Clara B. Vías- OEI-AECID.
Andrea Giraldez ha estado vinculado al mundo de las artes desde que nació. Ha trabajado como profesora de música en todos los niveles educativos, desde el infantil al universitario. Y ahora dirige, en colaboración con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) el Posgrado virtual de especialización en educación artística.
Antes de nada, cuéntenos un poco acerca de su vida
He estado vinculada al mundo de las artes, y más concretamente de la música, prácticamente desde el día de mi nacimiento. Mi madre era pianista, aunque como muchas mujeres de esa época acabó abandonando su carrera. A los tres años me matricularon en la Escuela de Niños Músicos, y a los cinco en la Escuela de Niños Cantores, dos excelentes iniciativas promovidas por el maestro Herbert Diehl, un inmigrante alemán que pocos años antes había llegado a la ciudad de Córdoba (Argentina) donde nací. Posteriormente estudié Pedagogía Musical en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y tuve una estancia en la Facultad de Artes de la Universidad de British Columbia (Canadá). En 1985 llegué a Barcelona para realizar un curso de educación musical en el Conservatorio Municipal de Música. Viví en esa ciudad hasta 1989, cuando me instalé en Madrid, donde ha transcurrido el resto de mi vida. Aquí terminé mi Doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación (UNED, 2001) y realicé un curso de Experto Profesional en E-learning (UNED, 2006).
En noviembre de 2007, el Secretario General de la OEI me invitó a participar en la primera reunión del Programa de Educación Artística, Cultura y Ciudadanía, en el que hoy sigo colaborando.
Además de la música, y las artes en general, mi gran pasión son las tecnologías. Sobre ese tema trabajé en mi tesis doctoral, y dedico gran parte de mi tiempo a descubrir sus posibilidades educativas en el ámbito de la educación musical.
¿En qué consiste el Postgrado virtual de especialización en educación artística?
El Postgrado Virtual de Especialización en Educación Artística es una de las iniciativas desarrolladas en el marco del Proyecto Metas Educativas 2021 y, más concretamente, dentro del Programa de Educación Artística, Cultura y Ciudadanía. El fortalecimiento de la educación artística en todos los niveles y contextos, así como de los vínculos entre educación y cultura, es uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos en todos los países iberoamericanos, y el profesorado es una pieza clave para conseguir este objetivo. Además de ofrecer formación didáctica en ámbitos específicos, como las artes visuales, la danza, la música, la creación audiovisual, etc., nuestra intención es facilitar un espacio de diálogo e intercambio en el que se puedan ampliar las perspectivas individuales para comenzar a trabajar en proyectos comunes e interdisciplinares que, además, tengan en cuenta la necesidad de un compromiso social. Después de todo, las artes avanzan en ese camino.
¿A nivel docente, cómo afronta usted este desafío?
Iniciar una actividad formativa dirigida a un colectivo tan diverso, conformado por docentes y artistas de numerosos países, era un gran reto. Ahora que han transcurrido más de tres meses desde el inicio de la primera edición del posgrado compruebo con satisfacción que esa diversidad es, precisamente, una de sus mayores riquezas, puesto que ha permitido establecer un diálogo muy rico y profundo entre personas con experiencias muy dispares. Personalmente, este posgrado está siendo uno de los desafíos más difíciles, pero también más gratificante, de mi carrera. Difícil porque no es lo mismo enseñar en el propio terreno que hacerlo en un espacio habitado por personas con realidades tan diferentes. Y gratificante porque me apasiona enseñar, pero sobre todo aprender de y con mis estudiantes, y ésta es sin duda una oportunidad única y muy singular.
El curso busca inculcar a los profesores técnicas más efectivas y creativas para enseñar artes en distintos contextos… quizá así, también se logre despertar la chispa creativa esos futuros alumnos.
La creatividad es un tema clave en un mundo como el actual, lleno de incertidumbres.
A los participantes de este curso se les presupone una cierta dosis de creatividad, puesto que todos y todas trabajan en el campo de las artes. Sin embargo, somos conscientes de que la práctica educativa ha estado marcada por ciertas tradiciones perversas, que lejos de fomentar la creatividad han terminado por ahogarla. En este sentido, uno de los propósitos del posgrado es revisar nuestras ideas sobre arte, cultura y educación y nuestras propias prácticas y, a partir de esa reflexión individual y conjunta, buscar los puntos de intersección, las formas, las herramientas y las metodologías que permitan transformar los procesos educativos y potenciar los recursos creativos tanto del profesorado como del alumnado.
En un curso cuya bandera es fomentar el arte y la creatividad, díganos qué ventajas ofrece el modo virtual para llevar esto a cabo
Realizar un curso de educación artística a través de una plataforma de e-learning era un gran desafío ya que, en comparación con otras áreas, existen pocos antecedentes. Como todos sabemos, las artes requieren de espacios de participación «cara a cara» y un contacto directo que no es posible en una plataforma de estas características. Sin embargo, hemos ido avanzando en el uso de diferentes herramientas para complementar esas carencias y disponer de otros modos de comunicación que trascienden las posibilidades del lenguaje verbal.
Este el primer año, pero que hubo cursos parecidos antes ¿Qué precedentes tiene?
En la oferta de cursos del Centro de Altos Estudios Universitarios de la OEI este es el primero que se ofrece para el área de educación artística. Personalmente, llevo algunos años trabajando en proyectos de educación a distancia y e-learning (entre otros, en los programas MODELTIC y FORMAPROF de la UNED, en los cursos de verano del Ministerio de Educación y en el Conservatorio Virtual). Sin embargo, su temática y características son bastante diferentes a las de este posgrado. En el contexto iberoamericano, algunas universidades han impartido cursos relacionados con el área, aunque generalmente se dedican a una especialidad. Nosotros hemos apostado por reunir en un espacio común a profesionales de las artes visuales, la música, el teatro, la danza, la fotografía y otras muchas expresiones artísticas lo que supone, en cierto sentido, una novedad.
Seguro que tiene más de una anécdota interesante que contar sobre estas experiencias…
Las anécdotas son muchas. Algunas provienen de las diferencias lingüísticas de los participantes. Aunque todos compartimos una lengua común (la alumna brasileña que participa en el posgrado también habla castellano), la terminología y, sobre todo, la manera de expresarse es muy diferente, lo cual suele dar lugar a interpretaciones erróneas que algunas veces debemos explicar. Otra que recuerdo especialmente es la que tuvo lugar cuando en un módulo se propuso realizar una tarea a partir de la selección de imágenes contemporáneas. Para quienes trabajan en el ámbito de las artes visuales esto no suponía una novedad. Sin embargo, algunos docentes de música, teatro o danza manifestaron sus miedos ante la propuesta. El resultado fue muy distinto al esperado, y muchos de ellos terminaron pidiendo más, dado el alto nivel de disfrute y conocimiento a los que la tarea había dado lugar.
¿A quién va dirigido este posgrado?
El perfil de los participantes en el posgrado es muy diverso, puesto que se oferta prácticamente a cualquier profesional vinculado con la educación artística, un ámbito en el que trabajan desde docentes de aula y especialistas hasta artistas, pasando por educadores de museos y auditorios, animadores, personal de las administraciones educativaso profesores de otras áreas. Ello obligó a considerar muy cuidadosamente cuál iba a ser el programa. En muchos momentos la decisión fue difícil y, de hecho, antes de iniciar el posgrado tenía algunos temores. Pero el camino recorrido hasta ahora indica que el enfoque y los contenidos elegidos han sido acertados.
¿Qué metodología emplea?
Los contenidos se presentan en documentos de texto enriquecidos con recursos audiovisuales y multimedia. Cada módulo se inicia con la lectura de dichos materiales, complementada con debates en los foros y otras actividades propuestas por los profesores y profesoras.
En general, la metodología es variada y depende de los contenidos y actividades de cada módulo. Hay módulos teóricos, que se prestan más a la reflexión y el debate y otros en los que, sin abandonar la fundamentación teórica, predomina la práctica. Hemos trabajado, por ejemplo, en el módulo 2 con el profesor Javier Abad en la creación colectiva de narrativas visuales a través del encuentro entre una palabra y una imagen para crear, mediante ese diálogo, un nuevo significado. Los resultados han sido sumamente interesantes. Ahora comenzamos a trabajar en procesos creativos que los participantes registran a través de fotografías, grabaciones sonoras y vídeos que compartimos tanto en la plataforma del curso como haciendo uso de herramientas 2.0 (Vimeo, Calameo, Wallwisher, etc.) y una red social de Metas 2021 que está iniciando su andadura. También estamos haciendo las primeras pruebas con WebEx, lo que nos permitirá tener encuentros en línea y un entorno de aprendizaje más dinámico a la hora de desarrollar ciertas actividades.
¿Quién más interviene en el curso?
En el curso, además de mi participación como directora, interviene un amplio equipo conformado por el director del CAEU (Alejandro Tiana), el secretario técnico (Juan Carlos Toscano), los profesores y profesoras de los distintos módulos (que en general son también sus autores), los asesores técnicos y los tutores. Trabajamos todos y todas de manera coordinada, y creo que gran parte del éxito depende de esta colaboración continua y de la excelente sintonía que hay entre nosotros.
¿Cuántos alumnos son? ¿De cuantos países?
En este momento están en marcha dos ediciones del posgrado. En la primera, que comenzó en el mes de marzo de 2011, participan 76 alumnos y alumnas de dieciocho países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela). En la segunda, que comenzó en el mes de abril, participan 118 docentes y artistas uruguayos, puesto que en este caso se firmó un convenio de formación entre el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay y el CAEU. Allí contamos también con la inestimable ayuda de la oficina de la OEI en Montevideo.
¿Considera que esta multiculturalidad es enriquecedora para el curso?
La diversidad de los participantes es uno de los factores más interesantes de este posgrado puesto que nos permite compartir distintos puntos de vista y maneras de ver y entender la realidad. Además, se aprende mucho de las experiencias que tienen los colegas en sus respectivos países, de sus debilidades y fortalezas, de sus recorridos, de sus aspiraciones. Cada participante, ya sea profesor o alumno, es una ventana abierta a un mundo al que sería mucho más difícil acceder sin las posibilidades que brinda este espacio de encuentro.
Para la mayoría de los participantes, conectar con personas que comparten la misma pasión y los mismos intereses ha sido una oportunidad única para encontrar lo que Key Robinson, en su libro titulado El elemento, llama la «tribu», a la que se refiere en estos términos: «Los miembros de una tribu pueden ser colaboradores o competitivos. Pueden compartir los mismos puntos de vista o tenerlos completamente diferentes. [Sin embargo], lo que conecta a una tribu es un compromiso común con aquello para lo que sienten que han nacido. Esto puede ser extraordinariamente liberador, sobre todo si uno se ha dedicado a su pasión en solitario». Cito sus palabras porque permiten explicar claramente lo que hemos vivido hasta ahora en este posgrado.
¿Cuáles son los requisitos de entrada?
Para realizar el curso hay que estar en posesión, como mínimo, de un título de graduado universitario o diplomado. No obstante, en casos especiales se valora el currículum del aspirante, sobre todo teniendo en cuenta que las titulaciones universitarias no son un requisito imprescindible para muchos artistas y que en algunos países los docentes no se forman en universidades, sino en otras instituciones que les proporcionan la certificación requerida para enseñar.
¿Qué perspectivas tiene de futuro?
Además de continuar con las dos ediciones del posgrado que ya han comenzado (una internacional y otra uruguaya), hay una nueva convocatoria general para empezar otro curso entre los meses de noviembre y diciembre con la colaboración de la Universidad de Valladolid.
Asimismo, estamos trabajando en nuevos convenios con la Universidad de Los Lagos y con el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) de Chile, así como con las oficinas de la OEI y los Ministerios de Educación y Cultura de otros países de la región.
Antes de empezar el curso, usted les preguntó a sus alumnos ¿Por qué es importante la educación artística? Ahora toca evaluar a la profesora… responda usted a esa pregunta.
Esta es, quizá, la pregunta más difícil, porque las razones son muchas y debo responder en pocas palabras. Aún así, voy a intentarlo. Creo que la educación artística es el arma más poderosa con la que contamos para liberar la imaginación y formar ciudadanos capaces de pensar que las cosas pueden ser de otro modo, sensibles, libres, solidarios y comprometidos en la construcción de un mundo más justo y amigable. Muchos de los proyectos de educación artística que se desarrollan actualmente en los distintos países iberoamericanos (tanto en contextos de educación formal como no formal) contribuyen de manera muy singular a lograr ese objetivo.