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El feminicidio es un crimen de lesa humanidad

Por: Ricardo Lagos

La violencia contra las mujeres es una profunda injusticia mundial. Es un gran obstáculo para cumplir los derechos humanos de las mujeres y niñas y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible

La equidad de género y los derechos de las mujeres son fundamentales para garantizar un futuro mejor para todos y todas. Son valores que subyacen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por todos los Estados miembros de las Naciones Unidas. No obstante, hay una impactante desconexión entre las declaraciones realizadas por los líderes de Nueva York y Ginebra y la vida –o muerte– en las calles en mi región, particularmente en América Latina.

Mi región alberga a 14 de los 25 países con más altas tasas de feminicidio en el mundo, es decir, de mujeres o niñas asesinadas por razón de género. En América Latina y el Caribe, 12 mujeres y niñas son asesinadas cada día. Sin embargo, el 98% de los casos no llegan a proceso judicial. Estas estadísticas alarmantes deberían avergonzarnos e instarnos a exigir acciones por parte de los líderes para salvar vidas y proteger los derechos y la dignidad de las mujeres y niñas.

Los asesinatos por razón de género son la culminación de una serie de actos violentos. En general, las personas no son conscientes de la cadena de eventos que llevan al feminicidio. En América Latina, tenemos una cultura de alta tolerancia hacia la violencia contra las mujeres y niñas. Se ha normalizado la violencia. Es vista como parte de la vida de las mujeres, especialmente de las que pertenecen a comunidades social y económicamente desfavorecidas con bajos niveles de educación y desarrollo.

La violencia contra las mujeres es una profunda injusticia mundial. Es un gran obstáculo para cumplir los derechos humanos de las mujeres y niñas y alcanzar los ODS. Actualmente, ningún país está en condiciones de alcanzar la equidad de género dentro del plazo estipulado, ni en el mundo desarrollado ni en los países en desarrollo. Es una conclusión devastadora acerca de nuestras prioridades globales, que demuestra que debemos hacer más.

La Iniciativa Spotlight para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas es un paso en la dirección correcta. Esta iniciativa global impulsada por la ONU y la Unión Europea apunta a erradicar el feminicidio en cinco países de la región: Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras y México.

En Argentina, la Iniciativa está apoyando la creación de Redes de Adolescentes y Jóvenes por la Igualdad. Estas redes promueven métodos de prevención comunitarios que instan a los jóvenes a reflexionar sobre roles de género y masculinidad nociva, y plantean soluciones comunitarias para erradicar los feminicidios. La Iniciativa también brinda capacitación a periodistas sobre eliminación de los estereotipos de género en la cobertura de noticias sobre violencia contra las mujeres y niñas.

En Guatemala, la Iniciativa está apoyando a la sociedad civil para que abogue por la investigación de las amenazas contra los defensores de los derechos humanos de las mujeres. En El Salvador, la Iniciativa Spotlight está permitiendo el acceso a oportunidades económicas para sobrevivientes de violencia, y en México, está ayudando a garantizar que el sistema judicial tenga las herramientas correctas y los enfoques adecuados para identificar los feminicidios y llevar adelante las causas judiciales correspondientes.

Este es un avance importante, pero no es suficiente. ¿Qué podemos hacer en otros países latinoamericanos donde la violencia misógina y la discriminación continúan prevaleciendo? ¿Cómo podemos cambiar las actitudes y políticas para proteger mejor a las mujeres en todos los niveles de la sociedad? Necesitamos que los líderes tradicionales, religiosos y políticos aborden este grave abuso de los derechos humanos, así como las personalidades notables del mundo empresarial y académico que pueden tener una influencia social considerable.

Tenemos que ponerle fin a la impunidad y fortalecer el sistema judicial para investigar, enjuiciar y sancionar a los responsables e invertir en el acceso de las mujeres a los servicios de justicia. Sobre todo, debemos invertir en servicios centrados en las sobrevivientes que alienten a las mujeres y niñas a hablar y buscar apoyo si están experimentando abuso.

Cuando introduje las reformas de bienestar y protección social como presidente de Chile a inicios de la década del 2000, aprendí rápidamente que el recurso más importante para las víctimas de violencia de género era contar con refugios donde pudieran albergarse y estar seguras, lejos de sus abusadores. Garantizar que las mujeres puedan acceder a estos servicios sin correr el riesgo de empobrecimiento era un elemento crucial de dichas reformas, y continúa siendo una prioridad actualmente en toda la región. Esto significa que diferentes sectores como salud, servicios sociales, la policía y el sistema judicial deben trabajar en forma conjunta y no en silos.

Debemos invertir en prevención de la violencia contra las mujeres. Hay cada vez más evidencia global que demuestra que la prevención es posible si se asignan los recursos necesarios y hay voluntad política.

Como hombres, debemos promover representaciones positivas de lo masculino. Tenemos que darles un buen ejemplo a nuestros hijos. Esto incluye desafiar las mentalidades tóxicas machistas que promueven la aceptación de la violencia contra las mujeres, en nuestras escuelas, en los lugares de trabajo, en las instituciones religiosas y en nuestros hogares.

También es clave que apoyemos y escuchemos a las sobrevivientes y a las organizaciones y los movimientos feministas. Deben tener voz y voto a la hora de analizar estrategias, soluciones y decisiones. Es inspirador el ejemplo de Irinea Buendía, cuya hija, Mariana Lima, fue asesinada por su marido en México. La búsqueda de justicia de esta valiente madre durante seis años sentó un precedente clave en materia de procesamiento de feminicidios en México.

Son dignas de imitar las iniciativas de promoción y litigio del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio —una alianza de 49 organizaciones de derechos humanos de México— que ha mejorado la rendición de cuentas y ha aumentado el acceso a la justicia en casos de feminicidio a lo largo de México y América Latina.

El movimiento #NiUnaMenos de Argentina ha tenido un éxito notable así como los múltiples grupos de mujeres que abogan incansablemente por el empoderamiento de las mujeres y la equidad. Tenemos que hacer más para garantizar que reciban financiamiento y apoyo suficiente que les permita continuar este importante trabajo.

No podemos abordar este problema o imaginar un mundo mejor y más justo sin ellas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/08/06/planeta_futuro/1565107246_365654.html

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Entrevista a Isabel de Ocampo: “Si hay un movimiento que tiene fe en los hombres, ese es el feminismo”

Entrevista/01 Agosto 2019/Autor: Héctor Llanos Martínez/El país

Isabel de Ocampo construye en su nuevo documental un mosaico de opiniones sobre el concepto de masculinidad tóxica

Tráiler del documental ‘Serás hombre’.

Un collage de opiniones masculinas de toda índole, de exproxenetas a sociólogos, psicólogos y expertos en género, construyen el documental Serás hombre, que puede verse en Filmin durante el mes de julio dentro del Atlàntida Film Festival. Su directora, la salmantina Isabel de Ocampo, comenta con EL PAÍS las claves de este ensayo audiovisual sobre el concepto de masculinidad.

Pregunta. Dentro del mosaico de opiniones del documental, se defiende que si el feminismo pide un cambio de actitud en el hombre es porque confía en que el hombre es capaz de cambiar.

Respuesta. Suscribo rotundamente que, si hay un movimiento que cree en el hombre, ese es el feminismo. Porque, además, un asunto que deriva en violencia machista y que se cobra más víctimas que el terrorismo (1.005 asesinadas por sus parejas o exparejas a 13 julio de 2019) no es solo un problema de las mujeres. Se necesitan soluciones conjuntas.

P. No se incluye ni una sola opinión femenina en toda la película.

R. Es un asunto que los hombres tienen que empezar ya a comentar. Precisamente la cultura que se les ha impuesto es la de no expresar jamás sus sentimientos y es una de las cosas que hay que cambiar cuanto antes.

P. ¿No le da miedo a que esa ausencia de voces femeninas genere rechazo en parte de los espectadores?

R. La aspiración de este documental es llegar a su audiencia más complicada: hacer escuchar a este tipo de hombres que no encuentran autoridad en la voz de una mujer. Si al menos reciben el mensaje a través de un referente masculino, puede que sus opiniones empiecen a cambiar.

“Si hay un movimiento que tiene fe en los hombres, ese es el feminismo”

Isabel de Ocampo, durante la presentación de Serás Hombre en el Festival de Cine de Valladolid /

P. ¿Y cómo redefinimos la idea de hombre a estas alturas?

R. Se suele entender que ser un hombre significa no ser un niño, no ser una mujer o no ser un homosexual. El problema es que el concepto se construye a partir del rechazo a otras cosas, en especial a lo femenino; el reto consiste en construir una identidad masculina sin basarse en ser lo contrario a otra cosa.

P. ¿Es el momento adecuado de que este mensaje cale en la sociedad?

R. Por primera vez en la historia de la humanidad, los hombres están accediendo al cuidado de sus hijos y empiezan a no ser considerados débiles. Se han liberado de ese estigma y están descubriendo los aspectos positivos de esa nueva carga, no solo los negativos. Es un aspecto más relevante de lo que parece.

P. El machismo no entiende de partidos políticos.

R. Por supuesto. Tampoco de géneros. El machista de derechas es muy parecido al machista de izquierdas… y a las mujeres machistas.

Además de recopilar la opinión de expertos, el documental analiza cuatro aspectos concretos de la sociedad que ayudan a definir lo que es masculino: la prostitución, con el testimonio de un exproxeneta; el arte, observando cómo Abel Azcona canaliza el dolor a través de sus performances; la publicidad, a través de las reuniones creativas de una agencia; y la educación, asistiendo a la clase que un profesor imparte a sus alumnos de secundaria.

P. Un ejemplo de cómo el hombre es víctima de esa masculinidad impuesta son anuncios como los que la marca de desodorantes Axe emitía en un pasado reciente.

R. Además de ser evidentemente machistas al mostrar a la mujer como un objeto sexual, también atacaban al hombre al tratarlo como a un idiota. Los hombres son también víctimas de los roles de género que en teoría deben cumplir, aunque sin duda tienen unos privilegios a la hora de enfrentarse a ellos que las mujeres no tienen.

P. El activista transexual Pol Galofre también participa en Serás hombre. ¿La comunidad trans y su lucha está ayudando a romper con los códigos binarios de género?

R. Las palabras de Pol en el documental nos ilustran muchas cosas que se pueden aplicar a la comunidad cisgénero, como cuando explica que durante un tiempo ha sido socializado como mujer y no reniega de esa parte de su vida. Pero la opresión que sufre la mujer no va a desaparecer del todo aunque se rompa la estructura binaria de género, al igual que el cambio en las clases sociales no liberó a la mujer.

P. ¿Y, en su opinión, cual es la clave?

R. La educación y las políticas sociales dedicadas expresamente a la igualdad de sexos lo son. Eliminar la brecha salarial es un buen principio…

Fuente e imagen: https://elpais.com/cultura/2019/07/19/doc_and_roll/1563537380_819875.html

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Un proyecto español sobre violencia económica de género recibe 3,5 millones de fondos europeos

Europa/España/01 Agosto 2019/El país

La investigación liderada por la Universidad de Valencia analiza un maltrato poco estudiado que con frecuencia empieza con la separación

Un proyecto liderado por el Instituto de Políticas de Bienestar Social (Polibienestar) de la Universidad de Valencia ha sido financiado con 3,5 millones de euros por la Comisión Europea para investigar el llamado abuso económico de género, un tipo de violencia contra las mujeres hasta ahora poco estudiado. El proyecto, llamado Ecovio, en el que participan instituciones de España e Italia, busca definir los contornos y precisar las dimensiones de esta violencia que con frecuencia empieza tras la separación de la pareja y afecta también a los hijos en común. Los investigadores propondrán fórmulas para combatirla.

La violencia económica suele ser poco visible y no está contemplada como tal en la legislación penal ni civil, pero puede generar un gran estrés en las mujeres, por eso a veces se la ha englobado en la categoría del maltrato psicológico, explica Jordi Garcés, director de Polibienestar. No pasar la pensión compensatoria —la que, bajo determinadas circunstancias, debe pagar un cónyuge al otro que queda en peor situación económica—, retrasarse regularmente en su abono, dejar de hacer frente a deudas conjuntas u obligar a la mujer a pleitear para reclamar cada gasto relacionado con los hijos a su cargo que no está incluido en la categoría ordinaria de alimentos —aquella que abarca las necesidades básicas de los descendientes—, pero que la ley obliga al padre a cofinanciar cuando son razonables, como pueden ser las clases de inglés, el campamento de verano o el tratamiento de ortodoncia son manifestaciones habituales de este abuso de género, señala Garcés.

La violencia económica es más grave cuando quien la comete ha sido condenado previamente por maltrato físico, resalta Inmaculada Domínguez, investigadora de la Universidad de Extremadura y participante en el proyecto: «La mujer ha dado el paso de denunciar, se ha separado y se ha esforzado por rehacer su vida, pero la violencia económica la obliga a continuar manteniendo contacto con el maltratador y a reclamarle continuamente que cumpla con sus obligaciones, perpetuándose así una forma su dominio, que es lo que persiguen muchos de estos hombres», dice.

El abuso económico es a veces la primera forma de violencia y surge tras la separación. Pero en otras ocasiones se comete durante la convivencia, una etapa en la que a menudo adopta la forma de un control obsesivo sobre los gastos que realiza la mujer, incluso cuando ella dispone de sus propios ingresos, hasta al punto de forzarles a ocultar sus compras, afirma Domínguez. Los investigadores analizarán también la relación que existe entre esta violencia, la física y otras clases de maltrato psicológico.

El proyecto comenzará elaborando encuestas y realizando entrevistas para conocer mejor el fenómeno y su escala, y terminará con la redacción de un protocolo que contendrá medidas para frenarlo, además de crear el primer observatorio de violencia económica de España, explica Garcés.

El proyecto seleccionado por la Comisión Europea en su programa Derechos, Igualdad y Ciudadanía, tiene una duración inicial de dos años y se centrará en la violencia económica de género en España e Italia dos países que, indican sus organizadores, presentan similitudes legales y culturales. Junto a Polibienestar trabajarán en Ecovio la Facultad de Negocios, Finanzas y Turismo de la Universidad de Extremadura, la Sociedad Española de Asistencia Sociosanitariacia y la asociación italiana Gruppo R.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/07/22/actualidad/1563816247_870922.html

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En 132 aldeas de la India no nacen niñas desde hace tres meses

Asia/India/01 Agosto 2019/BBC Mundo

Una investigación intenta confirmar si se están produciendo abortos selectivos, una práctica prohibida en el país desde 1994

La noticia gira en los diarios de todo el mundo, un poco escondida pero está: se ha abierto una investigación para investigar qué hay detrás del alarmante dato que llega del distrito de Uttarkashi, en el norte de la India, según el cual en los últimos 3 meses habrían nacido 216 niños pero ninguna niña. El fantasma del aborto selectivo se asoma con fuerza. Se ha comisionado a 25 investigadores para comprobar si en esos hospitales y aldeas se practica la selección por género, que la ley india prohibe oficialmente desde 1994.

Ante la noticia, se han formado dos frentes opuestos: Las asociaciones humanitarias y las activistas indias por los derechos de la mujer alertan sobre los infanticidios y abortos dirigidos a suprimir a las niñas, recordando datos estadísticos desconcertantes: en 2001 nacieron 927 mujeres y 1000 varones, en 2011 la diferencia aumentó entre 918 mujeres y 1000 varones.

Para quien no sepa de estadística, esta diferencia entre varones y mujeres es enorme (de manera natural, los nacimientos de mujeres suelen ser ligeramente superiores), signo de que algo no muy natural está afectando a los nacimientos. Comentando este dato general y el más reciente de las aldeas de Uttarkashi, la activista Kalpana Thakur declara:

No puede ser una coincidencia. El dato indica claramente que en ese distrito se está produciendo el feticidio femenino. El Gobierno y la administración no están haciendo nada. (de ANI)

A estas duras acusaciones, responden los portavoces de la administración local ofreciendo un punto de vista distinto del caso. Según ellos, se trata de una lectura malinterpretada de las estadísticas; no niegan que de estos 216 nacimientos ninguno es niña, pero contraponen el caso de otros 129 pueblos de la zona donde habrían nacido solo niñas.

En total, en tres meses, se han registrado 961 niños nacidos vivos en Uttarkashi: 479 eran niñas, mientras que 468 eran niños. Los funcionarios afirman que los medios de comunicación podrían haber obtenido los datos de los agentes sanitarios voluntarios que registran los embarazos y nacimientos. “Creo que los números publicados sobre los pueblos sin niñas han sido malinterpretados. Con todo, hemos abierto una investigación”, dice Ashish Chauhan, un funcionario del distrito, explicando que han “identificado las áreas en las que el número de partos femeninos es igual a cero o a números de una cifra. Estamos vigilando estas zonas para descubrir qué está sucediendo”. (de Adnkronos)

Pero esta no es una mera batalla estadística, sino más bien un dato que clama por una verdadera lucha por la igualdad de derechos de las mujeres. Las luchas feministas ganan titulares en los medios occidentales ofreciendo cada vez más medios a las mujeres para evitar embarazos no deseados, pero fuera de este recinto dorado, el verdadero drama se produce ante la posibilidad cada vez más real de no dejar nacer a las mujeres. En el caso de la India se está produciendo una terrible discriminación sexual, que ataca a la femineidad en su origen, con el asesinato, en el útero o apenas después de nacer, de criaturas indefensas e inocentes.

Mujer, una dote pesada

Ya hemos hablado de la tragedia que está teniendo lugar en India, a raíz de la publicación de un estudio alarmante en The Lancet. Se hablaba de 239.000 niñas indias muertas antes de cumplir los 5 años.

A la base de esta discriminación sexual hay un dato cultural aún fuertemente arraigado, por el que el nacimiento de una niña es una maldición para la familia, sobre todo desde el punto de vista económico.

En India, las niñas han sido siempre consideradas una especie de maldición para las familias. La tradición considera que los varones heredan los bienes y mantienen los núcleos familiares “trayendo el pan a casa”. Las hijas en cambio son vistas como un peso financiero para los padres, en un país en el que la institución de la dote en el momento del matrimonio es muy habitual. (de Repubblica)

La ley ha intentado contener la masacre de fetos y recién nacidas prohibiendo el screening sexual durante el embarazo; ma è proprio un autorevole giornale indiano a raccontare quanti modi subdoli ci siano per aggirare la legge e tradurre questi esami medici in un business molto redditizio:

Para evitar la ley que prohibe la selección sexual, y sustraerse a la vigilancia de las autoridades, los profesionales médicos que hacen estos diagnósticos con fines lucrativos utilizan imágenes de las divinidades para comunicar a las familias el sexo del feto. (de TNN)

Oficialmente no se dice nada. Si al final de la visita, los padres reciben la foto de de una divinidad masculina como Sai Baba, es un niño; si la foto es la de Kanaka Durga, poderosa divinidad femenina, es niña. Un truquito sencillísimo y tremendamente eficaz.

Educar a las madres

Pero igual que sucede en cualquier asunto humano, en cualquier latitud, es fácil burlar la ley, es fácil evitar los controles en las zonas rurales en un país que tiene otras graves prioridades. Con todo, la empresa cultural de educar al pueblo a rechazar las tradiciones que lesionan la dignidad humana es un desafío cada vez mayor.

Desde 2015 en India el gobierno ha promovido y financiado una campaña de concienciación llamada Beti Bachao, Beti Padhao (salvemos a las niñas, eduquemos a las niñas) con el fin de promover iniciativas educativas para eliminar la violencia de género contra las niñas.

Es un gran contenedor en el que se encuentran proyectos a largo plazo, pero también eficaces campañas mediáticas. La idea de fondo es la conciencia de que es dentro de la familia donde tiene que producirse ese cambio de mentalidad, pues es el pilar fundamental de la acogida y a educación de los hijos. Toda madre es el comienzo de una voz nueva sobre la mujer, es ella la primera maestra de la que cada hijo aprende a mirar el mundo y crece con un juicio moral lleno de experiencias cotidianas.

Otras iniciativas muy positivas, aunque quizás de menos envergadura: en Instagram, la red social preferida por los jóvenes, se ha lanzado un reto que tiene por ahora miles de adhesiones: con el hashtag #selfiewithdaughter, se propone un selfie con la hija. Estas imágenes sintetizan eficazmente un mensaje que en India no hay que dar por supuesto: tener una hija es un don del que estar orgulloso.

Fuente: https://es.aleteia.org/2019/07/30/en-132-aldeas-de-la-india-no-nacen-ninas-desde-hace-tres-meses/

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El país donde dar a luz por cesárea supone un estigma para la madre

Por: BBC mundo

Cuando Alice Ogbara reveló los detalles de su cesárea a un grupo de mujeres, no estaba simplemente compartiendo su experiencia entre amigos: estaba haciendo algo que muchos considerarían arriesgado.

Y es que Ogbara hablaba de una cirugía que algunas mujeres se niegan a aceptar aunque sepan que les puede salvar la vida.

«Cuando entré [en el quirófano] y vi todo el material que iban a usar, me puse a llorar», dijo Ogbara.

Explicó que tenía miedo de que le quedaran secuelas irreparables.

Le pusieron una sábana sobre el vientre. «Lo siguiente que oí fue el llanto de mi bebé», recordó, lo que desencadenó un aplauso por parte de las mujeres que la rodeaban.

Bebé.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«Una cesárea es solo otra manera de dar a luz», explica la nigeriana Alice Ogbara.

Fuera de este patio en Lagos (Nigeria), es posible que Ogbara no esté tan predispuesta a compartir su historia.

Y es que en este país las cesáreas estén estigmatizadas. ¿Por qué? Por las dudas sobre la seguridad de la cirugía y por factores religiosos y sociales.

Esto hace que muchas mujeres se resistan a aceptar la cesárea, o la oculten cuando se someten a una.

Ogbara incluso ocultó su cesárea a los miembros de su familia.

La reunión a la que asistió para explicar su experiencia estaba dirigida por una organización nigeriana sin fines de lucro llamada Mamalette, que apoya a las mujeres embarazadas y lucha para reducir las tasas de mortalidad materna en Lagos.

Jemelleh SaccohDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJemelleh Saccoh, de Sierra Leona, aquí en brazos de su tía, rechazó una cesárea. Más tarde tuvieron que someterla a una cesárea de emergencia y murió por las complicaciones que surgieron.

Parte de ese esfuerzo consiste en abordar los estigmas alrededor del parto que obstaculizan el acceso de las mujeres a una asistencia que les puede salvar la vida.

En todo Nigeria unas 58.000 mujeres mueren en el parto cada año. Se trata de la cuarta tasa de mortalidad materna más alta del mundo.

Parte del problema es la baja tasa de cesáreas que se practican en el país: solo un 2%, mientras que la tasa global es del 21%.

Además, en Nigeria solo hay un médico por cada 6.000 personas.

El objetivo de Mamalette es proporcionar a las mujeres lo que unos trabajadores de la salud con escasos recursos a menudo no pueden: educación sanitaria y la disposición a escuchar sus preocupaciones.

Y aunque está teniendo éxito, esta pequeña organización se enfrenta a unos retos considerables.

Diferencias entre países

En un contexto global en el que la tasa de cesáreas que se realizan aumenta rápidamente, las cifras de Nigeria sorprenden.

Entre los años 2000 y 2015, el número de cesáreas casi se duplicó en todo el mundo. En países como República Dominicana, las mujeres se someten a esta cirugía en más del 50% de los casos. En América del Norte, lo hace el 32,6%, y en Reino Unido, el 26,2%.

Sin embargo, en África Occidental solo el 4,1% de los nacimientos se dan por cesárea, y en Nigeria esta tasa baja a la mitad.

Para prevenir la mortalidad materna, la tasa de cesáreas de un país no debería estar por debajo del 5%, según la Organización Mundial de la Salud.

Y es que las cesáreas son esenciales para solucionar el parto obstruido en los casos en los que la pelvis de la mujer es demasiado pequeña y también si el bebé viene en posición de nalgas o es demasiado grande para salir por el canal de parto.

Ante estas complicaciones, si no se interviene el bebé puede romper el útero o causar desgarros que deriven en hemorragias.

Pros y contras de las cesáreas

«Creo que las cesáreas son el indicador de salud con más disparidad entre un uso excesivo y un uso insuficiente», afirma Carine Ronsmans, epidemióloga de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y autora de informes recientes sobre el aumento global de las cesáreas.

Que se practique un número muy alto de cesáreas puede ser preocupante porque esta cirugía puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades como la placenta previa, que puede causar hemorragias severas.

Pero, al mismo tiempo, «muchas mujeres todavía mueren por no tener acceso a la cesárea», explica Ronsmans. «Y no podemos permitirnos el lujo de olvidar a estas mujeres».

En Nigeria los obstáculos para acceder a la cesárea son especialmente altos en las zonas rurales, donde aproximadamente el 58% de los partos se llevan a cabo con parteras no calificadas.

En los centros urbanos, donde hay más hospitales, el costo y el estigma que conlleva son las principales barreras para aceptar la cesárea.

El estigma se debe a la creencia de que el parto vaginal forma parte de la condición de mujer mientras que las cesáreas no, una idea que es común también en países como Reino Unido.

Y en Nigeria esta idea se ve reforzada por la religión: para las mujeres cristianas dar a luz por vía vaginal como una «mujer hebrea» es un signo de fortaleza.

Celebración religiosa en NigeriaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa religión es una parte importante de la sociedad en Nigeria y puede incluso afectar a la forma en que las mujeres dan a luz.

Este concepto nace de un pasaje de la Biblia que cuenta la historia de mujeres hebreas «vigorosas» que dan a luz estoicamente sin parteras.

Esa capacidad mítica de dar a luz por vía vaginal -y sin atención médica- se ha mantenido como un símbolo de la virtud materna en Nigeria.

«Se trata de un país profundamente religioso, y todo está muy espiritualizado», explica Adepeju Jaiyeoba, fundador de la Fundación Brown Button de Nigeria, que trabaja para reducir la mortalidad materna.

Los hospitales se encuentran habitualmente con mujeres que, por temor a avergonzar a sus familias, rechazan la cesárea.

Además, a menudo las mujeres tienen un control limitado sobre su propio parto.

Un estudio de un hospital nigeriano reveló que en el 90% de los casos las mujeres creían que eran los hombres los que debían firmar el formulario de consentimiento para la cesárea, lo que implica dejar la decisión en manos masculinas.

El derecho a elegir

Mujer con su hija bebé.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn África Occidental solo se practican un 4,1% de cesáreas en los partos, por debajo de la tasa recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que es del 5%.

También en otros países, como Reino Unido y Estados Unidos, las mujeres aún son víctimas del estigma si se someten a una cesárea, aunque la situación no es tan extrema.

Además, una atención obstétrica de alta calidad no se traduce necesariamente en unas condiciones idóneas para las mujeres embarazadas.

En 2018, Birthrights, una organización benéfica por los derechos maternos, descubrió que casi tres cuartas partes de los hospitales públicos de Reino Unido no tienen una política clara que permita a las mujeres solicitar cesáreas planificadas, lo que contraviene las pautas médicas del país.

Según Amy Gibbs, la directora ejecutiva de la organización, esto tiene un efecto estigmatizador, especialmente cuando las mujeres tienen razones específicas para evitar el parto vaginal, como un historial de agresión sexual o problemas de salud mental.

«Las mujeres deberían ser las encargadas de tomar las decisiones sobre el parto. El derecho a elegir lo que le sucederá a tu cuerpo es fundamental», añade Gibbs.

Y eso es por lo que lucha Mamalette en Nigeria.

Defensores de la salud

Justo al lado de una transitada y caótica calle se encuentra la tranquila oficina de Mamalette, donde está Anike Lawal. La sede está situada en el tecnológico vecindario de Yaba, en Lagos.

Lawal, con voz suave, explica que lanzó Mamalette como una comunidad online donde las madres se pudieran apoyar entre ellas.

«No me propuse intentar salvar la vida de nadie», asegura. Pero esa comunidad de mujeres le hizo ver el riesgo que corren las madres, incluso en zonas urbanas, durante el parto.

«Cuando se habla sobre la mortalidad materna, nunca se piensa en mujeres que viven en ciudades, en mujeres que tienen smartphones y Facebook», añade.

Hospital Nigeria.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUn estudio de un hospital nigeriano reveló que en el 90% de los casos las mujeres creían que eran los hombres los que debían firmar el formulario de consentimiento para la cesárea.

En 2017 Lawal comenzó a buscar madres para que ayudasen a las mujeres de sus comunidades durante el embarazo.

Actualmente estas mentoras, que reciben formación de matronas, enfermeras y médicos, trabajan en 20 comunidades urbanas pobres de Lagos y en una de la ciudad de Ibadan, y atienden a más de 300 personas en visitas domiciliarias.

Se aseguran de que las mujeres asistan a las clases prenatales y se registren en los hospitales para dar a luz en vez de recurrir a las parteras tradicionales.

Además, Mamalette también crea espacios seguros donde las mujeres pueden hablar de temas tabú sobre el parto, como las cesáreas.

En las comunidades en las que trabajan a menudo son la única referencia para las mujeres que quieren compartir sus inquietudes.

«Mamalette es como un intermediario entre el sistema de salud y la gente», dice Blessing Kolade, una antigua mentora que ahora trabaja en el equipo directivo de Mamalette.

«El sistema de salud está tan colapsado que los trabajadores no tienen tiempo para desglosar la información. Las mujeres no pueden abrirse, no pueden hacer ninguna pregunta», asegura.

Eso significa que en la práctica siguen vigentes algunos conceptos erróneos y que no se abordan los estigmas. De hecho, muchas mujeres que necesitan una cesárea se lo plantean por primera vez cuando ya están de parto.

Kamara en un hospital de Sierra Leona.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn Sierra Leona, que tiene la tasa de mortalidad materna más alta del mundo, Kamara tuvo que someterse a una cesárea de emergencia. Ella sobrevivió, pero su bebé nació muerto.

En ese momento es menos probable que acepten la cirugía, ya que pesan las arraigadas creencias de que avergonzarán a sus familias.

«Por culpa de este estigma puedes ver a alguien a punto de morir y que sigue negándose a aceptar la cesárea, porque no quiere pasar por todo eso», dice la mentora Oluchi Anumni.

Mamalette intenta abordar estos problemas antes de que llegue el momento del parto.

Las mentoras, especialmente entrenadas para desmentir los conceptos erróneos en torno a las cesáreas, explican claramente los motivos por los cuales las mujeres pueden necesitar esta cirugía, como tener una pelvis pequeña o afecciones médicas como la preeclampsia.

Esto elimina la vergüenza de la ecuación y proporciona a las mujeres unos datos que les dan munición contra las críticas que podrían recibir.

El valor del ejemplo

En Mamalette han notado que las miembros de su grupo son mucho más receptivas a las cesáreas.

La mentora Adenike Lasisi-Opaleye dice que invita a mujeres que se sometieron a cesáreas a mostrar a las mujeres sus cicatrices abdominales para disipar mitos.

«Su percepción era que las cesáreas eran muy peligrosas. Ahora se les informa de que no son una sentencia de muerte«, dice Lasisi-Opaleye.

La información que recopila Mamalette también muestra que la mayoría de las mujeres bajo su cuidado ahora dan a luz en centros sanitarios, según Lawal.

«Puedo decir con orgullo que muchas mujeres evitaron la muerte gracias a lo que aprendieron», agrega Anumni.

Soluciones complejas

Hospital en Reino UnidoDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUn informe sacó a la luz que las cesáreas planificadas estaban prohibidas en el 15% de los hospitales de Reino Unido.

Pero cuando se trata de salud materna, no solo hay que luchar contra los estigmas culturales y sociales que conllevan las cesáreas.

Unas investigaciones recientes revelaron que, en África subsahariana, las cesáreas son hasta 50 veces más mortales que en los países con ingresos altos.

Eso se debe principalmente a hemorragias no tratadas y a anestesias fallidas, según Salome Maswime, obstetra, ginecóloga y profesora de la Universidad de Witwatersrand, que participó en la investigación.

«Como médico, creo que el acceso a una buena atención sanitaria es lo primero que hay que garantizar. Pero no es lo único que hay que cambiar», dice Maswime. «Necesitamos prestar atención a la calidad de la atención quirúrgica que tienen las mujeres».

Maswime cree que si la atención mejorase, también disminuirían los estigmas asociados con la cirugía: «No creo que sea tan simple como asesorar a las mujeres», dice Maswime. «Se trata de un problema complejo que requiere soluciones complejas».

El costo de la atención médica también es un obstáculo para acceder a la cirugía en Nigeria. De hecho, algunos países como Malí y Benin trataron de mejorar este aspecto haciendo que las cesáreas sean gratis. Y en Nigeria se están produciendo cambios similares.

Hay algo más que hay que cambiar, según los expertos: escuchar a las mujeres.

En Reino Unido, un enfoque similar está ayudando a los hospitales a aumentar el acceso de las mujeres a las cesáreas planificadas.

En lugar de prohibir totalmente las cesáreas planificadas, como Birthrights descubrió que era sorprendentemente común en el 15% de los hospitales británicos, algunos centros dicen ahora que si las mujeres cuentan con la información necesaria, su decisión de tener una cesárea planificada se respetará.

La mujer, protagonista

Ya sea en Nigeria o Reino Unido, el problema y la solución fundamentales son lo mismo, dice Amy Gibbs, de Birthrights. «A menudo, se pierde el derecho de la mujer a elegir lo que le sucede», asegura. «La manera de hacerlo bien es poner a las mujeres en el centro de las decisiones sobre su salud».

En Mamalette reconocen que la tarea a la que se enfrentan es demasiado grande para una organización pequeña que trabaja solo en unas cuantas comunidades. Pero creen que empoderando a las mujeres están contribuyendo a un tipo de cambio más duradero.

«Intentamos que las mujeres sepan que tienen que defenderse y ser atrevidas. Que no dejen que la sociedad las defina», dice la ex mentora de Mamalette Olamide Ekpenyong.

Alice Ogbara dice que su perspectiva cambió. Ahora su hija tiene 1 año y ya no es tan cautelosa al explicarle a la gente cómo dio a luz.

«Se lo cuento a la gente que me rodea, comparto mi experiencia con ellos», cuenta. Es prudente y aconseja a las mujeres que, si necesitan una cesárea, vayan solo a hospitales de confianza, por ejemplo.

Pero también las anima. «Una cesárea no es algo malo», le dice a la gente. «Es solo otra manera de dar a luz».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-48941162

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ONU Mujeres: Una de cada cinco mujeres en el mundo sufrió alguna agresión física o sexual en 2018

Redacción: Los 40

Una de cada cinco mujeres en el mundo declaró ser maltratada, física o sicológicamente por su pareja o expareja en 2018, eso reveló el informe realizado por ONU Mujerespresentado este martes.

Las mujeres consultadas tenían entre 15 y 49 años, y quienes reportaron más casos fue Oceanía, dado que el 34,7% de las mujeres afirmó ser víctima de violencia de género. Por otro lado, el menor porcentaje lo tuvo Europa y Norteamérica, en donde una de cada 16 mujeres vivió esta situación.

Tratándose de la diversidad de familias que viven en el mundo, el informe ofrece recomendaciones para garantizar las políticas públicas que protejan a las mujeres y las niñas, dado que en algunos países, la violación en el matrimonio no está tipificada como delito.

Este informe recomienda “poner en marcha leyes familiares basadas en la diversidad e igualdad de oportunidades, asegurar la equidad de género y servicios de alta calidad y accesibles de apoyo a familias y garantizar el acceso a las mujeres a una renta independiente”.

Otra de las recomendaciones del documento es que “la mayoría de los países podrían implantar el paquete de políticas propuesto por un costo inferior al 5% de su PIB, por lo que la organización llamó a avanzar en ese sentido y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible en términos de igualdad entre hombres y mujeres”.

Fuente: https://los40.cl/2019/onu-mujeres-una-de-cada-cinco-mujeres-en-el-mundo-sufrio-alguna-agresion-fisica-o-sexual-en-2018-27108.html

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Camerún: Planchado de senos. Una tortura a las niñas para que no lleguen a mujeres

África/Camerún/25 Julio 2019/Fuente: El país

Es una práctica tradicional apenas investigada que se realiza a adolescentes de África occidental para evitar la atención masculina. ¿Soluciones? Camerún ha logrado un modo de reducir su incidencia

«Yo iba al colegio en aquel entonces. Una mañana mi madre me despertó y me pidió que fuera a su dormitorio. Me dijo que ahora que me habían empezado a crecer a los pechos había una práctica para evitar que fueran enormes. No sabía lo que me esperaba». Este es el testimonio de Bettina Codjie, de 25 años y nacida en Lomé, capital de Togo. Ella es estudiante por las mañanas y trabaja como encargada de redes sociales en una empresa de comunicación digital por las tardes. También fue una de las niñas que sufrió el planchado de pechos al inicio de su pubertad.

Múltiples son las violencias que sufren las mujeres a lo largo de su vida: violaciones, mutilación genital, matrimonios precoces, explotación sexual y asesinatos quizá sean las más mediáticas, las más denunciadas. Pero no las únicas. Uno de los maltratos invisibles es el planchado de senos. Según la definición de las Naciones Unidas, es «la práctica dolorosa de masajear o golpear los pechos de las niñas con objetos calientes para suprimir o revertir el crecimiento de estos». En algunos lugares se opta por los vendajes compresivos.

Se practica fundamentalmente en Camerún, pero también en otros países africanos… y hasta a Europa ha llegado. A principios de 2019, el diario británico The Guardian descubrió varios casos en el Reino Unido y que unas mil niñas migrantes y de la diáspora se encontraban en riesgo, lo que obligó al Gobierno a emitir un comunicado recordando que se considera una violencia contra los menores ilegal y perseguida por la ley.

Naciones Unidas ha calificado el planchado de senos como una de las cinco violencias contra la mujer menos documentadas del mundo. Diversos informes mencionan que unos 3,8 millones de adolescentes africanas la han podido padecer y citan a la ONU como fuente de esta estimación, pero no existen datos contrastados. «Es probable que más de cuatro millones de niñas hayan sido sometidas a esta práctica. Actualmente resido en Togo, donde recopilamos datos con 3.045 madres en la región de Kara y al 12% de ellas se les había realizado. Sé que también se hace en Nigeria, Costa de Marfil, Burkina, Guinea Conakry o en Sudáfrica, pero [la incidencia] no se ha documentado con estudios», advierte el antropólogo Flavien Ndonko.

Bettina Codjie, estudiante y bloguera de Togo que sufrió el planchado de senos en su pubertad y hoy advierte a otras jóvenes de la peligrosidad de esta práctica.
Bettina Codjie, estudiante y bloguera de Togo que sufrió el planchado de senos en su pubertad y hoy advierte a otras jóvenes de la peligrosidad de esta práctica. INSTAGRAM DE BETTINA CODJIE

Ndonko fue uno de los autores del único recuento de casos realizado hasta la fecha. Tuvo lugar en Camerún en 2005 a iniciativa de la agencia de cooperación alemana (GIZ) y la Asociación Renata, una de las pocas en el mundo que ha investigado y ha trabajado en campañas de sensibilización. Ellas bautizaron esta práctica con el nombre por el que se conoce y aportaron unos resultados que revelaron que el 24% de las casi 6.000 niñas y mujeres encuestadas habían sido sometidas a ella y que otros 2,3 millones se encontraban en riesgo en este país. En algunas provincias la prevalencia ascendía al 53%.

Es un asunto tabú que se realiza en secreto en el hogar, relegado a la intimidad de la relación madre-hija. «La gente tiene dificultades para hablar de ello porque es como una cosa oculta que no deberíamos divulgar. Las personas que lo practican están en las aldeas. En mi caso, sé que no fue iniciativa de mi madre, sino de sus tías que están en el pueblo», indica la estudiante Codjie.

La razón de esta tortura es lograr que los pechos de las niñas no llamen la atención para evitar que los hombres se sientan atraídos por ellas, retrasar al máximo el inicio de la vida sexual de las chicas, prevenir el acoso, los embarazos no deseados… Aunque no se sostiene esta teoría: en Camerún, los últimos datos disponibles del Fondo de la Población de la ONU (UNFPA) revelan que el 30% de las mujeres se quedan embarazadas antes de los 18 años.

Betty Codjie no cree que haya relación entre el planchado de senos y la prevención de embarazos no deseados, tal y como sostiene la creencia popular. «Estos tienen que ver más con la falta de acceso a métodos anticonceptivos», afirma la chica. Las jóvenes como ella saben que deben conseguirlos si van a mantener relaciones sexuales, pero les echa para atrás porque el sexo está mal visto si se trata de una mujer soltera. De hecho, solo el 13% de las mujeres entre 15 y 49 años utiliza métodos anticonceptivos modernos, según la UNFPA. «Te preguntan si es que te vas a acostar con un tío… Todavía hay una cierta moral de que no debes tener relaciones sexuales. Para pedir las píldoras anticonceptivas aún necesitas mucho coraje, y las chicas al final se quedan embarazadas».

En la mayor parte de casos, el planchado lo realizan las madres y los objetos más utilizados son piedras lisas, espátulas, palos de escobas o similares, e incluso cinturones para atar alrededor del pecho. «Mi madre fue a buscar un bastón y me explicó que tenía que golpearme todas las mañanas, al amanecer. Me pareció un poco raro, no lo entendía. Cuando los pechos empiezan a crecer, duele. Así que cuando te golpean, es peor…», afirma la joven. Codjie fue advertida de niña de que cuando le empezaran a crecer los senos, los hombres la mirarían. Que su desarrollo era una manera de provocarlos.

Philomena, de 39 años, usó esta piedra calentada al horno para planchar los pechos de sus hijas. Imagen tomada en Yaundé, Camerún, en 2007.ampliar foto
Philomena, de 39 años, usó esta piedra calentada al horno para planchar los pechos de sus hijas. Imagen tomada en Yaundé, Camerún, en 2007. VERONIQUE DE VIGUERIE GETTY IMAGES

El martirio le duró a Codjie casi un mes con sesiones de 10 minutos cada mañana, pero acabó por rebelarse y dejó de acudir a su sesión matutina de golpes. No tuvo más problemas con su madre. «Ella se dio cuenta de que no me gustaba», reflexiona. Codjie piensa que en su caso no ha tenido consecuencias para su físico, pero en otros casos sí que se presentan problemas físicos y psicológicos a posteriori. Los primeros incluyen dolor, quistes, abscesos, cicatrices, daño permanente en los conductos de la leche, infecciones, fiebre severa, dolor intenso, quemaduras, deformación, reducción o agrandamiento del tamaño de los senos, caída prematura, e incluso la desaparición completa de uno o ambos.

Desde el punto de vista psicológico, se producen sentimientos de baja autoestima y la creencia entre las menores de que no deberían tener senos. «Todas las víctimas que hemos registrado padecían al menos un daño físico y/o psicológico», asevera Catherine Aba Fouda, portavoz de Renata. «Algunas han reportado tener dolores de cabeza, no pueden soportar que su pareja toque sus senos durante su intimidad y otras se han negado categóricamente a amamantar a sus bebés porque el simple contacto con el pecho les produce dolor». Coincide Codjie con esas sensaciones negativas: «No me gusta tocar mis senos o verlos. Simplemente no los encuentro bonitos».

Desde la ley hasta la educación sexual

En el año 2015, el Gobierno de Camerún desalentó la práctica al incluir una disposición en el nuevo Código Penal; en concreto el Artículo 277 establece que quien, de cualquier manera, interfiera con un órgano para inhibir su crecimiento normal, será castigado con prisión de seis meses a cinco años, multas de 100,000 a un millón de francos CFA (entre 170 y 1.700 dólares). «Pero aún no se ha aplicado, varias personas continúan ejerciendo libremente esta barbaridad sin ninguna preocupación», denuncia Aba Fouda.

«La solución es muy simple: abrir un diálogo sobre sexualidad y romper los tabúes al informar a los adolescentes sobre las manifestaciones y los cambios en la pubertad», propone Aba Fouda. Esto es, de hecho, la razón de ser de Renata. «Hicimos sensibilizaciones a través de charlas educativas en escuelas, iglesias, medios de comunicación, comunidad y asociaciones tradicionales interesadas; las estrategias de intervención varían según el entorno y el objetivo. Llevamos a cabo acciones de promoción ante los responsables de la toma de decisiones y esto produjo un resultado alentador».

Tras el escandaloso resultado de 2005, Renata y sus socios técnicos y financieros lanzaron una campaña de sensibilización internacional. Para ella se valieron de quienes llaman cariñosamente aunties, tías en inglés. Son en su mayoría las madres adolescentes que han sido víctimas del planchado a las que formaron para expandir su mensaje en contra de esta forma de violencia en los hogares, las iglesias y los medios de comunicación. Después de muchas intervenciones, realizaron otro estudio en 2012 y vieron que las cifras se habían reducido a un 12%.

Las noticias son bastante satisfactorias en los últimos tiempos porque las familias están comprendiendo la gravedad del fenómeno, y gradualmente abren el diálogo y la comunicación en torno a la sexualidad. «Esperamos continuar con nuestras acciones y deseamos realizar una nueva evaluación, pero carecemos de apoyo financiero», dice Aba Fouda. «Aproximadamente, 1,2 millones de niñas estaban en riesgo en 2013.  Pero desde entonces, esta cifra probablemente habrá disminuido dada la excelente campaña de sensibilización liderada por Renata», abunda el antropólogo Ndonko.

Codjie es también bloguera de moda y cosméticos, y se ha dado a conocer en la comunidad de Instagram de su país. Pero su labor de influencer no se queda solo en las compras. Ya más mayor, decidió compartir su experiencia después de leer en Facebook a una chica contando su caso y recuerda que hasta sus amigas se sorprendieron. «Es muy importante hablar abiertamente porque la mayoría de la gente no sabe de esto», indica. Su objetivo es evitar que otras jóvenes se dejen hacer lo mismo.

Y condena la práctica, desde luego. «No está bien. Como mujer, te van a empezar a crecer los senos y no veo la razón de detener ese proceso o de impedir que el desarrollo prosiga de forma natural; no podemos ir en contra de nuestra naturaleza y el hecho de que sea más por el placer de los hombres me molesta. Es machista, es una forma de opresión para la mujer. Es nuestro cuerpo».

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/07/09/planeta_futuro/1562676612_984314.html

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