Andorra / 21 de octubre de 2018 / Autor: Alberto López Tavares / Fuente: Magisnet
El sol arremete con fuerza en aquel patio de colegio atestado de padres y madres que esperan a que sus hijos aparezcan tras otra jornada educativa con la merienda en las manos. El encuentro entre Izan y su padre no ha sido como de costumbre. El chico da mordiscos a su bocadillo, pero no con la avidez que acostumbra. Masticaba triste y pensativo. Su padre le acaricia el pelo y le pregunta si le ha ocurrido algo. Izan le mira y le cuenta que el profesor de Conocimiento del Medio había propuesto trabajar en grupo, algo a lo que no están acostumbrados y, a continuación, uno de los componentes de dicho grupo debía exponer delante de toda la clase un trabajo.
Su padre notó que la experiencia no había sido agradable para su hijo. De aquel trabajo en grupo manaron diferentes problemas y discusiones. La exposición, que precisamente fue Izan quien la realizó, no había salido bien por culpa de los nervios. Esto fue el desencadenante para que un compañero se lo reprochara y terminasen a patadas los dos, así como el respectivo enfado y castigo por parte del profesor. Su padre tras decirle que nunca se debe llegar a las manos para solventar un problema le preguntó si alguna vez algún profesor les había enseñado a trabajar en grupo o a gestionar los nervios que supone ubicarte delante de una clase entera. Izan ante esta pregunta meneó la cabeza negativamente. Su padre lo consoló pensando en que la Educación no estaba muy bien planteada.
Numerosas críticas
Son muchas las ocasiones en las que el sistema educativo español ha sido criticado por padres, profesores, alumnos con cierta madurez, generalmente universitarios, e incluso, por los políticos. Es de recibo afirmar que la Educación en España no es mala, pero sí quizás algo obsoleta en algunos aspectos. El mundo ha cambiado, por tanto, el empleo y las competencias que demanda, también. En la actualidad se aboga por el trabajo en equipo, la comunicación y el manejo de varios idiomas. Generalmente los datos proyectados por los países nórdicos en cuanto a lides educativas se refiere obnubilan a cualquiera, porque, precisamente, son estos los que más innovan adaptándose a la perfección a los tiempos actuales.
Pero es innecesario trasladarse a tan lejanas y gélidas tierras para envidiar lo que allí se desarrolla y efectúa.
Escuela andorrana
España y Andorra se erigen sobre el mismo terreno, y es en este mismo en donde son limítrofes el sistema educativo español, sumamente criticado y, por otro lado, el sistema educativo andorrano, que tiene como base los grupos cooperativos y aboga por declinar la utilización de libros de texto, es decir, apuesta por la utilización de la tecnología dentro de las aulas. “La base de nuestro aprendizaje son los grupos cooperativos sin dejar de lado el trabajo individual, por supuesto. Con esto se pretende minimizar las dificultades del aprendizaje y minimizar la exclusión”, comenta Carles Perea Rodríguez, profesor de Inglés en el sistema andorrano.
Este sistema pionero apuesta por reforzar y potenciar competencias. Por ejemplo, a los alumnos, desde muy jóvenes, se les inculca un espíritu crítico para que tengan la suficiente madurez como para analizar y alcanzar sus propias conclusiones. También respaldan la instrucción de diferentes técnicas de trabajo. El profesor Carles ha mostrado su opinión al respecto diciendo: “A través de nuestro enfoque pedagógico lo que se pretende es capacitar a las personas para que sepan actuar en situaciones reales que poco a poco la vida le irá regalando”.
Un dato que muestra una diferencia clara con respecto a lo acostumbrado aquí en España es, por ejemplo, que los alumnos que cursan Bachillerato tienen como asignaturas obligatorias el Catalán, Inglés, Francés y el Castellano.
Asimismo el sistema andorrano alberga entre sus muros educativos a numerosas familias portuguesas,por tanto al finalizar dicha etapa estos jóvenes se encontrarán hablando y escribiendo de forma correcta cinco idiomas, algo básico para lo que demanda el mercado laboral y que cumple con una de las metas de este sistema que es la de adquirir conocimientos de varias lenguas para una comunicación fluida con ciudadanos de otros países, como el Gobierno de Andorra informa en su página gubernamental. Otro de los objetivos generales es promover y favorecer el desarrollo de la personalidad de los alumnos, así como formarles en el respeto de los derechos y libertades fundamentales. Y, también, que conozcan qué es la tolerancia y el pluralismo. “Soy profesor de Inglés y no solo evalúo los conocimientos adquiridos por parte de los alumnos en esta asignatura, sino que analizo diferentes hábitos como el personal, intrapersonal, social y profesional”, expresa Carles Perea.
Objetivos a medio plazo
La Escuela Andorrana no pretende estancarse en esta tesitura por muy positiva que sea, les gustaría ir a más y crear un sistema perfecto. Por ejemplo, en Bachillerato se imparten en francés las Matemáticas, la Tecnología o las Ciencias Naturales. Es decir, con esto no solo se pretende conocer y hablar un idioma como ocurre con las demás lenguas que se imparten, sino que, como alude el profesor, los alumnos “adquieren todas las competencias lingüísticas del francés”, siendo el siguiente paso el de implementar este mismo sistema en la lengua de Shakespeare.
El mundo cambia a una velocidad galopante, por ello, se deben potenciar este tipo de sistemas que abogan por: idiomas, respeto hacia los demás, la comunicación y el trabajo en equipo.
Fuente de la Noticia:
https://www.magisnet.com/noticia/28439/en-abierto/sistema-andorrano:-sin-libros-y-con-grupos-para-trabajar-en-equipo.html
ove/mahv