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El gran eje iberoamericano: La educación se consolida como el más eficaz instrumento integrador de la región

Por Mario Jabonero Blanco

“Si hubiera que empezar de nuevo, empezaría por la educación”. Esta afirmación, que se atribuye comúnmente a Jean Monnet, uno de los padres de la Unión Europea, quizá premonitoria de actuales dificultades, puede ser útil para reflexionar sobre el momento que vive Iberoamérica como consecuencia de los cambios políticos recientes, las indeseables presiones ajenas que hoy sufre y la necesidad de llevar a cabo un nuevo proceso de integración regional que le permita competir en un mundo cada vez más tecnológico, globalizado y cambiante, para con ello lograr mejores niveles de seguridad y cohesión interna que aporten más bienestar a la región y a sus ciudadanos.

No obstante los recientes esfuerzos realizados a favor de la educación, las evaluaciones internacionales más solventes ponen de manifiesto que la educación de la región es deficiente en calidad y equidad. Sus estudiantes sufren un desfase promedio, con respecto a sus colegas de los países de la OCDE, de dos cursos escolares y el origen social llega a producir un retraso de hasta tres o cuatro cursos en alumnos de la misma edad. La brecha, en cuanto a aprendizajes y competencias, con otras regiones del mundo con las que debe competir es grande, así como insoportables desigualdades educativas existentes entre países y entre ciudadanos: en opinión de los expresidentes de Chile y de México, Ricardo Lagos y Ernesto Zedillo, mejorar la calidad de la educación iberoamericana representa la diferencia entre estancamiento y desarrollo.

Ante situaciones como la descrita, Andreas Schleicher, director de Educación y Competencias de la OCDE, afirma que el empleo, la riqueza, y el bienestar individual dependen solo de lo que las personas saben y de lo que pueden hacer con ello, así como que sin competencias adecuadas las personas terminan en los márgenes de la sociedad, los avances tecnológicos no se traducirán en crecimiento económico y, entre otros efectos negativos, los países perderán el aglutinante que mantiene cohesionadas a las sociedades democráticas.

El incremento de la cobertura es el avance cuantitativo más notable logrado recientemente en Iberoamérica: es ya casi total en educación primaria y básica y se han producido importantes mejoras de escolarización en educación infantil y secundaria. También ha ocurrido algo similar en la educación superior, nivel en el que en breve plazo de tiempo se ha llegado al impresionante número de veinticinco millones de alumnos, con más de tres millones de egresados por año de las miles de instituciones de educación superior existentes en la región.

Es posible tener sociedades más fuertes y desarrolladas con la aplicación de políticas educativas eficaces y eficientes

Logros que se convierten en retos al comprobar que, no obstante mejoras recientes, nuestros países ocupan las últimas posiciones del mundo en las evaluaciones externas estandarizadas de la educación, que persiste una insuficiente cobertura y calidad de la oferta en una etapa crítica como es la primera infancia, y que la expansión de la educación superior se debe en buena medida al incremento desmesurado de una oferta privada que registra un crecimiento líder a nivel mundial, a la que acceden mayoritariamente los hijos de los sectores sociales más favorecidos: los que superan en una alta proporción la educación secundaria, alumnos procedentes de las familias con más recursos económicos quienes, además, también se benefician en mayor medida de la oferta gratuita o semigratuita de las universidades públicas financiadas gracias al esfuerzo fiscal de todos.

En consecuencia, la educación puede ser el eje articulador a través del cual se impulse un nuevo proceso que dé continuidad a una histórica y perseverante vocación integradora subregional y regional iberoamericana y que sea capaz de aportar cohesión y fortaleza a la región, en un contexto mundial cada vez más competitivo e incierto.

Para ello, como defiende un reciente informe del Diálogo Interamericano, es preciso alcanzar un amplio pacto social por la educación cuyas prioridades sean la extensión y mejora de la educación infantil, contar con profesores más competentes, desarrollar sistemas de evaluación de aprendizajes y competencias más creíbles y orientados a la mejora de la gestión, aprovechar la tecnología para mejorar la calidad, hacer que la educación secundaria y terciaria sean más relevantes, es decir acordes con las actuales necesidades de competitividad y empleo, promover un ambicioso programa que combine la internacionalización de nuestras universidades y la movilidad regional de sus estudiantes y contar con sistemas de financiamiento mixtos sustentables y equitativos.

Un pacto construido en el Marco Global de Acción 2030 para el Desarrollo aprobado por Naciones Unidas, a partir de necesidades y expectativas bien identificadas y compartidas de acuerdo con la abundante y rigurosa información disponible, en el que los poderes públicos regionales y nacionales ejerzan las competencias reguladoras que habitualmente han desempeñado y, además, asuman competencias inversoras y evaluadoras comunes. No hay soluciones mágicas ni necesidad de raros inventos: hoy todos sabemos que existen variados precedentes en otros lugares del mundo, válidos para cada contexto, citados con frecuencia como políticas exitosas, que demuestran la posibilidad de tener sociedades más fuertes y desarrolladas con la aplicación de políticas educativas eficaces y eficientes, construidas desde el consenso, que pueden llevarse a cabo en plazos razonables de tiempo.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/03/24/opinion/1490382356_494870.html

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La confesionalidad educativa sigue en España criterios del siglo XIX

Por: Mundiario

La presencia que le garantiza la LOMCE, en continuidad de un pasado privilegiado, no garantiza un  presente educativo mejor, de calidad compartida por todos.

Estábamos en los inicios de la Transición aquel 15.06.1977 y, con la Constitución sin aprobar, votamos libremente. Poco después, ya aprobada la Carta Magna, UCD decidió por Ley de 03.10.1979 y por una secuencia de resoluciones de la Dirección General de Enseñanzas Medias hasta el 24.10.1981, introducir su conocimiento en los Institutos.

A partir de un listado de aspectos principales, los profesores habían de formular el modo que debería tener en el aula. Al inicio  del curso 81-82 los más voluntariosos se animaron a explicar a sus compañeros de Historia la secuencia que entendían procedente, Fue de ver cómo, al alto grado de improvisación, le sobrevinieron las sorpresas. Como que, después del capítulo de libertades y derechos, y de la secuencia de Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, propusieran que, para entender bien la Constitución de 1978, habrían de tratarse “los poderes fácticos”, es decir, la Iglesia y del Ejército.

Pero lo más sorprendente fue que, cuando un docente protestó por entender que en ninguna parte de la Constitución existía tal capítulo, contradictorio con el recién estrenado ordenamiento democrático, otro colega replicara muy airado diciendo: “Ya estamos aquí con la ideología”.

Acerca de “lo fáctico”

Vista desde ahora, 40 años después, esa anécdota no lo es tanto. Mostraba, de fijo, ignorancia de historia constitucional adobada de engrudo fascista, pero, al tiempo, cuando todavía el asalto al Congreso no había tenido lugar, revelaba profunda desconfianza hacia quienes habían detentado tan inmenso poder. En la distancia de estos 40 años, todavía cabe preguntarse en qué medida lo de “fácticos” haya quedado atrás. La transformación del Ejército parece, en general, aceptable por más que su capítulo presupuestario merezca más transparencia. Mas dudoso es, y más contradictorio, que no sea “fáctico” el papel que la Iglesia oficial pretende seguir queriendo ejercer.

Sucede como con el calor: que se habla demasiado del tiempo cuando estamos ante un cambio climático. El apaño hermenéutico que el Tribunal Constitucional se ha esmerado en buscarle al “aconfesionalismo” del art. 16.3 de la Constitución de 1978, se compadece mal con el partido que le saca la Iglesia a su relación con el Estado aunque la creencia religiosa sea otra. Con lo que percibe, a cualquier observador imparcial le costará entender la diferencia de trato que habría tenido si el antónimo “confesional” figurara en ese rango normativo.

El deslizamiento  semántico que percibirá violenta la sintaxis y, sobre todo, la economía de los bienes públicos. La simple atención a lo que sucede en Educación, fuente de abundantes recursos,  permite medir el lapso significativo que pueda haber entre ambos términos y, colateralmente, si la Iglesia sigue siendo poder “fáctico” bajo esta  “aconfesionalidad positiva” en sus pretensiones de amoldar esta sociedad actual según la imagen de su fe.

El sistema educativo español tiene dos aspectos de complementario interés al respecto. Lo que los eclesiásticos reciben por la enseñanza de la Religión en los centros públicos se añade a las cantidades que ingresa por ser titulares de centros concertados. En cuanto a lo primero, cuyo recorrido viene de antes de 1851, es un continuismo poco acorde con la pluralidad democrática. De ahí el título de un buen libro de Antonio Viñao: Religión en las aulas: Una materia controvertida (Morata, 2014).

En cuanto a lo segundo, la continuidad de los privilegios del pasado –y particularmente de la etapa franquista-  se contradice con una enseñanza pública urgida de recursos para atender mejor a sus estudiantes. Razonar que crezca  a cuenta de un pasado inexplicado y descontextualizado, tiene el inconveniente de que expande un código de conducta puramente imaginativo, inútil para afrontar este presente. Y más cuando, desde 2012, la disparidad de recursos ha sido a la inversa del número de colegiales en ambas vías del sistema.

Pretender que se alargue esta situación dispar es tratar de hacer normal  la amplia cobertura legal que el artc. 27 de la Constitución proporciona a la actividad eclesiástica en el sistema y, complementariamente, lo acordado con la Santa Sede en tiempos del democristiano Marcelino Oreja entre 1976 y 1979. Muy “fáctico” es que, en concordancia, Hacienda revise cada año, desde 2006, las cantidades que signan voluntariamente los ciudadanos en su declaración  del IRPF.

Esta vía de recursos del Estado -que sólo firma un 35% de declarantes- aporta unos 250 millones de € a la Iglesia; complementan los estipendios que percibe de sus fieles, y se añaden a diferentes exenciones y subvenciones de los ministerios, autonomías y ayuntamientos. En total,  y al margen de sus específicas actividades cultuales, los recursos públicos que extrae la Iglesia del Estado para sus actividades particulares rondan, según algunas estimaciones, los 11.000 millones de € anuales. A conciertos educativos corresponden –de “facto”- unos 5.010, de los que 600 sostienen las clases de Religión y otros 10 atienden a Seminarios menores.

Modernidad

A estas alturas, este peculiar “aconfesionalismo” económico o su posible variación  no son cuestiones de sagaz “clericalismo” o “anticlericalismo”. Ese enfoque apologético, con negativa carga melodramática añadida, está muy pasado. Sin contextualizar cómo esos ingredientes trufaron en el siglo XIX la pelea por la prepotencia sociopolítica, pretende un relato ahistórico ingenuo, que no explica la muy conflictiva y lenta transición a la modernización del Estado, ni cómo propició el Concordato de 1851 o la presencia episcopal en los debates parlamentarios. Tampoco aclara cómo condicionó la gran pugna del primer tercio del siglo XX en  que el mundo “clerical” salió victorioso tras la Guerra de 1936.

Y menos explica cómo aquel espíritu de “cruzada” impuso su patriarcal criterio “clerical” en lo educativo y cultural prácticamente hasta 1982.  Salvo que se recurra al providencialismo explicativo –antihistórico y azaroso- no se esclarece cómo en 1980 logró aprobar la LOECE, con una gestión peculiar e  idearios de colegios privados amoldados a sus intereses pese a las “subvenciones” que recibía del erario público. Otras tendrán que ser también las justificaciones de las añoranzas de cuando los tiempos eran otros, expresadas en la continuada oposición de las variadas organizaciones eclesiásticas a la LODE (1985) y a la LOGSE (1990) o a la propia LOE (2006), leyes donde puede seguirse la huella de sus protestas.

La dicotomía clericalismo/anticlericalismo tampoco dilucida, en fin, el activismo de 2005 -cuando varios obispos protestaron en la calle- ni el estatus logrado en la LOMCE (2013) para la Religión y la preeminente  “iniciativa social” –frente a la pública- para abrir colegios. A esa descontentadiza actitud permanente, siempre anhelante de presencia absoluta, ocupada en acrecentar su paternalismo social a cuenta de limosnear de lo público, puede llamársele “clericalismo”.  Aunque en el mundo liberal de los negocios temporales, en casos similares suelan usarse locuciones afines al monopolio.

En ese desinhibido ahínco por tejer redes de poder cultivando a grupos influyentes y dominio legal, se generan argumentos de novela negra, pero no existe ahí el “anticlericalismo” de estilo antiguo. Contarlo así es un resabio de poder “fáctico” frente a enemigos imaginarios. Que haya eclesiásticos que se apañan muy bien en ese mullido mundo no hace indispensable que la laicidad necesite voluntades concertadas o contubernios “anticlericales”. Más inteligente sería admitir -puesto que estamos en democracia- la necesidad de que existan ciudadanos interesados en la habilidosa voluntad de apostolado en educación de la Conferencia Episcopal (CEE).

Para una institución que pretende acreditarse por su atención a lo social -que sólo da a Cáritas un 2% de lo que percibe por el IRPF– debiera ser habitual justificar su particular acción pastoral -o, según a quien se dirijan, de “servicio”, “caridad”, ”solidaridad” y “acción social”- sin recurrir a los recursos públicos o, en caso de concesiones específicas, facilitando que el Estado pueda evaluar cómo hayan sido aplicados, pues tiene obligación de atender equitativamente y sin privilegios a todos sus ciudadanos.

En otro tiempo, se dio a entender que esto, por la simbiosis “fáctica” existente, no era relevante. Entre innumerables fetichismos mágicos, casi todos los españoles decían ser católicos y se ajustaban a lo que la Iglesia había oficializado en las costumbres. Pero sin que mediara ningún decreto, ambas realidades difieren mucho. En estos 40 años ha aumentado los que no se sienten católicos -como atestiguan las encuestas del CIS– y, en paralelo, creció la sensibilidad hacia la obligación del Estado –“aconfesional”- en preservar que la diferencial perspectiva de cada cual, religiosa o no, quede a salvo.

Todos los ciudadanos han de poder pensar, expresarse y actuar como entiendan, sin que ello sirva de pretexto discriminatorio que perjudique su expectativa de vida. Por tanto, proporcionar recursos sociales ha de seguir igual criterio en lo tocante al erario público.

Frente a esta democratizadora dinámica social, “cruzadas” y “misiones” ha habido, sobre todo en la etapa de Juan Pablo II y con  Rouco Varela al frente de la CEE, que depositaron expectativas restauradoras en neoclericales movimientos elitistas y herméticos más allá incluso del Opus Dei, como Legionarios de Cristo, Camino Neocatumenal, Renovación Carismática o Comunión y Liberación. El circuito católico de la educación, coordinado desde la Comisión Episcopal de Enseñanza, contabiliza ya 2.449 centros concertados y 15 universidades.

Su objetivo  privatizador dentro del sistema educativo español ha instrumentado su “acción social” –frente a la enseñanza pública que el Estado tiene obligación de gestionar bien- mediante la FERE, el Foro de la Familia, COFAPA, CECE, CONCAPA, EyG, “Libertad de enseñanza”, “Educación y Evangelio”, AESECE, otras organizaciones menores y empresas de carácter editorial como Edelvives, Edebé o SM,  las cuales aparentan la difuminación del cártel educativo logrado en estos 40 años.   Su amplia cobertura publicitaria  en medios como La Razón, ABC, 13TV y la COPE, amén de digitales de diverso alcance neoliberal,  no logra traspasar, sin embargo, el círculo de adeptos que tienden a reproducir “Escuelas católicas” o Universidades como la de Murcia o Pamplona. El afán de notoriedad, buenas relaciones y demostración social es una  línea de emprendimiento y negocio.

Pero no es procedente –en democracia y menos cuando la crisis ha puesto en cuestión este modelo- que los otros ciudadanos deban financiarla con recursos públicos. La caridad episcopal a coste cero no existe y habrá de demostrarse que las electivas afinidades de sus movimientos con los intereses del IBEX-35 o los manejos del partido más conservador, son muy beneficiosas para el común de la ciudadanía.

La búsqueda de estos mecenazgos y alianzas de la Iglesia desde el siglo IV d.C. tiene su lado oscuro. Después de tantos siglos, su gestión “confesional” de la temporalidad debiera haber beneficiado -sin cortapisas al conocimiento- a toda la población. Continuarla ahora con un “aconfesionalismo” opaco, indistinguible de aquel largo “confesionalismo”, es difícilmente sostenible. La diversa presencia estratégica de la Religión en la educación prolonga una conflictividad fronteriza incesante desde que, en 1789, perdió el enorme poder anterior. En Francia, claro, porque los españoles volvimos a revivirlo mucho entre 1936-1978, como si los derechos sociales no debieran existir y la caridad suplicante hubiera de suplirlos.

En Francia, de todos modos, la ley que independizó las relaciones de Estado e Iglesia es de 1905, como cuenta Fernando Álvarez-Uría en la “Introducción” a una reedición reciente de Halbwachs, M., Acerca del sentimiento religioso en Durkhem (Dado, 2017). Aquí, los Concordatos de 1851 y 1953 prolongaron aquel conflicto de intereses casi hasta hoy, en que la Constitución de 1978 -en combinación con los Acuerdos de 1979- solapa, bajo un supuesto “aconfesionalismo positivo”, la consolidación política del Estado Vaticano dentro de España.

Transparencia

Quienes pretextan resentimiento olvidan que el rencor al inevitable pasado no facilita un presente de dignidad y justicia. Favorece en cambio la esquizofrenia creer que el Cielo autoriza a algunos que amarguen a todos la vida en la Tierra. Crédulos de su omnisciencia, estos círculos eclesiásticos suelen caer en la confusión que, por razones que Bourdieu dejó estudiadas, no les deja distinguir -a conveniencia- entre el propter quem y el post quem, como si la causalidad fuera una mera continuidad temporal. De proseguir en el acomodado “aconfesionalismo” sobrevenido de que disfrutan les hará cada vez mas insociables. La alucinación política les hará ver que, por ejemplo, todos han de comulgar con su “libertad de elección de centro”, tan transparente que el gasto público ha bajado un 12% entre 2009 y 2012, mientras el de los conciertos educativos  -donde los colegios católicos son mayoría- no ha parado de crecer  privilegiando a casi el 30% de escolares.

Por otro lado, hacer creer que la situación de 2017 es como hace 40 años o anterior burla igualmente toda libertad y equidad democráticas. No sería la primera vez que confunden el propter quem con el mero post quem, pero las oportunistas posiciones de la jerarquía eclesiástica española, por melifluas que se presenten, no permiten olvidar que, a menudo, han sido intransigentes y ajenas a lo que muchos de sus fieles han vivido.

Historiadores como Willian J. Callahan lo han explicado luce meridiana y, para los últimos tiempos, merece la pena  leer a Ángel Luis López Villaverde: El poder de la Iglesia en la España Contemporánea: La llave de las almas y de las aulas (Catarata, 2013). En todo caso, ni el pasado se enmienda con “impactos”  tan epidérmicos como los que pretende alguna Memoria reciente, ni las supremacías de antaño son las de hogaño. Aquel pasado de prepotencia resiste ahora mal un complicado proceso interno de mutación, más difícil cuando la secularización es creciente.

Para un “pacto educativo” consistente no es buena noticia una CEE orgullosa de un pasado lleno de agujeros de los que no se siente responsable, olvidadiza de su presente sociorreligioso y hostil hacia quienes no compartan sus concepciones del mundo.

Sería una situación excelente, sin embargo, para la humilde coherencia. En Educación, olvidando reminiscentes privilegios como el de la catequesis doctrinal en el currículum: aferrarse a que, en horario escolar, lo faculta la legislación “aconfesional” no se ajusta a la Convención de los Derechos del Niño. O negándose a  la separación de niños y niñas en las aulas y mostrando que no es problema para nadie tener recursos económicos para poder estudiar en sus colegios.

Si con el ejercicio astuto de la presión y el intrigante cabildeo pierde crédito esta modalidad de presunta evangelización, gana puntos si derrocha empeño en zonas rurales, ante la niñez más abandonada o en los barrios humildes, como hizo el cura Millán Santos (+2010) en el barrio de Las Delicias (Valladolid).  Justo lo contrario de exigir al Estado conciertos para atender niños bien cuando en el último Informe de UNICEF  -que reafirma a Cáritas- abundan los pretextos para impulsar sus efectivos vocacionales hacia donde se necesitan.  Un designio educador que pretenda erradicar la pobreza y sus consecuencias es ininteligible que se empeñe en hacer pasar por democrático querer fidelizar a unos pocos –favorecidos- a cuenta del escaso dinero de todos.

En democracia, el inexplicado pretexto teocrático no puede suplantar a la Educación pública erosionando sus recursos. Esa pretensión de puro favoritismo, en cristiano desprecia la moral. Salvo que el P. Arregui se equivocara diciendo, en 1961, que “el monopolio, sobre todo de las cosas necesarias, fácilmente lesiona la caridad”, razón histórica de esa “pastoral”.

¿Conversión?

Los itinerarios educativos para selectos, parciales per se, no necesitan para su “libertad de elección” el recurso a los PGE (Presupuestos Generales del Estado) ni el auxilio de la CEE. La obligación del Estado es con todos, para que la educación sea un instrumento de conocimiento y de posible ascenso social, de cohesión moral y cívica de toda la ciudadanía. A esto ha de orientarse el propter quem o las razones de la acción educativa eclesiástica si no quiere ser una mera empresa de servicios.

Si quiere estar con su “pueblo de Dios”, el aggiornamento de Juan XXIII y su Concilio Vaticano II en los primeros sesenta fueron una auténtica novedad. Hoy, en el post quem de aquella historia esperanzada para muchos, que esas actividades se amparen en interpretaciones laxas de “aconfesionalismo” o en el puro marketing es cada vez más increíble.  Cuando en estos últimos 40 años ha pasado de todo, mejor será abandonar el tozudo cultivo de esos lastres de “lo fáctico” que seguir perdiendo credibilidad.

Fuente: http://www.mundiario.com/articulo/cultura/confesionalidad-educativa-sigue-espana-criterios-siglo-xix/20170622132953092738.html

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Desvertebración educativa.

Por: Saturnino Acosta.

Una única ley educativa y 17 sistemas educativos distintos, con 17 evaluaciones distintas, con 17 resultados distintos, con 17 gestiones distintas y como resultado de los 17 currículos autonómicos distintos, un mínimo de 816 asignaturas distintas en la ESO, ni hablamos ya de los libros de texto, los cuales pueden parecerse de un extremo a otro de España lo mismo que un huevo y una castaña.

Ante la posibilidad de alcanzar un pacto educativo, y tras ya muchas comparecencias en la subcomisión creada a tal efecto, parece que los medios especializados están centrando sus miras en la desvertebración educativa que sufrimos.

En apenas una semana, han salido a la palestra dos cuestiones que cuestionan la cohesión y vertebración del sistema educativo español.

La primera son los hasta ahora resultados en la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad), próxima EBAU (Evaluación de Bachillerato para Acceso a la Universidad), que posibilitan elegir estudios universitarios.

Parece ser que una comunidad cercana, pone en tela de juicio las elevadas notas de ciertas comunidades, como Extremadura y Canarias.

Si bien es cierto que debiera existir una prueba común para un acceso común con una evaluación común, no es menos cierto que la prueba se realiza en concordancia con el desarrollo del currículo autonómico por lo que lo único demostrable que denotaría unas notas bajas, sería que el currículo no se corresponde con la prueba o viceversa, lo cual dice poco de la coordinación existente dentro de la propia comunidad o del desarrollo del currículo en las aulas con quien elabora la prueba.

Si el trabajo es «serio» y «riguroso» (por alusiones a Extremadura y a los extremeños, docentes y alumnos) dentro y fuera del aula, los resultados deben ser favorables, así que !Ole! por Extremadura, sus responsables educativos y sus docentes. La segunda son los libros de texto. El presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y material de enseñanza, en su paso por la subcomisión para el pacto, se ha quejado incluso insinuado dependiendo de qué partido gobierne y el espíritu de cada comunidad, de las múltiples peticiones o presiones recibidas para incluir ésto o lo otro, y la disparidad de los libros de texto en cada comunidad.

Un pacto educativo estatal será papel mojado si las Comunidades no participan, consensúan, asumen y cumplen en los tres ámbitos de concreción educativas.

Fuente: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/desvertebracion-educativa_1017069.html

Imagen:http://o.aolcdn.com/images/dims?thumbnail=2000%2C1000&image_uri=http%3A%2F%2Fi.huffpost.com%2Fgen%2F3237322%2Fimages%2Fn-CAOS-EDUCACION09-628×314.jpg&client=cbc79c14efcebee57402&signature=0bcc803a9cdee963fd0bb791c6c18b8a1476cdbe

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Propuestas para un pacto educativo

Agustín Moreno
Sabemos que el proceso no va a ser fácil. Hay incluso quien dice que un “pacto educativo de todos” es prácticamente imposible si lo negocian solo los partidos políticos aunque sea en el ámbito parlamentario. Y dan razones de peso. Por un lado, la experiencia de los intentos anteriores para este mismo fin demuestra que la intransigencia de sectores conservadores, religiosos y privados impidieron alcanzar a un acuerdo.

Por otro, la existencia de dudas más que razonables: ¿Es posible un pacto con quienes apuestan por una escuela excluyente a través de reválidas, itinerarios y otros mecanismos de segregación?, ¿con los que replantean la gratuidad de la educación con copagos y tasas exorbitantes?, ¿con los que reducen el peso y la calidad de la educación pública en beneficio de la privada-concertada?, ¿con los que han dejado la participación de las familias, profesores y alumnado en algo testimonial?”

Quizá la única manera de superar las dificultades para alcanzar un acuerdo educativo sea fijar los principios y finalidades básicas que debe tener la educación. Y establecer un proceso participativo de todos los agentes implicados: comunidad educativa (familias, alumnado y profesorado), partidos políticos, sindicatos, entidades y expertos, mareas, etc.

La importancia de la educación es múltiple. Su finalidad es conseguir el amor y el gusto por el saber, el desarrollo integral y moral de las personas, la formación de ciudadanos críticos y comprometidos con la mejora de la sociedad en la que viven, la igualdad de oportunidades y la equidad social. Además, el sistema educativo debe contribuir a propiciar una salida de la crisis y un nuevo modelo productivo basado en una mayor cualificación y en el empleo decente de los trabajadores.

Hacer efectivo el derecho a la educación en condiciones de igualdad requiere fortalecer la enseñanza pública. Una empresa de tal envergadura solo pueden hacerla realidad los Estados para garantizar una escuela para todos de calidad y de forma gratuita. La educación es el cimiento de una sociedad y el Estado democrático no puede dejarla en manos de empresarios que fundamentalmente buscan hacer negocio con ella.

Un sistema de educación democrático debe ser consecuencia de un acuerdo social, político y territorial alcanzado a través de un proceso democrático en el que participe la comunidad educativa y todos los interlocutores necesarios. No se pueden pactar unas pocas medidas de maquillaje: la comunidad educativa y la mayoría de fuerzas políticas están pidiendo la derogación de la LOMCE. Una ley que dé estabilidad al sistema educativo necesita participación, debates y consensos que consigan cambiar la dinámica que han tenido las últimas leyes. Por eso, más allá de los formalismos y las audiencias, les pedimos que arbitren la manera de asegurar una participación real en las negociaciones de la comunidad educativa.

Tanto en el contenido como en el procedimiento es un punto obligado de partida el “Documento de bases para una nueva Ley de Educación, Acuerdo social y político educativo, elaborado por una amplia representación de las fuerzas sociales y políticas, colectivos y mareas por la educación pública. Las líneas básicas no pueden ser otras que concebir la educación como un derecho público y un bien común. Debe asegurarse una escuela pública de todos y para todos, con una financiación del 7% del PIB, porque la educación tiene que estar al servicio de la sociedad y no del mercado.

Nosotros queremos creer en ustedes, señorías, en su buen trabajo, en que van a colocar la educación pública como la primera prioridad de este país, que blindarán la inversión educativa porque no puede verse afectada por el artículo 135 de la CE. Traemos propuestas muy elaboradas y nos ofrecemos a participar en todo el proceso de negociación. Sabemos que los efectos negativos de la crisis se concentran en las personas con menor nivel de formación y que la nueva economía y los nuevos empleos deberían requerir una fuerza de trabajo más cualificada. Pero la educación es mucho más que formar mano de obra. La educación es la palanca para la regeneración que este país necesita. Tienen ustedes la ocasión de hacer Historia.

Propuestas para un pacto educativo

  1. LA EDUCACIÓN COMO UN DERECHO
  • La educación pública es la única que puede garantizar que el derecho a la educación sea una realidad asegurando la cohesión social.
  • Oferta suficiente de escolarización pública y gratuita de 0 a 18 años, que garantice que todo alumno disponga de una plaza asegurada.
  • Red única de centros de titularidad y gestión públicas. Red de centros controlada por los Consejos Escolares municipales. Supresión progresiva de la financiación de centros concertados.
  1. UNIVERSALIDAD DEL DERECHO A LA EDUCACIÓN
  • Universalizar la oferta de plazas públicas en Educación infantil de 0 a 6 años, garantizando su carácter plenamente educativo y los requisitos mínimos en cuanto a ratios, titulaciones, espacios, etc.
  • Rebajar las ratios hasta alcanzar las recomendadas internacionalmente y responder adecuadamente a las distintas necesidades del alumnado.
  • Ampliar la dotación de personal docente.
  • Servicios y recursos suficientes para que todo el alumnado reciba los apoyos necesarios y progresar de acuerdo a su ritmo de maduración.
  • Evitar la clasificación y selección temprana del alumnado y garantizar una educación integral. Titulación única al término de la etapa obligatoria, sin perjuicio de una opcionalidad gradual que no implique agrupaciones de grupo-clase homogéneas.
  • Establecer medidas de protección y promoción social.
  • Detección temprana de las necesidades de apoyo y refuerzo para convertir en excepcional la repetición de curso.
  • Red pública de centros integrados de FP con oferta adecuada y suficiente de ciclos formativos, que promueva también perfiles profesionales ligados especialmente al bienestar social y la sostenibilidad ambiental.
  • Extender la red pública de Centros de personas adultas, dependientes de Educación, provista del personal necesario.
  1. EDUCACIÓN INCLUSIVA
  • Organización del centro y del currículo desde la inclusión: docencias compartidas, flexibilidad de grupos, profesorado y otros profesionales ajustados a las necesidades, no segregación por capacidad, sexo, diversidad cultural y social…
  • El carácter plurinacional del Estado reconocerá las peculiaridades de cada Comunidad Autónoma, con sus propias leyes de educación contempladas dentro del marco legal estatal.
  • Plan de medidas para favorecer el éxito de todo el alumnado en la educación obligatoria, concretando actuaciones de apoyo. Incremento de dotación a los centros y zonas con mayores dificultades y/o desventaja social. La equidad es una asignatura pendiente que va más allá que la igualdad de oportunidades, porque se trata de dar más a quien más lo necesita.
  1. CURRÍCULO SIN IDEARIOS PARTICULARES
  • Laico, educación sin dogmas, que respete la libertad de conciencia y elimine el adoctrinamiento. Derogar los Acuerdos con el Vaticano de 1979.
  • Para la vida, reunir e integrar el conocimiento de las ciencias y de sus aplicaciones, las humanidades, las ciencias sociales, las artes, los saberes populares y los que componen la vida cotidiana, de forma que sirva al cuidado de las personas, de la naturaleza y de la vida comunitaria. Construir una ciudadanía informada y crítica
  • Pluricultural, currículo intercultural.
  • Integral, no formulado como listados de contenidos mínimos y compendio de competencias, sino de forma global, integrada y compleja en términos de resolución de problemas, situaciones sociales, ambientales y éticas relevantes. Dar importancia y tiempo escolar al lenguaje musical, el movimiento corporal y la expresión artística.
  • Adaptado al contexto, con amplio margen de adaptación y desarrollo por parte de la comunidad educativa.
  • Que potencie el conocimiento abierto y compartido.
  • No competitivo. No se realizarán pruebas externas que tengan como objetivo la homogeneización del aprendizaje ni la elaboración de clasificaciones.
  • Ecológico, con contenidos ligados a la sostenibilidad, el mantenimiento de la vida y la ética ecosocial.
  1. PROFESORADO COMPROMETIDO Y RECONOCIDO
  • Restituir las condiciones laborales del profesorado que, en los últimos años, han empeorado enormemente: aumento de las ratios, incremento de la jornada lectiva, retrasos en las sustituciones, precarización de las condiciones de empleo e inestabilidad docente. Acabar con el abuso en la figura de la interinidad.
  • Elaboración del estatuto del profesorado, en el que se expliciten con claridad sus derechos y deberes, superando las indefiniciones que existen en el ejercicio de sus funciones. Rehacer los mecanismos de representación y negociación.
  • Integración progresiva en un cuerpo único de profesorado, estableciendo los criterios claros y comunes para una formación inicial -pedagógica y práctica- sólida. Mejorar los procesos selectivos.
  • Formación permanente, desarrollo profesional y práctica docente innovadora e investigadora deben ser reconocidos, dignificados y potenciados al máximo.
  • Son necesarios más perfiles profesionales: orientación, apoyo a necesidades específicas del alumnado, educación e integración social, vertebración de la educación en el ocio…
  • Garantizar la autonomía del profesorado y los centros, así como la participación democrática de la comunidad educativa en éstos, integrándolos en el contexto social. Direcciones colegiadas y revocables.
  1. FINANCIACIÓN
  • 7% del PIB para educación, garantizado constitucionalmente como suelo de gasto.
  • Fondo de compensación educativa que garantice la equidad
  • Gratuidad de la enseñanza básicaentendida en sentido amplio: material, transporte, comedor….

Debe blindarse una financiación adecuada al sistema educativo y no solo por razones de igualdad de oportunidades, de equidad y justicia social, que serían suficientes. También porque es lo más rentable que puede hacer una sociedad. El Nobel de Economía (2000) James Heckman decía que por cada euro invertido por niño el rendimiento es de entre el 7 y el 10% anual a lo largo de su vida; es decir, una rentabilidad mucho mayor que la de los fondos de inversión, añadía irónicamente. Algo que reafirmaba hace unos días el Bank of América Merrill Lynch al decir que invertir en educación es tan rentable como hacerlo en Bolsa y que cada dólar produce un retorno de 10 $. A aquellos políticos que solo miran por las élites en perjuicio de la mayoría social y que apuestan por un país de la mediocridad, habría que recordarles lo que decía Derek C. Bok, que fue durante veinte años Rector de la Universidad de Harvard: “Si piensan que la educación es cara, prueben con la ignorancia”.

(Resumen de la intervención de Agutín Moreno en la Subcomisión del Pacto Educativo). Intervención íntegra de Agustín Moreno (PDF).

Fuente  del articulo: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2017/02/21/propuestas-para-un-pacto-educativo/1848

Fuente de la imagen: https://www.cuartopoder.es/wp-content/uploads/2017/02/Agustin-Moreno-Congreso.jpg
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El pacto y (el 10% de) su reforma educativa

Por:

Al día siguiente de su toma de posesión, el 2 de diciembre de 2012, en el Castillo de Chapultepec, bajo un ritual político al más puro estilo tradicional de la política mexicana, el Presidente de la República, flanqueado por los líderes de los tres –hasta entonces- principales partidos políticos del país (PRI, PAN y PRD), firmaban el denominado Pacto por México, en el cual se establecieron, mediante 3 ejes rectores, cinco acuerdos políticos que dieron origen a las denominadas reformas estructurales y, a la primera, la llamada reforma educativa.

Independientemente que ya no existe un consejo rector, y que su página de “instrumento de comunicación con la población” http://www.pactopormexico.org no ha sido actualizada desde el 8 de mayo del 2013 –ni 3 meses después de promulgada la reforma- vale la pena releer el documento, porque ahí se asientan las promesas de lo que ahora tenemos en materia educativa. En el documento se asentaron 95 compromisos, los del ámbito educativo son 8 y van del compromiso 7 al 15.

En el compromiso 8, aparte de que se le pone el nombre erróneamente al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), establece que se creará un sistema de evaluación integral, equitativo y comprehensivo, adecuado a las necesidades y contextos regionales del país, y lo que actualmente tenemos es un examen único a nivel nacional y que no considera ningún elemento de aprendizaje ni de observación del maestro en grupo. En el calendario de aplicación, se menciona que la consolidación debió de haber culminado a mediados de 2017, pero apenas se ha evaluado al 10% de los docentes del país.

En el Compromiso 11, se firmó que se instrumentaría un programa de dotación de computadoras portátiles con conectividad para todos los alumnos de 5to y 6to (el candidato Peña Nieto prometió el 30 de abril de 2012 entregar computadoras con internet a 16 millones de niños); El 16 de marzo de 2015 el gobierno aseguró que serían 6 millones de tabletas, y finalmente de 2013 a 2016, se entregaron solamente 2´222,998 equipos (el 12.6% de lo prometido en campaña).

En el compromiso 12, se dice que el progreso económico de los maestros sería consecuente con su evaluación y desempeño, sin embargo, a la fecha no se ha cumplido el compromiso del 35% de aumento a los maestros destacados, no se les ha dado acompañamiento a todos los maestros nóveles y a los tutores que si lo hicieron a la fecha no se les ha pagado.

Mediante el compromiso 13 se dejó establecido que se fortalecería la educación inicial de los maestros, apoyando a las normales para que impartan una educación de excelencia, sin embargo, a poco más de un año y medio de que concluya el actual sexenio, las normales están atadas de manos puesto que el único plan que pueden utilizar es el de hace más de un lustro, no hay recursos económicos adicionales, ni tampoco ningún plan de renovación estructural, además de que ahora ni siquiera el ser egresado de una Normal es requisito para presentar el examen de ingreso al servicio docente.

Cuando los políticos están en campaña prometen mucho, cuando llegan al poder cambian y acomodan sus palabras para cumplir a medias y deshacer lo que con tanto esfuerzo se ha construido por generaciones en nuestro país.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-pacto-y-el-10-de-su-reforma-educativa/

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España: El pacto educativo apuesta por un acuerdo político, social y territorial

España/13 de Marzo de 2017/El Economista

La Subcomisión de Educación en el Congreso escuchará a 82 comparecientes, de los que ya han intervenido 15. Dos sesiones a la semana donde habrá tres intervenciones de entidades y expertos. La agenda de quiénes hablarán la semana próxima solo se conoce los viernes de cada semana, por lo tanto, salvo los 18 comparecientes cerrados por consenso, el resto no se saben. Después, cada grupo parlamentario planteará sus sabios en función de la representación en el Parlamento.

El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha afirmado en varias ocasiones que la LOMCE no es tan mala como la pintan algunos grupos. Que su legislatura es la «del diálogo» y por ello, habrá de «mantener lo que funciona y no derogarlo todo» (haciendo alusión a la ley educativa). Esto significa, que desde el Gobierno son conscientes de que la LOMCE no se puede mantener tal y como se aprobó. Méndez de Vigo, ha cedido gradualmente a las exigencias de la oposición y de las comunidades, hasta la suspensión de las evaluaciones externas de ESO y Bachillerato.

Comparecencias

El martes compareció María Isabel Loranca (UGT), que ha pedido que los «requisitos previos» para negociar cualquier pacto pasan por derogar los reales decretos de 2012 de recortes del gasto educativo y por «la inmediata supresión de la LOMCE».

 

Desde UGT han propuesto «un plan de estabilización del empleo interino, que en la actualidad supone un 25% de las plantillas docentes; una inversión mínima de al menos el 6% del PIB en educación». Salvador Benavent (STES) ha indicado que se está produciendo un «desmantelamiento» de la escuela pública con la «excusa de la crisis», además de pedir que se «frene» la concertación educativa y eliminar la asignatura de Religión. Y Alfonso Aguiló (Confederación Española de Centros de Enseñanza) ha apostado por un aumento del PIB en educación y evaluar a los docentes y centros para diagnosticar el sistema y no para hacer clasificaciones «indiscriminadas y estigmatizadoras».

El lunes fue el turno de Jesús Pueyo Val, secretario general de la Federación de Sindicatos Independientes de Enseñanza (FSIE); que apostó «por ampliar la educación obligatoria hasta los 18 años, ofertando en los dos últimos años una formación alternativa para aquellos que quieran abandonar el sistema a los 16».

Antonio Amate, secretario general de la Unión Sindical Obrera-Federación de Enseñanza (Feuso), abogó por «dar excedencia de seis meses» a los profesores que están en las aulas y que conocen la realidad para mejorar el currículum «horroroso» que existe actualmente en todos los niveles. Y José María Alvira, secretario general de la Federación Española de Religiosos de Enseñanza-Titulares de Centros Católicos (Fere-Ceca), que pidió que se limite a «cuestiones pedagógicas, organizativas o culturales». A su juicio, escuela pública y concertada deben ser complementarias, por lo que un acuerdo que solo se ocupe de la pública y excluya a la concertada «no tiene ningún sentido».

El resto de comparecencias han girado en torno a la enseñanza pública y la privada; entre lo laico y lo religioso; entre la figura del Estado y el papel de las autonomías. También coninciden en recuperar el 5 o el 6% del PIB esta legislatura, una ley de financiación que ampare las reformas educativas, otra para las enseñanzas profesionales, como la FP, y un fondo de cohesión entre comunidades. Todos apuestan por un pacto político, social y territorial. Asimismo, los sindicatos y entidades estudiantiles han solicitado retirar también los decretos aprobados durante estos últimos años con el PP, así como desbloquear la oferta de empleo público y que se convoquen nuevas plazas en 2017.

Por otro lado, se ha reprochado reiteradamente a los políticos la utilización partidista de la Educación, y se ha recordado la pérdida de profesores, el recorte en becas, el descenso de ayudas en la compra de libros o el comedor, el aumento de las tasas, el cierre de centros e institutos e, incluso, fusiones de centros.

Elementos nucleares

Los elementos nucleares, a propuesta por el Gobierno y en los que debe basarse el pacto son una escolarización más temprana, el plurilingüismo, así como la innovación y mejora de la oferta en FP y Universidad para adecuarla al mercado laboral. También plantea una nueva gobernanza universitaria y un Estatuto del investigador.

Los portavoces de Educación de los grandes partidos coinciden en que deben ir a un debate sin poner por delante «líneas rojas», que será «difícil pero no imposible» lograr un pacto y que es «absolutamente necesario» llegar a este acuerdo.

Huelga educativa

La Plataforma Estatal por la Defensa de la Escuela Pública, integrada por organizaciones de padres, estudiantes y sindicatos de profesores, convoca hoy una huelga general de enseñanza para denunciar que la LOMCE sigue en vigor y para exigir que el pacto educativo «es solo político y no social». Será la tercera huelga general educativa en la que participan padres, alumnos y profesores. Por su parte, el ministro ha afirmado que quien convoca «es una asociación de padres (Ceapa) y dos organizaciones de estudiante (Faest y Sindicato de Estudiantes), y denuncia que algunos de estos colectivos «han criticado mucho, pero han aportado muy poco».

También, el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey, ha manifestado que respeta la convocatoria, aunque cree que la iniciativa carece de «razones justificadas» en este momento. La portavoz de C’s en la comisión de Educación, Marta Martín, no cree que sea «el mejor momento» para convocar el paro, «en medio de un intento de llegar a acuerdos».

La crispación de las asociaciones se ha agravado por no convocar oposiciones a docentes y no reducir el porcentaje de interinos (20 por cieno de media y un 40% en algunas comunidades).

Fuente: http://ecoaula.eleconomista.es/universidades/noticias/8209188/03/17/El-pacto-educativo-apuesta-por-un-acuerdo-politico-social-y-territorial.html

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No habrá pacto educativo.

Por: Jose Manuel Reinares.

En los albores de la democracia educativa, cuando se estaba gestando la LOGSE y los que ahora peinamos canas éramos unos profesionales imberbes, se oía con frecuencia la expresión de que «cuando la política entra en la escuela, la educación sale por la ventana». Conste que, con posterioridad, la he seguido oyendo.

Hace unos años fui invitado a un desayuno con un candidato a presidente autonómico, en el cual después de la presentación del programa electoral con el que concurría, se permitieron preguntas por escrito del público asistente. Yo le hice una pregunta concreta de si estaba a favor de un pacto educativo en su comunidad y me contestó, no sin cierta sorpresa por mi parte: «¿Pacto educativo?, ¿con quién?, ¿para qué?».

Sirvan estos dos ejemplos para apreciar la opinión no favorable que, en sentido contrario, tiene el mundo educativo de la clase política y de la utilización partidista que ha hecho de la Educación, como de aquélla hacia la necesidad de consenso para superar el enfrentamiento que tradicionalmente ha existido en este campo.

Por ello se debe permitir el escepticismo que nos invade cuando la subcomisión del Congreso de los Diputados ha comenzado en este mes los trabajos para intentar consensuar las bases para el primer pacto educativo de la democracia, fruto más de la fragmentación política que existe ahora en el Congreso, que obliga llegar a acuerdos, que de la auténtica voluntad de los partidos políticos de ponerse de una vez por todas de acuerdo en una ley Educativa que nazca del consenso.

Y es que, como coloquialmente se dice, en la cuestión del pacto educativo «llueve sobre mojado» si nos remontamos sólo a siete años antes, pues es preciso recordar que en 2010 el ministro Ángel Gabilondo, procedente del mundo universitario y despojado por ello de las ataduras partidistas, viendo que la materia de su competencia no se arreglaba con confrontación, sino con acuerdo, impulsó el «Pacto Social y Político por la Educación» entre todos los sectores que tenían algo que decir y, a este respecto, ANPE apostó decididamente por dicho pacto, apoyando firmemente y sin titubeos al ministro en su loable pretensión.

Al final, haciéndonos merecedores del mensaje que transmite el cuadro de Goya «Duelo a garrotazos», el pacto se frustró ante la incredulidad de muchos que creíamos en él, por el enrocamiento de algún partido en un tema clave (el principio de libertad de creación de centros), así como por la oposición a cualquier acuerdo por parte de la cúpula del mismo partido ante la inminencia de las Elecciones Generales de 2011.

También a nivel autonómico han existido intentos fracasados, como el pacto que anunció el exconsejero Abel Bayo en el Parlamento Riojano a comienzos del curso 2015-16 y del que nunca más se ha sabido.

De ahí que estimemos que los fracasos en el consenso educativo se originan cuando los Gobiernos o partidos políticos se empeñan en fijar de antemano el contenido del mismo de acuerdo a los principios que configuran su ideario político, sin estar abiertos o ceder ante posiciones razonables del contrario o ante aportaciones contrastadas y lógicas de expertos, organizaciones sociales y de padres y madres, etc., es decir, a mi entender el fracaso ha venido por querer dirigir el pacto desde arriba, a diferencia de si éste fluye desde la base de la comunidad educativa que sólo quiere tener estabilidad para desarrollar o ejercer el servicio educativo.

Desde nuestro punto de vista urge, por ello, ponerse de acuerdo en cómo remediar los principales defectos de nuestro sistema educativo: la prioridad de la enseñanza pública como garante de la cohesión social y del principio de igualdad de oportunidades, sin que se descuide por ello a la red concertada; el fracaso y abandono escolar temprano; la vertebración y cohesión a nivel nacional; la reversión de los recortes; la formación inicial del profesorado y el acceso a la función pública docente; la protección de profesores y alumnos en caso de conflictos de convivencia en los centros, etc.

Para finalizar, retomando el título de este artículo, pensamos que no habrá pacto educativo si la clase política se empeña en defender exclusivamente su programa electoral, pero, en cambio, si sabe escuchar al contrario o sabe ceder en sus posiciones maximalistas, es probable que se pueda llegar a una nueva Ley Educativa que goce del consenso de todos, tal como ansía el mundo educativo.

Fuente: http://www.larioja.com/opinion/201702/23/habrapacto-educativo-20170223002140-v.html

Imagen:http://cadenaser00.epimg.net/emisora/imagenes/2016/09/20/radio_madrid/1474376600_574020_1474378511_noticia_normal.jpg

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