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Ángel Díaz Barriga, referente de la educación en México

Por Judith Ureña/ Ciudad de México. 28 de abril de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).-

Pese a sus enormes aportaciones al área, reconoce que su incursión fue muy accidentada, ya que vivió con un grupo que estaba vinculado con los temas educativos; aunque inicialmente intentó caminar hacia la psicología, terminó con lo que él denomina “algo muy parecido” que es la pedagogía, la cual acabó por ser su profesión.

barriga1okSi bien es cierto que el experto se excusa en Rodolfo Bohoslavsky y su libro Orientación vocacional, la estrategia clínica (Nueva Visión, 1971) para señalar que la vocación se va haciendo a lo largo de la vida y que no se nace con ella, el doctor muestra —desde el inicio— un interés peculiar en la educación, lo que lo llevó a ingresar al Centro de Didáctica, el que después se convirtió en el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE).

Tras escribir sus primeros artículos, notar el impacto que tenían y cómo eran acogidos en la comunidad, llevó a cabo su primer libro —del cual tuvo que pagar una parte para la edición— Didáctica y currículum (Nuevo Mar, 1984), mismo que planea rehacer, pese a que ya enfrenta la primera dificultad al respecto: rehacer un libro de hace 30 años es muy difícil, pero al ser una de sus publicaciones con más venta, siente un compromiso moral con su actualización.

Díaz Barriga es un orgulloso egresado de la Escuela Normal Superior de Coahuila, donde dio inicio su vida escolar para luego atravesar por un largo año en el proceso administrativo de revalidación para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y uno más para cubrir todos los prerrequisitos solicitados y poder aspirar a lo que era, en ese entonces, “profesor de educación primaria” y luego “profesor de enseñanza media en pedagogía y técnico en educación”.

El encuentro con la investigación

El Centro de Didáctica fue un espacio creado por Pablo González Casanova cuando la UNAM, después de 1968, entra en un proceso de renovación pedagógica, afirma el también doctor en pedagogía. La etapa de González Casanova está marcada por la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), con el argumento de que los estudiantes deben aprender dos lenguajes y dos ciencias: matemáticas y español; matemáticas e historia. Es decir, a pensar históricamente o a pensar matemáticamente.

Lo anterior, de acuerdo con su experiencia como académico, permite identificar a aquellos que provienen del CCH, de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) o de otras preparatorias, sean públicas o privadas, porque también hay modelos del CCH privados. “Uno encuentra alumnos más inquietos, con mayor capacidad de lectura, con mayor autonomía en su capacidad de trabajo, porque fue algo que se promovió”, asegura el también miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Es durante el proceso de estudiar e ingresar a la UNAM que el doctor Díaz Barriga comenzó a trabajar en escuelas primarias, secundarias y normales, lo cual para su trabajo de investigación lo dotó de un background importante.

Con la creación del Centro de Didáctica se busca la formación de profesores, ya que el momento coyuntural del país así lo requería, puesto que la educación se expandía de manera importante. Mientras que la matrícula nacional de 1970 era aproximadamente de 270 mil estudiantes, terminó (en 1980) en cerca de 810 mil alumnos, como parte de la política de Estado que se estaba implementando, afirma el investigador.

barriga2Tras el movimiento de 1968, el entonces presidente Luis Echeverría no solo buscaba fortalecer la UNAM sino también las universidades públicas estatales, lo que dio pie a la expansión del sistema de educación superior en México.

El también honoris causa y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias considera que hay dos momentos claros en los que se llevan a cabo la modernización de la educación en el país: la primera, con la creación de Ciudad Universitaria, y la segunda con Luis Echeverría, cuando se empieza a ver el tema de lo pedagógico como un problema.

Es entonces cuando la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) crea su programa nacional de formación de profesores, al tiempo que la UNAM conforma dos centros para crear profesores: la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza y el Centro de Didáctica, aunque existía un tercero pero que se había creado con dinero de la Organización Panamericana de la Salud, el Centro Latinoamericano de Tecnología Educativa para la Salud (Clates), narra el investigador.

Hacia mediados de los años 70, la UNAM concluye que debe fusionar estos centros y a mediados de 1977 cambió de nombre para convertirse en: Centro de Didáctica y Comisión de Nuevos Métodos y se crea el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE), con lo que se les asigna la tarea de investigar, siendo así como inició el despegue de esta generación que no contó con profesores que los formaran, sino que se fueron haciendo con el tiempo y las experiencias.

En este punto, el investigador emérito comenzó a interesarse en cómo hacer que los profesores mejoraran su sistema de enseñanza y, con estos, sus técnicas de evaluación, aunque más enfocado en la educación superior.

Es tras la incorporación al Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU), una creación del doctor Guillermo Soberón, que en el contexto educativo comienzan a aparecer las políticas de planeación; lo que conocemos como evaluación, en los años 70 era planeación.

Para 1986, bajo la tutela de Jorge Carpizo, se lleva a cabo la integración formal de estos investigadores al Centro de Estudios sobre la Universidad, con lo que el doctor Díaz Barriga comenzó a sentirse como un verdadero investigador, según relata.

Publicaciones, conceptos y estancia en el CESU

Tras recibir sus primeros dictámenes en los que le decían: “Nadie ha escrito esto”, mientras para los demás era visto como una objeción, él lo tomó como un halago. Fue así como aparece en escena uno de sus ensayos más replicados, tanto dentro como fuera del país: Tesis para una teoría de la evaluación y sus derivaciones para la docencia, algo destacado si consideramos que para entonces Internet no tenía la preponderancia de ahora, el medio más rápido de difusión para entonces era a través de fotocopias.

Uno de los conceptos de los que está más orgulloso, pese a que en la literatura no se maneje tal cual es el de “arbitrario”, que no es lo mismo que arbitrariedad. De acuerdo con Díaz Barriga, este concepto hace referencia a las negociaciones que puede tener un profesor con sus alumnos en torno a su forma de evaluar, ya sea para beneficiarlos o perjudicarlos.

barriganewOtro momento relevante es el año 1985, cuando el doctor escribió que la palabra “evaluación” venía técnicamente de “control” y que durante esa etapa era frecuente hablar de planear, realizar y controlar. Durante esta transición, la palabra control sustituye la de evaluación.

Posteriormente, sus estudios girarían en torno a las didácticas, ya que mientras en 1935 se hablaba de metodología, a finales de los 80 estaban en boga: planear, realizar y evaluar, lo que posteriormente dio pauta al rendimiento escolar.

De la mano de sus investigaciones y estudios, adquiere la responsabilidad de ser el primer director interno del CESU, cargo en el que estuvo por ocho años, durante los que intentó proyectar el Centro en su totalidad y no solo un área en particular. Este elemento —considera Díaz Barriga— fue el que sentó las bases para que el Centro se transformara en el actual Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

El futuro del país en materia educativa

Actualmente, y tras cumplir 10 años lejos de la dirección del Centro, reconoce que se encuentra en una etapa muy pujante de investigación y más en un contexto en el que el país vive “enloquecido por la evaluación, lo cual no debería de ser el objetivo, toda vez que somos la comunidad internacional más evaluada del mundo», puntualiza el experto, ya sea por el informe anual de actividades, la carrera académica interna, entre otros. Es decir, por todos lados la evaluación está bordeándonos.

Lo anterior es calificado por el académico como un exceso y perversión, ya que más allá de poner a competir a profesores y alumnos, se tendría que estar trabajando en la confianza del estudiante y eso redundaría en una relación mucho más sana.

En cuanto al papel de los profesores y la evaluación a su desempeño, no es tal. Se trata de un modelo que él denomina de “palo y zanahoria”, en donde si el educador se integra al método de evaluación, se le da la zanahoria, premio o recompensa, de lo contrario, será calificado de “flojo” y recibe un palazo. Bajo este modelo, el Estado está culpando a los maestros de un error del propio Estado: echar a perder las normales, en donde las deficiencias no son solo culpa del maestro.

El punto básico de todo esto es, resume el también conferencista, “si el sistema de evaluación de docentes no genera confianza en estos, es un sistema que fracasó”. La educación en este país va hacia un modelo de números, a lo que uno de sus colegas denomina la “República de indicadores”, hacia un modelo donde todos se preocupan por números y por el factor de impacto.

«Una evaluación que no te dice cuáles son tus puntos de mejora, no te dice nada», afirma quien se ha especializado en temas de didáctica desde 1972 y quien se califica como un fiel creyente de que la educación en nuestro país puede ser mejor, pero la única posibilidad de alcanzarlo es a través de los maestros. Asegura que este país ha cometido un grave error al despreciar al maestro y colocar la profesión docente como algo sin sentido, sin razón de ser.

«Hay un desprecio en este país hacia la profesión docente y ¡cuidado!, porque es la que nos enseñó a leer a todos”, concluye el doctor Ángel Díaz Barriga.

Fuente: http://www.conacytprensa.mx/index.php/sociedad/personajes/6933-educacion-evaluacion-docencia

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Carlos Ridolfi: al analizar el estado de la educación en Italia «Hay esperanza»

Muchos se preguntan sobre el estado de la educación y la escuela en Italia, y lo hacen con referencia a la vida y obra de maestros como Don Lorenzo Milani, Mario Lodi, Gianfranco Zavalloni

ANDRIA – 22 DE DE ABRIL 2016 / MICHELE DI CORATO

En un muy relevante evento que tuvo lugar el pasado jueves en la Biblioteca Diderot,  Carlo Ridolfi, coordinador de la Red para la Educación manifestó que «Hay esperanza si sucede …»  al tratar de tener una visión más completa de la vocación y la democracia educativa.

» En la era de la competencia frenética – explica Ridolfi – se requiere que todos los componentes del ámbito educativo y pedagógico (padres, profesores y trabajadores sociales) deben cooperar para fortalecer sus relaciones, con el fin de hacer una vocación no sólo en las nociones de transmitir, sino también en los estilos de vida para convivir. Y es esencial que  se reafirme el  principio de la esperanza contra el cinismo, el retorno a la pureza de muy lejos del axioma homo homini lupus «

En su disertación explicó que hoy en día, hombres y mujeres de diferentes orígenes sociales se preguntan sobre el estado de la educación y la escuela en Italia, y lo hacen tomando como referencia a la vida y obra de maestros como Don Lorenzo Milani, Mario Lodi, Gianfranco Zavalloni.

Sobre estos excelsos autores refirió que la enseñanza incuestionable dejada por Mario Lodi fue sobre tener ideales desordenados educativos como una opción para una escuela democrática y culturalmente anti-dogmática, desarrollar modelos de formación anti-autoritarias activos) y  procedimientos educativos que favorecieran que todos los estudiantes tuviesen una opción para su enseñanza-aprendizaje . Indicó que el maestro Lodi, era un apasionado en la defensa de los puntos sobre la calidad de la enseñanza con nuevos lineamientos para la Educación de finales del siglo XX:

  • la apertura para el Medio Ambiente (educación se alimenta de las oportunidades educativas de la ciudad entendida como aulas descentralizadas)
  • la integración de la diversidad de personas con discapacidad,
  • Clase alternancia / intraclase (dando al escenario para laboratorios: los centros de interés, ángulos educativos, estudio de música / teatro / pictórica, etc.),
  • la práctica del trabajo del grupo de investigación (posible en un taller de la escuela método: taller donde se aprende a aprender)
  • y la identidad de la educación de la Comunidad (posible en un jardín de infancia de las relaciones humanas).

Por ello Mario Lodi fue una estrella indiscutible, el líder reconocido de un grupo de diseñadores y probadores de una manera diferente de la teoría y la práctica en la educación. Fue un critico de las catedrales académicos, donde la pedagogía sólo llevaba ropa adecuada para volar alto: allí, donde se puede cocinar las ideas intemporales y abstractas, lejos de las «variables» sociocultural en el que se reflejan las generaciones más jóvenes todos los días. A mil millas de distancia de la Escuela real y militante, la experiencia de teatro todos los días para las niñas y para los niños. Mario estaba a punto de entregar a la reflexión y el diseño pedagógico de una teoría más avanzada sistemas educativos en los que vive el pensamiento pedagógico, el diseño y el compromiso social y civil de las comunidades locales de enseñanza. Su modelo teórico y metodológico se basa en contextos empírico-hechos de la vida escolar, para pedir a continuación a las Ciencias de la Educación piernas epistémicas ir más allá. » Sólo si se planta en la tierra de la práctica – observa Mario – la experiencia educativa puede proporcionar los supuestos teóricos necesarios para diseñar un modelo de formación científica y socialmente legitimado .»

Por su parte, Gianfranco Zavalloni, quien murió con tan sólo 54 años de una enfermedad incurable hace casi cuatro años, fue uno de los educadores más eficaces de nuestro país. director, pero, sobre todo, maestro de jardín de infancia; y otra vez: diseñador, calígrafo, actor, creador de marionetas, animador dll’Ecoistituto Cesena, destacado investigador de los derechos de una educación no violenta, ecológico, creativo. Mientras que la escuela está preparada para convertirse en digital (aunque con las contradicciones habituales de nuestro país están montados pizarras electrónicas en las aulas en mal estado en edificios que a menudo no cumplen con los criterios más básicos de seguridad), Zavalloni había practicado y teorizado sobre una escuela analógica: lenta, no competitiva, en la que se redescubrieran las habilidades manuales y el contacto con la tierra. El camino transitado por el educador Zavalloni es, como se ha mencionado, un camino que va en la dirección opuesta a la adoptada por la mayoría hoy en día. Un país pequeño carril, al parecer, poco practicado, pero lleno de sorpresas para aquellos que entran en ellas. Es el camino de la pedagogía consciente de las muchas formas de violencia que pueden estar justificados en el nombre de la educación.

Elogiaba la lentitud no es un hábito, sino que nace del simple respeto a las personas, que es la base misma de la educación. En la educación no es posible ejecutar y, al mismo tiempo que se respeta la personalidad de los estudiantes. Pero estamos en una civilización de la carrera. La educación no se adaptará? Si se concibe a la educación como escenario de mera socialización para llevar al estudiante en el estado actual de la sociedad, sin duda. Pero los objetivos de la educación son, para Zavalloni, más compleja. La educación es, también, » la reflexión crítica sobre la sociedad y la búsqueda de una sociedad mejor»  por eso no es posible, ahora más que nunca, hacer  educación sin detenerse a pensar en la sociedad actual, sin preguntarse donde está tomando el camino que hemos tomado con la revolución industrial (y luego la del ordenador). Zavala es de los que creen que necesitamos un gran avance porque la civilización industrial y capitalista, con su ansiedad consumista, nos ha llevado a un callejón sin salida, desde la que se puede salir solamente por pensar críticamente fundaciones culturales y psicológicos del mundo actual.

Fueron las reflexiones compartidas en ese importante evento.

Fuente de la noticia: http://www.andrialive.it/news/Cultura/422390/news.aspx

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Argentina: La historia de una docente que decidió aprobar a una alumna que “no sabía nada”

LaCapital/Noticias

La historia de una docente marplatense a la que le tocó evaluar a una alumna de Sierra de los Padres que le confesó que no sabía nada. La profesora cambió el enfoque de la evaluación y al final se encontró con una grata sorpresa.

La historia que la profesora marplatense Lucia Gorricho relató en su blog personal conmueve a todos los que se topan con ella en internet.

En su relato la docente contó que hace una semana le tocó evaluar a una alumna de 14 años de una escuela de Sierra de los Padres, cuya familia de origen boliviano trabaja en un frutillar. Desde un comienzo la estudiante reconoció que no sabía. Y así era, porque no tenía ni libro ni carpeta.
La docente decidió entonces cambiar el enfoque de la evaluación y al momento de corregir se encontró con una grata sorpresa que decidió compartir. “No me imaginaba que esto iba a tener tanta repercusión”, dijo luego.

 Dijo que no sabía nada

Este año tomé horas en una escuela en Sierra de los Padres, una localidad del Partido de General Pueyrredón que cuenta con una población estable de unos 4 mil habitantes. El lugar forma parte del sistema montañoso de Tandilia y está compuesto por sierras de unos 150 metros de altura. La vegetación es muy diversa y se pueden apreciar pastizales, monte y bosque.
En el espacio conviven un barrio residencial con calles que respetan la topografía y campos productivos ubicados sobre los márgenes; siendo el más destacado en la actualidad por su rentabilidad, el cultivo de frutillas. Hay varias agro-empresas operando en la zona y todas contratan mano de obra boliviana y han recibido diversas denuncias por parte de organizaciones sociales y ambientales que señalan, no sólo situaciones de semi-esclavitud en relación a la mano de obra, sino que han advertido sobre el uso de agroquímicos como parte del paquete tecnológico de producción.

Esta semana me citaron para evaluar a una estudiante que debía una materia que la habilitaría, en caso de aprobarla, a pasar de año. El director me anticipó que el nivel académico no era bueno pero que era una alumna que se esforzaba mucho para estar en la escuela.

Como no fue estudiante mía decidí preguntarle a ella los temas que habían visto en geografía el año anterior; pero no se acordaba ninguno. Con piel morena y voz muy bajita, me dijo que no había podido estudiar porque no tenía libro ni carpeta.
Entonces le dije que yo tenía toda la voluntad de aprobarla pero que era fundamental que escribiera algo que justificara la nota.

A pesar de mi insistencia no supo decir nada en relación a los contenidos de la planificación anual y entonces le pregunté:

-¿De las frutillas sabés algo?
Abrió los ojos enormes.
-Sí, me dijo.

Entonces sobre la hoja de carpeta que ella misma me dio escribí:

Evaluación de Geografía

Fecha: 07/04/16
Año: 2º

Estudiante: G.C

1) Describir una actividad económica

y ella preguntó:

-¿Puedo escribir también sobre Bolivia? Porque yo soy Boliviana.

-Si claro, le dije. Entonces agregué:

2) Mencionar los aspectos más importantes del algún país latinoamericano.

A las dos horas me entregó 3 hojas escritas de ambos lados con letra clara y prolija.

Hacia tiempo que no corregía una evaluación con tanto entusiasmo. Todo el relato de esta nena de 14 años aportó sin duda, a mi formación como geógrafa y como docente. Comparto el desarrollo de la evaluación porque creo que no pueden quedar estos contenidos sólo en mí.
Corregí las faltas de ortografía y agregué algunos signos de puntuación para facilitar la lectura.

1)

En la frutilla trabajan aproximadamente 200 personas que cosechan la fruta, limpian el campo, sacan las hojas, sacan la maleza, tienen que carpir. Ahora pagan más que antes aún mejor, pagan todo lo que hacen si carpean, limpian la cunita, etc. Algunos niños trabajan ahí aproximadamente de la edad de 13 años para arriba y algunas embarazadas también pero no hacen tanto esfuerzo o si no, no trabajan. Eso depende de ellas. A veces lo hacen para ayudar a sus maridos. Algunos de ahí, bueno casi todos, son juntados.

Casi todos los bolivianos trabajan en el campo y siempre llegan cansados y que no le toman importancia a los hijos que nunca le preguntan nada qué cómo estás o algún problema en la escuela.

Las frutilla se cosecha en cunitas en un carrito y un balde. El balde es para descartable y la cunita es para armar caja. Eso se llama embalada. A mí me gusta embalar y armar cajas y claro a la frutilla se le pone esa cosa rara en las plantas. Las riegan con un tubo que está debajo del plástico. Lo ponen los tractores.

Las cajas con frutilla y las cunitas con frutilla descartable se lo lleva un tractor que viene a las 12:15 o cerca aproximadamente y a la tarde también.

Los bolivianos pueden soportar más el campo que los argentinos porque los bolivianos tienen el trabajo más pesado y los argentinos están en las oficinas o será porque ellos si pudieron estudiar? Yo pregunto en mi casa porque no estudian porque no hay tiempo es la misma respuesta que me dan todos los días.

Ya que la frutilla es una empresa a nosotros nos dan techo, agua potable, luz menos gas. Pero claro a veces nos quitan un poco de plata para ayudar en las pagas. Para que los padres se vayan tranquilos a trabajar hay una guardería que los cuidan. Ahí les dan desayuno, comida y merienda y hay reuniones para levantar la basura. Porque además de levantar la basura de su casa, tienen que levantar la basura del patio o del suelo del baño y sino están presentes, tienen que pagar 5 pesos por cada día que falten.

También hay donaciones que mandan o traen en camiones y se le dejan a una señora que se llama Graciela y parece que ella se queda con las ropas de las cosas bonitas que llegan y lo descartable lo dejan en una carretilla para que la gente lo use.

evaluacion la peregrina

2)

Bolivia me encanta porque la primera vez que fui me encantó. Cuando es de noche todas las luces se encienden de todos colores y yo escucho tambores y cosas así como una banda porque mi casa está en una montaña. Me acuerdo cuando fui a la cancha. La cancha es una cosa que llega casi a la terminal. Hay tiendas de comida, ropa, bebidas y cosas de mercadería. A mí me gustó donde venden caña de azúcar.

En Bolivia hay montañas chicas y en la escuela les dan uniformes. Sabía que en el jardín de niños estudian las lineas, los cuadrados, triángulos y números?

La gente del campo vive en casas de barro y paja y lo único que comen es chuño y mate y cuando es cumpleaños de alguien de la familia comen seco que significa arroz con papa y ensalada y carne seca y queso de vaca y de desayuno arroz con leche y buñuelo. Todo eso lo cocinan en una clase de horno a la parrilla y yo me sé el nombre pero no sé cómo se escribe.

La gente, más bien las mujeres, tienen que ir con ropa lavada desde su casa hasta que llegan a un río caminando y la ropa la llevan en un aguayo en la espalda. Más o menos lo que tienen que caminar es desde aquí hasta Sulema para enjuagar la ropa.

Alguna vez comió tostado? Se hace con habas. Las hacés secar al sol hasta que estén más secas. Después tenés que poner en una olla sal y después poner las habas secas y tostarlas hasta que revienten. Mi abuela las hacía. Sabe que mi abuela tiene ochentaialgo y fue al doctor y le dijo que estaba muy fuerte ella? Vive en el campo y solamente dos veces la vi.

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La aprobé. La abracé cuando se fue. Le pedí permiso para compartir su texto en internet y le dije que escribiera todo lo que pudiera porque escribir hace bien y porque siempre hay cosas importantes para contar. Con un 4 (cuatro) pasó de año y por eso no estará en mi aula durante este ciclo lectivo, pero espero cruzármela en los pasillos o en el patio y preguntarle:

¿Cómo fue tu día de ayer? ¿Lo querés contar en un papel?

Fuente: http://www.lacapitalmdp.com/la-historia-de-una-docente-que-decidio-aprobar-a-una-alumna-que-no-sabia-nada/

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En defensa de la pedagogía

Luis S. Villacañas de Castro
12/04/2016

Quisiera desentrañar la antipatía y el sarcasmo que destilan ciertos profesores universitarios (afines a mí en otras cuestiones) cuando utilizan un término que, por sí sólo, ya delata lo mal enfocadas que están sus apreciaciones: “los pedagogos”. Quisiera denunciar esta antipatía y sarcasmo como teóricamente insolventes, ideológicamente dañinos y políticamente ineficaces. Volvió a suceder hace poco, esta vez en Otra vuelta de Tuerka, cuando el profesor Fernández Liria empezó su —por lo demás— interesantísima entrevista con una serie de vituperios contra “los pedagogos”, justificándolos en anécdotas personales.

Quienes así hablan de “los pedagogos” demuestran, muchas veces, una buena precisión conceptual en sus respectivas disciplinas. Por eso sorprende tanto que no hagan uso de la misma para darse cuenta que no se puede generalizar y hablar con propiedad de “los pedagogos”. De igual manera que uno no debería hablar de “los economistas” como si esta disciplina fuese un campo unificado. Hay al menos tres orientaciones pedagógicas (la cognitivista, la socio-constructivista, la pedagogía crítica) e infinitas escuelas. Como la economía, el derecho o la propia filosofía, la pedagogía también está atravesada por intereses espúreos y poblada de profesionales más o menos mediocres que se prestan a satisfacerlos. Sin embargo, cuando uno escribe, como también hizo Fernández Liria, esta vez en relación a las medidas que deberían inspirar el programa de Podemos en materia de enseñanza, que en este último no debería haber “ni rastro de pedagogos”, entonces uno desacredita un campo entero. ¿Significa esto que obras como Pedagogía del oprimido, de Freire, o Experiencia y educación, de Dewey, o Ideología y currículum, de Apple, no tienen derecho a existir? ¿De verdad no pueden enseñarnos nada?

A veces, con esfuerzo, alcanzo a adivinar que a esta condena total subyace la idea de que aquello que explica y sobre lo que interviene la pedagogía puede y debería explicarse solamente desde la sociología y, más aún, desde aquellas variables a las que tiene fácil acceso la política. Estoy de acuerdo en que con ello se identifica un factor esencial. (Por otra parte, la pedagogía es una disciplina que se nutre de dos ciencias: la sociología y la psicología.) Hay que decirlo alto y claro: el principal problema de la educación en España es la desigualdad social y la drástica reducción de recursos destinados a la educación pública. Estoy incluso dispuesto a afirmar que la calidad docente no es un problema en España. Pero eso no significa que no deba existir la pedagogía, ni que sus conocimientos no deban ser bienvenidos, o al menos respetados.

A su vez, me da la sensación de que bajo la burla y la denigración que la pedagogía sufre en ciertos discursos progresistas late la sospecha de que aquéllos que defendemos y trabajamos para que dentro del aula se hagan aún mejor las cosas no vamos a defender, a su vez, que la sociedad está rota y que debe ser reparada. Es como si tuviésemos que elegir forzosamente entre lo metodológico o lo sociológico. No sé por qué no podríamos combatir en los dos frentes. Por su simplismo arbitrario, plantear esta disyuntiva me recuerda a aquéllos que decían que el psicoanálisis era una teoría burguesa y que defender la existencia del inconsciente era negar la lucha de clases. Cuando lo cierto es que eran dos teorías diferentes, con dos objetos de estudio diferentes y saberes complementarios.

No voy a abrazar argumentos dogmáticos que planteen que los aspectos metodológicos puedan explicarlo y solucionarlo todo. Pero tampoco diré que no pueden ayudar nada. Claro que pueden. Porque resulta que dentro de la sociedad existen las instituciones: los colegios, institutos y universidades son algunas de ellas. Y en sus aulas se conforma un espacio que, si bien es permeable a las inercias de afuera, también es permeable a los esfuerzos internos de docentes que pueden hacer uso de variables como la innovación y el desarrollo curricular para asegurarse de que los recursos y estrategias que ellos mismos utilizan en sus clases no van a dificultar, aún más, la democratización del conocimiento, la cultura y la transformación social. Es decir: que su propia praxis pedagógica no va sumarse a los obstáculos e injusticias que vienen de fuera. Algo que muchas veces ocurre, también en la educación pública. Para evitarlo, hay orientaciones y principios pedagógicos que son mejores que otros. Y se pueden aprender, como todo en la vida.

Frente a este hecho, no vale decir que, si la sociedad fuese más justa y democrática económicamente hablando, entonces los docentes no tendríamos por qué variar nuestra enseñanza. Primero, la frase es falsa: siempre ha habido y habrá diferentes tipos de diversidad en las aulas. Segundo, la frase delata un narcisismo que antepone la comodidad del docente a las necesidades de la sociedad cuya ordenación uno tiene todo el derecho a criticar, pero no a ignorar; de ahí a decir que son demasiados los estudiantes que llegan a la universidad porque “¡hay que ver lo mal que escriben, y lo poco que saben!” hay apenas un paso. Y en tercer lugar, la docencia tradicional que ha imperado en España, en la que el docente sólo hablaba y hablaba y los alumnos sólo escuchaban, se sostenía menos por su valor educativo que por apelaciones a la autoridad.

Pese a todo, podría comprender que alguien haga un discurso estratégico de prioridades y que, sobre esa base, prime lo sociológico sobre lo metodológico para decir que aquí y ahora es más importante aumentar el número de escuelas, institutos y docentes que mejorar la formación de estos últimos. Ese es un argumento que puedo comprender y que voy a apoyar. Pero entonces que se diga de esta manera, si es esto lo que se quiere decir. Como también podría entender que alguien defendiera que la mejor manera de que el docente se desarrolle profesionalmente en su enseñanza es dándole completa libertad de cátedra en todos los niveles educativos, para que pueda innovar sobre el currículum e investigar sobre su propia docencia. Éste es un argumento pedagógico que estoy dispuesto a apoyar. El saber de la pedagogía no pertenece a las facultades de educación solamente sino que es tesoro común de todos los educadores (también de los que trabajamos en facultades de educación); todos tenemos y aplicamos nuestra pedagogía, lo queramos o no. De lo que se trata es de adquirir capacidades reflexivas y críticas para innovar, valorar y mejorar nuestra propia enseñanza. Algunos de nosotros, con nuestro trabajo, tratamos de poner a futuros docentes en la senda de que puedan adquirir, ejercitar y afinar estas capacidades por su cuenta. Pero nada de esto transpira en la frase de Fernández Liria: “Ni rastro de pedagogos”.

Creo que esta última frase es, además, ideológica y políticamente ineficaz porque no se da cuenta de que ciertas orientaciones pedagógicas son aliadas naturales en la protección de la educación pública. Como se ha repetido en multitud de ocasiones, el neoliberalismo se esconde hoy detrás del discurso de la “calidad” y de su importancia en un mundo globalizado. Obviamente, el término que queda marginado en esta fórmula —el de la “cantidad”— delata el verdadero sentido elitista de la calidad neoliberal. Se trata de evitar el acceso de todos y todas sin excepción a la educación, de dificultar la democratización misma de la cultura y de su potencial transformador. Ahora bien, creo que quienes sólo interpretan los problemas y las soluciones de la educación desde el BOE (desde aquello que podría hacer la política) y no desde las mejoras que los propios docentes podrían darse a sí mismos asumen, de facto, que no puede haber calidad y cantidad al mismo tiempo. Apuestan decididamente por la cantidad, por más inversión, más docentes, más centros… pero en la medida en que no integran la pedagogía en su discurso son incapaces de aportar una definición de calidad que sea alternativa a la que ofrece el neoliberalismo —el cual, por otra parte, jamás ha buscado verdaderamente enriquecer la dimensión pedagógica sino su eliminación—. Su oscuro deseo es un mundo en el que los docentes seamos sustituidos por libros de texto parlantes, robots o programas informáticos.

Ojalá, cuando nos pregunten: “¿Cantidad o calidad?”, sepamos responder: “Las dos cosas”. Y ojalá comprendamos que la pedagogía debe contribuir a definir la calidad educativa.

Fuente: http://www.eldiario.es/contrapoder/defensa_pedagogia_6_504709564.html

Fuente de la imagen: http://www.laeducacioncuantica.org/educacioncuantica/pages/images/uploads/901.jpg

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Si sabes, enseña y si no sabes, aprende

¿De qué sirve saber algo si usted no comparte lo que sabe? Ruben Blades
Se acabaron los tiempos en que te pagaban únicamente por trabajar. Cualquier organización que pretenda prosperar, te pagará además por enseñar lo que sabes y también por aprender lo que no sabes y necesitas para hacer mejor tú trabajo. A ninguna empresa le resulta rentable tener individuos brillantes o equipos de alto rendimiento que no sean capaces de mejorar el desempeño de sus pares. La evidencia nos demuestra que contar con abundantes talentos individuales no es garantía de éxito. Demasiadas veces, el todo es menos que la suma de las partes.

Acabo de regresar de nuestro cuarto viaje a Venezuela en 6 meses. Cada periplo ha resultado una pequeña odisea. El país está en una situación verdaderamente precaria. Permanentes cortes de luz, interminables colas para conseguir artículos de primera necesidad y Caracas que ostenta el nada decoroso título de ciudad más peligrosa del mundo. Llama la atención ver a la Guardia Nacional Bolivariana desplegada en calles y carreteras así como continuas referencias al “eterno comandante Chavez”. En contraste, Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo. Pero un país rico en materias primas no es sinónimo de una sociedad desarrollada (de hecho los países más avanzados son aquellos con mayores “reservas” de conocimiento). Esta vez trabajamos con el equipo de perforación de Petróleos de Venezuela para tratar de resolver una problemática que no es nueva en la industria. En su principal División, tienen 40 taladros perforando pozos y su rendimiento es absolutamente desigual. Los hay que perforan un pozo en 17 días y los hay que tardan por encima de 50 en condiciones prácticamente idénticas. Es decir, los equipos con mejor rendimiento claramente tienen conocimiento que los peores equipos no tienen y que explica un porcentaje sustancial de las diferencias. Para hacerse una idea, 1 día de perforación de un taladro cuesta 22.000 dólares a lo que hay que sumar la producción que se deja de vender (600 barriles diarios por pozo) por cada jornada de retraso. Significa que cada mes se están perdiendo varias decenas de millones de dólares, un despilfarro mayúsculo. La solución, en términos de gestión del conocimiento es bastante clara: hay que determinar qué hacen esos equipos sobresalientes, cuáles son sus prácticas y decidir cómo se las transferimos a los equipos con problemas. La mejor práctica es aquella que asegura un resultado óptimo cuando la utilizas. Cuando preguntamos a los responsables de los equipos de perforación si interactúan entre sí para compartir conocimiento, su respuesta fue tajante: No. Ahora bien, esta misma realidad, es común a la mayor parte de organizaciones: vendedores o sucursales con niveles distintos de rendimiento, direcciones regionales de servicios públicos con desempeño desigual, unidades de negocio, plantas productivas… Acabamos de empezar un proyecto con una minera que consiste en identificar a las empresas con mejor desempeño a nivel mundial en una serie de procesos críticos en el área de mantenimiento para programar visitas de captura de conocimiento con el objetivo de aprender y transferir de vuelta ese conocimiento en sus operaciones en Chile. Allá donde uno mire, existen siempre diferencias en los resultados de los individuos y de los equipos cuya explicación, dado que ninguna empresa está formada por superhombres con poderes milagrosos, tiene que ver con distintos niveles de conocimiento. Asombrosamente, casi nadie parece muy preocupado.

¿Por qué sucede esto? Porque tenemos organizaciones diseñadas para competir internamente. En las empresas, es habitual encontrarse con rankings de individuos, equipos, oficinas, sedes, áreas de negocio, etc. Los resultados se gestionan felicitando y premiando al mejor y amonestando al peor (incluso castigándolo con el despido). Cualquier líder debe tener claro que lo más rentable para su organización no es promover esta lucha fratricida sino asegurarse de qué lo que hacen los mejores está siempre disponible para los que no lo hacen tan bien. La primera frase de este artículo lo resume perfectamente: “Comparar sirve para averiguar quiénes hacen mejor las cosas y en qué se basan sus logros para poderlos imitar”. Sin embargo, se insiste tozudamente en alimentar la rivalidad. Y en este contexto, al que le va bien, el que recibe bonos por su desempeño no tiene ningún interés en compartir lo que sabe y ayudar a mejorar al resto porque lo que haría es crearse competidores y disminuir sus probabilidades de ganarse el premio. “Dime como me vas a medir y te diré como me voy a comportar”. No se trata de mala voluntad sino de la respuesta natural al diseño nocivo que la organización ha promovido. La mayoría de personas a las que pregunto confiesan que no comparten su conocimiento porque no pueden, principalmente porque su empresa no les concede tiempo para ello. No existen ni espacios ni mecanismos para ayudar a los colegas y, dado que está todo diseñado para luchar encarnizadamente, cada cual se guarda para si sus mejores armas. ¿Y luego nos asombramos cuando las personas no colaboran? Más que demonizar la competencia, es urgente reaccionar ante el daño que causa colocar el “yo” por encima del “todos”. La principal queja que escuchamos en cada empresa es siempre la misma: no trabajamos en equipo. Los participantes en el último taller en Venezuela afirmaron “nuestra principal debilidad es no compartir”.
Por tanto, no estamos ante una simple casualidad sino que las organizaciones carecen de instancias para que el conocimiento fluya porque su modelo de gestión fue creado deliberadamente de esa manera. La inmensa mayoría de profesionales dedican su tiempo a “trabajar en lo suyo” y resulta casi imposible encontrar alguno cuya función consista en ayudar, con su conocimiento, a que los demás progresen. Se considera que todo tiempo que no se dedica a ejecutar es tiempo perdido. Las descripciones de cargo jamás incluyen ninguna referencia a compartir conocimiento o a enseñar a otros. A casi nadie le pagan por su contribución a la mejora del desempeño de sus colegas. ¿Cuántas empresas consideran fundamental la capacidad de aprender o las habilidades para enseñar de los candidatos durante el proceso de selección? Sin embargo, el espíritu de la gestión de conocimiento es precisamente crear las condiciones para asegurar que el conocimiento circule al interior de la compañía, que a sus integrantes les merezca más la pena compartirlo que guardárselo para sí, porque eso es beneficioso para a la organización. Las consecuencias de no compartir conocimiento pueden llegar a ser catastróficas. Los mismos errores que ocasionaron el peor accidente ecológico de la historia con la explosión de una plataforma petrolífera de British Petroleum en el golfo de México, habían sucedido 5 años antes en una refinería de Texas.

Gestionar el conocimiento consiste en crear las condiciones para aprender y para que el conocimiento fluya. Que las personas sepan que crear, sistematizar y compartir conocimiento es lo que se espera de ellos (y no algo que ocurre cuando sobra tiempo o cuando alguien te cae bien) porque contribuye a los objetivos de la empresa. Por un lado, la gestión de conocimiento es un concepto muy simple de entender: Enseño lo que sé y aprendo lo que no sé. Pero por otro lado, gestionar el conocimiento implica desafíos considerables. Cambiar la forma de mirar la empresa como un organismo que aprende, obliga a replantearse los procesos de trabajo, el rol de las personas y los sistemas de medición. Mientras tanto, aprender se sigue viendo como una pérdida de tiempo, algo que interfiere con el trabajo, que ojala sea lo más barato posible y responsabilidad de “la gente de formación”. Años atrás, el Jefe de Capacitación de una cadena de farmacias me confesaba su frustración por no haber conseguido convencer al gerente de ventas para que le cediese a uno de sus vendedores estrella para que pudiese formar a otros vendedores. Las capacidades de ejecutar y de enseñar no solo no son incompatibles sino que es imprescindible realizarlas simultáneamente.
Ante una realidad que no cesa de cambiar, las organizaciones no tendrán más remedio que transformar su diseño de los procesos de trabajo para adaptarse. No pueden mantener el mismo esquema eternamente. Por ejemplo, hace 10 años, en Catenaria todo el mundo estaba religiosamente en la oficina a las 8:30h (y con corbata) mientras que hoy, yo piso la oficina solo cuando es imprescindible. Y es que el trabajo no es un lugar. En demasiadas instituciones públicas y privadas, mientras sus integrantes confiesan que podrían realizar su trabajo sin necesidad de acudir a diario a la oficina, se mantiene inalterable el mismo formato rígido y anticuado de hace décadas. Las organizaciones que aprenden son más planas y son más orientadas a la persuasión que al control y a la jerarquía.

¿Qué tenemos que cambiar? Cambiar obliga a aprender. Hace 2 columnas ya vimos que resulta imprescindible generar 3 hábitos inexistentes en las empresas: reflexionar, sistematizar y compartir. Pero no basta con esto, se requiere darle un protagonismo central al aprendizaje. Claro que para enseñar a otros necesitas aprender a enseñar y para eso hay que dominar el proceso de aprendizaje, algo que como ya abordamos, está al alcance de pocos profesionales. ¿Quién te enseña a enseñar? ¿Cómo se aprende a lograr que otros aprendan (y no a contarles cosas)? ¿ Te lo enseñaron en el colegio o la universidad? ¿Seguro que sabes aprender? ¿Cómo aprendemos? Siempre que hago esta pregunta en un curso, todos los participantes me responden lo mismo: “Haciendo”. Aprender no consiste en asistir a cursos, escuchar a expertos o leer contenidos bellamente estructurados. Aprender exige practicar y al finalizar, tengo que ser capaz de hacer algo que antes no podía.

Muy pronto, todas las empresas abrazarán un mandamiento que dirá: “Todo lo que sepas en tu área de expertise, necesitamos que se lo enseñes a quien le pueda hacer falta. De igual modo, cualquier ámbito en el que no tengas todo el conocimiento que requieras, necesitamos que lo aprendas para mejorar el rendimiento”. Lo que una persona o un equipo aprenden únicamente se convierte en conocimiento organizacional si existe un proceso deliberado de compartir, de otra manera el conocimiento permanece en el individuo o grupo que lo originó y la empresa no aprende. Para ello, necesitamos crear instancias para aprender y compartir y al mismo tiempo, modificar el sistema de incentivos para que dichas instancias formen parte de las tareas ineludibles de cada miembro.

El conocimiento organizacional ocurre cuando toda la organización aprende y comparte lo aprendido. En EEUU, el Ejército, una de las organizaciones más antiguas del mundo, creo en 1985 el Centro de Lecciones Aprendidas (CALL), un órgano cuya función es captar el aprendizaje y difundirlo por toda la institución. La labor de este cerebro es, como expusimos en esta charla TED, capturar lo que se aprende y proveer el conocimiento a quien lo necesite. Gordon Sullivan, ex jefe del estado mayor del ejército de EEUU decía: “El reto es descubrir qué se sabe en cualquier parte de la institución y si es valioso, hacer que lo conozcan todos”.Actualmente, con el apoyo de la tecnología, la experiencia se puede difundir casi al mismo tiempo que se genera.

El principal reto para el futuro de una empresa consiste en crear una cultura de aprendizaje, instaurar la libertad de aprender. ¿Cuál es el desafío de un líder? Desarrollar a sus colaboradores para que se revaloricen y rindan lo mejor posible en lugar de que se deprecien y rindan menos. Desarrollar exige enseñar, lo que expone a los líderes a demostrar que verdaderamente saben. La mejor estrategia para un líder es predicar con el ejemplo: ser los primeros en enseñar y mostrarse disponibles para aprender, lo que no siempre ocurre (el principal enemigo del aprendizaje es creer que ya lo sé todo y no necesito aprender). Un líder que aprende, reconoce la importancia de enseñar. Aprender implica aprender de todo lo que haces todo el tiempo. No sirve que solo algunos aprendan y no todos o que se aprenda algunas veces y no siempre. El aprendizaje es un hábito para toda la vida. Aprender y enseñar son una responsabilidad compartida. A la empresa le interesa siempre tener a los colaboradores mejor formados pero también te tiene que importar a ti: convertirte en mejor profesional (cuanto más sabes más valioso te vuelves) y contribuir al bien común. Por eso la actitud juega un papel tan decisivo. La motivación por aprender lleva a generar conocimiento y a compartirlo. La gestión del conocimiento depende de la actitud de aprender y ayudar a otros.

Aprender de lo que se hace y compartir el conocimiento está en la esencia del aprendizaje organizacional. Una organización que aprende reduce sus riesgos porque cuanto más saben los individuos y los equipos, más eficientes se vuelven y menos errores se cometen. Solo una autentica atmosfera de aprendizaje puede garantizar la innovación. Invertir en conocimiento es siempre la mejor elección.
“Si tuviésemos una organización de 25.000 aprendedores que viniesen cada día y aprendiesen nuevas maneras de crecer y mejorar, seríamos la empresa más competitiva del mundo. James Champy.

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Argentina: Colección «El Maestro Ignorante» para los chicos y los no tan chicos

Argentina/02 abril 2016/Autor y Fuente:  http://www.gacetamercantil.com/

La editorial «Capital Intelectual» acaba de lanzar la colección «El maestro ignorante», que recupera el gesto pedagógico de Jacques Rancière de que «es posible enseñar lo que uno ignora».

El filósofo marxista Jacques Rancière consagró un libro, El maestro ignorante (Libros del Zorzal), a ese personaje singular, alternativamente revolucionario, capitán de artillería, profesor de química, latinista y fundador de un corpus teórico bautizado “la educación universal”. El tema no podía ser más apropiado para Rancière que, a partir de la experiencia de Jacotot, analiza los principios de su teoría y los compara con el sistema educativo y social moderno, basado en la admisión de la desigualdad entre saber e inteligencia. Alumno de Louis Althusser, Rancière participó en la redacción de Para leer El Capital(1965), antes de alejarse y cuestionar la doctrina de su maestro en La lección de Althusser (1974). A partir de 1970, se lanzó de lleno en lo que sería desde entonces su línea de investigación: los lazos entre política y estética. En más de treinta libros, ese hombre discreto y tímido de 68 años, apasionado cinéfilo, dueño de una inmensa cultura y de una temible complejidad intelectual, analizó las representaciones tradicionales de lo social y los procesos de emancipación de la clase obrera.

“Lo finito y lo infinito”, de Alan Badiou y “Diferencias de sexos”, de Françoise Heritier, son los primeros libros de “El maestro ignorante”, una colección pensada para los chicos que recupera el gesto pedagógico del filósofo francés Jacques Rancière de que es posible enseñar lo que uno ignora “mediante un ejercicio de emancipación intelectual y colectiva”.

«Montaigne escribió que enseñar a un niño no es llenar un vacío, sino encender un fuego», es la frase inicial de esta colección que edita en Argentina “Capital Intelectual”, cuyo título se inspira el libro de Ranciére, el filósofo francés que pregonaba la igualdad de las inteligencias, sin importar las edades.

Justamente porque es posible enseñar lo que se ignora, el maestro es capaz de impulsar al alumno a utilizar su propia inteligencia. «La función del maestro ignorante será entonces recuperar aquel gesto y proponer, en un momento dado, un objeto singular, un pasaje un tanto misterioso, una pregunta que se nos viene encima y ante la cual hay que reaccionar», se presenta la colección, dirigida a los más chicos.

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¿El tiempo, es finito o infinito?, ¿Por qué la vida no se llama muerte, ya que morir forma parte de la vida?, ¿Cuando surgió el comienzo? o por ejemplo ¿supone una diferencia de derechos la diferencia entre los cuerpos? y ¿esa diferencia justifica la dominación de un sexo por el otro?, son algunos de los interrogantes que dan estructura a las novedades del sello.

Es que los temas que desfilan por la colección no tienen límites, la complejidad que los atañe tampoco, pero hay un requisito obligado: que estén dirigidos a niños. Sucede que aquí la infancia no es entendida como una unidad de tiempo o un estado psicológico, más bien -como dice «El maestro ignorante» al comienzo- «se trata de un impulso de insumisión repleto de paciencia, un amor del riesgo cargado de memorias».

El texto de Badiou, escrito en Montreuil el 22 de mayo de 2010, tiene apenas 30 páginas, las suficientes para desgranar la noción de finito y de infinito, mientras el de la antropóloga Françoise Heritier ocupa más o menos la misma cantidad y del mismo modo plasma con maestría sus reflexiones sobre un tema también complejo como lo es la relación sexo-género.

La colección nació a partir de una serie de conferencias, dirigidas a grandes y a chicos, por esa razón los libros están divididos en dos partes: la primera reúne las reflexiones de los autores y finaliza con una hoja en blanco para tomar notas, mientras que la segunda es un espacio para el debate con preguntas y respuestas sobre los temas que se abordaron.

En «Lo finito y lo infinito», el filósofo, novelista y dramaturgo francés va desbrozando con un tono ameno el significado de las palabras desde las inquietudes más elementales, para lo que se vale de ejemplos, comparaciones, características, situaciones, números, observaciones, que se conjugan en el proceso de aprendizaje.

El recorrido no está exento de dificultades, nociones que incorporan la complejidad de otros temas afines que enriquecen la comprensión de estos términos –“Lo que resulta espantoso en el infinito es que nos recuerda que no lo somos”, por ejemplo-. Y así¬ es como irrumpen el universo, el big bang, un hombre llamado Cantor, las matemáticas.

Lo mismo ocurre con «Diferencia de sexos» de Françoise Heritier, sucesora de Claude Lévi-Strauss en la cátedra de antropología del Collège de France. Allí, también en un tono entretenido y observador, la académica desenmascara la relación sexo-género, al ubicarla como parte de una construcción social y cultural, que difiere de una cultura a otra.

Con decenas de ejemplos, Heritier refleja la discriminación que sufren niñas y mujeres en el ámbito educativo, político y doméstico: «publicidades, o dibujos humorísticos, bromas ordinarias dibujan el paisaje mental en el que se va a inscribir la conducta de los niños, un paisaje que se añade a la educación que reciben en sus casas o en la escuela», escribe la autora acerca de esas representaciones en torno a unos y otros sexos.

«Ser diferente no quiere decir ser desigual», sostiene más adelante para finalmente dar lugar a una catarata de reflexiones y analogías que si bien son complejas están escritas con mucha claridad, como aquella que niega la existencia de una jerarquía naturalmente dada sobre la infundada distribución de las personas según su sexo.

Con la energía cuestionadora de la realidad, «El maestro ignorante» propone una cuidada colección que se aleja de la mirada que restringe el conocimiento por edad, clase o género, y en cambio, apuesta a enseñar aun lo que se ignora.

FUENTE:  http://www.gacetamercantil.com/notas/98067/

Imagen 1 http://www.gacetamercantil.com/imagenes/fotos/66319.jpg

Imagen 2 http://img1.gacetamercantil.com/imagenes/fotos/recortes/200__100__scale__66318.jpg

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Socializado por:

Dulmar Pérez. Candidata al Doctorado Pedagogía, Magister en Docencia Universitaria, Especialista en Docencia para la Educación Inicial. Ha publicado artículos internacionales y nacionales PEII-A Investigadora adscrita al CIM. Coordinadora CNIE en Barinas.

 

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Pedagogía Maldita: En la Cultura Occidental (III)

(Otra Forma de Entender algunos Fenómenos Educativos del Siglo XXI)

(TERCERA DE SEIS PARTES)

Como se ha podido observar en las dos partes anteriores, el planteamiento de la Pedagogía Maldita no es nuevo, puesto que está en los orígenes de las civilizaciones. Por ejemplo, en el Occidente el culto hacia la guerra y a los guerreros referidos en un primer momento en la Ilíada, en donde a  través de esta epopeya Homérica, se invoca desde el principio a la diosa, en la siguiente forma:

Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles, maldita, que causó a los aqueos incontables dolores… –y así se cumplía el plan de Zeus (I,5) (Carlier, 2005, p. 69).

Carlier, en su libro sobre Homero, nos menciona que en la Ilíada no se sabe cuál es el plan de Zeus, puesto que no sólo se trata del cumplimiento de la promesa que el dios hizo a Tetis de matar a muchos aqueos para vengar el ultraje de Aquiles, siendo la cólera de Aquiles un plan de estedios, sino, que Zeus tiene como objetivo, reducir el número de hombres sobre la tierra provocando una guerra.

Como se puede observar, la Ilíada nos presenta dos ámbitos, el de la divinidad y lo terrenal, en donde “el destino de los hombre es el resultado de una compleja imbricación de acciones humanas y de voluntades divinas” (Carlier, 2005, p. 72), demostrado por la cólera de Aquiles y el cumplimiento de la voluntad de Zeus, llevada a cabo en una época heroica basada en aspectos militares, el individualismo desenfrenado y la constante búsqueda de la riqueza a través del “acto glorioso”, representado siempre en la cultura griega.

Ahora bien, visualicemos la cultura romana a través de La Eneida en donde Virgilio pretende presentar una Roma legendaria, presentándonos a Eneas, como un héroe que sobrevive a la guerra de Troyay que a través de viajes, aventuras y desventuras a causas de los dioses o el destino,  coloniza, junto con sus compañeros, la ciudad de Lavinia en Italia, dando el origen al Imperio Romano. Leamos la parte final de la conquista:

(…) Eneas, aprovechándose de su indecisión, con certera mirada, vibra contra él su fatal lanza y se le arroja desde lejos con toda su fuerza: jamás murallas de piedra batidas por el aire crujieron en tal manera; jamás estalló el rayo con tan horrísono estampido. Vuela a semejanza de negro turbión la mortífera lanza, y traspasando los bordes de la loriga y los siete cercos del escudo, se le entra rechinando por mitad del muslo: dobladas las rodillas, cae en tierra herido el gigantesco Turno. Prorrumpen los Rútulos en gemidos, retumba en torno todo el monte, y los profundos bosques repiten el estruendo con lejanos ecos. (…)Venciste, y ya los Ausonios me han visto tenderte, vencido, las palmas: tuya es Lavinia; no vayan más allá tus rencores.»

Y, ¿qué podemos decir del Antiguo Testamentoel cual es presentado como una “nueva forma” para la salvación del hombre? ¿En dónde queda ese hombre heroico, ese caudillo, nacionalista, glorioso, legendario que sigue o lucha contra los preceptos divinos? Para esto, recordemos que nace una nueva iglesia, una iglesia primitiva ocupada en la exposición de contenidos a través de las escrituras para el control de los hombres, a través de la superstición evocada por la doctrina que nos da a conocer el nacimiento, las costumbre y leyes del pueblo judío,  presentándonos en muchas ocasiones la ira de Dios, castigando a todos aquéllos que desobedezcan. Para muestra, tenemos en el libro del Génesis del Antiguo Testamento el mito de Adán y Eva, cuando son lanzados del paraíso por desobedecer a Dios.

De igual forma, en el libro de Apócrifos del Antiguo Testamento,la historia es presentada entre dos extremos: “el paraíso que la empieza y el paraíso que la termina. Siendo una constante lucha entre el reino de Dios y el reino de Satán y los ángeles, prediciendo toda la historia del mundo. De acuerdo a Tasker:

Uno de los propósitos principales de los primeros capítulos del Génesis -aunque la expresión «ira de Dios» no aparece en ellos-, es registrar los juicios divinos y los castigos que Dios se vio obligado a infligir para que su absoluta soberanía y su perfecta justicia pudieran ser demostradas. La sentencia de muerte pronunciada en contra de Adán, la maldición de la tierra por su causa, y la expulsión de Adán y Eva del paraíso terrestre son manifestaciones -de palabra y obra de la ira divina. Y, lo que es muy importante, son reconocidas como tales manifestaciones por los otros escritores de la Biblia. El salmista, por ejemplo, cuando medita en el hecho ineludible de la muerte, dice: «Porque con furor somos consumidos, y con la ira somos turbados» (Salmo 90:7). Es «en Adán», explica Pablo, que «todos morimos»: «Reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la trasgresión de Adán», a saber: en los que no desobedecieron mandamientos específicos como Adán, pero cuyos corazones, como uno de los resultados de la caída de Adán, eran desesperadamente impíos (Romanos 5:14). Los efectos de la maldición pronunciada en contra de la tierra por causa de Adán, señala Pablo, permanecerán hasta la manifestación final de los hijos de Dios: porque ha sido sujeta a vanidad por su Creador (Romanos 8:20). Como comentó R. Haldane: «La misma creación que declara la existencia de Dios y publica su gloria, prueba también que Dios es el enemigo del pecado y el vengador de los crímenes de los hombres, de manera que la revelación de la ira divina es universal extendiéndose a todo el mundo y nadie puede alegar ignorancia» (…) «La ira de Dios –como se ha dicho con acierto-, es un affectus tanto como un effectus, una cualidad de la naturaleza de Dios, una actitud de la mente de Dios hacia el mal»

Como se puede observar, a través del antiguo testamento se visualiza el hombre moralmente fracasado, entendido esto como la desobediencia de Dios, optando siempre por el pecado, lo cual es referido en el libro de Romanos (9:22) de la siguiente forma: “los hombre son vasos de ira preparados para destrucción”.  Pero, también se muestra un Dios que castiga sin importar que termine con toda una civilización.

Pero el Antiguo testamento, no sólo enseña el temor a Dios, por el contrario, también enseña al hombre el amor de Dios, una educación basada en la fe, en la obediencia con Cristo, reflejado muchas veces en los mártires cristianos que fueron muertos en el Coliseo en manos de los Romanos.

Para finalizar, esta tercera parte, la cultura occidental, a través de estos tres ejemplos, nos da un panorama general de los valores de cada época, valores que constituyen, fundamentan y justifican el actuar de los hombres, siempre remitidos entre dos dimensiones: lo divino y lo concreto (lo humano), el cual de alguna forma demuestra la barbarie de dioses y hombres, que tras la búsqueda de una “civilización” ideal, sin importar medios o formas de destrucción, implica siempre una enseñanza que por siglos sigue vigente, remitiendo como hasta ahora he dicho, a una Pedagogía Maldita.

FIN DE LA TERCERA PARTE

Referencias

Diez Macho, Alejandro. (1086). Apócrifos del Antiguo Testamento. Madrid, España: Ediciones Cristiandad. Recuperado de: https://books.google.com.mx/books?id=uSlnsTe5eI0C&pg=PA125&lpg=PA125&dq=mito+de+ad%C3%A1n+y+eva+del+antiguo+testamento&source=bl&ots=5AamkSvtAZ&sig=ICubQPYVTryYvsVZHfUhMdFvi98&hl=es&sa=X&ei=D2YGVfuPBJfIsAT-4YLQAQ&ved=0CEgQ6AEwBg#v=onepage&q=mito%20de%20ad%C3%A1n%20y%20eva%20del%20antiguo%20testamento&f=false

Pierre, Carlier. (2005). Homero. Madrid, España. Ediciones Akal, S. A. Recuperado de: https://books.google.com.mx/books?id=M6jDGZKW00wC&pg=PA69&lpg=PA69&dq=La+iliada+arist%C3%B3teles&source=bl&ots=XGB3IDfN5S&sig=EzFtVoQvS9T8mWpvnRJAmr_7jhc&hl=es&sa=X&ei=_z0GVdG3CISMsQT9x4CgAQ&ved=0CC8Q6AEwAw#v=onepage&q=La%20iliada%20arist%C3%B3teles&f=false

Virgilio. (2000). La Eneida. Ediciones  Elalepth.com. Recuperado de: http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/V/Virgilio%20-%20La%20Eneida%20%28en%20prosa%29.pdf

Tasker. (s. f.). La ira de Dios. Recuperado de: http://www.mercaba.org/Enciclopedia/I/ira_de_dios.htm

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