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Incertidumbre educativa.

Por: Euclides M. Corro R.

En su sabiduría ancestral nuestros abuelos usaban muchos refranes para enseñarnos lecciones de vida. Era para que reflexionáramos y llegáramos a entender que muchas cosas tienen su consecuencia en virtud de lo que no hacemos bien; o en todo caso, lo que hacemos mal. Por ejemplo, “tras que el niño es llorón y usted que lo pellizca”. Uno de los tantos que, obviamente, no hay que explicar porque es tan claro “como el agua de tinaja”.

En fin, son muchos y esta no es la oportunidad de hacer una lista de ellos.

Sin embargo, uno de estos casos es la crítica relación entre el Ministerio de Educación y su personal docente.

En nuestra época era impensable un paro de educadores. Es probable que los maestros de hace más de 50 años actuaban más por vocación, pese a sus necesidades, que por sus derechos y aspiraciones en lo económico.

No critico a los de ahora, pero si pondero la actitud de quienes me ayudaron a ser lo que hoy soy.

Hablar de un paro educativo ya ni siquiera resulta ser noticia. Y eso es terrible.

Cuando ya ni siquiera nos asusta que nuestros hijos y nietos pierdan clases por las protestas de los educadores, ¿será que hemos entrado en el túnel de lo incierto porque ya eso forma parte del quehacer diario? Es más, ni las autoridades del país se alarman y es probable que les importe poco si un paro dura poco o muchos días.

Me resulta sobradamente injusto que el Ministerio de Educación, quizás con una exagerada burocracia administrativa, mantenga sin su pago por más de 10 meses a docentes como si ellos no necesitaran de su dinero para enfrentar sus gastos y los de su familia.

Peor aún la indolencia del señor presidente que no ha tenido el coraje de decirle a su ministra que resuelva el problema o que se vaya para su casa. En cuanto a las nuevas amenazas de paro, que los docentes recuerden que hace tres años ganaban solo $600 y que hoy están en $898 y que para el próximo devengarán $1200.

Esto significa que tan solo en cuatro años duplicarán su mínimo salarial. No hay duda que se lo merecen, pero también hay otros sectores de profesionales a los que se les ha negado este mismo acto de justicia.

Es hora que todos hagamos el gran esfuerzo en la dirección correcta; que no es otro que alinearnos en beneficio de los más afectados en esta guerra. Me refiero a los educandos a quienes cada vez se les cierra más el círculo de oportunidades en un mundo que exige profesionales más allá de la excelencia.

Fuente: http://metrolibre.com/opinion/incertidumbre-educativa-bc1

Imagen: http://www.zona54.com/images/Docpanam.jpg

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En educación, amigos o enemigos.

No conocemos respuestas a estas interrogantes y si las hay, por vergüenza y por respeto.

Centro América/Panamá/Fuente: http://laestrella.com.pa/

Por: Antolino Herrera Castillo.

Recordando la pasada huelga de educadores, donde se enfrentaron cerca de 45 000 docentes a los comisionados por el Ejecutivo, más los padres de familia, para negociar una situación que, gracias a Dios, no se prolongó tanto, sino que se superó con el acuerdo del reconocimiento salarial y diferido de $600.00 a pagarse en años próximos a los docentes, nos queda la interrogante, ¿qué ganó el Estado?, que somos todos, ¿qué ganaron los estudiantes, que son siempre los más afectados, y qué ganarían los padres de familia y las empresas que han de contratar a los futuros profesionales que han de cargar sobre sus espaldas el futuro próximo de esta tierrita a que dimos por nombre Panamá?

No conocemos respuestas a estas interrogantes y si las hay, por vergüenza y por respeto, deben publicarse para dar satisfacción a quienes sufragamos, vía impuesto, todos los sueldos y salarios de cada funcionario.

Esto de educar es por demás interesante. No todo el mundo educa ni todos pueden educar de la manera en que se esperen los mejores resultados. ¿A dónde quiero ir con esto? Debemos ser conscientes de que existe un sistema educativo en los cuatro puntos cardinales del país (norte, sur, el poniente, por donde se mete el sol y el saliente, por donde nace). Si creemos que dicho sistema educativo está conformado por el Ministerio de Educación y sus programas, más los colegios particulares, sumados a las universidades públicas y privadas, se nos queda por mencionar a otros participantes como los medios de comunicación, las TV, el medio de prensa escrita como La Estrella de Panamá y La Prensa .

Toda revista, libros o documentos que circulen en nuestro medio forman parte del sistema educativo. Las academias que enseñan ciencias o arte, escuelas de karate o cualquier otra disciplina donde exista un proceso de enseñanza y aprendizaje, está pasando por el escrutinio o lupa de nuestro sistema educativo. Los comunicadores sociales son también parte del mismo. El productor o realizador de programas de televisión, tiene una incidencia determinante en el resultado que venda al público: hombres y mujeres adultas, jóvenes, niños y ancianos.

Llegué a entender que la palabra más importante en una televisora sería programa, porque es lo que va al público. De ahí que el contenido de dichos programas puede tener influencias positivas o perniciosas sobre el televidente. En espacios abiertos de acceso a los panameños, no se puede verter audio y video más propios de cabaré, bares, cantinas o garitos de mala muerte.

¿Puede llamarse educación a esto? De todas maneras el contenido de un programa reseña o habla sobre el cuerpo emocional, sanidad mental, cultura, educación, valores o vocación del sujeto que se atreve a presentar su espléndido producto que, de ser así, no hay nada que objetar. ¿Que piensan las figuras directrices del medio, como las iglesias y los cuerpos académicos? Puede acaso el panameño común, de a pie o a caballo, discernir los mensajes subliminales que provienen de estas mentes no muy bien intencionadas o confundidas.

Quienes generan contenidos que van al público como textos, revistas o programas entre otros, son generalmente como la crema y la nata; individuos versados, con autoridad, con conocimientos del tema a debatir, que les permite segregar o separar lo mejor de cada producción, del cual ha de servirse el lector, radioescucha o espectador, si se trata de una clase o conferencia.

Si solo andamos buscando figurar, sintonía o aumentar los reales a nuestras alcancías, fracasamos todos.

De hecho, hay quienes se refieren al fracaso de nuestro sistema educativo. ¿A qué te sabe esto? ¿Todo está bien en Panamá? ¿Sabes cuántos jóvenes se infectan del VIH cada mes en Panamá? ¿Cuántos son víctimas de las enfermedades sociales? ¿Cuántos andan semidesnudos por las calles, sobre o bajo los puentes? ¿Por qué a unos pocos profesionales les preocupan estas cosas? ¿Dónde están los programas o campañas para remitir el problema? ¿Cómo hay dinero para cargos de asesoría y viajes al extranjero?

Se sugiere educar a la población. Si hay indiferencia del Estado, el rol del padre, madre o tutor es proteger a los suyos. Es un problema de sangre, protege tu sangre, protege tu ADN, de los devastadores, que los hay; los mismos de siempre, los agentes del mal o figuras tenebrosas.

Deseamos mejores días para Panamá.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/educacion-amigos-enemigos/23958289

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Conquistar al público local es objetivo de feria panameña del libro.

Centro América/Panamá/23.08.2016/Autor y Fuente:http://www.prensa-latina.cu/
La XII Feria Internacional del Libro (FIL) de Panamá, abierta aquí, se enfoca hoy con espíritu crítico y de conquista al público local para incentivar el hábito por la lectura, aseguraron sus organizadores.

Orit Btesh, presidenta de la Cámara Panameña del Libro (CPL), define la lectura como la relación íntima entre el libro y el lector, y está convencida de que la mejor forma de incentivar la cultura en la gente es acercándola a un libro regalado, prestado o comprado, según afirmó recientemente en una entrevista.

Cuando tienes el contacto con el libro, se incentiva la cultura. Cuando no tienes acceso al libro, no lo lees. La gente de escasos recursos primero piensa en lo obvio, la canasta básica, el transporte,…’, dijo al diario La Estrella.

No es lo mismo entregar dinero al pobre si no lo educas y no le das las herramientas para salir de la pobreza’, opinó Btesh, quien apoya las exigencias para que el gobierno invierta al menos el seis por ciento del Producto Interno Bruto en la educación, una de las demandas de una reciente huelga del magisterio panameño.

La FIL permanecerá abierta hasta el próximo domingo en la capital panameña, lo que posibilitará el contacto del público con unos 100 mil títulos de 63 expositores, 27 casas editoriales y 15 distribuidoras.

La muestra sesiona bajo el lema Un libro, un viaje a la imaginación y tiene a Estados Unidos como país invitado, representado en autores como Anna Todd, Ken Rossignol y Amanda Filipachi, además del Instituto Smithsonian, que tiene en Panamá una sede de Investigaciones Tropicales (STRI).

La personalidad homenajeada en esta ocasión es el científico panameño Stanley Heckadon-Moreno, investigador de STRI, prolífico autor de obras como Los asentamientos campesinos: una experiencia panameña en Reforma Agraria (1973); Cuando se acaban los montes (1983); Memorias de un criollo bocatoreño (1980) y Panamá: puente biológico (2001), entre otros.

A esta fiesta de las letras asisten, además, representantes de Chile, Colombia, Cuba, España, El Salvador, Guatemala, Jamaica, México, Marruecos, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela y el país anfitrión.

Como parte del programa, se ofrece una programación que incluye talleres literarios, foros sobre temas diversos, espacios dedicados a los niños, obras de teatro y presentaciones musicales.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=20132&SEO=conquistar-al-publico-local-es-objetivo-de-feria-panamena-del-libro
Imagen: http://www.prensa-latina.cu/images/panama-fil.jpg
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Salvaguardar la memoria bibliográfica nacional.

Centro América/Panamá/Fuente: http://laestrella.com.pa/

Por: Luis Pulido Ritter

Entrevista a Briseida Bloise Navarro

En esta edición de Facetas entrevistamos a Briseida Bloise Navarro, quien es promotora cultural, comprometida con el desarrollo de la industria cultural editorial a nivel nacional e internacional. Ha trabajado consolidando las iniciativas para que las políticas de la promoción de la lectura y la producción editorial, formen parte de la agenda pública para proyectar la riqueza editorial de autores panameños en ferias y eventos del libro. Es actualmente encargada del Departamento de Gestión Cultural de la Biblioteca Nacional.

¿CÓMO NACIÓ LA EDITORIAL DE LA BIBLIOTECA NACIONAL?

Surge como un proyecto anhelado por mucho tiempo que además de su propia historia, tiene señas y huellas de publicaciones logradas. En víspera de los 75 años de la Biblioteca Nacional, se logra consolidar este proyecto que esencialmente cumple con los propósitos de salvaguardar la memoria bibliográfica nacional. Esto ha hecho que entre sus proyecciones siempre se haya considerado tener una editorial formal. La oportunidad se da a través de la Fundación Pro-Biblioteca Nacional que se ha empeñado en sostener esta institución como un ente dinámico, actualizado con amplia participación en el acontecer nacional a través de las 59 bibliotecas adscritas y los dos bibliobuses. La mayoría de las bibliotecas en otros países tienen su propia editorial. Esto permite reeditar obras de gran valor histórico, literario, académico. Para concretar este proyecto convocamos un consejo editorial de notables intelectuales panameños: Celestino Andrés Araúz, Consuelo Tomás Fitzgerald, Emma Gómez, Rafael Ruiloba, Gerardo Maloney, Jorge Eduardo Ritter, Margarita Vásquez, Marisa M. de Talavera, Rosa María Britton, Guadalupe de Rivera (Directora Técnica de la BN) y Briseida Bloise (Coordinadora del Proyecto editorial).

¿CÓMO SERÁ SU POLÍTICA EDITORIAL? ¿A QUIÉNES PUBLICARÁ?

La política de la editorial está dirigida en primera instancia a recuperar aquellas obras que son consultadas por el público pero que a duras penas pueden ser adquiridas por los usuarios, porque no se han vueltos a editar. Es fundamental considerar su valor literario, cultural e histórico. Son obras que crean vínculo con la identidad cultural panameña. Esperamos poder con el tiempo ampliar nuestro catálogo, pero en gran medida dependerá del respaldo del público. En primera instancia se realizó un trabajo desde la Sala Panameña que valoró y dio seguimiento a las obras solicitadas por nuestros usuarios y que ya no se encuentran en el mercado. Incluso algunas son obras que no reposan en nuestras colecciones o bien solo existe un ejemplar. Una editorial con varias colecciones, que trate todos los géneros literarios.

¿TIENEN ALGÚN PROGRAMA DIRIGIDO A LAS ESCUELAS SECUNDARIAS PARA PROMOVER LOS LIBROS PUBLICADOS?

Por supuesto. Nuestro mayor anhelo es que logremos que la obra que estamos publicando circule especialmente en las escuelas secundarias. Queremos consolidar un catálogo bien valorado con precios accesibles y de excelsa calidad. De este modo estaríamos supliendo una necesidad que existe. A través de la capacitación docente podemos dar aquellas herramientas que permitirán el aprendizaje de la literatura con los valores agregados que aportan las asesorías técnicas pedagógicas.

¿QUÉ ESPERAS DE ESTA FERIA DEL LIBRO EN PANAMÁ?

Espero como cada año que esta sea la gran fiesta cultural anual de los panameños. Ganar nuevos lectores, afianzar a nuestro público lector, y sobre todo poder cumplir con el público lector de Panamá. Espero que muchos niños puedan venir y que adquieran libros y que leamos, que leamos, que leamos. Que se cumplan las expectativas también de los autores visitantes que muchas veces se convierten en embajadores de este país. Queda demostrado que nuestra feria tiene un gran impacto en la región. Que a pesar de ser chiquita es muy cálida y tiene un buen contenido. Espero que esta feria también cumpla con todos los propósitos para los lectores, escritores, editores y distribuidores.

HABLEMOS DE LA LECTURA EN PANAMÁ. ALGUNOS AFIRMAN QUE SÍ SE LEE EN PANAMÁ, PERO LA PREGUNTA IMPORTANTE ES QUÉ SE LEE, ¿NO TE PARECE?

Sí, definitivamente. Queda demostrado que sí se lee, pero hacen falta políticas culturales. La lectura en Panamá requiere mucho apoyo porque si bien es cierto que existe interés, también es cierto que hay áreas que requieren más atención. Me refiero a los criterios sobre qué leer. Hay que desarrollar este ejercicio de lectura o cómo crear lectores. Cómo inspirar ese amor por la lectura. La gente siempre tiene un libro cerca. Creo que hacen falta políticas culturales que apoyen a los promotores de lectura, a los escritores a los libreros, a los distribuidores. Creo que es importante que el gobierno vea esto como un tema en la agenda del gobierno. La lectura es parte fundamental en la formación integral del individuo.

UN GRAN APORTE LO DE LA EDITORIAL ¿CIERTO?

Gracias por el reconocimiento.

Fuente: http://laestrella.com.pa/estilo/cultura/salvaguardar-memoria-bibliografica-nacional/23956021

Imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/260558_800x600_crop_57afb9224d737.jpg

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La des-educación de Panamá.

Centro América/Panamá/26.07.2016/Autor: Rodrigo Noriega/Fuente:http://www.prensa.com/

Este es un país construido sobre los hombros de los maestros y profesores que nos formaron a todos los panameños. Casi todos los padres y madres fundadoras de esta patria fueron educadores, aunque no hubiesen estudiado el magisterio. Ricardo J. Alfaro, José Dolores Moscote y el propio Manuel J. Hurtado, dedicaron parte importante de sus vidas a compartir sus conocimientos.

Hubo una época donde un título de sexto grado valía como pasaporte a una vida de éxito y sabiduría. Esa fue la era de los grandes autodidactas como Gil Blas Tejeira, Guillermo Sánchez Borbón y Diógenes de la Rosa.

La vocación de servicio de la enseñanza tuvo un desarrollo importantísimo en el devenir del país. Las primeras dos generaciones de educadores eran intelectuales de primer nivel, devoradores de la buena literatura y dueñas de una prosa rica y profunda. Muchos de ellos pudieron optar por diferentes actividades, más rentables y menos sacrificadas, pero la gran meta de construir un país fue un gran imán del mejor talento hacia las aulas de clases. Las siguientes generaciones de educadores marcaron un cambio de género y hacia la mitad del siglo XX, la maestra empezó a dominar el horizonte educativo de la nación. En un mundo sumamente sexista, el magisterio era una de las pocas actividades donde se podían destacar los talentos de valiosísimas mujeres panameñas. Así fueron educadoras desde Sara Sotillo, Clara González, hasta Reina Torres de Araúz, Diana Morán, Ana Elena Porras y, las inolvidables, Aura Emérita Guerra de Villalaz y Esmeralda de Troitiño.

¿Cuándo comenzó a colapsar nuestra educación pública? A principios de la década de 1960, se empezó a reducir la jornada escolar. Una escuela se transformó en tres diferentes colegios. Para mediados de 1970, el devenir natural de la escuela Normal de Santiago, hacia una universidad pedagógica fue bloqueado por la Universidad de Panamá. Los gremios magisteriales, en esa misma década -por razones que explicaremos posteriormente-, se convirtieron en el principal actor de la política de oposición al régimen militar. En 1979 y 1980 organizaron huelgas generales del sector educativo que afectaron tanto a la educación oficial como a la particular. Con apenas dos o tres gremios, se coordinaba a toda la clase magisterial del país.

En el último cuarto de siglo, cada huelga educativa venía precedida de reclamaciones salariales y prerrogativas laborales para el gremio docente. Aparecieron las micro-huelgas de una sola escuela para que “el Presidente de la República acuda de forma inmediata a reparar los servicios sanitarios” o “a limpiar los techos afectados por las palomas”. No se rían, ya que esto es muy serio.

UNESCO tiene una base de datos que documenta la inversión en la educación de los países desde el año 1970 hasta 2015. Esta base de datos revela que en Panamá, durante 1976, invertimos el porcentaje más alto de nuestra historia en el tema educativo. Ese año, el ministro era Aristides Royo y el porcentaje fue de 5.7% del PIB. En contraste, para el año 2011, se alcanzó el nivel más bajo de inversión en educación de nuestra historia, 3.29%, y la ministra era Lucy Molinar.

El esfuerzo nacional en educación ha sido importante. Para que Belisario Porras pudiera expandir la educación primaria a todas las provincias, tuvo que capitalizar al Estado panameño. Esto significó que en 1919 Porras nacionalizó la empresa privada de capital panameño más grande del país, la Lotería Nacional de Beneficencia. En el caso de Harmodio Arias Madrid, el brillante manejo de las finanzas públicas realizado por Martín Sosa, primer Contralor General de la República, no solo permitió crear la Caja de Ahorros, si no también generó los recursos para fundar la Universidad de Panamá. El Tratado Arias Roosevelt, le permitió al presidente Juan Demóstenes Arosemena fundar la escuela Normal de Santiago.

La prosperidad heredada de la Segunda Guerra Mundial facilitó al presidente Enrique Jiménez, expandir la infraestructura educativa y universitaria del país. En la década de 1970, la expansión del Estado y la creación de una economía mixta con grandes empresas estatales generó las riquezas suficientes, para superar, durante casi toda la década, el 5% del PIB. Esa percepción generalizada de prosperidad, que llegaba al país con la reversión del Canal de Panamá, junto con un pésimo manejo político del entonces ministro de Educación, Gustavo García de Paredes, fueron la pólvora que se incendió como parte del gran conflicto docente de esa época.

La descapitalización del Estado panameño impidió, a partir de mediados de 1990, que pudiera dotarse al sistema educativo de los recursos necesarios para dar el gran salto cualitativo en la educación. No es casualidad, que los gremios docentes, nuevamente, salgan a la palestra a reclamar su pedazo de las rentas que produce el Canal de Panamá ampliado. Eso lo hicieron en 1979 con el inicio de la reversión original.

El sistema educativo panameño es una colección amorfa de dos ogros pedagógicos y administrativos: el Ministerio de Educación y la Universidad de Panamá. En ambas instituciones, la relación de docentes a administrativos ha llegado a ser de cuatro a uno en promedio. En contraste, en otros países la relación puede llegar a ser de hasta 15 a uno. Este es el legado de la burocratización de la vida académica. Es mejor ser un administrativo en una oficina refrigerada, que un docente en un campito perdido.

Todo el esfuerzo nacional en materia educativa incluye además al Instituto Panameño de Habilitación Especial, al Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano, al Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos, a cuatro otras universidades estatales, al Instituto Nacional de Agricultura en Divisa, al Instituto Nacional de Cultura, al Instituto Panameño de Deportes, a la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y hasta a la escuela de jinetes del Hipódromo Presidente Remón.

El sistema piramidal de salarios, refuerza la tendencia de hacer más atractivo ser un burócrata, que un buen profesor. Este es el primer tema a resolver. Tanto en el Ministerio de Educación como en la Universidad de Panamá se ha mal entendido el rol de los académicos y el de los administrativos. Existen casos impresionantes de buenos profesores que son también buenos administrativos, pero esta no es la norma, tampoco es deseable. Imagínese que los mejores profesores terminen empujando papeles y sellando documentos, en vez de estar presentes en las aulas de clases.

Un segundo desafío es el vacío institucional en el que deben trabajar los educadores. El acompañamiento académico e institucional para que exista una vida laboral rica y productiva es inexistente. El maestro o profesor es depositado en el colegio en marzo y, luego, en el mes de enero siguiente, con mucha suerte, atenderá un seminario consistente en unas cuantas charlas y unas fotocopias con lo que tendrá que defenderse en el nuevo año escolar.

La parte funcional de la operación de las escuelas es el tributo más grande que existe a la inoperancia administrativa. Supuestamente la plataforma de Panamá Compra, le debe servir a todas las instituciones del Estado para realizar compras y reparaciones menores. Esto, en la práctica, se transforma en meses de papeleos y molestias. Aquí recuerdo una anécdota que me narró uno de mis hermanos cuando visitó un gigantesco complejo hotelero en Las Vegas. A mi hermano Galo le fascinó como todas las mañanas pasaba un técnico por todos los pasillos del hotel cambiando bombillas, arreglando potes con flores, chequeando la alfombra, verificando la pintura, y constatando si las mucamas habían hecho la limpieza. Esa era una tarea permanente que mantenía una operación de alta eficiencia funcionando a perfección. Ese es el nivel de mantenimiento a que debíamos aspirar en el gobierno, y no esperar a que las cosas colapsen, aunque luego la tramitología de Panamá Compra demore seis meses en producir un cambio.

La bandera del 6% del PIB es una aspiración loable y, a la vez, frustrante. En América Latina, Costa Rica, México y Chile, son parte del exclusivo club del 6% al igual que Belice, Jamaica y Trinidad y Tobago. Un experimento mental nos aclara que si le metemos mil 500 millones adicionales al año, no todo se resolvería. Esto es lo que la lógica nos indica. Las escuelas rancho y la falta de insumos son una ofensa a la inteligencia que puede ser resuelta con los recursos que tenemos en la actualidad, pero no lo hacemos por la negligencia administrativa del Ministerio de Educación. Otorgarle salarios a los maestros y profesores de 3 mil dólares al mes, no los va a transformar en los mejores educadores del mundo. Así como iniciativas como Barrio Seguro y Red de oportunidades no acaban con la delincuencia ni la pobreza, porque simplemente se concentran en un solo factor, el monetario. Aumentarle el salario a los mismos docentes sin que nada más cambie, nos garantizará un sistema educativo mediocre.

Los gremios docentes saben perfectamente que aplicar el “¿Qué hay pa’ mí?” con los excedentes del Canal de Panamá, amarra por completo la capacidad fiscal del Estado. Esto impediría que Panamá se ponga al día en el déficit de infraestructura pública o que atendiera la inminente crisis de la Caja de Seguro Social. Si se le hace caso a los educadores ni las comarcas recibirán los fondos necesarios para mejorar su nivel de vida ni los productores agropecuarios podrán adquirir los instrumentos que les permita mejorar su sistema productivo. Adiós a los techos de esperanza, adiós a las letrinas y al agua potable, y adiós a muchas otras iniciativas de Estado.

¿De dónde sale el 6%? Esa es una recomendación internacional que ha sido codificada en distintos documentos de propuestas de políticas educativas. El promedio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) de los 34 países más desarrollados del mundo, es de 5.4% como parte del PIB dedicado a la educación. Alemania gasta 5% y Japón 5.1%, y a ambos países le va de lo más bien. México por otra parte supera el 6% y tiene matanzas de normalistas, un horrible paro educativo en el sur del país por parte de los gremios que se oponen a la evaluación de desempeño y que insisten en prácticas tales como que los nombramientos sean hereditarios, incluso a familiares que no son educadores.

Dinamarca invierte 8% del PIB en educación. Corea del Sur está muy próxima con alrededor de 7.5%. Panamá debía aspirar a estos niveles, y podemos fijarlos como un objetivo de la política de Estado para 2030, fecha para la cual ya nuestro déficit de infraestructura pública, viviendas populares, y otros proyectos estratégicos debe haber sido resuelto. El expresidente de Costa Rica, Manuel Jiménez tiene en su lápida inscrita una de sus frases favoritas: “El mejor país es el que tiene más escuelas”.

Panamá debió seguir ese ejemplo, pero nuestra realidad política y económica es muy distinta a la de nuestros vecinos. Costa Rica evitó exitosamente la descapitalización de su Estado, y tiene un eficiente sistema de seguridad social y de salud. La clase política panameña se dejó llevar por los cantos de sirena de las modas internacionales y apostó a las maquilas y las industrias de bajo nivel tecnológico, incluyendo a los servicios, abandonando la agricultura y la ciencia. Costa Rica apostó al ecoturismo y a la alta tecnología.

El desafío educativo requiere un cambio del modelo de desarrollo del país, del sistema de formación de los educadores, y de la institución que lo administra. La misma pelea entre los mismos actores no nos va a dar nada distinto a lo mismo que ya tenemos.

Fuente: http://www.prensa.com/blogoterapia/des-educacion-Panama_7_4537116244.html

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