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Lo que los pupitres antiguos nos dicen sobre la historia de la educación

The Conversation 

La mayoría de nosotros nos hemos sentado frente a una pizarra. En nuestra aula había mesas, sillas, estanterías, libros y otros materiales. Los más mayores recuerdan los pupitres escolares, los tinteros, las plumillas para escribir, las fotos de Franco o los mapas colgados en las paredes.

Todos estos objetos son valiosos para el estudio del pasado de la educación y nos pueden dar información que difícilmente conoceremos si no recurrimos a ellos. De los pupitres colocados en filas de la escuela tradicional a las mesas móviles que permiten la agrupación para el trabajo en grupo, hay un cambio importante en las ideas educativas.

La actividad escolar se desarrolla en espacios que incluyen objetos. Las características de estos objetos, su colocación y el uso que se hace de ellos condiciona y determina la práctica educativa. Muchos métodos y sistemas pedagógicos han desarrollado materiales específicos para su aplicación en las escuelas.

Modelo de pupitre del Museo Pedagógico Nacional.

La historiografía educativa se fija en lo material

El interés por las fuentes materiales ha sido uno de los temas destacados de la investigación de la historia de la educación en las últimas décadas en España. Una mayor sensibilidad por la conservación del patrimonio en general ha hecho crecer el apoyo a la investigación histórica de la educación relacionada con la materialidad de la escuela.

Es el momento de pasar de la simple conservación de estos objetos a utilizarlos como fuentes. Estos testimonios pueden ser documentos para abordar nuevas o viejas temáticas en historia de la educación. Las fuentes materiales pueden mejorar nuestro conocimiento sobre aspectos muy diversos del pasado educativo.

El día a día del pasado

Como todas las fuentes históricas, han de ser adecuadamente situadas en su contexto, analizadas y sometidas a crítica. Por ejemplo, las fuentes materiales nos ayudan a conocer más la práctica escolar, el día a día de la escuela. Una cotidianidad de los centros escolares que es más difícil de estudiar a partir de fuentes más tradicionales.

Con la finalidad de dar nuevos valores a los aspectos materiales de la historia de la escuela cabe insistir en algo que ya recomendaban F. Herman; A Van Gorp, F. Simon y M. Depaede, en un artículo titulado The School Desk: from Concept to Object, publicado el 2011. Estos autores plantean la necesidad de estudiar más las circunstancias de diseño, producción, comercialización, distribución, consumo, y otras condiciones de la existencia de los objetos escolares. Un conjunto de factores a los que A. Viñao, un año más tarde, llamaba la biografía del objeto.

Otras dimensiones históricas

Para avanzar en una historia que preste atención y valore los objetos históricos de la educación es necesario también incluir otras orientaciones: su estudio desde distintas dimensiones históricas más allá de las estrictamente educativas. Los objetos educativos han sido producidos y comercializados, y estos procesos los han condicionado tanto como su finalidad educativa.

En este caso, como en otras facetas de la historia contemporánea, también se impone la aproximación a otras ciencias como la economía, la etnografía y la sociología. Igualmente, es preciso acercarse a otras ramas de la historia como la arqueología o la historia de la industria.

Dibujo hecho por Ramón Hernández Amigó a las 12 años, en 1937. En el dibujo se lee: ‘Mi compañero Durán y yo mirando el curso de las operaciones en un mapa de España, el señor maestro prepara los trabajos’ BNE – Biblioteca Digital Hispánica

Dialogar con otras fuentes

También debemos hacer dialogar a los objetos con otras fuentes para interrogarlas de forma más eficaz y para mejorar la información que obtenemos de ellas, abriendo nuevas perspectivas a la investigación de la historia.

La complementariedad de fuentes, objetos, textos, imágenes y testimonios personales puede enriquecer mucho nuestras interpretaciones del pasado. No debemos olvidar que la pretensión de la investigación histórica es conocer, explicar e interpretar el pasado de los hombres en su conjunto y de manera global. Las fuentes, las nuevas y las viejas, no son más que pistas, indicios, testimonios a los que podemos interrogar con la finalidad de mejorar nuestro conocimiento de aquello que ha acontecido.

Una historia pública de la educación

La importancia concedida a los elementos materiales ha propiciado también una fuerte expansión de actividades de historia pública relacionadas con los materiales escolares. La recopilación de objetos escolares ha dado lugar a exposiciones y a la creación de espacios museísticos. En las últimas décadas se ha creado un gran número de colecciones escolares y de museos que acogen, conservan, estudian y divulgan este patrimonio.

Los objetos y la materialidad de los procesos educativos, las fuentes audiovisuales junto a testimonios personales, dan una gran visibilidad a la historia de la educación. Este hecho tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Son fuentes que pueden ser muy susceptibles de ser utilizadas en relatos manipuladores para conformar opiniones e identidades al servicio de intereses del poder, pero al mismo tiempo esta divulgación facilita la comunicación de los científicos y especialistas con el gran público.

Esta puerta abierta a la historia pública debe ser atravesada sin recelos. No debemos dejar que el espacio que se puede cubrir con informaciones contrastadas y resultado de la investigación científica sea ocupado por otros con intenciones más frívolas o mal intencionadas. En este tema, la colaboración de los historiadores con especialistas en comunicación puede ser muy provechosa.

Aula presente en la exposición en Muro de materiales del Arxiu Museu de l’Educació de les Illes Balears en Inca.

Conservar el material

Por último, un ruego. No tire los objetos escolares antiguos que pueda tener por la casa. Antes consulte con algún especialista. Estos objetos pueden tener valor patrimonial y ser muy interesantes para los historiadores. La Sociedad Española para el Estudio del Patrimonio Histórico–Educativo (SEPHE) tiene en su página web un directorio con los centros que en España se dedican a la conservación del patrimonio histórico de la educación.

https://theconversation.com/lo-que-los-pupitres-antiguos-nos-dicen-sobre-la-historia-de-la-educacion-168544

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¿Qué es la teoría crítica de raza?

Por: Sofía García-Bullé

Este marco teórico ofrece una perspectiva histórica más completa y un mejor contexto para comprender el presente.

La historia es una ciencia social por demás activa, en artículos anteriores hemos hablado sobre su capacidad de autoanalizarse y reescribirse. La investigación, la perspectiva, los nuevos datos y lecturas son cruciales en la construcción del devenir histórico.

Elementos como la conciencia social o de raza también pueden influir en una reevaluación tanto de la historia, como de la forma en que se escribió. Un movimiento académico dentro de la comunidad de historiadores es ejemplo de estos cambios de óptica sobre el pasado. Estamos hablando de la teoría crítica de raza.

Las consideraciones de un racismo sistémico

La teoría crítica de raza es un marco teórico para enseñar historia y otras disciplinas sociales. El término fue acuñado por la jurista Kimberlé Crenshaw a finales de la década de los 80. Consiste en agregar al currículum y a la conversación esos incisos dentro del evento o tema de estudio que pudieron estar marcados por la raza y la discriminación racial. Por ejemplo, si estamos abordando el final de la Segunda Guerra Mundial, el regreso de los veteranos a Estados Unidos y el consecuente auge de los suburbios americanos durante la década de los 50, no podemos dejar de lado la experiencia de los soldados afroamericanos y todo el marco legal que evitó que evitó que pudieran hacerse de un hogar asequible igual que sus compañeros blancos.

Si dentro de determinado momento histórico existe una barrera legal o costumbre socialmente reforzada que habilite la discriminación racial sistémica, la teoría crítica de raza es necesaria para tener un panorama completo de cómo se desenvolvió ese momento del pasado y qué consecuencias podría seguir teniendo en el presente.

En el caso específico de la situación de vivienda de los veteranos afroamericanos de la Segunda Guerra Mundial, las consecuencias de ese serio desbalance para la obtención de casas puede verse reflejado en las dificultades actuales de la comunidad afroamericana para conseguir precios y préstamos bajos en comparación con los americanos caucásicos.

Este es un ejemplo básico acerca de cómo un análisis del pasado con una perspectiva que cubra aspectos relacionados con el racismo sistémico es vital para comprender las condiciones actuales de un grupo demográfico completo. Como herramienta de investigación y contextualización histórica, el rol de la teoría crítica de raza es difícil de discutir pero su presencia en programas académicos y aulas abre otro debate.

¿Debería enseñarse en las escuelas?

La conversación más acalorada sobre el tema de la teoría crítica de raza es si debería estar presente en las aulas. El racismo es un tema por demás complicado y hay validez en la idea de que no es necesario poner en los niños una carga cognitiva de esa naturaleza. El problema de este argumento, es que solo aplica si los niños en cuestión no pertenecen a ninguna etnia, raza o grupo social que este sujeto a discriminación.

En marzo del presente año, una niña de 9 años testificó en el caso de George Floyd, uno de los eventos de violencia sistémica racial más sonados de la década. Si una infante de tan corta edad puede ser expuesta a presenciar un homicidio y testificar sobre el mismo en la corte, debido a que la violencia racial es así de terrible en su país, ¿por qué privar a los niños de su edad de las herramientas cognitivas para entender y combatir el racismo sistémico bajo el argumento de que “es complicado”?

La raza y el racismo son constructos sociales, como sostiene Tony Morrison, Premio Nobel de literatura y activista para la educación sobre la conciencia de raza. Sin embargo, estos constructos no solo afectan seriamente la vida de millones de personas de minorías raciales en el mundo también juegan un papel importante en el diseño y ejecución de sistemas económicos.

Para erradicar el racismo sistémico es necesario un cambio estructural, y este es prácticamente imposible de gestionar sin una educación histórica y social ciega a la influencia de los desbalances provocados por la discriminación social.

¿Habías oído hablar antes de la teoría crítica de raza? ¿Te parecería buena idea incluir el tema en tus clases? Si eres estudiante, ¿algún curso que hayas llevado incluyó el tema? ¿Cuáles fueron tus impresiones? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/teoria-critica-raza

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Libro(PDF): Hegemonía, cultura y educación. Introducción a las estructuras culturales disipativas

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Históricamente no ha sido fácil pertenecer a algo, ser alguien; lograrlo depende de la confluencia de múltiples circunstancias y factores en escenarios de conflicto y de tensión. Comprender esta complejidad ha sido, por otra parte, tarea permanente de la antropología, compartida cada vez más con otras disciplinas científicas que día a día ven desdibujar sus fronteras. Por eso, este texto es un pretexto, valga la expresión, para reflexionar sobre una antropología que permita avanzar algunas explicaciones relacionadas con la configuración de las estructuras culturales que pautan los modos de vivir que generan estos sobresaltos, incertidumbres, miedos e insatisfacciones. En últimas, se trata, ni más ni menos, de intentar recuperar la confianza en el ser humano.

Autor: Orlando Pulido Chaves.

Editorial/Edición: CLACSO. Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación. Campaña Mundial por la Educación.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-955-43

Idioma: Español

Descarga: Hegemonía, cultura y educación. Introducción a las estructuras culturales disipativas

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2382&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1554

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¿Qué es el revisionismo histórico?

Por: Sofía García-Bullé

El revisionismo histórico nació muy cerca de la política, pero puede ser útil si su fin es académico.

La historia es, sin duda, una de las ciencias sociales más fascinantes. A través del registro de eventos podemos hacernos una idea de lo que ha sucedido en el pasado y cómo este transcurrir ha formado el mundo que conocemos.

En artículos anteriores hemos hablado sobre lo que es la historia y la historiografía. Siendo la primera la recolección y documentación de eventos importantes que comprenden un pasado común, y la segunda un estudio de cómo se realiza esta tarea. La historiografía, más que contarnos sobre un sucesos históricos como la conquista de México, la Revolución Industrial o el primer aterrizaje en la luna, nos cuenta sobre cómo escribieron las personas que participaron en el evento.

Esta disciplina se centra en el análisis de la historia. Se conforma de una serie de teorías y técnicas para estudiar, entender e interpretar los hechos históricos. El trabajo del historiador es tomar las piezas del rompecabezas que representan las diferentes fuentes de un suceso o período histórico para culminar en un relato cohesionado.

Darle sentido a la historia es un proceso que puede realizarse de distintas maneras, por eso existen varias escuelas y corrientes de la historiografía. Una tendencia que ha tomado popularidad esta última década ha sido el revisionismo histórico.

¿Por qué mirar el pasado con ojos del presente?

El revisionismo histórico, como su nombre lo indica, consiste en volver a revisar las fuentes sobre un registro o periodo histórico, ya sea con una perspectiva diferente o con nuevos datos que pudieran alterar cómo vemos una parte de la historia.

Esta forma de revisitar la historia desprende aspectos tanto positivos como negativos. Casos como los de Rosalind Franklin, cuyo trabajo fue instrumental en el descubrimiento de la cadena de ADN, no habría sido conocido ni se hubiera vuelto foco de conversación de la comunidad científica de no existir una intención de regresar a rescatar elementos importantes de una historia que ya había sido contada y solidificada en la memoria colectiva.

Otras instancias positivas de la aplicación del revisionismo histórico están ayudando a rescatar visiones completas sobre sociedades antiguas como la vikinga, por ejemplo, de la que se ha descubierto recientemente que se era multiétnica y no exclusivamente escandinava, además de contar con una visiones muy progresivas acerca de género y sexualidad.

El punto clave para dimensionar el uso del revisionismo histórico como algo positivo es que el propósito de aplicarlo sea completar la información sobre algún evento o periodo o revelar algún conocimiento oculto pero verdadero sobre el tema en cuestión. El problema con este enfoque, es que no siempre se utiliza con este propósito.

Negacionismo y revisionismo político

El origen del revisionismo es político, al haber surgido como una forma de revisitar y mirar con otros ojos el marxismo. Sin embargo, hay que tener cuidado en qué tan políticos e ideológicos son los fines de revisitar y proponer nuevas formas de dimensionar un hecho histórico. Esta tendencia académica también ha sido la base para buscar formas de negar eventos históricos importantes, como el Holocausto judío, el genocidio armenio, e inclusive, fundamentar un interés por el terraplanismo. El ideal del revisionismo histórico es encontrar la verdad en un devenir pasado, completar panoramas históricos y enriquecer la forma en que vemos los sucesos que han construido nuestra realidad actual.

Mientras el propósito de esta corriente historiográfica sea saber más y entender mejor la historia, contará como una herramienta epistémica valiosa. Pero para lograr esto es necesario que los historiadores estudien e investiguen si bien, no con una completa objetividad, si con un compromiso académico y educacional mayor a cualquier afiliación política e ideología.

¿Habías oído antes sobre el revisionismo histórico? ¿Qué piensas de su rol en la forma en  que vemos la historia hoy en día? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Lecturas para la Educación | Intereses impersonales: Russell, Shakespeare, Spinoza…

Por:

La educación es indispensable en nuestra búsqueda de la felicidad y trascendencia, pues nos ayuda a obtener una mirada desinteresada de la vida, a desprendernos de nuestras limitaciones y a participar en el florecimiento humano.

El filósofo y ensayista inglés Bertrand Russell, Premio Nobel de Literatura, escribe en su libro La conquista de la felicidad, de 1930.

Uno de los defectos de la educación superior moderna es que se ha convertido en un puro entrenamiento para adquirir ciertas habilidades y cada vez se preocupa menos de ensanchar la mente y el corazón mediante el examen imparcial del mundo.[1]

Para entender el sentido cabal de estas palabras es conveniente colocarlas en el contexto en el que aparecen: el capítulo Intereses impersonales. En él, Russell afirma que el ser humano que sólo se ocupa de las cosas que atañen a su vida práctica y no consigue distraerse en actividades y pensamientos ajenos a sus preocupaciones cotidianas (por ejemplo, quien nunca se olvida de su trabajo o de las necesidades familiares), acaba experimentando una gran fatiga que favorece estados de ansiedad y a la larga lo discapacita para la felicidad. A esas actividades que nos alejan de nuestras preocupaciones prácticas Russell las llama “intereses impersonales”, y encuentra en ellas virtudes semejantes a las del sueño, estado en el que “la mente consciente queda en reposo (y) los pensamientos subconscientes maduran poco a poco su sabiduría”.

Al hablar de un examen imparcial del mundo, la frase arroja un poco más de luz sobre esto de los intereses impersonales: para Russell, el estudio objetivo de la realidad se consigue sin involucrar en ello nuestras propias preocupaciones. A lo largo del capítulo, Russell lleva su reflexión sobre lo cotidiano cada vez más alto hasta alcanzar, como veremos, nociones que se acercan a las de la llamada “contemplación mística”.

Avanzamos un poco si enlazamos las palabras de Russell con la descripción que hace el estudioso Harold Bloom acerca de Shakespeare, a quien califica con una palabra que hace temblar todas nuestras opiniones sobre lo que son la literatura y el arte, la palabra indiferencia: según Bloom, en sus más grandes obras teatrales Shakespeare escribe con infinita indiferencia hacia la condición humana.[2]

El temblor mengua conforme vamos entendiendo que lo de indiferente no se refiere a insensible o apático sino justamente ―retomemos a Russell― a no involucrar sus intereses personales en su forma de ver, a no ser parcial de ninguna forma frente a sus semejantes.  El escritor Santiago Cacomixtle lo explica así en el libro Crónicas de la Basura Universitaria:

Entender los hechos humanos resulta una ambición tan desmedida que algunos preferimos simplemente dejarlos pasar ─tal como un cristal deja pasar la luz─ para que (los seres humanos) cuenten por si mismos su historia. De esta manera aspiramos a mostrar al lector las cosas como son y no como queremos que sean.[3]

Si leyéramos un diálogo entre Russell y Bloom concluiríamos (claro, teniéndome a mi como transcriptor) que si Shakespeare gozó de un ensanchamiento de mente y corazón fue gracias a un estado de relajación total mientras contemplaba la realidad del mundo. Permanecer sensiblemente indiferente ante lo que nos rodea, sólo es posible si se renuncia a toda ocupación y preocupación personales. Russell (un ateo desde el punto de vista práctico) identifica esa mirada “desinteresada” con los ojos cien por ciento objetivos del científico, que centra su atención en hechos bien comprobados; privilegiando a la razón, describe el estado emocional que se consigue de esa forma (y que, como hemos dicho, se acerca a las descripciones del desapego místico). Antes de transcribirlo aquí, concluyamos nosotros que, para Russell, la educación es indispensable en nuestra búsqueda de la felicidad y de nuestra personal trascendencia, pues nos ayuda a obtener una mirada desinteresada de la vida, a desprendernos de nuestras limitaciones individuales y a participar en el florecimiento de la humanidad entera. Aquí sus palabras (contenidas en el capítulo que estamos revisando, Intereses impersonales):

Más allá de nuestras actividades inmediatas, tendremos objetivos … en los que uno no será un individuo aislado sino parte del gran ejército de los que han guiado a la humanidad hacia una existencia civilizada. A quien haya adoptado este modo de pensar no le abandonará nunca cierta felicidad de fondo, sea cual fuere su suerte personal. La vida se convertirá en una comunión con los grandes de todas las épocas, y la muerte personal no será más que un incidente sin importancia.

Russell matiza lo anterior dándonos en el mismo capítulo su versión personal de lo que Baruch de Spinoza, otro grande, pensara siglos atrás sobre la esclavitud y la libertad:

Una persona que haya percibido lo que es la grandeza de alma, aunque sea temporal y brevemente, ya no puede ser feliz si se deja convertir en un ser mezquino, egoísta, atormentado por molestias triviales, con miedo a lo que pueda depararle el destino. La persona capaz de grandeza de alma abrirá de par en par las ventanas de su mente, dejando que penetren libremente en ella los vientos de todas las partes del universo…; dándose cuenta de la brevedad e insignificancia de la vida humana, comprenderá también que en las mentes individuales está concentrado todo lo valioso que existe en el universo conocido. Y comprobará que aquél cuya mente es un espejo del mundo llega a ser, en cierto sentido, tan grande como el mundo. Experimentará una profunda alegría al emanciparse de los miedos que agobian a quien es esclavo de las circunstancias, y seguirá siendo feliz en el fondo a pesar de todas las vicisitudes de su vida exterior.

[1] El original en inglés dice: “It is one of the defects of modern higher education  that it has become too much a training in the acquisition of certain kinds of skill, and too little an enlargement of the mind and heart by any impartial survey of the world.” El libro es The conquest of happiness, y hay traducción al español.

[2] Harold Bloom profundiza en esta perspectiva sobre Shakespeare en varios de sus libros; entre los más importantes está El canon occidental, publicado en español por editorial Anagrama.

[3] Santiago Cacomixtle es el personaje que inventé para participar como coautor del libro mencionado, especie de epistolario educativo sobre la desmejorada práctica ambiental en las instituciones de educación superior. La versión electrónica se puede descargar en: https://www.crim.unam.mx/web/content/cr%C3%B3nicas-de-la-basura-universitaria

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/lecturas-para-la-educacion-intereses-impersonales

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Historia e Historiografía, ¿Cuál es la diferencia?

Por:

La historia es el suceso, y la historiografía la forma de estudiarlo y darle sentido.

Definir el concepto de historia pudiera parecer algo simple si la vemos superficialmente. A diferencia de rubros del conocimiento más exactos, como las matemáticas, la historia es una ciencia social viva y flexible, y la perspectiva juega un papel crucial en la forma en cómo se define.

Si le preguntas a un niño de primaria, la historia puede ser o su materia favorita, o la que tiene todas esas fechas y datos que le cuesta aprender. Para un antropólogo, la historia podría ser un conjunto de estos acontecimientos y hechos, especialmente los vividos por una persona, por un grupo o por los miembros de una comunidad social. Un maestro podría ver  la historia como narración ordenada y detallada de estos acontecimientos y hechos, así como de aquellos que están relacionados con algún aspecto de la actividad humana.

El diccionario Oxford ofrece todas estas definiciones  para un solo campo de estudio porque al hablar de historia, el punto de vista es crucial para entender cómo y porqué se escribe en primera instancia.

Este registro escrito de quién o quiénes son testigos de sucesos que construyen una memoria colectiva, es la razón por la que la historia existe como la conocemos. Tenemos acceso a ella a través de fuentes tangibles y podemos enseñarla en las escuelas. Pero, ¿cómo se relaciona la historia con la historiografía? ¿Qué es y por qué no son exactamente lo mismo?

¿Cómo construimos una visión del pasado?

Para entender el concepto de historiografía, es necesario pasar por el proceso que hace posible tanto el suceso como el registro. Fernando Pacheco, profesor universitario  de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y especialista en Ciencias Sociales y Humanidades explica, muy claramente, la forma en que la historia existe, se estudia y se analiza.

Un acontecimiento es un discurso de primer orden, el registro de tal hecho histórico, es un discurso de segundo orden; hasta aquí abarca lo que conocemos como historia. La investigación y análisis de los registros históricos corresponde a un tercer orden, esto último es la historiografía.

¿De quién depende la historia?

No necesitas ser un profesional de la historia para participar en ella, en artículos anteriores hemos hablado sobre cómo las fuentes históricas han evolucionado de acuerdo a factores como los recursos para generar textos y quién tenía acceso a ellos. Hoy en día, cualquier persona con acceso a internet puede generar un registro histórico a través de una red social, un blog o cualquier espacio público virtual.

Pero, ¿quién evalúa que determinado contenido esté generando o relatando un momento histórico? ¿Quién se encarga de elaborar una visión completa con las perspectivas pertinentes acerca de tal evento? Este trabajo lo hacen los historiadores.

Los historiadores se dedican a la investigación, análisis e interpretación de los textos y registros históricos. Usualmente se especializan en alguna corriente historiográfica determinada y se enfocan en un periodo histórico específico o en algún aspecto que distingue a tal periodo.

El trabajo de historiador consiste en averiguar y procurar todas las fuentes posibles acerca del periodo o aspecto que estudia, y armar, con la información obtenida y su interpretación, un relato cohesivo a través del cual podemos entender eventos pasados. Este es el proceso detrás de los libros de historia que leemos o los currículums de la materia que armamos en las escuelas.

El historiador se distingue por su persistir investigativo, su pasión por la lectura, su  capacidad de procesar grandes volúmenes de información y un sentido crítico para ordenar, y priorizar datos al momento de hilvanar un recuento histórico. El mayor compromiso de un profesional de la historia no es con la objetividad, es imposible serlo 100% cuando tu objeto de estudio son las experiencias pasadas de la gente, pero sí es fundamental la veracidad, la flexibilidad para encontrar la interpretación más óptima y la empatía para encontrar un equilibrio entre los dos aspectos anteriores.

En esta línea de trabajo, también es importante considerar que la historia no solamente es el objeto de estudio, es el camino al aprendizaje y a un entendimiento más profundo no de un conjunto de eventos, sino de cómo estos han formado el mundo que conocemos ahora.

¿Has dirigido o participado en una clase de historiografía? ¿En qué aspectos difiere de una clase de historia? ¿Crees que es importante que desde los niveles básicos se entienda esta diferencia? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/historia-historiografia

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Somos libres y así debemos continuar, vacilar es perdernos

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

alvaradolusmery@gmail.comlusmeryalvarado@gmail.com

Docente de la Universidad Politécnica Territorial del estado Portuguesa “Juan de Jesús Montilla”, adscrita al PNF en: Informática

Acarigua, 18/07/2021

 “¡Que los grandes proyectos deben prepararse en calma! Trescientos años en calma, ¿no bastan? Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad sudamericana, vacilar es perdernos!”  Simón Bolívar

Irreverencia y lealtad, dos palabras que se dicen rápido pero son de un alto compromiso y responsabilidad, no solo con nosotros, sino con nuestra Patria; en el marco de la celebración de los 200 años de la Batalla de Carabobo se nos ha invitado a revisar e internalizar la historia, estableciendo analogías con las características de esta época que a diario vamos construyendo, escribiendo páginas de la historia de nuestra amada Patria.

200 años han transcurrido desde que fue declarada la Independencia de Venezuela, después de librar la gloriosa Batalla de Carabobo, y hoy nos encontramos librando la más cruel de todas las batallas de nuestra época, una batalla contra las pretensiones imperiales que con medidas represivas y bloqueos económicos buscan dominar la voluntad de nuestro pueblo, ese pueblo heroico descendiente de libertadores que no se rinde, donde luchamos a diario con nuestras mejores armas y cada uno desde nuestras trincheras RECHAZAMOS EL ASEDIO IMPERIAL a nuestros pueblos.

Nuestro Libertador Simón Bolívar, nos dejó entre sus legado, el anticolonialismo, por tanto hoy debemos seguir firmes en nuestra lucha, más unidos que nunca como un solo bloque, fortaleciendo nuestros andares, defendiendo el bien más preciado que hemos reconquistado: LA LIBERTAD.

Desde nuestras Alma Mater tenemos una tarea descomunal, efímera y éticamente importante para conservar la Patria que nuestro Comandante Chávez nos reconquisto, no olvidemos “Hoy tenemos Patria”, pongámonos las botas y echemos en nuestra espalda el fusil de las ideas y salgamos a impregnar a cada uno de nuestros compatriotas, ya lo dijo Bolívar “vacilar es perdernos”, y todos sabemos lo que debemos hacer, entonces no esperemos más, vienen tiempos muy difíciles pero cada lucha que emprendamos y cada batalla que ganemos nos acercará a vencer la guerra que estamos afrontando, somos libres y así debemos continuar.

La formación de cuadros son acciones estratégicas necesarias que debemos emprender, conservar y avanzar, pues forjarnos en colectivo es una de las armas más poderosas que como pueblo universitario y no universitario podemos empuñar, levantando en una sola voz el GLORIA AL BRAVO PUEBLO.

Fuente: La autora escribe para OVE

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