Por: Abelardo Carro Nava
Aprobada la reforma educativa de 2013, se constituyó la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) y, al Instituto Nacional para la Evaluación de Educación (INEE), le fueron conferidas otras atribuciones que no tenía contempladas desde su creación en los primeros años del 2000.
La resistencia magisterial a la reforma peñaniestista, a través de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no se hizo esperar. De hecho, por esos años, su presencia fue más que evidente durante las discusiones que se tuvieron en las cámaras de representantes de México. Marchas, plantones, manifestaciones, consignas, fueron parte de ello. No obstante, el Pacto Por México había cumplido su cometido: golpear al magisterio como si este fuera responsable directo de las fallidas política educativas implementadas en nuestro país.
Meses pasaron y las evaluaciones para el ingreso al Servicio Profesional Docente y para del Desempeño Docente se pusieron en marcha; la escasa claridad en cuanto al significado que se le asignó a las palabras idóneo y no idóneo–destacado y no destacado, los cercos policiacos y militares que se implementaron en – prácticamente – todo el país para que se realizaran esos ejercicios evaluativos, los resultados ampliamente cuestionados que llevaron a una clasificación del magisterio, la incapacidad de una CNSPD para hacer cumplir la ley – a nivel federal y local – tal y como fue establecida en la Constitución y sus leyes secundarias, propiciaron que cientos de maestros y maestras mostraran su inconformidad y rechazaran una evaluación a todas luces punitiva y, desde luego, a la mal llamada reforma educativa.
La resistencia magisterial aumentó y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación: calló.
Obviamente que, este creciente malestar en el gremio, fue bien capitalizado por algunos actores políticos que buscaban con ahínco la Presidencia de la República, entre ellos, quien hoy despecha desde Palacio Nacional. Según se dijo en Guelatao: el magisterio sería revalorizado y el ejecutivo haría uso de sus facultades para detener las afectaciones laborales y administrativas al magisterio nacional (Animal Político, 2018).
Cierto, la evaluación punitiva se canceló, pero la esencia de la reforma neoliberal de 2013, criticada hasta el hartazgo por propios y extraños, se mantuvo en 2019 cuando se aprobó la reforma a la reforma emanada de ese Pacto. ¿Tendríamos que congratularnos y ser agradecidos por ello? En absoluto. Una reforma, en sentido estricto, es un procedimiento que se realiza con el propósito de modificar, mejorar, enmendar, actualizar o innovar, progresivamente, un aspecto que es susceptible de ser transformado. Consecuentemente, si bien es cierto que la reforma del 2019 enmendó lo relativo a la evaluación punitiva dada la afectación a los derechos laborales de los trabajadores de la educación, también es cierto que, a través de los principios establecidos en la Carta Magna y las subsecuentes leyes aprobadas en 2019, ésta no modificó, mejoró, actualizó o innovó algunos principios con la intención de impulsar una transformación educativa de la envergadura que tanto promueve este régimen. La Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente, solo cambió de nombre.
Y para muestra un botón. Sí, un botón denominado Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM) que, desde que comenzó a operar, ha sido una total y completa decepción.
Aquí algunas razones (pero hay una infinidad de ellas), mismas que en otros artículos he señalado, pero que complemento con otras que he registrado en los últimos días:
–Existencia de un proceso de admisión inconcluso (2020-2021), plagado de inconsistencias administrativas – a nivel federal y local – dada la suspensión de la aplicación del instrumento de valoración de conocimientos y aptitudes a los aspirantes cuyos nombramientos en vacantes definitivas y temporales, se asignaron de manera errónea en las entidades por la falta de claridad de la USICAMM en todo este proceso.
–Violación a la misma ley en el proceso de admisión inconcluso (2020-2021), al eliminar las dos listas de ordenamiento generadas en este proceso (antes de la suspensión de la aplicación del instrumento de valoración) estableciendo una sola lista de ordenamiento.
–Cambios repentinos, y sin fundamento, en las fechas para la aplicación de los instrumentos de valoración sin que haya un respeto al calendario publicado por la misma USICAMM.
–Registros insuficientes para los participantes en los procesos de admisión y promoción. ¿Acaso se pensó que el magisterio no deseaba evaluarse para ingresar o promoverse?
–Errores recurrentes y constantes en la plataforma y, de las cuales, se ha dado cuenta en diversos medios de comunicación sin que la USICAMM se haga responsable de tales errores.
–Rechazo de los aspirantes en los procesos de admisión y promoción, aun y cuando éstos hayan cumplido cabalmente con los requisitos estipulados en las convocatorias respectivas.
–Establecimiento de un horario de servicio de una plataforma de 9:00 a 21:00 hrs., sin que exista un fundamento legal, administrativo o tecnológico que lo justifique.
–Guías de estudio emitidas unos días antes de la evaluación para la admisión o promoción docente y con errores en su contenido y diseño.
–Evaluaciones en línea cuya responsabilidad directa (por el uso de los equipos tecnológicos) recae en los participantes, bajo “normas” absurdas y con criterios de monitoreo y seguimiento, similares a los establecidos por la CNSPD.
–Reportes de incidencias que pueden generarse por la aplicación de los instrumentos de valoración de conocimientos y habilidades, que dejan en estado de indefensión a los participantes dada la responsabilidad que les asigna a éstos la propia USICAMM. ¿Y el SNTE?
–La posible contratación de un prestador de servicios integrales que pocos conocen y que es la responsable del software que se empleará en la aplicación de los instrumentos de valoración.
–Y así, muchas, pero muchas incidencias más…
¿Acaso el que un candidato a la Presidencia haya obtenido una cantidad importante de votos en las pasadas elecciones limita o restringe el derecho a cualquier trabajador de la educación para exigir las condiciones laborales y profesionales que le permitan ingresar, permanecer y promoverse al interior del Sistema Educativo Mexicano?
No todo lo que se diga y argumente es un ataque contra esta figura presidencial o hacia el régimen que ésta representa; los hechos ahí están y son más que evidentes los atropellos que vive hoy día el magisterio.
Si con Peña Nieto la resistencia y rechazo magisterial fue un hecho tangible durante todo el sexenio dados esos atropellos de los que fueron objeto los trabajadores de la educación, ¿de qué privilegio goza el actual régimen o por qué esa resistencia y rechazo dadas las fragantes acciones que la USICAMM viene cometiendo en contra de los profesores noveles y los que ya cuentan con varios años de servicio en el Sistema no se ha observado a nivel nacional?
En 2018, en Guelatao, se expresaron promesas esperanzadoras, hoy, con el USICAMM y sus fallidos procesos de admisión y promoción: solo priva la desesperanza.
Con negritas:
Qué bueno que se aplaudió la llegada de una profesora a la Secretaría de Educación Pública; qué mal que esa misma profesora, conocedora de estos procesos, no tomé cartas en el asunto.
Referencias:
Redacción Animal Político (2018). AMLO promete a maestros reunidos en Oaxaca cancelar la reforma educativa. Animal Político. Recuperado de: https://www.animalpolitico.com/2018/05/amlo-maestros-oaxaca-reforma-educativa/
Fuente: Profelandia