El día ha sido largo. El trabajo es una absoluta locura y desde que esta maldita pandemia ha asolado a la humanidad, todo ha cambiado de forma precipitada confundiendo y revolviendo nuestra realidad común. Son ya ocho, nueve, quizás diez horas las que hoy has pasado delante del ordenador en una habitación minúscula alquilada a cada año que pasa un poco más lejos del centro de la ciudad, un poco más apartado de lo que fue tu vida, tu barrio, las ilusiones propias de un joven que se quería comer el mundo y ha terminado devorado sin piedad por la sociedad. Realmente ya no sabes si Néstor y Ana, tus nuevos compañeros de piso, son personas que valga la pena conocer o no, tu interrelación con ellos no ha pasado en esta ocasión de un par de cervezas compartidas los primeros días, charlas acerca de las tareas comunes en este piso al que solo un irremediable optimista o un cretino podría llamar hogar y las típicas discusiones acerca de los gastos y la pesadumbre que cada inicio de mes viene acompañada con numerosas facturas que pagar puntualmente si no quieres arriesgarte al vértigo del fracaso y la pobreza.
Realmente sabes bien que no es propio del ser humano reducir tu socialización a esos parámetros, pero tras interminables mudanzas y sus posteriores decepciones inevitables cuando el sueldo recorta tus posibilidades de vida, tras el baile de compañeros de habitáculo que hace que cueste demasiado intentar ganarte la confianza o considerar amigos a personas a las que ahora apenas ves cuando entras y sales del portal o a las que intuyes por sus ruidos alguna noche, la apatía ha terminado ganando terreno a la humanidad. Por ello, sentado ante el ordenador reflexionas acerca de como todo esto comenzó mucho antes de que el virus hiciese acto de presencia, puede finalmente el Covid simplemente sea un síntoma de la verdadera enfermedad capitalista, un aviso, una última oportunidad… Se te está yendo la pinza, es eso. Te levantas, sales al salón y tras lavarte la cara con agua fría y comprobar tus ojeras frente al televisor, piensas en que quizás necesites comer algo, olvidar la presión del curro para que entregues cada vez mejores resutlados en menos tiempo y la sensación de que quizás seas el siguiente de tus amigos en pasar a engrosar la lista del paro. Todos han caído uno por uno, todos han visto como sus carreras, sus másteres, sus academias de idiomas y toda la mierda que nos vendieron como un éxito asegurado, no son más que una delicada rama a la que agarrarse mientras el suelo se deshace bajo nuestros pies. Solo los niños de papa tiene el futuro asegurado, solo la herencia de una clase social privilegiada puede aportar tranquilidad a un mundo demasiado líquido, demasiado inestable, demasiado desigual.
Hace mucho que no follas, hace mucho que no sales, hace mucho que no sientes, que no vives, que no eres realmente feliz, si es que alguna vez has llegado a serlo… Pero te han dicho que eso es lo adecuado, lo moderno, lo cool, navegar por una indefinición constante, “surfear la vida” e inventarte mil excusas oportunamente esgrimidas cada vez que acudes a un garito demasiado extraño y demasiado caro en el que nadie te entra diciendo que es fontanera, electricista o secretario, todos sus trabajos contienen mucha creatividad aderezada con anglicismos que esconden la profunda precariedad y tristeza de nuestras vidas. Sexo rápido, empleos rápidos, alineación instantánea y comida basura eficazmente puesta a nuestro servicio con una simple Aplicación electrónica. Sabes que es una mierda, una vía rápida para la explotación laboral y que algún otro pringado como tú a estas horas estará recorriendo la ciudad a toda pastilla para entregar una caja de condones a un par de críos que se han conocido por Tinder, la cesta de la compra a una anciana cuya interacción social se reducirá a esos escasos segundos de contacto visual con algún repartidor o una hamburguesa pasada, repleta de colesterol y demasiado cara destinada a ser engullida en soledad por algún fracasado. Ese es tu papel, un actor secundario en esta cadena de consumo sexual, social y alimenticio.
Hubo un tiempo en el que te consideraste un joven sofisticado, concienciado y comprometido con la sociedad, un simpatizante o incluso activista de izquierdas, por aquel entonces ni se te pasaría por la cabeza participar de esta clara máquina de explotación capitalista que fomenta la esclavitud moderna encadenando a un trabajo precario a miles de riders sin apenas derechos, por aquel entonces te calzarías las deportivas, un pantalón viejo, pero que te hacía sentirte cómodo, y saldrías a la calle a tomar algo y cenar a base de tapas. Quizás conocerías a alguna persona interesante, terminarías en un pub del centro y posteriormente camino a un after o a una casa de una desconocida a la que llamarías al día siguiente para continuar la charla acerca de los cambios sociales o literarios que ambos considerabais imprescindibles la noche anterior. Puede que todo eso se haya ido a la mierda con la pandemia o simplemente puede que ya estuviese muerto antes, la lluvia, la nevera vacía, el menú con patatas y bebida o mil excusas oportunamente desplegadas ante nuestros ojos a las que agarrarnos, para no admitir que el trabajo te está matando, para no gritar que no soportas a tu jefe y que no es que no lo soportes por sus exigencias y su pedantería, no solo por eso al menos, no lo soportas porque ese maldito cretino te está chupando la sangre sin ser otra cosa que un alienado más en esta cadena, un pobre diablo que solo obedece órdenes para poder comprarse el nuevo modelo de Audi y quizás irse de putas algún fin de semana con los jefes de las demás secciones. Vamos, nadie en este maldito edificio tiene tiempo para una familia, nuestra vida se basa en el consumo, en fomentar el consumo de otros peones del tablero, en consumir nuestro talento en un trabajo repetitivo y mal pagado, en consumir nuestro tiempo, nuestra vida, otros cuerpos, comida basura, el planeta… Todo se reduce ya únicamente al consumo.
La comida está tardando demasiado, enciendes la televisión y las cifras de muertos y contagiados bailan ante tu presencia en la pantalla, una fiesta de jóvenes adinerados, un alcalde que se vacuna saltándose su turno, burlas por la eficacia de la vacuna rusa en un nuevo capítulo de la guerra fría, acciones de alguna farmacéutica que suben ante el anuncio de su poco aprecio por la ciencia o la salud humana, mentiras del gobierno, mentiras de la oposición y un repartidor de Deliveroo que esa noche sin embargo llevaba un cajetín de Glovo y que ha perdido la vida al estrellar su moto contra un camión de basura mientras llevaba una hamburguesa pasada, repleta de colesterol y demasiado cara destinada a ser engullida en soledad por algún «fracasado». Ese ha sido su papel, el de un actor secundario en esta cadena de consumo sexual, social y alimenticio que termina en el frío asfalto de la capital mientras la vida sigue, mientras las compañías buscan a un sustituto y se desentienden rápidamente de la responsabilidad por el accidente. Mientas el ministerio le da vueltas a una problemática laboral que está muy clara, pero que nos quieren hacer creer que realmente es compleja. Mientras la esclavitud vuelve, mientras el ejército industrial de reserva crece y la rabia aumenta, mientras tú esperas tu hamburguesa y un enfermero jubilado intenta reanimar sin éxito durante más de 30 minutos a un trabajar 48 años que se suma hoy a las víctimas de la pandemia capitalista. Esa es hoy nuestra sociedad, demasiado rápida, demasiado distópica y muy poco humana.
Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/nuestras-vidas-se-nos-consumen/
El Congreso Nacional Indígena decidió por asamblea acompañar la gira del EZLN en distintos continentes y pasar a la ofensiva ante el nuevo panorama político que impulsa megaproyectos energéticos e impone un reordenamiento territorial enfocado en las ganancias
“Ya pasamos a la ofensiva”, me dice un delegado nahua campesino del Congreso Nacional Indígena que asistió a la Quinta Asamblea conjunta con el Concejo Indígena de Gobierno, en medio de la pandemia por covid-19. Fueron dos días de reunión con 180 participantes; representaciones de la mayoría de los pueblos que integran esta red de pueblos, comunidades y barrios.
Ya estando ahí, se rompieron las barreras sociales que la covid ha provocado. La reunión fue en un territorio recuperado en el Ejido Tepoztlán, Morelos. La Quinta Piedra. Se la arrebataron a quien primero cometió el despojo, de apellido Salinas de Gortari. Solo permitieron que dos representantes de cada pueblo estuvieran presentes.
Al principio muchos sintieron nervios por la pandemia. Poco a poco el ambiente se normalizó con el cuidado mutuo siguiendo las medidas sanitarias y uso de cubrebocas. La invitación del EZLN a acompañar el recorrido por varios continentes y la situación de crisis que vivimos, que es mucho más aguda en las comunidades en resistencia, obligaron al CNI a salirse de la virtualidad y tomar acuerdos cara a cara.
Morelos está en semáforo rojo por la covid. También por los megaproyectos. Por eso fue simbólico que realizaran esta toma de decisiones colectiva en Tepoztlán. Ahí el gobierno de la autonombrada 4T impone la Central Termoeléctrica de Huexca y con ella la culminación del Proyecto Integral Morelos.
“La imposición del Tren Maya, que va aparejado de la construcción de 15 centros urbanos, del Corredor Interoceánico Salina Cruz-Coatzacoalcos, que contempla 10 corredores urbano-industriales, y del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México-Parque Ecológico Lago de Texcoco, junto con el Proyecto Integral Morelos, buscan el reordenamiento del país de acuerdo a los intereses económicos del gran capital. Del mismo modo es muy grave el proyecto de construir, para beneficio de diversas empresas extranjeras, tres termoeléctricas -una de ellas ya está concluida-, una red de gasoductos y una megacentral para almacenar combustibles en la cuenca del Río Santiago, al sur de Guadalajara, lo que adicionalmente ocurre en una de las regiones más contaminadas del país; a lo que habría que agregar el proyecto Canal Centenario, actualmente ejecutado por la Guardia Nacional, que en Nayarit pretende trasvasar los ríos San Pedro y Santiago. La minería a cielo abierto amenaza del mismo modo a cientos de territorios de pueblos indígenas ocupando la misma fórmula de división, despojo y destrucción de nuestras comunidades”.
“El capitalismo en su desarrollo incesante está llevando a la locura a las sociedades humanas, está propiciando la destrucción de las condiciones de la vida humana, como lo hemos señalado durante el recorrido de la compañera Marichuy con el CIG y los Zapatistas una y otra vez ”, asegura Carlos González, y hace énfasis que es uno de los puntos medulares de la reflexión colectiva de la Quinta Asamblea, en entrevista con el periodista Rubén Martín.
Es importante la grieta que abre el zapatismo para denunciar el despojo.
Tanto en las cinco mesas de trabajo como en la plenaria, el CNI decidió que una comisión conformada por mayoría mujeres asistirá al recorrido junto con el EZLN por cinco continentes. No solo eso. Acordaron integrar una comisión de cuidado de las familias que quedan, mientras las compañeras atienden la convocatoria.
De acuerdo con la socióloga y antropóloga social Márgara Millán, quien también asistió a la Quinta Asamblea, esto es un avance cualitativo en el modo de organizarse del CNI. Asumir los cuidados de manera colectiva es resultado de la experiencia vivida durante el recorrido de Marichuy, además de la impronta lograda por las mujeres zapatistas que han encabezado encuentros organizativos fundamentales.
Lo que Millán refiere como avances, el integrante nahua campesino del CNI lo expresa como pasar a la ofensiva, a través de activar el cuidado. Es el cuidado del campo, y el cuidado de las compañeras lo que predomina en las discusiones. Es no solamente denunciar, sino accionar. Suscribir la iniciativa Zapatista por la vida es participar en las actividades y profundizar las luchas de resistencia anticapitalista.
Fuente e imagen: https://piedepagina.mx/cni-advierte-reordenamiento-del-pais-en-contra-de-los-pueblos-indigenas/
La educación no se puede llevar a cabo sin que haya paz. La educación no puede hacerse sin que los niños tengan acceso al agua potable.
“La educación debe regenerarse, debe ser una educación en la que debe haber cada vez más un pacto social, que es indispensable poder organizar entre las comunidades, entre los individuos. Ya no se deben presentar estos temas de poder… este juego de poderes que existe, en el que una pequeña minoría que tiene el poder a nivel mundial y que impone a los demás sus criterios, justamente hay que cambiar esto. Y para que esto cambie, se requiere que la mayoría de la población reciba educación; pero una educación con pensamiento crítico y una buena capacidad de resiliencia”. Así lo afirmó la Relatora Especial de la ONU para el Derecho a la Educación, Koumbou Boly Barry, en entrevista con CLADE.
En la entrevista, la Relatora habló sobre la situación del derecho humano a la educación en América Latina y el Caribe, en el contexto actual de la pandemia del COVID-19, así como sus proyecciones para los próximos años y afirmó que, si bien ya conocemos la primera parte, “aún no conocemos todas las consecuencias de esta COVID-19 sobre la educación”, tanto desde el punto de vista de la calidad, como de la gobernanza y del acceso para los grupos más marginalizados. Ya antes de la pandemia se contaban mil millones de seres humanos analfabetos en el mundo, en su mayoría mujeres, y personas en situación de desventaja: refugiados, migrantes, familias pobres y otras minorías con necesidades específicas, señaló.
La COVID-19 reforzó las desigualdades en varios niveles, pero de manera escandalosa en la educación, donde “más de mil seiscientos millones de estudiantes, de todos los sistemas juntos, a nivel mundial, abandonaron las aulas porque hubo que cerrar bastante rápido las escuelas”. En eso, acotó, América Latina no fue una excepción, ni en cierres de las escuelas, ni en todo lo que esto implica, de no acceso y no efectividad de los procesos de aprendizaje. Es más, ella estima que todos los temas relacionados con las desigualdades van a agravarse aún más, tanto por los recortes de financiamiento como por el aumento de la violencia o el hecho que, al quedar fuera de los establecimientos educativos, muchos niños y jóvenes quedan a merced de traficantes de droga y de todo tipo.
Sin embargo, Barry considera que no todo el panorama es negativo y que hay importantes iniciativas ciudadanas en marcha: “América Latina tiene ese espacio en el que hay organizaciones como por ejemplo la CLADE o la Campaña Brasileña por el Derecho a la Educación”, que han presionado para el aumento de los recursos presupuestarios, lo cual “es realmente para mí una victoria de la sociedad civil a este nivel; y esa es también la esperanza, para mí es el potencial importante de América Latina, la fuerza de lucha de sus ciudadanos y ciudadanas que están movilizados y organizados”.
Derechos interrelacionados
En su último informe, publicado en julio pasado, la relatora afirma que el derecho humano a la educación está interrelacionado con otros derechos, como el de agua y saneamiento básico. Al aclarar esta relación la relatora explicó que se enmarca en la interdependencia de los derechos: “por ejemplo el derecho a la salud, el derecho al agua potable, el derecho a una vida decente, el derecho al desarrollo, todos los asuntos relacionados a la no discriminación, pero también al fortalecimiento del estatus de las mujeres y niñas, el derecho a la alimentación, el derecho a la seguridad, etc.”, que son necesarios para garantizar el derecho a la educación. O sea, “la educación no se puede llevar a cabo sin, por ejemplo, que haya paz. La educación no puede hacerse sin que los niños tengan acceso al agua potable. Cuando no hay agua potable en las aulas, y cuando no hay baños, y sobre todo baños separados para niñas y niños, esto tiene una gran incidencia, sobre la asistencia y también sobre la calidad de la educación”.
Cuando hay niños y niñas en estado de malnutrición, ello afecta su capacidad de aprendizaje, entonces “se puede ver que de cierta forma hay una relación entre el derecho a la alimentación, el derecho al agua potable; y sobre todo que el contexto del COVID-19 hace que el problema sea mucho más visible, por no decir mucho más escandaloso”, recalcó la relatora, considerando que, para luchar contra el COVID hay que lavarse las manos a menudo. Significa que todas las escuelas tengan puntos de agua potable y también jabón, como equipamiento mínimo, temas que se deben discutir con el servicio de salud cuando una escuela va a reabrir.
Para tomar estas decisiones, la relatora considera indispensable hablar con las familias, con las comunidades. “En mi último informe sobre la interconexión entre el derecho al agua, el derecho al saneamiento, pero también el derecho a la higiene y sobre todo a la higiene mensual para las niñas, propuse que se hiciera un enfoque desde los derechos antes de volver a abrir las escuelas. Es la lección fundamental que podemos sacar del impacto del COVID19 sobre el sistema educativo. Es la capacidad de los actores de dedicarse a trabajar a la vez a nivel local, pero también a nivel nacional y a nivel internacional para asegurarse justamente de que exista el diálogo y que se tomen buenas decisiones tomando en cuenta las opiniones de todos los actores”. Para ello, enfatizó que los gobiernos dialoguen con la red de sindicatos de profesores, dialoguen y los escuchen, antes de tomar decisiones y definir orientaciones.
¿Cómo garantizar la educación en el contexto de la pandemia?
En el contexto de la pandemia, una de las grandes cuestiones es la realización de las clases en modalidad no presencial. Muchas niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos en la región tienen dificultad para seguir sus estudios, sea por no tener acceso a una buena conexión de internet, o no tener un ambiente propicio para el estudio, entre otras cosas. La pregunta entonces, es ¿cómo garantizar el aprendizaje en este contexto? y ¿qué medidas deben tomar los gobiernos para garantizar la educación?
Koumbou Boly Barry recuerda que prácticamente todos los Estados de la región han firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, lo que implica que están obligados a garantizar el derecho a la educación. En tiempos de pandemia, esto significa garantizar la educación a distancia. El COVID reveló que el sistema educativo ya funcionaba con desigualdades —incluso en países ricos— y ello implica que, en las familias que no tienen una vivienda decente, los niños no disponen del espacio necesario para poder aprender; o familias pobres no logran comprar la línea de internet, o no pueden pagar la electricidad; o el caso de refugiados, viven en lugares donde es difícil conectarse; y además, se agravaron los casos de violencia intrafamiliar. En tal sentido, considera que es muy importante la transparencia y la rendición de cuentas del Estado y que, “la sociedad civil debe seguir haciendo este trabajo para obligar al Estado a cumplir con sus obligaciones mediante acciones de comunicación, mediante acciones de diálogo, mediante acciones de interpelación”.
No obstante, la relatora reconoce que el COVID19 también presentó oportunidades: dio pie a decir que el aprendizaje debe enfocarse en el niño, en el estudiante. Asimismo, se mostró la capacidad de innovar y adaptarse con flexibilidad: donde no había internet, en el campo se usó la radio; o en la ciudad la televisión; en otros casos se usó incluso documentos, por ejemplo, para niños con alguna discapacidad. Además, señala, reveló la capacidad de las mujeres para organizarse, sobre todo en América Latina, para hacerse cargo de la educación de los hijos en casa, y pienso que esto también es una gran lección que aprendimos del COVID. Y por último, mostró la creatividad de los y las docentes, quienes cuando se cerraron las escuelas y las instituciones educativas, se organizaron bastante rápido, y cada profesor y cada profesora tomó iniciativas individuales para asegurarse justamente de que, de alguna manera, se pudiera seguir ayudando a los niños a aprender. “Eso es una gran lección que hay que valorar: es el rol del docente. El docente es creativo, pero hay que darle sus espacios y sus oportunidades, escuchándolo más”.
Con respecto a la reapertura de las clases presenciales, Barry opina que va a ser indispensable que los Estados coordinen con todos los actores: la red de sindicatos de profesores, los padres, los estudiantes, la comunidad, la administración de la escuela; también con los otros ministerios que están a cargo, por ejemplo, del agua, de la salud, de la vivienda, etc. “Para mí, es esa capacidad de tener un enfoque holístico en términos de derechos humanos porque estos derechos son interdependientes y relacionados entre sí, que la coordinación debe realizarse a nivel nacional pero también de manera intrínseca al nivel de las municipalidades y de las escuelas… Sin este diálogo y sin esta coordinación, es peligroso abrir o reabrir las escuelas o instituciones académicas”. Y otro componente importante es el apoyo psicosocial, porque el COVID19 provocó mucho estrés y mucho miedo.
Por último, con respecto a las estrategias que los movimientos sociales, organizaciones e instituciones nacionales, regionales e internacionales deben tomar para que el derecho a la educación sea garantizado, la relatora enfatizó en el rol crucial de la sociedad civil. “Mencioné antes los asuntos de las relaciones de poder, en que una minoría impone sus puntos de vista a los demás. Pero son también los que tienen la mayoría de las riquezas a nivel mundial, cuando vemos a la gran mayoría estancada en la pobreza… Pienso que a la sociedad civil le corresponde poder a la vez continuar este trabajo de diálogo político con los gobiernos, de presión también, para asegurarse, por ejemplo, que los docentes que reivindican sus derechos no sean encarcelados; es indispensable que los estudiantes no estén en la cárcel, porque tienen derecho a expresarse, tienen derecho a la palabra, tienen derecho a defender los intereses intrínsecos de su cuerpo. Pienso que este es el rol de la sociedad civil: seguir haciendo este trabajo de diálogo, de información, de comunicación, pero también de propuestas al gobierno, porque la sociedad civil es capaz también de implementar acciones concretas en terreno, en términos de innovación educativa e innovación pedagógica”.
En tal sentido, Barry concluyó la entrevista afirmando que “en esto la sociedad civil tiene un rol fundamentalmente importante, y de verdad quisiera reconocerlo una vez más y felicitarlos, y darles aliento y apoyo para que sigan en este camino”.
Entrevista realizada por CLADE y editada por ALAI.
Conferencia virtual en el Congreso Pedagogia 2021 – 03 de febrero de 2021, La Habana, Cuba
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Desde la Segunda Guerra Mundial, en la década de 1940, no hay noticias de que alumnos y profesores se hayan visto obligados a quedarse en casa durante tanto tiempo.
Datos de la UNESCO muestran que la pandemia ha afectado a más de 1500 millones de estudiantes en 188 países, lo que representa el 91% de los estudiantes del planeta.
En América Latina, el cierre temporal de las escuelas ha afectado a 160 millones de alumnos, según estimados de la UNESCO.
Este confinamiento expuso aún más el agravamiento de las desigualdades sociales. La UNICEF estima que 370 millones de niños pueden haber sido privados de una alimentación adecuada debido al cierre de las escuelas.
El sistema escolar mundial no estaba preparado para lidiar con los efectos de una enfermedad que nos exige distanciamiento físico y aislamiento social por un largo período.
La educación tuvo que pasar del universo presencial al virtual, viéndose obligada a recurrir a nuevas herramientas tecnológicas que permiten la educación a distancia. En muchos países los alumnos, en especial los que asisten a las escuelas públicas, no disponen de los recursos necesarios para acceder rápidamente a las tecnologías de las comunicaciones.
Incluso para aquellos que disponen de esos recursos, también les ha resultado difícil adaptarse a la nueva realidad digital. No es muy confortable soportar 40 o 50 minutos de clase remota a través de la pequeña pantalla de un celular… y peor aún, sin la posibilidad del contacto directo con el profesor y los colegas.
Para muchos jóvenes la educación a distancia carece de incentivos, lo que provoca el abandono escolar y la mayoría de los profesores no estaban preparados para impartir clases a distancia.
En muchos países, como en Brasil, se observó que la permanencia en casa por largos períodos proporcionó el aumento de la violencia doméstica y en el caso de las adolescentes, el embarazo precoz.
La enseñanza a distancia se diferencia mucho de la enseñanza presencial al reducir la interacción profesor-alumno y dificultar la relación de ayuda mutua didáctica entre los estudiantes.
Para los escolares que asistían a la escuela a tiempo completo, la casa era principalmente un lugar para la convivencia familiar y el descanso, muchas veces en un espacio reducido debido al número de personas que lo habitan, por lo tanto, la educación a distancia no siempre logra atraer la atención requerida. Esto se agrava cuando se trata de alumnos de educación infantil y primaria, período en el que se desarrolla el proceso de alfabetización.
El déficit en las habilidades básicas como la lectura, la escritura la suma y la resta se incrementa. Esta interrupción del aprendizaje también afecta en gran medida a los estudiantes que están finalizando el curso, lo que dificulta el ingreso al mercado laboral.
La pandemia también mostró cómo, en general, las familias eran ajenas al aprendizaje escolar de sus hijos. De repente, los padres debían interesarse por los contenidos didácticos y además improvisar para ser auxiliares de los profesores.
Sin embargo, esto no siempre es posible. En los países periféricos, muchos adultos tienen menos nivel escolar que sus hijos. Los padres no se sienten preparados para ayudarlos con las tareas escolares. Y ocupados con el trabajo a distancia y los quehaceres del hogar hay padres que no tienen tiempo para acompañar y ayudar a sus hijos con los deberes escolares. No obstante, ahora le han dado más valor a la escuela y al trabajo de los profesores.
La familia clave en tiempos de pandemia
Resignificar la educación
La desigualdad social influye significativamente en el acceso a las tecnologías de la comunicación. Hay estudiantes que ni siquiera tienen condiciones para conectarse a internet. La exclusión digital es un nuevo fenómeno social y es ya considerada una violación de los derechos elementales. En el caso de Brasil, por ejemplo, apenas el 57 % de la población tiene una computadora capaz de ejecutar los programas más actuales y el 30% de las viviendas no tiene acceso a internet cuestión indispensable para la educación a distancia según (IBGE / investigación TIC a domicilio, 2018).
Es por esto que resulta muy importante que las escuelas tengan a disposición de los estudiantes vídeo clases, que incluso deberían ser transmitidas por canales de televisión y acompañadas del respectivo material impreso.
En Argentina, la empresa Telefónica convenió con el gobierno para permitir durante la pandemia, el acceso gratuito a los sitios educativos para las familias que no puedan pagar por el servicio.
El el Perú, la misma empresa, asociada a Facebook, al BID y el CAF (Banco de Desarrollo de la América Latina), creó el programa “Internet para todos”, que ofrece servicios a operadores móviles locales para llegar a áreas remotas.
En Brasil 46 millones de personas no tienen acceso a la internet, lo que corresponde a más del 25% de la población.
Un estudiante de 11 años revisa sus libros de estudio en casa ya que no tiene acceso a clases virtuales. Su hogar no tiene acceso a internet ni a un telefono móvil. Foto: UNICEF
Del 79,1% de la población que accede a internet, el 99,2% utiliza su teléfono celular. El BID estima que el 20% de la población de América Latina no tiene un acceso adecuado a la internet móvil.
La pandemia le ha dado un mayor significado a la educación, la que debe ser orientada y pensada para los jóvenes que habrán de enfrentar los desafíos de la década 2030.
Esto exige una metodología pedagógica capaz de activar el pensamiento crítico, despertar la creatividad y la originalidad, solucionar problemas complejos, tener flexibilidad cognitiva, valorar la inteligencia emocional y el trabajo en equipo, aprender a lidiar con opiniones y comportamientos diversos, y saber tomar decisiones sin imposiciones autoritarias.
Como vivimos actualmente en un mundo interconectado, no solo las personas no son islas, como destacó John Donne, poeta y pensador inglés, sino también nuestras ciudades y países.
Es necesario enfrentar los problemas desde diferentes ópticas y a partir de diversos contextos, pero siempre sin renunciar al compromiso ético de que todos los seres humanos y la naturaleza tienen derecho a condiciones de vida dignas.
Por tanto, ya no se trata de un aprendizaje para obtener buenas notas en las pruebas escolares y alcanzar un diploma al finalizar el curso. La educación es un proceso sin fin que dura toda la vida.
La escuela es justamente el lugar donde el alumno recibe el impulso de interactuar con quien tiene mucho que enseñar, así como quien enseña tiene mucho que aprender, en una sinergia compleja, rica y permanente.
Hace tiempo que se enseña fuera del aula, lo que requiere de una experimentación permanente. Un ejemplo de ello es la esfera de la agricultura. La pandemia ha expandido y acelerado este proceso, y el uso de internet ha roto las barreras físicas para la comunicación y la interacción.
Las clases, antes centradas en la oralidad del profesor, ahora cuentan con una gran variedad de recursos pedagógicos, como video clases, infografías, diapositivas, animaciones, juegos educativos y viajes virtuales, como a museos y a ciudades históricas. Y la ventaja es que cualquiera puede acceder al contenido y a las actividades compartidas, desde cualquier lugar y en cualquier momento. Sin duda, esto favorece la democratización de la educación, siempre que todos tengan acceso a las tecnologías de la comunicación. Al mismo tiempo permite el diálogo directo del profesor con determinado estudiante, es decir, permite la atención a las diferencias individuales.
Un niño en Etiopía atiende a clase a través de la radio debido al cierre de las escuelas por el COVID-19. Foto: UNICEF
No debemos alimentar la nostalgia de cómo era la escuela antes de la pandemia, al reabrir las instituciones educacionales no basta reponer las clases. Ahora tenemos una nueva configuración de las relaciones sociales y debemos aprovecharlas para desarrollar nuevas metodologías de enseñanza pero, conocemos que nuestros sistemas educacionales son resistentes al cambio, sin embargo la COVID 19, nos impone una nueva realidad. Ahora tenemos que admitir que la enseñanza remota a distancia tendrá que ser incorporada a los recursos pedagógicos. Se trata de una nueva modalidad que puede producir efectos positivos, como el protagonismo de los alumnos en su propio proceso de aprendizaje.
Dejan de ser simples objetivos de las lecciones del profesor y pasan a ser sujetos de la actividad escolar, responsables de organizar su agenda de estudios domésticos y planear el tiempo y el modo de abordar el currículo.
Este autoconocimiento exige de la escuela, mayor atención a la formación integral de los estudiantes como tener en cuenta la situación familiar en que viven y las condiciones de vivienda. De cierto modo, los alumnos pasan a ser compañeros del profesor en la elaboración de la malla curricular y en la práctica pedagógica. La enseñanza se hace más personalizada en la medida que hay más diferencia de ritmo entre los estudiantes, instados a gestionar sus actividades escolares, los alumnos tendrán mayor protagonismo y los profesores actuaran como mediadores entre los contenidos curriculares y los recursos tecnológicos.
En realidad ocurre, que no todo son luces. El lado oscuro necesita ser enfrentado con seriedad. En Brasil, las investigaciones constataron que casi el 90 % de los profesores no tenían experiencia de clases a distancia antes de la pandemia.
Ahora, el 82 % de las clases son desde casa, demostrando que ha aumentado la carga horaria de trabajo. Y el 84 % opina que la participación de los alumnos en el aprendizaje se redujo. La principal dificultad es el acceso a computadoras y a la internet.
El informe GEM (Monitoreo global de la educación) del 2020, señala que, en los países periféricos el 40 % no cuenta con políticas para apoyar a los alumnos durante el cierre de las escuelas. Según la UNESCO, menos del 10% de las 209 naciones evaluadas poseen leyes que favorecen la plena inclusión en la escuela.
El lado negativo de la educación a distancia
Una niña de Timor-Leste muestra la plataforma en línea que utilizará para estudiar mientras su escuela está cerrada debido a la pandemia de coronavirus. Foto: UNICEF
La educación a distancia tiene como puntos negativos, favorecer el individualismo en el trabajo escolar, disminuir los lazos de solidaridad entre alumnos y profesores, hacer inviables las acciones colectivas en defensa de los derechos de los docentes.
El peligro del trabajo a distancia es colocar en riesgo la frontera entre el tiempo de trabajo y el de convivencia familiar. Al sobrecargar las jornadas de trabajo, se reducen las horas de ocio.
Lo ideal sería no considerar obligatoria la actividad a distancia y sí como opcional, hasta que la pandemia sea superada y puedan todos retomar el trabajo en condiciones de igualdad en el espacio escolar.
Al agravarse las desigualdades sociales la pandemia expone el carácter de un modelo educativo individualista, excluyente, competitivo, subordinado a las demandas del mercado. La crisis económica y el aumento del desempleo debilitan la tesis de que la escuela es una vía segura para incluir a todos en el mercado de trabajo y conquistar una vida estable.
Esta nueva modalidad de enseñanza carece de estructura para desarrollar adecuadamente las actividades escolares. Muchas veces, absorbidos por la vida familiar y las ocupaciones domésticas, como ayudar en la limpieza de la casa o ver filmes o programas de TV, los estudiantes pierden el interés por las clases.
Adoptar el trabajo a distancia como nueva modalidad de enseñanza puede agravar las desigualdades educacionales, excluyendo aquellos que, desprovistos de condiciones domésticas para involucrarse en el aprendizaje, acaban siendo víctimas de la ley del menor esfuerzo, cuando ellos son los que deberían recibir mayor atención.
El sistema educacional no puede transferir para el alumno la responsabilidad de tener una computadora y tener acceso a internet. Muchos viven en situación de vulnerabilidad social por lo que le corresponde al sistema garantizar las condiciones adecuadas a todos los estudiantes para realizar las tareas escolares, pues según el GEM por cada 100 jóvenes ricos, solamente 18 jóvenes pobres, completan la enseñanza media o secundaria.
Retorno a las clases presenciales
Estudiantes universitarios durante un exámen en plena pandemia. Foto: Reuters
¿De qué forma la pandemia afecta la calidad de la educación?
Es importante que el aislamiento social no dificulte la gestión democrática de las escuelas. El impedimento de las reuniones presenciales del claustro docente no debe ser motivo para justificar decisiones monocráticas. La escuela debe permanecer como espacio cotidiano de ejercicio de la democracia, incluso en su actual configuración virtual.
La vuelta a las clases presenciales no puede en modo alguno depender de la presión del poder económico, en especial de los propietarios de instituciones educacionales y de redes escolares.
Y cuando sea conveniente no puede ser hecho de improviso. Debe ser el resultado de una decisión democrática de los diversos actores implicados en la esfera de la educación, inclusive funcionarios de la escuela.
Se debe adoptar un protocolo después de realizar un extenso debate entre maestros, estudiantes, funcionarios, padres de los estudiantes y autoridades sanitarias. La pandemia en sí misma es objeto de estudio. Ella debe ser llevada al aula, promoviendo investigaciones y reflexiones sobre el equilibrio ambiental, zoonosis, dignidad, solidaridad en tiempos de pandemia, fragilidad de la vida humana, etc.
Los educadores no pueden ceder a la lógica de volver cuanto antes a la simple acumulación de los contenidos escolares ni al discurso tecnócrata de regresar a las actividades presenciales a partir del punto en que fueron suspendidas en el 2020. Hay que tener en cuenta que la pandemia, una vez superada por la vacunación, no debe ser considerada como un vacío en nuestras vidas. No pueden dejar de ser considerados relevantes los efectos emocionales, psicológicos y sociales, provocados en la vida de los estudiantes. Muchos fueron afectados por la pérdida de parientes, víctimas de la COVID 19 y la disminución de los ingresos familiares.
La escuela no es una sucesión de días lectivos. Es un espacio de convivencia, creatividad y socialización y sobre todo, construcción de la identidad ciudadana como colectiva. Deber ser también un espacio democrático de formación de conciencia crítica, disposición a la solidaridad y al compromiso y al combate a todas las formas de injusticias sociales.
La educación a distancia puede dar lugar a una nueva fuente de beneficios y de lucro para empresarios de instituciones educacionales, que pasan a ser los mediadores de contenidos y tecnologías excluyendo a todos aquellos que no tienen los recursos para transformar el espacio doméstico en apéndice de la escuela.
Este empresariado pasa a considerar la escuela como objetivo de su servicio de “delivery” (entrega), prepara los paquetes curriculares hecho por supuestos especialistas ajenos a la escuela, lo que compromete la autonomía del trabajo docente y hace que el contenido curricular dependa de grandes grupos privados que dominan las plataformas dirigidas a la educación.
Con o sin pandemia, predominando la enseñanza presencial o a distancia, el combate al más grave problema de la humanidad- la desigualdad social- exige que nos empeñemos todos en la lucha permanente por la escuela pública, gratuita y laica. La educación escolar a tiempo completo en un derecho universal que debe ser asegurado por el estado a toda la población.
Es un primer paso para que los niños regresen a las aulas, aunque no es el único factor.
Casi la mitad de los estados de EU han comenzado a permitir que los maestros se vacunen contra el Covid-19, según un sondeo de The New York Times.
Para esta semana, 24 estados y Washington, D.C. estaban proporcionando vacunas a los profesores de educación básica.
La rapidez con la que los estados aplican las vacunas a docentes se ha convertido en un elemento central del debate sobre cómo reabrir las escuelas, justo cuando surgen y se propagan más variantes de virus contagiosos.
En algunos estados donde muchos maestros ya están enseñando con clases presenciales, los maestros aún no son elegibles para recibir vacunas.
Y para muchos lugares donde las clases son principalmente remotas, vacunar a los maestros ha sido un primer paso para que los niños regresen a las aulas, aunque no es el único factor.
La semana pasada, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dieron un mensaje sorprendente: los niños deben regresar a las aulas porque es seguro para ellos hacerlo.
La agencia dijo que la «preponderancia de la evidencia disponible» indicaba que la educación en persona podría llevarse a cabo de manera segura siempre que se mantuviera el uso de cubrebocas y el distanciamiento social.
Los investigadores de los CDC encontraron «poca evidencia de que las escuelas hayan contribuido significativamente a incrementar la transmisión comunitaria» si se seguían las medidas de seguridad adecuadas.
Sin embargo, se hizo una advertencia importante: Los funcionarios locales deben estar dispuestos a imponer medidas en otros entornos, como cenas en interiores, bares o gimnasios mal ventilados, de modo que la infección comunitaria se mantuviera baja.
El debate está lejos de estar resuelto y los sindicatos de docentes de todo el país han presionado para que los profesores sean prioridad en las filas de vacunación.
Oregon comenzó a vacunar a maestros de educación primaria y secundaria el mes pasado, dándoles un lugar antes que algunos residentes de 75 años o más. La Gobernadora Kate Brown dijo que la medida era parte de su plan que los niños regresaran a clases durante este año escolar.
«Por cada maestro que regresa al salón de clases, ayuda a 20, 30, 35 estudiantes a volver a encarrilar sus vidas«, dijo la Gobernadora Kate Brown.
«Ayuda a asegurar que 20, 30, 35 niños tengan acceso a apoyo de salud mental. Se aseguran de que 20, 30, 35 niños tengan desayunos y almuerzos varios días a la semana. Y permiten a las familias saber que sus hijos están en buenas manos cuando van a trabajar».
En Ohio, como parte del objetivo del Gobernador Mike DeWine de reanudar algunas clases en persona para el 1 de marzo, se comenzó a vacunar a maestros en ciertos condados esta semana.
Representantes de sindicatos elogiaron la decisión, pero afirman que no es la única respuesta para regresar a las escuelas de manera segura. Los niños aún no recibirán vacunas, señalan, ni tampoco todos los adultos en los centros educativos.
«Incluso cuando los educadores puedan vacunarse, seguirá siendo de vital importancia seguir todas las pautas de los CDC para mantener nuestras escuelas seguras y abiertas para la instrucción en persona cuando sea posible», dijo Steve DiMauro, presidente de la Asociación de Educación de Ohio, en un comunicado de prensa.
La dependencia tampoco ha informado sobre alguna evaluación sobre la efectividad de la estrategia ‘Aprende en casa’.
A cinco meses del inicio del ciclo escolar 2020-2021, la Secretaría de Educación Pública (SEP) no ha publicado la estadística sobre los alumnos inscritos en el país, información que serviría para calcular la deserción escolar durante la pandemia.
La SEP es la encargada de recabar la información de “cada una de las escuelas del país, tanto públicas como privadas, al inicio de cada ciclo escolar”, a través del levantamiento de un formato llamado 911, en coordinación con autoridades educativas a partir de un sistema de información en línea.
Los datos generados son la estadística oficial del sector federal y de los gobiernos estatales y, sobre todo, sirve de base “para llevar a cabo los procesos de planeación, programación, presupuesto y asignación de recursos, evaluación y rendición de cuentas del sector, entre otras actividades”, explica la SEP en su página.
Dicha información siempre sirve para diseñar las próximas acciones educativas, pero especialmente ahora es fundamental para conocer el impacto de la pandemia en el sector educativo y, un dato determinante para poder actuar es saber cuántos y quiénes dejaron o permanecieron en las aulas durante 2020.
Marco Fernández, investigador de la Escuela de Gobierno del Tec y México Evalúa, explica que esta es la primera vez que a cinco meses de iniciado el ciclo escolar, la información aún no está a disposición pública.
Animal Político preguntó a la SEP cuál es la razón por la que no ha publicado la información, pero no hubo respuesta.
Esta falta de transparencia “retrata que, independientemente del discurso público sobre la importancia de la educación, lo cierto es que a este gobierno le tiene poco cuidado a la educación porque no han hecho el esfuerzo para generar información y aunque se dicen transparentes, en realidad no lo son”, asegura
La SEP tampoco ha dado a conocer la deserción escolar entre el ciclo escolar de 2020 a 2021. Es decir, saber si la pandemia afectó el ámbito educativo en que estudiantes ya no se inscribieran en el actual ciclo o ni siquiera hubiesen terminado el anterior.
Sin embargo al preguntarle a la SEP sobre esa estadística, después de iniciado el ciclo escolar el 24 de agosto, el área de comunicación respondió que tendrán la “estadística actualizada sobre deserción hasta que los niños regresen a clases presenciales”.
Marco Fernández explica que “no se ve en el horizonte no solo una estrategia para evitar que la deserción aumente, sino para rescatar a esos niños y jóvenes que están dejando la educación. Y dejar a la mitad estudios significa que cuando crezcan tendrán oportunidades laborales más reducidas, más precarias. Y cuando ellos le quieran dar una oportunidad educativa a sus hijos será mucho más difícil y habrá una mayor probabilidad de crear un círculo de pobreza”.
Sin embargo, Abelardo Carro, especialista en temas educativos, considera que el retraso podría deberse a las mismas dificultades de la pandemia, pues los reportes de incidencias que cada escuela hace debe pasar por una ruta burocrática que, sin actividades presenciales, lo hace más tardado.
La cifra de deserción, según se prevé, no será alentadora. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calculó que 628 mil niños y jóvenes de 6 a 17 años de edad abandonarán los estudios en México, debido a la crisis económica que disminuye los ingresos de las familias y por la falta de condiciones para el aprendizaje a través de la educación no presencial.
De acuerdo con el estudio “Los costos educativos de la crisis sanitaria en América Latina y el Caribe” –que calculó la deserción escolar adicional a la esperada según la tendencia en 18 países– este será otro efecto de la COVID que significará un retroceso de casi una década en materia educativa.
¿Aprende en casa funciona?
A partir de marzo, días después del primer caso de contagio de COVID en el país, la SEP tomó la decisión de adelantar las vacaciones de semana santa que en realidad, se convirtió en el inicio de suspensión de clases presenciales que se ha mantenido hasta el momento.
Sin embargo, para que los estudiantes siguieran recibiendo instrucción, la SEP implementó el programa Aprende en Casa y Aprende en Casa II, en abril y agosto de 2020 respectivamente, y consistieron en transmitir clases por televisión abierta.
Pero a nueve meses, la dependencia tampoco ha informado sobre alguna evaluación sobre la efectividad de la estrategia, es decir, el aprendizaje logrado entre los estudiantes.
Abelardo Carro, maestro en Educación y analista en la materia, advierte que es “lamentable” que la SEP no haya dado a conocer esta información, tal vez por “el momento político en que querer demostrar que México ha tenido grandes avances con la televisión, pero la realidad es lo contrario. Por eso es muy importante conocer el diagnóstico, valorar los aprendizajes”.
Aunque hay algunas mejoras en los contenidos de Aprende en Casa, en realidad son los maestros quienes están sosteniendo el sistema, asegura Carro. Y a casi a un año de la pandemia, “dejó de ser imprevisto, entonces ¿por qué después de estos meses no se empezaron a crear otras alternativas?”.
Además, la pandemia también ha abierto aún más la brecha de desigualdad educativa, pues en algunos casos, en sus comunidades no llega la señal de televisión, e incluso no tienen servicio de electricidad. En cambio, en escuelas privadas, por ejemplo, las clases se mantuvieron en línea.
El primer acercamiento a este hallazgo y al nivel de aprendizaje se encuentra en la encuesta hecha por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJORAEDU) y aplicada a 194 mil directores, maestros y estudiantes de todo el país.
Los resultados demuestran que si bien hubo experiencias favorables, también puso en evidencia que “existen condiciones particularmente adversas, que algunos esfuerzos no fueron suficientes o adecuados para superarlas, y que se requieren cambios, impostergables orientados a fortalecer las capacidades del sistema educativo”.
Por ejemplo, 65.5% de las y los estudiantes usó siempre o con regularidad la plataforma Google for Education; 45.3%, los recursos de Aprende en Casa I por internet; y 40.8% utilizaron los programas transmitidos por televisión.
El 51% de los docentes señalaron como obstáculo para el aprendizaje que “las actividades en línea y los programas de televisión y radio resultaban aburridos para sus estudiantes; y 46 % dijo que los contenidos de televisión de Aprende en Casa I no fueron suficientes para que las y los estudiantes pudieran seguir aprendiendo.
Los maestros trataron de resolver esta deficiencia utilizando el teléfono como medio de comunicación con sus alumnos o hasta subiendo contenidos en YouTube y blogs por su propia cuenta. Sin embargo, se trata de esfuerzos en solitario, sin acompañamiento de una estrategia institucional más que las clases por televisión.
En tanto, los estudiantes reportan que su aprendizaje no ha sido el más óptimo. 59% de los alumnos de primaria señaló que durante este periodo de contingencia correspondiente al ciclo escolar 2019-2020, reforzó aprendizajes previos, mientras que en secundaria apenas alcanza 44%.
El 53% de alumnos de primaria adquirió nuevos conocimientos sobre sus materias; frente a 42% de estudiantes de secundaria. Mientras que 42% y 58%, respectivamente, dijo haber aprendido otras cosas (aprendizajes extraescolares). Y 37% y 58% de alumnos de primaria y secundaria, respectivamente, aprendieron a usar nuevas aplicaciones o plataformas.
Por su parte, 58.4% de las madres y padres de familia respondieron que les fue muy difícil o difícil distribuir el tiempo entre sus actividades de acompañamiento a su hija o hijo y las del hogar. Además la contingencia planteó un incremento en los gastos para sufragar distintos servicios y adquirir bienes, como servicio de internet, fotocopias y material didáctico.
Mientras que las condiciones en los hogares tampoco han sido óptimas. Por ejemplo, el 62% de los estudiantes de primaria y 50% de secundaria tienen acceso a una computadora para realizar sus tareas y menos de 40% en ambos niveles tienen un lugar tranquilo y sin distracciones para estudiar.
Por ello, MEJORAEDU recomienda a la SEP “diseñar medidas específicas para recuperar a estudiantes que no han podido participar del aprendizaje a distancia y estrategias de apoyo para quienes están en mayor riesgo de desafiliación”.
Esto a través del diseño de actividades de aprendizaje a distancia específicas para estudiantes que no tienen acceso a internet, televisión o radio. Prever apoyos focalizados para población en mayor condición de vulnerabilidad y desarrollar versiones “ligeras” de las plataformas educativas y los contenidos digitales.
También, para mejorar la calidad de los aprendizajes, la Comisión recomienda “identificar contenidos prioritarios y aprendizajes fundamentales de cada asignatura y grado”, por ello es necesario, dice, flexibilizar el currículo de manera que permita hacer adaptaciones para atender la enseñanza y el aprendizaje a distancia.
Además, reconocer la capacidad de las comunidades educativas para seleccionar contenidos pertinentes en el trabajo a distancia y apoyarles en ello y dosificar la carga de tareas asignadas a estudiantes y los mecanismos de monitoreo de sus avances.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pidió este jueves a Chile reforzar el poder redistributivo de los impuestos como medida para reducir la desigualdad ante la crisis económica provocada por la pandemia de la covid-19 y las protestas sociales.
«El sistema impositivo podría convertirse en una herramienta clave para reducir la vulnerabilidad económica. Dicho sistema no ofrece hoy suficiente protección frente a las perturbaciones», alertó el organismo en su estudio económico anual.
En el promedio de países que integran la OCDE, el sistema de impuestos y transferencias hacen disminuir un 10 % el Índice de Gini -en el que 0 es la perfecta equidad y 1 la máxima desigualdad-, mientras que en Chile solo decrece un 2,5 %, de acuerdo al documento.
Chile, el país con la mayor renta per cápita de América Latina y el de mayor tasa de crecimiento económico de la OCDE -por delante de Estados Unidos o Japón-, tiene también índices de desigualdad elevados y un índice de Gini del 0,44 en la última medición de 2017.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el 1 % de los hogares de mayores ingresos acapara más de una cuarta parte de la riqueza en Chile, mientras que el 50 % de las familias menos favorecidas tiene solamente el 2,1 % de la riqueza total del país.
La propuesta de la institución es que el país amplíe la base del impuesto sobre la renta de las personas físicas para aumentar la recaudación con el objetivo de destinar los recursos adicionales a garantizar una prestación básica para todos los hogares.
La pandemia, que deja ya 736.645 contagiados y más de 18.500 fallecidos desde marzo, recrudeció la desigualdad y paralizó la economía chilena, que ya estaba debilitada por las protestas sociales que comenzaron en octubre de 2019 y se extendieron durante un año, y Chile enfrenta ahora un escenario de «recesión sin precedentes», alertó la institución.
«Más de la mitad de los chilenos se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica, muchos de ellos en riesgo pobreza con trabajos informales asociados a una protección social escasa y a unos ingresos inestables», agregó el informe.
Chile, continuó el documento, debería «implementar un ambicioso programa destinado a fomentar el crecimiento inclusivo y a reducir el elevado nivel de desigualdad».
Cerrar las brechas de productividad fomentando el apoyo público a las pequeñas y medianas empresas, impulsar un entorno colaborativo de innovación digital y mejorar los resultados educativos serían, de acuerdo a la organización, la mejores herramientas para lograrlo
En Chile, el acceso a una educación de calidad sigue estando estrechamente vinculado al estatus socioeconómico de la familia y el gasto público en educación primaria y secundaria es uno de los más bajos de la OCDE.
La institución prevé que la economía chilena, que según estimaciones caerá entre en un 6,2 % y un 5,7 % en 2020, volverá a los niveles previos a la pandemia a finales de 2022, siendo el consumo privado uno de los principales motores de la recuperación.
«La inversión se recuperará lentamente, condicionada por la evolución de la pandemia y la efectividad de las vacunas, y estará impulsada por los planes de infraestructura pública», agregó.
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