persona utiliza para hacer una tarea concreta y que no tiene ninguna otra implicación. Creo que deberíamos comprender la relación del ser humano con la tecnología. Es bastante más compleja que “simples herramientas”.

Los jóvenes de hoy en día utilizan los móviles desde que son muy pequeños. Esto cambia su manera de entender el mundo. Las redes sociales, los dispositivos en general, construyen nuestra identidad día a día. El concepto, por ejemplo, de privacidad ha cambiado radicadamente. La noción de cómo somos o qué somos en el mundo ha cambiado. La visión instrumental y neutra de la tecnología de “yo la dejo cuando quiera” debe cambiar. Cuando usamos tecnología, la definimos y ella nos define a nosotros. En resumidas cuentas, lo que quiero decir es que la visión que hay de las tecnologías detrás de las competencias digitales es bastante inocente. Podría decir incluso que “inocentona.” La relación que mantenemos con la tecnología es bastante compleja. Los recientes informes sobre cómo Facebook ha colaborado en manipular a la opinión pública en las últimas elecciones estad0unidenses o el referéndum del Brexit en el Reino Unido debería hacernos pensar sobre qué tipo de ciudadanía contribuyen a crear los gigantes de Silicon Valley y cómo debemos definir la “competencia digital” en la educación de nuestros jóvenes.

“Ser buen ciudadano implica conocer la tecnología y utilizarla para cambiar el mundo con valores como la justicia y la solidaridad”

P. En este sentido, volviendo a la perspectiva social, ¿crees que faltan referentes críticos en el mundo educativo?

R. Sí, faltan referentes pedagógicos críticos y pensamiento crítico en general. La competencia digital que define el JRC es la del ciudadano. Y me pregunto, ¿qué tipo de ciudadano? Poruqe hay varios tipos. El ciudadano participativo es el modelo de la calle del medio. El modelo más neoliberal es el modelo responsable de sus actos e individualista. Y el modelo más crítico, más progresista, es el ciudadano comprometido con la transformación de la sociedad, comprometido con valores como la justicia y la solidaridad. Uno no es buen ciudadano por ser participativo, utilizar la tecnología para participar no nos hace buenos ciudadanos. Ser buen ciudadano, desde mi perspectiva, implica conocer el impacto real de la tecnología y utilizarla para cambiar el mundo.

Este último modelo no los encontramos en los marcos de evaluación de las competencias digitales. Se puede ser muy innovador, por ejemplo, para irnos al infierno. Se puede ser muy innovador para terminar de cargarnos el planeta. Debemos replantearnos seriamente nuestra relación con la tecnología. Nuestro “consumo” de tecnología es insostenible y estúpido. ¿Cómo se produce, qué conflictos políticos hay detrás de los materiales necesarios para producir nuestros dispositivos? En el otro extremo del ciclo de vida de la tecnología, deberíamos preocuparnos por lo qué ocurre con los desechos.  Nuestro modelo tecnológico se basa en la obsolescencia programada, usar y tirar y no para ser reutilizados. Por ejemplo, la media en la que cambiamos de móvil es de unos 18 meses. ¿Realmente es esto necesario?

Ya hay organismos internacionales como las Naciones Unidas que mantienen abiertamente que esto es insostenible.

P. Para terminar con una pequeña reflexión. Si tuvieses que imaginar una pequeña utopía, ¿cómo le gustaría que fuese la educación?

R. Una educación no pensada para competir, ni para ser más competitivos internacionalmente, ni pensada para fabricar el homo economicus. No quiero una educación que se base en el mito del esfuerzo, donde impera la ideología neoliberal que hace que todo sea una carrera. El gran mal de la humanidad, tanto en la economía, como en las familias, como en las escuelas. Todo se ha convertido en mercados y en competición, en un reduccionismo que empobrece al ser humano.

Me encantaría que las familias no llevaran a sus hijos a las escuelas para que sean competitivos, insolidarios y triunfadores. No me gusta una escuela privada financiada con fondos públicos que escoge a sus alumnos en función nivel económico. No me gusta que las familias lleven a sus hijos a las escuelas en función de sus compañeros de pupitre.

Me gustaría una escuela fuera un remanso de paz, un tiempo de tranquilidad, de exploración, sin demasiadas presiones, sin demasiados exámenes decisivos y ansiedad por el futuro. Aquellas en las que, por ejemplo, un “error” a los siete años no te condicione el resto de tu vida. Y con error me refiero a no aprovechar ese año, a tener una mala época o estar enfermo. La escuela debería formar personas justas, solidarias y comprometidas con el bien común.

La escuela no debería ser una carrera de ratas. Lo siento mucho, pero esos países asiáticos que en PISA “salen” tan bien son un auténtico infierno para los niños y las niñas. Son auténticos centros de tortura, donde se compite todo el tiempo bajo una presión desorbitada.

Fuente de la Entrevista:

Jordi Adell: “Los países asiáticos que salen tan bien en PISA son un auténtico infierno para los niños”

ove/mahv

 

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