De urgencia, como respuesta a la escalada de agresiones en Líbano, así se reunirá hoy la Asamblea General de las Naciones Unidas en su sede en Nueva York, después de casi un año de citas en las que no se ha conseguido detener el genocidio en Gaza, y tras varios días de ofensiva israelí contra el país vecino, que ha dejado cientos de víctimas mortales en poco más de una semana.
Ayer, en su discurso ante los estados miembros, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres alertaba de que “Líbano está al borde del colapso”, y calificaba a Gaza de “pesadilla interminable que amenaza al resto de la región”, “el mundo no se puede permitir otra Gaza”, alertaba. Poco después, en su última intervención ante las Naciones Unidas, el presidente estadounidense Joe Biden defendía su “determinación” desde el 7 de octubre por “evitar una guerra más amplia que afecta a toda la región”, mientras insistía, en que “aunque la situación haya escalado “una situación diplomática aún es posible”.
Mientras se repiten discursos ya conocidos, ante la inminente asamblea extraordinaria de Naciones Unidas, el primer ministro, Benjamin Netanyahu se prepara para viajar a Estados Unidos, pues se dirigirá ante la Asamblea General de la ONU el próximo jueves. Según publicaban las noticias del Channel 12 israelí, recogiendo el testimonio de miembros del gobierno, este viaje de Netanyahu ha despertado críticas al considerar que se ausentará del país durante un momento crítico, gesto que consideran “irresponsable”.
Más allá de la retórica y de las llamadas a la desescalada, lo cierto es que una vez más Israel es quien está cometiendo el grueso de las ofensivas: un cálculo elaborado por Al Jazeera refleja que desde el 8 de octubre, Israel habría realizado 8.300 ataques contra Líbano, cuatro veces más que los lanzados por la milicia, que raramente dejan víctimas mortales.
De hecho, durante la jornada de ayer, el conteo de víctimas libanesas de la ofensiva israelí no paraba de aumentar hasta llegar a las 569, un goteo que no ha cesado durante el día de hoy, mientras el ejército sionista continua con sus bombardeos. La ofensiva también dejó al menos 1.835 heridos. Hezbollah por su parte ha incrementado el número de cohetes lanzado contra Israel, llegando a enviar 300 de estos artefactos durante la jornada del martes. También disparaba un misil tierra-tierra contra los cuarteles generales del Mossad en Tel Aviv, interceptado por el escudo antimisiles de Israel.
Si el aumento continuo en el recuento de víctimas libanesas recuerda al escenario gazatí, también lo hace la proliferación de personas buscando refugio, muchas tras haber recibido mensajes del ejército sionista empujándolos a la “evacuación”. En los últimos días miles de personas se dirigen hacia el Norte, hacia las montañas y hacia Beirut, especialmente después de que Nasser Yassin, ministro de Medio Ambiente, anunciara la apertura de 252 escuelas para las personas desplazadas, donde ya se refugian 27.000 personas. Ya en agosto, Naciones Unidas hablaba de más de 110.000 residentes libaneses del sur desplazadas.
También se repite el argumentario israelí para fijar los objetivos de su ofensiva: del mismo modo que el Estado sionista lleva casi un año insistiendo en que continuará su “guerra contra Hamás” hasta que hayan vuelto todas las personas hechas prisioneras el 7 de octubre, el ministro de defensa Yoav Gallant visitaba ayer las tropas desplegadas en el Norte de Israel, provenientes de Gaza, anunciando que la ofensiva seguiría hasta que los israelís pudiesen restablecerse en las ciudades y asentamientos del Norte, mientras se puso sobre la mesa una invasión terrestre al Líbano, según recogía The Israel Times. En un post dirigido a Antonio Guterres, el ministro de Gallant le contestaba “la pesadilla de la que habla ya es un hecho”, y acusaba a las Naciones Unidas de no cumplir su obligación de evitar los ataques de Hezbollah.
Los ataques israelís se han cobrado esta semana también en Líbano la vida de dos periodistas, el cámara de Al-Manar TV, Kamel Karaki asesinado en la ciudad Qantara del Sur del Líbano, según reportaban los medios locales, y el periodista Hadi al-Sayed, quien trabajaba en el canal de televisión libanés Al Mayadeen, y fue asesinado en su casa por un bombardeo israelí. Estas dos últimas víctimas se sumarían a los otros tres periodistas muertos bajo fuego israelí desde el 7 de octubre, según reporta la Federación Internacional de Periodistas.
La violencia israelí contra Líbano ha generado la indignación de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, cuya secretaria general, Agnes Callamard, señalaba ayer en una entrevista en Al Jazeera: “Israel está cometiendo violación tras violación de la ley internacional”, tras enumerar los ataques indiscriminados en Gaza, el asesinato de trabajadores humanitarios o de periodistas. Callamard señalaba también a los gobiernos que siguen armando al estado sionista, especialmente Estados Unidos, donde ayer miles de manifestantes se concentraron en las principales ciudades exigiendo el cese del apoyo militar a Israel por parte de la superpotencia y un embargo de armas.
El genocidio en Gaza no cesa
No por estar desplegando su violencia contra la población libanesa Israel ha aflojado su ofensiva contra Gaza, al contrario, el ejército sionista ha recrudecido los ataques contra el centro de la franja, y la ciudad de Khan Younis en el Sur, cuya parte oriental ha sido totalmente arrasada. También el campo de refugiados de Nuseirat ha sido objeto de múltiples ataques aéreos. Desde el castigado territorio llegan testimonios sobre familias enteras masacradas. Entre ellas, una mujer embarazada y sus cuatro hijos, asesinados en Rafah en el bombardeo de una vivienda.
Y es que, según denuncia la Defensa Civil palestina, Israel está intensificando la destrucción de edificios residenciales. Esta organización denuncia el bombardeo de ocho viviendas y la muerte de 53 palestinos entre Khan Younis y Rafah solo el martes. Mientras, las cifras de personas asesinadadas en Gaza es de al menos 41.467 con por lo menos cerca de 100.000 personas heridas, apuntan los datos del Ministerio de Salud.
Incursiones y arrestos en Cisjordania
Mientras bombardea Líbano y Gaza, Israel ha hecho de Cisjordania un campo de incursiones militares continuas, como las que ayer martes, en las inmediaciones de Hebrón, de Nablús o de Belén, se tradujeron en la detención de varios palestinos, según la agencia de noticias Wafa.
En total son ya casi 500 los y las palestinas asesinadas en Cisjordania, 116 de ellas niñas, unas 3.500 las personas desplazadas, y 11.000 las detenidas desde el 7 de octubre. El territorio ocupado vive un deterioro sin precedentes, con una crisis económica que se deja sentir sobre los hogares palestinos.
Por otro lado, el pasado domingo, soldados enmascarados israelíes invadieron las oficinas de Al Jazeera en Ramallah, acusando a la redacción de incitar al terror, y entregando una orden de cierre por 45 días. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras, han denunciado la acción, calificándola de “censura sin precedentes”.
Por: Mohammad Al Sawalhi, Abeer Salman, Sana Noor Haq
Carteles multicolores, banderines blancos y banderas palestinas de papel decoran una tienda de campaña en Deir al-Balah, en el centro de Gaza. Mochilas escolares llenas de ropa, pequeñas almohadas y mantas con motivos florales están esparcidas por el suelo.
Más de una decena de niñas y niños están sentados con las piernas cruzadas en un aula improvisada en la región costera. Sus ojos se desplazan rápidamente por una gran pizarra mientras recitan las palabras de su maestra, Oula Al Ghoul, quien anima con delicadeza a sus alumnos. El sonido de los drones israelíes resuena en el cielo, un duro recordatorio de los combates que han envuelto a Gaza durante más de 11 meses.
“Tenemos guerra, no hay escuelas… Sin embargo, los niños están ansiosos por aprender”, dijo Al Ghoul a CNN. Decidió instalar un aula rudimentaria en la misma tienda de campaña en la que vive, solo para darles a algunos estudiantes de primer grado la oportunidad de estudiar.
“Incluso los padres vienen y preguntan sobre el progreso de sus hijos en la escritura, preguntándoles si están mejorando”.
Pero su iniciativa es la excepción. Mientras los niños de Medio Oriente comienzan el nuevo semestre, los de Gaza no podrán volver a la escuela. La ofensiva israelí lanzada tras los ataques del 7 de octubre liderados por Hamas ha generado una crisis humanitaria y ha paralizado los servicios educativos en el enclave asediado.
Oula Al Ghoul, una maestra palestina, ha creado un aula improvisada para niños desplazados en Deir al-Balah, en el centro de Gaza. CNN
Al menos 45.000 alumnos de primer grado en Gaza no podrán comenzar el año escolar , según la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, UNICEF.
“Los estudiantes de primer grado se suman a los 625.000 niños a los que ya se les ha negado un año escolar entero” y se enfrentan a la perspectiva de perder un segundo año de educación, dijo la agencia.
La campaña de bombardeos israelí ha destruido 123 escuelas y universidades en Gaza, según la Oficina de Medios Gubernamentales (GMO) de la zona. Al menos 11.500 estudiantes y 750 profesores han muerto, informó la GMO este lunes.
A principios de este año, la ONU acusó a las fuerzas israelíes de “aniquilar sistemáticamente” el sistema académico de Gaza, citando a expertos independientes, y pidió la protección de los escolares. Las FDI han dicho que los ataques contra las escuelas están dirigidos contra militantes de Hamas y han insistido en que se tomen medidas para minimizar los daños a los civiles. Hamas ha negado que haya combatientes infiltrados en la infraestructura civil.
Muchas escuelas se han convertido en refugios improvisados, ya que cientos de miles de personas buscan refugio de los bombardeos de Israel. Varios niños palestinos dijeron a CNN que los días dedicados al estudio han sido reemplazados por una lucha por la supervivencia. Algunos pasan horas haciendo cola para recibir agua o ayuda alimentaria, ya que el asedio de Israel ha agotado los suministros. Los trabajadores humanitarios dicen que los campamentos de desplazados están abarrotados de niños que no tienen un espacio seguro para jugar.
“Aspiraba a terminar mis estudios y ayudar a mi padre a alimentar a mi familia”, dijo Raghad Ezzat Hamouda, una estudiante de literatura inglesa de 19 años desplazada en Beit Lahia, en el norte de Gaza. El viernes, dijo a CNN que se había inscrito en su curso universitario el otoño pasado, justo antes de que estallaran las hostilidades.
“La guerra destruyó todas mis ambiciones y no quedó nada”.
Israel lanzó su ofensiva militar el 7 de octubre después de que el grupo militante Hamas, que gobierna Gaza, atacara el sur de Israel. Al menos 1.200 personas murieron y más de 250 fueron secuestradas, según las autoridades israelíes.
Los ataques israelíes en Gaza han matado al menos a 41.182 palestinos y herido a más de 95.000, informó el jueves el Ministerio de Salud de la zona. CNN no puede confirmar las cifras de forma independiente.
‘No hay escuelas, no hay libros, no hay nada’
Decenas de niños palestinos con zapatos polvorientos llevan bidones vacíos en una escuela que se ha convertido en un refugio improvisado para desplazados en Deir al-Balah. El sol les pega en la cara mientras hacen cola para recoger agua para sus familias.
Imágenes de CNN tomadas desde la escuela, dirigida por la principal agencia de la ONU para la ayuda humanitaria palestina, UNRWA, muestran a niños clamando por los escasos recursos. Las moscas pululan entre las filas de desplazados, que están dispersos entre hileras de tiendas de campaña, tendederos y colchones viejos, dentro de las enormes instalaciones. La ofensiva israelí en Gaza ha desplazado a 1,9 millones de personas, según la ONU, casi toda la población.
Sajid, un joven palestino desplazado en Deir al-Balah, dijo a CNN que soñaba con convertirse en médico, antes de que la guerra interrumpiera el acceso a la educación en Gaza. CNN
“Solíamos estudiar, asistir a clases, hacer los deberes y nuestras vidas eran felices”, dijo a CNN este lunes Maryam Shtawi, una joven que se aloja en el refugio. “Debido a la guerra, nos desplazamos y ya no hay educación, nada más, no hay estudios. Nuestras vidas se han convertido en ir a buscar agua y recolectar alimentos. Quiero aprender”.
Sajid, de nueve años, dijo a CNN que debería haber comenzado el cuarto grado. “Ya no hay escuelas para aprender. Las escuelas se han convertido en refugios para personas desplazadas”, dijo. “Ahora, vamos a buscar agua y compramos cosas en el mercado. Ya no estudiamos. Si hubiera seguido en la escuela, habría crecido y me habría convertido en un médico famoso”.
No hay garantías de seguridad para quienes se refugian en las escuelas. Al menos el 70% de las escuelas gestionadas por la UNRWA han sido atacadas durante la guerra, de las cuales el 95% se utilizaban como refugios para personas desplazadas, informó la agencia el 9 de septiembre .
El miércoles, al menos 18 personas, incluido personal de UNRWA, murieron en un ataque aéreo israelí contra una escuela de la ONU convertida en refugio en el campamento de Nuseirat, en el centro de Gaza, según la Defensa Civil de Gaza y funcionarios del hospital.
Las FDI afirmaron que la escuela “fue utilizada por terroristas de Hamas para planificar y ejecutar ataques terroristas contra las tropas de las FDI y el Estado de Israel”. La UNRWA afirmó que sus empleados eran profesores. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, describió los ataques israelíes contra las escuelas como “violaciones dramáticas del derecho internacional humanitario”.
Los niños también han sido desarraigados de un refugio a otro, dijeron sus padres a CNN. La falta de estabilidad o rutina agravará el trauma psicológico de los niños que han presenciado escenas de derramamiento de sangre, han perdido a seres queridos o han quedado huérfanos por la guerra, según UNICEF.
“La situación de los estudiantes es difícil, necesitan aprender ahora mismo… Desafortunadamente, ninguno de ellos sabe escribir. No hay escuelas, ni libros, ni nada”, dijo Mohammad Masoud, un maestro. “En lugar de estar en sus clases o en las universidades, los estudiantes venden en las calles o intentan ayudar a sus familias haciendo cola para conseguir agua o comida”.
Mientras tanto, al menos 19.000 niños han sido separados de sus padres o cuidadores, informó la ONU en agosto .
“Están literalmente caminando entre la basura”
Más al sur, en Al-Mawasi, Khan Younis, los niños corren descalzos por las calles llenas de basura, según un trabajador humanitario en la extensa ciudad costera.
Algunos buscan entre montones de desechos objetos que puedan revender, dijo Liz Allcock, jefa de protección de la ONG Ayuda Médica para Palestinos (MAP), con sede en el Reino Unido.
“Hay niños por todas partes”, dijo Allcock el viernes. Su testimonio fue transmitido a CNN por MAP. “¿Dónde más van a estar? Realmente no hay espacios seguros para que los niños jueguen.
“He visto niños sin zapatos, descalzos y entre vertederos de basura que se extienden hasta donde alcanza la vista. Literalmente están vadeando basura, plásticos, todo tipo de desechos. Es un entorno altamente peligroso”.
Niños palestinos juegan con aros de hula hula cerca de un campamento de tiendas de campaña improvisado mientras las escuelas permanecen cerradas debido a la ofensiva militar de Israel, en Deir Al-Balah, en el centro de Gaza, el 28 de abril.
Ramadán Abed/Reuters
Las agencias de ayuda humanitaria afirman que no pueden ofrecer protección o refugio adecuados a los niños, y citan las restricciones a la ayuda, los ataques a las zonas humanitarias designadas por Israel y las reiteradas órdenes de evacuación. En junio, la ONU añadió al Ejército de Israel a una lista mundial de infractores que han cometido violaciones contra los niños . Hamas y la Yihad Islámica Palestina también fueron añadidos a la lista, según una fuente diplomática.
“Es un caso de vulnerabilidades acumuladas que no se parecen a ningún otro lugar en el que he trabajado como humanitario”, dijo Allcock.
“Las acciones tomadas por el ejército israelí que han resultado en esta situación – la negación de ayuda adecuada, el bombardeo y los ataques aéreos contra civiles y zonas humanitarias – son una violación de todo tipo de posibles derechos del niño consagrados en el derecho internacional”.
Con todo el dolor del alma este escrito está dedicado a los niños palestinos que soportan el escolasticidio y a Marisol y Lucía, mis queridas hijas.
“La educación y todo el proceso educativo, junto con todos sus componentes, instalaciones e instituciones, están en el centro del objetivo sionista israelí. Este ataque es sistemático, es un asalto calculado, según la clasificación de las organizaciones de derechos humanos”. -Kram Wadi, profesor adjunto de Currículo e Instrucción en la Universidad Al-Aqsa
“A quienes dicen por qué no hay educación en Gaza, los bombardeamos. Oh, qué lástima, ya no seréis ingenieros”. -Un soldado de Israel
«Estás matando todos los años dedicados a la formación, que en su totalidad serían básicamente miles de años de conocimiento, porque cada una de estas cientos de personas que han sido asesinadas ha trabajado al menos 10 años para obtener un doctorado, si no más». -Abdel Razzaq Takriti, profesor Universidad Rice en Estados Unidos.
El genocidio de los palestinos que realiza de manera cobarde e impune el Estado de Israel alcanza tales cotas de inhumanidad que se han tenido que inventar nuevos términos, porque los existentes son limitados e insuficientes para describir la macabra realidad que viven de manera cotidiana los habitantes de Gaza y Cisjordania. En este caso, las palabras se quedan cortas para señalar los nuevos crímenes nazisionistas. Estos son de tal magnitud que genocidio resulta siendo un vocablo que por su carácter genérico ‒aunque terriblemente cierto‒ no da cuenta de los nuevos crímenes que ha inventado el Estado de Israel, todos inscritos por supuesto en la órbita amplia del genocidio.
Entre esos crímenes existe uno particularmente brutal, que es realizado en forma premeditada y planificado con el claro propósito de matar, herir, destruir, arrasar de manera directa a niños, jóvenes, profesores y, en sentido más amplio, a la comunidad educativa. Para dar cuenta de esa nueva criminalidad estatal y terrorista se ha inventado la palabra escolasticidio, es decir, genocidio escolar, educacidio o educidio, con el cual se quiere dar cuenta de la destrucción sistemática, bien sea total o parcial, de la vida educativa de un grupo nacional, étnico, religioso o racial y de sus formas de organización educativa y cultural, como está aconteciendo hoy con el pueblo palestino.
COMPONENTES DEL ESCOLASTICIDIO
El vocablo escolasticidio fue acuñado por la profesora palestina de la Universidad de Oxford, Karma Nabulsi, en el que se combina el prefijo latino schola, que significa escuela, con el sufijo latino cidio, que significa matar. Más allá de lo literal, matar la escuela, habría que agregar que es una matanza masiva, sistemática, planificada, con el objetivo de destruir a la escuela y a los escolares. En forma esquemática e incompleta, dada la inventiva israelí en el terreno de la muerte y la crueldad, señalemos algunos de los rasgos que caracterizan al escolasticidio, para arañar, así sea superficialmente, la magnitud del crimen en marcha. Se trata también, como enseñanza derivada, que la comunidad educativa, en los diversos países, entienda el sentido y significado del genocidio escolar, porque allí se muestra un elemento del posible futuro que nos espera a todos nosotros si es que no hacemos nada para enfrentar los crímenes del nazisionismo.
Destrucción de escuelas y universidades: Israel expulsa los cuerpos de sus sitios de residencia, mata y destruye las subjetividades de los palestinos y destruye en términos materiales el aparato escolar, para que esta no tenga condiciones físicas de seguir operando. De esta manera, puede colegirse sin mucho esfuerzo que los bombardeos contra escuelas y universidades no son ningún daño colateral, ni se atacan los centros educativos porque supuestamente allí se refugian los combatientes de Hamas. Simplemente, un objetivo central del genocidio en curso es impedir que existan lugares, espacios, construcciones educativas en las que en el futuro inmediato puedan reanudarse las actividades escolares. Al respecto, la destrucción de las escuelas y universidades es de tal magnitud que en poco tiempo ha alcanzado niveles similares a los que se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial, incluso peores si tenemos en cuenta que Israel se concentra en forma específica en la destrucción de los centros educativos, algo que no era tan evidente y directo ni siquiera en la Alemania nazi. Ahora han sido destruidas 400 escuelas y las doce universidades existentes. Aparte de todo, las escuelas que quedan en pie han sufrido destrucción parcial y muchas de ellas están tan deterioradas que no es posible habitarlas en un futuro cercano, salvo que se reconstruyan con todas las normas arquitectónicas del caso, lo cual va a durar décadas.
Para dar unos pocos datos sobre la destrucción de escuelas, mencionemos que a mediados de julio fueron destruidas cuatro de ellas, que fueron sometidas a incesantes bombardeos y fueron masacrados 25 niños. Sobre esto dice Juliette Touma, directora de Comunicaciones de La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA): “Esto se está convirtiendo en algo habitual. Sólo en los últimos cuatro días hemos visto cuatro escuelas atacadas” y “decenas de personas pagan el precio”. “Hemos convertido a la gran mayoría de las escuelas en refugios y en algún momento tuvimos un millón de personas alojadas en ellas”[1]. El jueves 18 de julio “la escuela Al-Falah, ubicada en el barrio de Zaytoun, al sureste de la ciudad de Gaza, fue objetivo de un ataque que dejó un saldo de dos civiles asesinados y cinco más heridos”[2].
Demolición deliberada de escuelas y universidades:Para darse cuenta de la perversidad genocida de Israel debe resaltarse que no es que solamente se estén destruyendo las escuelas por los bombardeos indiscriminados contra estas instalaciones y las personas que allí se encuentran. Existe algo de la misma saña criminal, consistente en la demolición programada de escuelas en diversos sitios de la palestina histórica, algo que se viene realizando desde hace décadas y que no ha cesado en los últimos meses. Así tenemos que se han demolido sedes de universidades, como la Universidad de Israa, que fue destruida desde sus cimientos con explosivos el 17 de enero de 2024, o sea, fue literalmente borrada del mapa. O lo menos conocido como la demolición de 42 escuelas de beduinos en el Valle del Jordán, con el objetivo de favorecer la colonización sionista en la zona. Esta técnica, criminal y terrorista de Israel, es de vieja data e involucra la destrucción de las casas de los palestinos, para que estos no tengan donde retornar. En el caso de los centros educativos se demuelen para que no existan lugares donde se pueda volver a estudiar tras el apaciguamiento de esta fase del genocidio.
Ataques a las escuelas de las Naciones Unidas: En el caso de Israel su cinismo genocida no tiene límites, porque no existe ningún caso similar por parte de ningún país reconocido por la ONU ‒e Israel sí que es hijo ilegitimo de la ONU‒ en el que un estado de manera descarada ataque directamente las instalaciones de esa entidad. Al respecto, Israel se ha encargado de liquidar todas las instalaciones de la ONU, la mayor parte de las cuales están ligadas a la Agencia para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWUA), la cual administra escuelas, hospitales, centros de salud, albergues, campos de refugiados, restaurantes… Entre los ataques más criminales de Israel se encuentran los bombardeos contra escuelas y hospitales administrados por la UNRWUA, cuyas instalaciones han quedado pulverizadas y en cada uno de ellos han muertos decenas o centenares de palestinos, incluyendo miembros del personal administrativo de la entidad adscrita a las Naciones Unidas. Es decir, no solamente se asesina a palestinos, la mayor parte niños y mujeres, sino que se mata impunemente a funcionarios y empleados de la ONU, profesores, administradores, lo cual no genera ningún rechazo ni repudio especial de la mal llamada “Comunidad Internacional”. Entre uno de los ejemplos que pueden mencionarse se encuentra el ataque que se realizó en junio a una escuela de la ONU, en el que fueron masacradas 35 personas. El día 7 de junio un avión militar de Israel disparó dos misiles contra las aulas del último piso de la escuela en el campo de refugiados urbano de Nuserait. En el momento en que se produjo el bombardeo 6000 personas desplazadas se refugiaban en la escuela. Uno de los sobrevivientes, Udai Abu Elias contó: «Estaba durmiendo cuando ocurrió el incidente. De repente, oímos una fuerte explosión y los cristales rotos y los escombros del edificio cayeron sobre nosotros. El humo llenaba el aire y no podía ver nada. No esperaba salir vivo. Oí que alguien llamaba a los sobrevivientes para que salieran de debajo de los escombros. Me esforcé por ver mientras tropezaba con los cuerpos de los mártires»[3].
Hasta junio de 2024 han sido atacadas 190 escuelas e instalaciones gestionadas por la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Además, Israel no discrimina y bombardea sin pausa los campos de refugiados y las escuelas que allí se encuentran, en donde se albergan niños. Muchos de esos campos de refugiados existen desde hace décadas, y han sido masacrados centenares de niños.Un ejemplo palpable lo representa lo sucedido el domingo 14 de julio cuando Israel volvió a bombardear la escuela de las Naciones Unidas del campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, y masacró a 13 personas, la mayoría niños.
Ataques y bombardeos a hospitales: Aunque la destrucción del sistema de salud de Gaza, que incluye el ataque sistemático a hospitales, constituye un crimen de guerra con sus propias particularidades que debe ser analizado de manera específica, debe ser incluido dentro del escolasticidio porque gran parte de los muertos y heridos son niños que se recuperaban de ataques previos o se les atendía por diversas enfermedades. De igual manera, se ataca a mujeres gestantes, lo quiere decir que en forma premeditada se agrede a la población relacionada en forma activa o potencial con el sistema escolar, con la clara intención de matarla. Aparte del bombardeo de hospitales debe incluirse el ataque a ambulancias donde se llevan enfermos y heridos, el allanamiento arbitrario y la evacuación forzosa de los hospitales y el asesinato aleve de pacientes en las camas en que se encontraban convalecientes.
No es una casualidad que los cobardes bombardeos que realiza la fuerza aérea de Israel sobre hospitales dejen centenares de muertos y de heridos. Al respecto valga mencionar que solamente en los dos primeros meses de la fase actual del genocidio, a finales de 2023 se presentaron 250 ataques a hospitales, centros de salud y ambulancias por parte de los ocupantes de Israel, que dejaron centenares de muertos. Un solo caso es demostrativo, el artero ataque con un misil por parte de Israel contra el hospital Al-Ahli que el 17 de octubre mató en forma instantánea a 421 personas y dejo centenares de heridos. Una descripción es suficientemente ilustrativa de este atroz crimen del sionismo, que como hemos dicho, forma parte también del escolasticidio:
“‘En el terreno quedaron cientos de víctimas, entre heridos y fallecidos. Las imágenes mostraban una gran cantidad de personas que yacían en el suelo’.
‘Partes del hospital están en llamas’, relató el cirujano británico-palestino Ghassan Abu Sittah. ‘No sé si es el servicio de urgencias, pero seguro que el quirófano sí. Parte del techo se ha caído. Hay cristales por todas partes’.
Otro médico aseguró que el 80% del hospital estaba fuera de servicio y que cientos de personas murieron o resultaron heridas en la explosión.
Además de los pacientes y personal sanitario que había en el hospital, en el interior y al exterior del edificio había civiles -unos 1.000, según los últimos reportes- que buscaban un lugar seguro ante los bombardeos israelíes”[4].
Destrucción de infraestructura educativa: Cuando se habla de la destrucción material no se incluye solo a instalaciones de escuelas y universidades. Se involucra allí también la destrucción de sedes gubernamentales que están relacionadas en forma directa o indirecta con el sistema educativo. Así, el 15 de noviembre de 2023 Israel demolió la sede de la Asamblea Legislativa y la sede del gobierno de Hamas en la Franja de Gaza. Israel también bombardea y destruye restaurantes y cafeterías de colegios y universidades, los laboratorios, las zonas de esparcimiento, las instalaciones deportivas y todos los lugares de sociabilidad de profesores y estudiantes, así como las zonas administrativas que dirigen y coordinan las actividades escolares. Con la misma lógica criminal se destruyen museos, murales históricos, editoriales, imprentas, centros de producción artística, iglesias, mezquitas, edificios históricos y zonas arqueológicas.
Destrucción de bibliotecas y archivos históricos: Israel pretende borrar los lugares donde se encuentran depositadas las fuentes históricas y de conocimiento para las nuevas generaciones de palestinos. Se incurre en un memoricidio consciente y sistemático, con el objetivo de hacer añicos las bibliotecas y archivos existentes en Gaza. Cabe mencionar la destrucción del Archivo Central de Gaza de 150 años de existencia, en el que se guardaban tesoros documentales y bibliográficos sobre la historia palestina desde hace cientos de años, en especial desde la época del dominio otomano. Miles de documentos fueron destruidos por los ataques de Israel, con lo que se dio un paso más en el intento de hacer desaparecer del mapa todo lo relacionado con el pueblo palestino, incluyendo las fuentes históricas que registran su presencia en la región desde hace varios siglos.
Uso de escuelas como cuarteles e instalaciones militares por Israel: Aparte de desalojar a los niños y jóvenes de sus escuelas y universidades, el ejército sionista procede a ocupar los recintos educativos en forma militar y a usarlos como centros de operaciones logísticos y desde allí atacar al resto de la población gazatíe. Después suele bombardear y destruir las instalaciones que le han servido de centro de operaciones. Un claro ejemplo de esto que mencionamos fue la ocupación de la Universidad de Israa en diciembre de 2023, usada como centro logístico y operativo por los militares de Israel que, tras un mes de ocupación, fue demolida por los mismos ocupantes, quienes incluso bailaban de regocijo y dicha al contemplar y filmar su acción escolasticida.
Ataques y asesinatos de madres gestantes y lactantes: El futuro de la educación en Gaza está en cuestión por otro hecho terrible: en la actual ofensiva genocida por Israel han sido asesinadas miles de madres con sus hijos todavía en el vientre, otras han sido heridas o han quedado lisiadas. Muchos bebes sobreviven huérfanos desde la cuna, ante la muerte de su progenitora. Y las mujeres que quedan vivas deben dar a luz a sus bebés en duras condiciones, sin agua, sin condiciones higiénicas mínimas, sin apoyo médico y sanitario. Sus niños nacen desnutridos y abatidos desde el momento en que ven la primera luz del sol por el estruendo de bombardeos y el ruido ensordecedor de los aviones que lanzan los artefactos explosivos. Un solo ejemplo es revelador: “‘No podía evitar pensar en cómo se sentía mi bebé con cada explosión’. Así se expresaba hace escasos días una mujer embarazada que permanece en el norte de la Franja de Gaza ante el asedio israelí. Ella misma describía cómo su cuerpo temblaba con cada bombardeo mientras corría para refugiarse con su familia en una escuela después de que su casa fuera destruida por los ataques. Duerme en un suelo frío y sucio, sin comida ni higiene. ‘A medida que pasan las noches y avanzan los días se preocupa más. Cada día, cada hora y cada minuto tiene miedo del mundo al que traerá a su bebé y si estará bien’”[5].
Qué futuro puede tener un sistema educativo y un país en general si sus niños no pueden llegar al mundo y si lo hacen su esperanza de vida va a ser breve, teniendo en cuenta el contexto adverso en que llegan a esta tierra, y para completar soportando bombas y explosiones. Nacimientos prematuros y abortos espontáneos se presentan cada minuto en los hospitales bombardeados, donde las madres no solo esperan a sus hijos, sino que, con terrible incertidumbre, deben asumir que, en cualquier momento, sean bombardeadas y allí se acabe todo.
No por azar, dirigentes, políticos y gente corriente en Israel sostienen que debe exterminarse a los niños de Palestina porque, argumentan criminalmente, que estos van a ser futuros terroristas. Una sola muestra es ilustrativa en este sentido: Yelet Shaked, mujer del Parlamento israelí, ha afirmado sobre las mujeres y madres palestinas que «tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos». Agregó con tono hitleriano: «Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos». Remató diciendo que las mujeres palestinas, «Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes»[6].
Asesinato de estudiantes: En estos momentos se está produciendo el asesinato en masa del eje vertebral de cualquier comunidad educativo, esto es, los estudiantes. Y este crimen se perpetúa en forma sádica, porque todos los días se bombardean pueblos, zonas de refugio, campamentos, sedes de la ONU, hospitales, escuelas, universidades. Gran parte de quienes mueren por las “bombas inteligentes” de Israel son niños. Aunque las cifras son imprecisas y cambian minuto a minuto, dado que los bombardeos y agresiones del ejército sionista no se detienen, hasta el momento en que escribimos estas líneas se habla de unos quince mil niños asesinados, a los que deben agregarse miles de cadáveres que se encuentran entre los escombros de los edificios que Israel arrasa con sus tanques y aviones.
Los niños que tienen la suerte (¡!) de quedar vivos contemplan las escuelas destruidas, que son un oscuro recuerdo del lugar y el tiempo que pasaban con los amigos. Uno de ellos recuerda: «‘Salíamos durante el recreo. Íbamos a las aulas y paseábamos. El director venía a las clases’, dijo Abed al-Qara, alumno de quinto año básico, que inspeccionaba los daños con su amigo Muhammed al-Fajem en Bani Suhaila, situada al este de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza. ‘Nos daba los libros. Íbamos allí y veíamos quién entraba y salía; nos quedábamos en la puerta de la escuela. Vivíamos’»[7]. De eso solo quedan los edificios en ruinas, las aulas destruidas, los libros y cuadernos pulverizados. En fin, una muestra macabra de lo que deja el genocidio educativo y los sueños rotos de quienes deben representar el futuro, pero ¡qué radiante futuro que les deja la criminalidad sionista!
Francotiradores que asesinan a niños: Otra de las grandes hazañas de las fuerzas asesinas de Israel es la de matar a mansalva a niños, por medio de francotiradores. Esta práctica terrorista, y un crimen de guerra, se ha desarrollado desde hace años, pero se ha acentuado en los últimos meses. El primer indicio radicó en que a los hospitales empezaron a llegar niños con heridas de bala en la cabeza. Un médico voluntario, Fozia Alvi, relató a The Guardian que en una unidad de cuidados intensivos atendió directamente a niños, quienes «no podían hablar, estaban parapléjicos. […] No eran los únicos. Vi incluso a niños pequeños con heridas directas de francotirador tanto en la cabeza como en el pecho. No eran combatientes, eran niños pequeños»[8]. Lo más sádico y criminal del asunto estriba en que luego de ordenar a la población que abandoné un lugar y, mientras huye, en el camino los francotiradores de Israel disparan a mansalva contra los niños.
Esos ataques se realizan de varias maneras: por francotiradores que están resguardados a cierta distancia; por militares que accionan ametralladoras que se encuentran montadas en blindados y usan proyectiles calibre 50 y utilizando sistemas de precisión con los que prácticamente no se falla un disparo, con lo cual está garantizada la muerte o el daño del niño atacado; otro método consiste en usar drones que llevan armas, que son accionadas a control remoto con disparos certeros que se dirigen a la cabeza de los niños.
Los francotiradores actúan también en Cisjordania, donde se ha incrementado el asesinato de niños por parte de matones del ejército o de los grupos paramilitares de los colonos ocupantes.
Uno de estos crímenes aconteció el 29 de noviembre de 2023, cuando fue asesinado un pequeño de nombre Adam, aficionado al futbol, y residente en el campo de refugiados de Yenín, una ciudad del norte de Cisjordania. Él se encontraba en compañía de su hermano y otros nueve niños, cuando aparecieron en escena varios carros de combate de Israel. Los niños salieron a correr y un soldado empezó a dispararles y mató a Adam, quien fue alcanzado por una bala que le rompió la nuca[9].
La utilización de francotiradores por las tropas sionistas es otro elemento característico del escolasticidio, puesto que su objetivo radica en matar o dejar parapléjicos de por vida a los niños, con lo cual desaparecen, por sustracción de materia, los niños-estudiantes, el soporte de cualquier sistema escolar.
Asesinato de profesores y educadores: A la par del asesinato de niños y jóvenes, Israel asesina en forma fría y premeditada a profesores y educadores a todos los niveles del espectro educativo. Junto con los miles de niños asesinados se cuentan 266 profesores asesinados y 973 heridos, un registro parcial e incompleto hasta abril de este año sobre los educadores que han muerto como resultado de los ataques de Israel. Incluso, han sido asesinados rectores de colegios y universidades, porque en ese terreno los sionistas no discriminan ni distinguen, antes bien al contrario tienen claro que al matar a directivos y profesores están liquidando la posibilidad de que las escuelas renazcan en otros espacios, incluso al aire libre. De esta manera, se está destruyendo la savia vital, los profesores, que posibilitan el funcionamiento real de cualquier escuela. “El profesor, que es la piedra angular del proceso educativo, necesita que se le proporcione el elemento de seguridad física, psicológica y ocupacional, así como la provisión de las necesidades básicas y el restablecimiento de su apoyo financiero y moral por parte de las autoridades oficiales, especialmente desde que la devastadora guerra lo ha destruido todo”[10].
Mencionemos únicamente un caso del asesinato de un profesor en Gaza, el del poeta y narrador Refaat Alareer, quien es recordado por uno de sus estudiantes en forma conmovedora:
“Es difícil creer que ya es sólo un recuerdo, difícil aceptar que nunca más volverá a aparecer en su clase, a compartir su ingenio y el humor por el que era famoso. Para quienes le conocimos a lo largo de los años, Refaat es inmortal: es una idea, y las ideas no mueren. Refaat es una palabra y una historia, Refaat es una pluma y un juego de palabras. Refaat es nuestro poeta, narrador y mentor.
Sus enseñanzas eran universales: nos presentó a Malcolm X, John Donne, Shakespeare y Edgar Allan Poe junto a obras de autores palestinos como Edward Said, Susan Abulhawa, Ibrahim Nasrallah y Mourid Bargouthi, entre otros. […]
La conexión de Refaat con sus alumnos no se limitaba al aula. A menudo nos invitaba a dar clases al aire libre o cerca de la playa, ahora ocupada por las fuerzas israelíes. Nos invitaba a tomar café y siempre estaba pendiente de nosotros y de nuestras familias. […]
Refaat creía que las historias tienen un enorme poder de trascender ideas y personas. Solía decirnos que el movimiento sionista no colonizó Palestina de una sola vez: los sionistas trabajaron durante décadas para construir una narrativa que justificara la ocupación de Palestina. […]
Refaat argumentó que para que los palestinos mantengan viva su memoria y su causa, tienen que seguir contando su versión de la historia. Si dejamos de contar historias, traicionaremos a nuestros antepasados, nos recordaba constantemente. […]
Refaat tenía sentido del humor negro y el lenguaje era su juego. Se apresuraba a hacer chistes o juegos de palabras, divirtiendo a quienes le rodeaban. […]
Refaat era una amenaza para la narrativa israelí y por eso la inteligencia israelí lo llamó y le dijo que lo atraparían y que sabían que se refugiaba en una escuela. Refaat decidió abandonar la escuela y se dirigió a casa de su hermana, donde murió por un ataque aéreo israelí a las 18:00 horas del 6 de diciembre.
Las historias de Refaat siempre nos acercaban a nuestra patria y recordamos a Refaat llevando un libro en la mano y corriendo a otra cita. [Escribió] un poema titulado «Si debo morir», en 2011:
Si debo morir,
tú debes vivir
para contar mi historia
para vender mis cosas
para comprar un trozo de tela
y unas cuerdas,
(que sea blanca y con una larga cola)
para que un niño, en algún lugar de Gaza
mientras mira al cielo a los ojos
esperando a su padre que se fue en un incendio –
y no se despidió de nadie
ni siquiera a su carne
ni siquiera de sí mismo.
ve la cometa, mi cometa que tú hiciste, volando
por encima de
y piensa por un momento que un ángel está allí
trayendo de vuelta el amor
Si debo morir
que traiga esperanza
que sea un cuento.
Refaat no murió, se multiplicó, como dice la escritora palestina Susan Abulhawa, porque Refaat es una idea y las ideas no mueren”[11].
Si se asesina a los profesores de educación básica, de idioma local, de matemáticas, de ciencias, de literatura, de artes, de educación física, de geografía, de historia… quién y qué se podrá enseñar en el futuro inmediato a los niños que queden vivos. Esa es una de las finalidades más perversas del escolasticidio, matar las voces que pueden mantener viva la cultura y la historia y de un pueblo, de ahí que se liquide en forma premeditada a los maestros de la vida.
Refaat Alareer, poeta, narrador y profesor de Gaza, asesinado por Israel el 6 de diciembre de 2023.
Asesinato de artistas, investigadores y científicos:Cualquier sistema educativo no está aislado de la cultura general de una nación, porque se nutre de ella, de sus aportes, saberes y conocimientos, a la cual también retroalimenta con sus propios conocimientos e investigaciones. En estas circunstancias, se constituye en un complemento criminal para destruir la educación de un país el asesinato premeditado de sus literatos, intelectuales, pensadores, científicos, artistas, músicos, poetas, cantantes… Y lo que Israel está haciendo, como parte del genocidio educativo y del etnocidio al que somete a los palestinos, es matar a los componentes de la nación palestina: a sus niños y sus escuelas, a sus jóvenes y sus universidades y a todos sus vectores culturales, mediante el asesinato de sus creadores intelectuales, científicos y artísticos. Es elevada la cifra de los que han sido y están siendo asesinados y se incrementa cada día con terribles noticias de nuevos crímenes que perpetran las fuerzas sionistas. Hasta el mes de abril de este año habían sido asesinados 45 artistas y escritores y más de un centenar de científicos, académicos y profesores universitarios.
Encarcelamiento y tortura de niños: Desde que existe como Estado colonialista, Israel captura y tortura a niños, en violación flagrante de elementales derechos de los infantes. Antes de iniciar la actual fase del genocidio en las cárceles de Israel se encontraba una gran cantidad de niños y jóvenes, cuyo número se ha incrementado en la actualidad con las redadas y capturas que cotidianamente llevan a cabo las fuerzas sionistas. Cada año, Israel detiene entre 500 y 1000 niños y adolescentes de Palestina. El patrón represivo es idéntico: redadas nocturnas y por sorpresa, ojos vendados y manos atadas a la espalda, sin que los familiares de los niños sepan de su destino. Luego son sometidos a tribunales militares, algo único en el mundo.
Esto supone que una parte de la niños y de la juventud es alejada por la fuerza de sus vinculaciones y actividades escolares, lo cual se alarga y agudiza en la medida en que los mantengan durante más tiempo en la cárcel y, en gran parte de los casos, sin pruebas y sin juicio de ninguna clase, simplemente porque así lo determina Israel.
Daños físicos, mentales y emocionales: Los bombardeos indiscriminados y cotidianos, el ver morir a sus seres queridos (padres, hermanos, amigos…), el quedar huérfanos, el hambre y desnutrición forzadas, la destrucción de las fuentes de agua potable, el arrasamiento de pueblos y escuelas, la suciedad y el abandono que genera la criminalidad israelí, todo eso ocasiona traumas físicos, mentales y emocionales en toda la población gazatíe, en especial en los niños. Esos traumas marcan a estos niños y quedaron en su ser para toda su vida. Los niños experimentan ansiedad, miedo, tristeza, dolor, pesadillas, recuerdos que los perturban e insomnio y una terrible sensación de incertidumbre al saber que pueden morir en cualquier momento por una bomba de Israel. Están rodeados por la muerte las 24 horas del día, sin perspectivas ciertas de que la situación vaya a mejorar. Sintetizado esta terrible situación emocional de los niños de Gaza, Jason Lee, director de Save the Children para los Territorios Palestinos Ocupados, afirma: «En tiempos de guerra, la gente suele buscar refugio en lugares seguros, pero ahora mismo no hay lugares seguros en Gaza y no hay forma de conseguirlos. Con una sensación de seguridad, la constante presencia tranquilizadora de la familia, algún tipo de rutina y un tratamiento adecuado, los niños y niñas pueden recuperarse. Pero muchos ya han perdido a miembros de su familia, algunos lo han perdido todo, y la violencia y el desplazamiento persisten. Una y otra vez, hemos advertido de que el peaje del conflicto y el bloqueo en la salud mental de los niños es demasiado grande. Incluso antes de esta escalada, más de la mitad de los padres y madres con los que hablamos informaron de que sus hijos se autolesionaban o tenían pensamientos suicidas. Nos estamos quedando sin palabras para alertar sobre la magnitud del sufrimiento de los niños y las niñas en Gaza”[12].
Esos niños no hablan, a veces ni siquiera saben su nombre, no tienen ningún horizonte vital, literalmente Israel les ha matado todas sus ilusiones y ha creado las condiciones para que, en el futuro inmediato, las fuerzas de resistencia se nutran con nuevos combatientes. Qué otra cosa harán muchos de esos niños, si sus soportes vitales han sido destruidos o seriamente debilitados.
Niños que quedan solos y sin familiares: Unos veinte mil niños han perdido a cualquier familiar, porque sus casas han sido arrasadas por los bombardeos de Israel, que matan familias enteras. El resultado es tan pavoroso que en Palestina se ha inventado una nueva denominación para dar cuenta del asunto: “Niño herido, familia no superviviente”. Hay casos en que Israel ha asesinado a familias enteras (abuelos, padres, hijos, primos, sobrinos…) compuesta por más de treinta miembros, y entre los escombros ha quedado vivo un niño de ocho o diez años. En muchos casos, esos niños no pueden ni siquiera hablar, quedan en estado de shock tras los bombardeos y la desaparición física de sus padres. Los niños huérfanos sufren lo que se denomina el “síndrome de Gaza”.
Qué futuro y qué vida le espera a un niño que ha soportado una infamia de esta índole: “Una niña […] estaba con su familia en casa de su tío cuando fue bombardeada en las primeras semanas de la guerra. Murieron su madre, su padre, su hermano y sus dos hermanas. Le tuvieron que amputar una pierna”[13].
Suspensión obligada e indefinida del calendario escolar: En medio de la fase más cruenta del genocidio, en marcha desde el 7 de octubre de 2023, se han paralizado, por fuerza mayor, las actividades escolares con la suspensión del calendario previsto en las zonas ocupadas. Por ello, ningún estudiante asiste a la escuela desde el 6 de noviembre, cuando el Ministerio de Educación de Gaza suspendió el año escolar 2023-2024, hasta nuevo aviso, debido a los ataques masivos e indiscriminados de Israel, entre cuyos objetivos prioritarios se encuentran los centros educativos. De esta forma, han quedado fuera de la actividad escolar ‒un sistema que funciona en condiciones relativamente normales en cualquier país del mundo, incluso en aquellos territorios que se encuentran en guerra‒ 625 mil alumnos y sin empleo 22.500 profesores.
Expulsión y desplazamiento generalizado de niños y jóvenes: Un componente central del genocidio es el de la limpieza étnica que implica el asesinato y expulsión de la población palestina, un proceso que comenzó con la Nakba de 1948. Dicha limpieza étnica se ha radicalizado en los últimos meses y se expresa en la muerte de miles de personas y en la expulsión de cerca de dos millones de habitantes de Gaza, la Cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Esa expulsión, que Israel, sus ideólogos y falsimedia occidental se encargan de presentar como una migración voluntaria de la población local, trae aparejados los numerosos despojos y pérdidas (de tierras, casas, propiedades personales…) que genera la súbita expulsión del lugar de residencia. Como gran parte de la población está constituida por niños, ellos son el principal componente de esa migración forzada, lo que significa que ya no van a estar en las escuelas en donde estudiaban o iban a estudiar, bien porque o esas escuelas han sido destruidas o bien porque ellos se encuentran lejos de sus zonas escolares. En la expulsión se pierden además elementos indispensables para cualquier actividad educativa, tales como pupitres, cuadernos, libros, lápices, computadores, material didáctico que nunca se recuperará y cuya sustitución hacia el futuro tendrá un elevado costo económico. Esto lo manifiesta Ahmad, un niño de seis años, el cual se refugió en una escuela con su familia, luego de la orden de Israel de abandonar su territorio de nacimiento, “No sé qué le ha pasado a mi casa, [está] probablemente destruida con todos mis libros y juguetes”[14].
Incremento del suicidio de niños: Dados los niveles de trauma que ocasiona el genocidio, miles de niños y jóvenes, y con razones más que explicables, ya no le encuentran sentido a la vida y han optado por el suicidio. El nivel de desesperanza que causa la violencia extrema de los sionistas y que esos niños experimentan en su propia piel a diario, ha incrementado los suicidios. Niños de escasos diez años ya no quieren seguir viviendo y manifiestan que prefieren morir a estar abandonados, sin familia y sin amigos. Vicente Raimundo, director de Programas Internacionales de Médicos sin Fronteras, una persona que ha estado en la zona y que ha tratado a los niños de Gaza afirma al respecto: “Cuando a un chavalín de 7, 10 o 12 años, que no tiene los mecanismos adaptativos de un adulto, tiene a su hermano muerto en brazos, sus padres bajo los escombros, sus primos fallecidos, su casa no está, el colegio tampoco, ni siquiera su barrio, se le está arrancando todo lo que le ancla con esta tierra”[15]. Por supuesto, existe una correlación directa entre esas pérdidas y el aumento de los suicidios.
Hambrear y desnutrir a la población, en especial a niños y jóvenes: Un componente central del escolasticidio, y del infanticidio que lleva a cabo Israel, radica en reducir al máximo las posibilidades de subsistencia de los palestinos, mediante una política criminal de asfixia alimenticia. Para ello, se utilizan diversos procedimientos encaminados a que cabalgue uno de los jinetes del apocalipsis: impedir el ingreso de alimentos al territorio bloqueado de Gaza, bombardear los lugares de abastecimiento, masacrar a los palestinos que hacen fila para recibir alimentos (el hecho más conocido al respecto fue la Masacre de Harina el 1 de marzo de 2024), contaminar las aguas, destruir las fuentes de suministro de agua potable, obligar a la gente a consumir aguas negras, reducir el consumo de calorías al punto de subalimentar y desnutrir a la gente… Y esto no es aislado, afecta a dos millones de gazatíes que ya no tienen un mendrugo que llevarse a la boca. Es Israel que convierte en parte de la dura realidad el fantasma del hambre, para intentar matar de inanición a todo un pueblo. Por supuesto, los efectos de esta práctica genocida en la educación son inmediatos, porque se sabe que uno de los factores que, en términos individuales, impide la participación adecuada en cualquier sistema educativo es la desnutrición. Un niño desnutrido está incapacitado física y mentalmente para aprender y esas secuelas permanecen durante toda su vida, que en general es muy breve.
La desnutrición y el hambre, por otra parte, adquiere tal dimensión que miles de niños deambulan solitarios porque han perdido a sus familiares y ya no pueden ser acogidos por otras familias palestinas que enfrentan la disyuntiva de alimentar a sus hijos o los niños abandonados. Al respecto, Laura Bill, representante de la UNICEF para Palestina, sostiene: “Estamos viendo que, como en estos momentos la inseguridad alimentaria es tan grave y tampoco hay a penas agua o medicamentos, la población palestina que en otras ofensivas era sumamente acogedora está en la tesitura de tener que quitar comida a sus hijos, que están desnutridos, para dársela a un niño desconocido”[16].
Destrucción del sistema de salud: Un complemento del escolasticidio, que amerita en sí mismo un análisis específico por todos los elementos involucrados de saña criminal, es el de la destrucción del sistema de salud, un elemento indispensable para el adecuado funcionamiento de la educación en cualquier país. Que haya hospitales y centros de salud, higiene y atención es necesario para que los niños puedan asistir a la escuela, porque se requiere tratamiento a tiempo si los infantes se enferman o sufren accidentes o deben cuidar su salud y deben reponer sus energías físicas y espirituales. Es decir, se necesita de servicio médico que les garantice a los niños la continuidad y permanencia en sus actividades escolares. Si eso normalmente debe ser así, imaginemos por un momento lo que acontece en un lugar devastado por los bombardeos de Israel, y en el cual su sistema sanitario ha sido sistemáticamente destruido. De tal forma, que los niños ya no cuentan ni con lo más elemental para reponer su cuerpo y su mente, en muchos casos heridos y mutilados como quedan luego de los ataques sionistas.
Se da el caso que, además, por el bloqueo criminal, ni siquiera los hospitales que se mantienen funcionando cuentan con lo más elemental, ni agujas, ni alcohol, ni antisépticos, ni agua potable, ni anestesia… Y así deben funcionar esos centros y sus médicos y enfermeros. Es obvio, que en estas condiciones no funciona adecuadamente ningún sistema educativo. Y por eso, este es un elemento del escolasticidio, ya que no se puede garantizar la supervivencia de los niños y jóvenes, muchos de los cuales mueren, aunque bien podían haber sobrevivido de existir condiciones básicas de tratamiento médico, algo imposible en un medio devastado por el genocidio, y cuando Israel bombardea directamente los hospitales, con el pretexto que allí se encuentran combatientes de Hamas.
En síntesis, el ataque y destrucción de hospitales pretende evitar que los niños heridos puedan recuperarse y nunca más vayan a la escuela o queden incapacitados físicamente de por vida o mueran por falta de atención médica. Un breve relato de Nyka Alexander, responsable de comunicación de la Organización Mundial de la Salud de la ONU. es elocuente. Allí se describe a “la gente durmiendo a la intemperie o en tiendas improvisadas entre montañas de basura y retretes al aire libre. La ictericia, una inflamación del hígado, se está extendiendo entre la población, incluso entre los niños. Las moscas se posan en las heces y luego en la comida, que no puede lavarse salvo con agua sucia”. Luego se agrega de manera lacónica: “Imagínense todas las aceras cubiertas de tiendas de campaña y en estos refugios improvisados. Imagínense las calles manando agua verdosa, azulada y negra que son heces mezcladas con basura. Imagina que no hay cubos de basura, que no hay recogida de basuras. Sólo hay montones de basura. . . Las moscas también están por todas partes y son muy agresivas. Quieren meterse en los ojos, quieren meterse en la boca”[17].
El impacto de la destrucción del sistema de salud y su inmediato efecto escolasticida se comprueba con dos datos aterradores que la ONU dio a conocer en días recientes y que afectan en forma directa e inmediata a los niños: la emergencia de una epidemia de poliomielitis en Gaza, cuando el polio había sido erradicado hace años en la región, reaparición que es producto de la contaminación de las aguas, la acumulación de basuras, la mezcla de aguas de consumo con aguas residuales, todo lo cual es un resultado directo de las acciones criminales de Israel; y se registran al menos 40 mil casos de hepatitis en la franja de Gaza en los últimos ocho meses, una cifra que adquiere sentido porque antes del 7 de octubre solo se habían diagnosticado 85 casos, mientras que ahora aparecen alrededor de mil nuevos pacientes por semana[18].
Cortes de electricidad, de agua potable, de telefonía y de cualquier servició esencial: Otro componente relacionado con el genocidio educativo está referido a la destrucción planeada de los servicios básicos para la población, entre los que sobresalen el agua potable, la electricidad, la recogida de basuras, la limpieza de las calles de las ciudades… Pues Israel está destruyendo todo eso, con bombardeos a centrales eléctricas, redes de telefonía, sistemas de aguas y alcantarillados, como resultado de lo cual durante gran parte del día no hay luz eléctrica, no funcionan los teléfonos celulares, no existe abastecimiento de agua potable y las basuras (aumentadas por las toneladas de escombros de los edificios bombardeados) se acumulan en las calles, con lo que se producen epidemias y contagios, evitables, que afectan al grueso de la población. Todo esto conspira contra el funcionamiento del sistema educativo, porque las escuelas no pueden operar sin agua y sin energía. Esos dos servicios son indispensables para mantener unas mínimas condiciones higiénicas y acceder a aspectos elementales de la escuela como la electricidad, que alimenta diversas necesidades del mundo escolar. Por ejemplo, hoy que se le rinde tanto culto a la conectividad de internet, quién puede imaginar lo que acontece con la educación en Gaza, sí incluso les han destruido los pupitres a las escuelas, derrumbado sus aulas, quemado sus libros y cuadernos, bombardeado sus laboratorios. En ese contexto, cómo podría operar allí la conectividad, que es exaltada en el mundo occidental por supuestamente ser un vehículo inigualable de enseñanza y aprendizaje.
El hacinamiento, las condiciones antihigiénicas en los refugios, la falta de agua potable están propagando enfermedades que afectan en gran medida a los niños, tales como diarrea, infecciones agudas e infecciones cutáneas. En ese sentido, Jason Lee, Director de Save Children para Palestina, detalla: “Estamos escuchando historias desgarradoras de niños que sufren enfermedades debido a la falta de acceso a agua potable, como enfermedades de la piel, diarrea y deshidratación. Los niños nunca deben sufrir así, en ningún lugar. Estas infecciones también dejan a los niños deshidratados y, por tanto, sin agua limpia, en riesgo de muerte”[19].
Destruir el juego, la diversión y el jolgorio propio de los niños en sus escuelas: Los niños, a pesar del impacto del genocidio, no dejan de ser niños, es decir, siguen jugando e intentan divertirse en medio de las penalidades y la violencia generalizada y lo hacen en los pocos espacios que le pudieran quedar en los centros escolares que aún permanecen en pie. Uno de los objetivos de Israel es que los niños ni siquiera puedan jugar en tan adversas condiciones y por eso, bombardea con sadismo aquellos lugares a donde los niños están en actividades de esparcimiento. Un ejemplo referido al bombardeo de una escuela donde unos niños jugaban futbol lo ilustra, la masacre de la escuela Al-Awda: “Israel atacó el martes las instalaciones de una escuela en Gaza. El ataque produjo la muerte de al menos a 29 personas que se refugiaban allí y dejó heridas a decenas más. El momento en que estalló la bomba fue capturado en video por una persona que filmaba un partido de fútbol juvenil que se estaba disputando en el patio de la escuela Al-Awda. La pelota de fútbol estaba en el aire cuando la bomba explotó. [Quedaron] cadáveres por todas partes y personas heridas desangrándose entre los escombros, sin recibir ninguna atención”[20].
Si como resultado de un ecocidio no se oye ni el canto de los pájaros ni el zumbido de los insectos, porque desaparecen los sonidos de la vida y quedan los de la muerte, en el caso del escolasticidio se apagan las voces, llantos, risas, gritos de los niños, que con su felicidad espontánea demuestran la alegría de vivir. Eso es lo que quiere exterminar Israel, la alegría de vivir que expresa la risa de los niños. Por eso, los bombardea y masacra durante sus momentos de juego y diversión, como ha sucedido en numerosas ocasiones y se refrendó con la masacre de la escuela del campo de futbol, que describimos en este parágrafo.
La cultura del terror: A la hora de analizar diversos genocidios se ha acuñado la categoría cultura del terror, la cual es muy aplicable a lo que sucede con los palestinos y a la práctica cotidiana de las fuerzas de ocupación de Israel que caracteriza también el comportamiento racista y legitimador del genocidio de la mayor parte de habitantes comunes y corrientes del Estado nazisionista. Por cultura del terror debe entenderse el pánico que se genera en la vida cotidiana a los residentes locales, recurriendo a los más variados métodos de intimidación, con el fin de que el miedo impida la organización, movilización y respuesta por parte de los palestinos. El sistema educativo se constituye en un espacio privilegiado para desplegar esa cultura del terror, porque se trata de ir acostumbrando a los niños a los maltratos, agresiones, crímenes y todo tipo de violencia de que hacen gala las fuerzas ocupantes. Ese terror se despliega en las casas, en las escuelas, en las bibliotecas, en los museos y en todos los espacios de sociabilidad de los niños palestinos. Los van acostumbrando a asumir como si fueran normales los bombardeos, las invasiones de tanques, los disparos indiscriminados por parte de francotiradores, la destrucción de casas y escuelas… Esa normalidad criminal la impone por la fuerza del agresor ocupante y debe ser tolerada, sin chistar nada, por parte de palestinos. Es la escuela del crimen la que implementa Israel en la vida diaria, en sustitución de la escuela de vida que han querido construir durante décadas los martirizados palestinos.
Los dirigentes sionistas no lo ocultan, antes sacan pecho como si las barbaridades que dicen fueran normales y aceptables. Por ejemplo, El ministro de Seguridad de Israel, el ultranacionalista Ben Gvir, ha dicho: «No podemos permitir que mujeres y niños (palestinos) se acerquen a la frontera; cualquiera que lo haga debería recibir un balazo en la cabeza»[21]. Y en esto cuenta con el apoyo incondicional de sus amos de Estados Unidos, puesto que el Congresista de ese país, Tim Walberg, ha dicho estas humanitarias palabras: “No deberíamos gastar ni un centavo en ayuda humanitaria. Debería ser como con Nagasaki e Hiroshima. Deberíamos terminar con esto rápido”[22].
Decir escolasticidio es hablar de manera implícita de infanticidio y juvenicidio, porque los asuntos están imbricados en forma estrecha: la destrucción de la escuela y la universidad es un ataque directo a niños y jóvenes, a sus intereses vitales en el presente y el futuro, y, al mismo tiempo, matar a bebés, infantes y adolescentes es parte del proyecto de quitarle el agua el pez, es decir, gente al sistema educativo. Es matar a la fuente nutricia de la educación de raíz, afectando de manera a directa a una generación, que ya no tendrá acceso a la escuela, bien porque esta ha sido destruida o porque sus integrantes, incluyendo los profesores, han sido asesinados
Destruir el pasado, el presente y el futuro de un pueblo:Todo lo planteado líneas arriba puede sintetizarse de manera lacónica diciendo que con el escolasticidio Israel busca, nada más ni nada menos, que destruir el pasado, el presente y el futuro del pueblo palestino. Desde luego, eso lo viene haciendo desde hace 80 años, proceso que se ha acelerado desde el 7 de octubre de 2023. Cuando la diferencia entre la vida y la muerte es de escasos segundos, cuando una persona no sabe las horas que le quedan de vida, cuando se teme ser bombardeado en cualquier momento, cuando se obliga a la gente a irse de sus casas, escuelas y lugares cotidianos de vida y se les reúne forzosamente en “zonas seguras” de refugio que luego son bombardeadas, cuando los palestinos han sido abandonados a su propia suerte y no cuentan con el apoyo real y directo de ningún país en el mundo…; en un lugar con todas estas características, se transforma la noción que tienen los niños sobre la vida, la muerte, el presente y el inexistente, para ellos, futuro. En esta dirección trágica y terrible el psicólogo David Musardo sostiene que existe una clara regresión en el estado físico, mental y anímico de los infantes que se expresa en que “los niños ya no conciben un mañana, viven al día, tienen una idea de la muerte y del presente completamente cambiada a consecuencia de estar en contacto directo con asesinatos todos los días. Muchos saben que probablemente mueran a causa de los bombardeos israelíes o por desnutrición de manera inminente”. Continúa señalando:
“Antes veías niños corriendo, que veían a los trabajadores humanitarios y nos pedían cosas, tocaban a la ventanilla del coche o simplemente querían jugar y ahora ves chavales de 12 o 13 que parecen físicamente hombres ancianos, con la cara dura, triste y quemada, que solo gritan de desesperación, tienen pánico y todo ello sin padres o abuelos que puedan consolarles ni escucharlos o darles espacio para su dolor”[23].
En qué futuro pueden pensar los habitantes de Gaza, y en especial sus niños y jóvenes, si tenemos en cuenta que la mitad de sus habitantes, en un territorio con un total de 2.3 millones de personas, tienen menos de 18 años. Es decir, ellos nacieron después de 2006 y han vivido toda su existencia en medio de un brutal bloqueo de Israel y han soportado numerosos ataques y bombardeos, agudizados en los últimos meses.
Si su presente es así, no puede haber una idea de futuro, a lo cual debe agregarse que para completar Israel destruye las fuentes del pasado, la historia y la memoria palestina, junto con la educación, en un proyecto que no habría ni soñado ni concebido el mismísimo Adolfo Hitler.
El Síndrome de Gaza:El genocidio en curso deja una terrible secuela entre los palestinos, y especialmente entre los niños, al que se ha denominado El Síndrome de Gaza, el trauma que soportan en la vida diaria y que llevan consigo como un fardo insoportable. El psicólogo David Musardo lo precisa: “La inmensa mayoría de ellos padecen depresión, ansiedad y estrés agudo ya que lo han perdido todo, dicen, ‘estoy nervioso, no puedo dormir, siempre pienso en cuando bombardearon mi casa o en la última vez que pude ver a mi madre antes de que la mataran’”[24]. Y por supuesto, esta no es una situación aislada y excepcional, sino que afecta a todos los niños, explicable porque han vivido alguno o varios de los hechos que se han convertido en pan de cada día en el genocidio: bombardeos, ataques indiscriminados, redadas, encarcelamientos, torturas, muerte de alguno de sus familiares y amigos, destrucción de sus escuelas, demolición de sus casas, expulsión de sus lugares de origen, hambre, destrucción del sistema eléctrico, sanitario y de agua potable… Por ello, el 95 por ciento de los niños de Gaza soportan estrés agudo. La mayor parte de los niños no pueden entender ni concebir las razones que explican la violencia extrema que soportan, ni tampoco comprender por qué caen asesinados sus padres y familiares, y todo ello los condena a la indefensión absoluta.
ALGUNAS CIFRAS DEL HORROR DEL ESCOLASTICIDIO
En este ensayo antes que dar cifras, hemos intentado presentar una descripción somera de cada asunto y un análisis sintético de tipo cualitativo. Sin embargo, los datos ayudan a visualizar la magnitud del genocidio educativo, aunque por supuesto las cifras por contundentes que sean no pueden sustituir a las personas de carne y hueso que soportan el genocidio. Además, estas cifras se van quedando cortas y anticuadas a medida que pasan los días y los crímenes de Israel se mantienen al mismo ritmo e incluso se incrementan.
A la fecha han sido atacadas 400 escuelas, han sido asesinados 40 mil palestinos y 90 mil han resultado heridos. Uno de cada tres muertos es niño, lo que equivale que a la fecha han sido masacrados unos 14 mil niños. Miles de personas, un número incierto e impreciso, de seres humanos yacen muertos debajo de los escombros. Han sido asesinadas 520 personas que se albergaban en refugios de la UNRWA y ahí mismo han sido heridas 1.600. Existen dos millones de desplazados internos, que adicionalmente han sido expulsados hasta diez veces de diversos lugares en los últimos diez meses. Cada diez minutos es asesinado un niño en Gaza.
Se calcula que 8.500 estudiantes han sido asesinados por Israel, cifras que solo cubren hasta comienzos de julio y 14.500 estudiantes han resultado heridos. De las 320 escuelas que se convirtieron en refugio de los palestinos que Israel expulsa cotidianamente, 190 han sido atacadas por las fuerzas sionistas. Se han destruido todas las universidades existentes en la Franja de Gaza, un total de 12 instalaciones que han sido voladas y demolidas.
Israel ha lanzado 80 mil toneladas de bombas, arrasando lo que se encuentra a su paso y con miles de seres humanos y animales domésticos y silvestres que allí habitaban. Desde el 7 de octubre, han perdido la vida tres rectores, 95 decanos y 231 profesores universitarios. Una gran mayoría de los niños gazatíes y 88.000 estudiantes universitarios, se enfrentan a la privación de su educación por la guerra. 625.000 estudiantes han sido separados de la escuela y un millón de niños padecen problemas de hambre por la falta de agua potable y alimentos, y soportan carencias de salud y vivienda.
Todo lo anterior no son cifras insustanciales, se refieren a seres humanos a los que Israel asesina y destruye impunemente. Tenemos que considerar lo esencial: “Por desgarradoras que sean estas cifras, no son más que números. Pero los muertos de Gaza no son números. Eran seres humanos, la mitad de ellos niños y niñas, cuyas vidas han sido apagadas, su potencial borrado para siempre, sus seres queridos abandonados a un dolor que los consume por completo. Muchas víctimas murieron solas, con un dolor extremo, o padecieron un sufrimiento inimaginable”[25].
EL “ESCOLASTICIDIO” INTELIGENTE: COMPLICIDAD Y PARTICIPACIÓN DE EDUCADORES Y ACADÉMICOS DE ISRAEL
Vamos a cerrar este escrito haciendo alusión a un hecho que no puede pasar desapercibido y que está referido a la complicidad o directa participación de una parte sustancial ‒con honrosas excepciones, por supuesto‒ del mundo educativo de Israel en el escolasticidio de los Palestinos.
Esto quiere decir que unos profesores y estudiantes participan, los de Israel, consciente y obedientemente en el asesinato de otros estudiantes y profesores, los de Palestina. Esta es una clara muestra del odio, racismo, discriminación y criminalidad que se genera en un medio que se supone, por su nivel de formación educativa y de conocimiento, debería rechazar su participación en esos crímenes. Eso es soñar despierto, pues se sabe que investigadores, profesores, científicos, artistas, jóvenes estudiantes y universitarios de Israel participan complacientemente en el escolasticidio de los palestinos.
Al respecto, solo consideramos dos aspectos de manera general: el odio hacia los palestinos que se genera desde la escuela de diversas maneras, en la que resalta el tipo de historia que se enseña; y el papel de universidades y académicos en el genocidio en Palestina.
Una historia escolar que fomenta el odio hacia los palestinos
“Los libros escolares israelíes ‒desafiando a la evidencia factual‒ todavía presentan a los palestinos como los matones y a los israelíes como las víctimas y como los protectores de la tierra”. -Nurit Peled-Elhanan, Palestina en los textos escolares de Israel, Buenos Aires, Editorial Canaán, 2016, p. 321.
Por referencias de autores que han estudiado los libros de texto con los que se enseña a los niños de Israel se puede señalar que, tras analizar decenas de libros de diversas asignaturas escolares, entre ellas de manera preferente la historia, esos investigadores concluyen de manera inequívoca que, desde la escuela, con los textos y con la reproducción de los estereotipos que allí se encuentran por parte de los profesores, se enseña a odiar a los árabes en general y a los palestinos en particular[26].
En esos textos se encuentra una justificación de los crímenes de Israel y de su interminable terrorismo estatal, desde finales de la década de 1940, cuando se presentó la Nakba de los palestinos que ocupaban ancestralmente las tierras que el naciente estado de Israel y sus paramilitares les arrebataron violentamente y los expulsaron a sangre y fuego. De ahí en adelante, todas las agresiones y crímenes de Israel son presentadas como parte del proceso de recuperación de la “tierra santa” y del regreso triunfal de unos colonos, unos simples invasores, que retornan a los lugares que la Biblia y otros libros religiosos presentan como si fueran su propiedad divina.
Los procedimientos que se utilizan en los libros de texto parten de ignorar y desconocer la existencia de los palestinos y de su cultura. De esta forma, en los textos no se incluye, ni verbal ni visualmente, algún aspecto cultural digno de destacar de la vida de los palestinos. Allí no hay menciones de la literatura, poesía, historia, agricultura, arte, arquitectura, ni de las costumbres y tradiciones de los palestinos. Este desconocimiento, conscientemente concebido por el Ministerio de Educación y la autoridades encargadas de regular los libros de texto y replicado por los autores de esos manuales, se sustenta en el prejuicio sionista de que la tierra que ocuparon estaba vacía y fue llenada por un pueblo prospero, industrioso y trabajador, por supuesto los israelitas. Es el mito de una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra.
Ese desconocimiento se complementa con el hecho de que las pocas menciones que se efectúan de los palestinos son racistas y discriminatorias y se les suele presentar con los motes de terroristas, refugiados, y agricultores primitivos, «asesinos», «alborotadores», «sospechosos», “atrasados e improductivos. Estos estereotipos racistas son la norma en los textos escolares y eso es lo que se les repite a diario en las clases, es lo que los niños leen en los textos que tienen a la mano y es lo que les dicen en sus casas sus padres y familiares más cercanos.
Con estos supuestos, en los libros de texto se presenta una visión en la que los sionistas libran una “guerra justa” contra un enemigo que se niega a reconocer los pretendidos legítimos derechos de Israel. En estas condiciones, «los libros de texto dedicados a los más pequeños tienden a describir los actos de los árabes como hostiles, desviados, crueles, inmorales, injustos, con la intención de herir a los judíos y de aniquilar el Estado de Israel”, señala el investigador Daniel Bar-Tal de la universidad de Tel Aviv luego de haber estudiado 124 textos escolares que se han usado en la mala educación de los niños de Israel en varias épocas de la historia reciente[27].
Por supuesto, la historia que se enseña en Israel es maniquea, ya que por un lado están los malos, los árabes y palestinos, y por el otro los buenos, los judíos y los sionistas. Estos son presentados como industriosos, trabajadores, valientes, modernos, occidentales, progresistas… y eso se comprueba con la transformación del desierto en florecientes tierras de cultivo, algo que en esa lógica nunca habían hecho los árabes ni los palestinos. Tal mensaje se enfatiza con la utilización de diversos estereotipos, que repiten y complementan los arriba mencionados. Los árabes se muestran como «poco cultos, inferiores, fatalistas, improductivos y apáticos», «tribales, vengativos, exóticos, pobres, enfermos, sucios, ruidosos, de color» que «quemaban, asesinaban, destruían y se exacerbaban fácilmente»[28].
El desprecio de los palestinos se traduce en el odio cotidiano que sienten los niños que, poco después cuando se hacen jóvenes se convierten en miembros del ejército de Israel. No sorprende que la mayor parte de estudiantes salga con ganas de golpear y matar a los palestinos, a cualquiera de ellos y con el primero que se encuentren, incluyendo a los niños de los territorios ocupados. Y eso es lo que se hace a diario, si recordamos que las fuerzas militares de Israel están formadas en una gran proporción por jóvenes que matan sin compasión a los palestinos. Es decir, llevan a la práctica de manera consecuente el odio que les inculcaron pocos años atrás y que niega la existencia de los palestinos o a lo sumo los ven como incomodos obstáculos que hay que eliminar en el camino incontenible de Israel por expandirse a costa de los habitantes que ocupan las tierras que por condición divina les pertenecen a Israel, pues eso dicen las “sagradas escrituras” desde hace miles de años.
Autores que han analizado con detalle la percepción de los niños de Israel ayudan a precisar la manera en que se enquista el odio. Un estudio que analizó una muestra a estudiantes, de los grados de cuarto a sexto a partir de cinco preguntas en una escuela de Haifa, para medir la forma en que se ve a los árabes, presentó estos resultados: “El 70% de los niños describieron al ‘árabe’ como un asesino, alguien que secuestra niños, un criminal y un terrorista. El 80% dijo que veía a los árabes como sucios y con cara aterradora. El 90% de los alumnos afirmó que los palestinos no tenían derecho alguno sobre la tierra en Israel o Palestina”[29].
Y no puede ser algo diferente porque en los textos escolares eso es lo que se repite hasta la saciedad sobre los árabes y palestinos. Así, en un estudio que hizo un investigador de 1700 libros de Israel para niños, que fueron publicados después de 1967, encontró que en 520 de ellos había descripciones humillantes y negativas sobre los palestinos: “El 66% de los 520 libros se referían a los árabes como violentos; el 52% como malvados; el 37% como mentirosos; el 31% como codiciosos; el 28% como falsos; el 27% como traidores, etc.”. El investigador Adir Cohen indica que los autores de estos libros inculcan de manera eficaz el odio hacia los árabes al despojarlos de su naturaleza humana, al bestializarlos y encuentra, a partir de 86 textos escolares, las siguientes descripciones: homicidas, serpientes, sucios, animales viciosos, sanguinarios, belicistas, asesinos, camellos con joroba…[30]
En conclusión, en Israel se enseña a los niños a odiar: a los palestinos, a los musulmanes, a los árabes en forma general y todo aquel que apoye o se solidarice con la causa palestina. A todos ellos se les descalifica olímpicamente con el mote de ser antisemitas, son los gentiles que odian eternamente a los sufridos judíos.
En la práctica cotidiana ese odio está militarizado, puesto que los niños de Israel desde sus primeros años de vida están rodeados de armas y a ellos se les inculca el respaldo a los militares que van a masacrar palestinos. Así, encontramos imágenes de diversos momentos de la historia reciente de Israel y de sus permanentes agresiones a las zonas ocupadas, preferentemente a Gaza, en que los niños despiden efusivamente a los soldados que van en los tanques que pisotean lo que encuentran a su paso o que pilotean los aviones que van a bombardear a los palestinos, incluyendo a niños. Se pueden observar imágenes detestables en que los niños dibujan en los tanques y aviones de los genocidas tiernos muñequitos y les desean mucho éxito y logros a los soldados-asesinos, muchos de los cuales son los padres o familiares de los niños que los despiden.
Y, para rematar, eminentes historiadores profesionales y académicos de Israel niegan el genocidio y los crímenes del sionismo. Al respecto, un botón de muestra es ilustrativo. En días recientes el historiador Benny Morris, investigador y profesor de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en una entrevista televisiva señaló sin inmutarse y con un cinismo que raya en la criminalidad que Israel no ha bombardeado hospitales en la franja de Gaza: «El único hospital que recuerdo que haya sido bombardeado fue con un cohete disparado por la Yihad Islámica por error. […] Israel ha atacado hospitales, pero con infantería, y encontró allí a gente de [el movimiento palestino] Hamás, cuarteles generales de Hamás dentro de los hospitales, debajo de los hospitales»[31].
Participación de universidades, laboratorios de investigación y académicos en el escolasticidio
[La imagen de Israel, para casi todo el mundo, se ha transformado] «de un grupo de idealistas sobrevivientes del Holocausto que querían hacer florecer el desierto, a una pandilla de fanáticos rabiosos que han convertido en ciencia las técnicas para brutalizar a niños de 12 años”. -David Graeber, citado en Stefano Portelli, La antropología frente a la limpieza étnica, diciembre 27 de 2023. Disponible en: https://observatoriconflicteurba.org/la-antropologia-frente-a-la-limpieza-etnica/ [Énfasis nuestro]
En Israel existe un vínculo directo entre el sistema universitario y el sionismo desde diversos ángulos. En primer término, en lo relacionado con la legitimación ideológica del dominio sionista, al que se le atribuyen, por notables académicos e investigadores que están ligados al mundo universitario, una pretendida superioridad moral, basada en valores religiosos, que permite justificar la limpieza étnica, el apartheid y las prácticas genocidas. Entre los elementos más vergonzosos de esa legitimación se encuentra lo que se denomina arqueología y antropología sionistas. Valga relatar lo que se dice, por ejemplo, en el prospecto del Museo Arqueológico de Tel Aviv: “Las excavaciones llevadas a cabo a lo largo y ancho de Israel por los investigadores, han desvelado una verdad inobjetable: Dios ha elegido a su pueblo para gobernar sobre Tierra Santa. […] Por lo tanto, este museo, que atesora la herencia divina de los antepasados, servirá para mantener eternamente el fervor nacionalista y el amor patrio de las futuras generaciones”. Y se agrega en un video de propaganda de ese Museo que “el pueblo judío nunca olvidó su capital eterna […]. Tres mil años después del rey David, hemos vuelto al monte donde todo empezó”[32].
Israel utiliza la arqueología, por supuesto con participación consciente de antropólogos y arqueólogos, como un arma de guerra para justificar su expansión y apropiación de los territorios ocupados de los palestinos, a los que se les cambian sus nombres históricos árabes y se les reemplaza por denominaciones bíblicas, ajustadas a los intereses geopolíticos de Israel. Se trata de hurgar en los territorios palestinos y expulsar a sus habitantes para encontrar los rastros del pretendido pasado bíblico. Lo peor radica en que allí donde supuestamente se encuentran esos rastros de la presencia judía en tiempos antiguos, hace miles de años, los arqueólogos proceden a excavar con buldóceres ‒son los únicos arqueólogos que hacen eso en el mundo‒, lo que implica tumbar las casas de los habitantes actuales, palestinos y arrasar con barrios enteros, bajo el pretexto de haber encontrado lugares santos de Israel. Con ese procedimiento se han destruido barrios musulmanes con siglos de historia real, para desenterrar quimeras bíblicas, supuestamente encontradas por los arqueólogos sionistas.
De lo que se trata para Israel y sus dirigentes sionistas, para lo cual cuentan con el respaldo de eminentes académicos e investigadores, es de borrar y reescribir la historia de la región, y para eso emplean la arqueología como un arma para borrar el pasado palestino e inventar un milenario pasado israelí de supuesta presencia en el lugar. En otros términos, es una forma de justificar una invención actual del sionismo para reclamar una pertenencia milenaria a las tierras palestinas. Esto se hace a partir de un risible, pero criminal presupuesto: “Los sionistas dependen de millones de personas en todo el mundo que han sido engañadas para creer que hay una verdad histórica en la Biblia, que piensan que el Israel de hoy es el verdadero y legítimo sucesor del Israel bíblico y que permiten a los sionistas reclamar la Biblia como su libro de historia real”[33].
En segundo lugar, algo evidente en los actuales momentos, es la directa participación de las universidades, de sus profesores y estudiantes (con un 95% de aceptación consciente) en el genocidio de Gaza, en el escolasticidio o academicidio en marcha. Investigaciones minuciosas que se han realizado en España demuestran con datos y cifras concretas el aterrador prontuario de las universidades de Israel en el asesinato de Palestinos y en la limpieza étnica en marcha. Todas las universidades de Israel han participado, sin excepción alguna, en el genocidio de manera además directa, mediante el apoyo a actividades militares, con el fomento de programas de I+D [Investigación y Desarrollo] para inventar artefactos, armas, inteligencia artificial, drones… que luego se experimentan en Palestina[34]. Como quien dice, todas las universidades de Israel como instituciones ligadas al Estado sionista ‒perdiendo cualquier viso de autonomía e independencia‒ han participado en la destrucción de todas las universidades de Gaza (doce en total que, como vimos arriba, han sido arrasadas total o parcialmente) y en la destrucción de escuelas, bibliotecas, centros culturales, museos y, por supuesto, en la masacre de estudiantes y profesores de Palestina. Se constata que profesores y estudiantes del lado israelí participan conscientemente en la muerte de profesores y estudiantes del lado palestino. ¡Una vergüenza para el saber y el conocimiento y para los profesores y estudiantes del mundo entero!
Vamos a dar un solo ejemplo, ilustrativo de lo que estamos señalando, el caso de la Universidad de Haifa. Esta universidad, una institución de punta en los vínculos criminales entre el saber académico y el estado sionista y sus necesidades bélicas, cuenta en la actualidad con unos dieciocho mil estudiantes, cinco mil de los cuales se encuentran en el campo de batalla en Gaza, donde también están decenas de profesores que son reservistas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Esta participación es alentada por las autoridades de la Universidad de Haifa, que los considera y los trata como “héroes” (¡brillantes héroes que masacran bebes, niños, madres gestantes…!). Para facilitarles su inserción en la programación habitual, esa universidad les ofrece cursos virtuales, que pueden realizar en sus tiempos libres mientras prestan el servicio militar. Dicho de manera más contundente, luego de bombardear y masacrar a los palestinos, los militares inscritos en la universidad retoman sus cursos vía online, en la que se involucran en temas diversos, entre los que se pueden encontrar asuntos tan cruciales para el bien de la humanidad, tales como los de elaborar armas y técnicas militares para seguir asesinando palestinos. Un profesor de la Universidad de Haifa, y presidente de la Escuela de Ingeniería Afeka, dependiente de dicha universidad, dice al respecto en una ceremonia de graduación el 19 de junio: «Nos comprometemos firmemente a garantizar que cada estudiante complete el año académico con éxito ya tiempo, sin abandonos debido a la guerra, y estamos haciendo todo lo que está en nuestro poder para lograr este objetivo. Para aquellos que han respondido al llamado al servicio con profunda disposición, debemos brindar un apoyo inquebrantable y asistencia para ayudarlos a completar sus estudios, preocupados por su futuro y sin comprometer la calidad de su educación»[35].
Por supuesto, muchos de esos estudiantes-soldados se están especializando sobre el terreno, experimentando en el laboratorio palestino las prácticas genocidas que han aprendido desde la escuela, en lo relativo a las técnicas de guerra y opresión de los habitantes de Gaza y Cisjordania. Tal es el caso de una estudiante, llamada Nofar Shlosberg, la cual estudia ingeniería de software y trabaja directamente con el Ministerio de Defensa de Israel en un proyecto de drones para la FDI. Esta estudiante-soldado-genocida sostiene con orgullo: «Afeka realmente me preparó para el éxito y se aseguró de que me fuera bien a pesar de mis obligaciones en el ejército. También me enseñaron las habilidades que necesitaba para obtener un buen trabajo incluso antes de graduarme. Ahora, en el Ministerio de Defensa, veo a muchos graduados de Afeka que también están desarrollando tecnologías innovadoras e interesantes, y siento que somos parte de una familia. Es reconfortante verlo»[36].
La Universidad de Haifa concede a los estudiantes-soldados becas para que concluyan sus estudios apenas terminen sus labores genocidas en tierras de Palestina. Para eso, cuentan con el asesoramiento de profesores que en “forma bastante comprensiva” se comprometen a darles todo tipo de ayuda, de ellos como académicos y de la universidad como institución, para que exista un complemento adecuado y exitoso en el tránsito de las armas a la universidad y viceversa. Es decir, facilita que se pase sin interferencias de las aulas a los campos de muerte, a donde se masacra a los palestinos, con la aplicación de importantes innovaciones tecnocientíficas que se desarrollan en laboratorios de la Universidad de Haifa.
Nada esto sorprende, porque desde 2018, la Universidad de Haifa fue premiada con una licitación mediante la cual les otorga títulos académicos a oficiales de las FDI en las tres academias militares existentes: el Colegio de Comando Táctico, el Colegio de Comando y Estado Mayor, y el Colegio de Defensa Nacional. En esos estudios, “entrenan a cientos de oficiales, comandantes y figuras importantes del sector público a la institución. A nivel nacional, esto permite coherencia en las calificaciones académicas a largo plazo de los comandantes de las FDI y mejora la educación académica que adquieren en paralelo con los cursos militares”[37].
Cuando se otorgó la licitación, el presidente de la Universidad de Haifa, el profesor Ron Robin, afirmó que la universidad estaba «orgullosa de abrir nuestras puertas a los miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel y de ser el hogar académico de las fuerzas de defensa y seguridad de Israel. Estos hombres y mujeres, que son queridos para nosotros, operan día y noche por la defensa y seguridad del Estado de Israel, y les proporcionaremos contenido educativo de la más alta calidad«. Claro, contenido educativo de altísima calidad para masacrar palestinos, utilizando sofisticados procedimientos tecnocientíficos, que se enseñan en las aulas de esta universidad de la muerte.
Los administradores de la Universidad y de la Escuela de Ingeniería Afeka no niegan que el objetivo estratégico de esas instituciones consiste en vincular estudiantes y militares a través de la alta tecnología de guerra y genocidio. Al respecto el rector, el profesor Moyal, señaló en una reciente ceremonia de graduación: «Te miro a ti y veo el futuro ‒el futuro de la industria de alta tecnología, el futuro de la economía israelí, el futuro de la sociedad, el futuro del país. Para nosotros, ustedes representan una parte significativa de la ‘imagen de la victoria’ de este país. Estoy lleno de orgullo por cada uno de ustedes»[38].
Que duda queda, después de soportar este insulto a la inteligencia humana por parte de una universidad y sus altos directivos. sobre los vínculos entre las instituciones educativas de Israel y el escolasticidio de Gaza, para que conste la manera cómo conscientemente participa un sector de educadores, ligados al proyecto sionista, en la destrucción del sistema educativo de territorios invadidos y colonizados, como lo son Gaza y Cisjordania
En última instancia, no existe ninguna separación en Israel entre los campus universitarios y los cuarteles, son las dos caras del mismo militarismo criminal del sionismo. Eso explica que las universidades tengan bases militares dentro de sus instalaciones, fomenten la militarización de la vida universitaria, permitan la presencia cotidiana de militares uniformados y con armas y más allá en Palestina respalden los asentamientos ilegales, el apartheid, la limpieza étnica, financian y apoyan a estudiantes y profesores que participan directamente en las acciones genocidas… En síntesis, respaldan al “ejercito más moral del mundo”, como reza la propaganda sionista, que traducido a nuestro humilde castellano coloquial quiere decir el “ejercito más criminal del planeta”. Esto alcanza tales cotas de cinismo que, en el anfiteatro de la Universidad de Tel Aviv, se guardan los cadáveres de los palestinos asesinados, en muchos de cuyos cuerpos se realizan experimentos y también en esa universidad se guardan documentos y materiales saqueados en los archivos y bibliotecas de Palestina.
Para concluir, no sorprende en concordancia con lo señalado que el Instituto Weizmann de Ciencias repita la propaganda del régimen de Benjamín Netanyahu que el genocidio sionista es resultado de la lucha de la “luz contra la oscuridad” (civilización de Israel contra la barbarie de los palestinos), y agregue que esa universidad representa “la voz de la ciencia [que] es poderosa y “puede resonar más allá de las paredes de los laboratorios”. En términos menos prosaicos, esto quiere decir sin eufemismos que la técnica y la ciencia no están separadas de los intereses ideológicos y políticos del sionismo, y este se encarga de demostrarlo en los territorios ocupados de Palestina, donde el escolasticidio supone que estudiantes y profesores de Israel participen en forma consciente en la masacre de otros muchos estudiantes y profesores de Palestina, eso sin pestañear y a nombre de la defensa de la civilización occidental.
[11]. Yousef M. Aljamal, “Homenaje de un estudiante a Refaat Alareer, el querido cuentacuentos de Gaza”, diciembre 18 de 2024. Disponible en: https://themarkaz.org/es/a-students-tribute-to-refaat-alareer-gazas-beloved-storyteller/
[15]. Alejandra Fateo Mano, “Niño herido, familia no superviviente”: más de 17.000 menores de Gaza ya han perdido a su familia”, El Salto, julio 11 de 2024. Disponible en : https://www.elsaltodiario.com/genocidio/nino-herido-familia-no-superviviente-17000-menores-gaza-han-perdido-familia
[17]. Citado en Juan Cole, “Netanyahu ha herido, enfermado o condenado a la hambruna a 600.000 niños palestinos en Rafah”, Resumen Latinoamericano, mayo 8 de 2024. Disponible en: https://www.resumenlatinoamericano.org/2024/05/08/palestina-netanyahu-ha-herido-enfermado-o-condenado-a-la-hambruna-a-600-000-ninos-palestinos-en-rafah/
[21]. La Sexta, abril 18 de 2024. Disponible en: https://www.lasexta.com/programas/lasexta-clave/pena-muerte-palestinos-otras-barbaridades-ministro-israeli-ben-gvir-plena-guerra_2024041866217324c18d400001868078.html
[25]. Jonathan Cook, “El recuento oficial de muertes en Gaza es una mentira”, Rebelión, agosto 3 de 2024. Disponible en: https://rebelion.org/el-recuento-oficial-de-muertes-en-gaza-es-una-mentira/
[33]. Miko Peled, “Palestina. Del mito a la realidad: los arqueólogos sionistas están usando la Biblia para reescribir la historia”. Disponible en: https://www.resumenlatinoamericano.org/2020/12/15/palestina-del-mito-a-la-realidad-los-arqueologos-sionistas-estan-usando-la-biblia-para-reescribir-la-historia
[35]. Noa Amouyal, De la batalla al aula: Entre bastidores del año académico israelí en tiempos de guerra, julio 23 de 2024. Disponible en: https://www.jpost.com/spanish/noticias-de-israel/article-8115
Imagen: Mujeres palestinas con sus hijos asesinados por el bombardeo israelí al Hospital Indonesio, Norte de la Franja de Gaza, noviembre 18, 2023 [Reuters/Fadi Alwhidi]
Un “cementerio de niños”. Así describía Gaza este lunes la directora regional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para Oriente Próximo y el Norte de África, Adele Jodr. Jodr añadía que el genocidio en Franja de Gaza se ha convertido en una “guerra contra los niños”. “Probablemente todos los niños quedarán traumatizados porque han pasado por algo que ningún niño debería pasar”,destacaba Jodr durante un acto celebrado en Tokio.
Según las cifras oficiales, ya hay más de 37.300 palestinos y palestinas asesinadas por el ejército israelí desde el pasado 7 de octubre. 15.700 son niños y niñas, esto es, el 42%. UNICEF añade que 17.000 infantes se han quedado huérfanos. “Siempre que hay un ataque hay niños muertos porque Gaza tiene una población muy joven concentrada en una zona muy pequeño”, expresaba la portavoz de UNICEF.
Netanyahu esta usando diferentes “armas” en este genocidio. Una de ellas es el bloqueo de bienes de primera necesidad, lo que desemboca en un elevado riesgo de desnutrición
El gobierno de Benjamin Netanyahu esta usando diferentes “armas” en este genocidio, según denuncian las organizaciones en defensa del pueblo palestino. Una de ellas es el bloqueo de bienes de primera necesidad, lo que desemboca en un elevado riesgo de desnutrición. Según los datos que maneja la UNRWA más de 50.000 niños y niñas se encuentran en riesgo agudo de desnutrición. Hablan de niveles de hambre “desesperados”.
El pasado jueves, el comisario general de esta agencia, Philippe Lazzarini, alertaba: la infancia de la Franja de Gaza se convertirá “en una generación perdida fácilmente susceptible de caer presa de la explotación” si no se da una tregua.
Mientras, las autoridades gazatíes alertan de que el enclave se dirige rápidamente hacia una hambruba. “El espectro del hambre amenaza las vidas de los civiles” a causa del bloqueo a la entrada de ayuda en medio de la ofensiva militar lanzada por Israel. “Exigimos una intervención internacional inmediata y urgente para detener este crimen”, ha manifestado la oficina de prensa gubernamental, antes de recalcar que Israel y Estados Unidos “insisten en meter a 2,4 millones de civiles en el túnel del hambre y perpetuar su política de hambruna contra niños y enfermos, evitando la entrada de alimentos y medicinas de forma peligrosa”.
Ataques contra la red sanitaria
A los bombardeos y la hambruna se une el ataque constante contra los puestos sanitarios. Muchos de los niños y niñas, avisaba desde Tokio la responsable de UNICEF han sufrido heridas graves e incluso la pérdida de algún miembro. “Si hubieran estado en un lugar normal, donde hubiera un hospital normal, un hospital equipado con los suministros y el material médico suficiente podrían haberse salvado”, expresaba Adele Jodr.
Según la OMS en lo que va de año se han registrado al menos 520 ataques a la misión médica. En Gaza, este organismo ha reportado más de 400 ataques contra el personal sanitario
Según la Organización Mundial de la Salud en lo que va de año se han registrado al menos 520 ataques a la misión médica. En Gaza, este organismo “ha reportado más de 400 ataques contra el personal sanitario, instalaciones médicas y ambulancias desde el 7 de octubre de 2023. La mitad de los hospitales de Gaza están inoperativos”, explicaba este martes en el Congreso de los diputados de España la directora general de Médicos Sin Fronteras, Marta Cañas. Esta entidad organizaba este martes la jornada ‘La acción humanitaria y la protección a la misión médica: un compromiso parlamentario’, en la sala Ernest Lluch. Han demandando más compromiso y un mayor liderazgo internacional para acabar con los ataques a los hospitales, al personal sanitario y a los civiles.
En este acto, la enfermera pediátrica Ruth Conde, que ha participado en una misión en Gaza, se mostraba tajante: “Nos hemos enfrentado al miedo. Por primera vez he sentido que no hay ningún derecho o ley que me proteja, ni a mis compañeros ni, lo más importante, a nuestros pacientes. Al no respetar las normas más básicas y elementales de cuidado y protección de la población civil, estamos creando un precedente aterrador”. Médicos Sin Fronteras alerta: las políticas antiterroristas están criminalizando a toda la población.
Netanyahu, cuestionado
Mientras, crece la presión para que Israel acepte el alto al fuego propuesto por el presidente de EE UU, Joe Biden. Según una encuesta realizada por el Instituto Político del Pueblo Judío, un 60% de la población israelí aceptaría este alto al fuego a cambio de la liberación de los rehenes de Hamas. La encuesta muestra también que tres de cada cuatro israelíes tienen muy poca confianza en el actual primer ministro de Israel.
Netanyahu ve cada vez más cuestionada su política de masacre y se ha visto abocado a disolver el gabinete de guerra montado tras el 7 de octubre, después de la renuncia del líder centrista Benny Gantz y el ‘número dos’ de su partido, Gadi Eisenkot, alegando discrepancias con la gestión del primer ministro.
Una protesta celebrada el pasado lunes frente al parlamento se saldó con nueve detenidos y tres heridos a causa de la represión por parte de las fuerzas de seguridad israelíes
Una protesta celebrada el pasado lunes frente al parlamento se saldó con nueve detenidos y tres heridos a causa de la represión por parte de las fuerzas de seguridad israelíes. Los manifestantes pedían la convocatoria de elecciones anticipadas y un acuerdo para la liberación de los rehenes.
Foto: Una mujer palestina lleva el cuerpo de un niño frente al hospital Al Najjar en Rafah, el 19 de diciembre de 2023. (Mohamed Zaanoun / Activestills)
Raul Zibechi (Montevideo, 1952) empieza a ser lo que algunas comunidades llaman un mayor, un pensador que tiene una mirada global, situada en América Latina, con experiencia y con ya bastante camino recorrido. Un mayor que, además, cada vez le da más importancia a la espiritualidad y a los cuidados. Le gusta volver a los sitios —a Chiapas, al Wallmapu, al Cauca…— cada cierto tiempo, para ver como avanzan o retroceden o se transforman los procesos de lucha, las comunidades organizadas, los pueblos resilientes y los territorios vivos. Es de los que te saca el patriarcado y el machismo en cualquier respuesta sin necesidad de que se lo nombres a propósito, algo poco frecuente en varones blancos relativamente privilegiados. Y está en Barcelona solo un par de días, para presentar el libro Veus per una transició ecosocial (Pol·len Edicions, 2024) en el que ha colaborado con un artículo sobre la descolonización de la transición ecosocial, básicamente un llamado a no pretender que esa transición sea liderada por los Estados, sino por los pueblos y los procesos. Conversamos en Ona Llibres una tarde de lluvia agradecida.
Hoy tenemos un problema de brújulas, los instrumentos para saber dónde estamos y cómo se mueven los vientos y las olas están fallando, incluso en la meteorología que es una ciencia crítica
Te gusta leer el mundo desde sus procesos de resistencia, en términos de construcción de comunidad, de construcción de autonomías: ¿cómo ves al mundo desde esos términos en este momento?
Lo veo en el borde del precipicio, lo veo a un hilo de la destrucción de la humanidad y en ese sentido, toda la mirada se apoya en dos pies: en un pie, las guerras que van escalando, Ucrania, Israel contra Palestina, pero también Yemen, Afganistán, Siria… y las guerras no declaradas como la de México —¡350.000 muertos!— o Colombia. Y en el otro pie, este caos climático y un futuro que no sabemos cómo va a ser, porque el caos no es solo climático, es social, es geopolítico, es un caos cultural. Los valores que existían antes, en los periodos de los Estados del bienestar o los Estados que ordenaron un poco las sociedades, hoy están totalmente fuera de control y ahí es cuando nos cuesta más poder interpretar lo que está sucediendo. Hoy tenemos un problema de brújulas, los instrumentos para saber dónde estamos y cómo se mueven los vientos y las olas están fallando, incluso en la meteorología que es una ciencia crítica.
Los territorios que más conoces son los de Abya Yala, ¿cómo ves procesos de resistencia como el zapatismo o las luchas indígenas en Colombia ante el auge de la violencia del narco?
No sé si se podría decir que están en crisis, pero enfrentan graves obstáculos. No solo por el narco, también por los progresismos. López Obrador ha militarizado México, Boric ha mandado más soldados al Wallmapu que Pinochet, el progresismo muchas veces encierra los procesos de resistencia. En el Cauca, con Gustavo Petro y Francia Márquez, se logró la entrega de tierras ancestrales, pero no siempre es para construir. Esos procesos están viendo también mucha división interna. Y ya entrando en la violencia del narco: el narco es también extractivismo, es capitalismo, es patriarcado.
Con el auge de consumo de fentanilo en Estados Unidos, la cocaína se consume menos en el norte y las rutas se están yendo más hacia Asia y hacia Europa, pasando por Brasil y también por Argentina y Uruguay
También es colonial la cocaína, que se consume principalmente en el norte global, mientras la hoja de coca se cultiva solo en Colombia, Perú y Bolivia.
Sí, sin duda, el narco es colonial: colonialismo y patriarcado trabajan juntos porque son inseparables, María Galindo suele decir “no se puede ser antipatriarcal sin ser anticolonial y viceversa”. Actualmente el colonialismo, ahora un neocolonialismo, de la mano del extractivismo, de la acumulación por despojo, está cambiando las geografías. En el caso del narco, las principales rutas ya no van hacia el norte, lo explica Petro y en eso tiene razón, con el auge de consumo de fentanilo en Estados Unidos, la cocaína se consume menos y las rutas se están yendo más hacia Asia y hacia Europa, pasando por Brasil y también por Argentina y Uruguay. Y sí, la contaminación y la violencia se quedan en los territorios del Sur y la droga se va. Aun así, es importante remarcar, que a la vez siguen surgiendo nuevos procesos de autonomía en diferentes lugares, en la Amazonía peruana, los wampis, los achuares, ya se han constituido nueve gobiernos autónomos en pocos años.
A nivel de política institucional en América Latina, se ha profundizado en la alternancia entre progresismo y conservadurismo —más o menos ultra—. Reina la inestabilidad. Te voy a nombrar algunas situaciones y nos comentas brevemente cómo las ves desde tu punto de vista. La primera, la vuelta de Lula al Palacio de Planalto después de cuatro años de Bolsonaro.
Horrible. Quiero decir, Lula no es peor que Bolsonaro, pero el Lula actual comparado con los primeros gobiernos de Lula está varios escalones más abajo, no está haciendo nada interesante.
Siguen surgiendo nuevos procesos de autonomía en diferentes lugares, en la Amazonía peruana, los wampis, los achuares, ya se han constituido nueve gobiernos autónomos en pocos años
Creó el Ministerio de los Pueblos Indígenas.
Para domesticarlos, con Sonia Guajajara. Porque los pueblos indígenas fueron la principal resistencia a Bolsonaro. Pero con Lula sigue avanzando el extractivismo, el capitalismo e incluso João Pedro Stédile, líder del MST, que siempre ha sido lulista, decía el otro día que no se ha avanzado nada en reforma agraria, que es una vergüenza.
Luego en Perú tenemos a un presidente electo en prisión preventiva desde diciembre de 2022.
Primero hay que tener en cuenta que Pedro Castillo nunca fue de izquierdas, nunca fue progresista, fue estalinista, aliado con la peor izquierda del Perú, hizo un Gobierno corrupto, inestable, con bandazos de un lado para otro. Y quien lo derrota es la vieja oligarquía tradicional peruana, con un saldo de por lo menos 50 muertos. Dina Boluarte es un monstruo, sin duda, pero Castillo quizás no tomó las mejores decisiones.
Recientemente fue reelegido Nayib Bukele en El Salvador, con cárceles llenas de jóvenes en un país que se proclama ahora como el más seguro de América. ¿A costa de qué?
A costa de liberar territorios para el extractivismo. Está haciendo acuerdos con empresas mineras y de otro tipo para fomentar el despojo. No le preocupa tanto la seguridad de la gente sino los intereses económicos y financieros con empresas que llegan a extraer recursos. Entonces solo por ser joven y tener tatuajes te vas a la cárcel y ahora, a pesar de que estaba prohibido en la Constitución, se reelige como presidente cinco años más, es un régimen militar.
Milei es hijo de un periodo grande de mal gobierno progresista. Y es hijo de un periodo de deterioro de las condiciones de vida de los sectores populares
Milei en Argentina: ¿cómo pudo pasar?
Milei es hijo de un periodo grande de mal gobierno progresista. Y es hijo de un periodo de deterioro de las condiciones de vida de los sectores populares, de una inflación del 100% y de un 50% de la población en la pobreza. Entonces por un lado está este empobrecimiento, falta de horizontes. Y por otro lado, la base social dura de Milei son varones de menos de 25 años que reaccionaron ante el empoderamiento de las mujeres de su misma edad. Su propuesta es profundamente patriarcal, violentamente machista y también es una reacción de un sector de las clases medias que están hartas de los pobres y de que el Estado apoye a los pobres con subsidios.
Ante tanta inestabilidad en América Latina, proyectos como Unasur han quedado atrás: ¿hay alguna iniciativa de integración latinoamericana que esté funcionando y que pudiera tener un rol a nivel global ante una posible transición ecosocial?
En América Latina un proyecto de integración no ha funcionado en gran parte por la lógica colonial, porque cada nación tiene que competir con las otras por sus intereses, por sus exportaciones. Hoy los Estados sobreviven con el extractivismo, con la acumulación por despojo. Los únicos sujetos capaces de protagonizar una transición ecosocial, o en quiénes podríamos fijarnos, son los pueblos originarios, campesinos, negros y algunas periferias urbanas. Ellos son claramente los que tienen la menor huella ambiental.
Hay que mirar a los pueblos como los sujetos de esa transición hacia un mundo sostenible, básicamente porque ellos para vivir necesitan el agua limpia, necesitan sus territorios libres de minería
Los Estados no tienen ninguna propuesta, entonces?
No. De ninguna manera. Fíjate que el proyecto de Petro es una alianza con el Pentágono para proteger la Amazonía, eso es otro delirio porque el Pentágono es la institución con la huella ambiental más grande del mundo. Ahí hay un enorme déficit de los Estados que además siguen vendiendo petróleo. Ahora viene un debate muy fuerte en Brasil porque Lula quiere permitir la explotación petrolífera en la Amazonia y eso perjudica a los pueblos. El Estado-Nación es un gran consumidor, un gran depredador, necesariamente precisa del extractivismo para implementar su propio sostenimiento. La matriz colonial del Estado en América Latina lo ha llevado a ser el protector de la minería, de los monocultivos. Creo que hay que mirar a los pueblos como los sujetos de esa transición hacia un mundo sostenible, básicamente porque ellos para vivir necesitan el agua limpia, necesitan sus territorios libres de minería. Y se está avanzando en eso, por ejemplo ahora en Colombia se han creado los Territorios Agroecológicos por parte de organizaciones campesinas vinculadas al Congreso de los Pueblos. Eso es muy importante porque el Estado no tiene más remedio que sancionarlos en el marco de los acuerdos de paz, y si se van implementando, vamos dando saltos adelante. Pero insisto, los sujetos son los pueblos, no los Gobiernos, no los Estados. No podemos creer que a través del poder estatal se pueden cambiar las cosas, uno de los problemas de esta transición es que el Estado ya no es una herramienta de transformación positiva.
¿Lo fue en algún momento?
En algún momento jugó a ser un árbitro entre clases. En Europa con los Estados del bienestar sobre todo, en América Latina con Estados del bienestar más restringidos, pero lo fue.¿Estás de acuerdo con los postulados del decrecimiento?
Hace más de 30 años que se habla de decrecimiento, en principio no estoy en desacuerdo, el problema es otro: cuando creamos una propuesta que es buena, ¿quién se encarga de hacerla?
Hay que tomar conciencia de que el decrecimiento, como toda la transición, son procesos de conflicto social y si olvidamos eso estamos haciéndole juego al capitalismo verde
En una hipotética instalación de políticas públicas para poner en marcha el decrecimiento, ¿crees que todos los países deberían decrecer del mismo modo o a la misma velocidad? ¿Hay una mirada anticolonial del decrecimiento?
Los primeros que tienen que decrecer son las grandes empresas petroleras y mineras, el 1% más rico, que es el que tiene la principal huella, y los ejércitos. ¿Quién mide los impactos de las bombas en Gaza sobre el medio ambiente? Hay que tomar conciencia de que el decrecimiento, como toda la transición, son procesos de conflicto social y si olvidamos eso estamos haciéndole juego al capitalismo verde.
Habría que empezar por aquellos sectores sociales, países, naciones que más contaminan. Si le pides a una comunidad amazónica que tiene un carro para 200 personas que decrezca igual que Barcelona, estás cometiendo una injusticia ambiental brutal. Hay que ser muy precisos. El decrecimiento llevado desde esa lógica, sería una política anticapitalista y anticolonial, me parece a mí.En Europa se expanden las extremas derechas. Decías que en América Latina difícilmente puede funcionar una política de integración. ¿En la Unión Europea sí está funcionando? ¿Cuál es la función de la UE desde tu punto de vista?
La Unión Europea se creó para ejercer un poder que no estuviera subordinado a los Estados Unidos, ese fue el inicio del euro. Hoy ese proyecto está perdido, Europa está subordinada a los Estados Unidos, sin capacidad de tener una política internacional mínimamente autónoma y ahora en una situación de crisis, de falta de futuro, irrumpe esta nueva política que se le llama extrema derecha, que yo discrepo. Hoy en día derecha e izquierda se parecen mucho. La energía hay que ponerla en otra cosa y no en las campañas electorales.
Europa está subordinada a EE UU, sin una política internacional mínimamente autónoma y ahora en una situación de crisis, de falta de futuro, irrumpe esta nueva política que se le llama extrema derecha
Aquí en el Estado español los colectivos de personas migrantes organizados saben bien qué partidos —efectivamente de izquierda y de derecha— votaron a favor del Pacto Europeo de Migración y Asiloehicieron campaña para votar en las europeas en esa clave.
Votar pueden votar, no tengo problema, pero si no nos organizamos, si no hay una fuerza de base, no estamos haciendo nada.
Por último, la situación en Gaza nos trae a los colectivos organizados en contra de la guerra, del racismo, del fascismo, una grave sensación de desesperanza, ¿qué ves tú en Gaza? ¿A donde deberíamos mirar para poner en práctica un poco de esperanza activa?
Creo que Gaza es el fin de la humanidad. Gaza nos deja claro que el 1% de la población está dispuesto a eliminar pueblos enteros para seguir estando en el poder. No es que los israelíes sean malos —que en general lo son— sino que hay un proyecto de exterminio de los pueblos molestos. Que son palestinos, que son yemeníes, que son zapatistas, nasas, mapuches… Ese es el proyecto, y es un proyecto colonial. La mayor esperanza está en que los pueblos son tan potentes, tan fuertes, que los de arriba necesitan atacarlos para destruirlos y eliminarlos de la faz de la tierra. Los de arriba tienen cierto miedo a los de abajo, esa es la esperanza.
“Palestina Libre desde el Río hasta el Mar” -Organización para la Liberación de Palestina-
“Hemos visto cómo un coro cada vez mayor de voces, incluidas, voces que antes apoyaban a Israel se desvían a otra dirección. Eso nos preocupa porque no creemos que contribuya a la seguridad o vitalidad de Israel a largo plazo…”. Jake Sullivan – Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca-
De acuerdo con la publicación del 23 de mayo en RT ver [1], El Asesor de Seguridad estadunidense, Jake Sullivan expresó que el reconocimiento de Palestina como Estado por parte de naciones como España, Irlanda y Noruega, no es conveniente por razones de seguridad de Israel, ya que, las decisiones se deben hacer mediante negociaciones y no por decisión unilateral.
Lo anterior expuesto, es sin duda, una postura arbitraria y antidemocrática en el contexto internacional que distingue a Estados Unidos por su política, intervencionista, injerencista y colonialista.
Desde hace décadas, la Sociedad Internacional ha atestiguado el desplazamiento forzado y los crímenes de lesa humanidad a los que se ha enfrentado el Estado Palestino en un contexto de silencio y la complicidad por parte de Occidente ante un salvajismo estrepitoso del sionismo israelí, en una era en la que resulta inconcebible la figura del genocidio.
Bajo la justificación de la legítima defensa, el sionismo israelí emprendió desde octubre de 2023 una “contraofensiva” contra Hamás derivada de la operación “Tormenta de Al-Aasa”, misma que ha sido el resultado de las constantes violaciones al Derecho Internacional en la Franja de Gaza en un inicio.
Sin embargo, ante los bombardeos incesantes, la sociedad civil global ha quedado conmocionada ante el catastrófico escenario de violencia e incertidumbre, ya que pareciera que los colonos israelíes buscan el exterminio de la población palestina.
La legítima defensa está reconocida en el artículo 51 de la Carta de la Organización Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con Vázquez (1998) los elementos de validez de la legítima defensa son:
“a) Amenaza de un daño grave, inminente e irreparable.
b) Que no haya medio de escapar a tal amenaza si no es con un recurso a los propios medios de defensa.
c) Que la reacción defensiva sea proporcional al daño cuya amenaza se cierne sobre el sujeto.
d) Que la acción de la legítima defensa sea de carácter provisional, tendiente a evitar un daño, y sin pretender imponer un castigo”.
La escalada israelí orquestada por el primer ministro y genocida Benjamín Netanyahu, en complicidad con Occidente, principalmente por su aliado, Estados Unidos encabezado por Joe Biden y su gabinete, han emprendido un genocidio sin precedentes en la zona de la Franja de Gaza y Rafah.
Justo el pasado 15 de mayo, se conmemoró el 76 aniversario de la Nakba de Palestina de 1948, en el cual se recordó la ocupación forzada por parte de Israel en medio de un nuevo genocidio por parte del sionismo israelí y la Guerra de Netanyahu, cuyos antecedentes remontan casi a finales de la Primera Guerra Mundial (1917), ya que ante el ascenso militar alemán en la Gran Bretaña que les llevaría a la capitulación, el ministro de asuntos exteriores británico Arthur James Balfour, buscó aliarse a lxs judíos sionistas que buscaban la creación de un Estado.
Esta alianza además de ayudarles militarmente a combatir con Alemania y el Imperio Turco-Otomano, este último con mandato en Palestina, después de que al finalizar la Primera Guerra Mundial la Sociedad de Naciones, impusiera la administración del territorio al Reino Unido como coste de la Guerra, buscaban emprender una estrategia geopolítica a través del Canal de Suez, el cual representa hasta nuestros días, una de las vías fluviales más importantes del mundo, cuya conexión une a Europa con el Océano Índico, así como con Estados de Asía-Pacífico y el Mar Arábigo.
A cambio, Balfour se comprometió con los sionistas a favorecerles al establecimiento de un asentamiento en territorio palestino, por lo que con la redacción de la Carta de Balfour se asentaron las bases jurídicas de lo que hoy es geográfica y políticamente Israel, en un acto de imposición e ilegitimidad.
De acuerdo con el documento: –La Cuestión del Palestina y la Asamblea General- de la Organización de las Naciones Unidas, “en la resolución 181 (II), la Asamblea General decidió dividir a Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, con régimen internacional especial para Jerusalén”.
“Después de la Guerra de la Guerra de 1948, la Asamblea General, en su resolución 194 (III) de 1949, estableció la Comisión de Conciliación de las Naciones Unidas para Palestina para ayudar a las partes a alcanzar una solución definitiva reafirmando al mismo tiempo los derechos de lxs refugiados palestinxs al regreso y a la restitución”. En la resolución 3236 (XXIX) se refirmaron los derechos inalienables de lxs palestinxs a la libre determinación, la independencia, la soberanía nacionales y el derecho de regresar a sus hogares”.
Pareciera una falacia lo anteriormente expuesto por la Asamblea General ante un concierto de naciones, hoy, con pronunciamientos sin acciones, discursos pueriles vacíos y de doble moral, así como la nula credibilidad de la ONU ante un genocidio de proporciones descomunales, ya que, ante la mirada internacional, a Palestina se le ha violentado de la manera más atroz y flagrante, violando toda jurisprudencia, el Derecho Internacional y el Estatuto de Roma principalmente.
Es importante mencionar que actualmente Palestina se encuentra en calidad de observador permanente en Naciones Unidas. Asimismo, hay que precisar que no tiene ejército debido a los acuerdos de Oslo en los que les negaron el derecho, por lo que es sionismo se han impuesto con el control del espacio aéreo y marítimo, violando así también, el Derecho Aeronáutico y el Derecho Marítimo Internacional, situación que les ha posicionado en desventaja debido a la superioridad armamentista y tecnológica del sionismo israelí, por eso es que sólo se puede contextualizar esta masacre como la guerra de Netanyahu y genocidio.
En estos momentos es importante revisar el preámbulo del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, así como el contenido de los artículos 1 al 8 para cuestionarse a quién le favorecen los lineamientos de la justicia internacional.
Es importante destacar, que de acuerdo con el Derecho Internacional y el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional [2] lo siguiente:
Artículo 5. crímenes de la competencia de la corte 1. a) el crimen de genocidio; b) los crímenes de lesa humanidad; c) los crímenes de guerra; d) el crimen de agresión.
Artículo 8. la Corte tendrá competencia respecto de los crímenes de guerra en particular cuando se cometan como parte de un plan o política o como parte de la comisión en gran escala de tales crímenes. 2. a los efectos del presente estatuto, se entiende por “crímenes de guerra”: i) el homicidio intencional; i) la tortura o los tratos inhumanos.
De acuerdo con Vázquez (1998), “En relación con los crímenes de guerra debemos mencionar dos instrumentos convencionales importantes; la Convención para la prevención y la Sanción del delito de genocidio y la convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra”.
En medio de un genocidio discursos sobran y las acciones son escasas o nulas por parte de los Estados, salvo aquellos que se han atrevido a romper relaciones diplomáticas con Israel o a unirse a la denuncia ante la Corte Internacional de Justicia impuesta por Sudáfrica por las incesantes violaciones a la jurisprudencia internacional, evidenciando así la fragilidad de los organismos internacionales pertenecientes a la estructura de la ONU, cuyo impacto recae de acuerdo a las cifras oficiales proporcionadas por medios de información como Palestina hoy 2.0, (quienes en distintas ocasiones han sido silenciadxs en las redes sociales) con base en la última información del 13 de mayo de 2024 lo siguiente:
-3.123 masacres cometidas por el ejército de ocupación.
-45.091 entre asesinados y desaparecidos.
-10.000 desparecidos.
-35.091 asesinados que llegaron a los hospitales.
-15.103 niños asesinados.
-31 niños muertos por hambre.
-9.961 mujeres asesinadas.
-492 asesinados del personal médico.
-69 asesinados de la Defensa Civil.
-143 periodistas asesinados.
-7 fosas comunes hechas por Israel en hospitales de Gaza.
-520 cuerpos encontrados en fosas comunes.
-78.827 heridos.
-11.000 heridos necesitan ser trasladados a otros países para recibir tratamiento
-17.000 niños viven sin sus padres o uno de ellos.
-11.000 heridos con necesidad de viajar para recibir tratamiento.
-10.000 pacientes con cáncer enfrentan el riesgo de muerte.
-1.095.000 pacientes con enfermedades infecciosas.
-20.000 casos de infección por hepatitis viral.
-60.000 mujeres embarazadas en riesgo.
-350.000 pacientes con enfermedades crónicas sin control y tratamiento adecuado.
-5.000 secuestrados por Israel de Gaza.
-310 secuestrados de personal de salud.
-20 periodistas secuestrados.
-2 millones de desplazados.
-103 escuelas y universidades quedaron completamente destruidas.
-311 escuelas y universidades parcialmente destruidas.
-247 mezquitas completamente destruidas.
-326 mezquitas parcialmente destruidas.
-3 Iglesias atacadas y destruidas.
-86.000 viviendas quedaron completamente destruidas.
-294.000 viviendas parcialmente destruidas.
-75.000 toneladas de explosivos arrojados por Israel.
-33 Hospitales fuera de servicio.
-55 centros de salud fuera de servicio.
-160 instituciones de salud fueron parcialmente atacadas.
-126 ambulancias destruidas.
-206 sitios arqueológicos y patrimoniales destruidos”.
¿Acaso esto no es genocidio?
Por todo lo anterior, como Internacionalista, me uno a las jornadas de protesta civil a nivel internacional, pronunciándome con repudio hacia el genocidio perpetrado por el Estado ilegítimo de Israel y sus cómplices hacia nuestras y nuestros hermanxs palestinxs.
Expreso mi solidaridad, apoyo y alteridad a lxs estudiantes y docentes que a nivel internacional han alzado la voz de quienes han callado con bombas, ante una ola de represiones en el ejercicio de su derecho a la libre manifestación, por parte de quienes ostentan en sus dobles discursos la libertad, la democracia, la paz, seguridad y fraternidad internacionales.
En estos momentos la resistencia son las voces invisibilizadas, continuando con la exigencia a nuestros gobiernos del rompimiento de relaciones diplomáticas con Israel, así como el boicot comercial de sus cómplices comerciales.
El genocidio que Netanyahu emprendió con premeditación, alevosía y ventaja, ha tenido consecuencias catastróficas, la más dolorosa, las niñeces y civiles asesinadxs, mientras, los sobrevivientes han quedado con secuelas físicas y psicológicas irreparables, sin hogar, sin familia y sin ayuda humanitaria, ya que los sionistas han dejado sin alimentos, agua potable y servicio médico a familias palestinas en Gaza y Rafah, siendo esta última ciudad, la que protagonizó uno de los ataques más desgarradores en un campo de refugiados.
Palestina Libre por el Apartheid, el desplazamiento forzado, los crímenes de lesa humanidad, el genocidio y las violaciones a la jurisprudencia internacional.
Palestina Libre por lxs que ya no están.
Palestina Libre por quienes están resistiendo con miedo, hambre, sin hogar, sin acceso a la salud ya la educación.
Palestina Libre para que se haga justicia y se aplique el peso de las leyes internacionales a lxs criminales de guerra.
Palestina Libre por la autodeterminación y el retorno a sus territorios.
Palestina Libre por la lucha de sociedad civil que son la voz de Palestina.
Palestina Libre por un Estado que no tan sólo sea reconocido, sino que sea libre y soberano.
Según informes palestinos, 22 palestinos, incluidos ocho niños y bebés, fueron asesinados por bombas y proyectiles israelíes en el este de Rafah en la noche del lunes 6 al martes 7 de mayo. En su web, la agencia de noticias Wafa publicó un vídeo que muestra a las madres llorando despidiéndose por última vez de sus hijos, que estaban envueltos en una tela blanco.
En Israel, el bombardeo se presentó como una respuesta a los disparos de cohetes desde la Franja de Gaza, que mataron a cuatro soldados israelíes e hirieron a diez. Las y los habitantes de Rafah no consideraron que el bombardeo fuera una respuesta a la muerte de los soldados o que estaba dirigido a la fuente de los disparos de mortero. Se trataba de una venganza y la preparación de una invasión terrestre israelí.
El bombardeo también se percibió como una orden dada a las personas que allí residen para que abandonaran sus hogares, el mismo mensaje de los folletos lanzados por los aviones israelíes sobre la zona o los mensajes de voz y texto enviados a los teléfonos por números desconocidos. El término muy neutral de evacuación no refleja ni una mínima fracción del miedo, la rabia y el agotamiento que sienten los habitantes de Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza.
Un nuevo éxodo que las y los habitantes de Gaza comenzaron el lunes, a pie, en carros, minibuses, coches sobrecargados y bicicletas cargadas de colchones, mantas y escasas cantidades de ropa y comida. Las personas evacuadas abandonaron los barrios del este de Rafah para viajar a regiones desconocidas al norte o al oeste. Pueden dirigirse hacia el norte, hacia las ruinas de Jan Yunis, o hacia la franja costera de tierras agrícolas de Muwasi, que no tiene instalaciones de agua o alcantarillado, pero que Israel insiste en calificar como una zona humanitaria.
El lunes 6 de mayo por la noche, después del espectacular anuncio de Ismaëll Haniyeh, líder de Hamás, de que su organización había aceptado la propuesta de alto el fuego [negociada en Egipto], ¿se darían la vuelta las decenas de miles de habitantes de Gaza que huyen? ¿Se detendría el movimiento de fuga? [Los informes del martes por la mañana ilustraron la enorme decepción de las poblaciones desplazadas.]
En todo caso, lo que es cierto es que la declaración de Haniyeh y la contradeclaración de Israel, según la cual Hamás está engañando, aumentaron la confusión, la falta de información y la dificultad de decidir qué hacer. La vida en Rafah está subyugada a esta situación, con el telón de fondo de las frecuentes declaraciones de los israelíes de que también invadirían Rafah. Lo que se suma al habitual horror, desesperación y agotamiento, así como a la conciencia de que cualquiera puede ser asesinado en cualquier momento, puede perder un brazo o una pierna, o enterrar a un niño de 6 años.
Al-Jneineh, es uno de los barrios al este de Rafah que fue bombardeado el domingo y del que el ejército israelí ordenó a sus habitantes que se fueran. Varios de mis amigos y sus familias viven allí. La mayoría de ellos tuvieron que abandonar la ciudad de Gaza y el campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de la Franja de Gaza, hace unos seis meses. Otros eligieron vivir allí hace 20 o 30 años.
Los árboles y la vegetación de la zona fueron sustituidos gradualmente por casas de hormigón de todos los tamaños. Las y los jóvenes del campo de refugiados de Shabura [cerca de Rafah] trabajaron duro, ahorraron un centavo tras otro y se endeudaron para poder comprar un terreno y construir una casa para salir de las estrechas callejuelas y las casas superpobladas de un campo de refugiados sin rayos de sol.
Hoy en día, a los habitantes de al-Jneineh se les unen sus familiares, que han sido desarraigados por segunda, tercera o incluso cuarta vez. En los últimos siete meses, desde el comienzo de la guerra, han tenido un poco de suerte, aunque en al-Jneineh, como en otros barrios de Rafah, los ataques aéreos han destruido casas y matado a personas que residían allí.
Los habitantes de al-Jneineh aún lograron quedarse en sus casas en lugar de vivir en tiendas de campaña, y tenían todo lo necesario para la casa, como mantas, ropa, colchones y utensilios de cocina. Nunca tuvieron que esperar en colas de 300 a 400 personas para usar los baños, como es el caso de las escuelas convertidas en refugios. Para ellos, este número oscila entre 10 y 30 personas, dependiendo del tamaño de la familia.
¿También se convertirán en una estadística, incluida en las cifras de los habitantes de Gaza que han perdido sus casas, esta semana? ¿Encontrarán una tienda? ¿Deberán dormir afuera?
Sus padres eran niños cuando fueron expulsados de sus pueblos o de Majdal, ahora Ashkelon, o de Isdud (Ashdod) en las regiones que se convirtieron en el Estado de Israel. Algunos de estos refugiados siguen vivos. No han olvidado que fueron desarraigados y perdieron su casa. Necesitan cuidados especiales y esperan morir para no ser una carga para sus hijos y nietos.
Las familias de dos amigos, Dalia y Yakub, viven a 200 o 300 metros una de la otra. El lunes, Dalia dijo que estaban “dentro del mapa”, lo que significa que su casa abarrotada, donde se quedaron sus hijos y la familia amplia de su marido, estaba dentro de la zona a evacuar. Así que tuvieron que empaquetar lo poco que tenían y huir.
Yakub dijo el lunes que su casa, donde viven cuatro familias, no estaba en el mapa y que estaba esperando a ver qué pasaba. Añadió que no creía que la casa de Dalia estuviera en el mapa, por lo que Dalia y su familia no tendrían que huir. O no todavía.
Pero el único hospital de Rafah, Yousef al-Najjar, está en el mapa. Yakub se pregunta si toas y todos los pacientes, la gente desplazada que se aloja allí y el personal médico tendrán que irse, y si todos la gente que permanezcan será asesinada y enterrada en una fosa común.
Dalia dice que no está segura de que Yakub tenga razón al decir que la casa de los padres donde se encuentra está fuera del mapa, y de todos modos nadie entiende realmente el mapa. No saben qué hacer, si hacer el equipaje, qué llevar y cómo transportar a la abuela de la familia.
“Estamos a 500 metros”, dice Dalia, hablando de la zona donde se evacua a la gente. ¿Qué es 500 metros? Cuando hay disparos de proyectiles o bombardeos, los fragmentos de proyectiles nos alcanzan. No sabemos a dónde ir. Pensamos en ir al centro de la banda, pero no hay un camión para llevarnos. Ya no sabemos lo que podemos hacer.”¡
Nuestra conversación telefónica ha sido interrumpida, pero en un mensaje de voz Dalia explica que la recepción de los teléfonos móviles es muy mala y que escuchan constantemente bombardeos y disparos de artillería. En la noche del lunes al martes, mientras el ejército israelí ocupaba el lado palestino del punto de paso de Rafah, los disparos de artillería y los incesantes bombardeos no permitieron a la familia dormir ni un momento, escribe.
Nuestro amigo común Saleh, que fue trasladado hace unos seis meses del campo de refugiados de Shati, no podía soportar la incertidumbre y el miedo constante de una invasión terrestre israelí. Hace dos meses se mudó a un barrio al norte de Khan Younès, donde había relativamente pocas casas.
“No quería que nos pasara lo que sucedió la primera vez que nos echaron, cuando huimos de casa en medio de la noche dejando todo atrás, incluidas las mantas y los colchones”, dijo.
Al principio, su esposa tenía miedo de instalarse en su cabaña de vacaciones porque los baños no estaban en la casa. Temía que los operadores de drones israelíes decidieran que cualquiera que estuviera fuera de la cabaña, por la noche, fuera un activista de Hamás y que la mataran. Pero los temores de una invasión de Rafah tienen ahora más importancia que el ataque de un dron.
La cuestión no es que estemos vivos. Esto no es vida. Las calles están llenas de aguas residuales y basura. No tenemos agua en la cabaña ”, dijo Saleh. [Los controles israelíes sobre los convoyes humanitarios han dado lugar a la confiscación de las tabletas de cloro utilizadas para la desinfección y purificación del agua, lo que tiene implicaciones sanitarias desastrosas.]
Incluso para alguien que todavía recibe un salario, no es posible sacar dinero de un banco y hay que gastar casi una cuarta parte de la suma en gastos de cambio. Una botella de gas cuesta 400 shekels [108 dólares]. Nosotros no trabajamos. Los niños no van a la escuela. Sólo existimos, y en cualquier momento, cualquiera puede ser asesinado. El infierno es el mismo, ya sea aquí, en Rafah o en Gaza City”.
Artículo publicado en Haaretz (8/05/2024) traducción al francés: A l’Encontre)
Tres habitantes de Gaza describen la vida en Rafah
Heba Farouk Mahfouz
Mohamed Khaled, 22 años:
La seguridad solo viene de Dios. Los israelíes han anunciado los sectores en los que iban a entrar. Actualmente estoy al lado de estas áreas, así que cuando llegue nuestro turno, tendremos que irnos, si todavía estamos vivos para entonces.
Ya no encontramos un lugar a donde ir. Ya no hay a dónde ir. La gente está dispersa, cada uno yendo en una dirección. Los bombardeos son constantes, lo juro. No es fácil irse. El transporte es extremadamente caro para nosotros. Rezo para que mañana pueda encontrar un lugar al que ir.
Mohamed, 32 años [pide anonimato]:
Estoy en Mawasi [zona junto al mar creada por los ocupantes], Rafah. Hay bombardeos a nuestro alrededor. Hace una hora, el ejército evacuó un edificio frente a nuestra casa. Los israelíes llamaron a los lugareños por teléfono, les preguntaron cuántas personas había dentro y cuáles eran sus nombres. Luego pidieron a los habitantes, por su seguridad, que se movieran a una distancia de 5 kilómetros. Soy de la ciudad de Gaza y me han trasladado a la fuerza tres veces al interior de Gaza. Una vez estuve en casa de mi hermana y hubo un ataque aéreo. Mi madre y yo fuimos heridos, así como mi hermana y su marido. Entonces fuimos al hospital al-Shifa, pero también hubo ataques, así que nos dirigimos a la ciudad central de Deir al-Balah, pero fue evacuada, así que vinimos a Rafah, donde nuevamente bombardearon, y ahora estamos en Mawasi.
Hace una semana, mis hermanas fueron a Egipto y uno de sus maridos las acompañó. Mi otro cuñado fue rechazado porque es sirio, así que estoy aquí con él y mi madre. Mi madre fue inscrita en la lista para irse, pero se negó a dejarme atrás. Mi nombre fue rechazado porque se confundió con otro nombre… Nos alojamos en una casa con otras cuatro familias, es decir, 34 personas en total. Es una casa, pero no es muy grande. Tenemos tiendas de campaña para refugiarnos dentro de la casa, porque la mayoría de sus partes no tienen techo.
Un trabajador médico de 42 años en Rafah:
Están evacuando las partes orientales. No tengo miedo, me entrego en manos de Dios. Si no hay acuerdo hasta el viernes, tendré que dejar Rafah. Hay [drones] por todas partes en Rafah. Esto es muy peligroso en general. Iré a Deir al-Balah. Mi amigo tiene un terreno donde hay agua. Nos quejamos ante Dios. Casi una cuarta parte de las personas que a mi alrededor, viviendo en tiendas de campaña, se han ido. ¡Es el éxodo! No hay un lugar seguro. Y ahora el hospital Abu Youssef al-Najjar ya no está en servicio. Si alguien está herido, solo le puede salvar Dios.
(Entrevistas publicadas en el Washington Post (8/05/2024) traducción al francés: A l’Encontre)
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