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ONU: La pandemia es una oportunidad para repensar la educación y lograr un aprendizaje de calidad para todos.

Por: https://news.un.org

En la crisis del COVID, los docentes han demostrado, como lo han hecho tantas veces, un gran liderazgo e innovación para garantizar que el aprendizaje no se detenga y que ningún alumno se quede atrás. Los países deben invertir más en su capacitación e invertir en la educación para crear un futuro mejor para todos después de la pandemia.

Ahora es el momento de «pensar más allá del COVID-19», reinventar la educación y lograr el objetivo de brindar acceso a un aprendizaje de calidad a todos los estudiantes, aseguraron varias agencias de la ONU en una declaración conjunta para conmemorar el Día Mundial de los Docentes, que se celebra este lunes.

La conmemoración de este año destaca la contribución fundamental que han hecho los maestros para garantizar que el aprendizaje continúe durante la pandemia, así como su apoyo fundamental a la salud mental y el bienestar de los estudiantes.

“En esta crisis, los docentes han demostrado, como lo han hecho tantas veces, un gran liderazgo e innovación para garantizar que el aprendizaje no se detenga y que ningún alumno se quede atrás”, expresaron la UNESCO, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Sindicato Mundial de Docentes, entre otros.

Agregaron que los maestros de todo el mundo han trabajado individual y colectivamente para encontrar soluciones y crear nuevos entornos de aprendizaje para sus estudiantes, y que su función de asesorar sobre los planes de reapertura de las escuelas y apoyar a los estudiantes en su regreso es igualmente importante.

© UNICEF/Ahmed Mostafa
Un salón de clases es desinfectado en Egipto, cuando las escuelas se preparan para reabrir durante la pandemia.

Millones de estudiantes y profesores afectados

Los cierres de escuelas por el COVID-19 han afectado a más del 90% de la población estudiantil del mundo, o casi 1600 millones de estudiantes, informaron las agencias.

Unos 63 millones de docentes también se han visto afectados, mientras que la crisis ha puesto de relieve debilidades persistentes en muchos sistemas educativos y agravado las desigualdades, con “consecuencias devastadoras” para los más vulnerables.

© UNICEF/Everett
Un estudiante de 11 años revisa sus libros de estudio en casa ya que no tiene acceso a clases virtuales. Su hogar no tiene acceso a internet ni a un telefono móvil..

La pandemia agrava las desigualdades

Un estudio conjunto de la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial sobre la respuesta al COVID-19 encontró que solo la mitad de los países encuestados ofrecen a los maestros capacitación adicional sobre educación a distancia. Asimismo, menos de un tercio de las naciones cuenta con apoyo psicosocial para ayudar a los docentes a manejar la crisis.

La encuesta halló que el 81% de los maestros de primaria y el 86% de sus colegas de educación secundaria tienen solo los títulos y requisitos mínimos requeridos, con variaciones regionales sustanciales, según los datos publicados por el Instituto de Estadística de la UNESCO.

© UNICEF/Nahom Tesfaye
Un niño en Etiopía atiende a clase a través de la radio debido al cierre de las escuelas por el COVID-19.

Más allá del COVID-19

Las agencias recomendaron pensar más allá de la pandemia y trabajar para construir una mayor resiliencia en los sistemas educativos, de manera que se pueda responder rápida y eficazmente a otras crisis similares.

Hacerlo exige proteger el financiamiento de la educación e invertir en una formación docente de alta calidad, así como en el desarrollo profesional continuo de esta fuerza laboral.

“Sin una acción urgente y una mayor inversión, una crisis de aprendizaje podría convertirse en una catástrofe del aprendizaje”, advirtió a declaración. “Incluso antes del COVID-19, más de la mitad de los niños de diez años de los países de ingresos bajos a medianos no podían entender una simple historia escrita”.

UNICEF/Yuyuan Ma
Voluntarios descontaminando el pasillo del edificio de una escuela secundaria en Beijing, China, unos días antes de que los estudiantes reanudasen las clases el 27 de abril de 2020.

Proteger a los profesores del mundo

Las agencias instaron a los gobiernos y otras partes interesadas a proteger la seguridad, la salud y el bienestar de los docentes, así como su empleo.

Otras recomendaciones incluyen mejorar las condiciones de trabajo e incluir a los maestros y sus organizaciones representativas de manera más completa en la respuesta y recuperación de COVID-19.

“Ahora es el momento de reconocer el papel de los profesores para ayudar a garantizar que una generación de estudiantes pueda alcanzar su potencial, y de subrayar la importancia de la educación para el estímulo a corto plazo, el crecimiento económico y la cohesión social, durante y después del COVID-19”, expresó el comunicado.

Agregó que el presente es una oportunidad para reinventar la educación y lograr la visión de acceso equitativo a un aprendizaje de calidad para todos los niños y jóvenes.

*Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/10/1481832

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Pandemia y extractivismo: una contaminación colonizadora cruzada

Por: Thomas Chiasson-LeBel


Nuestra tesis es que, aunque de forma más compleja y sutil hoy, un patrón similar, un entramado de extractivismo-pandemia-imperialismo colonizador, está desarrollándose en América latina. Un tramado complejo donde la enfermedad fortalece la captura de los territorios y poderes políticos por parte de las empresas extractivas, en su mayoría multinacionales, mientras despoja a la población local y la deja padecer en condiciones abyectas las consecuencias del virus bajo un discurso bien articulado en el cual las acciones de las empresas extractivas y sus operadores se presentan como una contribución al bien común. El extractivismo colonizador justificaba su invasión por la necesidad de “salvar” almas indígenas mediante su evangelización. El extractivismo actual se escenifica como “el salvador” de la economía—el alma de la sociedad capitalista».

¿Será que la historia se repite? La respuesta obviamente negativa a esta pregunta no debe hacernos perder de vista que siempre corremos el riesgo de repetir errores desastrosos del pasado si olvidemos que joyerías de vidrio pueden esconder un robo y una masacre.

Cuando los colonizadores europeos llegaron a las Américas, tenían un afán de ciertos minerales que les hizo destrozar civilizaciones y culturas, esclavizar a la población indígena para explotarla, y erradicar militarmente a los que se resistían [ii]. Sin embargo, las enfermedades que trajeron los colonizadores resultaron ser más mortales que sus pulsiones extractivistas, pues sus barcos llevaban pandemias letales que se encargaron de la labor “necrófila” de eliminar pueblos indígenas, facilitando el establecimiento de poderes coloniales en el continente.

Nuestra tesis es que, aunque de forma más compleja y sutil hoy, un patrón similar, un entramado de extractivismo-pandemia-imperialismo colonizador, está desarrollándose en América latina. Un tramado complejo donde la enfermedad fortalece la captura de los territorios y poderes políticos por parte de las empresas extractivas, en su mayoría multinacionales, mientras despoja a la población local y la deja padecer en condiciones abyectas las consecuencias del virus bajo un discurso bien articulado en el cual las acciones de las empresas extractivas y sus operadores se presentan como una contribución al bien común. El extractivismo colonizador justificaba su invasión por la necesidad de “salvar” almas indígenas mediante su evangelización. El extractivismo actual se escenifica como “el salvador” de la economía—el alma de la sociedad capitalista.

La pandemia se presenta como la crisis perfecta para justificar el estado de excepción, es decir la suspensión de los frágiles espacios de contra poder que son también la poca democracia que existe en nuestros sistemas políticos. Con este, se aplica una terapia de shock extractivista, un cambio de las reglas en medio de la crisis para profundizar la penetración del extractivismo. La pandemia requiere del confinamiento de la población por razones sanitarias. Lo problemático es que sirve también a élites económicas y políticas que quieren contener las protestas y los deseos de movilización. La transformación del mandato “quédate en casa” en mandamiento anti-movilización es una manera de silenciar las oposiciones, y sirve para crear condiciones más favorables para expandir las actividades extractivas, debilitar o eliminar las pocas reglamentaciones ambientales existentes mientras las multinacionales y las empresas de este sector toman la oportunidad para limpiar su imagen corporativa.

El propósito de este artículo es llamar la atención sobre la forma en que, desde el Norte hasta el Sur del continente, la crisis actual está siendo instrumentalizada para responder a las necesidades del sector extractivo, con un patrón común que designamos como la terapia de shock extractivista.

La terapia de shock extractivista

Mirando lo que está pasando con el sector extractivo de varios países (Canadá, Chile, Ecuador, Honduras), y escuchando lo que señalan las y los defensoras de las comunidades y territorios, notamos un patrón común [iii] de terapia de shock extractivista. Naomi Klein [iv] acuñó la expresión “terapia de shock” para describir una dinámica fundamental del capitalismo de las últimas décadas, inventada por Milton Friedman, mediante la cual se aprovechan de los momentos de crisis y trauma colectivos para imponer rápidamente cambios importantes e irreversibles a favor de las grandes empresas que no se podrían imponer en tiempos normales. La terapia de shock extractivista es este mismo proceso aplicado para promover los intereses de las empresas extractivas. En la actualidad, esta articula varias dimensiones alrededor de una acción discursivo-ideológica por parte de las empresas hacia la cual confluyen actores estatales y partes de las élites económicas no vinculadas al sector. Este discurso presenta las empresas extractivas como salvadoras frente a las varias crisis, naturaliza su proximidad con el Estado, otorga la continuación de la extracción mientras se paran otros sectores económicos y favorece la profundización de sus actividades con menos escrutinio público. De esta manera, aprovecha la crisis para acertar contundentemente la centralidad del sector y descartar las oposiciones y alternativas legítimas promovidas por las poblaciones afectadas.

Su discurso

La terapia de shock extractivista se articula alrededor de un discurso en el cual las empresas se presentan como salvadoras, tanto frente a la crisis sanitaria como a la crisis económica. Prometen generar riquezas y brindar las tecnologías que permitan curar a los enfermos, redistribuir las ganancias a las víctimas de la crisis, y ser la fuente de reactivación de las economías una vez terminada la pandemia. Expresiones tales como “minería verde” y “minería responsable” resurgen ahora en el discurso de las mineras mediante campañas que buscan limpiar la imagen de empresas ambiental y socialmente desastrosas, que ahora se presentan como promotoras de la “salud y [del] bienestar” [v], o más aún comprometidas con la “resiliencia comunitaria” [vi] frente a la pandemia.

Durante la crisis sanitaria, los Estados, principalmente en el Sur global, enfrentan problemas para conseguir los recursos necesarios para apoyar a la población y proveer lo necesario al personal de la salud. En este contexto, las empresas extractivas han desarrollado una imagen de “salvador”, multiplicando las donaciones de equipamiento médico y comida para establecerse como ayuda de primera línea y pulir su imagen corporativa frente a la sociedad. Por ejemplo, la empresa minera canadiense Barrick Gold, quién encabeza el controvertido proyecto Pascua Lama, entregó un hospital de campaña de un valor aproximado de US$ 13 millones al Estado chileno en el contexto de la pandemia [vii]. En Ecuador, mientras el Estado carecía de recursos médicos en sus hospitales para asegurar la protección de los trabajadores de la salud, ciertas empresas extractivas promocionaban donaciones de insumos médicos en sectores cercanos a sus actividades, y donaciones de alimentos a poblaciones vulneradas por la crisis [viii].

Estas contribuciones tienen impactos reales en tiempo de pandemia, cuando el acceso rápido de poblaciones vulnerables a servicios y tratamientos puede marcar la diferencia entre la vida y muerte. No obstante, un análisis crítico de aquellas “contribuciones”, generalmente agrupada bajo el lema de la responsabilidad social empresarial, devela las contradicciones e ineficiencias que conllevan, y las desigualdades sistémicas que profundizan. Esta filantropía empresarial encubre el hecho de que estas mismas empresas presionan a los Estados para minimizar sus aportes fiscales, aún en tiempos de crisis. Por ejemplo, en Chile, las empresas mineras lograron que se liberen sus depósitos de garantía, originalmente destinados para cubrir los costos de sus planes de cierre de faena, recuperando así US$ 3 mil millones de dólares [ix]. Las empresas logran hacer contribuciones propias y específicas porque tienen plata, pero no quieren pagar impuestos al Estado porque prefieren a la ayuda desinteresada aquella por la cual controlan el momento y el objeto de las donaciones, y así, maximizan el impacto positivo sobre su imagen corporativa, especialmente en contextos en los cuales comunidades locales se oponen a su implementación en el territorio. Además, tales contribuciones revelan un desequilibrio de poder: multinacionales del “Norte global” logran conseguir acceso a insumos médicos esenciales que hacen falta a Estados del “Sur global”. De tal manera, empresas privadas compiten con los Estados por el rol de defensor del bien común.

Comparar esta situación con la de los colonizadores europeos que llegaron ofreciendo la fe cristiana para salvar el alma de los pueblos y naciones indígenas a cambio de su trabajo, de sus vidas, de sus territorios y de las riquezas que contenían, está lejos de ser absurdo. En ambos casos, la contraparte del despojo sirve para limpiar la imagen del despojador y tornarlo en salvador.

Este discurso al nivel de la salud se articula muy bien con el discurso económico, de aún mayor importancia para las operaciones de las empresas extractivas, las cuales supieron presentarse cómo la solución también frente a la crisis económica relacionada a la pandemia. En esta crisis, se argumenta, es necesario facilitar todas las iniciativas extractivas porque su contribución a la actividad productiva es esencial para relanzar la economía amputada por el cierre epidemiológico [x].

Este argumento ha sido adoptado enteramente por los gobiernos de los países tratados en este artículo, quienes asumieron el discurso presentando las empresas extractivas como salvadoras frente a la crisis económica. En Canadá, el gobierno de Justin Trudeau, que se presentaba como el defensor del medio ambiente después de su primera elección en 2015, anunció que levantaba la obligación de evaluación de impacto ambiental para las perforaciones marítimas exploratorias frente a las costas de Terranova-Labrador [xi]. La justificación era clara: “la capacidad de Terranova y Labrador de recuperarse al salir de la pandemia de COVID-19 dependerá en grandes medidas de la capacidad del sector [petrolero]” [xii]. En Honduras, el Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente agilizó, en medio de la pandemia, un portal virtual para minimizar los trámites y facilitar los proyectos extractivos.

Estas medidas materializan el discurso de las empresas extractivas adoptado por los gobiernos que presenta a la actividad extractiva como fuente de recursos para resolver la crisis económica relacionada a la pandemia. Además, como los gobiernos están acumulando deudas públicas para enfrentar la crisis, los ingresos provenientes del sector son presentados como fuente de divisas absolutamente esenciales para pagarlas. Sin embargo, la importancia relativa del sector, y lo que retorna localmente, difícilmente puede presentarse como solución. El sector extractivo tiende a emplear relativamente pocas personas, y en Latinoamérica, exporta sus productos brutos a otros países para su transformación, lo que conlleva pocos encadenamientos productivos locales. En Honduras, el sector extractivo no representa ni el 1% del PIB. Más preocupante que las pequeñas rentas mineras que se quedan en este país, son los impactos negativos que las actividades extractivas tienen sobre otras actividades económicas y de sustento local como la agricultura.

Además del impacto ambiental negativo del sector y del rechazo por parte de muchas comunidades que no quieren de estas actividades en el territorio que ocupan, las empresas extractivas difícilmente representan una solución económica mágica. Más bien, los problemas económicos relacionados con la expansión del sector han sido la base para el desarrollo de toda una literatura que describe la maldición de la abundancia (Acosta 2009) o habla de enfermedad (The Economist 2017 [1977]) y de paradojas de los recursos (Karl 1997). Esta literatura advierte que el sector extractivo tiende a producir efectos económicos negativos que socavan sus beneficios.

En resumen, las grandes empresas extractivas han aprovechado la pandemia para pulir su imagen, y presentarse como salvadoras tanto al nivel sanitario como ecológico. Considerando que este discurso es muy dudoso, vale la pena reflexionar críticamente sobre su puesta en marcha.

La puesta en marcha del discurso y la cercanía Estado-empresas extractivas

El desarrollo de este discurso por parte de las empresas, y su adopción acrítica por parte de los gobiernos, esconde algo muy preocupante por la naturalización de la cercanía Estado-empresas extractivas que genera. Mientras que el discurso liberal sobre el Estado nos lo presenta como un actor neutral y un árbitro imparcial frente a varios grupos con intereses divergentes, la imagen que nos refleja el sector extractivo actualmente es de una cercanía exclusiva con el Estado que no siente la necesidad de avergonzarse ni de esconderse. Sus discursos se mezclan de tal manera que se confunde quién representa el bien común, y desaparece del discurso el hecho fundamental que las empresas extractivas velan, antes que nada, por los intereses privados de sus accionistas, mayormente ubicados en el Norte global. Se trata así de aislar el discurso de las comunidades que rechazan las incursiones de las empresas extractivas en el territorio que ocupan, y se revierte la dinámica como si fuesen ellos quienes defienden un interés particular-privado.

En los países presentados en este artículo, resulta muy difícil diferenciar el discurso de las empresas y el del gobierno con respeto al sector extractivo porque están alineados en casi todos sus puntos. En Chile, la empresa minera Barrick Gold afirmaba al periódico El Mercurio estar en contacto constante con el gobierno para avanzar en sus proyectos, prometiendo miles de millones para salvar la economía chilena de la pandemia [xiii]. En Honduras, la situación es tal, que desde 2018 el Estado decidió mantener en secreto las decisiones con respeto a los permisos ambientales, demostrando que para el Estado, más importante que defender su legitimidad frente al público es proteger sus relaciones con las empresas mineras.

Esta cercanía y el discurso del sector extractivo como salvador permite explicar por qué, en muchos países, mientras buena parte de la actividad económica fue parada por razones sanitarias, la producción en el sector extractivo no se detuvo, aunque queda por demostrar la necesidad de muchos de estos minerales en tiempos de pandemia. En Honduras, se ha pedido el reconocimiento de la actividad extractiva como actividad esencial para permitir que siga operando durante de pandemia, pedido que fue aceptado por el congreso. En Ecuador, las mineras fueron designadas como actividades estratégicas que tenían que seguir produciendo durante la crisis. Las que bajaron sus actividades lo hicieron sin que sea obligación estatal, sino por voluntad propia, y reanudaron rápidamente sus actividades [xiv]. Esto no paró a Lundin Gold-Aurelian Ecuador que opera Fruta del Norte de producir el primer lingote de oro durante la pandemia [xv]. Comunidades indígenas denunciaron que ciertas mineras que seguían con sus actividades trataban de traspasar el control comunitario establecido por comunidades que querían aislarse para protegerse de la enfermedad. En el valle del Huasco chileno, se sospecha que la persistencia de la actividad extractiva, que implicaba la circulación de trabajadores de otros sectores del país, contribuyó a la propagación del virus en la región [xvi]. Es decir, así como el colonialismo europeo trajo enfermedades, el extractivismo que sigue durante la pandemia también contribuyó a la propagación más reciente del virus [xvii]. El discurso de las empresas extractivas como salvadoras en tiempo de crisis, así como la distribución de material sanitario, es muy útil para producir un contra-discurso a la realidad tajante que los caminos del extractivismo contribuyen históricamente al contagio. Sirve también para difuminar la frontera entre el Estado y las empresas extractivas, y que estas últimas aparezcan como las defensoras del bien común al igual que los Estados.

Profundización del extractivismo

La combinación de una cercanía Estado-empresas extractivas con el discurso de este sector como salvador no sirvió sólo para que continúe la extracción durante la pandemia, sino que fue utilizado para expandir las actividades del sector, y profundizar la penetración del extractivismo en la política y el territorio en contra de la voluntad de los pueblos. Esta profundización, construyéndose sobre siglos de colonialidad del poder—es decir un poder que se apoya sobre y reproduce jerarquías raciales [xviii]—tiende a invadir zonas habitadas por pueblos racializados, expulsándolos o alterando su vida de manera indeseada, reproduciendo así las jerarquías raciales del continente.

En Canadá, el gobierno Federal anunció nuevos créditos para trabajos en el gasoducto Costal Gaz Link. Este proyecto había sido bloqueado por protestas de la nación Wet’suwet’en al inicio del 2020 apoyadas por varios otros pueblos y naciones indígenas y no indígenas que habían bloqueado el ferrocarril en todo el país en oposición a aquel proyecto. En Honduras, se transfirió la responsabilidad de aprobación y fiscalización de los proyectos desde el Instituto Hondureño de Geología y Minas hacía el Ministerio de Economía para facilitar sus avances. Esto significó la suspensión de muchos procesos de consulta a la población que estaban en camino, y la clara afirmación que la aprobación depende de criterios económicos y no geológicos, ambientales, y menos aún democráticos.

Estos avances cristalizan la idea de terapia de shock: la instrumentalización de la crisis para promover fines que difícilmente se podría alcanzar en otros contextos. Como lo decía el ministro del Ambiente de Jair Bolsonaro, Ricardo Salles: “ahora que la prensa está dando un poco de tregua sobre los otros temas, [es tiempo de] de aprobar las reformas infralegales de desregulación y de simplificación en materia, todas aquellas reformas de las que tenemos necesidad” [xix]. En Chile, el ministro de Minería afirmaba que era tiempo de avanzar con todos los proyectos en carpeta, mientras justamente estos proyectos estaban frenados por cuestiones ambientales y resistencias comunitarias. De manera similar, el ministro de Minas de Ecuador afirmaba al inicio de la pandemia que iba a dar mayores facilidades a empresarios privados en ciertos campos petrolíferos para que avancen sus proyectos.

Todos los signos indican que la crisis está siendo instrumentalizada para profundizar el extractivismo, aprovechando el confinamiento y las restricciones de las libertades promulgadas en este tiempo para hacer reformas que benefician al sector y que van a permanecer vigentes después de la crisis. Las modificaciones legislativas y reglamentarias que levantan las limitaciones y controles de las actividades permitirán avances de proyectos que difícilmente se podrán deshacer después.

Las actividades extractivas se focalizan en recursos no renovables, lo que nos lleva a un punto sin retorno y cuyo impacto social y ambiental deja huellas indelebles. Los Estados, tanto del Norte como del Sur, han mostrado repetidamente su incapacidad en controlar las actividades de las empresas extractivas lo suficiente para evitar desastres. En Canadá, el derramamiento de Mount Polley en 2014, donde la ruptura de una represa de residuos mineros dejo escapar 4,5 millones metros cúbicos de agua contaminada, tuvo consecuencias ambientales difícilmente medibles. En 2018, un incidente similar en Brumadinho, Brasil, obtuvo la atención internacional con imágenes terribles del derrame que costó la vida de entre 130 y 250 personas, además de contaminar más de 300 km de ríos y modificar significativamente su ecosistema. Al inicio de la pandemia, la ruptura de un oleoducto en Ecuador contaminó un río afectando a aproximadamente 118 000 personas según la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), la cual subrayaba que el Estado y la empresa operadora de la tubería tomaron hasta 10 días para llevar agua potable a las comunidades afectadas [xx].

Estos eventos tienen consecuencias irreversibles, y la profundización del extractivismo con menos controles por parte del Estado anuncia la multiplicación de casos dramáticos como estos. De la misma manera que el colonialismo europeo en la región, las destrucciones resultantes del extractivismo son irreversibles, e inolvidables.

Resistencias y represión

En todos los países estudiados, hemos encontrado signos fuertes de resistencia por parte de las comunidades afectadas, de ambientalistas, y de organizaciones de varias tendencias políticas, así como indicios indudables del fortalecimiento de solidaridades internacionales respeto al tema. Como parte de la terapia de shock extractivista, la alianza entre empresas extractivas-Estado, combate estas resistencias mediante la consolidación de su discurso que presenta al sector como salvador frente a las crisis, la represión y persecución de opositores, y la desregulación permisiva que facilita la profundización de la colonización extractivista del territorio.

Pero las alternativas existen tanto para la salud como para la economía. Durante la pandemia, se han visto en el Ecuador campesinos indígenas que, pese a haber perdido su acceso a los mercados públicos por el confinamiento, decidieron dar productos en barrios pobres para proveer de alimentos a los más afectados. Otro ejemplo es la comunidad de Putaendo en Chile organizó marchas y eventos durante la pandemia para oponerse a los avances del proyecto minero Vizcachitas de la Andes Copper. Así como estos, podemos encontrar múltiples ejemplos en varias regiones del continente, donde comunidades indígenas, campesinas y rurales gestionaron el riesgo de la pandemia mediante respuestas comunitarias. Los movimientos socioambientales de defensa del territorio crean espacios para voces diversas que debaten sobre el bien común, y la coyuntura actual también ha abierto nuevos espacios y oportunidades de colaboración. Es decir: hay resistencias y hay propuestas alternativas que emergen desde los pueblos.

 Al nivel regional, un grupo variado de intelectuales presentó el Nuevo Pacto Ecosocial del Sur, una invitación a que las organizaciones y comunidades sumen sus esfuerzos para producir una respuesta contra terapia de shock, basada en la justicia social, de género, étnica y ecológica [xxi]. Esta iniciativa resalta cómo la pandemia reveló la falsa y repetida consigna de que la economía de mercado es imparable. Durante la pandemia, no sólo se paró la actividad productiva en varios sectores, también muchas fábricas convirtieron su producción para responder a las necesidades del momento. Si ha sido posible parar y reorientar la economía en tiempo de pandemia, es posible hacerlo en cualquier momento.

En vez de entender este llamado al cambio como una difícil pero necesaria reorientación de nuestras relaciones con el medio ambiente y la economía, los gobiernos aliados a las empresas extractivas eligieron la vía fácil del discurso mágico del salvador extractivista. Y para sostenerlo tuvieron que recurrir, rápidamente, a la fuerza para callar los opositores. Las noticias de represión, y de protección policial y militar a las empresas, nos vienen de todos los rincones del continente.

Contra las “salidas fáciles” y las falsas promesas

Nos corresponde producir, debatir y difundir otras narrativas a la del discurso articulador de la terapia de shock extractivista, que ha sido producidas por aquellas empresas que se presentan como salvadoras. El extractivismo no va a excavar un túnel de escape frente a las crisis actuales. La pandemia y sus consecuencias no son agentes externos a nuestra realidad que vinieron interrumpir nuestra normalidad: en buena parte es el producto de aquella normalidad.

Más allá de los casos de corrupción, no es simple entender por qué hay un consenso de los gobiernos de diversos matices sobre la necesidad del extractivismo [xxii], ni cómo el sector logra tal penetración política. Un elemento de respuesta reside en la promesa de una “salida fácil” e indolora a la crisis multidimensional que enfrentan todas las sociedades de nuestro continente. El sector promete ingresos fiscales que no requieren que los gobiernos se enfrenten a las élites económicas nacionales para redistribuir una parte de sus riquezas. El sector es tan lucrativo que permite el pago de rentas que parecen importantes. Impulsar el sector evita una pelea contra los gobiernos del Norte global que apoyan ampliamente a las empresas extractivas, la mayoría ubicadas legalmente en sus territorios. La única pelea que genera el extractivismo es contra las comunidades locales, y se puede tornar en una confrontación de pueblo contra pueblo, contraponiendo los potenciales beneficios económicos del sector presentado como salvador frente a las crisis, al “inmovilismo” de los opositores. Sin embargo, el carácter multidimensional de las crisis (económica, ambiental, social y política) revelado por la pandemia no da para este tipo de facilidad, y requiere de soluciones complejas que reorganicen lo contagioso-tóxico de nuestra relación a la economía y el medio ambiente. Ver lo ilusorio y lo peligroso de las promesas del sector extractivo presentado como salvador frente tanto a la crisis económica como pandémica es un paso importante. El próximo paso es que la organización y la movilización de las comunidades logre transformar a los sectores populares en una fuerza más poderosa que aquella acumulada por las élites y las empresas extractivas con sus discursos de que el extractivismo se ha mutado en una industria “virtuosa, inclusiva, y sustentable” [xxiii] que permite vencer pandemias.

A la hora de soñar con una nueva normalidad, que incluiría otra economía y un mayor cuidado del planeta, nos despierta la pesadilla de la realidad, donde domina la normalidad y donde lo nuevo toma la forma de una terapia de shock extractivista impuesta con el mayor grado de autoritarismo adquirido por los sistemas políticos del continente. La promesa que las rentas del sector podrán solucionar la crisis económica es falsa, y las empresas extractivas, siendo parte del problema, nunca van a ser parte de la solución. La destrucción causada por los afanes que guiaban la colonización europea no va a ser la salvación hoy, así como no lo fue para los pueblos indígenas hace 500 años.

Texto escrito con la colaboración de James Alejandro Artiga-Purcell y Alejandra Watanabe-Farro  [i] para el Grupo de investigación sobre la economía política cultural crítica del extractivismo, Universidad de California en Santa Cruz

Referencias:

[i] En junio, el Grupo de investigación sobre la economía política cultural crítica del extractivismo organizó un webminario que contó con la participación de Constanza San Juan, de la Asamblea por el Agua del Huasco Alto de ChilePedro Landa del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de Honduras, y Blanca Chancosode la CONAIE del Ecuador. Las tendencias identificadas en este artículo surgieron de esta conversación, y muchos de los ejemplos relatados inspirados de aquella. Agradecemos a Fernando Leiva, del grupo de investigación, por su apoyo en la conceptualización de este texto, sus comentarios y revisiones.

[ii] Los distintos poderes coloniales adoptaron diferentes estrategias de colonización. Sin embargo, su impacto sobre las poblaciones que ocupaban el territorio es complementario.

[iii] Organizaciones de Canadá, Estados Unidos y Gran Britania llegaron a conclusiones similares en una investigación basada en la revisión de casi 500 artículos de fuentes periodísticas: Voces desde el territorio disponible en: <https://miningwatch.ca/sites/default/files/voces_desde_el_territorio_final.pdf>

[iv] Klein, Naomi. 2007. The Shock Doctrine. New York: Metropolitan Books.

[v] Ver el sitio web de Barrick Gold  <https://www.barrick.com/English/about/covid-19/default.aspx>.

[vi] Ver el sitio web de Newmont: < https://www.newmont.com/operations-and-projects/health-and-safety/default.aspx>.

[vii] Ver el comunicado de la Asamblea por el Agua del Huasco Alto sobre el tema :  https://www.mapuexpress.org/2020/06/10/asamblea-por-el-agua-del-guasco-alto-la-mineria-es-una-pandemia-barrick-no-salva-vidas-las-pone-en-riesgo/

[viii] Ver las múltiples ocurrencias en los hilos tweeter de LundinGolg y Ecuacorriente, por ejemplo: < https://twitter.com/LundinGoldEC/status/1277700961222393856?s=20>

y < https://twitter.com/CorrienteEcua/status/1283401420591554561?s=20>

[ix] “Ministerio de Minería anuncia que mineras ya pueden utilizar seguros de garantía para sus planes de cierre de faenas”, Portal minero, 06/07/2020: < https://www.portalminero.com/wp/ministerio-de-mineria-anuncia-que-mineras-ya-pueden-utilizar-seguros-de-garantia-para-sus-planes-de-cierre-de-faenas/>.

[x] Mccopa, “Minería salvará economía peruana de la recesión”. Minería Pan-Americana, 20/08/2020. < https://www.mineria-pa.com/noticias/mineria-salvara-economia-peruana-de-la-recesion/>.

[xi] Alexandre Shield, “Forages en mer exemptés d’une évaluation environnementale”,Le Devoir, 5/06/2020, < https://www.ledevoir.com/societe/environnement/580160/forages-en-mer-exemptes-d-une-evaluation-environnementale>.

[xii] Ver el comunicado del gobierno canadiense: < https://www.canada.ca/fr/ressources-naturelles-canada/nouvelles/2020…nt-visant-a-ameliorer-le-processus-dexamen-du-forage-exploratoi.html>.

[xiii] Denunciado por la Asamblea por el Agua del Guasco Alto < https://www.mapuexpress.org/2020/06/10/asamblea-por-el-agua-del-guasco-alto-la-mineria-es-una-pandemia-barrick-no-salva-vidas-las-pone-en-riesgo/>

[xiv] < https://twitter.com/LundinGoldEC/status/1242861473241747458?s=20>

[xv] < https://twitter.com/Ian_H_Lundin/status/1274799403451244557?s=20>

[xvi] Movimiento Socio-Ambiental del Huasco: «La gran minería primero nos mata por contaminación, ahora nos mata por Covid», 29/06/2020. < https://www.facebook.com/AsambleaGuascoAlto/posts/2664294710476714>.

[xvii] El Informe “Voces del territorio” (op. cit.) identificó casos claros en Brazil, Canadá y Panamá donde la contaminación de trabajadores en las minas afectó las comunidades adyacentes a las minas.

[xviii] Quijano, Aníbal. 2014. Cuestiones y Horizontes. De la Dependencia Histórico-Estructural a la Colonialidad/Decolonialidad del Poder. Editado por Danilo Assis Clímaco. Antologías. Buenos Aires: CLACSO.

[xix] Citado en Emiliano Terán Mantovani, “Coordenadas del extractivismo en la pandemia en A. Latina”, ALAI, 27/07/2020. < https://www.alainet.org/es/articulo/208103?utm_source=email&utm_campaign=alai-amlatina>.

[xx] Comunicado de la CONAIE “René Ortiz impulsará la minería a gran escala en medio de covid 19”, 23/04/2020.< https://conaie.org/2020/04/23/gobierno-de-ecuador-reforzara-politicas-extractivistas-en-medio-de-covid-19/>.

[xxi] <  https://pactoecosocialdelsur.com>

[xxii] Svampa, Maristella. 2013. “«Consenso de los Commodities» y lenguajes de valoración en América Latina”. Nueva Sociedad 244: 30–46.

[xxiii] Carolina Pizarro, “El futuro de la minería al 2035” La Tercera,11/01/2015. < https://www.latercera.com/noticia/el-futuro-de-la-mineria-al-2035/>

Fuente: Rebelión

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PIB de América Latina caerá 8,1 % este 2020 y el próximo año recuperará el 4,1 %

La pandemia de coronavirus no solo ha afectado la economía actual de varios continentes, sino que sus secuelas se extenderán por varios meses más.

Este año se prevé un desplome de la economía latinoamericana del 8,1 %, la mayor disminución de las últimas décadas y por encima de otras regiones emergentes como Europa del Este (-4,4 %) y Asia (-3 %), según el consenso de analistas recogido por el Banco de España en un informe publicado este jueves.

En 2021, la región volverá al crecimiento con un repunte del PIB del 4,1 %, el mismo previsto para Europa del Este pero un punto inferior al de Asia -excluida China-, señala la entidad en el Informe de Economía Latinoamericana del segundo trimestre de 2020.

El Consensus Forecast, que considera a los seis grandes países (Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y Perú), muestra además una incertidumbre «mucho mayor que en años anteriores», lo que causará una recuperación gradual e incompleta, señala la entidad española.

De hecho, Argentina, Brasil y México no recuperarán hasta 2022 el nivel de actividad previo a la crisis del coronavirus.

De las grandes economías consideradas, Perú será la que más caiga este año, el 12,6 % interanual, y la que más crezca en 2021, con un rebote del 9,9 %.

El PIB de Brasil, la mayor economía de la región, descenderá en 2020 el 11,7 % y retomará el crecimiento en 2021 con un alza del 3,2 %, mientras que la de México, la segunda en tamaño, caerá el 9,9 % y subirá el 3,7 % en estos dos años.

Argentina sufrirá un retroceso de su economía este año del 11,7 % y Chile del 5,9 %, países que el año que viene crecerán el 5,1 y el 4,6 %, respectivamente.

Por último, Colombia verá cómo su economía se contrae este ejercicio el 6,8 para recuperar el crecimiento en 2021 con un alza de su PIB del 4,6 %.

La región encaró la crisis sanitaria con unas perspectivas de crecimiento inferiores a las de otras regiones emergentes por obstáculos estructurales como su dependencia del ciclo de precios de las materias primas, su baja inversión en infraestructuras o el escaso rendimiento obtenido del gasto educativo, recuerda el Banco de España.

A pesar de las mejoras que se han producido en asuntos como la reducción de la deuda pública, la pobreza y la desigualdad, la entidad señala que los países de la región se beneficiaría de la aplicación de reformas para hacer más competitivas su economía e inversiones en economía e infraestructuras.

Fuente: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/10/08/nota/8007277/segun-banco-espana-pib-america-latina-caera-81-este-2020-proximo

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Universidad: digitalizar o retroceder

Considerada tradicionalmente como una modalidad menor, la enseñanza en línea ya había alcanzado carta de naturaleza y marchamo de calidad antes de la pandemia. Sus cifras, sin embargo, eran (son) todavía pequeñas: de los 251 millones de estudiantes universitarios solo un 2% recibe formación exclusivamente on line (poco más de 5 millones). En España los datos son algo mejores, pero igualmente bajos frente a la enseñanza presencial con el 85% de los alumnos de grado y el 76% de los de máster.

Y de repente, como un cisne negro, tan inesperado como demoledor, aparece la COVID-19, que está actuando como catalizador de un cambio educativo esencial. Ante la dificultad de mantener las clases presenciales, las universidades han vuelto sus ojos a la enseñanza en línea y la semipresencial que han adquirido carta de ciudadanía y van a experimentar un aumento exponencial de la demanda.

La cantidad de alumnos de educación terciaria pasará de 100 millones en el año 2000 a 377 en 2030 y 594 en 2040. El continente asiatico, América Latina o el África subsahariana experimentarán aumentos espectaculares de una formación que no podrá ser atendida por los proveedores tradicionales de enseñanza. Es posible que dentro de 20 años tengamos más de 100 millones de estudiantes en línea y una cifra superior cursando enseñanzas híbridas.

Y algo parecido va a pasar en España en un contexto de crecimiento general del alumnado hasta 2030-35 debido al desembarco de las generaciones nacidas en la etapa de recuperación de la natalidad (1998-2008).

El imparable proceso de digitalización

Según una proyección reciente, las universidades no presenciales van a ganar alrededor de 50.000 alumnos que probablemente serán más si el número de estas instituciones aumenta. A este factor se sumará el imparable proceso de digitalización.

Toda la cadena de valor de la actividad educativa necesita ser digitalizada. Las instituciones que lo consigan sobrevivirán; las que no lo hagan estarán condenadas a la irrelevancia.

El aumento de la demanda, la revolución tecnológica y también la posibilidad de atender aspiraciones que no cubre la formación presencial: las de aquellas personas que por razones de tiempo, localización geográfica, motivos laborales o compromisos familiares no pueden acudir cada día a las aulas.

Competencias de amplio espectro

Todas las enseñanzas son susceptibles de una formación en línea: grados, máster, programas cortos y formación continua. Ciertamente algunas materias y formaciones concretas se prestan más que otras a la formación virtual, pero todas, en su totalidad o en parte, se pueden beneficiar de esta forma de trasmitir conocimientos, competencias y destrezas.

Ya hay programas para casi todo. Muchas de las empresas listadas en Hiring 20.com ofrecen prácticas virtuales. Prestigiosos aprenticeships o bootcamps tienen versiones on line. Para realizar exámenes no presenciales hay tecnologías de reconocimiento facial como la Proctor U. Y podrían multiplicarse los ejemplos.

Es preciso reconocer que algunos títulos, particularmente de ciencias de la salud, demandan para ciertas formaciones una mayor presencialidad. Para ellas (y para otras) existen las modalidades híbridas o semipresenciales por las que van a discurrir muchos de los caminos formativos del futuro.

Como reza el lema obaniano (“Yes. We can”), la formación on line puede con todo y con la misma calidad y eficacia que el formato presencial. La vieja acusación de ser un instrumento educativo menor, de alcance limitado y resultados insatisfactorios, ya no se sostiene. Así lo prueban los resultados y así lo reconoce el mercado.

Retos del paso de lo presencial a lo virtual

El paso de lo presencial a lo virtual plantea algunos desafíos importantes. Cito tres:

  • Evitar desigualdades entre los estudiantes por las dificultades que algunos puedan tener en el acceso (por recursos o conectividad) a la formación digital. Así lo recordaba un comunicado del comité de los objetivos para el desarrollo sostenible 2030 en el que se hace un llamamiento a todos los gobiernos “para no dejar a ningún alumno atrás”.
  • Dificultades para afrontar las fuertes inversiones que exige la digitalización y el acceso a recursos esenciales como, por ejemplo, la Inteligencia Artificial. La transformación requerida exigirá más financiación pública, alianzas entre instituciones para abaratar los costes de adquisición o el recurso a proveedores externos.
  • Formación adecuada de los profesores para desarrollar con eficacia las nuevas modalidades de enseñanza virtual. Es un proceso que no solo exige el aprendizaje de nuevas tecnologías y el uso de recursos pedagógicos, sino un verdadero cambio de mentalidad que no todos están en condiciones de asumir, sobre todo aquellos que “no hacen pie” en modalidades de enseñanza que nunca han tenido que utilizar.

La transición digital, un mandato de la UE

No es discutible la importancia que tiene la enseñanza presencial. Las universidades españolas, particularmente las públicas, siguen apostando decididamente por esta modalidad de enseñanza, aunque ya ofrecen algunos títulos virtuales. No obstante, solo las nativas digitales alcanzan el nivel de digitalización que exigen los tiempos.

La COVID-19 ha planteado un problema de adaptación, pero también ha generado una posible solución para resolverlo. Me refiero a la oportunidad que ofrecen los fondos europeos de reconstrucción que han centrado el tiro en tres tipos de sectores: el pacto verde, la reindustrialización y precisamente la transición digital.

Existe una ocasión única para que, con cargo a esos fondos, se lleve a cabo una transformación digital integral en las universidades españolas para modernizar sus estructuras y funcionamiento y para convertirlas en referente internacional de la integración de tecnologías emergentes y en ejemplo de buenas prácticas para otros sistemas educativos, especialmente de América latina.

Esa transformación podría incluir cuatro grandes actuaciones: una digitalización de la infraestructura administrativa; una digitalización de la docencia (profesores y alumnos); el desarrollo de entornos de investigación digitalizados; y la digitalización de la transferencia del conocimiento.

El impulso inicial debe corresponder al Ministerio de Universidades. Los beneficiados prioritarios serán las universidades públicas presenciales. Y como elementos coadyuvantes estarían las universidades nativas digitales que podrían jugar un papel esencial en la formación de los recursos humanos de las no digitales. Algunas ya lo vienen haciendo así. Es el caso de UNIR, que está llevando a cabo múltiples acciones formativas en España y Latinoamérica.

Y es que estamos convencidos, como he escuchado a diferentes líderes políticos y académicos, que no vivimos en una era de cambios, sino en un cambio de era definido por la digitalización de todo lo que nos rodea.

Fuente: https://theconversation.com/universidad-digitalizar-o-retroceder-147579

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Coronavirus: el país que con solo 12 camas con oxígeno se enfrentó a la pandemia de covid-19 y logró contenerla

A pesar de tener solo siete médicos por cada 100.000 habitantes, Senegal se ha ganado no pocos elogios por su manejo de la pandemia de coronavirus. Mayeni Jones y Naomi Scherbel-Ball, de la BBC, analizan cómo este país africano logró mantener a raya a la covid-19.

«Cuando llegó el primer caso, estábamos muy ansiosos y yo me enojé porque era un caso importado», cuenta la doctora Khardiata Diallo, quien coordina el centro de tratamiento epidémico del Hospital Fann en la capital, Dakar.

«Nos preocupaba la falta de equipamiento para tratar el coronavirus, había solo 12 camas con suministro limitado de oxígeno para todo el país«.

Los médicos del Hospital Fann ahora pueden monitorear a los pacientes usando cámaras, como medida para minimizar el contacto.
Pie de foto. Los médicos del Hospital Fann ahora pueden monitorear a los pacientes usando cámaras, como medida para minimizar el contacto.

Eso fue a finales de febrero, cuando un ciudadano francés regresó a Dakar, después de unas vacaciones en un centro de esquí, con fiebre, dolor de garganta y dolor de cabeza.

Fue el primer caso de covid-19 en Senegal y el segundo caso reportado en África subsahariana.

Diallo, que formó parte del equipo que trató el único caso de ébola del país durante el brote que afectó a África occidental en 2014 y tiene experiencia en brotes de cólera en los últimos 15 años, sabía que debían actuar rápido para contener la pandemia.

Tests gratuitos las 24 horas

Sus colegas del prestigioso Instituto Pasteur de Dakar, que en febrero fue uno de los dos laboratorios de África que podían realizar pruebas de coronavirus, capacitaron a personal de decenas de otros países sobre cómo realizar las pruebas.

Ibrahima Diop, quien contrajo coronavirus en Senegal en abril.
Pie de foto. Ibrahima Diop fue primero diagnosticado y tratado por malaria cuando contrajo el nuevo coronavirus en abril.

En abril, 43 países del continente africano podían diagnosticar covid-19 de manera efectiva.

Hoy en día, el laboratorio en Dakar funciona las 24 horas y las pruebas se han extendido por todo el país.

Los tests para aquellos que tienen síntomas son gratuitos y los resultados se obtienen en ocho horas.

Si bien ha habido preocupaciones sobre el bajo número de pruebas en todo el continente, el Centro Africano para el Control de Enfermedades está apoyando a los países para aumentar los niveles de testeo y hay esperanzas de que los kits de diagnóstico baratos puedan ayudar.

El Instituto Pasteur ha sido crucial en este esfuerzo, ya que su virólogo jefe, Amadou Sall, se asoció con la firma británica Mologic para desarrollar dos kits de prueba caseros:

  • Uno para probar si alguien tiene el virus actualmente, similar a las pruebas PCR de laboratorio
  • El otro para comprobar si alguien ha desarrollado anticuerpos contra el coronavirus de una infección anterior

La fabricación de la prueba de anticuerpos ya comenzó y deberían lanzarse en las próximas semanas, explica Sall.

Funcionará como un test de embarazo, con un costo cercano a US$1 y con resultados en solo 10 minutos.

Mientras, la prueba para determinar si alguien tiene coronavirus se ha retrasado y está siendo validada por la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, pero hay esperanzas de que aún esté disponible antes de fin de año.

Un mayor nivel de pruebas también deberían ayudar a realizar diagnósticos tempranos.

Gente con mascarilla en un autobús en Dakar.
Pie de foto. El uso de mascarillas es obligatorio en Dakar.

Ibrahima Diop, de 29 años y quien trabaja en un call center en Dakar, se enfermó en abril y fue tratado inicialmente por malaria.

Ante la insistencia de su madre, quien trabajaba en un hospital, fue a que le hicieron la prueba y le diagnosticaron coronavirus, junto con 60 de sus colegas. Recibió rápidamente tratamiento y fue dado de alta del hospital en una semana.

Su caso mostró la necesidad de que las personas se realicen pruebas en un país donde los síntomas pueden confundirse fácilmente con la malaria, algo que las autoridades han enfatizado durante sus sesiones informativas televisadas diariamente sobre el coronavirus.

Cantar para combatir el virus

Un índice de respuesta global a la covid-19 de la revista Foreign Policy otorgó a Senegal la puntuación más alta posible por su estrategia de comunicación, a la que se unieron los mejores músicos del país para informar a la gente.

En abril, se juntaron para lanzar Daan Corona, que significa «Derrotar al coronavirus» en wolof, el idioma local.

En la canción, el famoso músico senegalés Youssou Ndour pide a la gente que se quede en casa y se lave las manos.

También hay coloridos murales en la universidad más antigua de Senegal que muestra a los estudiantes las técnicas adecuadas para evitar la transmisión del coronavirus.

En algunas áreas se instalaron lavabos públicos para que la población pueda lavarse las manos.

En los primeros días de la pandemia, se implementaron otras medidas preventivas, incluida la declaración del estado de emergencia, el cierre total de las escuelas y un toque de queda nocturno.

Los restaurantes, supermercados y bancos se apresuraron a introducir controles de temperatura en sus entradas.

Mural en Dakar de un hombre tosiendo en su codo.
Pie de foto. Murales en Dakar muestran los métodos para evitar la propagación del virus.
Lavabos públicos en Dakar.
Pie de foto. Los lavabos públicos se ven en varias calles de Dakar para que la gente pueda lavarse las manos.

Si bien algunas de esas medidas fueron levantadas, en las calles de Dakar las mascarillas siguen siendo obligatorias, una regla que se introdujo ya en abril.

Hoy en día, las 14 regiones de Senegal están equipadas para tratar a pacientes con coronavirus.

En la sala para los enfermos graves de coronavirus del Hospital Fann de Dakar, Oumar Kane monitorea a su último paciente con coronavirus que depende de un respirador.

El hombre de 58 años ha sido tratado allí durante poco más de una semana, y es diabético.

Para minimizar el contacto, las cámaras de la sala se conectan a una pantalla fuera.

Anuncio de la hermandad musulmana Mouride en el que le pide a la población que use mascarillas.
Pie de foto. La popular hermandad musulmana Mouride le pide a la población que use mascarillas.

Pero en marzo, cuando los casos en Senegal comenzaron a aumentar, el doctor Kane recuerda una situación muy diferente.

«El problema era que solo teníamos 10 camas con respiradores y había momentos en que recibíamos llamadas pidiendo una cama pero no podíamos recibir al paciente», recuerda.

«Esa demanda continuó durante unas tres semanas, hasta que se equiparon otros hospitales».

El número de casos diarios registrados ha ido disminuyendo desde mediados de agosto.

Senegal, que tiene una población de 16 millones de personas, solo había registrado hasta esta semana 15.000 casos positivos y poco más de 300 muertes.

Su estrategia para contener el virus se ha adaptado y muchos pacientes con síntomas leves ahora son tratados en casa, con personal médico monitoreando su estado de forma remota desde el hospital y entregando medicamentos.

El desafío de la peregrinación musulmana

Cuando los vuelos internacionales reabrieron en julio, existía la preocupación de que hubiera un aumento en los casos.

Senegal, como muchos otros países africanos, ha pedido a los visitantes que presenten una prueba negativa fechada no más de una semana antes del viaje.

A su llegada, se toma la temperatura de los pasajeros.

 

En la tumba del fundador de la hermandad Mouride se suelen concentrar grandes concentraciones durante la peregrinación de Grand Magal.
Pie de foto. En la tumba del fundador de la hermandad Mouride se suelen concentrar grandes concentraciones durante la peregrinación de Grand Magal.

Estas medidas parecen haber funcionado, como muestra el bajo número de casos importados.

Se espera que esta semana cuatro millones de personas asistan a la fiesta anual más grande del país, el Grand Magal de Touba.

Es una peregrinación histórica a Touba, que se encuentra a 190 km al este de Dakar y es el hogar espiritual de la hermandad musulmana Mouride.

Los peregrinos hacen cola durante horas en las calles de la ciudad para llegar a la Gran Mezquita y al mausoleo del fundador de la hermandad.

Si bien los carteles alrededor de la capital muestran al líder de la comunidad pidiendo a sus seguidores que usen mascarillas, reunir a un número tan grande de fieles en un solo lugar será una prueba crucial cuando el país busca mantener el progreso logrado.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-54436248

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Vacuna china se probará en niños a fin de mes para poner fin a brotes en escuelas

Conseguir que la vacuna se pueda aplicar a toda la población, incluidos niños y adolescentes, es una de las claves para prevenir rebrotes del virus en centros educativos.

La farmacéutica china Sinovac comenzará el 28 de este mes, dentro de apenas once días, a probar su vacuna contra el coronavirus en adolescentes y niños, después de que las pruebas realizadas en adultos, que se encuentran en la fase final, hayan dado resultados positivos, confirmaron hoy a Efe fuentes de la compañía.

Sinovac anunció el pasado 9 de septiembre que los resultados de los ensayos de su vacuna CoronaVac en las fases 1 y 2 habían mostrado “buena seguridad e inmunogenicidad” en adultos sanos mayores de 60 años al igual que lo hicieron entre las personas de entre 18 y 59 años.

Los niveles de anticuerpos en los mayores de 60 fueron ligeramente inferiores a los que arrojaron las pruebas con población más joven, según la compañía.

Conseguir que la vacuna se pueda aplicar a toda la población, incluidos niños y adolescentes, es una de las claves para prevenir rebrotes del virus en las escuelas y guarderías.

Según un registro del estudio publicado en su página web por la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., hasta 552 personas sanas de entre 3 y 17 años recibirán dos dosis de CoronaVac y un placebo, una prueba que combinará las fases 1 y 2 de ensayos clínicos.

Los ensayos comenzarán el 28 de septiembre en la provincia nororiental china de Hebei, que circunda a Pekín.

La vacuna de Sinovac, que en Latinoamérica se produce en cooperación con el instituto brasileño Butantan, con sede en Sao Paulo, se encuentra en la última fase de ensayos en adultos a gran escala en países como Brasil, Indonesia o Turquía.

El gobernador del Estado de Sao Paulo, Joao Doria, aseguró el pasado lunes que pretenden inmunizar con la vacuna china a todos los brasileños y posteriormente a otros países de Latinoamérica.

La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil ha autorizado pruebas clínicas en 9.000 voluntarios de la vacuna de Sinovac.

La CoronaVac tiene aseguradas 46 millones de dosis en el país sudamericano hasta diciembre y otros 16 millones para el primer trimestre de 2012, según a las autoridades brasileñas.

Cerca del 90 por ciento de los empleados de la farmacéutica china en todo el mundo y sus familias han recibido sus dosis, según la empresa.

Cuatro vacunas chinas se encuentran actualmente en la fase 3 de ensayos clínicos –entre un total de nueve en el mundo–, aunque una de las cinco restantes forma parte de un consorcio formado por la china Fosun Pharma, la alemana Biontech y la estadounidense Pfizer.

Las cuatro totalmente chinas son las de Sinovac, Sinopharm, el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan y la de Cansino Biologics, que comenzó a usarse a finales de junio en el Ejército chino.

Fuente: https://www.forbes.com.mx/mundo-vacuna-china-se-probara-en-ninos-a-fin-de-mes-para-poner-fin-a-brotes-en-escuelas/

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ODS4. Solo 1 de cada 3 países está listo para recibir a los niños de forma segura en las escuelas de África Occidental y Central, según UNICEF

El Fondo de las Naciones Unidas pide a los gobiernos que aceleren la reapertura segura de las escuelas para todos los niños, con medidas claras de salud pública, higiene y saneamiento

Unicef ha revelado nuevos datos sobre progreso y perspectivas para la reapertura de escuelas en África Occidental y Central muestran que, seis meses después del inicio de la pandemia que obligó a todos los países de la región a cerrar sus escuelas como parte de las medidas de confinamiento aplicadas por los gobiernos, solo siete de los 24 países que la conforman (Benín, Burkina Faso, Cabo Verde, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial y Sierra Leona) han podido preparar y reabrir sus escuelas para recibir a los alumnos del nuevo curso académico 2020-2021.

Por ello, la fundación ha ha pedido a los ministerios de Educación y Finanzas que den prioridad a la educación en sus planes de recuperación de la COVID-19 para reducir el impacto negativo de la crisis en los niños y en las economías nacionales.

UNICEF insta a los 17 países restantes a incrementar sus esfuerzos para que las escuelas estén físicamente preparadas para una reapertura segura, con suministro de agua incluido, así como saneamiento e higiene, haciendo uso de los espacios físicos disponibles para un entorno de aprendizaje más seguro y utilizando enfoques flexibles de aprendizaje combinado.

“La COVID-19 ha interrumpido la educación de millones de niños en África Occidental y Central, una región que ya afrontaba muchos desafíos para brindar una educación de calidad a los niños, incluso en contextos humanitarios», ha explicado Marie-Pierre Poirier, directora regional de UNICEF para África Central y Occidental . “No tenemos tiempo que perder. Cada día que pasa, millones de niños y jóvenes que no pueden acceder de forma segura a oportunidades de aprendizaje están viendo cómo su derecho a la educación no se cumple y se está poniendo en riesgo su futuro”.

Antes de la pandemia, el acceso de niños a las escuelas de  África Occidental y Central ya era desigual. 41 millones de niños y adolescentes sin escolarizar (un tercio del total de los niños sin escolarizar del mundo). Es fundamental que todos los gobiernos garanticen que todos los niños, especialmente los más excluidos y marginados, también las niñas y los niños con discapacidad, regresen a la escuela de manera segura. También es esencial que los países reconstruyan mejor y lleguen a los niños que se quedaron atrás antes de la pandemia para incluirlos en las oportunidades de aprendizaje.

En África Central y Occidental, los niños van a la escuela en algunos de los contextos más difíciles del mundo. En medio de la COVID-19, cuando el lavado de manos con jabón es una de las medidas más eficaces contra la pandemia, más de la mitad de todos los niños del mundo que carecen de instalaciones para el lavado de manos en las escuelas son de África Subsahariana. En Guinea Bissau, solo el 12% de las escuelas tienen acceso a lavado de manos básico con agua y jabón; en Níger constituyen el 15%, en Senegal el 22% y en Burkina Faso el 25%. Además, en toda la región las clases a menudo están masificadas y hay una carencia de profesores formados para apoyar el aprendizaje de los niños.

A pesar de los esfuerzos realizados en la mayoría de países de la región para reabrir parcialmente sus escuelas a finales del año académico y permitir así a los estudiantes completar sus exámenes finales, millones de niños no pudieron volver físicamente a la escuela.

Mientras las escuelas estaban cerradas, varios países desarrollaron mecanismos para estudiar a distancia, como a través de la radio, televisión, internet y material impreso. Sin embargo, esto no llegó a todos los niños. Al menos el 48% de los escolares de la región no pudo acceder a educación a distancia durante el cierre de escuelas. Esto ha agrandado las desigualdades en el acceso a oportunidades de aprendizaje. En África Occidental y Central hay varios países inmersos en conflictos, violencia y otras emergencias. En diciembre de 2019, las escuelas de 2,1 millones de niños estaban cerradas o no operativas debido a la inseguridad. Esto muestra la necesidad de que los gobiernos refuercen las vías alternativas para conseguir una educación de calidad que garantice que todos los niños continúan con su aprendizaje.

UNICEF ha estado trabajando con las autoridades educativas y con las comunidades para apoyar la reapertura de escuelas mediante la provisión de herramientas y formación para los profesores, la mejora de acceso a agua, higiene y saneamiento en los centros educativos, el desarrollo de planes de recuperación para que los alumnos se pongan al día y la promoción de innovaciones en salud escolar, aprendizaje digital y competencias básicas, en alianza con el Banco Mundial, UNESCO, el PMA, la OMS y el sector privado.

UNICEF celebra los primeros pasos dados hasta ahora hacia la reapertura de escuelas, y hace un llamamiento a los gobiernos para:

  • Proteger la financiación de la educación y combatir las crisis de igualdad y aprendizaje mediante el aumento, o al menos el mantenimiento, de los presupuestos nacionales de educación.
  • Impulsar planes de vuelta al colegio que prioricen entornos seguros e inclusivos en las aulas que lleguen a aquellos niños que no estaban escolarizados antes de la pandemia, a las niñas que podrían encontrar barreras de género que las obligaran a abandonar la escuela y a los niños que viven en áreas remotas y en hogares de ingresos bajos.
  • Mejorar el acceso a servicios de agua potable, saneamiento e higiene en las escuelas y en las comunidades, que son claves para proteger la salud en el contexto de la COVID-19.
  • Desarrollar alianzas estratégicas bilaterales y multilaterales con organizaciones, proveedores de servicios y entidades relevantes del sector privado, para priorizar el uso de las tecnologías en la educación, disminuir la brecha digital y dotar a los niños de conocimientos básicos en entornos de educación ágiles y resilientes.
  • Utilizar un enfoque integrado y multisectorial para la reapertura de escuelas que incluya la mejora de los registros de nacimientos, de la nutrición, calidad del agua, saneamiento e higiene y la protección frente a la violencia como elementos cruciales para que los niños obtengan una educación de calidad.

Ahora más que nunca, los gobiernos deben reafirmar su compromiso con la financiación educativa y garantizar los recursos necesarios para construir sistemas educativos inclusivos y resilientes. Todos los niños y adolescentes en edad escolar de África Central y Occidental, incluyendo los que son más vulnerables y se encuentran sin escolarizar, deben tener asegurado el acceso a la enseñanza en entornos seguros, saludables e inclusivos”, asegura Poirier. “Para mitigar los riesgos de la COVID-19, UNICEF está enfocando sus esfuerzos en apoyar a los gobiernos en su tarea de reapertura de los colegios y de mantener a los niños y a las comunidades a salvo, con medidas como distancia social en las aulas o rotación de estudiantes en ellas, incremento de los puntos de lavado de manos, incremento de controles sanitarios, optimización del uso de espacios exteriores para distintas actividades educativas o la aplicación de enfoques educativos mixtos”.

Fuente: https://www.corresponsables.com/actualidad/ods4-unicef-ninos-escuelas-africa-occidental

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