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Los alumnos de ESO se informan más sobre ciencia a través de Google

Europa/España/26-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.agenciasinc.es

Por: SINC

La mayor parte de la cultura científica se adquiere durante la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y es Google (y no los profesores) la primera fuente de información que consultan los adolescentes, según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid. Según los científicos, los alumnos muestran un nivel alto en conocimientos de ciencia básica frente a la media europea.

Ampliar la cultura científica del alumnado de Educación Secundaria Obligatoria es uno de los retos de la educación actual. En esa misión están implicados sus profesores, a pesar de que son la segunda fuente de información científica de los adolescentes, superados ya por un potente actor mundial: Google.

A Google (66,5%) y a los profesores (57,7%) les sigue la televisión y YouTube como fuentes de información científica

“Esto confirma claramente que el paradigma de adquisición de información está cambiando y se debe tener en cuenta para todas las decisiones que impliquen la transmisión de la ciencia y la cultura”, destaca José Antonio López Moreno del departamento de Psicobiología y Metodología en las Ciencias del Comportamiento de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Estos resultados se extraen del proyecto “Evaluación digital de la Cultura Científica en ESO”, cofinanciado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y la Universidad Camilo José Cela, y en el que han participado 4.730 alumnos de ESO de la Comunidad de Madrid matriculados en centros públicos, privados y concertados.

Según la investigación, la mayor parte de nuestra cultura científica se adquiere entre los 12 y 16 años. Para llegar a esta conclusión, los investigadores han comparado los resultados obtenidos por los alumnos de ESO con los resultados obtenidos por adultos en Estados Unidos y en varios países de Europa.

“A pesar de los informes PISA, los alumnos de ESO de la Comunidad de Madrid muestran un nivel alto en conocimientos de ciencia básica frente a la media europea”, añade López Moreno.

Albert Einstein, el más conocido

Sin embargo, destaca el alto porcentaje de alumnos que no conoce a ningún investigador español: el 77%. El científico más conocido es Albert Einstein, seguido de Marie Curie e Isaac Newton, resultados que concuerdan con los resultados de otros estudios internacionales.

A Google (66,5%) y a los profesores (57,7%) les sigue la televisión y YouTube como fuentes de información científica. En las redes sociales, uno de cada cuatro estudiantes afirma que ha adquirido conocimiento científico a través de ellas, a pesar de que su uso está asociado a un menor tiempo dedicado a la ciencia y a la cultura.

Según la investigación, la mayor parte de nuestra cultura científica se adquiere entre los 12 y los 16 años

“Un aspecto relativamente preocupante del estudio es que el 30% de los estudiantes de la ESO nunca han ido a una biblioteca y que uno de cada cuatro alumnos de ESO declara no haber realizado nunca alguna actividad relacionada con la ciencia y la cultura en su tiempo libre”, dice el investigador.

Varias cuestiones versaron sobre los estereotipos de los científicos. La mayoría concibe en su imaginario al científico como una persona “mayor, con gafas, inteligente y poco mentirosa”. Para la gran mayoría de los alumnos, un científico podría ser presidente del Gobierno de España, pero lo que más claro tienen, más del 90%, es que esta profesión es menos querida que la de futbolista.

“Nuestros resultados muestran esencialmente que los alumnos de ESO tienen un nivel de conocimiento científico muy parecido a los adultos de Estados Unidos y de Europa con el mismo nivel de formación. Sin embargo, todavía queda mucho por avanzar y se debe investigar la influencia de internet, a través de todos los dispositivos, sobre el aprendizaje de la ciencia. El siguiente paso es replicar esta evaluación a nivel nacional, tomando una muestra representativa de alumnos en cada comunidad autónoma de España”, concluye López Moreno.

Fuente e Imagen: https://www.agenciasinc.es/Noticias/Los-alumnos-de-ESO-se-informan-mas-sobre-ciencia-a-traves-de-Google

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Entrevista a Nnenna Nwakanma: “Cada vez que se corta Internet es la confesión del fracaso de un Gobierno”

Entrevista/12 Diciembre 2019/Autor: Carlos Bajo Erro/El país

Nnenna Nwakanma es una activista de origen nigeriano que constituye una de las voces más autorizadas para hablar de datos abiertos, software libre, gobierno digital y hasta participación femenina en la Red

Tim Berners-Lee se le considera el padre de la web, los mecanismos fundamentales de lo que hoy la mayor parte de la gente entiende como navegar por Internet, son obra suya y de su equipo. En 2009 creó la World Wide Web Foundation, un organismo que trata de garantizar una web neutral, libre, abierta, gratuita, las características en las que Berners-Lee pensaba cuando desarrollaba la tecnología. La directora de políticas de la organización es Nnenna Nwakanma, una activista de origen nigeriano que constituye una de las voces más autorizadas para hablar de datos abiertos, software libre, gobierno digital o participación a través de Internet. De paso por Barcelona, donde colaboró con el CCCB, Nwakanma desgrana el entorno digital africano del que es una de las principales referentes.

Pregunta ¿Cuáles son los obstáculos para el acceso a Internet en África?

Respuesta. El primero es la geografía. Muchos países están enclavados, es decir, no tienen costa y, por tanto, no tienen acceso directo a los cables submarinos, así que el tráfico de Internet es muy caro desde el punto de vista de las infraestructuras. Después las tasas, porque algunos gobiernos han decidido que Internet es un lujo. Eso hace todo el ecosistema digital esté sobrecargado de impuestos. Y también el poder adquisitivo. El coste de la conexión no es accesible a todos los africanos. Hay mucha gente que vive con menos de un dólar al día y en muchos países hay que pagar diez dólares por un giga. Además de la calidad de la conexión. Es el Internet de la paciencia, de la frustración. Es el Internet mediocre, en todo lo que tiene que ver con el servicio.

¿Todas trabas externas?

Bueno, también hay que tener en cuenta la capacidad de dominar Internet, no basta con poderse conectar. Cuando consigues los diez dólares para pagar un giga mensual hay que ver qué uso haces, si eres capaz de crear, de usarlo en el buen sentido. Hay algunas capacidades que es necesario manejar, la alfabetización digital.

Parece un panorama muy negativo, ¿no?

En realidad, África es el continente del móvil, de la juventud, de la esperanza, del futuro digital. Es el continente en el que los ciudadanos descubren nuevos espacios de expresión, que se pueden conectar entre sí, que pueden exigir transparencia y utilizar las plataformas digitales para hacer de altavoz de sus reclamaciones, para expresarse, conectarse, vender, comprar, viajar… todos esos beneficios no estaban a su disposición antes y ahora, de repente, son posibles. Eso hace que los africanos se expresen mucho en la web, se movilicen mucho, incluso se emocionen, porque han encontrado una manera de hacer escuchar su voz, finalmente. Hay todas esas dificultades, pero también grandes esperanzas y si me lo preguntas te diré que el futuro es más esperanzador que el pasado.

¿Y cuál son los riesgos?

Las amenazas de Internet en África no son diferentes a los de cualquier otro lugar. Los contenidos y los riesgos no tienen fronteras, porque solo hay una web, así que la intoxicación, las noticias falsas, los abusos con los datos personales… son iguales en todos lados. Quizá la particularidad sea la capacidad para combatirlos, más que los riesgos en sí mismos. Para poder combatir las noticias falsas, por ejemplo, hay que saber leer y escribir, hay que saber hacer una investigación, hacer verificaciones, tener suficientes herramientas para hacerlo.

¿Puede que algunos gobiernos aprovechen para controlar a sus ciudadanos?

Los países vigilan a los ciudadanos. Todos. La cuestión es cuáles son los medios, las razones y hasta dónde se les puede vigilar. Desde el momento en el que te sellan el pasaporte a la entrada, las cámaras… La cuestión no es si hay vigilancia o no, sino si se respetan los derechos de los ciudadanos. Y en este sentido, los sistemas autocráticos suponen un reto en África.

¿En qué sentido Internet es una herramienta para la ciudadanía?

Sobre todo, en la gobernanza. Cuando decimos que África es un continente pobre, no es cierto, es la gobernanza de África la que lo hace pobre. Tenemos una gobernanza y unas alianzas que nos empobrecen. La conectividad puede ayudarnos, dando más voz a los ciudadanos y más posibilidades a los gobernantes de explicar cómo y por qué hacen las cosas, porque hay muchos líderes africanos que quieren hacer bien las cosas, pero se encuentran con sistemas muy difíciles. No consiguen explicar los retos que tienen y los ciudadanos tienen dudas en cuanto a la gestión del Estado. La Asociación para el Gobierno Abierto (OGP, por sus siglas en inglés), es una nueva manera de hacer que reconcilia a los ciudadanos con los gobernantes, para que los ciudadanos vean cómo se gestionan los asuntos del Estado.

¿La gobernanza en el centro?

Es una cuestión de educación cívica y compromiso en la transparencia de la gestión pública del Estado. No quiero decir que no haya corrupción, pero no es nada comparada con la mala gobernanza y el sistema que no permite a África salir adelante. En ese sentido Internet puede ayudar a comprender y también a sensibilizar a los ciudadanos.

¿Y qué pueden aportar los africanos al desarrollo de Internet?

La innovación para mi es utilizar la herramienta de Internet para resolver sus problemas. Las soluciones no tienen que ser mundiales, ni siquiera nacionales, se trata de que se puedan resolver los problemas de base, la salud, la educación, el bienestar, eso es la innovación. El dinero móvil fue una innovación africana, la geolocalización de conflictos o crisis, pulseras interactivas para introducir datos de salud, hay muchos ejemplos de innovaciones africanas. Y no son soluciones pequeñas porque nos ayudar a facilitar la vida a nuestras mamas, o a nuestras hijas…

Soluciones locales para la vida cotidiana…

Son soluciones modestas pero muy útiles, sobre todo, para el mundo agrícola, porque África todavía es muy rural. Podríamos hablar de educación, de la falta de escuelas o de profesores, y de la educación en línea. Además, en África, hay algunos temas que todavía son tabú, el sexo, la religión, la homosexualidad, algunas enfermedades, y en línea nos encontramos con grupos en los que se habla de esos temas, y conectándose a los otros pueden encontrarse soluciones, plantear preguntas, discutir…

Pero hay gobiernos que bloquean la Red, ¿desconfían de Internet?

Casi todos los países tienen leyes que les permiten interrumpir las telecomunicaciones en caso de extrema urgencia, como una amenaza a la seguridad del estado, pero es muy raro que lo utilicen. He escuchando a los gobiernos que han cortado Internet y mi conclusión es que hablamos de capacidad. Esos gobiernos se sienten incapaces. El corte de Internet es la prueba de la incapacidad del Estado, es confesar que son incapaces de gestionar una situación. Durante las elecciones, el Estado no tiene infraestructura para recoger, transmitir los resultados y publicarlos. Hay posibilidad que las informaciones sobre resultados se mezclen con noticias falsas. No es capaz de reaccionar tan rápido como los internautas y tiene miedo que haya intoxicación y problemas, así que suspenden Internet mientras recopilan los resultados. No digo que sea correcto, pero habitualmente los estados están reconociendo que no tienen capacidad para gestionar un problema.

¿Cuáles son las particularidades de la presencia de la mujer africana en Internet?

En África, como en muchas partes del mundo, nos encontramos con el patriarcado, el acaparamiento del espacio por parte de los hombres. Vivimos en un mundo de hombres, la sociedad les da prioridad y relega a las mujeres a su rol de producción y de reproducción. La mujer va a los campos y cultiva, pero la tierra pertenece a su marido. El mundo de Internet y la tecnología es un mundo de meritocracia, tienes que tener las capacidades para producir. Si no has ido a la escuela, no puedes aportar nada, no puedes crear el contenido y el valor añadido, no tienes sitio en el mundo digital. En las facultades de informática, en primero verás 60 mujeres de 200 estudiantes. En el cuarto año, quedan 15, el resto se han quedado por el camino, se han casado, han sido madres, han cambiado de ámbito.

¿Y el mundo digital reproduce esas dinámicas?

Internet es una oportunidad para que las mujeres rompan esas barreras. Una mujer conectada puede trabajar desde casa y ganarse la vida. Puede vender y comprar en línea, puede operar desde su casa. A muchas mujeres se les ha arrebatado su autoestima, pero los hombres deben creer en las mujeres, animarles y dejarles el sitio. Internet ofrece a las mujeres la oportunidad de conectarse, de expresarse, de vincularse a otras mujeres, de abordar temas tabú, de aprender, de comerciar y de trabajar. Hay oportunidades para la mujeres, pero también hay riesgos.

¿Cuáles son los riesgos?

Los que están en las redes en realidad son los mismos que nos encontramos en las calles. Los mismos animales que vemos en la calle, están en las redes y vienen a aterrorizar a las mujeres, acosarlas. La violencia en línea contra las mujeres es real. Cuando comprueban que eres una mujer y que ya estás hablando más de la cuenta, van entrar en tu círculo y te van a amenazar, con violarte, con matarte. Las mujeres sufren presiones, acoso por parte de los hombres, ataques, amenazas, violencia verbal y de todo tipo en línea. La mentalidad de las personas en las calles es la misma que en línea, Internet no cambia a las personas. Hay toda una educación necesaria para toda la sociedad para deshacer la imagen que se ha pegado a la mujer. Y tenemos que sacar a la mujer de esta idea de un ser que tiene necesidad de ayuda, de alguien que se ocupe de ella, su padre, su marido, sus hijos… Hace falta que la mujer tenga la libertad para acceder a sus plenos derechos y vivir con dignidad como todos los seres humanos.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/05/planeta_futuro/1575551007_071979.html

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Libro(PDF): «Tecnologías digitales. Miradas críticas de la apropiación en América Latina»

Reseña: CLACSO

Este libro indaga desde múltiples preguntas y perspectivas las transformaciones provocadas por el incremento descomunal del flujo de información generada por el uso masivo e intensivo de las tecnologías digitales. El estudio de las apropiaciones por parte de la sociedad configura un mosaico desigual y combinado de usos y empleos de las tecnologías digitales. ¿Cómo han impactado en los grupos sociales, económicos y generacionales los usos de las tecnologías? ¿Que desafíos entrañan y que problemas nuevos generan las herramientas cotidianas a través de las cuales conocemos y nos comunicamos con nuestro entorno y el mundo?

Autores (as): Ana Laura Rivoir. María Julia Morales. [Coordinadoras]

Ana Laura Rivoir. Oscar Grillo. Susana Morales. Luis Ricardo Sandoval. Esther Angeriz. Roxana Cabello. Roberto Canales Reyes. Juan Silva Quiroz. Olga Casanova Cárdenas. Evelyn Hiller Garrido. Nicolás Iglesias Mills. Francisco Kroff Trujillo. Víctor Saavedra Chandía. Silvia Coicaud. Mónica Elena Da Silva Ramos. Laura Cecilia Díaz Dávila. Sandro Comerci. Silvia Edith Arias. José Manuel Piro. Natalia Moreira Cancela. Christian Iván Becerril Velasco. Marlen Martínez Domínguez. Dulce Gómez Navarro. Mauricio Olivera. Alejandro Artopoulos. Victoria Cancela. Jimena Huarte. Marisa Silvia Dasso. Martín Ariel Gendler. Silvia Lago Martínez. Romina Gala. Flavia Samaniego. Yamil Giralda. Gonzalo Leonel Vilches. José Daniel Britos. Claudia N. Laudano. Anahí Méndez. Josemira Silva Reis. Graciela Natansohn. [Autores/as de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO. RIAT.

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-987-722-538-9

Descarga: Tecnologías digitales. Miradas críticas de la apropiación en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1797&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1356

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Internet y sus mitos

Por: Marcelo Colussi

Un cuchillo puede servir para cortar la comida… o para apuñalar a alguien. Del mismo modo, la energía nuclear puede servir para alumbrar toda una ciudad, o para hacerla volar por el aire. Conclusión: la tecnología en sí misma, permítasenos apelar a este maniqueísmo un tanto reduccionista, no es ni “buena” ni “mala”. El aprovechamiento de los avances técnicos está en función del proyecto humano en que se despliegan. Los instrumentos que el ser humano va creando, desde la primera piedra afilada del Homo Habilis hasta la más sofisticada estación espacial actual, son herramientas que ayudan a la vida. Las herramientas no tienen un valor por sí mismas: son la perspectiva ética, el modelo de ser humano y de sociedad a la que sirven, quienes les da su valor.

Es importante empezar diciendo esto para aclarar un mito que se ha venido dibujando en el mundo moderno, el mundo de la industria basado en la siempre creciente revolución científico-técnica: el mito de la tecnología y del progreso sin par.

Las herramientas, los útiles que nos ayudan y hacen más cómoda la vida cotidiana –el tenedor, la presa hidroeléctrica, el calzador para ponernos un zapato o el microscopio electrónico– son pasos que nos van distanciando cada vez más de nuestra raíz animal. Pero con la aceleración fabulosa de estos últimos dos siglos que se da con la industria surgida en Europa y hoy ya globalizada ampliamente, el poder técnico pareciera independizarse obteniendo un valor intrínseco: la tecnología pasa a ser un nuevo dios ante el que nos prosternamos. En muchas ocasiones terminamos por adorar la herramienta en sí misma, independientemente de su real utilidad o de las consecuencias nocivas que pueda acarrear.

Una vez más entonces: la tecnología no es “buena” ni “mala”. Es el proyecto político-social en la que se inscribe lo que debe cuestionarse. Los motores de combustión interna, por ejemplo, facilitaron las comunicaciones de un modo espectacular, pero al mismo tiempo pasaron a ser los principales contaminantes del mundo contribuyendo a provocar la catástrofe medioambiental que vivimos destruyendo la capa de ozono favoreciendo el calentamiento global. ¿Son los automóviles la “causa” de ese desastre? Obviamente no, sino el proyecto social al que sirven. Y es claro que el mismo está decidido e implementado por grandes poderes que obligan a seguir determinados criterios y no otros: ¡todo el mundo consume automóviles alimentados con gasolina hasta que se termine la última gota de petróleo que hay en el subsuelo! ¿Se consultó a alguien, a los ciudadanos comunes, si estábamos de acuerdo con eso? El mito tecnológico alimenta generosamente esas construcciones culturales borrando la reflexión crítica al respecto: “tener auto da estatus…, y si es una Ferrari, ¡mejor!”

Los mitos tienen esa función: dan explicaciones convincentes del mundo, eximen de seguir interrogándonos porque “resuelven” el origen de todas las cosas.

En la sociedad planetaria actual, marcada por la gran industria que transformó radicalmente la vida en estos últimos 200 años, hoy por hoy el desarrollo técnico ha llevado a entronizar la acumulación y procesamiento de información como el bien más importante. Tanto, que se puede hablar de una “sociedad de la información”. En esta nueva “aldea global”, las tecnologías de punta ligadas a las comunicaciones marcan el ritmo: sociedad digital, sociedad basada en la inteligencia artificial y en la virtualidad, donde quien no puede seguir ese ritmo –y de hecho, es la gran mayoría planetaria– queda en una situación de desventaja comparativa cada vez mayor con quien sí lo impone. De más está decir que son unos pocos centros de poder mundial los que detentan esas tecnologías. Las diferencias, por tanto, se aumentan exponencialmente.

Las sociedades agrarias que por milenios se desarrollaron en los distintos puntos del planeta, con diferencias sin dudas, tenían no obstante una cierta paridad entre sí. Hoy día, estas tecnologías hiper desarrolladas que combinan ámbitos diversos como la navegación aeroespacial, la inteligencia artificial y la búsqueda de nuevos materiales, han creado brechas (abismos, mejor dicho) tan enormes que el mundo que se perfila para más adelante nos presenta en realidad la perspectiva de dos mundos: quienes siguen con el arado de bueyes… y quienes están en la ampulosamente llamada “post modernidad”.

La tecnología de la información y las comunicaciones entraña innovaciones en microelectrónica, computación (equipo y programas informáticos), telecomunicaciones y óptica electrónica (microprocesadores, semiconductores, fibra óptica). Esas innovaciones hacen posible procesar y almacenar enormes cantidades de información, así como distribuir con celeridad la información a través de las redes de comunicación. La ley de Moore predice que la capacidad de computación se duplicará cada período de 18 a 24 meses gracias a la rápida evolución de la tecnología de microprocesadores. La ley de Gilder augura que cada seis meses se duplicará la capacidad de las comunicaciones, una explosión en la amplitud de banda, debido a los avances de la tecnología de redes de fibra óptica”, alertaba Naciones Unidas en su Informe de Desarrollo Humano algunos años atrás.

Es allí donde entran a tallar los mitos: La tecnología es como la educación: permite a las personas salir de la pobreza”, dice el referido Informe. Sí y no. Las nuevas herramientas sirven, por supuesto; pero no resuelven la vida. Si hay pobreza –¡y por cierto la hay, y mucha!– ello responde a estructuras de base asentadas en la explotación de unos por otros. Allí hay una cuestión de ejercicio de poder, conflictos de clase, dominación. Ninguna herramienta, por más sofisticada que sea, puede cambiar esas relaciones.

La tecnología ayuda a hacer el mundo más cómodo. Pero también puede transformarlo en un infierno. No hay dudas que para quienes están leyendo este texto en la pantalla de su computadora o de su teléfono inteligente, habiéndolo descargado de internet, la tecnología digital es un paso adelante fabuloso. No dirán lo mismo los pobladores de República Democrática del Congo, que viven en situación de pobreza extrema y en guerra casi perpetua por ser el principal productor mundial de coltán, el material con el que se elaboran los microchips gracias a los cuales funcionan las computadoras y los satélites geoestacionarios que permiten estos prodigios técnicos, como estar leyendo esto ahora.

Apurémonos a aclarar que este escrito no pretende ser, como en los tiempos de la revolución industrial en Inglaterra, un llamado a destruir las nuevas máquinas “endemoniadas”. Bienvenidas las nuevas tecnologías, sin dudas. Pero no dejemos de ser críticos. Internet es un adelanto tecnológico espectacular, de eso no cabe la menor duda. Pero estemos alertas con los mitos que se van tejiendo al respecto.

Internet ha cambiado el mundo”, “la historia está cambiando gracias a internet”, “la vida antes y después de internet”… Frases así se escuchan a diario, se han hecho comunes, populares. Pero justamente por tan omnipresentes merecen ser, como mínimo, puestas en entredicho.

No hay dudas que algunos desarrollos técnicos tienen una importancia mayor que otros en la historia humana. La agricultura, la rueda, los metales, la máquina de vapor –por poner algunos ejemplos– definitivamente han dejado marcas indubitables, más que otros. En la era de la revolución científico-técnica que vive el mundo desde hace doscientos años, ciertas invenciones, ciertos campos de descubrimiento posibilitaron saltos cualitativos de profundidades inéditas. Las comunicaciones, quizá más que ninguna, se inscriben en ese ámbito. Hoy, de hecho, ellas representan una de las áreas más dinámicas del quehacer humano, en todo sentido: por la celeridad con que crecen, por su calidad siempre en aumento, por las transformaciones socio-culturales a que dan lugar, por las fortunas que contribuyen a amasar. Internet hace parte de todo ese paquete, pero más aún: es su estandarte, su insignia. El mundo llamado post moderno es el mundo de la red de redes, del ciberespacio.

Ahora bien: ¿en qué sentido internet ha cambiado el mundo? En este nuevo mundo digital, globalizado, hiper comunicado, por supuesto es la savia vital de la nueva economía basada en la información, en la velocidad rutilante, en la virtualidad del ciberespacio. Pero permítasenos dos observaciones.

Por un lado, no toda la población planetaria tiene acceso a internet. De acuerdo a los datos disponibles, más de la mitad de la población mundial se conecta, ya sea por computadora o por teléfono, habiendo notorias diferencias en el acceso: mientras en Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental la media de conectividad ronda el 95%, en el África subsahariana no llega a 15% de la población. Mucha población mundial todavía ni siquiera dispone de energía eléctrica, y el analfabetismo (no el digital, sino el de la lectoescritura) sigue siendo una dura realidad para alrededor de 1.000 millones de personas. No hay dudas que internet llegó para quedarse, pero todavía estamos muy lejos de poder decir que sea un invento disfrutado en equidad por las mayorías. El mito del cambio del mundo en función de la llegada de internet, de momento no es sino la promoción mercadológica de quienes detentan estas tecnologías, y por supuesto las comercializan. En muchos países del Tercer Mundo hay ya más teléfonos celulares que población (y quizá pronto haya tantas computadoras conectadas con internet como personas), pero de todos modos el desarrollo no llega. Salir de la pobreza es algo más que una cuestión técnica.

Pero por otro lado –quizá esto es lo más importante para analizar críticamente– los cambios que puede traer aparejados, no necesariamente son transformaciones positivas vistas en términos de especie humana. Hoy día internet es cada vez más omnipresente en innumerables facetas de la vida: sirve para la comercialización de bienes y servicios, para la banca en línea, para la búsqueda de la más variada información (académica, periodística, de solaz), para el ocio y esparcimiento (siendo los videojuegos una de las instancias que más crece en el mundo de las nuevas tecnologías digitales, esto no hay que olvidarlo –preparación en los niños de los futuros consumidores del futuro–), en la gestión pública (muchos gobiernos ya han incorporado el uso de redes sociales como Twitter, Facebook o Youtube cuando las autoridades dan a conocer su posición sobre acontecimientos relevantes), habiendo incluso todo un campo relacionado al sexo cibernético. Hasta incluso podríamos agregar que da la posibilidad de espacios alternativos y de denuncia como éste donde ahora aparece el presente texto. Todo esto beneficia la vida cotidiana, la hace más cómoda, más placentera incluso, facilitando el acceso a fuentes de información insospechadas algún tiempo atrás. Sin embargo, no debemos olvidar que también esto ha creado una cultura de la “información de la pantalla”: breves resúmenes audiovisuales que en tres líneas explican todo, desde una receta de cocina a la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel, desde la noticia puntual del momento al Corán. Cultura de la inmediatez, del flash. Internet contribuye también, visto en esta lógica, al triunfo de la imagen sobre la simbolización –¿evaporación del pensamiento crítico?–

La imagen juega un papel muy importante en esta cultura cibernética. Lo visual, cada vez más, pasa a ser definitorio. La imagen es masiva e inmediata, dice todo en un golpe de vista. Eso seduce, atrapa; pero al mismo tiempo no da mayores posibilidades de reflexión. La lectura cansa. Se prefiere el significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Ésta fascina y seduce. Se renuncia así al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo”, se quejaba amargamente Giovanni Sartori1. No hay dudas que “pega” más una imagen atractiva que un discurso sesudo, profundo; la fascinación hace parte medular de lo humano. Seguramente por eso pudo constituirse –y seguirá ahondándose– esa cultura de lo visual no crítico. Lo cual no es condenable; lo escandaloso es la manipulación con fines de control social que se pueda hacer de ello.

Al respecto valen las palabras de Carlos Estévez: “en términos mayoritarios [los usuarios de internet] adquieren información mecánicamente, desconectada de la realidad diaria, tienden a dedicar el mínimo esfuerzo al estudio, necesario para la promoción, adoptan una actitud pasiva frente al conocimiento, tienen dificultades para manejar conceptos abstractos, no pueden establecer relaciones que articulen teoría y práctica”2

¡No piense, mire la pantalla!” Así podría resumirse la tendencia cultural moderna, de la que internet es principal tributario, junto con la televisión. Según una investigación de la empresa de encuestas Gallup, nada sospechosa de posiciones críticas precisamente, el 85% de lo que “sabe” un adulto urbano término medio proviene de los mensajes asimilados en la televisión. ¿Realmente sabe? La imagen atrapa, tiene un valor propio: fascina. La actual cultura cibernética, nada distinta a la televisiva, obliga a perpetuarse horas y horas ante una pantalla (de la computadora o de un teléfono móvil con acceso a internet, o de las tablets). Así como los insectos caen en la luz que los subyuga, así los humanos sucumbimos a las pantallas de las “máquinas vendedoras de sueños”. Esto nos lleva preguntar: ¿estamos condenados a vivir siempre con un nivel de ilusión? ¿Por qué es más fácil dejarse invadir por las imágenes atractivas que desarrollar una lectura analítica? ¿Por qué gusta destinar tanto tiempo a la “recreación” simple que nos ofrecen las pantallas? Y nadie, absolutamente nadie podría decir que en internet no se ha desarrollado ya una fabulosa cultura del “copia y pega” que va marcando nuestro cotidiano modo de hacer.

Una vez más, y para que no queden dudas: internet es un invento fabuloso y vale la pena aprovecharlo al máximo. Pero cuidado con los mitos que se puedan haber tejido al respecto. Las llamadas redes sociales, por ejemplo –más a-sociales que sociales, que obligan a estar en solitario ante la pantalla una buena parte del día– pueden contribuir a juntar gente, a establecer contactos. O también, enmascaradas en la ilusión de estar unidos –teniendo centenares de “amigos” en el perfil– pueden obligar a la soledad de la lectura en la pantalla. De todos modos, es una falacia pensar que el espacio virtual reemplaza a lo humano de carne y hueso.

¿Reemplazará el sexo cibernético al otro? ¿Podrá haber revoluciones sociales hechas desde las pantallas? El debate está abierto.

Notas

1 Sartori, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida . Ed. Taurus. Barcelona, 1997.

2 Estévez, Carlos. La comunicación en el aula y el progreso del conocimiento , en Urresti, Marcelo: Ciberculturas juveniles. La Crujía Ediciones. Buenos Aires, 2008.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=261688

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“Hay que enseñar Inteligencia Artificial desde los primeros niveles educativos”

Por: Marta Moreno.

Para Jorge Calvo, asesor y formador en tecnología educativa y director de proyectos educativos en European Valley, introducir la Inteligencia Artificial en el aula no requiere de grandes conocimientos técnicos por parte del docente. Al contrario, cree que el secreto es saber enseñarla como una actividad más, mediante un proceso lúdico.

Es inevitable hacer mención a la Inteligencia Artificial cuando se habla de progreso y futuro. Pero, ¿cómo se puede explicar a los estudiantes de qué trata esta tecnología? Para hacerlo posible, Jorge Calvo, director de proyectos educativos en European Valley, confía en hacerlo a través de la gamificación. En SIMO EDUCACIÓN, que se celebra del 5 al 7 de noviembre en IFEMA, comentará a los docentes diferentes herramientas para enseñar esta tecnología desde primeros niveles educativos y trabajarla en el aula de manera transversal.

Pregunta: ¿De qué tratará su taller en SIMO EDUCACIÓN 2019?

Respuesta: Contaremos cómo incluir una tecnología como la inteligencia Artificial (en adelante IA) a las aulas, pero no desde el punto de vista del usuario o administrador, si no como una actividad de aula. Además, enseñaremos a los docentes a crear y usar diferentes metodologías en clase basadas en los beneficios de la IA.

Jorge Calvo enseñar Inteligencia Artificial

Acercaremos la idea de cómo una máquina es capaz de ‘pensar’ y ‘aprender’ por sí misma y qué lugar ocupa la persona en su funcionamiento.

P: ¿Cómo lo pueden aplicar los docentes presentes en su día a día en el aula?

R: La IA es hoy en día una tecnología compleja desde el punto de vista más técnico y, por ese motivo, cuando hablamos de trasladarla al aula, debemos descenderla hasta el punto más práctico o empírico en el que tanto los profesores como estudiantes se sientan cómodos en su uso y resultado.

Para ello, hay muchos ámbitos de la vida cotidiana y del día a día de las aulas donde la IA ya se usa, aunque no seamos consciente de ello. Con este taller usaremos actividades reales de aula en las que usan aplicaciones y dispositivos conectados a internet para explicar, mostrar y enseñar diferentes contenidos. Además, veremos cómo el uso de esta tecnología nos abre un abanico de recursos para ser aún más transversales y efectivos en esas nuevas líneas de aprendizaje.

Jorge Calvo enseñar Inteligencia Artificial

P: ¿Qué conocimientos debe adquirir un docente que quiera trabajar con Inteligencia Artificial?

R: La IA aún es compleja en su parte más técnica, pero realmente ese no es el objetivo o foco cuando la llevamos al aula. La idea es no cargar al profesor con grandes conocimientos de esta tecnología, si no verla desde un punto de vista más práctico. Mi objetivo es que cualquier docente pueda aplicar este tipo de actividades en su aula con unos conocimientos básicos de las TICs.

P: ¿Cómo es posible aunar gamificación con Inteligencia Artificial?

R: La inteligencia artificial es un recurso educativo más, no es una metodología de trabajo como tal. Por tanto, debe ir siempre unida a una actividad o método de trabajo diseñado por el profesor y unificarla con procesos lúdicos nos hace tener un abanico más amplio de herramientas. El uso del reconocimiento facial en juegos de identidad o de retratos en la clase de arte, el uso de reconocimientos de patrones en los dibujos o incluso la predicción de terremotos, nos permite crear nuevas gamificaciones con nuevas perspectivas que antes no se podían alcanzar.

P: ¿Por qué es importante enseñar a los estudiantes a manejar la Inteligencia Artificial?

R: En mi opinión creo que debemos empezar a dar conocer la IA desde los cursos más pequeños y seguir un proceso escalar en los cursos sucesivos, pasando no solo por enseñar la IA, sino mostrar y hacer entender que es una gran herramienta para mejorar y trabajar en cualquier entorno de la vida cotidiana y laboral. Debemos ofrecer a nuestros estudiantes la enseñanza de un gran conjunto de recursos para que con su conocimiento, creatividad y actitud puedan aplicarlas de una manera correcta y efectiva en el futuro ámbito donde se desenvolverán.

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/ensenar-inteligencia-artificial-niveles-educativos/115902.html

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Estados Unidos: Población infantil más vulnerable a peligros del mundo digital

 América del Norte/Estados Unidos/04-10-2019/Autor y Fuente: www.prensa-latina.cu
Ante la continua expansión de Internet, los niños aparecen hoy como uno de los sectores más vulnerables a peligros como el abuso sexual, el acoso o la intimidación por medio de plataformas digitales, advierten estudios recientes.
También están más expuestos al reclutamiento de grupos extremistas, entre otras amenazas, de acuerdo con un reporte de la Comisión de Naciones Unidas sobre la Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible.

A nivel mundial, hay más de dos mil 200 millones de menores de 18 años conectados y urge un enfoque coordinado y global para combatir diferentes peligros a los cuales pueden estar expuestos, indica el informe.

Pero en la actualidad, la lucha contra los abusos a niños usuarios de Internet ni está unificada ni se produce de una manera coherente, señala.

Por ello, la Comisión llama a colaborar y crear acciones colectivas para prevenir y abordar todas las formas de violencia, abuso y explotación de los menores de edad por medio de Internet, indica el sitio oficial de noticias de la ONU.

Hay que poner en marcha medidas urgentes dirigidas a minimizar los riesgos y amenazas, al tiempo que les permita aprovechar todos los beneficios que el mundo digital aporta, añade.

El informe recomienda actuar de inmediato ya que ningún país cuenta con sistemas perfeccionados de protección de la infancia en Internet.

Ante esta situación, proponen establecer una autoridad nacional única cuya responsabilidad última sea la protección de los niños que están conectados a la red de redes, garantizar la existencia de una legislación sólida, e incluir estrategias para la seguridad de los menores de edad a través de todos los servicios digitales.

El reporte también destaca las diferencias del acceso a Internet según el lugar de residencia.

Según investigaciones conjuntas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la Unesco, más de la mitad de la población mundial está conectada a Internet y los niños representan un 30 por ciento de esos usuarios de la red.

Pero el 60 por ciento jóvenes africanos no tiene acceso a esta conexión, en tanto el número de usuarios en ese continente crece anualmente a un ritmo de un 20 por ciento.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=310311&SEO=poblacion-infantil-mas-vulnerable-a-peligros-del-mundo-digital
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Enseñanza en la era de la posverdad

América del Norte/México/22.09.2019/observatorio.tec.mx

Por: Paulette Delgado

La Real Academia Española define la posverdad como la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y enactitudes sociales”. La Fundéu BBVA la describe como lo “relativo a las circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”. Es decir, las personas están más inclinadas a creer cosas que se sienten verdaderas aunque haya evidencia que indique lo contrario.

En la “Era de la posverdad”, las escuelas deben ayudar a los estudiantes a deconstruir lo que ven en los medios y las redes sociales y aprender a buscar evidencia de su veracidad, incluso si esos datos no respaldan su afirmación. Este tipo de habilidades de evaluación son más importantes que nunca en la actualidad donde hay mayor acceso a evidencias aportadas por el campo científico y académico.

Al tener tantas opciones con tantos puntos de vista diferentes, es fácil elegir o preferir aquellas que refuercen lo que pensamos. Si bien la posverdad ha existido durante años, el internet exagera sus efectos con sus algoritmos que crean “burbujas de filtro”. Estos filtros estudian a la persona para ofrecer artículos o información similar a la que anteriormente se hizo clic o que les dieron “me gusta”. Gracias a estos algoritmos, que se pueden encontrar en todas partes desde las redes sociales hasta las búsquedas en internet, la información que vemos en internet solo refuerza las mismas ideas en las que creemos.

En un mundo perfecto, los algoritmos ofrecerían una gama equilibrada de artículos con diferentes puntos de vista, pero, como la realidad no es así, la responsabilidad de equipar a los alumnos con las herramientas necesarias recae, principalmente, en los educadores. Los docentes deben buscar que el alumnado esté expuesto a diferentes puntos de vista y darles las herramientas necesarias para evaluar la información que reciben y las bases para poder crear diferentes posiciones y argumentos.

Un estudio realizado por Sam Wineburg en la Universidad de Stanford, muestra que los estudiantes no poseen las habilidades para detectar sesgos y noticias falsas, así como tampoco para evaluar afirmaciones verdaderas. Otra encuesta realizada por Joseph Kahne de la Universidad de California, Riverside y Benjamin Bowyer de la Universidad de Santa Clara, mostró resultados similares: los estudiantes prefieren buscar evidencia que se alinee con sus propias creencias o apoye su punto de vista que puntos de vista opuestos.

Una forma en que los educadores pueden abordar esta era de la posverdad es enseñando alfabetización mediática crítica. Este conocimiento alienta a los estudiantes a interrogar textos y publicaciones por sesgos de pensamiento y preguntarse si pierde otros puntos de vista.

Esto no quiere decir que no hay verdad ni conjuntos de conocimiento, sino que debemos ser mucho más rigurosos y críticos ante supuestas verdades. Los estudiantes deben aprender que los hechos existen y desarrollar su pensamiento a través de ellos con una visión crítica así como con evidencia y lógica.

Un enfoque de alfabetización crítica también debería enseñar a los estudiantes a consumir y producir información y conocimiento a través de la colaboración. A lo largo de extensos proyectos de investigación, así como al enseñarles sobre prejuicios y propaganda, estarán más equipados para pensar, evaluar y reflexionar sobre las fuentes que podrían dispersar.

De esta manera, los estudiantes se convertirán en ciudadanos críticos e informados en un mundo progresista. Así, los estudiantes podrían verse a sí mismos como agentes auto-actualizados en lugar de consumidores pasivos de información.

Además, al enseñar a los estudiantes a razonar y buscar evidencias, los educadores los apoyan para enfrentar el desafío de mantener los principios de la democracia. Al enseñar a los estudiantes a sopesar los hechos, considerar diferentes puntos de vista, formar una opinión y luego articularla para que puedan responder a aquellos que no están de acuerdo con evitar la polarización.

En un tiempo en el que todos estamos expuestos a algoritmos sesgados y políticas polarizadas, se necesitan más que nunca, habilidades de análisis, debate y alfabetización crítica.

¿Has abordado el tema de la posverdad en tu clase? Compártenos cómo enseñas a tus estudiantes la importancia del análisis, el debate y pensamiento crítico.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/enseanndo-en-la-era-de-la-posverdad

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