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Competencias socio-emocionales: una clave de paz

31 de diciembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Rafael Orduz

Construir paz requiere que los colombianos recibamos una educación, formal e informal, que nos permita afrontar los retos individuales y colectivos con perseverancia, respeto, optimismo y confianza.

No sólo se trata de las destrezas asociadas a los múltiples ámbitos del conocimiento y la capacidad de innovación; se trata, muy especialmente, del desarrollo de las llamadas competencias socio-emocionales.

El plebiscito por la paz: apenas una primera etapa hacia la paz…

Después de arduos años de negociaciones, Colombia entra en una nueva fase histórica después de poner fin a un conflicto de más de cinco décadas. Caracterizado por la muerte de decenas de miles  de civiles y miembros de la fuerza pública, desapariciones forzadas, desplazamiento de millones, secuestros, ha sido uno de los últimos y absurdos vestigios de una guerra fría que culminó hace más de un cuarto de siglo con la caída del muro de Berlín.

Sin embargo, una vez el plebiscito dé por ganador el Sí el próximo 2 de octubre de 2016, empieza el verdadero reto de construir las bases para una sociedad en paz en la que sus miembros sean participativos, democráticos, solidarios, respetuosos, innovadores y productivos. Será un proceso que tomará, al menos, una generación. Se requiere, por tanto, de una visión compartida de largo plazo, que debe comprometer varias de las próximas administraciones públicas y, por supuesto, a la sociedad civil y sus organizaciones, las instituciones educativas y, no menos importante, el ámbito de las familias como educadoras primarias.

Educación de buena calidad: más allá del cliché

Es un lugar común referirse a la educación de buena calidad como uno de los factores críticos de éxito en un proceso de paz. Una de las señales mayores de inequidad social y económica consiste en la desigualdad de oportunidades de acceso. No obstante, la referencia puede convertirse en un cliché inofensivo típico de campañas políticas  sin mayor contenido. O, también, puede caerse en el riesgo de considerar que el logro de buena educación es equivalente a la obtención de buenos resultados en determinado tipo de pruebas académicas.

Las competencias del siglo XXI

¿Cómo convivir pacíficamente en sociedad, cómo trabajar en equipo siendo productivo e innovador, en contextos de alta competitividad global y local? Las llamadas competencias del siglo XXI establecen cuatro categorías de destrezas, asociadas a las maneras de pensar (pensamiento crítico y creativo; capacidad de resolución de problemas; aprender a aprender); maneras de  trabajar (competencias comunicativas para el trabajo en equipo); a las herramientas de trabajo (apropiación del uso de las tecnologías de la información) y a la manera de vivir en el mundo (ejercicio de los deberes y derechos ciudadanos; responsabilidad social).

Las competencias socio-emocionales: la clave final

No es posible el desarrollo de tales competencias sin las competencias socio-emocionales, a las que se les etiqueta también como “blandas”, “no-cognitivas”, asociadas al carácter y la personalidad, entre otros rótulos. Se trata de destrezas que se adquieren por vía informal y formal y en las que los entornos familiares y escolares de niños y jóvenes juegan un papel de primera línea.

De manera simplificada, algunos se refieren a las competencias socio-emocionales como aquellas habilidades que permiten identificar, entender y gestionar las emociones. Para la OECD *, tales competencias se traducen en tres grandes campos:

  • Logros (perseverancia, autocontrol, pasión por las metas)
  • Trabajo con los demás (procupación por el otro, asertividad, respeto)
  • Gestión de las emociones (calma, optimismo, confianza).

Colombia es un país caracterizado por amplias dosis de violencia intrafamiliar, intolerancia social,  excesiva desconfianza.  La necesidad de desarrollar en los niños y jóvenes las competencias socio-emocionales es un requisito indispensable para la convivencia pacífica, uno de los mayores retos después del Plebiscito por la Paz del 2 de octubre de 2016.


*OECD, Learning Social and Emotional Skills for Social Progress, Dirk Van Damme.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/competencias-socio-emocionales-una-clave-de-paz

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Cultura y educación para la paz.

Si la cultura es clasista y violenta… es muy probable que las relaciones en las escuelas sean así.

Por: Oscar Sanchez.

El Ministerio de Educación Nacional ha comenzado a acercarse a la gente para acompañar procesos de construcción de paz en las escuelas. Estuve en un encuentro nacional de jóvenes de los procesos GENeración PAZcifica y Pilos por la Paz, en algunos foros educativos regionales para reunir experiencias de convivencia escolar y en el foro educativo nacional en el mismo sentido.

Apoyado en la práctica de grupos juveniles y organizaciones sociales que se dedican a empoderar para la convivencia y aliado con otras entidades del Estado como la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y algunas direcciones de calidad educativa de las secretarías de Educación, el ministerio se ha puesto en la tarea de identificar liderazgos estudiantiles y docentes para que las escuelas reconozcan su capacidad de transformación de la cultura. Al final del gobierno de la paz, se comienza a trabajar finalmente en la pedagogía de la paz más allá de la propaganda. También las organizaciones del magisterio, incluyendo al sindicato, han manifestado su interés en esa tarea

En estas actividades recientes se nota un esfuerzo genuino por reconocer los ejemplos colombianos del tipo de educación que hace transformaciones profundas. El Gobierno Nacional, en mi experiencia de un par de décadas, rara vez aprende de lo que hacen las instituciones educativas, las organizaciones sociales y las entidades territoriales; generalmente lanza desde arriba orientaciones tecnocráticas que rebotan contra la realidad. Por eso es importante este cambio de mirada. Aún no es profundo, llega solo al final del gobierno y alcanza solo a un puñado de personas, pero está trabajando con los más entusiastas y va en la dirección correcta. Así que, si se mantiene en 2018 y en el próximo gobierno, debe fructificar.

Una buena noticia es que es posible que la educación cambie la cultura. Y una aún mejor, que en Colombia se han llevado a cabo experiencias grandes y pequeñas que demuestran cómo hacerlo.

La cultura es lo que somos naturalmente; la educación, un intento artificial por que aprendamos a ser alguna cosa. Si la cultura es clasista, machista, racista, autoritaria, indolente (violenta, podríamos decir), lo más probable es que las relaciones cotidianas en las escuelas sean clasistas, racistas, etc., y que los estudiantes aprendan lo que esas relaciones les enseñan, así los textos escolares, las asignaturas académicas y lo que sale de los discursos formales de los profesores (el currículo explícito) esté lleno de contenidos sobre la democracia. Cuando decimos que la violencia está naturalizada en nuestra cultura, eso significa que la educación ayudará a construir una cultura de paz únicamente si consigue cambiar lo que somos. No lo que sabemos, ni lo que podemos repetir en algún examen. Así sea importante en cierta medida que conozcamos la Constitución, los hechos históricos, o algunos principios filosóficos, para aprender a ser pacíficos necesitamos construir la paz, más que aprender a hablar de ella.

Y no es solamente un asunto de la cultura de paz o violencia. El lenguaje y la comunicación, el modo como percibimos y analizamos lo que sucede en el entorno, nuestro interés en la música, la recreación y las artes, cómo nos movemos, lo que comemos, lo que consumimos, lo que comerciamos, el tipo de familia y de comunidad en las que nos agrupamos, las relaciones de poder, de conflicto y de cooperación, el comercio, la sexualidad, el afecto, la solidaridad, y por lo tanto, lo que llegamos a ser naturalmente, se define en la relación cotidiana entre las personas y en la comunicación social de masas o en pequeña escala.

Una buena noticia es que es posible que la educación cambie la cultura. Y una aún mejor, que en Colombia se han llevado a cabo experiencias grandes y pequeñas que demuestran cómo hacerlo. La mala noticia es que es muy difícil, y que si en los colegios nos limitamos a transmitir información o a dar consejos, la cultura, que es potentísima, enseñará las relaciones, moldeará las emociones y definirá los valores (lo que consideramos importante). Por eso, si la educación quiere formar, es decir, desarrollar a las personas en su esencia, la pedagogía tiene que estar muy bien pensada, y quienes dirigimos los procesos educativos, desde los maestros de aula hasta los ministros, debemos tener compromiso y capacidad para llevar adelante ese proceso, hacerlo con la gente en su realidad local, trabajar en equipo para lograrlo y comenzar el cambio por nosotros mismos.

A lo largo de la historia, en todas las civilizaciones y sociedades se han hecho intentos de construir cultura política, cívica y religiosa que incluyen el patriotismo, el conservadurismo, el folclorismo, la urbanidad mojigata, la sumisión al poder y la proliferación de manuales y cátedras de todo tipo. Y otras experiencias maravillosas de construcción de paz han trabajado en genuinos valores de ciudadanía, respeto por los derechos y convivencia. Lamentablemente, en Colombia las experiencias para formar una ciudadanía libre, aunque ejemplares, no han tenido continuidad ni difusión. Unas veces, las creencias y, otras, el complejo de Adán de muchos gobernantes (y docentes) las han tirado por la borda. Justo por eso es una buena noticia que ahora se quiera replantear el asunto y reconocer los liderazgos juveniles, sociales y docentes de las comunidades educativas como catalizadores de la cultura de paz. Enhorabuena.

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/oscar-sanchez/cultura-y-educacion-para-la-paz-159238

Imagen:

https://1.bp.blogspot.com/-ZhhZlW3rnoU/ToPbPkqkIjI/AAAAAAAAAS8/okwMVsLTbxA/s640/Cultura+de+Paz+y+No+Violencia+entradas+2.JPG

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¿Aprender a convivir pacífica y constructivamente?

06 de diciembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Mary Simpson

Transformar las aulas, los colegios y la comunidad en escenarios de construcción de una nueva cultura de paz, reconciliación y justicia social. 

Si. Este es el reto que de manera explícita como país hemos asumido, cada uno desde su rol en la sociedad, desde sus familias, las escuelas, las empresas, los medios de comunicación, en las calles. Es un aprendizaje que venimos tejiendo desde hace muchos años y cuyos esfuerzos se han estado visibilizando en el último año, como una contribución para inspirarnos en este camino.

Es el caso del sinnúmero de eventos a nivel nacional y local que se han desarrollado para convocar a aquellos actores que hacen camino de forma sistemática en este sentido. Queremos resaltar algunos:

  1. Foro Educación en valores: construimos paz desde la escuela, organizado por la OEI y la Fundación Compartir en la Universidad de Los Andes, en el que la voz de maestros y rectores se escuchó junto con la de académicos sobre cómo desde las aulas se viene construyendo paz desde hace años.
  2. El conversatorio, llevado a cabo en Medellín, “Relaciones armónicas y sana convivencia en la escuela” en el que se lanzó la estrategia Construyendo Juntos Entornos Protectores del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
  3. El Encuentro Capaz para la Paz en el que la Oficina del Alto Comisionado para la Paz lanzó la estrategia “Capaz para la Paz” que busca fortalecer capacidades para la construcción de paz en los territorios. Diversos actores con experiencia en la construcción de paz desde el territorio compartieron sus prácticas, orientados por las preguntas: ¿Qué capacidades se necesitan para reconciliarnos y vivir en convivencia? ¿Cuántos imaginarios colectivos de paz tenemos? ¿Cómo debemos formarnos para asegurar como sociedad el no retorno a la confrontación armada?

La voz del Gran Rector del Premio Compartir 2017 Francis Otero Gil del Instituto Manizales se hizo sentir en estos dos últimos encuentros, compartiendo su experiencia cuyo mensaje sintetiza en 5 palabras: “Si yo cambio todo cambia”. Su mensaje nos dice además que los cambios los realizamos con otros, así que es fundamental construir capacidades para la colaboración, la cooperación, una capacidad de doble vía, que da y que recibe.

Por último, la revista Semana nos sorprendió este año con su premio anual a los Mejores Lideres que desde hace 7 años reconoce a personajes que sobresalen en diversos ámbitos, con una premiación a los liderazgos colectivos, como una señal a la importancia del trabajo colaborativo para la construcción de paz. Fue muy significativo encontrar entre los 30 finalistas, colectivos de base comunitaria como la Asociación de Mujeres Nashira una ecoaldea de mujeres, productiva, sostenible, sin violencia y con seguridad alimentaria;  la Asociación de Negros del Río Yurumanguí; el Comité Cívico del Chocó; y, el Programa Sierra Viva; organizaciones que buscan la trasformación del periodismo y la justicia, como el Consejo de Redacción y Dejusticia; y, varias organizaciones dedicadas a la educación como Empresarios por la Educación, un esfuerzo que cumple 15 años conectando empresarios que generan acciones conducentes a contribuir a mejorar la educación del país; Enseña por Colombia; el movimiento juvenil Todos por la Educación; y, el colegio Gerardo Paredes por su  proyecto pedagógico para prevenir el embarazo adolescente. Felicitaciones a todos los colectivos!

La Fundación Compartir se unió este año con el lanzamiento del Premio Compartir de Educación para la Paz, para visibilizar y reconocer a maestros y rectores o colectivos de maestros, de Instituciones Educativas oficiales y privadas que, por medio de su liderazgo pedagógico y comunitario, han logrado transformar las aulas, los colegios y la comunidad en escenarios de construcción de una nueva cultura de paz, reconciliación y justicia social.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/opinion-y-analisis/editorial/aprender-convivir-pacifica-y-constructivamente

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Voces para una Educación de excelencia para el campo

29 de noviembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Mary Simpson

Un resumen de las voces que se han estado exponiendo y construyendo en diversos eventos o hitos en Colombia.

Son muchas las voces que se están escuchando, y cuyo eco debemos reforzar, acerca de la importancia de una educación de excelencia para la PAZ, para la cual, una educación de excelencia para el campo es la prioridad. Estas voces se han estado exponiendo y construyendo en diversos eventos o hitos como:

  1. El foro ‘Construcción de PAZ: retos de la educación’, realizado el pasado 22 a 24 de septiembre, iniciativa de la Fundación Compartir y Espiral Asociados, ejemplo de un trabajo en alianza público privada, al integrarse la Secretaría de Educación del Distrito, el Centro Nacional de Memoria Histórica y el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación del Distrito Capital.
  2. El foro distrital ‘Ambientes de aprendizaje para el reencuentro, la reconciliación y la paz’ realizado el 5 y 6 de octubre por la Secretaría de Educación del Distrito Capital.
  3. Seminario ‘Preparándonos para la PAZ: la educación como motor de la construcción de PAZ’ realizado el 26 de octubre por la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de Los Andes.
  4. La semana pasada, durante los días 10 y 11 de noviembre, el ‘III Congreso Internacional de Escuelas Nuevas. Presente y futuro de las escuelas nuevas: Construyendo redes y transformando la educación’ organizado por la Fundación Escuela Nueva. Volvamos a la Gente, congreso que mantiene viva la conversación acerca de la importancia de escuela activa como modelo innovador con capacidad para seguir innovando a partir de sus principios.
  5. Los días 16, 17 y 18 de noviembre el “I Congreso Internacional de Educación y Sociedad: El papel de la educación en la Construcción de PAZ” organizado por la Universidad de La Salle.
  6. Y durante los próximos 21 al 23 de noviembre, el ‘IV Congreso Nacional de Educación Rural: Por la construcción de una Política Pública” organizado por Coreducar[1] y, con el patrocinio de EDUCAPAZ, las Universidades Pedagógica, Javeriana y Católica de Oriente, el Ministerio de Educación Nacional, Programa por la PAZ del CINEP, la Conferencia Epicospal.
  7. Mesa de Política: un grupo de organizaciones han constituido hace un par de meses la Mesa de Política Pública Educación y PAZ[2], entre cuyos objetivos está contribuir a construcción de política de educación rural, para lo cual se encuentra entregando insumos alel Ministerio de Educación Nacional se encuentra en un proceso de consulta territorial de un plan de educación rural y.

Hemos aprendido de las voces de los territorios colombianos, desde su práctica, que desde hace muchos años trabajan para construir la PAZ, en medio de la guerra, y que lo que requieren es condiciones y oportunidades para continuar mejorando y construyendo a partir de sus propias capacidades. Hemos aprendido también que la memoria es una aliada para la PAZ porque el olvido nos ha conducido a la repetición y porque la memoria no es un relato hegemónico sino un ejercicio crítico, una acumulación de memorias diversas en diálogo y en tensión,[3] que desde la escuela debemos conocer y construir.

Hemos aprendido que, sin duda la institución educativa es el lugar por excelencia de construcción del conocimiento. Y es cuando se da el trabajo colaborativo entre docentes, entre docentes y estudiantes y entre los mismos estudiantes, cuando se construye conocimiento significativo, y se educa para la democracia. ¿Cómo podría educarse para la PAZ en una democracia sino es viviendo los valores de ésta desde la misma escuela, desde cada aula? Y acá surgen los valores que tendrían que ser los principios que orienten la educación de excelencia para el campo: trabajo colaborativo y cooperativo, que promueve una educación personalizada, y la creación de vínculos fuertes entre escuela y comunidad, principios de la escuela activa, propuesta de enfoque pedagógico creado en Colombia en la década de los 70.

Algunas voces internacionales han estado presentes para ayudar a reconocernos, a ver oportunidades a partir de lo que ya tenemos en el territorio, a abrir la mente y el espíritu a la esperanza de que se puede y debemos vivir mejor.

Los invitamos, entonces, al “IV Congreso Nacional de Educación Rural” a realizarse entre el 21 y al 23 de noviembre organizado por Coreducar donde nos daremos cita un amplio grupo de actores para “contribuir al desarrollo rural de Colombia a través de la consolidación de una propuesta de política pública educativa pertinente para el medio rural, que recoja los aportes de los diferentes actores y sectores institucionales y comunitarios, así como las orientaciones que sobre el tema se han formulado en el actual contexto social y de construcción de paz del país.»

Es así pues como la consolidación de este conjunto de voces, como en un proceso de creación de conocimiento que no es lineal, sino cíclico e iterativo[4], estamos poniendo a interactuar conocimientos tácitos[5] y explícitos[6], conduciéndonos a un nuevo conocimiento, al convertirse en nosotros en nuevas capacidades de observación y análisis; y, haciendo eco de manera explícita en las memorias que estaremos compartiendo de los diversos encuentros como en el documento de política de educación rural que se está construyendo.


[1] Corporación Nacional para la Educación Rural, organización fundada en el año 1999 que agrupa a varias entidades que desarrollan programas de educación rural en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Boyacá, Casanare, Cauca, Cundinamarca, Risaralda, Norte de Santander, Santander, Tolima y Valle del Cauca.

[2] Mesa que surgió como una iniciativa de la Alta Consejería para el Posconflicto, la Coordinación del Programa Nacional de Educación para la Paz – EducaPaz y la Oficina de Cooperación de la Embajada de Canadá, en la que participan 15 organizaciones entre las cuales está la Fundación Compartir.

[3] Apartes del decálogo del Centro Nacional de Memoria Histórica.

[4] Conceptos desarrollados por los autores Nonaka & Takeuchi, en relación con la teoría de creación de conocimiento.

[5] Por conocimiento tácito se entiende aquel que es difícil de medir, y que como lo define Polanyi es aquel que no somos a veces capaces de expresar pero en cambio sí nos proporciona capacidades de observación, de análisis: «sabemos más de lo que somos capaces de expresar». Encontramos por ejemplo, la intuición, visiones subjetivas, sensaciones.

[6] Por conocimiento explícito se entiende aquel que es “formal y sistemático”, tales como fórmulas científicas, programas de un ordenador, especificaciones de un producto, proceso o metodología, clasificaciones.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/blog/voces-para-una-educacion-de-excelencia-para-el-campo

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Humberto de la Calle: la cultura y la educación como herramientas para consolidar la paz

El Espectador

 Álvaro Restrepo

Los más de $30 billones asignados en el Presupuesto Nacional 2018 para la educación deben ser motivo de celebración… Doble motivo para celebrar debería ser el hecho de que en este Gobierno, por segundo año consecutivo, la educación tiene más presupuesto que la guerra: ¡finalmente, menos recursos dilapidados en defendernos de nosotros mismos! Es este uno de los primeros efectos benéficos del posconflicto…

Sin embargo, me cuesta entender, pues me parece una contradicción, que frente a este logro histórico la cultura vea su presupuesto disminuido. Es cierto, también este Gobierno tiene un récord en inversión en cultura frente a gobiernos anteriores, gracias a la gestión de la diligente y perseverante ministra Garcés, quien ha estado al frente de su cartera con tesón y lealtad desde el inicio de la era Santos. $33 billones para la educación frente a los $360.000 millones para la cultura es no sólo un sinsentido: es un contrasentido. Educación sin cultura no es educación con mayúscula: integral y multidimensional: es instrucción, adiestramiento, capacitación, domesticación. Del mismo modo que la cultura que no está ligada a procesos educativos queda reducida a lo que Vargas Llosa llama “cultura-espectáculo”, entretenimiento, activismo, eventitis… farandulización.

Yo estoy convencido —y así lo he expresado en muchos escenarios y foros a los que he sido invitado a compartir mi visión— de que la cultura, en una alianza indisoluble con la educación y con el apoyo decidido e incondicional de los medios de comunicación masivos, es la Gran Herramienta para cambiar la mentalidad de este país y proponer un nuevo paradigma de lo que significa ser un país culto y educado: un país en paz. La educación no puede ir por su lado y la cultura por el suyo: son dos caras de una misma moneda que se llama valor o, si se quiere, civilización. Son la cultura y la educación unidas las que pueden, con el apoyo de las artes, la ciencias y los deportes, entre otras disciplinas, proponer a nuestro país nuevos paradigmas y auténticos valores que nos curen de las profundas heridas del odio, el egoísmo, la indolencia, la corrupción… la indiferencia.

Se aproximan tiempos decisivos para nuestra nación. El ocaso del Gobierno del presidente que logró lo imposible (silenciar los fusiles de las Farc y muy posiblemente los del Eln) anuncia el amanecer de una nueva era para Colombia. Y necesitamos en esta etapa decisiva un líder que sepa hacer de ese silencio una nueva retórica para dirimir nuestras diferencias. Y nadie como Humberto de la Calle, justamente el arquitecto de ese silencio de los fusiles, para conducirnos en esa nueva senda: De la Calle es no sólo un avezado y experimentado político y hombre de Estado, sino también un humanista… y esto último es para mí quizá lo más importante. Alguien que sepa entender que no basta la política en un momento tan crucial como el que vive Colombia: se trata no sólo de elegir un presidente, sino —sobre todo— un líder espiritual que nos ayude a salir de la profunda oscuridad ética en que se debate nuestro país. Y para hacerlo tendrá en la cultura y la educación las herramientas más potentes para impulsar e inspirar ese urgente cambio de mentalidad que requerimos.

Los otros líderes de centro y centroizquierda que nos están proponiendo sus nombres, personas muy capaces y preparadas (que nos pueden salvar del abismo de la derecha recalcitrante), deberán apoyar al más experimentado y ecuánime de todos, Humberto de la Calle, para consolidar la paz e inaugurar esta nueva etapa. Tendrán tiempo después para liderar sus propios proyectos. Por ahora, la tarea más importante es cambiar el lenguaje de la confrontación, de la polarización y del odio por el de la fuerza tranquila que De la Calle inspira e irradia. Y la tranquilidad de esa fuerza proviene de su comprensión sobre el poder y la eficacia que la cultura y la educación unidas tendrán en la transformación de un país enloquecido por la guerra hacia una nación en paz construyendo su futuro.

 

Fuente del articulo: https://www.elespectador.com/opinion/humberto-de-la-calle-la-cultura-y-la-educacion-como-herramientas-para-consolidar-la-paz-columna-723508

Fuente de la imagen: http://www.eltiempo.com/contenido///politica/proceso-de-paz/IMAGEN/IMAGEN-1

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Necesitamos universidades así

Mauricio Mora Rodríguez

¿En qué pueden ayudar las universidades después de la firma del acuerdo con las FARC?

El 27 de julio del 2016 apareció en El Espectador una entrevista con Jairo Torres, rector de la universidad de Córdoba, quien está proponiendo un modelo para atender algunas necesidades de su departamento en el posconflicto. Es un plan conocido como “Plan Paz Córdoba”.

Es necesario que las universidades se sienten a pensar en cuáles de los seis puntos acordados en La Habana pueden ayudar, por ejemplo: ¿cómo hacer para promover la verdadera reinserción de los armados a la vida civil? ¿Cuál puede ser la forma para visibilizar a las víctimas?

No ha sido una idea espontánea. Según el rector Torres, se ha venido trabajando desde hace años en la investigación y visitas a las comunidades para lograr identificar las necesidades en las que la Universidad pueda aportar. Él nombra dos: seguridad alimentaria y erradicación del analfabetismo. Por estos días ha sido invitado a La Habana a socializar su proyecto.

Es admirable que en un lugar que ha sido tan golpeado por la violencia como el departamento de Córdoba, la Universidad haya querido hacerse un espacio como generadora de cambio social; su experiencia es un ejemplo de cómo la academia puede servir más efectivamente a las necesidades de las comunidades a las que se circunscribe.

Noticias como esta deberían ser un ejemplo para otros entes educativos, pero lamentablemente parece un caso aislado, como en casi todo lo que pasa en el país, la universidad pública en muchas regiones simplemente es sólo otra tajada del ponqué burocrático, otro lugar en donde se ponen cuotas y se hace visible el clientelismo y la corrupción.

Necesitamos que las universidades, sobre todo las de provincia, generen espacios de reflexión y análisis acerca de lo que puede ser su papel después de la firma del acuerdo con las FARC, que se sienten a pensar en cuáles de los seis puntos acordados en La Habana pueden ayudar, por ejemplo: ¿cómo hacer para promover la verdadera reinserción de los armados a la vida civil? ¿Cuál puede ser la forma para visibilizar a las víctimas?

Se necesita que la universidad piense, también, cómo puede generar un debate sano sobre la manera en la que se estuvieren llevando a cabo los distintos procesos acordados por las partes. También puede hacer mediación y veeduría acerca de la implementación de los acuerdos y fortalecer sus procesos de investigación en las comunidades para encontrar las necesidades y plantear las soluciones.

No hay que olvidar que es necesario el apoyo estatal para que estas ideas no se queden en el papel. Si el Gobierno Nacional busca la consolidación de la Paz, es de vital importancia que las universidades se encuentren fortalecidas, no habría ni que hablar de esto, pero sabemos cuál es la situación en la que se encuentran muchas de estas instituciones de educación superior y cómo en un gran número están casi desfinanciadas.

De manera que el país requiere mucho más del compromiso de sus universidades para poder hacer frente al nuevo orden nacional que se aproxima con la firma del acuerdo de La Habana y la incorporación de las FARC como partido político, así que con mucha razón dice el rector Torres: “El verdadero nombre de la Paz es educación”.

Adendo: ¿Hasta cuándo le dejaremos al omnipotente Icfes la potestad para decidir quiénes son ‘pilos’ y quiénes no? ¿Cómo puede una prueba tipo test decidir tantas cosas para el futuro de nuestros jóvenes?

Fuente del articulo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/necesitamos-universidades-asi

Fuente de la imagen:

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Panameño participa del Foro Mundial de la Juventud en Egipto

12 Noviembre 2017/Fuente panamaon/Autor:panamaon

Fernando Castillo, Gerente de País del Voluntariado Global AIESEC, en el Primer Foro Mundial de la Juventud que se desarrolla en la Ciudad de Sharm El Sheikh, República Árabe de Egipto, donde compartió un mensaje de paz como un valor esencial para el desarrollo humano sostenible resaltando a Panamá como una nación promotora del diálogo entre naciones

El joven panameño, Traductor y estudiante graduando de la Licenciatura en Gestión de Marketing en la Universidad del Istmo, ha participado de Intercambio Social y Voluntariado Internacional, con proyectos de emprendimiento, modelo de negocios y enseñanza del inglés y cultura panameña en comunidades indígenas.

Por su trayectoria ha sido seleccionado por el Comité Organizador del Foro para participar en el evento mundial, donde compartirá sus experiencias de voluntariado en pro de buenos sistemas de salud pública y el mejoramiento continuo del ambiente y a través del diálogo crear una visión común para la paz y el desarrollo humano,

Con la asistencia de más de 3000 jóvenes el Primer Foro Mundial de la Juventud versa sobre las iniciativas y aportes en las aéreas de tecnología, educación, desarrollo comunitario, asuntos internacionales y humanitarios como los refugiados, la lucha contra el terrorismo y la promoción de una cultura de paz y derechos humanos.

Fuente de la noticia: http://www.panamaon.com/noticias/educacion/34453-panameno-participa-del-foro-mundial-de-la-juventud-en-egipto.html

Fuente de la imagen: http://www.panamaon.com/m/p/770×410/media/files/31794-media.

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