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El juego, la motivación y el trabajo en equipo, factores esenciales para educación integral

28 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Laura Paola Cardozo Galvis

La educación en la actualidad tiene como uno de sus objetivos promover la cultura de paz en sus estudiantes, pero está basada en modelos tradicionales de formación.

En varias de las escuelas de la ciudad de Santa Marta, se coloca en práctica el modelo pedagógico tradicional, que es aquel que modela los conocimientos y habilidades que se habrán de alcanzar por el estudiante; en la relación alumno-profesor predomina plenamente la autoridad del maestro con un aspecto cognoscitivo paternalista: lo que dice el profesor es respetado y cumplido por el alumno con principios educativos poco flexibles, impositivos y coercitivos.

Sin embargo, como maestras innovadoras, capaces de transformar a la sociedad y llenarlas de valores, especialmente a los niños, es nuestro deber emprender esto, desde un aula de clases, utilizando como base fundamental tres aspectos primordiales:

El juego: Este desarrolla un papel importante en la escuela y contribuye significativamente al desarrollo intelectual, emocional y físico. Además de que gracias al juego el niño  controla su propio cuerpo y coordina sus movimientos, también, organiza su pensamiento, explora el mundo que le rodea, controla sus sentimientos y resuelve sus problemas emocionales y sociales, en definitiva se convierte en un ser social y aprende a ocupar un lugar dentro de su comunidad.

La motivación: En el campo de enseñanza- aprendizaje con énfasis en lo integral, la motivación consiste en hacer que el estudiante se mantenga siempre atento a todas las enseñanzas que brinda su maestro/a, muestra interés por cuestionar y aclarar dudas, estudiar adecuadamente, investigar, experimentar y aprender por descubrimiento, para esto el profesor/a debe contar con una actitud única, que va a ir descubriendo durante la aplicación de dicha motivación, y así lograr que sus estudiante se sientan más seguros de sí mismos, para poder emprender cualquier actividad que se propongan en la sociedad.

El trabajo cooperativo: Los niños, niñas y jóvenes necesitan gozar de un espacio distinto al que han vivido en épocas anteriores, demandando que la educación mejore los niveles de convivencia y relaciones sociales concentradas en los siguientes instrumentos: ciudadanía y derechos humanos para alcanzar la cultura de paz ya que Colombia enfrenta diversidad de problemas pero uno de los más relevantes es la falta de valores y educación integral que manifiestan sus habitantes. A través del aprendizaje cooperativo el docente fortalece la educación ciudadana e incrementa de forma positiva valores sociales, al impulsar un clima verdaderamente democrático dentro de la clase, al admitir que los educandos se organicen en grupos reducidos con el propósito de alcanzar resultados provechosos para todos. Esta actividad predispone las actitudes al sensibilizar el actuar con compromiso y responsabilidades.

De este modo, es importante implementar a diario actividades relacionadas con estos tres factores significativos (el juego, la motivación y el trabajo cooperativo), para alcanzar a desarrollar en los niños su formación integral, y así contribuir a la ciudadanía forjando ambientes de  paz, convivencia y aprendizaje.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/el-juego-la-motivacion-y-el-trabajo-en-equipo-factores-esenciales-para-educacion-integral

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La lectura y la formación de ciudadanos para la paz II

21 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Nancy Palacios Mena

La consolidación de la paz solo será posible en una sociedad mucho más democrática que la que tenemos.

La consolidación de la paz solo será posible en una sociedad mucho más democrática que la que tenemos, y esa sociedad solo será posible en la medida en que logremos avanzar en la formación política de los ciudadanos. Sin embargo, esta meta parece estar lejos. Todo indica que no es una tarea fácil y posible de alcanzar en un tiempo corto.

Una investigación de Didier Álvarez (2005), sobre lectura y formación de ciudadanía realizada en Medellín, le permitió establecer, entre otras conclusiones, que sólo algunos estudios de historia de la pedagogía se han acercado a la reflexión política de la lectura pero, en general, puede decirse que ha habido poco interés en explorar la lectura desde los intereses de la ciencia y la filosofía política o, viceversa, en nutrir a la reflexión política con estudios socioculturales y bibliotecológicos sobre la lectura, en temas tan actuales y críticos como, por ejemplo, el de la relaciones entre formación de opinión pública, lectura, consumo de información y comunidades lectoras; o las relaciones de la lectura con la formación de ciudadanía y participación política, entre otros.

Pero todavía más, en la sociedad latinoamericana, a la lectura se le ha representado, normalmente, como una práctica reducida a la lectura de textos escritos, lejana de lo oral y aun mucho más distante de lo audiovisual y lo multimedial. (Lea: Lectura, democracia y ciudadanía)

Álvarez (2010) denomina este fenómeno centramiento es colar de la lectura, es decir la reducción de la lectura a una actividad que se limita exclusivamente a la escuela y a los procesos de formación no formales y formales es causa de que con demasiada frecuencia se le vea como un instrumento, y que casi nunca se pregunte en qué consiste como hecho sociocultural y cuál, entonces, es su importancia en la conformación y desintegración del vínculo político.

Para Álvarez, con todo y su riqueza explicativa, la perspectiva sicolingüística de la lectura y la escritura debe ser complementada con un enfoque sociocultural. Para ello, debe haber una renovación de los estudios sobre la lectura, de forma que pase a ser comprendida como una práctica de orden sociocultural y política, y no como una acción restringida al uso de habilidades y competencias sicolingüísticas.

Según Álvarez (2005) la apertura a una visión sociocultural de la lectura con lleva necesariamente a hacer énfasis especial en interrogantes como ¿Por qué se lee? ¿Para qué se lee? ¿Qué se lee? como preguntas centrales de comprensión de la práctica lectora. Debemos entender la lectura no como una actividad escolar que reviste aburrimiento y que incluso algunas veces se utiliza como un castigo, sino que debemos entender la lectura “como una práctica de orden sociocultural y política que habilita a las personas para interactuar con un texto (en cualquiera de sus modalidades o conformaciones: oral, escrito, audiovisual o multimedial) y producir significado, dentro de un contexto sociocultural, político e histórico preciso”.

De tal manera, leer se asume como el proceso cognitivo, semiológico, cultural, social e histórico de carácter complejo e interactivo entre el mensaje expuesto en el texto (que no sólo es el escrito) y el conocimiento, las expectativas y los propósitos del lector, dentro de contextos sociales, culturales, políticos e históricos determinados

En esta misma línea de argumentación Álvarez (2005) resalta que la lectura se perfila como una práctica que requiere del esfuerzo intencionado de las personas por construir sentido sobre el mundo y sobre ellas mismas como sujetos presentes en el mundo, en la perspectiva de su propia comprensión y emancipación de factores alienantes y auto alienantes. En consecuencia con lo anterior y como planteé en el fragmento que antecede éste; leer debe convertirse en una práctica   permanente, un hábito cultivado y multiplicado por toda la ciudadanía desde sus necesidades e intereses.

Adherimos a la conclusión de Álvarez según la cual la lectura es un acto de construcción de sentido en que se interactúa con el pensamiento de otro y un contexto, “leer el mundo” es un acto comúnmente representado como accesible para todos, pero que requiere una cierta “alfabetización” desde, principalmente, la lectura de la palabra, es decir, desde los acumulados históricos registrados; desde la valoración de la tradición oral vuelta memoria colectiva, desde el reconocimiento de la imagen vuelta signo que comunica y señala ideales y realidades

Referencias

Álvarez, Didier. (2005) Lectura y formación ciudadana. Un estudio aplicado a la Escuela Juvenil. Medellín.  Colombia. Revista Interamericana de Bibliotecología. Volumen. 28, Número. 1. p. 147-167.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-lectura-y-la-formacion-de-ciudadanos-para-la-paz-ii

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¡Ante los nuevos vientos de paz, nos urge construir una escuela más democrática!

17 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Nancy Palacios Mena

El reto de la escuela ante los nuevos tiempos es la construcción de una nueva cultura de participación democrática, vinculada al reconocimiento de nuevos sujetos de derecho.

Investigaciones realizadas en instituciones educativas de diferentes regiones del país, han evidenciado que gracias al impulso del proyecto democratizador que se viene impulsando desde hace ya varias décadas en la escuela colombiana, se ha pretendido pasar de instituciones caracterizadas por formas de organización relativamente verticales y autoritarias, con un rol dominante y casi incontrastable de los directivos (rector y coordinadores), a un modelo en el cual se descentraliza la toma de decisiones, se pone límites al poder de éstos actores, y se incluye sectores antes excluidos en su marcha y proyección, conllevando a formas de regulación en el comportamiento de directivos, estudiantes, padres, y docentes, derivadas no solamente de las determinaciones institucionales y legales, sino de cambios en mentalidades, en las actitudes y concepciones de los mismos.

Los retos que tenemos para tener escuelas realmente democráticas son grandes. Los trabajos realizados por Álvarez (2005), Aguilar y Betancourt (2000), Rodríguez (1998), Castillo y Sánchez (2002), Gil (1997), Palacios (2008), coinciden en señalar la necesidad de transitar de centros educativos con relaciones sociales verticales a horizontales, donde todos participen con voz y voto en toma de decisiones de los aspectos que orientan la vida institucional.

Si bien es indiscutible que los estudiantes de hoy tienen claramente un papel más protagónico en la escuela, y se hace evidente una exigencia de niños y jóvenes por opinar y expresarse, en espacios en los cuales todavía no tienen acceso; hecho que puede indicar la formación de una conciencia de la importancia de la representación y la participación en el contexto escolar.

Requerimos superar aquellos diagnósticos que nos han señalado que para una parte del alumnado, los padres y docentes, sus opiniones se quedan sólo en la consulta, sus aportes no tienen una repercusión real en las decisiones del colegio, porque la democracia se ha configurado como un concepto incompleto, en que se hace una parte un proceso que luego no se concluye, se recoge la opinión como un requisito que de legitimidad a algunas actividades y proyectos, pero realmente las decisiones importantes o trascendentales del establecimiento se toman en otras instancias donde algunos no todos actores escolares son incluidos.

En los tiempos de paz que se avecinan, debemos superar esos escenarios en los cuales la participación en los contextos escolares ha estado marcada por un ritualismo que ha reducido la democracia al voto, y que no permite un cambio real en la construcción de una cultura política en la escuela; debemos superar esos escenarios que han provocado que la democracia se reduzca a la elección de órganos de gobierno escolar que son convocados para legitimar decisiones ya tomadas.

Necesitamos superar esa idea de la democracia según la cual las elecciones son la forma privilegiada de participación; el fomento de elección de representantes como rasgo central de la cultura política escolar, fácilmente reproduce esquemas de clientelismo y de negociación de la elección alrededor, no de proyectos o programas sino de las simpatías o pactos sobre problemas concretos que el elegido puede ayudar a resolver para un grupo particular que lo apoya.

Sin duda, esta interpretación limitada de la democracia conlleva a que el entusiasmo de niños y jóvenes, docentes y padres de familia se vea socavado, y lo que se exprese sea la falta de confianza en que sus aportes, ideas e inquietudes constituyan una forma legítima de incidir en la dirección y en la toma de decisiones dentro de la institución escolar.

Es de imperante necesidad entender la democracia también desde la existencia real de espacios de deliberación, fiscalización, y veeduría, de los recursos económicos, la convivencia, el enfoque pedagógico, el modelo de dirección y todos aquellos aspectos que constituyen la columna vertebral del funcionamiento de la escuela. El reto de la escuela ante los nuevos tiempos, es la construcción de una nueva cultura de participación democrática, vinculada al reconocimiento de nuevos sujetos de derecho y a una nueva institucionalidad.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/ante-los-nuevos-vientos-de-paz-nos-urge-construir-una-escuela-mas-democratica

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Afghan President Speaks Out In Support Of Women’s Education

 Afghanistan/15 may 2017/Source: RFE/RL’s Radio Free Afghanistan

Afghan President Ashraf Ghani says women are the biggest victims of the ongoing war in Afghanistan, which he says has prevented millions of girls and women from getting an education.

«The number of women deprived of literacy in Afghanistan is three times more than men and the reason behind this is the imposed war that we are facing,» Ghani said on May 15 at a symposium called Afghan Women: Messengers of Peace.

The three-day gathering is being hosted by Afghan first lady Rula Ghani.

In a statement, the UN Assistance Mission in Afghanistan (UNAMA) expressed hope that the government will achieve its goal of increasing the proportion of women in government institutions to 30 percent by 2020.

According to the Education Ministry, most of the estimated 3.5 million children who do not attend school are girls.

Afghanistan’s female literacy rate is among the lowest in the word at around 17 percent, according to a 2015 UNESCO report.

Source:

https://www.rferl.org/a/afghanistan-women-girls-education-literacy-rate/28488909.html

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Colombia: Sin equidad educativa para la paz

Colombia/15 de mayo de 2017/Las 2 Orillas

“Un sistema educativo pertinente, equitativo e incluyente es un referente sustancial para hablar de paz efectiva y duradera como se estipula en los acuerdos”.

Uno de los grandes retos del país es promover una educación incluyente que disminuya los índices de deserción y garantice condiciones equitativas para el éxito social de la mayoría de la población. En la última década, Colombia ocupa el primer lugar entre los países  de Sudamérica con menor gasto público educativo, con tan solo un 3,3% según su PIB.

En América Latina, Colombia supera solo a República Dominicana (2,3%), Panamá y Guatemala (ambos con 3,2%), países donde según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la educación es de muy baja equidad y calidad. Hablar de equidad educativa atribuye al Estado reconocer de manera imparcial el derecho que cada colombiano tiene a recibir lo mejor de la calidad en términos de “justicia educativa”. La anterior palabra se entiende como la posibilidad integral de estudiar en condiciones tales que se pueda potenciar los talentos, capacidades e inteligencias independientemente de procedencias sociales, condiciones culturales o  individuales.

 A Colombia en el campo internacional le exigen cumplir varias agendas enmarcadas en la lógica de cierre de brechas educacionales. Así, por ejemplo la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en el documento “metas educativas 2021” establece como primer propósito fortalecer las políticas públicas de la primera infancia (menores de 6 años). Para cuya agenda Colombia, hoy a 4 años de finalización de las metas propuestas, presenta para esta población baja tasa de escolarización, desnutrición y pobreza. Situación alarmante para un país que proyecta ser el más educado en el 2025, porque hay 1,5 millones de niños-infantes sin recibir atención integral.

De igual modo, otra preocupación por el mejoramiento de la calidad escolar está en el desarrollo profesional de los docentes. En la actualidad es incuestionable la importancia  imprescindible de los maestros como parte fundamental de la calidad del sistema educativo, dicha calidad deviene en gran parte de las transformaciones significativas de las prácticas pedagógicas, por lo que suspender los programas como maestros de excelencia que se impulsan en este sentido, va en contravía del mejoramiento integral del sistema escolar del país.

Socialmente es inocultable reconocer que la educación es el modo más efectivo para promover  democracia, equidad y la anhelada paz. Invertir en la formación de los maestros es un mandato clave para mejorar la calidad. Por ello, cuando el presidente Santos en 2015, lanzó el plan de  incentivos a la calidad en el marco del mejoramiento de los resultados del Índice Sintético de la Calidad Educativa –ISCE y el Mejoramiento Mínimo Anual-MMA  se provocó en la sociedad y el magisterio altísimas expectativas que con el pasar de los meses se han hecho imposibles de cumplir, lo que provoca un efecto negativo y contrario que desmotiva o deslegitima el sistema educativo en aspectos como la formación y/o actualización  docente en  educación.

Si revisamos los mandatos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se dispone disminuir la pobreza, utilizando para tal fin la educación como elemento constitutivo e instrumental del desarrollo y la equidad. Lo anterior, se sustenta bajo el paradigma del desarrollo humano y social cuyo eje central de acción se ubica en el cumplimiento de  garantías a los derechos mínimos para la población más vulnerable. Colombia sin duda le apostó a movilizar competencias educativas y presionar la efectiva aplicación de los derechos básicos de aprendizaje-DBA como forma para avanzar educativamente en dichos estándares mundiales. Vale decir, que aunque son precarios los resultados se ha mejorado un poco en las pruebas PISA, que evalúan la calidad, equidad y eficiencia de los sistema educativos en el mundo.

En la última edición de las pruebas PISA 2015 entre 72 países, Colombia ocupó el puesto 57 gracias a que aumentó 28 puntos en ciencias, 40 en lectura y 20 en matemática.  Aún así, se está  muy lejos (38,2%) de alcanzar el promedio internacional (13%) de los países participantes de la OCDE. Desde esta óptica con la cual se mide la educación, somos un país pobre, que requiere con urgencia aumentar su inversión educativa a través de renovar  el capital cultural (riqueza de saberes y conocimientos que generan una plataforma para disfrutar de otras riquezas personales y sociales) para mejorar considerablemente el sistema educativo.

Todo lo mencionado se ratifica en los desafíos del foro mundial sobre educación 2015, celebrado en Incheon, República de Corea, donde la meta es a 2030 fortalecer una educación  de calidad, equitativa e inclusiva con  modelos de aprendizajes equitativos en particular para las niñas y mujeres. Foro que propende en equiparar condiciones para todos y todas, en especial para los más pobres, porque la equidad según sus relatores “entraña un trato especial y medidas orientadas a contrarrestar las desventajas históricas y sociales que impiden que los estudiantes accedan a la educación y se beneficien de ella de manera igualitaria”  todo indica que son momentos para que el MEN amplíe la cobertura, la investigación y la inversión en educación, de manera que asegure cerrar las brechas educativas para consolidar la paz, basada en una educación incluyente al alcance de todos.

Un sistema educativo pertinente, equitativo e incluyente es un referente sustancial para  hablar de paz efectiva y duradera como se estipula en los acuerdos entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC-EP. No es bueno mentirnos, proyectando planes sectoriales como indicativos que no comprometen pensar la educación como un bien común para la paz y el bienestar social. No hay nada más justo que recibir una oportunidad de progreso social a través de una educación con calidad, que disponga enseñanza, infraestructuras, ambientes y aprendizaje de calidad. Evitando con ello, el viejo sofisma de que a más enseñanza, más aprendizaje como implícitamente se esboza en la jornada única escolar. La expresión final del foro deja bien definido que “el aprendizaje de calidad no es solo esencial para satisfacer las necesidades básicas de la población, sino que también resulta indispensable para fomentar las condiciones que hacen posible la paz”. Entonces, si el referente para medir la paz es la calidad se tiene que intervenir mucho más en la  integralidad de la educación.

Señora Ministra Giha, claramente los estudios evidencian la importancia de trabajar unificadamente con los demás ministerios las múltiples variables de los contextos culturales, administrativos, pedagógicos, de innovación, o de modernización tecnológica que necesitan ser articuladores de un sistema educativo que hoy esta fraccionado por múltiples intereses, muchos ajenos a la educación, pero que afectan directamente a la mayoría de la población pobre de Colombia. No olvidemos que parte del éxito escolar se construye en la medida de edificar el derecho a la diversidad, la paz y la equidad educativa como posibilidad concreta de hacer de la calidad escolar un hecho real dentro de un sistema confiable y no un discurso artificial engañoso de una falsa política.

Fuente: https://www.las2orillas.co/colombia-sin-equidad-educativa-la-paz/

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Colombia: Excombatientes estudiarán diplomados de la U. Industrial de Santander

Colombia/13 Mayo 2017/Fuente: El pais/Autor: Educación

A partir de este lunes15 de mayo la Universidad Industrial de Santander (UIS) llegará a Guaviare, Meta y Arauca a hacer presencia en zonas veredales transitorias de normalización con el objetivo de brindar formación de alta calidad a excombatientes.

La actividad académica que serán tres diplomados en Gerencia Política y Administración Pública en escenarios de Paz, Justicia Especial para la Paz, y Formación de Formadores para el Cambio Climático, será dictado por la escuela de Economía y Administración, Derecho y Ciencias Políticas y de los programas agroindustriales del Instituto de Proyección Regional y Educación a Distancia (Ipred).

Para Gonzalo Patiño, vicerrector académico de la UIS, “este es un paso de acercamiento con las zonas tradicionalmente en conflicto en Colombia para cerrar brechas en temas de formación que se requieren. Detrás de esto está la idea de generar convenios con gobernaciones y diferentes entes territoriales para llevar nuestras distintas propuestas de investigaciones”.

Según el cronograma estipulado por la universidad, en el Guaviare empezarán el día 15 y 16 de mayo con los dos primeros diplomados en información de formadores para cambio climático y administración pública para zonas de conflicto y escenarios de paz. El 29 de mayo estarán en la jurisdicción especial para la paz en Mesetas – Meta y posteriormente para el mes de junio llegarán a Filipinas – Arauca. Por cada uno de estos diplomado son tres profesores que dictarán clases presenciales y virtuales.

Fuente de la noticia: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/excombatientes-mejoraran-su-calidad-academica-87460

Fuente de la imagen:http://images.etn.eltiempo.digital/files/article_main/uploads/2017/05/12/59162ee20bf5f.jpeg

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