El Parlamento de Bulgaria aprobó hoy una ley presentada por el partido ultraderechista Renacimiento que prohíbe la promoción, defensa o incitación de todo aquello relacionado con la comunidad LGTBI en el sistema educativo.
Ese colectivo integra personas que se reconocen como lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales.
El texto, aprobado con 135 votos a favor, 57 en contra y ocho abstenciones, impide realizar propaganda, así como promover e incitar de cualquier forma, directa o indirectamente, ideas y puntos de vista relacionados con la orientación sexual no tradicional y la determinación de una identidad de género distinta de la biológica.
Los diputados definieron “orientación sexual no tradicional” como aquello diferente de los conceptos generalmente aceptados e integrados en la tradición jurídica búlgara de atracción emocional, romántica, sexual o sensual entre personas de sexos opuestos, según la agencia de noticias BTA.
Renacimiento defendió en un comunicado que la ley debería tener “un impacto positivo” y “fortalecer los valores tradicionales cristianos de la familia, el amor y el respeto”, según la tradición cultural, educativa y jurídica en Bulgaria.
Lo que intentaron imponer durante décadas acaba de fracasar en Bulgaria. Bulgaria dio un ejemplo positivo que muy pronto podrán seguir otros países, señaló el presidente del partido, Kostadin Kostadinov.
Otros países europeos, como Georgia, Hungría y Rusia propusieron en su momento medidas similares.
Diferentes colectivos toman las calles de Madrid para reivindicar la revueltas de Stonewall y en contra del capitalismo que se ha apoderado de la manifestación estatal
En el bar Stonewall Inn, en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, varias personas, entre ellas Stormé DeLarverie —de quien se dice que fue la que lanzó la primera piedra— decidieron cambiar el mundo y la realidad del colectivo LGTBI el 28 de junio de 1969 al iniciar unas manifestaciones que duraron tres días. El Orgullo Crítico de Madrid, una plataforma que congrega diferentes asociaciones, rinde homenaje a los que comenzaron un movimiento que ya tiene 54 años. Para ello, desde el 2006, cada 28 de junio en Madrid, y cada vez en más ciudades, se celebra una protesta completamente alejada de la manifestación estatal del 1 de julio, organizada por MADO. “Nacemos como respuesta a la comercialización y mercantilización del Día del Orgullo y para que no se pierda el sentido de la conmemoración de la fecha”, explica Tigra, portavoz de Orgullo Crítico, en una videollamada con EL PAIS.
El año pasado llegaron a ser unos 15.000 manifestantes, comenta la vocal de la plataforma, y este año esperan superar su récord. El lema para 2023 es Contra la crisis, Orgullo e Insurrección. Comenzará a las 20.00 desde la glorieta de Cuatro Caminos, pasa por la calle de Bravo Murillo y finaliza en la plaza de la Remonta, cercana a la parada de metro de Valdeacederas. “Yo vivo en un barrio obrero del norte de Madrid, pero esto es como un hermanamiento entre el norte y el sur. Así se puede ver como no solo se comparten las sexualidades, sino otras opresiones, como en este caso la clase”, comenta Eugenia Tenenbaum (Santiago de Compostela, 26 años), divulgadora de arte con perspectiva de género, sobre la descentralización de la manifestación.
Ella acude a la convocatoria de Orgullo Crítico desde el 2018 y admite arrepentirse de no haber ido antes porque “la energía y la sensación de comunidad son inmensas”. Reconoce que no quiere ir a la del centro, la del MADO, porque es una manifestación que está muy despolitizada y, aunque no es “una purista” y cree que hay espacio para todo dentro de la protesta, no comparte la turistificación del evento. “Está muy monopolizado por los hombres homosexuales. Todo lo que se salga de ahí casi que tiene que pedir permiso ya no solo para ir, sino para encontrar a las amigas y moverse por ahí”, añade.
Orgullo Crítico nace como heredera de las posturas críticas desarrolladas por algunos colectivos del Madrid de los años noventa. Primero, recibieron el nombre de Bloque Alternativo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales y, en 2010, ya se conformó con el nombre por el que hoy se le conoce. “Salimos a las calles para marchar y reivindicar que estamos ahí, que todavía hay carencias en los derechos logrados, como en la Ley Trans, que aún sufrimos violencia, que nos discriminan”, incide Tigra.
Darko Decimavilla, que tiene la presidencia de No Binaries España, una asociación de ámbito estatal no mixta para personas trans no binarias, explica que uno de los motivos que les alejaron de la manifestación del 1 de julio fue la poca horizontalidad que existe dentro del MADO. Quisieron participar en el Orgullo del pasado año; pero al vocalizar sus reservas por la participación del PSOE, que votó en contra de incluir a las personas no binarias dentro de la Ley Trans, se les informó de que no podían vetar a nadie, ya que es “algo abierto a todo el mundo”. Este año llevaron la decisión a una asamblea y la decisión fue rotunda: no participarán.
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Además, cuenta que la organización de Orgullo Crítico y la manera de tomar las decisiones es siempre por consenso y de forma asamblearia. Tigra, portavoz de la plataforma, asegura que como tienen “las mismas necesidades y casi las mismas reivindicaciones, ponerse de acuerdo es bastante sencillo”. Decimavilla añade que muchas veces son cosas tan sencillas como decidir cuál será el lema del año. “Desde el MADO lo deciden las dos asociaciones organizadoras, sin contar con nadie más”, lamenta.
No Binaries no es la única plataforma que se ha alejado de la manifestación de 1 de julio. El colectivo Bisexuales y Combativas forma parte de la plataforma Orgullo Crítico desde el 2019. Ellas nacen en el mismo año, cuando se dan cuenta de que no hay un bloque para personas bisexuales. “Nos conocíamos de redes, de seguirnos mutuamente, pero no habíamos traspasado la frontera del ordenador”, revela Diana Cardo, portavoz del colectivo.
El sentimiento que les ha llevado a participar en el 28 de junio es similar al de No Binaries. “A la fiesta institucional no le queda reivindicación. Es el momento del año en el que las marcas se cuelgan las banderas de algo que no respetan”, afirma Sara García de Vicuña, otra vocal de Bisexuales y Combativas.
Como tónica general, todos los entrevistados concuerdan en que el Orgullo comercial, como lo llama Decimavilla, ha perdido el sentido de reivindicación y protesta. “Con tanto arcoíris, con tanta fiesta, con tanta carroza se nos ha olvidado que todavía nos faltan muchos derechos por conquistar”, manifiesta Tigra.
Laura Argounova (Madrid, 29 años) comenzó a ir a la manifestación del 28 de junio en 2014. La última vez que fue a la estatal fue ese mismo año. Durante la adolescencia acudía religiosamente a la cita del 1 de julio, pero no era consciente de que además de las carrozas, las fiestas y las carreras de tacones, también se trataba de una manifestación. “Lo llamaba cabalgata, desfile. Para mí era un día de fiesta”, cuenta sentada en una terraza cerca de Sol.
Con el tiempo, empezó a militar en diferentes asociaciones y conoció a Orgullo Crítico y su propuesta. “Algo básico es que se respeta el día y además en la estatal hay carrozas y participan partidos políticos que son abiertamente neoliberales y oportunistas”, justifica Argounova.
Pitu Aparicio, educadora social y monologuista hace muchos años que no va a la manifestación estatal “porque se ha perdido la reivindicación de la marcha y se ha convertido en una fiesta que está muy bien, porque es una celebración y una visibilidad, pero que es tan mainstream que se olvida del colectivo”, señala Aparicio por videollamada.
Ana Fernández Zarate (Madrid, 29 años) acude todos los años a la manifestación que convoca Orgullo Vallekano. Este año se celebró el 24 de junio y siente que tanto en la que estuvo ella como en la de este miércoles 28, hay una representación real de todas las disidencias. “Hay bloques para personas gordas, discapacitadas, racializadas…”, cuenta por teléfono.
Uge Sangil, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), una de las entidades organizadoras del Orgullo, lamenta la distancia entre ellos y Orgullo Crítico. Conoce los reclamos y acepta algunos de ellos, pero siente que “ambos movimientos pueden convivir”, ya que todos tienen “el objetivo de los derechos humanos y el respeto por la diversidad”. Además, desde su perspectiva, las diferencias “son salvables” y está convencida de que “si se sentasen a hablar, se podrían solucionar los problemas”.
Tigra, por su parte, no sabe si esto es posible. “Durante este mes hay mucha solidaridad, mucho ‘el amor es amor’, logos y banderitas arcoíris, pero al final los mensajes que lanzan algunas empresas son contradictorios”, sentencia la vocal de Orgullo Crítico.
La mirada crítica en las periferias de la capital
La asociación Éboli LGTB, en Pinto, lanzó un comunicado el pasado 21 de junio en el que se desvinculaban por completo de todas las actividades promovidas por el gobierno de la localidad, una coalición del Partido Popular y Pinto Avanza. “No es congruente que hagamos la lectura del manifiesto cuando los dos partidos que nos gobiernan no nos apoyan como colectivo”, expone Abraham Febrer, presidente y fundador de la asociación, que añade que «no todo vale» cuando se trata de los derechos humanos.
Vallecas y Alcalá de Henares, entre otras, son dos zonas que también hacen una lectura crítica del MADO. “Como ambas coinciden, nos pareció importante apostar por orgullo de periferia y, en esta ocasión, priorizamos el de Alcalá”, cuenta Decimavilla, que acudió con No Binaries España a la manifestación propuesta por Alcalá Entiende.
Orgullo Vallekano quiere “recuperar la reivindicación alejados del capitalismo rosa”. “No queremos participar del pinkwashing que hace el MADO y las empresas de doble moral como el Corte Inglés, que puede patrocinar el orgullo y vender libros para ‘curar’ la homosexualidad”, inciden los activistas de la plataforma.
Celebraron su propia manifestación, el sábado 24 de junio, en un recorrido que abarca gran parte de la avenida de la Albufera, en el barrio de Vallecas, al sureste de Madrid. Quieren “un barrio educado y sensibilizado en la diversidad sexo afectiva y de género”, afirman desde la organización.
Para ellos, el MADO “ha perdido la capacidad de reacción frente a partidos políticos y tiene las manos atadas por las ayudas económicas”. La manifestación en Vallecas o la que convoca Orgullo Crítico, inciden, son espacios para “poder decir lo que realmente se opina de las cosas”, ya que, al ser colectivos completamente autogestionados, no “le deben nada a nadie”.
Redactora en prácticas en la sección de Local desde febrero 2023, anteriormente en Planeta Futuro. Graduada en Lenguas Modernas Cultura y Comunicación, con un máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos, ambos en la Universidad Autónoma de Madrid. Cursó el máster de periodismo UAM-EL PAÍS con la promoción 2021-2023.
Dos estudiantes universitarias han presentado una denuncia este miércoles contra el Ministerio de Educación de China tras ser sancionados en 2022 por distribuir una serie de banderas arcoíris en un campus.
Las estudiantes, de la Universidad de Tsinghua, habían pedido previamente al rectorado la retirada de dicha sanción, que recurrieron también ante la Comisión Municipal de Educación de Pekín.
Ambas habían distribuido una decena de banderas en una tienda del campus en julio de 2022, según informaciones del diario ‘South China Morning Post’. El Ministerio, por su parte, ha señalado que el caso «no cumple con los requisitos para una reconsideración administrativa».
Se trata de una de las pocas demandas presentadas por apoyar los derechos de la comunidad LGTBI en China, donde el tema sigue siendo fuertemente censurado por las autoridades. Las estudiantes, sin embargo, han rechazado contundentemente la acusación de «distribuir material sin autorización» en el campus, un cargo que tiene «un impacto negativo sobre sus vidas».
«Somos un poco pesimistas sobre ganar este caso, pero la demanda todavía tiene su importancia para concienciar a la sociedad», ha dicho una de las estudiantes. Organizaciones de defensa de los Derechos Humanos han aplaudido la decisión y han mostrado su «sorpresa» ante la lucha de las estudiantes para defender su derecho. Además, han calificado la decisión de sancionarlas de «políticamente motivada».
El Senado de Florida aprobó este martes una ley para prohibir la enseñanza de asuntos relacionados con la orientación sexual o la identidad de género en las escuelas primarias, una decisión que, según sus detractores, podría perjudicar a la comunidad LGTBI en ese estado del sureste de Estados Unidos.
El texto, aprobado ahora en las dos cámaras estatales de mayoría republicana, tiene que ser refrendado por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que ya ha expresado su apoyo a la iniciativa.
La oposición demócrata y los activistas LGTBI han tratado de frenar un proyecto al que llaman «Don’t Say Gay» («No Digas Gay») y que se aplicará desde el parvulario hasta el tercer grado, donde los alumnos suelen tener ocho o nueve años.
La ley prohíbe también la enseñanza de asuntos sobre la orientación sexual o la identidad de género «de una manera no apropiada a la edad o al desarrollo de los estudiantes». Una formulación que, según sus críticos, podría extender el alcance del texto a alumnos de más edad.
Los republicanos afirman, sin embargo, que el proyecto no prohíbe las charlas espontáneas entre los profesores y sus estudiantes, sino que impide la inclusión de lecciones sobre el tema en el programa escolar.
El secretario estadounidense de Educación, Miguel Cardona, criticó este martes la medida. «Los líderes de Florida han decidido que las leyes basadas en el odio y en la discriminación tengan prioridad sobre el hecho de que los estudiantes se recuperen de la pandemia», tuiteó.
La ONG Equality Florida, que defiende los derechos de la comunidad LGTBI, acusó a los legisladores de «aliarse con las enfurecidas turbas que lanzaban improperios anti-LGTBI a quienes no pedían más que un lugar seguro para ir a la escuela sin tener que ocultar quiénes eran».
El voto en el Senado había llevado en los últimos días a cientos de estudiantes a protestar ante la sede del Parlamento en Tallahassee (norte).
Los republicanos del estado libran desde hace meses una batalla para que los padres tengan un mayor poder de decisión sobre la educación de sus hijos.
«Vamos a asegurarnos de que los padres puedan enviar a sus hijos a la guardería sin que se les inyecten algunas de estas cosas en el plan de estudios», declaró DeSantis el lunes en una rueda de prensa.
La batalla educativa se centra también en la Teoría Crítica de la Raza, una doctrina que propone estudiar el pasado esclavista y de segregación del país como origen del racismo actual.
La Cámara de Representantes de Florida aprobó el 24 de febrero una ley para prohibir la enseñanza de asignaturas centradas en la raza en los planes de estudio.
El número de atletas de alto nivel chinos que se han atrevido a “salir del armario” se puede contar con una mano. La diversidad sexual se tolera en China, siempre y cuando se mantenga en privado y no se exijan derechos.
La futbolista china Li Ying está de vuelta. La entrenadora de la selección femenina de fútbol de China, Shui Qingxia, convocó a la delantera Li, de 29 años, para la próxima Copa Asiática en la India (del 20 de enero al 6 de febrero de 2022). A primera vista, esta noticia no sorprende. Al fin y al cabo, en la última edición del torneo, celebrada en Jordania en 2018, Li ganó la «Bota de Oro» como máxima goleadora y China terminó tercera en el torneo.
También se pudo confiar en ella en el Mundial de Francia 2019: marcó el único gol en la victoria por 1-0 contra Sudáfrica en la ronda preliminar del torneo, en el que las chinas solo llegaron hasta los octavos de final. Sin embargo, para los Juegos Olímpicos de Tokio, Li, que ya tiene más de 100 partidos y 30 goles en su haber, no fue convocada. Muchos sospecharon que esto tenía que ver con su «salida del armario”.
Con un mensaje en Weibo, la versión china de Twitter, Li Ying hizo pública su relación con la influencer Chen Leilei en junio de 2021. La publicación se hizo viral y fue ampliamente comentada. «No es ningún secreto que hay homosexuales en el fútbol femenino, pero Li Ying es la primera que se atreve a revelar públicamente su orientación sexual y presentar a su novia. La felicito por su coraje», escribió Zhao Zen, periodista y bloguero de fútbol con más de cinco millones de seguidores. También hubo comentarios homófobos y poco después de que Li publicara el mensaje en Weibo, este desapareció de su cuenta. ¿Por presión?
«Sí, soy gay»
Es muy raro que los deportistas de alto nivel de China hablen o escriban abiertamente sobre su homosexualidad. Los casos todavía se pueden contar con los dedos de una mano. Después de Li Ying, la jugadora de voleibol Sun Wenjing también se atrevió a «salir del armario”, pero dos años después de ponerle fin a su carrera.
En 2018, el surfista profesional Xu Jingsen anunció en Weibo que participaría en los Gay Games de París. «Sí, soy gay», escribió entonces Xu junto a una imagen en la que aparecía sobre una tabla de surf, con una bandera de arcoíris de fondo: «Tenemos derecho a amar y a ser amados. El género, la edad y el color de la piel no son grilletes».
Xu compitió en los Gay Games de París, llevando la bandera de su país en la ceremonia de apertura junto a los 69 atletas de la China continental. Los próximos Gay Games se iban a llevar a cabo este 2022 en Hong Kong, pero se han pospuesto hasta noviembre de 2023 debido a la pandemia del coronavirus. Los atletas homosexuales de Taiwán ya han anunciado que no participarán en los Juegos por temor a su seguridad.
Cuentas de redes sociales bloqueadas
En 2019, Taiwán se convirtió en el primer país asiático en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. En la China continental todavía está prohibido. La diversidad sexual es tolerada por el gobierno comunista, pero solo mientras se mantenga en privado. Exigir derechos públicamente podría traer problemas. En 2020, por ejemplo, se canceló el «Orgullo de Shangái», el mayor y más antiguo evento LGBTQ de China, con desfiles en bicicleta, fiestas, foros y exposiciones.
En julio de 2021, el ministerio de Asuntos Civiles bloqueó y eliminó cientos de páginas web y cuentas de usuarios de redes sociales de la escena LGBTQ, especialmente en las universidades. «Es imposible que China lidere el camino en este sentido», defendió Hu Xijin, redactor jefe del diario estatal Global Times. «Nuestro cierto conservadurismo es necesario y razonable», escribió en su blog. En septiembre pasado, el presidente Xi Jingping ordenó que se prohibiera en la televisión a los «hombres afeminados».
Participantes del «Orgullo de Shanghái» en junio de 2015.
Más cautelosos
La escena LGBTQ se ha tenido que acostumbrar a esta postura más dura. «Desde que las autoridades chinas han tomado medidas enérgicas contra las organizaciones que defienden los derechos LGBTQ en el campus, somos muy cautelosos y tratamos de no centrar demasiado los eventos en temas LGBTQ», explica el universitario Robin a DW.
Se calcula que en China hay unos 70 millones de personas que son lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o queer. El país, con 1.400 millones de habitantes, aún está lejos de tratar abiertamente la diversidad sexual. «Las personas que pertenecen a una minoría sexual o de género siguen viviendo en la clandestinidad en China. Solo el cinco por ciento está dispuesto a vivir su diversidad abiertamente», según un estudio de 2016 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La discriminación, agrega el PNUD, «sigue costando puestos de trabajo a las personas LGBTQ, disminuyendo sus perspectivas profesionales y su potencial de aprendizaje en las escuelas».
El pasado 16 de diciembre, la Asamblea de Madrid debatió en pleno la propuesta de Vox para derogar la Ley Trans y la Ley LGTBI de la comunidad autónoma, es decir, las leyes 2/2016 y 3/2016, respectivamente. Ante el riesgo de perder ambas leyes, o de ser recortadas, ha habido movilización ciudadana para evitar que esto ocurriese.
Ramón Martínez, escritor, profesor en un instituto de Madrid y activista LGTBI, comenzó una recogida de firmas el pasado 7 de diciembre. En la solicitud alertaba de que, de ser derogadas, se perdería la protección legal que ofrecen ambos documentos. Recuerda que las leyes 2/2016 y 3/2016 prohíben las mal llamadas terapias de conversión, así como multan las agresiones LGTBIfóbicas y reconocen la autodeterminación de género de las personas trans, entre otros tantos mecanismos de defensa para el colectivo.
Ante este riesgo, la solicitud de Martínez exige al Partido Popular que no se abstuviera ante la derogación (o reforma, como así prefiere el grupo parlamentario) de estos derechos. Martínez expresa que no puede haber equidistancia entre “un discurso de odio más radical y la defensa de los Derechos Humanos”. Algo que también se escuchó en las calles el 15 de diciembre, cuando tuvo lugar una manifestación en la Puerta del Sol de Madrid.
Manifestación a la que también asistió Carla Antonelli, activista trans y ex diputada de la Asamblea de Madrid por el PSOE, quien advierte que se ha abierto una veda: poner a debate la derogación de los mecanismos de protección del colectivo LGTBI legitima pensar que se puede retroceder en ellos. Una consecuencia que lamenta que podría ocurrir es el aumento de las agresiones homófoba y tránsfobas, ya que “se sienten respaldados por las instituciones que les representan”.
Por su parte, Eduardo Rubiño, presidente del Grupo Parlamentario de Más Madrid en la Asamblea, corrobora esto y menciona que aún queda mucho recorrido por delante. Dice que quedan dos años de legislatura y, si bien la propuesta de Vox no salió adelante, el debate está sobre la mesa. Algo que también señala la Fundación Triángulo, que lucha por la igualdad social del colectivo. Su coordinador estatal, José María Núñez, apunta que ante la amenaza, urge la tramitación de una Ley LGTBI estatal, efectiva e inclusiva que todavía no se ha puesto en marcha, a pesar de que se esperaba para antes de 2022.
La película «The Novice», que narra la historia de una universitaria LGTBI que se une al equipo de remo de su universidad, se impuso este jueves como la gran ganadora de la XX edición del Festival de Tribeca, que concluirá este fin de semana.
«The Novice» (La novata, en español), escrita y dirigida por Lauren Hadaway, se ha llevado tres galardones: el premio a mejor película de ficción, el premio a mejor actriz, para Isabelle Furhan; y el de mejor fotografía, que recayó en Todd Martin.
El festival destacó la «feroz interpretación» de la actriz principal, Furhan, y la «dirección audaz» de Hadaway, que crean «una ventana visceral a un mundo despiadado».
«Una cinematografía elegante y una banda sonora seductora completan la experiencia, evocando el romance y el peligro de enamorarse; la atracción, el drama y sus consecuencias», apuntaron los organizadores del festival, que agregaron que el debut de Hadaway, basado en su experiencia personal como remera universitaria competitiva, «presagia una nueva voz audaz en la narrativa LGTBI».
El premio a mejor actor fue para Matthew Leone por su interpretación de un estafador de Nueva York en el largometraje «God’s Waiting Room», dirigido por Tyler Riggs.
Como mejor guion el jurado escogió el de la comedia «Mark, Mary, and Some Other People», escrita y dirigida por Lauren Hadaway, y que narra la historia de una pareja de jóvenes que decide explorar los caminos de una relación sentimental abierta.
MEJOR DOCUMENTAL
En la sección de largometraje documental, la cinta ganadora fue «Ascension», dirigida por Jessica Kingdom y que explora «el sueño chino», «la identidad de la China contemporánea en relación con su visión del consumismo, la innovación y la posición social».
«La lente curiosa y observadora de la película ofrece una calidad hipnótica en sus imágenes y sumerge al espectador en las marcadas diferencias entre las clases sociales y cómo la lucha de la clase trabajadora se pone al descubierto al tratar de realizar el sueño chino», comentan los organizadores del festival sobre la cinta.
Kingdom fue distinguida también como el premio a mejor directora novel.
En esta categoría también fueron premiados los documentales «The Kids», por su edición, y «All Three Sons», por la fotografía.
MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA
En el apartado de Narrativa Internacional, «Brighton 4th», que cuenta la historia de un luchador georgiano que viaja a Brooklyn (Nueva York) para ayudar a su hermano con una deuda de juego, se impuso como el mejor largometraje extranjero de ficción.
La cinta, «una historia de supervivencia interpretada con sensibilidad y con dosis iguales de frivolidad y seriedad», es resultado de una coproducción ruso-georgiana, está dirigida por Levan Koguashvili y protagonizada por Levan Tediashvili, que en la vida real compitió como luchador en los Juegos Olímpicos.
Tediashvil se llevó también el premio a mejor actor extranjero por su interpretación en «Brighton 4th», cuyo guion, creado por Boris Frumin, fue elegido como el mejor guion internacional.
El premio a mejor actriz lo compartieron las actrices Bassant Ahmed y Basmala Elghaiesh por su trabajo en la película egipcia «Souad», dirigida por Ayten Amin y que se zambulle en la vida de una estudiante universitaria del Egipto profundo y su debate interno entre las expectativas puestas en ella por su educación tradicional en el seno una familia de clase media y sus relaciones sociales a través de internet.
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