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Venezuela: Detienen a Nicmer Evans la noche de este #13Jul por supuesta “incitación al odio”

América del Sur/ Venezuela/ 14.07.2020/ Fuente: efectococuyo.com.

El politólogo y director del portal de noticias Punto de CorteNicmer Evans, fue detenido la noche de este lunes 13 de julio.

En horas de la tarde denunció que a su residencia llegaron funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) que hostigaron a su esposa y familia.

Además, dijo que en ese momento se llevaron a su abogado y “su hermano” Ángel Herrera en calidad de testigo, tras mostrar una orden de aprehensión en contra de Evans. Además, allanaron su vivienda.

Poco antes de las 9:00 pm, Evans subió un video a su cuenta de Instagram, en el que mostró la orden de aprehensión en su contra firmada por el Tribunal 21 de Control del Área Metropolitana de Caracas.

El documento tiene fecha del 11 de julio, es decir, de hace 48 horas, y lo acusan de los supuestos de delitos de “promoción o incitación al odio”, contemplados en la Ley contra el Odio que aprobó la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en el año 2017.

“Para que quede constancia, en este momento me están notificando y llegaron a donde estoy. Esta es la orden de aprehensión para mi captura… quiero dejar claro acá que el derecho consagrado de la libertad de expresión, la crítica, la acción política, la defensa y la resistencia cante la tiranía no puede ser considerada instigación al odio”.

“Yo fui chavista para que hubiese más libertad”

Evans advirtió que el país vive una “neodictadura, donde los delitos se imputan sin ningún tipo de razón ni de justicia”. Pidió a los grupos políticos y al portal que dirige mantener la defensa de las libertades democráticas en el país.

Expresó que mantenía su respaldo a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, tal como reconocen al presidente de la Asamblea Nacional más de 50 países de la comunidad internacional.

“Yo fui chavista, pero nunca lo fui para esto; yo fui chavista y nunca lo fui para atentar en contra de la gente… para que hubiese más libertad; pero hubo un engaño, hubo un fraude y sobre ese fraude convoco a la gente que nos unamos para el restablecimiento de la democracia”.

Nicmer Evans apoyó la gestión del fallecido presidente Hugo Chávez, pero a la llegada de Maduro al poder se desmarcó de su gobierno. Fundó con otros chavistas disidentes la corriente Marea Socialista, de la que se separó en el año 2017 y creó el Movimiento por la Democracia y la Inclusión.

Fuente de la noticia: https://efectococuyo.com/la-humanidad/detienen-a-nicmer-evans-en-la-noche-de-este-13jul-por-promocion-o-incitacion-al-odio/

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Venezuela: Grupo de estudiantes protestó contra el CNE en Valencia

América del Sur/Venezuela/21-06-2020/Autora: Beatriz Rojas/Fuente: www.el-carabobeno.com

Un grupo de estudiantes acudió este jueves ante la sede regional del CNE en Los Colorados, y mediante una pancarta rechazó el nombramiento de las nuevas autoridades del ente comicial por parte del TSJ.

Liderados por Gabriel Cabrera, presidente de la Federación Nacional de Estudiantes de Derecho, y emulando una acción similar de estudiantes de la UCV en Caracas, instalaron una pancarta con la frase “Este CNE es una farsa”.

Cabrera expresó que los jóvenes carabobeños no van a convalidar ningún fraude electoral.

“Le decimos a los traidores que a Carabobo le corre libertad y la democracia por la venas, y no vamos a permitir otro fraude

Fuente e Imagen: https://www.el-carabobeno.com/grupo-de-estudiantes-protesto-contra-el-cne-en-valencia/
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15 grandes libros sobre racismo en EEUU escritos por quienes más saben

Mundo/Autor(a) y Fuente: www.eldiario.es

La última campaña por el asesinato de George Floyd consistió en subir un cuadrado negro a las redes sociales como símbolo de escucha y solidaridad con la comunidad negra. Era solo un día, pero este acto de prestar oídos a los que sufren el racismo en primera persona y se han alzado contra él en la mayor crisis de las últimas décadas no debería concluir a las veinticuatro horas. Por eso, una buena forma de ayudar y de seguir escuchando es a través de los libros.

Hay grandes obras que sirven de cabecera en las protestas de Estados Unidos y que, en cambio, aquí no encontraron su hueco en el mercado editorial. Pero hay muchos otros que sí y que conviene rescatar ahora para entender el alcance del racismo que se salda con vidas en Norteamérica desde mucho antes de la agresión contra Floyd. Seleccionar lecturas sobre la estructura racista de un país y aplicarlas a otros es lo que hacen, precisamente, proyectos como Los libros que nos unen.

Apadrinado por el periodista y activista Moha Gerehou, cada semana analizan un título atravesado por la causa racial en sus redes sociales y una vez al mes (cuando volvamos) de forma presencial en la librería Traficantes de sueños de Madrid.

Una gran parte del movimiento Black Lives Matter se centra en la enseñanza porque «si hay algo que puede acabar en el futuro con el racismo, además de la lucha política, es la educación». Y estos 15 títulos escritos por mujeres y hombres negros son toda una muestra de conocimiento, comprensión y orientación para empezar con el cambio.

color

El color de la justicia, de Michelle Alexander (Capitán Swing)

Es conocido como la biblia del Black Lives Matter. Un porcentaje desproporcionado de la población carcelaria de Estados Unidos está compuesto por afroamericanos y, en este libro, la periodista Michelle Alexander detalla la combinación de diferentes factores legales que hacen que los hombres negros tengan más probabilidades de ser blanco de la policía y de recibir largas condenas de prisión.

En inglés se titula The New Jim Crow en referencia a las leyes de segregación racial del sur de EEUU.


Americanah

Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie (Literatura Random House)

Ifemelu, como su autora, es una chica nigeriana de clase alta que llega a Nueva York para estudiar y buscar nuevas oportunidades. Una expectativa que se desvanece en cuanto pone un pie al otro lado del charco y empieza a sufrir el escarnio por su color de piel.

El relato ficticio se funde con el de Chimamanda, ya que muchas de las cosas que cuenta las sufrió en primera persona cuando llegó a Filadelfia con una beca para la universidad. Ahora, su relato se ha convertido en un referente para muchas jóvenes afroamericanas.


Angela Davis

La libertad es una batalla constante, de Angela Davis (Capitán Swing)

Una de las características que define y une a los grandes pensadores de la Historia es la capacidad de ir por delante de la sociedad y de dar antes con las conclusiones que el resto tardaremos años en obtener. Y, en ese grupo selecto, Angela Davis ocupa una posición de oro.

Ya fue pionera en el libro Género, raza y clase donde sentó las bases teóricas de la interseccionalidad que hoy está en boca de todos. Por su parte, La libertad es una batalla constante profundiza en la necesidad de instaurar un activismo que plante cara a todas las injusticias sociales: del feminismo al antirracismo, pasando por la lucha contra el cambio climático o la liberación de Palestina. Desafía a construir el Movimiento de la liberación humana y nos recuerda que esa es «una batalla constante».


destello

Un destello de libertad, de Keeanga-Yamahtta Taylor (Traficantes de sueños)

El trabajo de Taylor es seguramente uno de los mejores análisis políticos sobre las relaciones entre el viejo y el nuevo movimiento negro. De la corriente por los Derechos Civiles y los Black Panthers al contraataque económico e ideológico de Nixon y Reagan y los límites de la integración de políticos afroamericanos en las instituciones, con Obama como mejor exponente.

Destaca la novedad de la reciente oleada de protestas, en una increíble anticipación de estas últimas, y también los múltiples problemas a los que se enfrentan.


Ilustración que aparece en la cubierta del libro

Un día más en la muerte de EEUU, de Gary Younge (Libros del K.O)

El 23 de noviembre de 2013 murieron diez adolescentes por arma de fuego en Estados Unidos. El más pequeño tenía nueve años; el mayor, diecinueve. Esta cifra, que en muchos otros países habría parecido desorbitada, pasó sin apenas atención entre las noticias de la prensa estadounidense.

El periodista Gary Younge, entonces corresponsal de The Guardian en el país norteamericano, se propuso rescatar del olvido los nombres y las historias de aquellos diez muchachos. Aquí se puede leer un fragmento en exclusiva del ensayo.


mundo y yo

Entre el mundo y yo, de Ta-Nehisi Coates (Seix Barrall)

«Te escribo en tu decimoquinto cumpleaños», escribe Coates a su hijo. «El año en el que te enteraste de que Eric Garner fue ahogado por vender cigarrillos; de que Renisha McBride fue disparada por buscar ayuda; y de que a John Crawford le dispararon por merodear en una tienda. Has visto a hombres vestidos de uniforme y asesinando a Tamir Rice, un niño de 12 años a quien juraron proteger. Y has visto a hombres con el mismo uniforme golpear a Marlene Pinnock, la abuela de alguien, a un lado de la carretera». Un análisis desgarrador de la posición céntrica que ocupa el racismo en la vida de este periodista, su hijo y todos los que les rodean.


Gueto

Gueto, de Mitchell Duneier (Capitán Swing)

Para el sociólogo Duneier, el concepto de gueto fue una invención de los estados represores que querían segregar a una parte de su población y más tarde esos lugares se convirtieron en un símbolo político en sí mismo para quienes viven en ellos.

Mediante un pormenorizado análisis de los trabajos intelectuales de distintas épocas, infiere que el alambre de espino de los nazis no era más eficaz que los contratos restrictivos de los negros de EEUU, con los que creció la discriminación laboral, empeoraron las condiciones higiénicas, sanitarias y educacionales y la delincuencia juvenil se convirtió en una lacra. Un ensayo fundamental para entender una realidad que colea en el presente.


matrimonio

Un matrimonio americano, de Tayari Jones (Alianza editorial)

Además de ser elegido por Obama en su clásica lista de lecturas de verano, esta novela es «una representación conmovedora de los efectos de una condena injusta por violación en una joven pareja afroamericana».

Los protagonistas, Roy y Celestial, son un joven ejecutivo y una artista en ciernes con una brillante carrera profesional por delante. La suya es una historia de amor, pérdida, lealtad y capacidad de recuperación de los seres humanos, pintada sobre un lienzo político que ilumina la Norteamérica de hoy.


Malcolm

Biografía de Malcolm X, de Alex Haley (Capitán Swing)

Escrita por Alex Haley, autor del vademécum de la lucha racial, Raíces, y ganador del Pulitzer, esta biografía es fruto de más de 50 entrevistas en las que se recoge la historia del dirigente negro que, junto a Martín Luther King, ha marcado la lucha por los derechos de los descendientes de esclavos.

Malcolm X ahonda sobre las mentiras y limitaciones del sueño americano y sobre el racismo de una sociedad que niega a sus ciudadanos no blancos la oportunidad de soñar.


Ojos azules

Ojos azules, de Toni Morrison (Debolsillo)

Morrison estrenó pluma a los 40 años. Suena tarde para la mayoría, pero en su caso fue la clave para esbozar unas primeras líneas que dejan sin aliento a casi todo el que las lee. «Silencioso como si estuviera oculto, no había caléndulas en el otoño de 1941. En aquél momento pensamos que las caléndulas no crecían porque Pecola iba a tener el hijo de su padre».

Así comienza Ojos azules, sobre una niña negra, solitaria y poco querida que sueña con tener unos ojos como los de Shirley Temple. La autora neoyorquina se atrevió a irrumpir con tal dureza debido a su trayectoria como editora en el gigante Random House. Allí descubrió un punto ciego y racista en el mercado norteamericano, le puso luz y lo empequeñeció. Una labor impresionante que comenzó con esta obra.


The Underground Railroad

El ferrocarril subterráneo, de Colson Whitehead (Literatura Random House)

Whitehead leyó muchos testimonios de esclavos de plantaciones para dar forma a su Ferrocarril subterráneo pero lo que le destrozó de verdad fue la película 12 años de esclavitud. La protagonista en su caso, Cora, es una chica de quince años que escapa de los trabajos forzados a través de una red subterránea de trenes y vías.

El jurado del Pulitzer, que ganó en 2017, comparó esta obra con Cien años de soledad y con El diario de Anna Frank por la crudeza de las palabras de esta adolescente.


odio

El odio que das, de Angie Thomas (Gran Travesía)

Starr es una chica de dieciséis años de edad que vive entre dos mundos: el barrio pobre de gente negra donde nació, y su instituto situado en un elegante barrio residencial blanco. El difícil equilibrio entre ambos se hace añicos cuando se convierte en testigo del asesinato a tiros de su mejor amigo, Khalil, a manos de un policía.

El libro de Thomas, que después se convirtió en película, causó un gran revuelo en Estados Unidos, donde trece editoriales se disputaron sus derechos por reflejar fielmente el espíritu del Black Lives Matter.


KKKLAN

Infiltrado en el KKKlan, de Ron Stallworth (Capitán Swing)

Pocos conocen que la aplaudida película de Spike Lee narra la historia real de Ron Stallworth, un agente negro que en los años 70 consiguió infiltrarse en el Ku Klux Klan (KKK), el grupo de supremacistas blancos más importante de Estados Unidos. Para ello, contó con la ayuda de un policía blanco que asistía a las reuniones, hacía amigos y grababa las conversaciones, por lo que consiguió algunos de los detalles más escabrosos de la organización. Durante la investigación, Ron también saboteó quemas de cruces y desenmascaró a los supremacistas blancos del Ejército.


pajaro

Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado, de Maya Angelou (Libros del Asteroide)

Angelou fue una de las primeras mujeres afroamericanas que usó su literatura como arma contra el racismo, y esta es su primera autobiografía. Aunque narra episodios dolorosos, lo hace desde la inocencia y la alegría de una voz infantil, sobre todo en el periodo en el que vivió con su abuela en un pequeño pueblo de Arkansas. Lo que vio y aprendió allí, el sentimiento de comunidad, le permitió sobrevivir a las agresiones raciales y sexuales que sufrió por parte de hombres blancos en California. Al final, las letras y Shakespeare fueron su salvación.


blues

El blues de Beale Street, de James Baldwing (Literatura Random House)

La mejor obra de Baldwin para analizar el racismo en EEUU es The Fire Next Time, su apasionada súplica para «poner fin a la pesadilla racial» en Estados Unidos que fue un éxito de ventas, que no ha llegado a nuestro país. Pero, teniendo en cuenta que es una pluma referente del movimiento, esta tampoco se queda atrás: una dolorosa historia de amor e injusticia racial en el Nueva York de los setenta que el año pasado inspiró una película de Barry Jenkins, director de Moonlight.

Fuente e Imagen: https://www.eldiario.es/cultura/libros/Libros-racismo-Estados-Unidos_0_1034146986.html

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Teorías conspirativas y visión desconfiada (crítica)… ¿Por qué no?

Por: Marcelo Colussi
«Todo poder es una conspiración permanente”.

Honoré de Balzac

Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre” .

Aldous Huxley

El peligro mayor al que nos enfrentamos no es que las cosas «se queden como estaban», sino que vayan a bastante peor”.

Jorge Riechmann y Adrián Almazán

I

Pese a que se hable hasta el cansancio de “democracia” (palabra manoseada que da para todo: para invadir países, asesinar impunemente, torturar, mentir, manipular), lo que menos hacen “los pueblos” es justamente eso: decidir su futuro, gobernarse. El mundo moderno, el capitalismo surgido en Europa desde el Renacimiento en adelante que hoy día se globalizó aplastando otras opciones, tiene en la “democracia” y en la “libertad” sus íconos por antonomasia. Íconos, sin embargo, que no pasan de una deslucida opacidad muy engañosa.

Lo que hacemos, pensamos, consumimos, cómo nos divertimos, nuestra forma de relacionarnos con el mundo, en otros términos: nuestra vida en general, cada vez más está digitada por poderes que nos sobrepasan en manera inconmensurable. Inmediatamente hay que hacer una imprescindible y capital aclaración: decir esto no es ninguna conducta paranoica, una delirante visión de conspiraciones que obran en nuestra contra.

La paranoia, llamada por Freud “demencia paranoide” a inicios del siglo XX, hoy día preferiblemente conocida, según los manuales de psicopatología al uso, como “Trastorno de ideas delirantes”, es un “Grupo de trastornos caracterizado por la aparición de un único tema delirante o de un grupo de ideas delirantes relacionadas entre sí que normalmente son muy persistentes, y que incluso pueden durar hasta el final de la vida del individuo. El contenido del tema o conjunto de ideas delirantes es muy variable. A menudo es de persecución, hipocondríaco o de grandeza, pero también puede referirse a temas de litigio o de celos o poner de manifiesto la convicción de que una parte del propio cuerpo está deformada o de que otros piensan que se despide mal olor o que se es homosexual”.

El delirio paranoico existe, sin lugar a dudas; de hecho, en muchos casos esa “desconfianza” patológica (las celotipias extremas, por ejemplo) puede llevar al asesinato. El otro, el “perseguidor”, es vivido como enemigo: antes que me agreda, lo aniquilo. Lamentablemente, dada la precariedad del abordaje de los “problemas mentales” que se sigue padeciendo (el Psicoanálisis aún es resistido y prima la Psiquiatría manicomial), los “enfermos paranoicos” suelen terminar en el loquero (donde, por supuesto, nadie se cura).

El mundo, sin dudas, está atravesado por una serie de ideas de talante paranoico, muchas veces tomadas con cierta seriedad o, al menos, presentadas con un grado de credibilidad, pero absurdas e insostenibles, en definitiva: “los judíos o ciertas sectas esotéricas (Illuminati, masones, etc.) manejan el mundo”, “los extraterrestres están entre nosotros”, “las vacunas son un experimento en masa que provocan autismo”, “la actual enfermedad COVID-19 se activa por las emisiones de ondas 5G”, “la aparición de un cometa anuncia el fin de nuestro planeta”, “las pirámides de Egipto fueron construidas por alienígenas”, y un largo etcétera.

Por supuesto que la dinámica de las sociedades no puede explicarse por estas elucubraciones, sin base ni sustento científico. El delirio, definitivamente, está entre nosotros, a veces medianamente tolerado, lo cual evidencia que la “normalidad” es siempre una pregunta abierta, una cuestión de grado. Es decir: no hay una normalidad definitiva, dada de una vez, única e inamovible (Hitler era un loco que creía en la eugenesia, aunque no debe olvidarse que el pueblo alemán masivamente lo siguió). Pero ni la historia de la humanidad ni el mundo actual no se mueven por ideas delirantes, por fuerzas sobrenaturales ni mensajes apocalípticos de seres extraordinarios: son las relaciones sociales, concretas y materiales, que establecemos los seres humanos para asegurar nuestra existencia (individual y colectiva) las que explican la arquitectura general de las cosas. De ahí que el materialismo histórico, por ejemplo, y su concepto de lucha de clases da mucho más en el blanco para entender las sociedades y sus conflictos, que la apelación a poderes malignos o conjuras de grupos ocultos en las sombras. Dicho de otro modo: una clase social, detentadora de los medios de producción (tierra, maquinaria, dinero) explota la fuerza de trabajo de una mayoría, la otra clase social, la clase trabajadora, con lo que se genera una riqueza que queda mayoritariamente en la clase explotadora.

Ahora bien: esa clase beneficiada, que asienta su riqueza y poderío en el trabajo de enormes mayorías a las que sojuzga, hace lo imposible para mantener sus privilegios. Para ello, apela a los mecanismos más sórdidos, más perversos, más sanguinarios llegado el caso. Como sin miramientos lo dijo uno de los más connotados intelectuales orgánicos de esa clase dominante, el polaco-estadounidense Zbigniew Brzezinsky, miembro de connotados tanques de pensamiento de Estados Unidos y catedrático en la Universidad Johns Hopkins: “La sociedad será dominada por una elite de personas libres de valores tradicionales que no dudarán en realizar sus objetivos mediante técnicas depuradas con las que influirán en el comportamiento del pueblo y controlarán con todo detalle a la sociedad, hasta el punto que llegará a ser posible ejercer una vigilancia casi permanente sobre cada uno de los ciudadanos del planeta. (…) Esta elite buscará todos los medios para lograr sus fines políticos tales como las nuevas técnicas para influenciar el comportamiento de las masas, así como para lograr el control y la sumisión de la sociedad”.

Pensar, entonces, que hay grandes, inconmensurables grupos de poder que le dan forma al mundo en que vivimos, que nos obligan a seguir siendo esclavos (asalariados), mundo “en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre”, como agudamente dijera Aldous Huxley, no es ningún delirio paranoico. Es la constatación de una cruda y descarnada realidad: hacemos, pensamos y actuamos según lo que poderes determinados nos dicen. No importa si esos grupos son judíos, católicos, musulmanes, ateos, hombres, mujeres, bisexuales, amantes del samba brasileño o la salsa colombiana: son grupos de poder que tienen en sus manos monumentales decisiones. Eso ¿es paranoico?

II

Para ejemplificar lo anterior, dos rápidos ejemplos.

1) En Guatemala, Centroamérica, pequeño país “bananero” con una gran riqueza acumulada (onceava economía latinoamericana) injustamente distribuida (grandes familias que viven como magnates de Wall Street con una inmensa población precarizada -el salario mínimo cubre apenas un tercio de la canasta básica-), la corrupción es una constante histórica. Corrupción e impunidad son parte absolutamente normalizada del paisaje social. Pero en ese escenario sociopolítico y cultural surgió hacia el 2015 una fabulosa “cruzada contra la corrupción”. Eso resultó altamente llamativo, por cuanto Guatemala se caracteriza -como todos los países de Latinoamérica- por una inveterada cultura de corrupción que alcanza todos los niveles. Para ese entonces, llamativamente todos los medios de comunicación comerciales (de derecha, conservadores, grandes empresas privadas lucrativas al fin, corruptas en muchos casos) pusieron en la agenda pública como tema totalmente dominante la lucha contra la corrupción. Por unos meses no se hablaba de otra cosa: la corrupción pasó a ser la peor plaga bíblica sufrida, causa última de todos los males del país. Queda claro ahora que eso fue un muy sofisticado mecanismo geoestratégico de Washington, probado en estas tierras para luego iniciar su trabajo de reversión (roll-back) de gobiernos que no le eran muy afines (el PT en Brasil, Cristina Fernández en Argentina).

Esa desatada “lucha monumental contra la corrupción” (se llegó a decir que “Guatemala daba un ejemplo al mundo”) trajo como consecuencia una relativa movilización de la sociedad, terminando en una crisis política que finalizó mandando a la cárcel al por entonces binomio presidencial (Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti). Pero luego de esa bien manejada crisis (asegurando “gobernabilidad” con la llegada a la presidencia de un candidato idóneo para seguir el guión: Jimmy Morales, supuestamente no tachado de corrupto) la corrupción salió de escena. Años después corrupción e impunidad siguen marcando el pan nuestro de cada día, y no volvieron a aparecer en la agenda mediática. ¿Es paranoico pensar que hubo allí una bien montada operación de “psicología militar de masas”? ¿Por qué sería delirante? ¿Qué argumento científico de peso puede oponérsele? ¿Movilización popular espontánea? Nada lo indica, porque las clases oprimidas siguieron tan oprimidas como siempre.

2) Hasta hace unos años, las mujeres occidentales solían pintarse las uñas de las manos con los cinco dedos llevando el mismo color. De pronto, cuatro dedos empezaron a mostrar un color, y un quinto dedo -preferentemente el anular- otro. Se hizo moda, y una enorme cantidad de mujeres empezó a hacerlo así. Puede parecer superficial la pregunta, pero pretende no serlo, en absoluto: ¿quién marcó esa pauta? Seguramente no fueron los platos voladores, los masones ni los Illuminati. Sin dudas, alguien lo decidió (así como se deciden las modas). ¿Es paranoico, delirante, es apelar a teorías conspirativas considerar que alguien estableció una pauta de consumo determinado? ¿No es eso la moda acaso?

Estos dos ejemplos intentan poner en evidencia que las conductas de las masas, del grueso de la población, no son -en general- producto de una reflexión sopesada, de actitudes críticas. Esto no significa que las masas sean “tontas”, que la población sea felizmente una esclava silenciosa que “gracias al consumo y al entretenimiento, amaría su servidumbre”. Las masas a veces reaccionan, se enardecen, revolucionan lo existente, y el mundo cambia. Eso, y no otra cosa, es la lucha de clases. El mundo sigue cambiando (de la Edad de Piedra o la época de los faraones a la fecha hubo muchos cambios), pero justamente los grupos detentadores del poder hacen lo imposible para que las cosas no cambien. Y desde las sombras elucubran cómo mantener el estado de cosas. ¿O acaso es distinta la historia de la Humanidad?

¿Por qué ahora la Embajada de Estados Unidos en Guatemala, según un paper secreto recién filtrado, está tan sumamente preocupada por la situación de la pandemia del COVID-19? No por la salud de la población, sino por la posibilidad real de estallidos sociales a que el hambre podría dar lugar. Si algo se busca a toda costa, es la “gobernabilidad”, es decir: que nada cambie (que los privilegios de la clase dominante se mantengan). Un estallido social puede encender mechas que luego se vuelven inmanejables (por eso, por ejemplo, Mike Pompeo, Secretario de Estado de Estados Unidos, pudo decir refiriéndose a las protestas populares de Chile del año pasado: “América del Sur se nos puede embrollar de modo incontrolable si no tenemos siempre a la mano un líder militar, y en el caso de Chile, esto reclama un jefe de la calidad solidaria del general Augusto Pinochet”). ¿Es acaso paranoico pensar que la recomendación de la Embajada de Estados Unidos en Santiago a las fuerzas armadas trasandinas se cumplió al pie de la letra? Cada explicación alternativa a los discursos oficiales (siempre mentirosos, manipuladores, que trastocan los hechos), cada explicación que contradice el “mundo feliz” que nos transmiten los medios masivos de comunicación, ¿es un delirio paranoico, es ver marcianos y conspiraciones? Pero… en Chile mucha gente perdió la vista por la represión de los carabineros. Alguien dio esa orden, ¿verdad? ¿Por qué Pompeo diría eso en una reunión en Washington? No parece muy delirante pensar que unos cuantos funcionarios en Estados Unidos deciden lo que debe pasar en Latinoamérica. ¿O hay que mandar al manicomio a quien denuncie algo así?

III

La marcha del mundo tiene una lógica. Lo que hacemos cada día, responde en muy buena medida a planes trazados. Y esos planes no los traza la mayoría en decisiones populares, en asambleas abiertas. ¡En absoluto! Eso que se nos presenta como democracia es la más artera mentira, manipulada muy eficientemente. Por supuesto que sí, hay formas auténticas de democracia de base, de poder popular donde se deciden las líneas por donde transitará una comunidad. Pero, a todas luces, esas son de momento expresiones muy embrionarias. Solo las experiencias socialistas las han permitido en parte, de ahí que el socialismo siga siendo la única esperanza real de un mundo más justo. Este mito de la democracia parlamentaria actual no es sino eso: mito, ficción, fantasía, burda manipulación.

El orden del mundo no lo decide el “ciudadano” votando cada cierto tiempo. Eso es patéticamente absurdo. Los presidentes -todos, de todos los países- son, en definitiva, empleados de los verdaderos tomadores de decisiones. ¿Quién establece el precio del petróleo, lo que un país debe producir, el inicio de las guerras, el entretenimiento para mantener “felices a los esclavos”? La gente, el ciudadano de a pie, la persona que está leyendo este mediocre opúsculo: ¡no! Eso se decide a puertas cerradas entre muy pocas personas en el mundo. En las sociedades de clase, siempre fue así: el rey y su séquito, el faraón, el sumo sacerdote, los mandarines, la gente que maneja el Fondo Monetario Internacional o los que se sientan en un lujoso pent house climatizado con enormes jacuzzis, esos a los que “la plebe” no puede acceder jamás, esos de quienes ni siquiera conocemos sus nombres, esos son los que deciden (¿quiénes son los dueños de la Exxon-Mobil, o de la Coca-Cola Company, o del JPMorgan Chase & Company?). ¿Cuándo cambiará eso? …, no lo sabemos ni lo estamos previendo. Lo que sí está por demás de claro, como dijo el francés Honoré de Balzac, que “todo poder es una conspiración permanente.” Las leyes, lo sabemos, no son justas ni equitativas, y no las deciden las mayorías: “La ley es lo que conviene al más fuerte”, expresó Trasímaco de Calcedonia en el siglo IV antes de nuestra era. “Las leyes están hechas para y por los dominadores, y conceden escasas prerrogativas a los dominados”, dijo Sigmund Freud en 1932.

¿Por qué ahora los Estados, a partir de las políticas neoliberales vigentes en estas últimas décadas, se adelgazaron terriblemente siendo reemplazados por la “beneficencia” de eso que se llama “cooperación internacional”, o sustituidos por grandes mecenas? ¿Una forma de precarizar cada vez más la vida de la clase trabajadora global, para someterla más y más? Los servicios básicos los debe brindar el Estado y no bienhechores magnánimos. Daniel Espinosa nos informa que “Los “Silicon Six”, como se conoce a Microsoft, Google, Apple, Facebook, Netflix y Amazon, son expertos en elusión tributaria, una realidad que han sabido ocultar tras su imagen de modernidad, de empresas “cool” (y muchos millones en donaciones “caritativas” a medios de comunicación). De acuerdo con una investigación reciente de Fair Tax Mark, esas seis compañías lograron ahorrarse cerca de 100 mil millones de dólares en impuestos entre 2010 y 2019”. ¿Qué mortal de a pie decidió acabar con los Estados nacionales y precarizar sus servicios básicos: salud, educación, infraestructura, seguridad? ¿Es una elucubración delirante pensar que esa desaparición del estado de bienestar se hizo para explotar más aún a los explotados de siempre?

¿Por qué sería un “trastorno de ideas delirantes” típico del Presidente Schreber (caso de psicosis teorizado por Freud a partir de la lectura de “Memorias de un neurópata”) pensar que grupitos minúsculos de poderosos magnates deciden lo que pasa en el mundo?

De lo que se trata es de sustituir la autodeterminación nacional, que se ha practicado durante siglos en el pasado, por la soberanía de una elite de técnicos y de financieros mundiales”, pudo decir el recientemente fallecido David Rockefeller, nieto del legendario John Davison Rockefeller, en su momento la persona más acaudalada del mundo, fundador de la mítica dinastía de banqueros e industriales petroleros de Estados Unidos. “Todo lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial”, agregó en su momento, él, que  fuera uno de los más grandes conspiradores, arquitecto de la política mundial, factótum de importantes grupos “selectos” que deciden la marcha de la sociedad planetaria, donde no puede llegar “la chusma”, instancias por el Grupo Bilderberg, o la Comisión Trilateral (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón), según su propio decir, “altas personalidades” que deciden lo que ha de suceder en la humanidad: “el conjunto de potencias financieras e intelectuales mayor que el mundo haya conocido nunca”. ¿Es ver fantasmas pensar que todo eso existe? El 1% de la población mundial detenta el 50% de la riqueza mundial; y de ese mínimo porcentaje, solo el 0.01% es el que da las órdenes a los presidentes. Decir eso, ¿es ser paranoico?

No es ninguna novedad (¿o es un delirio paranoico, una voz alucinada?) constatar que infinidad de hechos políticos que suceden están pergeñados en oficinas de la más alta secretividad, sin que las poblaciones tengan la más remota idea: Pearl Harbor, el asesinato de Kennedy para continuar con la guerra de Vietnam a la que él se oponía, la caída de las Torres Gemelas, las supuestas armas de destrucción masiva en Irak, el ataque a Nicaragua antes de que el sandinismo -cuando aún era revolucionario- “invadiera Texas”, el financiamiento de la Ford Motors Company al nazismo en sus inicios -para que invadiera y terminara con la Unión Soviética-, los experimentos sobre la sífilis hechas, sin conocimiento de las autoridades, con población guatemalteca en la década de 1950, armas bacteriológicas desconocidas por el público, los secretos revelados por la crisis de conciencia del ex espía estadounidense Edward Snowden, y la lista puede continuar interminable. El medicamento cubano Interferón alfa 2B recombinante sirvió para parar la epidemia en China, ¿por qué no se dijo una palabra de eso en el “mundo libre”? ¿Es ser un desubicado psicótico preguntarse el porqué de ese silencio? ¿Son todas elucubraciones paranoicas, afiebradas visiones conspirativas del mundo, delirios insanos para mandar al manicomio a quien exprese preguntas sobre todo esto?

IV

Hoy día cursamos una pandemia de un virus nuevo, desconocido en todo su potencial, el coronavirus.

La nueva neumonía por coronavirus no es tan grave como otras enfermedades contagiosas de clase A (peste y cólera) todavía. Sin embargo, debido a que es una enfermedad recién descubierta, con un riesgo relativo considerable para la salud pública, todos deben estar atentos y bien protegidos. Tomar las medidas de control de Clase A genera notificaciones y publicidad más rápidas; Esto facilita a los trabajadores de la salud en la prevención y el control de la enfermedad, así como al público en la adquisición de la información más reciente para una mejor respuesta a la epidemia”, puede leerse en el Manual de prevención del coronavirus puesto a circular por el gobierno de la República Popular China recientemente, al aparecer el brote en la ciudad de Wuhan.

Efectivamente, no es tan grave, pues según el grado de letalidad, tenemos que hay afecciones mucho más dañinas: Peste (Yersinia pestis): 100%, peste pulmonar: 100%, VIH-SIDA: 100%, leishmaniasis visceral: 100%, rabia: 100%, viruela hemorrágica: 95%, carbunco: 93%, ébola: 80%, viruela en embarazadas: 65%, MERS (Síndrome respiratorio de Oriente Medio): 45%, fiebre amarilla: 35%, dengue hemorrágico: 26%, malaria: 20%, fiebre tifoidea: 18%, tuberculosis: 15%. El índice de letalidad del COVID-19 está alrededor del 4% (puesto en entredicho, incluso, por estudiosos del tema, que estiman que es menor).

Como es un agente patógeno nuevo, no se sabe mucho acerca de él. Lo que sí ya se ha podido ver es que tiene un potencial de contagio muy alto, de ahí que las autoridades sanitarias recomendaron confinamientos. De todos modos, hay algo llamativo en esta cuarentena militarizada que vivimos. El mundo se detuvo prácticamente, cuando hay voces -tan autorizadas como quienes dicen lo contrario- que alientan sobre lo llamativo del pánico creado. El destacado inmunólogo colombiano Manuel Elkin, quien trabajara en una vacuna contra la malaria, llama la atención sobre “la desproporción que supone que la malaria aflige entre 230 a 250 millones de personas al año y, de ellos, mueren de 1.250 a 1.500 al día”. Nos llama a reflexionar: “Paremos un poco esa histeria colectiva. Desde el principio de la enfermedad del coronavirus nos metieron un pánico excesivo; es una enfermedad a la que hay que ponerle cuidado, pero no para una histeria colectiva que no sirve para nada”.

Del mismo modo Johan Giesecke, destacado epidemiólogo consejero del gobierno sueco y miembro del Grupo Asesor Estratégico y Técnico para Riesgos Infecciosos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que “Esta enfermedad se propaga como un incendio y lo que uno hace no cambia demasiado. Todos se van a contagiar, todo en el mundo al final”.

Lo curioso es que una enfermedad que no es especialmente letal (el 96% de infectados se recupera), que ataca mortalmente solo a un segmento pequeño (ancianos, gente con inmunodeficiencias, población que se puede reinfectar muchas veces como el personal sanitario), ha causado un revuelo sin precedentes, paralizando el mundo. El epidemiólogo británico de la Universidad de Oxford, Christopher Fraser, considera que la proporción de casos sin reportar podría ser del 50%, por lo que “la tasa de letalidad rondaría el 1%”. El experto en virus, el español Adolfo García-Sastre, investigador del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, piensa que “existen de cinco a diez veces más infectados que lo que se está contabilizando actualmente, lo cual reduce mucho su letalidad”.

Considerando que la curva epidemiológica comenzó a aplanarse en los países que mayor número de contagios presentaron -con tasas de mortalidad diversas, pero siempre manteniendo una tasa de letalidad similar, que no supera el 5% (o quizá mucho menos)- la proyección en muertes nos muestra que al final del año el número total de decesos podría ser similar a la de la gripe estacional: entre 600 y 700 mil. Seguramente las medidas de confinamiento podrán haber evitado más muertes. Pero allí es donde se abre la pregunta.

Acusar de paranoia a quien se plantee preguntas críticas puede ser peligroso. Como dijo Luis Tuchán: “Llamar teoría conspirativa a toda explicación alternativa a la del poder, es ahora la forma de satanizarla”. La crisis actual, sanitaria en principio, abre preguntas. No es ninguna novedad -porque está reportado hasta el cansancio, incluso por las mismas Bolsas de Valores de distintas partes del mundo-, que el sistema capitalista en su conjunto entró en una terrible, tremenda, catastrófica crisis, similar -o peor- que la Gran Depresión de 1930. “No solo la crisis financiera estaba latente desde hacía varios años y la prosecución del aumento de precio de los activos financieros constituían un indicador muy claro, sino que, además, una crisis del sector de la producción había comenzado mucho antes de la difusión del COVID, en diciembre de 2019. Antes del cierre de fábricas en China, en enero de 2020 y antes de la crisis bursátil de fines de febrero de 2020. Vimos durante el año 2019 el comienzo de una crisis de superproducción de mercaderías, sobre todo en el sector del automóvil con una caída masiva de ventas de automóviles en China, India, Alemania, Reino Unido y muchos otros países”, anunciaba una voz autorizada como el economista Erick Toussaint. Es ahí, entonces, donde entran las preguntas críticas, acusadas de delirio paranoico por algunos.

Sabemos que el sistema capitalista, o más aún, quienes disfrutan los beneficios de ser la clase dirigente allí, están dispuestos a hacer lo imposible para mantener sus prebendas: ¿no alcanza todo lo dicho para entenderlo? ¿Habrá que agregar dos millones y medio de muertos en Irak y más de un millón para mantener, respectivamente, el petróleo y el gas/negocio de la heroína? ¿Habrá que agregar Guantánamo? ¿Habrá que agregar dos bombas atómicas arrojadas impunemente sobre población civil no combatiente en Japón cuando la guerra ya estaba decidida? ¿Habrá que agregar todos los golpes de Estado en Latinoamérica, y su cohorte de muertos, torturados y desaparecidos, aconsejados por “expertos” estadounidenses? (recuérdese la cita anterior de Mike Pompeo). El sistema está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantenerse: por eso miente, embauca, distorsiona. Las enseñanzas de Goebbels (“Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad”) fueron amplificadas en un grado sumo en la tierra “de la democracia y la libertad”. Se nos vive mintiendo todo el tiempo, y eso no parece un delirio paranoico. En Guatemala se hizo creer que la “ciudadanía” sacaba del poder a un presidente corrupto…. Y no era así. ¿Quién dijo que la uña del dedo anular de una mujer es más bonito y que hay que seguir el dictado de la moda pintándoselo de otro color? ¿Los marcianos? ¿Los masones? ¿Los Rosacruces? ¿O quienes fijan la moda, y venden las mercaderías correspondientes?

Pensar que hay “gato encerrado” en las políticas que digitan nuestras vidas parece muy sano, porque demuestra una actitud crítica, algo más que la feliz y pasiva aceptación del entretenimiento con que se mantiene a la esclavitud. El tratamiento militarizado y compulsivo que se le da a la actual pandemia, según se puede pensar, perfectamente podría entenderse como “honrosa” salida del capitalismo global ante una crisis fenomenal. La desocupación y el hambre son “culpa” de este agente patógeno entonces.

¿Estaba todo esto ya pergeñado? ¿Hay agendas ocultas trazadas? Como son temas álgidos, complejos, con infinidad de aristas en juego, se hace difícil -con la orfandad de datos que existe todavía- expedirse categóricamente. Las ciencias, por otro lado, nunca se expiden “categóricamente”: formulan saberes, que son siempre cambiantes, relativos (la física newtoniana no alcanza para ciertas cosas, por lo que surge la física cuántica; la descripción psiquiátrica no alcanza, por lo que surge el Psicoanálisis, la geometría euclidiana es ampliada por la geometría fractal, etc.). No puede aún darse una visión globalizante del fenómeno de esta pandemia, pero quedan cabos sueltos.

¿Es realmente necesaria la militarización de la vida cotidiana, o hay allí otras perspectivas en juego? ¿Un ensayo de lo que vendrá? “La crisis sanitaria ha sido la oportunidad perfecta para reforzar nuestra dependencia de las herramientas informáticas y desarrollar muchos proyectos económicos y políticos previamente existentes: docencia virtual, teletrabajo masivo, salud digital, Internet de las Cosas, robotización, supresión del dinero en metálico y sustitución por el dinero virtual, promoción del 5Gsmart city A esa lista se puede añadir los nuevos proyectos de seguimiento de los individuos haciendo uso de sus smartphones, que vendrían a sumarse a los ya existentes en ámbitos como la vigilancia policial, el marketing o las aplicaciones para ligar en internet. En conclusión, el peligro mayor al que nos enfrentamos no es que las cosas «se queden como estaban», sino que vayan a bastante peor”, razonan Jorge Riechmann y Adrián Almazán.

Definitivamente hay manejos en todo esto que dejan interrogantes. Hay una crisis sanitaria, porque la enfermedad existe y los muertos ahí están, pero también existe el peligro real que las cosas vayan a bastante peor, y no por el coronavirus precisamente. ¿Es paranoico pensar que el mundo que seguirá a la pandemia (vigilancia absoluta, distanciamiento de las personas, control omnímodo de nuestras vidas) puede ser aterrador? ¿Ya no más apretones de manos ni besos en la mejilla? Pero peor aún: ¿quién manejará esa información total, completa, omnímoda de nuestras vidas, información a la que no podremos resistirnos suministrar? Más aún: ni siquiera habrá que suministrarla, porque las técnicas de control la obtendrán de otra manera, sin esfuerzo, sin violencia. ¿Ese es el mundo post pandemia?

Está claro que se ha creado un pánico monumental, evidentemente desproporcionado en relación a lo que es la enfermedad del COVID-19 propiamente dicha. Ningún otro hecho colectivo había causado tamaño estupor. Y como los números lo indican, la nueva enfermedad no es sinónimo de muerte inmediata y masiva (según algunas voces autorizadas, muchísima gente la cursa asintomáticamente, o se cura sola. Solo población en riesgo -tercera y cuarta edad e inmunodeprimidos- tiene posibilidades reales de fallecer). ¿Por qué tanto pánico? ¿Está inducido? Recuérdese el manejo sobre la corrupción en Guatemala antes citado. Los climas sociales, esto no es ninguna novedad, se crean. ¿Por qué masivamente se piensa que “los musulmanes son terroristas”, o que “los colombianos son narcotraficantes”? ¿Por qué nos la pasamos hablando de fútbol o de series chabacanas y no podemos pensar críticamente en otros asuntos? ¿Alguien lo decide? ¿Es delirante pensar que allí hay agendas de grandes poderes que digitan la vida colectiva? “La televisión es muy instructiva, porque cada vez que la encienden, me voy al cuarto contiguo a leer un libro”, dijo Groucho Marx. ¿Delirio paranoico?

Luego de la pandemia de coronavirus todo indica que viene la vacunación masiva. Bill Gates, uno de los mayores magnates actuales del planeta -propietario de una de esas empresas antes citadas, campeonas de la evasión fiscal- es uno de los más grandes filántropos en el mundo y promotor de esa vacunación. “Las próximas guerras serán con microbios, no misiles”, dijo repetidamente. De hecho, él y su cónyuge Belinda constituyen uno de los principales sostenes financieros de la Organización Mundial de la Salud -OMS-, mecenas preocupado por la salud de la humanidad. ¿Seremos paranoicos si nos abrimos preguntas al respecto, si desconfiamos de tanta bondad? (porque alguien que evade impuestos da que pensar, ¿no?). La sociedad global cada vez más se encamina hacia tecnologías de vanguardia, revolucionarias (en las que China ya le está tomando la delantera a Estados Unidos). Las fortunas más grandes se van acumulando ahora en las empresas ligadas a la cibernética, la inteligencia artificial, la informática, la robótica. Como ejemplo representativo, el cambio que se ha venido dando en la dinámica económica de la principal potencia capitalista, Estados Unidos: para 1979, una de sus grandes empresas icónicas, la General Motos Company, fabricante de ocho marcas de vehículos, tenía un millón de trabajadores -daba trabajo a la mitad de la ciudad de Detroit, de tres millones de habitantes-, con ganancias anuales de 11,000 millones de dólares. Hoy día Microsoft, en Silicon Valley, mientras Detroit languidece como ciudad fantasma con apenas 300 mil pobladores, ocupa 35 mil trabajadores, con ganancias anuales de 14,000 millones de dólares. El capitalismo está cambiando. En el año 2017 la familia Rockefeller se alejó del negocio petrolero. ¿Vamos hacia las energías renovables? ¿Las próximas guerras serán por el agua? ¿Quién decide eso?

Llama la atención que un mecenas como Gates (que no parece tan “trigo limpio”, si es tamaño evasor fiscal y destructor de los Estados nacionales -la beneficencia no puede suplir al Estado-) se preocupe tanto de las vacunaciones. Quizá deba incluirse también en los negocios de futuro (¿el petróleo dejará de serlo?) a la gran corporación farmacéutica, la Big Pharma. Según datos que llegan dispersos, representantes de la GAVI, la Global Alliance for Vaccines and Immunization, y su fundador y principal financista, Bill Gates con su benemérita Fundación, insisten cada vez más en la necesidad de una inmunización universal. Como todo esto de la pandemia está aún muy confuso, nadie puede asegurar categóricamente nada.

¿Seguirá a toda esta parafernalia una vacunación obligatoria con insumos que habrá que pagar? ¿Será toda esta militarización de la vida cotidiana una muestra de cómo es el futuro inmediato? China, con un “socialismo” en el que no puede mirarse la clase trabajadora mundial -por ser un capitalismo desaforado disfrazado de socialismo-, al igual que las potencias occidentales -o más aún-, desarrolla un hipercontrol monumental sobre su población. Las tecnologías informáticas sirven para eso (y no hay duda que en eso llevan la delantera, pues ya están en la 5G, preparando la 6G). ¿Ese es el modelo a seguir?

“¡Los marcianos existen, son verdes y con antenitas!” Asegurar con toda convicción cosas de las que no se tiene pruebas es patológico: “aparición de un único tema delirante o de un grupo de ideas delirantes relacionadas entre sí que normalmente son muy persistentes”, según la oportuna descripción psiquiátrica. Pero abrirse preguntas críticas no es enfermizo: es muestra de salud. Definitivamente la pandemia nos ha venido a conmover. Dado que las cosas están confusas, nadie tiene la verdad con certeza ni puede predecir con exactitud qué continúa ahora. Lo que está claro es que seguirá más capitalismo (socialismo no se ve cercano por ahora), quizá más reconcentrado en menos manos y más controlador (¿alguien puede explicar por qué Estados Unidos reacciona tan desesperadamente anta la delantera china en la 5G?). La organización popular para plantearse cambios no parece muy en alza hoy. Si estamos antes la presencia de grandes poderes que deciden sobre la vida de la Humanidad con planes a largo plazo de los que nada sabemos, preguntarse por todo ello no es un delirio enfermizo: es casi una obligación.

Marcelo Colussi

Analista político e investigador social, autor del libro Ensayos

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Fuente e imagen: https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2020/05/23/teorias-conspirativas-y-vision-desconfiada-critica-por-que-no

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Y el monstruo murió en la cama

Por: Francisco González Tejera

Colgar por los pies con soga fina, la que corta la piel y llega hasta los huesos, golpear con bates de béisbol cuerpos vivos, repletos de cicatrices, pasar su sucia lengua por los pechos de mujeres luchadoras, demócratas, destrozadas por la tortura de un sicario del actual régimen español de reyes, panderetas, tortura, fastos y gobiernos corruptos.

18 querellas rechazadas por los juzgados españoles, interpuestas por las víctimas de sus brutales torturas, sucesivos gobiernos cómplices de sus aberraciones indefinibles contra personas que luchaban por la libertad y la democracia, solo retirar alguna mierda de medalla para quedar bien con la prole, cuando lo que se tenía que haber hecho era encarcelarlo y que se muriera podrido entre barrotes. Pero Españistán es diferente, se sigue respaldando desde cada estamento del actual régimen al fascismo más criminal.

El criminal torturador Juan Antonio González Pacheco, más conocido por Billy «El Niño», murió este 7 de mayo en un hospital de Madrid aquejado de Coronavirus, este amigo íntimo de un montón jefazos de la policía española, era un criminal de lesa humanidad, un asesino psicópata condecorado por todos los gobiernos de la democracia, por una monarquía caduca que apesta a franquismo.

Murió tranquilo aferrado a un respirador de los reservados para los hijos del régimen, ese mismo respirador que no existe para los trabajadores que superan los 65 años, a los que dejaron morir por la falta de recursos de una sanidad pública española vendida por políticos mafiosos a la mafia de la sanidad privada.

Esto solo pasa en un país con el fascismo metido en la médula de cada escalafón político y judicial, de una España podrida, con una Constitución absurda que no ha servido para juzgar a quienes asesinaron al pueblo que luchaba por la democracia, los que metieron estacas de madera en las uñas de Lasa y Zabala antes de tirarlos en una fosa común inundada de cal viva.

Gobierna lo mismo está claro, de lo contrario este asesino hubiera muerto en la cárcel, lo más grave es que otros torturadores con placa policial siguen libres, cobrando pastones por sus medallas al mejor criminal, al que mejor metía la picana en testículos y vaginas, al que mejor violaba en la mesa de tortura a muchachas luchadoras.

Esto es España, no hay duda, el último reducto mundial del fascismo y la tortura.

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2020/05/09/y-el-monstruo-murio-en-la-cama

Imagen: https://pixabay.com/photos/oppression-women-violence-barbie-458621/

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A flor de piel

Por: Carolina Vásquez Araya

Mirar hacia la calle desde la ventana, una parte de esta rutina recién adquirida.

6 de la mañana: Me despiertan la Pelusa y la Mimi algo impacientes y mirándome directo a los ojos, en espera de una señal de vida para comenzar a mover la cola y saltar de la cama. Sé muy bien que podría quedarme entre las sábanas porque no hay planes para hoy. De hecho, hace más de 6 semanas que no hay planes para el día; pero igual, con una persistencia encomiable, he insistido en darle un sentido positivo al encierro creando pequeños desafíos domésticos. Aunque agradecida por el privilegio de tener un techo y comida suficiente -mucho más que millones de personas cuyo día se inicia con el estómago vacío, en la incertidumbre y la necesidad- no puedo dejar de mirar con desconfianza al futuro inmediato.

Después de la invasión inicial de noticias y de sentirnos catapultados hacia una vorágine de información contradictoria cuyo efecto inmediato ha sido una profunda desconfianza hacia los medios y las fuentes oficiales, hemos pasado a la etapa del cedazo, en donde intentamos sin mucho éxito separar la paja del grano y darnos pequeños espacios de silencio mediático para no sentir, no saber y no ser absorbidos por la tensión y el temor natural al caos y a la desinformación. De todos modos, no siempre se puede ser tan racional cuando se trata de conservar la vida y el sentido común.

He pasado mi vida entera luchando por creer en conceptos tan elusivos como la justicia y el bien común y también he trabajado duro para tener la libertad de expresar mi pensamiento. A pesar de haber transitado por entornos de enorme incertidumbre política y de grandes fosos de inequidad social, todavía intento convencerme de la capacidad humana para experimentar algo parecido a la solidaridad, pese a las evidencias constantes de que en el fondo nuestra naturaleza nos hace egoístas y persistentemente impermeables al dolor ajeno.

Por esa necesidad de búsqueda de los motivos de tanta desigualdad, he llegado a conocer de cerca la miseria de quienes son considerados por las élites como un recurso indeseable pero necesario para acrecentar su riqueza. En el otro extremo del espectro, he tenido la oportunidad de constatar cuánto desprecio destilan esos núcleos privilegiados por quienes nunca han tenido las oportunidades ni los medios para superar su condición de pobreza, pero también cómo manipulan los conceptos para convencerse y convencer a otros de la inevitabilidad de las distancias sociales; como si estas nunca hubieran sido diseñadas y construidas a propósito.

Hace apenas unas semanas, creía que la pandemia nos equiparaba. Profundo error. Las nuevas condiciones comienzan a revelar hasta qué punto estamos distanciados frente a un enemigo común y cómo esta amenaza, supuestamente universal, se transforma en otro sistema de selección en donde los más pobres y los más vulnerables serán siempre los más castigados. Poco a poco, el mapa se define y las clases dominantes muestran la esencia de su codicia al aferrarse al poder y concentrar la toma de decisiones, afectando a millones de seres humanos alrededor del planeta. Ante ese poder prácticamente ilimitado, somos apenas un murmullo distante, una masa anónima con la impotencia y la rebeldía a flor de piel.

6 de la tarde: Termino el día con la sensación de no haber realizado ninguna tarea esencial. Me he empeñado en refugiarme en el no saber, como si esa barrera contra la especulación, la desinformación y la manipulación mediática pudiera, de algún modo, protegerme contra un enemigo ubicado al otro lado de la puerta de mi casa. Y vuelvo a mirar por la ventana, esperando que no llegue.

La amenaza sanitaria que nos rodea, también nos discrimina

Fuente e imagen: https://iberoamericasocial.com/a-flor-de-piel/

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La Educación Pública en “la nube”

Por:  Juan Carlos Miranda Arroyo

 

Cada quien tiene la “libertad”, en lo individual

En la actual etapa del capitalismo industrial global, neoliberal, (menos proteccionismo y mayor liberación de mercados internacionales; menos Estado de bienestar y mayor participación privada o “privatización” de los servicios públicos), que, entre otras cosas, se ha caracterizado por su alta intensidad tecnológica, los espacios centrales o periféricos del poder científico y tecnológico mundial se encuentran ocupados por empresas trasnacionales, dicho esto en términos esquemáticos.

Así, en este ambiente capitalista “posmoderno”, la ciudadanía elige con “libertad” y si su condición estructural social y económica lo permiten, una marca o un modelo de automóvil a su gusto; o puede concretar la elección de una computadora personal con determinada capacidad operativa; y es libre para adquirir una televisión o un móvil o teléfono celular inteligente con esquema de “tiempo aire” o tarifario a la medida. Por eso vivimos en una sociedad de libertades ¿o no?

Cada quien tiene la “libertad”, en lo individual, dentro de esta sociedad capitalista de la tercera o cuarta generación tecnoproductiva, de seleccionar precio, modelo, funcionalidad, cobertura, etc., de los equipos de telecomunicaciones y sus respectivas aplicaciones o programas. Sin embargo, esa elección se convierte en un problema cuando la preferencia es colectiva, social o de un gobierno, como parte del Estado y como conjunto de instituciones que representan a la sociedad, pues se inclina, en algunos casos, por una compañía de automóviles en particular sin una clara explicación y sin apego puntual de la normatividad; o cuando adquiere un tipo de televisores determinados al margen de la ley; o se mete en un conflicto de interés cuando compra teléfonos celulares específicos de una compañía en especial; o contrata cierta paquetería informática o induce a sus empleados o a la ciudadanía a adquirir o inscribirse en ciertas aplicaciones electrónicas para fines educativos.

Las benditas redes sociales digitales

La SEP (22 de abril, 2020) acaba de anunciar (y lo mismo se observa en algunas instituciones de educación superior públicas), que está de acuerdo con que niñas, niños, jóvenes se inscriban a las plataformas que la poderosa trasnacional Google pone al servicio de la educación pública. Que toda la gente se suba a la «nube», parece decir la Secretaría de Educación Pública; que la ciudadanía alimente “libremente” las bases de datos mundiales… Si esto se cumple, gracias a la SEP de Esteban Moctezuma (2018-2020), se logrará el proyecto de «modernización» que soñó Carlos Salinas (desde 1992) para la educación pública en México.

Según el Boletín 101 de la SEP, publicado el 22 de abril 2020, se indica que “Como parte de las acciones que realiza el Gobierno de México frente a la emergencia sanitaria provocada por el virus COVID-19, el Titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán, participó en la capacitación inicial, de manera virtual, para más de 500 mil docentes y padres de familia que ofreció Google para Educación, en el uso de la plataforma GSuite… La plataforma digital, es una estrategia auxiliar de educación a distancia, con contenido gratuito y herramientas para el aprendizaje, la cual se estima que llegue a más de un millón de docentes en el país.” (1)

Pregunto: ¿Por qué con esa empresa trasnacional y no con las herramientas digitales que ofrecen otras instituciones públicas o no lucrativas como el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE)? Que es un organismo internacional con capacidad, experiencia y solvencia técnica para dotar de servicios, asesorías y asistencia técnica pertinente en materia de educación mediada por tecnologías. (2)

Google para Educación es utilizada por más de 120 millones de estudiantes y maestros a nivel mundial; permite a los docentes gestionar las clases y comunicarse con los estudiantes. Además, por los próximos seis meses, la SEP en colaboración con Google, dará soporte a los docentes en el uso de la plataforma a través de cursos y talleres de apoyo.”

“Moctezuma Barragán reiteró que todos los materiales que se construyen para el programa Aprende en Casa, tanto para la televisión, radio e internet, son auxiliares educativos emergentes que están relacionados con los planes y programas de estudio, y con los aprendizajes esperados de los Libros de Texto Gratuitos.”… “Al participar en el seminario web de introducción para el uso de estas herramientas La Nueva Escuela Mexicana en línea: Desaprendiendo para reaprender denominado, el Secretario de Educación destacó que “particularmente en este momento de emergencia sanitaria, es muy importante estar unidos y que este aprendizaje a distancia se convierta, para las maestras y maestros, para los padres de familia, en una herramienta alternativa para continuar con el aprendizaje de las niñas, niños, jóvenes y adolescentes”.

“Detalló que el programa, resultado de una colaboración público-privada permite continuar las actividades educativas del país y forma parte de la estrategia de educación a distancia del Gobierno de México, en la Nueva Escuela Mexicana que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.”… “Los datos personales recabados por las secretarías de educación locales serán utilizados y resguardados bajo sus rigurosos estándares de privacidad y Google garantizará la seguridad para el adecuado uso y acceso a sus plataformas… Indicó que los servicios de Google para Educación no contienen publicidad ya que los perfiles se crean únicamente con fines educativos. El uso de la plataforma no implica el ejercicio de recursos públicos.”

“Como anillo al dedo” para Google

Según WP: “Google LLC es una compañía principal subsidiaria de la multinacional estadounidense Alphabet Inc., cuya especialización son los productos y servicios relacionados con Internet, software, dispositivos electrónicos y otras tecnologías. El principal producto de Google es el motor de búsqueda de contenido en Internet, del mismo nombre, aunque ofrece también otros productos y servicios como la suite ofimática Google Drive, el correo electrónico llamado Gmail, sus servicios de mapas Google Maps, Google Street View y Google Earth, el sitio web de vídeos YouTube y otras utilidades web como Google Libros o Google Noticias, Google Chrome y la red social Google+ este último sacado fuera de línea en el primer cuatrimestre de 2019. Por otra parte, lidera el desarrollo del sistema operativo basado en Linux, Android, orientado a teléfonos inteligentes, tabletas, televisores y automóviles y en gafas de realidad aumentada, las Google Glass. Su eslogan es «Do the Right Thing» («Haz lo correcto»). Con miles de servidores y centros de datos presentes en todo el mundo, Google es capaz de procesar más de 1000 millones de peticiones de búsqueda diarias y su motor de búsqueda es el sitio web más visitado a nivel mundial tal como muestra el ranking web internacional… La empresa ha sido criticada por colaborar con determinados países en la censura de Internet con el afán de expandirse comercialmente en ellos y por la infracción reiterada de derechos de autor. También es objeto de críticas por presunta ingeniería fiscal en diferentes países, y por ser una de las empresas que colaboran con las agencias de inteligencia en la red de vigilancia mundial, sacada a la luz en 2013.”

Google reporta, según la misma fuente (3): Ingresos por: 66 001 000 000 USD; con beneficio neto de: 14 444 000 000 USD; y activos por: 131 133 000 000 USD. Por otra parte, se informa que Google es miembro de: American Legislative Exchange Council, Alliance for Open Media, Fundación Linux, OpenAPI Initiative, Internet Association, World Wide Web Consortium, Wi-Fi Alliance, CVE Numbering Authorities, Zigbee Alliance, Node.js Foundation, OpenJS Foundation y FIDO Alliance.

Las filiales de Google son: AdMob, Blogger, dMarc Broadcasting, Endoxon, FeedBurner, G Suite, Google.org, Google Ads, Google Cloud Platform, Google Energy, Google Stadia, Google Store, ImageAmerica, ITA Software, Kaltix, Nest Labs, Urchin Software Corporation, Waze, y YouTube. Google.org es la rama caritativa de Google, una compañía de motor de búsqueda en Internet que fue fundada en octubre de 2005.1 A la fecha de mayo de 2010, la organización ha entregado alrededor de 100 millones de dólares en donaciones e inversiones… Para fundar la organización, Google donó 3 millones de acciones durante su oferta pública inicial (IPO). A la fecha de marzo de 2012, los 3 millones de acciones de Google.org estaban valuadas en aproximadamente 1840 millones de dólares. En 2013, la corporación afirmó en su sitio web que había entregado «100 millones en donaciones, 60 000 horas y 1 000 millones de dólares en productos»

Así continúa el boletín 101 de la SEP: “La plataforma de Google para Educación es la misma que se usa actualmente en Italia, Suecia, Chile, El Salvador, Malasia e Indonesia a nivel nacional, y en grandes ciudades como Río de Janeiro y Nueva York, además de importantes universidades nacionales como UNAM y Universidad de Guadalajara.”

Pienso que las trasnacionales no dan paso sin huarache… ¿Por qué la SEP le da «todo el poder» a una empresa hegemónica de las telecomunicaciones y la informática a nivel mundial? ¿Cuánto obtendrá en ganancias Google como empresa con este respaldo del gobierno mexicano? Debo aclarar que no se trata de dar la espalda a las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y el conocimiento, pero me parece contradictorio que un gobierno que se dice «impulsor de la transformación de la vida pública», le entregue la educación pública, sobre todo en esta coyuntura de la emergencia sanitaria, a ese tipo de empresas. Se abre un gran debate.

Fuentes consultadas:

(1) SEP. Boletín 101 del 22 de abril, 2020. https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-no-101-inicia-sep-en-colaboracion-con-google-capacitacion-virtual-de-mas-de-500-mil-maestros-y-padres-de-familia?idiom=es

(2) Ver https://www.ilce.edu.mx/

(3) Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Google

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/la-educacion-publica-en-la-nube.html

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