Page 59 of 70
1 57 58 59 60 61 70

Tendencias de las políticas educativas en Centroamérica

Centroamérica / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Luis Armando González / Fuente: Radio La Primerisima

Imitando a las universidades privadas y a las escuelas de administración de las empresas estadounidenses en particular, los burócratas y los políticos de Gran Bretaña y de la Europa continental han adoptado una jerga empresarial que recuerda a la neolengua orwelliana para la gestión universitaria modelaba según el patrón de una corporación empresarial; y los más triste de todo, con ello respaldan la lógica de los resultados y logros rápidos”

Zygmunt Baumann y Leonidas Donskis, Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida.

No cabe duda que los conceptos científicos, particularmente los muy extensos, sí ayudan a cambiar las ideas extracientíficas”.

Thomas Kunh, La tensión esencial.

Introducción

Se ofrecen aquí algunas hipótesis y orientaciones metodológicas generales en torno a las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica. La indagación acerca de las tendencias de las políticas educativas en la región exige el examen, como punto de partida, del contexto económico en el cual se gestaron las políticas educativas vigentes en la actualidad, lo mismo que el estudio del paradigma economicista del cual se nutrieron los gestores de aquéllas.

La hipotesis general que se propone en estas páginas es que lo específico de las reformas y políticas educativas de los años ochenta y noventa es su carácter fuertememente economicista, no sólo por su finalidad –hacer de la educación un soporte del modelo económico terciarizado que despuntaba en el marco de la globalización neoliberal—, sino por su filosofía educativa –una filosofía educativa inspirada en conceptos, hábitos y valores de cuño economicista neoliberal— y por sus consecuencias –dar pie a una privatización y mercantilización de la educación que debilitó extraordinariamente la educación pública.

Se trata, obviamente, de un planteamiento polémico. Pero en ningún ámbito como en el educativo es necesaria la polémica y el debate, especialmente cuando las fallas saltan a la vista. Hemos dado demasiadas cosas por supuestas en educación; por ejemplo, que hay conceptos, creencias y valores que deben aceptarse sin hacerse cuestión de ellos. Nada más contrario a la educación que la aceptación acrítica de lo dado. El acomodamiento a las modas educativas se ha convertido en cómplice de burocracias que, trabajando en función de un capitalismo rentista1, han convertido en dogmas educativos “respetables” lo que no son si no nociones tomadas de un economicismo, muy cuestionable desde criterios científicos y éticos, que se han integrado en un “constructivismo” igualmente débil en sus fundamentos filosóficos2.

Comenzamos, pues, con un planteamiento acerca de la necesidad de reflexionar sobre las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica, para luego hacer una valoración sobre la relación entre reformas económicas neoliberales, economicismo neoclásico y educación. Cerramos en el documento con discusión acerca de las tendencias que se pueden identificar, en estos momentos, en las políticas educativas en la región.

  1. La necesidad de reflexionar sobre tendencias de las políticas educativas en Centroamérica

 

En el momento actual, el examen de las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica se impone como una necesidad imperiosa. Los modelos educativos implementados después de la salida de las crisis y conflictos de los años ochenta han revelado, a estas alturas, severas deficiencias no tanto en cobertura, sino en la calidad de la educación3en todos sus niveles. Es evidente, en algunos países, la debilidad de la educación en los ámbitos científicos y técnicos, pero también en sus fundamentos filosóficos, éticos y humanistas. Lo mismo que es evidente el deterioro de la profesión docente, comenzando con una formación inicial docente poco sólida, hasta llegar a procesos de formación continua sumamente laxos y fuertememente orientados hacia un didactismo al que le es ajena la reflexión crítica sobre los dinámicas sustantivas de la realidad natural y social.

En algunos países, esas deficiencias han sido analizadas (o lo están siendo) de forma sistemática, y se han impulsado (o se están impulsando) cambios en orden a corregir sus fallas más significativas, por ejemplo en la formación docente4, en los contenidos y metodologías curriculares, y en el acceso a las tecnologías de la información y comunicación.

En otras naciones, reconociendo algunas falencias en los modelos educativos vigentes, los diagnósticos no son todo lo sistemáticos y realistas que debieran, y en consecuencia se introducen mejoras, según criterios de ensayo y error, que no tocan lo medular de aquéllos. En estas últimas naciones, hace falta una reflexión crítica sobre el conjunto de los procesos educativos y la lógica que los gobierna; hace falta una valoración –y no sólo un análisis— de los cambios educativos5, y las políticas a que los mismos dieron lugar, fraguados en los años ochenta y noventa, a la luz de su impacto no sólo en la calidad de la educación, sino también en la dinámica cultural y social.

Como quiera que sea, lo que no se puede negar es que las reformas educativas (y las políticas educativas) realizadas y ejecutadas en la era del postconflicto regional están siendo puestas en cuestión desde diferentes flancos y con distinta profundidad en cada una de las naciones centroamericanas.

Hay un importante debate educativo, ahogado muchas veces por otros debates –por ejemplo, el suscitado por la violencia y la inseguridad—, del cual se están generando diagnósticos, planteamientos críticos y propuestas de acción que, cabe esperar –no sin una gran dosis de optimismo—, den lugar a una reforma educativa (y las políticas educativas pertinentes) de nuevo calado, que permita superar lo que es para muchos una crisis educativa de enormes proporciones en países como El Salvador, Guatemala y Honduras.

2. Transformación económica y reforma educativa

Así las cosas, preguntarse por las tendencias de las políticas educativas en la región centroamericana supone, ante todo, reflexionar sobre las características de los modelos educativos que se diseñaron e implementaron al calor de la gran transformación económica inciada, con variantes nacionales, a finales de los años ochenta y principios de los noventa6, y que, consolidada como un modelo de acumulación centrado en la apertura comercial, la liberalización de los mercados financieros y el turismo –con una extraordinaria dependencia de las remesas y las maquilas en el caso salvadoreño7—, subordinó a sus necesidades el quehacer educativo, impregnándolo de una lógica privatizadora y mercantil.

La tesis de la mercantilización de la educación –que no sólo se escucha en Centroamérica8—es incomprensible sin hacerse cargo, por un lado, de la redefinición de los modelos económicos tradicionales –centrados en la agricultura y la industria— a partir de las exigencias de la terciarización de los aparatos económicos impulsada en el marco, y según los criterios y reglas, del neoliberalismo9. Y, por otro, de la ofensiva economicista de los años ochenta y noventa que permeó no sólo el quehacer económico y político, sino el conjunto de las prácticas, hábitos y creencias populares.

2.1. El economicismo de las reformas y las políticas educativas

El paradigma neoliberal10, con sus nociones del éxito fácil, consumismo, privatización, individualismo, acumulación, rendimiento, emprendedurismo, competencia…, y toda la gama de conceptos, palabras, creencias y estilos de comportamiento que son propias de ese paradigma se introdujeron con fuerza inusitada en la vida social y cultural (no sólo económica y política), impactando con particular eficacia el quehacer educativo en prácticamente todos sus componentes y niveles.

La tesis de la ofensiva de la economía neoclásica de los años ochenta sobre las ciencias sociales, planteada por Adam Przeworski11, se debe extender al pensamiento y a las prácticas educativas: la educación cayó en las redes de un economicismo de cuño neoliberal –del que por cierto aún no sale— no sólo por la lógica de rentabilidad que la terminó por caracterizar, sino por la “contaminación” de la filosofía de la educación (fines de la educación, contenidos curriculares, metodologías y didácticas de enseñanza, conceptos y valores educativos) de nociones, objetivos, propósitos y aspiraciones provenientes de la concepción económica que se erigió en dominante a lo largo de las décadas de los años ochenta y noventa.

Quizá el concepto de mayor influencia educativa desde los años noventa sea el de “competencia”, cuya carga economicista es indiscutible, como también es indiscutible el modo cómo intelectuales de las más diversa procedencia, incluidos figuras de izquierda, le han rendido un culto que ha resultado, en algunos contextos, verdaderamente vergonzoso. Una de las deudas pendientes del pensamiento crítico latinoamericano es el examen riguroso de la visión educativa sustentada en el “enfoque por competencias”, sus supuestos filosóficos y sus repercusiones en la educación.

Es un enfoque que no sólo se ha naturalizado, sino que se ha convertido en criterio de validación del ejercicio docente en todos los niveles del sistema educativo. Asimismo, el “enfoque por compencias” se ha convertido en un mecanismo para excluir del sistema a quienes o no lo conocen o se resisten al mismo por considerarlo insuficiente para apuntalar un proceso educativo sólido en lo congnoscitivo y éticamemente comprometido con la solución de los problemas sociales, económicos y culturales más graves.

En virtud de las exigencias planteadas por la transformación de los aparatos económicos y por el predominio creciente del paradigma neoliberal en el pensamiento social, político y cultural, en los años ochenta y noventa, se impulsaron reformas educativas encaminadas a articular de mejor manera el quehacer educativo con el modelo económico emergente.

El estudio a fondo de cada experiencia nacional seguramente arrojará modulaciones a la afirmación anotada; pero cabe sospechar que, en términos generales, se la pueda seguir sosteniendo como criterio de interpretación de la lógica de fondo de las políticas educativas emanadas de las reformas realizadas –a veces de forma abierta, como en el caso de El Salvador en los años 1996-1997, y a veces sin anunciarlas como tales— en el contexto, por un lado, de la transformación económica de los años ochenta y noventa, y, por otro, de la hegemonía del paradigma económico neoliberal.

2.2. La lógica neoliberal en la educación: la experiencia salvadoreña

En general, en los años noventa, la lógica neoliberal se impuso no sólo en el ámbito de la economía, sino también en el conjunto de la vida social y cultural. ¿En qué consiste esa lógica?

a) En la sujeción de las prácticas sociales a las reglas del mercado, con la subsiguiente mercantilización de la vida social. O sea, en virtud de esa sujeción, todo queda convertido en una mercancía que puede ser comprada o vendida.

b) En la privatización de todo, es decir, la conversión de bienes y prácticas sociales en propiedades individual o corporativa. La consecuencia de ello es que, por un lado, todo debe tener dueño y, por otro, los bienes públicos tienden a desparecer, siendo sometidos a una proceso de privatización.

El caso de El Salvador es extremo en el predominio de este espíritu privatizador en la vida social: desde el fin de la guerra civil (1992) ha sido indetenible la práctica de convertir en espacios privados espacios públicos (como calles, avenidas, pasajes, parques y zonas verdes) que, de la noche a la mañana, aparecen con verjas y portones por decisión de grupos de vecinos que habitan en las inmediaciones de los mismos12.

c) El debilitamiento del Estado, al cual se le van restando no sólo capacidades económicas, sino responsabilidades sociales, que precisamente se descargan en cada individuo del cual depende su propio bienestar y su propia seguridad13. En virtud de la lógica neoliberal, cada individuo es dueño de su destino, mismo que depende de lo que le haya tocado en suerte en esa rueda de la fortuna que es el mercado. Es problema de cada cual resolver las dificultades y trampas que la vida le depare, aunque estas sean generadas por un ordenamiento económico excluyente y empobrecedor.

d) La desaparición del ciudadano y el surgimiento del consumidor. El primero tiene derechos y deberes; el segundo capacidad o incapacidad de comprar o de vender algo. Si no tiene capacidad de compra, queda fuera del mercado y de los bienes que el mercado ofrece. Si tiene capacidad de compra, tiene “derechos de consumidor”: puede consumir las mercancías que se le ofrezcan y puede reclamar si las mismas no tienen la calidad debida o fallan en algún aspecto.

e) Consumismo extremo: el neoliberalismo alienta una cultura de consumir para llevar una vida fácil, ligera, cómoda, light,  sin más límite que la capacidad de compra al crédito o al contado. Si se paga un precio por un bien o un servicio, la idea es que el “cliente” gane en disfrute y en comodidad. Es un consumismo que, alentado por una cultura de marcas, atenta contra la ciudadanía, tal como lo hizo notar Naomi Klein en su libro No logo. El poder de las marcas14.

¿Cómo operó esta lógica en El Salvador, en el plano educativo?

En el caso de El Salvador, en los años noventa se realizó una proceso de reforma educativa inserto en el esquema neoliberal. Los gestores de esta reforma buscaron poner al sistema educativo en función de un modelo económico terciarizado y maquilero, y lo hicieron imbuidos, consciente o inconscientemente, del paradigma económico neoclásico. Para realizarla, había que formular una filosofía educativa que marcara el horizonte de la reforma que se estaba impulsando.

Esta nueva filosofía educativa –que se empapó del economicisimo predominante—, se caracterizó  por lo siguiente:

  1. El cambio del docente formador (del profesor) al docente facilitador, lo cual se hizo a partir de una “crítica” aparentemente sólida a las debilidades del docente tradicional. Junto con un rechazo a la educación bancaria y memorística (no se dudó en recurrir a Paulo Freire para sostener esta crítica), se desvirtuó el rigor, esfuerzo y disciplina intrínsecos a cualquier proceso de conocimiento (científico, literario o filosófico), cayendo en un facilismo poco propicio para el cultivo de las destrezas intelectuales superiores. La arremetida contra la “memorización” lo fue en contra de uno de los fundamentos de la identidad individual y colectiva: la capacidad de recordar. También se puso en jaque esa conquista humana sin la cual no hay educación: la palabra dicha y la palabra escuchada, la palabra escrita y la palabra leída (en una pizarra o en un libro). El diálogo socrático, pilar esencial de cualquier proceso educativo, fue ahogado por el practicismo didáctico y el uso de recursos tecnológicos en los cuales al profesor sólo le correspondía ocupar el lugar de “facilitador”15.
  2. La potenciación de la didáctica en detrimento de los contenidos cognoscitivos y críticos, bajo el supuesto de que había que orientar la educación hacia la práctica, o como se dice en la jerga didactista prevaleciente hacia el “saber hacer”, el “saber aprender” y el “aprender a aprender”. Se cayó en un “didactismo” de graves consecuencias para la educación, pues en virtud del mismo se dejaron de lado contenidos científicos, literarios y filosóficos sustantivos, lo mismo que se ahogó la reflexión crítica sobre la realidad y el compromiso con un conocimiento orientado a su transformación.

 

  1. El énfasis en hacer de la educación un proceso “suave”, “amigable”, light, en el que todos pueden construir el conocimiento en igualdad, pues nadie sabe más –y el facilitador menos que nadie—. Esta visión de la educación se nutrió de (y a su vez reforzó) la cultura de la globalización16 que se impuso con contudencia a lo largo de los años noventa y primeros años del 2000. Este trasiego de conceptos, valores, creencias, aspiraciones y hábitos desde la cultura globalizada hacia la educación, y viceversa, es algo a lo que no se le ha dado la debida atención, pero que reclama un examen detallado.

 

 

  1. Los estudiantes y sus padres, madres o tutores vistos como clientes, como consumidores individuales de bienes educativos, que les servirían para su éxito individual. Obviamente, ello dependiendo de su capacidad de pago, pues cada cual recibe la educación que pueda comprar.

 

  1. La implantación, como creencia compartida socialmente, de la que la educación que se paga (privada) es mejor que la gratuita (pública), y que entre más costosa es la mensualidad de mayor calidad y prestigio es la educación recibida. No sólo se introdujo una tajante separación entre la educación pública y privada, sin igualdad posible entre ambas en prestigio y reconocimiento social, sino una jerarquía entre las instituciones privadas, de la más cara a la más barata, y una competencia entre ellas por asegurarse las clientelas estudiantiles que hicieran rentable el negocio educativo.

 

 

  1. El deterioro de la educación pública que, de ser el principal foco de la educación en el pasado, se convirtió en el espacio para quienes no podían tener un lugar en el mercado educativo, es decir, para quienes no podían comprar los servicios ofrecidos por las empresas educativas privadas. Se dio por descontado que quienes no pudieran acceder a estas últimas no podrían presumir jamás de la educación recibida en las instituciones públicas, pues haber estudiado en ellas no sólo revelaba su situación de precariedad socio-económica (o sea, su condición de “perdedores”), sino la imposibilidad de salir de ella por no haber accedido a los conocimientos y habilidades –y también las relaciones y prestigio que dan las instituciones caras— que se requieren para triunfar en el mercado.

 

El deterioro de la infraestructura escolar pública, el descuido de la formación profesional docente, el ahogo presupuestario y la presión gremial en torno a demandas económicas, reforzaron en el imaginario social la idea de la inferioridad de la educación pública respecto de la privada, reforzando las ansias de las familias por buscar a toda costa alejarse de la posibilidad de enviar a sus hijos e hijas a escuelas públicas. Son los sectores medios los que más eco han hecho de esta visión, creyendo con los ojos cerrados que el éxito en la vida de sus hijos e hijas está en función de la inversión realizada en las colegiaturas escolares.

 

Se cayó en un círculo vicioso, del cual no sólo ha salido perdiendo la educación pública, sino la educación en general: el mito de que la educación privada es de calidad, y la pública no, ha impedido caer en la cuenta de que la primera, pese a las cuotas altas y a los lujos y comodidades en sus edificios, no ha escapado al empobrecimiento científico, filosófico y ético de la educación.

 

Antes bien, la educación privada ha sido una de sus generadoras, pues el facilismo, la falta de rigor académico y la implantación de valores consumistas, competitivos y poco críticos, han emanado de quienes la han auspiciado. Y lo que es peor, la visión educativa privada y privatizadora contagió el quehacer de la escuela pública, que no sólo fue vista y entendida como un instrumento que debe estar al servicio del mercado, sino que asumió, además de sus conceptos, palabras, creencias y hábitos, sus propósitos: en primer lugar, forjar consumidores y clientes de las empresas establecidas; y, en segundo lugar, crear una mano de obra lista para integrarse a las empresas que así lo demandaran en el marco de la transformación económica de los años noventa (maquilas, call center, comercio, servicios financieros).

2.3. Educación y economía: la particularidad del cambio educativo de los años ochenta y noventa

La subordinación de los sistemas educativos a las exigencias de los aparatos económicos no es un invento de los promotores de las reformas económicas neoliberales17. El modelo agroexportador dio pie a un quehacer educativo que le era funcional, y lo mismo sucedió con el modelo agroindustrial18. Desde las materias y las carrerras técnicas profesionales, pasando por los contenidos curriculares, hasta el calendario escolar y académico, no se entienden sin hacer referencia a los modelos económicos vigentes o emergentes en cada época histórica particular.

Sin embargo, lo singular de las reformas educativas y las políticas educativas de los años ochenta y noventa es su filosofía y orientación marcadamente economicista, lo cual las distingue de otros procesos de cambio educativo en los que los propósitos económicos coexistían e incluso se subordinaban a propósitos políticos e incluso culturales y religiosos.

Se trata, en las reformas y políticas educativas de los años ochenta y noventa, de un proceso de cambio educactivo no sólo orientado casi exclusivamente por objetivos económicos, sino embuido de un paradigma economicista que, como se dijo arriba, ha contaminado el quehacer educativo de una manera extraordinaria. Hablamos, pues, de reformas y políticas educativas de carácter economicista en sus objetivos, en su conceptualización y en su ejecución. Esa es la gran novedad del cambio educativo de los años noventa, respecto de otras reformas y transformaciones edicativas del pasado.

Es decir, en el pasado de la educación en Centroamérica, si bien es cierto que ella tenía un eje que la subordinaba a los aparatos económicos prevalecientes o emergentes, también tenía anclajes en exigencias políticas y culturales emanadas de los grupos de poder, especialmente en la línea asegurar la sumisión a la autoridad y el mantenimiento del orden establecido, que muy probablemente tenían la primacía respecto de las exigencias económicas.

Parte del éxito del economicismo y el mercantilismo predominantes es hacernos creer que han existido en todos los tiempos y lugares, con lo cual logran imponerse como algo “natural”.

El análisis histórico nos enseña que, si bien nuestro tiempo es fuertemente economicista y mercantilista, en otras épocas fueron otros los paradigmas (creencias, nociones, valores y aspiraciones) que prevalecieron. Se trató de paradigmas políticos y culturales en los que la nación, la patria, el orden, la autoridad y las jerarquías sociales eran lo esencial, y la educación bebió de ellos y se puso en función de sus objetivos.

Hasta las transformaciones economicas de los años ochenta y noventa, y la hegemonía creciente del economicismo y el mercantilismo en la cultura colectiva –incompresibles sin la globalización neoliberal y su cultura—, fueron otras las matrices conceptuales (no economicistas, no mercantilistas y no privatizadoras) y otros los objetivos (no principalmente o exclusivamente económicos) que sustentaron las reformas y las políticas educativas19.

De tal suerte que sin entender los fines (casi) exclusivamente económicos y el predominio del paradigma neoliberal en las reformas y políticas económicas de los años ochenta y noventa no se las pueda explicar a cabalidad en su singularidad y novedad. Tampoco se podrán entender los efectos negativos que ello ha tenido no sólo en la calidad de la educación, sino en la integración social y cultural. Al convertir a la educación en instrumento expreso de un modelo económico emergente, el economicismo y el mercantilismo vulneraron su anclaje social, cultural y político, erosionando sus capacidades como mecanismo de integración.

3. Reflexión final: el estudio de las tendencias de las políticas educativas

En síntesis, es ineludible el examen a fondo de la dinámica económica prevaleciente o emergente en una época determinada para entender las políticas educativas, lo mismo que los procesos de reforma educativa.

Y ello porque, en general, los sistemas educativos se han configurado históricamente a partir de un anclaje con los modelos económicos prevalecientes, lo cual es particularmente evidente en el contexto de la emergencia y consolidación de los modelos económicos de carácter neoliberal y globalizado.

Así, en el caso de las tendencias de las políticas educativas en Centroamérica es de rigor analizar, como punto de partida, el contexto económico de las reformas educativas de las que emanaron las políticas educativas vigentes en la actualidad. Y, a partir de este análisis, se debe hacer el esfuerzo por vislumbrar las dinámicas futuras de la educación en la región centroamericana.

También es ineludible el examen de los paradigmas predominantes (económicos, políticos, culturales) pues las matrices conceptuales –la filosofía educativa— de las reformas y las políticas educativas se nutren de ellos, lo mismo que sus fines y objetivos fundamentales. Así, es imposible entender a cabalidad las políticas educativas operantes en el presente sin hacerse cargo del predominio del paradigma neoliberal y del modo cómo este contaminó la filosofía de la educación que sostiene las políticas educativas vigentes.

¿Cuáles són, pues, las dinámicas de las políticas educativas de cara al futuro en Centroamérica? O sea, ¿cuáles son las tendencias de las políticas educativas en la región?

Para responder a esa pregunta se debe reconocer, ante todo, la existencia de un incipiente replanteamiento de los modelos económicos establecidos, los cuales han comenzado a revelar algunas de sus fisuras más profundas. Tanto del lado de determinados grupos empresariales como del lado de determinados actores políticos (de distinta filiación ideológica) se hace patente la preocupación por los límites de unos modelos económicos estancados productivamente, dado su anclaje en los servicios financieros, el comercio, el turismo, las maquilas y las remesas.

La crisis financiera de 2007-200820 sacó a relucir, de manera dramática, la inviabilidad de unas economías que descansan en la intensificación del consumo de servicios financieros, sin atender a la inversión productiva y a la innovación científica y tecnológica.

Hay grupos empresariales que han comenzado a presionar a los gobiernos para apuntalar un giro educativo que posicione, como algo central del quehacer educativo, a la ciencia y a la tecnología. Aquí, de nueva cuenta, lo que predomina es la visión economicista de la educación, tanto por los objetivos que se buscan con ella como por las matrices conceptuales que deben orientarla. En el caso de El Salvador, el modelo económico terciarizado está en crisis y las formas emergentes de actividad económica que vislumbran algunos de los grupos de poder exigen un replanteamiento de la educación, en función de una nueva agenda económica21.

Desde la derecha política vinculada a los grupos empresariales emergentes se suele respaldar esta demanda de una reforma educativa que se traduzca en una potenciación, desde la educación, del giro económico que aquéllos están promoviendo. En algunas instituciones educativas privadas, creadas expresamente para articularse con el aparato económico predominante, ya se realizan las adecuaciones pertinentes para dar respuesta a estas nuevas demandas empresariales.

Por su parte, la educación pública no sólo está sometida a la tensión que le provocan esa demandas, a las que de alguna manera intenta dar respuesta, sino que también está sometida a otras tensiones surgidas de objetivos que, desde una visión política de izquierda o de centro izquierda, se le imponen ahí donde las derechas políticas no gobiernan (o temporalmente dejaron de hacerlo).

Es decir, los gobiernos progresistas de la región, sin romper totalmente con el marco de políticas educativas fraguadas en los años ochenta y noventa –y sin renunciar a responder, desde los sistemas educativos, a las demandas de los grupos empresariales emergentes— han intentado generar enfoques, marcos conceptuales, objetivos y políticas educativas de un carácter distinto al de los vigentes, pero sin romper totalmente con ellos.

Entre los aspectos novedosos de estos enfoques, marcos conceptuales, objetivos y políticas destacan la apuesta por la inclusividad educativa; la visión de que la educación debe estar en función de la humanización y dignificación de niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres, y no en función de un modelo económico o de la reproducción de relaciones sociales y políticas de desigualdad; la idea de que el conocimiento científico (y sus implicaciones tecnológica) es esencial en el proceso educativo, pero que este es incompleto sin los saberes humanísticos y sin una ética de compromiso por parte de alumnos, profesores y padres de familia; la exigencia de apuntalar, desde la educación, los derechos humanos, la democracia y la participación ciudadana; la preocupación por articular al sistema educativo con las dinámicas de integración social y cultural22; y por último, el cultivo de un saber comprometido con la solución de los graves problemas de la realidad nacional. Como se ve, se trata de una visión de la educación no sólo distinta, sino contraria a la fraguada al calor de las reformas económicas neoliberales y del predominio del paradigma economicista.

Lo que sucede es que se trata de una visión de la educación que no ha sido traducida en un conjunto de reformas que las conviertan en un cuerpo de políticas educativas que le cambien el rostro a los sistemas educativos establecidos. Éstos, en lo fundamental, siguen operando según el marco de políticas fraguadas en las reformas educativas de los años ochenta y noventa.

De lo anterior, se pueden identificar tres grandes tendencias en las políticas educativas en Centroamérica: a) la primera es la de la continuidad de las políticas diseñadas en los años ochenta y noventa; b) la segunda, la del diseño e implementación de nuevas políticas educativas, coherentes con la filosofía y objetivos de las vigentes, pero orientadas a potenciar las áreas científico-técnicas, a tono con la emergencia de dinámicas empresariales vinculadas a la producción y no a los servicios; y c) una tercera, que apunta a un conjunto de acciones animadas por una nueva visión de la educación –no economicista, sino humanista, crítica y con sólidos fundamentos científicos, filosóficos y éticos— que pueden dar lugar una reforma educativa de envergadura, con el subsiguiente cuerpo de políticas educativas que le de viabilidad. Esta última tendencia está fuertemente condicionada por la contituidad de las gestiones de gobiernos progresistas que son las que han promovido cambios educativos desde una nueva visión de la educación.

Estas tres tendencias, al estar presentes en los sistemas educativos en estos momentos, tesionan a los ministerios de educación de la región. Por supuesto que el carácter de cada una de ellas es distinto en cada nación, lo cual depende de, al menos, estos factores: a) la manera como se concretó la reforma económica neoliberal y se instauró el modelo económico nacido de ella en cada país; b) la irradiación del paradigma economicista en el quehacer educativo; c) la forma cómo desde las reformas y las políticas educativas se encararon las dos dinámicas anteriores; d) las tradiciones institucionales y educativas propias de cada nación; e) la naturaleza de los gobiernos que administraron las reformas económicas y las reformas educativas de los años ochenta y noventa (y las políticas educativas surgidas de estas últimas); f) los movimientos docentes y su resistencia –o su no resistencia— a las reformas educativas de carácter neoliberal; y g) la naturaleza de los gobiernos que en el presente tienen que hacer frente, por un lado, al deterioro de los aparatos económicos terciarizados, por otro, a las deficiencias educativas (calidad de la educación, debilidades en la formación docente inicial y en servicio, deterioro de la infraestructura) y, por últlimo, a la erosión de la convivencia social no sólo por razones de inseguridad y violencia, sino por desigualdades socio-económicas de larga data.

Sin duda alguna, el estudio de cada uno de los casos nacionales enriquecerá, con evidencia firme, lo que aquí se ha esbozado de forma sumamente genérica. Como resultado de ello, seguramente contaremos con elementos de juicio más fundamentados para defender y proponer una reforma educativa de envergura (de la cual emanen las políticas educativas correspondientes), en la cual los sistemas educativos de la región –anclados en el cultivo de un conocimiento científico y filosófico, crítico y emancipador—, se pongan en función de la dignidad, bienestar y felicidad de sus ciudadanos.

San Salvador, 13 de octubre de 2017

Texto de la ponencia para el “Primer Congreso latinoamericano y del Caribe sobre metodologías para el análisis de reformas y políticas educativas”, realizado en Xalapa, Veracruz (México), del miércoles 29 de noviembre al sábado 2 de Diciembre del 2017.

1 L. A. González, “Capitalismo rentista”. En https://www.alainet.org/es/articulo/186841

2 L. A. González, “Educador: ¿facilitador o problemarizador?” En Educación, conocimiento y emancipación. San Salvador, EDIPRO, 2014.

3 L. A. González, “Una reflexión sobre la calidad de la educación”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/una-reflexion-sobre-la-calidad-de-la-educacion

4 Por ejemplo, en El Salvador desde 2009, con el gobierno de Mauricio Funes, se inició un trabajo de largo aliento en la potenciación de la formación docente, efuerzo que ha continuado a partir de 2014, con el triunfo electoral de Salvador Sánchez Cerén. No se ha resuelto en este país el gran desafío de contar con una institución formadora de docentes de carácter público, pese que el tema ha estado presente desde 2011, cuando se ensayó la creación de la Escuela Superior de Maestros, proyecto que por diversas razones no prosperó. Una nueva iniciativa, en la misma dirección, es la creación del Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD) que, cabe esperar, prospere en la dirección deseada.

5 Fueran calificados esos cambios o no como “reformas educativas”.

6 Cfr., E. Ganuza, R. Paes de Barrios, L. Taylor, R. Vos (Eds.), Liberalización, desigualdad y pobreza: América Latina y el Caribe en los 90. Buenos Aires, Eudeba, PNUD, CEPAL, 2001; L. A. González, “Exclusión versus inclusión: democratizaciòn y reforma económica cen Centroamérica”. En Sociedad y política. Reflexiones desde El Salvador.San Salvador, UDB, 2015, pp. 210-227.

7 Cfr., L. A. González, “El círculo vicioso de las remesas”. ECA, No. 684, 2005, pp. 997-999.

8 Cfr., Cfr., L. A. González, “El problema del mercantilismo de la educaciób superior”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/opinion/tribuna/el-problema-del-mercantilismo-en-la-educacion-superior

9 Cfr., N. Klein, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre. Buenos Aires, Paidós, 2007.

10 Cfr., L.A. González, “Globalización y neoliberalismo”. ECA, 1999,pp. 53-67.

11 Cfr., Adam Przeworski, “Marxismo y elección racional”. https://es.scribd.com/document/206479827/Marxismo-y-eleccio-n-racional-Przeworski-docx

12 Cfr., L. A. González, “Defensa de los espacios públicos”. https://www.alainet.org/es/articulo/185223

13 Cfr., L. A. González “Responsabilidades del Estado ante la sociedad”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/opinion/columnistas/responsabilidades-del-estado-ante-la-sociedad

14 Barcelona, Paidós, 2001.

15 Cfr., L. A. González, “Educador ¿faciltador o problematizador?”.http://abacoenred.mayfirst.org/wp-content/uploads/2015/10/educador_-_facilitador_o_problematizador.pdf

16 Cfr., L. A. González, “Implicaciones culturales de la globalización”. ECA, No. 703-704, 2007, pp. 377-396.

17 L. A. González, “Educación y modelo económico”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/educacion-y-modelo-economico

19 Incluso en als reformas impulsadas al calor de los proceso de industrialización por sustitución de importaciones, de los años 50 y 60, del siglo XX, los objetivos económicos, con todo y ser esenciales, no fueron los únicos, pues estuvieron acompañados de propósitos políticos y culturales (por ejemplo, a los objetivos de la modernización autoriraria de los gobiernos militares salvadoreños de la época).

20 L. A. González, “Crisis financiera muncial: su impacto social y político en Centroamérica”. En Sociedad y política…, pp. 228-257.

21 L. A. González, “Educación y modelo económico”. http://www.contrapunto.com.sv/archivo2016/columnistas/educacion-y-modelo-economico

22 L.A. González, “Cultura, educación e integración social en El Salvador”. San Salvador, CENICSH, Cuaderno de Trabajo, No. 1, junio de 2009.

Fuente del Artículo:

http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/7406

Fuente de la Imagen:

Comparte este contenido:

La actualidad en las aulas

Por: Xavier Besalú

Probablemente sea la actualidad el mejor recurso para aprender a vivir juntos personas diferentes, uno de los pilares de la educación, según la Unesco, y uno de sus mayores retos.

En agosto fueron los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils; en octubre, la plaga de incendios de Galicia; desde mediados de septiembre, el llamado desafío soberanista en Cataluña, por poner solo tres ejemplos de hechos cercanos en el tiempo y en el espacio que han inundado las redes sociales, han llenado horas y horas de radio, han aparecido repetidamente en las portadas de los periódicos y han sido protagonistas de múltiples programas y tertulias de televisión.

La actualidad se nos cuela por todas partes, es prácticamente imposible aparentar que ni nos importa, ni nos conmueve. Sin embargo hay quien todavía sostiene que eso –la actualidad, la vida, lo que ocupa y preocupa a los humanos, próximos o lejanos– debe quedar fuera de la escuela, que no debe perturbar el discurrir cansino, ordenado y previsible del currículum escolar. Que eso es meterse en camisa de once varas, porque el riesgo de caer en el adoctrinamiento o en la manipulación es más que evidente, que no es materia susceptible de ser evaluada ni en los exámenes internos, ni en las pruebas estandarizadas y, en consecuencia, no debe usurpar ni un minuto del precioso tiempo escolar, que el análisis y la valoración de temas abiertos y controvertidos, cargados de valores y de ideología –la educación moral, en definitiva–, en las sociedades democráticas y pluralistas, es más propio de las familias que de los centros educativos.

Pero resulta que el propio Parlamento Europeo, en una Resolución sobre la prevención de la radicalización de los jóvenes, ante el auge de los extremismos y su reclutamiento por parte de organizaciones fundamentalistas o terroristas, aprobada en 2015, alerta de la función esencial e irrenunciable de la educación para incrementar las competencias sociales, cívicas e interculturales de la ciudadanía, para garantizar la alfabetización mediática y el pensamiento crítico ante lo que acontece y es susceptible de ser representado, interpretado y valorado desde múltiples enfoques, intereses y afectos, para debatir sin prisas, explorar a fondo y posicionarse con argumentos sólidos ante cuestiones relevantes, controvertidas y sensibles, y así reforzar la capacidad de resistencia de los estudiantes a la radicalización.

¿Es posible la adquisición de competencias interculturales en abstracto, sobre controversias del pasado, sobre hipótesis imaginarias? ¿En qué se traduce esa pretendida alfabetización mediática más allá de los mensajes de móvil, sin mediación, ni reflexión, ni contextualización? Ciertamente la actualidad no puede aparecer en los libros de texto, ni en las programaciones de principio de curso, pero ¿no estamos en la era de la información? ¿No hemos dado por sentado que el problema de los niños y jóvenes de hoy no es el acceso a la información, sino su traducción en conocimiento? Cuando la sociedad nos exige a voces que las escuelas se ocupen en serio y con eficacia de la educación en valores, justamente porque vivimos en sociedades extraordinariamente plurales, atravesadas por tantas diferencias y por insufribles desigualdades, ¿vamos a hacerlo mediante prédicas moralizantes, memorizando machaconamente el listado de los derechos humanos universales o de las virtudes formateadas por la religión de que se trate, celebrando “días o semanas de”?

Ciertamente llevar la actualidad a las aulas plantea como mínimo dos problemas: el de la neutralidad y el de la verdad. En cuanto al primero, hay que decir de entrada que, según nuestro ordenamiento jurídico, la educación española no es en absoluto neutral, pues debe orientarse –entre otros– a la consecución de los fines siguientes: el respeto de los derechos y libertades fundamentales, el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia, la resolución pacífica de los conflictos, la paz, los derechos humanos, la cooperación y solidaridad entre los pueblos, el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, la equidad, la no discriminación, etc. Y que la docencia, sobre todo en la educación básica, supone por principio un compromiso moral, por la autoridad con la que ha sido investido el profesorado, por su condición de adulto entre menores de edad, por su bagaje intelectual y cultural, por lo que su capacidad de influencia debe estar siempre enmarcada en un férreo código deontológico.

Pero dicho esto, probablemente sea la actualidad el mejor recurso para aprender a vivir juntos personas diferentes, uno de los pilares de la educación, según la Unesco, y uno de sus mayores retos. Porque la neutralidad no es ni olvido, ni ignorancia, sino que la neutralidad obliga a la participación de todos, a escuchar todas las razones y todas las voces y, si no aparecen espontáneamente, ahí debe estar el docente para introducirlas, como principio y como método, acudiendo si cabe al saber científico.

En lo relativo a la verdad, aquí está otro de los aprendizajes más poderosos que puede propiciar la actualidad: los problemas a los que nos enfrentamos casi nunca son simples, ni de solución fácil; todos pueden ser vividos desde lógicas e intenciones distintas y ninguna debería ser descartada por la fuerza de la imposición o por una supuesta superioridad moral o intelectual. Hay que enfrentarse a los hechos desde todos los prismas posibles, con un punto de incredulidad, porque sabemos a ciencia cierta que las apariencias engañan, que los poderes de la seducción y la propaganda son enormes y que el poder tiene múltiples caminos para llevar el gato al agua, y sin a priori, ni dogmatismos, una actitud por lo demás estrictamente científica y éticamente respetuosa. Por lo demás, la actualidad puede ser un instrumento inmejorable para educar para la prevención, la gestión, la resolución si es posible, o la conllevancia si no hay más remedio, pacífica de los conflictos, que forman parte de la cotidianidad de la vida en libertad y del discurrir de las sociedades complejas y abiertas.

Como escribieron los alumnos de la escuela de Barbiana (Italia), en el periódico viene la historia que vivimos en primera persona. Por eso se leía cada día en Barbiana, en voz alta y de arriba abajo, constituyendo el punto de partida de todo el quehacer escolar. Porque la escuela existe para comprendernos a nosotros mismos, a los demás y al mundo, al planeta entero. Pero… con los exámenes encima cualquiera pierde dos horas de clase para leer el periódico. Y es que en el periódico no hay nada que sirva para vuestros exámenes. Es la prueba más evidente de que en vuestra escuela hay poca cosa que sirva para la vida.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/12/13/la-actualidad-en-las-aulas/

Comparte este contenido:

Colombia: Nace un laboratorio para que docentes innoven en la educación

Colombia / 10 de diciembre de 2017 / Autor: Bogotá / Fuente: El Tiempo

Los docentes bogotanos ahora cuentan con un lugar para que desarrollen sus ideas y dejen volar la imaginación.

Se trata del nuevo Centro de Innovación del Maestro Laboratorio Vivo, un escenario que fue inaugurado gracias la alianza entre la Alcaldía Mayor de Bogotá, por medio de la Secretaría de Educación, y la Fundación Dividendo por Colombia.

El lugar, que está ubicado en un edificio de la calle 72 Bis con carrera 6.ª, es el primero de los tres centros de este tipo que abrirá el Distrito.

El objetivo es, básicamente, que los profesores tengan nuevos espacios, diferentes a los convencionales y con tecnología de vanguardia, para que diseñen proyectos de innovación educativa y busquen soluciones a los problemas reales con los que se encuentran día a día en los salones de clase.

Por ejemplo, los estudiantes se aburren y se desconectan con los métodos convencionales de enseñanza. Además pueden existir problemas de convivencia en las aulas que afectan directamente la formación de los menores.

Entonces, la idea de Laboratorio Vivo es fortalecer las capacidades de los maestros para que hagan prácticas sus clases y a su vez sean motivadoras e inspiradoras para que jóvenes empiecen a ver un nuevo sentido a todos los procesos de la escuela y la importancia que la educación tiene para su desarrollo como personas y ciudadanos.
Además de la tecnología a la que tienen acceso, el centro está concebido para que la mente funcione de una manera más eficiente.

“Lo importante es que esto es un laboratorio para construir soluciones a los problemas reales que tiene la escuela. Ese es el fin de este escenario”, comentó Juan Carlos Bernal, director de impacto de Dividendo por Colombia.

De igual manera, es un reconocimiento a los educadores, que son actores fundamentales en la formación de ciudadanos.

“Los maestros se merecían tener unos espacios como estos para poder desarrollar todo su potencial y visibilizar su trabajo. Estos son sitios de ellos, en los cuales les estamos disponiendo lo que necesiten para desarrollar sus ideas”, aseveró Lina Aristizábal, gerente de innovación educativa de la Secretaría de Educación.

«Lo importante es que esto es un laboratorio para construir soluciones a los problemas reales que tiene la escuela»

Laboratorio Vivo busca traer la educación del futuro a Bogotá capacitando a los docentes y dándoles un sitio para que fortalezcan sus capacidades en las áreas convencionales, pero, en especial, profundizar en “las competencias siglo XXI, que son colaboración, cocreación, pensamiento crítico, entre otras”, explicó Bernal.

De igual manera, según Lina Aristizábal, buscan trabajar tanto la parte del saber del maestro, como la parte del ser de los educadores. Para eso también están pensados estos espacios.

“Los centros de innovación son concebidos como nodos de articulación para el desarrollo profesional de maestros y directivos docentes de Bogotá, y se suman a las apuestas del alcalde para fomentar e impulsar la innovación educativa y la investigación, el trabajo colaborativo y en red de los docentes y, por supuesto, su bienestar y la visibilización de experiencias educativas destacadas”, aseguró María Victoria Angulo, secretaria de Educación.

Para Laboratorio Vivo se invirtió, por parte del Distrito y la fundación Dividendo por Colombia, una cifra de $ 1.000 millones, que consiste en infraestructura, material pedagógico y educativo, y en la oferta formativa que manejará el escenario.
Todo docente puede acercarse a Laboratorio Vivo, pedir asesoría y trabajar en un lugar agradable.

Pero este no será el único escenario que tendrá esta oferta. Aunque se planea crear más, por ahora solo hay seguros dos.

El próximo 18 de diciembre abrirá sus puertas el segundo de los lugares, que estará enfocado en tecnología y saber digital, mientras que el tercero será un centro de investigación que contará con una gran biblioteca, material pedagógico de Bogotá y estará conectado con las universidades y las facultades de educación.

Lo que se busca es que cada maestro se capacite en el área de su interés y así haya diversidad en los colegios distritales.

Según Carlos Bernal, de Dividendo por Colombia, la educación que quiere Bogotá, y a la que le está apostando, es una educación incluyente, sostenible a los intereses y talentos de los jóvenes y docentes, para que cada día se construyan ciudadanos mejor formados y críticos para hacer una Bogotá mejor.

Fuente de la Noticia:

http://www.eltiempo.com/bogota/nuevo-centro-de-innovacion-del-maestro-laboratorio-vivo-159270

Comparte este contenido:

Conocimiento indígena y políticas educativas en América Latina. Análisis exploratorio de cómo las cosmovisiones y conceptos culturales indígenas de conocimiento inciden, y pueden incidir, en la política educativa en la región

Descargue en PDF (2,9 Mb.) – English version (PDF 3 Mb.)

América Latina y el Caribe es el hogar de más de 600 pueblos indígenas, los que históricamente han sufrido la marginación de los sistemas de educación y la política social general. El Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE) afirma que los pueblos originarios se quedan atrás en todos los indicadores sociales de la región en comparación con los grupos no indígenas, y los alumnos provenientes de pueblos originarios en América Latina y el Caribe han obtenido de forma constante los peores resultados en logros de aprendizaje en los últimos 10 años.

Alcanzar el objetivo de no dejar a nadie atrás en la región se traduce en la necesidad de más educación y de mejor calidad para los pueblos indígenas, pero también en que esta importante población sea reconocida y representada en las políticas educacionales. Para este grupo de la población esto significa ser capaces de ejercer su derecho a establecer y controlar sus sistemas educacionales (Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, 2007, Art. 14) y de llevar su cultura y conocimiento al frente de la toma de decisiones en términos de propósito, contenido y organización de la educación. La inclusión de las culturas, los sistemas de conocimientos, las visiones de mundo y las creencias indígenas promete no solo volver más relevante la educación y más flexible su organización, sino también enriquecer el programa de estudio con prácticas más pertinentes y sostenibles.

El presente estudio explora la idea de una ‘alternativa epistémica’, construyendo desde el conocimiento y los valores que sustentan las prácticas sociales y educacionales indígenas de la región. En particular, explora cómo estos valores y formas de conocimiento han sido adoptados en las políticas educacionales de tres países de la región andina: Bolivia, Ecuador y Perú, que hace poco atravesaron reformas políticas y constitucionales con el fin de reconocer la composición de sus poblaciones multiculturales, multiétnicas y multilingüísticas.

Para cada caso, se realiza un análisis de cómo las culturas y las visiones de mundo indígenas han sido consideradas en las políticas educacionales y hasta qué punto han entrado en diálogo con las concepciones de educación que precedieron su integración. También se analiza una serie de prácticas culturales indígenas de educación en cada país, en conjunto con su potencial para mejorar la pertinencia cultural y lingüística, y para entregar una comprensión de la factibilidad de extender estas prácticas más allá de las comunidades indígenas, con el fin de favorecer la inclusión y la cohesión entre las comunidades educacionales.

Esta publicación es una invitación a considerar el conocimiento indígena como una fuente legítima de inspiración para las políticas educacionales que puedan contribuir al bienestar de todos y a la sostenibilidad del planeta.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/santiago/resources/single-publication/news/indigenous_knowledge_and_practices_in_education_in_latin_ame/

Comparte este contenido:

César Bona: «a los niños hay que dejarles con hambre de seguir aprendiendo»

España / 3 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Economista

Bona, considerado como uno de los mejores maestros de España, destaca que hay apoyar y formar a los docentes en materias fundamentales como el trabajo colaborativo, «porque es difícil enseñar algo que no hemos aprendido».

«Es importante que escuchemos a nuestros alumnos, porque es complicado formar a quien no conocemos, y la escuela debe ser el lugar en el que se dé voz a los niños para convertirlos en sujetos activos del cambio». Esta es sólo una de las reflexiones que César Bona, considerado como uno de los mejores profesores de España, ha compartido hoy en Valencia con los 350 docentes y pedagogos que han participado en la 2ª Jornada Pedagógica RUBIO.

Un encuentro en el que se han analizado, de primera mano, modelos y corrientes educativas innovadoras como las que respalda el propio César Bona, que atesora más de 16 años dedicado de lleno a la docencia, por los que fue reconocido en 2015 por el Global Teacher Prize como uno de los 50 mejores educadores del mundo.

Durante su participación en este foro, impulsado por la editorial de los cuadernos didácticos RUBIO, Bona ha explicado que cada niño tiene unas necesidades y hay que respetarlas, sin saturarles. «Tenemos que mantenerles las ganas de volver al día siguiente a la escuela, hay que dejarles con hambre de aprender», sostiene el mediático maestro. Por este motivo, aunque no demoniza los deberes, considera que «hay que evitar que los niños estén horas trabajando en casa, haciendo deberes que luego los maestros no pueden ni corregir por falta de tiempo material».

En este sentido, ha añadido el propio César Bona, «en España somos muy de blanco y negro, y es importante encontrar una zona intermedia. La escuela no puede convertirse en el centro del universo del niño, que tienen que disfrutar de su familia, y la familia de ellos».

Además, a colación de los resultados del último informe PISA, César Bona ha señalado que, aunque no se puede generalizar, la baja capacidad de desarrollar trabajos colaborativos entre los alumnos españoles tiene un claro motivo: «es difícil que los maestros podamos enseñar algo que no hemos aprendido, porque nadie nos ha enseñado» y ha destacado que «hay miles de maestros llenos de ilusión, pasión y muy preparados», y que, en su opinión, «hay que tratar de contagiar en positivo a todos aquellos compañeros que perdieron la ilusión por el camino».

La solución, según Bona, pasa por brindar más apoyo a los maestros y reforzarles, tanto los que están estudiando como los que están en activo, con nuevos conocimientos sobre temas tan importantes como el trabajo colaborativo, el aprendizaje por proyectos o la gestión de las emociones «porque sólo puedes exigir lo que puedes dar. Y para exigir ilusión o comprensión tienes que dar ejemplo, lo otro no es coherente». Eso sí, asegura que la sociedad tiene que «valorar más la labor de los docentes».

Aprender transformando

Por su parte Juan de Vicente, reconocido en 2016 como el profesor más innovador de España, ha mostrado el trabajo que están desarrollando en el IES Miguel Catalán de Coslada, donde hace tiempo apostaron por abrazar modelos pedagógicos diferentes a los establecidos, como el modelo de justicia restaurativa o el de aprendizaje servicio, que ha permitido conectar de manera real la escuela con la sociedad, con la vida.

De Vicente, que ha coincidido con Bona en la importancia de aupar y escuchar al alumnado, ha reflexionado sobre varios puntos importantes para apostar por nuevos modelos de escuela, como el liderazgo directivo, pedagógico y compartido, en el que los estudiantes son el eje central: «nos interesa muchísimo el liderazgo del alumnado. La clave de la transformación de la escuela está en el grado de participación del alumnado».

Al mismo tiempo, ha destacado que hay que lograr que los proyectos sean sostenibles y que para lograrlo es básico lograr generar redes estables de colaboración.

Escuelas del futuro, Col.legi Montserrat y Escola Sadako

Pero los asistentes a esta 2ª Jornada Pedagógica RUBIO también han podido escuchar las voces de dos colegios que han acometido una profunda renovación educativa y que se han convertido en dos ejemplos de la fuerza de la innovación pedagógica en las aulas, como son el Col.legi Montserrat y la Escola Sadako.

Desde el Col.legi Montserrat, la Madre Marta Molinas ha explicado el modelo transformador que han adoptado en su escuela, basado en la aplicación de la teoría de las Inteligencias Múltiples en todos los ámbitos de la enseñanza.

Por su parte, Jordi Mussons, director de Escola Sadako y uno de los impulsores de la Escola Nova 21, ha ahondado en el modelo en el que están trabajando y que está sirviendo de inspiración para multitud de colegios y docentes de toda España, como ha respaldado el propio César Bona durante su intervención.

Una escuela activa, laica, inclusiva, participativa, innovadora y con un proyecto global, que busca despertar en sus alumnos el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la curiosidad, así como el sentimiento de compromiso con la ciudadanía.

Y es que en Sadako encontramos ya aplicadas muchas de las tendencias educativas que han hecho de Finlandia un referente, como la generación de espacios para los alumnos pensados para relajarse, el aprendizaje basado en la experiencia (learning by doing) o la aplicación del each one-teach one entre alumnos, porque «a los niños les interesa más el aprendizaje entre iguales, entre ellos, que el que podamos darle nosotros», ha apuntado Mussons.

Para Enrique Rubio, director general de la afamada editorial de cuadernos didácticos RUBIO e impulsor de esta jornada pegagógica, «está jornada es el mejor ejemplo de nuestro trabajo. Estamos satisfechos con la acogida de este segundo encuentro, porque somos una editorial con una clara vocación innovadora que buscamos nuevas maneras de hacer, nuevas maneras de enseñar a los alumnos para lograr que aprendan más y mejor, pero siendo felices.»

RUBIO nace hace más de 60 años de la mano de Ramón Rubio, creador del Método RUBIO, y es la editora de los afamados cuadernos didácticos basados en potenciar la plasticidad del cerebro, a través del desarrollo de las competencias básicas, como la escritura y el cálculo. Desde su fundación, RUBIO ha vendido más de 300 millones de ejemplares de cuadernos, que han acompañado a seis generaciones de españoles. La firma vuelca gran parte de sus esfuerzos en la Fundación Cuadernos RUBIO, una entidad sin ánimo de lucro de carácter educativo, cultural y solidario.

Fuente de la Reseña:

http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/8772134/11/17/-Cesar-Bona-a-los-ninos-hay-que-dejarles-con-hambre-de-seguir-aprendiendo.html

Comparte este contenido:

Educar a La Manada: aprender a pensar como razón de la educación artística en el sistema educativo

Por: María Acaso

Educar a La Manada es la única herramienta que tenemos para que la barbarie no continúe; educar, precisamente, en ese grupo de asignaturas que permanecen marginadas. Lo verdaderamente importante para frenar la violencia sin tregua es fomentar una educación emancipadora devolviendo las artes al centro del sistema educativo.

“Los tíos de La Manada no están solos, ¿verdad? La publicidad cosifica y mercantiliza todo, empezando por los cuerpos. Refuerza los estereotipos sociales más degradantes, sobre todo cuando se utiliza a la mujer. Nos sobran argumentos para incluir la #alfabmediática en las aulas”
@angelencinas

Me gustaría hacer el ejercicio de intentar recomponer la educación que reciben los protagonistas del último escándalo judicial que nos asola. Me gustaría pararme un momento para reconstruir esta escuela en la que niños y niñas están siendo formados, en cuyas aulas pasan trece años, sentados en incómodos pupitres ocho horas al día, y donde parece que escuchan, toman apuntes y, probablemente, aprueban los exámenes.

Un sistema educativo que, junto con el peso de otros muchos dispositivos, no es capaz de enseñar lo más importante que alguien puede aprender siendo joven: aprender a ser capaz de pensar por uno mismo para inscribirse en la realidad y transformarla. Un sistema que, tantos años después, sigue sin saber enseñar a pensar, sigue sin llevar a cabo el fin último de la educación, al haber sido privada del desarrollo del pensamiento crítico que nos conduce a la emancipación intelectual necesaria para vivir con los otros.

Un sistema que sigue perpetuando una educación artística desconectada de la realidad social, cuando quizá sea esta la única área curricular que pueda conectar a los estudiantes con la capacidad para desarrollar el pensamiento crítico visual que les haga entenderse como ciudadanos e impedir actos de violencia extrema como a los que asistimos.

Porque la educación artística no puede seguir consistiendo en hacer manualidades: ha de consistir en aprender a pensar sobre lo que nos rodea, problematizar lo que nos es dado y constituir, desde ahí, un pensamiento no tutelado. La educación artística debe crear el ecosistema intelectual, conectado con las imágenes pero prolongado en todas las esferas del pensamiento, que imposibilite actos de violencia salvaje, sea cual sea su procedimiento y su forma.

La educación artística no puede consistir en seguir haciendo murales de hojas en otoño ni en modelar un cenicero el día del Padre: ha de provocar en cada ser humano el deseo de pensar que nos ofrezca la posibilidad de generar un pensamiento propio e independiente; un pensamiento que nos prepare para construir saberes, en clara relación con la cultura y las representaciones visuales, que no estén mediados por nadie más que por nosotros mismos. Procesos que nos preparen para vivir de otro modo, para decidir qué queremos o qué no queremos hacer, valorando cuestiones éticas en nuestra toma de decisiones.

La educación artística no puede consistir en hacer un collar de macarrones: ha de acercar a la escuela aquellos discursos visuales que no son accesibles pero que son necesarios, relatos que nos proponen modos de vida alternativos a los que privilegian los medios y que nos alertan tanto de la violencia simbólica como de la real, esa que se repite hasta convertirse en norma. Ha de consistir en aprender a disfrutar de lo complejo, lo raro, lo lento y lo feo, y en preguntarnos por qué razón intentan que solo disfrutemos de lo simple, lo estándar y lo rápido, y de un tipo de belleza canónica imposible.

De manera significativa, en un momento histórico en el que las imágenes están furiosas y no existe ningún freno ante la violencia que expande la pornografía mainstream heteronormativa, también quiero pensar que muchos de nosotros no hemos tenido la posibilidad de disfrutar de una educación artística que nos enseñe a cuestionar ese lugar de violencia real al que las representaciones visuales nos han conducido.

Recordemos que, en España, la educación musical y visual en la educación primaria ha sido aniquilada del currículum escolar. En el preciso momento en que las imágenes furiosas nos están enfureciendo, en el momento en que la insistencia de las redes multiplican su fuerza y su potencia anticrítica, justo en ese momento, alguien decide que la educación artística solo sirve para «distraer».

Aprender a pensar a través de las imágenes y aprender a pensar gracias a las imágenes; ser capaces de decidir de forma autónoma qué es lo que deseamos, qué es lo que queremos hacer: esta es la razón de ser de la educación artística en la escuela. Para que aprendamos no solo a analizar formalmente los mundos visuales que nos rodean, sino también a pensar que las violaciones colectivas no consisten en el juego estético que esos mundos visuales nos proponen.

Todos nosotros hemos hecho murales para la fiesta de la primavera, hemos hecho dibujos para el día de la Madre o hemos coloreado sin tregua círculos cromáticos en la etapa de la ESO, de manera que pensar de forma autónoma, reflexionar sobre la cultura visual que consumimos o preguntarnos sobre las prácticas habituales en el porno mainstream son procesos que quedan en suspenso, desplazados por las manualidades cosméticas, las asignaturas «duras» y los privilegios de los temas científicos.

Educar a La Manada es la única herramienta que tenemos para que la barbarie no continúe; educar, precisamente, en ese grupo de asignaturas que permanecen marginadas y que, paradójicamente, son las que nos salvan, nos preparan y nos empoderan como personas. Porque, más allá de sentencias justas y jueces honrados, lo verdaderamente importante para frenar la violencia sin tregua es fomentar una educación emancipadora devolviendo las artes al centro del sistema educativo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/28/educar-la-manada-aprender-pensar-como-razon-de-la-educacion-artistica-en-el-sistema-educativo/

Comparte este contenido:

Ghana: Las 7 lecciones del mejor profesor del mundo

Ghana / 26 de noviembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Semana

Dejó su trabajo en Microsoft para perseguir el sueño de crear una universidad en su país. Hoy su modelo educativo es un ejemplo.

Patrick Awuah es un ingeniero ghanés, de 52 años, elegido el pasado miércoles como el mejor profesor del mundo en la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación celebrada en Doha, capital de Catar. El Premio WISE, por sus siglas en inglés, es considerado uno de los galardones educativos más importantes del mundo junto con el Global Teacher Prize, que entrega cada año en Dubai, Emiratos Arabes Unidos, la Fundación Varkey.

Estas son las 7 lecciones que deja Awuah con su ejemplo de vida y también con su labor al frente de la Universidad de Ashesi, ubicada en cercanías a Accra, la capital ghanesa.

1. El pensamiento crítico debe prevalecer sobre el aprendizaje de memoria: para Awuah lo más importante es que los alumnos aprendan a pensar por sí mismos, superando los procedimientos tradicionales para adquirir conocimientos de memoria. Todos los programas ofrecidos incentivan a los estudiantes a cuestionar lo establecido, para que no se limiten a reproducir lo que les cuentan los profesores sin dudar de su veracidad.

2. La evaluación continua es más importante que los exámenes finales: un elemento diferenciador del método de Awuah frente a otras universidades de Ghana es que el examen final representa solo un porcentaje menor de la nota. Allí se da mucha más importancia al proceso de aprendizaje a través de proyectos que preparan los alumnos para la práctica profesional, y su evaluación se hace de forma continua.

3. La empatía es igual de importante al conocimiento: en la Universidad de Ashesi todos los estudiantes participan durante cuatro años en un seminario de liderazgo sobre ética, colaboración y espíritu empresarial que termina con una sección de aprendizaje con base en el servicio. Esto incentiva el respeto por las opiniones contrarias y la capacidad de identificación de los estudiantes con los habitantes del territorio y sus problemáticas.

4. “Las humanidades son la clave para formar a los líderes del futuro”: con esta frase Awuah afirma que sus estudiantes deben ser capaces de plantearse grandes preguntas sobre cómo construir una sociedad mejor, antes que cómo convertirse en altos ejecutivos. Está muy ligada a su visión ética de la educación y por eso destaca que en 2008 los estudiantes establecieron el primer código de honor de una universidad africana, con el cual se responsabilizan de todos sus comportamientos, como respuesta al problema de la corrupción.

5. Hacer prevalecer la ética sobre el desarrollo económico personal también paga: el sector privado ha aportado con becas para el 50 por ciento de los estudiantes de la Universidad, 20 por ciento totales y 30 por ciento parciales, que ayudan a cubrir los 9.000 dólares que cuesta la matrícula anual. Además, uno de los principales criterios del jurado para otorgar el reconocimiento de medio millón de dólares a Awuah por ser el mejor profesor, fue premiar emprendimientos que no se basen solo en el desarrollo económico, sino que cultiven la altura moral de los ciudadanos.

6. Perseguir los sueños es más importante que la estabilidad: Awuah renunció a su cargo en Microsoft porque su sueño siempre fue montar una universidad en su país natal. Pidió ayuda al sector privado y con todos sus ahorros y los de su mujer reunieron un capital de 2,5 millones de dólares. Aunque los inicios fueron difíciles y modestos, porque empezaron dando clase a 30 estudiantes en una casa alquilada, hoy la universidad alberga 600 alumnos en un campus de cerca de 100 hectáreas.

7. Enseñar con el ejemplo es más efectivo: lo primero que hará Awuah con el medio millón de dólares recibido por el premio será incrementar las becas para estudiantes de la universidad. Lecciones como esta son producto de la filosofía humanística que inspira este modelo académico, y por eso hay casos de estudiantes con negocios exitosos, que también han donado parte de sus utilidades para el desarrollo de proyectos que benefician a comunidades en Ghana.

Fuente de la Noticia:

http://www.semana.com/educacion/articulo/las-7-lecciones-del-mejor-profesor-del-mundo/548086

Comparte este contenido:
Page 59 of 70
1 57 58 59 60 61 70