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Matrimonio infantil en África: La niñez perdida

Por: Prensa Latina/ Deisy Francis Mexidor*/06-10-2017

La Habana, (PL) Cada dos segundos una niña es obligada a contraer nupcias en el mundo, de ellas muchas en África, continente que a la vuelta de tres décadas tendrá alrededor de 310 millones de menores de edad casadas.

La lentitud de la lucha contra el mal social y el incremento demográfico de la población son las principales causas del aumento del matrimonio infantil en África, contrariamente al resto del planeta.

Estimados apuntan que el número de niñas en la región se elevará de 275 millones en la actualidad a 465 millones en 2050; así lo confirman estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas al abordar la aterradora realidad.

Por tal motivo, la Unión Africana (UA) se erigió como puntero de una campaña continental por erradicar el problema y a su vez implementar un plan de acción para los gobiernos con el fin de reducir las hasta ahora imparables tasas.

La organización, entre otros aspectos, pidió facilitar el acceso a una educación de calidad y a servicios de salud reproductiva; el fortalecimiento y la aplicación de leyes y políticas que protejan los derechos de las niñas, así como la prohibición del matrimonio hasta los 18 años.

Durante la primera Cumbre para poner fin al Matrimonio Infantil en África, celebrada con la participación de ONU Mujeres y bajo auspicio de la UA, celebrada del 24 al 27 de noviembre de 2015 en Lusaka, Zambia, se trató de movilizar a líderes tradicionales y políticos en torno al tema.

Un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) presentado en la propia cita, alertó que de continuar con este ritmo África superará al sur de Asia como la región con el mayor número de mujeres de entre 20 y 24 años que se casaron siendo niñas.

‘El matrimonio infantil genera una serie de normas que resultan cada vez más difíciles de exterminar; normas que socavan el valor de nuestras mujeres’, dijo la entonces presidenta de la Comisión de la UA, Nkosozana Dlamini Zuma. A través de un mayor grado de conciencia, junto con un enfoque que implique a todos, será posible erradicar sus dañinos efectos, acotó.

Las estadísticas muestran que los países africanos suponen 17 de los 20 con Los índices más altos a nivel global.

Por ejemplo, el 76 por ciento de las niñas en Níger y cerca del 70 por ciento de las de República Centroafricana y Chad se casan antes de cumplir los 18 años.

Es una realidad muy latente en África, opinó el presidente de Zambia, Edgar Lungu, en un evento en Nueva York previo al segmento de alto nivel del 72 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, realizado este mes.

Tanto Lungu como sus homólogos de Uganda, Yoweri Museveni, y de Malawi, Peter Mutharika, expresaron su compromiso de apoyar los esfuerzos para poner fin al matrimonio infantil en África en 2030.

DATOS DIVERSOS DE UN GRAVE PROBLEMA

Justo en 2016 Malawi se unió a Gambia y Tanzania al prohibir el matrimonio infantil antes de los 18 años y quienes lo infrinjan cometen un delito punible con cinco años de prisión y una multa de unos 143 dólares.

El expresidente gambiano Yahya Jammeh proscribió la práctica que ahora se castiga con 20 años de prisión, al tiempo que en Tanzania, un tribunal declaró inconstitucionales las secciones 13 y 17 de la Ley del Matrimonio, que posibilitaba a las niñas unirse a los 15 años con permiso de los padres y a los 14 años con el permiso de una corte de justicia.

Igualmente, el Parlamento de Chad adoptó hace poco una reforma de su código penal que eleva la edad legal de matrimonio de 16 a 18 años.

El mandatario chadiano, Idriss Deby, también promulgó una ley que castiga al infractor con penas de cinco a 10 años de prisión y una multa que en algunos casos puede rondar los ocho mil 800 dólares, según el cambio.

Zimbabwe aún no ha elaborado leyes para criminalizar los matrimonios de niños. Algunos datos de instituciones especializadas y organismos internacionales arrojan que, por ejemplo, en Senegal solo el 18 por ciento de las mujeres usan métodos anticonceptivos.

Mientras en Mali, según el ‘Código Familiar’ vigente desde 2011, las mujeres le deben obediencia a sus esposos; en tanto, Níger refleja que la edad media del matrimonio es de 15.8 años.

Por su parte, en Malawi, cuatro de cada cinco chicas casadas no terminó la educación primaria, y en Mozambique, la violencia emocional, física y sexual son factores por los que muchas niñas abandonan la escuela y terminan en nupcias.

En Zambia, el 31 por ciento de las mujeres entre 20 y 24 años fueron casadas a sus 18 y en Tanzania, se eleva el 61 por ciento.

Las propias fuentes aseguran que después de África occidental, la tasa más alta de matrimonio infantil se registra en la región de Asia.

‘El número de niñas afectadas -y lo que esto significa en términos de infancias perdidas y de futuros destruidos- subraya la urgencia de prohibir la práctica del matrimonio infantil de una vez por todas’, a juicio del director ejecutivo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Anthony Lake.

Para el alto funcionario de la ONU, ‘cada niña casada es una tragedia individual’ y por lo tanto ‘un aumento en su número es intolerable’.

Al casarse de manera forzada, se les niega, especialmente a las niñas, su dignidad y la oportunidad de tomar decisiones que son esenciales en sus vidas.

Además, cuentan con menos probabilidades de terminar sus estudios y más posibilidades de ser víctimas de la violencia y de contraer el VIH, a lo que se añade el que los hijos corren más riesgo de bajo peso y mortalidad, ya sea al nacer o poco después.

Pero no es una solución simple y quienes toman decisiones lo saben. La sociedad en su conjunto tendrá que crear condiciones para eliminar el flagelo.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Fnuap), más de 140 millones de niñas contraerán matrimonio antes de 2020 y si el ritmo del fenómeno persiste, 14 millones 200 mil niñas por año, o sea 39 mil por día, se casarán a temprana edad.

De esos 140 millones, al menos 50 millones no habrán arribado a los 15 años.

No hay soluciones simples, opinan los especialistas, pero llegará el día en que desaparezcan de la prensa confesiones como la de una niña malawi, quien resumió en un lamento: ‘nunca he experimentado la felicidad en mi matrimonio. Nunca he visto el beneficio de estar casada’.

*Periodista de la Redacción de África y Medio Oriente de Prensa Latina

*Fuente: prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=121648&SEO=matrimonio-infantil-en-africa-la-ninez-perdida
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Empoderar a las niñas

Por: David Meléndez Torme

Las mujeres nacidas en países pobres son el grupo demográfico más vulnerable.

Además de pobres, tienen peores condiciones de salud, menor acceso a la educación y mayor probabilidad de ser víctimas de violencia.

En la lotería de la vida, nacer mujer en un país pobre te sitúa en una doble desventaja. Las mujeres de estos países tienen la mayor incidencia mundial de pobreza de entre todos los grupos demográficos, además de las peores condiciones de salud, el menor acceso a la educación y la mayor probabilidad de ser víctimas de violencia.

La desigualdad de género (a través de la exclusión laboral y los menores salarios) cuesta al mundo un alarmante 15,5% del PIB. Negar oportunidades a las mujeres para desarrollar su potencial impide que las sociedades aprovechen su contribución. Sin embargo, la frustrante realidad es que las soluciones eficaces para abordar la desigualdad de género pueden resultar difíciles de identificar.

Los 30 millones de niñas en riesgo de mutilación genital femenina (MGF) durante la próxima década se sitúan en el extremo de la escala de desempoderamiento. Se trata de un procedimiento casi universal en Somalia, Guinea, Yibuti, Egipto, Eritrea, Malí, Sierra Leona y Sudán. La Organización Mundial de la Salud alerta de que las afectadas sufren problemas de salud en el largo plazo y mayores tasas de muerte perinatal.

Pero el problema es más fácil de identificar que de resolver. Las reformas legales han tenido poco impacto. Incluso en el Reino Unido, donde la MGF fue prohibida hace 30 años, ninguna persona ha sido enjuiciada exitosamente. Las primeras cifras registradas se comunicaron en julio y revelaron que hubo 5.702 nuevos casos en Inglaterra entre abril de 2015 y marzo de 2016. Al menos 18 mujeres jóvenes y niñas fueron sometidas a la MGF en el Reino Unido, mientras la mayoría recibió el procedimiento en África.

En las últimas tres décadas ha habido una disminución general en la prevalencia de la MGF, pero no todos los países han efectuado progresos. De hecho, las actuales tendencias señalan que el número de niñas y mujeres sometidas a la MGF aumentará significativamente en los próximos 15 años.

Esto no quiere decir que las entidades benéficas y los gobiernos que trabajan en esta área no estén haciendo un trabajo excelente. Pero necesitamos más estudios de alta calidad sobre cómo identificar y ampliar programas que ya sean eficaces.

El matrimonio infantil es otra costumbre inaceptable que arrebata oportunidades a las niñas. Entre 2011 y 2020, más de 140 millones de niñas de todo el mundo se convertirán en niñas casadas (definidas por las Naciones Unidas como las que contraen matrimonio antes de los 18 años). UNICEF estima que las tasas de matrimonio infantil superan el 50% en nueve países: Níger, República Centroafricana, Chad, Bangladesh, Malí, Guinea, Sudán del Sur, Burkina Faso y Malawi.

Las consecuencias para las niñas casadas son de amplio alcance: menores niveles de educación y menores ingresos de por vida, mayores tasas de violencia doméstica, mayor riesgo de morir durante el embarazo o el parto y mayores tasas de mortalidad para sus hijos.

Al igual que en la MGF, las leyes por sí solas no son suficientes para abordar el problema. Un ejemplo es Bangladesh, donde el 52% de las niñas están casadas cuando alcanzan la mayoría de edad de 18 años. Varias leyes que prohíben el matrimonio y las dotes infantiles han tenido escaso efecto: el 18% de las niñas se casan antes de cumplir los 15 años (la tasa más alta del mundo). Los programas comunitarios para dar a las adolescentes capacitación y destrezas de vida han tenido un impacto limitado.

Un estudio realizado en Bangladesh por economistas de la Universidad de Duke y el Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab del MIT plantea que la estrategia más eficaz podría ser proporcionar incentivos económicos para retrasar el matrimonio. Las niñas situadas en el 20% más pobre de la población mundial tienen más del doble de probabilidades de casarse jóvenes que las del 20% más rico.

En el sur de Bangladesh se llevó a cabo un esperanzador programa que proporcionaba aceite de cocina a los padres de las niñas solteras. Los participantes recibían cuatro litros de aceite cada cuatro meses, con la condición de que un monitor confirmara que las niñas permanecían sin casarse.

El modesto incentivo funcionó: las hijas de los destinatarios se casaron, en promedio, hasta un 30% menos antes de los 16 años, obteniéndose así una rentabilidad cuatro veces superior a los costes. El programa también mejoró el nivel educativo de las niñas, que tendieron a permanecer en la escuela hasta un 22% más.

Lo anterior tiene importancia porque una de las metas clave de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que concluyeron en 2015, fue eliminar la disparidad de género en la educación primaria y secundaria. Se logró un buen avance en la primaria, pero el acceso a la educación secundaria y universitaria sigue siendo altamente desigual. Las diferencias en cuanto a matriculación en educación primaria han disminuido en todas las regiones, pero quedan rezagadas África subsahariana, Oriente Próximo y el norte de África.

Reducir la brecha de género en la escolarización también tendría beneficios para la siguiente generación. Más educación para las niñas significa mejor salud y nutrición para sus hijos.

La manera de lograr esto variará según el lugar. Por ejemplo, proporcionar uniformes escolares gratis ayuda solo en algunos sitios. La actuación para reducir el matrimonio infantil en Bangladesh tuvo beneficios adicionales de fomento a la educación secundaria. Nuevos estudios indican que, a nivel mundial, el dinero que se destina a reducir la disparidad de género en educación genera beneficios alrededor de cinco veces superiores a los costes.

Muchas ideas bien intencionadas para reducir la desigualdad de género, e incluso indudablemente buenas, son más difíciles de analizar y cuantificar. Asegurar a las mujeres derechos igualitarios de heredar propiedades, firmar contratos, registrar empresas o abrir cuentas bancarias tendría un bajo costo y podría conllevar beneficios de gran alcance. Pese a las deficiencias de información, un panel de Premios Nobel convocado por el Consenso de Copenhague identificó tales medidas como una de las 19 mejores metas de desarrollo: cada dólar rendiría beneficios por más de quince veces su valor.

Sabemos cómo enfrentar un problema y tenemos abundante información sobre costes y beneficios. Unos 225 millones de mujeres que quieren evitar el embarazo no están utilizando métodos seguros y eficaces de planificación familiar. Las razones van desde la falta de acceso a la información o los servicios hasta la falta de apoyo de sus parejas o comunidades.

Garantizar el acceso universal a los anticonceptivos costaría 3.600 millones de dólares al año, pero significaría reducir en 150.000 los casos de mortalidad materna y en 600.000 los de orfandad. Además, el beneficio demográfico de tener menos personas dependientes y más en la fuerza laboral aceleraría el crecimiento económico. Los beneficios totales resultan impresionantes: 120 veces el valor de los costes.

No hay soluciones rápidas para la desigualdad de género, pero una cosa está clara: no todos los esfuerzos resultan igualmente apropiados ni se basan en datos fiables. Por consideraciones morales y económicas, los responsables políticos deberían adoptar aquellas medidas que más contribuyan a empoderar a las niñas y mujeres.

Fuente: http://www.eldiario.es/tribunaabierta/Empoderar-ninas_6_688791133.html

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Reiteran compromiso con eliminación de matrimonio infantil en África

África/21 septiembre 2017/Fuente: Prensa Latina

Los presidentes de Zambia, Edgar Lungu; Uganda, Yoweri Museveni, y Malawi, Peter Mutharika, expresaron su compromiso de apoyar los esfuerzos para poner fin al matrimonio infantil en África en 2030, informó hoy la prensa local.
Según el reporte, los mandatarios asistieron en Nueva York a un evento sobre el tema, previo a la apertura este martes allí del segmento de alto nivel del 72 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Lungu reconoció que este es un problema latente en África y que con las niñas obligadas al casamiento se incurre en una negación de sus derechos.

Por su parte Mutharika advirtió que cada niño debe alcanzar su máximo potencial en la vida, por lo que instó a detener el fenómeno.

Después de un proceso parlamentario de dos años y su posterior aprobación en febrero, Mutharika firmó una enmienda constitucional en abril que anuló una práctica en la que menores de 15 años podían casarse con el consentimiento de sus padres.

Entretanto, Museveni sostuvo que la libertad de elección solo vendrá si las niñas pueden ser independientes de sus padres y esposos.

Mientras, la comisaria de Asuntos Sociales de la Comisión de la Unión Africana, Amira Elfadil, exhortó a todos los hombres y jóvenes a participar en la eliminación del flagelo.

En el continente están 15 de los 20 países con las más altas tasas de matrimonio infantil a nivel mundial y la región tiene la mayor prevalencia de embarazos adolescentes en el mundo.

Para los expertos es alarmantes que en África existan 125 millones de niñas que fueron obligadas a casarse antes de cumplir los 18 años.

Una realidad preocupante si se tiene en cuenta que en 2050 la cifra alcanzará los 310 millones, según estimados de organismos internacionales.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=116978&SEO=reiteran-compromiso-con-eliminacion-de-matrimonio-infantil-en-africa

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África: Mi país es rico, pero yo no puedo ir al cole

África / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Lola Hierro / Fuente: El País

Hay 264 millones de menores sin escolarizar en el mundo y dos tercios viven en países de abundantes recursos naturales. Su explotación genera conflictos que afectan a la educación. Un informe lo analiza

A primeros de septiembre, ciudades y pueblos se llenan desde bien temprano de niños somnolientos y nerviosos que se enfrentan a su primer día de curso. Una imagen tan habitual para algunos no lo es en absoluto para muchos, muchísimos otros. En los últimos años se ha avanzado en la escolarización de los menores —entre 2000 y 2015 el acceso a la escuela primaria llegó al 90% de los niños— pero todavía quedan 264 millones sin escolarizar en todo el mundo. Y dos tercios de ellos viven en países ricos en recursos naturales, pero que paradójicamente ocupan los últimos puestos de desarrollo y tienen presupuestos en educación inferiores al 3% de su PIB.

Para llamar la atención sobre esta realidad tan chirriante, la ONG Entreculturas ha lanzado la campaña Escuelas en peligro de extinción y, con ella, un informe titulado Educación en zona de conflicto que analiza minuciosamente las relaciones entre el derecho a la educación, la explotación de recursos naturales, la paz y el desarrollo sostenible.

«La fuerte presión sobre los recursos minerales, fósiles, pesqueros, forestales, agrícolas o hídricos y la lucha por su control generan, además de degradación ambiental, tensión, conflictos, violencia y desplazamientos forzosos», resume el estudio, que describe cómo los civiles que viven en estas áreas explotadas ven vulnerados sus derechos. Sobre todo, el de la educación. Los datos hablan por sí solos: el 87% de las personas desplazadas en el mundo en la última década proceden de zonas de explotación minera y petrolera.

Mi país es rico, pero yo no puedo ir al cole

Y de eso sabe Hombeline Bahati, coordinadora de un proyecto de mejora de medios de vida con el Servicio Jesuita al Refugiado. Trabaja en Masisi, en la castigada región de Kivu norte, en la República Democrática del Congo (RDC). Un país con abundantes recursos minerales que lleva 20 años sumido en un conflicto sin visos de acabar. Oro, el tantalio que hace funcionar los teléfonos móviles… RDC es una mina y todos quieren beneficiarse de ella.

«Existen problemas tribales por el acceso a la tierra, porque con la crisis de los noventa de Ruanda, los hutus se desplazaron a Masisi y siguen ahí, y no hay sitio para todos», explica Bahati, en Madrid para dar visibilidad a su trabajo. Luego, desde que llegaron los blancos a ayudar y descubrieron la riqueza de nuestras montañas; empezaron a explotar la tierra y entonces ya no fue solo para cultivarla, sino para obtener mayores beneficios. Ahí entraron el Gobierno, las milicias, las grandes empresas extractivas… ya fue una lucha de todos contra todos», describe.

Solo en Masisi se aglutinan 11 campos de refugiados y Bahati trabaja en siete. Se estima que en ellos viven —o malviven— unas 36.000 personas. «A través de la formación en diferentes oficios, estas personas pueden ser autónomas. Son familias que tuvieron que irse a otros pueblos o a campos de refugiados para estar más tranquilos porque sufrían los enfrentamientos entre guerrillas o entre estas y el ejército regular».

Es un círculo vicioso: a menor educación, más conflictos, y a más conflictos, menor educación. Y la particularidad de que la contienda tenga que ver directa o indirectamente con la explotación de los recursos de un país solo empeora las cosas. Según el informe, es un agravante para los niños y niñas en edad escolar: «Diez de los países con indicadores educativos más bajos son ricos en recursos naturales. Ocho de ellos están siendo o han sido asolados por conflictos. De los 40 conflictos que se han producido entre el año 1999 y el año 2013 han conllevado ataques recurrentes a la educación, más de la mitad han estado vinculados directa o indirectamente con los recursos naturales», enumera. Y además, durante los últimos 60 años, entre cuatro y seis de cada 10 conflictos armados tuvieron un vínculo con la explotación de recursos naturales. La mayoría fueron en África subsahariana, pero también en América Latina y Asia.

La razón fundamental es que estas contiendas se prolongan más tiempo, llevan asociados mayores niveles de violencia, especialmente contra las mujeres, y son más difíciles de superar. El riesgo de resurgimiento es mucho más alto, en parte porque los procesos de paz y reconciliación no suelen abordar la gobernanza y gestión de los recursos naturales.

El 87% de las personas desplazadas en el mundo en la última década proceden de zonas de explotación minera y petrolera

En Masisi, Bahati es testigo a diario de cómo esto afecta a la educación de los niños: «Cuando hay un conflicto no funciona nada, y tampoco los colegios. Llegan familias desplazadas con sus hijos a una nueva comunidad y las escuelas de la zona no tienen plazas para todos, se desbordan, así que los menores no pueden acceder a la educación o acceden a una de muy mala calidad», describe.

Otras guerras menos visibles

Hay conflictos armados más violentos a primera vista, como por ejemplo el de RD Congo. En ellos se atacan escuelas, se asesina, se producen desplazamientos forzados de comunidades enteras y una importante degradación medioambiental. Pero existen otros de menor escala que afectan a millones de personas de pequeñas comunidades locales y tienen su origen en el acaparamiento de tierras que luego explotarán grandes empresas (cultivos intensivos de soja, por ejemplo, en América Latina) o en la lucha por recursos decrecientes (agua, tierras, pastos, pesca…).

Se calcula que hay activos más de 2.000 conflictos medioambientales, una cifra que ha aumentado en los últimos años en paralelo a los asesinatos de ecologistas, que a menudo ejercen también el liderazgo educativo en sus comunidades. Uno de los más sonados fue el de Berta Cáceres, pero no el único. Estos crímenes aumentaron un 59% entre 2004 y 2015, con 185 asesinatos en 16 países, según el último informe de Global Witness.

En los conflictos armados relacionados con los recursos naturales son frecuentes los ataques a la educación. Desde los ataques a escuelas y a profesores, la destrucción de aulas, el reclutamiento de niñas y niñas como soldados, hasta la violencia contra mujeres y niñas, estudiantes y docentes. En el caso de la República Democrática del Congo, por ejemplo, desde 2013 han sido destruidas más de 500 escuelas y más de 200.000 escolares se han visto afectados.

En los conflictos medioambientales, los impactos no son tan visibles, en parte porque los ataques directos a escuelas, profesores y estudiantes son menos frecuentes, pero también son muy dañinos y vulneran el derecho a la educación de milones de menores. La apropiación de tierras por parte de empresas desplaza a la población que las habitaba o trabajaba, con la consiguiente pérdida de oportunidades educativas para los afectados. En Kenia hay 30.000 escuelas en riesgo de desaparición por este fenómeno. El 83% no cuenta con un título jurídico de propiedad, por lo que sus efectivos propietarios no pueden defenderse.

Una cuestión de género

De entre todos los perjudicados por este tipo de contiendas, las mujeres y niñas tienen un problema añadido. La educación las empodera para enfrentarse a diversas discriminaciones. Pero si no tienen la oportunidad de formarse, serán más proclives a sufrir otros abusos. Es el caso del matrimonio infantil o el acceso a la salud o al empleo. Sin olvidar a que en los lugares donde existen conflictos por los recursos naturales se producen a menudo violaciones masivas de mujeres como arma de guerra. Además de las secuelas físicas y psicológicas, estas quedan estigmatizadas de por vida y marginadas, por lo que acaban por destruir el tejido social de las comunidades.

Bahati lo describe desde su experiencia. Explica que los desplazados pierden el acceso a la tierra, ya no tienen donde cultivar y por tanto dejan de ganar dinero. «Como mucho pueden realizar alguna actividad económica informal, y si les sobra algo del poco dinero que ganan para destinarlo a la educación, van a privilegiar a los niños varones», cuenta Bahati. «El que las niñas estén en los campos sin hacer nada las lleva a la esclavitud sexual: en mis campos sucede mucho», asegura la congoleña. «Por menos de medio dólar, los padres las prostituyen».

En República Democrática del Congo, desde 2013 han sido destruidas más de 500 escuelas y se han visto afectados más de 200.000 escolares

Más guerra, peor alimentación y peor educación

Como se mencionaba antes, una buena parte de las personas más pobres del mundo vive en países ricos en recursos naturales. Y también de los hambrientos. Esa combinación de pobreza y hambre dificulta el acceso a la educación y al aprendizaje efectivo: un niño con hambre o con carencias nutricionales no va a rendir adecuadamente en el colegio. Y, sin embargo, la educación es fundamental para salir del círculo de la pobreza.

Igual ocurre con los problemas de salud: afectan al derecho a la educación porque favorecen el absentismo, el abandono o las dificultades de aprendizaje. Otras consecuencias sobre la salud son la contaminación generada por las industrias mineras o de hidrocarburos, la destrucción de infraestructuras sanitarias y la propagación de enfermedades.

Medidas realistas

Dos niñas hacen los deberes en el campo, en Etiopía.
Dos niñas hacen los deberes en el campo, en Etiopía. 

Con esta campaña, Entreculturas hace un llamamiento a los Gobiernos de países donde existen conflictos relacionados con los recursos naturales. Les exhortan a que recaben el consentimiento libre, previo e informado de las poblaciones locales y que respeten sus derechos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida, a la alimentación adecuada, a la salud y a la educación. Sobre esta última, el informe recalca que es imprescindible que se refuercen los medios y la financiación actuales para paliar los déficits existentes. Un ejemplo positivo, en opinión de los investigadores, es el de Etiopía, donde la pobreza se ha reducido a la mitad desde 1995, cuando empezó a aplicar programas educativos más eficaces.

En el caso de las comunidades indígenas, se hace especial hincapié en la inversión en una educación bilingüe, en un refuerzo del enfoque multicultural y de la orientación de la educación hacia el empoderamiento para la defensa de los derechos referidos a su estilo de vida, a la propiedad de la tierra y a la gestión de sus recursos.

Por otra parte, los autores consideran necesario incorporar la cuestión de la gobernanza de los recursos naturales en los procesos de paz y reconciliación por parte de los Gobiernos en los países en conflicto, de los actores que desempeñan un papel de mediación y de las organizaciones sociales que contribuyen a la restauración de la paz.

Pese a todo, Hombeline Bahati sabe que ni Masisi ni Kivu serán una tierra pacífica a corto plazo. Por eso pide adoptar medidas realistas para conseguir que la población sobreviva de la manera más digna posible y con acceso a los mejores recursos, también dentro de las circunstancias. No se puede acabar la guerra de un día para otro, pero sí se puede sensibilizar a las comunidades locales sobre la importancia de la educación. Ella, nacida en esa tierra indómita, va notando cambios. «La sensibilización es muy importante, cada vez más padres entienden que es fundamental que sus hijos e hijas se formen. El aumento de la demanda se observa en que también hay cada vez más universidades y centros de formación profesional. Antes eran para unos pocos privilegiados, pero en los últimos años se ha normalizado el acceso», asegura.

Fuente del Artículo:

https://elpais.com/elpais/2017/09/11/planeta_futuro/1505131269_476429.html

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Matrimonio infantil enciende alarmas en Estados Unidos

Estados Unidos/04 septiembre 2017/Fuente: Debate

Entre los años 2000-2015, más de 200.000 niños contrajeron matrimonio.

Estados Unidos. – De acuerdo a un estudio realizado por Tahirih Justice Center, organización benéfica dedicada a la protección de los derechos de la mujer, entre los años 2000-2015, más de 200.000 niños contrajeron matrimonio en Estados Unidos, en donde la legislación de dicho país tiene desacuerdos por lo que se hicieron posibles dichos casamientos de infantes de 12 años.

«Actualmente el matrimonio infantil alcanza en EE.UU. cifras alarmantes. Los niños que se casan antes de cumplir 18 años pueden proceder de entornos diferentes, pero a menudo lo hacen por una presión intensa de parte de sus familiares», se dice en el informe de esa ONG.

En algunos estados de Estados Unidos sólo se permite la unión conyugal a los mayores de 18 años, pero esa normativa puede ser evadida mediante una autorización formal de los padres o con la aprobación de un tribunal.

Apenas el año pasado, el estado de Virginia fue el primero en eliminar toda excepción que posibilite el matrimonio infantil. Sin embargo, y como contradicción, en los años 2004 y 2013 se celebraron 4.500 bodas en las que estuvieron involucrados menores.  

En un 90 % de los casos, la mayoría de los menores que contraen nupcias son niñas, y casi todas con hombres adultos. 

La situación en el estado de Texas es aún más grave pues en el ínter de 2000 al 2014 contrajeron matrimonio 40.000 niños.  

Foto: AP 

En casi todos los casos, la razón principal por la que se casan es por por circunstancias económicas desfavorables. En otras es por encubrir relaciones sexuales que terminaron en un embarazo.

Según encuestas realizadas por Tahirih, las menores que se casan antes de los 19 tienden a abandonar sus estudios, por otro lado, la unión marital entre un adulto y un menor puede llegar a ser peligrosa porque aumenta la posibilidad de violencia conyugal.

Un menor de edad no es económicamente independiente, por lo que sus posibilidades se ven limitadas y enfrenta un maltrato doméstico o incluso huir en búsqueda de apoyo familiar, ya que la misma ley exige a la policía entregar al «fugitivo» a su esposo.

Según Tahirih, la forma más directa de enfrentar a este tipo de problemas es establecer en Estados Unidos una edad mínima de 18 años para casarse.

El matrimonio infantil es un problema en todo el mundo, en la comunidad de Afganistán los hijos de familias afganas que regresan de Pakistán y no van a la escuela ni tienen acceso a la educación tienen cada vez un mayor riesgo de terminar en un matrimonio temprano o siendo víctimas de trabajo infantil, según una encuesta publicada el miércoles.

Foto: AP

El estudio de Save the Children revela una crisis alarmante en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, donde realizó el sondeo entre retornados desde Pakistán. La ONG advirtió que la situación podría deteriorarse más ante la llegada de más de 3.500 afganos al día después de que Islamabad endureció las normas para los que viven en el país de forma irregular.

En lo que va de año, más de 650.000 afganos regresaron desde Pakistán y la mayoría planean quedarse en Nangarhar al menos hasta que pase el invierno. Se espera que miles de afganos más sean repatriados en los próximos meses.

La encuesta se basó en 379 entrevistas realizadas por Save the Children entre el 28 de octubre y el 8 de noviembre en cinco distritos de Nangarhar y tiene un margen de error de más menos cinco puntos porcentuales. 

Entre los que regresan, muchos no tienen dinero ni documentos identificativos. Los padres que enfrentan la pobreza suelen pensar que su única opción estable es acordar un matrimonio para sus hijos o ponerlos a trabajar, según el sondeo.

«Estamos realmente preocupados por los riesgos que amenazan a los niños y al futuro de los menores si la situación continua», dijo Bahirullah Wyaar, asesor de Save the Children en Kabul.

Fuente: https://www.debate.com.mx/mundo/Matrimonio-infantil-enciende-alarmas-en-Estados-Unidos–20170903-0255.html

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Banco Mundial: Solo con educación se evita el matrimonio infantil

28 agosto 2017/Fuente: Ciudadania Express

Cada día, 41 000 niñas se casan antes de cumplir 18 años de edad, es decir 15 millones de niñas todos los años. Si bien tanto niños como niñas contraen matrimonio a una corta edad, la práctica del matrimonio infantil afecta principalmente a las niñas en la mayoría de los países del mundo.

Se trata de niñas como Nafissa* (no es su nombre real), de Níger.

“Dejé (de ir a) la escuela para casarme”, dice la adolescente. “Se debió a la mentalidad de las personas y sus prejuicios. Tuve que casarme durante un receso escolar y, antes de que pudiera regresar a la escuela, quedé embarazada. Después de eso, nunca volví”.

El matrimonio infantil afecta profundamente a las niñas casadas, sus hijos, sus familias e incluso los países donde ellas viven. Poner fin a esta costumbre es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. De hecho, esta práctica tendrá un costo de miles de millones de dólares para los países en desarrollo a fines de 2030, según un nuevo informe (i) del Grupo Banco Mundial y el Centro Internacional de Investigaciones sobre la Mujer.

Las niñas se casan a menudo debido a la presión de los padres y familiares, la pobreza y la falta de alternativas. El acceso limitado a una educación de calidad y el hecho de que las familias priorizan la educación de los varones por sobre la de las niñas —en parte debido a las limitadas oportunidades de empleo— contribuyen a perpetuar el matrimonio infantil.

“Las escuelas primarias se encuentran muy lejos. En su camino a la escuela, las niñas se encuentran con hombres. Luego, algunas quedan embarazadas y abandonan la escuela”, cuenta un padre de Uganda. “Además, no tenemos una escuela vocacional que capacite a nuestras hijas después que completan la educación primaria y secundaria, así que educar a las niñas lo vemos como un despilfarro de recursos”.

El impacto del matrimonio infantil puede ser devastador para las niñas casadas en términos de pérdida de oportunidades de educación e ingresos, pero también debido a los riesgos sanitarios al dar a luz a una edad temprana.

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“El matrimonio infantil no solo pone fin a las esperanzas y los sueños de las niñas. También frena los esfuerzos orientados a terminar con la pobreza y lograr el crecimiento económico y la equidad”, dice Quentin Wodon, autor principal del informe. “Poner fin a esta práctica no es solo una obligación moral, sino también una medida racional desde el punto de vista económico”.

Poner fin al matrimonio infantil es un planteamiento económico acertado

El análisis del Grupo Banco Mundial indica que el costo económico del matrimonio infantil es alto. La eliminación del matrimonio infantil y los partos precoces podría reducir la fertilidad y disminuir el crecimiento demográfico en un 10 % en los países con una alta prevalencia. El estudio sostiene que, a nivel mundial, el beneficio anual en términos de bienestar derivado del menor crecimiento de la población podría superar los USD 500 000 millones en 2030.

En el caso de los hijos de madres que dan a luz a temprana edad, se reducirían los riesgos de los niños de morir a los 5 años o ser afectados por un retraso del crecimiento. A nivel mundial, los beneficios estimados de una reducción de la mortalidad de los niños menores de 5 años y la malnutrición podrían superar los USD 90 000 millones anuales a fines de 2030.

Poner fin al matrimonio infantil contribuiría también a aumentar el nivel de ingresos previstos de las mujeres en el mercado laboral. Debido en gran parte al impacto del matrimonio infantil en la educación, en 15 países las mujeres que se casan siendo niñas obtienen ingresos un 9 % más bajos en promedio que los que hubieran ganado si se hubieran casado a una mayor edad.

Por último, los países también podrían lograr ahorros en su presupuesto destinado a educación. Eliminar el matrimonio infantil hoy ayudaría a muchos Gobiernos a reducir en un 5 % o más su presupuesto para educación a fines de 2030.

Medidas para poner fin al matrimonio infantil

La comunidad internacional está cada vez más consciente de los efectos negativos del matrimonio infantil. En la República Dominicana, un país de ingreso mediano alto donde más de 1 de cada 3 niñas aún se casa antes de los 18 años, se llevará a cabo una campaña para poner fin al matrimonio infantil, en la cual se utilizarán nuevos datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre el país y del Grupo Banco Mundial acerca de los impactos económicos de esta práctica.ImageVea más fotos relacionadas en la cuenta de Instagram del Banco Mundial

Con financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres, el Proyecto de Empoderamiento de las Mujeres y Dividendo Demográfico (SWEDD) en la Región del Sahel (i) colabora con los Gobiernos de Burkina Faso, Chad, Côte d’Ivoire, Malí, Mauritania y Níger para empoderar a las adolescentes y mujeres. El proyecto apunta a retrasar el matrimonio y ampliar el acceso a los servicios de salud reproductiva, infantil y materna, a partir del trabajo conjunto con las comunidades, entre ellos líderes religiosos y tradicionales. El proyecto SWEDD por un monto de USD 205 millones (i) ofrece también programas de “espacio seguro” para las niñas e incluye transferencias monetarias condicionadas para alentarlas a permanecer en la escuela.

En Uganda, los clubes de niñas a cargo de BRAC Uganda, (i) una rama de la organización internacional BRAC con sede en Bangladesh, han resultado ser exitosos. Unos 1500 clubes de Uganda ofrecen juegos, música, clases de educación sexual, conocimientos financieros, formación en oficios y acceso a microfinanciamiento para las jóvenes que quieren convertirse en emprendedoras. Las niñas que han sido miembros de los clubes por dos años tienen un 58 % menos probabilidades de casarse a temprana edad.

Una de las mejores maneras de poner fin al matrimonio infantil es mantener a las niñas en la escuela

En muchos países, cada año de educación secundaria puede reducir la probabilidad de casarse antes de los 18 años en cinco puntos porcentuales o más. Por el contrario, es mucho más probable que las niñas casadas abandonen la escuela y completen menos años de educación que sus compañeras que no se casan a corta edad.

“Si mis padres me hubieran permitido estudiar, lo habría hecho con mucho gusto. Mis amigas pudieron continuar sus estudios y ahora tienen más conocimientos y son más inteligentes”, dice *Pooja (no es su nombre real) de Nepal. “Si hubiera estudiado, estaría trabajando. Pero mis padres organizaron mi matrimonio y no pude hacer nada después del casamiento. Ahora tengo que cuidar a mis hijos”.

Si Pooja y otras niñas hubieran seguido asistiendo a la escuela, ellas podrían tener mayor acceso a seguridad, salud y educación, y poder elegir y tomar sus propias decisiones en la vida.

 ¿Qué sigue?

Las niñas son agentes poderosos de los cambios socioeconómicos, y el Grupo Banco Mundial se ha comprometido a mantenerlas en la escuela y darles la oportunidad de aprender. Las niñas que terminan la educación secundaria tienden a ser más saludables, participan más en el mercado de trabajo formal, ganan más, se casan a una mayor edad, tienen menos hijos y proporcionan una mejor atención de salud y educación a la generación que les sucede. La combinación de estos factores puede ayudar a sacar de la pobreza a los hogares, las comunidades y los países.

En 2016, el Grupo Banco Mundial se comprometió a invertir USD 2500 millones en el curso de un quinquenio en proyectos de educación en beneficio directo de las adolescentes.

En el próximo Informe sobre el desarrollo mundial 2018 titulado Learning to Realize Education’s Promise (Aprender para hacer realidad la promesa de la educación) se hace un balance de lo que sabemos y de cómo ampliar el alcance y la calidad de la educación en todo el mundo, en particular para los más marginados.

Además, sobre la base del informe sobre los costos económicos del matrimonio infantil, el Grupo Banco Mundial está preparando un estudio de seguimiento acerca de los beneficios económicos de invertir en la educación de las niñas.

Fuente noticia: http://ciudadania-express.com/2017/08/24/solo-con-educacion-se-evita-el-matrimonio-infantil-bm/

Fuente imagen: http://www.bancomundial.org/content/dam/photos/768×768/2017/aug/ChildMarriage_InstaGridSpanish2.jpg

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El Salvador deroga controvertida ley que permitía el casamiento de menores embarazadas

El Salvador/21 agosto 2017/Fuente: BBC Mundo

El Congreso de El Salvador derogó este jueves una norma que permitía el matrimonio entre personas adultas y menores de edad en caso de embarazo.

El matrimonio infantil ya estaba prohibido en el país centroamericano entre dos menores de edad o un menor y un adulto, excepto en un caso: cuando ya había hijos en común o un embarazo.

Los legisladores aprobaron una reforma al Código de Familia por la que fue eliminado el artículo 14, que permitía dicha excepción.

Ese artículo abría la posibilidad de que menores que fueron víctimas de delitos sexuales como violación o estupro contrajeran matrimonio y muchas veces acababan casadas con su agresor.

La medida entrará en vigor ocho días después de publicadas en el diario oficial.

De este modo, El Salvador se une a países de Centroamérica como Panamá, Costa Rica, Guatemala y Honduras que ya han prohibido el matrimonio de menores de 18 años.

Niñas en riesgo

Asamblea de El SalvadorDerechos de autor de la imagenASAMBLEA DE EL SALVADOR
Image captionLos legisladores de El Salvador en la sesión en la que se derogó la norma.

Según cifras de Unicef, el 21% de las mujeres que actualmente tienen entre 20 y 24 años en El Salvador se casaron antes de cumplir los 18.

Para la agencia de la ONU, estas niñas «representan un grupo extremadamente vulnerable, pues se les priva de su infancia, tienen pocas oportunidades de recibir una educación, y a menudo comienzan a procrear demasiado pronto».

Y los mayores riesgos los enfrentan las menores del 20% más pobre de la población, así como las que viven en zonas rurales.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40975001

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