Page 26 of 48
1 24 25 26 27 28 48

Estrés y Desarrollo Temprano de la niñez

Por: Luis Bonilla-Molina

  1. Introducción

Los organismos económicos internacionales, especialmente los bancos de desarrollo tipo BID, enfatizan en el impacto de las interacciones y prácticas socio afectivas de los niños y niñas, en el Coeficiente Intelectual (CI), las habilidades verbales y matemáticas, las capacidades de empatía emocional, es decir en el desarrollo temprano.

Desde las pedagogías críticas se pueden tener observaciones a uno u otro de los elementos planteados, pero nos parece una trampa construir un debate que no parta de la valoración del sistema escolar en particular y de la educación en general en el marco del actual desarrollo del capitalismo avanzado.

No se trata de discutir la inteligencia como si fuera un software, sino de valorar la forma cómo ésta se desarrolla conforme a las condiciones materiales existentes en un momento histórico concreto.

Esa es la orientación de la serie de artículos que sobre este tema he venido publicando. En esta oportunidad nos concentraremos en el estrés como generador de diferencias que excluyen.

  1. El estrés

El cerebro tiene un ritmo de procesamiento de información y toma de decisiones. Cuando hacemos mercado existe un compás de tiempo y espacio que hemos aprendido a conocer para seleccionar y comprar productos; antes de ir al trabajo estimamos la temporalidad implícita en el trayecto y las condiciones regulares para arribar al lugar indicado; planificamos nuestras vacaciones partiendo de la premisa que todos los integrantes del núcleo familiar gozarán de buena salud; asumimos que nuestros salarios docentes serán oportunos y suficientes para adquirir lo necesario en nuestra cotidianidad y poder ahorrar para los imprevistos.  Cuando sucede una crisis que se muestra alterando de manera sensible el curso de estos eventos, cuando se quiebra nuestra normalidad, el cerebro tiene que hacer un esfuerzo adicional para reestructurar todos los protocolos establecidos de actuación Es allí donde surge el estrés.

En la medida que emergen contingencias vamos acumulando un repertorio de soluciones para usarlas cuando estas eventualidades se hagan presentes. El problema es que el niño(a), en su desarrollo temprano, cuenta con limitadas alternativas y cualquier variación severa en las rutinas genera un catastrófico caos cognitivo. Si, además, el origen de este quiebre involucra a los responsables de darnos estabilidad, el problema se complica.

Por ejemplo, cuando los padres pelean delante de los niños o niñas, levantando la voz por encima de los decibeles adecuados, o cuando observan que las condiciones materiales del trabajo de sus padres no les permiten cubrir con las necesidades mínimas del hogar, los chicos y chicas se encuentra ante una situación que no entienden y para la cual no tiene respuestas.

Esta crisis cognitiva no genera solo un ocultamiento, una pulsión de retraerse o liberar energía desordenada, sino que tiende a disminuir la producción de los circuitos y conexiones cerebrales, con repercusiones en la densidad de su tejido en el futuro.

Algunos autores hablan también de la posibilidad, que pueda generarse una dinámica de sobre producción de circuitos, para la adaptación de estos a nuevas circunstancias, como parte de la tendencia genética a la adaptación, lo cual también se expresaría en alteraciones en el comportamiento, la capacidad de empatía o en el nivel de los aprendizajes

En la ruta para el desarrollo temprano de la niñez la diminución de conexiones neuronales afecta enormemente la capacidad y robustez de los circuitos por los cuales fluye la actividad cerebral. En consecuencia, el estrés puede afectar el nivel de respuestas y sinapsis interpretativa.

Por ello, el estrés en los niños y niñas no es una cosa de menor importancia. Sin embargo, en la literatura al respecto, publicada por los organismos económicos, suelen esconderse las causas estructurales que subyacen en los problemas de contención de los niños y niñas, las cuales originan la mayor gama de situaciones de estrés.

Pareciera que los determinantes son las relaciones personales y se ocultan las causas estructurales (económicas, políticas, sociales, ambientales) que se hallan en los orígenes de muchas de las interacciones humanas disfuncionales.

La creciente precarización laboral en la región, la sostenida caída del poder adquisitivo real de los y las trabajadores, la privatización de los servicios básicos fundamentales, el déficit de vivienda destinada al núcleo familiar, entre otros aspectos, se convierten en detonantes de situaciones de crisis y constituyen un caldo de cultivo para la generación de estrés en los niños y niñas.

 

  1. Tipos de estrés

Los especialistas coinciden cada vez más en el estudio del impacto de las situaciones contingentes de la realidad en los aprendizajes, la cognición y las emociones, en consecuencia, en la sociabilidad. El estrés no solo impacta negativamente en formato de retrasos en el desarrollo de la inteligencia del niño o niña, sino que además pueden convertirse en un factor de riesgo para el surgimiento de adversidades, expresadas en enfermedades, déficit de relacionamiento social y/o desequilibrios emocionales.

En los documentos y conferencias promovidas por el BID sobre “políticas efectivas de desarrollo infantil” (2019), se precisan los tipos de estrés de la niñez que consideran deben ser tomados en cuenta a la hora de formular propuestas de reformas e intervención educativa. En los mencionados textos y exposiciones, Shonkoff (2019) reconoce tres niveles de estrés con impacto directo en el Desarrollo Temprano de la Inteligencia en la Niñez. Estos son: “1) Positivo: aumento breve en el ritmo cardíaco, elevaciones leves en los niveles de hormonas de estrés; 2) Tolerable: respuestas serias y temporales al estrés, amortiguadas por relaciones de apoyo; 3) Tóxico: activación prolongada de los sistemas de respuesta al estrés en ausencia de relaciones protectoras.

Para Londoño (2019) el estrés positivo está vinculado a experiencias como conocer a personas o estudiar para un examen que “son saludables para el desarrollo porque preparan a los niños para enfrentar desafíos futuros” (2017). Por su parte, para Londoño el estrés tóxico  tiene un impacto negativo en el desarrollo del cerebro y es generado por un ambiente de abusos, negligencia en el cuidado, como drogadicción y alcoholismo de los padres.

A ello tendríamos que agregar el efecto que tiene en la cotidianidad del niño y niña la inflación, la desregulación laboral, el desempleo de los padres, la privatización de la educación (incluida la educación maternal y el preescolar), la inaccesibilidad a servicios médicos oportunos y suficientes.  Es decir, es importante valorar el impacto que tiene la disolución del ambiente cultural integrador de contexto, en la edificación de armónicas y funcionales dinámicas familiares. Ello se degrada de manera continua como resultado del deterioro en las condiciones materiales de vida generadas por el el proceso corrosivo en lo social que impulsa el neoliberalismo.

Los efectos más evidentes del estrés toxico estarían asociados a la salud, estabilidad emocional, crecimiento, capacidad de manejarse en situaciones conflictivas, así como en los referentes de actuación moral.  Londoño no trabaja el “estrés tolerable”, pero se podría inferir que consideraría a éste como intermedio entre el positivo y el tóxico.

 

  1. El estrés tóxico y el desarrollo de los niños y niñas

Cuando un niño o niña no consume alimentos de manera periódica y regular, las comidas y horas de ingerirla no están determinados por las necesidades de los pequeños; pero también cuando se ejerce violencia física o mental contra los más chicos, estamos en presencia de formas de negligencia y abuso que generan, desde inestabilidad emocional, hasta quiebres psicológicos en sus mentes.

La negligencia y el abuso suelen tener como punto de partida el abandono de las responsabilidades del Estado con sus ciudadanos, incluidas la educación permanente de los padres y el entorno familiar. Esto tiene consecuencias físicas, emocionales, psicológicas y en el corpus ético de quienes lo sufren.

En “políticas efectivas de desarrollo infantil” (2019) el BID señala que “las experiencias disruptivas inundan el cerebro de cortisol, causando daño en el crecimiento neuronal y las conexiones dendríticas y consecuentemente, dejando una huella biológica de daño perdurable, tanto a nivel estructural como funcional del cerebro”[1].

El cortisol es un neurotransmisor cuya liberación está controlada por el hipotálamo, pero ante una situación de estrés, esta hormona es liberada en cantidades superiores a las requeridas para el funcionamiento del cerebro.

Por su parte, las dendritas forman parte de las neuronas, las cuales salen del cuerpo neuronal en forma de ramificaciones y conforman otros tipos de tejidos microscópicos que como unas telarañas hacen posible la construcción de las espinas dendríticas.

El problema es que las espinas dendríticas son las terminales neuronales a donde llegan los estímulos, razón por la cual están vinculadas no solo al cerebro sino a todo el sistema nervioso.

En consecuencia, el estrés afecta de manera integral la capacidad de distribución de los estímulos, el procesamiento de la información y por ende de la sinapsis cerebral, además de cotizar el sistema nervioso central. El efecto de la elevación de cortisol puede afectar todos los procesos de fluido eléctrico del organismo humano.

Los estudios publicados por el BID no hacen mención al impacto de la liberación inusual del cortisol en la construcción acelerada de formas de sinapsis, eso que comúnmente denominamos como inteligencia destacada. Pero, como estos casos son excepcionales, efectivamente el foco de las políticas públicas tiene que estar en el estudio y prevención de las causas de estrés negativo en el desarrollo temprano del cerebro y la inteligencia en los niños y niñas. Pero debemos estar atentos a estas otras tipificaciones.

Para entender el impacto del estrés tóxico podemos usar la anécdota del vuelo de la mariposa en la teoría de la complejidad. Un pleito con gritos a los niños y niñas y/o frente a ellos, desempleo prolongado de los padres o la falta de un techo seguro, pueden causar un daño de dimensiones terribles en los más chicos, porque este caos incide en la construcción de su arquitectura cerebral. El estrés tóxico cumple este rol de disparador de crisis que pueden generar huellas de largo plazo.

Los adultos no estamos exentos de ello, por el contrario, pasar hambre, ser agredido físicamente por personas cercanas y en las cuales confiamos (esposos, esposas, padres, hijos, amigos), ser despedido del trabajo sin posibilidades de volver a conseguir un puesto laboral, la eliminación o reducción del poder adquisitivo de las jubilaciones, la destrucción de los sistemas de previsión social en general,  pueden ser motivo más que suficiente para producir una elevación del cortisol con las consecuencias ya descritas.

Sin embargo, en los niños y niñas ello puede generar daños casi irreparables, porque defensivamente pueden afectar a la densidad y extensión de las espinas dendríticas en construcción, las cuales, como lo hemos dicho en otros trabajos, se elaboran en su mayoría durante los primeros años de vida.

Los cambios bruscos del comportamiento, la permanente asociabilidad del niño o niña, así como el inexplicable emerger de enfermedades que son en realidad somatizaciones, pueden estar reflejando la presencia de niveles preocupantes de estrés tóxico, que en algunos casos deben ser abordados con las herramientas de la pedagogía, pero en otros demandan ser referidos a especialistas en psicología, psiquiatría, trabajo social, lo cual podría ser evitado si modificamos las causas estructurales que originan el fenómeno.

Se supone, que la profesión docente contiene las herramientas y metódicas para el abordaje inicial de estas situaciones. Sin embargo, el giro unidimensional que ha tenido hacia el tema de los aprendizajes, ha hecho que en las últimas décadas se descuide esta formación deontología. A ello se adiciona la fragmentación de las dinámicas docentes que des-estructuran el hacer y el saber, en lo que denominamos la despedagogización del hecho educativo.

Esta despadagogización ha implicado una fragmentación de los componentes y herramientas de la profesión docente, imponiéndose en el hacer, la moda de los síndromes en el aula[2] Ello termina convirtiéndose en una evidencia empírica de las limitaciones profesionales existentes en la actualidad, respecto al abordaje de los problemas en el aula. Esto en realidad es derivado de las carencias por las que atraviesa la formación docente (inicial y continua) en el siglo XXI. Y ello ocurre debido múltiples factores, entre los cuales quiero destacar la desinversión constante en la formación docente y la desvaloración social e institucional que afecta en el presente a la profesión de educar.

 

  1. El estrés y el desarrollo del cerebro

Las experiencias sociales que les brindemos a los niños y niñas en sus cinco primeros años de vida serán fundamentales para la calidad de arquitectura cerebral que el individuo posea. El ochenta por ciento del cerebro se desarrolla en los primeros años de vida, razón por la cual este periodo no puede ser descuidado si vamos a trabajar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Para la profesora Jane Squires (2019) de la Universidad de Oregón y directora del Centro de Desarrollo Humano de esa universidad, la palabra “hito” permite identificar los momentos claves del desarrollo temprano del cerebro de los y las niños y niñas. Estos están referidos a los: 1) cinco meses de edad, cuando se sientan y sostienen la cabeza sobre su tronco; 2) catorce meses, cuando inician la aventura de caminar; a lo cual, yo agregaría 3) días cuando los vemos correr en el parque e ir al maternal a los dos años; 4) los momentos cuando evidencian contar con la motricidad necesaria para comenzar a construir su plena autonomía funcional en casa y la escuela.

Estos “hitos” de la Dra. Squires, se complementan con las habilidades que van desarrollando de carácter cognitivo, socio afectivo-comunicacional y emocional en general. El proceso integral se dinamiza con las habilidades motoras (movimiento permanente y coordinado del cuerpo), pasando por las de autoayuda (vestirse por sí solos, comunicarse, dialogar).

Efectivamente en este recorrido debemos estar muy atentos para detectar los problemas en sus capacidades, que pueden afectar su desarrollo emocional. Por ejemplo, los de carácter visual que ameritan un rápido y oportuno tratamiento correctivo, de “frenillo” que lo limita en su lenguaje o, auditivos, entre otros.

La literatura del BID al respecto, concentra el interés en el apoyo que debe prestar el entorno familiar, diluyendo la responsabilidad del Estado en garantizar a las familias el acceso eficiente y gratuito a servicios de salud básicos para el niño o niña.

La literatura presentada por este organismo de la Banca de Desarrollo atribuye una importancia decisiva al entorno familiar, vista esta como un sistema social autosuficiente. Nadie niega el impacto que tiene un armónico e integral acompañamiento familiar para alcanzar logros significativos en materia de desarrollo temprano del cerebro del niño y niña, pero ello está perneado por condicionantes del contexto.

Subrayo el impacto positivo que tiene en el desarrollo temprano de niñas y niños las actividades familiares enriquecedoras que se expresan en el sonreír juntos, contacto de pieles mediante el abrazo o la caricia, entre otros. Sin embargo, al omitir o dejar de mencionar el impacto que en ello tiene el entorno laboral social y económico, no solo se desarticulan las posibilidades de interpretación de la relación dialéctica y bidireccional entre lo familiar y lo social, sino que se oculta el papel del Estado en este proceso.

No pretendo con ello desvalorar la importancia de relaciones afectivas y creativas entre padres e hijos, entre niños, niñas y su entorno familiar, sino evidenciar que los adultos somos también seres bio psico sociales y que si la realidad en la cual vivimos es agresiva eso tendrá repercusiones en la calidad de nuestras interacciones.

Por ello, la educación comunitaria tiene que develar estas contradicciones y ayudar a tomar conciencia respecto a cómo canalizar y dirigir hacia un proceso de transformación la frustración, la rabia y, como ello debe afectar lo menos posible al núcleo familiar.

La educación de los padres y las familias, desde una perspectiva de pensamiento crítico es fundamental, para romper con el circulo vicioso de la culpabilización personal sobre las situaciones en el hogar, pero también para romper con el conformismo y la parálisis que se construye alrededor de la espera a que otros solucionen la realidad histórico concreta en la cual se vive.

La Dra. Squires introduce el tema de las condiciones de partida del niño, la disposición genética del niño y niña al nacer y, como esta se modela como resultado de la interacción social. Esta combinación, genera un camino propio e inédito en cada niño, eso que llamamos personalidad. Sin embargo, apunta Squires, las discapacidades (y, las condiciones socio históricas agregaría), pueden hacer que la relación entre punto de partida y contexto adquieran un rumbo no esperado, aunque en materia de desarrollo cerebral se mantengan los parámetros.

El problema es que esta premisa no conduce al inicio de lo que Marcuse llamaba un “cambio radical” , sino que sirve para introducir en la educación maternal el paradigma evaluativo. Y allí comienza a inducirse hacia la cultura de la medición, de la estandarización, con el pretexto de determinar la “correlación” entre desarrollo de la arquitectura cerebral y los aprendizajes.

La ruta que plantea Squires para distinguir la velocidad de desarrollo de los niños y niñas se inicia, según ella, en la “evaluación o tamizaje de desarrollo” que realiza el pediatra. Esto es incuestionable como proceso concreto, el problema es que luego se irá vinculando a mediciones y más mediciones, hasta terminar en las pruebas estandarizadas de evaluación de los aprendizajes, los rankings universitarios y la propia evaluación docente.

Y esta no es una cultura generalizada en las instituciones de la sociedad, porque no he visto el primer diputado, ministro o presidente a quien se le evalué cada cierto tiempo, sino que esta práctica es muy específica de los sistemas escolares.

Ello se vincula al proceso de castración de la libertad de cátedra, la selección de los contenidos correctos en la enseñanza, lo cual  ahora pretende ser extendido a la educación inicial (maternal y preescolar) mediante la cultura de los tests estandarizados para la determinación del desarrollo temprano del desarrollo de los niños y niñas, no para diagnosticar e intervenir en la solución, sino para segmentar y estigmatizar, arropados con un lenguaje aparentemente inocuo como el de la infancia.

Ello parte del abandono de la premisa de desarrollo integral de la personalidad, y deriva en la objetivación de los procesos de enseñanza aprendizaje para la lógica del consumo, el mercado y la normatividad social impuesta a partir de las narrativas e imaginarios del capitalismo avanzado

Desde las pedagogías críticas subrayamos la importancia de la “evaluación o tamizaje de desarrollo”, solo que nos diferenciamos de la óptica neoliberal respecto a su derivación o uso. El conjunto y la especificidad de estas pruebas debieran ser un insumo básico para la construcción de políticas públicas incluyentes en materia educativa, no para la segmentación y para colocar la carga de la solución, primero en los padres y luego en los maestros y maestras.

El tamizaje de desarrollo debe ser un indicador que oriente la acción mancomunada de los padres, docentes, personal que coadyuva al proceso educativo (pediatras, trabajadores sociales, etc.) y el Estado para acompañar el desarrollo del niño y la niña, siendo respetuosos de las diversidades, promoviendo la autonomía de los chicos y el pensamiento crítico constructivo.

Por otra parte, la Dra. Squires plantea un tema que no se puede despachar de manera rápida. Me refiero a la afirmación respecto a que la evaluación del desarrollo que realiza el o la pediatra sirve para que “el niño pueda ponerse al día y alcanzar a sus iguales en estas edades típicas del desarrollo” (Squires, 2019).

La anterior afirmación parte del supuesto que los resultados de la valoración, serán siempre de atraso del niño o niña, lo cual es por lo menos, impreciso. La genialidad es un rasgo muy presente en los hijos de familias pobres, nunca un rasgo exclusivo de algunos niñas y niños de familias con altos estándares de vida. Esto no es contradictorio con lo que hemos venido hablando, sino que evidencia que algunas veces, las necesidades no catastróficas, en vez de inhibir, pueden generar también en el cerebro una tendencia a fortalecer las espinas dendríticas. El tamizaje puede evidenciar este desarrollo acelerado que dará pistas sobre el abordaje pedagógico que se debe realizar en el maternal, el preescolar y el resto del sistema escolar, así como para los padres y familia; segundo, cae en la tentación psicologisante de homogenizar, cuando el aula es un espacio para la diversidad de modos de aprender; tercero, coloca fuera del aula, fuera de la experticia pedagógica los procesos profesionales de detección y generación de iniciativas de intervención, invisibilizando que se trata de buscar caminos inter disciplinarios para el abordaje de estas situaciones.

Otra evidencia relevante de las diferenciaciones trabajadas por Squire es el de las brechas de palabras, de vocabulario que manejan unos niños u otros. El origen no está estricta y unidimensionalmente asociado al desarrollo biológico del cerebro, sino que estas diferencias están muy influenciadas por eso que Bourdieu denominó el capital cultural de los padres y la familia. En consecuencia, volvemos al impacto de lo estructural en el desarrollo temprano del cerebro del niño y niña.

Mis diferencias con la narrativa de Squires en ningún momento desvaloran sus aportes al debate, sino que pretenden mostrar los límites de un enfoque disciplinar del tema, que es usado por el BID para orientar el tema hacia el molino de las mediciones vinculadas al paradigma de la calidad educativa expresado en el ODS4.

[1]Lámina resumen presentada por el BID

[2]algunos de los cuales conocemos como déficit de atención, híper kinésicos, entre otros.

Fuente: https://luisbonillamolina.wordpress.com/2019/04/24/estres-y-desarrollo-temprano-de-la-ninez/

Comparte este contenido:

Las heridas emocionales de la infancia y sus consecuencias

Por: Martin Garello.

Las heridas emocionales de la infancia nos pueden acompañar hasta nuestra vida adulta y son capaces de controlar nuestro comportamiento y dirigir nuestro destino.

Antes de convertirnos en adultos, todos hemos sido niños, todos hemos estado condicionados, de una manera u otra, por el entorno familiar en el que crecimos. El adulto en el que nos hemos convertido es el resultado de experiencias vividas desde una edad temprana. Sobre todo, los traumas y heridas del pasado tienen una enorme influencia en nuestra vida actual.

Heridas emocionales en la infancia

La personalidad de un adulto a menudo está determinada por una lesión emocional o una experiencia dolorosa de la infancia. A continuación, conoce los cinco tipos de heridas infantiles que condicionan nuestra vida como adultos:

1. Miedo al abandono

Un niño que ha sido abandonado cuando crece, a menudo experimenta un gran miedo a la soledad en la edad adulta. Sobre todo, sus relaciones estarán condicionadas por el temor de poder volver a experimentar el abandono, por el temor de ser dejado por la pareja. Lo cual lo puede llevar a experimentar relaciones de pareja dependientes.

Podrían desarrollar un escape de una relación o evitar relaciones íntimas como mecanismos de defensa para evitar lidiar con el ser abandonado. El miedo al abandono está tan profundamente arraigado como para condicionar su comportamiento relacional en forma de celos intensos y “caprichos”. Hasta que no se aborde la idea de quedarse solo, se asustará ante la mera percepción de ser abandonado o traicionado.

2. El miedo al rechazo

Cuando un niño se siente rechazado por sus padres al no sentirse querido, sentir que no le prestan atención en el hogar por sus compromisos escolares o, debido a la marginación y al acoso escolar, se crea una herida profunda que hace que esa persona se considere indigno de cariño.

Es un adulto que desarrolla la convicción de que no es digno de ser amado, que acepta una experiencia de soledad, de un vacío interior que lo lleva a aislarse. Un niño que ha experimentado el rechazo se convierte en un adulto tímido, autónomo y esquivo.

3. Humillación

Cuando un niño se siente tratado como un inútil por sus padres. Las críticas y las devaluaciones amenazan el desarrollo de una autoestima sana e integrada. Es un niño que ha sido persuadido, con crítica y desaprobación, a creer que no vale nada.

En la edad adulta se encontrará a sí mismo como una persona insegura, luchando por asumir la responsabilidad y tomar decisiones. Continuamente necesitará el apoyo y la seguridad de los demás, ya que habrá desarrollado un estilo de personalidad dependiente.

Puede que no solo haya internalizado un fuerte componente crítico hacia sí mismo, en lugar de animarse a sí mismo y creer en su propio potencial, sino también probablemente la tendencia a criticar, humillar a otros o percibir a otros como jueces.

4. Traición o temor a confiar

Los padres a menudo tienden a prometer ciertas cosas a sus hijos. Cuando estas promesas no se cumplen, el niño se siente traicionado e indigno de lo prometido. Estos sentimientos negativos llevan a desarrollar una personalidad manipuladora, con un carácter fuerte, que quiere tener y controlar todo.

Las personas que han tenido tales problemas durante la infancia carecen de tolerancia, paciencia y buenos modales. Deben trabajar en la capacidad de tolerar la frustración y aprender a delegar responsabilidades.

5. Injusticia

Cuando un niño ha crecido con padres autoritarios, fríos y exigentes. Este es un niño en el que se han proyectado fuertes expectativas y en el que los padres han ejercido una gran presión en términos de los altos estándares que deben alcanzarse en el entorno escolar y deportivo.

Se le ha pedido a un niño que vaya más allá de los límites de lo que podría hacer en comparación con su edad y, por lo tanto, se sienta abrumado por los sentimientos de impotencia e inutilidad. Este sentimiento surge durante la infancia y persiste hasta la edad adulta.

Las personas que han sufrido este tipo de presión adulta se caracterizan por cierta rigidez mental, perfeccionismo y sed de poder. Para superar esta herida es necesario que como adultos trabajen en su rigidez, para recuperar la flexibilidad mental, y puedan aprender a confiar de los demás.

Conocer estas cinco heridas de la infancia hace posible completar el proceso de desarrollo de la personalidad, para que nos podamos volver más adaptables a las circunstancias de la vida y más saludables emocionalmente.

Fuente del artículo: https://www.menteasombrosa.com/las-heridas-emocionales-infancia/#comment-329
Comparte este contenido:

«La felicidad de un niño no puede estar jamás ligada al consumo»

Por: www.lacapital.com.ar.

 

Beatriz Janín es la presidenta de Forum Infancias, una asociación civil interdisciplinaria contra la patologización y medicalización de niñas, niños y adolescentes. En su vasto currículum también se destaca que es directora de las carreras de especialización en Psicología Clínica infantil y en Psicoanálisis con Adolescentes de la UCES (Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales) y profesora de posgrado en la UNR (Universidad Nacional de Rosario) y en la UNC (Universidad Nacional de Córdoba). En mayo dictará un nuevo curso en nuestra ciudad. En ediciones anteriores su presencia convocó a un numeroso grupo de profesionales interesados en actualizarse con unas de las referentes de las problemáticas más complejas de niños y adolescentes.

Janín habló con Más sobre el impacto del individualismo, el consumismo y la meritocracia en los infantes y en los más jóvenes, las consecuencias de la preponderancia de lo visual por sobre la palabra y se refirió a cómo atender y acompañar a los chicos en las dificultades para que puedan atravesar una infancia menos dolorosa.

¿Podemos hablar de una crisis de valores en la Argentina que repercute en la infancia?

—Tenemos que situar a la infancia en un contexto. Todos nos constituimos como sujetos en un contexto familiar y social. Y en cada época se privilegian ciertos funcionamientos y se descuidan otros. Hoy tenemos que pensar a los niños y adolescentes en la sociedad actual, que está globalizada y en la que los valores predominantes son el consumo y la producción. Es decir, se espera que seamos máquinas productivas y que consumamos todo lo que el mercado nos ofrece. Por supuesto, esto termina redundando también en consumo de psicofármacos, por ejemplo. La otra cuestión que es propia de la época actual es el individualismo, que es nefasto para niños y adolescentes, en tanto necesitan de los otros para sostenerse y desarrollarse. Y el auge ahora de la «meritocracia», como si cualquiera pudiera acceder a lo que anhela sin ayuda del contexto. La idea de que hay que ser feliz permanentemente, lo que lleva a no detectar el sufrimiento infantil. Para colmo, al estar la felicidad ligada por los medios al consumo, muchos niños quedan excluidos de la posibilidad de ser felices y sólo lo lograrían apropiándose de aquello que los otros tienen. En medio de este panorama se presenta una proyecto de castigar más a los niños infractores. Otra cuestión de época que me preocupa es que el juego libre está desvalorizado, siendo el modo privilegiado en que alguien puede desarrollar la creatividad y lo propio de la infancia.

¿Es posible pensar en revertir un cambio de paradigma tan fuerte donde se promueven como importantes cosas que no lo son?

—Tenemos que rescatar la subjetividad, el hablarle a los niños, escucharlos, tolerar sus tiempos y no imponerles el ritmo que nosotros esperamos, valorizar el juego y los cuentos, sostenerlos y acompañarlos. Es fundamental modificar la idea de sujeto-máquina, que debe responder a todo lo que se espera y consumir todo lo que se le ofrece. Pienso que es posible revertir la mirada actual sobre la infancia, en la que todo lo que no concuerda con lo que suponemos que tiene que hacer un niño nos lleva a ubicarlo como patológico.

¿Nota que los niños y adolescentes están más desprotegidos? ¿Qué consecuencias tiene esto en sus vidas y en sus futuras vidas como adultos?

—Me parece que pueden estar más solos, en tanto los adultos suelen estar sobrepasados por exigencias cuando tienen trabajo o deprimidos cuando no lo tienen y no tienen espacio mental para conectarse mejor con los niños. Tienden a darles algún aparato (tablet, celular, etc) que los entretenga más que a jugar con ellos. Muchas veces, el uso de las pantallas, sobre todo del celular, nos acerca a otros lejanos pero nos distancia de los que tenemos al lado nuestro. Lo que estamos viendo son algunas consecuencias de esta situación. Por un lado, las dificultades en la adquisición del lenguaje verbal, en tanto no se les habla y se los pone frente a imágenes permanentemente. Hay una preponderancia de lo visual sobre lo verbal, con ausencia de cuentos y relatos, que puede acarrear problemas en la comunicación. Otra consecuencia de esto es la dificultad para atender, así como el movimiento permanente. Niños que están acostumbrados a atender a estímulos fuertes, de luces y sonidos, son obligados a prestar atención a la voz de un maestro. Y una tercera es la renuencia a aceptar normas, en tanto son niños a los que no se ha diferenciado de los adultos y se suponen omnipotentes. En tanto sobrepasados por otras situaciones, angustiados o deprimidos, los adultos ubican a los niños como seres todopoderosos a edades muy tempranas y terminan temiéndoles.

¿Hay mucha ausencia materna y paterna?

—Es una época en la que tanto la madre como el padre tienen que trabajar en la mayoría de las familias y es muy frecuente que el trabajo no termine con el horario pautado sino que de algún modo continúe en la casa.

¿Se han constituido nuevas formas de paternidad y maternidad? En ese sentido, ¿podemos pensar que no todo es tan malo en estos nuevos modos de ejercer esos roles?

—Me parece que las nuevas formas de paternidad y maternidad son importantísimas. Que los hombres se hagan cargo de la crianza de los hijos a la par de las mujeres, que se pueda pensar el desarrollo personal de cada uno y además que los hijos impliquen una responsabilidad compartida, es fundamental para constituir una red de adultos y que el niño pueda encontrarse con diferentes formas de acercamiento, de sostén, de cuidado.

Se habla mucho del aumento significativo de autismo y trastornos del espectro autista ¿qué puede decirnos al respecto? ¿A qué se debe? ¿Qué posibilidades hay de prevenir estos trastornos?

—El aumento de los diagnósticos de autismo tienen que ver con este nuevo modo de diagnosticar, por el que cualquier niño que tiene dificultades en el lenguaje o en la comunicación es catalogado como Trastorno de Espectro Autista. Esta denominación termina siendo una «bolsa de gatos» en la que entran todos los niños que presentan dificultades en su constitución subjetiva durante los primeros años de vida. Por ende, lo que ha aumentado no es el autismo sino ciertas dificultades en la adquisición del lenguaje y del vínculo con los otros. Pero ya dijimos que estamos en una sociedad en la que los adultos solemos estar desconectados de los que tenemos cerca y que hablan poco con los niños. El problema con el que nos encontramos es que esta generalización está haciendo que muchos niños caigan bajo esta etiqueta y que en lugar de ser comprendidos como personas que tienen dificultades, se los toma como seres especiales, extraños, a los que no se les puede hablar como a cualquiera. Esto puede «autistizarlos».

¿Hay algo que los padres puedan hacer para morigerar los efectos de ese diagnóstico?

—Me parece que es un diagnóstico riesgoso, porque está ligado en la fantasmática colectiva a la idea de algo orgánico y por lo tanto difícilmente modificable. Cuando reciben ese diagnóstico, el vínculo padres-hijo queda trastocado y marcado por ese rótulo. A partir de allí los padres suelen evaluar al niño permanentemente y pensar cada una de las respuestas que le dan. De este modo, los padres pierden la espontaneidad y los niños se quedan sin padres. Los niños que presentan dificultades en su constitución psíquica pueden ir modificando sus funcionamientos y desplegar posibilidades cuando son tratados teniendo en cuenta que son sujetos que merecen ser escuchados con el modo particular en que muestran sus sufrimientos. Son niños con los que el adulto tiene que hacer el esfuerzo de conexión y que necesitan que haya otro que les habilite la posibilidad de jugar, de desear, de fantasear. Por eso es muy importante no adelantarse con ningún diagnóstico. Los diagnósticos en la infancia son transitorios, porque todo niño es un sujeto que está en etapa de desarrollo y cambio permanente.

Los profesionales que tratan niños con estas condiciones (y a sus familias) a qué asisten habitualmente: negación, dolor, confusión, imposibilidad de cumplir con los pasos de las terapias sugeridas…

—Primero aclararía que se trata de dificultades y no de trastornos como muchos dicen. El dolor es infinito siempre que los padres registran que su hijo no cumple con las expectativas de ellos mismos y de la escuela. Y los padres se encuentran con diferentes propuestas desde los profesionales. Yo pienso, como todos los que conformamos el Forum Infancias, que cada niño tiene que poder desplegar sus posibilidades y que hay que ayudarlo a construir su psiquismo a través de un tratamiento que incluya a los padres. Y me he encontrado con padres muy colaboradores, que a partir del sufrimiento que acarrea el registro de las dificultades que presenta el hijo pero también de sus posibilidades de cambio, se comprometen con el tratamiento. Un tratamiento en el que propiciamos que un niño sea un sujeto que desea y que piensa y que pueda poner palabras a sus afectos y dar cabida a la imaginación, no una máquina que responda a consignas. Pienso que la tolerancia de las diferencias y el partir de lo que el niño puede expresar a su manera posibilita su desarrollo y autonomía. Por eso, más que cuestionarios y protocolos trabajamos escuchando a los padres y a los niños, que nos cuentan a través de palabras y juegos, pero también de actos, gestos, sonidos, su padecimiento.

¿Qué es una infancia feliz? ¿Es posible?

—Una infancia feliz (y la felicidad siempre supone momentos y no un continuo) es aquella en la que:

1) las necesidades básicas están satisfechas, o sea que no pasa hambre, ni frío, que no tiene que salir a trabajar y que tiene un hábitat cómodo para vivir.

2) el niño se siente amado y respetado como sujeto.

3) que no sufre ningún tipo de violencia.

4) que se siente valorado por el contexto.

5) que tiene tiempos de juego, de intercambio con otros niños.

6) que está rodeado de adultos que lo protegen y que pueden sentirse bien consigo mismos.

Fuente de la reseña: https://www.lacapital.com.ar/mas/la-felicidad-un-nino-no-puede-estar-jamas-ligada-al-consumo-n1752875.html

Comparte este contenido:

Documental “Hay alguien allí” sensibiliza sobre el autismo

Redacción: Radio Mundial

Eduardo Viloria, responsable del documental «Hay Alguien Allí», señaló que esta película tiene como enfoque acercarse al autismo de manera sensible desde una perspectiva afectiva de manera cotidiana.

Así lo informó Viloria desde el programa Buena Vibra que transmite Venezolana de Televisión (VTV), en el cual destacó que esta producción cuenta la historia de Helena, una niña con autismo de 9 años de edad cuyos padres se encuentran angustiados por el futuro de su hija.

Añadió que  los padres emprenden una conmovedora exploración al universo del autismo, partiendo de filmaciones a niños autistas realizadas en los años 70 por la doctora Lilian Negrón, pionera en los estudios del autismo en Venezuela y en el mundo.

Asimismo, puntualizó que se pretende sensibilizar a la población venezolana sobre el tema del autismo, como la lucha por la plena satisfacción de los derechos de quienes viven con esta condición.

Se cree que el autismo está relacionado con la infancia y es para toda la vida. En la sociedad hay muchos mitos por falta de información, de difusión de contenido.

El documentalista indicó que  “existen servicios de terapia, atenciones educativas fundamentalmente para la infancia y para la adolescencia, después que estas personas llegan a los 18 se quedan sin oportunidades, ya que existe poco para su atención y por esta razón  es importante que la familia asuma con la  madurez, la condición del integrante de autismo.

Agregó que el documental fue realizado en el año 2014 en el cual se realizaron muchos cines foros y está disponible en la plataforma de Youtube de manera libre.

Puntualizó que el autismo  es una forma de ser humano, concreta y específica donde el ser humano se manifiesta, “es una condición que tiene complejidades neurológicas, sensoriales y cognitivas con rasgos específicos”.

Fuente: http://www.radiomundial.com.ve/article/documental-%E2%80%9Chay-alguien-all%C3%AD%E2%80%9D-sensibiliza-sobre-el-autismo

Comparte este contenido:

Italia: uno de cada cinco niños viven en pobreza relativa

Redacción: Vatican New

Según un comunicado emitido por Save the Children, en Italia casi un tercio de niños y adolescentes están en riesgo de pobreza y exclusión social. Más de dos millones son aquellos que viven en condiciones de pobreza relativa

Italia es el segundo país más “anciano” del mundo, caracterizado por la baja natalidad en casi todas las regiones. Según un informe de Save the Children emitido en el día de hoy, surgido de la relación publicada por el Grupo de Trabajo para la Convención sobre los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, en relación a los nacimientos, decididamente bajos en Italia, emerge una nota positiva, que es aquella de la esperanza de vida, una de las más elevadas del mundo en el país: la media es de 82,7 años. En relación a la pobreza, en cambio, más de uno de cada cinco niños vive en la pobreza relativa, es decir, viven en familias con bajos niveles de ingresos en comparación con la media italiana.

El trabajo realizado se divide en cinco datos existentes: los demográficos, el ambiente familiar y las medidas alternativas, la educación, juego y actividades culturales, la salud, discapacidad y servicios de base y la pobreza y protección.

Necesario medidas para responder a las desigualdades

En la lectura de los datos se evidencia una marcada diferenciación territorial que impone una reflexión a nivel nacional y local – dice el comunicado – como recientemente propuesto también por el Comité de la ONU sobre los derechos de la infancia y la adolescencia en las propias recomendaciones a Italia, que señala la necesidad de “llevar adelante medidas urgentes para responder a las desigualdades regionales en relación al acceso al sistema sanitario, la lucha contra la pobreza, la garantía de viviendas dignas, incluida la prevención de los desalojos,  al desarrollo sostenible y a la educación en todo el país”.

Más de uno de cada cinco niños vive en pobreza relativa

La coordinadora del Grupo CRC, de Save the Children, Arianna Saulini, comenta que en Italia “todavía existen muchas desigualdades regionales profundas en el acceso y la calidad de los servicios de salud, los servicios de educación y la incidencia de la pobreza, lo que de hecho significa que los menores de edad tienen diferentes oportunidades y derechos según el lugar en que nazcan y crezcan”.

“Se trata – afirma – de una fuerte discriminación a nivel regional, que tiene un fuerte impacto en la vida de los niños y niñas, y que hace imprescindible iniciar una reflexión estratégica sobre las políticas para la infancia y la adolescencia, que se traduzca en la asunción de un compromiso real por parte de las instituciones competentes para resolver los temas críticos aún no resueltos”.

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2019-03/italia-uno-cada-cinco-ninos-pobreza-relativa.html

Comparte este contenido:

Esther Secanilla: “Hay que dar luz a la invisibilidad de las altas capacidades”

Redacción: 3.0

¿Cómo se reconoce a un estudiante de altas capacidades? ¿Están los docentes preparados para atenderlos? Esther Secanilla, doctora en Psicología por la UAB, ha escrito un libro que trata de responder a las dudas que suscita este tema.

El currículo de Esther Secanilla, doctora en Psicología por la Universitat Autònoma de Barcelona es amplísimo: miembro del grupo de investigación en infancia y adolescencia en riesgo social (IARS) de esta universidad, profesora de Psicología y Educación en la Universitat Oberta de Catalunya, formadora, consultora de empresas…

Asimismo, es la autora de ‘Supermentes’ (Editorial Gedisa), obra que ofrece una visión multidisciplinar sobre las altas capacidades y que, además, proporciona herramientas para reconocerlas en la infancia y adolescencia, así como pautas de actuación. En su opinión, las altas capacidades siguen siendo un asunto pendiente de la sociedad, colegios y políticas educativas.

¿Por qué un libro dedicado a las altas capacidades en la infancia?

Los motivos son varios. Sobre las altas capacidades aun existen dudas, poco abordaje desde las escuelas, comprensiones erróneas, diagnósticos poco efectivos, desconocimiento por parte de los profesionales, desconcierto de las familias… Como explico en su introducción, tenía guardado material y decidí sacarlo precisamente por estas dudas. Investigué, me actualicé y reelaboré. Sigue siendo un tema pendiente en la sociedad, en los centros educativos y en las políticas educativas. Por esta razón, mi principal objetivo es dar luz a la invisibilidad de las altas capacidades.

A pesar de que parezca que hemos avanzado tanto en la forma de abordar la inclusión de tod@s, la realidad es que muchos profesionales y familias carecen de las herramientas para abordar estos casos. La consecuencia es que dejamos escapar verdaderos potenciales que muchas veces derivan en problemas y falsos diagnósticos.
Estudiante de altas capacidades

¿Qué herramientas y recursos ofrece para docentes y  familias?

El libro pretende ser en sí mismo una herramienta para profesionales, familias y cualquier persona interesada. Abordo recursos como, por ejemplo, unos cuestionarios individuales y en grupo. También herramientas para utilizarlas de forma conjunta que ayudan a hacer una primera detección y valoración inicial desde las propias escuelas, así como por parte de la familia y del propio alumno; cuestionarios que incluyen las inteligencias múltiples.

” Los mitos sobre estas personas que sugieren unas características comunes para todos los casos son perjudiciales “

La información recogida en el centro es el primer paso para un buen diagnóstico. Además, hablo de las expectativas tanto de docentes como de familias, de la resiliencia, de lasemociones, de la necesaria formación de los profesionales, del trabajo interdisciplinario…

¿Cómo hay que actuar ante estos alumnos?

Hay que partir de la base de que los estudiantes de altas capacidades tienen un cerebro diferente. Procesan los inputs de forma diferente al resto, almacenan las informaciones de forma distinta, y aplican dichas informaciones de otra manera. Poseen, pues, otro modo de resolver las situaciones y de aprender. Hay que poner en marcha todos los recursos que nos sean posibles para que se desarrollen adecuadamente.

Cada alumno es diferente. Ahora bien, tal y como he comentado, estos chavales procesan, almacenan, resuelven de forma diferente las informaciones. Por ello, a nivel académico y emocional requieren una serie de estrategias determinadas para desarrollarse. Será necesario saber si hablamos de precocidad intelectual, de talento o superdotación.

altas capacidades en el aula

Por otra parte, existen una serie de mitos sobre estas personas que sugieren unas características comunes para todos los casos. Por ejemplo, pensar que todos son unos vagos, o que se aburren, o que son raritos, o que no necesitan atención porque si son tan inteligentes no es necesario hacer nada. Esto es perjudicial. Hacer un listado de características puede resultar muy dañino para el niño o la niña, y para las altas capacidades en su conjunto, pues deriva muchas veces en errores de diagnósticos, de percepción por parte de profesionales y familiares, y errores de atención.

Cada caso es diferente, pero sí es posible partir de algunas premisas básicas sobre estos conceptos. Es importante hacer un buen diagnóstico para valorar qué hacer en cada caso y para ofrecer las estrategias necesarias. Para hacernos una idea sobre el concepto de altas capacidades, éste se aplica a la población que está en edad escolar y que precisa medidas para desarrollarse según sus capacidades. Engloba las capacidades por encima de la media de los alumnos en una o diferentes áreas. Incluye, pues, conceptos de precocidad intelectual, de superdotación y de talentos, así como los niños que son diagnosticados de alta capacidad sin que en su momento evolutivo se pueda precisar la especificidad a la que pertenecen.

¿Están preparados los centros escolares para responder a las necesidades de este alumnado?

Lamentablemente, no todos los centros educativos apuestan por una educación que potencie el talento de todos los alumnos o que valore la especificidad de cada uno y permita las diferencias; una escuela respetuosa con la diversidad, que sea equitativa, heterogenea, que apueste por proyectos innovadores curricularmente…  una escuela plural. Aunque es verdad que existen experiencias en nuestro entorno que lo ponen en práctica con muy buenos resultados.

” Es importante hacer un buen diagnóstico para valorar qué hacer en cada caso y para ofrecer las estrategias necesarias “

Algo muy importante es la percepción, las expectativas, el interés del propio profesional que atiende las altas capacidades. Maestros implicados que estén dispuestos a los retos y que creen un clima idóneo para el aprendizaje de todos sus alumnos, tengan las capacidades que tengan. Hay que reconocer el valor que tiene educar y reconocer la gran tarea que realizan los profesionales de la educación desde la sociedad.

Muchas veces surge inseguridad, miedos sobre cómo atender a estos alumnos, y una de las causas es la falta de formación del profesorado. Para ello es necesario también estar dispuesto a formarse. La formación es necesaria, tanto una formación inicial en los grados universitarios de maestros, pedagogos, psicólogos, educadores sociales, como una formación permanente a lo largo de la carrera profesional. También sobre las altas capacidades, aunque la realidad nos dice que formaciones entorno a éstas existen pocas. Las formaciones que permitan conocer mejor el desarrollo intelectual y emocional de los alumnos de altas capacidades son necesarias.

Es fundamental un diagnóstico biopsicosocial y multidimensional que contemple aspectos cognitivos, motivacionales y emocionales, pues la configuración de las altas capacidades es de naturaleza biológica, neuropsicológica y ambiental. Realizar este diagnóstico permitirá ofrecer las estrategias necesarias para abordar la alta capacidad desde la propia escuela. Es necesario un trabajo interdisciplinario donde intervengan y se responsabilicen los profesionales que trabajan con la persona. El mayor riesgo es no ofrecerles la atención que precisan para que puedan gestionar su capacidad intelectual y emocional.

educación y altas capaidades

Por último, un pequeño test. ¿Qué le sugieren las siguientes palabras?

  • Escuela: lugar donde relacionarse, aprender, disfrutar, entusiasmarse… Uno de los espacios más importantes en la vida y crecimiento de una persona.
  • Alumno: entidad propia y creatividad en estado puro. El futuro de nuestra sociedad.
    Inteligencia: concepto amplio, dinámico y singular como describe Sir Ken Robinson, que permite valorar el talento y los estilos individuales de aprendizaje de cada alumno. Howard Gardner habla de capacidades potenciales que se activan o no en función de los valores de una cultura determinada y de las oportunidades disponibles en esa cultura. También de las decisiones tomadas por cada persona o su familia, por sus maestros y por otras personas que intervienen. Para mí es un término que ofrece muchas posibilidades pero que debemos acompañar precisamente para ofrecer oportunidades de desarrollo.
  • Altas capacidades: conocer y dar a conocer. Reconocerlas. Sensibilizarse. Aprender con sentido. Posibilidad de ser lo que uno es sin temor al rechazo. Un largo camino por recorrer que empieza por el conocimiento y por la aceptación social. En definitiva: ¡visibilizarlas!

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/esther-secanilla-altas-capacidades/102171.html

Comparte este contenido:

Chile: Red Infancia Mapuche denuncia violencia institucional y policial hacia niñ@s mapuche durante marcha en Temuco

Redacción: Kaosenlared

Durante este jueves 21 de marzo se extendió la denuncia pública por parte de la Red de Defensa de la Infancia Mapuche, indicando el uso desmedido de la fuerza, gases y balines contra niñ@s miembros de la red que habrían participado en la marcha pacífica convocada el día de ayer miércoles 20 de marzo en Temuco. No descartan querellas contra quienes resulten responsables de las agresiones.

Además del violento proceder policial una vez iniciada la represión, red de infancia que se encontraba junto a más de treinta niñ@s intoxicadxs por los gases acudieron al hospital regional donde funcionarixs de seguridad les cerraron las puertas en primera instancia.  A continuación la denuncia, registro y relato:

En la grabación se narra la situación vivida por gran parte de niños y niñas mapuche con adultos parte de la Red Infancia Mapuche en las puertas de acceso interiores del hospital público Doctor Hernán Henríquez Aravena de Temuco, una vez desatada la represión y los disparos de gases lacrimógenos ayer miércoles 20 de marzo iniciada la marcha mapuche, convocada de modo pacífico, con un programa que culminaba con mizawün y acto artístico cultural.

“Las puertas tanto del hospital como de urgencias fueron cerradas con cadenas para prohibir el ingreso de quienes solicitaban un espacio de seguridad.

No estaban dejando ingresar a ninguna persona que viniera con vestimenta o que pareciera viniera de la manifestación.

Yo ingresé de forma directa y fui a expresar mi reclamo con la dirección al no dejar ingresar.

Luego abrieron una puerta y la otra la dejaron con cadena colocándose 2 guardias.

Me gané ahí y comenzamos a ingresar niñas, niños, madres y ancianas que estaban afuera.

En ese momento algunos funcionarios manifestaron su molestia del ingreso de “gente Mapuche” a los cuales claramente se les respondió.

No se presentó ningún daño dentro del hospital por parte de quienes ingresaron. Más bien el trato racista vino, como se indicaba, por parte de algunos funcionarios y personas civiles que estaban dentro.

Reconocieron que no podían cerrar y que podían controlar el acceso pero no podían prohibir acceso a niños y adultos mayores.

Fueron alrededor de 30 niños entre los 12 años a lactantes. Además de adultos mayores.”

Registro Noelia Millanao Marillan

Texto Red Defensa Infancia Mapuche

Imagen destacada Lissette Ruiz Aravena.

radiokurruf.org/2019/03/21/red-infancia-mapuche-denuncia-violencia-institucional-y-policial-hacia-nins-mapuche-durante-marcha-en-temuco/

Fuente: https://kaosenlared.net/red-infancia-mapuche-denuncia-violencia-institucional-y-policial-hacia-nins-mapuche-durante-marcha-en-temuco/

Comparte este contenido:
Page 26 of 48
1 24 25 26 27 28 48