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La familia tradicional como imposición

Por: Ilka Oliva Corado

Desde el inicio de los días, el sistema patriarcal nos ha impuesto hasta la forma en la que debemos caminar o sentarnos, todo respecto al rol de género y no hablemos de comportamientos porque vienen por categorías dependiendo los estereotipos y los prejuicios; que vienen por patrones de crianza o bien, nosotros ya mulones optamos por patentarlos como propios a conveniencia.

No hay nada más impuesto en esta vida y que nos haga más daño como sociedad que el patrón patriarcal que es machista y misógino. Madre en potencia, dicen los saludos del Día de la Madre a mujeres que no tienen hijos, como si todas las mujeres por el simple hecho de su género deben convertirse en madres sí o sí. Esa mujer ya está jugada, no vale, dicen cuando se sabe que una mujer soltera tuvo relaciones sexuales antes del matrimonio. ¿Y el hombre? Es gallo entre más mujeres tenga en su lista. Pero aquí va un detalle, ¿qué pasa con el hombre que es distinto a la media? De seguro es maricón, puto, puñal, y un sin fin de apelativos que se ven como normales en una sociedad que a hecho del irrespeto, del insulto y la violencia una forma de vida.

Se dice que la mujer divorciada pico quiere, igual la mamá soltera, que por andar de puta lo que se sacó: una su panza. Y a estas mujeres las vamos catalogando con nuestros estereotipos torpes, las desvalorizamos como seres humanos y por género ya no valen como otras que sí cumplen con los lineamientos de los patrones patriarcales; ya sea por conveniencia personal o por temor: por temor contamos los extremos, cuando están siendo violentadas para que aparenten en una sociedad que vive en una burbuja. Muchas de ellas terminan desaparecidas o asesinadas.

¿Qué sucede con los niños diferentes? Mirá ese tu hijo es hueco, enderezálo. Mirá esa tu hija es machorra, una su buena cogida quiere, probar pico le hace falta. Y así a consecuencia vienen las violaciones sexuales “correctivas” o los golpes y los asesinatos, los feminicidios y transcidios. Porque nos enseñaron a rechazar y a tenerle miedo a todo lo que es diferente y libre, a todo lo que rompe con la norma; nos enjaularon desde nuestro nacimiento en un sistema patriarcal que nos mulita día con día.

Es un asco, esas personas deben morir, hay que quemarlas vivas, son engendros del demonio, ¿qué más dicen los buenos hijos de Dios? ¿Qué más dicen quienes defienden a capa y a espada la familia tradicional? Dicen ellos que por ejemplar y porque tiene valores. ¿Las personas distintas no los tienen acaso? ¿Qué valores? Empezando por ahí. ¿Doble moral, mojigatería, machismo, homofobia, transfobia, lesbofobia, bifobia? ¿De qué valores hablan estos santos hijos del patriarcado? ¿Quién dice que una persona diferente no es íntegra, culta, humana?

¿Y qué dicen estos santos hijos del patriarcado acerca de los hombres que preñan mujeres y las malmatan a golpes para que aborten pero que en público, se dan tres golpes de pecho y juran estar en contra del aborto? O peor aún, las mujeres que solapan este abuso cuando se le hace a otra. ¿Cuándo las terminan matando? ¿Qué opinan estos ejemplares de los buenas costumbres acerca del hombre que viola? ¿De los machos que asesinan homosexuales, transexuales? ¿Qué opina la sociedad del derecho a amar, a existir, a la diferencia y a la diversidad?

¿Qué es una familia tradicional? ¿Cuáles son los valores de estas falsedades que viven de apariencias? ¿Por qué la mujer se tiene que casar de blanco y con velo? ¿Por qué a él se le puede hacer una despedida de soltero con trabajadoras sexuales y a ella no? Tantas preguntas, tantas alas rotas, tantas vidas truncadas por necedades de un sistema y un modo de vida que nos fue impuesto.

Retóricas que nunca han dejado de aparecer en época de elecciones, lo vemos a lo largo y ancho del mundo, un candidato afín al neoliberalismo y al capitalismo siempre manejará este tipo de declaraciones de la clase conservadora. Y con estos discursos logran echarse a la bolsa a buena parte de la sociedad que por cachureca, en nombre de la buena fe la dejen rezando el padre nuestro mientras los oradores se llevan las marmajas a bancos en el extranjero. Porque qué más beneficioso que un pueblo sumiso, machista, homofóbico y patriarcal para el sistema del capital.

Tanto odio en esta tierra, tanta violencia, tanta doble moral, tantos prejuicios y tanta hipocresía. La familia tradicional no existe, la familia en sí no existe, también es una construcción de la sociedad. Una imposición como muchas otras. Uno puede ser familia de un bosque, de un río, de una manada de cabras o de felinos.

¿Cuándo vamos a dejar de cortar alas y dañar de por vida a seres que se atrevieron a lo que nosotros por falta de arrestos nunca haríamos? Y respecto a la decencia de género, todas las mujeres somos putas, unas más activas que otras, eso es todo.

¿Cuándo vamos a aprender y cuándo vamos a tener las agallas para desobedecer y luchar por nuestra libertad como especie? ¿Cuándo vamos a aceptar que no hay nada más maravilloso en este universo que nuestra diversidad?

¿Y usted querido lector, cuénteme su familia es tradicional o como dicen los clasistas, hijos del santísimo patriarcado y de la bienaventurada iglesia: es disfuncional?

Fuente: https://cronicasdeunainquilina.com/2017/05/19/la-familia-tradicional-como-imposicion/

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Irantzu Varela: “En las series están empezando a caber los relatos no hegemónicos”

Hala Bedi/ SerialK
Como anunciábamos en el primer artículo de este blog, el objetivo de SerialK consiste no solamente en ofrecer análisis de las series que a nuestro parecer destacan en el actual mundo de la ficción seriada sino también en recoger las opiniones y valoraciones de personas del ámbito de la cultura, de la política y del activismo social de Euskal Herria acerca de este fenómeno socio-cultural.Nuestra primera entrevistada es Irantzu Varela (Portugalete, 1974), periodista y activista feminista radical, miembro del espacio de creación, aprendizaje y acción feminista Faktoria Lila, presentadora del programa «El Tornillo» y autora del documental «El nunca me pegó».

Antes de entrar en el análisis del fenómeno serial actual me gustaría que nos fuéramos unos cuantos años atrás y que nos contaras qué espacio e importancia tuvieron las series en tu infancia y adolescencia. ¿Cuáles veías? ¿Qué balance haces de aquellas propuestas y del impacto que tuvieron en tu vida?

He visto las mismas series que ha visto toda mi generación: las que emitía un único canal y que, además, sólo lo hacia por la tarde. Empezamos con La casa de la pradera y aunque quedaría muy bien que te dijera que Twin Peaks marcó el punto de inflexión (es innegable la calidad de su guión, de su producción, de la iluminación, etc.), creo que la serie que marcó realmente a toda mi generación es Sensación de vivir. De hecho, en una noche de cañas con unas amigas hemos llegado a la conclusión de que estamos ahora como estamos, desde el punto de vista de los valores capitalistas y heteropatriarcales, por Sensación de vivir (risas). Porque nos enseñó, nos creó deseos de ser personas horriblemente frívolas, con preocupaciones superficiales y la verdad es que la gente de mi edad que no veía esta serie era porque vivía en un pueblo en el que no llegaba el dichoso canal o, directamente, porque vivía en un caverna… La veías aunque fuera solamente para tener conversación, lo cual es horrible pero también demuestra que se puede empezar fatal y después dar guerra… Si la serie que me marcó es Sensación de vivir, pues ¡imagínate! (risas), todo tiene arreglo…

Está claro que, en gran medida y como en otras propuestas artísticas y culturales, las series han vehiculizado y apuntalado valores acordes con los patrones ideológicos capitalistas heteropatriarcales dominantes. ¿En qué medida crees que en esta nueva edad dorada de la series se está cambiando de enfoque? En tu opinión, ¿qué series encarnan este cambio?

Tengo claro que se está dando un cambio de calado. Es verdad que ves las series que Netflix te impone pero, al final, cada cual puede eligir. Creo que la experiencia con las series actuales depende, evidentemente, de qué serie ves pero, desde luego, en las que estoy viendo últimamente noto un cambio brutal.

Primero, hace tiempo que se están produciendo series con una perspectiva de género soportable, cosa que no era habitual. Incluso en las más comerciales y conocidas. Seguramente seré yo, pero, por ejemplo, Juego de Tronos es la demostración de que los hombres sois idiotas y que la humanidad sobrevive gracias a los no-hombres: los enanos, los bastardos y las mujeres. Ayer por ejemplo me vi entera Big Little Lies, una serie con relatos protagonizados por mujeres con otro perfil que el de las protagonistas de Sexo en Nueva York (que en su momento también fue un punto de inflexión), o Black Mirror, con la que tuve la misma sensación que la que tenía con doce años cuando veía La bola de cristal cuando te decían «si no se te ha ocurrido nada tal vez tendrías que ver menos la tele» o «si no quieres ir como estos, ¡lee!». ¡Que la tele te dijera que no vieras la tele o que leyeras me parecía muy loco! Pues Black Mirror me parece algo parecido.

No sé si es que están cambiando el relato mundial y que esto es el principio de un nuevo orden. No creo, aunque hay días que soy más optimista que hoy y pienso que sí… Lo que está claro es que en las series están empezando a caber los relatos no hegemónicos. Los relatos de hombres blancos heterosexuales brutos que lo solucionan todo con violencia se han acabado. La masculinidad ya nos la han contado de todas las maneras posibles y por haber. Por ejemplo, Juego de tronos parece una serie de machotes y ¡qué va! Para mi hay una crítica a la masculinidad y al poder muy grande. Pero también depende de cada cual cómo la mire y seguramente algunas personas escuchándome pensarán que estoy flipada (risas). En el caso de Black Mirror, o no la entiendes o ves claramente que tiene una critica brutal, como a la gordofobia y a la heteronorma entre otras muchas cosas.

Hablando de relatos no hegemónicos, ¿qué te parece la serie Orange is the New Black?

Como muchas otras series ha ido perdiendo fuerza con el transcurso de las temporadas pero hay una cosa que es buenísima: solo salen tías y los pocos hombres que salen son idiotas y eso nos encanta a las tías porque estamos cansadas de haber visto tantos relatos en los que los protagonistas son tíos y en los que las pocas tías que salen son idiotas. Además, en esta serie tienes visibilidad lésbica, crítica de clase y de raza, eso sí, con brocha gorda, pero creo que es una serie a recomendar.

¿Y Girls?

Para las que hemos visto Sexo en Nueva York es muy dura ya que es parecida pero en una versión amarga. En Sexo en Nueva York, en aquel entonces , todo era dulce… En cualquier caso, es la prueba que el mundo esta cambiando: las tías protagonistas de los 90 eran las de Sexo en Nueva York, ahora son precarias, gordas, nada les va bien y no tienen zapatos último modelo…

¿Y  Transparent?

Me parece un flipe aunque la presencia de la religión en la familia a mí me sobra. En todo caso, es una serie brutal, ¡además todo el mundo se hace bollera! (risas).

Y para terminar, ¿Mad Men?

Creo que es la primera serie que yo haya visto donde se nota que hay guionistas mujeres y que se han leído la Mística de la feminidad de Betty Friedan. El papel de Betty, la mujer de Don Draper, y el papel de Peggy, la secretaria que empieza escribiendo a máquina y acaba como creativa publicista, son ejemplos de manual del feminismo de la primera hora. En Mad Men lo de «el malestar que no tiene nombre» que indentificaba Betty Friedan se describe extremadamente bien. Además, me parece muy honesta ya que es un mundo protagonizado por hombres pero en el que las mujeres no son comparsas ni excusas; tienen, desde su falta de protagonismo, su propio protagonismo y eso me parece muy real.

Para ti, ¿cuáles son las razones de este cambio en los tipos de relatos?

Pues que cada vez nos tragamos menos el discurso hegemónico. La mayoría de la gente no es un hombre heterosexual con una casa en las afueras con piscina. Ya no nos tragamos relatos protagonizados por seres que no somos. Las minorías, lo disfuncional y los márgenes interesan. En cambio, las series del relato hegemónico son aburridísimas. Se acabó, ¡ya lo han contado todo!

¿Cuáles son las limitaciones de este cambio? Es decir, en términos cualitativos, ¿qué elementos brillan por su ausencia desde una perspectiva feminista y anticapitalista?

No lo sé, depende. Pero por ejemplo a Black Mirror no le falta casi nada. De hecho, siempre me pregunto quién ha sido la mente malvada escondida atrás de ella. ¡Los guionistas de esta serie están maquinando algo seguro! (risas). En cualquier caso, creo que en general el problema es que las series, como pasa en otros ámbitos, incorporan una perspectiva y no incorporan otras. En este sentido Transparent me parece demasiada «judía y blanca», y en general, en muchas series las feministas representadas suelen ser un poco blancas o un poco racistas… Además, casi siempre pertenecen a la clase media alta. Por ejemplo, en Black Mirror parece que todo el mundo vive en una situación bastante acomodada y yo no me creo que en una distopía cercana las cosas sean así. Por lo tanto, diría que todavía nos cuesta contar la precariedad y los márgenes. Creo que se sigue pensando que para encontrar a gente que tenga vidas interiores lo suficientemente ricas como para alimentar un buen guión hay que ir a buscarlas en el seno de la burguesía. Es como si los pobres sólo estuviesen preocupados por comer…Creo que esto es un planteamiento muy clasista.

Por otro lado, íntimamente relacionado con el papel de la mujer, ¿qué tipo de masculinidad se plasma en las propuestas seriales actuales?

El gran cambio es que la masculinidad hegemónica aparece como algo destructivo. Como en Don Draper de Mad Men, un hombre que podría aparecer en un anuncio de colonia, hombre exitoso que tiene a la mujer guapa, a la amante bohemia etc. y, sin embargo, queda muy claro que es destructivo, que su peor enemigo es él. ¡Y lo hombre que es! En Los Soprano, es un mafioso de Nueva Jersey y pasa exactamente lo mismo. En Juego de Tronos, donde se muere cualquiera y donde se rompen todos los esquemas, llegué a la conclusión de que los únicos que sobreviven, los únicos que tienen un relato que podríamos llamar de “triunfo” son los no-hombres: son las mujeres, el enano y el bastardo. Las mujeres están colocadas en el espacio secundario que muy probablemente tendrían en este mundo en el caso en que hubiera existido, pero desde allí son capaces de generar las estrategias para sobrevivir y, no sé si es la palabra, para triunfar. A mí, Cersei Lannister de Juego de Tronos me parece el gran descubrimiento. Y también Claire Underwood de House of Cards: según va evolucionando la serie, a su marido presidente ¡se lo va comiendo con patatas! De hecho, me quedo con su gran frase: «Estoy harta de intentar ganarme le corazón de la gente». ¡Qué miedo! ¡Hay que hacer una Cersei Underwood o una Claire Lannister, es urgente! (risas). Además, mientras su marido Frank Underwood va envejeciendo, ella va criogenizándose. ¡Es espectacular! Hace diez años este personaje habría sido quizás no imposible pero, eso sí, el personaje más odiado del mundo. Y ahora queremos sus vestidos y su corte de pelo. ¡Todas queremos ser Claire Underwood! (risas).

En la última entrega de SerialK analizábamos la serie Peaky Blinders y enmarcábamos su personaje principal, Thomas Shelby, como una muestra portentosa del auge   de los antihéroes masculinos . ¿Cómo valoras este fenómeno que viene desarrollándose en las últimas décadas (desde Homer Simpson, pasando por Tony Soprano, House, Dexter, Walter White de Breaking Bad, hasta el mismísimo Don Draper)?

Decía Tolstoï que las familias interesantes son la familias anormales; las normales, en cambio, son todas igual de aburridas. Las historias interesantes son las de gente con secretos, con personajes magnéticos que son capaces de gustarte aunque sepas que no te tienen que gustar. Al fin y al cabo, alguien seductor es alguien que no tiene los elementos objetivos para gustarte pero que te gusta. Por ejemplo, con Don Draper, aparte de guapísimo, sabes desde el principio que este tío tiene algo oscuro. No es el señor con el que quieres que tu hija tenga hijos, es el señor con el que te quieres escapar. Es un poco el mismo fenómeno que con las «femmes fatales», pero en hombres. Ellos, en vez de tirar de una energía sexual tiran de otra. Por ejemplo, Tony Soprano, se suponía que pillaba mucho pero es un horror físicamente. El hecho es que la mayoría nos lo hubiéramos follado, no al actor sino a Tony Soprano (risas). En pocas palabras, los personajes que encarnaba Rock Hudson, actor estadounidense gay de los años 50 (un actor muy guapo y que hacía siempre de bueno, un poco como Gary Cooper) hace mucho que no molan.

Con respecto a las series vascas, ¿cuál es tu opinión?

La verdad es que no he visto muchas pero creo que hasta ahora no se ha intentado hacer algo con una calidad artística mínima. No sé…

Y, en general, en la producción cultural y artística vasca, ¿cómo ves la situación?

Creo que la cultura vasca ha sido monopolizada por un determinado tipo de temas muy relacionados con nuestra coyuntura y que nos falta darle un meneo a otros asuntos. Por ejemplo, hay pocas producciones culturales vascas y menos en euskara que hablen de racismo, no sé… Nos hemos centrado tanto en los temas que nos han movido como sociedad que tenemos pendientes nuevas problemáticas. Aun así, para ser una cultura pequeña, se trabaja mucho y bien: hay un montón de escritoras, de cantantes, de bertsolaris dándole vueltas a los temas de actualidad.

Antes de finalizar, me gustaría que hicieras una reflexión sobre la articulación entre arte y política. En tu opinión, ¿qué criterios tendría que reunir una obra, en este caso audiovisual, para aportar a la causa emancipatoria?

Creo que todo depende de lo que quieras contar. Si haces, por ejemplo, una obra de teatro es para contar algo y lo que marcará la diferencia es lo que quieras contar. Hay muchas artistas que son feministas y que hacen arte feminista pero que no les gusta que se les llame «artista feminista» ya que prevalece lo de «feminista» sobre lo de «artista». Pero después, en el relato que nos ofrecen la perspectiva feminista es total. Por lo tanto, lo importante, como decía, es lo que quieras contar y eso no tiene normas claras. Cada vez que alguien ha hecho una aportación real ha contado lo que quería contar y no lo que creía que la gente quería que le contase. En todo caso, la noción de «arte emancipatorio» me chirría y me preocuparía mucho que cuando alguien escribe un poema lo haga para que sea una herramienta política. Me parece peligroso, para el arte sobre todo. Lo que sí pasa es que hay muchas cosas que se hacen porque existe la necesidad de contar una historia, una historia que acaba convirtiéndose en una herramienta política gracias a que la gente se apropia de su significado.

Para terminar, hablemos serialmente:

¿LA serie?

Los Soprano

¿Una serie militante?

Black Mirror

¿Una serie rancia?

House

¿Una serie sofá y manta?

L World

¿Una serie inconfesable?

Sexo en Nueva York

¿Una serie infumable?

La que se avecina

¿Un personaje para ir de potes?

Samantha de Sexo en Nueva York

¿Un personaje irresistible?

Shane de L World

¿Un personaje para un spin-off?

Jennifer Melfi, la psicóloga de Los Soprano

¿El personaje que te gustaría ser?

Una mezcla de Cersei Lannister y Claire Underwood. Es decir, Cersei Underwood.

¿La banda sonora para escuchar en bucle?

La de Big Little Lies

¿VOS o doblada?

En VOS aunque no lo haga siempre.

¿La serie que falta por hacer?

Raíces (1977), serie que trata el tema de la esclavitud, pero desde la perspectiva de las mujeres negras. La serie se llamaría algo así como “ Raíces, ellas ”.

¿Nivel de adicción del 1 al 10?

Yonki total: 9,5

Fuente: http://halabedi.eus/2017/05/10/serialk-irantzu-varela-en-las-series-estan-empezando-caber-los-relatos-no-hegemonicos-una-entrevista-de-guillermo-paniagua/

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Distinción por género limita a científicas venezolanas en industrias y academias

Aunque parezca cosa del pasado, la discriminación por género persiste en algunos países, reduciendo las oportunidades de las mujeres a conseguir los escalafones más altos, bien sea en la academia o la industria.

América del Sur/Venezuela/Prensa MPPEUCT

En la obra, se exponen diversos estudios acerca del papel de las mujeres en ámbitos públicos y privados de sectores como la enfermería, ingeniería, industrias del agua y plástico, redes de innovación productiva y cooperativas.
La experta del Centro de Estudios de la Ciencia del Ivic, María Victoria Canino, indicó que se estableció una analogía entre la dicotomía borgiana “tú-yo” y la relación “mujer-hombre”, que en definitiva son irreales.

Los Teques.- Para el año 2050, la población femenina en Venezuela superará a la masculina por 0,27%, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística. ¿Cuántas de esas 20.305.263 mujeres se dedicarán a la ciencia y tecnología? Quizás pocas, si se considera que solo el 29% de quienes trabajan en esos campos a nivel mundial son investigadoras de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

“Estadísticamente podemos ser más, pero los cargos más importantes los siguen teniendo los hombres a pesar del número tan grande de egresadas o capacitadas. Y cuando obtenemos puestos de relevancia, a veces somos irrespetadas por el hecho de ser mujer”, explicó la socióloga María Victoria Canino, jefa del Laboratorio de Ecología Política del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).

Aunque parezca cosa del pasado, la discriminación por género persiste en algunos países, reduciendo las oportunidades de las mujeres a conseguir los escalafones más altos, bien sea en la academia o la industria.

Una decena de artículos de investigación científica de índole cualitativa y cuantitativa, la mayoría elaborados durante el periodo 1998-2008, fueron compilados por Canino y Hebe Vessuri (investigadora emérita del Ivic) en el libro La otra: el mismo, mujeres en la ciencia y tecnología en Venezuela, editado recientemente por la Fundación Editorial El perro y la rana como parte de la serie DeConstruir de la colección DeGéneros.

En la obra, se exponen diversos estudios  acerca del papel de las mujeres en ámbitos públicos y privados de sectores como la enfermería, ingeniería, industrias del agua y plástico, redes de innovación productiva y cooperativas. Además de presentar una revisión histórica, el libro también aborda el estado actual y las perspectivas del tema de la equidad de género en el país.

“Las luchas por la paridad de género llevan implícito un imperativo ético-político para estos tiempos de cambios civilizatorios: somos iguales porque somos diferentes. Esa igualdad en la diferencia, es lo que entendemos como equidad”, aseguró Canino en el prólogo.

Dualidad aparente
El título del texto apunta precisamente a esa dirección. La frase fue tomada del poemario de Jorge Luis Borges “El otro, el mismo”, donde el escritor entabla un diálogo ficticio y temporalmente imposible con su interlocutor (fallecido para entonces), pero deja abierta la posibilidad de un reencuentro cuando él muera, pues “se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos”.

La experta del Centro de Estudios de la Ciencia del Ivic, María Victoria Canino, indicó que se estableció una analogía entre la dicotomía borgiana “tú-yo” y la relación “mujer-hombre”, que en definitiva son irreales.

“En la ciencia el aporte se desdibuja porque es una práctica que utiliza un solo método (el científico). Entonces, no debería haber esa separación porque ambos, hombres y mujeres, contribuimos por igual con el mismo proceso”, insistió.

Con el sexo se nace, pero el género se forma a lo largo del tiempo, es decir, es una construcción social. Para Canino, los artículos científicos recopilados en este libro, “al partir de una postura solidaria con el feminismo, atienden la visión de género y equidad en la sociedad. El género tiene que ver con el sexo, pero incluye una diversidad sexual mucho más amplia”, refirió.

Evidencia de esa subvaloración del género hecha en colectivo, es la opinión del filósofo griego Aristóteles, quien llegó a afirmar que las mujeres eran intelectualmente inferiores a los hombres y no cumplían un rol creativo en la creación de la vida.

Para Hebe Vessuri, la construcción del género se originó como resultado de “la exclusión de las mujeres, de lo que se etiqueta como femenino, y simultáneamente, de los significados alternativos de poder o influencia que ese conocimiento pudiera haber generado”, señaló la autora en el texto.

La investigadora del Ivic aseguró que la invisibilidad de las mujeres no es algo reciente, siempre ha existido, solo que ahora se habla de ello y es un tema de estudio interdisciplinario.

A finales de la década de 1990 y principios de 2000,  se creó la línea de investigación sobre ciencia, género y tecnología en el país por solicitud de la Unesco, en la cual participaron Argentina, Colombia, México, Costa Rica, Venezuela, Brasil, Chile y España. La otra: el mismo, mujeres en la ciencia y tecnología en Venezuela, incluye buena parte de esos hallazgos.

“Hoy en día el problema no es tanto la presencia o reservorio disponible de mujeres (…) Sino su estatus y recompensas relativas, así como las oportunidades e incentivos reales de carrera”, acotó Vessuri en la obra.

Cifras del Instituto de Estadística de la Unesco, revelan que en todas las regiones del mundo las mujeres están subrepresentadas en investigación y desarrollo. En América Latina y el Caribe, solo uno de cada cinco países ha alcanzado la paridad de género, ya que el número de investigadoras oscila entre 45% y 55%.

Según María Victoria Canino, se requiere con urgencia la formulación de políticas públicas de discriminación positiva o acción afirmativa “que ayuden a minimizar la desigualdad. La construcción social de las subjetividades en torno a la mujer y al hombre son un asunto público y político donde el Estado debería incidir”, informó.

En el fondo, ¿desean las mujeres ser iguales a los hombres? De acuerdo con Canino, la mujer no ha sido formada para ser combativa y defender sus derechos; por el contrario, ha sido moldeada socialmente para la pasividad y el determinismo asociado a la maternidad y los cuidados del hogar.

Dichas subjetividades creadas alrededor de ellas y ellos “son burguesas, patriarcales e injustas. Hay que dejar de ser esencialistas, desmitificar el tema de género y ponerlo en perspectiva social. Antes que hombres y mujeres, somos seres humanos”, precisó la socióloga del Ivic.

El libro incluye aportes de las sociólogas Rosa Bolívar, Ana Castellanos y María Alejandra Aray y está disponible para consulta y descarga en la página web. www.elperroylarana.gob.ve.

Fuente: http://www.mppeuct.gob.ve/actualidad/noticias/distincion-por-genero-limita-cientificas-venezolanas-en-industrias-y-academias

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Machismo femenino

Por: Gloria Hurtado

¿Por qué una mujer no abandona a un hombre torturador? ¿Por qué insiste en continuar a su lado después de las muendas que le propina? ¿Por qué le perdona (y le cree) para continuar con él? El tema tiene que ver con el machismo, pero hay que aclarar que no es lo mismo el machismo “ejercido” por un hombre que por una mujer. Aun cuando se habla del mismo comportamiento, desprecio y desvalorización de lo femenino, los hombres y las mujeres no lo vivencian con las mismas actitudes. Mientras que un hombre machista somete a la mujer, la obliga a obedecerle, la amenaza, la maltrata, le controla todo su mundo, el machismo femenino se manifiesta principalmente en la “necesidad” de la mujer de tener un hombre al lado, de no poder sobrevivir sin él, de no encontrarle sentido a su vida si un hombre no la “nutre”. No existe sin un hombre. Su valor radica en tener al varón con ella: sólo así, se sentirá viva, será valiosa, estará segura y podrá creer que “hay futuro”.

Ni siquiera importa si ese hombre la atropella. No, no importa, lo tiene al lado y eso basta. Su autoestima es tan pero tan poquita, que lo importante es que ese macho esté allí. Como si fuera un dios, como si fuera un generador de energía, lo necesita para sobrevivir. Por eso no quiere que la abandone, así la lastime. Le perdona una y otra vez. La vida de la mujer machista no significa nada si un hombre no la avala. Desde afuera de su historia se observan el maltrato, la humillación y la discriminación. Pero cual drogadicta, la mujer machista no lo ve, porque debe escoger entre vivir al lado de su torturador pero “con valor” o volverse invisible, ser como una cucaracha, si ese hombre no le hace el favor de “mirarla”.  Lo doloroso del machismo femenino, es que ella mujer le da todo el valor al hombre, educa hijos hombres poderosos y cuando tiene una hija mujer casi la compadece por la “desgracia” de haber nacido mujer.

La mujer machista no desprecia ni cuestiona al hombre, no. ¡Lo necesita! Es de las que critica despiadadamente a las otras mujeres siempre favoreciendo o disculpando al hombre. En un triángulo la mala es la “otra”, no el hombre, él puede ser una “pobre” víctima de las artimañas de la otra. En un embarazo no deseado, la sinvergüenza es la mujer no el que le hizo el mandado. Y así en el actuar entre hombres y mujeres, las responsables siempre son las mujeres. Porque la mujer machista tiene tal desvalorización de lo femenino, empezando por ella, que no puede tener una mirada equilibrada para sus congéneres porque todo lo que sea mujer y femenino o es malo, o no vale, o no sirve. Y claro, esta mujer, tan desvalorizada, no puede vivir sin un hombre. Si uno la deja o la abandona, necesita encontrar sustituto, cualquiera, para volver a darle sentido a su vida. Uno detrás de otro para repetir el mismo libreto de maltrato y desvalorización.

El círculo se rompe cuando ella se empodera. Cuando se mira a si misma y se da cuenta de que no necesita un hombre para valorarse. Despierta y su futuro es diferente. Debe mirarse a si misma para liberarse de la dependencia masculina. De lo contrario, es una machista camuflada, solo que ella tiene empaque femenino y juega  los dos roles victima y victimaria de si misma porque su aparente salvador es a su vez su verdugo. ¿Lo entiende?

Fuente: http://www.revolturas.com/en/articulos

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¿Dónde está mi papá?

Por: Gloria Hurtado

¿Qué es un hombre? pregunta el hijo. Busca por ti mismo, responde el padre, porque la respuesta que me dio tu abuelo ya no es válida y no he encontrado otra. Paule Simone Los hombres se transforman.”

Afrontada (por decir lo menos) la revolución femenina, estamos viviendo una verdadera crisis masculina donde el hombre está siendo “obligado” a la reubicación de su rol si quiere sobrevivir a la hecatombe del mundo. Se le perdió el norte y no sabe para dónde va. Lo conocido ya no sirve. Esta nueva mujer le movió el piso (o será el trono) y él, varón, se extravió en la maraña del cambio. Le están diciendo de todas las formas posibles que se puede vivir sin él, que no lo “necesitan” para existir. Hoy entonces, tiene que “ganarse” su lugar y nada le viene dado “porque sí”, o porque “se lo merece o le corresponde”.

¿Quién lo obliga a moverse? ¿Qué tan dispuesto está a encontrar ese nuevo papel? La resistencia es enorme. El patriarca no quiere dar su brazo a torcer. El patriarca “aún” no siente que sea necesario un cambio. El patriarca pareciera que quisiera “devolver el tiempo” para continuar con el control de la vida de los demás. El machismo, aquel engendro que el patriarcado fabricó y que tanta desigualdad generó está viviendo “los estertores de la muerte”. El término patriarcado refiere a un estado social en que existe una desigual distribución de poder entre hombres y mujeres a favor de los primeros. Pero ¡ya no da mas! No existe un modelo “actualizado” de hombre y hay que construirlo. ¿Cómo? La respuesta no es fácil porque como en el viejo enigma entre el huevo y la gallina, “no hay modelo por lo tanto no hay copia”, pero no hay copia porque no hay modelo.

Hasta que la genética no apareció, un hombre nunca tuvo certeza de su paternidad. Dependía de la palabra de la mujer para aceptar si sus hijos eran realmente suyos. Como no tenía seguridad de su consaguinidad aceptaba sólo el rol de proveedor para no involucrarse afectivamente en una educación que debía ser tarea de la madre.  ¡Eran de ella! Su papel de padre lo desempeñaba a través de funciones autoritarias, dominantes, distantes, rígidas, controladoras. Pero ahora que la genética le confirmó su paternidad está buscando cómo ser un padre diferente en escenarios también diferentes a los de su educación. En especial existen dos factores modernos que debe enfrentar: está al lado de una mujer fuerte, autónoma que “no lo necesita” para levantar hijos y  el avance tecnológico que “inunda” la vida de los niños y adolescentes de hoy. ¿Cómo ser papá?

Sin modelo, algunos optan por “copiar” y terminan jugando el rol de “madres con pantalones” en una blandura, flojera, y complicidad que “toca arrebato”. Cuestionados su autoritarismo y violencia no saben cuáles son las funciones propias de un padre. Pero encontrar esas condiciones no es asunto fácil porque tienen que fabricarlas sin el modelo de su propio progenitor porque esa forma ya no aplica. Quedan dos opciones: reconstruir la función paterna desde los avances y conocimientos actuales, donde la energías masculinas y femeninas puedan articularse o, resistirse al cambio y seguir practicando lo antiguo, generando la violencia intrafamiliar o peor aún, los feminicidios.  Cada quien decide. Mientras, la sociedad pregunta “¿dónde está mi papá?”

Fuente: http://www.revolturas.com/en/articulos?start=45

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Feminismos, supervivencias y machismos recuperables

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar
del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le
hacían semejarse a una tela arrugada.
Virginia Woolf (1931), Las olas

Hace tiempo en las clases de educación social y pedagogía proponía combinar la lectura de diferentes textos: libres, lingüísticos, dialógicos o audiovisuales. En muchas ocasiones, las voces del grupo mostraban su angustia por el día a día en el aula: la reproductibilidad técnica y desapasionada de la docencia, el ritmo frenético de las clases, la hiperproductividad improductiva que impulsa a la ausencia de autoría, una serie interminable de trabajos-prácticas-actividades-asistencias obligatorias. Una lógica perversa entre el crecimiento prosumer estéril y el peor casticismo docente-discente que dificulta ese trabajo necesario en el que se tejen con sentido los hilos de la sensibilidad, la reflexión, la escucha, la conversación, lo deseante y transformador de la experiencia del educarse y educarnos.

Cuando con veintitantos años trabajaba como animador comunitario en una barriada ajena a El Corte Inglés y acompasaba los estudios de educación social en el otro lado de la ciudad, pensaba: “¿cómo un profesor puede saber tanto de taxonomía de valores y ser a la vez ser tan poco aplicado con los mismos en sus clases?” Comenzaba entonces a entrever los excesivos vicios de policía y sacerdote del profesorado autoindulgente.

El año pasado, el programa de Salvados “El machismo mata” dió una lección a esta disonancia didáctica del mucho lirili y poco lerele. Por una vez, aunque brevemente, se trataba en televisión una parte de lo oculto; algo ausente se hizo emergente siguiendo la perspectiva más necesaria de las ciencias sociales, La sociología de las ausencias y las emergencias, de aquel Milenio Huérfano que proponía Boaventura de Sousa Santos. Se ha arriesgado la TV mostrando lo que duele y poco vende, lo que afecta y poco divierte, lo que aterra, pero también lo que convence, sensibiliza y entusiasma. El relato de Marina, educadora social y superviviente de maltrato machista, el de la jueza Francisca y el del psicólogo no psicologista Jorge, mostraron una realidad llena de matices. No sé si una pequeña isla en un océano televisivo y postmediático de carroña, carnaza, aceleración y violencia puede trascender ante un consumo indiferenciado y desmesurado de imágenes, pero seguro que abre una oportunidad para trabajar social y educativamente el programa realizado. No obstante, parar -aunque sea parcialmente- las cifras del drama, los charcos de sangre en primer plano y los gritos dramatizados es un elemento a agradecer. Y más ofreciendo a la postre, la experiencia de aprendizaje vivida por parte del entrevistador, un machista más, entre millones y millones, aunque se intuya como recuperable.

Hay una inversión de la narrativa y del lenguaje que describe y desborda los automatismos lingüísticos, rompiéndo así una serie de mitos: despeja la leyenda de las denuncias falsas que promueve el neomachismo y evita retratar un perfil único de maltratador y maltratada. “Hay que pasar de víctimas a supervivientes”, nos recuerda Marina, porque luchar y superar el maltrato machista y sus consecuencias es sobrevivir. “Hay que trascender del problema individual a una problemática social” porque el patriarcado y el machismo son una construcción social e histórica hegemónica. Una ideología inyectada en las relaciones sociales no es mera cuestión individual, sino un problema político-ético de primer orden. Una de las metas sería pasar de“igualitario o feminista chic” a machista recuperable, porque el primer paso para cambiar el desorden del mundo es reconocer y confrontrar aquello que hay en ti, a partir de esos (micro)machismos en los que nunca habías reparado con suficiente demora e implicación.

https://www.youtube.com/watch?v=rMkNaG7ylS0

Volviendo a las clases, en una de las sesiones de aquel curso veíamos una secuencia que yo denominé Asimilación ubicua, siempre abierta, 24h al día. A partir de ella, sus preguntas y el diálogo establecido suscitaba: ¿Cómo vamos a imaginar si las imágenes siempre nos son dadas? El pensamiento unidimensional de hoy es vehiculado incansablemente por los medios, la publicidad y el marketing. Todos los discursos están poblados de supuestos que se autovalidan y que, reproducidos exponencialmente desde oligopolios a través de las pantallas, las telerredes, los escenarios y el papel, devienen en preceptos de vida, en normas y pautas homogeneizadas, en representaciones y actitudes estandarizadas.

https://www.youtube.com/watch?v=RiXJtq5QQx4

El único entusiasmo que puede surgir ante tal siniestra y efectiva coyuntura es el de educar en otro tipo de sensibilidad, imaginación e inteligencia; educar en una estética ética, capaz de seducir con el sosiego y el discernimiento, la conversación disfrutada, la lectura crítica, la mirada atenta y el hacer juntos. Y a la vez, generar narrativas nuevas que expongan las experiencias de dolor, discriminación, vulnerabilidad y desprecio; así como las estrategias de supervivencia, resistencia y autoorganización que rebasen los límites biológicos, materiales y culturales que tenemos.

Si hoy eres mujer y puedes asociarte, estudiar, votar, elegir si quieres o no ser madre y cuándo y con quién e incluso separarte o divorciarte, elegir tu sexualidad, usar anticonceptivos, exponer tu arte, publicar un libro, denunciar una agresión sexual sin ser juzgada se lo debes, no lo olvides, a las feministas. Y aunque la lucha continúa y tenemos un feminismo corporativo “techocristalista” que oscurece la existencia de clases sociales y desprecia la reinvención de otra relación entre reproducción/producción y sus consecuentes renovaciones sin hipotecar la emancipación social, como ha mostrado Nancy Fraser. En ningún caso podemos omitir  al feminismo y al feminicidio existente, o ponerlo tangencialmente en el programa, obviando una parte importante de la compleja cuestión. La cuota o el grado de identificación machista cambiaría si en vez de violencia física, habláramos de patriarcado y androcentrismo y de su violencia estructural y simbólica. Pero el movimiento que pelea cada día por la abolición de dicho sistema, los feminismos, no tuvo cuota en el programa de Évole.

Estos son los límites materiales de la espectacularización, la privatización y la mercantilización de los asuntos colectivos que debieran concernirnos como proyecto político común. Los muros con los que se dan de cara los medios de comunicación, que no son todo lo sociales que presumen ser.

Iceberg felicianoSabemos por experiencia que las personas, para entender al semejante y otro/a y transformar la razón doliente y patriarcal del mundo, necesitan formas de comprometerse y de apearse de su área de acomodo y privilegio.

Enfrentarse a un sistema de dominación patriarcal, desigual, jerárquico y violento requiere reconocer primero los valores, las actitudes, los privilegios y las costumbres encarnadas a lo largo de la historia, ni más ni menos. Y esto viene de la mano del elemento ausente, lo rechazado por el prime-time: feminismo(s). Si las mismas muertes que tenemos por violencia machista fueran causadas por el denominado “terrorismo”, el país entero estaría completamente militarizado. No queremos eso, pero sí avanzar mucho más rápido que tocar el pelo de las conciencias cínicas.

Hoy he tenido dos sueños: en el primero soñaba que un gran grupo de mujeres, niños, ancianos, desarrapadas, aburguesados, hospitalizados, gitanas y negras decían bien alto y claro en las calles “yo soy puta, yo soy tonta, yo soy fea, yo soy gorda, yo soy separada, yo soy coja, yo soy madre soltera, yo soy gitana, yo soy lesbiana, yo soy catalana, yo soy andaluza, yo soy musulmana, yo soy de pueblo, yo soy parada, yo soy atea, yo soy artista, yo soy adolescente, yo soy arrabalera, yo soy abortista, yo soy anarquista, yo soy titiritera, yo soy loca, yo soy sin estudios, yo soy bruja,…”

El segundo ya no lo recuerdo, la gran parte invisible lo ha ocultado, de nuevo me tocará indagar, dejarme afectar para descubrir toda la parte que velamos y normalizamos.

Fuente: http://www.eltercerpuente.com/feminismos-supervivencias-machismos-recuperables/

Ilustración: pedripol

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En Argentina: detuvieron a seis miembros de Ni Una Menos en la previa al paro de mujeres

Se realizará una concentración en la sede de la Fiscalía de la Ciudad, en Bartolome Mitre 1735, a las 12. Las jóvenes están detenidas en la Comisaría 9ª, acusadas del delito de daño. Fueron denunciadas por realizar pintadas en el barrio de Almagro.

America del Sur/Argentina/Buenos Aires

Una decena de policías, tres patrulleros y una moto de la flamante Policía de la Ciudad conformaron el desmedido operativo desplegado para la detención de seis jóvenes integrantes del Colectivo Ni Una Menos , denunciadas por realizar pintadas en el barrio de Almagro, a horas del inicio del Paro Internacional de Mujeres y la movilización de mañana.

Las seis mujeres están detenidas en la Comisaría 9ª, acusadas del delito de daño . Según difundieron desde Ni Una Menos, las seis jóvenes desarmadas “fueron denunciadas y perseguidas por tres varones”.

Sus nombres son: Florencia Minici, Lia Vergara, Fátima Pecci Carou,Mariana Leder Kremer Hernandez, Malena Nijensohn y Camila Gómez Grandoli.

Unas veinte personas permanecían haciendo vigilia ante la seccional, donde las mujeres pasaron la madrugada y permanecerán retenidas hasta el mediodía , cuando está prevista una audiencia. “Esperamos que entonces sean liberadas. Los mecanismos de la justicia patriarcal funcionan con celeridad cuando se trata de perseguirnos pero nunca para defendernos.

A as 12 del mediodía tienen audiencia y se espera sean liberadas.

«Los mecanismos de la justicia patriarcal funcionan con celeridad cuando se trata de perseguir causas feministas, pero nunca para perseguirnos» señaló una de las personas en vigilancia ante esta situación

El #8M nos encontramos en las calles”, advirtieron desde el Colectivo Ni Una Menos.

Fuente: http://www.nueva-ciudad.com.ar/notas/201703/31407-polemico-detuvieron-a-seis-miembros-de-ni-una-menos-en-la-previa-al-paro-de-mujeres.html

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