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Cupón literario favoreciendo la lectura

Por Diario Educación

Toda actividad que fomente la lectura es digna de compartirse y este ocasión tenemos una actividad familiar atractiva que puede resultar útil. Un cupón literario se convierte en una oportunidad para que tus alumnos convivan tiempo con su familia, y además de ello ese tiempo sea en favor de sus aprendizaje.

Una cuponera literaria es lo que te proponemos, con estas imágenes para imprimir en común acuerdo previo con los padres de familia, los niños tendrán una poderosa herramienta de intercambio para satisfacer sus necesidades literarias.

Los niños cada vez que deseen podrán canjear estos vales o cupones por actividades que se establecen en las fichas, comprar un libro, un cuento para dormir, una lectura al aire libre o un paseo a la biblioteca. En total son 6 cupones que podrán canjear a cualquier integrante de la familia, un hermano mayor, un abuelo o las mismos padres.

Este es sólo un ejemplo, la idea es que ustedes creen sus propias recompensas con los niños y por ende, las actividades se vuelvan más atractivas para ellos.

Se pueden hacer adaptaciones en el salón, tal vez no darles todos los cupones, a lo mejor se podría daros como recompensa por haber cumplido ciertas tareas o deberes de forma positiva, es decir, un estímulo a sus buenas acciones.

Fuente: https://diarioeducacion.com/cupon-literario-favoreciendo-la-lectura/

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¿Puede la literatura generar en los niños conciencia medioambiental?

Por: Adrián Cordellat

Cada vez se lanza al mercado más álbumes y libros que de alguna u otra forma abordan uno de los problemas más importantes de la Humanidad: la emergencia climática

A la par que se anunciaba que Madrid acogería la Cumbre anual del Clima de Naciones Unidas, que se celebra del 2 al 13 de diciembre en la capital española, llegaban a los estantes de las librerías varios álbumes ilustrados y libros informativos infantiles abordando distintos aspectos relacionados con la educación medioambiental. No se trata de una estrategia de marketing perfectamente diseñada por las editoriales de común acuerdo con la ONU, ni tampoco de una asombrosa coincidencia. Simplemente es el reflejo de una tendencia creciente en el ámbito de la literatura infantil, que cada vez lanza al mercado más álbumes y libros que de alguna u otra forma abordan uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta la Humanidad: el cambio climático.

“Las cosas que vemos, aprendemos y descubrimos de pequeños suelen acompañarnos toda la vida, para bien y para mal. Así que, si los libros pueden dejar un poso, por pequeño que sea, que ayude a conformar una conciencia ecológica y a establecer pautas de comportamiento y prácticas responsables y sostenibles, bienvenido sea”, afirma Emilia Lope, editora de la colección ‘Los pequeños Salvajes’ de la editorial Errata Naturae.

En Errata saben de lo que hablan. Tras la gran acogida de Walden, de Henry David Thoreau, en la editorial se dieron cuenta de que les apetecía lanzar una colección que propusiera a los lectores historias sobre naturaleza y ecología, así como relatos donde primaran la conciencia social y el activismo medioambiental. “Pensamos que nuestro tiempo y nuestra sociedad demanda y necesita estas historias, y estamos realmente contentos con la excelente acogida que han tenido”, señala Lope. El desarrollo de una colección similar destinada a los pequeños lectores era solo cuestión de tiempo, ya que muchos de los lectores de ese género son padres y madres que quieren compartir su pasión por la naturaleza con sus hijos. “Nos parecía importante hacer un hueco a libros que nos hubiera gustado leer de niños (¡y que nos encanta leer como adultos!), libros en los que la aventura y la exploración, el respeto a todos los seres vivos, al medioambiente y al planeta, la conciencia ecológica… fueran el hilo conductor”, explica.

En un momento en el que, por regla general, hemos perdido el contacto con la naturaleza, ¿puede ser la literatura una forma de acercar los niños a la misma?, pregunto a Emilia. “Nos gusta creer que sí”, responde. Y la base de su argumento es muy sencilla: “Los niños tienen una curiosidad innata por la naturaleza, los animales, los bichos, todo lo que tiene que ver con el mundo natural. Pero es cierto que eso se va perdiendo, y que la vida en las ciudades parece ahogar un poco esa pasión innata con la que nacemos”. Por eso, asegura, desde el primer libro infantil publicado por Errata Naturae han querido mostrar “que también se puede buscar y encontrar lo natural en el paisaje más radicalmente urbano, porque la literatura puede ser una piedra de resonancia para despertar las ganas de salir a la aventura y encontrarse con lo verde”. Así lo demuestra uno de sus títulos, En busca de lo salvaje, elegido recientemente Libro del Año al Mejor Álbum Ilustrado por el Gremio de Librerías de Madrid.

Un mar de plástico

Pero si hay un tema de conciencia medioambiental que está generando ríos y ríos de tinta, también en la literatura infantil, ese es el del excesivo consumo de plástico. Paremos la invasión(Andana Editorial), escrito a cuatro manos por Raül Hurtado y José Ibáñez e ilustrado por Claudia Mosquera, es un ejemplo de ello. Un álbum informativo que tiene un origen poco común: una campaña de sensibilización que los autores, miembros de un estudio creativo, llevaron a cabo en 2017 a petición de la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento del municipio valenciano de Algemesí. “Decidimos vaciar los contenedores de la localidad y crear con los plásticos recuperados unos monstruos que transmitieran lo realmente peligrosos que son este tipo de residuos”, cuenta a El País Raül Hurtado, que señala que la acción de marketing de guerrilla llamó la atención de la editorial Andana, que les propuso aprovechar la “enorme cantidad de información” que habían recopilado en la fase de investigación de la campaña para transformarla en un formato con el que poder entrar en muchos hogares y centros educativos.

El resultado, tras descartar material que, asegura, daría para publicar dos libros más, es un álbum que permite dos niveles de lectura, por lo que gustará tanto a adultos como a niños. Por un lado está la aventura de descubrimiento y evolución de los tres personajes protagonistas, el gancho para los lectores más jóvenes; por otro, toda la información más objetiva sobre los plásticos que “justifica la necesidad de que, como sociedad, vivamos esa transformación de hábitos junto con estos personajes” porque, como destaca Hurtado, la responsabilidad de preparar un futuro mejor “no puede recaer sobre nuestros hijos, sino que debemos ser nosotros los que los guiemos con nuestros actos”.

También en la invasión de plásticos centra su atención la autora británica Victoria Furze, autora de Hogar (Vegueta), un álbum con ilustraciones preciosas y evocadoras, reconocido por los Premios Creative Conscience de Reino Unido, en el que narra la historia de una tortuga que ve cómo su hábitat natural es colonizado por miles de bolsas de plástico.

“He sido buceadora durante muchos años y he tenido la suerte de bucear en algunos de los mares más increíbles del mundo, desde Indonesia hasta la costa de España y las islas del Caribe. Todos tienen una cosa en común y es que, por muy remoto que fuera el lugar, el plástico estaba allí”, explica. De ahí el libro, en cuyo tramo final recopila algunos datos significativos, como que cada día cerca de ocho millones de piezas de plástico terminan en los océanos o que 100.000 tortugas y mamíferos marinos mueren cada año a causa de la contaminación por plásticos. “Pasé un año viviendo en Indonesia y vi la tortuga verde todos los días, así que cuando empecé a hacer las imágenes para Hogar sentí a la tortuga como el protagonista obvio, esa criatura hermosa y gentil que no hace daño a nadie y que, sin embargo, está en peligro por nuestras acciones”, argumenta.

Literatura para un mundo mejor

En la última página de Hogar se ve a la tortuga escapar del plástico, nadar hacia nadie sabe dónde. Un final abierto con el que Victoria pretende que los lectores se pregunten qué está sucediendo, hacia dónde puede ir la tortuga, qué escape hay para ella. “La historia aún no ha terminado, tenemos la oportunidad de darle esperanza a la tortuga, devolverle su hogar”, asegura la autora.

Y la literatura infantil puede ser parte de esa “esperanza”, porque como indica Victoria Furze los álbumes ilustrados son “una herramienta excelente” para permitir a los niños y niñas “visualizar el efecto” de las acciones humanas en el medio ambiente. “Mi intención es que Hogar promueva el pensamiento y la discusión sobre una parte desconocida de nuestro mundo, una parte que rara vez es visualizada, incluso por los adultos, ya que está fuera de nuestra vista y, por tanto, fuera de nuestra mente».

Su opinión la comparte Raül Hurtado, que considera que el hecho de que los álbumes ilustrados permitan tratar estos temas, con diferentes aproximaciones y puntos de vista y con contenidos adaptados a cada franja de edad, convierte a la literatura infantil en “una herramienta esencial con la que descubrir el mundo a los más pequeños”. También sus reversos más oscuros, como el del cambio climático y la contaminación, temas para los que los niños y niñas están más preparados de lo que muchas veces pensamos: “Cuando trabajamos campañas de concienciación casi siempre preparamos mensajes para los más pequeños, ya que suelen ser los más permeables a los problemas sociales y ambientales, y gracias a ellos el debate entra en casa, e incluso son los que suelen promover los cambios de hábito familiares. Por lo tanto, los beneficios de utilizar los álbumes ilustrados, como vía de acceso directa para la generación de valores en los adultos del futuro, son incuestionables”.

La duda entonces es si los padres somos conscientes del potencial de la literatura infantil a ese respecto y de la importancia de compartir ratos de lectura con nuestros hijos para abordar con ellos estas preocupaciones y problemas, así como sus posibles soluciones. Victoria Furze lamenta que los álbumes ilustrados que tratan temas serios sean percibidos por algunos padres y editores como “inapropiados” para los niños y niñas. “Como madre entiendo el deseo de proteger a nuestros hijos de la tristeza del mundo, pero siento que es vital tener conversaciones con los niños sobre los problemas ambientales a los que sin duda tendrán que hacer frente en el futuro”, asegura.

Raúl Hurtado, por su parte, afirma que, sin querer generalizar, “es mucho más habitual ver a los niños y niñas con pantallas en las manos que con libros”, algo que atribuye al “escaso valor” que padres y madres dan a la literatura infantil, así como a la escasez de tiempo de calidad que dedicamos en el día a día a nuestros hijos e hijas: “Al momento nocturno del “cuento” solemos llegar bajos de energías y recursos, así que desgraciadamente éste se convierte en un trámite rutinario, sin interacción ni diálogo con los más pequeños, que están deseando disfrutar con nosotros de estos espacios compartidos”.

Para Emilia Lope, por último, el momento en el que leemos un cuento a nuestros hijos e hijas y surgen preguntas que intentamos responder lo mejor posible es “especial”, porque en su opinión “invita a hablar de muchísimos temas”. Por eso, sostiene la editora, es importante que tanto los autores como los padres y madres “no paupericen el lenguaje ni los conceptos” en la literatura infantil y juvenil, tampoco cuando se traten temas como la contaminación o el cambio climático. “Si hacemos eso, ¿qué ganamos? ¿cómo convertimos esos momentos de lectura en común en algo motivador, enriquecedor e interesante?”, concluye.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/12/04/mamas_papas/1575473743_178583.html

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Beatriz Montero: “Un niño que escucha cuentos se convierte en un lector voraz”

Beatriz Montero es cuentacuentos profesional y coordina la Red Internacional de Cuentacuentos. También es escritora y ‘youtuber’ gracias a la narración de historias. Nos explica los beneficios del ‘storytelling’ para los estudiantes y cómo los docentes pueden contar sus propios cuentos en clase.

Beatriz Montero es cuentacuentos y ha escrito multitud de libros en los que explica las claves para contar una buena historia, tanto a pequeños como a mayores. También dispone de un canal en YouTube en el que narra cuentos de diferentes temáticas, además de otros elementos de narración oral, como las adivinanzas o las canciones infantiles. En esta entrevista, muestra cuáles son las facetas de un cuentacuentos profesional y cómo aplicar la técnica, también conocida como ‘Storytelling’, entre los estudiantes.

Pregunta: ¿Qué significa el ‘Storytelling’ o el arte de contar historias? ¿Es diferente si se hace en el ámbito de la escuela?

Respuesta: Tengo un canal en YouTube que se llama Cuentacuentos Beatriz Montero. Decidí darle ese nombre porque la palabra ‘Storytelling’ no existe en español. La Real Academia Española incorpora el nombre común ‘cuentacuentos’ con el significado único e inequívoco de “persona que narra cuentos en público.” Y eso es lo que yo hago. Esta definición es clara porque en apenas siete palabras incluye al narrador, al cuento y al público: los tres pilares esenciales e imprescindibles en el arte de contar cuentos.

En dicha definición, no se especifica si los cuentos que se narran han de ser infantiles o de adultos, porque todos valen. Lo cierto es que los cuentos siempre se han contado en escuelas, teatros, reuniones familiares y junto a la cama de los niños y niñas. Y en cada uno de esos lugares la intención puede ser diferente: educativa, entretenimiento, emotiva y afectiva. Lo normal es que todas esas funciones se mezclen en un mismo proceso de contar cuentos.

R: Que lo hagan, sin miedo. Que cuenten cuentos que les entusiasmen y que al narrarlos se emocionen. Cuando algo se cuenta con entusiasmo, la voz se transforma: pasa a ser más alegre y fuerte, además de que hablamos con más seguridad y convicción.

Les animo a que lean libros a los niños y adolescentes. Que animen a sus alumnos y alumnas a contar cuentos entre ellos y a los más pequeños. Que les pongan vídeos de cuentacuentos. Que todos, docentes y alumnos, aprendan y practiquen el arte de narrar historias. Todo ello mejorará claramente la capacidad de concentración, memoria, autoestima, fluidez verbal, vocabulario y comprensión lectora. Pocas actividades producen tal cantidad de afectos transversales positivos en la educación.

Cuentacuentos Beatriz Montero

P: ¿La narración oral fomenta la lectura?

R: Es evidente. La lengua y el conocimiento, y su transmisión, primero es oral, y luego escrito, y eso incluye tanto a las civilizaciones como a los individuos. Un niño que escucha cuentos y aprende a disfrutar con las historias, se convierte en un lector voraz. Eso está comprobado.

Fomentar la escritura es muy parecido a fomentar la lectura. Ambas son habilidades que mejoran con la práctica”

P: ¿Qué beneficios aporta contar un cuento al alumnado? ¿Hay diferencias según su edad?

R: Todo lo que aprendan a través de los cuentos, sea de historia, convivencia, geografía, higiene, biología, lengua, urbanidad, matemáticas u otros idiomas, quedará grabado en su memoria de modo mucho más indeleble que lo aprendido de modo tradicional. Según los ciclos y edades de los niños, y atendiendo a las necesidades especiales del grupo, podrán encontrarse historias para compartir y mejorar el aprendizaje y la convivencia. Y el repertorio es casi infinito.

En cada etapa de desarrollo hay distintas preocupaciones y gustos. Para un niño de dos años su universo se reduce a su entorno más inmediato: sus padres o la guardería. Y lo que les preocupa es perderse, tener hambre o la oscuridad. Y según va creciendo es necesario seleccionar un cuento u otro para ayudarle a resolver traumas: dormir solo, los celos por un nuevo hermano, la aceptación del colegio, la separación de los padres o un sinfín de situaciones que el niño vive con miedo. De cuatro a seis años les fascinan los cuentos acumulativos; entre los siete y los nueve les encantan las leyendas y cuentos populares. En cambio, a los diez años sueñan con encontrar un gran tesoro, se interesan por el misterio o las aventuras.

P: ¿Las historias ayudan a canalizar las emociones? ¿Influyen en la actitud y carácter del estudiante?

R: Desde luego que sí. Las emociones pueden identificarse, canalizarse, y controlarse a través del aprendizaje suministrado por los cuentos. Es una de las herramientas más potentes.

“El arte de narrar historias mejora la capacidad de concentración, memoria, autoestima, fluidez verbal, vocabulario y comprensión lectora”

El psicólogo Bruno Bettelheim opinaba que “para responder a la pregunta de si el cuento de hadas dice la verdad, nuestra respuesta debería dirigirse no a la verdad en términos reales, sino a lo que preocupa al niño en ese momento, tanto si se trata del miedo a ser hechizado como de los sentimientos de rivalidad edípica. Por lo demás, casi siempre basta la explicación de que estas narraciones no tienen lugar aquí y ahora sino en un país muy lejano del nunca-jamás»”. Así, tanto los niños como los adultos se dejan involucrar con los cuentos, les gusta soñar y pensar que lo que narras pudo haber ocurrido alguna vez, porque eso es lo que de verdad desean en ese momento.

P: Ha escrito numerosos cuentos, ¿existe alguna fórmula para que los estudiantes se conviertan en buenos escritores?

Fomentar la escritura es muy parecido a fomentar la lectura. Ambas son habilidades que mejoran con la práctica, con la valoración positiva, y con el ejemplo. Si a los docentes o a los padres no les gusta leer ni escribir, va a ser muy difícil que transmitan esa pasión inexistente a sus hijos. El aprendizaje realizado a través del ejemplo y la imitación es mucho más intenso que el de las palabras.

P: ¿Cuáles son las claves para que un docente se convierta en un buen contador de historias?

R:  Para mí hay diez puntos importantes para ser un buen cuentacuentos:

  1. Tener confianza en uno mismo.
  2. Leer mucho.
  3. Dejar atrás la vergüenza.
  4. Disfrutar el cuento.
  5. Hacer uso de la expresión corporal.
  6. Utilizar un lenguaje sencillo y coloquial.
  7. Crear imágenes con descripciones.
  8. Vocalizar bien.
  9. Contar solo aquellos cuentos que nos emocionen.
  10. Fantasear e imaginar.

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/beatriz-montero-es-cuentacuentos-lector-voraz/114334.html

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La literatura infantil en creole y wayuu reivindica a las minorías

Por: Fanuel Díaz.

‘Wal descubre a los bucaneros’ y ‘Narraciones indígenas’ son dos novedosas propuestas en librerías.

La literatura infantil consolida un espacio de representación social. Como muchos discursos culturales, y a pesar de que esta literatura apela a una minoría (los niños), sus formas de construir la realidad se apoyan en ideologías dominantes. Muchos estereotipos se replican a través de la literatura para niños: el prototipo tradicional de familia, la supremacía racial, la cultura patriarcal, el antropocentrismo y el mundo adultocéntrico son algunos de los modelos que perpetúan la cultura normalizada.

Apostar por libros que rompan ciertos esquemas puede generar importantes transformaciones, especialmente porque los libros se convierten en espacios subversivos y abren posibilidades para que la diversidad se instale como un modelo mucho más realista y humano. La literatura, en este caso, debe darle visibilidad a las minorías, como una forma de asegurar una sociedad inclusiva y plural.

¿Qué sucede cuando una sociedad echa tierra a sus raíces? Desconocer los orígenes, definitivamente, debilita la identidad y aleja las posibilidades de encontrarnos en esos viajes necesarios hacia la semilla. Hoy en día Colombia es un país diverso, no solo por su maravillosa e imponente naturaleza sino por su cultura multiforme y mestiza.

Los grupos étnicos en Colombia conforman un 13 por ciento de la población, entre los que cuentan los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes, principalmente. Los aportes culturales de estos enclaves por la riqueza de su literatura oral son innegables, además de todo el patrimonio inmaterial que poco a poco ha formado parte de ese heterogéneo rostro del país.

La colección ‘Narraciones indígenas’ conforma un mosaico interesante de tres etnias que representan tres importantes ecosistemas: la sierra, la selva, el desierto. La recuperación de la voz ancestral en estas ediciones bilingües marcan un hito sobresaliente en la reciente edición de libros para niños en el país. Un trabajo documentado, que cuenta con el apoyo de compiladores, antropólogos y lingüistas, encuentra en estas páginas un entorno visual deslumbrante como una forma de acoplar el mundo de las palabras y la calidad cromática de estos pueblos, cuya cosmogonía guarda un incalculable tesoro: animales míticos, leyendas, explicaciones no científicas, lugares del imaginario ancestral, seres fantasmagóricos, sonidos y visiones del entorno.

La literatura, en este caso, debe darle visibilidad a las minorías, como una forma de asegurar una sociedad inclusiva y plural.

Apostar hoy en día por esta recuperación ofrece la continuidad de un legado para que nuevas generaciones de colombianos tengan fuentes disponibles para abrevar sobre sus orígenes, para acercarse a un universo cultural más amplio desde una visión interior, porque los informantes son oriundos de las comunidades. Esto implica asegurar un espacio dentro de la literatura infantil nacional para las minorías.

Libro Wal descubre a los bucaneros

Carátula de ‘Wal descubre a los bucaneros’

Una mirada raizal

En geografías más lejanas, quizás por tratarse de islas, se ha conformado lentamente una cultura minoritaria que se conoce como raizal y que tiene rasgos muy particulares del Caribe. El uso de una lengua propia, el creole, la sobrevivencia a un pasado de esclavitud, la presencia de piratas y bucaneros, la influencia de la cultura protestante y elementos comunes con tradiciones españolas e inglesas sin duda confluyen en este variopinto crisol. Así lo testifica Wal, el pequeño protagonista de una maravillosa aventura por el pasado de las islas de San Andrés y Providencia.

‘Wal descubre a los bucaneros’, escrito por Ignacio Barrera y Edna Morales, se plantea como un viaje de conocimiento de un niño que va preguntando a su abuela por hechos curiosos que sirven como pretexto para recorrer la historia de estas islas, acompañados de Lizzy, una lagartija azul endémica de este territorio.

La literatura tiene muchos propósitos, además de contribuir con el enriquecimiento del vocabulario, de nutrir el imaginario inquieto, también puede construir puentes entre los seres humanos

Nuevamente, un libro que ayudará a entender a muchos lectores estos procesos lentos de poblamiento y mestizaje. Junto con las ilustraciones de Eduardo Rico, el lector podrá realizar un recorrido por pasajes remotos y lugares exuberantes.

La literatura tiene muchos propósitos, además de contribuir con el enriquecimiento del vocabulario, de nutrir el imaginario inquieto y asegurar travesías inolvidables, también puede construir puentes entre los seres humanos. Por eso, libros de esta naturaleza no solo ofrecen representatividad a las minorías sino que también contribuyen a mirar al otro con respeto y admiración.

Si queremos construir sociedades más inclusivas, si queremos despejar estereotipos y darle voz a los que carecen de escaños poderosos y convencionales, no hay mejor vehículo que la literatura que hermana los hombres y ayuda a entender que el mundo es muy amplio, complejo y diverso. Los libros para niños, justamente, ofrecen esta posibilidad porque exponen a los lectores a una visión poliédrica desde temprana edad, de manera que en un futuro tengan una conciencia ancha del mundo y una mejor comprensión de todos los seres que habitamos en él.

Fuente de la reseña: https://m.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/libros-infantiles-escritos-en-creole-wayuu-y-otras-lenguas-341588?fbclid=IwAR0q506RhdHY9jF3bpT3QhKh63giYHPce7-4tbSer2q3zs8Kjca-j62VQ60

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Entrevista a Olga De Dios: “Me parece importante reivindicar los materiales infantiles con calidad artística”

Por: Adrián Cordellat.

Olga De Dios es una de las grandes referentes españolas en el mundo de la literatura infantil y, más concretamente, del álbum ilustrado. Ahora presenta Los tres hermanos de oro (Nube de tinta), un libro que se acerca de forma “explícita” a muchos de los problemas de la sociedad actual con el objetivo de “fomentar la responsabilidad social y colectiva”. “Me he esforzado en mostrar la realidad para que el libro nos invite a tratar temas muy duros con las niñas y los niños desde otro lugar”, afirma. Un lugar en el que la ilustración resulta fundamental, porque como explica la creadora de Monstruo rosa, “ayuda a tratar temas muy complejos y muy graves y a reflexionar sobre ellos”.

Los tres hermanos de oro tiene su punto de partida en una historia clásica, La gallina de los huevos de oro. Muchas veces, cuando acabamos de leer un cuento a nuestros hijos, lo damos por cerrado, pero ¿es el fin una oportunidad para desarrollar la imaginación y buscar nuevos comienzos?

Por supuesto. El arte tiene un papel importante en la sociedad no como un objeto de consumo, de usar y tirar, sino como espacio para la reflexión. Una vez que disfrutamos de un libro se nos abren las puertas a muchas otras cosas y en ese sentido creo que este álbum es un homenaje al libro físico como elemento para la reflexión.

PREGUNTA. Las tres historias que componen La gallina de los huevos de ororeflejan de forma muy gráfica muchos de los males de nuestra sociedad. ¿Es la literatura infantil una forma de acercar a los niños, a través de protagonistas que son metáforas de nosotros mismos, algunos de los problemas a los que nos enfrentamos como civilización?

R. Sí. Creo en este libro en concreto he representado muchas cosas. Vivimos en una sociedad donde nos tenemos que enfrentar a problemáticas globales muy graves que tenemos alrededor cada día en los medios de comunicación. Esas imágenes que vemos a diario, que incluyen mucha violencia a muchos niveles, terminas naturalizándolas y dejas de ver el sufrimiento que hay en ellas. En ese sentido, la ilustración y los personajes de ficción nos permiten ver estas imágenes desde otro lugar y reflexionar más sobre ellas, más incluso que al ver la propia fotografía o la realidad física. La ilustración ayuda a tratar temas muy complejos y muy graves desde otro lugar.

P. También desde un lugar más accesible a los niños.

R. En todos mis libros trato muchos temas que luego se trabajan con los niños en las casas y en las escuelas, pero lo curioso de este libro es que refleja muchas realidades explícitas. Hay muchas ilustraciones que están basadas en imágenes reales que vemos en los medios. Así que eso que yo ya reflejaba en mis anteriores libros, aunque fuese en mundos más imaginarios, de una ficción más colorista y posiblemente irreal, aquí se vuelve más explícito. Me he esforzado en que así sea para que nos invite a tratar temas muy duros con las niñas y los niños desde otro lugar.

P. En mi caso tengo especial devoción por la primera de las historias, la de Elio. En primer lugar, porque llega a un mundo como el que muchos queremos recuperar, pero ese mundo se ve arrasado por el cambio climático y tiene que huir, convirtiéndose en un refugiado (la imagen con la que se cierra la historia, cruzando el mar, es muy icónica). Como dices, hay mucha realidad, triste realidad diría yo, en estas páginas.

R. Esa era la intención. Mostrar esa realidad. Por eso he hecho un proceso artístico lo más cuidado posible a la hora de elegir el estilo de la ilustración y de decodificar toda la información para que por un lado sea un homenaje al libro físico, al libro clásico y al grabado tradicional; y por otro tuviera cosas contemporáneas en la manera de dibujar y sobre todo respecto a los temas que se tratan.

P. Las tres historias, por cierto, acaban con un regusto amargo, aunque luego el epílogo deje abierta la puerta a la esperanza. ¿Hay esperanza para ese mundo que dibujas en las tres historias de Los tres hermanos de oro?

R. Más que de esperanza en sí, el libro habla de sentido de la responsabilidad social y colectiva. Hablo de como entre todas las personas tenemos que trabajar colectivamente para dar soluciones a los problemas que nos rodean. Estoy convencida de que todas las personas somos agentes de cambio, todas tenemos capacidad de cambiar las cosas y tenemos que ejercer esa capacidad, no dejar las cosas en manos de la esperanza.

P. Este es tu séptimo libro como autora de texto e ilustraciones. ¿Soñabas con el éxito que has alcanzado cuando dabas forma a El monstruo rosa?

R. No sueño con el éxito, sueño con un mundo mejor, y eso es lo que intento reflejar en mi trabajo. Entiendo que el éxito está en pensar que libros como Monstruo rosa, que nos transmite el valor positivo de la diversidad, interesan a muchas personas, lo que demuestra que hay mucha gente interesada en defender la diversidad en sus contextos. Ese es el éxito: que cada vez haya más personas que quieran transmitir esas ideas. Y luego también me parece importante reivindicar los materiales infantiles con calidad artística. También es un éxito que cada vez los consumidores de materiales infantiles sean más exigentes en ese sentido.

P. Te preguntaba lo del éxito porque Olga De Dios es ya una marca en sí misma. Tu estilo es muy reconocible y tus álbumes se venden por miles.

R. Aunque mis álbumes son reconocibles, si los analizas también hay muchas cosas diferentes. Es más, esta nueva propuesta estilísticamente es muy distinta de lo anterior que he hecho. Yo intento hacer que la ilustración, que es mi disciplina artística principal, esté al servicio del proyecto en el que estoy, así que los estilos van evolucionando y se van adaptando a lo que yo quiero contar en cada momento.

P. ¿Y hay una receta para que tanta gente se sienta atraída por tus álbumes? Porque imagino que no debe ser fácil destacar en un sector tan en auge como el del álbum ilustrado.

R. Lo que intento siempre es hacer mi trabajo lo mejor posible desde todos los ámbitos, porque un libro tiene muchos aspectos. Creo que eso e intentar hacer contenidos para niñas y niños de la máxima calidad posible es lo que hace que mi trabajo pueda llegar a más gente o funcione mejor. Todo se basa en el trabajo que hay detrás. Creo que la clave es trabajar con mucha calidad en toda la obra en su conjunto.

P. Hace unos meses, por cierto, en una entrevista, Oliver Jeffers me decía que vivimos la edad de oro del álbum. ¿Crees que es así?

R. Me gusta mucho Oliver Jeffers, como creador de libros y como artista en general, y también incluso por su posicionamiento y su responsabilidad ante determinados temas de actualidad. Pero tengo mis dudas de que el álbum ilustrado viva su momento de oro. Tengo la sensación de que YouTube vive su edad de oro. Creo que la capacidad de llegar a la gente no está desgraciadamente en los libros, sino en otro montón de medios que existen y desde los que se llega a muchísimas personas.

Sin ir más lejos, en una de las historias del libro, hay un momento en que el protagonista, que es un artista, alcanza el máximo reconocimiento mundial. Yo inicialmente representé esa ilustración con el personaje recibiendo la medalla del Premio Nobel. Luego, durante el proceso de creación, escuché un montón de podcast, algunos de adolescentes, y me hicieron sentir que su valoración del éxito y del reconocimiento era súper diferente a lo que yo concebía. Eso me hizo cambiar la ilustración y ahora el personaje alcanza el reconocimiento en una pirámide que se construye a base de likes, de seguidores en las redes sociales. Y eso lo cambié porque sentí que posiblemente la valoración del éxito de las generaciones actuales está en otro lugar. Por eso te decía que igual no es el momento del libro, sino de otras cosas.

P. Creo que Oliver, de todas formas, se refería más bien al peso creciente del álbum ilustrado dentro del mercado editorial.

R. Siempre han existido álbumes ilustrados. A mí me llegaron grandes libros creados en los años sesenta e incluso antes. Otra cosa es que en el mercado español no estuvieran tan presentes, pero siempre ha habido creadores apostando por estos formatos. Supongo que el hecho de que haya un auge de la ilustración en los libros tiene mucho que ver también con la cultura de la imagen, con que vivimos en una sociedad que se comunica mucho a través de la imagen, que cada vez lee más a través de imágenes.

P. Y a propósito de lo que comentabas de cómo ha cambiado esa página del libro tras escuchar podcast de adolescentes. Influyen mucho las interacciones que tienes con niños y adolescentes en la concepción de tus libros.

R. Por supuesto. Yo comparto mi trabajo con muchísima gente durante el proceso de creación, gente de diferentes edades y entornos. Me dejo asesorar por todo lo que me rodea. Al final, yo intento que mi trabajo llegue a la mayor cantidad de gente posible, así que para ello a veces hay que escuchar y salirse del lugar en el que una está.

P. También me insistía Oliver en la importancia de que los álbumes atrapen a los hijos, pero también a sus padres, que son quienes van a leérselos. Los tres hermanos de oro, precisamente, a diferencia de tus anteriores álbumes ilustrados, que estaban enfocados de forma más directa al público infantil, es apto para todas las edades. ¿Has tenido que cambiar la forma de escribir/plantear la historia y las ilustraciones al dirigirte a un público más amplio?

R. Este proyecto trataba otros temas y yo sentí que tenía que utilizar otras herramientas gráficas. Los tres hermanos de oro es un libro que contiene sobre todo negros y tinta dorada. Y esos colores pueden parecer más de adultos, porque se alejan del mundo colorista, pero yo no siento que me haya adaptado, simplemente es una parte más de mi trabajo. Creo que todos mis libros son para niñas y niños, pero también para personas adultas. De hecho, siempre defiendo el álbum ilustrado como un punto de encuentro, un lugar donde coinciden varias generaciones y comparten una historia, una experiencia y reflexionan.

 

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España: Genios de la ciencia en versión ilustrada para niños (y no tan niños)

Redacción: Libros Patas

Hay algunos libros para niños que los adultos no podemos evitar querer y disfrutar. Y a la lista de esos títulos y de esas colecciones se ha sumado la serie Genios de la ciencia, que está publicando Vegueta Editorial en su colección Unicornio. Genios de la ciencia está dirigida para lectores de entre 8 y 11 años y aborda, en ediciones ilustradas y en formato álbum, la vida y el trabajo de diferentes científicos que han dejado su huella a lo largo de la historia.

Cada libro muestra un perfecto equilibrio entre texto (una biografía novelada que aporta datos básicos sobre el protagonista del libro, de una forma que resulta amena a la vez que informativa) e ilustración (que también ayuda a comprender mejor a los protagonistas de la historia).

“La serie es sobre genios de la ciencia en general (hombres y mujeres)”, nos explican desde la editorial, aunque son conscientes de la importancia de incluir a las mujeres científicas entre los protagonistas de los libros (de hecho, así fue como en Librópatas llegamos a la colección).

“Pese al inevitable desequilibrio histórico en los ámbitos de actividad de los respectivos personajes, la selección de personajes garantiza la presencia de personajes femeninos, en consonancia con la sociedad y los valores en que se están educando actualmente los lectores”, apuntan por mail cuando les preguntamos de forma específica sobre la presencia de las mujeres de ciencia entre los personajes que abordan en la colección. “No se trata de una simple cuestión estadística, se trata de visibilizar ante niños y niñas la relevancia del papel de las mujeres, a menudo ninguneado, en la historia de la ciencia y el progreso civilizatorio universal, más acorde con la relevancia que hoy en día sí tienen”, añaden.

Genios de la ciencia ya ha abordado la biografía y el trabajo de siete hombres y mujeres del mundo de la ciencia y la tecnología. Newton, Lise Meitner, Tesla, Arquímedes, Jane Goodall, Gutenberg, Steve Jobs e Hipatia cuentan ya con sus propios títulos, aunque no son más que los primeros. Albert Einstein, Charles Darwin, Ada Lovelace y Marie Curie serán los temas de los próximos títulos que llegarán al mercado, nos adelantan desde la editorial.

Redacción: http://www.libropatas.com/libros-literatura/genios-la-ciencia-version-ilustrada-ninos/

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El libro para niños en el que la «abuela de Frankenstein» defendía la educación femenina

POR EDUARDO BRAVO

La escritora Mary Wollstonecraft publicó a finales del siglo XVIII un libro infantil ilustrado por el pintor William Blake que ya adelantaba algunas de sus posiciones feministas y defendía la necesidad de que las niñas recibieran educación.

Relatos originales de la vida real fue el único libro dedicado al público infantil escrito por Mary Wollstonecraft, filósofa inglesa y madre de Mary Shelley, la autora de Frankenstein, que, en pleno siglo XVIII, fue capaz de vivir de su trabajo y sus escritos sin depender de los recursos de sus padres, de sus parejas, de su esposo ni estar sometida a la autoridad de alguno de ellos.

Inspirada por los ensayos de Rousseau y Locke, la autora inglesa narró en ese volumen la historia de Mary y Caroline, dos chicas que eran educadas por Mrs. Mason, cuya principal objetivo era que las niñas fueran virtuosas, aprendieran cómo es el mundo e incluso olvidasen, a través de fábulas y breves narraciones, muchos de los principios y valores asentados en la sociedad de la época, especialmente aquellos que afirmaban que la mujer era inferior al hombre.

Entre las enseñanzas de Mrs. Mason se encontraban asuntos cotidianos como la puntualidad, el control de los instintos, la lealtad, el egoísmo, el respeto a los animales, pero también planteamientos feministas que Wollstonecraft desarrollaría después en trabajos como Vindicación de los derechos de la mujer.

Por ejemplo, que las mujeres debían recibir una buena educación, a pesar de la oposición de los políticos del siglo XVIII. De hecho, Wollstonecraft defendía esa educación femenina no solo por el beneficio individual de la mujer, sino como un objetivo valioso de la sociedad en su conjunto: si las mujeres eran las que educaban a los hijos, era imprescindible que estuvieran bien educadas, algo en lo que esos obtusos políticos no habían reparado.

Lo original de los planteamientos de Wollstonecraft hizo que la primera edición de Relatos originales de la vida real apareciera como libro anónimo para evitar represalias. Sin embargo, el éxito de la publicación de Vindicación de los derechos de la mujer en 1792 hizo que la autora se convirtiera en un personaje famoso, razón por la cual el editor decidió capitalizar esa popularidad en beneficio de Relatos originales de la vida real. Para ello, además de publicar una segunda edición en la que sí que aparecía el nombre de la autora, decidió que fuera ilustrada, lo que, por otra parte, también permitía aumentar el precio de venta.

El elegido para llevar a cabo esas ilustraciones fue el escritor y pintor William Blake, un personaje que también resultaba peculiar para la Inglaterra del XVIII. De fuertes creencias religiosas, Blake tampoco le hacía ascos al ocultismo, al gnosticismo y a la magia. Además, era contrario a la esclavitud, partidario de la igualdad entre hombres y mujeres y defensor de ideologías revolucionarias. Tanto es así que llegó a ser procesado por una declaraciones incendiarias contrarias a la monarquía inglesa.

El trabajo de Blake se concretó en cinco grabados que encajaban perfectamente en el espíritu del libro de Wollstonecraft, que no había dudado en incluir en sus narraciones morales temas como la pobreza, la muerte, el abandono y la miseria, tanto económica como emocional, con la intención de que las niñas aprendieran, madurasen, tuvieran herramientas con las que enfrentarse a la vida adulta y no idealizasen la infancia como una época utópica o un paraíso perdido.

A pesar de que Relatos originales de la vida real fue un éxito y se estuvo reeditando con frecuencia hasta entrado el siglo XIX, Mary Wollstonecraft pasó muchos años estigmatizada y considerada lo más alejado de un ejemplo educativo. La razón fueron las memorias que escribió su esposo William Godwin cuando Wollstonecraft falleció durante el parto de su hija Mary.

Aunque se suponía que las memorias eran un sincero homenaje a su esposa fallecida, la revelación de que su primera hija había sido extramatrimonial, que había protagonizado varios intentos de suicidio, que había tenido relaciones amorosas fuera de la pareja y otras intimidades semejantes, provocó que Wollstonecraft no saliera especialmente bien parada, al menos a los ojos de la sociedad británica del XVIII.

Entre los pocos que la valoraron y se acordaron de ella tras su muerte estaba William Blake, que realizó en su honor un grabado en el que aparecía la pequeña Mary junto a su madre muerta.

Fuente: https://www.facebook.com/pg/plataforma.sociologica/photos/?tab=album&album_id=1590143791218372

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