Guatemala / 29 de octubre de 2017 / Autor: InteRed ONGD / Fuente: Youtube
Pensamiento Crítico
Innovar: ¿En qué y para qué?
Por: Jaume Carbonell
No todo vale. Depende de qué fines y valores se priorizan al servicio del empoderamiento individual y colectivo.
Para mejorar la enseñanza. Para cambiar la escuela. Para transformar la educación. Para reformar, reestructurar y revolucionar el sistema educativo. Todas estas respuestas nos dicen mucho o bien poco: porque dichos procesos, con frecuencia, suelen derivar en modificaciones epidérmicas, coyunturales o parciales y no logran alterar con suficiente radicalidad y profundidad el statu quo; e incluso pueden suponer una involución conservadora y segregadora. ¡Cuántos ejemplos de ello acumula la historia de la Humanidad: en tiempos remotos y muy recientes! Basta recordar los relatos y posicionamientos colonialistas, populistas y neoliberales.
De ahí la necesidad de interrogarnos sobre el sentido y el propósito de este concepto tan versátil como es el de la innovación que siempre opera en dos planos: el individual y el colectivo. El primero se vertebra a partir de los principios que garantizan el bienestar y la felicidad de los seres humanos. Se puede resumir en dos palabras: libertad y equidad. O lo que es lo mismo, disfrutar de los mismos derechos y oportunidades pero respetando la individualidad -que no el individualismo-.
Sostiene Kant que “educamos para ser personas libres, capaces de pensar por ellas mismas”. Una máxima que nos empodera para el librepensamiento y el pensamiento crítico, y que nos permite desarrollar tanto las facultades mentales y creativas como los valores éticos y las virtudes cívicas. Para adquirir y asimilar críticamente los contenidos y competencias básicas; para convertir la información en conocimiento; para aprender la lectura del texto y del contexto; para ejercer la autonomía de criterios que nos permite dudar y hacernos nuevas preguntas; para reorganizar el conocimiento y la experiencia que facilita una mejor comprensión de la realidad; para construir proyectos de vida; para ejercer sin restricciones de ningún tipo los Derechos Humanos -individuales y sociales-; para seguir aprendiendo; y para, en palabras de Dewey, “promover un proceso educativo que ponga al sujeto en condiciones de una nueva educación”.
Esta libertad y equidad se ampara, desarrolla y enriquece en las distintas colectividades “micro”, “meso” y “macro”: desde el grupo-clase y el centro hasta la comunidad y el territorio. La clave reside en la fortaleza de la democracia educativa: en cómo los diversos agentes educativos ejercen sus derechos y responsabilidades, dialogan activamente en la conversación y participan en la toma de decisiones, y se dotan de estructuras organizativamente flexibles -con liderazgos distribuidos y la máxima horizontalidad posible- y tranparentes, que faciliten el control democrático y la rendición de cuentas. C.Freinet lo dice muy bien: “Lo más importante es obtener del grupo la máxima eficiencia al servicio de la colectividad”. La cooperación, por tanto, siempre es en provecho del bien común.
Los caminos de la innovación se nutren de diversos relatos, con un sinfín de vaivenes y matices. Nada es absoluto y estático. No obstante, para el logro de este bienestar individual y colectivo, asociado a la libertad y la justicia social, se requieren una serie de requisitos. Ahí van, muy sintéticamente, cinco de ellos. 1) Intensidad: qué grado de radicalidad y profundidad alcanza cualquier proceso de innovación y cambio educativo. 2) Sostenibilidad: es importante iniciar una innovación pero el reto mayúsculo y poderoso es mantenerla y consolidarla. 3)Carácter sistémico: de qué modo las distintas piezas que conforman el aprendizaje y la institución se articulan y andan a la par. 4) Orientaciones y fines. Qué valores se priorizan y cómo se consigue el acceso de toda la población a una educación y cultura de calidad, desde la cuna a la tumba. Premisa básica para el empoderamiento individual y colectivo. Y 5) Compromiso. Una actitud firme que desenmascare y resista a los discursos y prácticas dominantes conservadoras y neoliberales, pero sin aceptar su determinismo y fatalismo, tratando de convertir las dificultades y posibilidades. Porque siempre hay brechas y espacios de autonomía para la construcción de alternativas pedagógicas radicales. Algo que sólo puede encararse desde un optimismo sin complejos, bien documentado y argumentado. O, como dice Gramsci, desde el “pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad”.
Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/10/25/innovar-en-que-y-para-que/
Pedagogía de la diversidad: ¿Pedagogía del amor?
Por: Diana Milagros Rueda de Aranguren
El amor es el principio pedagógico esencial que se traduce en ayuda, apoyo, ánimo, acompañamiento y amistad constante, donde el educador se traduce como un amigo en asistencia perenne con cada uno de sus estudiantes, especialmente con los más débiles y necesitados, orientándolos a triunfar, a crecer, a ser mejores, es así como lo califica Pérez (2002), por lo que particularmente interpreto que ese amor pedagógico crea seguridad, confianza, es Inclusivo, y no debe excluir a nadie. Es paciente y sabe esperar, por eso respeta los ritmos y modos de aprender y siempre está dispuesto a brindar una nueva oportunidad.
Amar no es consentir, sobreproteger, alcahuetear, dejar hacer. El amor no crea dependencia sino que da alas a la libertad e impulsa a ser mejor. Busca el bien-ser y no sólo el bienestar de los demás. Aceptación y valoración tal como es, con su cultura, sus carencias, talentos, heridas, problemas, su lenguaje, sueños, miedos e ilusiones; celebrar y alegrarse de los éxitos de cada estudiante aunque sean parciales; y siempre estar dispuesto a ayudarle para que cada uno llegue tan lejos como le sea posible en su crecimiento y desarrollo integral, ratifica Pérez en su apreciación.
Considero que la pedagogía apuntala como norte a la igualdad, la libertad, unión, fraternidad, es decir, la formación de hombres y mujeres ideales; norte que es aplicado y esbozado en las actuales políticas educativas que se plantean los países latinoamericanos a través de sus marcos legales que contemplan sus respectivas Leyes Orgánicas de Educación, en las que se refieren a la equidad, no discriminación e igualdad de oportunidades, que en definitiva se debe traducir como la idea de conseguir y lograr una felicidad suprema.
Es imprescindible abordar en esta categoría el humanismo, dirigiendo el enfoque más como término, que se utiliza para indicar toda tendencia de pensamiento que afirme la centralidad, el valor, la dignidad del ser humano, o que muestre una preocupación o interés primario por la vida y la posición del ser humano en el mundo. Todas las concepciones humanistas le otorgan al ser humano papel relevante en el proceso que configura su realización para desenvolverse en el seno de una determinada sociedad; tomando la libertad de acción como un elemento importante, para que todos, contribuyan decididamente hacia la satisfacción de sus necesidades inmediatas.
Los humanistas consideran la educación como la práctica de la libertad, abierta a la vida y la felicidad, al enriquecimiento y engrandecimiento del ser, a la búsqueda de la autonomía individual y la realización plena de la personalidad. Aquella que contribuye en autorrealizar a la persona, la cual debe lograr un aprendizaje profundo y sistemático para que éste perdure en el tiempo. El ser humano está en la capacidad y así lo ha de experimentar, de aprender a autorregularse para partir de allí a su autodeterminación y su autotransformación.
Quisiera referirme específicamente al caso Venezuela donde se concibe una educación dirigida a enaltecer los valores humanos como derechos fundamentales, basada en la capacidad y la creatividad de todas y cada una de las personas para participar en su proceso de formación. Al menos así está recogido en las normativas legales establecidas, como la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica de Educación y en las últimas concepciones educativas establecidas: Sistema Educativo Bolivariano, Nuevo Currículo Nacional. Se busca, según estos escritos legales, implementar una educación netamente humanista centrada básicamente en la persona, en las masas, en la educación popular propugnada por el Libertador.
Todos los principios rectores del Humanismo Social están contenidos en la Ley Orgánica de Educación (2009). En ella el Estado venezolano considera de total trascendencia la atención primera del ser humano al establecer que éste debe ser atendido mediante una educación democrática, gratuita y obligatoria, integral; mediante la cual se puede formar a las personas para la libertad, para la paz, igualdad, justicia social, entre otros.
Por su parte, la educación venezolana, basada en un Humanismo Social, busca desarrollar en las personas los principios y valores rectores, derechos, garantías y deberes en educación, de acuerdo con los principios constitucionales orientada por valores éticos humanistas para la transformación social, al menos así está diseñado y establecido, no refleja este artículo, resultados ni alguna investigación de mi parte en cuanto a su aplicación, ejecución y resultados. Solo me he referido al deber ser que está muy bien definido y estipulado en nuestro marco legal vigente.
Otra ejemplo puntual que quisiera referir, es la República de Cuba, donde su política educacional tiene claramente definida la proyección de trabajar hacia la educación en valores humanos, en la Isla, la Ética profesional cuenta con una plataforma teórica elaborada sobre la base de los fundamentos de un pensamiento universal y se sustenta en los aportes del pensamiento ético cubano de la liberación nacional, así lo refiere Chávez (1984), representado por su máximo exponente José Martí, que expresaron los ideales morales del patriotismo, la independencia, la soberanía nacional, la justicia social, unidad nacional y la dignidad humana.
Existe una validez plena en Cuba respecto al pensamiento pedagógico de José Martí como fundamento histórico para el desarrollo de la educación, vigente actualmente, tal como lo expresa Leal (1990), «para que nuestras ideas de hoy, nutridas del pensamiento revolucionario universal, tengan siempre, como fundamento, como piedra, como ancla salvadora, la obra y la vida de Martí…»
El humanismo martiano, como todo el pensamiento humanista latinoamericano posee bases éticas, pero sus presupuestos rebasan las dimensiones del ámbito de lo moral en la medida en que, a partir de su condicionamiento histórico, contribuyen a la preparación ideológica para las transformaciones sociales que cada época exige, de ahí el efecto práctico espiritual que desempeñó en su tiempo y el que mantiene en la actualidad.
Según recojo en mis investigaciones y mis lecturas, en el ideario ético martiano el amor, el humanismo y el patriotismo forman una triada indivisible que explica por sí misma la fuerza propulsora de la transformación, a partir de la convicción de lo esencialmente significativo en la vida. El amor como fuerza humana suprema, valor en sí mismo y conductor de valores se acopla armónicamente de modo especial con el patriotismo concebido por Martí como síntesis de todos los valores. «El patriotismo no es más que amor».
La pedagogía de la diversidad, o pedagogía del amor, también la traduce Freire (1993), considerando: «La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación».
Es así como reflexiono con respecto a los cambios tan dinámicos que se producen en la sociedad, que obligan a desarrollar una educación diferente con una formación espiritual más sana, es decir, una pedagogía del amor; la cual no es una doctrina nueva, tampoco es una teoría propiamente dicha, es un estilo educativo que invita al docente hacer uso de su propia vocación, fundamentada en la comprensión y tolerancia, además de sus valores y virtudes.
La pedagogía del amor se refiere al ámbito educativo, al desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje de la manera más apropiada y eficaz. Al respecto Edgar Morín (2001), afirma: La idea del amor no se haya circunscrita únicamente alrededor de la pareja, la familia, la nación; ha surgido como idea general que expresa una ética propiamente humana: «amaos los unos a los otros», y una exigencia orgánica de humanidad: «el género humano es la internacional».
Considero al amor como el principio esencial de la pedagogía, la educación en sí es afecto y calidez; así mismo puedo vincular esta valoración con el pensamiento de Simón Bolívar, que concebía la educación como un instrumento de realización indispensable en la obra del buen manejo del Estado, deliberando que el problema era educar a todo el pueblo; anhelaba una educación de espíritu progresista y revolucionaria, pero cargada de mucho amor. Cuanta falta hace en los actuales momentos de nuestra Latinoamérica, retomar y rescatar ese pronunciamiento de un humanista libertador y hacedor de sueños…debemos unir esfuerzos, voluntades e ideas para reconstruir las bases en educación de una Pedagogía del Amor.
Referencias:
Chávez, J. (1984).Del ideario pedagógico de José de La Luz y Caballero (1800- 1862) La Habana: Editorial Pueblo y Educación
Freire, P. (1993). Pedagogía de la esperanza. México: Siglo XXI.
Leal, E. (1990). Conferencia Internacional: «Con todos y para el bien de todos.» http://marti.cubasi.cu/memorias.html
Ley Orgánica de Educación (2009). República Bolivariana de Venezuela
Morín, E. (2001). Repensar la Reforma, reformar el Pensamiento. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
Pérez, A. (2002). Las Cinco Vocales de la Pedagogía. Venezuela-Maracaibo: Centro de Formación P. Joaquín
Directora General de la Emisora Radial: Frenesí 107.9 FM –Venezuela / Doctoranda en Ciencias de la Educación / Magister en Educación Integral / Especialista en Gerencia Educativa / Licenciada en Educación / Psicopedagoga – Mención R.M / Investigadora de la Ética Liberadora / Asesora en Metodología de Tesis de Grado / Miembro Acreditado Comité Editorial Internacional de Analéctica – Revista Electrónica de Pensamiento Crítico / Miembro del Equipo Coordinador de la Red de Pensamiento Decolonial / Miembro de la Red Iberoamericana de Docentes / Miembro de la Red Iberoamericana de Medio Ambiente reima-ac.org
Fuente noticia: https://www.aporrea.org/imprime/a253987.html
Fuente imagen: https://userscontent2.emaze.com/images/49d35de7-d13b-4890-be92-9692f627c3a9/dad1cdef-ff22-4781-9568-f6f2b0ff7a82.png
Video: El pensamiento crítico de Robert Swartz
Por Robert Swartz
Swartz sostiene que hay tres tipos de pensamiento que todos necesitamos desarrollar para realizarlas de forma cuidadosa y con habilidad: Análisis de Ideas, Desarrollo de Propuestas Creativas, y Pensamiento Crítico. Es “pensar en cómo funcionan las cosas”, y para enseñar destrezas de pensamiento de forma que todos nuestros alumnos las usen de forma natural, y sepan cómo implantar hábitos de pensamiento y rutinas de cuestionamiento que potencien el uso de estas destrezas. […] “no necesitamos tirar paredes, ni contratar a más profesores, ni cambiar el curriculum. Los maestros y profesores y los directores de cada escuela pueden hacer que esto suceda”. Esto eleva la actividad a un tipo de pensamiento de orden superior y que resulta fácil de dominar para los estudiantes. (LA REBELIÓN DEL TALENTO)
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=y47nNwZn-K
¿Qué entienden hoy las élites políticas por Educación? Necesitamos otra educación – FISyP
Argentina / 8 de octubre de 2017 / Autor: FISyP Producciones Audiovisuales / Fuente: Youtube
“El reto común de los sistemas educativos es que cada alumno tenga la opción real de aprender”
España / 8 de octubre de 2017 / Autor: G. Montañéz / Fuente: Noticias de Gipuzkoa
“El buen sistema educativo es el que brinda oportunidades”, dice Renato Opertti, sociólogo que esta semana participó en Pamplona en un proyecto de la Federación de Ikastolas
Renato Opertti (Montevideo, 1962) asegura que el interés por la docencia le viene de familia. Con una madre maestra y directora de escuela y un padre profesor universitario, estudió Sociología y realizó un máster en Investigación educativa, porque asegura que le interesaba cómo la educación contribuye a la “igualdad de oportunidades”.
Opertti trabaja desde 2005 en la Unesco (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), donde es el coordinador del programa de Innovación y Liderazgo, en Curriculum, Aprendizaje y Evaluación, en la Oficina Internacional de Educación de esta entidad. El pasado miércoles, ofreció en Civican, en Pamplona, la conferencia Repensar sistemas educativos y competencias del alumnado a la luz de un mundo en turbulencia, que está vinculada al resultado de un programa europeo, Keycolab, para definir esas competencias, un trabajo en el que han participado representantes educativos de Finlandia, Bélgica, Reino Unido y Rumanía, y que en Navarra ha encabezado la Federación de Ikastolas.
Trabajar en la Unesco le permitirá tener una perspectiva de diferentes sistemas educativos. ¿Afrontan retos comunes?
-Creo que sí, que hay un reto fundamental, y común, que es cómo garantizar que cada alumno tenga una oportunidad real de aprender. Pero la diferencia está en la trayectoria de los países en la evolución de la educación. Algunos están en etapas más avanzadas de discusión de los temas educativos. Esas diferencias tienen que ver con los momentos políticos, económicos, sociales… y con cómo los países han colocado de forma histórica la educación como prioridad.
¿Esa prioridad se ha puesto en jaque con la crisis económica?
-Creo que sí. Pero el debate no puede ser solo sobre la cantidad, sino también sobre cómo esa inversión tiene que ver con unos objetivos educativos. Y sobre su calidad.
Pero calidad y fondos van a menudo asociados.
-Claro. Pero una situación de restricción [se refiere a la económica] puede llevar a repensar prioridades.
En Pamplona ha hablado sobre las competencias básicas del alumnado. ¿Cuáles tienen que ser y cómo han cambiado en los últimos años?
-Los jóvenes responden a problemas en la vida. Y no lo hacen empaquetado en una disciplina, sino integrando conocimientos diversos. Las competencias son herramientas que permiten a las personas actuar ante estos desafíos. Y hay grandes bloques de competencias. Uno sería la alfabetización fundamental, como base del aprendizaje, que antes eran la Lengua y las Matemáticas, y hoy son las segundas lenguas, la educación en Ciencia, Tecnología y Matemáticas, la Educación para la ciudadanía… También hay que enseñar en las herramientas para responder a desafíos, por ejemplo en el pensamiento crítico, en aprender a aprender, a cómo comunicarse con los demás para resolver un problema…
¿Esas cuestiones no están muy marcadas por el futuro laboral? Porque entonces una crítica habitual es que no se piense en el estudiante como una persona en formación, sino como alguien productivo.
-No son dos trayectorias. En un contexto muy incierto, donde la mayoría de los niños que están en la escuela van a trabajar en tareas que hoy no existen, hay que formarlos en la capacidad de adaptabilidad. La formación para el trabajo es una dimensión de la formación ciudadana, no se trata de formarlo en una tarea, sino para que sea competente en su trabajo, cualquiera que sea el área en la que trabaje. Y esas competencias son cada vez más universales.
¿Y cómo se mide el éxito de un sistema educativo?
-Las categorías tradicionales en las que pensamos la educación no tienen mayor sentido. Igual que no podemos diferenciar entre enseñar y aprender, tampoco podemos hablar de competencias blandas y duras porque todo es importante, también podemos decir que la nota en sí no significa nada, sino que lo que importa es la capacidad de la persona de poder desarrollarse de forma competente para afrontar problemas. Y las respuestas que se pueden dar no son encasillables en correcto e incorrecto, sino que hay diferentes respuestas con diferentes visiones.
Sin embargo, en evaluaciones como PISA la clave es la nota.
-No hay que ni que demonizar PISA ni transformarla en la palabra única. Es un elemento de referencia sobre cómo está un sistema educativo en el contexto global, pero no mide todo lo que es importante en un sistema educativo. Puede ser un instrumento formidable para encontrar los problemas del sistema, aunque no sea lo único.
Fuente de la Entrevista:
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2017/10/03/sociedad/el-reto-comun-de-los-sistemas-educativos-es-que-cada-alumno-tenga-la-opcion-real-de-aprender
Libro: Pensamiento crítico, cosmovisiones y epistemologías otras, para enfrentar la guerra capitalista y construir autonomía
Reseña: Autor: Jorge Regalado
Y llegó un momento en que los de arriba se olvidaron que eran sostenidos por los de abajo. Es más, llegaron a sostener que los de abajo existían gracias a la misericordia y bondad de los de arriba, y que eran los de arriba quienes sostenían a los de abajo… Es muy probable que la casa se derrumbe. Mal para los de arriba, peor para los de abajo… ¿Qué hacemos?, preguntó, demandando el pensamiento colectivo… El pensamiento colectivo pasó, de buscar la forma de mantener en pie la choza, al cuestionamiento de su existencia. Si en lugar de pensar cómo le hacemos para que los de arriba no caigan encima de los de abajo pensáramos en mejor hacer otra casa, pues entonces es diferente cómo nos organizamos, cómo trabajamos, cómo vivimos.
Link de la descarga: http://www.rebelion.org/docs/223890.pdf