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Proyectos educativos y movimientos populares en Nuestra América

 

Por:           

Comenzamos el debate sobre algo que nos inquieta, inquietud que se expresa en términos teóricos, pero que se enuncia, sobre todo, en sentidos prácticos y políticos: ¿por dónde pasa el conflicto social y las reinvenciones de los movimientos sociales-populares en este presente político de América Latina?

Sin la intención de agotar un tema que especialistas ya habrán sistematizado unas cuantas veces, aventuramos algunas reflexiones al respecto.

En primer lugar, habría que decir que la cuestión del fin de la política o la ´desaparición´ de las clases trabajadoras como sujeto histórico en las ciencias sociales y cierta perspectiva teórica de los años 80′ estuvo ligada al auge del análisis de los “nuevos movimientos sociales” como “protagonistas privilegiados” de la protesta social contra el neoliberalismo. En cierta medida, la clave de lectura social de estos fenómenos buscaba escapar al determinismo economicista típico de años anteriores y, no pocas veces, derivó (y deriva aún) en la idealización de la espontaneidad en la organización de la sociedad civil.

La resistencia social se organiza

Lo segundo que podemos resaltar, si pensamos en los movimientos sociales latinoamericanos, es que existe, hoy -en pleno 2019, atravesados por todas las formas de explotación posibles-, la necesidad de avanzar por sobre la textualidad dicotómica que contrapone la perspectiva de la constitución subjetiva de los movimientos sociales, frente a la miradas que enfatizan los condicionamientos económico/estructurales. Es decir: ni todo es el sujeto/sujeta que hace y deshace per se, como tampoco lo es todo la estructura y cierto mandato esencialista o fatalista que nos condena a estar oprimidos o “hacer la revolución”. El análisis de los movimientos sociales en Nuestra América debe implicar una doble ruptura epistemológica y política en relación a las escuelas de pensamiento tradicionales.

En tal sentido es que pensamos que la noción de movimientos sociales, como sujetos educativos-políticos y espacios de construcción de “epistemes” (que producen saberes alternativos y proyectos políticos contrahegemónicos), puede ser una característica definitoria de los movimientos sociales y populares latinoamericanos en la actualidad. Las organizaciones de base en resistencia se hacen en la ocupación del conflicto territorial concreto y en la resignificación de la problemática de la explotación como clases sociales oprimidas en el actual sistema capitalista neoliberal.

Veámoslo con más claridad.

Brasil Movimiento Sin Tierra la-tinta

Movimientos sociales y proyectos educativos

El proceso de resistencia social y política latinoamericana (siguiendo a Lía Pinheiro Barbosa) que proponen, por ejemplo, los pueblos campesinos, indígenas, afrodescendientes, como aquellos desplazados y empobrecidos en las grandes ciudades, constituye el reverso de las secuelas que ha dejado la colonización iberoamericana, como así también la agudización de las contradicciones y antagonismos sociales actuales. En esa dirección, al re-pensar América Latina, lxs sujetxs sociales organizadxs en movimientos populares representan la emergencia de un gran puñado de rebeldías. Rebeldías que se expresan en otras semánticas y dispositivos de lucha ideológica, a tal punto que sus prácticas logran desafiar la unilateralidad hegemónica de la colonialidad, al tiempo que exponen la continuidad histórica de una “profunda contradicción estructural subyacente al y propia del capital”.


Es decir que, en nuestros sures, los movimientos en lucha no solo desafían al capitalismo, sus gobernantes y poderes fácticos, sino que también ponen en tela de juicio opresiones más lejanas. Ahí están el movimiento campesino, indígena, feminista y tantos otros.


Las demandas articuladas que encarnan esos pueblos organizados en movimientos sociales expresan la centralidad de las clases sociales en contextos de dependencia. Es decir, tanto las formas de resistencia como las alternativas pedagógico-políticas que los movimientos sociales desarrollan en América Latina, resultan una forma de impugnación al modelo económico-político del capitalismo, al tiempo que elaboran una crítica del tipo de relaciones ideológicas que atraviesan, de múltiples maneras, las modalidades de conciencia y voluntad de los sujetos. Dicho en los términos de Barbosa: “Denuncian, de par a par, las múltiples formas de sojuzgar propias de un modelo político-económico que edificó su dominación más allá del campo económico, haciendo raíces profundamente arraigadas a esquemas simbólico-ideológicos que dan sostenimiento a la dominación vivida en nuestros días”.

En otras palabras, decimos: solo la educación popular y nuestra alfabetización política militante puede empezar a desmontar las opresiones que cargamos en nuestras realidades concretas.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Desplazamiento semántico

En los últimos años, se ha dado, en la región, tanto en el estudio de los movimientos sociales como en la práctica misma de las luchas populares, un cierto desplazamiento semántico desde la noción de movimiento social a la caracterización de movimientos populares latinoamericanos. Con el tiempo, hemos constatado que, en el acontecer de las resistencias en América Latina, los proyectos políticos-educativos de estos movimientos apuntan a poner en cuestión la pasividad hegemónica que la misma pedagogía tradicional les asigna bajo el imperio del capital. Dicho de otra manera, una vía de expresión del antagonismo social y la tensión de clases, en la actual coyuntura regional, se materializa en las disputas pedagógico-políticas de los movimientos.

“Un mirar panorámico sobre el continente nos permite vislumbrar los indicios de un proyecto emancipador, vinculado a un papel político conferido a la Educación, manifiestos en: la trayectoria del Sector de Educación del MST; en la propuesta de creación de la Universidad del Sur; en la expresiva experiencia del Método de Alfabetización cubano, ‘Sí, Yo Puedo!’, sobre todo, con los pueblos originarios; en las Escuelas Autónomas Rebeldes Zapatistas, entre otras propuestas que se han consolidado y avanzado gradualmente, testigos vivos de que el ‘paradigma emancipador para América Latina’ tiene un pie en la Educación, camino de transformación cultural radical y necesaria a nuestro continente”, explica Barbosa.

Así presentados, los movimientos sociales desde América Latina se estructuran en torno de una disputa de sentidos comunes, en términos gramscianos. Los mismos representan una erosión a las formas de dominación del capital, pero llevadas a cabo por vía de la puesta en cuestión de sus elementos ideológico-políticos. En el caso de los movimientos populares latinoamericanos, entre los que el campesinado o los movimientos indígenas resaltan por sus luchas políticas, la cuestión de las propuestas educativo/políticas re-crean formas de articulación social y una praxis política disruptiva.

Finalmente, nos jugamos y reafirmamos nuestra hipótesis: los movimientos sociales, en particular, el conjunto de organizaciones de base campesinas e indígenas, mujeres, trabajadores precarizados, excluidas y excluidos en América Latina constituyen fuertes experiencias de clase social devenidas en movilización política, articuladas en torno a proyectos políticos que prefiguran otros espacios y construyen saberes populares para encontrar salidas a esta injusticia perfecta que padecemos llamada capitalismo.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Oscar Soto para La tinta.

*Politólogo y militante social. 

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Trenzar. Revista de Educación Popular, Pedagogía Crítica e Investigación Militante N°1 (octubre 2018 -marzo 2019) – PDF

Chile / 13 de enero de 2019 / Autor: Daniel Fauré / Fuente: Latinoamericana Revistas

Editorial

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 13 de enero de 2019: hora tras hora (24×24)

13 de enero de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 9 de diciembre de 2018. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Argentina: El cierre de las 14 escuelas ya es un hecho

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297863

01:00:00 – Clara Cordero: “Móviles en el aula, sí “

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297871

02:00:00 – México: Universidades, con deudas de 19,209 mdp

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297868

03:00:00 – Conoce a los 7 profesores latinoamericanos que podrían llegar a ganar el “Nobel de la enseñanza”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297877

04:00:00 – Educación implementará nuevo método para enseñar Matemáticas, ¿en qué consiste?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297985

05:00:00 – Libro: Pedagogía y Formación Docente (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298063

06:00:00 – Colombia: Líderes universitarios dicen que paro estudiantil continúa y llaman a marchar nuevamente

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297994

07:00:00 – Neurociencia, ¿una aliada para mejorar la educación?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297976

08:00:00 – Trenzar. Revista de Educación Popular, Pedagogía Crítica e Investigación Militante N°1 (octubre 2018 -marzo 2019) – PDF

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298066

09:00:00 – Educación humanizadora y deshumanizadora

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298069

10:00:00 – Libro: Pedagogía del aburrido (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298079

11:00:00 – El ir y venir de las modas educativas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297991

12:00:00 – Calendario docente 2019 (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298083

13:00:00 – Bajo rendimiento escolar: 10 Pautas para evitar el fracaso escolar

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297874

14:00:00 – Bolsonaro acusa al marxismo de causar bajo nivel educativo en Brasil

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298088

15:00:00 – De la piel a la pedagogía: las 10 «p» de la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297982

16:00:00 – 10 grandes diferencias entre el sistema educativo finlandés y la educación convencional

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298091

17:00:00 – Neoliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal*

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298072

18:00:00 – Paraguay: Critican sistema de evaluación PISA-D

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298097

19:00:00 – La crisis del Reformismo Educativo

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297988

20:00:00 – Eduy 21 propone «blindar el cambio educativo» con presupuesto adicional de 1% del PBI

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298094

21:00:00 – Henry Giroux: ¿Por qué es hoy necesaria la Educación Crítica? (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298100

22:00:00 – ¿Por qué el modelo educativo japonés es uno de los mejores del mundo?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298076

23:00:00 – Aulas violentas: el acoso y la agresión en la escuela (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298103

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Atilio Borón: «Los imperios en descomposición se vuelven aún más agresivos»

Redacción: Mundo Obrero

“¿Por qué Repsol va a planearse algo contra Standard Oil?, son socios en multitud de operaciones de pillaje”

MUNDO OBRERO: En un encuentro con estudiantes en la Complutense hablaste sobre el imperio hoy. ¿Qué tiene que ver el imperio al que te refieres con el que da título a la obra de Hardt y Negri?
ATILIO BORÓN:
 Contrariamente a la tesis de Hart y Negri, donde el imperio se desdibuja, es fantasmagórico, virtual, un producto simbólico, el imperialismo es una realidad concreta, prosaica, que nos golpea día a día, no solamente a los países de la periferia, sino también, y muy fuertemente a Europa.

M.O.: Pues a pesar de nuestros esfuerzos, no se habla mucho del imperialismo por aquí.
A.B.:
 Me ha sorprendido la escasa conciencia de que España, y Europa, también son víctimas del imperialismo. El imperialismo hace estragos en Medio Oriente, pero también es causa de las crisis migratorias y de la crisis de integración social en Europa, así se favorece el surgimiento de fuerzas de derecha fascistas o protofascistas, de populismo de derecha radical. El término imperialismo tiene una vigencia extraordinaria, no solo en los países de la periferia, sino también en Europa, ante la total inconsciencia de la dirigencia política y con una opinión pública adormecida.

M.O.: El imperialismo en este siglo, en todo caso, es distinto del que Lenin señaló. ¿Cuáles serían las principales diferencias fundamentales con aquél?
A.B.:
 Lo que Lenin señaló sigue en pie, pero es conveniente que las izquierdas sepan ver y analizar las consecuencias de las diferencias que sin duda se dan entre este y aquel imperialismo. En primer lugar, Lenin entrevió el papel del capital financiero, pero jamás pudo imaginar la escala que podría alcanzar el proceso de financiarización en la acumulación capitalista, la circulación financiera es equivalente a varias veces el producto bruto mundial. Segundo, el fenomenal desarrollo de la industria cultural que hoy uniformiza la opinión pública a nivel mundial. Literalmente. La tercera diferencia importante es que por entonces había potencias coloniales en conflicto, disputándose, arrancando a trozos a lo que luego se llamó el Tercer Mundo. Hoy día, el imperialismo tiene un centro, la Roma americana, como dijo José Martí, los EEUU al cual se subordinan todos los demás capitales nacionales y fundamentalmente europeos, en una política suicida para Europa, con un centro entre Bruselas y Frankfurt que no defiende intereses distintos al capital norteamericano.

M.O.: ¿Quieres decir que no hay una pugna entre capitales de base nacional y el capital financiero internacional?
A.B.:
 Podría ser, depende de los países, hay una pugna de interpretaciones pero a mí me parece que no se ve demasiado, por ahora. Detrás de Trump hay un capital norteamericano internacionalizado que ha captado también al capital europeo, puede ser que haya un conflicto, pero el grado de interconexión que existe entre esos capitales llamados nacionales es enorme. En el caso de España es muy difícil que algunas transnacionales españolas se planteen algo en contra de sus grandes socios en aventuras de pillaje a nivel mundial. ¿Por qué Repsol va a plantearse algo en contra de Standard Oil? Son socios en multitud de explotaciones, en procesos de saqueo en el tercer mundo.

M.O.: Una de tus tesis más conocidas consiste en demostrar que los imperios en decadencia, sin dejar de tener el mando, se revuelven de forma agresiva, ¿tiene que ver la decadencia del imperio estadounidense con la contraofensiva imperialista en América Latina?
A.B.:
 Que el Imperio ha comenzado su decadencia, no cabe la menor duda. Lo dicen los propios grandes intelectuales del Imperio, a los que siempre es importante estudiar y leer, me refiero a gente como Brzezinski, como Huntington. Estos tipos te dicen lo mismo, eso sí, en unos términos más edulcorados, “la era de la superioridad norteamericana ha comenzado a declinar”, señalan. El impacto que eso tiene sobre América Latina es tremendo. Efectivamente, los imperios en su fase de decadencia y descomposición se tornan mucho más agresivos. Estados Unidos se siente amenazado, por su propia declinación, por la irrupción de China, por Rusia, por India, que va a jugar un papel importantísimo en los próximos diez años. En ese esquema, tratan de asegurar la gran isla americana: “Una gran isla desde Alaska hasta Tierra del Fuego, sellada por dos grandes océanos que nos protegen de los rivales. Son el único imperio que no tiene límites territoriales con otros imperios rivales. Se distingue en eso del romano, del persa, del mongol, que siempre tuvieron vecinos territoriales adversos. Pero tienen un problema, tienen el sur, que si bien no es rival, son vecinos revoltosos, y hay que sellar de manera hermética esa sección de la gran isla americana, impidiendo que haya gobiernos que se enfrenten, que pongan en riesgo su hegemonía en el continente. Por ello lanzan esta contraofensiva. Contra Chávez en 2002, que fracasó, después contra Aristide en Haití. Contra Evo Morales en 2008, que también fracasó, querían nada menos que la partición de Bolivia. Mandaron allá a Philip Goldberg, el mismo que se encargó de la partición de Yugoslavia, pero fracasaron. Intentaron asesinar a Correa en 2010, en 2009 se quedan con Honduras, sacan a Zelaya; en 2012 sacan a Lugo; en 2014 inician la ofensiva en contra de Dilma, la liquidan a principio de 2016; en 2015 tienen el golpe de fortuna y ponen a Macri de presidente en Argentina. Para esta contraofensiva han utilizado todos los mecanismos posibles, por supuesto financiado generosamente, un circuito de lavado que pasa por la fundación FAES en España, del “amigo” José María Aznar y de ahí va a otro delincuente del otro lado del Atlántico que es Uribe, quien redistribuye ese dinero. Ahí está la gran apuesta de las élites económicas y mediáticas de Brasil y el continente por Bolsonaro en Brasil, no es explicable sin ese dato la subida meteórica desde apenas el 18% de intención de voto en la que se mantuvo estancado durante años.

M.O.: El panorama que dibujas puede resultar desolador, ¿Qué perspectivas ves para la resistencia y la recuperación de espacio de los movimientos populares?
A.B.:
 Una de las tesis que defiendo en mi crítica a Hardt y Negri es que el Imperio no es invencible, ellos plantean que el imperio está en todas partes y en ninguna, algo contra lo que es imposible luchar. Yo creo que se le puede derrotar y, al menos en esta fase, contener. Venezuela es una prueba de eso. También Cuba. La reacción que hay en México es otra prueba. Muy importante, porque es la primera vez en que se produce una rebelión contra treinta y seis años de co-gobierno entre el FMI y el estado mexicano, pero gana López Obrador con el 53%. En Colombia se han cosechado los mejores resultados históricos para la fuerzas populares…

M.O.: ¿Pero esas resistencias tienen la fortaleza necesaria?
A.B.:
 Esas resistencias resisten. Lo que nos falta es organización. La gran debilidad que tenemos para oponernos con más eficacia al imperialismo es la organización del campo popular, muy fragmentado, muy dividido… tenemos discusiones a veces gratuitas que no van al fondo de la cuestión, que no son propias de este momento. Eso nos quita mucha fuerza, es un problema serio. Tenemos que perfeccionar los mecanismos de organización y hacer una tarea enorme en materia de medios de comunicación. Estamos enfrentados, a ambos lados del Atlántico, a una ofensiva comunicacional mundial, con cinco grandes oligopolios mediáticos que dominan la comunicación. Frente a ellos, tenemos una multitud de pequeños focos de resistencia. En España tenéis varios diarios, revistas, periódicos digitales, vosotros tenéis Mundo Obrero,… tenemos muchos focos, pero carentes de coherencia y coordinación común. Entra al sitio web de Grupo de Diarios de América (gda.com), la página se presenta con el siguiente lema: “11 periódicos, 11 países, una sola fuente”. ¡Es una maravilla! La idea explícita es dejar una sola fuente de verdad para el mundo.

M.O.: Cuando hablamos de imperialismo tenemos que hablar de la soberanía nacional, una cuestión candente en el seno de la izquierda europea y española.
A.B.:
 Me preocupa mucho la pérdida de soberanía de los estados nacionales en Europa, otra consecuencia del imperialismo, una tragedia que les pone a ustedes en bandeja de plata servidos al capital financiero. Fíjate Grecia, Syriza consiguió que el 62% de la población votara en contra del programa de ajuste, y al día siguiente Tsipras se fue a Bruselas a dejarse abofetear y a escuchar que a los que mandan no les interesa la democracia. La recuperación de la soberanía nacional es imprescindible, así como entender la seguridad como una cuestión de seguridad vital, de empleo, de integración social. Creo que la izquierda no ha tenido una respuesta adecuada, nunca debemos adjudicarle al pueblo lo que son errores de la conducción política, creo que las fuerzas de izquierdas cayeron en una especie de internacionalismo abstracto, un cosmopolitismo vacuo.

Fuente: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=8205
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Libro: Pedagogías descolonizadoras y formación en el trabajo en los movimientos populares

Por CLACSO

Los ámbitos productivos de los movimientos populares plantean la necesidad de un tipo de formación para el trabajo y de relación con el conocimiento necesariamente alejado del empleo formal, que vincula teoría y práctica en una praxis simultáneamente política, económica, social y cultural. Sin embargo, la cuestión de la formación que acaece en el trabajo colectivo, cooperativo y autogestivo no ha sido suficientemente abordada. Desde ese interés nos encontramos con el movimiento popular con el que hacemos nuestro trabajo, que redireccionó nuestra mirada hacia un aspecto específico y particular de los procesos de formación: el trabajo. El movimiento expresó que tenía convencimiento acerca de que los modos de trabajar que ponían en práctica formaban a los sujetos miembros del mismo, pero que requerían indagar cómo era ese proceso y qué pasaba en el trabajo colectivo. Desde esta demanda es que hicimos foco en los proyectos productivos de la Interbarrial de Esteban Echeverría, con el objeto de desentrañar esos procesos de formación y construcción de saber, para indagar acerca de su potencia descolonizadora. Este trabajo tiene como protagonista entonces al movimiento popular con el que trabajamos: la Interbarrial de Esteban Echeverría de la Provincia de Buenos Aires, una de las organizaciones que forma parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena-Buenos Aires (MNCI), que a su vez integra el MNCI a nivel nacional, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo a nivel regional y a la Vía Campesina en el ámbito mundial.

Fuente de la reseña: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1430&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1332

Link de la descarga del libro: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20180718110206/Pedagogias_descolonizadoras.pdf

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Concursos y Convocatorias CLACSO: Premio Pedro Krotsch de Estudios sobre La Universidad Edición 2017

El Premio Pedro Krotsch es una iniciativa de CLACSO en asociación con el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, que tiene el doble propósito de estimular la producción de estudios rigurosos sobre la universidad y de honrar la trayectoria de quien fuera uno de los más reconocidos y  comprometidos investigadores latinoamericanos sobre la educación superior.

Pedro Krotsch fue un destacado sociólogo argentino que trabajó y formó a varias generaciones para el desarrollo del pensamiento libre. Fue profesor e investigador en diversas universidades de Argentina, Brasil y México, donde debió exilarse durante la última dictadura militar que asoló su país. Desempeñó numerosos cargos de responsabilidad académica, entre ellos, la dirección del Instituto de Investigaciones Gino Germani. Quienes lo conocieron, destacan sus condiciones como pensador y como docente, pero, por sobre todo, sus habilidades de conversador y de analista lúcido, crítico, polémico y comprometido con la realidad argentina y mundial.

Fue, sin lugar a dudas, uno de los más importantes cientistas sociales abocados al campo de los estudios sobre universidad. Escribió numerosos libros y artículos que constituyen una referencia insoslayable, y editó la revista Pensamiento Universitario que muchos identifican como un hito en el campo de la producción y la reflexión crítica sobre la educación superior.

El Premio Pedro Krotsch de Estudios sobre la Universidad es promovido desde 2010 por CLACSO y el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA. Se trata de un concurso de ensayos destinado a estudiantes de posgrado, profesores e investigadores latinoamericanos y caribeños interesados en el estudio de la educación superior universitaria, que se encuentren vinculados Centros Miembros de la Red CLACSO.

Los trabajos presentados pueden ser análisis nacionales, regionales, de casos o de temáticas transversales. En convocatorias anteriores los temas fueron “Los desafíos de la universidad pública en América Latina y el Caribe” (2013-2014), “Políticas de evaluación universitaria en América Latina. Perspectivas críticas” (2011-2012) y “Políticas de posgrado y conocimiento público en América Latina y el Caribe. Desafíos y perspectivas” (2010).

El tema de la Convocatoria 2017 es “Universidad Pública y movimientos populares en América
Latina y el Caribe”. Los 4 ensayos ganadores serán publicados por CLACSO. Sus autores recibirán un apoyo para participar de un Seminario Internacional sobre la temática de esta convocatoria que será realizado en el año 2017 (la fecha y sede del Seminario Internacional serán oportunamente informadas).

CIERRE DE LA CONVOCATORIA: 18 de septiembre de 2017
BASES Y CONDICIONES GENERALES
1- El presente concurso está destinado a estudiantes de posgrado, profesores e investigadores interesados en el estudio de la educación superior universitaria en vinculación con los procesos sociales y los movimientos populares de la región, que se encuentren vinculados a centros miembros de CLACSO. Podrán participar autores de cualquier país latinoamericano y
caribeño. No podrán postularse quienes hayan sido ganadores del premio en ediciones anteriores.

2- En esta convocatoria 2017, el tema del concurso será “Universidad Pública y movimientos populares en América Latina y el Caribe”. Los trabajos presentados pueden ser análisis nacionales, regionales, de casos o de temáticas transversales. Asimismo, pueden estar basados en estudios empíricos o tratarse de desarrollos teóricos.

3- El Premio valorizará la calidad, la creatividad y la contribución del trabajo para el análisis y la comprensión de determinados aspectos de la temática de la convocatoria, así como el aporte para el desarrollo de políticas públicas democráticas en el campo de la educación superior. Sin embargo, también se buscará asegurar una adecuada representación institucional, regional y de género al momento de seleccionar los trabajos ganadores.

4- El trabajo debe ser inédito y no debe estar comprometido para su publicación ni haber  obtenido premios en otros concursos.

5- El escrito no debe exceder las 80 páginas o cuartillas y deberá estar en español o portugués. El formato deberá seguir las normas editoriales de CLACSO y respetar las convenciones de presentación de un texto académico.

6- Los trabajos podrán tener hasta 3 autores, debiendo explicitarse al momento de la presentación al concurso el nombre y apellido del autor que participará del seminario en caso de que el trabajo escrito resulte ganador

7- No se aceptará más de un trabajo por autor.

8- La inscripción al concurso requiere completar y enviar en línea los siguientes documentos:
• Formulario de inscripción con datos personales y académicos.
• Trabajo escrito que se somete al concurso.
• Copia del documento de identidad o pasaporte.

9- El trabajo que se somete al concurso deberá estar indefectiblemente en formato pdf o Word. El tamaño del archivo no debe superar los 3 Mb.

10- El plazo para la inscripción en línea y el envío de las presentaciones digitales cierra el día 18 de septiembre de 2017.

11- Las propuestas presentadas serán revisadas en sus aspectos formales y administrativos por CLACSO a los efectos de constatar la conformidad con los términos de referencia de la Convocatoria.

12- La evaluación de los trabajos presentados estará a cargo de un Jurado Internacional integrado por cientistas sociales de comprobada trayectoria y reconocida autoridad en la materia. El Jurado Internacional seleccionará los 4 trabajos mejor evaluados.
El Jurado podrá declarar desierto el concurso o bien seleccionar un número menor de trabajos en caso de que considere que los trabajos presentados no reúnen la calidad suficiente.

13- El fallo del Jurado será irrevocable e inapelable, y se dará a conocer en el portal web de CLACSO.

14- Los 4 trabajos ganadores tendrán como premio:
• Apoyo para la participación en un Seminario Internacional sobre la temática de la convocatoria (a realizarse en 2017),
• Publicación del trabajo. Los 4 ensayos serán publicados en un libro digital editado por CLACSO y el Instituto de Investigaciones Gino Germani.

15- CLACSO se reserva los derechos a la primera edición de los textos participantes, reserva válida durante un año a contar desde la fecha en que se comunican los resultados del jurado.

16- Cualquier eventualidad no contemplada en la presente convocatoria será resuelta por las instituciones organizadoras del concurso.

17- La participación en el concurso implica la aceptación de estas bases.

Toda consulta sobre esta convocatoria puede ser dirigida a premiouniversidad@clacso.edu.ar
Bases y formularios: www.clacso.org

Fuente: http://www.clacso.org.ar/concursos_adm/adjuntos_concursos/84_con_esp.pdf

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La relevancia contemporánea de Marx

 Por: Klaudio Katz
La conmemoración del 150 aniversario de El Capital ha renovado el debate sobre las contribuciones legadas por Marx a la comprensión de la sociedad actual. El texto continúa suscitando apasionadas adhesiones y fanáticos rechazos, pero ya no ejerce la enorme influencia que tuvo en los años 60 y 70. Tampoco padece el olvido que acompañó al desplome de la Unión Soviética. Ningún investigador de peso ignora actualmente el significado del libro y las relecturas traspasan la academia e influyen sobre numerosos pensadores.

El interés por Marx se verifica entre los economistas que resaltan su anticipación de la mundialización. Otros descubren una precoz interpretación de la degradación del medio ambiente y vinculan la ausencia de soluciones al desastre ecológico, con la crisis civilizatoria que previó el teórico germano.

Su obra es retomada con mayor frecuencia para caracterizar la etapa neoliberal. Varios autores indagan las semejanzas de ese esquema con el “capitalismo puro” y desregulado que prevalecía en la época de Marx.

En un período de privatizaciones, apertura comercial y flexibilización laboral se transparentan rasgos del sistema que permanecieron ocultos durante la fase keynesiana. Los diagnósticos del pensador alemán recuperan nitidez en el siglo XXI.

La gran crisis que estalló en el 2008 reubicó a El Capital en un lugar preponderante de la literatura económica. Ese desplome financiero no sólo desembocó en una impactante recesión. Precipitó además una expansión inédita del gasto público para socorrer a los bancos.

Marx recobra importancia en este escenario de agudos desequilibrios capitalistas. Por esta razón sus explicaciones del funcionamiento y la crisis del sistema son revisadas con gran atención.

Algunos analistas igualmente estiman que sus respuestas han perdido actualidad al cabo de 150 años. Es evidente que el régimen vigente es muy distinto al imperante en el período que conoció el escritor alemán. El registro de estas diferencias contribuye a evitar búsquedas dogmáticas de lo “ya dicho por Marx” sobre acontecimientos que lo sucedieron.

Pero conviene también recordar que el estudioso germano investigó el mismo modo de producción que opera en la actualidad. Ese régimen continúa regulado por las mismas leyes y sujeto a los mismos principios. Todas las denominaciones que ocultan esa persistencia (economía a secas, mercado, modernidad, pos-industrialismo) obstruyen la comprensión del capitalismo de nuestra era.

La obra de Marx mantendrá su interés mientras subsista una estructura económico-social gobernada por la competencia, el beneficio y la explotación. ¿Pero cuáles son los señalamientos más pertinentes de su teoría para clarificar el modelo neoliberal actual?

REFUTACIONES FALLIDAS

Marx captó la especificidad del capitalismo corrigiendo las inconsistencias de sus antecesores de la economía política clásica. Mantuvo la indagación totalizadora de la economía que encararon Smith y Ricardo superando las ingenuidades de la “mano invisible”. Al descubrir las obstrucciones que afronta el capitalismo revolucionó el estudio de ese modo de producción.

El autor de El Capital comprendió que esas tensiones son inherentes al sistema. Destacó que los desequilibrios no provienen del comportamiento o la irracionalidad de los individuos, ni obedecen a la inadecuación de las instituciones.

Marx postuló que el capitalismo está corroído por contradicciones singulares y distintas a las prevalecientes en regímenes anteriores. Esa comprensión le permitió transformar las críticas intuitivas en una impugnación coherente del capitalismo.

La ortodoxia neoclásica intentó refutar sus cuestionamientos con burdos panegíricos del sistema. Concibió insostenibles fantasías de mercados perfectos, consumidores racionales y efectos benévolos de la inversión. Recurrió a un cúmulo de mitos inverosímiles que contrastan con las aproximaciones realistas asumidas por Marx.

Los precursores del neoliberalismo no lograron desmentir el carácter intrínseco de los desequilibrios capitalistas. Ensayaron una presentación forzada de esas tensiones como resultado de injerencias estatales, sin explicar por qué razón el propio sistema recrea tantos desajustes.

Los criterios neoclásicos de maximización -complementados con las sofisticadas formalizaciones para seleccionar alternativas- ignoran la lógica general de la economía. Reducen la indagación de esa disciplina a un simple adiestramiento en ejercicios de optimización.

El predicamento actual de ese enfoque no proviene por lo tanto de su solidez teórica. Es apuntalado por las clases dominantes para propagar justificaciones de los atropellos a los asalariados. Instrumentan esas agresiones alegando exigencias naturales de la economía. Subrayan, por ejemplo, la imposibilidad de satisfacer los reclamos populares por restricciones derivadas de la escasez. Pero omiten el carácter relativo de esas limitaciones presentándolas como datos atemporales o invariables.

La hostilidad de los neoclásicos hacia Marx contrasta con el reconocimiento exhibido por el grueso de la heterodoxia. Algunos autores de esa vertiente han buscado incluso la integración de la economía marxista, a un campo común de opositores a la teoría neoclásica. Esa pretensión ilustra áreas de afinidad, pero olvida que la concepción forjada a partir de El Capital conforma un cuerpo contrapuesto a la herencia de Keynes.

La principal diferencia entre ambas visiones radica en la valoración del capitalismo. La heterodoxia acepta el carácter conflictivo del sistema, pero considera que esas tensiones pueden resolverse mediante una adecuada acción estatal.

Marx postuló, en cambio, que esa intervención sólo pospone (y finalmente agrava) los desequilibrios que pretende resolver. Con ese señalamiento colocó los cimientos de una tesis de gran actualidad: la imposibilidad de forjar modelos de capitalismo humano, redistributivo o regulado. Este planteo ordena todo el pensamiento marxista contemporáneo.

PLUSVALIA Y SUPEREXPLOTADOS

Marx formuló observaciones sustanciales para entender el deterioro actual del salario. El modelo neoliberal ha generalizado esa retracción al intensificar la competencia internacional. La apertura comercial, la presión por menores costos y el imperio de la competitividad son utilizados para achatar los ingresos populares en todos los países. Los patrones recurren a un chantaje de relocalización de plantas -o a desplazamientos efectivos de la industria a Oriente- para abaratar la fuerza de trabajo.

Ese atropello obedece a las crecientes tasas de explotación que exige la acumulación. Marx esclareció la lógica de esta presión al distinguir el trabajo de la fuerza de trabajo, al separar las labores necesarias de las excedentes y al registrar qué porción de la jornada laboral remunera efectivamente el dueño de la empresa.

Con esa exposición ilustró cómo opera la apropiación patronal del trabajo ajeno. Señaló que esa confiscación queda enmascarada por la novedosa coerción económica que impera bajo el capitalismo. A diferencia del esclavo o el vasallo el asalariado es formalmente libre, pero está sometido a las reglas de supervivencia que imponen sus opresores.

Marx fundamentó este análisis en su descubrimiento de la plusvalía. Demostró que la explotación es una necesidad del sistema. Pero también remarcó que la caída del salario es un proceso periódico y variable. Destacó que depende de procesos objetivos (productividades, base demográfica), coyunturales (ciclo de prosperidad o recesión) y subjetivos (intensidad y desenlace de la lucha de clases).

Esta caracterización permite entender que el trasfondo del atropello neoliberal en curso es una generalizada compulsión capitalista a elevar la tasa de plusvalía. Indica también que la intensidad y el alcance de esta agresión están determinados por las condiciones económicas, sociales y políticas vigentes en cada país.

La teoría del salario de Marx se ubica en las antípodas de las falacias neoclásicas de retribución al esfuerzo del trabajador. También rechaza la ingenuidad heterodoxa de mejoras invariablemente acordes a la redistribución del ingreso.

Pero es un enfoque alejado de cualquier postulado de “miseria creciente”. El teórico alemán nunca pronosticó el inexorable empobrecimiento de todos los asalariados bajo el capitalismo. La significativa mejora del nivel de vida popular durante la posguerra corroboró esas prevenciones.

En la etapa neoliberal el salario vuelve a caer por la necesidad cíclica que afronta el capitalismo de acrecentar la tasa de plusvalía, mediante recortes a las remuneraciones de los trabajadores.

Marx postuló además un segundo tipo de caracterizaciones referidas a los desocupados de su época, que tiene especial interés para la actual comprensión de la exclusión. Este flagelo obedece presiones de la acumulación semejantes a las estudiadas por el pensador germano, en su evaluación de situaciones de pauperización absoluta.

El intelectual europeo quedó muy impactado por las terribles consecuencias del desempleo estructural. Ilustró con estremecedoras denuncias las condiciones inhumanas de supervivencia afrontadas por los empobrecidos. Esos retratos vuelven a cobrar actualidad en los escenarios de pérdida definitiva del empleo y consiguiente degradación social. Lo que Marx indagó en su descripción del “leprosario de la clase obrera”, reaparece hoy en el drama de los sectores agobiados por la tragedia de la subsistencia.

El neoliberalismo ha extendido la pauperización a gran parte de los trabajadores informales o flexibilizados. Esos segmentos soportan no sólo situaciones de sujeción laboral extrema, taylorización o descalificación, sino también remuneraciones del salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo.

En las últimas décadas ese tomento no impera sólo en la periferia. La precarización se ha extendido a todos los rincones del planeta y se verifica en los centros. El nivel de los salarios continúa difiriendo en forma significativa entre los distintos países, pero la explotación redoblada se verifica en numerosas regiones. Es un padecimiento agudo en el centro y dramático en la periferia. Lo que Marx observaba en los desocupados de su época golpea también en la actualidad a gran parte de los precarizados de todas las latitudes.

DESIGUALDAD Y ACUMULACIÓN

Las ideas que expuso el autor de El Capital permiten interpretar la explosión de desigualdad que recientemente midió Piketty. Los datos son escalofriantes. Un puñado de 62 enriquecidos maneja el mismo monto de recursos que 3600 millones de individuos. Mientras se desploma la seguridad social y se expande la pobreza, los acaudalados desfinancian los sistemas previsión, escondiendo sus fortunas en paraísos fiscales.

La desigualdad no es el fenómeno pasajero que describen los teóricos ortodoxos. Los exponentes más realistas (o cínicos) de esa corriente explicitan la conveniencia de la inequidad para reforzar la sumisión de los asalariados.

La fractura social actual es frecuentemente atribuida a la preeminencia de modelos económicos regresivos. Pero Marx demostró que la desigualdad es inherente al capitalismo. Bajo este sistema las diferencias de ingresos varían en cada etapa, difieren significativamente entre países y están condicionadas por las conquistas populares o la correlación de fuerza entre opresores y oprimidos. Pero en todos los casos el capitalismo tiende a recrear y ensanchar las brechas sociales.

Marx atribuyó esa reproducción de la desigualdad, a la dinámica de un sistema asentado en ganancias derivadas de la plusvalía extraída a los trabajadores. El Capital subraya ese rasgo en polémica con otras interpretaciones del beneficio, centradas en la astucia del comerciante. También objeta las caracterizaciones que subrayan retribuciones a la contribución del empresario, sin especificar en qué consisten esos aportes.

Los neoclásicos nunca lograron refutar estos planteos, con su presentación de la ganancia como un premio a la abstención del consumo o al ahorro individual. Más insatisfactorias fueron sus caracterizaciones de retribuciones a un inanimado “factor capital” o a pagos de funciones gerenciales divorciadas de la propiedad de la empresa.

Desaciertos parecidos cometieron los keynesianos, al interpretar al lucro como una contraprestación al riesgo o a la innovación. Los pensadores más contemporáneos de esa escuela han optado por soslayar cualquier referencia al origen del beneficio.

Otros teóricos reconocen la inequidad del sistema, pero reducen el origen de la desigualdad a anomalías en la distribución del ingreso, derivadas de favoritismos o políticas erróneas. Nunca conectan esos procesos con la dinámica objetiva del capitalismo.

Las caracterizaciones convencionales de la ganancia son más insostenibles en el siglo XXI que en la época de Marx. Nadie puede explicar con criterios usuales, la monumental fortuna acumulada por el 1% de billonarios globales. Esos lucros están más naturalizados que en el pasado sin justificaciones de ninguna índole.

Las críticas en boga al enriquecimiento cuestionan a lo sumo las escandalosas ganancias de los banqueros. Ponderan en cambio los beneficios surgidos de la producción, sin evaluar las conexiones entre ambas formas de rentabilidad.

La relectura de El Capital permite recordar que la tajada obtenida por los banqueros, constituye tan sólo una porción de la masa total de beneficios creada con la explotación de los trabajadores.

Marx analizó también las formas violentas que en ciertas circunstancias asume la captura de ganancias. Evaluó esa tendencia en estudios de la acumulación primitiva, que han sido actualizados por los teóricos de la acumulación por desposesión (Harvey).

En El Capital investigó las formas coercitivas que presentó la apropiación de recursos en la génesis de capitalismo. Pero el sistema continuó recreando esas exacciones en distintas situaciones de la centuria y media posterior. Las guerras de Medio Oriente, los saqueos de África o las expropiaciones de campesinos en Asia ilustran modalidades recientes de esa succión.

Marx inauguró los estudios de formas excepcionales de confiscación del trabajo ajeno. Esa investigación sentó las bases para clarificar la dinámica contemporánea de la inflación y la deflación.

Al igual que sus precursores clásicos Marx postuló una determinación objetiva de los precios en función de su valor. Precisó que esa magnitud queda establecida por el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de los bienes, en convulsivos procesos de extracción de plusvalía y realización del valor.

Esa caracterización no sólo permite refutar la ingenua presentación neoclásica de los precios como reflejos de la utilidad personal, o como espontáneos emergentes de la oferta y la demanda. También desmonta la absurda imagen del capitalista, como víctima de escaladas inflacionarias o deflacionarias ajenas a su conducta.

En las coyunturas críticas, la determinación turbulenta de los precios reditúa ganancias extraordinarias a los grandes patrones por medio de abruptas desvalorizaciones del salario. Esos mecanismos operan en la actualidad, con la misma intensidad que las expropiaciones virulentas de la época de Marx.

El Capital facilitó la identificación posterior de quiénes son los artífices y beneficiarios del nivel que asumen los precios. Esa caracterización no se limita a retratar situaciones de “pugna distributiva”. Subraya la desigualdad de condiciones en que diputan los trabajadores con sus patrones y resalta la consiguiente dominación que ejercen los formadores de precios.

DESEMPLEO E INNOVACION

La masificación actual del desempleo constituye otra razón para releer a Marx. Algunos pensadores neoclásicos asumen esa calamidad como un simple dato. Otros difunden consuelos sobre la futura potencialidad de los servicios, para compensar la caída del empleo industrial. Esas previsiones no se corroboran en ningún país.

Muchos analistas afirman que la educación resolverá el problema. Pero olvidan mencionar el creciente número de desocupados con títulos universitarios. La destrucción de puestos de trabajo ya afecta severamente a los segmentos más calificados.

Distintas mediciones han comenzado a registrar que en el modelo actual el desempleo no se reduce en las fases expansivas, en proporción equivalente a su incremento en los periodos recesivos. Este flagelo se acrecienta con la rotación acelerada del capital y la reducción vertiginosa de los gastos administrativos.

L a revolución digital es invariablemente mencionada como la principal causa de esta creciente pérdida de puestos de trabajo. Pero las computadoras son culpabilizadas omitiendo quiénes definen su utilización. Se olvida que esos instrumentos nunca actúan por sí mismos. Son gestionados por capitalistas que apuntalan sus beneficios sustituyendo mano de obra. La informática y la automatización no destruyen espontáneamente el empleo. La rentabilidad empresaria provoca esa demolición.

El Capital introdujo los principales fundamentos de esta caracterización del cambio tecnológico. Marx afirmó que las innovaciones son incorporadas para incrementar la tasa de explotación que nutre el beneficio patronal.

La revolución informática en curso se ajusta plenamente a ese postulado. Es un recurso utilizado por las grandes empresas para potenciar la captura del nuevo valor generado por los asalariados.

Tal como ocurrió en el pasado con el vapor, el ferrocarril, la electricidad o los plásticos, la digitalización introduce transformaciones radicales en la actividad productiva, comercial y financiera. Abarata el transporte y las comunicaciones y modifica por completo los procedimientos de fabricación o venta de las mercancías.

Un indicio de esa mutación es la influencia alcanzada por los “señores de las nubes”. Siete de las diez empresas con mayor capitalización bursátil actual pertenecen al sector de nuevas tecnologías de la información. Hace una década y media las firmas con mayor espalda financiera eran petroleras, industriales o automotrices. Actualmente son Google, Amazon, Facebook o Twitter.

Esta irrupción suscita presagios venturosos entre los pensadores que ocultan las consecuencias de la gestión capitalista de la informática. Omiten, por ejemplo, que la masificación de la comunicación digital reforzó la privatización del espacio virtual. Ese ámbito es controlado por pocas empresas privadas estrechamente asociadas con el Pentágono. El Capital permite entender los determinantes capitalistas de este perfil de la innovación.

Marx inició la indagación de la tecnología como un fenómeno social, abriendo un camino de estudios que floreció en las últimas décadas. Pero a diferencia de los teóricos evolucionistas o schumpeterianos demostró que el cambio tecno­lógico desestabiliza la acumulación y potencia la crisis.

La innovación guiada por principios de lucro impone una descarnada competencia que multiplica la sobreproducción. Induce además a jerarquizar el desenvolvimiento de ramas tan destructivas como la industria militar.

Marx explicó por qué razón el sistema actual impide una gestión social provechosa de las nuevas tecnologías. Señaló que ese manejo requeriría introducir criterios cooperativos opuestos a los principios de rentabilidad. Las potencialidades de la informatización como instrumento de bienestar y solidaridad, sólo emergerán en una sociedad emancipada del capitalismo.

MULTIPLICIDAD DE CRISIS

Actualmente Marx suscita especial interés por los criterios que enunció para interpretar las crisis. El neoliberalismo no sólo genera crecientes sufrimientos populares. Cada quinquenio o decenio desencadena convulsiones que conmocionan a la economía mundial. Esos estallidos inducen a estudiar El Capital.

Las crisis del último período incluyeron la burbuja japonesa (1993), la eclosión del Sudeste Asiático (1997), el desplome de Rusia (1998), el desmoronamiento de las Punto.Com (2000) y el descalabro de Argentina (2001). Pero la magnitud y el alcance geográfico del temblor global del 2008 superaron ampliamente esos antecedentes. Su impacto obligó a revisar todas las teorías económicas.

Las crisis recientes son efectos directos de la nueva etapa de privatizaciones, apertura comercial y flexibilidad laboral. No son prolongaciones de tensiones irresueltas de los años 70. Emergieron al calor de los desequilibrios peculiares del neoliberalismo.

Ese modelo erosionó los diques que morigeraban los desajustes del sistema. Por esa razón el capitalismo actual opera con grados de inestabilidad muy superiores al pasado.

Los neoclásicos atribuyeron la crisis del 2008 a desaciertos de los gobiernos o irresponsabilidades de los deudores. Redujeron todos los problemas a comportamientos individuales, culpabilizaron a las víctimas y apañaron a los responsables. Justificaron además los socorros estatales a los bancos, sin registrar que esos auxilios contrarían todas sus prédicas a favor de la competencia y el riesgo.

Los heterodoxos explicaron las mismas convulsiones por el descontrol del riesgo. Olvidaron que esas supervisiones son periódicamente socavadas por las rivalidades entre empresas o bancos. Las normas que protegen los negocios de las clases dominantes son quebrantadas por la propia continuidad de la acumulación.

La relectura de El Capital permite superar esas inconsistencias de la economía convencional. Induce a investigar el origen sistémico de esos estallidos. Brinda pistas para indagar los diversos mecanismos de la crisis, recordando que el capitalismo despliega una amplia gama de contradicciones.

El cimiento común de esos desequilibrios es la generación periódica de excedentes invendibles. Pero esa sobreproducción se desenvuelve por varios carriles complementarios.

Marx resaltó la existencia de tensiones entre la producción y el consumo, derivadas de la estratificación clasista de la sociedad. Esta caracterización tiene gran aplicación en el escenario de agudos problemas de realización del valor de las mercancías, que ha generado el neoliberalismo.

Ese modelo propicia una ampliación de los consumos sin permitir su disfrute. Expande la producción estrechando los ingresos populares y precipita crisis derivadas del deterioro del poder adquisitivo. El enorme engrosamiento del endeudamiento familiar no atenúa la vulnerabilidad de la demanda.

Marx fue el primero en ilustrar cómo la competencia obliga a los empresarios a desenvolver dos tendencias opuestas. Por un lado amplían las ventas y por otra parte reducen los costos salariales. Esa contradicción presenta envergaduras y localizaciones muy distintas en cada época.

El neoliberalismo estimula en la actualidad el consumismo y la riqueza patrimonial financiada con endeudamiento en las economías centrales. Al mismo tiempo impone brutales retracciones del poder de compra en la periferia.

El Capital también pone el acento en los problemas de valorización. Indaga cómo opera la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Demuestra que el aumento de la inversión produce una declinación porcentual del beneficio, al compás de la propia expansión de la acumulación. El trabajo vivo que nutre a la plusvalía decae proporcionalmente, con el incremento de la productividad que impone la competencia.

Marx resaltó que las crisis emergen del crecimiento capitalista. No son efectos ocasionales del despilfarro o del uso inadecuado de los recursos. Explicó, además, cómo el sistema contrapesa primero y agrava después la caída periódica de la tasa de beneficio.

Esta tesis permite entender de qué forma el neoliberalismo incrementó la tasa de plusvalía, redujo los salarios y abarató los insumos para contrarrestar el declive del nivel de rentabilidad. También ilustra cómo el mismo problema reaparece al cabo de esa cirugía. La contradicción descubierta por Marx se verifica actualmente en las economías más capitalizadas que padecen desajustes de sobre-inversión.

La presentación marxista combinada de los desequilibrios de realización y valorización es muy pertinente para comprender la heterogeneidad de la mundialización neoliberal. Indica que contradicciones de ambos tipos irrumpen en los distintos polos de ese modelo y socavan su estabilidad desde flancos complementarios.

FINANZAS Y PRODUCCION

Marx siempre subrayó los determinantes productivos de las crisis capitalistas. En el marco de las enormes transformaciones generadas por la globalización, ese señalamiento permite evitar lecturas simplistas en clave puramente financiera.

L os grandes capitales se desplazan actualmente de una actividad especulativa a otra, en escenarios altamente desregulados que acrecientan las explosiones de liquidez. L a gestión accionaria de las firmas potencia además los desajustes crediticios, la inestabilidad cambiaria y la volatilidad bursátil.

Ese proceso multiplica las tensiones suscitadas por los nuevos mecanismos de titularización, derivados y apalancamientos. Es evidente que el neoliberalismo abrió las compuertas para un gran festival de especulación.

Pero hace 150 años Marx demostró que esas alocadas apuestas son propias del capitalismo. La especulación es una actividad constitutiva y no opcional del sistema. Alcanzó dimensiones mayúsculas en las últimas tres décadas, pero no constituye un rasgo exclusivo del modelo actual.

Esta precisión permite observar las conexiones entre desequilibrios financieros y productivos que resalta El Capital. Marx describió las tensiones autónomas de la primera esfera, pero remarcó que en última instancia derivan de transformaciones registradas en el segundo ámbito.

Siguiendo esta pista se puede notar que la hegemonía actual de las finanzas constituye sólo un aspecto de la reestructuración en curso. No es un dato estructural del capitalismo contemporáneo. La clase dominante utiliza el instrumento financiero para recomponer la tasa de ganancia mediante mayores exacciones de plusvalía.

La globalización financiera está enlazada además con el avance de la internacionalización productiva. La multiplicidad de títulos en circulación es funcional a una gestión más compleja del riesgo. Permite administrar actividades fabriles o comerciales mundializadas y sujetas a inesperados vaivenes de los mercados.

También la expansión del capital ficticio está vinculada a esos condicionantes y evoluciona en concordancia con los movimientos del capital-dinero. Aprovisiona a la producción e intermedia en la circulación de las mercancías.

Estas conexiones explican la persistencia de la globalización financiera luego de la crisis del 2008. L os capitales continúan fluyendo de un país a otro con la misma velocidad y libertad de circulación, para aceitar el funcionamiento de estructuras capitalistas más internacionalizadas.

Es cierto que todos los intentos de reintroducir controles a los bancos fallaron por la resistencia que opusieron financistas. Pero esa capacidad de veto ilustra el entrelazamiento del mundo del dinero con el universo productivo. Son dos facetas de un mismo proceso de internacionalización.

El Capital aporta numerosas observaciones de la dinámica financiera que explican esos vínculos, a partir de una interpretación muy original de la lógica del dinero. Destaca el insustituible papel de la moneda en la intermediación de todo el proceso de reproducción del capital. Remarca que las distintas funciones del dinero en la circulación, el atesoramiento o el despliegue de los medios de pago están sujetan a la misma lógica objetiva, que regula todo el desenvolvimiento de las mercancías.

Ese rol ha presentado modalidades muy distintas en los diversos regímenes de regulación monetaria. El patrón oro del siglo XIX diverge significativamente de las paridades actualmente administradas por los bancos centrales. Pero en todos los casos rige un curso determinado por la dinámica de la acumulación, la competencia y la plusvalía.

El Capital contribuye a recordar estos fundamentos no sólo en contraposición a los mitos ortodoxos de transparencia mercantil, asignación óptima de los recursos o vigencia de monedas exógenas, neutrales y pasivas.

También pone de relieve las ingenuidades heterodoxas. Marx no presentó a la moneda como una mera representación simbólica, un mecanismo convencional o un instrumento amoldado al marco institucional. Explicó su rol necesario y peculiar en la metamorfosis que el capital desenvuelve, para consumar su pasaje por los circuitos comerciales, productivos y financieros.

ECONOMIA MUNDIAL Y NACIONAL

La centralidad que tiene El Capital para comprender la dinámica contemporánea de los salarios, la desigualdad, el desempleo o la crisis debería conducir a una revisión general de sus aportes a la teoría económica. Resultaría muy oportuno actualizar por ejemplo, el estudio de las controversias suscitadas por ese libro que realizó Mandel, en el centenario de la primera edición.

La obra del pensador germano no sólo esclarece el sentido de las categorías básicas de la economía. También sugiere líneas de investigación para comprender la mundialización en curso. Marx nunca llegó a escribir el tomo que preparaba sobre la economía internacional, pero esbozó ideas claves para entender la lógica globalizadora del sistema.

Esos principios son muy relevantes en el siglo XXI. El capitalismo funciona en la actualidad al servicio de gigantescas empresas transnacionales, que corporizan el salto registrado en la internacionalización. La producción de Wal-Mart es mayor que las ventas de un centenar de países, la dimensión económica de Mitsubishi desborda el nivel de actividad de Indonesia y General Motors supera la escala de Dinamarca.

Las firmas globalizadas diversificaron sus procesos de fabricación en cadenas de valor y mercancías “hechas en el mundo”. Desenvuelven todos sus proyectos productivos, en función de las ventajas que ofrece cada localidad en materia de salarios, subsidios o disponibilidad de recursos.

La expansión de los tratados de libre-comercio se amolda a esa mutación. Las compañías necesitan bajos aranceles y libertad de movimientos, para concretar transacciones entre sus firmas asociadas. Por eso imponen convenios que consagran la supremacía de las empresas en cualquier litigio judicial. Esos pleitos son decisivos en ciertas áreas como la genética, la salud o el medio ambiente.

Una relectura de El Capital permite superar dos errores muy corrientes en la interpretación de la internacionalización en curso. Un equívoco supone que el capitalismo actual se maneja con los mismos patrones de preeminencia nacional, que regían en los siglos XIX o XX. El desacierto opuesto considera que el sistema se globalizó por completo, eliminando las barreras nacionales, disolviendo el papel de los estados y forjando clases dominantes totalmente transnacionalizadas.

Marx escribió su principal obra en una etapa de formación del capitalismo muy distinta al contexto actual. Pero conceptualizó acertadamente cómo operan las tendencias hacia la mundialización en el marco de los estados y las economías nacionales. Ha cambiado la proporción y relevancia comparativa de esa mixtura, pero no la vigencia de esa combinación.

El Capital mejoró las ideas expuestas en el Manifiesto Comunista sobre el carácter internacional de la expansión burguesa. En el primer ensayo Marx había retratado la gestación de un mercado mundial, la pujanza del cosmopolitismo económico y la veloz universalización de las reglas mercantiles. En su libro de madurez precisó las formas que asumían esas tendencias y remarcó su enlace con los mecanismos nacionales del ciclo y la acumulación.

Marx ajustó su mirada de la internacionalización objetando las tesis ricardianas de las “ventajas comparativas”. Resaltó el carácter estructural de la desigualdad imperante en el comercio internacional. Por eso rechazó todas las expectativas de convergencia armoniosa entre países y las visiones de amoldamiento natural a las aptitudes de los concurrentes.

Este enfoque le permitió notar la vigencia de remuneraciones internacionales más elevadas para los trabajos de mayor productividad. En el debut del capitalismo Marx percibió algunos fundamentos de explicaciones posteriores de la brecha en los términos de intercambio.

El teórico germano también observó la secuela de desajustes generados por el desborde capitalista de las fronteras nacionales. Registró cómo ese proceso provoca crecientes fracturas a escala global.

Pero El Capital investigó esa dinámica en escenarios nacionales muy específicos. Indagó la evolución de los salarios, los precios o la inversión en economías particulares. Detalló puntualmente esa dinámica en el desenvolvimiento industrial de Inglaterra.

La lectura de Marx invita, por lo tanto, a evaluar la mundialización actual como un curso preeminente, que coexiste con el continuado desenvolvimiento nacional de la acumulación. Sugiere que ambos procesos operan en forma simultánea.

POLARIDADES CON NUEVO RAZONAMIENTO

El Capital es muy útil también para analizar la lógica de la relación centro-periferia subyacente en la brecha global actual. Marx anticipó ciertas ideas sobre esa división, en sus observaciones sobre desenvolvimiento general del capitalismo.

Al principio suponía que los países retrasados repetirían la industrialización de Occidente. Estimaba que el capitalismo se expandía demoliendo murallas y creando un sistema mundial interdependiente.

Expuso esa visión en el Manifiesto Comunista. Allí describió cómo China e India serían modernizadas con el ferrocarril y la importación de textiles británicos. Marx realzaba la dinámica objetiva del desarrollo capitalista y consideraba que las estructuras precedentes serían absorbidas por el avance de las fuerzas productivas.

Pero al redactar El Capital comenzó a percibir tendencias opuestas. Notó que la principal potencia se modernizaba ampliando las distancias con el resto del mundo. Esta aproximación se afianzó con su captación de lo ocurrido en Irlanda. Quedó impresionado por la forma en que la burguesía inglesa sofocaba el surgimiento de manufactureras en la isla, para garantizar el predominio de sus exportaciones. Notó, además, cómo se aprovisionaba de fuerza de trabajo barata para limitar las mejoras de los asalariados británicos.

En esta indagación intuyó que la acumulación primitiva no anticipa procesos de pujante industrialización, en los países sometidos al yugo colonial. Este registro sentó las bases para la crítica posterior a las expectativas de simple arrastre de la periferia por el centro. Con este fundamento se conceptualizó posteriormente la lógica del subdesarrollo.

Marx no expuso una teoría del colonialismo, ni una interpretación de la relación centro-periferia. Pero dejó una semilla de observaciones para comprender la polarización global, que retomaron sus sucesores y los teóricos de la dependencia.

Esta línea de trabajo es muy relevante para notar cómo en la actualidad el neoliberalismo exacerba las fracturas globales. En las últimas tres décadas se ampliaron todas las brechas que empobrecen a la periferia inferior. Esa degradación se intensificó con la consolidación del agro-negocio, el endeudamiento externo y el avasallamiento de los recursos naturales de los países dependientes. Estas confiscaciones asumieron modalidades muy sangrientas en África y el mundo árabe.

Las observaciones de Marx incluyeron también cierto registro de diversidades en el centro. Intuyó que el debut industrial británico no sería copiado por Francia y notó la presencia de cursos novedosos de crecimiento mixturados con servidumbre (Rusia) o esclavismo (Estados Unidos).

El autor de El Capital captó esas tendencias madurando un cambio de paradigma conceptual. En sus trabajos más completos reemplazó el primer enfoque unilineal -asentado en el comportamiento de las fuerzas productivas- por una mirada multilineal, centrada en el papel transformador de los sujetos.

Con este último abordaje la rígida cronología de periferias amoldadas a la modernización quedó sustituida por nuevas visiones, que reconocen la variedad del desenvolvimiento histórico.

 Esta metodología de análisis es importante para notar la especificidad de las formaciones intermedias, que han irrumpido en forma persistente en distintos periodos de la última centuria y media. Con esa óptica se puede evaluar la dinámica de acelerados procesos de crecimiento contemporáneo (China), en etapas de gran reorganización del sistema (neoliberalismo).

ANTICIPOS DE ANTIIMPERIALISMO

Marx estudió la economía del capitalismo para notar su efecto sobre la lucha de clases que socava al sistema. Por eso indagó los procesos políticos revolucionarios a escala internacional.

Siguió con especial interés el curso de las rebeliones populares de China, India y sobre todo Irlanda e intuyó la importancia de los nexos entre las luchas nacionales y sociales. Por eso promovió la adhesión de los obreros británicos a la revuelta de la isla contigua, buscando contrarrestar las divisiones imperantes entre los oprimidos de ambos países.

A partir de esa experiencia Marx ya no concibió la independencia de Irlanda, como un resultado de victorias proletarias en Inglaterra. Sugirió un empalme entre ambos procesos y transformó su internacionalismo cosmopolita inicial, en un planteo de confluencia de la resistencia anticolonial con las luchas en las economías centrales.

En su etapa del Manifiesto el revolucionario alemán propagaba denuncias anticoloniales de alto voltaje. No se limitaba a describir la destrucción de las formas económicas pre-capitalistas. Cuestionaba a viva voz las atrocidades de las grandes potencias.

Pero en esos trabajos juveniles Marx suponía que la generalización del capitalismo aceleraría la erradicación ulterior de ese sistema. Defendía un internacionalismo proletario muy básico y emparentado con viejas utopías universalistas.

En su mirada posterior Marx resaltó el efecto positivo de las revoluciones en la periferia. Esos señalamientos fueron retomados por sus discípulos de siglo XX, para indicar la existencia de una contraposición entre potencias opresoras y naciones oprimidas y postular la convergencia de batallas nacionales y sociales. De esas caracterizaciones surgieron las estrategias de alianza de los asalariados metropolitanos con los desposeídos del mundo colonial.

Con este fundamento se forjó también la síntesis del socialismo con el antiimperialismo, que desenvolvieron los teóricos del marxismo latinoamericano. Esa conexión indujo las convergencias de la izquierda regional con el nacionalismo revolucionario, para confrontar con el imperialismo estadounidense. Ese empalme inspiró a la revolución cubana y ha sido retomado por el proceso bolivariano.

En una coyuntura signada por las agresiones de Trump ese acervo de experiencias recobra importancia . Los atropellos del magnate inducen a revitalizar las tradiciones antiimperialistas, especialmente en países tan vapuleados como México. Allí resurge la memoria de resistencias a los avasallamientos perpetrados por Estados Unidos.

Marx observaba cómo las grandes humillaciones nacionales desatan procesos revolucionarios. Lo que percibió en el siglo XIX vuelve a gravitar en la actualidad.

ADVERSIDADES E IDEOLOGÍA

Marx debió lidiar con momentos de aislamiento, reflujo de la lucha popular y consolidación del dominio burgués. La escritura de varias partes de El Capital coincidió con esas circunstancias. Afrontó la misma adversidad que prevalece en la actualidad en las coyunturas de estabilización del neoliberalismo.

En ese tipo de situaciones el pensador germano indagó cómo domina la clase dominante. Conceptualizó el papel de la ideología en el ejercicio de esa supremacía. En el estudio del fetichismo de la mercancía que encaró en El Capital hay varias referencias a esa problemática.

Es importante retomar esas consideraciones para notar cómo ha funcionado el neoliberalismo en las últimas décadas. Los artífices del modelo actual transmiten fantasías de sabiduría de los mercados e ilusiones de prosperidad espontánea. Presagian derrames del beneficio y recrean numerosas mitologías del individualismo.

Con esa batería de falsas expectativas propagan una influyente ideología en todos los sentidos del término. Marx destacó esa variedad de facetas de las creencias propagadas por los dominadores para naturalizar su opresión.

El credo neoliberal provee todos los argumentos utilizados por el establishment para justificar su primacía. Aunque el grado de penetración de esas ideas es muy variable, salta a la vista su incidencia en la subjetividad de todos los individuos.

Pero al igual que en la época de Marx el capitalismo se reproduce también a través del miedo. El sistema transmite creencias sobre un futuro venturoso y al mismo tiempo generaliza el pánico ante ese devenir. El neoliberalismo ha multiplicado especialmente la angustia del desempleo, la humillación frente a la flexibilidad laboral y la desesperanza ante la fractura social.

Esos temores son transmitidos por los grandes medios de comunicación con sofisticados disfraces y cambiantes engaños. No sólo configuran el sentido común imperante en la sociedad. Operan como usinas de propagación de todos los valores conservadores.

Los medios de comunicación complementan (o sustituyen) a las viejas instituciones escolares, militares o eclesiásticas en el sostenimiento del orden burgués. La prensa escrita, los medios audiovisuales y las redes sociales ocupan un espacio inimaginable en siglo XIX. Expanden las ilusiones y los temores que sostienen la hegemonía política del neoliberalismo.

Pero esos mecanismos han quedado seriamente erosionados por la pérdida de legitimidad que genera el descontento popular. Trump, el Brexit o el ascenso de los partidos reaccionarios en Europa, ilustran cómo ese malestar puede ser capturado por la derecha. Frente a este tipo de situaciones Marx forjó una perdurable tradición de concebir alternativas, combinando la resistencia con la comprensión de la coyuntura .

PROYECTO SOCIALISTA

Marx participó activamente en los movimientos revolucionarios que debatían las ideas del socialismo y el comunismo. Mantuvo esa intensa intervención mientras escribía El Capital. Nunca detalló su modelo de sociedad futura pero expuso los basamentos de ese provenir.

El acérrimo crítico de la opresión alentaba la gestación de regímenes económicos asentados en la expansión de la propiedad pública. También promovía la creación de sistemas políticos cimentados en la auto-administración popular.

Marx apostaba a un pronto debut de esos sistemas en Europa. Percibió en la Comuna de París un anticipo de su proyecto. Concebía el inicio de esa transformación revolucionaria en el Viejo Continente e imaginaba una propagación ulterior a todo el planeta.

Es sabido que la historia siguió una trayectoria muy diferente. El triunfo bolchevique de 1917 inauguró la secuencia de grandes victorias populares del siglo XX. Esos avances incluyeron intentos de construcción socialista en varias regiones de la periferia.

Las clases dominante quedaron aterrorizadas y otorgaron concesiones inéditas para contener la pujanza de los movimientos anticapitalistas. En los años 70-80 los emblemas del socialismo eran tan populares, que resultaba imposible computar cuántos partidos y movimientos reivindicaban esa denominación.

Pero también es conocido lo ocurrido posteriormente. El desplome de la Unión Soviética dio lugar al prolongado periodo de reacción contra el igualitarismo, que persiste hasta la actualidad.

Este escenario ha sido alterado por la resistencia popular y el declive del modelo político-ideológico que nutrió a la globalización neoliberal. En estas circunstancias la relectura de El Capital converge con redescubrimientos del proyecto socialista. Los jóvenes ya no cargan con los traumas de la generación anterior, ni con las frustraciones que pavimentaron la implosión de la URSS.

La propia experiencia de lucha es aleccionadora. Muchos activistas comprenden que la conquista de la democracia efectiva y la igualdad real exige forjar otro sistema social. Frente al sufrimiento que ofrece el capitalismo intuyen la necesidad de construir un horizonte de emancipación.

La llegada de Trump incorpora nuevos ingredientes a esta batalla. El acaudalado mandatario intenta recuperar por la fuerza la primacía de Estados Unidos. Pretende reforzar la preponderancia de Wall Street y la preeminencia del lobby petrolero, reactivando el unilateralismo bélico.

No sólo proclama que Estados Unidos debe alistarse para “ganar las guerras”. Ya inició su programa militarista con bombardeos en Siria y Afganistán. Exige, además, una subordinación del Viejo Continente que socava la continuidad de la Unión Europea. Trump no se limita a construir el muro en la frontera mexicana. Acelera la expulsión de inmigrantes, alienta golpes derechistas en Venezuela y amenaza a Cuba.

En esta convulsionada coyuntura Marx recobra actualidad. Sus textos no sólo aportan una guía para comprender la economía contemporánea. También ofrecen ideas para la acción política en torno a tres ejes primordiales del momento: reforzar la resistencia antiimperialista, multiplicar la batalla ideológica contra el neoliberalismo y afianzar la centralidad del proyecto socialista.

ACTITUDES Y COMPROMISOS

Las teorías que introdujo Marx revolucionaron todos los parámetros de la reflexión y trastocaron los cimientos del pensamiento social. Pero el teórico alemán sobresalió también como un gran luchador. Desenvolvió un tipo de vida que actualmente identificaríamos con la militancia.

Marx se ubicó en el bando de los oprimidos. Reconoció los intereses sociales en juego y rechazó la actitud del observador neutral. Participó en forma muy decidida en la acción revolucionaria.

Ese posicionamiento orientó su trabajo hacia los problemas de la clase trabajadora. Promovió la conquista de derechos sociales con la mira puesta en forjar una sociedad liberada de la explotación.

Marx propició una estrecha confluencia de la elaboración teórica con la práctica política. Inauguró un modelo de fusión del intelectual, el economista y el socialista que ha sido retomado por numerosos pensadores.

Con esa postura evitó dos desaciertos: el refugio académico alejado del compromiso político y el deslumbramiento pragmático por la acción. Legó un doble mensaje de intervención en la lucha y trabajo intelectual para comprender la sociedad contemporánea. Continuar ese camino es el mejor homenaje a los 150 años de El Capital.

  6-5-2017

RESUMEN

Marx recupera interés. Su clarificación del funcionamiento del capitalismo contrasta con las simplificaciones neoclásicas y las ingenuidades heterodoxas. Indicó la lógica de la plusvalía que subyace en la agresión neoliberal y el tipo de superexplotación que prevalece en el trabajo precario. Esclareció el origen de la desigualdad y el sentido actual del beneficio.

El Capital permite refutar la identificación de la revolución digital con el desempleo. Cuestiona las explicaciones de la crisis por desaciertos gubernamentales o carencias de regulaciones. Remarca tensiones intrínsecas en la esfera del consumo y la rentabilidad.

Marx subrayó los determinantes productivos de las convulsiones financieras. Sugirió las conexiones de la mundialización con los patrones nacionales de acumulación. Anticipó las polarizaciones que generan subdesarrollo en la periferia y los enlaces del antiimperialismo con estrategias socialistas.

También conceptualizó la combinación de ilusiones y temor que propaga la ideología burguesa. Su proyecto igualitario resurge junto a nuevas síntesis de la acción política con la elaboración teórica.

PALABRAS CLAVES

Capitalismo, neoliberalismo, marxismo.

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Nota:

Este artículo sintetiza ideas expuestas en Katz Claudio. La economía marxista, hoy. Seis debates teóricos, Maia, Madrid, 2009. Neoliberalismo, Neodesarrollismo, Socialismo, Batalla de Ideas, 2016, Buenos Aires. Marx y la periferia, Rebelion.org, 28/3/2016. The Manifesto and Globalization, Latin American Perspectives, Issue 117, Vol. 28 No. 5, September 2001. La bibliografía completa puede consultarse en esos textos.  

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=226785

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