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Aprende en casa ¿y desaprende en la escuela?

Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso


Los cambios que hemos vivido en los últimos meses producto del contexto de contingencia, han servido para mover en buena medida las piezas y las acciones de (nuestra) vida cotidiana. Por ejemplo, el que los hijos e hijas en edad escolar asistan a la escuela ya sea acompañados por los padres, solos o con el apoyo del transporte escolar, ha sido modificado para dar paso al “quédate en casa – aprende en casa”.

El aprende en casa ha venido acompañado de distintas aristas y fenómenos igualmente inéditos, los cuales se suman a todos los que ha traído la pandemia. Los hijos e hijas en casa deberán contar con un aparato o dispositivo electrónico que se pueda conectar al internet (contar con servicio de internet previamente), organizar los tiempos y el uso de la plataforma que la escuela en torno a elegido, enviar tareas o subir tareas, adaptarse a la modalidad de trabajo. estar en contexto de manera permanente con el profesor o profesora en turno, etc.

Este aprende en casa es un enunciado sencillo que se ha traducido en infinidad de modalidades de trabajo, los testimonios o las narrativas que ha surgido en torno a ello, dan lugar a la recuperación para esta nueva opción metodológica de una especie de ciber etnografía, que se enlaza con tener a los padres en casa acompañando a los hijos.

El aprende en casa se suma a que los padres de familia en la mayoría de los casos asuman este ancestral compromiso de hacerse cargo de acompañar y educar a los hijos e hijas desde el hogar, más que una política púbica todo ello se ha traducido en una salida desesperada. Junto a ello se deberá reconocer también que existe un número importante de padres de familia que por motivos laborales deben salir de casa y dejar solos a los hijos “educándose”.

En este lapso que va de un poco más de seis meses de continencia, muchas familias lo han sentido como si fuera una eternidad; padres y madres de familia se han reconocido desesperados, añoran más que nunca a la escuela, como un espacio encargado no sólo de educar (eso pasa a un segundo término) sino de atender a hijos e hijas para garantizar un respiro en las familias.

Para muchos la contingencia ha estado asociada a un ambiente hostil, de encierro y prohibiciones diversas. La vida cotidiana la vivíamos de manera cómoda, despreocupada y con muy pocas medidas de precaución. Hoy las condiciones entre las que nos encontramos han contribuido en la construcción de un escenario paradójico. Se educa en casa y la escuela se ha convertido en un espacio cerrado y cancelado.

La escuela que ha sido el espacio privilegiado para generar y hacer circular saberes escolares primero y legitimados más adelante socialmente, que es el espacio idóneo que garantiza el desarrollo social a través de vínculos, interacciones e intercambio de saberes simbólicos, etc., Hoy ha quedado candelada.

El problema es que, en la contraparte, el Estado no cuidó en garantizar buenas condiciones para cumplir con el aprende en casa. No se saben las condiciones infraestructurales de las familias, el servicio de internet se ha tornado en caro y malo, (el monopolio de la comunicación no pierde), los aparatos electrónicos han escaseado y se han encarecido. Y lo más desfavorable, no se conocen las metodologías de trabajo o las metodólogas de atención educativa implementadas en el “Aprende en casa. Se sabe –si-, que se ha abierto un amplísimo abanico de formas de atención, desde visitas domiciliarias a los alumnos, trabajo por Facebook, WhatsApp, plataformas como Clasrom, llamadas por Meet, Zoom y un larguísimo etcétera. Sí, pero en dónde está la regulación y una matriz reguladora que permita darle sentido a todo ello.

Parece que el deseo pandémico está por cancelarse, las escuelas pronto abrirán nuevamente sus puertas y recibirán a los escolares no tanto por prevención, sino por hartazgo. “El aprende en casa” ya llegó a su límite, se ha atendido mucho y se ha des-apto más. Ahora es necesario regresarle la palabra a la escuela para saber que tiene y que tanto puede.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/aprende-en-casa-y-desaprende-en-la-escuela/

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La Plata: el servicio de higiene hospitalaria exige respuestas

La semana pasada, trabajadores del servicio de higiene del H.I.G.A “San Martín” manifestaron su profundo rechazo y preocupación mediante una carta abierta a la comunidad, ante la medida “anti sanitaria” de levantar los cohores por parte de la dirección y el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires para el lunes 21 de septiembre.  Sin embargo, pese a las promesas de mejores condiciones laborales y protocolos estrictos, nada cambió. Foto Nicolás Braicovich (Pulso Noticias). Por Lucas Lenz para ANRed


“Tenemos un baño para 137 personas, no tenemos agua potable, tampoco papel higiénico y nos hablan de medidas sanitarias” declaró una trabajadora del servicio, quien prefirió mantener su nombre bajo reserva. Además, añadió: “En algunos turnos hay por lo menos más de 15 personas en la oficina de higiene, cuando en realidad no debería haber nadie por orden de dirección, pero los encargados hacen lo que quieren y rompen los protocolos todo el tiempo”.

Los trabajadores mantuvieron una reunión con la dirección de dicho nosocomio a través de una mesa de voceros, con uno o dos trabajadores por turno y en la cual también participaron representantes gremiales. En dicho encuentro, la dirección dio por cerrado el tema de los “cohortes” sin discusión alguna y sin la intervención de los gremios, además de que los trabajadores regresen a trabajar con la misma cantidad de francos que había antes de la pandemia, entendiendo que hoy hay mayor sobrecarga de tareas y son escasos los nuevos ingresos de personal.

Según difundieron en un comunicado las y los trabajadores se encuentran en asamblea permanente bajo un proceso de plan de lucha, que consiste en retenciones de tareas de una hora o dos horas dependiendo del turno.

Fuente e imagen: https://www.anred.org/2020/09/28/la-plata-el-servicio-de-higiene-hospitalaria-exige-respuestas/

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El año sin educación: Tecnología y Pandemia

Por: Angelica García 

“Es ridículo vivir 100 años y solo ser capaz de recordar 30 millones de bytes.”[1]

ANGÉLICA GARCÍA GONZÁLEZ[2]

Las tecnologías juegan un papel muy importante dentro de las propuestas educativas neoliberales de los últimos años en América Latina. Esta revolución tecnológica que es recomendada para la región, está modificando la base material de la sociedad, donde se suscribe una nueva relación de las economías nacionales, regidas por la economía global. De lo que se trata es de reemplazar en la medida de lo posible esas “grandes cantidades de mano de obra” utilizadas en la industria, por las nuevas tecnologías.[3] Es importante mencionar que esta configuración funcional al sistema capitalista y su estructura en sí, instaura relaciones de poder, no solo dentro del aula, en la institución, y de las zonas urbanas a las comunidades, sino que, sella también relaciones de poder de los países metropolitanos a la periferia. Toda esta política educativa de cambio profundo en América Latina planteada desde los organismos internacionales, con miras a permutar los contenidos para dinamizar los procesos de trasformación académica, implica llevar a cabo una nueva reorganización operativa de raíz, todo un desplazamiento del actuar del Estado, y por ende el ajuste de nuevas instituciones.

Llama la atención que, de la noche a la mañana en todo el mundo, nos vimos sumergidos en estos cambios de una manera forzada. La emergencia sanitaria internacional por el COVID-19, drásticamente nos hizo acelerar esta nueva organización educacional basada en las nuevas tecnologías. Hemos puesto el “freno de mano”. Definitivamente, las Tic’s que hasta ahora conocíamos, ya también son obsoletas frente a lo que estamos viviendo. El aceleramiento del uso de la tecnología nos ha hecho explorar todo tipo de plataformas y estamos forzando nosotros mismos las mutaciones de la transición digital, y con ello estamos siendo parte de la transformación de las estructuras educativas y sociales.

Como bien sabemos, en diciembre del 2019 China se convirtió en el epicentro de un brote de neumonía de causas desconocidas, hoy sabemos que esa neumonía esparcida por todo el mundo es un virus llamado Covid-19, su alcance global es alarmante, ya que este virus es muy peligroso, si bien no se sabe cuán letal es, a nivel mundial ya se suman más de 937.000 decesos.[4] Han pasado 7 meses desde que se supo del primer caso en Mèxico, y el virus sigue siendo una amenaza mundial. Lo rápidamente infeccioso del virus y lo grave de este, hizo que la vida social e individual global se detuviera, fue la estrategia que se utilizó para contener la pandemia, más de un tercio de la población mundial aún sigue en confinamiento. Los efectos de esta emergencia sanitaria tuvieron un impacto sin precedente en el campo educativo, las clases fueron suspendidas en todos los niveles y en todo el mundo. De pronto de manera emergente e inmediata todos nos vimos improvisando, ya sea impartiendo las clases en línea, sustituyendo los libros por textos similares en internet o en el caso de los alumnos, tomando sus clases por esta vía.

Este hecho histórico es el que en estos momentos nos preocupa tanto, lo que se propusieron los gobiernos neoliberales hace más de 38 años, coludidos con los organismos internacionales, de un momento a otro lo aceptamos de una forma casi voluntaria, lo de hoy es la vida moderna tecnificada. Ahora nos han impuesto y nos hemos impuesto una vida educacional especializada, basada en la supuesta sociedad del conocimiento. Casi parecen inútiles las históricas y nutridas resistencias a la imposición de la educación digital por parte de los movimientos sociales -estudiantiles y profesorado en general- de tantos años. Prácticamente nos vimos obligados a formar parte de esta estructura funcional al sistema, sin poner resistencia alguna, y como bien se puede observar, hemos formado parte durante estos siete meses de confinamiento de una educación basada puramente en habilidades. Los efectos negativos de este proceso de virtualización de la enseñanza han sido muchos, y algunos serán analizados en este texto.

 

LA UNIVERSIDAD: EL NO LUGAR

La universidad es el lugar por excelencia un espacio de socialización de los jóvenes, es donde se da un particular tipo de socialización. En la universidad los jóvenes tienen un sitio donde comparten itinerarios y trayectorias semejantes. En ella se construye una aceptación de sus diferencias entre ellos mismos y entre los demás, sus historias de vida quedan expuestas bajo el ánimo de compañerismo. La universidad es el campo de saberes y prácticas donde se construyen sistemas de pensamiento, cuando en el aula surgen debates no solo se hace a través de las diversas subjetividades y de un mundo de condiciones, sino que se debate a través de los cuerpos, comunicando, actuando e interactuando. La universidad es un pequeño mundo socialmente compartido, “somos seres situados en un entramado social de significaciones validadas y de sentidos vitales que alientan nuestra propia subjetividad y nos colocan en relación con los demás y con el mundo”.[5]

La universidad es donde se da la unidad de la escuela, que en el sentido de Baudelot y Establet significa formar, educar, instruir, e impartir la cultura y el saber.[6] Esta unidad de la escuela no existe más que para aquellos que han alcanzado la cultura que da el ciclo superior. Tristemente esta unidad de la escuela solo es posible alcanzarla por un pequeño sector de la población estudiantil, y ahora este pequeño sector, encara frente a la pandemia el “no lugar” de la universidad, del mismo modo que se confronta con un vacío cognitivo frente a las plataformas que ahora tienen la función de aula virtual, sumergidos en un tiempo que deviene en alumnos pasivos, acríticos y dominados por estas nuevas tecnologías.

Este fenómeno implica un golpe firme y compacto, tanto para los estudiantes como para los docentes, junto con el espacio simbólico que representa la universidad, pues “la escuela no es continua y unificada más que para aquellos que la recorren por entero”. En ello no solamente se ve afectado el espacio que encarna la institución como un sitio de reunión de igualdad, sino que estamos presenciando una fractura de las relaciones comunes que establecen los universitarios con los otros. Estos coexisten en la universidad a través del cuerpo que padece, vive, y goza de una forma presencial. En el aula virtual contrariamente, emerge la afirmación absoluta del existente individual, ya que no solamente estamos edificando una educación sometida y dirigida por símbolos, sino que se alimentan las relaciones en torno a la fidelidad de sí-mismos.

La infraestructura online que nos fue impuesta de una forma agresiva y artificial en cuestión de segundos frente a la emergencia sanitaria, de alguna forma significa la derrota de un mundo educativo que podría haber sido, como bien se sabe, pensado y analizado desde nosotros mismos. Es decir, desde la deconstrucción del alumno de una forma presencial, desde el debate, desde la interacción, desde la libertad de catedra, y desde los espacios universitarios democráticos, en el sentido de que se lucha por esa democracia. La educación digital, por el contrario, desarticula el lazo social universitario, nos pone “contra la pared” en todos los sentidos, ya que, a lo mucho, ser estudiante en tiempos de pandemia, es encontrarnos frente al otro a través de una pantalla atendiendo los requerimientos educativos neoliberales. El tiempo que aparentemente nos sobra al no estar de forma presencial en los centros escolares, no hace más que mostrarse como una metáfora, como algo inexistente que está direccionado al aumento de las ganancias de unos cuantos.

Por otro lado, es inevitable sentir a través de las diversas plataformas de trabajo, una especie de persecución panóptica digital, pues dentro de la revolución tecnológica nada es privado, yo vigilo y soy vigilada, no solo por lo que se ve a través de la pantalla, sino por lo que se debe demostrar. Ahora la vigilancia del Estado, y por ende de las instituciones, también está en reestructuración, se siente su pulsión por la vigilancia, y hay una presencia de este como algo aislado, es ausente pero concluyente. La premura de inventar la nueva escuela nos ha sumergido a todos en un mundo sin dueño, el conocimiento parece etéreo y los desequilibrios un espectro latente.

También es importante destacar que este modelo educativo, en cuanto al ciber/conocimiento se refiere, estaba en proceso, se estaba construyendo desde hace más de treinta años, y de pronto de forma precipitada se nos muestra como símbolo de erudición, parecemos preescolares oprimiendo teclas y funciones con miedo. Se desnuda ante nosotros la universidad de nuevo cuño, como la institución que hizo una entrada triunfante a la adaptación de todo lo universal dado, pronto como bocanada surgirán una serie de contradicciones múltiples, de hecho, ya vivimos sus efectos: conviven de una manera conjunta, la institución escolar y la institución familiar de algún modo. La pérdida de libertad académica llora frente al triunfo del mercado.

El rol que vive tanto el alumno como el docente frente a esta nueva era digital, y que forma parte de este futuro cercano antes descrito, se complica y se multiplica aún más cuando se está frente a la computadora. Frente a un otro con el cual no podemos interactuar porque la cìber-socialización nos excede, la pantalla digital pone en cuestión nuestras metodologías, conceptos y debates, y ante el inevitable enojo, la primera afirmación que se le ocurre a uno, es pensar: “alguien ya debe de estar escribiendo sobre esto, tendrán que ser cambiadas las categorías y teorías en general” “alguien, no sé quién, tendrá que explicarnos qué está pasando”. En un instante el aula virtual se muestra desdoblada, vacía, inerte, e inmóvil, pero al mismo tiempo imponente. Y aquí nace otra contradicción porque estamos frente a otra escuela, frente a dos posturas dicotómicas que ponen en duda nuestros conocimientos, se rompe el vínculo entre nosotros y se desplaza la transferencia que hay entre el docente y los alumnos. De este modo, la era de la información y la inteligencia artificial, nos han puesto en jaque, han quedado expuestas nuestras carencias del uso “elemental” de dispositivos electrónicos y las aplicaciones en línea. Tendremos que reinventarnos, no en el aula, sino en el abismo.

 

BRECHA DIGITAL Y ACUMULACIÒN CAPITALISTA

El uso de las tecnologías de información y comunicación dentro del sistema educativo, se perfilaba hasta hace un tiempo como el futuro inmediato, y también se veían como un hecho que iba a desequilibrar las cosas a favor de lo práctico y operativo. Hoy, como ya se ha dicho anteriormente han llegado, se nos presentaron de una forma brutal debilitando los métodos de enseñanza/aprendizaje. Esta especialización irruptiva de la educación pone en riesgo a millones de estudiantes, no solo porque se potencializa ya, una crisis del aprendizaje sin precedentes, sino porque hay una paralización de la educación a nivel mundial por la pandemia. De hoy en adelante se trabajará vigorosamente hasta lograr la naturalización de una comunidad académica, llámese alumnos o docentes, que día con día van a inmortalizar la adaptación a una construcciòn académica de competencia, empuñando una conducta individualista en pro de su propia supervivencia.

Los más afectados en este proceso y por la pausa global de la educación, serán nuevamente los que ya de por si formaban parte de la desigualdad de acceso a los recursos tecnológicos en todo el mundo, la crisis sanitaria provocó el cierre de escuelas de más de 160 países en el mundo. América Latina, que ha tenido históricamente un modelo educativo de los más desiguales del mundo, será el continente que recrudecerá aún más las desigualdades enquistadas en la región desde hace más de cuatro décadas. La llamada “brecha digital” que se ampara entre los que tienen posibilidades de conexión y los que quedan excluidos, tiene factores de incidencia y son: la clase social, raza, etnia y género, entre otros.

Esta brecha digital en México tiene un lugar a nivel internacional ocupando el lugar 87, en América Latina México se posiciona en el lugar nùmero 8, y dentro del país solo el 45% de la población cuenta con computadora, y solo el 53% tiene acceso a internet (datos 2016).[7] Hay que tomar en cuenta que dentro de esta brecha, algunas zonas poblacionales son privilegiadas, sobre todo las zonas urbanas. Se suman a estos datos de desigualdad, los efectos económicos que ha tenido la emergencia sanitaria, donde una gran parte de los estudiantes de nivel superior han tenido que formar parte de las aportaciones al ingreso económico familiar. Asimismo, ya hay evidencias de que muchos de ellos, los que ya contaban con un empleo, forman parte del grupo de empleados con reducción de sueldos.

Del mismo modo, se vislumbra en un corto plazo el ‘boom’ de la deserción en el nivel superior. Recientemente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) arrojó datos alarmantes sobre el asunto, se creé que más de medio millón de mexicanos abandonarán la universidad donde también se cuentan los estudiantes de programas de posgrado. Ligado a este fenómeno tenemos la crisis de aprendizaje que está aconteciendo a nivel mundial, como ya lo hemos comentado. Esto nos indica que realmente se avecina una catástrofe educativa generacional como lo ha anunciado la Organización de las Naciones Unidas (ONU). América Latina vivirá el peor panorama, se sospecha una profundización de la dependencia educativa en relación al centro, poco a poco se irá erosionando cada vez más el derecho a la educación, al mismo tiempo que se irán afinando las políticas educativas diseñadas para privatizar la educación y que tienen su origen justo en los años noventa.

Ahora veamos detalladamente como se está edificando la privatización de la educación. Ante la emergencia mundial de sanidad, dentro del sistema educativo, las plataformas digitales se han convertido en las herramientas más próximas para resolver el grave problema coyuntural de enseñanza. Lo que hasta antes de la pandemia desconocíamos en cuanto a la existencia de las App’s, hoy los docentes nos hemos estado convirtiendo en expertos en la búsqueda del gran abanico de la existencia de ellas. Son tantas y tan diversas, que incluso las que no estaban enfocadas para el uso del campo de la educación virtual, se expandieron en este ramo, me refiero a Facebook, WhatsApp, Instagram, Messenger, Twitter y otras más. Estas plataformas nos “rescataron” de forma práctica, pues aun desconocíamos las demás, por esta vía se trabajó para la entrega de tareas, trabajos, videos, recados, presentaciones, etcétera.

Cosa pequeña frente a lo que venía, pronto a nivel mundial nos conectamos en diversas plataformas para impartir nuestras clases, las App’s utilizadas van desde: Zoom, GoToWebinar, Jitsi, Microsoft Teams, Moodle/MoodleCloud, Google Meet y Google Drive entre otras. El aumento del uso de las plataformas varía de país a país, en Europa por ejemplo es mucho más alto su uso que en América Latina. Ignacio Ramonet documentó muy bien al inicio de la pandemia las cifras abrumadoras del uso de Zoom: “pasó de tener -a finales de 2019- 10 millones de usuarios activos a superar los 200 millones a finales de marzo”[8] para el mismo mes los ingresos de Zoom habían aumentado ya en un 170%. Hasta el día de hoy Zoom ha sido la plataforma esencial para el trabajo educativo y empresarial, y ya se ha registrado que en un solo día ha llegado a 300 millones de usuarios.

Ya se está perfeccionando el camino hacia el capitalismo digital. En materia de política educativa se supone que ante el forzado uso de las plataformas para impartir las clases, la renta de su uso tendría que ser financiado por la institución universitaria, – digamos que al no haber alternativa para evitar su uso-, pero la mayor parte de los docentes en el país, ha tenido que pagar su propia conexión, y en el caso del alumnado, tenemos la misma situación. Esto significa que estamos frente a un mecanismo privatizador de la educación, ya que el financiamiento de plataformas e internet viene de los bolsillos de maestros y alumnos. Y justamente, es lo que se ha venido observando y criticando desde hace años por maestros y académicos en general, que estamos viviendo dentro del sistema educativo un vil “mercado educacional”, pero ahora ante esta coyuntura pandémica vemos su consolidación.

Es evidente que los logros que el Estado ha tenido en cuanto a la mercantilización de la educación, derivan prácticamente de las aportaciones casi voluntarias por todo actor educativo en tiempos de pandemia, incluyendo a padres de familia y estudiantes universitarios. Ante estos actos la brecha digital se ensancha, porque en estos momentos se manifiesta más claramente la distinción, la diferencia y la exclusión de los que no tienen las posibilidades de conexión. Esta reconfiguración del Estado convierte a las instituciones de Educación Superior en espacios de planificación y ejecución de negocios educativos neoliberales, cosa muy grave. Digamos que se ha personificado el discurso modernizador que nace en los años noventa. La reestructuración de la Educación Superior que se está sacralizando deriva en la masificación de la exclusión estudiantil, dejando en la orfandad a miles de estudiantes. El Estado por fin logró el cometido que se propuso hace décadas, pues le ha puesto mayor énfasis -de una forma acelerada- a la educación técnica, dejando los cimientos de una “población educativa de riesgo” destacando el poder de la tecnocracia estatal y la élite empresarial.

Al término del semestre trascurrido perteneciente a la primera mitad del año, inocentemente creímos en que era una etapa pasajera, que pronto regresaríamos a las aulas a dar y tomar nuestras clases de una manera presencial. No fue así, ya estamos preparando nuestro regreso al siguiente semestre al aula digital. Sabemos que estamos frente a algo súbito y esta situación imprevisible nos supera, nos está obligando a pensar distinto y eso finalmente nos incita a no derrumbarnos. Tenemos que potencializar la crisis, tenemos que exigirnos la salida.

FUENTES:

https://www.rtve.es/noticias/20200808/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml

Laura Islas, “La modernidad ancestral”, en Revista etcétera, noviembre 2009.

Diego Armando Jaramillo Ocampo y Luis Guillermo Restrepo Jaramillo, “El cuerpo y el tiempo: márgenes del lugar y el no lugar en las experiencias educativas”, en Teor. Educ. 30, 2-2018. Universidad Católica de Manizales, Colombia.

Cristian Baudelot y Roger Establet, La escuela capitalista, Siglo XXI, México, 1975.

Marion Lloyd, “Desigualdades educativas en tiempos de la pandemia”, en Campusmilenio, No. 849, mayo 14- 2020.

Ignacio Ramonet, La pandemia y el sistema mundo, en La jornada, México, 25 abril 2020.

[1] Marvin Minsky

[2] Docente de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Licenciada en Sociología de la Educación por la UPN, y Maestra en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.

[3] Incluso el impacto psicológico que implica una tecnologización como la que se suscribe es descomunalmente pernicioso. Hay autores que sostienen que la arroba ha logrado trascender el ámbito de lo tecnológico. El grafólogo Manuel J. Moreno apunta que “la universalidad de este signo, puede ser contemplada como la emergencia de un símbolo del inconsciente colectivo que apunta hacia el desarrollo de una nueva realidad psicológica y social, la globalización. Esta puede ser entendida no sólo como un fenómeno sociopolítico facilitado fundamentalmente por el desarrollo de las comunicaciones y la tecnología computacional, sino también como una aspiración arquetípica ancestral hacia la unidad e integridad psicológica del individuo y por tanto hacia el propio proceso de individuación”. Laura Islas, “La modernidad ancestral” en Revista etcétera, noviembre 2009.

[4] Visto en: https://www.rtve.es/noticias/20200808/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml

[5] Diego Armando Jaramillo Ocampo y Luis Guillermo Restrepo Jaramillo, “El cuerpo y el tiempo: márgenes del lugar y el no lugar en las experiencias educativas”, en Teor. Educ. 30, 2-2018. Universidad Católica de Manizales, Colombia.

[6] Cristian Baudelot y Roger Establet, La escuela capitalista, Siglo XXI, México, 1975.

[7] Marion Lloyd, Desigualdades educativas en tiempos de la pandemia, en Campusmilenio, No. 849, mayo 14 2020.

[8] Ignacio Ramonet, La pandemia y el sistema mundo, en La jornada, México, 25 abril 2020.

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Los maestros que se resisten a abandonar a sus alumnos en empobrecida región de México

“Me llamo Viridiana Roja’ Vásque’…”. Derechita y seria, así se presenta esta niña de cinco años que hace tareas escolares en una menesterosa vivienda en plena montaña de Guerrero a 3 000 metros de altitud, en el sur de México.

Hasta este lugar remoto llega no sin dificultad ‘Aprende en Casa’, un plan educativo emergente del gobierno, en una de las regiones más pobres del país.

Aunque la apuesta era ofrecer clases televisadas ante el distanciamiento impuesto por la pandemia, el programa aquí es inviable: no hay señal, mucho menos Internet y, a veces, ni siquiera electricidad.

Afuera, el viento y los gruñidos de unos cerditos recién nacidos en casa de Natalia, su madre de 25 años, dulcifican la precariedad del lugar, que contrasta con el cielo nítido y el verde intenso de las montañas. Natalia le dijo al oído cómo saludar en tu’un savi, su idioma natal y variante de la lengua indígena mixteca.

Viridiana, cuyo holgado vestido tradicional disimula su delgadez, se mueve inquieta en una silla que parece miniatura para colorear en las hojas que días atrás recibió de su profesor de la primaria indígena de San Miguel Amoltepec Viejo.

Desde la puerta el maestro Jaime Arriaga, de 33 años, observa atentamente las indicaciones que Natalia brinda a su hija. Luego se acerca, revisa los papeles, relee las instrucciones y nota que una de las hojas quedó mal compaginada.

“Vas a recortar esta y vas a formar una figura que tenga forma de barco. ¿Ya lo hiciste?”, le dice a la niña, que agranda los ojos ante el tono afectuoso pero inquisitivo del profesor.

La crisis del covid-19 y su impacto en la educación son solo un capítulo más del largo historial de marginación de esta región curtida por la pobreza.

“No tenemos otra forma”  Ampliar En plena montaña de Guerrero, en el sur de México, el programa ‘Aprende en casa’ es inviable pues a la región no llega señal, ni Internet y en algunas ocasiones no tienen energía eléctrica.

En plena montaña de Guerrero, en el sur de México, el programa 'Aprende en casa' es inviable pues a la región no llega señal, ni Internet y en algunas ocasiones no tienen energía eléctrica. Foto: AFP.

Arriaga llega cada 15 días para traer material educativo, reunirse con los padres de familia y supervisar avances.

Cuando podía dictar clases presenciales se quedaba toda la semana y evitaba las dos horas y media de serpenteante camino, sin asfaltar en el último tramo, entre Tlapa -ciudad principal de la región- y San Miguel Amoltepec. Hoy su salón, al que solían asistir 22 niños, sirve de almacén o improvisado comedor.

“No tenemos otra forma. Estamos probando, tratando de adecuar estos trabajos a las condiciones que tenemos”, explica Arriaga entre pupitres vacíos.

Celso Santiago, agricultor de 29 años y padre de tres niños, hará el esfuerzo pero lo ve difícil. “Tenemos trabajos y no puedo estarme ocupando en los niños”.

“Si antes no podían aprender mucho de lo que el maestro enseñaba, ahora vamos a estar peor con esto de la pandemia”, añade.

Arriaga recibía alumnos de cuarto a sexto año a la vez, esquema “multigrado” que responde a la escasa asistencia en comunidades pobres y casi despobladas como esta.

“Siempre los problemas sociales y otros influyen” entre la población indígena de México, 69,5% de la cual es pobre, añade.

En Cochoapa el Grande, donde queda San Miguel Amoltepec, 82% de los pobladores son indígenas y en promedio solo completan una cuarta parte de la educación básica.

“Área virgen”  

Los docentes llegan a la región cada 15 días llevando material educativo para los estudiantes. Foto: AFP.

En San Miguel viven unas 200 personas y numerosas viviendas están vacías porque muchos se marchan a buscar trabajo.

Viajan como jornaleros a plantaciones agroindustriales del norte o cruzan la frontera hasta Nueva York, destino habitual de la diáspora de Guerrero.

Los maestros explican que la primaria es el último retén para muchos niños que desertan sin terminarla, huyendo con sus familias de la pobreza.

Paradójicamente, el despoblamiento y la incomunicación parecen haber librado, por ahora, de la epidemia a esta zona, muy vulnerable por la carencia de centros médicos y servicios básicos. Cochoapa el Grande registra solo dos casos de covid-19 y ninguna defunción, según cifras oficiales. Tlapa, en cambio, suma 293 confirmados y 44 muertes.

En todo México, 8 563 indígenas se infectaron y 1 249 han fallecido, informó el gobierno la semana pasada.

“A lo mejor esta área se mantiene virgen, no hay contagios”, dice Martiniano Pastrana, supervisor del plan educativo para estos pueblos.

Pero Pastrana se empeña en advertirles que el covid-19 es real. Su suegro y un cuñado enfermaron.

Los de la montaña “resistimos más” , afirma Celso Santiago, argumentando que poseen “defensas altas” porque consumen lo que cultivan y no “enlatados y químicos” como en las ciudades. “Aquí no hay coronavirus”, concluye rotundamente.

Fuente: https://www.elcomercio.com/actualidad/maestros-abandono-alumnos-pobreza-mexico.html

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La mitad de los niños en edad escolar en África, sin colegio y sin internet

Resumen de la semana entre el 14 y el 20 de septiembre sobre el impacto sanitario y socioeconómico de la pandemia en el continente africano.

El estudiante keniano de cinco años Miguel Munene (en la imagen  superior de esta noticia) se sienta entre sus padres mientras observa a los personajes de dibujos animados que le enseñan a pronunciar «pez». La televisión ha reemplazado a sus maestros tras el cierre de las escuelas en marzo por la covid-19. Y así seguirán hasta enero por lo menos. Muchos niños no tienen la opción de aprender en línea: Unicef estima que al menos la mitad de los niños en edad escolar del África subsahariana no tienen acceso a Internet. Algunos, como Munene, ven los dibujos animados realizado por la ONG Ubongo, que ofrece contenido de televisión y radio gratuito a las emisoras africanas. En marzo, los programas de Ubongo se transmitieron en un área que cubre 12 millones de hogares en nueve países. Eso aumentó a 17 millones en 20 países en agosto. Para Munene y otros escolares, programas como el de Ubongo son su única opción para aprender por ahora. Pero la televisión no puede reemplazar completamente la enseñanza.

MÁS INFORMACIÓN

Las afligidas familias sudafricanas se ven obligadas a buscar a alguien que recoja los cuerpos de sus fallecidos después de que las funerarias se declararan en huelga en un país con una de las tasas de coronavirus más altas del mundo. Los trabajadores funerarios están en huelga en el país por cambios en una serie de procedimientos y regulaciones, incluidos algunos introducidos a raíz de la pandemia de coronavirus, que dificultan, dicen, el funcionamiento de los negocios pequeños, generalmente de propietarios negros, y dan una ventaja a los grandes negocios. El sector quiere un fondo de ayuda covid-19 para ayudar a la industria a hacer frente a la pandemia.

Zimbabue ha levantado la prohibición de viajar entre ciudades y ha extendido las horas de trabajo. La nación del sur de África entró en un bloqueo en marzo y se impuso un toque de queda durante la noche para frenar la propagación del coronavirus. La pandemia ha golpeado a Zimbabue, que ya se tambaleaba por la hiperinflación y una escasez inminente de servicios básicos, antes de que la pandemia golpeara. El Gobierno ha extendido el horario comercial en dos horas para cerrar a las 6.30 p.m y el registro central reabre para permitir a los ciudadanos acceder a certificados de nacimiento y defunción y pasaportes, mientras que las autoridades también comenzarían a emitir permisos de trabajo y visas. Los estudiantes, que debían escribir sus exámenes finales de fin de año, también comenzaron a regresar a las escuelas a partir del martes. La semana pasada, el gobierno permitió la reanudación de los vuelos domésticos, que serían seguidos por vuelos internacionales el próximo mes en un intento por impulsar el turismo.

Este viernes 18 de septiembre África registra 1.380.010 positivos por covid-19, de los que 217.353 son casos activos y 1.457 son pacientes en estado crítico. La cifra de fallecidos asciende a 33.484 y la de recuperados a 1.138.173 personas. Los países con mayor número de casos siguen siendo los habituales (Sudáfrica, Egipto, Marruecos, Etiopía y Nigeria por este orden), con casi un millón de los casos actuales entre todos. Los países con más casos por millón de habitantes son Mayotte, Sudáfrica, Cabo Verde, Yibuti y Esuatini.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/09/07/planeta_futuro/1599464491_068850.html

 

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Los colegios más extraños del mundo

La vuelta a las aulas se hizo obligatoria en Europa, en Colombia la laxitud es la constante, no se podrá obligar como se hizo en Europa. Los padres decidirán si envían los hijos a las aulas. Según las encuestas la mayoría decidirá que no. Además, el gremio docente muestra una resistencia a la posibilidad de volver en el sector oficial, y solo han manifestado el interés de volver las instituciones privadas, que ven con preocupación la reducción de pago de matrículas e inclusive de estudiantes en las instituciones.

Con ese panorama de incertidumbre es interesante conocer experiencias que existen en otros países y que pueden responder a las necesidades educativas de los próximos años.

1. Knox Grammar School, el colegio de clases individuales para cada estudiante en Australia.

Se ubica en la periferia norte de la ciudad de Sídney, basa su aprendizaje en la investigación, el fomento de la creatividad, en el pensamiento crítico y de la innovación tecnológica. Los estudiantes tienen la posibilidad de escoger entre una gama de 30 asignaturas las que quieren realizar. Es decir, el currículo es personalizado y los estudiantes lo pueden seleccionar a partir de los 11 años.

Además, de las áreas tradicionales que existen en Colombia, existen materias como agricultura, chino, teatro, comercio, ingeniería, diseño gráfico, pensamiento crítico o artes visuales.

2. Orestand Gimnasiun en Dinamarca

Se ubica en la capital Copenhague, es conocido como el colegio cubo, donde los estudiantes estudian en aulas abiertas de forma circular, como tambores y se ubican en cojines sobre tapetes como las oficinas de Google. Los espacios son grandes, la distancia entre los estudiantes puede ser de uno, dos metros. Es un colegio de secundaria, los estudiantes tienen énfasis en deporte, música, artes, reciben visitas de expertos en diferentes áreas, clases de piano al aire libre o sesiones de remo o navegación durante la época del verano. La idea es que ellos tomen las clases como se sientan cómodos.

3. Concord Scholls by HMFH Architects en Estados Unidos

Ubicado en la ciudad de Concord en New Hampshire es un proyecto enfocado en la arquitectura que busca el diseño, los espacios amplios y modernos y un proyecto que piensa ampliarse a diferentes lugares del mundo. Ya existe otra institución educativa del mismo proyecto en Estocolmo – Suecia.

El proyecto Concord busca ampliar y renovar escuelas antiguas y con espacios pequeños. Se piensa en los entornos escolares que deben ser iluminados, flexibles y con áreas diversas para los espacios de integración, más allá que salones. El color y las formas modernas están pensadas para el desarrollo de clases innovadoras.

4. Makoko Floating School – Nigeria

Lagos la ciudad más poblada de África, como su nombre lo dice está en una isla rodeada por extensas lagunas, y frente al mar. Las inundaciones son contantes y las infraestructuras educativas suelen ser precarias y de riesgo durante las temporadas de lluvias. La estructura flotante fue construida por la comunidad. Las clases se enfocan en abordar los problemas ambientales y las alternativas para enfrentar el cambio climático con las estructuras que circulan por la laguna más grande de Lagos. Busca ser un prototipo para las escuelas urbanas – acuáticas del contexto ecuatorial del país con grandes lluvias y zonas pantanosas. Se abordan en la escuela las acciones para el desarrollo de Nigeria y de África.

5. Saunalahti School – Finlandia

Se ubica en Espoo, la tercera ciudad del país nórdico, y se caracteriza por la libertad que da a los estudiantes, donde se busca que reduzcan los niveles de stress. El ambiente es relajado, cuenta con piscina, gimnasio, una amplia biblioteca y los estudiantes pueden sentarse donde quieran, tomar las clases desde un sofá o saltar en las sillas.

Fue construido por una exitosa firma de arquitectos de Helsinki llamada Verstas. Tiene capacidad para 750 estudiantes desde preescolar hasta secundaria. Y al contar con espacios amplios y abiertos para toda la comunidad, ha sido denominado, la sala de estar de todo el barrio donde se ubica.

La biblioteca de la escuela con amplios techos y de gran altura está abierta las 24 horas y la pueden utilizar los habitantes de la ciudad. Además, se integra con la guardería y el centro juvenil. Es una experiencia novedosa porque rompe los tradicionales muros de los colegios que consideran el exterior como un peligro o una distracción. Su diseño se asemeja a menor escala, al campus de una universidad.

Son muchas las instituciones innovadoras en el mundo, acá es sólo un ejemplo que se pueden construir propuestas arquitectónicas y pedagógicas diversas que apunten a la calidad de la educación, y a la calidad de vida de la comunidad educativa.

Fuente: https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/09-2020-los-colegios-mas-extranos-del-mundo

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El Gobierno permitirá dar clase sin cursar el máster ante la dificultad de sustituir a los profesores de baja por coronavirus

La medidas implantadas para hacer frente a la situación provocada por la Covid, como los desdobles para reducir la ratio, y la necesidad de cubrir sustituciones y bajas hacen que este curso escolar haya que reforzar las plantillas de profesores. Un refuerzo que algunas comunidades están teniendo dificultades para llevar a cabo. Por ese motivo, el Ministerio de Educación va a flexibilizar, «de manera excepcional y limitada», los requisitos para ejercer la docencia en los institutos.

La decisión ha sido adoptada este jueves en la reunión de la ministra Isabel Celaá y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, con los consejeros de Educación. «Muchas comunidades autónomas han manifestado sus dificultades para encontrar profesorado que pueda cubrir las contrataciones previstas, máxime cuando la situación sanitaria ha obligado a retrasar hasta 2021 las pruebas selectivas para el ingreso en el cuerpo de funcionarios docentes. En definitiva, a algunas comunidades se les ha acabado la lista de sustituciones», ha explicado Celaá.

En este contexto, el Gobierno va a permitir nombrar docentes a personas que no hayan cursado el máster que acredita la formación didáctica para serlo en ESOFP, música y artes escénicas, artes plásticas y diseño, y escuelas oficiales de idiomas. Esas personas sí deberán cumplir el resto de requisitos, como contar con una titulación universitaria, y su contratación podrá producirse siempre y cuando se agoten las listas de aspirantes al puesto en régimen de interinidad y las de demandantes de empleo. La medida se acota al presente año académico.

UN ARRANQUE CON POCAS INCIDENCIAS

  • Más de ocho millones de estudiantes no universitarios y más de 700.000 docentes han regresado a las aulas en más de 30.000 centros, habiéndose registrado incidencias en el 4,5%. De los 386.214 grupos existentes, 2.852 (el 0,73%) están «cuarentenados», según Educación. Celaá e Illa han coincidido en señalar que estos significa que las medidas adoptadas «están funcionando» y han agradecido el esfuerzo a profesionales, familias y estudiantes. 

«Estamos en una situación de emergencia en la que podemos admitir que, para poder atender una enseñanza en la que son necesarios más profesores de lo habitual y en la que se han suspendido los procedimientos selectivos, se contrate como docentes a personas que no tengan el Máster en Formación del Profesorado en el que caso de que se agoten las listas de interinos. Nos parece razonable«, valora a preguntas de este diario el presidente de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE). Nicolás Fernández defiende que ahora lo importante es tener docentes suficientes y «en algunas especialidades y comunidades no hay bastantes candidatos».

Fernández reclama al ministerio que habilite esta «excepcionalidad» a través de un decreto ley para que los Ejecutivos autonómicos puedan aplicarla, dado que «actualmente la norma no lo permite». «También pedimos que a posteriori, cuando esta situación pase, sí se exija que esas personas tengan que realizar el máster si desean continuar como profesores», agrega.

Este sindicato estima que es necesario aumentar la cifra de profesores una media del 10% en el conjunto de las regiones y se queja de que de las 60.000 nuevas plazas que se requieren en todo el país, según sus cálculos, solo se han cubierto a aproximadamente la mitad. «Hay comunidades que han aumentado sus plantillas un 11% pero la media está en torno a un 5%», lamenta su presidente.

Junto a la medida de flexibilizar la contratación de docentes, en la conferencia sectorial también se ha acordado adaptar las pruebas de acceso a la Universidad (EBAU) a las circunstancias de la pandemia, de forma que esos exámenes seguirán un modelo similar al del curso pasado. Esta adaptación se aplicará igualmente a las prácticas de FP, con la reducción al mínimo de 220 horas establecido en la ley, la integración del módulo de formación en centros de trabajo en el módulo de proyecto en el caso de la FP Superior o la creación de un módulo de proyecto para integrarlo con la formación en centros de trabajo en el caso del Grado Medio y la FP Básica.

Educación también estudiará cambios normativos que permitan adaptar el currículo y las programaciones didácticas para recuperar los «aprendizajes imprescindibles» que no pudieron alcanzarse el curso 2019/2020.

Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/4392610/0/educacion-permitira-dar-clase-a-titulados-sin-el-master-para-la-docencia/

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