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¿Cómo será la universidad del futuro? Estas son las iniciativas más innovadoras

España / 20 de enero de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Educación 3.0

La universidad necesita transformarse e implantar las nuevas tecnologías, adaptándose así a las necesidades de los estudiantes actuales y ayudándoles a adquirir las habilidades necesarias para los trabajos del siglo XXI.

Aunque en muchos casos todavía no se ha iniciado ese proceso de cambio, sí hay iniciativas que están apostando por la modernización de la enseñanza superior y llevando a cabo proyectos que convierten sus universidades en las más innovadoras del mundo.

universidad del futuro

Proyecto Minerva

Promueve la creación del primer centro universitario global de la historia: no tiene un campus fijo, y los estudiantes pueden provenir de cualquier parte del mundo. De hecho, los alumnos que ya forman parte de este proyecto viven en siete lugares diferentes a lo largo de los años que dura su carrera: San Francisco, Seúl, Buenos Aires, Taipei, Londres, Berlín y Hyderabad. De esta manera, pasan seis meses en cada una de estas ciudades, en las que realizan numerosas actividades en colaboración con los ministerios de Educación y Cultura, así como con las empresas líderes en innovación de la zona.

Para su admisión, los solicitantes deben de pasar un riguroso proceso selectivo que  se realiza íntegramente online y en el que se responden tres preguntas: quién eres, cómo piensas y qué has logrado.

Sus clases son online y se basan en la neurociencia aplicada al aprendizaje: una hora y media con 18 alumnos y profesor conectados de forma simultánea. En lugar de exámenes, se apuesta por la evaluación continua, ya que los profesores están obligados a enviar anotaciones a cada uno de sus alumnos en un plazo máximo de cinco días después de cada clase.

En palabras del Director Ejecutivo del proyecto en América Latina, Aberg Cobo: “La pedagogía es muy distinta. Está basada en desarrollar pensamiento crítico y creativo, comunicación e interacción efectivas. Buscamos desarrollar líderes innovadores y ciudadanos globales”.

Instituto de Tecnología de Georgia

En un informe titulado Deliberate Innovation, Lifetime Education’, este instituto estadounidense habla sobre su plan de renovación educativa con el objetivo fijado en el año 2040, en el que se establecen cinco iniciativas que podrían convertirse en una tendencia adoptada por otros centros educativos.

  • Educación integral personal: se buscará desarrollar programas educativos que se centren en tres aspectos fundamentales: las habilidades cognitivas, interpersonales e intrapersonales.
  • Productos y servicios novedosos: con la intención de fomentar el aprendizaje continuo, se crean microcredenciales que incluirán insignias, certificaciones y microgrados.
  • Asesoramiento: tendrá lugar un apoyo constante en el progreso y evolución del alumno a lo largo de la carrera, utilizando bases de datos y asistentes de inteligencia artificial.
  • Personalización: se realizarán pruebas piloto de aprendizaje adaptativo y se desarrollarán tutores multifuncionales virtuales con el objetivo de que desempeñen el papel de mentor.
  • Presencia global: descentralización del campus físico para establecer espacios híbridos en los que confluyen los portales reales y los virtuales.

Proyecto Polymath

Su propuesta gira en torno al aprendizaje enfocado a la realización de proyectos. “Las escuelas de hoy, desde la guardería hasta el nivel de doctorado, les enseñan a los estudiantes a enfrentarse a los problemas fáciles con una única solución rápida. No hay ningún elemento de desafío, y el fracaso se castiga en lugar de verse como una oportunidad para el crecimiento”, afirman sus responsables.

Debido a esto, en el diseño de su oferta educativa todo el plan de estudios comienza por establecer los objetivos del estudiante. El trabajo del curso, elegido por el alumno, está orientado a acercararle a ellos. Si necesita materiales, recursos u otras personas para llevar a cabo sus proyectos, el centro se involucra para conseguirlo.

Además, se garantiza que los estudiantes adquieren habilidades de liderazgo y creatividad, ya que estar al frente de la materialización de una idea supone un entrenamiento natural en este tipo de aptitudes que se complementan con clases específicas orientadas a ello.

En este modelo no se obtiene un título de especialización en un campo, ya que las habilidades que un alumno necesita para completar un proyecto pertenecen a más de una disciplina. De todas formas, el rigor en la educación no se pierde y los conocimientos que se obtengan de los diferentes campos involucrados son certificados.

Fuente de la Reseña:

¿Cómo será la universidad del futuro? Estas son las iniciativas más innovadoras.

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 20 de enero de 2019: hora tras hora (24×24)

20 de enero de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 20 de enero de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

 

00:00:00 – Cuatro Premios Nobel discuten el futuro de la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298624

01:00:00 – Programa Pedagogía al Día: Tendencias contemporáneas de la educación, nuevos enfoques y metodologías para el aprendizaje (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285273

02:00:00 – Estados Unidos: Una huelga indefinida de maestros en Los Ángeles deja sin clase a más de medio millón de alumnos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298642

03:00:00 – 50 citas de Paulo Freire imprescindibles en el mundo educativo (Artículo de Miguel Ángel Ruíz Domínguez)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/281587

04:00:00 – 1184 herramientas web para docentes sin necesidad de registrarnos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298659

05:00:00 – Entrevista a Ignacio Calderón. Profesor titular de la Universidad de Málaga.: “Pensar que la mera presencia de todo el alumnado convierte a la escuela en inclusiva es una falacia»

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298646

06:00:00 – Libro: Didáctica de la Historia en el Siglo XXI (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298669

07:00:00 – Fracaso escolar, una deuda que se acumula (Artículo de Daniela Leiva Seisdedos)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298654

08:00:00 – Libro: El planteo socialista en educación: contra las reformas educativas capitalistas (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298673

09:00:00 – Xavier Aragay: “Uruguay empieza a tener las condiciones para cambiar el ADN de su educación”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/287838

10:00:00 – Libro: El planteo socialista en educación. Segunda Parte (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298676

11:00:00 – La Educación, la Evaluación y las inconsistencias de Backhoff (Artículo de Juan Carlos Miranda Arroyo)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298679

12:00:00 – Chile: Piñera y la educación con signo peso

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298628

13:00:00 – José Carlos Mariátegui- Serie Maestros de América Latina (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/289562

14:00:00 – México: OCDE creará con el gobierno de AMLO nuevo proyecto educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298663

15:00:00 – El bárbaro modelo educativo neoliberal (Artículo de Rafael Silva)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298500

16:00:00 – Cómo puedes saber si tu hijo sufre ‘bullying’ (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/288808

17:00:00 – Reflexiones sobre pedagogía crítica: contexto teórico de la transversalidad (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285245

18:00:00 – Inger Enkvist: Un profesor que no se preocupa de su bienestar tiende a descuidar el de sus alumnos

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/288280

19:00:00 – La OCDE y la educación (Artículo de Enrique del Val Blanco)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285245

20:00:00 – Educación Inclusiva Latinoamericana (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285885

21:00:00 – ¿Cómo será la universidad del futuro? Estas son las iniciativas más innovadoras

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285281

22:00:00 – “Los artesanos de la enseñanza”. Reseña bibliográfica

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/286653

23:00:00 – Radio Asamblea Nacional de Ecuador: Embarazo adolescente…hablemos de educación sexual (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/284684

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Cinco aplicaciones para que los niños aprendan a programar jugando

Europa/17 Enero 2019/Fuente: Xataka móvil

Tanto si has decidido que tu hijo tenga su propio móvil como si solo le dejas el tuyo de vez en cuando, además de configurar el dispositivo correctamente e instalar en él las correspondientes aplicaciones de control parental (como Family Link), no está de más aprovechar la situación para que el niño aprenda jugando.

Tanto en Google Play como en App Store, podemos encontrar multitud de juegos educativos especialmente creados para este cometido. Algunos de los más populares son los que tratan de enseñar a los niños los fundamentos de la programación mientras se divierten. A continuación repasamos algunos de ellos.

Code Karts – Aprende a pensar como un codificador

Code Karts introduce la preprogramación a los niños a partir de 4 años a través de una serie de puzles lógicos en forma de carrera. El objetivo es utilizar los bloques de dirección para conseguir llevar el coche hasta la línea de meta mediante una observación meticulosa de la pista y algo de pensamiento lógico.

Cuenta con más de 70 niveles (10 de los cuales son gratuitos), varios obstáculos disfrazados de enigmas, una interfaz de usuario muy intuitiva adaptada a los niños y dos modos de juego distintos: Clásico o Competición. La descarga es gratuita, pero ofrece compras dentro de la aplicación.

Toca Blocks

Recomendado para niños entre 9 y 12 años, Toca Blocks es una aplicación de construcción para crear mundos, jugar en ellos y compartirlos con amigos. Combinando los bloques es posible descubrir sus características, convertirlos en algo diferente y cambiar su forma y color.

Es un juego abierto sin reglas ni límite de tiempo, y con una interfaz muy sencilla. Además, permite sacar fotos con Block Code únicos para que otros puedan importar tu mundo y conseguir los códigos de otros para importar sus mundos en el tuyo propio. Tiene un precio de 4,49 euros en ambas plataformas, pero no incluye anuncios ni compras dentro de la app.

ScratchJr

ScratchJr está inspirado en el famoso lenguaje de programación Scratch (utilizado por millones de niños en todo el mundo), pero adaptándolo para usuarios entre 5 y 7 años. El objetivo es crear tus propias historias y juegos interactivos encajando bloques de programación gráfica con los que harás que tus personajes se muevan, salten, bailen o canten.

También es posible modificar los personajes en el editor de pinturas, añadir tu propia voz e incluso insertar fotos de ti mismo. Sus desarrolladores afirman que han cuidado todos los detalles del diseño para coincidir con el desarrollo cognitivo, personal, social y emocional de los niños pequeños. La descarga es gratuita y no incluye compras dentro de la app, pero admite donaciones a Scratch Foundation.

Tommy la Tortuga – Aprender a codificar

Dirigido especialmente a niños entre 6 y 8 años, este juego pretende enseñar los fundamentos de la codificación con comandos, secuencias y circuitos simples. Además, es posible combinar entradas de audio, visuales y táctiles para mejorar el aprendizaje multisensorial.

Incluye un divertido modo Desafío, una guía por voz que acompaña cualquier tarea para que sea más fácil entenderla y personajes animales animados con características 3D. La descarga del juego es gratuita y no incluye anuncios ni compras dentro de la app.

Code Adventures

Este juego, creado con ayuda de educadores y probado en las escuelas, intenta profundizar no solo en la base de la programación, sino en muchas otras habilidades, como el pensamiento lógico, la resolución de problemas, paciencia, persistencia y confianza en uno mismo.

Para ello, propone multitud de rompecabezas estética y cuidadosamente diseñados para niños de entre 6 y 12 años, y estructurados en cinco categorías básicas de programación. Incluye 32 niveles con sonidos humorísticos, adorables personajes y un entorno amigable sin compras ni anuncios dentro de la app. Eso sí, tiene un precio de 3,39 euros en Google Play y 4,49 euros en App Store.

Fuente: https://www.xatakamovil.com/aplicaciones/cinco-aplicaciones-ninos-aprendan-a-programar-jugando

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Kenia: Todos los libros del cole en el móvil

África/Kenia/17 Enero 2019/Fuente: El país

Tonee Ndungu llega con una chaqueta de chandal morada con el logo de Kytabu, la aplicación que creó hace seis años en Kenia. Recién llegado de Barcelona de participar en el V Ship2B Impact Forum, un evento donde se presentan start-ups de impacto social. En la sede de la Fundación Open Value, centrada en la filantropía y la inversión de impacto, explica cómo llevó a cabo Kytabu —que en suajili significa libro— y que ha permitido que más de 12.700 estudiantes kenianos hasta el momento puedan tener disponibles en su dispositivo móvil todos los de texto que necesitan en la escuela a un precio muy bajo.

“Un libro puede costar unos seis dólares pero para un curso escolar un estudiante necesita siete manuales de media. Si eso lo multiplicas por los cuatro hijos e hijas que puede tener una familia el precio aumenta muchísimo. Además, a eso hay que sumarle las matriculas de la escuela y los uniformes, por lo que para muchas familias se convierte en una cifra inasumible”, comenta Ndungu.

Este emprendedor nació y creció en Nairobi. Con 13 años, se dio cuenta de que sus problemas de aprendizaje se agudizaban con el paso de los cursos escolares y años más tarde supo que sufría dislexia. “Fui un buen alumno en primaria, cuando había imágenes en los libros y todo se explicaba a través de ellas, pero cuando pasé al instituto se acabaron y todo era texto y más texto. Ahí fue cuando empezaron mis problemas. La dislexia significa que tu puedes leer pero tu mente no sabe ni entiende lo que lees”, explica. Para él, lograr graduarse en la universidad fue un gran reto. Lo hizo en relaciones internacionales y periodismo.

En 2008 creó una techub, un espacio para lanzar al mercado negocios emergentes relacionados con la tecnología. “Ese tipo de negocios eran muy nuevos en África en ese momento y en Kenia estaban empezando a surgir. Logramos crear algo fantástico y en pocos años ganamos cinco millones de euros. Conocí muchos proyectos y me di cuenta que con pequeños avances tecnológicos puedes impactar positivamente en mucha gente”.

Gracias a la aplicación móvil que creó, tanto los escolares en cuyo centro esté implementado el sistema como aquellos que simplemente se descarguen la aplicación, pueden alquilar durante días, semanas o todo un curso escolar, un libro por tan solo unos 0,018 céntimos. “La conversión es ridícula y además no tienes la copia física con los problemas que tiene, por ejemplo, para el transporte”, comenta Tonee y añade que esto permite evitar la obsolescencia del papel que deja los manuales desactualizados.

La aplicación permite que los estudiantes tengan acceso a los libros en suajilii y en inglés, gracias al acuerdo que sustentan con diez editoriales que les han permitido digitalizar mas de 1.700 ejemplares. Además, los profesores suben videos explicativos, gráficos, imágenes y simulacros de exámenes para que los alumnos tengan más herramientas. Los padres también forman parte de este sistema y en las escuelas donde está implantado —174 en la actualidad— pueden seguir la evolución académica de sus hijos, conocer los días que han faltado a clase durante el año y participar en las decisiones del centro. “Queríamos una plataforma en la que estuvieran implicados profesores, alumnos, padres y madres y escuelas, para que pudieran interactuar juntos”, recalca Ndungu.

Para Tonee los principales retos de la educación en Kenia son que, a pesar de que en 2003 se introdujo la educación primaria gratuita en el país, un millón de niños y niñas siguen sin poder acceder a la escuela debido a la distancia entre sus casas y los centros educativos, la baja calidad de la enseñanza y que la educación sigue siendo cara en el país. “Esta aplicación puede ser una herramienta para llegar a esos lugares donde los menores no pueden acceder a la educación por diferentes motivos pero quizás sí dispongan de un teléfono móvil básico”. Según las últimas cifras del gobierno keniano, en 2012 alrededor del 70% de la población ya disponía de un teléfono móvil.

Kytabu utiliza un servicio de suscripción que se basa en el dinero móvil para alquilar los libros y pagar solo por la cantidad de tiempo que quieras utilizarlo. “En Kenia tenemos un sistema muy avanzado de pago a través del móvil por lo que se convierte en tu cartera y en el lugar donde tienes todas tus aplicaciones relacionadas con la salud, financieras, educativas o de ocio. Además, la gente cada vez tiene teléfonos mejores con baterías mas duraderas. Con la entrada de China, ahora puedes encontrar en el mercado móviles a precios muy accesibles, por unos 30 dólares por lo que cada vez más gente dispone de uno”, explica Ndungu. El país ha vivido en la última década una gran revolución tecnológica y el dinero móvil se ha convertido en la lógica financiera de la mayoría de personas en el país. Los pagos móviles se han convertido en la manera de pago más común, porque el acceso a la banca tradicional es más complicado y costoso. Según el GSMA, asociación de operadores móviles y empresas, en 2015, el 59% de la población adulta de Kenia utilizaba algún servicio de dinero móvil.

“El futuro de la educación es conectarla a los trabajos del futuro. Hay que educar a los africanos y africanas para que sean participes de estos nuevos empleos que están surgiendo. Somos el continente con mayor número de gente joven”, una generación que para Tonee va a cambiar su realidad y la del mundo.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/04/planeta_futuro/1546621535_929098.html

Imagen: https://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2019/01/04/planeta_futuro/1546621535_929098_1546621926_noticia_normal.jpg

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La Escuela de los Colores

Por: Tamara Smerling

En el partido de La Matanza, a solo treinta kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, funciona la Escuela Especial N° 516 de Villa Scasso que se erige, desde hace quince años, en una de las barriadas más pobres y olvidadas en el Conurbano de la provincia. En un territorio donde opera una doble exclusión –la discapacidad y la pobreza– sus maestros lograron romper con algunos estigmas, se propusieron resignificar los diagnósticos de sus alumnos y reinventar la vieja tradición de la escuela especial con ritmos propios, escenas inéditas y una gran participación popular.

En otros tiempos, cuando despuntaba el nuevo siglo y la crisis de 2001 estaba en carne viva, la Escuela N° 516 de Villa Scasso, en el partido de La Matanza –una de las barriadas más pobladas y pobres del Conurbano de la provincia de Buenos Aires– era conocida como La Escuela de los Locos. Sin embargo, después de quince años, hoy, se la nombra de otro modo: La Escuela de los Colores. “Nosotros trabajamos en una barrio muy vulnerable, en una región muy compleja, donde todo el tiempo se presentan situaciones que exceden la educación especial. Nos propusimos ampliar esas relaciones educativas con la comunidad, porque si solo alojábamos a los chicos con una discapacidad, un montón de otros niños del barrio se iban a quedar afuera. Fueron varios movimientos, como docentes y trabajadores, que se produjeron hasta lograr asir a esta escuela dentro de la comunidad. Lo que buscábamos, en definitiva, era que fuera una escuela abierta”.

El director, Sebastián Urquiza, habla pausado y seguro. Dice que antes de llegar a Villa Scasso, se abotonaba su guardapolvo blanco, tomaba exámenes, llenaba formularios. Sus veinte años como maestro de escuelas especiales lo llevaban, sin embargo, a hacerse ciertas preguntas. Un quiebre en su recorrido permitió cambiar de rumbo y dejar lugar a las discusiones o las dudas. “Las biografías se van construyendo, también, de acuerdo a los contextos, el encuentro con los otros, los propios recorridos. Me acuerdo que pensaba, sí, en qué escuela me gustaría trabajar. No sé, bien idealista. Eso empezó por guiar muchas de las prácticas en esta escuela, desde su propio surgimiento, por eso no se trata de una experiencia o una fórmula extrapolable. En la matrícula se puede ver que hay chicos que tienen alguna discapacidad pero que eso excede para lo que fue creada esta escuela. No es que lo pensamos de antemano, el contexto fue presentando ciertas situaciones: o acatábamos lo que dicen las normativas o nos dábamos permiso para pensar nuevas formas posibles”.

Ese pensamiento de otras formas posibles fue, en definitiva, lo que produjo una de las primeras marcas de esta escuela: no solo diferenciarse por los rojos, azules, amarillos, negros y blancos –que recuerdan la obra del artista plástico Piet Mondrian–, si no la posibilidad que permite, desde unas cuadras antes, cuando el campo gris, el olor de los basurales y las calles de la tierra ralean, asomarse a la puerta abierta y colorida de esta escuela. “Esta escuela es especial por la experiencia igualitaria que construye, no por el hecho de pertenecer a la educación especial. La clave es el movimiento: no hay una receta, no hay un modo de hacer escrito, no hay ninguna fórmula. Es un modo de habitar la educación, de preguntarse por los sentidos y por el hacer, todo el tiempo”, dice Patricia Redondo, doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de La Plata, pedagoga e investigadora del área de Educación de FLACSO Argentina y co-directora de “Infancia, Educación y Pedagogía”, que realizó su trabajo de investigación sobre esta escuela y, ahora, publicó un libro que recoge esta experiencia: La escuela con los pies en el aire. Hacer escuela, entre la desigualdad y la emancipación, editado por el Núcleo de Estudos de Filosofias e Infâncias (NEFI), de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que coordina Walter Kohen.

¿En qué consiste una escuela con niños y niñas sin diagnósticos?

(Urquiza) No existe una formación específica ni un manual de cómo comportarse dentro de la escuela: somos maestros de educación especial. Si, por ejemplo, llega alguien nuevo a la escuela, lo que buscamos es que se deje llevar por la experiencia, por ver cómo funcionan las clases, cómo son las prácticas del equipo de trabajo. Algunos docentes entran, ven esta modalidad y, directamente, se van. Otros, en cambio, se enamoran de la experiencia y cuando los convocan de otras escuelas eligen quedarse acá. —(Redondo) Esta escuela tiene unos efectos educativos inéditos. Es decir, en vez de patologizar a la infancia, la ubica en una posición de igualdad. Se desplazan las miradas.

En esta escuela se habla de los niños y las niñas, los adolescentes y los jóvenes en pie de igualdad. De hecho, en un simposio de Filosofía e Infancia al que fueron invitados hace unos años no solo viajaron cinco o seis adolescentes y cinco o seis maestros: entre los elegidos para narrar la experiencia estaba también la cocinera. En esta escuela todos ocupan una posición educadora, todos amarran y filian a estas infancias populares, desde quien cocina o amasa el pan hasta quien prepara un taller de arte.

¿Cómo se forma el resto del personal que concurre a la escuela: auxiliares, porteros, cocineros, que se relacionan con los niños?

(Urquiza) Tenemos, en todo caso, algunos supuestos que son irrenunciables, pero que tienen una relación directa con la práctica, con unas ganas de contagiar o compartir. Existe una ‘bajada de línea’ pero es colectiva. Aunque me propusiera, como director, dejarlo anotado en un cuaderno, no necesariamente eso después será tomado al pie de la letra. Digamos que la coordinación general de la escuela intenta tener sus funciones repartidas, ser compartida y horizontal, es un producto de largas discusiones, aunque conozca bien cuáles son mis funciones como director. Hay algo en la trama vincular donde la escuela se asienta y que no es mágico o tiene una receta: hubo muchas discusiones entre nosotros, por años, de pensar la escuela como un espacio público.

(Redondo) La escuela creó su propia panadería en 2003 o 2004, en plena crisis, porque era necesario para el barrio: el que abre la escuela bien temprano es, hoy, el mismo panadero y se puede ver cómo los vecinos llegan solo para comprar el pan recién horneado. La cocina además está al lado del comedor: los chicos acceden todo el tiempo. No es un lugar que está vedado, es un espacio por donde circula la escuela. Yo creo que hay un proceso de formación propio que se da en el trabajo de la escuela y en tomar los saberes populares: es un pensar, todo el tiempo, colectivo, sin distinciones jerárquicas. No conozco otra escuela igual.

La Educación Normal / La Educación Especial

El Sistema de Educación Especial, en la provincia de Buenos Aires, tiene determinadas características: los centros son diferenciados por las discapacidades de los niños y las niñas: motrices, auditivas, cognitivas, visuales. Funcionan como sede y también una parte de su tarea se organiza en el trabajo compartido con otras instituciones de diferentes niveles, donde los alumnos se integran en los jardines de infantes, las escuelas primarias, secundarias o de adultos. Solo en el partido de La Matanza existen, hoy, 23 escuelas especiales. Los chicos que no logran ser “integrados” en las escuelas comunes recalan en las especiales. La Escuela de Villa Scasso responde a este sistema y fue creada, formalmente, para atender las necesidades de los chicos con alguna discapacidad cognitiva o intelectual: en la carta de creación figura como “retraso mental”. Solo que sus maestros se propusieron desarmar esas formas escolares tradicionales, instituidas por la modalidad de la educación especial y, en cambio, interrumpir y pensar en otros espacios que dialogan con una nueva intencionalidad.

En la escuela, cada grupo de alumnos está a cargo de una pareja pedagógica. Funciona en dos turnos, mañana y tarde, en seis grupos de alumnos. Una parte de los docentes trabaja también en el territorio o junto a otras instituciones en las integraciones de los chicos en las escuelas “comunes”. La labor le permitió a Patricia Redondo interpelar sobre las tensiones entre educación e infancias, exclusión y pobreza, inclusión y discapacidad, en una indagación casi etnográfica, y que rememora, también, los modos de nombrar la escuela en otros tiempos: “La escuela del fondo del fondo”, como un modo de imaginar otros modos posibles en estos barrios “desheredados de derechos” para referirse a los territorios que suelen calificarse comúnmente como “marginales” o “peligrosos”.

Uno de los casos más emblemáticos quizás fue el de un niño, sordo, que era conocido por todo el barrio. La escuela donde estaba matriculado, dedicada a los niños con dificultades auditivas, quedaba a doce kilómetros de su casa. El chico deambulaba por el barrio, sin ir a la escuela –que abandonó finalmente por la distancia— hasta que en la 516 encontró su propio espacio. “Si hay un chico sordo que vive a cuatro cuadras de la escuela y le corresponde ir a una que queda a doce kilómetros, lo alojamos en la nuestra porque estaba sin escolaridad porque no podía viajar tan lejos”, dice Urquiza, quien contó que el joven formó parte, incluso, de una orquesta que, una década después, lo llevó a conocer Corea.

¿Cómo funciona una escuela especial con niños sin diagnósticos en una sociedad que segrega o divide? ¿En qué se manifiesta esa “no” calificación de la discapacidad donde ser nombrado o categorizado solo por la diferencia?

(Urquiza) Nuestra formación es muy específica, en este sentido, porque la discapacidad se relaciona siempre con cuestiones médicas. Lo que buscamos fue desarmar esos diagnósticos y no propiciar una pedagogía especial si no que los chicos con una discapacidad pudieran aprender como cualquier otro niño. Si bien convivimos con situaciones muy complejas, no quisimos ver las limitaciones. Una maestra, por ejemplo, con un niño que no lee, o tiene TGD o TDA, o cualquier de esas siglas, podría desistir de su propósito por solo ver las limitaciones. En cambio, si lo que la mueve es el deseo quizás encuentre cuál es el modo. Si solo veo las limitaciones físicas o neurológicas y pongo ese filtro entonces me pierdo del resto. No nos interesa poner el diagnóstico –tiene tal síndrome o este déficit—por delante. No porque un chico, necesariamente, no sepa leer entonces no podrá disfrutar de la escucha de un poema.

Lo mismo ocurre en el caso de la música ¿no?

(Urquiza) Claro. Tenemos, por ejemplo, una orquesta donde participan alumnos de nuestra escuela, madres y padres de la comunidad o chicos de otras escuelas comunes del barrio. También llegan chicos que no van más a la escuela y que están deambulando por la calle, y en la orquesta encuentran un espacio que les permite expresar algo que quizás en otro sitio no sale. Nos pasó también que chicos que no saben leer, aquí, miran las partituras y tocan sus instrumentos. En un momento, cuando armamos la orquesta, le avisamos al Ministerio para que nos enviaran los instrumentos: al ser una escuela especial solo llegaron elementos de percusión. No sé, simplemente asociaron la discapacidad con lo básico o lo simple. Después, insistimos, les dijimos que queríamos todos los instrumentos, y llegaron oboes, violines, cellos. Es impresionante ver como los chicos los cuidan, nunca tuvieron una rotura, quizás hasta valen más que la casa donde viven.

La disputa por la exclusión y la igualdad

“Una abuela se acercó, durante las celebraciones por los quince años, y dijo que su nieto no hablaba cuando entró a la escuela y que ahora está por egresar del secundario. Eso para un barrio donde todo es muy difícil alcanzar es muy fuerte. Esta escuela propulsa la posibilidad de una pedagogía que interrumpe la lógica de a mayor desigualdad, mayor empobrecimiento –dice Redondo—. Es decir, que disputa la igualdad al mismo tiempo que produce actos de verificación de la igualdad. Esto es, al menos en el campo educativo, lo que planteo: uno puede disputar los sentidos de la igualdad, al denunciar los efectos traumáticos en la vida de los niños (más los niños de la educación especial donde la exclusión es doble o donde el límite entre pobreza y discapacidad se torna complicado porque hacen derivaciones de otras escuelas). El trabajo es uno solo pero el tema es reconocer la igualdad de las mentes, como dice Jacques Rancière”.

La verificación de esas prácticas –y esos saberes– esta investigadora se los topó un martes por la mañana, cuando en la escuela estaban desplegados los juegos de mesa. En una de las esquinas del comedor, dos adolescentes pintaban frente a sus atriles. Una de ellas dibujaba con trazos precisos y bellos. Patricia Redondo se acercó y les preguntó, sigilosa, si era posible tomar una foto. Una de las chicas giró la cabeza, la miró y le sonrió. La otra, en cambio, largó una carcajada estruendosa. Tomó la imagen cuando asintieron y dio vuelta su cámara para mostrarles la foto. Una de ellas le aclaró que la otra no escuchaba: era completamente sorda. Fue el modo que, de manera accidental, la docente reconoció la dificultad de estas alumnas: el resto de los maestros nunca comentó ni señaló los obstáculos de las chicas. Solo hicieron hincapié en sus logros. Esa observación, de repente, no solo le permitió indagar en las reflexiones sobre la construcción de la igualdad y la diferencia, también modificó su posición sobre la discapacidad.

¿Cómo es la relación de las familias con el colegio? ¿Y cómo trabajan en las admisiones de los alumnos que quieren ingresar a esta escuela?

(Urquiza) En las admisiones, logramos dar vuelta este punto. En lugar de mantener entrevistas, que suelen ser acartonadas o incómodas, vamos de visita a la casa de los alumnos que desean inscribirse en la escuela. Es muy interesante porque conocemos dónde viven, con quiénes, aparecen cosas muy diferentes a una entrevista dentro de la escuela. En algunas ocasiones son en barrios muy alejados o en asentamientos muy precarios. Lo hacemos, además, con algunos de los chicos más grandes, los jóvenes o adolescentes, para que les cuenten desde su experiencia de qué trata esta escuela y después, una vez que entran, ya conocen a alguien. En la escuela no agrupamos a los chicos por su discapacidad o por la edad, tratamos que haya un ordenamiento cronológico pero lo trabajamos por los intereses o sus afinidades, buscamos ser un poco más flexibles. En ese caso, hasta los chicos más grandes opinan en qué grupo o con qué docente se encontrarán más a gusto. Se horizontalizan las relaciones al interior de la escuela y los pibes están felices de formar parte de estas admisiones con los maestros.

(Redondo) Se modifican las categorizaciones de la discapacidad: los niños son quienes guían a sus maestros en la llegada a esas viviendas. Sin GPS ni mapas. Le otorgan la confianza a la capacidad de sus estudiantes: es un reto pedagógico importante, donde se piensa la relación educativa y se invierten los roles. Es el niño el que guía a su maestro: se divierten. Está muy presente el humor y el placer, no solo es sacrificio y esfuerzo. Además, las familias son interpeladas por esta escuela. No son alojadas desde la culpa o no se les reclama el pago de la cooperadora. Son recibidas en el sentido más profundo de la hospitalidad. En ese sentido, la experiencia de la igualdad creo que modifica.

¿De qué manera se desarma el estigma que cargan este tipo de escuelas y donde opera una doble exclusión entre los niños que tienen algún discapacidad y además viven en barrios muy vulnerables?

(Urquiza) Esta escuela cargó, desde sus inicios, con ese estigma: en el barrio era llamada “La escuela de los locos”. Ahora la llaman “La escuela de la orquesta” o “La escuela de los colores”. Es decir, a ninguna familia le gusta que su hijo asista a una escuela especial: quizás ya pasaron por la común y los echaron o los derivaron acá. No suele ser un lugar buscado o deseado por los padres y, además, está colmado de fantasías. Nadie habla de la “escuela especial”. Fue entonces que nos propusimos pensar en una escuela que fuera parte de la comunidad, en un espacio donde reparar ese dolor y ese orgullo de que el hijo esté dentro de esta escuela. Si bien existe una segregación (eso es indudable, porque aún permanecen las escuelas comunes y las especiales), por lo menos tratamos que lo que acontece en estas aulas los distienda o los relaje en relación al resto de las peregrinaciones que deben hacer las familias por los médicos, los hospitales, las obras sociales o las terapias para sus hijos. Nos propusimos, al menos, generar un circuito diferente, donde se pueda ver una escuela de la comunidad, del barrio, donde aprender, jugar, escuchar música, donde te llamen por tu nombre o te reciban con una sonrisa, donde las puertas permanezcan abiertas y los vecinos, aún los que no tienen hijos en esta escuela, se acerquen a comprar el pan recién horneado. La escuela como un espacio público, donde pueda ser disfrutado y compartido con otros.

(Redondo) Tengo muchos ejemplos. Hace poco fueron a la Catedral de La Plata y vieron que sobre la entrada había gárgolas. El profesor de Plástica les propuso ver cuáles serían las figuras de protección de la escuela y los chicos dijeron que los caballos (en los barrios populares los caballos sirven para el trabajo, el acarreo de basura, los traslados). Entonces, ahora, cuando entrás a la escuelas ves que hay dos cabezas de caballos hechas por los mismos niños en el Espacio de Pensamientos Indómitos. Esa apropiación cultural, poner en nombre propio, la vida de los chicos, los signos culturales, la identidad del barrio (cargado como peligroso, estigmatizado) y los aprendizajes de otros mundos posibles. Todo eso con algo que se pone en valor, se comparte y, además, se hace público, es un resumen educativo extraordinario.

¿En qué medida en este contexto de corrimiento del Estado de ciertas prácticas (salud, educación, discapacidad) incide en la escuela de las periferias de las grandes ciudades?

(Urquiza) Los docentes, en su mayor parte, vivimos en La Matanza, pero en barrios más alejados. La llegada a la escuela se hace desde unas treinta cuadras, desde la ruta. Es un paisaje que se pone hostil: se ven los carros, el gris, la gente que revuelve la basura, los caballos. Es un paisaje desolador. Si la escuela no estuviera pintada de colores creo que se mimetizaría con todo esto. Estoy convencido que la escuela, justamente, tiene que mostrar otro paisaje, tiene que poder viajar y mostrar otras realidades. Al menos, viajar dentro de la escuela. No erigirse como un espacio aislado pero si ofrecer otro modo de mirar el mundo, que deje un margen para bancar otras cuestiones porque los docentes, los chicos y las familias la están pasando mal. En ese sentido, creo que los adultos también tienen que ser cuidados, porque ellos después serán quienes cuiden a sus hijos y si no se arma un círculo muy hostil. La escuela, en cambio, puede ser diferente: estéticamente bella, donde circular palabras, música, libros, que pueda ser parte de la experiencia del barrio.

(Redondo) Es una escuela que se sale de los recursos formales, se reinventa con lo que se tiene. Eso no significa que haga una apología de la falta de recursos: porque la biblioteca, que es uno de los pilares, todos los años recibió materiales del Plan Nacional de Lectura. La biblioteca es un espacio que se reinventa todo el tiempo, pero en relación con los libros pudo contar con la previsión de los años pasados por parte del Estado. En la celebración de los quince años, en diciembre pasado, por ejemplo, había un espacio de construcción de historias, donde se proyectaban imágenes de cuadros y, en un marco, las familias iban pasando y sacándose fotos, el equipo de docentes iba construyendo las narraciones junto a ellos. El fondo de la escuela, al principio, era un basural. Ahora se transformó, con los años, en un espacio verde y bello (el verde escasea en los barrios populares), donde los docentes crearon un espacio de pensamientos indómitos con poemas y palabras para armar en el aire. O un picnic para las familias bajo las estrellas. También se propuso otro espacio: un bosque de papel, donde uno podía ir colocando sus deseos y donde un padre escribió: “Hoy descubrí que el futuro existe”.

Patricia Redondo: “En esta escuela pasaba algo diferente y que yo buscaba desde hace mucho tiempo”

En el trabajo de campo, para la tesis de doctorado, Patricia Redondo realizó más de treinta entrevistas en profundidad y compartió las tareas de la escuela, como una observadora, silenciosa, por casi un año. A veces durante tres o cuatro jornadas por semana. En ocasiones, se subió también en los recorridos escolares para llegar a la escuela, desde el itinerario de la combi o una caminata a pie. También realizó las actividades de integración: un viaje a la República del Uruguay, donde un grupo de quince docentes narró la experiencia en primera persona y otro con los alumnos del grupo El Altillo, en 2016, hacia el Tríptico de la Infancia –La Isla de los Inventos, El Jardín de los Niños, La Granja de la Infancia—, en Rosario, Santa Fe, donde fueron recibidos por la ministra de Cultura de la provincia, María de los Ángeles “Chiqui” González.

Su libro La escuela con los pies en el aire. Hacer escuela, entre la desigualdad y la emancipación, editado por el Núcleo de Estudos de Filosofias e Infâncias da Universidade do Estado do Rio de Janeiro (NEFI/UERJ), reúne esta experiencia y lo presentó, como no podía ser de otra manera, en diciembre, para el quince aniversario de la Escuela de Villa Scasso. “La pregunta por la mirada ocupa un lugar primordial en la investigación: la mirada de los maestros y maestras sobre la discapacidad y la educación especial, sobre los alumnos y alumnas con los cuales trabajan, la escuela, las familias y el barrio. Sobre todo, en relación con la tensión entre la igualdad y la desigualdad”, se cuestiona Patricia Redondo.

En el prólogo de este trabajo, Myriam Southwell refiere: “Este modo de hacer escuela que Patricia Redondo nos hace vivir es una muestra potente de una escuela que trabaja –para desarmar- algunas de las expresiones más acuciantes y limitativas de la época que vivimos: el miedo, el desamparo y la soledad de niños, niñas, jóvenes y sus familias. El miedo a no saber, a no poder, a que nos miren y nos muestren nuestras limitaciones, a quedar en el camino; el miedo ha sido un rasgo de enorme presencia en la escuela desde su origen mismo. El miedo de los y las alumnos y alumnas, pero también las y los profesores tienen miedo de no ser buenos profesores, de no poder, de no “dar la talla”, de que no sirva lo que hacen. Y eso lo logra recorriendo un camino que no tiene fórmulas mágicas enlatadas, ni prescripciones que pongan la reflexión fuera de la escuela, ni a través de liderazgos individuales. La opción que pone en funcionamiento es la de desplegar proyectos colectivos”.

¿Cómo comenzó el trabajo con la escuela de Villa Scasso? ¿por qué esa escuela y no otra?

Mi trabajo como maestra rural, durante la dictadura, en Quilmes y Berazategui, me obligó a migrar y recalé en La Matanza. Fue allí donde trabajé como directora en los monoblocks de La Tablada, donde habitan miles de personas, centenares de familias, con un trabajo comunitario muy fuerte. La pregunta que nos atravesaba siempre fue: ¿Qué es lo que puede una escuela, en situaciones complejas o adversas, en territorios marcados por la desigualdad? Esa investigación me llevó a trabajar en estas villas donde el Estado desaparece como tal, claro, a excepción de las fuerzas policiales. En el recorrido por otras experiencias, en América latina y en Argentina, siempre tuve un contacto con escuelas y maestros de La Matanza. En el caso de esta escuela fue su director, en algún momento, quien me pidió si podía acompañar alguna reunión del colectivo de docentes y fue, de ese modo, como conocí la experiencia a partir de recorridos de formación, de experiencias de conversación, y que está escuela siempre tuvo a lo largo de su historia. Es decir, la elección de la escuela fue a partir de haber construido un vinculo a través de los años: yo tenía indicios que en esta escuela pasaba algo diferente y que yo buscaba desde hace mucho tiempo: algo que era del orden de la igualdad. No sabía bien exactamente qué, pero era algo que recogía desde el discurso, entendiéndolo también como una práctica.

¿Por qué en La Matanza, uno de los distritos más densamente poblados y excluidos –históricamente– de la Argentina?

Se trata de un partido muy popular en la provincia de Buenos Aires, donde existen asentamientos en su segundo y tercer cordón, y una población que equipara la de cualquier gran ciudad de la Argentina. Se trata, también, un municipio cargado de historias, memorias, donde los propios docentes han sido –son, históricamente— muy combativos, donde hay toda una disputa de los movimientos sociales y un trabajo sobre el territorio, donde se ocuparon rutas, asambleas, calles. En el mismo instituto, en el corazón de San Justo, estudiaron Mary Sánchez (primera Secretaria General del Sindicato de Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires, SUTEBA) y Juan Carlos Tedesco (ex ministro de Educación de la Nación), por lo cual esa elección del municipio, de la escuela, del objeto de investigación, está connotada por una elección que tiene ciertas características en relación a por qué el Cordón 2 de La Matanza, por qué el fondo del fondo en la localización de la escuela. En la jerga de los docentes, hay escuelas del Conurbano que se denominan escuelas del fondo, pero además hay algunas escuelas que se encuentran en el fondo del fondo porque son difícil acceso. Aquí, en La Matanza, es esta escuela pasando la Ruta 3, en el kilómetro 29, en el límite con Cañuelas, donde tenés de la ruta hacia adentro, varios kilómetros para llegar a la institución. Por eso le decimos el fondo del fondo, porque ahora tienen asfalto pero siempre tuvieron calles de barro y cuarenta cuadras eran o para hacerlas caminando o en transportes que a veces entran y otras no. Hoy, la realidad es que tampoco llega el transporte público y los trabajadores deben hacerlo a pie. Son espacios segregados, en cruces, donde confluyen localidades muy populares: González Catán, Laferrere y Rafael Castillo.

¿De qué modo te parece que se avanzó, en este sentido, en la inclusión en los jardines y primarias de la provincia de Buenos Aires? En el libro mencionás, de modo muy interesante, en cómo se piensa la discapacidad, la igualdad y la desigualdad en una escuela especial del Conurbano más pobre y postergado de Buenos Aires. Me imagino que la universalización de la escolaridad, en la Argentina, debe jugar un rol importante en este contexto.

Sí, lo interesante también es que, por la universalización de la escolaridad, en la Argentina, hay escuelas donde no hay ni una sala de primeros auxilios, ni comisarias ni comedores escolares, pero hay escuelas. Está en un barrio históricamente postergado. Los niños salen caminando de la escuela y, a las pocas cuadras, hay residuos en cantidad. Las familias construyen estrategias para esto pero es cierto que el hábitat de los chicos está afectado por las condiciones de vida de la infancia y que inciden, de manera directa, en el derecho a la educación. Sin embargo, es muy importante señalar que los maestros llegan a dar clases todos los días, porque en la provincia de Buenos Aires nunca se ha reconocido lo suficiente a los docentes de las escuelas rurales. Entre 2003 y 2015 se mejoraron los accesos y las estructuras, se crearon hospitales más próximos, se creó la Ley de Asignación Universal por Hijo (AUH) y las cooperativas tuvieron una impronta muy fuerte. Eso se vio como incidencia en la vida cotidiana de los chicos y se ve cómo, ahora, está otra vez devastado.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/14/la-escuela-de-los-colores/

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El ir y venir de las modas educativas

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Marta Ferrero / Fuente: Cuaderno de Cultura Científica

Las modas educativas han existido siempre. Por moda educativa se entiende aquí a cualquier propuesta metodológica o recurso educativo que, en un momento dado, se cuela con furor en un determinado distrito escolar y, transcurrido un tiempo más o menos extenso, desaparece sin dejar prueba sólida alguna de haber contribuido al aprendizaje de los alumnos.

No todas las modas educativas son iguales. Hay modas “inofensivas”, ya que no implican cambios ni medidas significativas de ningún tipo, como aquella que introdujo la música de Mozart en las aulas para mejorar el rendimiento cognitivo de los alumnos. Y hay modas claramente perjudiciales, bien porque suponen un gasto sustancial de tiempo y dinero que pueden dedicarse a metodologías con eficacia probada (Busso y Pollack, 2014), bien porque pueden dificultar o impedir el aprendizaje de todo el alumnado o, como mínimo, de una parte del mismo (Carnine, 2000). Un ejemplo del primer caso, en referencia a las modas perjudiciales, es la aplicación de la teoría de las Inteligencias Múltiples en las aulas (Hodge, 2005). Mientras que un ejemplo del segundo caso es (o, quiero pensar, fue) la adopción del método global para la enseñanza inicial de la lectura (Stahl, 1999). Son estas últimas modas las que centran el contenido de este post.

Antes de continuar, conviene aclarar que el término moda educativa no es irremediablemente sinónimo de innovación educativa. Una moda educativa no se apoya en ninguna teoría válida ni está respaldada por estudios científicos que demuestren su eficacia. Habitualmente, su difusión viene de la mano de determinadas empresas o personas afines que logran popularizarla entre los responsables de la formación continua del profesorado, las autoridades educativas o los propios docentes a través de libros, publicaciones periódicas o estudios preliminares de baja calidad (Slavin, 1989). Por el contrario, una innovación educativa puede referirse a cualquier elemento novedoso que se introduce en un sistema educativo o colegio y conduce a un cambio en las ideas, prácticas, productos o servicios del mismo (Carrier, 2015). Este cambio puede estar o no respaldado por la evidencia.

¿Cómo se popularizan las modas educativas?

En el año 2017, Nathalie Carrier publicó un trabajo fruto de su tesis doctoral que tenía como objetivo determinar qué estrategias se habían utilizado para difundir siete modas educativas concretas y qué lugar ocupaba la evidencia en este fenómeno, aunque ella emplea el término innovación. Los medios que examinó para determinar cómo se difunden las modas educativas fueron revistas de divulgación educativa y comerciales, periódicos locales y blogs. Para analizar el contenido de estos medios, utilizó seis criterios de persuasión recogidos en la literatura sobre psicología social: Compatibilidad con las ideas previas, accesibilidad para su uso mediante explicaciones claras, practicidad para el trabajo en el aula, evidencia o calidad de la investigación que lo avala, credibilidad de las fuentes de las que procede la información y atractivo, referido a si la innovación resulta profesional, personalizada y/o divertida. Para ser consideradas populares, las modas analizadas tenían que cumplir al menos cuatro de un total de seis requisitos como, por ejemplo, poseer una entrada en diez blogs diferentes, contar con un hashtag en Twitter o una página en Facebook o haber sido empleadas por 10.000 individuos, 10 colegios o 5 distritos escolares.

A continuación, se presentan las conclusiones principales de su trabajo. En general, las dos estrategias más utilizadas para promocionar las modas educativas fueron, en primer lugar y a gran distancia del resto, el atractivo y en segundo lugar la credibilidad percibida, por delante de la evidencia, la practicidad, la accesibilidad y la compatibilidad. Junto a esto, los medios recurrían a un lenguaje emotivo o descriptivo, más que a uno basado en la evidencia disponible, para publicitar la moda en cuestión. Además, apenas unos pocos documentos citaban estudios de investigación sobre las modas anunciadas para determinar la efectividad de las intervenciones y ninguno de ellos describía o exploraba en profundidad dichos estudios. Más bien, el tipo de evidencia en la que se apoyaban los documentos consultados eran estudios informales, anécdotas basadas en experiencias personales o datos estadísticos generales sobre los problemas que abordaban las modas o sobre su uso.

La información sobre un determinado método educativo puede sonar convincente al mostrarse adornada con historias y anécdotas emotivas o referencias a fuentes afines creíbles. Pero, a la vez, esta información puede no estar corroborada sino simplemente basada en argumentos incorrectos y rudimentarios. Por esta razón, la autora recomendaba a los docentes estar alerta ante las influencias y sesgos que pueden producir las estrategias usadas para difundir las modas educativas. Junto a esto, les aconsejaba ser prudentes y formular preguntas críticas sobre dichas modas como, por ejemplo, qué estudios cuestionan su eficacia o, al menos, cuestionan los inconvenientes potenciales de la misma. Para terminar, Carrier sentenciaba que las estrategias detectadas a través de su trabajo de investigación pueden conducir a la difusión de modas ineficaces, inútiles e incluso perjudiciales para los alumnos.

En 1989, Robert E. Slavin describía las etapas por las que pasan las modas educativas hasta popularizarse dentro de la comunidad educativa. A modo de resumen, este investigador situaba como primera etapa la publicación de un método concreto en un libro, publicación periódica popular o evento educativo, seguida por la presentación de resultados preliminares y prometedores, aunque frecuentemente con pruebas muy deficientes. A pesar de ello, el método se expande entre algunos distritos escolares, más tarde entre otros colegios entusiastas de la innovación para hacerlo más tarde entre los responsables de la formación del profesorado, inspectores de educación, etc. Por último, el método termina expandiéndose rápidamente al resto de colegios a través de breves talleres impartidos o bien por los propios creadores del método o bien por formadores profesionales o bien por personal del centro formado ex profeso para ello. Desafortunadamente, solamente cuando el programa ya está de moda y muchos profesores lo están aplicando en sus aulas, comienzan a hacerse evaluaciones rigurosas de su eficacia. De hecho, para cuando comienzan a publicarse estudios de calidad y revisiones, con resultados a menudo negativos, ya es tarde. También ocurre con frecuencia que, a estas alturas, el interés por el método ya ha disminuido y es otra moda la que ha comenzado a despertar entusiasmo entre el profesorado.

¿Qué se puede hacer para evitar que las modas educativas se cuelen en los colegios?

La forma de frenar este péndulo, este ir y venir de las modas educativas, sostiene Slavin (1989), es cambiar las reglas del juego bajo las que las innovaciones educativas son elegidas, implementadas, evaluadas e institucionalizadas. El autor afirma que la comunidad educativa tiene que demandar evaluaciones rigurosas sobre las propuestas educativas que se ofertan antes de adoptarlas. También subraya la necesidad de reemplazar los cursos y talleres de formación breves por otros más extensos que incluyan un seguimiento a medio y largo plazo para comprobar si una determinada propuesta educativa está funcionando o no. Este seguimiento, esta evaluación de la eficacia de la propuesta, ha de incluir grupo experimental y control, con medidas de pre y postest (a poder ser estandarizadas) y garantizando que la aplicación de la propuesta en el aula se ha evaluado bajo condiciones reales y durante períodos de tiempo realistas. Además, sería recomendable que esta evaluación se hicieran primero a pequeña escala y después a gran escala.

Ya en el año 2006, Ben Goldacre, científico y divulgador, advertía de la necesidad de dotar al profesorado de las herramientas y autonomía suficientes para juzgar críticamente si un método educativo dispone o no de pruebas suficientes y válidas para su implementación en las aulas, lo cual favorecería que los docentes dejaran de depender de las injerencias externas (opiniones de expertos, ideologías de uno y otro color, etc.). Sin embargo, son varias las señales que ponen de relieve que aún estamos lejos de este objetivo. Por poner solamente algunos ejemplos, los profesores tanto en formación como en activo, dentro y fuera de nuestro país, albergan hoy en día un elevado número de ideas erróneas sobre teorías y métodos educativos (Cunningham, Perry, Stanovich & Stanovich, 2004; Dekker, Lee, Howard-Jones, & Jolles, 2012; Echegaray-Bengoa & Soriano-Ferrer, 2015; Ferrero, Garaizar, & Vadillo, 2016; Fuentes & Risso, 2015; Tardif, Doudin, & Meylan, 2015; Washburn, Mulcahy, Musante, & Joshi, 2017). Además, consultan más revistas divulgativas que científicas (Ferrero et al., 2016), a las que por cierto consideran menos fiables, accesibles y útiles que los talleres y cursos de formación (Landrum, Cook, Tankersley & Fitzgerald, 2002). Por último, la formación que reciben los estudiantes de educación en métodos de investigación, estadística, búsqueda en bases de datos o lectura de artículos científicos es insuficiente (Ferrero, 2018) y puede impedir que los futuros maestros puedan beneficiarse de los avances científicos en materia educativa.

Si nuestra sociedad aspira a una educación basada en las mejores pruebas disponibles y no en modas que vienen y van, es fundamental mejorar la cultura científica de todos los agentes de la comunidad educativa. Mientras esto ocurre, se presentan a continuación diez señales de alerta que pueden emplear los docentes para detectar prácticas educativas sin pruebas válidas sobre su eficacia (Lilienfeld, Ammirati & David, 2012).

Fotograma de “The Simsons”, serie creada por Matt Groening para Fox Broadcasting Company

Diez señales de alerta para detectar prácticas pseudocientíficas

1. Falta de falsabilidad y uso excesivo de hipótesis ad hoc

La falsabilidad se refiere a la capacidad de refutar una teoría con la ayuda de la evidencia. Una forma de convertir una teoría en irrefutable es usando hipótesis ad hoc. Esto es, invocando nuevas hipótesis sobre un determinado fenómeno a los resultados obtenidos para explicar por qué no se han confirmado las predicciones de la teoría. Por ejemplo, ante la inferioridad del método global frente al alfabético en la enseñanza de la lectura, los defensores del primero podrían alegar que las tareas empleadas para medir la velocidad y precisión lectoras no son las adecuadas.

2. Falta de autocorrección

Frente a las correcciones graduales que se hacen constantemente a las afirmaciones científicas, las pseudociencias tienden a mantenerse estancadas a pesar de que cada vez haya más evidencia en contra de lo que defienden. Un ejemplo de esta falta de autocorrección se puede observar en torno a la teoría de los estilos de aprendizaje. A pesar de la cada más abundante y sólida evidencia sobre su invalidez, su uso está aún muy generalizado en las escuelas.

3. Énfasis en la confirmación

El sesgo de confirmación consiste en buscar únicamente evidencia que apoya las hipótesis propias a la vez que se ignoran o reinterpretan de forma selectiva aquellas que van en contra. Este sería el caso, por ejemplo, del método Berard, Para defender su eficacia ante múltiples problemas de aprendizaje y conducta (ver la última señal de alerta), sus creadores aportan en la web oficial diversos testimonios de clientes que afirman que el método ha cambiado sus vidas. Sin embargo, esta web no contiene ninguna mención sobre la posibilidad de que el método puede no funcionar en todos los niños.

4. Evasión de la revisión por pares

Aunque no es perfecta, la revisión por pares proporciona cierta protección frente a la investigación de baja calidad. Brevemente, ésta consiste en la revisión de los trabajos de investigación por parte de varios investigadores independientes, a menudo tres o más, antes de su publicación. Sin embargo, no todas las revistas exigen una revisión por pares para publicar un trabajo de investigación. Este es el caso, por ejemplo, de Brain Gym. Este método de gimnasia cerebral, que llegó a utilizarse en más de 80 países (Hyatt, 2007), incluye en su web oficial una pestaña con un extenso listado de estudios de investigación que supuestamente demuestran su eficacia. Sin embargo, la mayoría son estudios cualitativos. Y, entre los que son experimentales, solamente dos han sido publicados en revistas de revisión por pares.

5. Confianza excesiva en pruebas basadas en anécdotas y testimonios

La suma de anécdotas no equivale a hechos. Las anécdotas son difíciles de verificar, tienen una representatividad muy cuestionable y siempre son muy vulnerables a múltiples explicaciones alternativas. Un claro ejemplo del uso de anécdotas aisladas para defender la eficacia de una intervención la encontramos en torno al método Doman. No hay estudios empíricos válidos sobre su eficacia pero sí múltiples testimonios de usuarios particulares, normalmente familias, que defienden el “a mí me funciona” y que son presentadas por los promotores del método como pruebas irrefutables de su éxito.

6. Ausencia de conexión

La conexión se refiere a si un conjunto de afirmaciones están edificadas sobre o conectadas con afirmaciones o hallazgos previos válidos. Las pseudociencias a menudo carecen de esta conexión. Un ejemplo de ello es la idea de que las diferencias en el hemisferio dominante (cerebro izquierdo, cerebro derecho) pueden ayudar a explicar las diferencias individuales entre estudiantes. Los defensores de esta idea ignoran la gran cantidad de investigación que muestra que los dos hemisferios cerebrales siempre trabajan juntos así como que ambos hemisferios son mucho más similares que diferentes a la hora de procesar la información.

7. Afirmaciones extraordinarias

Las afirmaciones extraordinarias requieren de hechos extraordinarios. Sin embargo, muchas pseudociencias no cumplen esta premisa. Un ejemplo de ello lo encontramos en los llamados niños índigo, de los que los creadores del método Asiri (que ha aterrizado en nuestro país) hacen bandera. Según ellos, estos niños irían más allá en la evolución humana desde el punto de vista espiritual y mental. Sin embargo, no aportan ninguna prueba que demuestre esta sorprendente afirmación.

8. Falacia ad antequitem

Consiste en apelar a la antigüedad, al “se ha hecho siempre”, para defender la validez de una práctica concreta. Esto sucede en muchas escuelas de educación infantil de nuestro país que llevan décadas empleando el método Doman y el método patterning (del mismo autor) en las aulas. Otro ejemplo claro es el uso de ciertas pruebas proyectivas, como el dibujo de la figura humana, en el ámbito de la psicología escolar a pesar de la falta de pruebas sobre su validez.

9. Uso de un lenguaje hipertécnico

Dentro de la comunidad científica, con frecuencia es preciso introducir nuevos términos para describir un hallazgo reciente. Sin embargo, desde el campo de las pseudociencias, se hace un abuso de la jerga técnica para dotar de mayor credibilidad a sus afirmaciones. Por ejemplo, los partidarios de las terapias auditivas, como el método Tomatis o Berard, recurren a menudo a un lenguaje hipertécnico, con expresiones como “hipersensibilidad al sonido” o “interferencia con un procesamiento eficiente de las señales sonoras” a la hora de describir los problemas que supuestamente remedian.

10. Ausencia de condiciones límite

En contra de lo que hacen los científicos, los defensores de prácticas pseudocientíficas no definen los límites de las prácticas que defienden. Esto es, no especifican en qué casos es o no eficaz una intervención. De hecho, defienden su uso para un abanico excesivamente amplio de condiciones. Este es el caso por ejemplo del método Irlen, cuyos promotores defienden su utilidad para innumerables problemáticas tanto físicas (por ejemplo, confort y sensibilidad a la luz) como psicológicas (por ejemplo, atención y concentración).

Nota: Aunque para cada alerta se han aportado uno o dos ejemplos concretos, prácticamente todos ellos podría utilizarse para ejemplificar muchas de las diez alertas.

Referencias:

Busso, D. S., & Pollack, C. (2014). No brain left behind: Consequences of neuroscience discourse for education. Learning, Media and Technology, 1-19. doi:10.1080/17439884.2014.908908

Carnine, D. (2000). Why education experts resist effective practices (and what it would take to make education more like medicine). Recuperado de http://www.wrightslaw.com/info/teach.profession.carnine.pdf

Carrier, N. (2017). How educational ideas catch on: The promotion of popular education innovations and the role of evidence. Educational Research, 59, 228-240.

Carrier, N. (2015). What catches on? The role of evidence in the promotion and evaluation of educational innovations (tesis doctoral). Universidad de Toronto, Ontario, Canadá.

Cunningham, A. E., Perry, K. E., Stanovich, K. E., & Stanovich, P. J. (2004). Disciplinary knowledge of k-3 teachers and their knowledge calibration in the domain of early literacy. Annals of Dyslexia, 54,139-167.

Dekker, S., Lee, N. C., Howard-Jones, P., & Jolles, J. (2012). Neuromyths in education: Prevalence and predictors of misconceptions among teachers. Frontiers in Psychology, 3, 429.

Echegaray-Bengoa, J., & Soriano-Ferrer, M. (2016). Conocimientos de los maestros acerca de la dislexia del desarrollo: Implicaciones educativas. Aula Abierta, 44, 63-69.

Ferrero, M. ¿Qué saben los estudiantes de educación sobre métodos de investigación? Un estudio de los programas docentes españoles (en preparación).

Ferrero, M., Garaizar, P., & Vadillo, M. A. (2016). Neuromyths in education: Prevalence among Spanish teachers and an exploration of cross-cultural variation. Frontiers in Human Neuroscience, 10, 496.

Fuentes, A., & Riso, A. (2015). Evaluación de conocimientos y actitudes sobre neuromitos en futuros/as maestros/as. Revista de Estudios de Investigación en Psicología y Educación, 6, 193-198.

Goldacre, B. (2006). Brain Gym – Name & Shame [Blog post]. Recuperado de http://www.badscience.net/2006/03/the-brain-drain/

Hodge, E. E. (2005). A best-evidence synthesis of the relationship of multiple intelligence instructional approaches and student achievement indicators in secondary school classrooms (tesis doctoral). Universidad Cedarville , Ohio, Estados Unidos.

Hyatt, K. J. (2007). Brain Gym®: Building stronger brains or wishful thinking? Remedial and Special Education, 28, 117-124.

Landrum, T. J., Cook, B. G., Tankersley, M., & Fitzgerald, S. (2002). Teacher perceptions of the trustworthiness, usability, and accessibility of information from different sources. Remedial and Special Education, 23, 42-48.

Lilienfeld, S. O., Ammirati, R., and David, M. (2012). Distinguishing science from pseudoscience in school psychology: science and scientific thinking as safeguards against human error. Journal of School Psychology, 50, 7-36.

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Slavin, R. E. (1989). PET and the pendulum: Faddism in education and how to stop it. Phi Delta Kappan, 752–758

Stahl, S. A. (1999). Why innovations come and go (and mostly go): The case of whole language. Educational Researcher, 28, 13-22.

Washburn, E. K., Mulcahy, C.A., Musante, G., Joshi, R. M. (2017). Novice teachers’ knowledge of reading-related disabilities and dyslexia. Learning Disabilities: A Contemporary Journal, 15, 169-191.

Fuente del Artículo:

https://culturacientifica.com/2018/05/17/el-ir-y-venir-de-las-modas-educativas/

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Clara Cordero: “Móviles en el aula, sí “

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Miguel Ángel Ruíz Domínguez / Fuente: Yo Soy tu Profe

Hoy tenemos el placer de entrevistar a Clara Cordero, muy conocida en redes sociales por su perfil como @AgoraAbierta. Ella es maestra de infantil y diseñadora de experiencias de aprendizaje.

Su trayectoria demuestra una amplia experiencia profesional en el mundo educativo centrada en la innovación. Además, mantiene una apuesta por el desarrollo de procesos activos que puedan mejorar la calidad y la eficacia de la enseñanza.

Aquí la entrevista a Clara Cordero:

Pregunta. Es conocida en las redes como “Ágora Abierta”, ¿en qué consiste este proyecto? ¿cómo surgió?

Respuesta. Este “proyecto” comenzó como un blog educativo donde plasmar mis experiencias y mis aprendizajes como estudiante y maestra de educación infantil. Necesitaba ampliar mi campo de acción hacia lo digital que siempre me había atraído y pensé que de esta manera podría incluir algunos recursos digitales propios o testados de diferentes plataformas para que otros docentes aprovecharan mis experiencias y seguir explorando el universo digital. Poco a poco, y al mismo tiempo que mi desarrollo profesional, ha ido adaptándose permitiéndome compartir mi lado más profesional, desde mi faceta de eterna aprendiz hasta mis reflexiones sobre lecturas, recursos, etc.

P. Comparte diariamente su trabajo en redes, ¿qué le ha aportado como docente la divulgación en estos espacios?

R. En realidad, estoy presente diariamente en redes porque mucho de mi trabajo es diseñar contenidos multimedia, lo que me hace estar delante del ordenador mucho tiempo y me permite interactuar fácilmente. En general, mi labor profesional en redes se dirige a compartir recursos y oportunidades para otros docentes. Aquello que me llama la atención o veo útil es lo que comparto porque realizo una curación diaria de contenidos, filtrando la información que creo puede resultar útil.

En ocasiones, profundizo sobre ello en mi web o bien utilizando la herramienta o recurso para diseñar contenidos y dar muestra del potencial. Más que divulgar lo que quiero que prevalezca es el hecho de compartir. Creo que fomentar la creación de comunidades de práctica y de aprendizaje es muy importante y las redes me han permitido comprobar que los docentes que allí se encuentran tienen una tendencia positiva hacia ello, beneficiándose toda la comunidad educativa. Por otro lado, si me gusta difundir experiencias o buenas prácticas para que otros se motiven e impulsen a otros a seguir creciendo en su desarrollo profesional.

P. – En su opinión, ¿quién aprovecha mejor el uso de estas herramientas, los docentes o los alumnos?

R. En mi experiencia diría que los docentes tienden a probar y testar más fácilmente las herramientas de diseño. Diría que han encontrado una necesidad en su aula y buscan y comparan como presentar los contenidos de una manera más atractiva y amigable a su alumnado. Claro, que a partir de ahí, de introducirlo en el aula, los alumnos también se benefician de esa inspiración y pueden convertirse también en creadores. Lo fundamental es lograr que sean activos.

Estoy aprendiendo a ver el `caos como animal de compañía´ “

P. – Apuesta por el “Visual Thinking” o la “Gamificación”, ¿por qué cree que se debe innovar con estas técnicas?

R. No creo que se deba innovar con estas técnicas, lo que creo es que son buenas oportunidades para introducir cambios de mejora en el aula desde una perspectiva social y siempre con el foco en el alumnado. El visual thinking es una estrategia muy fácil de poner en práctica que implica tomarse las cosas de otra manera, atender otros ritmos, contemplar otras vías de aprendizaje y facilitar el camino al aprendizaje de contenidos largos o difíciles. Aprovecha competencias creativas y analíticas que facilitan el aprendizaje a largo plazo, entre otras cosas. Mejora la atención y la retención y, como solemos decir, si sabes dibujarlo es que lo has comprendido.

Con la gamificación lo que logramos es guiar al alumnado de una manera motivada, precisamente, en sus intereses. Facilitar que la carga cognitiva se reduzca desglosando los contenidos y proponiendo retos que supongan un significado para el alumno. Darle sentido a contenidos obligatorios y favorecer el desarrollo de competencias. Sin embargo, considero que casi todas las técnicas, estrategias o metodologías son buenas e incluso complementarias, pero siempre habrá que estar a lo que necesite tu alumnado.

“Móviles en el aula sí “

P. – Una pregunta un poco comprometida: móviles en el aula, ¿sí o no?

R. Soy digital 100%. Móviles en el aula sí pero con normas de actuación concretas, como en casi todo. Para favorecer un entorno seguro de aprendizaje se imponen unas normas “de convivencia”, con el móvil ocurre lo mismo. Puede resultar una fantástica herramienta en el aula y además considero que es necesario educar en su uso, aprender a gestionar los tiempos y los recursos que ofrece. Prohibir las cosas no suele acabar bien. Lo mejor, educar al respecto.

P. Por último, con respecto al futuro, ¿podría augurar cómo será la educación el día de mañana con las tecnologías digitales?

R. No soy adivina y la realidad es VUCA (volátil, incierta, compleja y ambigua), totalmente cambiante, asi que no me atrevo a augurar nada. De hecho, suelo sorprenderme con facilidad y estoy aprendiendo a ver el “caos como animal de compañía”. Pero tengo claro que lo digital es presente, y por tanto, tendrá repercusión en el futuro.

Fuente de la Entrevista:

Clara Cordero: “Móviles en el aula, sí “

ove/mahv

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