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Porque los profes también leen

21 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Miyer Pineda

Una reflexión a propósito de la novela ‘Los muertos’ de Jorge Carrión.

Leí Los muertos (2010) en unas cuantas horas; esa poderosa novela de Jorge Carrión que poco a poco se vuelve un clásico de la literatura. Hace mucho no leía en los terrenos literarios un texto así. No era uno de esos típicos novelones pseudo-existencialistas cargado de injertos y de hallazgos fáciles que ahora se imponen ofrecidas como el secreto más grande –hay que decirlo- del mercado. Los muertos es una maquiavélica construcción; una suerte de caja china con la que el lector se distrae hasta que cae en un laberinto que lo pone a cuestionar múltiples nichos en los que intentaba refugiarse.

Me recordó la novela Los detectives salvajes (1998) aun sabiendo que el laberinto de Bolaño extraviaba al lector en el desierto y en otras zonas muertas propias de su extensión; también me recordó The fight club (1996) de Chuck Palahniuk, consciente de la voluble pesadez que impone el ritmo de esa nocturna y extraña forma de resistir el mundo que significa esta novela.

Pero Los muertos es otra cosa; me recordó a Huxley: “¿Y si este mundo fuera el infierno de otro planeta?”. La novela de Carrión es un rigor distinto que recorre los rituales de las últimas generaciones que son lúcidas y conscientes de su mundo; de la virtualización terrible de las emociones.

Y al fondo la novela de Phillip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?  O incluso las Crónicas marcianas de Ray Bradbury con Blade Runner (1982) de fondo.

También el guiño al cine: me recordó Soy leyenda (2007), pero sobre todo Seven (1995); películas que nos dejaron habitar el infierno, la ciudad de Nueva York, uno de los círculos del infierno de Dante.

Sin embargo estoy siendo sesgado: la novela también se ofrece como un diálogo sobre el impacto en la construcción de lo humano que ha sostenido la industria del entretenimiento y su simbiosis con el arte durante las últimas décadas.

He dicho los rituales de las últimas generaciones, y entonces debo señalar algunos de ellos para dar cuenta de uno que otro de los problemas que nos plantea esta novela:

La televisión como una suerte de matrix a través de la cual nos encontramos con nuestras emociones y con nuestra necesidad de complejidad; y no estoy hablando de la estupidez que la mayor parte del tiempo nos inyectan a través de ese aparato; recordemos que R-H Moreno Durán decía que la televisión no era más que un poco de propagandas interrumpidas por unos programas; no, hablo de la complejidad laberíntica que se encuentra ahora en esos recintos a través de series que hacen las veces de folletines contemporáneos y que logran seducir por su poder argumental.

Se tiene que aceptar que hay series de televisión que se pueden considerar como obras maestras. Personalmente considero que Breaking Bad logró unos  niveles únicos y hasta ahora insuperables de rigor estético; y son ese tipo de series las que se terminan convirtiendo en parte de la banda sonora de nuestro ocio vital; camino que había sido inaugurado por The Wonder Years a finales de los ochenta.

En la novela también se encuentran los problemas de la ficción y de la realidad, o el de los derechos que poseen los personajes de ficción a morir dignamente, a que los dejen tranquilos, a que no abusen de su memoria, ni de sus restos. Sí, así como lo leen. Y de la mano con este tópico, tenemos el dolor que produce la muerte de uno de estos personajes. Recuerdo una anécdota que contaba el poeta Jorge Eliécer Ordóñez sobre el llanto que le produjo a Gabo la muerte del coronel Aureliano Buendía. O para no ir más lejos, la desazón que produjo en el espectador la golpiza que le propinó Bane a Batman en la tercera parte de la trilogía de Nolan, The Dark knight Rises (2012): Bane le ha quebrado la espalda al murciélago luego de propinarle una paliza, la pantalla se pone oscura por un segundo, y todos nos sentimos angustiados, pensamos que el murciélago ha muerto, o peor, que ha quedado inválido, y entonces ¿qué haremos sin héroes?

Sin embargo, más allá de esta subversiva idea se encuentra una radiografía de lo que sucede con los planteamientos de teóricos como Peter Singer quien plantea que así como es necesario comenzar a reconocer los derechos humanos en verdad, también debe legislarse sobre los derechos de los animales, las ballenas, los delfines, los perros, etc., y si esto es plausible e incluso necesario, ¿por qué no pensar que don Quijote o los replicantes de Blade Runner también tienen derechos?

La novela encara la relación entre identidad y memoria; en alguna parte plantea la tesis de que “tener un nombre significa poseernos” (47); así abordamos el nombre del esclavo, el del desaparecido, el de la víctima, el del replicante, pero sobre todo, el derecho a la memoria, a poseer críticamente un pasado, esa otra ficción que se le debe disputar a la Historia.

Desde esta perspectiva se pueden advertir los nefastos ataques a la memoria, ya sea desde la estupidez y la frivolidad, o desde los mecanismos de control del sistema, y así entonces resignificar la cada vez más importante labor de la hermenéutica para dignificar a Mnemósine en los terrenos de la comprensión.

En Los muertos toda cicatriz es un segundo ombligo porque nadie se conoce hasta que no ha dado vida, o la ha defendido, o la ha guerreado. La novela propone esa noción de que todo es un relato, y de que somos piezas en el relato dramático del cosmos, esa novela escrita a miles de voces, a través del gran narrador que es un Topo desapareciendo frente a los ojos de Nadia (Los muertos), o de Nadie (La Odisea).

Los muertos aborda el problema de la Historia como ficción y el de la ideología como ficción, porque es un hecho que necesitamos ficciones para vivir y no sucumbir ante la horda de las vivencias primitivas; el problema es que esas ficciones aplastan y delimitan la utopía de lo humano: En la novela un adolescente pinta en un muro “No hay futuro”” (131), y otro personaje cuenta que “Estábamos muertos y podíamos respirar” (154).

Como lo hacen muchas novelas en los últimos años, Los muertos también asume la reflexión sobre la novela, ese dispositivo estético que reflexiona sobre sí mismo; así entonces se presenta como el terreno ideal en el que se despliegan los abismos y los fantasmas interiores en su diálogo con el mundo. Jugar a ser Dios, dirigir el concierto interpretar todos los instrumentos y ser el único público.

Carrión estuvo en Tunja. No sé quién hizo la gestión para traerlo a estas tierras en las que alguna vez estuvo el mar. Conversó con Darío Rodríguez, otro gestor cultural y desocupado lector. El Festival se llamó Carmina ¡Qué labor tan importante cumplen estos señores que se dedican a hacer encuentros, talleres literarios y a mantener espacios de lectura! Revitalizan nuestro encuentro con la literatura, esa otra forma de desaparecer.

Carrión habló de sus novelas, de sus ensayos, de sus series favoritas. Firmó libros, y en cierta forma enalteció el quehacer literario en estas tierras áridas para la escritura de rigor, capaz de conversar con el mundo.

Escribí este texto porque hace unos días uno de mis estudiantes me pidió que le recomendara un libro que lo golpeara. Le dije que le respondería en una columna para que la sugerencia llegara a más oídos ávidos de leer cosas geniales. Por ahora les recomiendo algunos consejos de Carrión sobre el arte de escribir[1], mientras, me dispongo a leer Los huérfanos, la novela que le sigue a Los muertos y que hace parte de una tetralogía. Sin embargo confieso que me toma algo de tiempo; es un problema proponer en este juego a Carrión contra Carrión. Ahí nos vemos.

[1] www.microrevista.com/consejos-a-un-joven-escritor/

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/blog/porque-los-profes-tambien-leen

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Los usos educativos de la memoria

22 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Jairo Hernando Gómez Esteban

Aquí los problemas ya no se centran en los mecanismos de procesamiento y recuperación de la información, sino en la forma como las personas comparten recuerdos.

Uno de los interrogantes y obligaciones que se les plantean a los docentes de Ciencias Sociales, y en particular de Historia, a partir de los acuerdos de paz recientemente firmados en La Habana, es el de cómo reformular y resignificar conceptos fundamentales para la comprensión del proceso tales como memoria colectiva, olvido, justicia restaurativa, y perdón entre otros. En esta columna sólo me ocuparé del problema de la memoria.

En términos generales, podríamos decir que el tema de la memoria en la escuela se presenta de dos grandes formas: por un lado, lo que se podría llamar memoria digital, aquella memoria-prótesis de las tecnologías cuyas características son la velocidad y la simultaneidad y sus funciones son procesar información y ubicar, almacenar y recuperar datos. A este dispositivo tecnológico que se puede cargar en un bolsillo, se opone la memoria colectiva cuya función es preservar el recuerdo de las grandes injurias a la humanidad y a la dignidad como los genocidios de las fuerzas paraestatales de las dictaduras y los autoritarismos de todos los pelambres, los feminicidios y los juvenicidios, y, en fin, los crímenes de lesa humanidad perpetrados por todos los actores de los conflictos armados.

¿Cómo establecer vasos comunicantes en la enseñanza de la historia y en la construcción de conocimiento social en la escuela entre esa memoria virtual que procesa al instante ingentes volúmenes de información, con esa memoria colectiva que pugna por preservarse a través de la lucha, la denuncia, la conmemoración, el monumento y, sobre todo, por la recordación boca a boca, por la remembranza oral de la narrativa que cuenta lo que sucedió?

A pesar de que la tendencia dominante en psicología de la memoria es considerar que sus mecanismos de procesamiento de información son idénticos a los de un hardware de un computador, queda por resolver no sólo el hecho de que cualquier recuerdo implica una experiencia consciente y una reconstrucción de nuestra identidad, sino que dicha recuperación implica la legitimación y refrendación del otro, la valoración social que el acontecimiento conlleva; en fin, el carácter social y compartido de la memoria.

Esta perspectiva social de la memoria nos permite entender cómo los actores del conflicto reconstruyen sus recuerdos de una forma determinada y en un momento dado. Es por eso que se parte del presupuesto que el recuerdo está mediatizado socialmente y no se limita a un proceso puramente individual, que nuestra capacidad de recordar y olvidar se desarrolla conjuntamente, de manera compartida, unas veces a través de la institucionalización social del olvido, otras, por la amnesia instigada estructuralmente.

Aquí los problemas ya no se centran en los mecanismos de procesamiento y recuperación de la información, sino en la forma como las personas comparten recuerdos, en el proceso de evocar experiencias colectivas y de la manera como registran eventos que serán recordados y conmemorados en ocasiones futuras. Es por esto que sus objetivos se orientan por las prácticas sociales de conmemoración, el contexto social de la memoria individual, la organización retórica del recuerdo y el olvido -esto es, sobre las versiones contradictorias del pasado: a quién culpar, perdonar, agradecer, etc.-, el recuerdo y el olvido institucional y las prácticas sociales de la memoria.

El recordar juntos se constituye, entonces, en el objetivo principal de esta perspectiva psicosociológica de la memoria. Al evocar experiencias compartidas, las personas reinterpretan y descubren aspectos del pasado que se pueden transformar en proyecciones a futuro que configuren otra identidad y concepción generacional de esas personas.

En la reconstrucción conjunta del pasado (el recordar juntos), uno de los problemas más acuciantes es el del carácter “verdadero” o “correcto” acerca de lo que pasó o no, es decir, sobre las versiones contradictorias del pasado. A este problema se le ha denominado la organización retórica del pasado en tanto “la “verdad” del pasado siempre es cuestionable.

En esta atribución de sentido y significado colectivo de los recuerdos juegan un papel fundamental los artefactos sociales. En la novela La misteriosa llama de la reina Loana de Umberto Eco se ilustra claramente este concepto. Yambo, el personaje principal, ha perdido su memoria personal, la más ligada a las emociones, en un accidente. No sabe quién es, ni recuerda su nombre, ni a su familia, ni su profesión; no obstante, recuerda libros, personajes, películas, datos históricos y, sobre todo, tebeos, que son los que finalmente le van a permitir revivir sus emociones primigenias más subjetivas y singulares, reconstruir su infancia y, en consecuencia, reestablecer su identidad. Es la demostración casi clínica de que la memoria está en las cosas, en objetos en los que nuestro yo se ha adherido, se ha distribuido, se ha imbricado. Por tanto, es el uso rememorativo y reconstructivo de aquellos objetos que no sólo nos evocan las experiencias y emociones más profundas y personales, sino también, esa grata sensación que revivimos de continuidad y preservación de nuestra propia identidad, lo que constituye la principal función de los artefactos sociales de la memoria.

La perspectiva de la memoria compartida se presenta como una vía de trabajo importante para la educación, ya que si los recuerdos se reconstruyen en función de mediaciones sociales específicas, se hace necesario explicitar algunas de las formas como los estudiantes comparten sus recuerdos, su organización retórica (qué eventos o acontecimientos, por efímeros y vertiginosos que sean, son relevantes como criterios de selección y uso de la información y la comunicación.

Esta explicitación no pretende controlar o regular las elecciones morales que subyacen a ese proceso de filtración, sino precisamente, compartir los marcos sociales vigentes y flotantes de la memoria para poder entender esa intersección entre la memoria individual y la memoria colectiva que en ese momento está operando. En el fondo, de lo que se trata no es otra cosa que la reconstrucción colectiva del recuerdo, al fin y al cabo, es a través del recordar juntos como podemos entender la integración a una determinada modalidad de práctica social, y hacer inteligible la coherencia y el sentido de continuidad que los usuarios de la red les dan a sus vidas.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/los-usos-educativos-de-la-memoria

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Entrevista a Robert Swartz: «Los exámenes prueban la memoria y no la inteligencia»

26 Marzo 2017/Fuente: webdelmaestrocmf./Autor:Noticias Galicia

El profesor emérito de la Universidad de Massachusetts (EEUU) Robert Swartz considera en una entrevista con Efe que el sistema de evaluaciones escolares puede probar puntualmente la memoria del alumnado, pero no muestra su inteligencia y creatividad y tampoco contribuye a su desarrollo.

Swartz, que participa en un seminario en el colegio Peleteiro de Santiago de Compostela sobre “Creatividad, pensamiento crítico e innovación en el currículum”, opina que ese tipo de pruebas “suelen poner a prueba la memoria” de los alumnos, pero no sus capacidades, habilidades y conocimientos.

Advierte además de que a menudo se da la circunstancia de que el profesorado llega, incluso, a “preparar a los alumnos para las pruebas”, mediante un método que consiste en repetir una serie de conocimientos aprendidos, para lo que es necesario que tengan que “repasar”, y eso puede conllevar que olviden luego lo interiorizado para ese fin examinador y que, por ende, “el aprendizaje se vuelva un aburrimiento”.

Filósofo y director del Centro Nacional para la Enseñanza del Pensamiento (NCTT, siglas en inglés), una especie de ‘think-tank’ o laboratorio de ideas para fomentar un aprendizaje más participativo y creativo de los alumnos, Swartz apunta que en Estados Unidos “los exámenes se han convertido en un negocio” para algunas empresas que son vendedoras de ese tipo de productos.

Indica así, con añoranza, que la iniciativa primigenia del programa internacional de evaluación de estudiantes, conocido como “PISA”, estaba inicialmente diseñada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para contrastar los resultados en unos y otros países, y para mostrar “algo más que memoria”.

Confiesa ser consciente de que eso ha suscitado muchas críticas en diversos países de los que ven que esos exámenes obvian, precisamente, muchas de las potencialidades de los alumnos. Sin embargo, estima que PISA es una herramienta indicativa para ver la evolución y los progresos, aunque considera conveniente un debate profundo sobre ese tipo de pruebas para “poder mejorarlas”.

En cuanto al hecho de que los resultados en España figuren en algunos indicadores por debajo de la media de países de la OCDE, que incluye a los estados más desarrollados del planeta, señala que “hay que tomarse seriamente la manera en que se educa” a las generaciones futuras.

Swartz explica que hace medio siglo que visitó España como estudiante y tuvo la oportunidad de viajar a diversos puntos de la Península Ibérica, aunque nunca a Galicia, pero observa que en los últimos años, en los que ha regresado para impartir programas de formación dirigidos a profesores a cargo del NCTT, ha constatado que los educadores aseguran que el modelo actual “no está funcionando”.

“Algunos me dicen incluso que es un fracaso completo”, comenta el profesor estadounidense, que trata de persuadir de que el papel del docente sea más de “guía de aprendizaje” para “abrir la mente” a los alumnos e invitarlos a tener “capacidad crítica” y a descubrir por sí mismos.

Afirma este especialista que las tecnologías han permitido abrir nuevas ventanas al conocimiento y constituyen una “verdadera revolución”, por lo que el papel del profesorado está cambiando y debe adecuarse también a proporcionar “referencias” para que los alumnos puedan distinguir por sí mismos, porque “deben ser conscientes de que en internet cualquiera puede poner lo que quiera”.

“No se trata de censurar” sino de facilitar que esas nuevas tecnologías, que entrañan también “riesgos”, puedan ser “herramientas útiles” que susciten el interés por el conocimiento, enfatiza. Swartz asegura que sus propuestas de aprendizaje, que impartirá en un taller junto a la profesora Carol McGuinness de la norirlandesa Queen’s University, llevan a los alumnos a estar “más felices, más comprometidos y más interesados en sus tareas” y, asimismo, a tener “mejores resultados en los exámenes”.

Fuente de la entrevista: http://webdelmaestrocmf.com/portal/el-profesor-swartz-dice-que-los-examenes-prueban-la-memoria-y-no-la-inteligencia/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook

Fuente de la imagen:http://webdelmaestrocmf.com/portal/wp-content/uploads/2016/11/1-12.jpg

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Entrevista: ‘El mundo de hoy no facilita el aprendizaje de las matemáticas’E

Entrevista a  Jaime García Serrano

Jaime García Serrano, la ‘computadora humana’, lleva 30 años de su vida dedicado a los números.

Si Jaime García Serrano no hubiera sido un genio de las matemáticas, con una asombrosa rapidez mental y seis récords Guinness, quizás estaría disfrutando de la jubilación como figura del fútbol local o tal vez sería el técnico del Atlético Bucaramanga.

Quienes lo conocieron de niño en Málaga, Santander, aseguran que tenía un futuro promisorio con el balón. Cuando el ‘Cuni’, como lo llamaban, aparecía en la cancha, causaba revuelo. Pero pronto descubrió que tenía las mismas o mayores aptitudes para golear al gran coco de la educación: las matemáticas.

 ¿Qué poder sobrenatural ostentaba el joven malagueño, estudiante del Instituto Técnico Industrial Emeterio Duarte Suárez –donde obtuvo el grado de bachiller mecánico–, para resolver operaciones en su cabeza, sin papel ni lapicero de por medio, más rápido que las calculadoras de sus maestros?

Para el genial matemático santandereano, no hay más secretos que la concentración; la paciencia; una memoria vigorosa que se nutre de la práctica diaria y una rapidez mental que, como en el caso de los grandes del fútbol, se traduce en pensar bien una jugada y ejecutarla a la velocidad del rayo.

Con estas virtudes, García le ha dado la vuelta al mundo como conferencista. Sus hazañas, como memorizar los primeros 152.202 decimales del número pi, le han valido aplausos en prestigiosos escenarios, pero también envidias.

El décimo de 11 hijos del modesto hogar conformado por el taxista Eleuterio García y el ama de casa Leonarda Serrano ha sido invitado especial a canales como NatGeo.

Desde hace 30 años, su casa está en España, donde vive con su esposa, la también santandereana Marlén García, madre de sus dos hijos, Jaime Alexis, economista, y Wbeimar, médico neonatólogo.

En esta entrevista, García, autor de libros como ‘Manual del ábaco’, ‘Manual para el cubo Rubik’ y ‘Carnaval matemático’, y conocido como la ‘computadora humana’, cuenta, entre muchas otras cosas, que ha bregado por todos los medios para que el Gobierno acoja su metodología y la aplique a la capacitación de docentes y alumnos, con el propósito de cambiarle el chip al aprendizaje de las matemáticas.

Usted soñaba con ser un crac del fútbol. ¿Qué pasó?

De niño me gustaba el fútbol. Es más, participé en la selección juvenil de Santander con compañeros que estuvieron en la Selección Colombia, como Ricardo ‘Pitirri’ Salazar y Eusebio Vera Lima. Mi entrenador fue Álvaro ‘Pipa’ Solarte.

¿Y qué sucedió?

Mis ilusiones se truncaron por una lesión. Entonces, mi pasión se orientó a los números: cambié el chip de los pies a la cabeza.

¿Usted cree que la genética tiene algo que ver con sus habilidades?

Influye. Mis hermanos también son inteligentes y sobresalientes.

¿Se ha puesto a pensar que su privilegiado cerebro tiene su origen en un hogar humilde?

Claro. Gracias a Dios, fui muy privilegiado con mi cerebro, y fueron mis padres quienes me dieron la oportunidad de nacer con ese don para los números. Lo que he hecho en mi vida es cultivarlo.

Sin embargo, su profesor del bachillerato Emilio Márquez decía que al comienzo usted no era el as para las matemáticas. ¿En qué momento empezó a lucirse?

Es verdad, perdía matemáticas, pero quise superarme y empecé a buscar alternativas a la explicación tradicional. Nunca pensé que iba a poner a pensar a los mejores matemáticos del mundo.

¿Usted mismo inventaba fórmulas para hacer que las matemáticas fueran divertidas?

Empecé a buscar cómo hacer que lo complejo se hiciera fácil y, sobre todo, divertido. Esa ha sido una tarea de muchos años.

¿Cuál fue su primera fórmula?

Al comienzo fue con sumas, buscando el camino más corto; luego, con las siguientes operaciones básicas; después, sacar mentalmente una raíz cuadrada, y así.

¿Y la más reciente cuál es?

La creación de un método para adquirir un supercerebro. Próximamente tendré una plataforma para que los interesados le puedan sacar el máximo provecho, porque cualquiera puede hacer lo que hago. Estén atentos, se llamará www.lacalculadorahumana.co.

¿Por qué las matemáticas son el coco de tantos estudiantes?

Porque ponen a pensar, y los chicos de hoy están más pendientes de la computadora, el chat con los amigos y, ahora, la cacería de pokémones. ¡Cómo no se van a distraer! Al no dedicar tiempo a las matemáticas, por supuesto que se hace más difícil su comprensión.

No sucede lo mismo en países desarrollados. Por ejemplo, Finlandia…

Para ocupar el primer puesto en educación, como los finlandeses, hay que capacitar muy bien a los docentes e incentivarlos con un salario digno.

Además de sus seis récords Guinness, usted es autor de libros de aprendizaje como ‘Sea usted una computadora humana’. ¿En algún momento le ha ofrecido este material al Ministerio de Educación?

Durante años he tratado por todos los medios de que el Ministerio sepa de la gran ayuda que les puedo brindar a docentes y estudiantes, pero ha sido imposible. Ellos no entienden que para erradicar la pobreza y la ignorancia, lo primero que hay que hacer es invertir en una buena educación. Mi deseo es estar en mi país y compartir mis conocimientos para crear un nuevo tejido en materia de aprendizaje, un semillero ventajoso, no solo en el área de las matemáticas, sino en la educación en general.

¿Nunca fue profesor?

No he sido profesor fijo en un colegio, pero sí he visitado más de 5.000 establecimientos en toda Colombia. Profesores y alumnos que me han visto pueden dar testimonio de mis fructíferos métodos, lo mismo que millones de colombianos que han asistido a mis conferencias presenciales y virtuales.

¿Cómo saltó a España?

Fue cuando me invitaron a recibir los primeros Guinness. Esta organización tenía sede en Madrid. Desde entonces empezaron a hacerme invitaciones a canales televisivos, emisoras, universidades, institutos, colegios, empresas, etc. Me abrieron las puertas para impartir mis conocimientos mediante conferencias, cursos y talleres.

¿Cuánto gana un profesor allá?

Dependiendo del escalafón, entre 1.500 y 2.500 euros. Y profesores universitarios, mucho más.

Hablemos de sus récords Guinness. ¿Cómo se preparó, por ejemplo, para su primer registro, de mayo de 1989, cuando extrajo la raíz 13 de una cifra de cien números en 0,15 segundos?

Fueron muchos años entrenando día y noche en mi casa. Esto agregado a las conferencias, que sirven como ejercicio.

¿Cómo es posible que sea más larga la lectura de la pregunta que lo que usted tarda calculando?

Eso es posible con base en un dedicado entrenamiento. En el cálculo de la raíz 13, cuando me habían dictado el 90 por ciento del número yo ya tenía más del 95 por ciento del resultado, y antes de que terminaran de decirlo comencé a dictar la respuesta exacta.

¿Y cómo realiza operaciones tan extraordinarias como memorizar una cifra de 120 dígitos de un vistazo?

Lo hago con base en la nemotecnia: elaboro en la mente una especie de película y después la suelto. Al comienzo fue con 6 cifras; luego, 10, 20, 30… Hasta llegar a 100 y más. El secreto de la nemotecnia es convertir textos o números en imágenes mentales, verlos con cierta exageración, divertidos, persuasivos. Así se ejercita la retentiva.

Usted también habla de una herramienta que bautizó como Jaimental. ¿En qué consiste?

Es un ábaco personal que tiene cuatro colores: amarillo, azul, rojo y verde. Cada color tiene un valor, y con esos cuatro se representa cualquier número. Ese ábaco, con el que practico todos los días, me ha desarrollado la lógica, el razonamiento y la habilidad en el cálculo mental, que es mi fuerte.

¿Qué les recomienda a los maestros de matemáticas para que su enseñanza sea más provechosa?

Que busquen la manera más divertida de transmitirlas, con juegos y actividades no tradicionales.

¿Hay cerebros a los que definitivamente no les entran los números o eso es un mito?

Quizá a esos cerebros no les entran los números porque no han tenido el contacto adecuado con ellos, pero seguro que entre esos habrá un talento escondido. Mi opinión es que todos podemos entenderlos, siempre que uno ponga interés y domine lo más básico.

¿Las matemáticas son las mismas que inventaron hace milenios los árabes o hay novedades?

Por fortuna, hay todavía una gran porción de la humanidad que cada día resuelve teoremas, leyes, ecuaciones. Muchos trabajan arduamente, aunque sus hallazgos no se dan a conocer en universidades o centros científicos.

¿Cómo se ha servido de las nuevas tecnologías para aplicar sus conocimientos y sus métodos?

Estoy desarrollando una aplicación para móviles. Quien está al frente de la plataforma es Camilo Fernando Camargo, director de www.catar.co. Él está trabajando sobre mi método y dándolo a conocer en gran parte del mundo.

¿Qué le da más guerra en materia de números?

Los números tienen sus secretos y hay que buscarlos hasta encontrarlos, pero hay que dedicarles tiempo. Mucha gente ve que lo realizo con facilidad, pero no saben que para ello he tenido que dedicarle toda una vida de esfuerzo, disciplina, estudio y paciencia.

¿Es cierto que con la edad disminuye la memoria?

Sí, por eso hay que ejercitarla constantemente para que dure más. En mi caso, como entreno tanto, he visto que día a día mejoro.

¿Qué es lo más complicado de las razones trigonométricas?

Cuando uno no sabe nada, así sea fácil, todo parece difícil, pero cuando uno conoce algo profundamente, es lo contrario. Yo sufrí con las tangentes y las cotangentes, pero les he dedicado tiempo y ahora son las que más domino.

¿Cómo recuerda a Pacheco, que lo presentó en TV por primera vez?

Con cariño y admiración. Era una gran persona. Me dio a conocer en ‘Pacheco insólito’, y de allí salieron muchas entrevistas más.

¿Es cierto que Daniel Samper Pizano lo puso a trabajar de actor?

Sí, en la comedia ‘La de los tintos’. Él escribía los libretos y me puso de vendedor de lavadoras.

A usted le deben, por lo menos, una orden del Congreso por la buena imagen del país que ha proyectado…

Nadie es profeta en su tierra. Este es un país al que le cuesta reconocer que tiene gente talentosa y que puede aportar mucho. En cambio, los extranjeros son recibidos con halagos y reconocimientos, les pagan en dólares, los hospedan en los mejores hoteles, les ponen automóvil con conductor. Les extienden alfombra roja.

¿Cómo se ha defendido de los críticos, que lo han acusado hasta de fraude?

Demostrando lo que hago y confiando en mis técnicas, como lo hice hace un par de años en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, ante personal calificado en esta materia, como los decanos de las universidades de los Andes, Nacional, Javeriana y Jorge Tadeo Lozano.

Con esa sorprendente habilidad, ¿cómo le va en los casinos?

No voy a casinos, poco de juegos de azar. Para conseguir dinero, lo mejor es trabajar honradamente.

Cuatro preguntas calculadas

¿Cuándo se ve como un número quebrado?

Cuando he tratado de ponerme en contacto con los responsables de la educación de mi país.

¿Cómo calcula la vida en 20 años?

No pienso en el futuro, vivo lo mejor que pueda el presente.

¿Qué número sería usted?

El número 1.956, año en que nací en Málaga.

¿Partimos del cero y volvemos al cero?

Sí. Se tenga o no se tenga, el final es igual para todos.

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/entrevista-a-jaime-garcia-serrano-la-computadora-humana/16793369

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Símbolos patrios, memoria y tradición ética

Por: Pedro de la Hoz

En el carapacho de una tortuga, el triángulo rojo y la estrella solitaria. El quelonio, en su lento avance, deja un rastro de franjas azules y blancas. La imagen difundida en la blogosfera ilustró un comentario sobre alcances y retardos en cierta zona de la economía nacional. Se puede estar o no de acuerdo con el contenido de la polémica nota, pero la grotesca manipulación de uno de nuestros símbolos patrios no debe ser pasada por alto.

El uso y abuso de estos atributos ha sido un tema recurrente en los últimos tiempos. Existe un marco legal que define las características, la naturaleza y las normas para su utilización. En 1983 la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la Ley no. 42 y luego en 1988 el Consejo de Ministros estableció el reglamento mediante el decreto no. 143. También sabemos que se dan pasos muy firmes para la actualización de la legislación vigente.

Vivimos, lamentablemente, momentos en que desde los centros hegemónicos del poder y con una irradiación a escala global se han trivializado los símbolos. Hay que ver una parada festiva en cualquier ciudad estadounidense y observar una lluvia de confetis con los colores de la bandera norteamericana y personas disfrazadas de Tío Sam montadas en zancos. Hay que ver caricaturas e imágenes distorsionadas de los padres fundadores de la nación.

En varios países de la región y en los propios Estados Unidos se han alzado voces contra el irrespeto a los símbolos patrios; dígase la proliferación indiscriminada en artículos de vestir y utensilios, y hasta su reproducción en prendas para animales domésticos.

Antes de fin de año, en una comparecencia televisada, Eusebio Leal alertó: «Existe una vulgarización de los símbolos nacionales a propósito con una idea absolutamente comercial por parte de personas que tergiversan un poco la necesidad y convierten en comercio lo que no es comerciable. (…) Imitando las malas costumbres de un comercio brutal que entra en el país no solo desde los Estados Unidos, sino desde cualquier otro lugar, traen de allí múltiples cosas que son de una vulgaridad extraordinaria y creo que no se puede responder a la vulgaridad con otra».

Por otra parte, el intelectual Fernando Martínez Heredia ha recordado cómo «gana cada vez más terreno a escala mundial la homogeneización de opiniones, valoraciones, creencias firmes, modas, representaciones y valores que son inducidos por el sistema imperialista mediante su colosal aparato cultural-ideológico. Una de sus líneas generales más importantes es lograr que disminuyan en la población de la mayoría del planeta —la que fue colonizada— la identidad, el nacionalismo, el patriotismo y sus relaciones con las resistencias y las revoluciones de liberación, avances formidables que se establecieron y fueron tan grandes durante el siglo XX. La neutralización y el desmontaje de los símbolos ligados a esos avances es, por tanto, una de sus tareas principales».

Nuestra relación con los símbolos patrios debe ser entendida, sin embargo, más allá de toda consideración formal. Cada uno de ellos representa un vínculo muy profundo con la memoria histórica y la tradición ética de la nación.

La manera en que los asumimos tiene mucho que ver con la conciencia cívica en que nos hemos educado. En tal sentido, vale tomar en cuenta el análisis formulado por Abel Prieto cuando llamó a discernir entre las «fuerzas, corrientes, tendencias que provienen de la cubanía, y se orientan en favor de la defensa de nuestro perfil nacional, de su completamiento y profundización» y otras «por fortuna minoritarias, que se nutren de una cubanidad castrada, parten de aceptar lo más superficial y externo de la cultura cubana para subordinarse en lo esencial y convertirse, de manera más o menos consciente, en cómplices de la desnacionalización de Cuba».

La bandera, por ejemplo, es mucho más que un objeto material. Lo que le confiere máximo valor transita por las vidas que se han entregado por ella, la épica que se ha consustanciado en su representación. Es un enunciado de la Patria; respetarla constituye un acto de confirmación ciudadana.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-01-17/simbolos-patrios-memoria-y-tradicion-etica-17-01-2017-22-01-04

Imagen de archivo

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El valor de la memoria

Por: Carmen Domingo

El valor de la memoria no es un paseo por las atrocidades que han supuesto el franquismo y el fascismo a las mujeres, a pesar de que estas no se escoran, sino el relato de una lucha por la dignidad personal y colectiva de las mujeres que luchaban contra ellos.

Cuando llegó a mis manos “El valor de la memoria” yo ya conocía la integridad y coherencia de Mercedes Núñez. Años atrás había leído “Cárcel de Ventas”, un librito pequeño, editado en los sesenta en Francia por Ebro, la editora del PCE, y lo había leído poco a poco, dosificando la lectura, incluso cerrando el libro a ratos, para tratar de recuperar la respiración, sosegarme, tras asumir las barbaridades que en él se contaban, de forma directa y sin aspavientos, de los sufrimientos y torturas que infringieron a las presas los franquistas tras acabar la guerra civil: mujeres apaleadas hasta partirles la columna por cuatro partes; niños cogidos por los pies para destrozar sus pequeñas cabezas contra una pared por el único delito de tener un nombre poco católico; torturas inimaginables con una respuesta de valor y entereza que sobrecoge; ancianas martirizadas hasta morir para que denuncien a sus hijos, a sus nietos; niños a los que se prohíbe la lactancia hasta dejarlos morir o regalarlos a cualquier familia franquista que lo pida por tener una madre que no quiere confesarse antes de recibir “la pepa”… En definitiva, mujeres, todas, a las que tratan de humillar, pero que con su entereza, con su dignidad, demuestran a diario que quien las trata con crueldad son en realidad los más débiles.

La segunda parte de “El valor de la memoria”, “Destinada al Crematorio”, nos traslada a la segunda guerra mundial. Tras aprovechar un error administrativo que le permite huir de España, Mercedes entra en la resistencia hasta que es detenida y llevada a Ravensbrück, “uno de los campos de la muerte”. Allí, la geografía es distinta, pero el desprecio por las detenidas y el fascismo el mismo. De nuevo las reacciones, al límite, en este caso en un campo de concentración, atrocidades y solidaridad a partes iguales e, igualmente, testimonios escalofriantes vividos en primera persona o narrados por alguna compañera “con la sinceridad que se tiene con una camarada de lucha a quien se puede decir la verdad, aunque sea espantosa” y así nos llega a nosotros, como un mazazo.

El valor de la memoria no es un paseo por las atrocidades que han supuesto el franquismo y el fascismo a las mujeres, a pesar de que estas no se escoran, sino el relato de una lucha por la dignidad personal y colectiva de las mujeres que luchaban contra ellos. Por eso es necesario recuperar testimonios como el de Mercedes Núñez, que nos sitúan desde una perspectiva distinta del detenido, la de la honestidad evitando heroicidades fingidas: “me sacan de quicio los que cuando escriben sus memorias se muestran modestamente a sí mismos como los perfectos héroes, que nunca tuvieron miedo, que naturalmente estuvieron al frente de acciones que salieron bien”.

Ella, militante primero de las JSU, más tarde del PSUC y por último del PCE, tenía claro el motivo de su ingreso en prisión, igual que más tarde tuvo claro su ingreso en Ravensbrück: una militancia consciente y meditada que le hacia defender sus ideas mucho más allá incluso de lo que hoy -acostumbrados como estamos a que nuestras ideas se limiten a si podemos o no salir de marcha un viernes por la noche y poco acostumbrados a alardes ideológicos- nos resulta sorprendente y, diría, envidiable por la coherencia.

Porque no, las mujeres no hacemos la guerra, vamos a remolque de ellos, de los hombres, que las deciden y ejecutan, pero os aseguro que no somos personajes secundarios de la historia -y el testimonio de Mercedes Núñez no es ni por asomo un caso aislado de nuestro pasado reciente, de “aquella hora demencial de la posguerra” -, que la sufrimos mucho más, si cabe. Por eso es importante la recuperación de testimonios como el de Mercedes que, sin dejarse vencer por el dolor y la indignidad, sale triunfal de la situación más atroz, porque lucha por unos ideales, convencida de que el nazismo no le ha vencido por algo tan maravilloso -a mi juicio- como que “no me ha hecho utilizar sus propios métodos”.

Fuente: http://www.lamarea.com/2016/11/19/memoria/

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Neuroeducación: ejercicio físico para mejorar la memoria

Por Maribí Pereira

Debido al bombeo de la sangre se suministra más oxígeno al cerebro, por lo que el ejercicio despeja la mente. Sin embargo, recientes estudios han demostrado que los efectos del ejercicio son diferentes en la memoria. Mientras antes comience uno a ejercitarse, los resultados serán mejores. Conocer el cerebro ayuda a los profesionales de la educación a mejorar las herramientas de aprendizaje y cada día aparecen nuevos programas formativos como el Máster en Neuroeducación de ISEP que son la base de la revolución del sistema educativo.

Un estudio llevado a cabo por Van Dongen, Kersten, Wagner, Morris y Fernández (2016) evaluó los efectos de una sola sesión de ejercicio físico en la consolidación de la memoria y la memoria a largo plazo luego de haber estudiado.

En la investigación participaron 72 sujetos que aprendieron 90 asociaciones entre imágenes y localizaciones durante 40 minutos antes de ser asignados aleatoriamente a uno de tres grupos: uno hizo ejercicio de inmediato; el segundo, cuatro horas más tarde, y el tercero no realizó deporte alguno (Revista de Neurología, 2016).

El ejercicio físico consistió en 35 minutos de entrenamiento a intervalos en bicicleta a una intensidad de hasta el 80% de la frecuencia cardíaca máxima. Luego de 48 horas, los participantes del estudio regresaron para demostrar lo que recordaban mientras se sometían a una resonancia magnética cerebral (Revista de Neurología, 2016).

Los investigadores encontraron que quienes hacían ejercicio cuatro horas después de su sesión de aprendizaje conservaban mejor la información dos días más tarde que aquellos que hacían ejercicio inmediatamente o que aquellos que permanecían sedentarios. Además, las imágenes cerebrales mostraron que el ejercicio después de un período de tiempo se asociaba con representaciones más precisas en el hipocampo, un área relevante para el aprendizaje y la memoria (Revista de Neurología, 2016).

A partir de estos resultados, los investigadores concluyeron que el ejercicio físico optimiza la capacidad de memoria, sobre todo si esta actividad se realiza en un intervalo de tiempo específico y no inmediatamente después del aprendizaje (Revista de Neurología, 2016). Estas investigaciones son la base de los nuevos programas de neuroeducación para docentes.

En otra investigación publicada en el Proceedings of the National Academy of Sciences (2012) se comprobó que el ejercicio físico aeróbico practicado de forma regular aumenta la memoria y la capacidad de aprendizaje debido a que permite la liberación de hormonas que mejoran la memoria.

Las hormonas llamadas “factores de crecimiento” son liberadas al realizar ejercicio y se han vinculado directamente a la salud cerebral. El hipocampo, una región del cerebro crucial para el aprendizaje y la memoria, se cree que se beneficia directamente de este tipo de hormonas.

Por su parte, el Dr. Bruce Spiegelman de la Escuela de Medicina de Harvard (2013) informó que una molécula y su subproducto, aumentaba sus niveles en el cerebro a través del ejercicio de resistencia. Spiegelman y su equipo encontraron que al elevar los niveles del subproducto en la circulación activaba los genes implicados en la cognición.

Partiendo de estas y otras investigaciones, se ha concluido que el ejercicio mejora el aprendizaje en tres niveles:

1. Optimiza nuestra forma de pensar, al mejorar el estado de alerta, la atención y la motivación.

2. El aprendizaje prepara y estimula las células nerviosas para que se unan la una a la otra, que es la base celular para el aprendizaje de la nueva información.

3. Por último, el ejercicio alienta el desarrollo de nuevas células nerviosas a partir de células madre en el hipocampo, un área del cerebro relacionada con la memoria y el aprendizaje.

Por esta razón, es muy recomendable que el ejercicio físico forme parte del sistema educativo actual. Gracias a la investigación y la formación de docentes en neuroeducación, la forma de enseñar y de aprender está en pleno cambio, ofreciendo nuevas herramientas de optimización de las capacidades individuales de cada niño y mejorando el sistema de aprendizaje.

Fuente: https://www.isep.es/actualidad-neurociencias/neuroeducacion-ejercicio-para-mejorar-la-memoria/

Imagen: www.isep.es/wp-content/uploads/2016/09/master-neuroeducacion-deporte.png

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