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España: La pandemia dispara la demanda para estudiar Ciencias de la Salud

Por: elpais.com

Las inscripciones en Medicina aumentan un 44%, una subida que los expertos atribuyen al “buen ejemplo” de los sanitarios durante la pandemia.

El coronavirus ha despertado el interés de los estudiantes por la salud. La demanda para estudiar Medicina en las universidades públicas se ha disparado un 44%, pasando de 44.589 solicitudes en el curso 2019 a 64.164 en 2020. Es decir, 19.575 alumnos más pidieron matricularse en esta carrera el año pasado, lo que supone el incremento más alto en este grado desde que el Ministerio de Educación empezó a registrar hace una década las estadísticas sobre los grados preferidos de los alumnos. También han aumentado las solicitudes de matrícula en Enfermería (32%) y otros títulos relativos a las Ciencias de la Salud (15%). Los expertos académicos consultados coinciden en que el ejemplo de los sanitarios que han trabajado sin descanso durante la pandemia de coronavirus ha sido la clave para reforzar las aspiraciones de los estudiantes.

Este ascenso de la demanda se enmarca dentro de una subida generalizada: el conjunto de las titulaciones ha ascendido un 16% de media. Pablo Lara, presidente de los decanos de Medicina, señala que las modificaciones académicas por la covid han generado una mayor competitividad. Tras el cierre de los institutos, las comunidades autónomas acordaron levantar la mano a la hora de evaluar a los bachilleres, lo que desembocó en un 8% más de aprobados y la selectividad más masiva de la historia con 225.000 aspirantes. “Pudieron elegir entre más opciones de respuesta en el examen, por lo que mucha gente aprobó”, aclara Lara. Unos 28.000 jóvenes más que en el año anterior (sin contar la recuperación) compitieron por las mismas plazas en las universidades. No obstante, Cristina Monforte, presidenta de la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería, considera que este no es un factor decisivo para explicar la alta demanda de carreras sanitarias, porque el número de solicitudes no ha sido tan elevado en otros grados. “Sin duda, la covid ha influido en el interés de los jóvenes por la salud”, sentencia.

Paula Setién entró en septiembre en el grado de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid. Esta joven de 19 años siempre ha tenido claro que la salud era su vocación y reconoce que la pandemia despejó todas sus dudas. Cada día ha visto llegar a casa a sus padres ―médico y enfermera― con los ojos llenos de lágrimas y un cansancio que atenazaba sus músculos. “Ha sido muy duro, pero también he visto a la gente aplaudiendo en los balcones, valorando su trabajo y yo solo pensaba que quería ayudar a los demás”, aclara. Monforte afirma que el “buen ejemplo” de los sanitarios ha potenciado el interés entre los estudiantes con vocación sanitaria. “Ver que disponemos de grandes profesionales que son capaces de anteponer la salud de los demás a pesar del riesgo por el virus y de no tener equipos durante la primera ola ha sido muy motivador”, señala la también decana de Enfermería de la Universidad Internacional de Cataluña.

En este contexto de alta demanda, ya no vale con tener buena nota, sino que hace falta una excepcional para acceder a la mayoría de grados relacionados con las Ciencias de la Salud. Elena López lo tiene presente cada día. La primera opción de esta madrileña de 16 años es estudiar Medicina en la Universidad Complutense, donde la nota de corte este año es de 13,408 sobre 14. La joven prepara a conciencia sus exámenes para superar con ventaja Bachillerato. “Soy buena estudiante, mis notas no bajan del 8,5, pero me agobia no llegar a lo que piden y tener que hacer otra carrera”, aclara. Medicina es uno de los grados a los que es más difícil acceder, por cada alumno que entra hay 11 que no lo consiguen. En Enfermería ese número es de casi tres y en el resto de carreras de Ciencias de la Salud, de dos.

Muchos estudiantes que se quedan fuera acceden a otros grados de salud o emigran a otros países para estudiar, según Lara y eso que el número de facultades que imparten Medicina ha subido de 28 a 42 en poco tiempo. Solo Corea del Sur tiene más centros por millón de habitantes. El también decano de la Universidad de Málaga sostiene que no existe una solución para absorber a todos los alumnos. “No podemos plantearnos abrir más facultades o plazas porque dependen de las necesidades sanitarias de las comunidades autónomas y de los puestos laborales que hay disponibles”, aclara. Lara considera que los estudiantes deberían barajar varias opciones a la hora de acceder a la universidad ante el aumento de la demanda. “Es una pena que muchos estudiantes no puedan acceder al grado que eligen, pero peor sería que acabaran la carrera después de años de esfuerzo y no tuvieran empleo”, añade.

Prácticas de Medicina en la Universidad de Internacional de Cataluña.
Prácticas de Medicina en la Universidad de Internacional de Cataluña.CRISTÓBAL CASTRO

La investigación sanitaria, más visible

La pandemia también ha levantado el interés de los jóvenes por los grados relacionados con la investigación. La mayor demanda se ha traducido en un aumento generalizado de las notas de corte para acceder a carreras derivadas de la biología. Por ejemplo, el grado de Bioquímica en la Universidad Complutense ha ascendido de un 12,546 a un 13,076; el de Biotecnología en la Politécnica de Valencia ha aumentado de 12,469 hasta 13,018; y el mismo grado en Salamanca ha pasado de un 12,408 a un 12,958. Estos estudios incluyen varias áreas de trabajo como la sanitaria, la agroalimentaria o la industrial. Antonio Segura, decano de Biología de la Universidad de Santiago de Compostela, apunta que ahora muchos alumnos se decantan por la salud. “Hemos notado la influencia de la pandemia porque ahora, por ejemplo, de 40 alumnos que cursan Biotecnología en mi universidad, 30 se decantan por el itinerario sanitario”, afirma.

Cuando era niño, Pablo Alcalá ya soñaba con ser científico. Este albaceteño de 19 años decidió seguir su inquietud cuando en 2018 comenzó a estudiar Bioquímica y Ciencias Biomédicas en la Universidad de Valencia. Confiesa que la pandemia ha reforzado su ánimo para completar los tres años que le quedan para llegar a “curar vidas”. “Me he sentido orgulloso al ver noticias de investigadores españoles trabajando en la vacuna contra el coronavirus y solo deseaba estar ahí”, cuenta. Pedro Casero, presidente de la Conferencia Española de Decanos de Biología, apunta que la pandemia ha puesto de manifiesto la importante labor de estos profesionales. “Lo que nos ha enseñado la covid es que la ciencia es fundamental y en concreto la biología, porque sin ella no existirían las vacunas”, afirma el también decano de la Universidad de Extremadura.

Pronosticar si se mantendrá el nivel de demanda por grados de Ciencias de la Salud en el futuro es una tarea imposible, según la presidenta de los decanos de Enfermería. Sin embargo, lo que Lara tiene claro es que el aumento del interés por estudiar estas carreras es una buena noticia: “A pesar de las dificultades que han vivido los sanitarios y el gran esfuerzo de los investigadores, que sigamos teniendo tantos estudiantes tan brillantes y tan motivados por su formación repercute en el bienestar de la sociedad. Está claro que el futuro de la sanidad va a estar en muy buenas manos”.

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¿Enseñar Filosofía? Un debate obligado en las IES y universidades

Por: Héctor Rodríguez Cruz

No sólo es útil, sino que es vital y necesaria, si entendemos que la vida en común tiene como condición poder ser transformada colectivamente.

A tono con los acelerados cambios del mundo globalizado de hoy, las universidades e instituciones de educación superior deberán realizar una profunda reflexión que las oriente hacia  una  obligada readecuación de su relación con el mundo que le rodea, tarea que representa también una obligada sinergia entre Universidad, IES y Filosofía.

En República Dominicana, del medio centenar de universidades e instituciones de educación superior sólo unas 5 ofrecen la carrera de Filosofía. Sin embargo, no es prudente conformarse con esta reducida oferta. La verdadera calidad académica requiere a las universidades e IES del país ponerse a la altura de otros países mediante una nueva ejecución curricular que contemple estudios de grado, maestría y doctorado en Filosofía.

No está demás, el reafirmar que en esta labor de ejecución curricular deben incluirse los fundamentos filosóficos, éticos, bioéticos, epistemológicos, sociológicos, pedagógicos y psicológicos para procesar acertadamente la enseñanza y el aprendizaje, en un contexto de reflexión, análisis, crítica, innovación académica e investigación.

El panorama en otros países es mucho más promisorio. En México más de 50 universidades ofrecen  grado, maestría y doctorado en Filosofía. En Colombia ofrecen la carrera unas 26 universidades. Sólo en Bogotá se ofrece en 16 de ellas. En Argentina unas 37. En España 27, en Chile 14 y en  Estados Unidos 529. En Perú y en Guatemala varias universidades enseñan Filosofía en todas las carreras técnicas y profesionales.

La renombrada firma británica QS World University Rankings ha publicado una lista oficial de las 70 mejores universidades del mundo para estudiar Filosofía.  La de Nueva York (NYU) encabeza la lista y el MIT en el puesto 20,  Entre las universidades de habla hispana destacan la Universidad Nacional Autónoma de México en el puesto 26, la Pontificia Universidad Católica de Chile en el puesto 44, la Universidad Complutense de Madrid en el puesto 46 y la Universidad de Barcelona en el puesto 48.

La filósofa española Marina Garcés, directora del Máster de Filosofía para los Retos Contemporáneos de la Universitat Oberta Catalunya, UOC, y coordinadora del nuevo grupo de investigación MUSSOL, con más 50 grupos de investigación vinculados a la UOC, considera  que  “aunque la filosofía está cada vez más arrinconada en los planes de estudio y es concebida por muchos como algo inútil, como un puro ejercicio mental sin capacidad de tener efectos en la realidad o en la propia existencia, sin embargo, la filosofía no sólo es útil, sino que es vital y necesaria, si entendemos que la vida en común tiene como condición poder ser transformada colectivamente”.

Garcés sostiene también que “la universidad debe aspirar a elaborar, pero también a compartir las formas de conocimiento y de reflexión más atrevidas y hacerlo en colaboración y en diálogo con otras voces y entornos de experiencia”. («Filosofar siempre ha sido un acto subversivo». BBC News Mundo, 23 enero, 2018).

Entre otros figuran también el XVII Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana: “Marx en América Latina: “Educación, Política y Cristianismo”, celebrado en Colombia en 2018, organizado por la Universidad Externado de Bogotá. El XX Congreso Internacional de Filosofía “Humanismo Incluyente, Filosofía y Bien Común” organizado por la Universidad Autónoma  de San Luis Potosí, México, y la Asociación Mexicana de Filosofía en el 2020.

En este último se desarrollaron unos 32 simposios con las siguientes temáticas: Filosofía y pueblos originarios, Bioética, Filosofía de la paz, Filosofía de las Religiones. Didáctica de la Filosofía, Filosofía de la mente y ciencias cognitivas, Filosofía de las Ciencias, Filosofía Iberoamericana. Filosofía Mexicana, Metafísica, Filosofía y Género. Violencia, Identidad y Territorio. Filosofía de la Educación, Filosofía de la Liberación, Teoría Crítica desde las Américas, Filosofía y vida cotidiana, Hermenéutica Analógica, y Salud y Comunidad: Reflexiones filosóficas en tiempos del Coronavirus y otros.

Otro reclamo a favor lo hace La Declaración de París en favor de la Filosofía (1995), que considera el estudiar filosofía: como un derecho de la persona: “Todo individuo debe tener derecho a dedicarse al libre estudio de la filosofía bajo cualquier forma y en cualquier lugar del mundo. La enseñanza de la filosofía debe mantenerse o ampliarse donde ya existe, implantarse donde aún no existe”.

También la UNESCO, en la obra “La Filosofia, una escuela de la libertad” (2011),  reconoce que la Filosofía debe tener un espacio importante en la educación, ya que fomenta el razonar e interpretar el mundo. “La educación filosófica favorece la apertura de espíritu, la responsabilidad cívica, la comprensión y la tolerancia entre los individuos y los grupos y que contribuye de manera importante a la formación de ciudadanos al ejercitar su capacidad de juicio, elemento fundamental de toda democracia”.

Hoy en día la carrera y los cursos de filosofía se consideran un “valor añadido” para las universidades e instituciones de educación superior. En este sentido, la filósofa Marina Garcés enfatiza que: “La Filosofía, como un saber crítico, reflexivo y sistematizado, contribuye a la comprensión racional del ser humano, de la sociedad y el mundo, en un contexto global, a fin de valorar la vida, la libertad, el medio ambiente y buscar la justicia y la humanización solidaria de los seres humanos”.

¡Las universidades e IES del país no pueden quedar exentas de este obligado debate!

Fuente: https://acento.com.do/opinion/ensenar-filosofia-un-debate-obligado-en-las-ies-y-universidades-8937825.html

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Investigación Lógica de Acción Reflexiva (ILAR)

Por: Lusmery Yamileth Alvarado

  “Investigación Lógica de Acción Reflexiva (ILAR),

una alternativa para construir nuestro mundo académico” Lusmery Alvarado

 

La disertación alrededor de la Investigación Acción (IA) resulta un tema muy interesante en la transformación de las realidades presente en nuestro mundo académico, donde los socios de aprendizajes al integrarse conforman el todo; puede decirse que la IA es inspirada en la educación liberadora de Paulo Freire, lo que nos traslada hacia el conocer los acontecimientos que circundan nuestro día a día para transformar dentro de un contexto determinado y único con características muy particulares que empoderan al hombre dentro de una unidad epocal.

Según Freire (1970), “Una unidad epocal se caracteriza por el conjunto de ideas, concepciones, esperanzas,   dudas,   valores,   desafíos,   en   interacción   dialéctica   con   sus   contrarios, en búsqueda de la plenitud. La representación concreta de muchas de estas ideas, de estos valores, de estas concepciones y esperanzas, así como los obstáculos al ser más de los hombres, constituyen los temas de la época.” (p. 84).

Articulado con lo anterior, e interpretando a Freire en la Pedagogía del Oprimido, la IA puede considerarse un tipo de investigación donde el hombre no es el objeto de la investigación, dado que lo que se persigue es su pensamiento y lenguaje referido a la realidad, a su mundo, estableciendo la relación “hombre-mundo”.

Ante este escenario me atrevo a mostrar desde mi mirada, una concepción ontológica de la realidad a conocer y transformar, sistematizando las manifestaciones del fenómeno, acercándonos a la realidad del ser, lo que nos coloca frente al momento epistemológico donde nos problematizamos alrededor del como hago para conocer mi realidad y una vez conocida e internalizada se emprende la travesía hacia la transformación en un contexto único del que solo nosotros somos responsables.

En este contexto, me permito presentar desde mi mirada académica, liberadora y transformadora, la Investigación Lógica de Acción Reflexiva (ILAR), que permita explorar y vivir la praxis docente, asumiendo la mejora de la práctica socio educativa y de investigación del profesional de la docencia, con la intención de construir y transformar con sus acciones un perfil docente flexible, que se adecue a la unidad epocal, estableciendo las características que le delineen su proceso de transformación desde la perspectiva de generar la simbiosis entre la docencia y la creación intelectual, forjando un espacio para la praxis docente, problematizándose  diariamente como ser cognoscente de su realidad y de lo que lo rodea, que no es más que la sistematización de su experiencia.

ILAR surge desde mi experiencia vivenciada, sobre las bases del pensamiento lógico y la tríada Acción – Lógica – Reflexiva, por medio de un proceso de sensibilización humana y crítica desde una perspectiva social interpretativa que me ha permitido develar un sistema axiológico que compone la praxis docente en contextos adversos, inciertos y cambiantes, pero como guías debemos mantener la brújula hacia el logro de las metas trazadas en beneficio de la construcción de un conocimiento emancipador, problematizador, popular, liberador, arraigado a la transformación de las realidades educativas ante los desafíos de la sociedad coadyuvando a la caracterización de la época.

En este sentido, es importante repensar e internalizar la concepción de la investigación en los entornos académicos, pretendo con ILAR presentar una alternativa para el estudio de la praxis docente dentro del pensamiento lógico y que podamos emprender acciones transformadoras bajo un pensamiento socio crítico, donde germinen reconfiguraciones necesarias en la praxis del docente investigador para adecuarse a la educación que demanda cada época en desarrollo, floreciendo la triada asumir-construir-transformar para nuestro mundo académico.

Por ahora, continuemos delineando la concepción de nuestras acciones, vamos a ILAR nuestro pensamiento lógico y crítico con la intención de establecer las fases o etapas que la conforman, alcanzando el proceso de mejora de nuestra praxis educativa hacia la integración de las funciones del docente como son: Docencia, Investigación o Creación intelectual, Extensión o Vinculación Socio-Comunitaria, Gestión Universitaria y Desarrollo Permanente, coadyuvando a la construcción histórica de nuestra época, transformando el aula de clase.

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Investigación y neoliberalismo progresista: sobre la modificación de la ley de ciencia

Fuentes: El salto [Foto: Manifestación de la marea roja por la ciencia en Madrid en septiembre de 2016. ÁLVARO MINGUITO]

El 30 de marzo, el Consejo de Ministros dio luz verde al proceso de tramitación de la modificación de la Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

En rueda de prensa Pedro Duque, ministro de Ciencia, presentó las líneas básicas de la reforma. Con el objeto de disimular la falta de publicidad previa del anteproyecto (que tan solo había pasado por una consulta pública a finales del año pasado), el ministerio anunció la creación de una subcomisión en el Congreso de los Diputados, en la que se convocará a diversas asociaciones científicas, universitarias y del ámbito de la salud, así como a las Comunidades autónomas y los agentes sociales. Las modificaciones propuestas serán sometidas a audiencia pública antes de retornar al Consejo de Ministros para su aprobación.

En los días previos a la comparecencia ya se habían producido reacciones críticas, como las cartas enviadas desde los sindicatos CGT y CC.OO. al ministro. Además, saltó la noticia según la cual el Ministerio de Trabajo, encabezado por Yolanda Díaz, había bloqueado el anteproyecto debido a la vulneración de derechos laborales y al posible carácter inconstitucional del texto. La rueda de prensa confirmó las informaciones que durante las últimas semanas habían circulado en torno al anteproyecto. Este profundiza la precarización de la carrera investigadora. El anteproyecto refuerza el marco de excepcionalidad laboral que acompaña a las figuras contractuales vigentes en los Organismos Públicos de Investigación (OPIs) e impulsa fórmulas que permiten incrementar el trasvase de fondos públicos para investigación a manos privadas. Por ese motivo, sindicatos y colectivos de investigadores se manifestaron el pasado miércoles a través de las redes sociales mediante una campaña de twitter.

El modo de actuar del ministerio redunda en la ausencia de transparencia que suele acompañar a las modificaciones y propuestas legales que afectan al mundo de la investigación. En realidad, aquí lo procedimental se entremezcla con la orientación ideológica de lo legislado. La opacidad en los modos de deliberación privatiza asuntos que deberían responder a la negociación colectiva, al tiempo que las propuestas, lejos de redefinir el sentido social de la investigación como un bien público, responden ante todo a la privatización más o menos encubierta del sistema científico. Esta tendencia se sitúa en la línea marcada por el Pacto por la ciencia, un documento que, pese a su sedicente carácter consensual, muestra una importante presencia de empresas privadas.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

         El “progresismo” del anteproyecto defiende el modo en que la modificación de la ley facilitará la estabilización de los investigadores post-doctorales, como si se tratara de una alternativa real al encadenamiento de contratos temporales, precarios y tremendamente competitivos que caracteriza en la actualidad a la carrera investigadora. El anteproyecto, lejos de atajar esa dinámica, la consolida, al proponer como alternativa a las figuras funcionariales de estabilización del trabajo investigador (como la de Científico-Titular), una nueva modalidad de contrato, conocida como Tenure-Track. Este contrato, de cuatro años de duración, facilitaría sobre el papel la incorporación a los OPI del personal investigador posdoctoral, reduciendo el tiempo medio transcurrido desde la lectura de la tesis de trece a nueve años.

Pese a tratarse de un contrato indefinido con una apariencia cool (el ministro, de modo vergonzoso, afirmó lo atractivo de la denominación anglosajona del contrato), esta fórmula revalida la temporalidad en el sector científico y consolida el marco de inseguridad jurídica de los trabajadores, al situarse “fuera de convenio”. El Tenure Track que propone el ministerio estaría sujeto a evaluación por parte de agencias externas (cuyos baremos de puntuación habitualmente responden a criterios determinados por las empresas y las corporaciones de las publicaciones científicas) y la estabilización del personal investigador dependería en última instancia del OPI en que se radicara, que podría proceder a la resolución de la relación laboral de acuerdo a “causas objetivas”.

Pero incluso si los investigadores se convierten en personal laboral estable, las condiciones en que lo harían serían igualmente cuestionables. Además de ver perjudicados sus intereses, pues al convertirse en personal laboral no podrían obtener el reconocimiento de antigüedad (quinquenios y sexenios) de los funcionarios, esos trabajadores se encontrarían mucho más expuestos a un posible despido, o a sufrir en carne propia las consecuencias de los recortes estructurales futuros. Esto reduciría la autonomía de su trabajo de investigación debido a dos factores. En primer lugar, por su mayor sometimiento a las lógicas de la productividad dictadas por la captación empresarial de la ciencia. En segundo lugar, por su supeditación a la elite de los funcionarios de carrera (mucho más reducida al desaparecer la figura de los Científicos Titulares), cuyo poder de mando y capacidad de explotación del personal subalterno se verían reforzados.

En este sentido, el discurso de la excelencia y la calidad científica, que legitima ideológicamente el anteproyecto, corre el riesgo de convertirse en una forma de meritocracia invertida, al consolidar la posición de científicos que no siempre acreditan una carrera investigadora más sólida que la de los investigadores más jóvenes. Aquellos simplemente se estabilizaron antes, lo que les permite manejar los espacios de la ciencia a su antojo, con un grado de nepotismo y arbitrariedad normalizado internamente, pero que no por ello deja de representar una expresión de corrupción institucional. Frente a este modelo, sería conveniente apostar por una democratización del sistema científico que empodere al conjunto de los investigadores y equipare trabajos y salarios.

Todo ello resulta especialmente inquietante si tenemos en cuenta que la modificación de la ley no especifica con claridad ni los criterios de evaluación, ni las condiciones de contratación, ni las partidas presupuestarias que deberían acompañar la extensión de esta controvertida modalidad contractual. Se trata de una estrategia típica del marketing neoliberal, tendente a presentar una carcasa atractiva con un contenido que vacía los derechos de los trabajadores. Sería preferible que el ministerio pensara en algo más seductor que convertir la carrera investigadora en una start-up permanente.

Como sucede en otros ámbitos de las políticas públicas, el problema del sistema científico español no reside tanto en su diseño (que, por supuesto, es mejorable), como en su falta de financiación. El anteproyecto de ley, con su apuesta por la desfuncionarización de la carrera de la carrera investigadora, representa un paso más en el desmantelamiento del sistema público de ciencia y universidades. Al contrario de lo que nos quiere hacer creer el ministro, esta reforma no persigue asimilar el sistema científico español a los “punteros” estándares de la Unión Europea, sino consolidar el carácter periférico de la ciencia española en ese espacio geopolítico (no existe un modelo de carrera investigadora como el aquí descrito en otros países del entorno), así como su valor secundario dentro de un modelo productivo basado en los servicios y el turismo.

         Por otra parte, el anteproyecto relaja el régimen de incompatibilidades en la transferencia de los conocimientos financiados con fondos públicos al sector privado. Así, la Ley 53/ 1984 de incompatibilidades de los empleados públicos no sería aplicable “al personal investigador que preste sus servicios en las sociedades o empresas innovadoras de base tecnológica”. Una vez más el lenguaje de la innovación y la transferencia actúa como pantalla cosmética de la apropiación por parte del sector privado del trabajo y los conocimientos procedentes de la investigación pública, en la medida en que no se establecen limitaciones precisas entre los intereses, a menudo contrapuestos, de ambos sectores.

El borrador tampoco contempla planes específicos en relación al personal técnico y de gestión, cuyo trabajo es esencial para el desarrollo de los proyectos de investigación. Con frecuencia, las figuras contractuales técnicas enmascaran la precarización y la falta de reconocimiento de un trabajo de investigación que desborda ampliamente lo técnico. En cuanto al ámbito de la gestión, el colapso y la demora en la tramitación burocrática de muchos proyectos no se relaciona con la falta de cualificación de los empleados, sino con la inestabilidad y la escasa cantidad de personal contratado para realizar de forma digna esas tareas. Este es un aspecto especialmente crítico en un país como España, uno de los más ineficaces históricamente en la ejecución de los fondos procedentes de la Unión Europea, lo que supone un hándicap ante la necesidad de disponer de ese personal para canalizar las ayudas a la investigación en el contexto post-pandemia. Para concluir, el anteproyecto tampoco se hace eco de las demandas relativas a la necesidad de contemplar indemnizaciones por finalización de los contratos predoctorales de Formación del Profesorado Universitario y de otras convocatorias del ministerio.

         Dada la dinámica de recortes a los que ha estado sometido el trabajo investigador durante las últimas décadas, es obvio que esta propuesta profundizará la sensación de inestabilidad que ha afectado a los trabajadores del sector. Esa inestabilidad genera una fuerte supeditación laboral de los investigadores, cuyo grado de sindicalización es bajísimo y cuya capacidad de movilización se ve dificultada por las estructuras jerárquicas (en algunos casos, neo-feudales) que priman en los centros de investigación. Es necesario promover aquellas movilizaciones destinadas a contener la hipocresía de las políticas públicas en el campo de la investigación. Si bien desde los espacios mediáticos nuestros gobernantes recalcan una y otra vez la importancia de la ciencia como semilla de un nuevo modelo productivo, en la práctica sus decisiones intensifican la explotación de los investigadores, quienes a menudo experimentan las consecuencias físicas y mentales de esta situación con impotencia y en soledad.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

Para hacer buena ciencia, en definitiva. El binomio ciencia-capital no es garantía ni de innovación ni de calidad, sino de cooptación del trabajo cooperativo por los intereses especulativos del sector privado. Si los trabajadores de la ciencia están mejor organizados, su intelecto general será más potente y repercutirá más adecuadamente en el bienestar común del conjunto de la sociedad. En este sentido, desde la CGT apostamos por una defensa de los derechos del personal investigador que no sea meramente corporativa, sino que refuerce la concepción del sistema científico como un bien público y que fomente la igualdad de acceso a los frutos de la producción de conocimiento.

Jaime Vindel. Militante de CGT.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/alkimia/investigacion-y-neoliberalismo-progresista-sobre-la-modificacion-de-la-ley-de-ciencia

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Libro (PDF): Haciendo historia. Herramientas para la investigación histórica

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

 

De las lecciones que hemos aprendido los autores de estos ensayos surgió la idea de este libro cuyo objetivo es plantear problemas de investigación en historia. No es un recetario metodológico, sino más bien se trata de mostrar cómo algunos historiadores han encarado su labor y elaborado diversas formas de aproximación para encontrar respuestas. Ninguno de los autores de este volumen pertenece a la misma «escuela histórica» y, de hecho, son pocas las coincidencias en cuanto a enfoques teóricos y perspectivas historiográficas. Son estos contrastes, a partir de sus prácticas como investigadores, los que creemos que tienen utilidad. Se trata de plantearles problemas y sugerencias a los futuros historiadores para que cada uno de ellos, abriendo su mente y flexibilizando sus prácticas, pueda encontrar su propio método para hacer historia.

Autoras(es):

Pablo Pozzi. Mariana Mastrángelo. Pablo A. Vommaro. Fabio Nigra. Daniel Mazzei. Alejandra Pisani. Valeria L. Carbone. Malena López Palmero. Herbert Aptheker. Howard Zinn. Robin D. Kelley. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN:978-987-722-768-0

Idioma: Español

Descarga: Haciendo historia. Herramientas para la investigación histórica

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2316&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1483

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Las Ciencias Sociales en Venezuela: Annel del Mar Mejías Guiza

Reporta: Susana Rivas

Desde otras voces en educación, en el segmento: Las Ciencias Sociales en Venezuela, conducido magistralmente por el Dr. Luis Bonilla-Molina, quien  en esta oportunidad en su acertada introducción  afirmó que,  en Venezuela, es muy  prolija la producción del conocimiento en el campo de la Ciencias Sociales en general, y, el esfuerzo de los y las investigadoras no está muy difundido, pues los mismos, no se encuentran bien apestado en cuanto a su visibilización en tal sentido, explica pedagógicamente que ese espacio está concebido con la intencionalidad de promover y difundir el trabajo que se hace en Venezuela, y para empampanarnos un poco más al respeto, en esta oportunidad se entrevistó a la investigadora venezolana:  Annel del Mar Mejías Guiza, quien agradeció la oportunidad de esta esta entrevista, ocasión que consideró precisa para contribuir con sus aportaciones en torno a la ciencias sociales, así como también darle cabida a las mujeres  en este significativo punto de encuentro.

Actualmente, Annel, forma parte de la Red de Antropología del Sur,  con un curriculum que se teje alrededor de la Ciencias Sociales. Oriunda de Barinas, Comunicadora Social,  Magister Etnología, que formó parte además de la Generación del Relevo de la ULA, en el área de Etnología y está adscrita actualmente, a la línea de investigación: Bioantropológica y Arqueológica de la Universidad  de los Andes.

Vale destacar que hasta la adolescencia creció en Barrancas, luego va estudiar bachillerato en Barinas,  es la segunda de 4 hermanos, la única humanista de la familia, le gusta escribir  y se identifica con la narrativa, ha sido galardonada con el premio de literatura de Monte Ávila,  y su obra su obra Mapa de Sangre, fue objeto de publicación, tiene otra premiación en su haber,  por el  libro Casa Quemada.

En Mérida cubriendo la vaguada,  conoce a su actual esposo y deja el Diario Panorama  y se va a la ULA a estudiar , a lo cual, Luis Bonilla_ Molina, en medio de la entrevista, que el conocimiento y el amor siempre van hermanados. E su conversación pausada, elocuente  y  amena, continuó conversando sobre  la Red de Antropologías del Sur, y explicó muy aplomada y agradablemente, que esta  red, congrega a un grupo de investigadores de las ciencias sociales de América Latina, especialmente de la antropología, quienes decidieron agruparse en el año 2015, para organizar el Primer Congreso Internacional de Antropologías del Sur, realizado en octubre del 2016, en Mérida, Venezuela.

Posteriormente, la Red, se conforma legalmente en tres países: Venezuela, Colombia y Argentina, con el propósito de emprender proyectos de divulgación, formación y extensión para la reflexión sobre cómo estamos haciendo antropología en nuestros países, cómo han sido sus genealogías y cuáles son las problemáticas que nos atraviesan. En el año 2017, la Red de Antropologías del Sur ingresa como una de las diez organizaciones miembros de la Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA), logrando una vocería con voz y voto en la Junta Directiva 2017-2020.

Actualmente, este grupo de investigadores y sus grupos aliados se volvieron  a reunir para asumir un nuevo reto: realizar el 2° Congreso Internacional de Antropologías del Sur 2020, en modalidad de evento desconcentrado en capítulos se realizó en cuatro países: Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela, en su dialogo nos narró que se construye la antropología en Venezuela desde 1953, en el Departamento. de Antropología en LA UCV, luego en el 59, se funda el IVIC,  y en el 61, el Instituto Caribe de la Salle, prosigue pues con su cronología alrededor de la Antropología, y nos explicó que la Doctora  Briceño, funda la Maestría Etnohistoria en los Andes, hecho este que la convierte en  responsables de la descentralización de la Antropología  en Venezuela, y en un unas jornadas previas al Primer Congreso de Antropología del Sur, trataron temas como la descolonización del conocimiento, debatir, intercambias e integrarlos pues la idea es saber ¿Qué hacemos? ¿Por qué Sur? ¿Qué significa?,  ¿Es geográfico, político epistémico? Además de tratar las visiones competencia y desafíos, la meta de esta red es editar libros entre muchas otras hoy día, la Asociación Latinoamericana de antropología cuenta con una vocal venezolana en la comisión directiva.

Entre sus acciones está el hecho de coeditar tomo de la antropología hecha en Venezuela, en los últimos 70 años cuentan además con la Revista Insurgente, recientemente  ingresaron como miembro pleno de las Red Clascso, del mismo modo, le aprobaron un proyecto en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, al que nombraron: Imaginarios y Representaciones Sociales. Vale acotar que su proyección es gracias al autofinanciamiento propiciado por sus miembros no tienen sede, y esta si se quiere, es la casa, de algunos de sus miembros donde se reúnen y esgrimen las mejores creaciones y proyectos ninguna  ONg, les apoya. He ahí un gran desafío que superar  cómo lograr financiamiento público sin que eso signifique perder su  autonomía, así lo acota Bonilla, en medio d la conversación y afirmar que sería bien significativo el hecho de obtener al menos, equipos de computación aunque fuesen solo 5, entre otro elementos que le pudiese facilitar su existencia y echar rienda suelta a la ejecución de las investigaciones.

La entrevista continuó con la pregunta: ¿Cómo están las ciencias Sociales en Venezuela? A lo cual Annel, respondió que,  aunque no es su área de investigación y no ha hecho investigación sistemática al respeto para decir: ¡esto es así! Pero afirma que se tiene una gran deuda y se debiera hacer un diagnóstico, de la situación real que existe,  sobre todo en un contexto de crisis multi causales  en la que vivimos, manifiesta además que en sus indagaciones pudo verificar que existen tres visiones para dibujar la Ciencias Sociales, y su estado actual en Venezuela, entre ellas: una apocalíptica, que sostiene que las Ciencias Sociales,  están arruinada pues hay perdida de la capacidad de las investigaciones, en soberanía alimentaria, ingeniería, telecomunicaciones, del mismo modo, menciona que examinando se encontró, con un informe:  “Investigando la capacidad  de ciencias tecnología en Innovación para superar la crisis en  Venezuela, allí se expresa, que está destruida y desde su imaginario, considera que hay que des construir esa afirmación,  que eso  colinda perfectamente con una visión del discurso de lástima, en donde se evidencia que para donde conseguir ayuda hay que asumir esa postura.

Hay además una ruptura de cómo se venía haciendo y con el proyecto Bolivariano Chavista, un poco revisado observó que desmonta y desmonta lo que había. Hay pues sin duda alguna, una ciencia vertical intramuros, una ciencia parcelada, con un sistema de conocimiento restringido, un ciencia que apoya el modelo capitalista, aunque en Venezuela, admite que se han permitido la creación de leyes, además del Ministerio de Ciencia y Tecnología, existe pues la visión de la resistencia y esta refleja la polarización que hay en el país, mientras que otros piensan que seguimos haciendo como se hacía antes. Vale acotar que en la ULA, se produce más de 80, revista los investigadores se financian y eso es ya práctica cotidiana. Recalcó que  la investigación científica se ha capitalizado en las universidades,  y más del 50%, tenían producción escrita en antropología pero solo con marco de acción para estudiar los indígenas pero destaca que en un 80%, se ha hecho sin financiamiento alguno, afirmó que considera que en la actualidad creamos universidades para dar clase y graduar gente, sin fomentar investigadores y aumentar la capacidad de los centros Clascso.

Destaca además, que  la investigación si bien  es difícil debería ser independiente  y no se puede mentir pues debemos reflejar lo que arroja la realidad social, pese a que tengamos financiamiento de algún ente del estado, no debemos ser sus agentes.

La subjetividad influye en la manera como generamos conocimiento si  la visión como investigadora, es que el gobierno ha destruido, se denuncia desde una postura subjetiva detrás de un proceso de investigación pormenorizado.

La red es heterogénea, hay quienes comulgan con el Chavismo, otros que migraron y un grupo que son opositores,  pero para trabajar acá se aparta esa postura personalísima y la disposición es hacerlo  en armonía plena,  se parte del respeto a la diferencia y a la diversidad de cómo se piensa, pues es tajante Annel, en afirmar que la negación de la diferencia es la intolerancia, la cultura de paz empieza con el respeto a las  diferencias, podemos debatir con otras persona pero no perder la brújula del respeto, como por ejemplo, en Colombia, que se debate fuerte pero eso, no significa ser radical y se deben evitar los radicalimos.

Pues definitivamente es preciso ver los claros y oscuro, hay que tener cuidado cuando investigamos y dialogamos con otros… Por ejemplo, yo  no ataco al diferente  por ser mujer… La investigaciones que  reflejan solo la opinión personal no tiene sentido,  ya para eso luce mejor un ensayo, o un artículo, soy mujer dirigiendo una red entre hombre en un país con retazos de machista,  pero el imán que la une es la Dra. Briceño, pues no por ser mujer,  se es dulce, pues  esto es una imagen estereotipada.

La entrevista, con esta acuciosa investigadora, culmina con la solicitud de parte de Bonilla-Molina, con un mensaje dirigido a los jóvenes en un momento turbulento siendo lo atractivo el mercado el comercio, realmente si es válido inmiscuirse en el mundo de la ciencias sociales, y hacer carrera de investigadores, pues es este el momento,  que se necesita y uno de los tantos aspectos seria indagar sobre la violencia política, pues desde el 2014, no se investigan y es capital para entender lo que ocurre en el país por ejemplo, hubo en Mérida, calles convertidas en ghetos  y es urgente, analizar estas realidades porque no la estamos analizando  hay que seducir a los jóvenes, si formamos a 100 y de esos solo a dos  les guste, ya es ganancia para que puedan entender  el presente  donde impera una economía de remesa, necesitamos hacer investigaciones. La Red de Antropologías del Sur, es definitivamente  una real red de investigación-acción que  intenta ser un espacio de resistencia comprometida hoy más que nunca con las Ciencias Sociales del Sur, Creamos en este proyecto, considero que es difícil  hoy día sobre todo en la condiciones actuales . Es difícil crear libros y revista  pero este proceso, no debe girar solo en alrededor del cerebro, sino también, en torno al corazón.

Desde Otras Voces en Educación, deseamos éxito a los planes futuros, de Annel, sabemos que es un tren que va a la velocidad que permite la pendiente.  A grosso modo, recogimos tan versátil entrevista, con una investigadora que dibuja con firmeza lo realizado y lo pendiente en el marco de la Ciencias Sociales en Venezuela y más allá.

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Fuente: Producción de Otras Voces en Educación

 

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